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Radiologia Ortopedica Y Radiologia Dental. Una guía práctica

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Monografía SERAM<br />

Radiología ortopédica y radiología dental:<br />

una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong>


Monografía SERAM<br />

Radiología ortopédica<br />

y radiología dental:<br />

una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong><br />

Coordinadores:<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

José Luis del Cura Rodríguez<br />

Sociedad Española de<br />

Radiología Médica<br />

BUENOS AIRES - BOGOTÁ - CARACAS - MADRID -<br />

MÉXICO - SÃO PAULO<br />

www.medicapanamericana.com


Catalogación en Publicación de la Biblioteca Nacional<br />

RADIOLOGÍA ortopédica y radiología dental : una <strong>guía</strong> <strong>práctica</strong> / [editores], F.<br />

Tardáguila Montero, J.L. del Cura Rodríguez. — Buenos Aires ; Madrid : Médica<br />

Panamericana, [2004]<br />

VIII, 136 p. : il. ; 28 cm<br />

ISBN 84-7903-897-7<br />

1. Huesos—Radiografía. 2. Dientes—Radiografía. I. Tardáguila Montero, F. II.<br />

Cura Rodríguez, J. L. del<br />

616.71-073.75<br />

616.314-073.75<br />

La medicina es una ciencia en permanente cambio. A medida que las nuevas investigaciones y la experiencia clínica amplían nuestro conocimiento, se requieren<br />

modificaciones en las modalidades terapéuticas y en los tratamientos farmacológicos. Los autores de esta obra han verificado toda la información con fuentes<br />

confiables para asegurarse que ésta sea completa y acorde con los estándares aceptados en el momento de la publicación. Sin embargo, en vista de la posibilidad de<br />

un error humano o cambios en las ciencias médicas, ni los autores, ni la editorial, o cualquier otra persona implicada en la preparación o la publicación de este<br />

trabajo, garantizan que la totalidad de la información aquí contenida sea exacta o completa y no se responsabilizan de errores u omisiones o de los resultados<br />

obtenidos del uso de esta información. Se aconseja a los lectores confirmarla con otras fuentes. Por ejemplo, y en particular, se recomienda a los lectores revisar el<br />

prospecto de cada fármaco que planean administrar para cerciorarse de que la información contenida en este libro sea correcta y que no se hayan producido cambios<br />

en las dosis sugeridas o en las contraindicaciones para su administración. Esta recomendación cobra especial importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso<br />

infrecuente.<br />

Los Editores han hecho todos los esfuerzos para localizar a los titulares del copyright del material fuente utilizado por el autor. Si por error u omisión, no se ha<br />

citado algún titular, se subsanará en la próxima reimpresión.<br />

Gracias por comprar el original. Esta monografía es producto del esfuerzo de profesionales como usted, o de sus profesores, si usted es estudiante. Tenga en cuenta<br />

que fotocopiarlo es una falta de respeto hacia ellos y un robo de sus derechos intelectuales.<br />

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http://www.medicapanamericana.com<br />

ARGENTINA<br />

Marcelo T. de Alvear 2.145 (C 1122 AAG) - Buenos Aires, Argentina<br />

Tel.: (54-11) 4821-2066 / Fax: (54-11) 4821-1214<br />

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COLOMBIA<br />

Carrera 7a A Nº 69-19 - Santa Fe de Bogotá DC - Colombia.<br />

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ESPAÑA<br />

Alberto Alcocer, 24 - 28036 Madrid, España<br />

Tel.: (34-91) 1317800 / Fax: (34-91) 1317805<br />

e-mail: info@medicapanamericana.es<br />

MÉXICO<br />

Calzada de Tlalpan Nº 5022 entre Tezoquipa y Michoacán<br />

Colonia La Joya - Delegación Tlalpan - 14090 - México D.F. - México<br />

Tel.: (52-55) 5573-2300 / Fax: (52-55) 5655-0381<br />

e-mail: infomp@medicapanamericana.com.mx<br />

VENEZUELA<br />

Edificio Polar, Torre Oeste, Piso 6, Of. 6-C<br />

Plaza Venezuela, Urbanización Los Caobos,<br />

Parroquia El Recreo, Municipio Libertador - Caracas Depto. Capital - Venezuela<br />

Tel.: (58-212) 793-2857/6906/5985/1666<br />

Fax: (58-212) 793-5885<br />

e-mail: info@medicapanamericana.com.ve<br />

ISBN: 84-7903-897-7<br />

Todos los derechos reservados. Este libro o cualquiera de sus partes no podrán ser reproducidos ni archivados en sistemas recuperables, ni transmitidos en ninguna<br />

forma o por ningún medio, ya sean mecánicos, electrónicos, fotocopiadoras, grabaciones o cualquier otro, sin el permiso previo de Editorial Médica Panamericana,<br />

S. A.<br />

© 2005, Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM)<br />

© 2005, EDITORIAL MÉDICA PANAMERICANA, S. A.<br />

Alberto Alcocer, 24 - 28036 Madrid<br />

Depósito Legal: M. 48939- 2004<br />

Impreso en España


Índice de autores<br />

María José Alcaraz Mexía<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital<br />

Universitario<br />

Santa Cristina. Madrid.<br />

Ángel Bueno Horcajadas<br />

Departamento de Diagnóstico por Imagen.<br />

Fundación Hospital Alcorcón. Alcorcón (Madrid).<br />

Juan Ángel Clavero Torrent<br />

Servicio de Radiodiagnóstico de Diagnosis Médica.<br />

Clínica Creu-Blanca. Barcelona.<br />

José Luis del Cura Rodríguez<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital de Basurto.<br />

