Radiologia Ortopedica Y Radiologia Dental. Una guía práctica
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Monografía SERAM<br />
Radiología ortopédica y radiología dental:<br />
una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong>
Monografía SERAM<br />
Radiología ortopédica<br />
y radiología dental:<br />
una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong><br />
Coordinadores:<br />
Francisco M. Tardáguila Montero<br />
José Luis del Cura Rodríguez<br />
Sociedad Española de<br />
Radiología Médica<br />
BUENOS AIRES - BOGOTÁ - CARACAS - MADRID -<br />
MÉXICO - SÃO PAULO<br />
www.medicapanamericana.com
Catalogación en Publicación de la Biblioteca Nacional<br />
RADIOLOGÍA ortopédica y radiología dental : una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong> / [editores], F.<br />
Tardáguila Montero, J.L. del Cura Rodríguez. — Buenos Aires ; Madrid : Médica<br />
Panamericana, [2004]<br />
VIII, 136 p. : il. ; 28 cm<br />
ISBN 84-7903-897-7<br />
1. Huesos—Radiografía. 2. Dientes—Radiografía. I. Tardáguila Montero, F. II.<br />
Cura Rodríguez, J. L. del<br />
616.71-073.75<br />
616.314-073.75<br />
La medicina es una ciencia en permanente cambio. A medida que las nuevas investigaciones y la experiencia clínica amplían nuestro conocimiento, se requieren<br />
modificaciones en las modalidades terapéuticas y en los tratamientos farmacológicos. Los autores de esta obra han verificado toda la información con fuentes<br />
confiables para asegurarse que ésta sea completa y acorde con los estándares aceptados en el momento de la publicación. Sin embargo, en vista de la posibilidad de<br />
un error humano o cambios en las ciencias médicas, ni los autores, ni la editorial, o cualquier otra persona implicada en la preparación o la publicación de este<br />
trabajo, garantizan que la totalidad de la información aquí contenida sea exacta o completa y no se responsabilizan de errores u omisiones o de los resultados<br />
obtenidos del uso de esta información. Se aconseja a los lectores confirmarla con otras fuentes. Por ejemplo, y en particular, se recomienda a los lectores revisar el<br />
prospecto de cada fármaco que planean administrar para cerciorarse de que la información contenida en este libro sea correcta y que no se hayan producido cambios<br />
en las dosis sugeridas o en las contraindicaciones para su administración. Esta recomendación cobra especial importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso<br />
infrecuente.<br />
Los Editores han hecho todos los esfuerzos para localizar a los titulares del copyright del material fuente utilizado por el autor. Si por error u omisión, no se ha<br />
citado algún titular, se subsanará en la próxima reimpresión.<br />
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que fotocopiarlo es una falta de respeto hacia ellos y un robo de sus derechos intelectuales.<br />
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forma o por ningún medio, ya sean mecánicos, electrónicos, fotocopiadoras, grabaciones o cualquier otro, sin el permiso previo de Editorial Médica Panamericana,<br />
S. A.<br />
© 2005, Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM)<br />
© 2005, EDITORIAL MÉDICA PANAMERICANA, S. A.<br />
Alberto Alcocer, 24 - 28036 Madrid<br />
Depósito Legal: M. 48939- 2004<br />
Impreso en España
Índice de autores<br />
María José Alcaraz Mexía<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital<br />
Universitario<br />
Santa Cristina. Madrid.<br />
Ángel Bueno Horcajadas<br />
Departamento de Diagnóstico por Imagen.<br />
Fundación Hospital Alcorcón. Alcorcón (Madrid).<br />
Juan Ángel Clavero Torrent<br />
Servicio de Radiodiagnóstico de Diagnosis Médica.<br />
Clínica Creu-Blanca. Barcelona.<br />
José Luis del Cura Rodríguez<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital de Basurto.<br />
Bilbao.<br />
Joaquín Galant Herrero<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Clínico<br />
Universitario<br />
San Juan. Alicante.<br />
Jacinto Gómez Fernández-Montes<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Infantil La<br />
Fe. Valencia.<br />
Fernando Gómez Toledo<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Clínica Ntra. Sra. del<br />
Perpetuo Socorro. Las Palmas.<br />
Eva Llopis San Juan<br />
Sección de Radiología Musculoesquelética.<br />
Hospital de la Ribera. Alzira (Valencia).<br />
Leonor López Morales<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Materno<br />
Infantil.<br />
Las Palmas<br />
M.ª Fermina Lorente Fernández<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Clínico<br />
Universitario<br />
San Juan. Alicante<br />
José Martel Villagrán<br />
Departamento de Diagnóstico por Imagen.<br />
Fundación Hospital Alcorcón. Alcorcón (Madrid).<br />
Jaume Pomés Talló<br />
Servicio de Radiodiagnóstico (CDIC).Hospital Clínic.<br />
Barcelona.<br />
Antonio Rivas García<br />
Servicio de Radiología. Hospital Vall d’Hebrón.<br />
Barcelona<br />
Francisco M. Tardáguila Montero<br />
Servicio de Radiología. Hospital POVISA. Vigo<br />
(Pontevedra).
VI MONOGRAFÍA SERAM<br />
Xavier Tomás Batlle<br />
Servicio de Radiodiagnóstico (CDIC). Hospital<br />
Clínic.<br />
Barcelona.<br />
Amparo Vallcanera Calatayud<br />
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Infantil La<br />
Fe.<br />
Valencia.
Índice<br />
Capítulo 1. .........................................Necesidad de informar el 100% de los estudios<br />
1<br />
Francisco M. Tardáguila Montero<br />
Capítulo 2........................................Lo que el radiólogo debe valorar en las fracturas<br />
5<br />
Antonio Rivas García<br />
Capítulo 3. ................................................................Las fracturas con nombre propio<br />
15<br />
José Martel Villagrán y Ángel Bueno Horcajadas<br />
Capítulo 4. .............................Artrosis: aspectos relevantes en el informe radiológico<br />
23<br />
Jaume Pomés Talló y Xavier Tomás Batlle<br />
Capítulo 5...............................................................Medidas en radiología ortopédica<br />
35 .....................................................................José Luis del Cura Rodríguez<br />
Capítulo 6. ........Radiología de los trastornos de la alineación de la columna vertebral<br />
47<br />
Eva Llopis San Juan<br />
Capítulo 7..........................................................Radiología de las dismetrías de MMII<br />
63<br />
Fernando Gómez Toledo y Leonor López Morales<br />
Capítulo 8....................................Trastornos de la alineación de los pies en pediatría<br />
77<br />
Amparo Vallcanera Calatayud y Jacinto Gómez Fernández-Montes<br />
Capítulo 9. ........................................Complicaciones de las prótesis osteoarticulares<br />
85<br />
Xavier Tomás Batlle y Jaume Pomés Talló<br />
Capítulo 10. .............................................................................La densitometría ósea<br />
91<br />
María José Alcaraz Mexía<br />
Capítulo 11.Aspectos radiológicos relevantes en los estudios para implantes dentales<br />
99
VIII MONOGRAFÍA SERAM<br />
Juan Ángel Clavero Torrent<br />
Capítulo 12. ..............................................<br />
Ortopantomografía y radiología dental ......<br />
111<br />
Joaquín Galant Herrero y M.ª<br />
Fermina Lorente Fernández<br />
Preguntas de la monografía .......................<br />
119<br />
Índice analítico ..........................................<br />
133
1<br />
Necesidad de informar el<br />
100% de los estudios<br />
Francisco M. Tardáguila Montero<br />
EL PROBLEMA<br />
n general, los radiólogos tendemos a considerar<br />
E que el grado más alto de cualificación profesional<br />
se obtiene con la utilización de las técnicas más<br />
sofisticadas tecnológicamente y con las que presentan<br />
unas modificaciones producidas a un ritmo<br />
vertiginoso. Esta idea ha ido degradando las<br />
exploraciones clásicas, que han acabado<br />
convirtiéndose en un área a la que nadie quiere<br />
dedicarse. Sin embargo, el mayor número de<br />
exploraciones que son realizadas en cualquier servicio<br />
de radiología siguen siendo en la actualidad de<br />
radiología simple 1 .<br />
Dentro de los estudios radiológicos<br />
convencionales, la radiología ósea ha sido tratada de<br />
forma desigual por los radiólogos. Solemos conocer<br />
profundamente solo la semiología de algunas<br />
enfermedades que consideramos importantes, como<br />
por ejemplo la de los tumores óseos, escasamente<br />
frecuentes, mientras que ignoramos casi todo acerca<br />
de una fractura o de una escoliosis, aunque son<br />
patologías mucho más comunes. Paradójicamente,<br />
cuando tenemos como misión informar eso que<br />
despectivamente llamamos «la trauma», la inmensa<br />
mayoría de los estudios son casos de artrosis,<br />
fracturas, valoración de prótesis, etc.; es decir,<br />
patología que o bien no se informa o se informa<br />
mediante estereotipos como, por ejemplo,<br />
«coxartrosis derecha y prótesis de cadera izquierda»<br />
que en nada ayudan al clínico y que los<br />
traumatólogos, rehabilitadores, etc., no se molestan<br />
ni en leer y, consecuentemente, proceden a valorar<br />
ellos mismos los hallazgos de la radiografía. No deja<br />
de ser llamativo que los radiólogos hayamos<br />
aprendido a informar con exactitud las roturas<br />
meniscales, debido a que su diagnóstico vino ligado<br />
a la aparición de la RM, mientras que no sabemos<br />
describir con precisión las fracturas óseas y sus<br />
complicaciones, aunque son lesiones mucho más<br />
importantes para el paciente.<br />
Es probable que se trate de patología escasamente<br />
estimulante desde el punto de vista diagnóstico. A<br />
menudo, además, la consideramos fácil y repetitiva<br />
y, por ello, no digna de justificar nuestro esfuerzo.<br />
Esto, a lo largo de los años, nos ha llevado a ignorarla:<br />
casi nadie estudia actualmente cómo se mide una<br />
escoliosis o cómo se clasifica. Sin embargo, de vez en<br />
cuando nos vemos sometidos a situaciones<br />
incómodas, como puede ser la visita de un clínico no<br />
habituado a tratar con estos temas (por ejemplo, un<br />
pediatra) quien, alargando su mano, nos entrega una<br />
placa de 30 x 90 y nos pregunta: «¿Me podríais<br />
informar sobre esto…?». La mayor parte de nosotros<br />
no sabemos qué decir, tampoco sabemos dónde leer<br />
algo acerca de esto, jamás nos hemos preocupado de<br />
comprar libros en donde se expliquen estos temas y<br />
donde vengan los métodos de medición.<br />
¿Y qué decir de la patología maxilar y dental? En<br />
una época en la que las ortodoncias se han<br />
generalizado, donde los implantes dentales son<br />
rutina, donde el número de ortopantomografías ha<br />
crecido exponencialmente y donde los equipos de<br />
TC vienen con sofisticados programas dentales (que<br />
muchas veces no adquirimos, para no vernos en el<br />
apuro de no saber qué hacer con ellos), nosotros<br />
seguimos sabiendo poco o nada de todo esto y las<br />
más de las veces no informamos de esta radiología<br />
porque según solemos decir: «es cosa de dentistas».<br />
La situación en los servicios de radiología de los<br />
hospitales generales respecto a la radiología<br />
ortopédica y dental, aunque reconociendo que hay<br />
honrosas excepciones, es en esencia la siguiente:<br />
1. Nadie nos la enseña cuando somos residentes<br />
y, por consiguiente, tampoco la enseñamos<br />
cuando somos staff.<br />
2. No la estudiamos por nuestra cuenta, porque<br />
no aporta prestigio profesional.<br />
3. Desconocemos en qué libros o revistas<br />
podemos encontrar una información útil para<br />
poder conocerla con rigor.<br />
4. Si tenemos que aprender cosas nuevas
2 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
preferimos que estén relacionadas con la alta<br />
tecnología.<br />
5. Si algún colega se interesa por estos temas es<br />
rápidamente catalogado como «raro».<br />
6. La actitud más generalizada es la inhibición<br />
profesional. No la informamos o lo hacemos<br />
mediante estereotipos descriptivos y<br />
vaguedades.<br />
7. Los traumatólogos, los rehabilitadores, los<br />
cirujanos maxilofaciales y los dentistas han<br />
prescindido en general del radiólogo.<br />
8. Los pacientes cuya patología es sutil a menudo<br />
no son diagnosticados, o lo son erróneamente,<br />
hasta que su enfermedad ha avanzado, en<br />
cuyo momento el traumatólogo acaba<br />
consultando la placa con el radiólogo, el cual<br />
suele exclamar: «¡Pero si ya era evidente hace<br />
seis meses!».<br />
LOS DATOS<br />
a proporción entre las diferentes exploraciones<br />
Lradiológicas realizadas puede variar<br />
considerablemente en relación con el tipo de hospital<br />
(hospital general, materno-infantil, traumatológico,<br />
mutua de accidentes, etc.). Por este motivo es difícil<br />
dar unas cifras globales de lo que representa<br />
estadísticamente la radiología simple<br />
musculoesquelética en relación al total de la actividad<br />
radiológica. Las cifras también varían<br />
considerablemente dependiendo del país del que se<br />
trate, de su nivel de equipamiento y, por tanto, del<br />
peso relativo que tenga cada una de las técnicas<br />
sobre el número global de estudios. No obstante, es<br />
de todos conocido que la radiología simple<br />
representa la mayor proporción de exploraciones<br />
realizadas y son la forma de imagen médica más<br />
utilizada en todo el mundo 1 , alcanzando<br />
aproximadamente entre un 70-75% del total de las<br />
exploraciones realizadas 2 . Además, todos tenemos<br />
la impresión subjetiva de que las radiografías simples<br />
del sistema musculoesquelético son las<br />
exploraciones más comunes en todos los servicios<br />
de radiología.<br />
A modo de ejemplo, en nuestro hospital, que es<br />
un centro general que dispone de todas las técnicas<br />
radiológicas, la radiología simple en el año 2003 ha<br />
representado el 73% del total de los estudios. La<br />
radiología simple musculoesquelética fue el 63% del<br />
total de los estudios simples y el 46% del total de<br />
exploraciones realizadas. Simplificando, e incluso<br />
teniendo en cuenta las variaciones entre los distintos<br />
tipos de centros, que pueden ser importantes, estas<br />
cifras apuntan a que la radiología simple<br />
musculoesquelética representa casi la mitad de las<br />
exploraciones de un servicio de radiología de un<br />
hospital general y, por tanto, terminan siendo las<br />
exploraciones radiológicas más realizadas.<br />
Solo este dato debería obligarnos a los radiólogos<br />
a<br />
replantearnos<br />
nuestra forma de abordar esta parcela de<br />
nuestra especialidad.<br />
LAS PREGUNTAS<br />
nte todo esto, los radiólogos deberíamos<br />
A plantearnos con honestidad intelectual las<br />
siguientes cuestiones:<br />
— ¿Se puede ser un buen servicio de radiología<br />
si se deja de informar o se realizan informes<br />
deficientes en la mitad de las exploraciones<br />
que se realizan?<br />
— ¿Se puede ser un buen radiólogo sin ser capaz<br />
de informar con seriedad y rigor en tan elevado<br />
número de exploraciones?<br />
— ¿Cuántas de las dificultades que los radiólogos<br />
tenemos para ser universalmente aceptados<br />
como médicos consultores pueden ser<br />
achacables al abandono de esta parcela?<br />
— ¿Cuántas plazas nuevas de radiólogos serían<br />
necesarias para poder informar seriamente en<br />
el 100% de las exploraciones?<br />
OTRO ASPECTO ESENCIAL<br />
l radiólogo no realiza personalmente la mayor<br />
E parte de las exploraciones. Por tanto, su razón<br />
de ser no es la obtención directa de la imagen.<br />
Nuestra profesión tiene como objetivo diagnosticar<br />
las enfermedades. Lo hacemos mediante el análisis<br />
sistemático de la imagen, identificando los<br />
hallazgos relevantes, que nos permiten la<br />
elaboración de una conclusión o impresión<br />
diagnóstica que se plasma en la realización de un<br />
informe radiológico, que es nuestro producto final 3 .<br />
<strong>Una</strong> exploración radiológica sin informe no debe<br />
ser considerada una exploración completa. Esta es<br />
la base sobre la que se sustenta nuestra especialidad<br />
y el radiólogo, al actuar de esa manera, se convierte<br />
en un médico consultor y sus conocimientos aportan<br />
un valor añadido al proceso sanitario 4 .<br />
Esto significa que, aunque la patología pueda ser<br />
evidente, como por ejemplo una fractura con<br />
desplazamiento de la diáfisis femoral, es nuestro<br />
deber informarla de la misma manera que lo<br />
hacemos cuando lo que vemos es una fractura,<br />
igualmente evidente, en la pelvis de un paciente<br />
traumatizado al que se le ha realizado una TC. Si no<br />
lo hacemos, estaremos haciendo dejación de nuestra<br />
responsabilidad de radiólogo.<br />
Por otra parte, un informe es un documento de<br />
valor médico-legal y por él podemos ser requeridos<br />
en procesos judiciales 3 . Un informe erróneo o<br />
sencillamente inexacto o vago puede ser causa de<br />
condena en procesos en donde se dirimen<br />
responsabilidades profesionales por mala <strong>práctica</strong> 5 .<br />
En resumen, es evidente que la esencia de<br />
nuestra especialidad es informar con rigor la
NECESIDAD DE INFORMAR EL 100% DE LOS ESTUDIOS 3<br />
totalidad de las exploraciones radiológicas.<br />
LAS SOLUCIONES<br />
1. Ante cualquier problema la primera premisa<br />
para solucionarlo es reconocer su existencia.<br />
El nuestro no es ni más ni menos que éste: una<br />
especialidad no puede conseguir un<br />
reconocimiento generalizado si realiza de<br />
forma deficiente casi la mitad de su actividad.<br />
2. Tener la intención de modificar una situación<br />
que, debemos reconocerlo, nos es cómoda,<br />
para tratar de cubrir un aspecto esencial que<br />
hemos descuidado.<br />
3. Pasar a informar esta radiología con un nivel<br />
de calidad similar al del resto de nuestra<br />
actividad.<br />
4. Resulta imprescindible, si queremos abordar<br />
este problema, dotar a los radiólogos de la<br />
herramienta que permita el aprendizaje y<br />
ponga a su alcance los fundamentos esenciales
4 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
del diagnóstico ortopédico y dental.<br />
ESTA MONOGRAFÍA<br />
a Comisión Científica de la SERAM ha pensado que<br />
Llas monografías que edita no solo deben cubrir<br />
aspectos de vanguardia de la especialidad y, aún a<br />
sabiendas de que este tema podía no ser igual de<br />
atractivo que otros dedicados a temas de más<br />
actualidad científica, debía proporcionar a los<br />
radiólogos un libro que resumiera y actualizara los<br />
aspectos fundamentales de esta parte de nuestra<br />
profesión.<br />
Este libro debería reunir las siguientes<br />
características:<br />
1. Agrupar las patologías que con más frecuencia<br />
son indicación de exploraciones radiológicas.<br />
2. Actualizar los conocimientos necesarios para<br />
poder informar con rigor de estas<br />
exploraciones.<br />
3. Familiarizar al radiólogo con el lenguaje<br />
habitual de los ortopedas, traumatólogos,<br />
cirujanos máxilo-faciales, dentistas, etcétera.<br />
4. Tratar de hacer un manual práctico, huyendo<br />
de las grandes disquisiciones teóricas de las<br />
patologías.<br />
5. Resumir y describir las mediciones que<br />
frecuentemente son requeridas en este tipo de<br />
radiología.<br />
6. Agrupar la mayor parte de los nombres propios<br />
comúnmente utilizados en la patología<br />
traumática.<br />
7. Realizar un libro que sirva para estudiar, pero<br />
sobre todo que esté en las salas de informes<br />
de los servicios de radiología como<br />
instrumento esencial para el trabajo del día a<br />
día.<br />
Confiamos en que con este libro hayamos<br />
ayudado a dar un paso sustancial en el objetivo de<br />
que no existan exploraciones radiológicas sin su<br />
correspondiente informe y que éste tenga un elevado<br />
nivel de calidad.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
1. RadiologyInfo. Oak Brook: RSNA; 2004. Radiography<br />
(X.ray) – Bone. Accesible en:<br />
http://www.radiologyinfo.org/content/bone_radiography<br />
.htm.<br />
2. Llopis E. El PACS y los radiólogos. El diagnóstico en<br />
soporte digital: ventajas e inconvenientes. Radiología<br />
2002; 44 Supl:S113.<br />
3. Tardáguila F, Martí-Bonmatí L, Bonmatí J. El informe<br />
radiológico: filosofía general (I). Radiología 2004;<br />
46:195-198.<br />
4. Martí-Bonmatí L, Tardáguila F, Bonmatí J. El informe<br />
radiológico: estilo y contenido (II). Radiología 2004;<br />
46:199-202.<br />
5. Berlin L. Pitfalls of the vague radiology report. AJR 2000;<br />
174:1511-1518.
2<br />
Lo que el radiólogo debe<br />
valorar en las fracturas<br />
Antonio Rivas García<br />
INTRODUCCIÓN<br />
a radiología convencional sigue siendo la primera<br />
Lexploración a realizar en el diagnóstico por la<br />
imagen del sistema musculoesquelético. De ahí que<br />
la radiografía simple resulte imprescindible en los<br />
traumatismos, que constituyen la patología<br />
osteoarticular más frecuente 1 .<br />
Tanto los ortopedas como los cirujanos<br />
ortopédicos son buenos lectores de radiografías,<br />
aunque no por ello el radiólogo debe dejar de<br />
valorarlas. Debe realizar un informe completo,<br />
utilizando una terminología adecuada, común y<br />
comprensible para los demás especialistas. También<br />
debe valorar la necesidad de otras proyecciones<br />
radiológicas y de otras exploraciones, como la TC,<br />
RM, ultrasonidos (US) o gammagrafía ósea 2 .<br />
La realización del informe radiológico en un<br />
traumatismo debe tener como principales objetivos:<br />
1. Detección, descripción y orientación<br />
diagnóstica de la lesión.<br />
2. Resultado del tratamiento.<br />
3. Aspectos evolutivos.<br />
4. Detección de complicaciones.<br />
5. Curación del proceso.<br />
Para una correcta valoración radiológica son<br />
requisitos imprescindibles el conocimiento de la edad<br />
y antecedentes patológicos del paciente, la<br />
localización de la lesión, las características de la<br />
sintomatología clínica y el tiempo de evolución.<br />
Los aspectos técnicos a considerar en la<br />
evaluación de fracturas<br />
se basan en el conocimiento de la anatomía<br />
radiológica, la selección de las proyecciones más<br />
adecuadas según la localización y tipo de lesión y,<br />
finalmente, en la consideración de una serie de<br />
parámetros técnicos 2-4 , que obedecen a la «regla de<br />
los doses»:<br />
— Dos proyecciones (generalmente a 90º una de<br />
la otra).<br />
— Inclusión de las dos articulaciones adyacentes<br />
a la fractura (proximal y distal).<br />
— Exploración de los dos miembros (imágenes<br />
comparativas, especialmente en traumatismos<br />
de extremidades durante la edad de<br />
desarrollo).<br />
— Dos exploraciones sucesivas, con intervalo de<br />
días, en caso de dudas en la primera imagen<br />
y persistencia de la clínica.<br />
ANATOMÍA ÓSEA<br />
egún la anatomía radiológica, los huesos se<br />
Sclasifican en 5 :<br />
— Largos: aquellos cuyo eje longitudinal es mayor<br />
que el transversal. A su vez se dividen en tres<br />
zonas, llamadas epífisis (extremos), metáfisis<br />
(zona de crecimiento) y diáfisis (caña). Son los<br />
grandes huesos de las extremidades, los<br />
metacarpianos y metatarsianos.<br />
— Cortos: aquellos que tienen forma cuboide,<br />
como los del carpo y tarso.<br />
— Planos: los formados por dos planos de hueso<br />
compacto separados por zona de hueso<br />
esponjoso, por ejemplo la calota craneal.<br />
— Irregulares: aquellos con forma compleja,<br />
como las vértebras.<br />
— Sesamoideos: huesos que se sitúan dentro de<br />
tendones, que se deslizan a lo largo de huesos<br />
largos, que no tienen periostio y que están<br />
recubiertos por cartílago en una superficie. El<br />
ejemplo más típico es la rótula.<br />
— Accesorios o supernumerarios: son centros<br />
óseos separados de un núcleo primario al que<br />
se acaban uniendo o no. Generalmente son<br />
bilaterales.<br />
También según la anatomía radiológica, un mismo<br />
hueso consta de:
6 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
— Córtex o hueso cortical: dibuja la periferia del<br />
hueso, está formado por tejido compacto y<br />
denso y es el responsable de la mayor parte<br />
de la imagen radiográfica.<br />
— Medular o esponjoso: formado por trabéculas<br />
entre las que se sitúa la médula ósea.<br />
— Periostio: formado por dos capas, interna y<br />
externa La capa externa no siempre está<br />
presente y consiste en un tejido fibroso<br />
especializado que posee vasos, linfáticos y<br />
nervios. El endostio es un fina lámina interna.<br />
Ambas capas tienen propiedades osteogénicas,<br />
importantes para el crecimiento y para curar<br />
las fracturas. En condiciones normales no se<br />
visualizan radiológicamente<br />
DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS<br />
FRACTURAS<br />
ractura es la rotura completa o incompleta del<br />
Fhueso o del cartílago causada por una fuerza<br />
externa, ya sea directa o indirecta 3, 5, 6 . Los<br />
mecanismos de producción de estas lesiones se<br />
repiten tanto en lo que respecta a las fuerzas<br />
actuantes como al tipo de lesión originada, por ello<br />
es muy útil conocerlos y clasificarlos 2 . Estos<br />
mecanismos están influidos por factores externos,<br />
como la edad. Así, por ejemplo, en la infancia la zona<br />
más débil y sensible a la rotura es el cartílago de<br />
crecimiento, en la adolescencia y juventud las áreas<br />
débiles son las uniones del hueso con tendones o<br />
ligamentos y en la edad adulta es el hueso trabecular<br />
la estructura con más riesgo de fractura.<br />
Existen muchas clasificaciones de las fracturas,<br />
aunque <strong>práctica</strong>mente ninguna está aceptada<br />
universalmente. Por lo tanto, al informar una imagen<br />
de fractura, se debe realizar una descripción<br />
morfológica, detallando aquellos signos que puedan<br />
influir en el pronóstico y tratamiento 4 . Procuraremos<br />
utilizar un lenguaje sencillo, práctico y que sea<br />
conocido y aceptado en nuestro entorno 6 .<br />
TERMINOLOGÍA<br />
Y CLASIFICACIÓN RADIOGRÁFICA<br />
na fractura puede ser completa o incompleta<br />
Usegún afecte o no a todo el espesor del hueso.<br />
Fisura es toda aquella fractura incompleta sin<br />
desplazamiento de fragmentos 3 .<br />
Fractura cerrada es aquella en la que la piel que<br />
la recubre está intacta. Fractura abierta es aquella<br />
que se asocia a una herida cutánea que la comunica<br />
con el exterior, con alto riesgo de infección.<br />
Para describir radiográficamente una fractura<br />
valoraremos una serie de características, agrupadas<br />
según distintos conceptos 1, 4-7 . Estos grupos no son<br />
en absoluto excluyentes, sino complementarios, lo<br />
que contribuye a una mejor descripción de estas<br />
lesiones.<br />
a b c d<br />
Figura 2.1. a) fractura transversa; b) oblicua; c)<br />
espiroidea; d) longitudinal; e) diferentes tipos de<br />
fractura conminuta.<br />
Clasificación según fuerza incidente (Fig.<br />
2.1)<br />
Cada uno de estos tipos de fractura representa<br />
una progresión del grado de complejidad, con mayor<br />
posibilidad de complicaciones.<br />
— Fractura transversa: cuando la fuerza es<br />
perpendicular al hueso.<br />
— Fractura oblicua: si la fuerza es oblicua al eje<br />
óseo.<br />
— Fractura espiroidea: cuando estamos ante<br />
fuerzas rotacionales. Son lesiones extensas en<br />
cuanto a longitud y característicamente<br />
muestran una imagen en «S» alargada (Fig. 2.2).<br />
— Fractura longitudinal: causada por fuerzas<br />
paralelas al eje mayor del hueso. Generalmente<br />
se asocia a otros trazos de fractura. Como<br />
fractura aislada es infrecuente y difícil de<br />
diagnosticar, necesitándose exploraciones más<br />
complejas como la RM.<br />
— Fractura conminuta: provocada por diferentes<br />
tipos de fuerzas en combinación. Se<br />
diagnostica cuando una fractura muestra más<br />
de dos fragmentos. Son ejemplos<br />
característicos la fractura «en mariposa» con<br />
un fragmento cortical triangular aislado, la<br />
fractura «segmentaria» con un fragmento<br />
diafisario aislado de los otros dos (Fig. 2.3),<br />
las fracturas en «T» o en «Y» en los extremos<br />
de algunos huesos o la fractura vertebral en<br />
«estallido».<br />
e
LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 7<br />
Fracturas según<br />
localización<br />
— Citar el hueso concreto que<br />
ha sido afectado.<br />
— Describir la localización de<br />
la zona afectada del hueso.<br />
— Hueso largo: en este caso<br />
determinar si están<br />
lesionadas la epífisis,<br />
metáfisis o diáfisis.<br />
— Fractura diafisaria: si la<br />
fractura es diafisaria,<br />
localizarla en el tercio<br />
proximal, medio o distal.<br />
Clasificación según la<br />
disposición de los<br />
extremos óseos o de los<br />
fragmentos (Fig. 2.4)<br />
— Teniendo en cuenta que<br />
«aposición» es el término<br />
que indica la relación entre<br />
Figura 2.2. Imagen en «S» alargada,<br />
característica del componente<br />
rotacional de las fracturas<br />
Figura 2.3. Aspecto de una fractura<br />
conminuta «segmentaria», con un<br />
fragmento intercalado entre los<br />
a b c d<br />
e f g h i j k<br />
Figura 2.4. a) aposición completa de fragmentos; b) aposición parcial; c) acabalgamiento en «bayoneta»; d)<br />
rotación; e) avulsión; f) distracción; g) angulación; h) componente articular; i) depresión; j) impactación; k)
8 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 2.5. Fractura con<br />
acabalgamiento de<br />
fragmentos en<br />
«bayoneta» y con el<br />
c o r r e s p o n d i e n t e<br />
acortamiento de la<br />
extremidad.<br />
los extremos de la fractura, se habla de aposición<br />
completa cuando muestran un contacto completo,<br />
conservándose la morfología previa a la fractura<br />
(posición anatómica). Se describe como una fractura<br />
simple.<br />
— La aposición parcial implica un contacto mayor<br />
o menor entre los fragmentos, que se puede<br />
completar calculándolo en tanto por ciento o<br />
en particiones (tercio, mitad, etcétera).<br />
— Distracción, que consiste en la separación de<br />
los fragmentos por la misma fractura, por<br />
fuerzas de tracción muscular, por interposición<br />
de partes blandas, por pérdida de sustancia<br />
ósea o por reabsorción de los extremos. Ante<br />
esto existe el peligro de no unión,<br />
especialmente si la distancia de separación es<br />
superior a 1 cm (Fig. 2.2). Por convenio, ante<br />
cualquier tipo de desplazamiento, se describe<br />
la situación del fragmento distal respecto al<br />
proximal.<br />
— Acabalgamiento es la ausencia de contacto de<br />
los extremos óseos con desplazamiento de<br />
uno sobre otro y el consiguiente acortamiento.<br />
Si este acortamiento se produce sin<br />
angulación, se habla de deformidad en<br />
«bayoneta» (Fig. 2.5).<br />
Figura 2.6. Fractura subcapital de fémur con<br />
impactación de fragmentos, que dificulta su<br />
visualización y produce una zona de falsa esclerosis<br />
en el foco.<br />
— Angulación es la pérdida de alineación<br />
del eje óseo y se describe según la<br />
dirección que toma el fragmento distal<br />
respecto al proximal. De forma genérica se<br />
habla de desviación medial o lateral (sinónimo:<br />
varo-valgo) en el plano coronal y desviación<br />
anterior o posterior (sinónimo: antecurvatumrecurvatum)<br />
en el plano sagital.<br />
— La impactación es un término que implica que<br />
un fragmento óseo se ha introducido en el<br />
otro. Si bien puede ser ventajosa en cuanto a<br />
consolidación, también puede conllevar<br />
problemas de angulación y<br />
acortamiento. Un signo radiográfico que sugiere<br />
impactación es el aumento de densidad a lo<br />
largo de la línea de fractura, lo cual puede<br />
confundirse con fractura consolidada si no se<br />
conoce el tiempo de evolución 7 (Fig. 2.6).<br />
— La depresión es el hundimiento de una<br />
superficie o de un volumen óseo sobre sí<br />
mismo, siendo un ejemplo típico la fractura<br />
del calcáneo.<br />
— La compresión implica el hundimiento de un<br />
hueso al quedar atrapado entre otros dos,<br />
como por ejemplo en la fractura del cuerpo<br />
vertebral.<br />
— Componente articular: es muy importante<br />
detectar la extensión articular de una fractura<br />
pues ello puede implicar un gran número de<br />
complicaciones. Para minimizarlas se debe<br />
buscar la restitución íntegra del hueso<br />
subcondral y evitar la angulación del eje óseo,<br />
por ejemplo en varo-valgo, siendo siempre<br />
preferible una pequeña deformidad en valgo.
LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 9<br />
Figura 2.7. Fractura por avulsión de la inserción del<br />
tendón de Aquiles.<br />
La relación de todas las estructuras óseas que<br />
definen una articulación se conoce como congruencia<br />
articular. La alteración de esta congruencia se puede<br />
manifestar como fractura del hueso subcondral,<br />
luxación, subluxación o diástasis. La luxación es la<br />
pérdida completa de continuidad entre los dos<br />
extremos óseos. Subluxación es la pérdida parcial<br />
de alineación entre las dos caras articulares. La<br />
diástasis afecta a articulaciones fijas o semimóviles<br />
y consiste en la separación de los dos extremos<br />
óseos, conservándose la alineación. El término<br />
anquilosis indica fusión de ambos extremos<br />
articulares por puentes óseos o de las partes blandas<br />
adyacentes; puede ser una complicación tardía de<br />
un traumatismo articular o de una inmovilización<br />
inadecuada. La incongruencia articular justifica la<br />
realización de exploraciones complejas, como la TC<br />
o la RM, para el estudio de las partes blandas<br />
articulares (cartílago, fibrocartílago, tendones,<br />
ligamentos, cápsula sinovial y músculos) o para<br />
mejorar la visualización de las lesiones óseas con<br />
vistas al tratamiento.<br />
— Rotación es el componente más difícil de<br />
valorar en la radiografía de una fractura aguda,<br />
pues se trata de definir en dos planos una<br />
alteración tridimensional. Podemos apreciar<br />
signos indirectos, como la imagen en «S» o la<br />
incongruencia anatómica, entre el extremo<br />
proximal y distal de una fractura. Ante la duda<br />
o la posibilidad de este tipo de fractura, nos<br />
podrán ayudar otras exploraciones, como la<br />
TC con reconstrucción multiplanar.<br />
— La avulsión se refiere a aquella fractura<br />
producida en la unión de una estructura<br />
muscular, capsuloligamentosa o tendinosa al<br />
Figura 2.8. Fractura de fatiga en un<br />
metatarsiano, sin desplazamiento<br />
de fragmentos, diagnosticada en<br />
Figura 2.9. Fractura patológica de<br />
fémur en un paciente previamente<br />
asintomático, tras un<br />
sobreesfuerzo. Obsérvese el signo<br />
del «fragmento caído» en un quiste<br />
Figura 2.10. Fractura en «rodete» o<br />
torus.
10 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
hueso, con arrancamiento de parte del mismo (Fig.<br />
2.7). Son lesiones típicas de la infancia y de la<br />
adolescencia, debido a su mayor debilidad<br />
anatómica en ese período.<br />
— Las fracturas singulares son grupos de<br />
fracturas con características especiales, ya sean<br />
en el aspecto clínico o radiográfico. Cabe citar<br />
las siguientes:<br />
• Fracturas de las superficies articulares:<br />
término introducido tras la detección de<br />
estas lesiones por RM. Se dividen en<br />
fracturas subcondrales, osteocondrales y<br />
condrales 8 . Entre las primeras está la<br />
contusión ósea o bone bruise, que<br />
representa el sangrado y edema de una<br />
fractura trabecular 1 .<br />
• Fracturas de estrés, fatiga o sobrecarga:<br />
producidas en un hueso normal por fuerzas<br />
tolerables pero repetidas<br />
sobre una misma zona. Se localizan en<br />
cortical o medular y pueden tardar una o<br />
varias semanas en apreciarse<br />
radiográficamente (Fig. 2.8). Aparecen como<br />
una fina línea radiotransparente, de trazado<br />
transverso y sin desplazamiento de<br />
fragmentos. Pueden ocultarse tras la<br />
esclerosis del callo reparativo, lo que lleva a<br />
confusión con otras lesiones osteoblásticas 9 .<br />
Afectan especialmente zonas de carga, como<br />
metatarsianos, tibia, peroné, fémur, pubis o<br />
pars interarticularis del arco vertebral<br />
(espondilolisis).<br />
• Fracturas por insuficiencia: producidas por<br />
fuerzas normales en un hueso de carga con<br />
masa o elasticidad disminuida. Pueden ser<br />
completas o solo trabeculares o fisuras<br />
corticales. Se localizan en cuello de fémur,<br />
vértebras, sacro y ramas isquiopubianas.<br />
Muestran dificultades de diagnóstico al<br />
inicio, pues no existe historia de<br />
traumatismo y la primera imagen puede ser<br />
normal. En estos casos se plantea el<br />
diagnóstico diferencial con infecciones,<br />
tumores y seudotumores.<br />
• Fractura patológica: aquella que se produce<br />
en un hueso ya debilitado por una lesión<br />
focal subyacente, congénita o adquirida<br />
(tumor, seudotumor, infección, etc.). La<br />
mayoría de las lesiones subyacentes son<br />
benignas y la fractura es su primera<br />
manifestación clínica. Un ejemplo típico es<br />
la fractura patológica del quiste óseo<br />
esencial durante la adolescencia (Fig. 2.9).<br />
En ocasiones, una mala definición de los<br />
extremos de una fractura convencional y<br />
ciertas localizaciones anatómicas (por<br />
ejemplo el cuello femoral) se combinan y<br />
producen imágenes muy difíciles de<br />
diferenciar de una fractura patológica,<br />
llevando incluso a la realización de una<br />
biopsia 10 .<br />
• Fracturas en la infancia: constituidas por la<br />
fractura en tallo verde, la fractura por<br />
incurvación o abombamiento (bowing), la<br />
fractura en rodete o torus (Fig. 2.10) y las<br />
epifisiolisis. Estas últimas son las fracturas<br />
a través del débil<br />
cartílago de crecimiento o placa fisaria. Se<br />
dividen en grados según su gravedad, desde<br />
I a V (clasificación de Salter y Harris). Las<br />
localizaciones más frecuentes son el radio y<br />
la tibia distales. La fractura en «tallo verde»<br />
está producida por fuerzas de angulación,<br />
con una fractura transversa incompleta en<br />
una mitad del hueso y una fractura completa<br />
en la otra. La fractura torus o en «rodete»<br />
consiste en una impactación circular de la<br />
cortical causada por compresión. La fractura<br />
por incurvación o bowing es causada por la<br />
interacción de compresión y angulación<br />
sobre un hueso largo, que queda deformado<br />
en toda su longitud.<br />
— Fracturas estables-inestables: se produce<br />
inestabilidad cuando como consecuencia de<br />
un traumatismo se pierde la capacidad de<br />
huesos y ligamentos para mantener la posición<br />
anatómica, soportar la carga habitual y<br />
proteger estructuras vitales, como ocurre en<br />
las fracturas de columna o pelvis. Es un tema<br />
en discusión permanente, por ser un<br />
diagnóstico difícil de establecer<br />
radiológicamente y de correlacionar con la<br />
clínica.<br />
También puede aplicarse el concepto de<br />
estabilidad a aquellas fracturas que no tienden<br />
Figura 2.11.<br />
O s t e o s í n t e s i s<br />
intramedular de<br />
una fractura de<br />
fémur con un callo<br />
perióstico.
LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 11<br />
a desplazarse una vez conseguida la reducción. Por<br />
imagen se consideran estables todas aquellas<br />
fracturas de trazo transversal, aquellas cuya<br />
oblicuidad es inferior a 45º o las que tienen un trazo<br />
espiroideo 3 . La estabilidad también depende del<br />
estado de las partes blandas. En las fracturas<br />
conminutas, los fragmentos desprendidos no se<br />
tienen en cuenta para evaluar la estabilidad 3 .<br />
TRATAMIENTO<br />
DE LAS FRACTURAS<br />
l objetivo del tratamiento de las fracturas es<br />
Econseguir la curación y la recuperación funcional<br />
lo más rápido posible 7 . Para ello no se precisa una<br />
colocación perfecta de fragmentos, pudiéndose<br />
aceptar una mínima deformidad que no tenga<br />
repercusiones estéticas ni funcionales 3 . <strong>Una</strong><br />
fractura puede tratarse correctamente de diferentes<br />
formas. Las fracturas no precisan un tratamiento<br />
inmediato si no existe riesgo de complicaciones.<br />
Así pues, el tratamiento se puede planificar y<br />
adecuar a cada caso 11 .<br />
El primer paso es la reducción, que consiste en<br />
aquellas maniobras utilizadas para recomponer la<br />
anatomía previa a la lesión. La reducción es cerrada<br />
cuando se manipula el foco sin abrirlo. Si esto no es<br />
posible o la reducción no ha sido satisfactoria o<br />
estable, se recurre a la reducción abierta del foco.<br />
Con ella se intenta una aposición completa y una<br />
curación primaria, a la vez que se tratan las lesiones<br />
de partes blandas y se suele proceder a fijar la<br />
fractura con algún tipo de osteosíntesis.<br />
<strong>Una</strong> vez reducida la fractura se precisa mantener<br />
estable esta reducción, mediante la inmovilización,<br />
que puede realizarse con sistemas cerrados de<br />
contención o con sistemas de fijación, que a su vez<br />
puede se externa o interna.<br />
Los elementos de contención son el yeso, las<br />
ortesis de materiales sintéticos moldeables y,<br />
ocasionalmente, las tracciones. La fijación consiste<br />
en todo aquel método que sujeta los fragmentos<br />
fracturarios una vez reducidos. Para ello se utilizan<br />
los implantes, generalmente de aleaciones de metal<br />
(acero inoxidable, vitalio, aleaciones de titanio), que<br />
toman diferentes formas para diferentes fracturas<br />
(agujas, clavos, tornillos, barras, placas atornilladas,<br />
placas anguladas, clavo-placas, obenques o tirantes,<br />
cerclajes, grapas, anillos, etcétera) 4, 7 .<br />
La fijación externa es aquella que es visible por<br />
fuera de la piel (osteotaxis). Utiliza barras o anillos<br />
y normalmente no precisa grandes incisiones en piel<br />
o tejidos para sus elementos de sujeción al hueso<br />
(agujas transfixiantes percutáneas). Se utiliza<br />
especialmente en el manejo de fracturas abiertas,<br />
pérdidas de sustancia, dismetrías<br />
o deformidades.<br />
La fijación interna es aquella que no se ve desde<br />
el exterior (osteosíntesis) y puede colocarse de<br />
forma abierta por fuera del hueso o introducirse de<br />
forma cerrada por su interior a distancia del foco<br />
de fractura, constituyendo la fijación endomedular<br />
o intramedular (Fig. 2.11). La fijación endomedular<br />
a su vez puede ser de tipo enclavado (se utilizan<br />
clavos con fresado) y enclavijado (se utilizan clavos<br />
sin fresado). Estos tipos de clavo también permiten<br />
el «bloqueo», colocando tornillos superiores e<br />
inferiores (encerrojado) que evitan el movimiento<br />
axial y rotacional<br />
de la fractura. Estas técnicas de fijación interna son<br />
las más utilizadas actualmente en el tratamiento<br />
de las fracturas, pues reducen el tiempo de<br />
consolidación y las complicaciones<br />
correspondientes.<br />
Si el tratamiento de la fractura no resulta en una<br />
buena reducción (por ejemplo cuando existe gran<br />
conminución), si se ha perdido tejido o si aparecen<br />
complicaciones como la isquemia, se utilizan los<br />
métodos de sustitución, como los injertos y las<br />
artroplastias.<br />
Los injertos óseos se clasifican según su origen,<br />
estructura o función 4 . Los más utilizados son los<br />
autólogos (autoinjerto, del mismo individuo) y los<br />
heterólogos (aloinjerto, de la misma especie, aunque<br />
con diferente carga genética), que precisan estrictas<br />
condiciones de preparación controladas por un banco<br />
de huesos. El autoinjerto es el injerto ideal, pues no<br />
desencadena reacción inmunitaria, provoca<br />
osteoinducción máxima y evita contagio de<br />
enfermedades infecciosas; tiene como inconvenientes<br />
la morbilidad que provoca una segunda intervención<br />
quirúrgica y la limitada cantidad de que se puede<br />
disponer. Los aloinjertos, a pesar de ser tejido<br />
muerto, tienen la capacidad de inducir la<br />
osteogénesis. Los injertos también se pueden dividir<br />
en no vascularizados (subdivididos en injerto de<br />
cortical e injerto de esponjosa o chips) y<br />
vascularizados (incluyen un pedículo vascular y/o un<br />
fragmento de músculo o partes blandas). <strong>Una</strong><br />
variante de estos últimos es el «transporte óseo»,<br />
con liberación y traslado de un fragmento mediante<br />
osteotomía y tracción sin lesionar las partes blandas.<br />
La elección de injerto entre cortical o trabecular<br />
depende de que se requiera más estabilidad o más<br />
osteogénesis respectivamente 7 .<br />
Artroplastia es toda aquella técnica quirúrgica que<br />
restaura o reforma las superficies articulares<br />
mediante injerto óseo o prótesis de materiales<br />
sintéticos, como metal, cerámica y plásticos. Las<br />
prótesis articulares pueden ser totales o parciales<br />
(prótesis total o hemiartroplastia).<br />
Solamente en aquellos casos con gran atrición de<br />
tejidos o graves lesiones de troncos neurovasculares<br />
no es viable un tratamiento de recuperación,<br />
procediéndose a la resección o amputación del hueso<br />
y extremidad.<br />
ASPECTOS GENERALES
12 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
DE LA EVOLUCIÓN<br />
DE LAS FRACTURAS<br />
Figura 2.12.<br />
C o n t i n u i d a d<br />
cortical y<br />
t r a b e c u l a r<br />
medular en la fase<br />
de callo medular.<br />
a curación de las fracturas es un proceso complejo<br />
Lque finaliza con la regeneración del tejido óseo,<br />
sin proceso de cicatrización. La curación o formación<br />
del callo óseo depende principalmente de factores<br />
locales: localización (problemas en tibia distal, cuello<br />
de fémur, cúbito y radio), magnitud de la necrosis<br />
de tejidos (dificultades en las lesiones de alta<br />
energía, en la conminución y en las fracturas<br />
abiertas), movilidad y desplazamiento del foco,<br />
alteraciones de la vascularización, infección (en<br />
fracturas abiertas) y estado previo del hueso. En<br />
menor grado, también pueden influir factores<br />
generales tales como la edad, el estado del paciente<br />
y ciertos medicamentos, como antiinflamatorios no<br />
esteroideos, corticoides y antimitóticos 3 .<br />
La reparación de una fractura puede ser por unión<br />
primaria, secundaria o membranosa. La unión<br />
primaria es la fusión directa entre fragmento y<br />
fragmento mediante resorción y aposición de nuevo<br />
hueso cortical directamente; no tiene fase perióstica<br />
y es excepcional en la <strong>práctica</strong> clínica. La más<br />
habitual es la fusión secundaria, mediante la<br />
formación de un callo óseo, proceso en el que<br />
intervienen tejido fibroso, cartilaginoso y óseo<br />
(osificación endocondral). La osificación membranosa<br />
ocurre cuando las superficies óseas no están en<br />
contacto y se produce proliferación de tejido de<br />
granulación que es capaz de osificar, en este caso la<br />
reacción perióstica es escasa o inexistente.<br />
La evolución del callo óseo implica una serie de<br />
fases histológicas, que tienen su correspondiente<br />
traducción en las imágenes radiográficas 7 :<br />
— Fase inflamatoria: en el foco de lesión<br />
encontramos hematoma óseo y de los tejidos<br />
blandos con hueso dañado y necrosado. Todo<br />
ello induce una respuesta inflamatoria aguda,<br />
y además, transcurridas las primeras 18-20<br />
horas, la capa profunda del periostio<br />
preservado junto a su capa endóstica<br />
proliferan para iniciar el proceso reparativo.<br />
Todo ello no tiene traducción radiográfica,<br />
aunque a partir del décimo día los rebordes<br />
óseos bien definidos se van reabsorbiendo,<br />
permitiendo una mejor visualización de la<br />
fractura. También los fragmentos óseos<br />
vascularizados muestran osteopenia por<br />
desuso.<br />
— Fase reparativa (callo perióstico): el hematoma<br />
se va organizando por su periferia, con gran<br />
proliferación de células de la capa perióstica<br />
profunda y endóstica, precursoras de los<br />
osteoblastos (osteoprogenitoras). Estas células<br />
rodean cada fragmento óseo y crecen hacia el<br />
otro fragmento. Un proceso similar se produce<br />
en la médula ósea. Los osteoblastos van<br />
formando osteoide, que se depositan en el<br />
hueso subyacente. Se produce la resorción del<br />
hueso necrótico y la invasión del centro del<br />
hematoma por estructuras vasculares<br />
periósticas y fibroblastos, que van<br />
transformándolo en tejido de granulación.<br />
Posteriormente, los fibroblastos sufren<br />
metaplasia y se transforman en condroblastos,<br />
que a su vez pueden llegar a constituir el<br />
hueso, según el grado de vascularización de<br />
la zona. Todo este proceso forma un hueso<br />
primario sin orden ni orientación precisos<br />
(callo primitivo primario) y, por tanto,<br />
Figura 2.13.<br />
Imagen de<br />
seudoartrosis,<br />
caracterizada por<br />
los márgenes<br />
esclerosos y<br />
redondeados así<br />
como por la<br />
m o v i l i d a d<br />
apreciada por<br />
escopia.
LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 13<br />
Figura 2.14.<br />
A c o r t a m i e n t o<br />
cubital y desviación<br />
interna de la<br />
muñeca se-cundaria<br />
a una epifisiolisis<br />
grado V de Salter-<br />
Harris.<br />
insuficiente para soportar fuerzas o cargas, aunque<br />
suficiente para inmovilizar la fractura per se (unión<br />
clínica) y establecer puentes para el callo definitivo.<br />
Radiológicamente, se traduce como un aumento de<br />
densidad progresivo alrededor de la fractura (callo<br />
perióstico), con calcificación y osificación progresiva,<br />
que acaba en puentes periósticos continuos entre<br />
los fragmentos (Fig. 2.11), que se van reforzando y<br />
confundiendo con el hueso corticomedular. Esta fase<br />
de curación no ocurre en áreas sin periostio, como<br />
el cuello femoral, la vértebra o la rótula. Es más<br />
evidente en aquellas fracturas con cierto movimiento<br />
en el foco.<br />
— Fase de remodelación (callo medular): el callo<br />
primitivo va desapareciendo lentamente y el<br />
hueso se va remodelando con hueso maduro<br />
compacto, hasta alcanzar su aspecto normal.<br />
Este proceso puede durar meses o años. El<br />
hueso inmaduro del callo perióstico y<br />
endóstico forma un collarete alrededor de la<br />
fractura, que se va alargando y engrosando,<br />
sustituyéndose el hueso inmaduro por hueso<br />
adulto denso, formándose tiras de hueso<br />
medular y cortical siguiendo las líneas de<br />
fuerza. Radiológicamente, estamos ante los<br />
signos de consolidación completa, con<br />
continuidad de corticales y paso de trabéculas<br />
en la zona medular (Fig. 2.12). El proceso<br />
finaliza con la reabsorción completa del callo<br />
perióstico y la restitución de la continuidad de<br />
la medular ósea (callo medular).<br />
A veces quedan dentro del callo definitivo tanto<br />
zonas esclerosas como zonas líticas focales,<br />
indicativas de áreas de no unión ósea (retraso de<br />
Figura 2.15.<br />
A s p e c t o<br />
seudotumoral de<br />
una fractura de<br />
m e s e t a<br />
completamente<br />
consolidada, con<br />
seudoinsuflación,<br />
o s t e o p e n i a<br />
postraumática y<br />
r e f u e r z o<br />
trabecular.<br />
consolidación, fibrosis, sustitución grasa), lo que<br />
puede llevar a la duda de si la lesión está o no<br />
consolidada. La exploración con otras proyecciones<br />
o con TC nos ayudará a confirmar la existencia de<br />
áreas con puentes óseos completos que, de forma<br />
empírica, deberán superar el 50% del anillo óseo<br />
afectado por la fractura para asegurar la progresión<br />
hacia la definitiva fusión.<br />
Figura 2.16. Imagen de gas en tejidos blandos<br />
apreciada en una fractura de rama isquiopubiana<br />
asociada a osteolisis.
14 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
El hueso esponjoso (sin cortical o sin periostio)<br />
forma poco callo y la unión ocurre por puente<br />
osteoblástico (creeping substitution), precisando para<br />
ello un estrecho contacto entre fragmentos.<br />
Todos estos estadios evolutivos tienen una<br />
duración variable, que depende de múltiples factores,<br />
entre ellos: edad, localización, trayecto, grado de<br />
trauma local, aposición y vascularización de los<br />
fragmentos, inmovilización, componente articular<br />
(las fibrolisinas del líquido articular dificultan la<br />
formación del coágulo), infección (fractura abierta),<br />
estado nutricional, enfermedades de base, etc. Como<br />
regla general, podemos decir que el callo definitivo,<br />
que indica curación de una fractura, se establece entre<br />
las ocho y dieciséis semanas 12 .<br />
COMPLICACIONES<br />
DE LAS FRACTURAS<br />
as complicaciones relacionadas con los<br />
Ltraumatismos pueden ser generales (extrínsecas)<br />
y locales (intrínsecas) 3, 4, 13 . Entre las primeras, que<br />
no son objeto de esta presentación, destacan el<br />
shock traumático, las lesiones viscerales y de<br />
grandes vasos, la coagulopatía intravascular<br />
diseminada (CID), el síndrome del distress<br />
respiratorio del adulto (SDRA), la embolia grasa, el<br />
tromboembolismo pulmonar, la gangrena gaseosa,<br />
la contractura de Volkman y los trastornos<br />
psicógenos.<br />
Las complicaciones locales o intrínsecas son<br />
aquellas relacionadas directamente con la fractura,<br />
en cualquier fase de su evolución 7 :<br />
— Retraso de consolidación: es un trastorno de<br />
poca gravedad, pues se llega a conseguir la<br />
consolidación de la fractura si se sigue<br />
manteniendo un correcto tratamiento durante<br />
el tiempo suficiente, tan solo que éste es<br />
superior a la media.<br />
— No unión: cuando apreciamos signos que<br />
indican que el proceso de curación ha<br />
finalizado sin que haya ocurrido la fusión<br />
ósea. Clínicamente se asocia a dolor y como<br />
signos radiográficos destacan la separación<br />
o reabsorción de los extremos óseos, la<br />
esclerosis de los mismos, la persistencia de<br />
una excelente definición de los rebordes<br />
fracturarios (redondos y suaves) y la<br />
deformidad progresiva del hueso afectado<br />
(Fig. 2.13). La confirmación radiográfica<br />
puede ser difícil, recurriéndose entonces a la<br />
escopia (para ver la movilidad del foco), a<br />
proyecciones múltiples en ángulos diferentes<br />
e incluso a la TC con reconstrucción<br />
multiplanar. La no unión puede ser de dos<br />
tipos: unión fibrosa (unión estable pero débil<br />
debido al tejido no osificado que une los<br />
fragmentos) y seudoartrosis (aparición de una<br />
seudoarticulación con líquido y movilidad<br />
anormal). Puede ser atrófica o hipertrófica<br />
según se forme o no hueso reactivo en los<br />
extremos. La forma hipertrófica puede llegar<br />
a consolidar solo con inmovilización, mientras
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 15<br />
que la forma atrófica necesita cirugía con<br />
estabilización eficaz y aporte de injerto óseo.<br />
— Mala unión: también llamada callo vicioso, es<br />
la fusión completa pero de forma anómala (con<br />
angulación, rotación, acortamiento o<br />
incongruencia articular).<br />
— Callo hipertrófico: excesiva formación de callo<br />
perióstico que puede dar problemas de<br />
compresión o dificultar la movilidad de las<br />
partes blandas y articulaciones adyacentes.<br />
— Necrosis aséptica u osteonecrosis: secundaria<br />
a isquemia por lesión vascular. Aunque la<br />
isquemia es ya evidente en las primeras horas,<br />
los síntomas clínicos y radiológicos pueden<br />
tardar semanas o meses en aparecer,<br />
habitualmente cuando el hueso ya sufre<br />
colapso. Es una complicación frecuente en<br />
fracturas epifisarias o en aquellas con pocos<br />
vasos medulares y periósticos (cabeza femoral,<br />
escafoides carpiano, semilunar, astrágalo,<br />
cabeza humeral, tibia distal).<br />
— Infección: frecuente en las fracturas abiertas.<br />
El germen causal más común es el<br />
«estafilococo aureus». La respuesta<br />
inflamatoria local altera la formación de las<br />
células del callo, posteriormente se reduce la<br />
vascularización y aparece fibrosis con<br />
fragmentos óseos avasculares (secuestros).<br />
— Acortamiento: se debe a pérdida de sustancia<br />
ósea, a un acabalgamiento de fragmentos o a<br />
alteraciones del crecimiento fisario. Es<br />
especialmente grave cuando afecta a la<br />
extremidad inferior y sobrepasa los 2 cm de<br />
longitud (Fig. 2.14).<br />
— Complicaciones articulares: ya se ha<br />
comentado la incongruencia articular, la lesión<br />
del cartílago articular y la rigidez por<br />
adherencias intra o extra-articulares. El<br />
proceso puede finalizar en enfermedad<br />
articular degenerativa (artrosis postraumática).<br />
— Otras complicaciones locales: entre ellas cabe<br />
citar la osteolisis<br />
postraumática, las roturas<br />
musculotendinosas asociadas a fracturas, la<br />
miositis osificante, los hematomas crónicos no<br />
reabsorbidos y el quiste leptomeníngeo (fractura<br />
que crece progresivamente, se da en el cráneo<br />
y se debe a desgarros de la duramadre, a través<br />
de la cual protruye la aracnoides, que queda<br />
atrapada en la zona de fractura, aumentando el<br />
tamaño de esta).<br />
— Complicaciones asociadas: destacan las<br />
complicaciones cutáneas, las vasculares y las de<br />
nervios periféricos.<br />
• La algodistrofia o atrofia de Sudeck, proceso<br />
relacionado con el traumatismo de origen<br />
incierto y que causa dolor, hiperestesia,<br />
inestabilidad vasomotora, atrofia de partes<br />
blandas, rigidez articular y osteoporosis.<br />
• El síndrome compartimental, que consiste<br />
en el aumento de presión en un<br />
compartimento aponeurótico secundario al<br />
edema y hemorragia causados por una<br />
fractura.<br />
• La obstrucción arterial, producida por un<br />
desgarro de la íntima asociada a coágulo y/o<br />
vasoespasmo.<br />
• La aparición de seudoaneurismas, muchos<br />
relacionados con tratamientos quirúrgicos.<br />
• Finalmente, dentro de la yatrogenia, cabe<br />
citar aquellas relacionadas con los implantes:<br />
roturas, aflojamientos, proceso inflamatorio<br />
reactivo al implante (granulomatosis<br />
agresiva) y osteomielitis.<br />
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LAS<br />
FRACTURAS<br />
unque el diagnóstico por imagen de las fracturas<br />
Aestá claro en la inmensa mayoría de lesiones, en<br />
alguna ocasión, bien sea por su poca sintomatología<br />
clínica, por una imagen radiográfica atípica o por lo<br />
inespecífico de las imágenes de algunas técnicas,<br />
como la RM, se nos plantea un problema de<br />
diagnóstico diferencial, que incluye tumores e<br />
infecciones (Fig. 2.15). Estamos ante las llamadas<br />
seudofracturas, alteraciones cuyas imágenes simulan<br />
fracturas y de las que podemos citar múltiples<br />
ejemplos:<br />
— Artefactos o defectos de técnica: superposición<br />
de yesos u otros materiales de contención,<br />
líneas entre diferentes tejidos de partes<br />
blandas, mala técnica o centraje inadecuado.<br />
— Detalles anatómicos: canales vasculares,<br />
superposición de dos o más corticales en huesos<br />
irregulares, platillo de crecimiento.<br />
— Variantes anatómicas: huesos accesorios<br />
persistentes, huesos supernumerarios.<br />
— Imágenes postratamiento quirúrgico<br />
(osteotomías) o secuelas de traumatismos<br />
curados (osteopenia, esclerosis reactiva,<br />
trabéculas de refuerzo, insuflación, etcétera).<br />
— Tumores y seudotumores: osteoma osteoide,<br />
osteítis subaguda o crónica, osteosarcoma,<br />
enfermedad de Paget, etc. Pueden precisarse<br />
exploraciones complejas e incluso biopsia,<br />
especialmente en aquellos casos sin<br />
t r a u m a t i s m o<br />
previo y con imágenes de agresividad<br />
radiológica que indican tumor maligno o<br />
infección (por ejemplo, en las fracturas de<br />
estrés con sospecha de osteítis subaguda u<br />
osteosarcoma). Ya hemos citado la confusión<br />
diagnóstica de ciertas fracturas<br />
convencionales con fracturas patológicas.<br />
Otro proceso de difícil diagnóstico consiste en la<br />
reabsorción isquémica de los extremos óseos en
16 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
fracturas de clavícula distal o ramas isquiopubianas,<br />
simulando una osteolisis tumoral 14 . En estos casos<br />
la visualización de gas en el foco en la radiografía o<br />
TC favorece el diagnóstico de fractura y evita la<br />
biopsia (Fig. 2.16). Otras situaciones problemáticas<br />
se plantean en casos de osteocondrosis de la infancia<br />
y de la adolescencia.<br />
Agradecimiento: al señor Xavi Vidal por su ayuda<br />
en los grafismos.<br />
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3<br />
Las fracturas con nombre<br />
propio<br />
José Martel Villagrán y Ángel Bueno Horcajadas<br />
INTRODUCCIÓN<br />
radicionalmente, los radiólogos hemos<br />
Tabandonado la elaboración de informes de los<br />
estudios radiológicos simples solicitados por<br />
traumatólogos o por otros especialistas cuando el<br />
objeto de los mismos era descartar o confirmar la<br />
presencia de una fractura.<br />
Esta postura tiene un origen multifactorial aunque,<br />
sin duda, el hecho de desconocer la historia clínica<br />
y, sobre todo, la exploración del paciente, así como<br />
la experiencia negativa que ha supuesto para muchos<br />
de nosotros informar como normal una radiografía<br />
con un hueso roto 1 ha contribuido a que hayamos<br />
ido dejando de lado no solo la realización de<br />
informes de estos estudios sino también la mera<br />
visualización de las imágenes.<br />
Este alejamiento de la patología traumática<br />
visualizada en la radiología simple ha provocado el<br />
olvido por parte del radiólogo de la semiología<br />
radiológica de las fracturas y de las diversas<br />
clasificaciones 2 que pretenden orientar sobre el<br />
pronóstico y las decisiones terapéuticas, y también<br />
el desconocimiento de los numerosos epónimos<br />
utilizados para nombrar ciertas fracturas frecuentes<br />
(por ejemplo, la fractura de Colles) o con<br />
determinadas peculiaridades (como la fractura de<br />
Galeazzi). La razón por la que un epónimo «triunfa»<br />
y persiste en el tiempo es un auténtica incógnita y,<br />
como otras muchas cosas, está relacionado con<br />
modas o con el muy superior desarrollo científico del<br />
mundo anglosajón.<br />
En general, podemos considerar que un epónimo 3<br />
es el nombre propio de una(s) persona(s) que<br />
fue(fueron) la(s) primera(s) en describir una<br />
estructura anatómica, un sistema de clasificación,<br />
una enfermedad, una fractura, una técnica<br />
operatoria, un instrumento, etcétera. Algunos<br />
autores, no exentos de sentido del humor, sugieren<br />
que cuando nos encontramos ante un epónimo<br />
podemos estar seguros de que la persona en<br />
cuestión no fue el primero en describir la<br />
enfermedad, el signo, etc., o que no lo comprendió<br />
bien o que lo interpretó mal o incluso todas las<br />
posibilidades a la vez.<br />
En nuestra opinión, el empleo de nombre propios<br />
debería evitarse, ya que su uso tiende a provocar<br />
confusión. Un claro ejemplo es, volviéndola a citar, la<br />
fractura de Colles ya que bajo esta denominación se<br />
incluyen muchas fracturas de radio distal que no se<br />
ajustan a la definición inicial que Abraham Colles<br />
realizó a principios del siglo XIX 4 . Debemos además<br />
recordar que muchas de estas descripciones fueron<br />
realizadas antes del descubrimiento de los rayos X.<br />
Otro inconveniente es que, en muchas ocasiones,<br />
estos nombres no tienen una aceptación universal.<br />
Por seguir utilizando el mismo ejemplo, los<br />
francófonos desconocen qué es una fractura de<br />
Colles, ya que ellos la denominan fractura de<br />
Pouteau.<br />
Esta impresión queda bien reflejada en el trabajo<br />
realizado por Kishore y cols. con un grupo de<br />
médicos (traumatólogos y residentes). Solo un 12%<br />
de los participantes fueron capaces de relacionar<br />
correctamente los epónimos con las fracturas que<br />
les mostraron. Un 63% reconocían que no los<br />
utilizaban en la <strong>práctica</strong> clínica habitual y un 80%<br />
sugerían que los epónimos no deberían utilizarse<br />
nunca.<br />
Hay otras fracturas que, sin disponer de un<br />
nombre propio que las denomine, sí que son<br />
reconocidas por ciertas características relacionadas<br />
bien con el mecanismo de producción (fractura del<br />
ahorcado), bien con la profesión en las que son más<br />
frecuentes (fractura del guardabosque), o con su<br />
morfología (fractura en tallo verde).<br />
En resumen, es preferible que cuando leamos una<br />
placa utilicemos los estándares anatómicos y la<br />
terminología radiológica, pero debemos estar<br />
familiarizados con los nombres propios y los<br />
términos coloquiales que los traumatólogos utilizan<br />
en la <strong>práctica</strong> diaria para denominar diversos tipos<br />
de fractura.
16 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
A continuación, presentamos una relación en<br />
orden alfabético de fracturas con nombre propio e<br />
imágenes procedentes del archivo de nuestro<br />
hospital. Esta relación ha resultado de una búsqueda<br />
exhaustiva tanto en revistas 3, 6 como en libros 7-10 y,<br />
cómo no, en internet. Se han eliminado aquellos<br />
epónimos muy raros y totalmente en desuso, por lo<br />
que no descartamos que alguien eche en falta algún<br />
nombre propio.<br />
Añadimos una tabla en la que se han clasificado<br />
estas fracturas por su localización anatómica (Tabla<br />
3.1).<br />
Siendo más frecuentes las fracturas de mano y/o<br />
muñeca y las fracturas de tobillo, es lógico que una<br />
gran proporción de los epónimos se relacionen con<br />
fracturas de estas localizaciones pero, aunque es<br />
cierto que los epónimos que hacen referencia a las<br />
fracturas de mano y muñeca presentan<br />
características típicas y, por tanto, son los más<br />
usados, no sucede lo mismo con las fracturas con<br />
nombre propio del tobillo que son más confusas,<br />
complicadas de diferenciar unas de otras y<br />
equívocas, por lo que se utilizan infrecuentemente.<br />
Así pues, de la relación de 40 fracturas que<br />
TABLA 3.1<br />
Localización anatómica de las fracturas con epónimo<br />
Esqueleto axial<br />
1. Chance<br />
2. Duverney<br />
3. Holdsworth<br />
4. Jefferson<br />
5. Lefort<br />
6. Malgaigne<br />
Extremidad superior<br />
1. Bankart<br />
2. Colles<br />
3. Essex-Lopresti<br />
4. Galeazzi<br />
5. Mason<br />
6. Monteggia<br />
7. Smith<br />
8. Skillern<br />
Mano y carpo<br />
1. Barton<br />
2. Bennett<br />
3. Busch<br />
4. Hutchinson<br />
5. Quervain<br />
6. Rolando<br />
Extremidad inferior<br />
1. Gosselin<br />
2. Maisonneuve<br />
3. Segond<br />
4. Stieda<br />
Tobillo y pie<br />
1. Bosworth<br />
2. Chopart<br />
3. Cotton<br />
4. Dupuytren<br />
5. Jones<br />
6. Le Fort<br />
7. Lisfranc<br />
8. Pott<br />
9. Shepherd<br />
10. Tillaux<br />
11. Wagstaffe<br />
mostramos, menos de la mitad están realmente en<br />
uso y solo unas cinco o seis se emplean en la <strong>práctica</strong><br />
clínica habitual.<br />
Por último, mencionamos algunas de las fracturas<br />
con nombre «especial» y la clasificación de Salter-<br />
Harris de las fracturas de la placa de crecimiento.<br />
FRACTURAS CON EPÓNIMO<br />
Figura 3.1. La fractura de Bankart se visualiza mejor<br />
con técnicas especiales, como esta TC artrografía en<br />
ankart: es, sin duda, uno de los epónimos más<br />
Butilizados. Es una fractura a nivel del aspecto<br />
anterior e inferior de la glenoides y se asocia con<br />
luxación anterior del húmero que es la causa que la<br />
origina. Es difícil de reconocer en la radiografía<br />
simple y muchas veces solo se detecta en la TC (Fig.<br />
3.1) o en la RM.<br />
Barton: esta fractura compromete a la superficie<br />
Figura 3.2. Fractura de Barton. La<br />
línea de fractura llega hasta la<br />
Figura 3.3. Fractura de Benett.<br />
Figura 3.4. Fractura-arrancamiento<br />
de Busch.
LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 17<br />
Figura 3.8. Fractura de<br />
De Quervain.<br />
Figura 3.5. La fractura de Chance requiere valoración<br />
adicional con RM. En este ejemplo se aprecia una<br />
afectación de cuerpo vertebral y elementos<br />
posteriores que requiere cirugía urgente.<br />
articular del radio (Fig. 3.2) y se acompaña de<br />
desplazamiento dorsal o ventral del fragmento óseo<br />
con respecto a los huesos del carpo. Se genera por<br />
un mecanismo de cizallamiento y suele requerir<br />
cirugía.<br />
Bennett: es una fractura-luxación que afecta a la<br />
base del primer metacarpiano. Como en esta zona<br />
se inserta el tendón del abductor largo del pulgar es<br />
casi imposible la reducción incruenta (Fig. 3.3).<br />
Bosworth: es una fractura del tobillo que afecta<br />
al peroné, quedando bloqueado el extremo distal del<br />
fragmento proximal por detrás de la tibia y<br />
Figura 3.6. Ejemplo de la<br />
Figura 3.7. Fractura de Cotton. Además de la fractura<br />
de los maleo-los peroneo y tibial, hay una fractura<br />
del aspecto posterior de la tibia. En este ejemplo<br />
Figura 3.9. Ejemplo de fractura de Dupuytren<br />
(gentileza de la Dra. Carmen Izquierdo, protagonista<br />
de la misma).<br />
asociándose a una luxación posterior del astrágalo.<br />
No suele emplearse este término en la <strong>práctica</strong> diaria.<br />
Busch: fractura-arrancamiento de un fragmento<br />
de la falange distal de los dedos y del tendón<br />
extensor que se inserta en esa zona (Fig. 3.4).<br />
También se denomina fractura del jugador de béisbol<br />
o del bateador, ya que es frecuente en estos<br />
deportistas.<br />
Chance: esta fractura también se conoce con el<br />
nombre de fractura del cinturón de seguridad, ya que<br />
su mecanismo es secundario a la hiperflexión de la<br />
cintura. Generalmente afecta a L1 o L2 y se<br />
caracteriza por un trazo de fractura horizontal que<br />
compromete al cuerpo vertebral y/o a los elementos<br />
posteriores. Cuando se produce esta circunstancia<br />
(afectación de ambas estructuras), la fractura es muy<br />
inestable y requiere cirugía (Fig. 3.5).<br />
Chopart: es una fractura-luxación que afecta a<br />
las articulaciones mediotarsianas (talonavicular y<br />
calcaneocuboidea).<br />
Colles: posiblemente es el epónimo más<br />
«famoso», pero también el peor utilizado ya que una<br />
fractura de Colles es aquella que afecta al radio distal
18 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 3.10.<br />
Fractura de<br />
Ga-leazzi.<br />
sin comprometer la articulación y que se acompaña<br />
de desplazamiento dorsal del fragmento distal y<br />
angulación volar (deformidad en tenedor). Puede o<br />
no asociarse a fractura de la apófisis estiloides<br />
cubital. La lesión se produce por apoyar la mano al<br />
caer. En Francia y en los Países Bajos por su<br />
influencia se emplea el epónimo Pouteau para definir<br />
a este tipo de fractura (Fig. 3.6).<br />
Cotton: es la llamada fractura trimaleolar del<br />
tobillo, ya que afecta a ambos maleolos y, además,<br />
se produce una fractura desplazada del margen<br />
posterior de la superficie articular de la tibia. Esta<br />
denominación es poco usada (Fig. 3.7).<br />
De Quervain: se utiliza este nombre para definir<br />
la fractura del escafoides que se asocia a una<br />
luxación del semilunar (Fig. 3.8).<br />
Dupuytren: fractura del peroné por encima del<br />
maléolo con rotura del ligamento tibiofibular y del<br />
ligamento deltoideo. Puede acompañarse de fractura<br />
del maleolo tibial y de un desplazamiento lateral del<br />
astrágalo (Fig. 3.9).<br />
Duverney: fractura de la pala ilíaca<br />
inmediatamente por debajo de la espina ilíaca<br />
anterior y superior sin otras fracturas asociadas.<br />
Essex-Lopresti: es una fractura, habitualmente<br />
con varios fragmentos y desplazada, de la cabeza<br />
del radio que se acompaña de luxación radioulnar<br />
distal.<br />
Galeazzi: es una fractura del radio, normalmente,<br />
diafisaria que se acompaña de una luxación de la<br />
articulación radioulnar distal (Fig. 3.10). En muchas<br />
ocasiones, esta luxación es reconocible únicamente<br />
en la exploración clínica, pero no en la radiografía.<br />
Gosselin: fractura en V del extremo inferior de la<br />
tibia con extensión intraarticular.<br />
Holdsworth: es una fractura inestable de la<br />
columna a nivel de la unión dorsolumbar secundaria<br />
a la afectación de cuerpo vertebral, apófisis<br />
articulares y ligamentos posteriores.<br />
Hutchinson: es la fractura oblicua de la apófisis<br />
estiloides radial (Fig. 3.11). También se llama fractura<br />
del chófer ya que, antiguamente, se producía al<br />
arrancar el coche con la manivela externa presente<br />
en los automóviles de principios del pasado siglo.<br />
Jefferson: es una fractura compleja del atlas y<br />
suele afectar tanto al arco anterior como al posterior<br />
y a las masas laterales (Fig. 3.12).<br />
Jones: es una fractura de la base del quinto<br />
metatarso distal a la tuberosidad (Fig. 3.13) y no<br />
debe confundirse con la fractura-avulsión de la base<br />
Figura 3.13. Fractura<br />
de Jones. Fractura de<br />
la base del quinto<br />
metatarso.<br />
Figura 3.11. Un ejemplo de la<br />
clásica fractura del chófer.<br />
Figura 3.12. Fractura de Jefferson. La<br />
fractura del atlas debe ser evaluada
LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 19<br />
Figura 3.14. Fractura de Lisfranc.<br />
En este ejemplo hay fractura de la<br />
base del primer metatarsiano y<br />
luxación de 2º a 4º metatarsiano.<br />
a<br />
b<br />
Figura 3.15. a y b) Fractura de<br />
Maisonneuve. Fractura del tercio<br />
proximal del peroné y del maleolo<br />
Figura 3.16. Fractura de Malgaigne.<br />
En este ejemplo se observa fractura<br />
de hemisacro y de ambas ramas<br />
pubianas derechas.<br />
Figura 3.17. La fractura de Mason<br />
puede manifestarse solo como<br />
deformidad de la cabeza radial.<br />
Figura 3.18. Proyección lateral de<br />
una fractura de Monteggia.<br />
Figura 3.19.<br />
Fractura de Pott.<br />
Fractura del<br />
peroné y<br />
s u b l u x a c i ó n<br />
astragalina por<br />
rotura del<br />
ligamento<br />
Figura 3.20. Fractura de Rolando.<br />
Figura 3.21. Fractura de Segond.<br />
Esta fractura se relaciona con la<br />
inserción del tendón del músculo<br />
tensor de la fascia lata.<br />
Figura 3.22. Fractura de<br />
Shepherd. Sutil fractura del<br />
aspecto posterior del astrágalo.
20 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 3.23. Fractura de Skillern.<br />
Esta asociación no es<br />
Figura 3.24. La fractura de Smith es<br />
una fractura de Colles inversa.<br />
Figura 3.25. Fractura de trayecto<br />
vertical de Tillaux.<br />
de dicho hueso que es proximal a la mencionada<br />
tuberosidad y relacionada con el tendón del músculo<br />
peroneo corto. También debe diferenciarse de la falta<br />
de fusión del núcleo de osificación.<br />
Le Fort (maxilar): existen tres tipos. El tipo I es<br />
una fractura horizontal bilateral del maxilar superior.<br />
La fractura tipo II tiene un trayecto más vertical y<br />
puede alcanzar el suelo de la órbita, la cavidad nasal<br />
o el paladar duro. En el tipo III se observa una<br />
separación completa del maxilar y uno o más huesos<br />
faciales del resto del esqueleto craneofacial.<br />
Le Fort (tobillo): es una fractura vertical del<br />
peroné con avulsión del ligamento tibioperoneo.<br />
Como curiosidad, no son la misma persona, este es<br />
tío del anterior y, además, yerno de Malgaigne.<br />
Lisfranc: se trata de una fractura asociada a<br />
luxación de los metatarsianos. Lo<br />
más frecuente es la fractura de la<br />
base del segundo metatarsiano<br />
(anatómicamente encajonado<br />
entre las cuñas medial y externa)<br />
y la luxación posterolateral de los<br />
cuatro o cinco metatarsianos.<br />
Como referencia interesante debe<br />
considerase que en condiciones<br />
normales el margen interno de la<br />
segunda cuña y el de la base del<br />
segundo metatarsiano deben<br />
estar alineados. Es más frecuente<br />
en la enfermedad neuropática<br />
(por ejemplo, la diabetes) que en<br />
la postraumática (Fig. 3.14).<br />
Maisonneuve: fractura<br />
espiroidea del tercio proximal del<br />
peroné con rotura de la<br />
sindesmosis tibioperonea distal y<br />
de la membrana interósea. Puede<br />
asociarse a fractura del maléolo<br />
medial o rotura del ligamento<br />
deltoideo (Fig. 3.15).<br />
Malgaigne: fractura de ambas ramas púbicas con<br />
luxación sacroilíaca o fractura del sacro. El fragmento<br />
lateral que contiene el acetábulo es inestable (Fig.<br />
3.16).<br />
Mason: es una fractura aislada de la cabeza del<br />
radio (Fig. 3.17).<br />
Monteggia: es una fractura proximal del cúbito<br />
con una luxación anterior de la cabeza radial (Fig.<br />
3.18).<br />
Pott: fractura bimaleolar, originalmente descrita<br />
como una subluxación del tobillo con una fractura<br />
del tercio distal del peroné y una rotura de los<br />
ligamentos mediales de la articulación (Fig. 3.19).<br />
Rolando: fractura conminuta de la base del primer<br />
metacarpiano y luxación articular (Fig. 3.20). Es<br />
Figura 3.26. La fractura del Figura 3.27. La fractura del<br />
ahorcado se relaciona boxeador es una de las fracturas<br />
generalmente con accidentes de más frecuentes, relacionada con el
LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 21<br />
Tipo I<br />
Tipo II<br />
Tipo III<br />
Tipo IV<br />
Figura 3.28. La<br />
fractura en tallo verde<br />
se diagnostica<br />
muchas veces ya en<br />
fase de curación<br />
cuando se visualiza la<br />
esclerosis.<br />
similar a la fractura de Bennett.<br />
Segond: fractura-arrancamiento de la epífisis tibial<br />
proximal que suele asociarse a rotura del ligamento<br />
cruzado anterior (Fig. 3.21).<br />
Shepherd: fractura del aspecto posterior del<br />
astrágalo con desprendimiento de la porción externa<br />
(Fig. 3.22). Puede confundirse con una variante de<br />
la normalidad que es el os trigonum.<br />
Skillern: fractura del tercio inferior del radio y en<br />
tallo verde del cúbito (Fig. 3.23).<br />
Smith: es una fractura extraarticular del tercio<br />
distal del radio con desplazamiento volar (palmar)<br />
del fragmento distal, es decir, es una fractura de<br />
Colles pero inversa (Fig. 3.24).<br />
Stieda: fractura-avulsión del cóndilo interno del<br />
fémur a nivel del origen del ligamento tibial medial.<br />
Tillaux: fractura-avulsión de trayecto vertical del<br />
tubérculo tibial anterior a nivel de la fijación del<br />
ligamento tibioperoneo anterior. Es más típica de<br />
adolescentes mayores en los que ya se cerró la<br />
parte medial de la fisis tibial distal, pero permanece<br />
abierta la zona lateral. En ocasiones, puede verse<br />
en adultos (Fig. 3.25).<br />
Wagstaffe: fractura del tobillo con separación<br />
del maleolo interno.<br />
FRACTURAS CON DENOMINACIÓN<br />
Tipo V<br />
Figura 3.29. Ejemplos gráficos de la clasificación de<br />
ESPECIAL<br />
del ahorcado: se caracteriza por una<br />
Ffractura de los elementos posteriores de C2 y un<br />
desplazamiento anterior del cuerpo vertebral de C2<br />
respecto al de C3 (Fig. 3.26).<br />
Fractura del boxeador: tal como indica su nombre<br />
es consecuencia de golpear con el puño cerrado (Fig.<br />
3.27). Se produce una fractura del cuello del quinto<br />
metacarpo.<br />
Fractura del cavador: fractura de cualquiera de las<br />
apófisis espinosas de las últimas vértebras cervicales<br />
por tracción de los ligamentos interespinosos. Estos<br />
ejercen sobre las apófisis espinosas una fuerza<br />
considerable, al quedar eventualmente enterrada la<br />
pala al cavar; y tirar de ella en un gesto de lanzar su<br />
contenido por encima del hombro<br />
Fractura del guardabosque: es una fracturaluxación<br />
del aspecto ulnar de la base de la primera<br />
falange. Actualmente debería denominarse fractura<br />
del esquiador.<br />
Fractura en tallo verde: es una fractura incompleta<br />
que se observa en niños y que está relacionada con<br />
la plasticidad del hueso infantil y con la fortaleza del<br />
periostio (Fig. 3.28).<br />
Fractura del marchador o del recluta: consiste en
22 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
una fractura diafisaria, más frecuentemente en el<br />
segundo metatarsiano, por sobrecarga en el apoyo<br />
repetido del antepié en la marcha. A menudo los<br />
hallazgos radiológicos no son inicialmente evidentes.<br />
Pasada una semana puede verse una línea<br />
radiolucente y posteriormente se percibirá una<br />
reacción perióstica.<br />
CLASIFICACIÓN DE<br />
SALTER-HARRIS<br />
DE LAS FRACTURAS DE LA PLACA<br />
FISARIA (Fig. 3.29)<br />
curren en el 6 al 30% de las lesiones óseas en<br />
Oniños de menos de 16 años, con el pico de<br />
incidencia a los 12 años. Es más frecuente en la<br />
extremidad superior y en la tibia distal de la inferior,<br />
con peor pronóstico en esta última, con<br />
independencia del tipo:<br />
— Tipo I (6-8,5%): resultado de una fuerza de<br />
cizallamiento, con separación de la epífisis<br />
sobre la diáfisis a través de la zona de<br />
calcificación. El periostio está intacto y limita<br />
el desplazamiento, que se debe en principio a<br />
la hemorragia subperióstica. Es más frecuente<br />
en falanges y radio distal.<br />
— Tipo II (73-75%): resultado de un<br />
desplazamiento lateral con ruptura perióstica<br />
y desprendimiento del fragmento metafisario<br />
triangular (signo de la esquina), normalmente<br />
al lado contrario de la rotura perióstica. Se<br />
detecta más frecuentemente en radio distal<br />
(hasta el 50%), tibia distal, peroné y falanges.<br />
— Tipo III (6,5-8%): en este caso el fragmento es<br />
epifisario, con una línea vertical que lo separa<br />
del resto de la epífisis y con aumento también<br />
del espacio con la metáfisis. La clave<br />
diagnóstica puede estar en un ligero resalte<br />
del margen articular del fragmento epifisario,<br />
cuando es sutil. Aparece más frecuentemente<br />
en tibia y falange distal.<br />
— Tipo IV (10-12%): la fractura afecta la metáfisis,<br />
fisis y epífisis. Se encuentra más<br />
frecuentemente en el cóndilo humeral lateral<br />
y la tibia distal.<br />
— Tipo V (< 1%): se produce por fuerzas de<br />
compresión. Se aplasta una extensión variable<br />
de la placa de crecimiento, con unión<br />
subsiguiente de epífisis y la diáfisis. Es<br />
importante comparar con el lado contralateral<br />
para su diagnóstico, ya que este puede ser<br />
difícil, así como el seguimiento radiológico en<br />
6-12 meses. Se asocia a un acortamiento del<br />
hueso con deformidad angular y en cono de la<br />
epífisis en el seguimiento.<br />
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4<br />
Artrosis: aspectos<br />
relevantes<br />
Jaume Pomés Talló y Xavier Tomás Batlle<br />
EPIDEMIOLOGÍA<br />
a artrosis es la causa más común de patología<br />
Larticular. Su incidencia aumenta con la edad.<br />
Afecta con la misma frecuencia a hombres y mujeres,<br />
aunque en los hombres la afectación suele ser más<br />
temprana 1 .<br />
CLÍNICA<br />
olor que aumenta con la carga y con el inicio de<br />
Dla actividad y mejora con el reposo. La artrosis<br />
disminuye el rango de movilidad de las articulaciones<br />
y produce crepitación. En las fases evolucionadas<br />
existen alteraciones en la alineación. El derrame<br />
articular no es la manifestación principal, aunque<br />
puede ocurrir. No existen datos de laboratorio para<br />
la artrosis. Es importante conocer que la severidad<br />
de los cambios radiológicos no siempre se<br />
correlaciona con la de los signos clínicos.<br />
En los ensayos clínicos de artrosis, el parámetro<br />
clínico más empleado es el índice Womac (Western<br />
Ontario and McMaster University) 2 . Es un índice de<br />
artrosis que cuantifica dolor, rigidez y limitación de<br />
función, desarrollado para la artrosis de rodilla y<br />
cadera.<br />
MANIFESTACIONES<br />
DE LA RADIOLOGÍA CONVENCIONAL<br />
EN LA ARTROSIS DE LAS<br />
ARTICULACIONES SINOVIALES,<br />
CARACTERÍSTICAS COMUNES<br />
Densidad ósea normal<br />
Disminución de la interlínea articular<br />
Disminución del espacio articular distribuido de<br />
forma asimétrica en la articulación, predominando<br />
en la zona de carga, secundaria a pérdida de<br />
cartílago (Fig. 4.1).<br />
Esclerosis del hueso subcondral<br />
La pérdida de cartílago hace que el hueso<br />
subcondral esté sometido a mayores presiones<br />
durante los movimientos articulares, lo que produce<br />
como respuesta un engrosamiento trabecular y en<br />
consecuencia un aumento de densidad ósea (Fig.<br />
4.1).<br />
Osteofitos<br />
El engrosamiento trabecular es una expresión de<br />
la<br />
producción<br />
ósea. Cuando ésta se extiende hacia las<br />
zonas con menor<br />
presión, hacia los márgenes articulares,<br />
conforma la producción del osteofitos. Pero estos<br />
Figura 4.1. Rx cadera: discreta disminución<br />
asimétrica de la interlínea articular (flechas) y<br />
esclerosis subcondral.
24 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
osteocondromas sinoviales (Fig. 4.3).<br />
Alteración de la alineación articular<br />
TABLA 4.1<br />
Escala de afectación radiológica de la artrosis<br />
de Kellgren-Lawrence<br />
a<br />
0 No manifestaciones de artrosis<br />
1 Dudosa disminución de la interlínea articular, con posible osteofito<br />
2 Pequeño osteofito, con interlínea articular conservada<br />
3 Osteofito de moderado tamaño, marcada disminución del espacio<br />
articular, severa esclerosis, posible deformidad<br />
4 Grandes osteofitos, disminución del espacio articular, severa<br />
esclerosis del hueso subcondral y deformidad<br />
b<br />
Figura 4.2. a) Rx AP cadera izquierda: discreta<br />
disminución asimétrica de la interlínea articular,<br />
esclerosis subcondral y osteofitos marginales (flecha<br />
blanca). b) TC cadera izquierda: osteofito central en<br />
el fémur izquierdo que se extiende desde la región<br />
articular hacia la periferia (flechas negras).<br />
no solo crecen hacia la periferia<br />
de la articulación, sino que pueden verse en zonas<br />
donde<br />
debería<br />
existir cartílago; son los denominados<br />
osteofitos centrales (Fig. 4.2).<br />
a<br />
Quistes subcondrales<br />
La presencia de microfracturas trabeculares, junto<br />
con herniaciones de la sinovial en el hueso<br />
subcondral, forma espacios quísticos que son los<br />
responsables de la imagen radiológica 3 , pero no<br />
siempre comunican con la articulación.<br />
Calcificaciones<br />
Resultado de metaplasia sinovial u osteofitos<br />
fracturados o incluso de la fractura de fragmentos<br />
osteocondrales que determinan la presencia de<br />
b<br />
Figura 4.3. Rx perfil rodilla. a) Discretos cambios<br />
degenerativos en articulación femoropatelar y<br />
femorotibial, imágenes calcificadas compatibles con<br />
osteocondromas sinoviales (flechas). b) RM Sagital<br />
de rodilla secuencia eco de espín potenciada en T2.
ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 25<br />
COMÚNMENTE AFECTADAS.<br />
PECULIARIDADES<br />
Mano<br />
Articulaciones interfalángicas (IF): disminución<br />
asimétrica de la interlínea articular, esclerosis y<br />
osteofitosis (los osteofitos son los responsables de<br />
los nódulos clínicos distales, de Heberden y<br />
proximales, de Bouchard). Suelen presentar<br />
desalineación, flexión o desviación cubital o radial<br />
(Fig. 4.5).<br />
Articulaciones metacarpofalángicas (MCF): se<br />
afectan menos frecuentemente que las IF. Osteofitos<br />
y quistes subcondrales son la manifestación más<br />
Figura 4.4. Rx cadera: osteofito en cabeza del fémur.<br />
La alteración en la alineación determina el<br />
engrosamiento de la cortical en el cuello femoral,<br />
que presenta un grosor similar al de la cortical de<br />
fémur (flechas).<br />
La pérdida de cartílago y la proliferación ósea con<br />
osteofitos centrales y marginales determinan la<br />
desalineación de la articulación afecta, con alteración<br />
de las fuerzas mecánicas que propicia<br />
engrosamientos corticales (Fig. 4.4).<br />
Anquilosis<br />
Paso de trabécula ósea. Es rara sin antecedente<br />
traumático, pero puede verse en las articulaciones<br />
interfalángicas distales de los dedos.<br />
La radiología simple es el estándar para la<br />
progresión de la artrosis. La escala de Kellgren-<br />
Lawrence es la adoptada por<br />
la OMS (Tabla 4.1).<br />
ARTICULACIONES SINOVIALES<br />
Figura 4.6. Rx dorsovolar de ambas manos: cambios<br />
degenerativos de predominio en articulaciones MCF<br />
del segundo y tercer dedo. Esta distribución de la<br />
afectación debe alertar sobre la posibilidad de una<br />
Figura 4.5. Rx de articulaciones interfalángicas.<br />
Disminución asimétrica de la interlínea articular con<br />
desalineación.<br />
Figura 4.7. Rx de carpo: disminución asimétrica de<br />
la línea articular trapeciometacarpiana (flecha) y
26 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
frecuente. Se afectan más en varones 4 . Cuando los<br />
cambios degenerativos afectan a la segunda y tercera<br />
MCF hay que incluir en el diagnóstico diferencial la<br />
posibilidad de la hemocromatosis (Fig. 4.6).<br />
Carpo: la afectación más frecuente es la de la<br />
primera articulación carpo-metacarpiana (rizartrosis).<br />
Se presenta con esclerosis, disminución asimétrica<br />
de la interlínea articular y desviación radial del pulgar<br />
(Fig. 4.7).<br />
La siguiente afectación más frecuente en el carpo<br />
es la de la articulación entre el escafoides y el<br />
trapecio. Esta afectación se utiliza para el diagnóstico<br />
de condrocalcinosis, de la cual es típica, cuando no<br />
se afecta la articulación escafotrapezoidea 5 .<br />
Codo<br />
La artrosis de esta articulación <strong>práctica</strong>mente solo<br />
debe considerarse como secundaria a traumatismo<br />
previo.<br />
Hombro<br />
Articulación escapulohumeral: en esta articulación<br />
la artrosis es rara, por lo que debe considerarse el<br />
traumatismo previo como responsable,<br />
fundamentalmente cuando se asocia a luxación 6 . Sin<br />
antecedente traumático la posibilidad diagnóstica a<br />
considerar es la condrocalcinosis. El sistema de<br />
clasificación más empleado es el de Samilson-Prieto 7<br />
(Tabla 4.2).<br />
La rotura del manguito de los rotadores<br />
evoluciona hacia la elevación del húmero, con<br />
cambios escleróticos y deformidad del acromion.<br />
También secundariamente puede ocasionar<br />
alteraciones degenerativas en la articulación<br />
acromioclavicular.<br />
El osteofito en la porción inferior de la cabeza<br />
humeral puede simular la existencia de un<br />
osteocondroma (Fig. 4.8).<br />
El síndrome de atrapamiento del hombro muestra<br />
una apariencia radiológica diferente con esclerosis<br />
del troquínter y osteofito subacromial.<br />
TABLA 4.2<br />
Escala de afectación radiológica de la artrosis<br />
escapulohumeral de Samilson-Prieto<br />
0 Normal<br />
1 Osteofitos de menos de 3 mm en cabeza humeral<br />
2 Osteofitos de entre 3 mm y 7 mm en cabeza humeral o glenoides<br />
3 Osteofitos mayores de 7 mm en cabeza humeral o glenoides, con<br />
o sin incongruencia articular<br />
En la escala de Samilson-Prietol, a diferencia de la escala de Kellgren-Lawrence, se<br />
valora la presencia y tamaño de los osteofitos, sin tener en cuenta la interlínea articular.<br />
a<br />
b<br />
Figura 4.8. Rx de hombro: disminución de la interlínea<br />
articular<br />
y<br />
osteofito en la porción inferior de la cabeza humeral<br />
(flechas), que no debe confundirse con un<br />
Figura 4.9. TC pélvico. a) Los quistes subcondrales<br />
pueden ser de gran tamaño en la región del<br />
acetábulo y si se extienden lateralmente, pueden<br />
producir reacciones periósticas en el hueso ilíaco. b)
ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 27<br />
Articulación acromioclavicular: los osteofitos<br />
inferiores contribuyen a la disminución de la altura<br />
del espacio subacromial y son causa de síndrome de<br />
atrapamiento 8 .<br />
Cadera<br />
Es una articulación frecuentemente afectada. Aquí,<br />
la artrosis cursa con dolor y con restricción temprana<br />
de la movilidad. La proyección radiológica más<br />
sensible para la detección de la disminución de la<br />
interlínea articular de cadera es el «falso perfil»<br />
descrito por Lequesne y Ladero 9 . Los quistes<br />
subcondrales del acetábulo 10, 11 se denominan quistes<br />
de Egger. Son frecuentes y cuando se extienden<br />
lateralmente pueden producir reacciones periósticas<br />
en el hueso ilíaco (Fig. 4.9). Las alteraciones de la<br />
mecánica articular propician el desarrollo de<br />
engrosamiento cortical del cuello femoral<br />
(buttressing), que no se identifica en las artropatías<br />
inflamatorias,<br />
empleándose<br />
en el diagnóstico diferencial 12 . Los osteofitos<br />
de la cabeza femoral forman una corona en el cuello<br />
femoral que no debe confundirse con fractura.<br />
La cabeza femoral presenta una migración<br />
superior en un 80% de los pacientes, pero en un 20%<br />
la migración es central, similar a la producida en la<br />
artritis reumatoide, con la diferencia de que en esta<br />
última no existe esclerosis ni osteofitos 13 .<br />
El aplanamiento de la cabeza femoral puede<br />
sugerir la presencia de osteonecrosis. En esta<br />
enfermedad el cartílago articular es normal.<br />
Secundariamente, la deformidad causada por la<br />
osteonecrosis induce artrosis con pérdida de<br />
cartílago y la diferenciación no siempre es posible.<br />
TABLA 4.3<br />
Disminución de la interlínea articular femorotibial interna<br />
de Buckland-Wright<br />
Discreta<br />
Moderada<br />
Severa<br />
3 mm<br />
< 3 mm y >1,5 mm<br />
< 1,5 mm<br />
Valores de la interlínea articular considerados como artrosis de la articulación femorotibial<br />
interna. En pacientes con artrosis la disminución de la interlínea progresa a una<br />
media de 0,26 mm cada año.<br />
Cuando los quistes subcondrales son de gran<br />
tamaño debe incluirse en el diagnóstico diferencial<br />
la posibilidad de una sinovitis villonodular<br />
pigmentada.<br />
Existe una forma de artrosis de cadera que es<br />
rápidamente destructiva, en la que los cambios<br />
descritos en la cabeza femoral y acetábulo se<br />
desarrollan en pocos meses. Últimamente, se ha<br />
sugerido la fractura de la cabeza como la causa<br />
etiológica de esta entidad 14 . El diagnóstico diferencial<br />
debe hacerse con artropatías neuropáticas (Charcot).<br />
Rodilla<br />
Su afectación es frecuente y puede localizarse en<br />
la articulación femorotibial, en sus compartimentos<br />
interno o externo, y en la articulación femoropatelar,<br />
de manera separada o combinada. La exploración de<br />
la articulación femoropatelar es complicada; se<br />
recomienda la obtención de una radiografía<br />
tangencial en bipedestación con flexión de 40 a 60°.<br />
<strong>Una</strong> disminución de la interlínea por debajo de 5 mm<br />
se interpreta como artrosis 15 .<br />
La afectación femorotibial interna es la más<br />
frecuente y debe valorarse radiológicamente de<br />
manera individual, dado que la prótesis de un solo<br />
compartimento o la <strong>práctica</strong> de una osteotomía son<br />
alternativas terapéuticas posibles. Buckland-Wright 16<br />
ha clasificado la disminución de la interlínea articular<br />
(Tabla 4.3).<br />
Cuando los quistes subcondrales son la<br />
manifestación predominante, la posibilidad de una<br />
sinovitis villosonodular pigmentaria o de una<br />
condrocalcinosis debe ser considerada. Si el<br />
predominio de afectación es femoropatelar, la<br />
posibilidad de una condrocalcinosis debe ser tenida<br />
en cuenta.<br />
Tobillo<br />
Prácticamente solo debe considerarse la artrosis<br />
como secundaria a fractura o lesión de ligamentos.<br />
Las excrecencias en la cara dorsal del astrágalo son<br />
secundarias a tracción capsular y no están<br />
relacionadas con artrosis 17 .<br />
Pie<br />
La articulación más<br />
comúnmente afectada es la<br />
primera metatarsofalángica.<br />
a<br />
b<br />
Figura 4.10. a) TC columna<br />
lumbar en decúbito prono:<br />
quiste sinovial dependiente de<br />
la articulación interapofisaria.<br />
b) Tratamiento mediante<br />
punción percutánea del quiste.
28 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Articulaciones sacroilíacas<br />
La esclerosis subcondral y los osteofitos en el<br />
margen antero-inferior de la articulación, explorados<br />
mediante radiología simple, pueden ser interpretados<br />
erróneamente como metástasis blásticas. La TC<br />
evidencia de manera simple que la imagen es debida<br />
a un osteofito visto de frente en la radiografía<br />
convencional. No debe confundirse la esclerosis<br />
subcondral con una «osteítis condensante del hueso<br />
ilíaco». Los cambios de sacroileitis se acompañan de<br />
erosiones en la interlínea articular.<br />
Articulaciones interapofisarias<br />
a<br />
La afectación frecuente es de C5 a C7 y L4 a L5 y<br />
L5 a S1. Se comportan como las articulaciones<br />
sinoviales. Pueden producir quistes sinoviales que<br />
se proyectan a partes blandas (Fig. 4.10).<br />
Articulaciones uncovertebrales (LUSCHKA)<br />
b<br />
as articulaciones sinoviales se comportan como<br />
Llas del esqueleto apendicular, por ello solo<br />
describiremos sus particularidades.<br />
Figura 4.11. a) Rx lateral de columna cervical.<br />
Imágenes<br />
lineales<br />
proyectadas superiormente al platillo vertebral<br />
(flechas huecas). b) Rx AP de columna cervical.<br />
Artrosis en apófisis unciformes (flechas).<br />
MANIFESTACIONES DE LA<br />
RADIOLOGÍA CONVENCIONAL<br />
EN LA ARTROSIS DE LAS<br />
ARTICULACIONES SINOVIALES DEL<br />
ESQUELETO AXIAL<br />
Figura 4.12. Disminución de la altura del disco<br />
vertebral (a), implica una retrolistesis (b), debido al<br />
plano inclinado de las articulaciones interapofisarias.
ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 29<br />
platillo vertebral (Fig. 4.11).<br />
a<br />
b<br />
Figura 4.13. a) Rx de columna lumbar en extensión:<br />
fenómeno del vacío del disco vertebral L4-L5<br />
(flechas). b) Rx de columna lumbar en flexión:<br />
desaparición del vacío discal.<br />
Se encuentran solo entre los cuerpos vertebrales<br />
de C3 a C7. Los osteofitos son la manifestación<br />
principal. Empleando proyecciones oblicuas puede<br />
visualizarse la relación de los osteofitos con los<br />
agujeros de conjunción. En la proyección lateral<br />
pueden verse como líneas esclerosas con banda<br />
hipodensa central por encima del borde inferior del<br />
MANIFESTACIONES EN RADIOLOGÍA<br />
CONVENCIONAL DE LA ARTROSIS<br />
DE LAS ARTICULACIONES<br />
CARTILAGINOSAS<br />
DE LA COLUMNA<br />
a patología degenerativa del disco vertebral se<br />
Lpuede dividir en: osteocondrosis y espondilosis.<br />
La descripción general se puede aplicar a cada<br />
segmento de la columna, por lo que no presentamos<br />
una descripción detallada de cada articulación.<br />
Osteocondrosis<br />
Disminución de la altura del disco vertebral: es la<br />
responsable de la retrolistesis por la orientación de<br />
las articulaciones interapofisarias (Fig. 4.12).<br />
Fenómeno del vacío discal: acúmulo de nitrógeno<br />
proveniente del suero sanguíneo. Solo es posible su<br />
visualización cuando la presión del disco disminuye<br />
Grado I<br />
TABLA 4.4<br />
RM de la artrosis del cartílago articular de Recht<br />
Grado IIa<br />
Grado IIb<br />
Grado III<br />
Áreas inhomogéneas en la intensidad de señal del<br />
cartílago<br />
Defecto del cartílago que afecta a menos de la mitad del<br />
grosor del cartílago articular<br />
Defecto del cartílago que afecta a más de la mitad del<br />
grosor del cartílago articular pero sin afectar a todo el<br />
grosor<br />
Defecto del cartílago que deja expuesto el hueso<br />
Grados de afectación artrósica del cartílago articular mediante RM.<br />
Figura 4.14. Los osteofitos se originan algunos<br />
milímetros por debajo del platillo vertebral (flechas).<br />
Figura 4.15. RM sagital de rodilla, secuencia espín<br />
eco potenciada en T2: pérdida de cartílago articular<br />
con edema en epífisis tibial (flecha).
30 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
como ocurre en la deshidratación artrósica Este<br />
fenómeno es interesante dado que excluye la<br />
posibilidad de discitis (en presencia de infección del<br />
disco, la colección inflamatoria aumenta la presión<br />
y no permite que se libere el nitrógeno plasmático).<br />
Es de utilidad el emplear una radiografía en<br />
extensión (disminución de la presión) y otra en<br />
flexión (aumento de la presión); si aparece gas en la<br />
extensión, la posibilidad de infección queda<br />
<strong>práctica</strong>mente excluida (Fig. 4.13).<br />
Rotura de las fibras del annulus fibroso, con<br />
herniación del núcleo pulposo:<br />
— Posterior: constituye la hernia discal.<br />
— Central (Schmorl): herniación del núcleo<br />
pulposo en el platillo vertebral. Suele<br />
acompañarse de esclerosis ósea.<br />
— Anterior (vértebra en limbus).<br />
— Calcificación: aumenta con la edad y con la<br />
pérdida del espacio discal 18 .<br />
Espondilosis<br />
Se manifiesta en forma de osteofitos secundarios<br />
a la tracción de las fibras de Sharpey, que se originan<br />
milímetros por debajo del platillo vertebral. Estos<br />
milímetros son una herramienta de diagnóstico<br />
diferencial con los sindesmofitos (Fig. 4.14).<br />
RM DE LA ARTROSIS EN<br />
ARTICULACIONES SINOVIALES<br />
n la <strong>práctica</strong> clínica, la patología artrósica no suele<br />
Eser el motivo de indicación de una exploración de<br />
RM. La situación frecuente es que la artrosis es una<br />
patología que se encuentra presente en muchas<br />
exploraciones de resonancia.<br />
Para la valoración del grado de afectación de la<br />
artrosis se suelen emplear escalas como la de Noyes<br />
y Stabler. La más empleada es la modificada por<br />
Recht (Tabla 4.4). La correlación entre los hallazgos<br />
clínicos mediante la escala de Womac y la afectación<br />
detectada por RM es escasa, <strong>práctica</strong>mente se limita<br />
a las lesiones del cartílago 19 . La presencia de edema<br />
óseo subcondral, detectado por RM, es un factor de<br />
mal pronóstico 20 (Fig. 4.15).<br />
RM EN LA ENFERMEDAD DISCAL<br />
DEGENERATIVA<br />
DE LA COLUMNA<br />
Deshidratación discal<br />
Se produce por disminución del contenido de<br />
mucoproteínas del núcleo pulposo, aumento del<br />
componente fibroso y pérdida de contenido acuoso.<br />
Ello produce una disminución de señal en T2 con<br />
descenso de la altura del disco vertebral. Puede verse<br />
gas (nitrógeno) dentro del núcleo pulposo.<br />
Fisuras del annulus fibroso<br />
Los desgarros del anillo fibroso pueden ser<br />
a<br />
b<br />
Figura 4.16. a) RM de columna lumbar sagital,<br />
secuencia espín eco potenciada en T1: Modic TIPO<br />
II. Aumento de señal en las secuencias potenciadas<br />
en T1 (flecha). b) Señal discretamente hiperintensa<br />
en las secuencias potenciadas en T2 (flecha).<br />
Figura 4.17. RM columna lumbar sagital, secuencia<br />
espín eco potenciada en DP: hernia contenida. El<br />
material nuclear atraviesa el annulus y sobresale<br />
focalmente del margen vertebral (flecha).
ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 31<br />
radiales o concéntricos y parciales o globales. Se<br />
manifiestan como un aumento de señal en las<br />
secuencias potenciadas en T2. En el desgarro se<br />
forma tejido de granulación; por ello puede existir<br />
captación después de la administración de<br />
gadolinio 21 .<br />
Alteraciones del platillo vertebral<br />
Modic describió tres tipos de cambios de señal en<br />
la medular ósea del platillo vertebral, asociados a<br />
cambios degenerativos en el disco vertebral<br />
adyacente 22 .<br />
Modic Tipo I: disminución de intensidad de señal<br />
en T1 y aumento de señal en T2 (fisuración del<br />
platillo vertebral y reemplazamiento de la médula<br />
ósea normal por tejido fibroso vascularizado).<br />
Representa una respuesta reparativa aguda. Se<br />
produce captación de contraste después de la<br />
administración de gadolinio, la cual también puede<br />
visualizarse en la inestabilidad de columna 23 .<br />
Modic Tipo II: representa un proceso más crónico<br />
con conversión de la médula ósea roja en médula<br />
ósea grasa. Existe aumento de señal en las<br />
secuencias potenciadas en T1 con señal isointensa<br />
o discretamente hiperintensa en las secuencias<br />
potenciadas en T2 (Fig. 4.16), sin captación de<br />
contraste después de la administración de gadolinio.<br />
No siempre los cambios tipo I evolucionan a tipo<br />
II. Los cambios tipo II suelen ser estables en el<br />
tiempo.<br />
Modic Tipo III: disminución de intensidad de señal<br />
en las secuencias potenciadas en T1 y T2,<br />
correlacionándose con esclerosis ósea extensa.<br />
a<br />
b<br />
HERNIA DISCAL<br />
a presencia de anomalías discales es un hallazgo<br />
Lfrecuente incluso en pacientes asintomáticos (20%<br />
en menores de 60 años y 36% en mayores de 60<br />
años).<br />
Es necesario emplear una terminología uniforme 24 .<br />
La sociedad Norteamericana de Columna ha<br />
establecido la siguiente nomenclatura para las<br />
herniaciones discales 25 .<br />
c<br />
d<br />
Protrusión anular difusa<br />
Cuando un disco sobresale circunferencialmente<br />
de forma concéntrica sobrepasando el borde<br />
vertebral.<br />
Hernia contenida<br />
El material nuclear atraviesa el annulus y sobresale<br />
focalmente del margen vertebral (Fig. 4.17).<br />
e<br />
Figura 4.18. a) RM columna lumbar axial, secuencia<br />
espín eco potenciada en T1: hernia extruida (flecha<br />
blanca). b) Secuencia espín eco potenciada en T1<br />
después de la administración de gadolinio: la hernia<br />
capta periféricamente (flecha blanca). c-d) RM de<br />
columna lumbar sagital, secuencia espín eco<br />
potenciada en T1 con contraste: la hernia capta<br />
periféricamente (flecha blanca). e-f) RM de columna<br />
lumbar coronal, secuencia espín eco potenciada en<br />
T1 con contraste: captación periférica. El tipo de<br />
captación periférico sirve para el diagnóstico<br />
diferencial con tumores de la raíz nerviosa y otros<br />
tumores de partes blandas (flechas negras).<br />
f<br />
Hernia extruida<br />
El material discal atraviesa completamente el<br />
annulus externo hasta el espacio epidural<br />
Secuestro<br />
Cuando el material discal extruido se separa<br />
completamente del disco de origen, y puede incluso<br />
simular tumor 26 (Fig. 4.18).<br />
Cuando una hernia discal causa compresión del<br />
cordón medular pueden observarse áreas de<br />
aumento de intensidad de señal en las secuencias<br />
potenciadas en T2, representando edema en las fases
32 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
poca influencia en las decisiones terapéuticas 28 .<br />
ASPECTOS RELEVANTES<br />
EN EL INFORME RADIOLÓGICO<br />
Figura 4.19. La proyección oblicua anterior derecha<br />
visualiza los agujeros de conjunción derechos. Si<br />
cambiamos la posición del tubo de Rx con respecto<br />
al chasis, tendremos una imagen radiológica igual,<br />
visualizando los agujeros de conjunción derechos,<br />
pero realmente la radiografía será una oblicua<br />
uando el foco de interés clínico no radica en la<br />
Cartrosis, esta patología debe referenciarse en el<br />
informe de manera genérica. Por ejemplo, en una<br />
exploración seriada ósea para estudio de mieloma<br />
deben resaltarse los cambios degenerativos, pero sin<br />
entrar en el detalle.<br />
En los estudios de resonancia, cuando nos<br />
referimos al estudio de los discos vertebrales<br />
deberemos definir correctamente los términos<br />
(hernia contenida, extruida, etc.) y además detallar<br />
la localización (central, lateral, foraminal).<br />
Es necesario precisar el espacio discal al que nos<br />
estamos refiriendo. Esto puede presentar su<br />
dificultad cuando nos encontramos frente a<br />
anomalías de transición; en estos casos no siempre<br />
es fácil disponer de una proyección sagital completa<br />
de columna que permita contar desde la primera<br />
vértebra cervical. Cuando no es posible, hay que<br />
describir en el informe la anomalía, indicando cómo<br />
se interpreta y cuál es la vértebra de transición, y<br />
contar el espacio discal que se está informando con<br />
esa referencia.<br />
Importancia de la técnica radiológica<br />
a<br />
Figura 4.20. Proyección lateral de columna con<br />
escoliosis. Si el haz de Rx penetra desde el lado<br />
cóncavo de la curva (a), se proyectan mejor los<br />
espacios discales en la radiografía que si penetra por<br />
el lado convexo (b).<br />
agudas o mielomalacia en los casos de compresión<br />
crónica 27 . Un fragmento discal herniado puede<br />
calcificarse, siendo más frecuente en la columna<br />
cervical. Cuando se explora con TC, la imagen se<br />
comporta igual que un osteofito. En los controles<br />
evolutivos el fragmento de disco herniado tiende a<br />
disminuir de tamaño.<br />
<strong>Una</strong> hernia discal generalmente no capta<br />
contraste, aunque puede observarse captación<br />
periférica o bien captación central si el tejido de<br />
granulación infiltra el fragmento discal. Las raíces<br />
nerviosas comprimidas captan contraste. También<br />
puede verse captación del saco dural y las venas<br />
epidurales.<br />
En el dolor lumbar las técnicas de imagen<br />
aumentan la confianza en el diagnóstico, pero tienen<br />
b<br />
Consideraciones referentes a la técnica radiológica<br />
que es necesario conocer y que pueden tener<br />
influencia en el informe radiológico:<br />
Proyección: término radiológico empleado para<br />
d e f i n i r<br />
por dónde entra el haz de Rx en el cuerpo. Así, en<br />
la proyección posteroanterior el haz de rayos entra<br />
por la parte posterior del cuerpo.<br />
Posición: término que define la relación entre la<br />
placa radiográfica y la posición del cuerpo. Por<br />
ejemplo, oblicua anterior derecha: la porción anterior<br />
y derecha del cuerpo está en contacto con el chasis.<br />
Debemos conocer esta terminología para poder<br />
informar. Así, en una radiografía de columna<br />
etiquetada como oblicua anterior derecha, los<br />
agujeros de conjunción que se visualizan son los del<br />
lado izquierdo del paciente, pero en una oblicua<br />
posterior izquierda, los agujeros de conjunción que<br />
veremos también serán los del lado izquierdo (Fig.<br />
4.19).<br />
Otras consideraciones técnicas: debemos tener<br />
en cuenta que cuando informemos radiografías de<br />
columna con escoliosis, en la proyección lateral, el<br />
haz de Rx conseguirá una mejor visualización de los<br />
espacios discales si penetra por el lado cóncavo de<br />
la curva de la escoliosis, dado que el haz de Rx es<br />
divergente. En la proyección inversa los discos se<br />
identifican peor y es más difícil valorar la altura de
ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 33<br />
los cuerpos vertebrales (Fig. 4.20).<br />
Importancia de la bipedestación: deben efectuarse<br />
en bipedestación las radiografías de las articulaciones<br />
sinoviales que soportan carga, lo que permite valorar<br />
el grosor del cartílago articular y las alteraciones de<br />
la alineación. La columna también debe estudiarse<br />
en bipedestación para poder valorar desviaciones,<br />
inestabilidades y basculaciones pélvicas secundarias<br />
a disimetrías de las extremidades inferiores.<br />
Información evolutiva: un aspecto importante en<br />
los informes radiológicos es intentar valorar la<br />
evolución de la enfermedad. En el caso de la<br />
artrosis, donde se ha definido que la evolución<br />
natural de la enfermedad cursa con una disminución<br />
del grosor del cartílago articular, según autores, de<br />
0,26 a 0,1 mm por año 29, 30 , la posibilidad de dar<br />
información evolutiva ha de estar relacionada con<br />
una técnica radiológica reproducible en el tiempo 31 .<br />
La mayoría de trabajos están centrados en la<br />
articulación de la rodilla 32, 33 y en la cadera 34 . Resulta<br />
difícil obtener radiografías de control evolutivo con<br />
un intervalo de tiempo de un año y una sensibilidad<br />
capaz de detectar la evolución natural de la<br />
enfermedad (disminución de la interlínea articular<br />
entre 0,1 y 0,26 mm) no atribuible a la técnica<br />
radiológica. Los trabajos actuales forman parte de<br />
estudios controlados y todavía no tienen aplicación<br />
en la <strong>práctica</strong> clínica.<br />
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5<br />
Medidas en radiología<br />
ortopédica<br />
José Luis del Cura Rodríguez<br />
INTRODUCCIÓN<br />
as publicaciones radiológicas suelen prestar una<br />
Latención relativamente escasa a las mediciones en<br />
la definición de la patología y la normalidad.<br />
Posiblemente, la naturaleza fundamentalmente visual<br />
y deductiva del trabajo del radiólogo hace que<br />
parezca poco gratificante el basar un diagnóstico en<br />
un acto mecánico como la medición de distancias o<br />
ángulos.<br />
Esto contrasta con el entusiasmo por las<br />
mediciones que se observa en la literatura<br />
ortopédica. En efecto, un repaso a las publicaciones<br />
periódicas más importantes muestra que casi cada<br />
mes se propone alguna medida nueva o variaciones<br />
y revisiones de las ya existentes y que existen<br />
mediciones casi para cada lesión del sistema<br />
musculoesquelético.<br />
¿PARA QUÉ MEDIR?<br />
n la <strong>práctica</strong> diaria del ortopeda las mediciones de<br />
Edistancias y ángulos resultan vitales, ya que las<br />
relaciones entre los huesos y su morfología van a ser<br />
la clave no solo del diagnóstico de las lesiones, sino<br />
de su pronóstico, y van a influir decisivamente en el<br />
tratamiento, tanto si este es conservador como si es<br />
quirúrgico. Las mediciones radiográficas tienen<br />
diversas utilidades en la ortopedia y la traumatología:<br />
— Facilitar el diagnóstico de algunas lesiones.<br />
— Disponer de un parámetro objetivo para<br />
valorar la evolución en algunas enfermedades,<br />
sobre todo las crónicas.<br />
— Cuantificar el desplazamiento en las fracturas<br />
y valorar la deformación residual tras la<br />
reducción, factores que van a condicionar el<br />
tratamiento y el pronóstico en cuanto a la<br />
recuperación funcional.<br />
— Ayudar en la indicación de los tratamientos<br />
ortopédicos y en la planificación de la cirugía<br />
en los casos en que sea necesaria. Las medidas<br />
que definen la normalidad del hueso o<br />
articulación tratada son importantes, ya que<br />
establecen el resultado que la cirugía debe<br />
intentar conseguir.<br />
— Evaluar el resultado de un tratamiento. Es, por<br />
ejemplo, el caso de la colocación de prótesis,<br />
donde las mediciones permiten valorar si el<br />
resultado de la cirugía es satisfactorio o no.<br />
VARIABILIDAD<br />
E INEXACTITUD<br />
as medidas normales presentan con frecuencia<br />
Luna variación significativa en personas sin<br />
sintomatología, existiendo un grado de solapamiento<br />
que casi nunca permite separar con total certeza<br />
normalidad de patología. No deben, por tanto, los<br />
valores normales propuestos para las distintas<br />
mediciones ser considerados como criterios rígidos<br />
para definir la existencia de enfermedad o<br />
disfunción, dado que la capacidad de compensación<br />
del cuerpo humano puede permitir a muchas<br />
personas desviaciones de la ortodoxia ortopédica sin<br />
trastornos funcionales aparentes. Si estos trastornos<br />
existen, es cuando las medidas adquieren toda su<br />
relevancia y pueden permitir dilucidar cuál es la<br />
causa de dichos trastornos. Por otra parte, la<br />
asimetría en las mediciones, cuando es significativa,<br />
siempre tiene valor diagnóstico y señala la existencia<br />
de trastornos presentes o futuros.<br />
Un problema importante de las mediciones,<br />
especialmente en las radiografías, es que<br />
frecuentemente cambian al ser medidas por diversos<br />
observadores. Esta variabilidad puede deberse a<br />
múltiples causas, entre las cuales están los errores en<br />
la medición o en los propios aparatos de medida<br />
(reglas o goniómetros), la anchura de las líneas<br />
dibujadas o la variabilidad interpersonal en el trazado<br />
de las líneas o en la localización de los puntos de<br />
referencia, aspectos que pueden justificar parte de la<br />
variabilidad observada en las medidas de personas
36 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
normales 1 . Otra causa bien conocida de error en las<br />
mediciones, especialmente de ángulos, es un<br />
posicionamiento deficiente. Por ejemplo, el ángulo<br />
cervicodiafisario del fémur puede llegar a variar hasta<br />
en 45° según sea la rotación de la extremidad<br />
inferior 1, 2 . Por ello, es imprescindible una técnica<br />
radiológica impecable si se han de realizar medidas<br />
sobre las radiografías. Es necesario colocar al paciente<br />
de forma correcta, evitando rotar el miembro, centrar<br />
la exposición en la zona estudiada y dirigir el haz de<br />
manera que sea perpendicular al plano de la placa o<br />
del detector y que los ejes de los ángulos o las<br />
medidas sean perpendiculares al haz 1 .<br />
MEDICIONES EN ORTOPEDIA<br />
e ha señalado ya que el número de medidas<br />
Sexistentes en ortopedia es muy elevado,<br />
pudiéndose contar por centenares las descritas. La<br />
extensión de este capítulo no permite abarcar sino<br />
una pequeña parte de las existentes. Por ello se han<br />
seleccionado solamente aquellas que se realizan<br />
sobre radiografías en proyecciones estándar, no<br />
incluyendo las que necesitan aplicación de fuerzas o<br />
proyecciones especiales para su medida. Asimismo,<br />
se han considerado solamente las medidas que se<br />
pueden obtener con medios simples, es decir, una<br />
regla y un goniómetro. Tampoco se incluyen aquí las<br />
medidas relacionadas con temas tratados en los<br />
capítulos 6, 7 y 8 de esta monografía, en los que se<br />
pueden encontrar las medidas relacionadas con los<br />
trastornos de la alineación de la columna y los pies<br />
y con las dismetrías de los miembros inferiores. <strong>Una</strong><br />
información más extensa sobre mediciones no<br />
incluidas en este capítulo puede encontrarse en los<br />
atlas de medidas incluidos en la bibliografía 1, 3 . Por<br />
otra parte, se han incluido varias mediciones<br />
realizadas en las extremidades inferiores sobre cortes<br />
de TC, puesto que son de uso frecuente y<br />
actualmente han relegado casi totalmente a las<br />
antiguas técnicas de medición sobre radiografías.<br />
Existe una cierta disparidad en la forma de<br />
expresar la normalidad en las medidas que se<br />
exponen a continuación. Esto es un reflejo de la<br />
diversidad de formas de expresar sus resultados por<br />
parte de los autores de los estudios en que se basan<br />
las definiciones de normalidad para esas medidas.<br />
Así, en algunos casos se proporcionarán valores<br />
límites a partir de los cuales se considera que existe<br />
patología, en otros los rangos observados en<br />
personas normales y en algunos la media y la<br />
desviación estándar (DE) en los sujetos normales.<br />
Como es sabido, se considera que la variabilidad<br />
biológica de una variable cuantitativa en una<br />
población está comprendida entre dos DE por encima<br />
y por debajo de la media 4 .<br />
MEDICIONES EN EL HOMBRO<br />
A<br />
Figura 5.1. Ángulo de la cabeza humeral (A).<br />
Figura 5.2. Medición del espacio articular entre el<br />
punto más medial del borde de la cabeza humeral y<br />
el punto más próximo del reborde anterior de la
MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 37<br />
Ángulo de la cabeza humeral<br />
Se obtiene con el brazo en rotación externa. Se<br />
forma (Fig. 5.1) por la intersección de la línea que<br />
sigue el eje diafisario longitudinal del húmero con la<br />
línea trazada entre el vértice del troquíter y el borde<br />
inferior de la superficie articular de la cabeza (donde<br />
la cortical pasa de ser una banda a una línea). Este<br />
ángulo mide una media de 60° en hombres y 62° en<br />
mujeres. Por debajo de 40° se habla de húmero varo.<br />
Se altera por causas congénitas, estados carenciales,<br />
hipoparatiroidismo, fracturas de cabeza humeral y<br />
consolidación en varo de una fractura 1, 3 .<br />
Distancia acromioclavicular<br />
Distancia entre las dos caras de la articulación<br />
acromio-clavicular en la proyección anteroposterior<br />
(AP) del hombro. Suele medir unos 3 mm. El<br />
ensanchamiento de este espacio se asocia a las<br />
lesiones traumáticas de la articulación<br />
acromioclavicular. Así, una distancia por encima de<br />
7 mm indica la existencia de un esguince. La<br />
osteolisis de clavícula también puede causar el<br />
ensanchamiento de este espacio 3, 5 .<br />
Espacio articular glenohumeral<br />
Es la distancia entre el borde anterior de la<br />
glenoides y el borde medial de la cabeza del húmero<br />
en la radiografía AP de hombro con el brazo en<br />
rotación externa (Fig. 5.2). Su valor medio está entre<br />
4 y 5 mm. Un valor superior a 6 mm sugiere luxación<br />
de la cabeza del húmero 1, 3 .<br />
MEDICIONES EN EL CODO<br />
Ángulo de transporte del codo<br />
Es el ángulo creado, en la proyección AP del codo<br />
con el brazo en extensión completa y en supinación,<br />
AH<br />
AT<br />
AC<br />
Figura 5.3. Ángulos axiales del codo: ángulo de<br />
transporte de codo (AT), ángulo humeral (AH) y<br />
ángulo cubital (AC).<br />
entre el eje longitudinal del húmero y el del cúbito,<br />
Figura 5.4. Método de las perpendiculares para el<br />
cálculo de la varianza cubital. El valor de la varianza<br />
sería la distancia entre las dos líneas blancas y su
38 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
medido este último en su borde radial. El cúbito<br />
presenta una angulación en valgo fisiológica con el<br />
húmero (Fig. 5.3). Esta angulación es muy variable,<br />
oscilando entre los 154 y los 178°. Se altera en las<br />
fracturas supracondíleas de húmero y en las de<br />
cúbito y radio.<br />
Este ángulo puede descomponerse en dos: el<br />
ángulo humeral y el cubital, definidos entre una<br />
línea trazada tangencial a los puntos más distales<br />
de la tróclea y del cóndilo humerales y los ejes<br />
longitudinales de húmero y cúbito respectivamente<br />
(Fig. 5.3). El ángulo humeral mide entre 77 y 95°<br />
en varones y entre 72 y 91° en mujeres y se altera<br />
en las fracturas supracondíleas del húmero. El<br />
ángulo cubital oscila entre 74 y 99° en hombres y<br />
entre 72 y 93° en mujeres, alterándose en las<br />
fracturas de cúbito<br />
y radio 1, 3 .<br />
MEDICIONES EN LA MUÑECA<br />
Varianza cubital<br />
Es la medida de las diferencias aparentes en la<br />
longitud del cúbito y el radio a nivel de la muñeca.<br />
Para medirla se emplean radiografías dorsovolares<br />
de la muñeca, obtenidas en posición neutra, con el<br />
codo y el hombro a 90° y sin angulación. La varianza<br />
cubital se define como negativa si la superficie<br />
articular distal del cúbito está proximal a la del radio,<br />
como positiva si es distal, o como neutra si ambas<br />
están alineadas.<br />
Existen varios métodos para medir la varianza<br />
cubital. El más sencillo, ya que no requiere más que<br />
una simple regla, es el «método de las<br />
perpendiculares»: se traza el eje diafisario del radio y<br />
una línea perpendicular a este que pase por el extremo<br />
cubital de la superficie articular del radio. La varianza<br />
cubital será la distancia entre esta línea y la superficie<br />
articular cubital (Fig. 5.4). Si el cúbito se extiende distal<br />
a esta línea, la varianza será positiva y negativa en caso<br />
contrario.<br />
Los estudios realizados en sujetos normales han<br />
mostrado una amplia variabilidad de este parámetro<br />
en sujetos asintomáticos, así como variaciones entre<br />
grupos étnicos, ambos géneros y diferentes grupos<br />
de edad.<br />
La varianza cubital tiene importancia por su<br />
asociación con varias alteraciones de la muñeca. Así,<br />
la enfermedad de Kiembock y la inestabilidad<br />
carpiana aguda se asocian con más frecuencia con<br />
la varianza negativa, mientras que una varianza<br />
positiva predispone a sufrir impactación<br />
cubitocarpiana o pinzamiento radiocubital. La<br />
varianza cubital también es útil para predecir la<br />
recuperación funcional en la consolidación de las<br />
fracturas de muñeca. <strong>Una</strong> varianza positiva de más<br />
de 5 mm tras la curación de una fractura de Colles<br />
eleva significativamente la posibilidad de una<br />
deficiente recuperación funcional de la muñeca. En<br />
las fracturas de Galeazzi, una varianza positiva de<br />
Figura 5.5. Procedimientos para medir la altura<br />
carpiana. El índice de altura carpiana se halla<br />
dividiendo la altura carpiana (2) entre la longitud del<br />
tercer metacarpiano (1). El método alternativo<br />
consiste en dividir la altura carpiana entre la altura<br />
más de 10 mm implica la rotura de la membrana<br />
interósea y, como consecuencia, la inestabilidad de<br />
la articulación radiocubital distal 6 .<br />
Altura del carpo<br />
2<br />
1<br />
A<br />
Es una medida que ayuda a cuantificar el colapso<br />
del carpo. Se define como la distancia desde la base<br />
del tercer metacarpiano a la cortical subcondral del<br />
radio distal. Esta medida está influenciada por las<br />
diferencias de tamaño corporal por lo que es más<br />
apropiado calcular el cociente de la altura carpiana,<br />
el cual permite su comparación entre individuos. Este<br />
se calcula dividiendo la altura carpiana entre la<br />
longitud del tercer metacarpiano. Cuando la<br />
radiografía utilizada no incluye completamente el<br />
tercer metacarpiano, puede usarse un cociente<br />
alternativo que se halla dividiendo la altura carpiana<br />
entre la longitud del hueso grande medido desde la<br />
cortical adyacente a la unión de las bases del<br />
segundo y tercer metacarpiano a través del centro<br />
del hueso hasta la cortical proximal (Fig. 5.5). Estas
MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 39<br />
medidas se toman sobre<br />
una radiografía dorsovolar<br />
de muñeca en posición<br />
neutra. En la población<br />
general la media del<br />
cociente del carpo es de<br />
0,54 (DE ± 0,03) y la del<br />
cociente alternativo 1,57 (DE<br />
± 0,05) 6 .<br />
Estas medidas se ven<br />
alteradas en las entidades<br />
que producen colapso del<br />
carpo, como la artritis<br />
reumatoide, la enfermedad<br />
de Kiembock, las lesiones<br />
traumáticas o el colapso<br />
escafosemilunar avanzado.<br />
La pérdida de altura del<br />
carpo origina disminución<br />
de la presión e incapacidad<br />
para la extensión completa<br />
de las articulaciones<br />
metacarpofalángicas 1 .<br />
a<br />
b<br />
IP<br />
Inclinación radial<br />
Es la inclinación de la<br />
superficie articular distal del Figura 5.6. Ángulos de inclinación del<br />
radio en el plano coronal. Se carpo. a) Ángulo de inclinación radial<br />
mide también en la<br />
radiografía dorsovolar de la<br />
muñeca en posición neutra<br />
y se obtiene trazando una línea entre el extremo<br />
distal del estiloides radial y el borde cubital de la<br />
fosa semilunar del radio. La inclinación radial es el<br />
ángulo formado entre esta línea y la perpendicular<br />
al eje del radio (Fig. 5.6 a).<br />
Las medidas normales oscilan entre 16 y 28°.<br />
Aparece alterado en las fracturas de la metáfisis distal<br />
del radio (Colles, Smith) o en la deformidad de<br />
Madelung. Es extremadamente útil como indicador del<br />
resultado funcional tras la curación de una fractura del<br />
radio distal, estando los valores menores de 5°<br />
asociados a un mal resultado 1, 6 .<br />
DR<br />
Inclinación palmar<br />
Representa la inclinación de la superficie articular<br />
del radio en el plano sagital. Se calcula sobre una<br />
radiografía lateral de la muñeca en posición neutra,<br />
con el brazo separado del cuerpo y el codo<br />
flexionado 90°. Consiste en el ángulo formado entre<br />
una línea trazada tangente a los bordes dorsal y<br />
palmar del radio distal y la perpendicular al eje del<br />
radio (Fig. 5.6 b). En sujetos normales se han descrito<br />
medidas de 0 a 22°. Su valor es algo menor en los<br />
hombres.<br />
Al igual que el ángulo de inclinación radial, se<br />
altera en las fracturas distales del radio y suele<br />
LR<br />
Figura 5.7. Medición de la longitud radial (distancia<br />
LR) y del desplazamiento radial (distancia DR).
40 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
A<br />
CL<br />
B<br />
EL<br />
Figura 5.8. Radiografía de muñeca en un paciente<br />
con luxación escafosemilunar. Medición del índice<br />
de traslación del carpo (cociente B/A) y de la<br />
distancia escafolunar (distancia entre las puntas de<br />
usarse, como aquel, para valorar las deformidades<br />
asociadas a las fracturas del radio distal y en la<br />
planificación de la corrección quirúrgica de dichas<br />
deformidades. Su incremento va a causar un<br />
aumento en el peso soportado por la articulación<br />
cubitocarpiana. Debido a ello, más de la mitad de<br />
los pacientes con un incremento de la inclinación<br />
palmar mayor de 15° después de una fractura<br />
tendrán disminución de la fuerza y de la resistencia<br />
a la presión. <strong>Una</strong> inclinación mayor de 20-25°<br />
puede provocar un tipo de inestabilidad<br />
mediocarpiana denominado carpo adaptativo 6 .<br />
Longitud radial<br />
Es la distancia entre dos líneas perpendiculares<br />
al eje del radio, trazadas en la radiografía<br />
dorsovolar de la muñeca, una de las cuales pasa<br />
por la punta del estiloides radial y la otra por el<br />
punto más distal de la superficie articular del cúbito<br />
Figura 5.9. Ángulos para el diagnóstico de las<br />
inestabilidades de la muñeca: ángulo capitolunar (CL)<br />
(Fig. 5.7).<br />
Esta medida se usa para medir la deformidad o<br />
el acortamiento del radio distal causados por<br />
fracturas o alteraciones del desarrollo. Su<br />
disminución indica una probable mala evolución en<br />
la consolidación de las fracturas del radio distal.<br />
Su medida media es de 13,5 mm (DE ± 3,8 mm)<br />
aunque, dado que esta medida se ve afectada por<br />
la varianza cubital individual, se hace necesario<br />
para valorarla la comparación con la muñeca<br />
contralateral 1, 6 .<br />
Desplazamiento radial<br />
Se usa en las fracturas de radio distal para medir<br />
el desplazamiento de los fragmentos mediante la<br />
comparación con la medida de la muñeca<br />
contralateral. Se obtiene en una radiografía<br />
dorsovolar de muñeca en posición neutra. Se calcula<br />
midiendo la distancia más corta entre el eje del<br />
radio y el extremo distal de la estiloides radial (Fig.
MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 41<br />
perpendicular al eje longitudinal del cúbito entre este<br />
eje y el centro de la cabeza del hueso grande (el eje<br />
de rotación de carpo). El índice se obtiene al dividir<br />
esta distancia entre la longitud del tercer<br />
metacarpiano (Fig. 5.8).<br />
Este índice permite valorar la existencia de<br />
translación cubital del carpo, que es la desviación<br />
cubital del carpo producida por la rotura de los<br />
ligamentos radiocarpianos. El índice puede disminuir<br />
en la artritis reumatoide, en la enfermedad de<br />
Kienböck o como consecuencia de traumatismos.<br />
Cuando baja de 0,27 indica la existencia de<br />
translación cubital del carpo 6 .<br />
Distancia escafolunar<br />
Figura 5.10. Ángulo carpiano.<br />
5.7). La diferencia entre las medidas de las dos<br />
muñecas no debe ser mayor de 1 mm 6 .<br />
Índice de translación del carpo<br />
Se mide en la radiografía posteroanterior de la<br />
muñeca en posición neutra. Para hallarlo se mide la<br />
distancia carpocubital, que es la distancia<br />
Es la distancia existente entre escafoides y<br />
semilunar, medida en el extremo proximal de su<br />
articulación en la radiografía<br />
dorsovolar de muñeca (Fig. 5.8). En adultos<br />
n o r m a l e s<br />
mide entre 2 y 4 mm, pero en la luxación<br />
escafosemilunar<br />
puede<br />
superar los 5 mm. Este ensanchamiento puede<br />
ser<br />
más<br />
evidente si se realiza la radiografía con desviación<br />
cubital de la mano 3 .<br />
Ángulos escafolunar y capitolunar<br />
Se utilizan para la valoración de las<br />
inestabilidades carpianas. Se miden en las<br />
radiografías laterales de muñeca en posición neutra.<br />
Para medirlos se trazan tres ejes: el del semilunar<br />
(que es la perpendicular a la línea tangente a los<br />
polos anterior y posterior de la cara distal del<br />
semilunar), el del escafoides y el del hueso grande.<br />
El ángulo escafolunar es el formado por el eje del<br />
semilunar y el del escafoides, oscilando su valor<br />
normal entre 30 y 60°. El ángulo capitolunar es el<br />
formado entre los ejes del semilunar y del hueso<br />
a CE<br />
b E<br />
c<br />
HTE E T<br />
T<br />
I<br />
A<br />
B<br />
Figura 5.11. Mediciones para la valoración de la displasia de cadera del adulto en la radiografía AP de cadera.<br />
a) Ángulo de Wiberg (CE) y ángulo HTE (HTE) con los puntos T y E que delimitan la porción esclerótica del<br />
techo acetabular. b) Medición del índice acetabular. Se calcula dividiendo la distancia desde el punto T hasta<br />
la línea EI entre la distancia EI. c) Medición de la cobertura de la cabeza femoral. Se calcula dividiendo la
42 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
grande, y su valor normal es de menos de 30° (Fig.<br />
5.9).<br />
Estos ángulos se alteran en las inestabilidades<br />
carpianas, que están producidas por fracturas óseas<br />
o roturas ligamentosas en el carpo. Así, en la<br />
inestabilidad del segmento intercalado dorsal (ISID),<br />
que es la más frecuente, se produce una inclinación<br />
dorsal del semilunar, que se acompaña de una<br />
inclinación palmar del escafoides, por lo que el<br />
ángulo escafolunar mide más de 70° y el capitolunar<br />
más de 30°.<br />
En la inestabilidad del segmento intercalado<br />
ventral<br />
(ISIV),<br />
se produce una inclinación ventral del semilunar, a<br />
la que sigue con frecuencia una inclinación dorsal<br />
del hueso grande, midiendo el ángulo escafolunar<br />
menos de 30° y el capitolunar más<br />
de 30°.<br />
El ISID suele estar causado por la fractura del<br />
escafoides y la disociación ligamentosa<br />
escafosemilunar. Por su parte, el ISIV suele deberse<br />
a la rotura ligamentosa de la articulación<br />
piramidoganchosa 1, 6, 7 .<br />
Ángulo carpiano<br />
En la proyección dorsovolar de la muñeca, con la<br />
mano en posición neutra, el ángulo carpiano se<br />
define por la intersección de dos tangentes, una en<br />
contacto con el contorno proximal del escafoides y<br />
el semilunar y la segunda tangente al piramidal y el<br />
semilunar (Fig. 5.10).<br />
Los valores de este ángulo varían según edad y<br />
raza, aunque se considera que 130° es su valor<br />
normal. Su incremento por encima de los 139° se ha<br />
observado en el síndrome de Down, la artrogriposis<br />
y diversas displasias óseas con afectación epifisaria.<br />
Por otra parte, su disminución por debajo de los 124°<br />
se ha observado en la deformidad de Madelung y en<br />
los síndromes de Turner, Hurler y Morquio 1, 3 .<br />
MEDICIONES EN LA CADERA<br />
Ángulo centro-borde de Wiberg<br />
También conocido como ángulo C-E (de Center-<br />
End of the roof). Sirve para determinar la relación<br />
entre la cabeza femoral y el acetábulo: es un índice<br />
de la cobertura del acetábulo. Se mide en la<br />
radiografía AP de la cadera. Es el ángulo formado<br />
entre una línea trazada desde el centro de la cabeza<br />
femoral perpendicular al acetábulo y otra línea<br />
trazada entre el mismo centro de la cabeza femoral<br />
y el borde más externo del techo acetabular (Fig.<br />
5.11 a).<br />
Aunque es una medida desarrollada inicialmente<br />
para valorar la repercusión de la luxación congénita<br />
de cadera en adultos, puede usarse también en<br />
niños. El valor de este ángulo va aumentando con la<br />
edad. En adultos, medidas inferiores a 20° son<br />
diagnósticas de displasia de cadera y ángulos<br />
superiores a 45° se observan en la protusión<br />
acetabular 1, 8, 9 .<br />
Ángulo HTE<br />
Acrónimo de la expresión inglesa horizontal toit<br />
externe. Se emplea para evaluar la orientación del<br />
techo acetabular y la cobertura de la cabeza femoral<br />
ASAA<br />
AA<br />
ASAP<br />
Figura 5.12. Puntos de medición de los espacios<br />
articulares de la cadera superior (entre las dos<br />
flechas) y medial, que es la distancia, medida en el<br />
plano que pasa por los centros de las dos cabezas<br />
femorales (línea naranja), entre el plano del borde<br />
medial de la cabeza femoral (línea de puntos) y la<br />
línea acetabular (línea continua). En este mismo plano<br />
Figura 5.13. Plano de corte de TC a nivel de centro<br />
de las cabezas femorales. En la cadera derecha<br />
aparecen trazados los ángulos del sector acetabular<br />
anterior (ASAA) y posterior (ASAP). En la cadera
MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 43<br />
en la evaluación de la displasia de cadera en el<br />
adulto. Es el formado, en la radiografía AP de cadera,<br />
entre la horizontal y la línea trazada entre los dos<br />
extremos de la región de soporte de carga del techo<br />
acetabular (que se identifica por formar un arco más<br />
esclerótico). Los puntos extremos de esta región de<br />
carga son denominados puntos T y E (Fig. 5.11 a).<br />
Los valores superiores a 10° sugieren displasia<br />
acetabular 9 .<br />
LR<br />
AR<br />
Índice acetabular<br />
Es el cociente entre la anchura y la profundidad<br />
del acetábulo medido en la radiografía AP de pelvis.<br />
La anchura se mide entre los bordes acetabulares<br />
inferior y externo. La profundidad es la distancia más<br />
corta entre el extremo medial de la zona de carga<br />
del techo acetabular y la línea anterior (Fig. 5.11 b).<br />
Este índice se expresa como porcentaje y debe ser<br />
mayor de 38% en personas sanas, con un valor medio<br />
de 60%. Este índice está alterado en la displasia de<br />
cadera 9 .<br />
Porcentaje de cobertura de la cabeza<br />
femoral<br />
AMT<br />
LT<br />
TR<br />
Figura 5.15. Métodos de medición de la altura de la<br />
rótula en la radiografía lateral de rodilla. El índice de<br />
Insall-Salvati es el cociente LT/LR. Si no se aprecia<br />
bien la inserción del tendón rotuliano, puede usarse<br />
el índice de De Carvalho, que es el cociente TR/AR.<br />
LT: Longitud del tendón rotuliano. LR: Longitud de<br />
la rótula. TR: Distancia entre el margen articular de<br />
la rótula y la meseta tibial. AR: Longitud de la<br />
Para hallarlo se trazan tres líneas perpendiculares<br />
a la horizontal y tangentes respectivamente al punto<br />
más medial del espacio articular, al borde lateral de<br />
la cabeza femoral y al extremo lateral del acetábulo.<br />
El porcentaje de cobertura es el cociente entre la<br />
distancia de la línea que pasa por el extremo del<br />
acetábulo y la que pasa por el espacio articular,<br />
dividido entre la distancia entre esta última y la que<br />
pasa por el borde de la cabeza femoral (Fig. 5.11 c).<br />
El porcentaje de cobertura debe ser mayor o igual<br />
al 75%. Disminuye en la displasia de cadera del<br />
adulto 9 .<br />
Espacio articular de la cadera<br />
Figura 5.14. Medida del ángulo de la meseta tibial<br />
(AMT).<br />
Puede medirse entre el punto más alto de la<br />
cabeza femoral y el acetábulo adyacente (espacio<br />
articular superior) o entre la cabeza femoral y el<br />
acetábulo a nivel del plano axial que pasa por el<br />
centro de la cabeza femoral (espacio articular<br />
medial). Ambos se miden en la radiografía PA de la<br />
pelvis (Fig. 5.12).<br />
El espacio articular superior está reducido en la<br />
artrosis del adulto. Su valor normal es de 3 a 6 mm,<br />
con una media de 4 mm. El espacio articular medial<br />
está aumentado en la enfermedad de Legg-Calvé-<br />
Perthes y en la displasia de cadera, considerándose<br />
patológicos en niños valores superiores a los 11 mm<br />
o superiores en<br />
2 mm a los de la cadera opuesta. En adultos este
44 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
espacio puede medir hasta 14<br />
mm. Ambos espacios, el superior<br />
y el medial, también pueden estar<br />
anormalmente ensanchados en el<br />
derrame sinovial en la cadera,<br />
tanto en el niño como en el<br />
adulto. Diferencias de 1 mm entre<br />
el lado afecto y el contralateral en<br />
estos espacios sugieren la<br />
existencia de derrame 3, 8 .<br />
a<br />
b<br />
Distancia entre la línea<br />
acetabular<br />
y la línea ilioisquiática<br />
Es la distancia entre el borde<br />
acetabular medial y la línea<br />
ilioisquiática en la proyección AP<br />
de la pelvis, medida en el plano<br />
que pasa por el centro de las dos<br />
cabezas femorales (Fig. 5.12).<br />
Cuando el margen acetabular es<br />
medial a la línea ilioisquiática se<br />
le da un valor negativo.<br />
Esta medida es útil para<br />
diagnosticar la protusión<br />
acetabular en la artritis<br />
reumatoide y los traumatismos.<br />
Se consideran patológicos valores<br />
menores a –0,8 mm en niños,<br />
–2,7 mm en niñas,<br />
–3 mm en hombres y –6 mm en<br />
mujeres 3 .<br />
Ángulos de anteversión y<br />
de sector acetabular<br />
Son ángulos que se obtienen<br />
en TC y que permiten valorar la<br />
existencia de displasia acetabular y cuantificarla. Para<br />
trazar estos ángulos se obtiene un corte de TC sin<br />
angulación a través de los centros de las dos cabezas<br />
femorales. El ángulo de anteversión acetabular es el<br />
formado entre la línea que pasa por los bordes<br />
anterior y posterior del acetábulo, y la que pasa por<br />
el borde posterior del acetábulo y es perpendicular<br />
al plano que pasa por el centro de los dos acetábulos<br />
(Fig. 5.13). En hombres su valor medio es de 18,5°<br />
(DE ± 4,5°) y en mujeres de 21,5° (DE ± 5°).<br />
Los ángulos de sector acetabular son tres. El<br />
ángulo del sector acetabular anterior (ASAA) es el<br />
formado por la línea que pasa por el centro de la<br />
cabeza femoral y por el borde anterior del acetábulo<br />
y la línea que pasa por el centro de las dos cabezas<br />
femorales. Esta última línea define, con la línea que<br />
va desde el centro de la cabeza femoral hasta el<br />
borde posterior del acetábulo, el ángulo del sector<br />
acetabular posterior (ASAP) (Fig. 5.13). La suma de<br />
estos dos ángulos es el ángulo del sector acetabular<br />
c<br />
ANG. INCLIN. ROTULIANA: 8, 2°<br />
Figura 5.16. Medidas para evaluar las relaciones femororrotulianas. a)<br />
Corte de TC que pasa por el centro de la rótula y de los cóndilos<br />
femorales en un paciente con luxación recidivante de la rótula. Se han<br />
trazado el ángulo del surco (líneas discontinuas) y el ángulo de<br />
congruencia femororrotuliano (líneas continuas), que presenta signo<br />
positivo. b) Proyección axial de la rótula con flexión de la rodilla de 30°.<br />
Medida del ángulo de inclinación rotuliana entre la línea que une los<br />
extremos de la rótula (línea continua) y la horizontal (línea de puntos).<br />
c) Otra forma de calcular el ángulo de inclinación rotuliana mediante TC<br />
utilizando la línea tangente a la cara articular lateral de la rótula y la<br />
tangente a los cóndilos posteriores. d) Cortes de TC a nivel de los<br />
d<br />
9,8 mm<br />
TTSF = 9,8 mm<br />
AB<br />
Figura 5.17. Radiografía mediolateral de tobillo con<br />
el ángulo de Böhler (AB).
MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 45<br />
horizontal (ASAH). En hombres, el valor medio del<br />
ASAA<br />
es<br />
de 64 (DE ± 6), el del ASAP de 102 (DE ± 8) y el del<br />
ASAH de 167 (DE ± 11). En mujeres, estos valores<br />
son para el ASAA 63 (DE ± 6), para el ASAP 105 (DE<br />
± 8) y para el ASAH 169<br />
(DE ± 10).<br />
Los ángulos de sector acetabular están<br />
disminuidos en la<br />
displasia de cadera. En estos casos el hallazgo más<br />
común es la deficiencia en la cobertura anterior,<br />
con disminución del ASAA por debajo del rango de<br />
3, 9, 10,<br />
variabilidad (dos DE por debajo de la media)<br />
11, 12<br />
.<br />
MEDIDAS EN LA RODILLA<br />
Ángulo de la meseta tibial<br />
Mide la inclinación de la meseta tibial en la<br />
proyección lateral de la rodilla. Es el ángulo que<br />
forman la línea tangencial a la superficie articular<br />
tibial proximal y la perpendicular a la tangente a la<br />
cresta tibial (Fig. 5.14). La superficie articular de la<br />
tibia se encuentra inclinada hacia atrás formando un<br />
ángulo de 14° de media (DE ± 3,6°). Este ángulo es<br />
útil para determinar el grado de hundimiento de la<br />
meseta tibial en las fracturas 3 .<br />
Índices de la altura de la rótula<br />
En la radiografía lateral de la rodilla en flexión de<br />
30°, la altura relativa de la rótula puede valorarse<br />
mediante los métodos de Insall-Salvati y de De<br />
Carvalho que miden la relación entre el tendón<br />
rotuliano y la altura de la rótula. El primero consiste<br />
en dividir la longitud del tendón rotuliano, medida<br />
desde el borde inferior de la rótula hasta su<br />
inserción en la tibia, entre la longitud craneocaudal<br />
máxima de la rótula. Cuando la inserción en la tibia<br />
del tendón rotuliano no se identifica bien puede<br />
usarse el método de De Carvalho: se obtiene el<br />
cociente de la distancia desde el margen articular<br />
inferior de la rótula hasta la región anterior de la<br />
meseta tibial dividido por la longitud de la superficie<br />
articular de la rótula (Fig. 5.15).<br />
La medida normal del índice de Insall-Salvati es<br />
AMP<br />
AMT<br />
Figura 5.18. Radiografía AP con los ángulos axiales<br />
del tobillo: ángulo maleolar tibial (AMT) y ángulo<br />
maleolar peroneo (AMP).<br />
Figura 5.19. Ángulo de Meschan en el pie.
46 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
IH<br />
1, pudiendo oscilar entre 0,8 y 1,2. La media en<br />
personas normales del índice de De Carvalho es 0,89<br />
(DE ± 0,13). Las rodillas afectadas por dolor rotuliano<br />
presentan con más frecuencia una rótula alta, con<br />
valores altos de estos índices. La rotura del tendón<br />
rotuliano también provoca que ambos índices sean<br />
anormalmente altos 1, 3, 13, 14 .<br />
HV<br />
MP<br />
IM<br />
Figura 5.20. Radiografía de pie en un paciente con<br />
hallux valgus en la que se han trazado el primer<br />
ángulo intermetatarsiano (IM), el ángulo metatarsus<br />
primus varus (MP), el ángulo del hallux valgus (HV)<br />
y el ángulo interfalángico del hallux (IH).<br />
Ángulo de congruencia femororrotuliano<br />
Es una medida que evalúa la subluxación lateral<br />
de la rótula. Puede obtenerse tanto en la radiografía<br />
en proyección axial de la rótula como en TC o RM.<br />
La radiografía axial es obtenida con las rodillas en<br />
flexión de 30°. Para el estudio mediante TC o RM las<br />
rodillas deben estar flexionadas 15°, obteniéndose<br />
cortes que pasan por el centro de la rótula y el centro<br />
de los cóndilos. <strong>Una</strong> flexión mayor de 30° reduce el<br />
desplazamiento rotuliano, mientras que cuando la<br />
rodilla está en extensión la existencia de<br />
desplazamiento rotuliano puede ser fisiológica.<br />
El ángulo de congruencia se halla a partir del<br />
ángulo del surco, que se forma entre las líneas que<br />
unen los puntos más anteriores de cada cóndilo<br />
femoral y el punto más bajo del surco intercondíleo<br />
(Fig. 5.16 a). Este ángulo mide la profundidad del<br />
surco troclear y cuando es mayor de 145° puede<br />
asociarse a luxación recidivante de la rótula.<br />
El ángulo de congruencia es el formado por la<br />
b i s e c t r i z<br />
del ángulo del surco y la línea que desde el punto<br />
más bajo del surco pasa por el vértice posterior de<br />
la rótula (Fig. 5.16 a).<br />
Este ángulo recibe signo positivo si es lateral y<br />
negativo si es medial. Su valor normal es de –8° (DE<br />
± 6°). Los ángulos po-sitivos se asocian con<br />
1, 3,<br />
tendencia a la luxación recurrente de la rótula<br />
13, 15, 16<br />
.<br />
Ángulo de inclinación rotuliana<br />
Existen varios métodos para su cálculo, que<br />
implican valores diferentes de la normalidad. Aquí<br />
vamos a proponer dos. En el primero se mide el
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 47<br />
ángulo entre el plano horizontal y la línea trazada<br />
desde el extremo medial al lateral de la rótula (Fig.<br />
5.16 b). Los valores normales de este ángulo están<br />
entre 0 y 5°. Ángulos mayores de 10° son anormales<br />
e indican mala alineación de la rótula.<br />
Otra forma de calcularlo, utilizando la TC, es<br />
midiendo el ángulo formado por una línea tangente<br />
a la cara posterolateral de la rótula y por una línea<br />
paralela a la línea tangente a los extremos<br />
posteriores de ambos cóndilos (Fig. 5.16 c). Valores<br />
de este ángulo inferiores a 7° son considerados<br />
patológicos.<br />
Algunos métodos de medición del ángulo de<br />
inclinación rotuliana utilizan la línea que pasa por<br />
los extremos anteriores de los dos cóndilos en lugar<br />
del plano horizontal o la tangente a los cóndilos<br />
posteriores. Estos métodos son problemáticos, ya<br />
que los cóndilos con frecuencia son displásicos en<br />
los pacientes con mala alineación de la rótula, lo que<br />
hace a esa línea poco fiable como referencia 13, 15, 16 .<br />
Distancia tuberosidad tibial-surco femoral<br />
Se obtiene en TC o RM con flexión de las rodillas<br />
de 15°. Se obtiene mediante la superposición de dos<br />
cortes: uno que pasa por el centro de la rótula y el<br />
centro de los cóndilos, y otro que pasa por el vértice<br />
de la tuberosidad anterior de la tibia. La distancia<br />
tuberosidad tibial-surco femoral es la existente entre<br />
dos líneas trazadas en perpendicular a la línea que<br />
une los bordes posteriores de ambos cóndilos, una<br />
de estas pasa por la parte más profunda del surco<br />
intercondíleo y la otra por el punto más anterior de<br />
la tuberosidad tibial (Fig. 5.16 d).<br />
El valor medio normal de esta distancia es de 13<br />
mm, con un rango de 7 a 17. Aumenta en la artrosis<br />
femoropatelar, la luxación recidivante de la rótula y<br />
la inestabilidad rotuliana 1, 13 .<br />
MEDIDAS EN TOBILLO Y PIE<br />
Ángulo de Böhler<br />
Se mide en las radiografías de tobillo en<br />
proyección mediolateral y se obtiene en el calcáneo.<br />
Es el ángulo formado por la línea que pasa por el<br />
punto más alto de la carilla articular posterior y la<br />
tuberosidad posterior y la que pasa por los ápices<br />
de la carilla articular posterior y la apófisis anterior<br />
del calcáneo (Fig. 5.17).<br />
La media de este ángulo en personas sanas es de<br />
unos 30°, con un límite inferior de 18°. Este ángulo<br />
disminuye en las fracturas de calcáneo, pudiendo<br />
llegar a hacerse negativo. Es un buen índice del<br />
grado de gravedad de la fractura y del resultado de<br />
la reducción, y permite pronosticar la evolución de<br />
la lesión 1, 3 .<br />
Ángulos axiales del tobillo<br />
Se pueden observar en la radiografía AP del<br />
tobillo. Son dos ángulos formados a partir de la línea<br />
horizontal tangencial a la superficie articular del<br />
astrágalo. El ángulo maleolar tibial es el formado<br />
entre esta línea y la tangente a la superficie articular<br />
del maléolo medial, mientras que el ángulo maleolar<br />
peroneo es el que se forma<br />
con la línea tangente a la superficie articular del<br />
maléolo lateral (Fig. 5.18).<br />
El ángulo maleolar tibial mide 53° de media,<br />
habiéndose observado ángulos de 45 a 65° en<br />
personas normales. El ángulo maleolar<br />
peroneo, por su parte, mide 52° de media en<br />
personas normales, con un rango de 45 a 62° 1, 3 .<br />
Ángulo de Meschan<br />
En la radiografía dorsoplantar del pie, el ángulo<br />
está formado por la línea tangente a las cabezas de<br />
los dos primeros metatarsianos y la tangente a las<br />
cabezas del resto de los metatarsianos (Fig. 5.19).<br />
Su valor normal es de 140 a 142,5°. Si es menor, la<br />
estética y la biomecánica del pie se ven afectados 1,<br />
3<br />
.<br />
Ángulos del hallux valgus<br />
Son ángulos que permiten describir la localización<br />
y la severidad del hallux valgus y son importantes<br />
para la planificación preoperatorio. Son cuatro<br />
ángulos que se miden en la proyección dorsoplantar<br />
del pie (Fig. 5.20).<br />
El primer ángulo intermetatarsiano es el formado<br />
por los ejes mayores del primer y segundo<br />
metatarsiano. Es normal por debajo de 10°.<br />
El ángulo metatarsus primus varus está formado<br />
entre los ejes mayores del cuneiforme medial y del<br />
primer metatarsiano. Es normal por debajo de 25°.<br />
El ángulo del hallux valgus lo forman los ejes del<br />
primer metatarsiano y de su falange proximal, siendo<br />
normal cuando es menor de 15°.<br />
El ángulo interfalángico del hallux, lo forman los<br />
ejes de ambas falanges del primer dedo y es normal<br />
por debajo de 8° 3 .<br />
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6<br />
Radiología de los<br />
trastornos de la alineación<br />
Eva Llopis San Juan<br />
INTRODUCCIÓN<br />
a aparición de técnicas de imagen más avanzadas<br />
Lpara el estudio de la columna ha hecho que en los<br />
servicios de radiodiagnóstico la radiología<br />
convencional quede en ocasiones en segundo plano.<br />
Sin embargo, la radiología simple sigue siendo la<br />
técnica esencial para el estudio de la columna y,<br />
sobre todo, de sus deformidades. En beneficio de los<br />
enfermos con esta patología, conviene que utilicemos<br />
la exploración óptima para cada caso. El<br />
conocimiento de las diferentes proyecciones y de su<br />
utilidad, así como el uso de la misma<br />
terminología que ortopedas y<br />
rehabilitadores mejoraría la comunicación<br />
con ellos y aumentaría la calidad de<br />
nuestros informes. Por último, hemos de<br />
recordar que es nuestra responsabilidad<br />
formar a los técnicos para la realización<br />
de exploraciones de óptima calidad y<br />
conseguir limitar la dosis de radiación<br />
tanto como sea posible.<br />
La importancia de la correcta<br />
alineación de la columna es conocida<br />
desde Hipócrates, que ya en el siglo IV<br />
a.C. hablaba de ithiscoliosis en su libro<br />
«de las articulaciones». Este término<br />
describe que la columna es recta en el<br />
plano coronal pero no<br />
en el plano sagital, siendo lordótica en<br />
la columna cervical y lumbar, y cifótica<br />
en la columna dorsal y sacra. Galeno,<br />
dos siglos más tarde, observa que el<br />
movimiento y la bipedestación no serían<br />
posibles si la columna estuviera formada<br />
por un único hueso rígido.<br />
La prevalencia de la escoliosis se basa en los<br />
estudios de la escoliosis del adolescente, y oscila entre<br />
el 1 y el 3,6%. En el 80% de los casos la escoliosis es<br />
idiopática y aunque se han propuesto diferentes<br />
teorías fisiopatogénicas ninguna tiene una amplia<br />
aceptación. El objetivo de las técnicas quirúrgicas es<br />
recuperar el balance del cuerpo y fusionar para<br />
prevenir la progresión de la deformidad y, de forma<br />
secundaria, corregir la deformidad y aumentar la<br />
flexibilidad.<br />
El propósito de este capítulo es proporcionar una<br />
a b c<br />
Figura 6.1. Escoliosis toracolumbar, torácica<br />
derecha y lumbar izquierda estudiada en<br />
proyección PA. a) Radiografía inicial. La<br />
curva torácica mide 18°. b) Progresión en<br />
dos años de la curva. Aumento del ángulo<br />
de Cobb en la curva torácica a 49°. c)
48 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
<strong>guía</strong> técnica, así como un algoritmo diagnóstico para<br />
esta entidad.<br />
EXPLORACIÓN RADIOLÓGICA SIMPLE<br />
a exploración inicial ante la sospecha clínica de<br />
Ldeformidad en la columna es la radiografía de la<br />
columna completa, radiografía de 30 x 90 cm en<br />
bipedestación (Fig. 6.1). Esta radiografía nos<br />
TABLA 6.1<br />
Clasificación etiológica de la escoliosis<br />
Idiopática<br />
Infantil (0 a 3 años)<br />
Juvenil (3 a 10 años)<br />
Adolescente (10 años hasta la maduración esquelética completa)<br />
Adulto<br />
Neuromuscular<br />
Neuropática<br />
Motoneurona superior<br />
Parálisis cerebral<br />
Degeneración espinocerebelosa<br />
Tumor intramedular<br />
Siringomielia (adquirida)<br />
Otras<br />
Motoneurona inferior<br />
Poliomielitis y otras mielitis virales<br />
Atrofia espinomuscular<br />
Artrogriposis neuropática<br />
Síndrome de Riley-Day<br />
Traumatismo medular<br />
Otras<br />
Miopática<br />
Artrogriposis miopática<br />
Distrofia neuromuscular<br />
Hipotonía congénita<br />
Congénita<br />
Anomalía vertebral<br />
Defecto de formación<br />
Defecto de segmentación<br />
Neuropática<br />
Anomalía congénita de médula espinal<br />
Síndrome de la médula anclada<br />
Siringomielia (congénita)<br />
Diastematomielia<br />
Otras<br />
Disrafismo espinal<br />
Meningocele<br />
Mielomeningocele<br />
Del desarrollo<br />
Displasia esquelética<br />
Displasia diastrófica<br />
Displasia espondilometafisaria<br />
Mucopolisacaridosis<br />
Disostosis esqueléticas<br />
Neurofibromatosis<br />
Síndrome de Marfan<br />
Síndrome de Ehlers-Danlos<br />
Otras<br />
Miscelánea<br />
Posirradiación<br />
Posinfecciosa<br />
Postraumática<br />
Posquirúrgica<br />
Otras<br />
permite realizar el diagnóstico, descartar otras<br />
causas que produzcan escoliosis, clasificar y<br />
cuantificar la curva, realizar<br />
un seguimiento en el tiempo y valorar la respuesta<br />
al tratamiento 1-4 .<br />
La escoliosis estructurada se puede clasificar en<br />
función de la causa, la edad de presentación o el<br />
segmento afectado (Tabla<br />
6.1).<br />
El estudio radiológico presenta diversos aspectos<br />
que es necesario tener en cuenta a la hora de realizar<br />
una exploración. A continuación desarrollamos los<br />
diversos aspectos a considerar.<br />
1. Radiación<br />
El gran problema que presenta la radiología<br />
simple es la radiación a la que se somete al paciente,<br />
habitualmente durante la infancia y adolescencia,<br />
edad en la que se suele sospechar la deformidad. El<br />
número de radiografías necesarias para el<br />
seguimiento de estos pacientes oscila entre una<br />
única exploración y un control cada tres-seis meses<br />
hasta que la maduración esquelética se ha<br />
completado.<br />
Es sabido que la radiación acumulada tras<br />
múltiples exploraciones radiológicas aumenta el<br />
riesgo de cáncer relacionado con ella. Los efectos de<br />
la radiación sobre las gónadas no son acumulativos,<br />
pero incrementan el riesgo de mutación. Los efectos<br />
de la radiación sobre otros órganos son<br />
acumulativos. Los tejidos más sensibles son la<br />
mama, el tiroides y la médula ósea. La mama es<br />
especialmente sensible a la radiación. Se cree que el<br />
período de máxima sensibilidad se produce durante<br />
la formación del brote mamario antes de la<br />
menarquia, período que coincide con unos de los<br />
mayores picos de incidencia de la escoliosis 6, 7 .<br />
Por lo tanto, deberíamos esforzarnos en disminuir<br />
la radiación (Tabla 6.2), siguiendo el criterio ALARA<br />
(as low as reasonably achievable, es decir, dosis lo<br />
más bajas posibles). En conclusión, realizar<br />
únicamente las exploraciones necesarias, colimar, y,<br />
TABLA 6.2<br />
Premisas para disminuir la radiación<br />
1. Disminuir el número de controles radiológicos que se realizan.<br />
Indicar únicamente aquellos cuya información pueda cambiar<br />
el plan de tratamiento<br />
2. Disminuir el número de repeticiones por la mala calidad de las<br />
radiografías<br />
3. Colimar al máximo para incluir únicamente la columna, lo cual<br />
disminuye la radiación dispersa. En la proyección lateral, colimar<br />
para no radiar la mama<br />
4. No utilizar parrilla antidifusora<br />
5. Utilizar radiografías de exposición rápida<br />
6. Utilizar filtros<br />
7. Utilizar protección gonadal y de tiroides<br />
8. Proteger la mama utilizando la proyección PA<br />
9. Utilizar radiología digital<br />
10. Analizar la edad ósea mediante otros métodos que no sean la<br />
cresta ilíaca y el cartílago trirradiado, como son la mano<br />
izquierda y el incremento de altura
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 49<br />
especialmente, utilizar la proyección posteroanterior<br />
(PA), ya que disminuye la dosis en la mama hasta 20<br />
veces.<br />
2. Radiología simple mediante sistemas<br />
digitales<br />
Actualmente el método radiológico<br />
universalmente aceptado para el estudio de las<br />
deformidades es la radiografía de columna completa<br />
con un chasis de 30 x 90 cm. Sin embargo, se están<br />
desarrollando sistemas de radiología digital que<br />
conviene conocer. Disponemos de tres sistemas de<br />
radiología digital: la radiología computarizada (CR),<br />
la fluoroscopia pulsada y la radiología directa (DR) 8,<br />
9<br />
.<br />
— La radiología computarizada es el sistema más<br />
extendido. La ventaja es que utiliza un sistema<br />
similar al de los 30 x 90 cm convencionales y<br />
la distancia al tubo y el tamaño de chasis son<br />
los mismos, por lo que las medidas son<br />
superponibles a las de la radiología<br />
convencional. En la CR la placa convencional<br />
se sustituye por una placa de fósforo fotoestimulable<br />
que consta de un soporte de plástico<br />
y un material luminiscente radiosensible, que<br />
generalmente es el fluoruro de bario<br />
dopado con europium. Esta placa se<br />
denomina IP (imaging plate). Se<br />
colocan varios IP y posteriormente<br />
se solapan las imágenes mediante<br />
un sistema de posproceso.<br />
— La fluoroscopia pulsada realiza un barrido del<br />
paciente. La ventaja es que utiliza una dosis<br />
de radiación menor, pero las desventajas son<br />
la disminución de la calidad y la no utilización<br />
del mismo sistema que el convencional.<br />
— La radiología directa es la que utiliza paneles<br />
planos de detectores que reciben directamente<br />
la exposición radiográfica y convierten esta<br />
señal en una imagen radiográfica digital. Se<br />
realizan tres exposiciones a diferentes niveles<br />
y, posteriormente, mediante un sistema de<br />
posproceso se solapan las imágenes.<br />
Las ventajas son las inherentes a la radiología<br />
a<br />
Figura 6.2. a) La radiografía de columna completa se debe realizar en un chasis de 30 x 90 cm con el paciente<br />
en PA. b) Proyección anteroposterior con el paciente sentado en un paciente con escoliosis neuromuscular.<br />
Esta proyección se debe reservar para pacientes que no puedan deambular.
50 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
digital: reducción de la radiación por un menor<br />
número de repeticiones y por una discreta<br />
disminución de la dosis por exposición y modificar<br />
el nivel y la ventana. Además al utilizar un soporte<br />
electrónico podemos visualizar, archivar y enviar las<br />
imágenes a distancia.<br />
El mayor problema es que se necesitan<br />
estudios a largo plazo que validen esta técnica,<br />
tanto en lo que respecta a la calidad de las<br />
radiografías como a las mediciones sobre ellas.<br />
LA PROYECCIÓN PA: TÉCNICA Y<br />
a<br />
VALORACIÓN<br />
Técnica<br />
a radiología de columna completa mediante un<br />
Lchasis de 30 x 90 cm se realiza en bipedestación,<br />
con el paciente descalzo (salvo en los casos en los<br />
cuales debe valorarse la corrección de la deformidad<br />
con un alza), en PA, sin rotación y con los pies y<br />
rodillas juntos (Fig. 6.2 a). La parte superior del<br />
chasis se centra sobre el conducto auditivo externo<br />
y el extremo inferior en la espina ilíaca<br />
anterosuperior. La distancia entre el tubo y el chasis<br />
b<br />
Figura 6.3. Terminología de la SRS para el estudio de la columna en un paciente con escoliosis torácica<br />
derecha y lumbar izquierda. 1: vértebra apical. 2: vértebras límite. 3: ángulo de Cobb. 4: curva mayor. 5:
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 51<br />
es de 1,80-2 m. Se coloca un filtro en la salida del<br />
tubo que tiene dos placas de aluminio y que<br />
disminuye de grosor de forma que la columna<br />
cervical tiene mayor filtración, la torácica menor y la<br />
lumbar no tiene filtro.<br />
Los pacientes que no toleren la bipedestación<br />
deben explorarse en sedestación (Fig. 6.2 b). La<br />
exploración en decúbito supino se reserva para el<br />
estudio de las deformidades congénitas con curvas<br />
complejas, para poder visualizar mejor las<br />
estructuras óseas, o para los pacientes que no<br />
toleren la bipedestación 1, 2 .<br />
Terminología y medición<br />
La radiografía PA en bipedestación permite<br />
visualizar las características de las curvas. Los<br />
términos que vamos a definir posteriormente<br />
son fundamentales para la<br />
comunicación con los ortopedas y son los que<br />
publica la SRS (Scoliosis Research Society) (Fig. 6.3) 1,<br />
2, 10-12<br />
.<br />
— Vértebra apical (1): es la vértebra más rotada<br />
y la más desviada del eje vertical. Esta es la<br />
vértebra que determina el patrón de la curva:<br />
cervical, torácica o lumbar; cada una de las<br />
curvas se nombra, siguiendo la distribución<br />
craneocaudal. Cuando esta vértebra se localiza<br />
en la unión entre dos áreas se denomina curva<br />
de transición, cervicotorácica o toracolumbar.<br />
La dirección de la curva, derecha o izquierda,<br />
se determina por la localización de la<br />
convexidad.<br />
— Vértebras límite (2): son cada una de las<br />
vértebras más craneal y caudal cuyo platillo<br />
superior o inferior se inclinan más hacia la<br />
concavidad. Es muy importante recordar que<br />
estas vértebras permanecerán como vértebras<br />
límite para todas las valoraciones radiológicas<br />
durante la totalidad del tratamiento del<br />
paciente.<br />
— Ángulo de Cobb (3): es el ángulo que forman<br />
las líneas paralelas al platillo superior de la<br />
vértebra límite superior y al platillo inferior de<br />
la vértebra límite inferior. Sin embargo, y por<br />
comodidad para la medición, se determina<br />
midiendo el complementario del ángulo<br />
formado por las perpendiculares a estas dos<br />
líneas. Generalmente existe más de una curva,<br />
cada una de ellas debe ser medida e<br />
informada. Las vértebras límite se comparten<br />
con las curvas adyacentes.<br />
Esta medida la describió Cobb en 1948 y es el<br />
método universalmente aceptado para<br />
cuantificar la desviación en el plano coronal.<br />
La SRS define la escoliosis como la desviación<br />
lateral de la columna que mide más de 11° en<br />
el plano coronal en la radiografía en<br />
bipedestación.<br />
Las decisiones clínicas se basan en diferencias<br />
entre 3 y 5°. Así, se considera que el<br />
incremento en más de 5° del ángulo de Cobb<br />
en radiografías seriadas indica progresión de<br />
la escoliosis. Cuando la curva es menor de 20°<br />
se recomienda en general observación, en<br />
curvas entre 20 y 40° habitualmente se<br />
recomiendan tratamientos ortopédicos con<br />
corsés, y en escoliosis severas, mayores de<br />
50°, se recomienda corrección quirúrgica.<br />
El gran problema que tiene este método de<br />
medida es que tiene una variabilidad<br />
importante intra e interobservador. La<br />
variabilidad intraobservador media es de<br />
aproximadamente 3,5°, y oscila entre 2,8 y<br />
7,2°. La variabilidad interobservador oscila<br />
entre 2,8 y 10°. Es esencial la correcta<br />
identificación de las vértebras límite desde el<br />
principio. Esta importante variabilidad hace<br />
que, tanto radiólogos como ortopedas,<br />
debamos ser cautos a la hora de interpretar<br />
como significativas las diferencias observadas.<br />
Probablemente, la generalización del uso de<br />
los métodos digitales proporcione una mayor<br />
estabilidad en las diferentes medidas y, tras<br />
un corto período de entrenamiento, puedan<br />
realizarse en el mismo tiempo o incluso<br />
menos 13-15 .<br />
— Curva mayor (4): es la curva cuyo ángulo de<br />
Cobb es mayor.<br />
— Curva menor (5): es cualquier otra curva cuyo<br />
ángulo de Cobb es menor que el de la curva<br />
mayor.<br />
— Línea sacra media (6): es la línea perpendicular<br />
a la tangente a los bordes superiores de ambos<br />
ilíacos y que pasa por el centro del borde<br />
superior del sacro.<br />
— Balance en la plano coronal: es la distancia en<br />
centímetros desde la línea sacra media hasta<br />
la apófisis espinosa de C7.<br />
— Vértebra estable: es la última vértebra lumbar<br />
que cruza por su mitad la línea sacra media.<br />
Esta vértebra es importante para los cirujanos,<br />
puesto que es uno de los marcadores del nivel<br />
de fusión.<br />
PROYECCIÓN LATERAL<br />
¿Es necesaria la proyección lateral?<br />
l plano lateral es fundamental para descartar<br />
E alteraciones asociadas, como cifoescoliosis o<br />
espondilolisis. Un objetivo fundamental en la cirugía<br />
de la escoliosis es la corrección en el plano lateral<br />
para conseguir un correcto balance sagital.<br />
Técnica<br />
La proyección lateral se realiza con el paciente
52 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
2<br />
Figura 6.4. Proyección lateral. a) Proyección lateral de columna completa.<br />
b) Proyección lateral con el paciente en sedestación.<br />
Figura 6.5. Terminología y medidas en la proyección lateral. 1: cifosis<br />
torácica. 2: lordosis lumbar. 3: plomada desde C7. 4: distancia en centímetros<br />
desde la esquina anterosuperior de S1y la plomada desde C7.<br />
a<br />
b<br />
Figura 6.6. a) Cifosis en el contexto<br />
de enfermedad de Scheuermann. b)<br />
Radiografía localizada donde se<br />
identifican los criterios de<br />
TABLA 6.3<br />
Criterios radiológicos de Sorensen de enfermedad<br />
de Scheuermann*<br />
1. Cifosis torácica mayor de 45°<br />
2. Irregularidades en los platillos vertebrales<br />
3. Hernias intraesponjosas<br />
4. Disminución del espacio intervertebral<br />
5 Acuñamiento vertebral mayor o igual a 5°<br />
* Afectando a más de tres niveles consecutivos.
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 53<br />
a<br />
b<br />
Figura 6.7. a) Dorso redondo, cifosis<br />
moderada que no presenta los criterios<br />
radiológicos de la enfermedad de<br />
Scheuermann. b) Estudio de flexibilidad<br />
en proyección de hiperextensión del<br />
Figura 6.8. Medición del ángulo<br />
de rotación según el método de<br />
Nash y Moe, la migración del<br />
pedículo hacia la convexidad de<br />
la curva determina el grado de<br />
en bipedestación con los brazos levantados entre<br />
60 y 90°, apoyados sobre un soporte tipo palo de<br />
gotero a la misma altura o discretamente inferior<br />
para no forzar la elevación de la escápula (Fig. 6.4).<br />
La distancia al tubo es de 1,80-2 m. Únicamente<br />
tiene un filtro de aluminio en la parte del tubo que<br />
va a irradiar la columna cervical 1, 2 .<br />
la T1, por la interposición de los hombros y<br />
de la escápula. En estos casos la medición se<br />
realiza por convenio desde el platillo superior<br />
d<br />
e<br />
T4 (Fig. 6.5). Debemos recordar que las<br />
mediciones sucesivas en los controles<br />
Terminología y medición<br />
La cifosis en la población tiene una gran<br />
variabilidad y aumenta con la edad, la SRS acepta<br />
medidas entre 33 y 55° como normales 12, 16, 17 .<br />
— Cifosis torácica: la medición de la cifosis<br />
torácica se realiza mediante una modificación<br />
del ángulo de Cobb.<br />
Por convenio las vértebras límite en la<br />
medición de la cifosis torácica son T1 y T12,<br />
midiéndose el ángulo por el método de Cobb<br />
modificado entre el platillo superior<br />
de T1 y el platillo inferior de T12. En<br />
ocasiones es difícil identificar adecuadamente<br />
Figura 6.9. Ángulo de Mehta, es la diferencia entre<br />
el ángulo formado entre el platillo superior de la<br />
vértebra apical con la línea costovertebral de la<br />
concavidad y el de la línea costovertebral de la
54 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
Figura 6.10. Escoliosis infantil resolutiva torácica derecha. a) Estudio en 1996. Ángulo de Cobb de la curva<br />
torácica de 35°. b) Estudio en 1997. Ángulo de Cobb de 32°. c) Estudio en 2002. Ángulo de Cobb de 0°.<br />
evolutivos siempre deben reali-zarse tomando<br />
como referencia las mismas vértebras<br />
límite.<br />
La transición toracolumbar se define como el<br />
ángulo de Cobb entre el platillo superior de<br />
T10 y el platillo inferior de L2.<br />
— Lordosis lumbar: la lordosis lumbar se define<br />
como el ángulo de Cobb medido entre el<br />
platillo superior de T12 y el superior de S1; el<br />
sacro se considera como la vértebra límite<br />
inferior.<br />
— Acuñamiento vertebral: el ángulo de<br />
acuñamiento vertebral se define como el<br />
ángulo formado entre los<br />
dos platillos vertebrales superior e inferior<br />
de una vértebra.<br />
— Inclinación sacra: el ángulo de inclinación sacra<br />
es el ángulo formado entre una línea vertical<br />
y una línea tangente al borde posterior del<br />
sacro.<br />
— Balance en el plano sagital: el eje vertical<br />
sagital se define como la distancia horizontal<br />
medida en centímetros entre la esquina<br />
anterosuperior de S1 y la línea definida por<br />
la plomada desde el centro del cuerpo de C7.<br />
Se considera que el balance es positivo<br />
cuando la plomada queda anterior al sacro y<br />
negativo cuando la plomada desde C7 queda<br />
posterior al sacro. Los adolescentes suelen<br />
tener un balance más negativo que los<br />
adultos.<br />
La patología por excelencia del plano sagital<br />
es la cifosis juvenil o enfermedad de<br />
Scheuermann (Tabla 6.3) (Fig. 6.6), que debe<br />
diferenciarse del dorso redondo. El dorso<br />
redondo es una cifosis moderada y flexible<br />
que no cumple los criterios radiológicos de la<br />
enfermedad de Scheuermann (Fig. 6.7) 16, 17 .<br />
ESTUDIO DE LA ROTACIÓN<br />
VERTEBRAL
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 55<br />
a escoliosis es una deformidad tridimensional. La<br />
Ldeformidad predominante es una curva lateral<br />
torácica con una rotación del eje vertebral y una<br />
lordosis sagital. Se inicia probablemente por una<br />
hipocifosis o hiperlordosis torácica que condiciona<br />
una rotación de los pedículos hacia la concavidad. El<br />
grado de rotación es difícil de determinar en la<br />
radiografía simple, pero tiene un valor pronóstico y<br />
condiciona el planteamiento quirúrgico. Existen<br />
muchos métodos para valorarlo. El método clásico<br />
es el de Nash y Moe que mide la distancia entre el<br />
pedículo de la convexidad y la parte lateral de la<br />
vértebra (Fig. 6.8). Los estudios mediante TC o RM<br />
proporcionan medidas más precisas, pero por el<br />
exceso de radiación o por su coste elevado no está<br />
justificado su uso 12, 18, 19 .<br />
Figura 6.11. Proyección bending lumbar derecho.<br />
a<br />
Figura 6.13. Fulcrum bending. Se utiliza para las<br />
b<br />
Figura 6.12. Exploración de flexibilidad, bendings. a) Bending lumbar, movilizando al máximo hacia la<br />
convexidad o el ápex de la curva, en este caso bending lumbar izquierdo. b) Contrabending lumbar. Su<br />
utilidad está limitada al estudio prequirúrgico, para ayudar a determinar niveles de fusión.
56 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a b c<br />
Figura 6.14. Radiografía<br />
comparativa de un estudio estático<br />
y de flexibilidad en el mismo<br />
paciente. a) Estudio de columna<br />
completa en bipedestación.<br />
Escoliosis torácica derecha y lumbar<br />
izquierda. b) Bending torácico<br />
ESCOLIOSIS INFANTIL. ÁNGULO DE<br />
MEHTA<br />
a escoliosis infantil es aquella deformidad que se<br />
Ldiagnostica en niños entre 0 y 3 años sin que<br />
presenten una malformación congénita asociada ni<br />
una alteración neuromuscular. Es una variedad<br />
infrecuente. Se divide en escoliosis progresiva y<br />
escoliosis resolutiva. En 1972 Mehta analizó las<br />
Figura 6.15. Proyección de corrección de la cifosis o<br />
hiperextensión.<br />
escoliosis infantiles y encontró algunas variaciones<br />
en las relaciones de la vértebra con la costilla que<br />
permitían diferenciar los enfermos que desarrollarían<br />
progresión de los que no, describiendo el ángulo que<br />
lleva su nombre. Es el ángulo formado entre el<br />
platillo superior de la vértebra apical y las costillas<br />
del lado convexo y cóncavo (Fig. 6.9). La escoliosis<br />
progresiva presenta una diferencia mayor de 20°, y<br />
el 85% de los pacientes que la padecen presentan un<br />
aumento de la deformidad a lo largo del tiempo. La<br />
escoliosis infantil resolutiva presenta una diferencia<br />
menor de 20° y la deformidad tiende a resolverse<br />
espontáneamente a lo largo del tiempo (Fig. 6.10).<br />
ESTUDIO DE FLEXIBILIDAD<br />
Objetivo<br />
l objetivo de los estudios de flexibilidad es saber<br />
E si una curva es flexible o no. Predice cuál será la<br />
máxima corrección que se puede obtener con el<br />
tratamiento, tanto ortopédico como quirúrgico.<br />
Determina el tipo de cirugía, la vía de abordaje y los<br />
niveles de fusión.<br />
<strong>Una</strong> curva flexible o no estructurada es una<br />
curva que se normaliza con el estudio de<br />
flexibilidad, es una curva compensadora. <strong>Una</strong> curva<br />
rígida o no estructurada es una curva que en<br />
el estudio de flexibilidad no demuestra movilidad<br />
o flexibilidad normal.
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 57<br />
apoyado sobre una gomaespuma en el punto de<br />
máxima concavidad y realizando la radiografía con<br />
rayo horizontal. Es una técnica sencilla y rápida y se<br />
correlaciona mejor con los resultados quirúrgicos<br />
(Figs. 6.13 y 6.14) 20, 21 .<br />
Estudios de flexibilidad en el plano<br />
sagital, corrección de la cifosis<br />
Figura 6.16. Valoración de la maduración esquelética<br />
según el método de Risser. La osificación del ilíaco<br />
se divide en cuatro partes. Cuando la osificación es<br />
completa es el grado 5.<br />
Los estudios de flexibilidad se realizan en las<br />
valoraciones diagnósticas iniciales y en las previas a<br />
un cambio de tratamiento.<br />
El estudio de flexibilidad que se debe utilizar en<br />
cada caso está determinado por el tipo de curva: los<br />
«bendings» o desviación lateral, para las escoliosis,<br />
los estudios de hiperextensión para la cifosis y los<br />
estudios en flexión para la lordosis.<br />
Estudios de flexibilidad en escoliosis:<br />
Bending-fulcrum bending<br />
Los estudios clásicos de flexibilidad de las<br />
desviaciones en el plano coronal son los «bendings».<br />
Son radiografías que se realizan con el enfermo en<br />
decúbito, fijando la pelvis y movilizando al máximo<br />
la columna torácica o lumbar hacia el ápex o la<br />
convexidad, de forma voluntaria (Figs. 6.11 y 6.12) 1,<br />
2<br />
.<br />
Las medidas son las mismas que en la proyección<br />
en bipedestación, utilizando el método de Cobb y<br />
tomando como referencia las mismas vértebras límite<br />
y la vértebra apical.<br />
La curva que no se normaliza con el estudio de<br />
bending es una curva estructurada y, por tanto, debe<br />
ser tratada. La curva que se normaliza con el estudio<br />
de «bending» es una curva no estructura y<br />
compensadora. Esta curva aparece en un intento del<br />
cuerpo para recuperar el balance coronal. Con el<br />
tiempo las curvas compensadoras pueden<br />
estructurarse.<br />
El «bending» torácico se correlaciona mal con el<br />
resultado que se puede obtener con las nuevas<br />
técnicas quirúrgicas. En un intento de reproducir<br />
mejor el resultado quirúrgico se han descrito nuevas<br />
proyecciones y técnicas. El «fulcrum bending» es una<br />
de ellas. El paciente se coloca en decúbito lateral<br />
El objetivo de los estudios de hiperextensión es<br />
ver la flexibilidad o estructuración de una cifosis y<br />
el grado de corrección de la deformidad.<br />
El paciente se coloca en decúbito supino con una<br />
gomaespuma en el punto de máxima cifosis y la<br />
radiografía se realiza con rayo horizontal. Se puede<br />
realizar en placas de 30 x 90 cm o bien de 35 x 43<br />
cm (Fig. 6.15) 1, 2, 16, 17 .<br />
Estudio de flexo-extensión<br />
La valoración radiológica de la flexión y extensión<br />
sigue siendo un tema controvertido, debido en parte<br />
a que muchas veces se realizan en diferentes<br />
posturas y no existe un estándar aceptado. Incluso,<br />
dependiendo de las escuelas, estas radiografías se<br />
realizan en bipedestación o en decúbito lateral. En<br />
general, salvo para estudios de espondilolistesis, las<br />
radiografías de flexo-extensión se suelen realizar en<br />
decúbito.<br />
El estudio de hiperflexión se realiza colocando al<br />
paciente en decúbito lateral, con las rodillas lo más<br />
próximas al tórax y la espalda flexionada al máximo.<br />
Estudios de tracción<br />
La mayor utilidad de estos estudios se da en los<br />
enfermos con enfermedad neuromuscular o parálisis,<br />
en un intento de disminuir el componente muscular<br />
de la deformidad. La radiografía se realiza con dos<br />
técnicos, traccionando al máximo desde la cabeza y<br />
desde los pies respectivamente. La utilidad de esta<br />
proyección es valorar cuál es la deformidad real y no<br />
la asociada a la debilidad muscular, así como la<br />
capacidad de corrección. También se puede realizar<br />
esta proyección suspendiendo al paciente de la cabeza<br />
en bipedestación 1, 2 .<br />
MADURACIÓN ESQUELÉTICA<br />
as curvas tienden a progresar durante el período<br />
Lde mayor crecimiento. Durante este período el<br />
seguimiento debe ser más estrecho. Los pacientes<br />
deben seguir siendo controlados al menos hasta la<br />
maduración esquelética completa. La tendencia de los<br />
ortopedas es hacer una valoración conjunta de los<br />
diferentes métodos de estudio de la maduración
58 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
esquelética, puesto que una gran parte de la decisión<br />
de finalizar un tratamiento depende de ellos.<br />
El método de Risser es el método clásico de<br />
medición de la maduración esquelética. Lo describió<br />
en 1958, cuando observó la coincidencia del<br />
crecimiento del platillo intervertebral con la<br />
progresión de la osificación de la apófisis del ilíaco<br />
(Fig. 6.16). Sin embargo, está demostrado que curvas<br />
grandes pueden progresar también cuando el ilíaco<br />
está completamente fusionado y únicamente el 60%<br />
de los niños han completado su crecimiento con un<br />
estadio de Risser 5 1-4 .<br />
La calcificación del cartílago trirradiado se ha<br />
correlacionado con una mayor precisión con el cese<br />
de crecimiento. El cierre del cartílago trirradiado se<br />
produce antes del pico de máximo crecimiento y<br />
previo al estadio de Risser 1.<br />
La edad ósea se determina con la radiografía de<br />
la mano izquierda, comparándola con los atlas<br />
estándar, como por ejemplo el de Greulich-Pyle o el<br />
TABLA 6.4<br />
Indicaciones de la RM en las escoliosis<br />
1. Curvas atípicas, torácicas izquierdas, cervicales, torácicas altas,<br />
cifosis torácica alta<br />
2. Alteración neurológica, especialmente cuando existe reflejo<br />
cutáneo abdominal positivo<br />
3. Cefalea, dolor de cuello o rigidez de nuca inexplicables<br />
4. Progresión rápida de la curva (> 1°/mes)<br />
5. Escoliosis congénita. Es la secundaria a malformaciones<br />
congénitas de las vértebras y estructuras que la soportan<br />
6. Escoliosis infantil. Es la que se diagnostica antes de los tres años<br />
7. Escoliosis juvenil. Es la que se desarrolla entre los tres años y<br />
la escoliosis del adolescente (> 10 años)<br />
a<br />
b<br />
de la población española de Miguel Hernández.<br />
Hoy en día se considera que el método más fiable<br />
es utilizar medidas consecutivas del pico de<br />
velocidad de crecimiento para saber la progresión<br />
de la maduración esquelética.<br />
CAUSAS ATÍPICAS<br />
DE ESCOLIOSIS<br />
xisten causas que condicionan una deformidad de<br />
E columna. En estos casos la causa se localiza<br />
invariablemente en la concavidad y, generalmente, en<br />
los elementos posteriores de la vértebra apical. La<br />
forma de la curva suele ser una curva en C, aunque<br />
también se puede asociar a un patrón típico de<br />
escoliosis idiopática. El grado de la curva es variable<br />
y muestra escasa corrección con los estudios de<br />
flexibilidad. Son comúnmente debidas a tumores,<br />
siendo los que más se asocian a deformidad el<br />
osteoma osteoide y el osteoblastoma.<br />
CLASIFICACIÓN<br />
DE LA ESCOLIOSIS<br />
nte un paciente con una alteración en el plano<br />
A coronal, una escoliosis, lo primero que debemos<br />
diferenciar es si estamos ante una estructurada o no<br />
estructurada. La escoliosis no estructurada es una<br />
alteración en la alineación en el plano coronal no<br />
tridimensional, flexible y que no se acompaña de<br />
rotación de los cuerpos vertebrales. El<br />
origen puede ser postural, histérico o<br />
secundario a procesos inflamatorios, a la<br />
irritación de una raíz neural o a una<br />
Figura 6.17. Estudio de RM de<br />
neuroeje de una escoliosis<br />
neuromuscular. a) Secuencia en<br />
plano coronal potenciada en T2 con<br />
reconstrucción MPR. b) Secuencia<br />
en plano sagital potenciada en T2<br />
Figura 6.18. Secuencia en plano sagital de<br />
una escoliosis congénita compleja con una<br />
gran cavidad de siringomielia.
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 59<br />
Figura 6.20. Diastomatomielia, anomalía tipo I de la<br />
división medular. TC con reconstrucción de superficie<br />
en la cual se confirma la naturaleza ósea del puente.<br />
Figura 6.19. Secuencia en plano sagital potenciada<br />
en T1 y T2 en la cual se identifica un descenso del<br />
filum terminale, termina en el espacio L3-L4, con<br />
engrosamiento del mismo y un lipoma. En el interior<br />
de la médula se aprecia una<br />
dismetría. La dismetría de a<br />
miembros inferiores debe ser<br />
superior a 2 cm para ser capaz de<br />
producir una escoliosis. Si la<br />
dismetría puede por sí misma<br />
ocasionar una escoliosis<br />
estructurada es un tema<br />
debatido, pero sí que es conocido<br />
que la presencia de una dismetría<br />
puede aumentar la magnitud de<br />
la curva y, por tanto, se debe<br />
informar de su existencia y<br />
posteriormente realizar los<br />
estudios de control con un alza<br />
para comprobar si disminuye al<br />
colocarla. El tamaño del alza debe<br />
medir lo mismo que la dismetría<br />
encontrada.<br />
La clasificación etiológica de la<br />
escoliosis estructurada (Tabla 6.1)<br />
tiene valor pronóstico, pero<br />
requiere en ocasiones<br />
información clínica. Diferentes<br />
etiologías de escoliosis pueden<br />
tener un patrón de curva similar.<br />
La escoliosis congénita es la<br />
que está producida por anomalías<br />
en el desarrollo de los cuerpos<br />
vertebrales.<br />
Los pacientes con<br />
enfermedades neuromusculares<br />
desarrollan deformidades<br />
precozmente que progresan incluso después de la<br />
maduración esquelética. En estos pacientes el<br />
desarrollo de una deformidad severa compromete<br />
su capacidad de deambular o sentarse aumentando<br />
el número de complicaciones.<br />
En el grupo de las escoliosis del desarrollo<br />
debemos hacer mención especialmente, por su alta<br />
incidencia, la neurofibromatosis. En ella, la escoliosis<br />
b<br />
Figura 6.21. Escoliosis congénita<br />
compleja con múltiples<br />
malformaciones. a) Radiografía PA<br />
de columna completa en 30 x 90<br />
cm. Permite visualizar la doble<br />
curva torácica derecha y lumbar<br />
izquierda. Sin embargo, es difícil<br />
definir las malformaciones<br />
presentes en la transición<br />
cervicotorácica. b) TC multicorte<br />
con reconstrucción de superficie
60 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
constituye la deformidad esquelética más frecuente.<br />
Tiene dos formas de presentación: un patrón<br />
indistinguible de la escoliosis idiopática del<br />
adolescente y un patrón distrófico, caracterizado por<br />
una curva corta y una marcada angulación.<br />
Existen otras muchas causas que pueden causar<br />
escoliosis, pero debemos recordar los traumatismos<br />
medulares, especialmente en niños, ya que el 96%<br />
de los enfermos menores de 10 años con lesión<br />
medular desarrollan escoliosis progresiva.<br />
La escoliosis idiopática es la más frecuente. Se<br />
define como la desviación lateral de la columna en<br />
un paciente sano sin lesión neurológica o muscular<br />
subyacente y sin alteraciones radiológicas. A su vez<br />
se clasifica dependiendo de la edad de presentación<br />
en escoliosis infantil (0 a 3 años), juvenil (3 a<br />
10 años) y<br />
escoliosis del adolescente (de 10 años hasta la<br />
maduración esquelética). Esta última es la de mayor<br />
prevalencia en la población general.<br />
RESONANCIA MAGNÉTICA (RM)<br />
Indicaciones de la RM<br />
l uso de la RM en la investigación preoperatoria<br />
E de niños con escoliosis es un tema controvertido.<br />
Muchos estudios han demostrado la asociación entre<br />
la patología del neuroeje y la presencia de<br />
desviaciones de columna. La columna y el neuroeje<br />
se forman durante el mismo período embrionario,<br />
por lo que existen muchas anomalías asociadas. La<br />
cirugía en un paciente con patología medular puede<br />
tener consecuencias dramáticas. También se ha<br />
demostrado que el uso rutinario de la RM no aporta<br />
información adicional en la mayoría de casos de la<br />
escoliosis idiopática, aumentado únicamente el<br />
gasto sanitario sin modificar el tratamiento 22-30 .<br />
Existe consenso en que, cuando están presentes<br />
las circunstancias descritas en la tabla 6.4, la<br />
investigación con RM es necesaria para descartar<br />
lesiones del neuroeje.<br />
En estos casos se debe investigar el neuroeje de<br />
forma completa, desde la médula cervical hasta el<br />
sacro. Las secuencias fundamentales son secuencias<br />
sagitales potenciadas en T1 y T2 siguiendo el eje de<br />
la médula, añadiendo secuencias en planos axiales<br />
cuando exista patología. Nosotros añadimos una<br />
secuencia en plano coronal, con reconstrucciones<br />
posteriores en multiplanar (MPR) para valorar la<br />
morfología de la curva, estudiar los discos y valorar<br />
si existe alguna malformación asociada (Fig. 6.17).<br />
No realizamos medición del ángulo de Cobb, puesto<br />
que es una exploración en decúbito supino y no se<br />
realiza seguimiento de las curvas con RM 31 .<br />
La morfología habitual de la médula en el<br />
contexto de una escoliosis muestra una desviación<br />
hacia la concavidad.<br />
Patologías más frecuentes<br />
Las anomalías más frecuentes que se deben<br />
valorar con la RM son:<br />
Malformación de Arnold-Chiari: es el descenso<br />
a b c<br />
Figura 6.22. Defectos de fusión asimétricos. a y b) TC multicorte con reconstrucciones de superficie vista<br />
anterior y posterior. Se visualiza el defecto de segmentación asimétrico, con barras de fusión unilaterales<br />
en la vertiente derecha torácica. La barra superior une la primera, segunda y tercera vértebras torácicas, y<br />
presenta anomalías costales asociadas ipsilaterales. La barra inferior une la cuarta y quinta. c) Secuencia de<br />
RM en plano coronal potenciada en T1 que permite ver el defecto de segmentación, pero no proporciona la
RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 61<br />
Figura 6.23. Hemivértebra dorsal.<br />
Secuencia en plano sagital<br />
potenciada en T2 donde se<br />
visualiza la hemivértebra, los<br />
discos vertebrales adyacentes no<br />
fusionados y la deformidad en<br />
Figura 6.24. Secuencia en plano<br />
coronal potenciada en T1 de una<br />
hemivértebra segmentada o libre<br />
en L4 completamente separada<br />
de los cuerpos vertebrales<br />
adyacentes.<br />
Figura 6.25. Hemivértebra<br />
semisegmentada. El platillo<br />
superior de la hemivértebra está<br />
completamente fusionado al<br />
platillo inferior de L2. TC<br />
multicorte con reconstrucción MPR<br />
de las amígdalas cerebelosas por debajo del foramen<br />
magno. Las amígdalas tienden a ascender con la<br />
edad, con lo cual el criterio diagnóstico varía con ella.<br />
El criterio para diagnosticar una malformación de<br />
Arnold-Chiari durante la primera década es un<br />
descenso mayor de 6 mm de las amígdalas por<br />
debajo del foramen magno. A partir de la segunda<br />
década, el descenso deberá ser mayor de 5 mm 32, 33 .<br />
Siringohidromielia: se define como una cavidad<br />
dentro de la médula que se extiende a lo largo de<br />
más de dos cuerpos vertebrales. El término<br />
hidromielia se aplica cuando la dilatación es del canal<br />
central, reservando el de siringomielia cuando se<br />
extiende más lateralmente. Generalmente afecta<br />
tanto a la cavidad central como al parénquima, de<br />
ahí que se utilice el término siringohidromielia (Fig.<br />
6.18). Es importante conocer la existencia de una<br />
siringomielia antes de realizar la corrección<br />
quirúrgica de una escoliosis porque, en estos casos,<br />
una sobrecorrección se asocia con complicaciones<br />
neurológicas.<br />
Asimismo, en pacientes jóvenes con siringomielia<br />
y escoliosis, una corrección de la siringomielia puede<br />
estabilizar la progresión de la escoliosis e incluso<br />
hacerla regresar.<br />
El síndrome de la médula anclada: incluye un<br />
amplio complejo de alteraciones neurológicas y<br />
ortopédicas que se asocian a una posición baja y<br />
engrosamiento del filum terminale. Puede tener un<br />
lipoma asociado (Fig. 6.19).<br />
Anomalías en la división medular,<br />
diastomatomielia: son alteraciones infrecuentes en<br />
las cuales la médula se divide en su eje longitudinal<br />
para formar dos hemimédulas. El tipo I presenta dos<br />
hemimédulas con dos aracnoides y duras<br />
independientes separadas por un puente óseo o<br />
cartilaginoso. El tipo II presenta dos hemimédulas<br />
que están contenidas por una única vaina dural y<br />
separadas por una fina banda. La localización más<br />
frecuente es la lumbar.<br />
En los pacientes con escoliosis y malformación<br />
tipo I, el puente óseo o fibroso puede rotar y<br />
orientarse de forma anteroposterior e, incluso, cruzar<br />
oblicuo para insertarse en el pedículo o en la lámina<br />
contralateral creando dos hemimédulas asimétricas.<br />
En estos casos, generalmente la mayor es la<br />
posterior (Fig. 6.20). Es importante descartar que<br />
exista un puente fibroso entre la médula y la dura,<br />
que la literatura francesa denomina meningocele<br />
manque, de cara a una planificación quirúrgica.<br />
TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC)<br />
Indicaciones y técnicas<br />
as radiografías son difíciles de interpretar cuando<br />
Lel paciente es pequeño, presenta malformaciones<br />
complejas y la deformidad no está en el mismo<br />
plano. En estos casos la TC puede ser de gran
62 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
utilidad. La visualización de la deformidad desde<br />
todos los planos y la obtención de una imagen<br />
tridimensional son muy útiles para los ortopedas.<br />
La TC multicorte permite obtener una imagen<br />
isotrópica en todos los planos del espacio. Las<br />
reconstrucciones más útiles son las reconstrucciones<br />
multiplanares, especialmente la curva MPR y las<br />
reconstrucciones de superficie.<br />
Sin embargo, debido a la importante irradiación<br />
que supone para estos pacientes, la TC debe<br />
limitarse al estudio de las malformaciones congénitas<br />
complejas. La TC con las reconstrucciones nos<br />
permite ver la malformación, definir sus relaciones<br />
con las vértebras adyacentes y las alteraciones<br />
asociadas, especialmente las costales.<br />
La clasificación de las malformaciones congénitas<br />
según el defecto embrionario se divide en dos grandes<br />
grupos: defectos de segmentación y defectos de<br />
formación. Algunas deformidades tienen combinación<br />
de ambos defectos y son difíciles de clasificar (Fig.<br />
6.21).<br />
Hay estudios que se plantean qué tipo de<br />
reconstrucción es más útil, dependiendo del tipo de<br />
la malformación, y concluyen que el 3D es mejor para<br />
los defectos de formación y el MPR para anomalías<br />
C1-C2 y defectos de segmentación. Los nuevos<br />
algoritmos de reconstrucción permiten ver ambos<br />
<strong>práctica</strong>mente a la vez 34-36 .<br />
Clasificación de las malformaciones<br />
congénitas vertebrales<br />
1, 2, 37-39<br />
Defectos de segmentación<br />
1. Defectos simétricos o circunferenciales. Son<br />
los que forman las vértebras en bloque y no<br />
condicionan por sí mismos curvas progresivas.<br />
2. Defectos asimétricos o excéntricos. Son barras<br />
sólidas que fusionan el hueso a través del<br />
disco o de los elementos laterales o<br />
posteriores, mientras el lado contralateral es<br />
normal y por lo tanto tiene un crecimiento<br />
normal que condiciona la progresión de la<br />
curva (Fig. 6.22).<br />
La presencia adicional de una hemivértebra<br />
contralateral a la barra de fusión constituye la<br />
deformidad más progresiva que existe. El
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 63<br />
diagnóstico debe realizarse precozmente, ya que con<br />
el crecimiento parte de la malformación permanece<br />
oculta en la complejidad de la deformidad.<br />
Defectos de formación<br />
Se producen cuando la naturaleza no proporciona<br />
todos los elementos necesarios para el normal<br />
desarrollo de la vértebra 1, 2,37-39 . Dependiendo del grado<br />
de defecto se clasifican en agenesias, hemivértebras<br />
o hendiduras.<br />
Las hendiduras o vértebras en mariposa no<br />
condicionan una deformidad progresiva, salvo que<br />
exista una asimetría marcada<br />
en el tamaño de las dos partes, y generalmente<br />
condicionan cifosis.<br />
La agenesia del tercio anterior de la vértebra se<br />
denomina hemivértebra dorsal y condiciona una<br />
cifosis (Fig. 6.23).<br />
La severidad de la deformidad está generalmente<br />
marcada por el grado de trastorno de la<br />
segmentación asociado que presenta, puesto que<br />
va a condicionar el potencial crecimiento del<br />
paciente. La hemivértebra segmentada está<br />
completamente separada de las vértebras<br />
adyacentes y es la que tiene mayor potencial de<br />
progresión. Los platillos de crecimiento están libres<br />
y crecen (Fig.6.24).<br />
La hemivértebra semisegmentada está fusionada<br />
a la vértebra vecina. La obliteración del platillo de<br />
crecimiento en uno de los lados hace que progrese<br />
menos, y no suele exceder de 40° (Fig. 6.25).<br />
Cuando no está separada de ninguno de los lados<br />
se denomina hemivértebra no segmentada. Al no<br />
tener espacio discal no tiene potencial de<br />
crecimiento y no provoca deformidad progresiva.<br />
CONCLUSIONES<br />
1. La exploración fundamental para el estudio de<br />
una deformidad es la radiografía de la columna<br />
completa en 30 x 90 cm.<br />
2. El estudio básico requiere dos proyecciones,<br />
la proyección PA y la proyección lateral. El<br />
estudio de flexibilidad se realiza cuando se<br />
diagnostica la deformidad y antes de un<br />
cambio de actitud terapéutica.<br />
3. Debemos intentar reducir al máximo la dosis<br />
por exploración y el número de repeticiones.<br />
4. Es fundamental conocer la terminología que<br />
utilizan los ortopedas para mejorar la<br />
comunicación.<br />
5. Para poder extender el uso de la radiología<br />
digital en el estudio de columnas completas se<br />
necesitan estudios multicéntricos en los que<br />
participen radiólogos y ortopedas.<br />
6. Cuando exista sospecha de lesión neurológica<br />
se debe realizar un estudio del neuroeje<br />
completo con RM.<br />
7. El uso de la TC multicorte se debe limitar al<br />
estudio de malformaciones congénitas<br />
complejas.<br />
8. Las reconstrucciones multiplanares y de<br />
superficie proporcionan una imagen<br />
tridimensional de la deformidad.<br />
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7<br />
Radiología de las<br />
dismetrías<br />
Fernando Gómez Toledo y Leonor López Morales<br />
INTRODUCCIÓN<br />
a dismetría o anisomelia (desigualdad entre<br />
Lmiembros pares) de los miembros inferiores (MMII)<br />
es una patología común que consiste en el<br />
acortamiento o, menos frecuentemente, el<br />
alargamiento de uno o más de los huesos del<br />
miembro. Esto produce cambios en la dinámica del<br />
aparato locomotor y la activación de mecanismos de<br />
compensación, fundamentalmente en forma de<br />
basculación de la cadera y escoliosis vertebral.<br />
Pequeñas asimetrías milimétricas son comunes, su<br />
origen es desconocido y no tienen significación<br />
clínica, siendo muy frecuente un leve acortamiento<br />
del miembro inferior derecho en relación al<br />
contralateral. Cuando la dismetría oscila entre 0,5-2<br />
cm, se compensa con una ligera inclinación pélvica,<br />
sin que ello provoque trastornos funcionales ni<br />
repercusión sobre la columna vertebral, careciendo<br />
entonces de significación patológica. Diferencias<br />
mayores van a dar lugar a cambios en la marcha<br />
difíciles de compensar con la angulación de la pelvis,<br />
provocando escoliosis vertebral, deformidad de las<br />
rodillas, tobillos, etc., que en general generarán<br />
cambios en torno a todo el eje corporal, requiriendo<br />
con frecuencia correcciones quirúrgicas.<br />
DIAGNÓSTICO<br />
ueden hacerse mediciones clínicas de los MMII<br />
Ptomando como referencia la espina ilíaca<br />
anterosuperior y el maléolo interno, pero es un<br />
método impreciso. Asimismo la exploración física<br />
podrá localizar el hueso corto (pruebas de Galeazzi,<br />
Ellis, etc.) y orientar el diagnóstico, pero será<br />
mediante pruebas de imagen como se confirmará y<br />
cuantificará esa dismetría. Esas mismas pruebas<br />
deberán ayudarnos a determinar la etiología, siendo<br />
también imprescindibles en el control evolutivo del<br />
tratamiento y en el diagnóstico de las frecuentes<br />
complicaciones que aparecen durante el mismo.<br />
La radiología convencional o computarizada,<br />
según se disponga o no de esta última, son los<br />
métodos más habituales en el manejo de pacientes<br />
con dismetría. Podremos utilizar los ultrasonidos, la<br />
TC y la RM, cuando la patología se asiente en la<br />
cadera, partes blandas o en los casos de mala<br />
alineación rotatoria para medir el grado de la<br />
rotación.<br />
Telerradiografía<br />
Consiste en la toma de placas radiográficas en un<br />
chasis<br />
de<br />
30 3 90 cm o 30 3 120 cm y con una distancia<br />
tubo-placa de 1,8-2 m. Puede hacerse una única<br />
toma que incluya ambos miembros en su totalidad<br />
o en dos, una de los fémures incluyendo caderas y<br />
rodilla, y otra de las tibias que incluya las rodillas y<br />
tobillos. Las tomas radiográficas pueden hacerse en<br />
decúbito o bien en bipedestación con apoyo<br />
simétrico de ambos pies en el suelo.<br />
En el caso de adquisiciones en decúbito supino,<br />
el paciente se coloca directamente sobre el chasis<br />
con las espinas ilíacas anterosuperiores (EIAS)<br />
equidistantes de la placa y haciendo coincidir el<br />
plano sagital medio del paciente con el eje<br />
longitudinal medio del chasis. En la medida de lo<br />
posible la distancia entre los tobillos debe ser igual<br />
a la existente entre las caderas, pudiendo utilizarse<br />
cintas de «velcro» o sacos de arena para mantener<br />
la posición.<br />
Si las adquisiciones se hacen en bipedestación<br />
deben observarse los mismos cuidados y evitar la<br />
carga asimétrica sobre uno de los miembros.<br />
En ambos casos hay que incluir las caderas por<br />
arriba y los tobillos por abajo, si la toma es única, y<br />
los huesos completos que quieran medirse en el caso<br />
de exposiciones diferenciadas de fémures y tibias.<br />
Para obtener unas placas homogéneas y de buena<br />
calidad se utilizarán pantallas de refuerzo graduadas,<br />
colocando la zona más rápida a nivel de las<br />
pelvis/caderas y la más lenta en los tobillos. El
64 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
centrado se hace en un punto equidistante entre las<br />
rodillas.<br />
El método es bueno ya que con una única<br />
radiografía y con una dosis de radiación moderada<br />
(entre 1,5-1,85 mSv de dosis de entrada en<br />
superficie en adolescentes y adultos) se obtienen las<br />
medidas de fémur y tibia y la longitud total de ambos<br />
MMII. Deben utilizarse rutinariamente protectores<br />
gonadales. A menudo, estos pacientes requieren<br />
mediciones periódicas para controlar la progresión<br />
de la dismetría o la evolución del tratamiento<br />
corrector, lo que provoca la acumulación de dosis de<br />
radiación.<br />
El método tiene la desventaja de producir una<br />
magnificación que puede ser significativa en las<br />
dismetrías severas y alcanzar el 15%, lo cual es muy<br />
difícil de corregir mediante fórmulas matemáticas al<br />
estar provocada por factores variables como son la<br />
divergencia del haz de rayos, cambios en el centrado,<br />
la longitud de los huesos y el grosor de las<br />
estructuras corporales posteriores que determina la<br />
distancia de los huesos a la película radiográfica.<br />
Para minimizar la distorsión pueden utilizarse reglas<br />
radio opacas adheridas directamente a las piernas<br />
del paciente. De esta manera, con una única<br />
exposición se consigue una medida bastante segura<br />
de la longitud relativa de los MMII.<br />
Escanografía (radiografía ortocinética)<br />
Es un barrido longitudinal completo de los MMII<br />
desde las caderas a los tobillos. Inicialmente 1, 2, 3 la<br />
técnica se desarrolló con un tubo móvil de rayos X<br />
que<br />
se<br />
desplazaba a lo<br />
largo de la mesa,<br />
que incluía el<br />
a<br />
chasis y sobre la<br />
que se colocaba<br />
el paciente. Más<br />
tarde se<br />
diseñaron<br />
sistemas en los<br />
que el tubo<br />
permanece fijo y<br />
es la mesa la que<br />
se desplaza<br />
(stepping). El<br />
movimiento de<br />
uno u otro debe<br />
ser homogéneo<br />
para que la<br />
exposición sea<br />
uniforme y si la<br />
d i s t a n c i a<br />
foco/placa es de<br />
2 m no existirá,<br />
<strong>práctica</strong>mente,<br />
magnificación. En<br />
caso de que la<br />
Figura 7.1. Ortorradiografía. Sobre una misma placa<br />
se efectúan tres exposiciones centradas en las<br />
caderas, rodillas y tobillos. b) Telemetría mediante<br />
TC. Permite la medición de la longitud de los MMII<br />
distancia sea menor, se necesitará diafragmar mucho<br />
el tubo hasta conseguir un haz de rayos muy<br />
estrecho, no mayor de 1,5 mm, y de una profundidad<br />
no menor de<br />
3 mm para que la colimación sea eficaz y evitar el<br />
efecto de penumbra que disminuye la definición. De<br />
esta manera se evita también la magnificación.<br />
Se usan también chasis largos con pantallas de<br />
sensibilidad decreciente en los que se realiza una<br />
exposición uniforme durante todo el barrido, o bien<br />
con pantallas de sensibilidad uniforme en los que se<br />
va disminuyendo la intensidad del haz conforme el<br />
tubo se desplaza hacia los tobillos.<br />
Las mediciones que se consiguen son precisas con<br />
dosis de radiación moderadas y el sistema es de uso<br />
fácil, rápido y de bajo coste.<br />
Ortorradiografías (exposición localizada)<br />
Sistema inicialmente ideado en 1946 por Anderson,<br />
Wait y Green 4 y que con ciertas modificaciones se<br />
sigue utilizando. Requiere un tubo radiográfico sobre<br />
una columna móvil, una mesa y un chasis largo. El<br />
chasis se coloca directamente sobre la mesa y el<br />
paciente sobre el mismo en la posición neutra ya<br />
citada. Desde una distancia de 1,80-2 m se hacen tres<br />
disparos centrados a nivel de caderas, rodillas y<br />
tobillos y colimando el haz de rayos X de tal forma<br />
que la primera exposición incluya la pelvis y la mitad<br />
superior del fémur y la segunda abarque hasta la<br />
mitad de la tibia. Se marca sobre el chasis el límite<br />
inferior del haz en el primer disparo que deberá<br />
hacerse coincidir con el límite superior del segundo,<br />
b
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 65<br />
repitiéndose lo mismo para la tercera exposición (Fig.<br />
7.1).<br />
La colimación y el centrado del haz de rayos hacen<br />
que este sea perpendicular a los extremos del fémur<br />
y la tibia, con lo que <strong>práctica</strong>mente desaparece la<br />
magnificación por divergencia, obteniéndose una<br />
medida real de los MMII. Ahora bien en los casos en<br />
que exista una discrepancia importante entre ambos<br />
el centrado no podrá hacerse simétrico y reaparecerá<br />
la magnificación, por divergencia del haz, en uno de<br />
ellos. Esto se corrige con el mismo método aplicado<br />
de forma individualizada a cada MMII, de tal manera<br />
que se harán un total de seis disparos radiográficos.<br />
Las ventajas del método residen en que requiere<br />
un equipamiento muy básico, con poco coste<br />
económico, resulta sencillo de realizar, permite una<br />
buena definición ósea y de tejidos adyacentes, y se<br />
consigue una medición real que únicamente podría<br />
verse alterada cuando existen contracturas en flexión<br />
de cadera y rodilla.<br />
Al tratarse de un estudio en decúbito supino no<br />
puede valorarse la altura de los pies ni la disparidad<br />
pélvica. Para ello habría que efectuar estudios<br />
especiales en proyección lateral y en bipedestación<br />
para los pies, y radiografías de toda la columna en<br />
bipedestación, con y sin alzas, para medir la<br />
oblicuidad pélvica y la escolisis.<br />
Por último, la dosis total de radiación que recibe<br />
el paciente oscila, según la edad, entre 0,50 y 1 mSv,<br />
viniendo a ser ligeramente inferior a la administrada<br />
en los estudios de telerradiografía.<br />
Tomografía computarizada (TC)<br />
Permite también, mediante una única y rápida<br />
exposición, visualizar los MMII y la pelvis y hacer las<br />
mediciones directamente en el monitor, con lo que<br />
se ahorra tiempo y se gana comodidad 5 . Asimismo<br />
las medidas que se obtienen son<br />
reales sin magnificación 6 (Fig. 7.1<br />
b).<br />
Es el método de elección para<br />
la valoración de la rotación del<br />
fémur y la tibia y también puede<br />
ser útil en la patología de<br />
acetábulo y cabeza y cuello de<br />
fémur, que pueden ser causantes<br />
de dismetría.<br />
A<br />
Como inconvenientes pueden<br />
considerarse el mayor coste<br />
económico, la administración de<br />
una dosis de radiación dos veces<br />
mayor y el que es un<br />
equipamiento que normalmente<br />
solo está disponible en servicios<br />
de radiología hospitalarios.<br />
Radiología computarizada<br />
(CR)<br />
Figura 7.2. CR. Los<br />
paneles de control<br />
remoto permiten<br />
hacer<br />
una<br />
c o m p o s i c i ó n<br />
completa de los MMII<br />
Introducida al<br />
comienzo de la<br />
década de los<br />
ochenta en<br />
radiología torácica<br />
y ósea, ha ido<br />
extendiendo sus<br />
aplicaciones. Los<br />
chasis utilizan<br />
placas de<br />
almacenamiento de<br />
fósforo y<br />
posteriormente<br />
convierten la<br />
imagen analógica<br />
en digital.<br />
Para el estudio<br />
de los MMII<br />
actualmente se<br />
dispone de paneles<br />
de control remoto<br />
que almacenan<br />
hasta cuatro chasis<br />
d<br />
e<br />
35 3 43 cm y<br />
admiten la<br />
posibilidad de<br />
impresionar una o<br />
varias placas con<br />
una única<br />
exposición a los<br />
rayos X. El procedimiento se inicia desde la consola<br />
A<br />
Figura 7.3. Secciones axiales, mediante RM, de la tibia proximal y distal<br />
y medida de su ángulo de rotación distal.<br />
B<br />
B
66 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
de programación y lectura donde se selecciona el tipo<br />
de estudio, el número de chasis que se van a utilizar<br />
y la orientación de los mismos. A continuación se<br />
identifican y se colocan en el portachasis con especial<br />
cuidado de no alterar la posición seleccionada. Tras<br />
la exposición, en las mismas condiciones que en un<br />
estudio convencional, los tres chasis se llevan al lector<br />
que en un breve período de tiempo nos presentará<br />
en el monitor una imagen reconstruida de los MMII.<br />
Los estudios se almacenan en el equipo y desde él<br />
pueden exportarse a las consolas de trabajo, sistemas<br />
de información radiológica (RIS) o sistemas de archivo<br />
digital (PACS).<br />
Las dosis de radiación utilizadas son<br />
aproximadamente un 10% mayores que para la<br />
telerradiografía convencional, y la compensación de<br />
la pelvis a los pies la hace directamente la máquina<br />
mediante sus algoritmos de balance para la<br />
reconstrucción de la imagen.<br />
<strong>Una</strong> de las ventajas del método es la calidad de la<br />
imagen, con la posibilidad de variar sus características,<br />
lo cual hace que disminuya el porcentaje de<br />
exploraciones rechazadas por defecto en la técnica<br />
de exposición, así como el resto de las ventajas<br />
inherentes al manejo de las imágenes digitales (Fig.<br />
7.2).<br />
Con la progresiva mejoría de los sistemas digitales<br />
y la futura implantación de los detectores digitales<br />
planos (flat pannels), es previsible que las dosis de<br />
radiación puedan disminuirse hasta el 50% en<br />
algunas exploraciones 7, 8 . Lo cual es especialmente<br />
relevante en las dismetrías, que requieren controles<br />
radiográficos frecuentes que dan lugar a dosis altas<br />
de radiación acumulada.<br />
Ecografía<br />
La utilización de los ultrasonidos en las dismetrías<br />
se limita <strong>práctica</strong>mente al estudio de las displasias<br />
del desarrollo de la cadera. Existen métodos que<br />
utilizan ultrasonidos para medir la longitud o el<br />
grado de rotación de los miembros pélvicos, pero la<br />
mayoría son laboriosos y poco seguros, por lo cual<br />
9, 10,<br />
no han desplazado a los métodos radiográficos<br />
11<br />
.<br />
Resonancia magnética (RM)<br />
Es el método de elección cuando se trata de<br />
buscar patología de partes blandas asociada a<br />
dismetría o deformidades angulares, como puede ser<br />
la ausencia de determinados ligamentos de la rodilla<br />
en el genu valgo.<br />
Junto a la TC es el mejor método para valorar los<br />
desplazamientos de la cabeza femoral y es<br />
especialmente sensible en la enfermedad de Legg-<br />
Perthes 12 , en la que puede apreciarse el área de infarto<br />
antes de que se produzca la fractura subcondral y de<br />
que aparezcan cambios radiográficos.<br />
Puede servir para la medición de MMII pero es un<br />
método caro, el tiempo de exploración es<br />
TABLA 7.1<br />
Causas de dismetría de MMII<br />
Acortamiento<br />
Anomalías congénitas<br />
Infecciosas<br />
Fémur corto congénito<br />
Osteomielitis de fémur o tibia<br />
Deficiencia femoral focal proximal o distal<br />
Artritis séptica<br />
Hipoplasia unilateral congénita idiomática<br />
Tuberculosis de cadera, rodilla o tobillo<br />
Deficiencia longitudinal de tibia o peroné<br />
Displasia de cadera<br />
Otras malformaciones (coxa vara, pie equinovaro)<br />
Traumáticas<br />
Paralíticas<br />
Fracturas a nivel de las fisis<br />
Poliomielitis<br />
Fracturas diafisarias mal consolidadas<br />
Parálisis cerebral<br />
Mielomeningocele<br />
Lesiones cerebrales o medulares<br />
Traumatismos de los nervios ciático, femoral o peroneo<br />
Displasias<br />
Otras<br />
D. Fibrosa (S. de Albright) Encondromatosis multiple (E.de Ollier) Epifisiolisis de la cabeza femoral. Enfermedad de Legg-Perthes<br />
D. epifisaria hemimélica (E. de Trevor) Radioterapia<br />
Neurofibromatosis<br />
Quemaduras graves<br />
Displasia epifisaria múltiple<br />
Inmovilización prolongada<br />
Alargamiento<br />
Anomalías congénitas<br />
Hiperplasia unilateral congénita<br />
Gigantismo localizado<br />
Traumáticas<br />
Fracturas metafisodiafisarias<br />
Posquirúrgicas tras osteotomías, toma de injertos, etc.<br />
Fístulas arteriovenosas<br />
Inflamatorias<br />
Osteomielitis metafiso o diafisaria<br />
Artritis reumatoide<br />
Hemartrosis de la rodilla<br />
Otras<br />
Malformaciones vasculares (hemangiomas, fístulas A-V)<br />
Neurofibromatosis
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 67<br />
huesos, etc., y siempre hay una intervención de las<br />
partes blandas musculotendinosas, bien secundaria<br />
a la patología ósea o bien puede estar en el propio<br />
origen de la dismetría (retracción de la cinta<br />
iliotibial con abducción y valgo, ausencia de<br />
ligamentos de la rodilla, etcétera).<br />
DISMETRÍAS<br />
as causas de dismetría son muy numerosas (Tabla<br />
L 7.1), aunque en muchas de ellas coincide el<br />
mecanismo que origina el cambio en la longitud del<br />
Figura 7.4.<br />
Telerradiografía para<br />
la medición de la<br />
longitud total de los<br />
MMII y la medida<br />
individualizada del<br />
fémur y la tibia.<br />
sensiblemente mayor y no está disponible en muchos<br />
servicios de radiología.<br />
También, de manera similar a la TC 13 (Fig. 7.3),<br />
la RM puede utilizarse para medidas de rotación del<br />
fémur y la tibia, pero el coste es mayor, los tiempos<br />
de exploración largos y en los niños puede<br />
necesitarse sedación<br />
CAUSAS DE LAS DISMETRÍAS DE MMII<br />
odemos clasificar las dismetrías en tres grandes<br />
Pgrupos:<br />
— Dismetrías por una diferencia de longitud real<br />
entre los huesos de uno y otro miembro.<br />
— Patología angular en la que la dismetría está<br />
provocada por una desviación del miembro en<br />
relación a su eje mecánico.<br />
— Patología rotacional en la que la desviación se<br />
produce en relación al eje longitudinal del<br />
hueso.<br />
En la mayoría de las ocasiones encontraremos<br />
que en la dismetría intervendrán más de uno de los<br />
factores citados, pudiendo encontrar un fémur<br />
corto con desviación en aducción, un genu varo o<br />
valgo con rotación adicional de alguno de los<br />
Figura 7.5. Determinación de la basculación pélvica.<br />
a) Ángulo bicrestal. b) Diferencia de altura ilíaca. c)<br />
Ángulo de inclinación pélvica.<br />
a<br />
b<br />
c
68 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 7.6. a) Ángulo acetabular entre la línea de<br />
Hilgenreiner y una tangente al techo acetabular. b)<br />
Cuadrantes de Ombredanne formados por las líneas<br />
Figura 7.7. Métodos de Von Rosen de valoración de<br />
la displasia de cadera. a) En la luxación la metáfisis<br />
femoral sobrepasa la línea tangente a las ramas<br />
púbicas. b) La línea de prolongación del eje<br />
longitudinal del fémur se localiza por fuera del<br />
acetábulo.<br />
a<br />
b<br />
a<br />
b<br />
hueso.<br />
Los huesos largos de los MMII crecen en longitud<br />
a partir de dos cartílagos de crecimiento localizados<br />
en sus porciones proximal y distal, entre la metáfisis<br />
y la epífisis. Muchas de las dismetrías tienen su<br />
origen en la lesión de este cartílago por estímulos<br />
que pueden acelerar o detener el crecimiento. En<br />
general, los fenómenos de tracción y el aumento de<br />
vascularización del cartílago (fístulas A-V, infecciones<br />
o fracturas adyacentes en fase de consolidación) van<br />
a estimular el crecimiento, mientras que<br />
traumatismos, infecciones, fenómenos de<br />
compresión, fracturas, etc., provocarán una fusión<br />
prematura de la fisis con retardo o detención del<br />
crecimiento 14 .<br />
La longitud total del miembro se mide sobre la<br />
imagen radiográfica tomando como referencias el<br />
borde superior de la cabeza femoral y el borde<br />
inferior de la tibia a nivel de la articulación con el<br />
tobillo. Para la medición diferenciada del fémur se<br />
tomará como límite inferior el borde más distal del<br />
cóndilo interno, mientras que la eminencia<br />
intercondílea nos servirá como punto de referencia<br />
superior en las mediciones de la tibia (Fig. 7.4).<br />
La dismetría provoca un balanceo pélvico que se<br />
cuantifica midiendo la altura pélvica, el ángulo<br />
bicrestal o el de inclinación pélvica (Fig. 7.5). Como<br />
estas y otras determinaciones requieren trazar líneas<br />
horizontales, puede ser muy útil colocar una<br />
cuadrícula opaca en el interior del chasis de<br />
telerradiografía. La mayoría de las TC y de los<br />
sistemas de radiología digital disponen de esta<br />
herramienta en la pantalla del monitor de<br />
visualización.<br />
La medida del disbalance de las caderas la<br />
haremos del mismo modo que la altura pélvica. Dicha<br />
medida la necesitan los ortopedas cuando tienen que<br />
poner calzas de nivelación en el calzado.<br />
Es importante que las imágenes radiográficas<br />
sean de buena calidad porque deben servirnos<br />
también para identificar el cartílago de crecimiento<br />
dañado o las lesiones características de algunas de<br />
las causas de las dismetrías (infecciones, displasias,<br />
etcétera).<br />
DEFORMIDADES<br />
ANGULARES<br />
xisten numerosas condiciones en las que se<br />
Eproducen cambios en el alineamiento de los ejes<br />
de los MMII con deformidades que, como en las<br />
dismetrías, alteran la marcha normal. En algunas de<br />
estas enfermedades puede asociarse un acortamiento<br />
real de la longitud de los MMII. También pueden<br />
presentarse contracturas con deformidad que ayuden<br />
a la aparición de una dismetría.<br />
La confirmación de una alteración anatómica y su<br />
cuantificación deben basarse en la exploración clínica<br />
y radiológica. Existen muchos métodos de medición<br />
anatómica sobre placas radiográficas 15 , pero<br />
enumeraremos solamente algunos de ellos,
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 69<br />
L<br />
S<br />
iL<br />
Ls<br />
Y<br />
Is<br />
1<br />
a<br />
b<br />
Figura 7.8. Líneas iliofemoral y de Shenton. Cualquier<br />
interrupción de las mismas sugiere alteración de la<br />
cadera.<br />
posiblemente los de uso más común y de mayor<br />
sencillez y valor diagnóstico, aunque siempre existen<br />
las preferencias personales a la hora de utilizar un<br />
método u otro.<br />
Figura 7.9. Ecografía en posición lateral y con flexión<br />
de la cadera de 90º. Secciones coronales. (S) superior<br />
(L) lateral. a) Se identifica el ilion (iL) y el labrum (Ls)<br />
en la porción anterosuperior de la cápsula. Cartílago<br />
trirradiado (Y) entre el techo óseo del acetábulo y el<br />
isquion (Is). b) Ángulo alfa entre la prolongación del<br />
ilion y la línea del techo acetabular. Su valor normal<br />
Valoración radiológica de la displasia de<br />
cadera<br />
El ángulo o índice acetabular se forma por la<br />
intersección de la línea de Hilgenreiner, que une los<br />
cartílagos en Y con otra tangencial al techo<br />
acetabular (Fig. 7.6 a). El valor normal oscila entre<br />
25 y 30º en recién nacidos y lactantes,<br />
considerándose que hay displasia acetabular cuando<br />
supera los 40º.<br />
Las líneas de Perkins son verticales que se trazan<br />
desde los márgenes laterales de los techos<br />
acetabulares. Se cruzan perpendicularmente con la<br />
línea de Hilgenreiner, dando lugar a los cuadrantes<br />
de Ombredanne (Fig. 7.6 b). En las caderas normales<br />
la porción medial de la metáfisis femoral quedará<br />
por dentro de la línea de Perkins e inferior a la de<br />
Hilgenreiner. Si existe subluxación se localizará<br />
lateral a la línea de Perkins y en las luxaciones<br />
quedará también lateral a la línea de Perkins, pero<br />
por encima de la de Hilgenreiner.<br />
Von Rosen describió otros dos métodos de<br />
diagnóstico de la luxación congénita de cadera. En<br />
el primero de ellos (Fig. 7.7 a), sobre una placa en<br />
posición neutra, se traza una horizontal por el límite<br />
a<br />
Figura 7.10. a) Ángulo cervicodiafisario entre el eje<br />
diafisario y el eje longitudinal del cuello del fémur.<br />
b) Relación cefalotrocantérica normal, en anteversión,<br />
coxa valga y coxa vara.<br />
b
70 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
superior de las ramas pubianas y si la cadera es<br />
normal la metáfisis femoral quedará por debajo. En<br />
la cadera patológica la metáfisis traspasará esa línea.<br />
En el segundo método de Von Rosen, sobre una<br />
placa en abducción máxima, se prolonga el eje<br />
longitudinal del fémur que debe cruzar el techo<br />
acetabular y formar un ángulo de 45º con la línea<br />
media, a la altura de la cuarta vértebra lumbar. En<br />
las displasias el eje pasa por fuera del acetábulo y<br />
cruza la línea media por encima de L4 (Fig. 7.7 b).<br />
La línea de Shenton (Fig. 7.8) es un arco continuo<br />
que dibuja el contorno medial del cuello femoral y<br />
el borde superior del agujero obturatriz. En la<br />
luxación de la cadera se interrumpe, formando un<br />
escalón cuando el fémur se eleva y desplaza<br />
lateralmente.<br />
reducibles.<br />
La exploración ecográfica debe incluir imágenes<br />
transversales, también con caderas en flexión,<br />
aunque en este caso es preferible colocar al paciente<br />
en posición oblicua. En estas condiciones la cabeza<br />
femoral quedará limitada anteriormente por la<br />
metáfisis femoral y posteriormente por el isquion.<br />
Entre ambos dibujarán una U que en las luxaciones<br />
cambiará a V por el desplazamiento posterolateral<br />
de la cabeza femoral. Asimismo, se efectúan<br />
maniobras de estrés posterior para tratar de forzar<br />
la laxitud capsular y la luxación.<br />
Valoración ecográfica de la displasia de<br />
cadera<br />
La exploración ecográfica de la displasia del<br />
desarrollo de la cadera 16, 17 se realiza,<br />
preferentemente, con el niño en posición lateral<br />
estricta y con las caderas en flexión neutra o,<br />
preferentemente, de 90º. Haciendo un barrido sagital<br />
se obtendrán cortes coronales en los que<br />
identificaremos la línea de la superficie lateral del<br />
ilíaco, la porción ósea medial del acetábulo con el<br />
cartílago trirradiado y, por debajo, el isquion. Lateral<br />
desde el ilion se encuentra la cápsula articular y, en<br />
contacto con su porción superomedial, el labrum. La<br />
cabeza femoral aparece hipoecoica, en el acetábulo<br />
y envuelta lateralmente por la cápsula (Fig. 7.9 a). Si<br />
prolongamos la línea del ilíaco, atravesará la cabeza<br />
femoral y podremos determinar su porcentaje de<br />
cobertura acetabular. Cuando la cobertura es mayor<br />
del 60% la interpretaremos como una cadera normal,<br />
si es menor del 25% hablaremos de luxación y entre<br />
ambos valores podremos hablar de inmadurez,<br />
displasia, caderas subluxadas, etc. Este margen entre<br />
la normalidad y la luxación lo definiremos mejor<br />
mediante maniobras de stress durante la exploración<br />
ecográfica y midiendo el ángulo alfa del techo<br />
acetabular (Fig. 7.9 b). Éste se forma entre la línea de<br />
prolongación del ilíaco y otra trazada a lo largo del<br />
techo acetabular. Su valor normal debe superar los<br />
60º y por debajo de 40º se corresponde con una<br />
luxación. En los valores cercanos a 60º se habla de<br />
inmadurez y en los cercanos a 40º de subluxación.<br />
En la misma posición lateral y con flexión de<br />
caderas, en aducción, haremos el estudio dinámico<br />
empujando las rodillas hacia atrás, lo que equivale<br />
a una maniobra de Barlow. En la luxación la cabeza<br />
se desplaza en sentido posterior y superior y<br />
podremos ver también la interposición medial del<br />
labrum. Por el contrario, el estrés anterior con<br />
abducción (Ortolani) comprobará si la cadera es o no<br />
reducible cuando la cabeza está luxada. De esta<br />
forma en las subluxaciones podremos decir si son o<br />
no luxables y en las luxaciones si son o no<br />
Figura 7.11. Eje mecánico del miembro inferior entre<br />
el centro de la cabeza femoral y el centro del tobillo.<br />
Sirve como referencia para valorar las desviaciones<br />
axiales.
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 71<br />
Valoración de la coxa vara/valga<br />
Otra de las causas de dismetría es la coxa vara,<br />
alguna vez congénita, pero más frecuentemente<br />
secundaria a luxación, necrosis avascular, artritis<br />
séptica, consolidación anormal de fracturas,<br />
epifisiolisis o distracción en el tratamiento de un<br />
miembro corto.<br />
El ángulo cervicodiafisario (Fig. 7.10 a) resulta de<br />
la intersección del eje longitudinal del cuello femoral<br />
con el eje diafisario. Hallarlo en los niños pequeños<br />
puede ser complicado por falta de osificación de la<br />
Figura 7.12. Método de Herrera para valorar la<br />
desviación del eje mecánico. El ángulo formado por<br />
las líneas articulares de la rodilla y el tobillo no debe<br />
ser mayor de 5º.<br />
TABLA 7.2<br />
Causas de genu varo<br />
Genu varo persistente<br />
Tibia vara (enfermedad de Blount)<br />
Cierre asimétrico de la porción medial de la fisis femoral distal o tibial<br />
proximal<br />
Displasias óseas o fibrosas<br />
Consolidación anormal de fracturas de fémur o tibia<br />
Deficiencia tibial congénita<br />
Tratamientos complicados, de distracción de los MMII<br />
Raquitismo<br />
Figura 7.13. Ángulo de valgo femorotibial. Se forma<br />
entre los ejes diafisarios del fémur y la tibia. Varía<br />
con la edad y en los adultos es de 7-8º.
72 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
la otra también por el punto más alto del trocánter<br />
mayor. La distancia entre estas líneas horizontales<br />
debe ser igual en los dos miembros. Con la coxa<br />
valga aumenta y disminuye en la anteversión y sobre<br />
todo en la coxa vara.<br />
En la epífisis femoral cefálica deslizante el cuello<br />
del fémur se desplaza hacia delante y arriba en<br />
relación a la cabeza, produciéndose una desviación<br />
en varo. Rara vez el desplazamiento es hacia abajo<br />
y adelante provocando una coxa valga 18, 19 . La<br />
condrolisis 20 del cartílago articular de la cadera suele<br />
presentarse como una complicación de la epífisis<br />
femoral cefálica deslizante, apareciendo con una<br />
deformidad en flexión. También hay flexoaducción<br />
Figura 7.14. Deformidad angular de la rodilla. El eje<br />
mecánico queda desplazado medialmente y aumenta<br />
el ángulo de las superficies articulares.<br />
cabeza femoral. Al nacer es de 150º, reduciéndose<br />
a 145º a los tres años, a 140º a los seis, a 135º a los<br />
10, hasta que pasa a 120º en los adultos. Disminuirá<br />
en el varo y aumentará en el valgo. La medida es<br />
buena siempre que las placas radiográficas estén<br />
tomadas en posición neutra, ya que el ángulo se<br />
modifica con la rotación medial o lateral de la cadera.<br />
La relación cefalotrocantérica (Fig. 7.10 b) se<br />
determina trazando el eje longitudinal del fémur, que<br />
no varía con la rotación, y luego dos perpendiculares<br />
al mismo, que pasa una por el límite más alto de la<br />
epífisis (requiere que exista núcleo de osificación) y<br />
Figura 7.15. Vértice de la deformidad angular en la<br />
unión de los ejes mecánicos del fémur y la tibia.
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 73<br />
Figura 7.16. Ángulo metafisodiafisario. Aumenta por<br />
encima de 11º en las deformidades en varo.<br />
de la cabeza femoral en la enfermedad de Legg-<br />
Perthes. En todas ellas la comprobación de la<br />
afectación y el desplazamiento de la cabeza femoral<br />
se basaba en la exploración clínica y sobre todo en<br />
placas radiográficas convencionales sobre las que se<br />
determinaba el grado de lesión, de desplazamiento<br />
y de cobertura acetabular de la cabeza femoral. En<br />
la actualidad se utilizan la TC y la RM.<br />
Valoración de las desviaciones axiales<br />
de los MMII<br />
El eje mecánico es la referencia sobre la que se<br />
valoran las desviaciones de las extremidades<br />
pélvicas. Corresponde a la línea que va desde el<br />
centro de la cabeza femoral hasta el centro de la<br />
TABLA 7.3<br />
Causas de genu valgo<br />
Genu valgo persistente<br />
Cierre asimétrico de la porción lateral de la fisis femoral distal o tibial<br />
proximal<br />
Displasias óseas o fibrosas<br />
Consolidación en valgo de fracturas de fémur o tibia<br />
Deficiencia longitudinal congénita del peroné<br />
Complicación en valgo de tratamientos de elongación de los MMII<br />
Retracción de la cintilla iliotibial<br />
Raquitismo<br />
articulación del tobillo. Forma un ángulo de 3º con<br />
la vertical y otro de 6º con el eje longitudinal o<br />
diafisario del fémur. A nivel de la rodilla pasa entre<br />
las espinas tibiales, aunque se da por lo general una<br />
desviación máxima de 10 mm en sentido medial o<br />
lateral (Fig. 7.11). En el genu varo este eje quedará<br />
desplazado medialmente y en el valgo lateralmente.<br />
Sobre este eje se puede cuantificar el grado de varo<br />
o valgo, trazando unas líneas tangenciales a las<br />
superficies articulares proximal y distal de la tibia.<br />
Estas líneas deben ser paralelas o formar entre sí un<br />
ángulo no mayor a 5º (Fig. 7.12). El ángulo<br />
aumentará con vértice medial en el varo y con vértice<br />
lateral en el valgo.<br />
El ángulo femorotibial se forma por la intersección<br />
de los ejes diafisarios del fémur y la tibia y es de<br />
unos 15º, en varo, en los recién nacidos. A los 18<br />
meses las rodillas se alinean y el ángulo pasa a ser<br />
de 0º. Entre los dos y tres años se invierte a 12º en<br />
valgo, para ir corrigiéndose hasta quedar en 8º en<br />
las mujeres adultas y en 7º en los varones (Fig. 7.13).<br />
Las causas del genu varo (Tabla 7.2) pueden ser<br />
múltiples y de origen femoral o tibial. El estudio<br />
radiológico nos aportará datos sobre las mismas. Lo<br />
más indicado son las radiografías de miembros<br />
completos en anteroposterior y lateral y en posición<br />
neutra. Esto nos permitirá hacer mediciones si se<br />
aprecia dismetría asociada.<br />
Pueden verse lesiones claramente displásicas o<br />
ensanchamiento del cartílago de crecimiento y<br />
lesiones epifisarias características del raquitismo.<br />
En la enfermedad de Blount la deformidad es<br />
tibial, inmediatamente por debajo de la rodilla, ya<br />
que es debida al retardo de crecimiento de la porción<br />
posteromedial de la fisis. Se suele acompañar de<br />
laxitud ligamentosa y de acortamiento en la longitud<br />
tibial. El cierre asimétrico de la porción medial de las<br />
fisis femoral distal y tibial proximal puede estar<br />
también originada por una fractura, una infección o,<br />
incluso, por un tumor adyacente.<br />
La intensidad de la deformidad se puede<br />
cuantificar midiendo la distancia entre el eje<br />
mecánico y la eminencia intercondílea<br />
(Fig. 7.14), o bien por el ángulo femorotibial o la<br />
inclinación de las líneas articulares. Un buen método<br />
es prolongar el eje mecánico del fémur, que va<br />
desde el centro de la cadera al centro de la rodilla,<br />
y el de la tibia, que coincide con su eje longitudinal<br />
desde el centro de la rodilla al centro del tobillo. El<br />
lugar donde se crucen coincidirá con el vértice de<br />
la deformidad y la intensidad de la misma la<br />
determinará el ángulo que formen entre ellos<br />
(Fig. 7.15).<br />
El ángulo metafisodiafisario se obtiene trazando<br />
una línea perpendicular al borde lateral de la diáfisis<br />
tibial a la altura de la fisis proximal. Luego se traza<br />
otra línea a lo largo del plano transverso de la<br />
metáfisis tibial proximal que se cruzará con la<br />
primera<br />
formando<br />
el ángulo. Por encima de 11º existe deformidad
74 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 7.17. Ángulo de anteversión femoral. Se forma<br />
entre el eje del cuello y la línea bicondílea posterior,<br />
siendo el valor medio en los adultos de unos 15º.<br />
Figura 7.18. Ángulo de rotación tibial entre la línea<br />
bimaleolar y la línea posterior de la epífisis tibial.<br />
Oscila entre 15 y 20º de rotación externa.<br />
en varo. El ángulo aumentará en relación directa con<br />
el grado de deformidad<br />
(Fig. 7.16).<br />
El genu valgo es fisiológico hasta los siete años,<br />
aunque se encuentre acentuado. A partir de los ocho<br />
ya se consideran patológicas las «rodillas que se<br />
chocan». Las causas también pueden ser múltiples<br />
(Tabla 7.3) y localizarse en el fémur o en la tibia.<br />
En el genu valgo persistente del desarrollo no hay<br />
patología ósea intrínseca por lo que las epífisis y los<br />
cartílagos de crecimiento serán normales.<br />
El cierre asimétrico de la fisis con deformidad en<br />
valgo está motivado por las mismas causas que<br />
provocaban el genu varo. La deficiencia congénita<br />
del peroné puede tener varios grados de severidad<br />
pero en todos ellos aparecen otras anomalías, entre<br />
las que se encuentran el genu valgo, la tibia corta,<br />
la deformidad equinovalgo del pie y tobillo y la<br />
ausencia de ligamentos cruzados de la rodilla que<br />
la convierten en inestable.<br />
En el estudio del valgo aplicaremos los métodos<br />
descritos para la valoración de la deformidad en<br />
varo, aunque en este caso se invertirán los ángulos<br />
y la inclinación de las líneas articulares.<br />
Pueden darse también deformidades en flexión o<br />
hiperextensión (genu recurvatum) de la rodilla, que<br />
Figura 7.19. Ángulo de rotación<br />
normal de la rodilla. Mide unos 5º y<br />
se forma entre el eje bicondíleo<br />
posterior y el eje de orientación
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 75<br />
se valoran, en sagital, con relación al eje mecánico<br />
que conecta las tres articulaciones, pasando por la<br />
porción anterior de la rodilla.<br />
El ángulo de flexión de la rodilla se forma entre<br />
los ejes diafisarios del fémur y la tibia en las<br />
radiografías laterales. Su valor medio es de 2,5º<br />
(desviación estándar ± 1,1º). Se considera que hay<br />
deformidad cuando su valor está más allá de dos<br />
desviaciones estándar por encima o por debajo del<br />
valor medio. Hay una displasia con angulación<br />
posteromedial congénita de la tibia y el peroné que<br />
se acompaña de acortamiento tibial, y otra con<br />
incurvación anterolateral denominada seudoartrosis<br />
congénita de la tibia, porque esta puede fracturarse<br />
a nivel de la incurvación y producirse un fallo de<br />
consolidación.<br />
PATOLOGÍA ROTACIONAL<br />
os huesos largos de los MMII tienen una<br />
Lalineación, en relación a su eje longitudinal, que<br />
varía con el desarrollo hasta la edad adulta en que<br />
se estabiliza. Se habla de ante o retroversión cuando<br />
el grado de rotación en relación al eje anatómico está<br />
dentro de los valores normales que corresponden a<br />
la edad del paciente. Si el grado de giro sobrepasa<br />
esos valores por encima de dos desviaciones<br />
estándar, se considera anormal y se la denomina<br />
torsión. Esta torsión provocará una marcha<br />
convergente si es medial y divergente cuando es<br />
lateral.<br />
La torsión puede limitarse al fémur, a la tibia o<br />
afectar a ambos y en este caso el giro puede ser en<br />
el mismo sentido (aditivas) o en sentidos inversos<br />
(compensatorias).<br />
La alineación de los MMII varía desde la primera<br />
fase de la gestación en que rota medialmente todo<br />
el miembro para, en una fase posterior, rotar<br />
lateralmente el fémur y medialmente la tibia. Al<br />
término de la gestación la anteversión femoral puede<br />
acercarse a los 50º, para disminuir al año hasta 32º<br />
y quedar entre 10 y 15º al final del desarrollo. La<br />
tibia, que al nacer está en anteversión, gira<br />
lateralmente a un ritmo aproximado de 1º por año<br />
hasta alcanzar una retroversión de 15-20º en los<br />
adultos 21 .<br />
Los cambios en ese proceso de rotación normal<br />
d u r a n t e<br />
la gestación darán lugar a las deformidades<br />
rotacionales,<br />
en<br />
las que influyen también factores hereditarios y<br />
hábitos posicionales.<br />
Las causas más comunes de marcha convergente<br />
son: el metatarso varo en los lactantes, que puede<br />
asociarse a una torsión medial de la tibia; en niños<br />
de tres años, el genu valgo junto a pies planos; y a<br />
partir de los cuatro años, la antetorsión femoral. En<br />
cuanto a la marcha divergente, en los lactantes<br />
suele deberse a contracturas, con rotación lateral<br />
de las caderas, que con el tiempo ceden<br />
espontáneamente. Más tarde suelen estar originadas<br />
por una torsión femoral lateral y, en niños más<br />
mayores, por una retrotorsión tibial.<br />
En el fémur la torsión es proximal en relación al<br />
eje transcondíleo, mientras que en la tibia es distal<br />
en relación a su epífisis proximal. Con menor<br />
frecuencia se produce torsión interna o externa de<br />
la rodilla, en la que una de las epífisis, femoral o<br />
tibial, acompaña a la otra en su rotación.<br />
La valoración de la torsión es fundamentalmente<br />
clínica mediante el ángulo de progresión del pie,<br />
cuyos valores normales oscilan<br />
entre –5º de rotación interna y +20º de<br />
externa y que<br />
no determina si la rotación es femoral o tibial. El<br />
ángulo de rotación de la cadera valora la torsión<br />
femoral, no debiendo sobrepasar los 60º de<br />
rotación interna o externa. Para determinar el grado<br />
de torsión tibial se emplea el ángulo muslo-pie que<br />
oscila entre 10 y 30º. Aumenta con la rotación<br />
externa y disminuye en la interna.<br />
En los lactantes y niños pequeños puede usarse la<br />
ecografía pero ya comentamos que es laboriosa y<br />
poco segura, por lo que la valoración será clínica y,<br />
cuando se considere el practicar cirugía correctora,<br />
utilizaremos la TC.<br />
La exploración con la TC requiere de un mínimo<br />
de cuatro cortes axiales a distintos niveles:<br />
— Eje del cuello femoral, desde el centro de la<br />
cabeza al centro de la diáfisis en la base del<br />
cuello. Normalmente es suficiente un único<br />
corte a nivel de la fosita digital, aunque puede<br />
ser necesario algún corte adicional o inclinar
76 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
el plano de corte para poder trazar el eje<br />
adecuadamente.<br />
— Corte que nos facilite el eje transcondíleo,<br />
aproximadamente al nivel en que la altura de<br />
la escotadura intercondílea suponga un tercio<br />
de la altura total de la sección femoral.<br />
— Corte en la tibia proximal algunos milímetros<br />
por encima de la tuberosidad anterior.<br />
— Corte en el tobillo por la base de los maleolos.<br />
La superposición de los dos primeros cortes nos<br />
dará el grado de anteversión, femoral formado por<br />
el eje del cuello femoral y el bicondíleo posterior (Fig.<br />
7.17). El valor medio en los adultos oscila alrededor<br />
de 15º y cuando supera los 45º se indica la corrección<br />
quirúrgica. Si se acompaña de retrotorsión tibial<br />
compensatoria, provoca una inestabilidad<br />
femoropatelar con clínica de dolor en la rodilla. La<br />
retrotorsión femoral es muy infrecuente y no se<br />
corrige con el crecimiento, pudiendo incluso<br />
aumentar.<br />
El ángulo formado por el eje posterior de la<br />
epífisis tibial y el eje bimaleolar nos da el grado de<br />
rotación tibial que oscila entre 15-20º de rotación<br />
externa (Fig. 7.18).<br />
El ángulo que forman el eje bicondíleo posterior<br />
y el de orientación posterior de la epífisis tibial mide<br />
aproximadamente 5º y corresponde a la rotación<br />
normal de la rodilla (Fig. 7.19).<br />
TRATAMIENTO<br />
as dismetrías menores de 1,5-2 cm generalmente<br />
Lno requieren tratamiento y entre 1,5-2,5 cm se<br />
suelen compensar mediante un alza en el zapato,<br />
tanto si la escoliosis asociada es orgánica como si<br />
es funcional. Esta compensación no se hace al 100%,<br />
si no que se mantiene una diferencia de 0,5 cm con<br />
objeto de evitar que se invierta el balanceo pélvico.<br />
En diferencias de hasta 3-4 cm el tratamiento<br />
recomendado debería ser la corrección mediante<br />
alzas ortopédicas en el zapato del miembro corto.<br />
Sin embargo, son muchos los pacientes, o sus<br />
familiares cuando se trata de niños, que optan por<br />
una corrección quirúrgica. Este tratamiento<br />
quirúrgico en los adultos<br />
queda limitado al acortamiento del miembro largo<br />
o al alargamiento del corto. En los niños en fase de<br />
crecimiento lo más aconsejable es una epifisiodesis<br />
del miembro largo, en el momento adecuado, para<br />
que se iguale la longitud de ambos al final del<br />
período de desarrollo. El momento de la<br />
intervención se determina con el gráfico de la línea<br />
recta de Moseley o el de Anderson-Green 22-25 .<br />
Por encima de 5 cm de dismetría se recomienda<br />
el alargamiento del miembro corto.<br />
En cuanto a las técnicas quirúrgicas que se<br />
utilizan, muy rara vez se hacen acortamientos del<br />
miembro largo y más frecuentemente se detiene el<br />
crecimiento fisario del miembro largo mediante<br />
epifisiodesis 26-29 . El tratamiento quirúrgico más<br />
común es el alargamiento del miembro corto<br />
mediante técnicas de distracción progresiva 30-33 a<br />
34, 35<br />
nivel de la fisis (condrodiastasis) o de la<br />
metáfisis (callotasis) 36 . Las deformidades angulares<br />
se tratan mediante hemicondrodiastasis con<br />
distractores que también permiten corregir los<br />
defectos de rotación.<br />
En los alargamientos cortos se presentan pocas<br />
complicaciones, pero estas son muy frecuentes<br />
14, 37, 38, 39,<br />
cuando la distracción sobrepasa los 5 cm<br />
40<br />
, por lo cual durante el tratamiento son necesarios<br />
controles radiográficos que permitan detectarlas,<br />
seguidos de nuevos controles tras su corrección.<br />
De esta manera muchos de estos pacientes<br />
acumulan dosis altas de radiación, lo que nos<br />
obliga a optimizar aquellas exploraciones que<br />
resulten necesarias y evitar las no imprescindibles.<br />
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Trastornos de la<br />
alineación<br />
Amparo Vallcanera Calatayud y Jacinto Gómez Fernández-<br />
Montes<br />
INTRODUCCIÓN<br />
trastornos de la alineación de los pies en los<br />
Lniños pueden deberse a deformidades posturales<br />
intrauterinas, por compresión de una parte formada<br />
previamente con normalidad. Estas deformidades<br />
congénitas tendrán como rasgos comunes la escasez<br />
de alteraciones estructurales y la buena respuesta al<br />
tratamiento conservador, o incluso la corrección<br />
espontánea. En contraste, las deformidades<br />
congénitas estructurales se deben a malformaciones<br />
que se producen durante el período de la<br />
organogénesis (embriopatías teratológicas) y no se<br />
corrigen con la manipulación pasiva ni<br />
espontáneamente. En tercer lugar, hay deformidades<br />
adquiridas o funcionales, como el pie plano valgo<br />
flexible y el pie cavo neurológico, que se desarrollan<br />
por laxitud ligamentosa o trastorno neuromuscular<br />
sobre un pie normal al nacimiento.<br />
Nuestro objetivo es hacer una revisión <strong>práctica</strong> y<br />
resumida de la radiología de estos trastornos, a<br />
sabiendas de que muchos aspectos quedan sin ser<br />
descritos.<br />
Si valoramos y describimos un pie anormal,<br />
debemos hacerlo reconociendo las diferencias que<br />
presenta con un pie normal 1, 2 .<br />
ANATOMÍA Y MOVIMIENTOS DEL PIE<br />
natómicamente, el pie comprende: el retropié<br />
A(astrágalo y calcáneo), parte media del pie<br />
(escafoides, cuboides y las tres cuñas) y el antepié<br />
(metatarsianos y falanges).<br />
Las articulaciones importantes son: articulación<br />
del tobillo (tibioastragalina), articulación<br />
subastragalina (astragalocalcánea), articulación<br />
mediotarsiana (astragaloescafoidea y<br />
calcaneocuboidea) y la tarsometatarsiana<br />
(cuneometartasiana ).<br />
La articulación del tobillo se mueve en flexión<br />
plantar (equino) y en flexión dorsal (calcáneo). La<br />
articulación subastragalina es la responsable de los<br />
movimientos de supinación y pronación, usándose<br />
indistintamente los términos de supinación, inversión,<br />
varo o adductus y para el movimiento opuesto los de<br />
pronación, eversión, valgo o abductus (nosotros<br />
usaremos los términos de supinación y pronación).<br />
La articulación mediotarsiana sigue el movimiento de<br />
la articulación subastragalina. La tarsometatarsiana<br />
tiene poco movimiento.<br />
Las estructuras que soportan el pie son los<br />
tendones y los ligamentos.<br />
Figura 8.1. Niño de cinco años. Se observan los<br />
núcleos de osificación de las cuñas lateral, medial e<br />
intermedia, con tamaños proporcionales a los<br />
tiempos de aparición. Además, es visible de manera<br />
incipiente el núcleo de osificación del escafoides<br />
(flecha), que aparece de los tres a los cinco años.
78 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Los huesos del pie forman un arco longitudinal<br />
(entre calcáneo y el eje astrágalo-escafoides-cuñametatarsiano),<br />
que asegura una recuperación rápida<br />
del movimiento durante la locomoción, y un arco<br />
transversal (los metatarsianos centrales ocupan una<br />
posición más alta que el primero y el quinto) 3 .<br />
Al nacimiento, son visibles los centros de<br />
osificación del astrágalo, calcáneo, cuboides,<br />
metatarsianos y falanges. La cuña lateral aparece<br />
durante el primer año, la medial a los dos años y la<br />
intermedia a los tres años. El escafoides aparece<br />
entre los tres y cinco años, todo ello con variaciones<br />
individuales (Fig. 8.1).<br />
PROYECCIONES RADIOGRÁFICAS DEL<br />
PIE<br />
l estudio radiológico básico incluye las<br />
Eproyecciones anteroposterior (AP) y lateral (L) en<br />
bipedestación.<br />
En los lactantes o en aquellos niños incapaces<br />
de estar de pie, son necesarias técnicas simulando<br />
la bipedestación (la AP se realizará sentado con las<br />
rodillas juntas, mantenidas mediante una cinta, y<br />
las piernas paralelas y perpendiculares al plano de<br />
la película radiográfica, forzando el apoyo de los<br />
pies sobre el chasis radiográfico, pudiendo<br />
inmovilizarse el antepié mediante otra cinta; la L<br />
se obtendrá con presión plantar directa mediante<br />
una tabla) 4 .<br />
Las radiografías «forzadas» pueden ser en<br />
dorsiflexión, flexión plantar o forzando la eversión<br />
(según interés de cada caso), y nos ayudaremos de<br />
una tabla para su realización. Permiten valorar el<br />
grado de rigidez de una deformidad.<br />
VALORACIÓN RADIOGRÁFICA DEL PIE<br />
NORMAL<br />
n AP, el eje longitudinal del astrágalo apunta hacia<br />
Eel primer metatarsiano y el del calcáneo, hacia el<br />
quinto metatarsiano, formando una «V». Este ángulo<br />
astragalocalcáneo mide normalmente de 20 a 40º.<br />
Contribuye al mismo el valgo fisiológico<br />
del calcáneo respecto al astrágalo en el plano<br />
coronal, que es de 5 a 10º.<br />
En L, el ángulo astragalocalcáneo mide de 35 a<br />
50º. El eje del calcáneo y el de la tibia forman un<br />
ángulo menor de 90º (ya que la porción anterior del<br />
calcáneo es más alta que la posterior). Los ejes del<br />
astrágalo, escafoides, cuña medial y primer<br />
metatarsiano forman una línea recta (en ángulo con<br />
el eje del calcáneo, formando el arco longitudinal).<br />
Los metatarsianos centrales se verán superpuestos<br />
debido al arco tranversal.<br />
El escafoides se encuentra distal a la porción<br />
central de la cabeza del astrágalo, tanto en AP como<br />
en L (si no está osificado, se valorará indirectamente<br />
o con ecografía, como se verá más adelante). El eje<br />
longitudinal del astrágalo corta al eje vertical del<br />
escafoides en ángulo recto (Fig. 8.2 a y b).<br />
a<br />
b<br />
Figura 8.2. Pie normal. a) AP: el eje longitudinal del astrágalo<br />
apunta medialmente hacia el primer metatarsiano y el del<br />
calcáneo lateralmente hacia el quinto metatarsiano, formando<br />
un ángulo. Este ángulo astragalocalcáneo mide normalmente<br />
20-40º. b) L: el eje longitudinal del astrágalo, escafoides, cuña<br />
medial y primer metatarsiano forman una línea recta. El eje<br />
longitudinal del astrágalo corta al eje vertical del escafoides
TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 79<br />
ANÁLISIS DE LAS DEFORMIDADES<br />
DEL PIE<br />
l análisis radiológico es conveniente hacerlo por<br />
Eseparado.<br />
Deformidades del retropié<br />
Varo: es la supinación y desviación del calcáneo<br />
hacia la línea media del cuerpo, por lo que los ejes<br />
del astrágalo y calcáneo son más paralelos o están<br />
superpuestos, disminuyendo el ángulo<br />
astragalocalcáneo.<br />
Valgo: es la pronación y desviación del calcáneo<br />
hacia fuera de la línea media del cuerpo, perdiendo<br />
el astrágalo su sustentación y desviándose<br />
medialmente, por lo que su eje pasará medial a la<br />
base del primer metatarsiano, aumentando el<br />
ángulo astragalocalcáneo.<br />
Equino: es la flexión plantar del retropié, siendo<br />
el ángulo tibiocalcáneo mayor de 90º en L.<br />
Calcáneo (talo): es la dorsiflexión anormal del<br />
calcáneo, con disminución del ángulo tibiocalcáneo<br />
en L.<br />
Deformidades del antepié<br />
Adductus: es la desviación medial de los<br />
metatarsianos en el plano del pie, sin pronación ni<br />
supinación de la planta del pie. En L se verá la<br />
superposición normal de los metatarsianos centrales.<br />
Abductus: es la desviación lateral de los<br />
metatarsianos opuesta a la adducción.<br />
Varo (inversión o supinación): es la adducción y<br />
supinación del antepié (las plantas de los pies se<br />
miran entre sí y se desvían hacia la línea media). En<br />
AP, aumentará la<br />
superposición de las<br />
a<br />
bases de los<br />
metatarsianos, que<br />
además se desvían hacia<br />
la línea media. En L, el<br />
quinto metatarsiano<br />
estará más bajo y el<br />
primero más alto,<br />
a p a r e c i e n d o<br />
desdoblados como los<br />
escalones de una<br />
escalera.<br />
Valgo (eversión o<br />
pronación): es la<br />
abducción y pronación<br />
del antepié, opuesta al<br />
varo (las plantas de los<br />
pies miran hacia fuera y<br />
se alejan de la línea<br />
media). La L mostrará<br />
también desdoblados<br />
los metatarsianos, pero<br />
esta vez el quinto<br />
aparecerá más alto y el<br />
primero más bajo 5 .<br />
DEFORMIDADES CONGÉNITAS<br />
POSTURALES DEL PIE<br />
o son deformidades fijas (son flexibles),<br />
Nresponden al tratamiento conservador y tienen<br />
buen pronóstico. En muchas ocasiones, son<br />
reconocidas por el ortopeda y manejadas<br />
clínicamente, sin que precisen estudio radiológico.<br />
Pie calcáneo valgo<br />
Se caracteriza por la dorsiflexión y pronación del<br />
pie entero. Los tejidos blandos del dorso y aspecto<br />
lateral del pie están contracturados, está limitada la<br />
flexión plantar y la supinación. Si se realizan, las<br />
radiografías del pie son normales (Fig. 8.3 a y b).<br />
Metatarso adductus postural<br />
Solo afecta a la parte anterior del pie, que está<br />
adducida. La posición del retropié es neutra o<br />
ligeramente en valgo.<br />
Metatarso varo postural<br />
El antepié está adducido y supinado y el retropié,<br />
supinado. El grado de dorsiflexión del tobillo y el pie<br />
es normal.<br />
Figura 8.3. Recién nacido. a) Deformidad en calcaneovalgo. b) Marcada<br />
dorsiflexión del pie sin anormalidades radiológicas.<br />
b
80 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
c<br />
Figura 8.4. Pie equinovaro. a) Marcada adducción y supinación de las plantas de los pies, que están encaradas.<br />
b) AP: el astrágalo y el calcáneo aparecen superpuestos con pérdida del ángulo normal entre ellos. El eje del<br />
astrágalo apunta muy lateralmente a la base del primer metatarsiano. c) L: astrágalo y calcáneo paralelos y en<br />
Pie valgo postural<br />
Tanto el antepié como el retropié están pronados<br />
y abducidos. La dorsiflexión y la flexión plantar del<br />
tobillo son normales.<br />
Pie zambo postural<br />
El antepié está adducido y supinado y el retropié,<br />
supinado. Además, el tobillo presenta una flexión<br />
plantar (equino) 6 .<br />
DEFORMIDADES CONGÉNITAS<br />
ESTRUCTURALES DEL PIE<br />
on deformidades fijas. Suelen existir alteraciones<br />
Sóseas, ligamentosas y tendinosas. La valoración<br />
clínica por el ortopeda se completa con el estudio<br />
radiológico. El grado de rigidez es variable y puede<br />
ser determinado por el estudio con proyecciones<br />
forzadas, lo que puede influir en la elección del<br />
manejo, conservador o quirúrgico. Su evolución será<br />
controlada tanto clínicamente como con imagen.<br />
Figura 8.5. Astrágalo vertical. El astrágalo está<br />
dispuesto verticalmente, paralelo al eje de la tibia.<br />
Calcáneo en equino y antepié en dorsiflexión.<br />
En AP, el retropié presenta un astrágalo y un<br />
calcáneo casi superpuestos (disminución del ángulo<br />
astragalocalcáneo) y el escafoides estará desplazado<br />
medialmente. El eje del astrágalo pasará lateral al<br />
primer metatarsiano. El antepié está en varo<br />
Pie equinovaro congénito (pie zambo,<br />
«Clubfoot o palo de golf»)<br />
El tobillo está en equino (el pie está en flexión<br />
plantar), el retropié está supinado y la parte media<br />
del pie y el antepié están en varo. Existen<br />
deformidades óseas, desalineaciones articulares y<br />
cambios en los tejidos blandos (Fig. 8.4 a). El manejo<br />
de esta deformidad está influenciado por la<br />
variabilidad en su presentación, ya que existen<br />
diferentes grados de fijación.<br />
Se realizarán radiografías en carga AP y L (la L es<br />
difícil de obtener, y debe cuidarse que el tobillo<br />
quede en lateral, siendo menos importante como<br />
quede el antepié). Las radiografías forzadas nos<br />
ayudarán a valorar las deformidades fijas.<br />
Generalmente, realizamos la L, forzando la<br />
dorsiflexión y, en ocasiones, se complementa con<br />
una AP forzando la pronación.<br />
Figura 8.6. Pie en serpentín. Adducción del antepié,<br />
desplazamiento lateral de la parte media del pie y<br />
valgo del retropié. Uniendo el centro de la cabeza<br />
del astrágalo y la base del primer metatarsiano se
TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 81<br />
(adducido y supinado), con superposición de las<br />
bases de los metatarsianos (Fig. 8.4 b).<br />
En L, hay aumento del paralelismo entre el<br />
astrágalo y el calcáneo (disminución del ángulo<br />
astragalocalcáneo), y el calcáneo está en equino con<br />
aumento del ángulo tibiocalcáneo. El antepié<br />
supinado muestra los metatarsianos desdoblados en<br />
escalera, siendo el primer metatarsiano el más alto<br />
(Fig. 8.4 c) 7-12 .<br />
Astrágalo vertical congénito (pie plano<br />
congénito, pie en mecedora, congenital<br />
rocker-bottom)<br />
Es la luxación teratológica dorsolateral de la<br />
articulación astragalocalcaneoescafoidea. Puede ser<br />
una deformidad aislada primaria o estar en<br />
asociación con anomalías del sistema nervioso<br />
central y del sistema musculoesquelético. Existen<br />
cambios óseos, ligamentosos y anomalías<br />
musculotendinosas.<br />
Desde el punto de vista radiológico, la apariencia<br />
dependerá de la osificación de los centros de<br />
osificación del tarso. Como se ha dicho, al<br />
nacimiento se ven con claridad el astrágalo, calcáneo,<br />
cuboides y metatarsianos, pero el del escafoides<br />
aparece de los dos a los cinco años 13 .<br />
En AP, el angulo talocalcáneo está aumentado y<br />
el antepié está desviado lateralmente.<br />
La L es la proyección fundamental. La planta del<br />
pie tiene una forma convexa («mecedora»), con el<br />
antepié en dorsiflexión, el calcáneo en equino y el<br />
astrágalo verticalizado, apuntando al aspecto plantar<br />
del pie. El escafoides está luxado dorsalmemente (se<br />
articula sobre la superficie dorsal del cuello del<br />
astrágalo y no con la cabeza), lo que es imperativo<br />
para el diagnóstico. De forma directa, se puede<br />
valorar esta luxación dorsal del escafoides<br />
cartilaginoso mediante ecografía 14 . De forma<br />
indirecta, se valora dibujando el eje longitudinal del<br />
primer metatarsiano (con el que permanece alineado)<br />
y viendo su relación con la cabeza del astrágalo.<br />
En el astrágalo vertical congénito, el eje longitudinal<br />
del primer metatarsiano apuntará dorsalmente a la<br />
cabeza del astrágalo (en el pie normal cortará la<br />
cabeza del astrágalo) (Fig. 8.5).<br />
Pie en serpentín (metatarso varo<br />
congénito, pie en «Z», skewfoot)<br />
El pie en serpentín es la subluxación medial de<br />
las articulaciones tarsometatarsianas, con adducción<br />
y supinación de todos los metatarsianos, estando el<br />
retropié en valgo.<br />
La AP es la proyección demostrativa. El ángulo<br />
astragalocalcáneo está aumentado y el escafoides<br />
queda desplazado lateralmente en relación a la<br />
cabeza del astrágalo. Los metatarsianos están<br />
angulados medialmente (adducidos). Los ejes del<br />
astrágalo y primer metatarsiano son paralelos. <strong>Una</strong><br />
línea que una el centro de la cabeza del astrágalo y<br />
la base del primer metatarsiano completará la «Z»<br />
(Fig. 8.6).<br />
En L se observa un retropié en valgo, con aumento<br />
del ángulo astragalocalcáneo y un antepié en varo,<br />
con los metatarsianos en escalera, siendo el primero<br />
el más alto 15, 16 .<br />
Figura 8.7. Pie plano valgo. a) A: valgo del retropié, con aumento<br />
del ángulo astragalocalcáneo. El eje del astrágalo pasa muy<br />
medial al primer metatarsiano. b) L: hundimiento del arco<br />
plantar longitudinal a nivel de la articulación escafocuneana
82 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 8.8. Pie cavo. a) AP: varo del retropié con superposición del<br />
astrágalo y calcáneo (disminución del ángulo astragalocalcáneo) y<br />
varo del antepié. b) L: dorsiflexión del retropié y flexión plantar del<br />
antepié (equino del antepié), con aumento de la altura del arco<br />
DEFORMIDADES<br />
ADQUIRIDAS O FUNCIONALES DEL<br />
PIE<br />
Pie plano valgo flexible<br />
Pie plano es un nombre genérico usado para<br />
describir cualquier condición del pie en la cual el arco<br />
longitudinal sea anormalmente bajo. Incluye multitud<br />
de condiciones rígidas o flexibles, congénitas o<br />
adquiridas, aunque solo describiremos la más<br />
frecuente, que es el pie plano valgo flexible<br />
adquirido, por laxitud ligamentosa. Es indoloro<br />
(cuando duele y es rígido, hay que descartar coalición<br />
tarsiana).<br />
En el pie plano, la deformidad básica es la<br />
depresión del arco longitudinal. El hundimiento del<br />
arco se puede producir en cualquiera de las tres<br />
articulaciones que lo constituyen: la articulación<br />
astragalocalcánea, astragaloescafoidea o la<br />
escafoideacuneiforme.<br />
En AP, aumenta el ángulo astragalocalcáneo, ya<br />
que el calcáneo se desplaza lateral y dorsalmente<br />
(valgo del talón), mientras la cabeza del astrágalo se<br />
mueve medial y plantarmente. El escafoides se<br />
lateraliza con respecto a la cabeza del astrágalo. El<br />
antepié sigue al escafoides (Fig. 8.7 a)<br />
En L, se demostrará la falta de alineación de las<br />
articulaciones y el lugar anatómico del hundimiento<br />
del arco longitudinal, a nivel de la articulación<br />
astragaloescafoidea, escafoideacuneiforme o de<br />
ambas. Cuando la rotura se produce solo en la<br />
articulación astragaloescafoidea, el eje longitudinal<br />
del astrágalo apunta hacia la planta, pasando por el<br />
cuarto inferior del escafoides, permaneciendo en línea<br />
recta el eje del primer metatarsiano, la primera cuña<br />
y el escafoides 17, 18 . Consecuentemente, el ángulo<br />
entre el eje del astrágalo y el del escafoides es mayor<br />
de 90º (Fig. 8.7 b).<br />
Pie cavo<br />
Es una deformidad en equino del antepié sobre<br />
el retropié. Al principio, la deformidad es flexible,<br />
pero más adelante se hace fija. Es generalmente<br />
una manifestación de alguna enfermedad<br />
neuromuscular subyacente, aunque a veces es<br />
congénito o idiopático. Los metatarsianos están<br />
flexionados plantarmente y la parte anterior del<br />
calcáneo, anormalmente dorsiflexionada, de forma<br />
que el punto más alto del arco longitudinal es la<br />
primera cuña, cuyas superficies articulares<br />
convergen hacia la planta del pie (en el pie normal<br />
son paralelas). Dependiendo del tipo de pie cavo,
TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 83<br />
el retropié puede estar supinado (pie cavo varo, el<br />
más frecuente), en neutro (pie cavo simple) o en<br />
calcáneo (pie calcáneo cavo).<br />
En AP, el ángulo astragalocalcáneo está<br />
disminuido (en el pie cavo varo habitual) (Fig. 8.8 a).<br />
En L, el arco longitudinal es anormalmente alto,<br />
por<br />
la<br />
dorsiflexión del calcáneo y la flexión plantar del<br />
antepié<br />
8.8 b) 19-22 .<br />
RESUMEN Y<br />
CONCLUSIONES<br />
(Fig.
84 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
os trastornos de alineación de los pies son muchos<br />
Ly a veces muy complejos, por lo que en este<br />
capítulo se ha pretendido presentar un esquema<br />
sencillo de los más frecuentes.<br />
Diferenciamos las deformidades congénitas<br />
posturales, congénitas estructurales y las adquiridas<br />
o funcionales.<br />
La técnica radiológica debe ser cuidadosa,<br />
requiriendo al menos las proyecciones AP y L en<br />
carga (o simulando la carga, según la edad y las<br />
características del paciente).<br />
La valoración radiográfica debe incluir el retropié,<br />
mediopié y antepié, así como los arcos longitudinal<br />
y transversal, tanto por separado como en su<br />
conjunto.<br />
Si los núcleos de osificación no han aparecido y<br />
es<br />
crucial<br />
conocer su situación, podemos utilizar la<br />
ecografía.<br />
Los hallazgos radiológicos fundamentales de los<br />
trastornos más importantes son:<br />
1. Pie equinovaro congénito: equino del retropié,<br />
disminución del ángulo talocalcáneo y varo del<br />
antepié.<br />
2. Astrágalo vertical congénito: verticalización del<br />
astrágalo, luxación astragaloescafoidea, equino<br />
del calcáneo y dorsiflexión del antepié.<br />
3. Pie en serpentín: retropié valgo, aumento del<br />
ángulo talocalcáneo y varo del antepié.<br />
4. Pie plano valgo: valgo del calcáneo, aumento<br />
del ángulo talocalcáneo y hundimiento del arco<br />
longitudinal.<br />
5. Pie cavo: dorsiflexión del calcáneo y flexión<br />
plantar del antepié.<br />
El estudio radiológico nos permitirá valorar el tipo<br />
y severidad de la deformidad, así como el grado de<br />
rigidez, lo que condiciona el tipo de tratamiento.<br />
Asimismo, permite evaluar los cambios obtenidos<br />
con el mismo.<br />
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9<br />
Complicaciones de las<br />
prótesis osteoarticulares<br />
Xavier Tomás Batlle y Jaume Pomés Talló<br />
INTRODUCCIÓN<br />
esde que en 1938 Wiles realizó una artroplastia<br />
Dde cadera basada en la simple fijación mecánica<br />
con unos componentes metálicos, la prótesis o la<br />
artroplastia total ha mostrado un perfeccionamiento<br />
progresivo que la ha convertido en una técnica de<br />
rutina en pacientes con artropatías severas e<br />
incapacitantes. Este dato, unido al envejecimiento<br />
global de la población, ha disparado la implantación<br />
de estas prótesis en todo el mundo. Se calcula que<br />
cada año se realizan unas 800.000 sustituciones<br />
protésicas de cadera (PC), aumentando a su vez el<br />
número de intervenciones primarias 1 .<br />
Este aumento en el número de intervenciones ha<br />
originado que el radiólogo se enfrente de forma<br />
habitual a valorar a un paciente con PC. En muchas<br />
ocasiones, el informe radiológico o bien es<br />
inexistente o se ciñe a un sucinto comentario, como<br />
«prótesis total de cadera izquierda», que obviamente<br />
no es de gran ayuda para el traumatólogo. En este<br />
capítulo vamos a tratar de identificar los puntos<br />
claves del diagnóstico por imagen en un paciente<br />
portador de una prótesis osteoarticular,<br />
fundamentalmente de cadera y rodilla, cuya<br />
valoración radiológica utiliza en muchas ocasiones<br />
criterios paralelos.<br />
PRÓTESIS DE CADERA. TIPOS DE<br />
PRÓTESIS.<br />
n la actualidad se diferencia a las PC en dos<br />
Egrandes grupos, las cementadas y las no<br />
cementadas, que presentan diferentes<br />
comportamientos radiológicos, por lo que se<br />
analizarán posteriormente de forma específica.<br />
Desde un punto de vista histórico, las primeras PC<br />
consistían en un componente acetabular de plástico,<br />
que posteriormente fue sustituido por un<br />
componente metálico y un cuerpo femoral metálico<br />
adherido al fémur mediante cemento de polimetilmetacrilato<br />
(PMMA), que popularizó Charnley 2 . Este<br />
tipo de PC cementada ha sido universalmente<br />
utilizada durante muchos años, debido a que este<br />
cemento asegura una fijación inmediata y<br />
homogénea. Los problemas que presenta esta técnica<br />
son: una tasa de aflojamiento elevada en el acetábulo,<br />
la rotura y la fragmentación del cemento, la aparición<br />
de osteolisis secundaria a reacción granulomatosa<br />
(«enfermedad del cemento») 3, 4 , el impedimento al<br />
paso de estructuras vasculares dificultando el<br />
crecimiento óseo y la dificultad de extraer el cemento<br />
si debe realizarse una reintervención. Se ha observado<br />
una tasa de fracasos cercana al 50% en los primeros<br />
10 años en pacientes menores de 50 años 5-8 . Por<br />
todo ello, otros materiales y técnicas «no<br />
cementadas» fueron apareciendo con el objetivo de<br />
obtener la PC más fisiológica posible. Judet y cols. 9<br />
desarrollaron PC que se implantaban directamente<br />
a presión al lecho óseo, fijadas mediante cubiertas<br />
protésicas rugosas de «porometal». También<br />
aparecieron las superficies porosas que permitían en<br />
su seno el crecimiento óseo y con ello aumentaban<br />
la fijación 10 . Sin embargo, aparecieron otros<br />
problemas con este tipo de PC, como la migración<br />
distal del componente femoral, el despegamiento de<br />
la superficie de recubrimiento poroso, la disminución<br />
del grosor cortical proximal y un problema común<br />
con las PC cementadas, la osteolisis periprotésica 11 .<br />
Para dar el último paso en la obtención de esta<br />
PC «fisiológica», se está aplicando el recubrimiento<br />
de las PC con hidroxiapatita, que fija la prótesis al<br />
hueso de forma íntima mediante ligazón molecular,<br />
por lo que no se aprecia ni siquiera banda<br />
radiolucente periprotésica. En la actualidad se<br />
recomiendan las PC no cementadas en pacientes<br />
jóvenes, y las PC cementadas en pacientes de mayor<br />
edad. <strong>Una</strong> vez realizada esta valoración de los<br />
diferentes tipos de PC, pasaremos a continuación a<br />
estudiar de forma más selectiva los hallazgos<br />
radiológicos que nos permitan detectar las
86 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
DE LAS PC CEMENTADAS<br />
Figura 9.1. Rx simple. Se objetiva el ángulo de<br />
inclinación acetabular (flecha), que debe situarse<br />
normalmente entre 40 y 50°.<br />
Figura 9.2. Rx simple. Se observa una importante<br />
rotación patológica del componente acetabular<br />
(flechas) que condiciona una luxación protésica.<br />
complicaciones citadas.<br />
VALORACIÓN RADIOLÓGICA DE LAS<br />
COMPLICACIONES<br />
alposición-luxación protésica: para valorar la<br />
Mcorrecta posición del componente protésico<br />
acetabular se utiliza el llamado «ángulo de<br />
inclinación acetabular». Este ángulo mide la<br />
inclinación del acetábulo respecto a la línea<br />
horizontal (Fig. 9.1), debiendo oscilar entre 40-50° 12 .<br />
El otro componente protésico, la cabeza femoral,<br />
debe situarse de forma fisiológica en el centro de la<br />
cavidad acetabular. La posición asimétrica de la<br />
cabeza femoral respecto al acetábulo (Fig. 9.2) puede<br />
ser secundaria a dislocación de la cabeza femoral o<br />
bien a un proceso primario de desgaste acetabular 13 ,<br />
cuya traducción radiológica son áreas de<br />
radiolucencia periacetabulares.<br />
Formación de hueso heterotópico: se observa<br />
radiológicamente entre dos y cuatro semanas<br />
poscirugía, y de forma más temprana mediante<br />
gammagrafía, apareciendo con mayor frecuencia en<br />
varones con artrosis, enfermedad hiperostosante<br />
difusa idiopática, espondilitis anquilopoyética o<br />
traumatismo quirúrgico importante 12 . Su aparición<br />
puede limitar la movilidad de la articulación.<br />
Aflojamiento: este fenómeno se detecta<br />
clínicamente por la aparición de dolor. Si se realiza<br />
una radiografía, normalmente existe una interfase<br />
radiotransparente entre el hueso y el cemento<br />
secundaria a la formación de una capa fibrosa, que<br />
no debe superar 1,5 mm de espesor y que es más<br />
evidente a nivel acetabular. Si esta banda supera un<br />
grosor de 2 mm o si existe fragmentación del<br />
cemento, se considera que existe subsidencia<br />
(cambios en la posición) y aflojamiento de la PC.<br />
Algunos autores diferencian entre la aparición de una<br />
banda radiolucente precoz, que es secundaria a mal<br />
estado del hueso o bien a una técnica quirúrgica<br />
inadecuada, y una radiolucencia tardía (más de 10<br />
años), que es secundaria a una respuesta anómala<br />
frente al PMMA 14 . La migración protésica o la<br />
existencia de una banda radiotransparente que crece<br />
progresivamente entre cemento y prótesis también<br />
son signos de aflojamiento. Es importante señalar<br />
que esta banda radiotransparente cemento-prótesis<br />
puede ser fisiológica inmediatamente después de la<br />
intervención quirúrgica, por ausencia de relleno<br />
completo por parte del cemento; es su aumento en<br />
los siguientes meses lo que debe hacernos pensar<br />
en aflojamiento.<br />
Osteolisis o enfermedad granulomatosa agresiva:<br />
algunos ortopedas han puesto de manifiesto la<br />
progresiva relevancia de la enfermedad<br />
granulomatosa agresiva (EGA) en detrimento del<br />
aflojamiento mecánico como causa primordial de<br />
aflojamiento aséptico de la PC. El patrón radiológico<br />
que adopta esta EGA consiste en un tipo de<br />
radiolucencia periprotésica más focal, a diferencia<br />
de la radiolucencia difusa periprotésica más propia<br />
del aflojamiento mecánico 15 . Se da con mayor<br />
intensidad a nivel periacetabular (Fig. 9.3). Algunos<br />
autores consideran que si la radiolucencia es mayor
COMPLICACIONES DE LAS PRÓTESIS OSTEOARTICULARES 87<br />
a<br />
b<br />
Figura 9.3. Rx simple. Extensas áreas radiolucentes<br />
irregulares (puntas de flecha) que afectan tanto al<br />
área femoral como al acetábulo, secundarias a<br />
enfermedad granulomatosa agresiva. Incluso se<br />
observa una fractura femoral (flecha).<br />
de 2 mm de circunferencia 16, 17 o bien rodea todo el<br />
acetábulo, se puede considerar el implante<br />
acetabular desinsertado 18 . Aunque en un principio<br />
se denominaba a este fenómeno «enfermedad del<br />
cemento», pensándose en una reacción de cuerpo<br />
extraño frente a las partículas del PMMA, la<br />
descripción de estos hallazgos incluso con mayor<br />
frecuencia en PC no cementadas 4, 19-21 ha introducido<br />
un concepto mas amplio, la EGA. La aparición de<br />
estas áreas radiolucentes focales obliga a un control<br />
radiográfico a los seis meses, para descartar una<br />
evolución rápida e incluso para realizar un<br />
diagnóstico diferencial con dos entidades que cursan<br />
con hallazgos radiológicos similares: la infección de<br />
la PC o la aparición de un tumor 22-25 .<br />
Infección: la tasa de infección protésica está<br />
alrededor del 2,3% de las PC en diversas series 26-28 .<br />
En el posoperatorio inmediato, la aparición de una<br />
«PC dolorosa» puede ser secundaria a hematoma,<br />
aflojamiento o infección. De todas formas, los<br />
traumatólogos son partidarios de considerar<br />
infectada toda PC dolorosa hasta que no se<br />
demuestre lo contrario. Se distingue una fase aguda<br />
de la infección (hasta tres meses poscirugía), una<br />
Figura 9.4. a) Rx simple basal. Prótesis de cadera<br />
izquierda en paciente con una fístula cutánea. b)<br />
Fistulografía que pone de manifiesto una clara<br />
comunicación entre la fístula cutánea y la prótesis<br />
(puntas de flecha). El contraste rodea claramente
88 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
fase subaguda (de tres meses a un año) y una fase<br />
crónica (entre uno y dos años), cuyo signo<br />
patognomónico es la aparición de una fístula. Estos<br />
estadios se refieren a una infección que se ha<br />
producido por contaminación directa en el momento<br />
de la intervención quirúrgica. Si esta infección se<br />
produce posteriormente mediante un mecanismo<br />
hematógeno, la infección (pese a que pueden haber<br />
transcurrido años desde la intervención) adopta una<br />
forma aguda 29 . Respecto a los hallazgos radiológicos,<br />
en un estudio de Tiges y cols. realizado en 20<br />
pacientes con PC infectadas, se observó que la mitad<br />
de estos pacientes tenían radiografías convencionales<br />
normales. En el resto de los pacientes se observó en<br />
cuatro casos una banda radiolucente periprotésica<br />
similar al aflojamiento, en otros dos casos osteolisis<br />
focal similar a la EGA y en otros dos casos<br />
periostitis 23 . La aparición precoz a pocos meses de<br />
la cirugía de radiolucencias focales, la evolución<br />
rápida en el tiempo de las mismas aun en períodos<br />
más tardíos o la existencia de fístulas cutáneas (Fig.<br />
9.4 a y b) son signos altamente sugestivos de<br />
infección protésica 26 . La punción-aspirativa mediante<br />
aguja fina (PAAF) del área protésica guiada por<br />
fluoroscopia ha obtenido un alto rendimiento<br />
diagnóstico 30, 31 y algunos autores recomiendan su<br />
<strong>práctica</strong> habitual si existe una VSG elevada 32 o ante<br />
una alta sospecha clinicorradiológica 30 . De todas<br />
formas, estos requisitos son muy discutibles, ante<br />
la evidencia de que es posible la infección protésica<br />
sin hallazgos radiológicos sospechosos 23 , como se<br />
ha comentado ya previamente. La artrografía<br />
fluoroscópica, que puede realizarse con la PAAF, se<br />
utiliza para opacificar colecciones intraarticulares y<br />
trayectos fistulosos.<br />
PRÓTESIS DE CADERA<br />
NO CEMENTADAS<br />
ste tipo de PC persigue mediante superficies<br />
Erugosas el crecimiento del tejido óseo<br />
integrándose en la PC. Este anclaje se aprecia a las<br />
cuatro-seis semanas 33 tras la cirugía y con mayor<br />
facilidad sobre el vástago femoral que sobre el<br />
acetabular 34 . El control radiológico de este proceso<br />
se basa, por un lado, en el análisis de la<br />
osteointegración (anclaje directo de la PC sobre el<br />
tejido óseo sin recubrimiento fibroso) y, por otro, en<br />
la valoración de la estabilidad protésica. El primer<br />
punto se objetiva mediante la aparición de puentes<br />
óseos entre la superficie endostal y la superficie<br />
protésica, con ausencia de la banda<br />
radiotransparente periprotésica.<br />
Aflojamiento: si la banda radiotransparente oscila<br />
entre 0 y<br />
2 mm debe realizarse un seguimiento, ya que si se<br />
estabiliza su progresión a los dos años, el tejido<br />
fibroso resultante puede permitir una evolución<br />
subóptima de la PC 35 . Por el contrario si esta banda<br />
radiolucente es mayor de 2 mm y afecta a más del<br />
50% de la PC, nos hallamos ante una ausencia de<br />
osteointegración, que abocará a una inestabilidad<br />
protésica (segundo punto expuesto previamente),<br />
incluso con migración progresiva del implante. Se<br />
apreciarán además otros signos secundarios como<br />
ensanchamiento del canal medular, líneas esclerosas<br />
reactivas periprotésicas e hipertrofia calcar (área<br />
situada a nivel del trocánter menor, cuyo diámetro<br />
medular se denomina istmo calcar). Debe<br />
distinguirse este proceso patológico de una<br />
radiolucencia «benigna», secundaria al<br />
adelgazamiento cortical en áreas de bajo estrés y<br />
que sirve de protección frente al aflojamiento en<br />
otras áreas más sensibles («áreas escudo»).<br />
Infección y EGA: la aparición de áreas<br />
radiolucentes bien definidas con festoneado endostal<br />
deben hacer pensar, de forma paralela a las PC<br />
cementadas, en la existencia de complicaciones<br />
como la infección o la EGA.<br />
Atrapamiento del psoas ilíaco: esta rara<br />
complicación se da con mayor frecuencia en PC no<br />
cementadas. Consiste en la pérdida del margen<br />
limitante anterior óseo del acetábulo protésico, que<br />
al ser demasiado grande sobrepasa dicho límite e<br />
irrita de forma crónica el tendón del iliopsoas. Es una<br />
de las posibles causas de dolor en la cadera<br />
protésica 36 . La existencia de un margen anterior<br />
acetabular protésico que rebasa en más de 1 cm su<br />
anclaje óseo y la existencia de bursitis del iliopsoas<br />
son los signos radiológicos más valorables de esta<br />
entidad 37 .<br />
Tumores: esta complicación es sumamente rara,<br />
pero por su gravedad debe ser considerada. Los<br />
implantes porosos, que aumentan la superficie de<br />
contacto entre el hueso nativo y los biomateriales<br />
sintéticos, pueden incrementar el riesgo de aparición<br />
de tumores, siendo los sarcomas osteogénicos los<br />
tumores malignos que clásicamente se asocian con<br />
mayor frecuencia 24, 25, 38 . Se ha descrito recientemente<br />
un caso de linfoma no Hodgkin óseo primario en la<br />
literatura médica 39 .<br />
ARTROPLASTIA DE RODILLA<br />
ste tipo de intervención protésica es la segunda<br />
Een frecuencia tras la PC. Existen tres tipos de<br />
prótesis de rodilla (PR): unicompartimentales, en las<br />
que solo una cara articular es sustituida;<br />
semiestabilizadas, que son la mayoría de PR, y<br />
algunas de las cuales preservan los ligamentos<br />
cruzados; y estabilizadas, que sacrifican dichos<br />
ligamentos. Las superficies protésicas pueden ser<br />
de metal o de polietileno. Para valorar la correcta<br />
colocación de la PR, se realiza una radiografía en<br />
proyección anteroposterior cuyo alineamiento<br />
femorotibial debe estar entre 7 y 9 grados de valgo.<br />
En la proyección lateral es importante señalar que<br />
es frecuente observar un área porótica subyacente<br />
al compartimento protésico femoral, que no debe
COMPLICACIONES DE LAS PRÓTESIS OSTEOARTICULARES 89<br />
a<br />
Figura 9.5. TC de prótesis de cadera izquierda. Se<br />
delimita una extensa banda radiotransparente entre<br />
la prótesis y el hueso (puntas de flecha) que permite<br />
confirmar el aflojamiento acetabular.<br />
confundirse con una radiolucencia patológica 12 .<br />
Aflojamiento de la PR: se da con menor frecuencia<br />
que en la PC, y generalmente en el compartimento<br />
tibial. Se observan los mismos signos radiológicos<br />
descritos en la PC.<br />
Desgaste protésico: las partículas protésicas<br />
pueden originar un depósito articular patológico<br />
b<br />
Figura 9.6. a) RM de prótesis de cadera izquierda.<br />
Secuencia SE T1 basal. Área isointensa que rodea al<br />
vástago femoral (puntas de flecha). b) Secuencia SE<br />
T1 con contraste paramagnético endovenoso. Se<br />
aprecia claramente una hipercaptación de<br />
predominio anular con paredes muy engrosadas<br />
(puntas de flecha). Se confirmó quirúrgicamente la<br />
que origina una línea hiperdensa visible por RX a<br />
nivel intraarticular. Se ha descrito un desgaste de<br />
tipo abrasivo secundario al implante protésico a<br />
nivel tibial, tanto en PR cementadas (35%) como en<br />
las no cementadas (25%) 40 .<br />
Infección: la prevalencia de infección en la PR es<br />
discretamente superior que en la PC, rondando el<br />
2,5% 41 . Ante todo paciente con dolor en la PR debe<br />
excluirse esta posibilidad, que es la causa más<br />
frecuente de fracaso protésico. Aunque en algunas<br />
ocasiones la antibioterapia oral es un tratamiento<br />
suficiente, si existe infección de planos profundos<br />
el desbridamiento quirúrgico es el tratamiento de<br />
elección. Si esta infección no cede, debe extraerse<br />
la PR y realizar un recambio generalmente en dos<br />
tiempos 42 o en un tiempo si el germen es sensible a<br />
los antibióticos empleados y en pacientes sanos 43 .<br />
Los hallazgos radiológicos son similares a los<br />
descritos en la PC, debiendo prestar atención a una<br />
radiolucencia periprotésica que aumenta<br />
rápidamente.<br />
Complicaciones rotulianas: son las más frecuentes<br />
en las PR. Pueden observarse fracturas de estrés,<br />
aflojamiento o luxación de la rótula 12 .<br />
PRÓTESIS DE OTRAS<br />
ARTICULACIONES MAYORES<br />
on menor frecuencia se realizan artroplastias de<br />
Chombro, codo o tobillo, que pueden presentar las<br />
mismas complicaciones (aflojamiento, infección…)<br />
que las descritas previamente, con unos parámetros<br />
radiológicos superponibles.<br />
PRÓTESIS DE ARTICULACIONES<br />
MENORES
90 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
stas prótesis utilizan la silicona, y se emplean en<br />
Eel recambio a nivel de las articulaciones de manos<br />
y pies, y su dificultad de valoración radiológica<br />
estriba en su radiotransparencia. <strong>Una</strong> complicación<br />
específica es la sinovitis por silicona, con aumento<br />
de partes blandas, defectos radiolucentes y<br />
erosiones subcondrales 12 .<br />
OTROS MÉTODOS<br />
DE DIAGNÓSTICO<br />
POR LA IMAGEN: TC Y RM<br />
TC: varios estudios han puesto de manifiesto la<br />
aplicación prequirúrgica de la TC, no solo para<br />
detectar lesiones focales, sino para realizar una<br />
precisa medición del tamaño de la prótesis más<br />
indicada para el paciente 44, 45 o bien del septo calcar<br />
medial, un punto importante de anclaje de la futura<br />
PC, evitando con todo ello futuras complicaciones 46 .<br />
En cuanto a complicaciones posquirúrgicas (Fig. 9.5),<br />
un estudio afirma que la TC de equipos de una o dos<br />
coronas no es capaz de demostrar el contacto directo<br />
entre hueso y endoprótesis para valorar el<br />
aflojamiento; sin embargo, apuntan la posibilidad de<br />
que una TC multidetector sí sea capaz de<br />
objetivarlo 47 .<br />
RM: puede obtenerse una exploración por RM de<br />
calidad en pacientes portadores de una PC utilizando<br />
secuencias eco de espín (SE) o Fast-SE con unas<br />
sencillas modificaciones de los parámetros de las<br />
secuencias 48 . También la utilización de aparatos RM<br />
de bajo campo (por ejemplo, entre 0,02 T y 0,5 T) y<br />
PC de titanio mejoran la obtención de imágenes 49 .<br />
Con ello pueden detectarse complicaciones como el<br />
aflojamiento, EGA o fibrosis 50 (Fig. 9.6 a y b).<br />
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10<br />
La densitometría ósea<br />
María José Alcaraz Mexía<br />
INTRODUCCIÓN<br />
a osteoporosis, según se ha definido en la<br />
L conferencia consenso de National Institutes of<br />
Health 1 , es una enfermedad esquelética caracterizada<br />
por una resistencia ósea disminuida, que predispone<br />
al riesgo de fractura.<br />
La resistencia ósea está relacionada con la<br />
densidad y la calidad del hueso.<br />
A su vez la densidad queda determinada por la<br />
cantidad máxima de masa ósea alcanzada en la<br />
juventud y la magnitud de las pérdidas tras cambios<br />
hormonales, como ocurren en la menopausia o en la<br />
vejez. La calidad, a su vez, depende de la<br />
arquitectura, del recambio óseo, de la acumulación<br />
de microlesiones y de la mineralización.<br />
En los países occidentales, con el incremento de<br />
las perspectivas de vida, la osteoporosis se ha<br />
convertido en uno de los problemas de salud más<br />
importantes, con altos índices de morbilidad e<br />
incluso, de mortalidad en las últimas décadas de la<br />
vida.<br />
En España, por ejemplo, la prevalencia de<br />
osteoporosis en columna lumbar o cuello femoral en<br />
mujeres mayores de 50 años es del 26,07% 2 . La<br />
prevalencia global en hombres es del 11,2%. La<br />
elevada presencia de esta patología y el hecho de<br />
que dispongamos de unos recursos limitados, obliga<br />
a establecer unos criterios para seleccionar a los<br />
pacientes que deben ser sometidos a exploraciones<br />
densitométricas y a tratamiento.<br />
La osteoporosis es una enfermedad multifactorial.<br />
Se pueden determinar una serie de factores de<br />
riesgo, que serán útiles para identificar a los<br />
individuos con mayor probabilidad de padecerla.<br />
Estos factores de riesgo individuales son tres veces<br />
más frecuentes en la mujer que en el hombre.<br />
La edad avanzada (más de 65 años), la fractura<br />
vertebral previa o la fractura por fragilidad después<br />
de los 40 años, el hábito delgado y la historia familiar<br />
(sobre todo la fractura de cadera materna) se<br />
consideran factores de riesgo especialmente<br />
importantes, ya que contribuyen a aumentar el riesgo<br />
de fractura independientemente de la densidad<br />
mineral ósea (DMO).<br />
Existen, además, factores de riesgo ambientales<br />
o de régimen de vida, como pueden ser la dieta baja<br />
en calcio o vitamina D, la dieta vegetariana, el<br />
tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol o de café,<br />
el sedentarismo, la inmovilización, una escasa<br />
exposición al sol y un bajo nivel socioeconómico.<br />
El problema clínico mayor de la osteoporosis<br />
continúa siendo las fracturas y sus complicaciones,<br />
en especial, las fracturas de cadera, las vertebrales<br />
y las de antebrazo.<br />
El diagnóstico precoz y las medidas preventivas<br />
son especialmente importantes, ya que las fracturas<br />
osteoporóticas ocurren generalmente cuando la<br />
pérdida de masa ósea es muy acusada, siendo muy<br />
limitadas las posibilidades terapéuticas de<br />
incrementarla 3 .<br />
Se han desarrollado diferentes métodos no<br />
invasivos para determinar la DMO. Entre ellos destaca<br />
por su mayor rendimiento diagnóstico la<br />
absorciometría de rayos X de doble energía (DXA),<br />
que permite hacer mediciones de cualquier región<br />
del esqueleto, especialmente del esqueleto axial. Este<br />
método se considera el gold standard por su<br />
precisión y reproducibilidad. Tanto es así que la OMS<br />
adaptó en 1994 la definición densitométrica de<br />
osteoporosis basándola en este tipo de medición 4 .<br />
INDICACIONES<br />
iferentes organismos, tanto nacionales como<br />
D internacionales, han elaborado múltiples tablas<br />
con las indicaciones para realizar estudios<br />
densitométricos 3-5 . En general, estas indicaciones<br />
vienen determinadas por la predisposición del<br />
paciente a recibir un tratamiento farmacológico en<br />
caso de que tenga osteoporosis y por la existencia
92 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
de factores de riesgo que nos hacen sospechar la<br />
presencia de osteoporosis y nos obligan a su<br />
confirmación mediante densitometría.<br />
Se considera necesario realizar densitometrías en:<br />
1. Deficiencia de estrógenos (menopausia precoz,<br />
ooforectomía bilateral).<br />
2. Enfermedades renales y endocrinopatías<br />
(hiperparatiroidismo, hipoparatiroidismo,<br />
hipertiroidismo, hipotiroidismo, Cushing,<br />
hipogonadismo, osteoporosis idiopática, déficit<br />
de GH, etcétera).<br />
3. Tratamientos con fármacos que afectan al<br />
metabolismo óseo (corticoides durante más de<br />
tres meses, anticoagulantes, anticonvulsivantes<br />
y drogas antineoplásicas).<br />
4. Evidencia radiológica de osteopenia,<br />
deformidad vertebral o aumento de la cifosis<br />
torácica.<br />
5. Pacientes con múltiples factores de riesgo.<br />
6. Valoración de la respuesta al tratamiento de la<br />
osteoporosis.<br />
El cribado densitométrico de la población<br />
posmenopáusica no ha demostrado una relación de<br />
coste-efectividad favorable, por lo que no es<br />
pertinente. Puede estar indicado en la mujer<br />
posmenopáusica que presente además uno o más<br />
factores de riesgo. Sin embargo, y teniendo en<br />
cuenta que un porcentaje significativo de mujeres<br />
posmenopáusicas sin ningún factor de riesgo clínico<br />
presenta osteoporosis, debemos considerar que no<br />
hay una justificación clara para negar la realización<br />
de densitometría a las mujeres posmenopáusicas<br />
que lo soliciten.<br />
La osteoporosis es infrecuente en la edad<br />
pediátrica, aunque existe un gran número de<br />
enfermedades que pueden producirla y que son<br />
indicación para la realización de<br />
densitometría, entre las cuales<br />
destacan: osteogénesis<br />
imperfecta, anorexia nerviosa,<br />
endocrinopatías, malabsorción,<br />
artritis reumatoide juvenil, fibrosis<br />
quística y formas adquiridas de<br />
osteopenia, como la secundaria a<br />
enfermedades neuromusculares 6 .<br />
Haz de<br />
rayos X<br />
puntual<br />
(pencil beam)<br />
Detector único<br />
de doble energía (DXA)<br />
La tecnología DXA con mesa estable está<br />
reconocida actualmente como el mejor método para<br />
medir la DMO, debido a su baja dosis de radiación,<br />
alta precisión, tiempo corto de exploración,<br />
sensibilidad diagnóstica para predecir fracturas,<br />
especificidad y calibración estable.<br />
La capacidad que esta técnica tiene para medir<br />
regiones del esqueleto axial con gran contenido<br />
trabecular hace que este método sea especialmente<br />
útil para detectar precozmente la pérdida de masa<br />
ósea que ocurre en la mujer tras los primeros años<br />
de la menopausia.<br />
El aparato está compuesto por una fuente de<br />
rayos X, que se encuentra enfrentada a un sistema<br />
detector, situándose el paciente entre ellos. El tubo<br />
de rayos X se caracteriza por emitir fotones con dos<br />
energías diferentes (Fig. 10.1). La medición de la<br />
atenuación del haz producida por los tejidos en cada<br />
una de estas dos energías permite determinar las<br />
densidades de los dos tipos de tejidos atravesados:<br />
hueso y partes blandas. El cálculo de la radiación<br />
absorbida por el tejido óseo y los tejidos blandos<br />
permite conocer con exactitud el contenido mineral<br />
de los huesos explorados. Aunque estas son las<br />
bases comunes de todos los equipos DXA, existen<br />
variaciones específicas que hacen que los resultados<br />
de la medición final de la masa ósea puedan ser<br />
diferentes en distintos aparatos, incluso del mismo<br />
fabricante.<br />
La dosis efectiva de radiación y el tiempo de<br />
estudio en mujeres posmenopáusicas con los equipos<br />
DXA axiales actuales son los siguientes: en columna<br />
2 µSv y 30 s, en fémur 0,6 µSv y 30 s, en antebrazo<br />
0,05 µSv y 30 s y en cuerpo entero 2,6 µSv y 3 min 7 .<br />
Por lo general, la dosis de radiación a la que se<br />
Haz de<br />
rayos X<br />
en abanico<br />
Detector múltiple<br />
FUNDAMENTOS<br />
TÉCNICOS<br />
Fuente de<br />
rayos X<br />
Fuente de<br />
rayos X<br />
n los últimos 25 años ha<br />
E habido un progreso en el<br />
desarrollo de tecnologías para<br />
medir la masa ósea en vivo, tanto<br />
en localización axial como<br />
periférica. Son las siguientes.<br />
Absorciometría de rayos X<br />
Figura 10.1. Desarrollo de la Tecnología DXA. Fuente de rayos X con<br />
emisión de fotones, que a través de un colimador puntual produce un<br />
haz de radiación en «lapicero», registrando su intensidad con un único<br />
detector. Desarrollo posterior a un colimador en hendidura que produce<br />
un haz de radiación en «abanico», que se registra en un sistema de<br />
múltiples detectores. Este último permite acortar mucho el tiempo de
LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 93<br />
a<br />
b<br />
menopausia. No está influenciado por el peso, la<br />
altura o el padecimiento de una enfermedad<br />
degenerativa 8 .<br />
Su desventaja es la alta dosis de radiación y el<br />
elevado coste de la exploración. Actualmente se han<br />
incorporado mejoras sustanciales en estos aparatos:<br />
mayor precisión, menor dosis de radiación (60 µSv),<br />
tiempos rápidos de adquisición de 30-40 segundos<br />
y posibilidad de reconstrucción tridimensional.<br />
Figura 10.2. Análisis biomecánico del fallo vertebral<br />
en la osteoporosis. Reducción de la densidad de<br />
hueso trabecular que consiste en la pérdida de<br />
trabéculas horizontales y disminución de área de las<br />
verticales. a, b) Espécimen y esquema de la<br />
distribución de las trabéculas verticales dominantes<br />
y su conexión a través de las trabéculas horizontales,<br />
que reducen su longitud libre. c, d) Basándonos en<br />
el principio de Euler, la resistencia a la compresión<br />
del hueso trabecular decrece un 25% cuando se<br />
reduce un 50% el área de sus trabéculas verticales o<br />
somete el paciente es muy baja y aún menor la dosis<br />
dispersa, por lo que la mayoría de los densitómetros<br />
no requiere medidas de protección para los técnicos.<br />
Sin embargo, cada caso deberá estudiarse<br />
individualmente para asegurar la protección de los<br />
trabajadores.<br />
Tomografía computarizada (TC)<br />
cuantitativa<br />
c<br />
d<br />
Este método, complementario de la técnica DXA,<br />
está ganando popularidad, ya que es el único capaz<br />
de medir selectivamente el hueso cortical trabecular<br />
y diferenciarlo del cortical, expresándolo de forma<br />
volumétrica en g/cm 3 . En la TC, la atenuación del haz<br />
de rayos X en cada pixel se expresa en unidades<br />
Hounsfield. En la densitometría, un fantoma de<br />
calibración permite transformar estas unidades en<br />
sus equivalentes en DMO.<br />
Esta técnica tiene de ventaja la posibilidad de<br />
medir el tamaño óseo, que es un factor relacionado<br />
directamente con la resistencia. Esto es<br />
especialmente importante en la valoración del<br />
tratamiento con drogas osteoformadoras, como la<br />
PTH. Además tiene una gran sensibilidad para<br />
detectar cambios del contenido mineral óseo en<br />
situaciones de pérdida ósea rápida, como la<br />
Resonancia magnética (RM) cuantitativa<br />
La resistencia ósea no solo depende de la DMO,<br />
sino también de la estructura trabecular (número y<br />
grosor de las trabéculas), de la geometría ósea y de<br />
las condiciones de carga (Fig. 10.2) 9 . La combinación<br />
de todos estos factores es responsable de las<br />
condiciones biomecánicas del hueso.<br />
Actualmente la TC multicorte de alta resolución y<br />
la RM de alto campo (RM microscopia) permiten,<br />
mediante la utilización de determinados algoritmos,<br />
caracterizar la estructura trabecular de forma similar<br />
a la histomorfometría ósea 10 . En relación con ello se<br />
han encontrado, en la RM de calcáneo y radio,<br />
diferencias significativas entre mujeres<br />
posmenopáusicas sin y con fracturas en la relación<br />
con el volumen óseo y tisular, número de trabéculas<br />
y su grado de separación 11-13 .<br />
El futuro en el diagnóstico de la osteoporosis<br />
probablemente se dirija hacia un mayor<br />
conocimiento de la arquitectura de las trabéculas,<br />
de su conexión y del mecanismo reparativo de las<br />
microfracturas por fatiga.<br />
Densitometría periférica mediante<br />
absorciometría fotónica dual de rayos X<br />
(AccuDXA), absorciometría radiográfica<br />
(RA) o ecografía<br />
La medición de la DMO en calcáneo, falange o<br />
antebrazo con equipos portátiles está ganando<br />
popularidad. Son técnicas sencillas, con baja o nula<br />
dosis de radiación, cuyo precio y mantenimiento están<br />
por debajo de los aparatos DXA axial de mesa estable.<br />
La utilización actual de estos equipos periféricos<br />
como método de cribado es costo-efectiva y permite<br />
estudiar amplios sectores de la población,<br />
restringiendo la realización de densitometrías<br />
centrales a aquellos pacientes que se encuentran en<br />
cifras patológicas de acuerdo con los valores de<br />
referencia descritos para cada equipo 14 .<br />
La Sociedad Española de Reumatología, mediante<br />
el proyecto EPISER (2001) 15 , ha elaborado las curvas<br />
de normalidad de DMO en falange medida con<br />
tecnología DXA (AccuDXA) para la población<br />
española, lo que permite calcular con mayor<br />
exactitud los umbrales bajo los cuales es necesario<br />
confirmar el diagnóstico de osteoporosis mediante
94 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
Figura 10.3. Estudio DXA de columna lumbar PA. a) Posicionamiento del paciente. b) El operador selecciona<br />
las vértebras L1, L2, L3, L4. Las crestas ilíacas se corresponden con el disco L4-L5. Posteriormente se realiza<br />
un promedio que se compara con el rango de referencia para mujeres.<br />
un equipo DXA axial 16, 17 . Los resultados obtenidos<br />
de este estudio pueden utilizarse tanto en tecnología<br />
AccuDXA como en RA.<br />
El uso de ultrasonidos en el contexto de las<br />
enfermedades metabólicas se basa en la interacción<br />
de las ondas del sonido con el tejido óseo. La<br />
velocidad de transmisión y la atenuación o pérdida<br />
de amplitud de las ondas de sonido están<br />
disminuidas en la osteoporosis.<br />
Actualmente se reconoce su utilidad en las<br />
estrategias de cribado para identificar a las mujeres<br />
con riesgo de fracturas, especialmente de cadera 18 ,<br />
Figura 10.4. Clasificación morfométrica de Génant de la morfología y<br />
grados de deformidad vertebral en la osteoporosis. Fractura<br />
que es necesario confirmar mediante un DXA axial.<br />
No se considera un método suficientemente preciso<br />
para realizar seguimientos.<br />
METODOLOGÍA DEL ESTUDIO DXA<br />
EN ESQUELETO AXIAL<br />
a elección de la zona a estudiar mediante<br />
L densitometría, dependerá de la edad del paciente<br />
y del motivo de la solicitud. Lo más recomendable<br />
es realizar la medición en fémur y columna lumbar<br />
en posteroanterior (PA).<br />
A partir de los 70 años el estudio<br />
se realizará solo en fémur, ya que los<br />
cambios degenerativos en columna<br />
lumbar disminuyen su precisión. En<br />
la edad pediátrica el lugar de elección<br />
es la columna lumbar. Para los<br />
seguimientos se recomienda la<br />
columna lumbar, ya que la medición<br />
en fémur proximal es menos precisa<br />
debido a la dificultad de un<br />
reposicionamiento idéntico 19-21 .<br />
La medición en antebrazo se<br />
utiliza como alternativa, cuando<br />
ninguna de las efectuadas en<br />
columna y/o cadera sean fiables, por<br />
ejemplo en los pacientes con<br />
escoliosis, marcada enfermedad<br />
degenerativa de columna o pelvis,<br />
prótesis de cadera, instrumentación<br />
espinal y obesidad. Se ha probado su
LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 95<br />
a<br />
b<br />
Figura 10.5. Estudio DXA de fémur. a) Posicionamiento del paciente. Piernas en rotación interna. b) El<br />
rectángulo perpendicular al eje del cuello define al cuello femoral. El triángulo de Ward está localizado en el<br />
área de menos densidad del cuello femoral. <strong>Una</strong> línea en la base del trocánter mayor, separa la región<br />
eficacia en el hiperparatiroidismo, en donde las<br />
mediciones reflejan mejor la pérdida de hueso<br />
cortical inducida por la hormona paratiroidea.<br />
1. El estudio de columna lumbar PA se realiza en<br />
L1, L2, L3 y L4 (Fig. 10.3). La DMO individual<br />
de cada vértebra desde L1 a L2 va<br />
progresivamente aumentando en dirección<br />
caudal y en L3 y L4 puede mantenerse o<br />
incluso disminuir ligeramente.<br />
Se debe tener un cuidado especial en no incluir<br />
fracturas dentro del campo de estudio, ya que<br />
tendría como consecuencia un falso aumento<br />
de la DMO total.<br />
La medición de la DMO en columna lateral (T4-<br />
L4) permite valorar solo el hueso trabecular del<br />
cuerpo vertebral, al igual que con el TC<br />
cuantitativo. No hay estudios que demuestren<br />
su ventaja para determinar el riesgo de fractura<br />
con respecto al estudio convencional PA de<br />
columna. Algunos densitómetros permiten,<br />
mediante un arco en C, realizar ambos<br />
estudios PA y lateral (L) sin movimiento del<br />
paciente, pudiendo analizar conjuntamente la<br />
DMO y la morfometría vertebral.<br />
La fractura vertebral es uno de los mayores<br />
factores de riesgo de aparición de nuevas<br />
fracturas. Con el fin de facilitar y mejorar su<br />
detección se ha desarrollado en densitometría<br />
un método cuantitativo morfométrico, rápido<br />
de realizar (10 s) y con poca radiación, basado<br />
en los análisis morfométricos vertebrales de<br />
Mc Closkey (1993), Eastell (1991) y Black<br />
(1999) 22 . Este método permite detectar la<br />
presencia de fractura, basándose en la relación<br />
entre la altura anterior, media y posterior del<br />
cuerpo vertebral.<br />
A su vez, Génant (1993) 23 ha descrito un<br />
método visual semicuantitativo, utilizable con<br />
RX simple, TC o RM (Fig. 10.4), que permite<br />
clasificar las deformidades vertebrales por<br />
osteoporosis, según el grado de reducción de<br />
la altura vertebral anterior, media o posterior<br />
en:<br />
Grado 0 (normal): reducción menor de un 20%<br />
Grado 1 (leve): reducción entre un 20-25%<br />
Grado 2 (moderado): entre un 25-40%<br />
Grado 3 (grave): más del 40%<br />
Las deformidades vertebrales más severas se<br />
asocian a una mayor cronicidad del dolor.<br />
2. El estudio de fémur se realiza en cuatro<br />
localizaciones (cuello femoral, trocánter mayor,<br />
triángulo de Ward y región intertrocantérea)<br />
(Fig. 10.5).<br />
Si la posición es incorrecta, lo cual se<br />
manifiesta por la visualización del trocánter<br />
menor (por insuficiente rotación interna), o si<br />
la medición del cuello incluye parte del isquion<br />
o del trocánter mayor, podríamos obtener un<br />
falso aumento de la DMO.<br />
3. El estudio de antebrazo se realiza en regiones<br />
con predominio trabecular, como es la<br />
metáfisis (medición ultradistal), y con<br />
predominio cortical, como es el tercio medio<br />
de la diáfisis. La disminución de la DMO en<br />
TABLA 10.1<br />
Criterios de la OMS (1994) para el diagnóstico<br />
de osteoporosis en la mujer posmenopáusica<br />
Diagnóstico<br />
Puntuación T<br />
Normal > –1<br />
Osteopenia < –1 y > – 2,5<br />
Osteoporosis<br />
< –2,5 (sin fracturas)<br />
Osteoporosis establecida < –2,5 (con fracturas)
96 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
antebrazo no se produce hasta los 50 años y es muy<br />
inferior a la de la columna y el fémur. Su pérdida se<br />
acelera entre los 50 y 65 años y posteriormente se<br />
estabiliza. En el hombre la disminución de la DMO<br />
en esta localización es muy pequeña.<br />
4. La medición en cuerpo entero me-diante DXA<br />
permite determinar la<br />
composición tisular corporal: grasa, tejido libre<br />
de grasa y contenido mineral. Esta información<br />
tiene interés para la evaluación de los estudios<br />
de nutrición, crecimiento y desarrollo del<br />
individuo, en la medicina deportiva y para<br />
controlar los resultados de un régimen o pauta<br />
terapéutica sobre la composición de los tejidos<br />
corporales. Para el diagnóstico de osteoporosis<br />
a<br />
DXA Results Summary<br />
Region Área BMC BMD T– PR Z– AM<br />
(cm 2 ) (g) (g/cm 2 ) Score (%) Score (%)<br />
Neck 4,53 2,55 0,564 –2,6 66 –1,2 81<br />
Troch 9,47 3,42 0,361 –3,4 51 –2,5 59<br />
Inter 17,14 9,78 0,571 –3,4 52 –2,7 58<br />
Total 31,13 15,76 0,506 –3,6 54 –2,6 62<br />
Total BMD CV 1,0%, ACF = 1.030, BCF = 1,006, TH = 5,856<br />
WHO Classification: osteoporosis<br />
Fracture Risk: High<br />
b<br />
Figura 10.6. Densitometría DXA en fémur con<br />
resultado de osteoporosis. a) DMO total = 0,506<br />
g/cm 2 , lo que corresponde a un valor T de –3,6 y Z<br />
de –2,6. Esto significa que el fémur de este paciente<br />
contiene el 54% de la masa ósea que le<br />
correspondería a un adulto joven y el 62% de la que<br />
le correspondería a una persona normal de su misma<br />
edad. b) El diagrama está formado por tres líneas<br />
paralelas. La línea central es la DMO media normal<br />
en relación con la edad y la línea superior e inferior<br />
corresponde a ± 1 Dt. El símbolo se corresponde con<br />
la DMO encontrada. La distancia a la línea central<br />
representa el valor Z. El valor T estaría representado<br />
esta medición no supera a las determinaciones<br />
regionales en fémur y columna lumbar.<br />
5. La medición en prótesis permite el seguimiento<br />
de los cambios óseos periprotésicos,<br />
detectando pérdidas óseas tempranas. Este<br />
diagnóstico precoz ofrece la posibilidad de<br />
instaurar un tratamiento preventivo, lo que<br />
prolongaría la estabilidad de la prótesis.<br />
En general, los estudios pueden artefactarse por<br />
la presencia de contraste intestinal o cálculos cuando<br />
se realiza la medición en la columna lumbar, la<br />
existencia de clips quirúrgicos sobre la zona<br />
explorada y por el movimiento incoercible del<br />
paciente.<br />
ANÁLISIS DE RESULTADOS<br />
as dos preguntas que se hace el clínico al solicitar<br />
L un examen de densitometría y que necesariamente<br />
hay que responder son:<br />
1. ¿La DMO es normal o patológica?<br />
La OMS 4 , al mejorar los métodos diagnósticos no<br />
invasivos de la masa ósea, definió un nuevo<br />
concepto de osteoporosis, según el cual para<br />
diagnosticar una osteoporosis había que realizar<br />
una densitometría. Además estableció los criterios<br />
diagnósticos sobre la base de esta medición,<br />
teniendo como referencia la puntuación T.<br />
Los resultados de las determinaciones de DMO se<br />
expresan en densidad de área (gr/cm 2 ), que se define<br />
como la masa ósea mineral por unidad de área.<br />
También se presentan en forma de comparación con<br />
respecto al valor medio alcanzado en adultos<br />
jóvenes, utilizando como unidades el número de<br />
desviaciones estándar (Dt) que lo separan del valor<br />
de referencia, número que se denomina puntuación<br />
T. Cuando la comparación se hace con el valor de<br />
población de referencia, de similar sexo y edad que<br />
el paciente, se denomina puntuación Z.<br />
Dichos criterios se establecieron a partir del<br />
estudio NHANES III (Third Nacional Health and<br />
Nutrition Examination Survey) 24 , realizado en una<br />
población concreta de mujeres posmenopáusicas de<br />
raza blanca en EE.UU., en el fémur y con un aparato<br />
Hologic DXA QDR-1000.<br />
Se consideran dos niveles de DMO con fines<br />
diagnósticos en relación con el riesgo de fracturas<br />
(Tabla 10.1):<br />
— El primer umbral (osteoporosis) define a la<br />
mayoría de los individuos que padecerán una<br />
fractura en el futuro: valor de la DMO 2,5 Dt o<br />
más por debajo de la media del adulto joven<br />
del mismo sexo (puntuación T < –2,5). Si<br />
además viene unida a una fractura vertebral<br />
por baja energía se considera una osteoporosis<br />
establecida.
LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 97<br />
— El segundo umbral (osteopenia) define un valor<br />
considerado útil para prevenir la pérdida de la<br />
masa ósea: DMO entre 1 y 2,5 Dt por debajo<br />
de la media del adulto joven del mismo sexo<br />
(–2,5< puntuación T
98 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
hubieran tenido una fractura, aumenta. Esto ha<br />
ocasionado que los expertos en salud pública se<br />
opongan al cribado poblacional universal para<br />
identificar con esta técnica 36 a la población de riesgo.<br />
Las opciones farmacológicas para la prevención<br />
y tratamiento de la osteoporosis comercializadas en<br />
España y también aprobadas por la FDA en EE.UU.<br />
son: estrógenos, bifosfonatos (alendronato,<br />
etidronato y risedronato), raloxifeno, calcitonina y<br />
PTH.<br />
Los fármacos disponibles para el tratamiento de<br />
la osteoporosis tienen en general una eficacia de<br />
moderada a buena, desde la administración diaria<br />
de calcio y vitamina D (una terapia barata que ha<br />
demostrado reducir hasta un 50% la fractura de<br />
cadera y en un 20% las fracturas periféricas en<br />
varones y mujeres mayores de 65 años) hasta los<br />
bifosfonatos, algo más caros, especialmente los de<br />
última generación, que actúan como potentes<br />
inhibidores de la resorción ósea 26 .
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 99<br />
CONCLUSIÓN<br />
a medición de la DMO mediante DXA axial es<br />
L recomendable para hacer el diagnóstico de<br />
osteoporosis y monitorizar su tratamiento. Además<br />
contribuye junto a otros factores a la valoración<br />
global del riesgo de fractura.<br />
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11<br />
Aspectos radiológicos<br />
relevantes en los estudios<br />
Juan Ángel Clavero Torrent<br />
INTRODUCCIÓN<br />
l tratamiento de la pérdida de dentición mediante<br />
Eimplantes dentales es una <strong>práctica</strong> actualmente<br />
muy difundida y va camino de convertirse en la<br />
actuación quirúrgica más frecuente en patología<br />
bucal. Los implantes dentales son cilindros metálicos<br />
que se introducen quirúrgicamente en el hueso y que<br />
sirven de soporte para la posterior colocación de una<br />
prótesis dental. Los métodos de diagnóstico por<br />
imagen resultan imprescindibles para la valoración<br />
prequirúrgica en implantología, pues es necesario<br />
conocer con exactitud la cantidad y la calidad de<br />
hueso disponible, así como identificar las diferentes<br />
estructuras anatómicas del maxilar y de la mandíbula<br />
que se deben preservar durante la cirugía. La<br />
radiología dental convencional (radiografía intrabucal,<br />
telerradiografía lateral de cráneo y<br />
ortopantomografía) resulta insuficiente en muchas<br />
ocasiones para este cometido, dado que demuestra<br />
solo dos dimensiones del espacio. Como<br />
consecuencia de ello se han desarrollado y utilizado<br />
otros métodos diagnósticos que permiten la<br />
valoración de los tres planos del espacio, de los<br />
cuales en el momento actual los programas dentales<br />
para TC, que denominaremos genéricamente TC<br />
dental, son la exploración de referencia 1-8 . Estos<br />
programas se basan en la obtención de múltiples<br />
reconstrucciones multiplanares ortorradiales y<br />
panorámicas del maxilar superior y de la mandíbula,<br />
a partir de la adquisición mediante TC de secciones<br />
axiales de alta resolución (Fig. 11.1). La TC dental<br />
no solo ha supuesto una nueva visión de estas<br />
estructuras, sino que ha creado una interacción, con<br />
anterioridad <strong>práctica</strong>mente inexistente, entre<br />
radiólogos por una parte y odontólogos,<br />
implantólogos y cirujanos maxilofaciales por la otra.<br />
En este capítulo valoraremos los aspectos<br />
radiológicos más importantes en el campo de la<br />
implantología y analizaremos las principales<br />
características de los programas dentales para TC y<br />
del resto de medios diagnósticos empleados.<br />
ASPECTOS CLÍNICOS<br />
DE LOS IMPLANTES DENTALES<br />
a pérdida dentaria provoca una serie de<br />
Lalteraciones anatómicas y estéticas, así como<br />
trastornos funcionales y psicológicos, de<br />
importancia variable según el grado de edentulismo<br />
y la localización de la misma. El tratamiento clásico<br />
mediante puentes y prótesis removibles no<br />
soluciona estos problemas de forma satisfactoria,<br />
por lo que la implantología oral surge de la<br />
Figura 11.1. Representación esquemática de los<br />
planos de estudio de una TC dental de la mandíbula.<br />
Además de las secciones axiales, obtenidas<br />
directamente de la TC, se producen reconstrucciones<br />
panorámicas, paralelas al eje principal de la arcada,<br />
y reconstrucciones ortorradiales, perpendiculares en<br />
cada punto al eje principal de la arcada.
100 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 11.2. Representación gráfica de los<br />
componentes de un implante. Los implantes se<br />
componen de una fijación implantológica ( F) o<br />
implante propiamente dicho, porción que queda bajo<br />
la encía; de un pilar trasepitelial o pilar de prótesis<br />
(P), porción que emerge en la boca; y de una corona<br />
o prótesis (C) que recubre al pilar y es visible en la<br />
boca. Obsérvese como la situación del canal<br />
mandibular (CM) debe ser localizada para evitar la<br />
directa, estructural y funcional entre el hueso vivo<br />
y la superficie de un implante sometido a carga<br />
funcional 9 . Estos implantes tienen varios<br />
componentes (Fig. 11.2). La secuencia clásica para<br />
su colocación consiste en una cirugía en dos fases.<br />
En una primera intervención, la fijación, que es un<br />
cilindro habitualmente de titanio, se coloca en el<br />
interior del hueso mediante una osteotomía (Fig.<br />
11.3). Existen fijaciones de diferentes tamaños en<br />
altura y anchura, siendo preferible utilizar la mayor<br />
superficie de osteointegración posible en cada caso.<br />
Tras un tiempo variable (tres-seis meses),<br />
denominado período de osteointegración, se efectúa<br />
un segundo tiempo quirúrgico en el que se conecta<br />
la fijación a un pilar de prótesis, que sobresale de<br />
la encía contactando con el medio bucal y que<br />
permitirá montar sobre el mismo la prótesis<br />
definitiva. Ésta puede corresponder a una sola<br />
corona, en caso de implante único, o bien a una<br />
prótesis. Los implantes se pueden colocar también<br />
en una sola etapa quirúrgica, en la que<br />
se coloca la fijación y a la vez el componente de<br />
conexión o pilar. Al cabo de un período de entre<br />
dos y cuatro meses se colocará<br />
la prótesis. En casos concretos es posible que en<br />
un mismo día se realice el procedimiento quirúrgico<br />
y la colocación de la prótesis.<br />
Un completo estudio clínico y radiológico es<br />
necesario para la planificación del tratamiento con<br />
implantes. Es necesario descartar patología<br />
existente y es de vital importancia conocer la<br />
cantidad (altura, anchura, longitud) del hueso<br />
disponible en las zonas de posible recepción de<br />
estos implantes, así como su calidad (densidad<br />
ósea). Resulta imprescindible una precisa<br />
localización de las estructuras anatómicas, como<br />
el canal mandibular, cuya lesión ocasionará<br />
parestesias en la cara, o los senos maxilares, cuya<br />
afectación favorecerá la infección y provocará un<br />
peor pronóstico para el implante. Pese a que no<br />
Figura 11.3. Colocación de tres implantes endoóseos<br />
en maxilar superior derecho en paciente con<br />
edentulismo parcial. Se observa la cresta alveolar<br />
expuesta tras la realización de un colgajo con<br />
despegamiento mucoperióstico (cortesía del doctor<br />
E. Fernández Ledesma. Barcelona).<br />
necesidad de mejorar las opciones terapéuticas. La<br />
inmensa mayoría de los implantes actuales son del<br />
tipo endoóseo, basados en el fenómeno de la<br />
osteointegración, que se define como la conexión<br />
Figura 11.4. Ortopantomografía en paciente con<br />
edentulismo parcial, portador de diversas<br />
restauraciones dentales. Se observa engrosamiento<br />
mucoso en el seno maxilar derecho. Las arcadas<br />
dentales se dividen en cuadrantes que se enumeran<br />
en orden creciente y en sentido horario de superior<br />
derecho a inferior derecho. AM: Agujero mentoniano.<br />
C: Cóndilo mandibular. CM: Canal mandibular. H:
ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 101<br />
Figura 11.5. Sección axial mediante TC a nivel de la<br />
cresta alveolar de la mandíbula en un paciente con<br />
dentición completa. Numeración de las piezas<br />
dentarias siguiendo la clasificación internacional. Las<br />
decenas indican el cuadrante y las unidades, en<br />
sentido creciente de mesial (anterior) a distal, la<br />
situación del diente en el cuadrante. Obsérvense<br />
existe un claro consenso con respecto a las<br />
Figura 11.7. Reconstrucciones panorámicas de la<br />
mandíbula mediante TC dental en un caso de<br />
edentulismo parcial. La imagen superior<br />
corresponde a una reconstrucción panorámica<br />
central en proceso alveolar, demostrándose ambos<br />
canales mandibulares (CM). La inferior se sitúa por<br />
bucal con respecto a la superior y demuestra<br />
dentadura). A continuación, en la mayoría de los<br />
casos, se requerirá una valoración mas detallada<br />
del hueso disponible mediante técnicas seccionales,<br />
de las que la TC dental es la de mayor rendimiento<br />
diagnóstico.<br />
Figura 11.6. Anatomía dental. Detalle de una<br />
ortopantomografía digital. Los dientes se componen<br />
de una corona (C), de una porción radicular (R) y de<br />
una zona de transición entre ambas o zona cervical<br />
(ZC). Están formados por dentina (D), que en la<br />
corona está recubierta por esmalte (E) y en la raíz<br />
por cemento, indistinguible radiológicamente de la<br />
dentina. El paquete vasculonervioso del diente<br />
penetra por el agujero apical (AA), extendiéndose<br />
por el conducto radicular (CR) hasta la cámara pulpar<br />
(CP). Las raíces dentales están sujetas al hueso<br />
exploraciones radiológicas a efectuar, podríamos<br />
concretar que una secuencia lógica sería la<br />
realización de un estudio inicial mediante<br />
ortopantomografía, que complementará los datos<br />
obtenidos en la exploración clínica, y la obtención<br />
de un encerado diagnóstico (molde de la<br />
DENTICIÓN<br />
omo se ha explicado en el capítulo anterior, las<br />
Carcadas dentarias se dividen en cuatro cuadrantes<br />
numerados de forma creciente, en sentido horario,<br />
desde el hemimaxilar superior derecho hasta la<br />
hemimandíbula derecha (Fig. 11.4). La nomenclatura<br />
internacional, utilizada en Europa, atribuye a cada<br />
diente un número de dos cifras (Fig. 11.5). La<br />
anatomía dental y sobre todo el espacio periodontal<br />
se visualizan muy bien mediante radiología<br />
convencional (Fig. 11.6).<br />
ANATOMÍA DE LA MANDÍBULA<br />
S u anatomía radiológica normal10, 11 viene ilustrada<br />
en las figuras 11.4, 11.7 y 11.8. La mandíbula está<br />
formada por un cuerpo y dos ramas verticales. A la<br />
superficie interna del cuerpo se le denomina lingual,<br />
mientras que a la superficie externa se le denomina<br />
bucal. La parte superior del cuerpo o proceso alveolar<br />
alberga las raíces dentales y está ligada<br />
funcionalmente a los dientes. Su superficie se<br />
denomina cresta alveolar, que se sitúa a la altura de<br />
la zona cervical dental. La parte inferior del cuerpo<br />
es la base de la mandíbula y en ella se sitúa el<br />
conducto dentario inferior o canal mandibular,<br />
estructura que contiene en su interior estructuras<br />
vasculares y el nervio alveolar inferior, rama de la<br />
división mandibular del nervio trigémino. Este
102 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
Figura 11.8. Reconstrucciones<br />
ortorradiales de hemimandíbula<br />
izquierda mediante TC dental en un<br />
caso de edentulismo parcial. Las<br />
reconstrucciones demuestran de<br />
distal a mesial (superior izquierda a<br />
inferior derecha) la anatomía<br />
mandibular. A: Agujero mandibular.<br />
AM: Agujero mentoniano. B: Cortical<br />
bucal. CI: Canal incisivo. CL: Canal<br />
lingual. CM: Canal mandibular. G:<br />
Figura 11.9. Reconstrucciones<br />
ortorradiales y panorámicas de<br />
maxilar superior mediante TC dental.<br />
Edentulismo parcial con ausencia de<br />
primer y tercer molares derechos y de<br />
los tres molares izquierdos. Las<br />
reconstrucciones ortorradiales<br />
corresponden al hemimaxilar derecho<br />
o primer cuadrante, desde la región<br />
de apófisis pterigoides (superior<br />
izquierda) hasta la línea media<br />
(inferior derecha). Las dos<br />
reconstrucciones panorámicas<br />
(inferior) reflejan todo el maxilar<br />
superior. La situada a la izquierda se<br />
trata de una reconstrucción hacia<br />
palatino, mostrando el canal<br />
nasopalatino, mientras que la de la<br />
derecha es central en proceso<br />
paquete vasculonervioso penetra en la mandíbula a<br />
través del agujero mandibular y abandona la misma<br />
a través del agujero mentoniano, situado en la<br />
superficie bucal de la mandíbula, habitualmente<br />
entre las raíces del primer y segundo premolar. El<br />
nervio alveolar inferior se divide en dos ramas, los<br />
nervios incisivo y mentoniano. El primero de ellos se<br />
continúa anteriormente por el interior de la<br />
mandíbula en el canal incisivo, junto a la arteria<br />
homónima. El nervio mentoniano sale al exterior por<br />
el agujero mentoniano. Antes de salir puede mostrar<br />
un bucle o incurvación anterior, mesial con respecto<br />
al agujero mentoniano. La última estructura a<br />
considerar es el agujero lingual situado en línea<br />
media, de contenido arterial. La TC dental visualiza<br />
el canal mandibular en un 98% de los casos, el<br />
agujero mentoniano en un 100%, el canal incisivo en<br />
un 93% y el canal lingual en un 82% 12 . Se ha<br />
demostrado asimismo la existencia de canales<br />
vasculares linguales accesorios, situados<br />
lateralmente, la mayoría en la región premolar 13 . La<br />
ortopantomografía permite en menor grado la<br />
visualización del canal mandibular y sobre todo la<br />
correcta localización en cuanto a la altura del mismo<br />
con respecto a la cresta alveolar 14 , siendo muy<br />
inferior en la detección del canal incisivo y del<br />
agujero lingual 12, 13 .<br />
ANATOMÍA DEL MAXILAR SUPERIOR<br />
S u anatomía radiológica normal10, 11 se ilustra en<br />
las figuras 11.4 y 11.9. En el maxilar superior se<br />
distingue un cuerpo, en situación central, y cuatro<br />
apófisis: frontal, zigomática, alveolar y palatina. El<br />
proceso o apófisis alveolar se sitúa por debajo del<br />
cuerpo del maxilar y de las fosas nasales. A su cara<br />
externa se le llama vestibular y a la interna se le<br />
denomina palatina, aunque también se les puede<br />
denominar bucal y lingual respectivamente, como en<br />
el caso de la mandíbula. Los senos maxilares se<br />
ubican en el interior del cuerpo del maxilar y su zona<br />
inferior o receso maxilar protuye generalmente en
ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 103<br />
a<br />
b<br />
c<br />
alveolar, donde éste no pueda ser asiento de<br />
implantes. Esta área, situada entre la zona<br />
tuberositaria del maxilar, las apófisis pterigoides del<br />
esfenoides y la apófisis piramidal del palatino, puede<br />
utilizarse como anclaje cortical de los denominados<br />
implantes pterigoideos 15 . Los senos maxilares, las<br />
fosas nasales y el canal nasopalatino son estructuras<br />
bien visualizadas por la mayoría de los métodos<br />
diagnósticos empleados en implantología. No<br />
obstante, la TC dental permite una mejor valoración<br />
de la altura existente desde la cresta alveolar hasta<br />
el seno maxilar o fosa nasal y de la situación<br />
bucolingual del receso maxilar y sobre todo del canal<br />
nasopalatino 6 . También permite un mejor<br />
reconocimiento de la patología sinusal, sobre todo<br />
si ésta es secundaria a lesión inflamatoria<br />
periodontal 16 .<br />
Figura 11.10. Clasificación de las atrofias óseas<br />
según Cadwood y Howell 17 . a) Esquema que<br />
representa las diferentes clases de atrofia. La clase<br />
1 corresponde al maxilar o mandíbula dentados. La<br />
clase 2 ocurre inmediatamente después de la<br />
extracción. En la clase 3 la cresta alveolar permanece<br />
más o menos redondeada, existiendo una altura y<br />
anchura óseas adecuada. En la clase 4 existe<br />
deformidad en filo de navaja, con pérdida de anchura<br />
y conservación de la altura. En la clase 5 la<br />
morfología es plana, deficitaria tanto en altura como<br />
en anchura. La clase 6 presenta una depresión en el<br />
proceso alveolar, con pérdida también de hueso<br />
el proceso alveolar, situándose entre las raíces<br />
molares y premolares. En la línea media, el canal<br />
nasopalatino se extiende desde las fosas nasales<br />
hasta el agujero incisivo en la boca, conteniendo la<br />
arteria septal y el nervio nasopalatino. En la zona<br />
posterior, el nervio palatino mayor penetra en la<br />
cavidad bucal a través del agujero palatino mayor o<br />
anterior. La valoración de la zona<br />
llamada de sutura pterigomaxilar<br />
es de importancia, sobre todo en<br />
los casos con atrofia del proceso<br />
Figura 11.11. Reconstrucciones<br />
panorámica y ortorradiales mediante<br />
TC dental en un paciente sometido<br />
a una técnica de elevación del seno<br />
maxilar. Se observa el injerto óseo<br />
visible como un material<br />
heterogéneo denso (flechas) que<br />
aumenta la altura disponible para la<br />
colocación de implantes en un<br />
paciente con atrofia del proceso<br />
alveolar en altura. El injerto es<br />
situado a ese nivel a través de una<br />
ventana ósea efectuada en la pared<br />
anterior del seno maxilar y tras<br />
VOLUMEN Y MORFOLOGÍA ÓSEA.<br />
ATROFIA<br />
DEL PROCESO ALVEOLAR<br />
a pérdida de dientes produce de forma irreversible<br />
Luna reabsorción ósea con atrofia del proceso<br />
alveolar en ambos sentidos, vertical y horizontal. Se<br />
han descrito varias clasificaciones anatómicas de la<br />
pérdida de volumen óseo, siendo la más utilizada la<br />
de Cawood y Howell 17 (Fig. 11.10). Tras el<br />
edentulismo comienza la reabsorción ósea,<br />
inicialmente en anchura y posteriormente en altura,<br />
salvo para las zonas posteriores del maxilar superior,<br />
donde la atrofia es predominantemente en altura<br />
desde un principio. El grado de reabsorción ósea es<br />
muy importante, porque va a condicionar el tamaño<br />
del implante tanto en anchura como en altura. Si la<br />
atrofia es significativa puede resultar imposible<br />
anclar un implante en el proceso alveolar,<br />
requiriendo la <strong>práctica</strong> de alguna técnica especial.<br />
Principalmente existen dos opciones: las técnicas de<br />
aumento del hueso disponible 18, 19 y el anclaje del
104 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.12. Ortopantomografía en un paciente con<br />
edentulismo parcial, portador de implantes<br />
osteointegrados en los procesos alveolares en ambas<br />
zonas pterigoideas (flechas blancas) y a nivel malar<br />
derecho (flecha negra). Los implantes pterigoideos<br />
permiten un anclaje en el hueso denso existente<br />
entre tuberosidad maxilar, apófisis pterigoides del<br />
hueso esfenoides y apófisis piramidal del palatino<br />
en pacientes que, como en este caso, presentan<br />
atrofia ósea del maxilar posterior. Se observa un<br />
implante zigomático derecho anclado en hueso malar<br />
con el mismo cometido. Para la colocación de este<br />
último es preciso crear quirúrgicamente un paso a<br />
través del seno maxilar, previo rechazo de su<br />
membrana. Obsérvese como alguno de los implantes<br />
en cresta alveolar muestra la corona o la prótesis ya<br />
implante fuera del proceso alveolar 15, 20 . Entre las<br />
primeras cabe destacar la expansión de corticales,<br />
las técnicas de regeneración ósea guiada, la elevación<br />
del suelo del seno maxilar (Fig. 11.11) y los injertos<br />
óseos. Los anclajes fuera del proceso alveolar pueden<br />
efectuarse en maxilar superior a nivel de la región<br />
pterigomaxilar o en el hueso malar (Fig. 11.12). <strong>Una</strong><br />
tercera posibilidad en la mandíbula sería la<br />
transposición del nervio dentario 21 .<br />
CALIDAD ÓSEA<br />
n hueso denso proporciona una mayor superficie<br />
Ude unión entre implante y hueso y una mayor<br />
estabilidad del mismo, con lo que la osteointegración<br />
es mayor y más rápida. La calidad ósea condicionará<br />
la técnica quirúrgica y la secuencia posterior de carga<br />
sobre el implante. El edentulismo favorece la pérdida<br />
de densidad ósea. Se han descritos múltiples<br />
TABLA 11.1<br />
Ejemplo de protocolo estándar para un estudio<br />
de TC dental<br />
Técnica<br />
Helicoidal<br />
Grosor de corte 1mm<br />
Movimiento de mesa 1 mm (mand.) ;1 ó 1,5 mm (máx. sup.)<br />
Campo de trabajo 120 mm.<br />
Tiempo de corte 1 seg.<br />
Matriz 512<br />
Corriente del tubo 30-90 mA<br />
Tensión del tubo 120 kV<br />
Ventana<br />
2000 UH 400 UH (ventana ósea)<br />
Filtro<br />
Alta resolución<br />
Figura 11.13. Clasificación de la calidad ósea de<br />
Lekholm y Zarb 22 . Mediante un esquema (a) y cuatro<br />
reconstrucciones ortorradiales de diferentes<br />
pacientes obtenidas por TC dental (b) observamos<br />
los tipos de calidad ósea. La calidad 1 es más propia<br />
de zonas anteriores mandibulares edéntulas. La<br />
calidad 2 es más frecuente en zonas laterales de<br />
mandíbula. La calidad tipo 3 se visualiza<br />
habitualmente en maxilar superior, mientras que la<br />
clasificaciones que de forma subjetiva valoran la<br />
calidad ósea del hueso en el que se va a implantar 22,<br />
23<br />
. <strong>Una</strong> de las más empleadas y más simple es la<br />
descrita por Lekholm y Zarb 22 , basada en el aspecto<br />
morfológico del hueso y de su calidad (Fig. 11.13).<br />
La calidad 1 correspondería a un hueso<br />
<strong>práctica</strong>mente en su totalidad compuesto por tejido<br />
compacto. La calidad 2 correspondería a un hueso<br />
con una capa espesa compacta rodeando a un hueso<br />
trabecular denso. La calidad 3 correspondería a una<br />
fina capa cortical que rodea un núcleo de hueso<br />
trabecular más o menos densa. La calidad 4 reflejaría<br />
una fina capa cortical rodeando un hueso trabecular<br />
de baja densidad. Los implantes situados en huesos<br />
de calidad 4 requieren un mayor tiempo de<br />
cicatrización y presentan un mayor índice de<br />
fracasos.<br />
La valoración del coeficiente de atenuación óseo<br />
mediante TC dental puede otorgar una mayor<br />
objetividad a la valoración de la calidad ósea,<br />
habiéndose citado un coeficiente de atenuación de<br />
más de 600 UH como ideal para la colocación de<br />
implantes 3 . Recientemente Norton y Gamble 24<br />
postulan una clasificación cuantitativa, valorando la<br />
atenuación del hueso que rodeará el futuro implante<br />
y comparándola con la clasificación morfológica de<br />
Lekholm y Zarb 22 . Encuentran que a la calidad 1 le<br />
corresponderían más de 850 UH, a las calidades 2 y<br />
3, entre 500-850 UH y a la calidad 4, entre 0-500.<br />
Sin duda alguna el futuro de la valoración de la<br />
calidad ósea preimplante será la aplicación a nivel<br />
dental de la evaluación cuantitativa mediante TC de<br />
la densidad ósea por unidad de volumen 25 .
ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 105<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.14. Centrado de los estudios dentales. Un<br />
centrado fácil para el técnico y adecuado para la toma<br />
de medidas será paralelo a la base de la mandíbula<br />
(a) y a la línea del paladar duro en el maxilar superior<br />
(b).<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.15. Sección axial de referencia (a) y<br />
reconstrucciones panorámica central y ortorradiales<br />
en el segundo cuadrante (b) de un paciente edéntulo<br />
parcial con tres raíces retenidas (flechas) y enfermedad<br />
inflamatoria crónica en senos maxilares. En la sección<br />
axial de referencia se observan demarcadas todas las reconstrucciones. A partir de la línea trazada por el<br />
operador (punta de flecha), se obtienen dos reconstrucciones panorámicas hacia la superficie y dos hacia<br />
lingual, así como múltiples reconstrucciones ortorradiales. En este programa todas las reconstrucciones<br />
están separadas por 2 mm. Existen una serie de marcadores (derecha, izquierda, bucal, lingual) y todas las<br />
reconstrucciones ortorradiales aparecen numeradas para poderlas correlacionar adecuadamente en los otros<br />
planos del espacio. Obsérvese como la raíz retenida en segundo cuadrante (flechas blancas) aparece en los<br />
tres planos del espacio sobre la numeración 51. Las raíces retenidas (flechas) aparecen como imágenes de<br />
PROGRAMAS DENTALES PARA TC<br />
D esarrollados por Schwarz y cols.26, 27 , los<br />
programas dentales permiten, a partir de la<br />
adquisición axial mediante TC, la visualización del<br />
maxilar superior y de la mandíbula en tres planos<br />
del espacio: axial, panorámico (paralelo al eje<br />
principal de la arcada) y ortorradial (perpendicular<br />
en cada punto al eje principal de la arcada) (Fig.<br />
11.1). La mayoría de estos programas permite<br />
además reconstrucciones 3D.<br />
Protocolo de estudio: en la tabla 11.1 se refleja un<br />
ejemplo de protocolo aconsejado para estudio dental.<br />
Es preferible el estudio mediante técnica helicoidal,<br />
ya que el tiempo de adquisición es menor, con lo que<br />
se disminuyen notablemente los artefactos de<br />
movimiento, que pueden alterar las reconstrucciones.<br />
Los estudios dentales se pueden efectuar con técnica<br />
de baja dosis de radiación 5, 28, 29 , pues analizamos<br />
estructuras óseas. Esta reducción se puede efectuar<br />
principalmente disminuyendo la corriente del tubo,<br />
trabajando con un pitch mayor de 1 y limitando al<br />
máximo la extensión de la exploración. Las dos<br />
primeras posibilidades son más factibles en maxilar<br />
superior que en mandíbula, ya que a este nivel el<br />
límite lo establecen las finas estructuras<br />
vasculonerviosas que deben ser visualizadas.<br />
Los estudios de maxilar superior y de mandíbula
106 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.16. Enfermedad inflamatoria. a) Enfermedad<br />
inflamatoria periodontal con formación de fístula a<br />
seno maxilar izquierdo. La enfermedad inflamatoria<br />
periodontal (cabezas de flechas) se aprecia como una<br />
radiolucencia lateral a las raíces del primer molar izquierdo, con extensión a la región apical. Representa la<br />
pérdida del ligamento periodontal y la destrucción ósea adyacente, que tiene su origen en un proceso<br />
infeccioso gingival (gingivitis). Existe fistulización a seno maxilar (flechas blancas) con cambios inflamatorios<br />
sinusales. Tanto este tipo de infección como la periapical en su progreso pueden erosionar las corticales del<br />
proceso alveolar ocasionando trayectos fistulosos. Obsérvese una raíz retenida del segundo premolar izquierdo<br />
también con enfermedad inflamatoria periodontal (flecha negra) y el cordal izquierdo incluido (asterisco). b)<br />
Enfermedad inflamatoria periapical en primer premolar derecho (flechas). Se observa radiolucencia periapical<br />
por pérdida ósea secundaria al proceso infeccioso. Este tipo de enfermedad inflamatoria tiene su origen en<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.17. Quistes odontogénicos. a) Quiste radicular en primer molar inferior derecho. Observamos una<br />
formación radiolucente bien definida, de situación periapical al 46 (flechas). Este tipo de quiste odontogénico<br />
es el más frecuente y deriva de un granuloma periapical no tratado. La semiología radiológica de ambos<br />
procesos es similar y se cita un tamaño superior a 1,5 cm como sugestivo de quiste. La TC dental permite<br />
una correcta valoración de la extensión lesional, observando en este caso en las reconstrucciones ortorradiales<br />
como la lesión contacta con el canal mandibular (CM). b) Quiste folicular en cordal inferior derecho incluido.<br />
Se observa una lesión radiolucente bien definida ( flechas) de situación pericoronaria al 48 incluido (asterisco).<br />
se efectúan por separado. Se coloca al paciente en<br />
decúbito supino con la columna cervical<br />
discretamente hiperextendida y la cabeza bien<br />
centrada. En primer lugar, se efectúa un topograma<br />
de perfil para verificar el centrado y delimitar la<br />
extensión de la exploración. Como la mayoría de<br />
estos programas sufren distorsiones si se inclina el<br />
gantry 30 , este debe permanecer a 0° y por lo tanto<br />
es el posicionamiento del paciente el que definirá la<br />
orientación de las secciones axiales. Esta colocación<br />
debe ser la correcta porque si no las mediciones<br />
efectuadas pierden exactitud 31, 32 . Lo ideal es el<br />
centraje paralelo a la cresta alveolar 13, 33 . En muchas<br />
ocasiones, debido al edentulismo, por la<br />
irregularidad de la cresta alveolar o por la<br />
superposición de imágenes de los dos lados, este<br />
centraje resulta muy difícil, por lo que<br />
recomendamos el centraje paralelo al paladar duro<br />
en el maxilar superior y al borde inferior en la
ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 107<br />
Figura 11.18. Secciones ortorradiales en una<br />
mandíbula edéntula a nivel de región de agujero<br />
mentoniano (AM), observándose mediciones de altura<br />
desde la cresta alveolar hasta el canal mandibular<br />
(CM), de anchura entre las corticales bucal y lingual,<br />
de angulación del proceso alveolar con respecto a la<br />
vertical y del coeficiente de atenuación del hueso<br />
trabecular. Se observa también en las<br />
reconstrucciones superiores la simulación de un<br />
mandíbula 5, 31 (Fig. 11.14). Cuanta mayor angulación<br />
exista entre nuestro centraje y estas referencias<br />
anatómicas, mayor distorsión con la realidad existirá<br />
en las mediciones efectuadas, sobre todo en zonas<br />
distales 31, 32 . Posteriormente, demarcaremos la<br />
extensión de la exploración, que en la mandíbula<br />
debe abarcar todo el hueso desde la cortical basilar<br />
hasta la cresta alveolar y en el maxilar, desde la<br />
cresta alveolar al tercio inferior de los senos<br />
maxilares, ampliable cuando exista patología sinusal<br />
asociada. Con el protocolo citado obtenemos unas<br />
40 secciones axiales por arcada, dependiendo del<br />
grado de atrofia.<br />
Reconstrucciones: después de la exploración, las<br />
secciones axiales son enviadas a una estación de<br />
trabajo para realizar las reconstrucciones. Se escoge<br />
una sección axial situada a nivel de las raíces<br />
dentales, en la que se delimite perfectamente todo<br />
el contorno del proceso alveolar, trazándose una<br />
línea mediante el marcado de varios puntos con el<br />
cursor de la consola. Esta línea debe estar centrada<br />
en la arcada ósea y ser paralela a la misma (Fig.<br />
11.15). El<br />
programa creará múltiples reconstrucciones<br />
ortorradiales, en la mayoría de programas cada 1 ó<br />
2 mm, que serán todas ellas perpendiculares a la<br />
curva efectuada y, por lo tanto, al proceso alveolar.<br />
Además, se producirán un número variable, según<br />
el programa, de reconstrucciones panorámicas,<br />
paralelas a la línea realizada, en dirección bucal y<br />
lingual. Estas reconstrucciones también suelen estar<br />
espaciadas entre 1 y 2 mm. Por último, la mayoría<br />
de los programas realizan también reconstrucciones<br />
3D en diferentes planos, siendo el más interesante<br />
el oclusal, ya que permite valorar las características<br />
morfológicas de la cresta alveolar. Cada imagen<br />
ortorradial, panorámica y axial puede ser<br />
correlacionada espacialmente con las otras, mediante<br />
una serie de marcadores y numeración existentes en<br />
los márgenes de las imágenes (Fig. 11.15). Las<br />
secciones más importantes van a ser las<br />
ortorradiales, ya que van a permitir efectuar las<br />
mediciones de altura y anchura (bucolingual). Las<br />
reconstrucciones panorámicas se utilizarán más<br />
como referencia, para localizar las secciones<br />
ortorradiales.<br />
Informe radiológico: se debe realizar un informe<br />
completo y comprensible dirigido al implantólogo.<br />
Se debe describir el grado de edentulismo, si es<br />
total o parcial, y a qué piezas afecta.<br />
Posteriormente, se describirá el estado general del<br />
proceso alveolar, el grado de atrofia, así como la<br />
a<br />
b<br />
Figura 11.19. Férula con dientes radioopacos (a) y<br />
su visualización mediante TC dental (b). Se trata<br />
de un maxilar superior con edentulismo total y<br />
atrofia de grado 4.
108 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
existencia de anomalías en el mismo 2, 5, 16, 33-35 . Entre<br />
las anomalías más frecuentes nos encontramos<br />
raíces retenidas (Fig. 11.15 y 11.16 a), piezas<br />
i n c l u i d a s<br />
(Fig. 11.16 y 11.17 b), enfermedad inflamatoria<br />
periapical o periodontal (Fig. 11.16), quistes (Fig.<br />
11.17), cavidades posextracción y cambios<br />
postraumáticos o posquirúrgicos (Fig. 11.11).<br />
También se hará referencia a la posible patología<br />
sinusal o de fosas nasales. Resulta de utilidad que<br />
facilitemos la localización de las estructuras<br />
anatómicas más importantes. A continuación se<br />
realizarán mediciones de altura, anchura y<br />
angulación del proceso alveolar en las zonas<br />
edéntulas (Fig. 11.18). Por regla general, se<br />
consideran requerimientos mínimos una distancia<br />
del implante a la cortical adyacente de 1 mm y a las<br />
piezas o implantes de vecindad de 1,5 mm. A nivel<br />
mesial (anterior) del maxilar superior las mediciones<br />
se efectúan desde la cresta alveolar hasta el suelo<br />
de las fosas nasales, preservando el canal<br />
nasopalatino. A nivel distal se efectuarán desde la<br />
cresta alveolar hasta el suelo de los senos maxilares.<br />
En la zona mesial de la mandíbula se efectuarán<br />
desde la cresta alveolar hasta la cortical basilar. Si se<br />
localiza el agujero lingual, el límite inferior de la altura<br />
estará por encima del mismo. Lo mismo ocurre con<br />
el canal incisivo. Distalmente, el agujero mentoniano<br />
y el canal mandibular serán los límites inferiores de<br />
la altura disponible. En cuanto a la anchura (distancia<br />
buco-lingual), tomaremos la mínima disponible, que<br />
es la que limitará el tamaño del implante y que casi<br />
siempre se sitúa a nivel de la cresta alveolar. La<br />
angulación será la del proceso alveolar con respecto<br />
a la vertical. En caso de edentulismo parcial,<br />
realizaremos las mediciones, dejando una distancia<br />
entre las piezas existentes y la zona donde<br />
Figura 11.20. Radiografía periapical en la que<br />
observamos dos implantes en la zona molar de tercer<br />
cuadrante. Ausencia de radiolucencias periimplante<br />
y correcto recubrimiento óseo en altura del mismo,<br />
que indican una correcta osteointegración.<br />
Figura 11.21. Detalle de una radiografía panorámica<br />
con factor de magnificación conocido a nivel de una<br />
zona molar edéntula de tercer cuadrante. Se<br />
superpone una plantilla con diferentes tamaños de<br />
implantes a igual magnificación, para valorar cuál es<br />
la medida que mejor se adapta.<br />
efectuamos la medición de unos 4-6 mm, con objeto<br />
de dejar espacio a la futura corona que se colocará<br />
sobre la fijación. En edentulismos totales la distancia<br />
entre mediciones intentará respetar el tamaño teórico<br />
de las piezas dentales, o bien se efectuarán a una<br />
distancia de 1 cm. Además, nuestro informe debe ir<br />
acompañado de una valoración de la calidad ósea.<br />
Debido a que existen algunos datos que el<br />
radiólogo puede desconocer, sobre todo de tipo<br />
protésico, es necesario que la exploración sea<br />
entregada al odontólogo en placas radiográficas a<br />
tamaño real, escala 1:1, para facilitar su<br />
manipulación. Se debe adecuar, por tanto, el formato<br />
de impresión para preservar este tamaño real. Existe<br />
una escala milimetrada en el margen de las<br />
diferentes reconstrucciones para confirmar este<br />
extremo.<br />
Existen programas dentales que permiten la<br />
entrega de la exploración, una vez procesada, en un<br />
CD o por correo electrónico al implantólogo, el cual<br />
puede manipularla en su PC mediante una aplicación<br />
de dicho programa. Por regla general, estos<br />
programas tienen más funciones, como la posibilidad<br />
de simulación de implantes (Fig. 11.18), mediciones<br />
de la densidad periimplante, valoración de fuerzas<br />
oclusales, etc. Algunas incluso permiten el diseño<br />
de una férula quirúrgica, cuyo modelo físico se<br />
realizará mediante técnicas de estereolitografía a<br />
partir del diseño efectuado en el programa dental 36 .<br />
Férulas: la realización de férulas de una base<br />
acrílica a partir del encerado diagnóstico (molde<br />
tomado por impresión de la boca del paciente)<br />
permiten reflejar en la TC dental, mediante<br />
marcadores radioopacos, la zona exacta y la<br />
inclinación deseada para los implantes. Estas férulas<br />
se fijan en la mucosa o en los dientes remanentes<br />
previamente a la exploración. Como marcadores<br />
radioopacos se recomienda el empleo de gutapercha<br />
o bien sulfato de bario en solución del 15-30%,
ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 109<br />
Figura 11.22. Secciones obtenidas mediante<br />
tomografía espiroidea en zona incisal de maxilar<br />
superior.<br />
existiendo dientes radioopacos comercializados para<br />
su utilización como férulas para TC (Fig. 11.19). Estas<br />
férulas se utilizan después en la cirugía, colocándolas<br />
sobre la boca del paciente, transportando a la misma<br />
toda la información, tanto clínica, del encerado<br />
diagnóstico, como de la TC dental 37 .<br />
OTRAS TÉCNICAS<br />
DE DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN<br />
IMPLANTOLOGÍA<br />
amos a valorar a continuación las distintas<br />
Vtécnicas de diagnóstico por imagen que pueden<br />
utilizarse en implantología, tomando como referencia<br />
comparativa la TC dental, que es la técnica que<br />
1-4, 7, 8,<br />
demuestra un mayor rendimiento diagnóstico<br />
14, 33<br />
.<br />
Radiología intrabucal: es el examen radiológico<br />
efectuado mediante películas situadas en el interior<br />
de la boca del paciente. Es la técnica más<br />
comúnmente empleada en odontología y<br />
generalmente efectuada en la consulta del<br />
odontólogo. Da muy buen detalle y es de elección<br />
en patología dental y periodontal. En implantología<br />
su uso prequirúrgico es bastante escaso, dado que<br />
demuestra una zona muy limitada, pudiendo<br />
utilizarse para la colocación de implantes unitarios,<br />
siempre y cuando no se sospeche atrofias o<br />
defectos del proceso alveolar, ya que no valora la<br />
anchura buco-lingual del mismo. Tampoco debe<br />
utilizarse como único método cuando nos situemos<br />
en proximidad de determinadas estructuras<br />
anatómicas, como el canal mandibular, que son mal<br />
demostradas 38 . Debe emplearse la técnica periapical<br />
de cono largo o de paralelismo, en la que la placa<br />
radiológica es paralela al eje mayor del diente y<br />
perpendicular al rayo. Es muy utilizada para descartar<br />
lesiones dentales o del periodonto de las piezas<br />
cercanas a la zona del implante.<br />
Es muy importante en la fase quirúrgica como<br />
valoración peroperatoria y sobre todo posteriormente<br />
como comprobación del grado de osteointegración<br />
(Fig. 11.20) 39 . La valoración de la osteointegración<br />
de un implante es principalmente clínica,<br />
pero la radiología puede aportar información. Así, la<br />
radiolucencia periimplante y la pérdida de hueso en<br />
altura de más de un tercio de la longitud del implante<br />
o más de 2 mm en cinco años se han postulado<br />
como signos de fracaso en la osteointegración.<br />
Ortopantomografía o radiografía panorámica<br />
juega un papel esencial en la evaluación inicial de<br />
las dimensiones óseas y para descartar patología<br />
asociada. Se trata de una técnica que permite en una<br />
sola imagen la visualización de la totalidad del<br />
sistema dentomaxilar y de las estructuras vecinas,<br />
como las cavidades sinusales maxilares (Fig. 11.4).<br />
Permite también la visualización del canal<br />
mandibular y de los agujeros mentonianos, aunque<br />
con menos frecuencia y precisión en cuanto a su<br />
distancia hasta la cresta alveolar que las técnicas<br />
tomográficas 7, 8 . Se basa en el empleo de un haz de<br />
rayos estrecho y rotatorio y una película en<br />
movimiento (zonografía curva), delimitándose un<br />
plano o área nítida bien definida que coincide con<br />
las arcadas maxilar y mandibular. La magnificación,<br />
siempre presente, resulta un problema importante<br />
para efectuar mediciones. Esta es más acusada en<br />
el plano horizontal que en el vertical. Debemos<br />
conocer si nuestro equipo tiene un factor de<br />
magnificación vertical conocido, puesto que hoy en<br />
día existen aparatos dotados del mismo<br />
(habitualmente entre el 25-30%), lo que permitirá<br />
realizar mediciones de la altura ósea disponible. Para<br />
esto resulta muy útil el uso de plantillas<br />
transparentes de los tamaños de los implantes<br />
magnificados en la misma proporción que la<br />
radiografía panorámica (Fig. 11.21). No obstante,<br />
hay que ser muy escrupuloso en la colocación del<br />
paciente, pues pequeños desplazamientos o también<br />
alteraciones morfológicas del maxilar o mandíbula<br />
pueden variar significativamente estas<br />
magnificaciones 7, 39 . En ocasiones para evitar este<br />
problema el paciente acude a realizarse la<br />
ortopantomografía con una férula portadora de<br />
marcadores metálicos de dimensiones conocidas.<br />
Además de estos problemas descritos, la<br />
ortopantomografía no valora la anchura buco-lingual<br />
del proceso alveolar ni las irregularidades de la cresta<br />
alveolar. Resulta asimismo insuficiente en la<br />
valoración de la calidad ósea 40 . Se trata pues de una<br />
técnica ideal para la valoración radiológica inicial y<br />
que algunos implantólogos utilizan y preconizan<br />
como único método de diagnóstico por imagen en<br />
aquellos casos en los que clínicamente y mediante<br />
esta técnica se demuestra una altura suficiente 41, 42 .<br />
Telerradiografía lateral del cráneo: es también una<br />
exploración muy utilizada en el campo de la<br />
estomatología, sobre todo en la ortodoncia. En<br />
implantología puede demostrar la relación oclusal
110 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
entre el maxilar y la mandíbula y valorar la altura y<br />
la anchura óseas en la zona incisal. Suele presentar<br />
magnificación, que dependerá de la técnica utilizada.<br />
En zonas posteriores no resulta útil, ya que no puede<br />
determinar la anchura y, por otra parte, la valoración<br />
de la altura está muy limitada por la superposición<br />
ósea.<br />
Tomografía convencional. Técnicas multimodales:<br />
las tomografías lineal y espiroidea fueron durante<br />
un tiempo la única posibilidad de exploración<br />
seccional en implantología. El principal problema que<br />
plantean es el hecho de una magnificación variable<br />
y que las imágenes son borrosas por su propia<br />
naturaleza, lo que incide en una menor visualización<br />
de las estructuras anatómicas en comparación a la<br />
TC dental 43 . Además, resulta difícil poder establecer<br />
con exactitud la localización de las secciones<br />
efectuadas. Este último problema se ha subsanado<br />
con la aparición, a partir de finales de la década de<br />
los ochenta, de equipos multimodales, capaces de<br />
efectuar más de una de las técnicas descritas 44 . Estos<br />
equipos realizan una radiografía panorámica que se<br />
utiliza como referencia, sobre la cual se pueden<br />
programar, mediante un ordenador, la localización<br />
y el espesor de las tomografías, que se efectúan por<br />
técnica espiroidea y de forma automática (Fig. 11.22).<br />
Estos aparatos tienen una magnificación constante y<br />
se ha preconizado su utilización cuando se planifique<br />
la colocación de implantes en una zona reducida, ya<br />
que su dosis de radiación en ese caso es menor que<br />
la producida por la TC dental. No obstante, tiene<br />
como inconvenientes, además de la propia<br />
borrosidad de la imagen ya comentada, el que resulta<br />
imposible valorar correctamente la orientación<br />
transversal del corte, con lo que pueden darse<br />
errores en la valoración de la anchura ósea. El<br />
espesor de corte aconsejado es de 4 mm. Para<br />
estudios globales es una exploración muy<br />
prolongada y pesada para el paciente, con dosis de<br />
radiación superiores a la TC dental. La tomografía<br />
convencional es una técnica recomendada en parte<br />
de la literatura implantológica en casos de<br />
edentulismo parcial localizado en un sector, por su<br />
menor radiación que la TC dental 45 , pero también<br />
por su menor coste y mayor disponibilidad en los<br />
centros implantológicos 5 .<br />
TC de haz cónico: se trata de equipos<br />
recientemente diseñados para su utilización<br />
exclusiva en el campo dentomaxilofacial. También<br />
denominados tomografía volumétrica de haz cónico,<br />
se basan en la utilización de un haz cónico, en lugar<br />
del tradicional haz en abanico de la TC, y de un área<br />
detectora formada por un intensificador de imagen<br />
y un sistema detector de estado sólido (Ccd ). En<br />
una sola rotación del foco y de la placa detectora<br />
alrededor del paciente, se obtiene la información<br />
suficiente para producir reconstrucciones<br />
multiplanares en los mismos planos del espacio que<br />
las producidas por los programas dentales para TC.<br />
En las publicaciones iniciales sobre estos equipos<br />
existen resultados dispares en cuanto a la calidad<br />
de las imágenes y a la dosis de radiación que<br />
producen 28, 46, 47 . Probablemente debamos esperar a<br />
estudios más extensos para valorar su futuro papel<br />
diagnóstico en implantología.<br />
RM: aunque no es de uso común en<br />
implantología, se han obtenido resultados<br />
satisfactorios en osteometría de mandíbula utilizando<br />
reconstrucciones multiplanares obtenidas mediante<br />
programas dentales a partir de las secciones axiales<br />
adquiridas por RM 48 . Esta técnica permite visualizar<br />
de forma directa los componentes del canal<br />
mandibular, lo que puede ayudar en su<br />
reconocimiento en los casos de pérdida de densidad<br />
ósea.<br />
CONCLUSIÓN<br />
a implantología dental en el tratamiento del<br />
Le d e n t u l i s m o
RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 111<br />
es una técnica en rápido crecimiento. Para una<br />
c o r r e c t a<br />
colocación de los implantes resulta necesario una<br />
precisa valoración radiológica prequirúrgica que<br />
permita saber exactamente las dimensiones óseas<br />
disponibles y la localización de las diferentes<br />
estructuras anatómicas. La TC dental parece, en el<br />
momento actual, la técnica más adecuada y ha<br />
supuesto una nueva forma de visualización del<br />
maxilar superior y de la mandíbula, provocando<br />
también una nueva interrelación entre radiólogos y<br />
cirujanos bucales. El valor de estos estudios es muy<br />
superior si se acompaña de una correcta<br />
planificación y valoración por parte del radiólogo.<br />
En el presente capítulo se ha pretendido ofrecer<br />
los aspectos radiológicos más relevantes en<br />
implantología dental y la aportación de los diferentes<br />
métodos de diagnóstico por imagen, con especial<br />
énfasis en la TC dental.<br />
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12<br />
Ortopantomografía<br />
y radiología dental<br />
Joaquín Galant Herrero y M.ª Fermina Lorente Fernández<br />
ORTOPANTOMOGRAFÍA<br />
a región mandibulomaxilar tiene una anatomía<br />
Lpeculiar por la disposición de sus estructuras en<br />
un plano curvo, de forma que resulta difícil su<br />
representación en una sola radiografía. Las<br />
radiografías panorámicas permiten desplegar las<br />
ramas mandibulares y las arcadas dentarias sin<br />
grandes distorsiones.<br />
EL EQUIPO<br />
ortopantomógrafos constan de un tubo de<br />
Lrayos X que gira alrededor de la cabeza del<br />
paciente que permanece fija. La película, contenida<br />
en un chasis, también se desplaza en torno al<br />
paciente. El haz de rayos X es colimado por un<br />
diafragma con forma de hendidura. El chasis que<br />
contiene la placa pasa por detrás de un colimador<br />
secundario que suprime la radiación dispersada por<br />
el paciente.<br />
CONDICIONANTES<br />
DE LA IMAGEN<br />
n las radiografías panorámicas el foco de la<br />
Eproyección en las dimensiones horizontal y<br />
vertical no es el mismo. Esto es debido a que la<br />
magnificación viene definida por la relación entre<br />
las distancias foco-objeto y foco-película. Como en<br />
la dimensión horizontal el foco real lo constituye el<br />
centro de rotación del haz en movimiento y este se<br />
encuentra mucho más cerca del objeto que el tubo<br />
de rayos X, la magnificación en el eje horizontal<br />
resulta considerable 1 . Este hecho debe ser tenido<br />
en cuenta, especialmente al intentar realizar<br />
mediciones en este eje. En la dimensión vertical, sin<br />
embargo, la fuente de rayos constituye el foco real 1 .<br />
Las mandíbulas no son objetos perfectamente<br />
circulares y por ello los equipos introducen<br />
correcciones para la obtención de imágenes con<br />
buena definición. Éstas se basan en la modificación<br />
de la velocidad relativa de giro del tubo respecto a<br />
la placa y en el desplazamiento del centro de<br />
rotación<br />
REALIZACIÓN<br />
DE UN ESTUDIO CORRECTO<br />
ara minimizar las distorsiones es necesario<br />
P posicionar de forma adecuada la cabeza del<br />
paciente. Además de la referencia de una pieza sobre<br />
la que reposa el mentón, los equipos utilizan un<br />
mordedor en el que los incisivos del paciente se<br />
sitúan sobre unas ranuras. Este dispositivo permite<br />
evitar también la superposición de los dientes. Los<br />
modernos ortopantomógrafos disponen de un triple<br />
haz de luz que facilita el posicionamiento.<br />
Si la radiografía panorámica se ha realizado en la<br />
posición correcta, el plano de oclusión se encuentra<br />
ligeramente curvado y las ramas ascendentes se<br />
muestran casi paralelas y con el mismo grosor (Fig.<br />
12.1).<br />
Desviaciones de la posición adecuada condicionan<br />
diferentes tipos de deformidades en las imágenes<br />
obtenidas. Así, cuando la radiografía se obtiene<br />
Figura 12.1. Esquema de ortopantomografía<br />
realizada con técnica correcta.
112 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
estando la cabeza del paciente girada hacia un lado,<br />
la rama mandibular ascendente de ese lado se<br />
muestra ensanchada. Si la cabeza del paciente se<br />
encuentra inclinada hacia atrás, las ramas<br />
ascendentes divergen y el plano de oclusión tiene<br />
invertida la curva 2 .<br />
DOSIS DE RADIACIÓN<br />
a técnica empleada depende del equipo y del<br />
Lpaciente. De forma indicativa la exposición puede<br />
ser la siguiente: 70-78 Kv, 8 mA y 12 s de tiempo<br />
de disparo.<br />
Según la revisión de White, las dosis efectivas<br />
(medida de las dosis de radiación expresadas en<br />
unidades de absorción de energía) para la radiografía<br />
intraoral son de 1-8,3 µSv y entre 3,85 y<br />
30 µSv dependiendo de los autores 3 . Estas dosis de<br />
radiación son relativamente bajas (como referencia,<br />
una radiografía de tórax ocasiona una dosis de 20<br />
µSv).<br />
ANATOMÍA PANORÁMICA<br />
Y DEL DIENTE NORMAL<br />
as radiografías panorámicas muestran numerosas<br />
Lmarcas anatómicas que deben ser conocidas (Fig.<br />
12.2 a y b). De igual forma, es necesario conocer<br />
los componentes del diente y sus tejidos de sostén<br />
(Fig. 12.3 a). El esmalte se muestra como una banda<br />
de gran densidad, cubriendo la porción coronaria<br />
del diente. La dentina tiene menor densidad que el<br />
esmalte. Constituye la mayor parte de los tejidos<br />
del diente. El cemento recubre la superficie de la<br />
raíz. Su densidad es tan solo algo menor que la de<br />
la dentina, por lo que normalmente no puede<br />
diferenciarse de ésta. La cámara pulpar y los<br />
conductos radiculares se identifican como espacios<br />
radiolúcidos en situación central. La cortical alveolar<br />
es la pared del alvéolo dentario o el estuche óseo<br />
que contiene el diente. Entre la cortical y la raíz del<br />
diente se encuentra el ligamento periodontal que<br />
aparece como una fina línea radiolúcida 4 .<br />
Resulta de gran importancia el reconocimiento<br />
de las imágenes<br />
artefactuales producidas por la superposición<br />
de estructuras que están situadas<br />
contralateralmente. La superposición<br />
de tejidos blandos y espacios aéreos es también<br />
causa de artefactos 2 .<br />
Dentistas y cirujanos maxilofaciales se refieren<br />
a las piezas dentarias, siguiendo una enumeración<br />
establecida con la que el radiólogo debe estar<br />
familiarizado. La que se emplea de forma<br />
generalizada en el ámbito europeo divide las<br />
regiones maxilares en cuatro cuadrantes, los dos<br />
superiores pertenecientes al maxilar superior y los<br />
dos inferiores a la mandíbula. Se empiezan a<br />
numerar las piezas comenzando por la línea media<br />
(cada cuadrante contiene ocho piezas). El cuadrante<br />
superior derecho del paciente contiene las piezas<br />
11 a 18, el superior izquierdo las piezas 21 a 28,<br />
el inferior izquierdo las 31 a 38 y el inferior derecho<br />
de la 41 a la 48 (Fig. 12.3 b).<br />
CARIES Y ENFERMEDAD<br />
PERIODONTAL<br />
Caries<br />
La caries dental y la patología que deriva de ella<br />
constituye una fuente importante de estudios. Los<br />
exámenes radiológicos pueden detectar un<br />
porcentaje significativo de caries ocultas a la<br />
exploración física, por lo que, con mucha<br />
frecuencia, resultan un complemento indispensable.<br />
Las radiografías panorámicas no muestran la<br />
resolución que se obtiene con las radiografías<br />
intraorales y, por tanto, no pueden sustituir a éstas<br />
en la detección de la caries dental, pero permiten<br />
valorar las arcadas dentarias en toda su amplitud<br />
con dosis de radiación reducidas e indicar así qué<br />
a<br />
b<br />
Figura 12.2. a y b) Anatomía de radiografía panorámica. 1) Cóndilo mandibular. 2) Apófisis coronoides. 3)<br />
Agujero mentoniano. 4) Canal del nervio dentario. 5) Ángulo mandibular. 6) Apófisis maxilar del hueso malar.<br />
7) Seno maxilar. 8) Paladar duro derecho. 9) Imagen «fantasma» que ocasiona el paladar duro contralateral.<br />
10) Hueso hioides. 11) Cavidad nasal. 12) Suelo de la órbita. 13) Pared inferior del seno maxilar. 14) Eminencia
ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 113<br />
a<br />
b<br />
Figura 12.3. a) Esquema de la anatomía del diente. b) Enumeración y nomenclatura de dientes. 11) Incisivo<br />
medial. 12) Incisivo lateral.<br />
13) Canino. 14) Primer premolar. 15) Segundo premolar. 16) Primer molar. 17) Segundo molar. 18) Tercer<br />
Figura 12.4. Quiste radicular. Lesión lítica en la raíz<br />
del 37. Se aprecia una imagen radiolúcida en la zona<br />
proximal del cuello de dicha pieza dental, que<br />
corresponde a una caries con invasión de la cámara<br />
pulpar. Existe pérdida ósea alveolar con descenso de<br />
la línea amelo-cementaria por enfermedad<br />
periodontal. El tercer molar superior derecho (18) no<br />
está erupcionado, los restantes terceros molares<br />
zonas merecen un estudio especial 4 .<br />
Debido a que las caries producen destrucción del<br />
d i e n t e ,<br />
éstas se identifican como zonas lucentes en las<br />
r a d i o g r a f í a s .<br />
Según su localización en el diente pueden ser<br />
p r o x i m a l e s<br />
(mesiales), distales, oclusales, vestibulares (faciales)<br />
o linguales 5 (Fig. 12.4).<br />
Si una caries evoluciona, puede ocasionar<br />
inflamación pulpar y puede extenderse hasta el<br />
tejido periapical. La inflamación puede progresar a<br />
necrosis pulpar y al desarrollo de un absceso en el<br />
ligamento periodontal. La respuesta de los tejidos<br />
periapicales a la inflamación puede producirse en<br />
forma de absceso (absceso crónico apical), de<br />
granuloma o de quiste radicular (Fig. 12.4). La<br />
apariencia más característica del absceso crónico<br />
apical es la de una lesión lítica con márgenes peor<br />
definidos que los del granuloma periapical y suele<br />
además ser más sintomático. Los quistes<br />
periapicales dejados a su evolución pueden alcanzar<br />
gran tamaño. La otra forma de respuesta del hueso<br />
a la inflamación es la osteítis condensante. Se<br />
desarrolla en pacientes jóvenes y es asintomática.<br />
La apariencia radiológica es la de lesión lítica con<br />
reborde esclerótico grueso 5 .<br />
Enfermedad periodontal<br />
La enfermedad periodontal afecta a los tejidos<br />
de<br />
sostén<br />
del diente: la encía, el ligamento periodontal, el<br />
hueso alveolar y el cemento. En estadios leves y<br />
moderados es incluso más frecuente que la caries<br />
en los adultos. Está ocasionada por la inflamación<br />
crónica de la encía debida a un proceso infeccioso<br />
que destruye el tejido conectivo y causa
114 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
reabsorción del hueso<br />
alveolar produciendo pérdida de la inserción<br />
p e r i o d o n t a l ,<br />
pudiendo conducir finalmente a la pérdida<br />
espontánea<br />
del<br />
diente 5, 6 .<br />
En las radiografías la pérdida ósea se manifiesta<br />
c o m o<br />
un aumento del espacio periodontal y un descenso<br />
de<br />
la<br />
cresta del hueso alveolar, que se sitúa por debajo<br />
del plano de la línea amelocementaria (línea de la<br />
TABLA 12.1<br />
Lesiones líticas más frecuentes de los maxilares<br />
Localización respecto al diente<br />
1. Periapicales Quiste radicular<br />
Quiste traumático<br />
Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
2. Pericoronarias Quiste folicular<br />
Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
Tumor de Pindborg<br />
3. Interradiculares Quiste residual<br />
Quiste periodontal lateral<br />
Quiste del canal incisivo<br />
Quiste globulomaxilar<br />
Quiste primordial<br />
Actuación sobre el diente<br />
1. Reabsorción de raíces Ameloblastoma<br />
Queratoquiste<br />
Quiste folicular<br />
2. Divergencia radicular Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
Quiste glóbulo-maxilar<br />
Quiste nasopalatino<br />
3. Desplazamiento de raíces Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
Quiste folicular<br />
Uni o multilocularidad<br />
dentina) 6 (Figs. 12.4, 12.6 y 12.12).<br />
PATOLOGÍA CONGÉNITA<br />
as anomalías del desarrollo dentario pueden<br />
Lconsistir en alteraciones del número, de la<br />
morfología o de la estructura de los tejidos dentales.<br />
En su mayoría son defectos locales, aunque en raros<br />
casos se asocian a trastornos hereditarios que se<br />
acompañan de otras anomalías de los maxilares, e<br />
incluso sistémicas. Las más frecuentes son la<br />
ausencia congénita de dientes (hipodontia),<br />
especialmente la del tercer molar, la de los<br />
premolares o la de los incisivos superiores. La<br />
anodoncia parcial o completa se suele asociar a<br />
displasia ectodérmica. Pueden existir dientes<br />
supernumerarios o hiperdontia, siendo el más<br />
frecuente el mesiodens, un diente accesorio que se<br />
forma en la línea media del maxilar superior. De igual<br />
forma, también es frecuente la existencia de dientes<br />
no erupcionados 4 .<br />
LESIONES ÓSEAS<br />
DE LOS MAXILARES<br />
xiste una gran variedad de lesiones que pueden<br />
Eafectar al macizo facial y que pueden dividirse,<br />
según su origen, en odontogénicas (las derivadas de<br />
1. Uniloculadas Quiste radicular<br />
Quiste primordial<br />
Quiste folicular<br />
Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
2. Multiloculadas Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
Quiste folicular<br />
Mixoma<br />
Situación<br />
1. Específicas Cavidad idiopática de Staffne (ángulo<br />
mandibular)<br />
Quiste glóbulo-maxilar (cisura incisiva)<br />
Quiste nasopalatino (cisura palatina)<br />
2. Predominantes Ángulo mandibular<br />
Queratoquiste<br />
Ameloblastoma<br />
Quiste folicular<br />
Zona anterior<br />
Quistes traumáticos<br />
Hemangioma<br />
Tumor de células gigantes<br />
Figura 12.5. Quiste folicular. Lesión lítica de<br />
contornos bien definidos, polilobulada, de<br />
localización pericoronaria, con tercer molar incluido
ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 115<br />
estructuras dentales) y no odontogénicas (las propias<br />
de los huesos con sus peculiaridades en los<br />
maxilares). Las características radiológicas de mayor<br />
utilidad en el diagnóstico de las lesiones más<br />
frecuentes de los maxilares han sido resumidas en<br />
Figura 12.6. Quiste residual. Lesión lítica en la zona<br />
donde se realizó extracción de pieza dental no vital<br />
por caries, con formación de quiste periapical<br />
radicular. Se observan prótesis dentales metálicas y<br />
endodoncias (cámara pulpar ocupada por material<br />
radiopaco). Existe importante pérdida ósea alveolar<br />
Figura 12.7. Queratoquiste odontogénico. Lesión<br />
multiloculada y expansiva de gran tamaño que afecta<br />
a rama horizontal y vertical de hemimandíbula<br />
izquierda y que presenta 38 incluido y provoca<br />
a<br />
Figura 12.8. Queratoquiste<br />
odontogénico. a) Imagen lítica, de<br />
contornos bien definidos,<br />
expansiva, con adelgazamiento de<br />
la cortical y de localización<br />
periapical que provoca reabsorción<br />
b<br />
la tabla 12.1.<br />
Las tumoraciones que ocasionan apariencia lítica<br />
en las radiografías son mucho más frecuentes que<br />
las blásticas 7 . Queremos presentar a continuación la<br />
forma de enfrentarnos ante una lesión lítica de un<br />
modo práctico, evitando listados interminables de<br />
lesiones de muy distinta prevalencia. Las tres<br />
preguntas que debemos responder son:<br />
1. ¿Dónde se localiza la lesión con respecto al<br />
diente? Las lesiones centradas en la raíz del<br />
diente son denominadas periapicales, siendo<br />
la más frecuente el quiste radicular (Fig. 12.4).<br />
La evolución de estos quistes se ve siempre<br />
precedido por la degeneración de la pulpa del<br />
diente que se origina secundariamente al<br />
desarrollo de caries. Debido a la degeneración<br />
pulpar, necesariamente se trata de dientes no<br />
vitales 5 .<br />
Las lesiones que tienen su origen alrededor de<br />
una corona no erupcionada se denominan<br />
pericoronarias. La lesión lítica pericoronaria<br />
más frecuente es el quiste dentígero (quiste<br />
folicular) que se trata de una cavidad<br />
epitelizada que se desarrolla a partir del<br />
epitelio del esmalte 7 (Fig. 12.5). Debe tenerse<br />
en cuenta que para considerar al quiste<br />
dentígero, la distancia entre su pared y la<br />
corona debe ser mayor de<br />
3 mm, que es la distancia que puede medir un<br />
espacio folicular normal 8 .<br />
Los quistes residuales son las lesiones más<br />
frecuentes de localización interradicular. Se<br />
sitúan entre las raíces de una zona edéntula,<br />
tratándose de quistes que permanecen en los<br />
maxilares una vez extraído el diente que lo<br />
ocasionó (Fig. 12.6). En su mayoría se trata en<br />
realidad de quistes periapicales o radiculares 5 .<br />
Tanto el queratoquiste odontogénico como el<br />
ameloblastoma pueden tener su origen en<br />
cualquiera de las localizaciones indicadas (Fig.<br />
12.7).<br />
2. ¿Cómo actúa sobre los<br />
dientes vecinos? Las<br />
tumoraciones pueden<br />
producir divergencia<br />
radicular (separación<br />
de las raíces),<br />
desplazamiento de las<br />
raíces (Figs. 12.7 y<br />
12.8), reabsorción de<br />
las raíces o rizolisis<br />
(Fig. 12.8 a y b) o<br />
pueden incluso no<br />
ocasionar alteración<br />
aparente de las<br />
mismas. La rizolisis es<br />
un indicador de<br />
agresividad de la<br />
lesión 7 .<br />
Tanto el quiste folicular como
116 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
a<br />
b<br />
Figura 12.9.<br />
Q u e r a t o q u i s t e<br />
odontogénico. a)<br />
Extensa lesión lítica<br />
multiloculada con<br />
afectación de rama<br />
horizontal, ángulo y<br />
rama vertical de la<br />
mandíbula derecha.<br />
Provoca ligera<br />
reabsorción de<br />
todas las raíces<br />
incluidas y<br />
d i v e r g e n c i a<br />
radicular del 42 y<br />
43. Este paciente<br />
presentaba además<br />
nevus basocelulares<br />
m ú l t i p l e s ,<br />
a n o m a l í a s<br />
esqueléticas y<br />
c a l c i f i c a c i o n e s<br />
Figura 12.10. Ameloblastoma. Lesión lítica<br />
multiloculada de gran tamaño, expansiva, con<br />
adelgazamiento de la cortical y localizada en rama<br />
vertical, ángulo y rama horizontal mandibular<br />
derecha, con marcada rizolisis del 46 y 47.<br />
Figura 12.11. Quiste nasopalatino. Imagen<br />
radiolúcida en línea media, redondeada, localizada<br />
en la cisura palatina.<br />
Figura 12.12. Quiste óseo traumático. Lesión lítica,<br />
extensa, desde el 21 al 27, de localización periapical.<br />
Todas las piezas dentales eran vitales y no se<br />
demostró caries en las mismas, existiendo<br />
antecedente traumático. El estudio patológico tras<br />
la cirugía indicó quiste óseo traumático. Se observa<br />
el radicular no suelen alterar las raíces vecinas, aunque<br />
cuando éstos alcanzan gran tamaño pueden causar<br />
ligeros desplazamientos o reabsorciones de las<br />
mismas. Por el contrario, el queratoquiste<br />
odontogénico y el<br />
ameloblastoma tienden a afectar a las raíces<br />
vecinas, presentando el primero mayor tendencia<br />
al desplazamiento y a la divergencia radicular<br />
(Figs. 12.7 y 12.9 a) y el ameloblastoma mayor<br />
tendencia a la rizolisis (Fig. 12.10), siendo estos<br />
parámetros de gran utilidad para el diagnóstico<br />
diferencial 9 .<br />
3. ¿Cuáles son las características de la lesión?<br />
Deben considerarse las características propias<br />
de toda lesión ósea, resultando de especial<br />
importancia los márgenes de la lesión, su<br />
apariencia uni o multiloculada, si existe<br />
componente blástico, la rotura de la cortical o<br />
la reacción perióstica.<br />
El queratoquiste odontogénico y el amelolastoma<br />
son dos de las lesiones que con más frecuencia<br />
muestran apariencia multilocular 10 (Figs. 12.7, 12.9,<br />
y 12.10). Tienen tendencia a ser expansivas y a<br />
ocasionar adelgazamiento y rotura de la cortical.<br />
Aunque existe una forma de presentación unilocular,<br />
las formas multiloculares con patrón en panal de
ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 117<br />
Figura 12.13. Cementoma. Lesión blástica en la raíz<br />
del primer molar inferior izquierdo (36), presenta<br />
contornos bien definidos y no respeta el ligamento<br />
periodontal (no existe línea de separación entre la<br />
lesión y la raíz de la pieza dental).<br />
abeja (quistes de pequeño tamaño) y en burbujas de<br />
jabón (quistes mayores de 2 cm) constituyen las<br />
formas características del ameloblastoma 10, 11 .<br />
El ameloblastoma puede derivar de cualquier<br />
fuente de epitelio odontógeno. Aproximadamente el<br />
20% se asocia a una corona de diente no<br />
erupcionado, con frecuencia el tercer molar, y<br />
muestra gran tendencia a la recidiva 5 .<br />
El queratoquiste odontogénico es el gran imitador<br />
y puede presentarse en cualquier localización. Se<br />
encuentra tapizado por epitelio escamoso<br />
queratinizado. Cuando son múltiples se asocia al<br />
síndrome de nevus basocelular o síndrome de Gorlin,<br />
caracterizado por quistes mandibulares, carcinomas<br />
basocelulares, anomalías esqueléticas (costillas<br />
bífidas, cifoescoliosis, fusiones vertebrales, cuarto y<br />
quinto metacarpiano corto, etc.) y calcificaciones<br />
ectópicas 12 (Fig. 12.9 b).<br />
La mayoría de las lesiones líticas no<br />
odontogénicas tienen su origen en quistes, muchos<br />
de ellos del desarrollo, que son denominados quistes<br />
cisurales. Los quistes del conducto incisivo (quistes<br />
nasopalatinos) son los más frecuentes de este tipo<br />
y surgen a partir de los remanentes epiteliales de<br />
este conducto, mostrando una situación<br />
característica en línea media, entre los incisivos<br />
superiores (Fig. 12.11). Los quistes globulomaxilares<br />
son otro tipo de quistes del desarrollo, con<br />
localización característica entre el incisivo lateral y<br />
el canino superior (zona correspondiente a la cisura<br />
incisiva), y que de forma típica provocan separación,<br />
divergencia radicular, del incisivo superior y del<br />
canino.<br />
Los quistes traumáticos tienen un contenido<br />
fundamentalmente hemorrágico (Fig. 12.12). A pesar<br />
del nombre de estas lesiones, el origen traumático de<br />
las mismas no está completamente establecido. Su<br />
localización más frecuente es la región premolar de la<br />
mandíbula 1 .<br />
El quiste de Stafne es en realidad una seudolesión<br />
probablemente provocada por depresión ósea por la<br />
glándula submaxilar, a veces puede existir parte de<br />
ella en el interior de la cavidad. Su apariencia es lítica,<br />
con bordes esclerosos, y está situada en el ángulo de<br />
la mandíbula, por debajo del nervio lingual 11 .<br />
Las lesiones de apariencia blástica son menos<br />
frecuentes. Las matrices que pueden calcificarse en<br />
el interior de los maxilares incluyen el tejido óseo,<br />
el cemento, la dentina y el esmalte, por lo que<br />
cualquier lesión capaz de formar estos tejidos puede<br />
mostrar apariencia blástica. En algunos casos las<br />
lesiones son líticas en estadios precoces y con el<br />
tiempo se van mineralizando.<br />
Las lesiones blásticas con halo radiotrasparente<br />
bien definido, al igual que las asociadas a coronas<br />
de diente no erupcionado, suelen ser benignas y de<br />
muy probable origen odontogénico 4 .<br />
Al analizar las lesiones con componente blástico<br />
también debe valorarse su relación con el diente. Las<br />
de situación periapical son las más frecuentes y en<br />
general tienen un origen odontogénico, siendo el<br />
cementoma, también llamado cementoblastoma<br />
benigno o verdadero cementoma, uno de los más<br />
frecuentes. Está formado por proliferación de<br />
cementoblastos y tiene una localización preferente<br />
en la raíz del primer molar inferior. Su apariencia<br />
depende del estadio, desde lítica al inicio hasta una<br />
masa esclerosa en estadios tardíos. <strong>Una</strong> de sus<br />
características para diferenciarlo de otras lesiones<br />
blásticas periapicales es que no respeta el ligamento<br />
periodontal, no existe separación entre la raíz y el<br />
cementoma 13 (Fig. 12.13).<br />
De las pericoronarias la más frecuente es el<br />
odontoma, que está formado por la mayoría de los<br />
tejidos dentales, esmalte, dentina, cemento y pulpa,<br />
y se asocia frecuentemente con dientes no<br />
erupcionados. Existen dos tipos de odontomas: el<br />
odontoma compuesto y el complejo. En los<br />
odontomas compuestos, los epitelios dentales que
118 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />
lo forman se disponen de forma ordenada dando<br />
una apariencia de pequeños dientes y se localizan<br />
con mayor frecuencia en la zona incisivo-canina.<br />
Los odontomas complejos presentan los tejidos de<br />
forma desordenada sin mostrar apariencia de piezas<br />
dentales, su localización suele ser posterior y su<br />
aspecto es de una masa blástica, de contornos bien<br />
definidos, normalmente alrededor de una corona<br />
de un diente retenido. Los odontomas compuestos<br />
son mucho más frecuentes que los complejos 11 .<br />
PATOLOGÍA TRAUMÁTICA<br />
l estudio de imagen inicial ante un traumatismo<br />
Edel maxilar inferior suele ser la ortopantomografía,<br />
siendo suficiente para su diagnóstico y manejo<br />
terapéutico con esta exploración y la valoración<br />
clínica. Las fracturas del tercio medio del macizo<br />
facial, las orbitarias, las panfaciales o las de cóndilo,<br />
sospechosas de ser subsidiarias de tratamiento<br />
quirúrgico abierto, deben además ser estudiadas<br />
mediante TC. Hay que indicar que en ocasiones la<br />
ortopantomografía muestra apariencia normal en<br />
fracturas de mandíbula parasinfisarias que presentan<br />
orientación oblicua o que afectan solo a la tabla<br />
lingual. También está indicado el estudio mediante<br />
radiografías panorámicas en el seguimiento de los<br />
pacientes con osteosíntesis por fracturas.<br />
TRATAMIENTOS ORTODÓNCICOS<br />
a ortodoncia es la especialidad odontológica que<br />
L trata de la corrección de las malposiciones<br />
dentarias. La cirugía ortognática es una parte de<br />
la cirugía oral y maxilofacial que, junto con el<br />
tratamiento ortodóncico, trata las deformidades<br />
dentoesqueléticas. En ambos casos es<br />
imprescindible realizar estudios de<br />
ortopantomografía y telerradiografía lateral de<br />
cráneo para el estudio, la planificación y la<br />
predicción cefalométricos. El estudio panorámico<br />
valora el número de dientes, la ausencia de éstos<br />
y la existencia de dientes supernumerarios, caninos<br />
o cordales incluidos, que puedan interferir en el<br />
tratamiento ortodóncico.<br />
En el estudio lateral de cráneo se valora la<br />
posición del maxilar y de la mandíbula con respecto<br />
al cráneo y la relación entre el maxilar y la<br />
mandíbula. Para que el estudio sea correcto debe<br />
ser estrictamente lateral: deben estar superpuestos<br />
los dos anillos del CAE. La radiografía debe además<br />
estar suficientemente penetrada para valorar<br />
puntos de referencia, como la silla turca, CAE,<br />
nasion o mentón, y poder ver todas las partes<br />
blandas que configuran el perfil de la cara, frente,<br />
nariz, mentón y partes blandas submentonianas 14 .<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
1. Langlais RP. Radiology of the jaws. En: Maxillofacial<br />
imaging. Del Balso AM (ed.). Philadelphia: WB Saunders,<br />
1990; 313-373.<br />
2. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. Panoramic films,<br />
screens and processing. En: Principles and practice of<br />
panoramic radiology. Langland OE, Langlais RP, Morris<br />
CR (eds.). Philadelphia: WB Saunders Company, 1982;<br />
64-83.<br />
3. White SC. Assessment of radiation risk from dental<br />
radiography. Dento Maxillo Facial Radiology, 1992;<br />
21:118-126.<br />
4. Stafne EC, Gibilisco JA. Diagnóstico radiológico en<br />
odontología 5.ª ed. Buenos Aires: Editorial Médica<br />
Panamericana, 1987.<br />
5. Eversole LR. Patología bucal. Buenos Aires: Editorial<br />
Médica Panamericana. 1983.<br />
6. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. <strong>Dental</strong> caries and<br />
pulpal and periodontal disease. En: Principles and<br />
practice of panoramic radiology. Langland OE, Langlais<br />
RP y Morris CR (eds.). Philadelphia: WB Saunders<br />
Company, 1982; 205-253.<br />
7. Del Balso AM. An approach to the diagnostic imaging<br />
of jaw lesions, dental implants and the<br />
temporomandibular joint. Radiol Clin North Am, 1998;<br />
36:855-890.<br />
8. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. Pericoronal<br />
radiolucencies. En: Principles and practice of panoramic<br />
radiology. Langland OE, Langlais RP y Morris CR (eds.).<br />
Philadelphia: WB Saunders Company, 1982; 254-265.<br />
9. Weber AL. Imaging of cysts and odontogenic tumors of<br />
the jaw. Radiol Clin North Am, 1993; 31:101-120.<br />
10. Scholl RJ, Kellett HM, Neumann DP y cols. Cyst and<br />
cystic lesions of the mandible. Clinical and radiologichistophatologic<br />
review. Radiographics, 1999; 19:1107-<br />
1124.<br />
11. Weber AL. The mandible. En: Head and neck imaging.<br />
2.ª ed. Som PM (ed.). St Louis: Ed Mosby, 1991; 379-<br />
405.<br />
12. Gorlin RJ, Goltz RW. Multiple nevoid basal-cell<br />
epithelioma, jaw cysts and bifid rib. A syndrome. New<br />
England Journal Med, 1960; 262:908-912.<br />
13. Yonetsu K, Nakamura T. CT of Calcifying Jaw Bone<br />
Diseases. AJR, 2001; 177: 937-943.<br />
14. Viazis AD. Atlas de Ortodoncia. Principios y aplicaciones<br />
clínicas. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana,<br />
1995.
Preguntas de<br />
autoevaluación<br />
para formación<br />
En las páginas siguientes aparecen unas preguntas tipo test sobre aspectos<br />
relacionados con los temas tratados en los diferentes capítulos. Estas preguntas<br />
tienen como objetivo servir para autoevaluación a todos los que lo deseen. Las<br />
respuestas correctas aparecerán en la web de la SERAM www.seram.es a partir del<br />
1 de abril de 2005.<br />
Para los radiólogos socios de la SERAM este test puede ser utilizado para la<br />
obtención de CRÉDITOS DE FORMACIÓN CONTINUADA.<br />
Las condiciones para su obtención son las siguientes:<br />
• El número de créditos obtenidos en caso de evaluación positiva será de 8.<br />
• Se trata de créditos no presenciales (Categoría 2).<br />
• Los cuestionarios de autoevaluación se encontrarán disponibles en la web de la<br />
SERAM desde el 1 de enero al 31 de marzo de 2005. En la propia página se<br />
encontrarán las instrucciones para su<br />
cumplimentación, así como para la obtención del correspondiente certificado<br />
de acreditación.<br />
• Los créditos se obtendrán si se alcanzan más del 75% de respuestas correctas.<br />
La comisión científica de la SERAM recuerda a sus socios que la obtención de estos<br />
créditos carece de reconocimiento oficial, representando tan sólo el testimonio del<br />
esfuerzo individual en la formación continuada, que realizan los radiólogos de forma<br />
voluntaria.
Preguntas de la<br />
monografía<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 2*<br />
2.1. ¿Cuál de los siguientes términos NO es sinónimo de fractura conminuta?<br />
a) En «mariposa».<br />
b) En «Y».<br />
c) «Segmentaria».<br />
d) En «aposición parcial».<br />
e) «Estallido».<br />
2.2. ¿Cuál de los siguientes términos NO define una característica radiográfica de una fractura?<br />
a) Impactación.<br />
b) Sustitución.<br />
c) Abombamiento.<br />
d) Acabalgamiento.<br />
e) Recurvatum.<br />
2.3. ¿Cuál de las siguientes COMPLICACIONES de las fracturas tiene mejor pronóstico en cuanto a evolución?<br />
a) Fractura abierta.<br />
b) Retraso de consolidación.<br />
c) No unión fibrosa.<br />
d) Angulación mayor de 10º.<br />
e) Fractura con distracción.<br />
2.4. Cite una localización típica en la que una fractura convencional se puede confundir con una fractura<br />
patológica:<br />
a) Cuello femoral.<br />
b) Escafoides carpiano.<br />
c) Diáfisis de húmero.<br />
d) Calota craneal.<br />
e) Rótula.<br />
2.5. El signo radiológico más importante para afirmar que estamos ante un callo medular es:<br />
a) Hipodensidad de la medular.<br />
b) Reacción perióstica compacta en todo el anillo óseo.<br />
c) Mala definición de los bordes de la fractura.<br />
d) Continuidad de la cortical.<br />
e) Desaparición de la reacción perióstica.
122 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 3*<br />
3.1. ¿Cuál de estas afirmaciones es verdadera?<br />
a) El epónimo mejor conocido y mejor usado es el de fractura de Colles<br />
b) Es más fácil describir una fractura por su nombre propio<br />
c) Los epónimos son cada vez más usados.<br />
d) Es preferible realizar descripciones anatómicas y radiológicas de las fracturas.<br />
e) La mayoría de los epónimos hacen referencia a las fracturas de fémur.<br />
3.2. La fractura de Salter-Harris más frecuente es la:<br />
a) Tipo I<br />
b) Tipo III y IV por igual<br />
c) Tipo II<br />
d) Tipo IV<br />
e) Tipo V<br />
3.3. ¿Cuál de los siguientes epónimos no corresponde a una fractura de tobillo?<br />
a) Jones<br />
b) Tillaux<br />
c) Cotton<br />
d) Dupuytren<br />
e) Wagstaffe<br />
3.4. ¿Qué epónimo corresponde a la fractura de Colles inversa?<br />
a) Mason<br />
b) Pouteau<br />
c) Rolando<br />
d) Smith<br />
e) Barton<br />
3.5. ¿Cuál de estas fracturas es más frecuente antes del cierre de las metáfisis?<br />
a) Fractura del boxeador<br />
b) Skillern<br />
c) Essex-Lopresti<br />
d) Colles<br />
e) Busch<br />
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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 123<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 4*<br />
4.1. En una radiografía oblicua anterior derecha de columna cervical se visualizan:<br />
a) Los agujeros de conjunción derechos e izquierdos.<br />
b) Los mismos agujeros de conjunción que en la proyección oblicua posterior izquierda.<br />
c) Los agujeros de conjunción derechos.<br />
d) No se visualizan los agujeros de conjunción.<br />
e) Los agujeros de conjunción solo se identifican en proyección transoral.<br />
4.2. El objetivo a conseguir para poder realizar un control radiológico evolutivo de la artrosis es:<br />
a) La obtención de una imagen radiológica reproducible en el tiempo con una precisión submilimétrica.<br />
b) Incluir todas las articulaciones simétricas en el control evolutivo.<br />
c) Realizar un control radiológico mensual de las articulaciones artrósicas.<br />
d) Realizar las exploraciones en bipedestación.<br />
e) Realizar los controles evolutivos con ayuda de escopia.<br />
4.3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?<br />
a) La artrosis no tiene parámetros de laboratorio característicos.<br />
b) Existe una buena correlación entre la clínica y la imagen radiológica.<br />
c) El codo no es una articulación frecuentemente afectada por la artrosis, salvo que exista traumatismo<br />
previo.<br />
d) No está demostrada la eficacia de ningún tratamiento médico para la artrosis.<br />
e) La artrosis afecta por igual a hombres y mujeres.<br />
4.4. Señale la afirmación verdadera en la artrosis de columna:<br />
a) Explorando mediante RM con gadolinio, la alteración de la señal en el hueso medular adyacente al<br />
platillo tibial jamás capta contraste en la patología artrósica.<br />
b) Las lesiones tipo Modic II generalmente evolucionan rápidamente a Modic tipo III.<br />
c) El fenómeno del vacío discal puede ser empleado como signo radiológico para excluir discitis.<br />
d) Los quistes de las articulaciones interapofisarias solo crecen externamente al canal raquídeo.<br />
e) <strong>Una</strong> hernia discal nunca calcifica.<br />
4.5. Señale la afirmación verdadera<br />
a) La artrosis de la articulación uncovertebral de C1-C2 puede producir una compresión del nervio<br />
raquídeo de C1.<br />
b) La disminución de la altura del disco vertebral es una causa de retrolistesis.<br />
c) La patología degenerativa de las articulaciones interapofisarias de la columna se conoce con el nombre<br />
de espondilosis.<br />
d) La hernia discal siempre se manifiesta con clínica dolorosa y contractura.<br />
e) La proyección mejor para estudiar radiológicamente la artrosis de rodilla es el «falso perfil» de<br />
Lequesne.<br />
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124 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 5*<br />
5.1. La varianza cubital negativa se observa con más frecuencia en:<br />
a) Impactación cubitocarpiana.<br />
b) Fractura de Colles.<br />
c) Pinzamiento radiocubital.<br />
d) Enfermedad de Kiembock.<br />
e) Artrosis de la primera articulación metacarpofalángica.<br />
5.2. ¿Cuál de estas entidades no está entre las causas de alteración del ángulo de inclinación radial?:<br />
a) Enfermedad de Kiembock.<br />
b) Fractura de Colles.<br />
c) Deformidad de Madelung.<br />
d) Fractura de Smith.<br />
e) Consolidación incorrecta de una fractura del radio distal.<br />
5.3. El ángulo de congruencia femororrotuliano positivo se asocia con:<br />
a) Artrosis femoropatelar.<br />
b) Luxación recidivante de la rótula.<br />
c) Fracturas de meseta tibial.<br />
d) Displasia de cadera del adulto.<br />
e) Luxación de cadera.<br />
5.4. El ángulo de Böhler permite evaluar:<br />
a) Las fracturas supracondíleas de húmero.<br />
b) Las fracturas de calcáneo.<br />
c) La displasia de cadera en el adulto.<br />
d) El hallux valgus.<br />
e) Las alteraciones del arco plantar (pie plano, pie cavo).<br />
5.5. El ángulo C-E de Wiberg está disminuido por debajo de 20° en:<br />
a) Protusión acetabular.<br />
b) Derrame sinovial.<br />
c) Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes.<br />
d) Artritis reumatoide.<br />
e) Displasia acetabular.<br />
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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 125<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 6*<br />
6.1. ¿Cuál de las siguientes acciones debe ser evitada por aumentar la irradiación en el estudio radiológico<br />
de una deformidad de columna?<br />
a) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección lateral.<br />
b) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección anteroposterior.<br />
c) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección posteroanterior.<br />
d) Colimar al máximo.<br />
e) Utilizar el pico de velocidad de crecimiento como medida de la maduración esquelética.<br />
6.2. Ante una escoliosis toracolumbar, siendo torácica izquierda y lumbar derecha, ¿qué exploración no<br />
estaría indicada?<br />
a) Estudio de RM.<br />
b) Bending torácico derecho<br />
c) Fulcrum bending torácico izquierdo.<br />
d) Bending lumbar derecho.<br />
e) Contrabending lumbar izquierdo.<br />
6.3. El ángulo de Cobb es la medida más utilizada para el diagnóstico y control de una escoliosis, ¿cuál de<br />
las siguientes afirmaciones es falsa?<br />
a) Es el ángulo formado por las líneas trazadas paralelas al platillo superior de las vértebras límites.<br />
b) Se considera patológico a partir de 11°.<br />
c) Las vértebras límites se pueden variar conforme se modifica la curva a lo largo del tiempo o con el<br />
tratamiento.<br />
d) El ángulo de Cobb define la curva mayor y la menor.<br />
e) Diferencias en el ángulo de Cobb mayores de 5° se consideran significativas, pero hay que ser cautos<br />
por la variabilidad intra e interobservador de las mismas.<br />
6.4. ¿Cuál de las siguientes es una indicación para la realización de una RM de neuroeje?<br />
a) Escoliosis diagnosticada a los 12 años.<br />
b) Escoliosis torácica derecha y lumbar izquierda.<br />
c) Progresión de la curva de 10° en seis meses.<br />
d) Ángulo de Cobb de una curva torácica mayor de 40°.<br />
e) Cifosis dorsal baja.<br />
6.5. De las siguientes malformaciones, ¿cuál es la que presenta más riesgo de ser progresiva?<br />
a) Defecto de segmentación unilateral.<br />
b) Defecto de segmentación simétrico.<br />
c) Hemivértebra no segmentada.<br />
d) Barra unilateral y hemivértebra contralateral.<br />
e) Hemivértebra segmentada.<br />
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126 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 7*<br />
7.1. ¿Cuál de los siguientes métodos utiliza la dosis de radiación menor en la medición de los MMII?<br />
a) Telerradiografía.<br />
b) TC.<br />
c) Ortorradiografía.<br />
d) Radiografía computarizada.<br />
e) Radiografía por detectores digitales planos.<br />
7.2. ¿Cuál es el método de elección en el estudio de la displasia del desarrollo de la cadera durante los tres<br />
primeros meses de vida?<br />
a) RM.<br />
b) TC.<br />
c) Ecografía<br />
d) Radiología convencional.<br />
e) Radiología convencional en abducción.<br />
7.3. ¿Cuál es el valor normal del ángulo alfa acetabular?<br />
a) > 25º.<br />
b) 40º.<br />
e) >60º.<br />
7.4. ¿Hasta qué edad se considera fisiológico el genu valgo?<br />
a) Nunca.<br />
b) Hasta los dos años.<br />
c) Hasta los cuatro años.<br />
d) Hasta los siete años.<br />
e) Hasta el final del período de crecimiento.<br />
7.5. ¿En cuál de las siguientes situaciones aparecen más complicaciones durante los tratamientos de<br />
elongación ósea?<br />
a) En las condrodiastasis.<br />
b) Durante el período de distracción.<br />
c) Cuando la distracción es diafisaria.<br />
d) Si la distracción es > 3cm.<br />
e) En los alargamientos mayores de 5 cm.<br />
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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 127<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 8*<br />
8.1. ¿A qué tratamiento responden las deformidades posturales de los pies?<br />
a) Se corrigen con manipulaciones.<br />
b) Precisan yesos.<br />
c) Necesitan cirugía.<br />
d) Se resuelven espontáneamente.<br />
e) Se resuelven espontáneamente o con manipulaciones.<br />
8.2. ¿Qué núcleo de osificación del pie aparece más tarde?<br />
a) Cuña medial.<br />
b) Escafoides.<br />
c) Astrágalo.<br />
d) Falanges distales.<br />
e) Calcáneo.<br />
8.3. El pie zambo se caracteriza por presentar:<br />
a) Equino del retropié.<br />
b) Supinación del antepié.<br />
c) Supinación del retropié.<br />
d) Adductus del antepié.<br />
e) Todo lo anterior.<br />
8.4. En el astrágalo vertical congénito, ¿qué relación guarda el escafoides con el astrágalo?<br />
a) Centrado con la cabeza.<br />
b) Desplazado medialmente.<br />
c) Desplazado lateralmente.<br />
d) Luxado dorsalmente.<br />
e) Luxado plantarmente.<br />
8.5. En el pie plano valgo, el hundimiento del arco longitudinal se produce en:<br />
a) Articulación astragalocalcánea.<br />
b) Articulación astragaloescafoidea.<br />
c) Articulación escafocuneana.<br />
d) Cualquiera de ellas.<br />
e) Necesariamente en todas ellas.<br />
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128 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 9*<br />
9.1. De las siguientes afirmaciones sobre las prótesis de caderas cementadas es FALSA:<br />
a) El PMMA se ha utilizado con mucha frecuencia como cemento.<br />
b) El aflojamiento se da con poca frecuencia en el acetábulo.<br />
c) El cemento dificulta el paso de estructuras vasculares a nivel periprotésico.<br />
d) La tasa de fracasos es cercana al 50% a los 10 años en pacientes de menos de 50 años.<br />
e) La enfermedad granulomatosa agresiva se da con menor frecuencia que en las prótesis no cementadas.<br />
9.2. El ángulo de inclinación acetabular es normal entre:<br />
a) 10-20°.<br />
b) 20-30°.<br />
c) 30-40°.<br />
d) 40-50°.<br />
e) 50-60°.<br />
9.3. En el aflojamiento protésico es FALSO:<br />
a) Se caracteriza clínicamente por la aparición de dolor.<br />
b) Presenta una banda radiolucente periprotésica mayor de 2 mm que aumenta progresivamente con el<br />
paso del tiempo.<br />
c) Puede mostrar fragmentación del cemento.<br />
d) En fases avanzadas llega a originar luxación de la prótesis.<br />
e) En el posoperatorio inmediato se manifiesta como una banda radiolucente.<br />
9.4. En la infección protésica:<br />
a) La tasa de infección global de la prótesis de cadera se sitúa entre 2-3%.<br />
b) Puede existir con frecuencia una RX normal.<br />
c) Uno de sus signos radiológicos es la osteolisis focal.<br />
d) La aparición de una fístula cutánea es un signo de alarma.<br />
e) Todas las anteriores.<br />
9.5. En la RM de la prótesis de cadera es FALSO:<br />
a) Las secuencias eco de gradiente son sumamente útiles para detectar aflojamiento.<br />
b) Se utilizan con frecuencia secuencias eco de espín.<br />
c) Los aparatos de bajo campo presentan menos artefactos.<br />
d) Es posible detectar la enfermedad granulomatosa agresiva.<br />
e) Es una técnica que se utilizará cada vez con mayor frecuencia.<br />
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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 129<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 10*<br />
10.1. ¿De qué factores depende el aumento de la fragilidad ósea en la osteoporosis?<br />
a) Exclusivamente de la DMO.<br />
b) De la DMO y de la estructura trabecular.<br />
c) De la estructura trabecular y de la carga.<br />
d) De ningún factor en especial.<br />
e) Depende de la DMO, de la estructura trabecular, de la geometría ósea y de las condiciones de carga.<br />
10.2. ¿Cuál es la tecnología preferente para medir la DMO?<br />
a) El ultrasonido.<br />
b) La RM.<br />
c) La TC.<br />
d) El AccuDXA de falange.<br />
e) El DXA axial.<br />
10.3. ¿El tratamiento se basa únicamente en los resultados de las mediciones de DMO?<br />
a) Sí.<br />
b) No, se basa en la edad y en la DMO.<br />
c) Es independiente de la DMO y se basa en la existencia de dos o tres factores de riesgo.<br />
d) Se basa en la DMO y en los marcadores bioquímicos de remodelamiento óseo.<br />
e) No, se basa en la historia clínica, edad, factores de riesgo, DMO y marcadores bioquímicos.<br />
10.4. ¿Está indicado el cribado poblacional con densitometría axial en la época perimenopáusica?<br />
a) Sí, inmediatamente después de la menopausia.<br />
b) Está indicado por encima de los 40 años independientemente de la menopausia.<br />
c) Solo en aquellas mujeres con menopausia sintomática.<br />
d) Está indicada en la menopausia precoz antes del tratamiento con estrógenos.<br />
e) No, ya que no hay evidencia científica de que el cribado poblacional durante la menopausia sea<br />
costo-efectivo.<br />
10.5. Según la clasificación de la OMS, ¿qué valor de DMO del adulto define la osteoporosis en relación con<br />
el riesgo de fracturas?<br />
a) Z < –2,5.<br />
b) T < –1 y > –2,5.<br />
c) T = 2.<br />
d) T y Z < –1.<br />
e) T < –2,5.<br />
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130 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 11*<br />
11.1. ¿Cuál de estas afirmaciones es falsa con respecto a la implantología oral?<br />
a) Se basa en el fenómeno de la osteointegración.<br />
b) Los métodos de diagnóstico por imagen resultan imprescindibles para la valoración prequirúrgica.<br />
c) La mayoría de los implantes son de titanio.<br />
d) La fijación es la parte del implante que se coloca en el interior del hueso.<br />
e) La radiología intrabucal es la técnica de elección para la valoración prequirúrgica.<br />
11.2. ¿Cuál de estas técnicas permite valorar mejor la anchura buco-lingual del proceso alveolar?<br />
a) Ortopantomografía.<br />
b) Teleradiografía de perfil.<br />
c) TC dental.<br />
d) Radiografía intrabucal.<br />
e) Tomografía lineal.<br />
11.3. Según la nomenclatura internacional empleada en nuestro país, si nos referimos a la pieza 43 estamos<br />
hablando del:<br />
a) Primer molar de hemimaxilar superior derecho.<br />
b) Canino de hemimandíbula derecha.<br />
c) Primer premolar de hemimandíbula izquierda.<br />
d) Incisivo lateral de hemimaxilar superior izquierdo.<br />
e) Canino de hemimaxilar superior izquierdo.<br />
11.4. ¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />
a) El agujero mentoniano se sitúa en la superficie lingual del proceso alveolar de la mandíbula.<br />
b) El canal mandibular contiene en su interior el nervio palatino.<br />
c) La visualización del canal mandibular mediante TC dental se produce en el 60% de los casos.<br />
d) El nervio incisivo es una rama del nervio alveolar inferior.<br />
e) El canal nasopalatino contiene únicamente estructuras vasculares.<br />
11.5. ¿Cuál de estas aseveraciones es falsa con respecto a la TC dental?<br />
a) Las reconstrucciones panorámicas son las más indicadas para efectuar mediciones de altura y anchura<br />
disponibles.<br />
b) Permite valorar la presencia de patología en el proceso alveolar y estructuras adyacentes.<br />
c) Se pueden aplicar técnicas de baja radiación disminuyendo la corriente del tubo.<br />
d) Permiten visualizar de forma adecuada las estructuras anatómicas de riesgo.<br />
e) Algunos programas permiten el diseño de una férula quirúrgica mediante técnicas de estereolitografía.<br />
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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 131<br />
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 12*<br />
12.1. ¿Cuáles de las siguientes lesiones de los maxilares no se relaciona con una pieza dental no erupcionada<br />
en su interior?<br />
a) Ameloblastoma.<br />
b) Quiste dentígero o folicular.<br />
c) Odontoma.<br />
d) Quiste radicular.<br />
e) Queratoquiste odontogénico.<br />
12.2. De los siguientes enunciados señale el incorrecto:<br />
a) De las lesiones periapicales la más frecuente es el quiste radicular, por definición, relacionado con<br />
pieza dental vital.<br />
b) De las lesiones pericoronarias, la más frecuente es el quiste dentígero o folicular, relacionado siempre<br />
con pieza dental no erupcionada.<br />
c) El queratoquiste odontogénico se puede localizar entre las raíces (interradicular), alrededor de la<br />
corona (pericoronario) o periapical.<br />
d) El odontoma está formado por los tejidos dentales maduros dispuestos de forma ordenada con<br />
apariencia de piezas dentales (odontomas compuestos) o de forma desordenada (odontomas<br />
complejos).<br />
e) La displasia cemental periapical respeta el ligamento periodontal.<br />
12.3. De las siguientes lesiones señale cuál de ellas no tiene una localización específica:<br />
a) Cavidad idiopática de Staffne.<br />
b) Quiste glóbulo-maxilar<br />
c) Quiste del canal incisivo.<br />
d) Queratoquiste odontogénico.<br />
e) Torus mandibular.<br />
12.4. Señale el enunciado incorrecto:<br />
a) En los tratamientos ortodóncicos es necesario el estudio cefalométrico con telerradiografía lateral<br />
de cráneo y ortopantomografía.<br />
b) Ante la sospecha de fractura de mandíbula el estudio inicial suele ser la ortopantomografía.<br />
c) La ausencia del tercer molar es la anomalía del desarrollo dental más frecuente.<br />
d) La ortopantomografía está indicada en niños menores de un año con retraso de la dentición.<br />
e) Es importante para la realización de la ortopantomografía posicionar de forma adecuada al paciente<br />
y evitar la radiación del cristalino.<br />
12.5. Señale el enunciado incorrecto:<br />
a) El quiste folicular muestra gran tendencia a la reabsorción y desplazamiento de las raíces.<br />
b) El queratoquiste odontogénico puede provocar divergencia y desplazamiento de las raíces.<br />
c) El quiste folicular en raras ocasiones puede malignizar.<br />
d) La enfermedad periodontal provoca aumento del espacio periodontal y descenso de la cresta ósea<br />
alveolar.<br />
e) La anodoncia parcial o completa se suele asociar a displasia ectodérmica.<br />
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Índice analítico<br />
A<br />
Anatomía<br />
radiológica, 5<br />
accesorios o supernumerarios, 5<br />
periostio, 5<br />
sesamoideos, 5<br />
y movimientos del pie, 77<br />
ángulo astragalocalcáneo, 78<br />
deformidades, 78<br />
del antepié, 79<br />
abductus, 79<br />
adductus, 79<br />
valgo (eversión o pronación), 79<br />
varo (inversión o supinación), 79<br />
del pie, 79<br />
astrágalo vertical congénito (pie plano congénito,<br />
pie en mecedora, congenital rocker-bottom), 80<br />
metatarso<br />
adductus postural, 79<br />
varo postural, 79<br />
pie<br />
calcáneo valgo, 79<br />
cavo, 81<br />
en serpentín (metatarso varo congénito, pie en<br />
«Z», skewfoot), 80<br />
equinovaro congénito (pie zambo, «Clubfoot o<br />
palo de golf»), 79<br />
plano valgo flexible, 81<br />
valgo postural, 79<br />
zambo postural, 79<br />
del retropié, 78<br />
calcáneo (talo), 78<br />
equino, 78<br />
valgo, 78<br />
varo, 78<br />
Anodoncia, 113<br />
C<br />
Caries, 112<br />
absceso crónico apical, 112<br />
granuloma, 112<br />
osteítis condensante, 112<br />
quiste radicular, 112<br />
D<br />
Dismetrías, 66<br />
coxa<br />
valga, 69<br />
vara, 68<br />
ángulo cervicodiafisario, 68<br />
relación cefalotrocantérica, 69<br />
displasia de cadera, 67<br />
ángulo o índice acetabular, 67<br />
cuadrantes de Ombredanne, 67<br />
línea/s de<br />
Hilgenreiner, 67<br />
Shenton, 68<br />
Perkins, 67<br />
E<br />
Eje mecánico, 70<br />
ángulo<br />
de flexión de la rodilla, 71<br />
femorotibial, 70<br />
metafisodiafisario, 70<br />
enfermedad de Blount, 70<br />
genu, 70<br />
recurvatum, 71<br />
valgo, 70<br />
varo, 70<br />
Enfermedad periodontal, 112<br />
Escala, 29<br />
de Kellgren-Lawrence, 24<br />
de Noyes y Stabler, 29<br />
Recht, 29<br />
Escanografía, 64<br />
Escoliosis, 47<br />
acuñamiento vertebral:, 51<br />
ALARA, 48<br />
ángulo de Mehta, 53<br />
Bending-fulcrum bending, 54<br />
bending, 55<br />
fulcrum bending, 55<br />
cifosis torácica, 51<br />
diastomatomielia, 58<br />
enfermedad de Scheuermann, 51<br />
fluoroscopia pulsada, 48<br />
hemivértebra, 60<br />
hendiduras o vértebras en mariposa, 60
134 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
inclinación sacra, 51<br />
lordosis lumbar, 51<br />
malformación de Arnold-Chiari, 58<br />
radiología<br />
computarizada (CR), 48<br />
IP (imaging plate), 49<br />
directa (DR), 48<br />
síndrome de la médula anclada, 58<br />
siringohidromielia, 58<br />
SRS (Scoliosis Research Society), 50<br />
ángulo de Cobb, 51<br />
vértebra, 50<br />
apical, 50<br />
estable, 51<br />
límite, 50<br />
Espondilosis, 29<br />
F<br />
Fracturas, 5, 6, 15<br />
abierta, 6<br />
acabalgamiento, 7<br />
angulación, 7<br />
anquilosis, 8<br />
aposición, 6<br />
completa, 6<br />
parcial, 6<br />
avulsión, 8<br />
Bankart, 16<br />
Barton, 16<br />
Bennett, 16<br />
Bosworth, 16<br />
Busch, 16<br />
cerrada, 6<br />
Chance, 16, 17<br />
Chopart, 16<br />
Colles, 16<br />
Colles inversa, 20<br />
Colles-Pouteau, 17<br />
complicaciones, 12<br />
acortamiento, 12<br />
algodistrofia o atrofia de Sudeck, 13<br />
callo hipertrófico, 12<br />
CID, 12<br />
complicaciones articulares, 12<br />
enfermedad articular degenerativa (artrosis postraumática),<br />
12<br />
rigidez, 12<br />
contractura de Volkman, 12<br />
granulomatosis agresiva, 13<br />
hematomas crónicos, 13<br />
infección, 12<br />
mala unión, 12<br />
callo vicioso, 12<br />
miositis osificante, 13<br />
necrosis aséptica u osteonecrosis, 12<br />
no unión, 12<br />
obstrucción arterial, 13<br />
osteolisis postraumática, 13<br />
osteomielitis, 13<br />
quiste leptomeníngeo, 13<br />
retraso de consolidación, 12<br />
SDRA, 12<br />
seudoaneurismas, 13<br />
síndrome compartimental, 13<br />
compresión, 8<br />
condrales, 8<br />
conminuta, 6<br />
Cotton, 17<br />
de estrés, fatiga o sobrecarga, 8<br />
de Jefferson, 18<br />
De Quervain, 17<br />
del ahorcado, 20<br />
del boxeador, 20<br />
del cavador, 20<br />
del chófer, 17<br />
del guardabosque, 20<br />
del esquiador, 20<br />
del marchador o del recluta, 20<br />
depresión, 8<br />
diástasis, 8<br />
distracción, 6<br />
Dupuytren, 17<br />
Duverney, 17<br />
en tallo verde, 9, 10, 15, 18, 20, 21<br />
epifisiolisis, 9<br />
espiroidea, 6<br />
Essex-Lopresti, 17<br />
evolución, 11<br />
callo óseo, 11<br />
hematoma óseo, 11<br />
medular, 11<br />
perióstico, 11<br />
puentes óseos, 11<br />
retraso de consolidación, 11<br />
osificación membranosa, 11<br />
Galeazzi, 17, 18<br />
Gosselin, 17<br />
Holdsworth, 17<br />
Hutchinson, 17<br />
impactación, 7<br />
Jefferson, 17<br />
Jones, 17<br />
Le Fort, 18<br />
maxilar, 18<br />
tobillo, 18<br />
Lisfranc, 18, 19<br />
enfermedad neuropática, 18<br />
longitudinal, 6<br />
Maisonneuve, 18, 19<br />
Malgaigne, 18, 19<br />
Mason, 18, 19<br />
Monteggia, 18, 19<br />
oblicua, 6<br />
osteocondrales, 8<br />
parámetros técnicos, 5<br />
patológica, 9<br />
por incurvación, 10<br />
por incurvación o abombamiento, 9<br />
por insuficiencia, 9<br />
Pott, 18, 19<br />
reabsorción isquémica, 14<br />
Rolando, 18, 19<br />
rotación, 8<br />
Salter-Harris, 20, 21<br />
clasificación de, 21<br />
placa fisaria, 20<br />
Segond, 18, 19<br />
seudofracturas, 13<br />
artefactos, 13<br />
tumores y seudotumores, 14<br />
Shepherd, 18, 19<br />
Skillern, 18, 20<br />
Smith, 18, 20<br />
Stieda, 18<br />
subcondrales, 8<br />
contusión ósea, 8<br />
Tillaux, 20<br />
torus, 10<br />
transversa, 6<br />
tratamiento, 10
ÍNDICE ANALÍTICO 135<br />
H<br />
artroplastia, 11<br />
contención, 10<br />
fijación, 10<br />
externa, 10<br />
interna, 10<br />
injertos óseos, 10<br />
inmovilización, 10<br />
reducción, 10<br />
Wagstaffe, 20<br />
Hernia, 30<br />
contenida, 30<br />
extruida, 30<br />
Hiperdontia, 113<br />
mesiodens, 113<br />
Hipodontia, 113<br />
I<br />
Implantes dentales, 99<br />
anatomía dental, 100<br />
arcadas dentarias, 100<br />
atrofia, 102<br />
proceso alveolar, 102<br />
axial panorámico, 104<br />
calidad ósea, 103<br />
canal mandibular, 100<br />
clasificaciones, 102, 103<br />
Cawood y Howell, 102<br />
Lekholm y Zarb, 103<br />
edentulismo, 103<br />
enfermedad inflamatoria periapical, 105<br />
férulas, 107<br />
fijación, 99<br />
mandíbula, 101<br />
agujero<br />
lingual, 101<br />
mandibular, 101<br />
mentoniano, 101<br />
base de la, 101<br />
bucal, 101<br />
canal incisivo, 101<br />
conducto dentario inferior o canal mandibular, 101<br />
cresta alveolar, 101<br />
lingual, 101<br />
nervio/s<br />
alveolar inferior, 101<br />
incisivo y mentoniano, 101<br />
proceso alveolar, 101<br />
maxilar superior, 101<br />
agujero palatino mayor, 102<br />
canal nasopalatino, 102<br />
cara, 102<br />
palatina, 102<br />
vestibular, 102<br />
proceso alveolar, 102<br />
senos maxilares, 102<br />
sutura pterigomaxilar, 102<br />
ortopantomografía, 108<br />
factor de magnificación, 108<br />
radiografía panorámica, 108<br />
ortorradial, 104<br />
osteointegración, 99<br />
piezas incluidas, 105<br />
prótesis, 100<br />
pilar de, 100<br />
radiología intrabucal, 107<br />
raíces retenidas, 105<br />
L<br />
senos maxilares, 100<br />
TC<br />
de haz cónico, 109<br />
dental, 99<br />
telerradiografía lateral del cráneo, 108<br />
oclusal, 108<br />
tomografías, 108<br />
espiroidea, 108<br />
implantológica, 109<br />
lineal, 108<br />
Lesiones, 113<br />
amelolastoma, 115<br />
cementoma, 116<br />
cementoblastoma benigno, 116<br />
no odontogénicas, 113<br />
odontogénicas, 113<br />
odontoma, 116<br />
complejos, 116<br />
compuestos, 116<br />
periapicales, 114<br />
quiste radicular, 114<br />
pericoronarias, 114<br />
quiste dentígero (quiste folicular), 114<br />
queratoquiste odontogénico, 114, 115<br />
ameloblastoma, 114<br />
síndrome de nevus basocelular o síndrome de Gorlin,<br />
115<br />
quiste/s<br />
cisurales, 115<br />
de Stafne, 115<br />
globulomaxilares, 115<br />
nasopalatinos, 115<br />
residuales, 114<br />
interradicular, 114<br />
traumáticos, 115<br />
rizolisis, 114<br />
M<br />
Malposición-luxación protésica, 85<br />
Mediciones, 35<br />
en el codo, 37<br />
ángulo de transporte del codo, 37<br />
cubital, 37<br />
humeral, 37<br />
en el hombro, 36<br />
ángulo de la cabeza humeral, 36<br />
distancia acromioclavicular, 36<br />
espacio articular glenohumeral, 36<br />
en la cadera, 41<br />
ángulo/s<br />
centro-borde de Wiberg, 41<br />
C-E, 41<br />
de anteversión y de sector acetabular, 42<br />
del sector acetabular<br />
anterior (ASAA), 42<br />
horizontal (ASAH), 42<br />
posterior (ASAP), 42<br />
HTE, 41<br />
distancia entre la línea acetabular y la línea<br />
ilioisquiática, 42<br />
espacio articular de la cadera, 42<br />
índice acetabular, 41<br />
porcentaje de cobertura de la cabeza femoral, 41<br />
en la muñeca, 37<br />
altura del carpo, 38<br />
ángulo/s
136 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />
carpiano, 40<br />
síndrome de<br />
Down, 40<br />
Hurler, 40<br />
Morquio, 40<br />
Turner, 40<br />
escafolunar y capitolunar, 40<br />
inestabilidad del segmento intercalado<br />
dorsal (ISID), 40<br />
ventral (ISIV), 40<br />
desplazamiento radial, 39<br />
distancia escafolunar, 39<br />
inclinación<br />
palmar, 38<br />
radial, 38<br />
deformidad de Madelung, 38<br />
índice de translación del carpo, 39<br />
enfermedad de Kienböck, 39<br />
longitud radial, 38<br />
varianza cubital, 37<br />
en la rodilla, 43<br />
ángulo de<br />
congruencia femororrotuliano, 43<br />
inclinación rotuliana, 44<br />
la meseta tibial, 43<br />
distancia tuberosidad tibial-surco femoral, 44<br />
índices de la altura de la rótula, 43<br />
métodos de<br />
De Carvalho, 43<br />
Insall-Salvati, 43<br />
en tobillo y pie, 44<br />
ángulo/s<br />
axiales del tobillo, 45<br />
maleolar peroneo, 45<br />
maleolar tibial, 45<br />
de Böhler, 44<br />
del hallux valgus, 45<br />
del hallux valgus, 45<br />
interfalángico del hallux, 45<br />
intermetatarsiano, 45<br />
metatarsus primus varus, 45<br />
de Meschan, 45<br />
radiográficas, 35<br />
variabilidad, 35<br />
Modic, 30<br />
O<br />
Ortodoncia, 117<br />
Ortopantomógrafos, 111<br />
Ortorradiografías, 64<br />
Osteocondrosis, 28<br />
fenómeno del vacío discal, 28<br />
Osteolisis o enfermedad granulomatosa agresiva, 86<br />
Osteoporosis, 91<br />
absorciometría de rayos X de doble energía (DXA), 91,<br />
92<br />
dosis efectiva, 92<br />
tiempo de estudio, 92<br />
bifosfonatos, 97<br />
calcio, 97<br />
calcitonina, 97<br />
P<br />
densidad mineral ósea (DMO), 91<br />
error de precisión, 96<br />
NHANES III, 95<br />
primer umbral, 95<br />
puntuación, 95, 96<br />
T, 95, 96<br />
Z, 95, 96<br />
segundo umbral, 95<br />
densitometría periférica, 93<br />
(AccuDXA), 93<br />
curvas de normalidad de DMO, 93<br />
estrógenos, 97<br />
exploraciones densitométricas, 91<br />
factores de riesgo, 91<br />
fractura/s, 91, 94<br />
vertebral, 94<br />
indicaciones, 91<br />
estudios densitométricos, 91<br />
endocrinopatías, 91<br />
Cushing, 91<br />
hiperparatiroidismo, 91<br />
hipertiroidismo, 91<br />
hipogonadismo, 91<br />
hipoparatiroidismo, 91<br />
hipotiroidismo, 91<br />
enfermedades renales, 91<br />
menopausia, 91<br />
ooforectomía, 91<br />
prevalencia de, 91<br />
PTH, 97<br />
raloxifeno, 97<br />
resistencia ósea, 91<br />
resonancia magnética (RM) cuantitativa, 92<br />
estructura trabecular, 92<br />
vitamina D, 97<br />
Patología rotacional, 72<br />
ángulo de rotación de la cadera, 73<br />
ante o retroversión, 72<br />
marcha, 73<br />
convergente, 73<br />
divergente, 73<br />
Protrusión anular difusa, 30<br />
R<br />
Radiografías panorámicas, 111, 112<br />
cámara pulpar, 112<br />
cemento, 112<br />
conductos radiculares, 112<br />
dentina, 112<br />
esmalte, 112<br />
ligamento periodontal, 112<br />
S<br />
Samilson-Prieto, 26<br />
Secuestro, 31
CORAZÓN: LO QUE EL CARDIÓLOGO DEBE CONOCER 137<br />
T<br />
Telerradiografía, 63<br />
Traumatismos, 5