Bilbao.<br />

Joaquín Galant Herrero<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Clínico<br />

Universitario<br />

San Juan. Alicante.<br />

Jacinto Gómez Fernández-Montes<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Infantil La<br />

Fe. Valencia.<br />

Fernando Gómez Toledo<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Clínica Ntra. Sra. del<br />

Perpetuo Socorro. Las Palmas.<br />

Eva Llopis San Juan<br />

Sección de Radiología Musculoesquelética.<br />

Hospital de la Ribera. Alzira (Valencia).<br />

Leonor López Morales<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Materno<br />

Infantil.<br />

Las Palmas<br />

M.ª Fermina Lorente Fernández<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Clínico<br />

Universitario<br />

San Juan. Alicante<br />

José Martel Villagrán<br />

Departamento de Diagnóstico por Imagen.<br />

Fundación Hospital Alcorcón. Alcorcón (Madrid).<br />

Jaume Pomés Talló<br />

Servicio de Radiodiagnóstico (CDIC).Hospital Clínic.<br />

Barcelona.<br />

Antonio Rivas García<br />

Servicio de Radiología. Hospital Vall d’Hebrón.<br />

Barcelona<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Servicio de Radiología. Hospital POVISA. Vigo<br />

(Pontevedra).


VI MONOGRAFÍA SERAM<br />

Xavier Tomás Batlle<br />

Servicio de Radiodiagnóstico (CDIC). Hospital<br />

Clínic.<br />

Barcelona.<br />

Amparo Vallcanera Calatayud<br />

Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Infantil La<br />

Fe.<br />

Valencia.


Índice<br />

Capítulo 1. .........................................Necesidad de informar el 100% de los estudios<br />

1<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

Capítulo 2........................................Lo que el radiólogo debe valorar en las fracturas<br />

5<br />

Antonio Rivas García<br />

Capítulo 3. ................................................................Las fracturas con nombre propio<br />

15<br />

José Martel Villagrán y Ángel Bueno Horcajadas<br />

Capítulo 4. .............................Artrosis: aspectos relevantes en el informe radiológico<br />

23<br />

Jaume Pomés Talló y Xavier Tomás Batlle<br />

Capítulo 5...............................................................Medidas en radiología ortopédica<br />

35 .....................................................................José Luis del Cura Rodríguez<br />

Capítulo 6. ........Radiología de los trastornos de la alineación de la columna vertebral<br />

47<br />

Eva Llopis San Juan<br />

Capítulo 7..........................................................Radiología de las dismetrías de MMII<br />

63<br />

Fernando Gómez Toledo y Leonor López Morales<br />

Capítulo 8....................................Trastornos de la alineación de los pies en pediatría<br />

77<br />

Amparo Vallcanera Calatayud y Jacinto Gómez Fernández-Montes<br />

Capítulo 9. ........................................Complicaciones de las prótesis osteoarticulares<br />

85<br />

Xavier Tomás Batlle y Jaume Pomés Talló<br />

Capítulo 10. .............................................................................La densitometría ósea<br />

91<br />

María José Alcaraz Mexía<br />

Capítulo 11.Aspectos radiológicos relevantes en los estudios para implantes dentales<br />

99


VIII MONOGRAFÍA SERAM<br />

Juan Ángel Clavero Torrent<br />

Capítulo 12. ..............................................<br />

Ortopantomografía y radiología dental ......<br />

111<br />

Joaquín Galant Herrero y M.ª<br />

Fermina Lorente Fernández<br />

Preguntas de la monografía .......................<br />

119<br />

Índice analítico ..........................................<br />

133


1<br />

Necesidad de informar el<br />

100% de los estudios<br />

Francisco M. Tardáguila Montero<br />

EL PROBLEMA<br />

n general, los radiólogos tendemos a considerar<br />

E que el grado más alto de cualificación profesional<br />

se obtiene con la utilización de las técnicas más<br />

sofisticadas tecnológicamente y con las que presentan<br />

unas modificaciones producidas a un ritmo<br />

vertiginoso. Esta idea ha ido degradando las<br />

exploraciones clásicas, que han acabado<br />

convirtiéndose en un área a la que nadie quiere<br />

dedicarse. Sin embargo, el mayor número de<br />

exploraciones que son realizadas en cualquier servicio<br />

de radiología siguen siendo en la actualidad de<br />

radiología simple 1 .<br />

Dentro de los estudios radiológicos<br />

convencionales, la radiología ósea ha sido tratada de<br />

forma desigual por los radiólogos. Solemos conocer<br />

profundamente solo la semiología de algunas<br />

enfermedades que consideramos importantes, como<br />

por ejemplo la de los tumores óseos, escasamente<br />

frecuentes, mientras que ignoramos casi todo acerca<br />

de una fractura o de una escoliosis, aunque son<br />

patologías mucho más comunes. Paradójicamente,<br />

cuando tenemos como misión informar eso que<br />

despectivamente llamamos «la trauma», la inmensa<br />

mayoría de los estudios son casos de artrosis,<br />

fracturas, valoración de prótesis, etc.; es decir,<br />

patología que o bien no se informa o se informa<br />

mediante estereotipos como, por ejemplo,<br />

«coxartrosis derecha y prótesis de cadera izquierda»<br />

que en nada ayudan al clínico y que los<br />

traumatólogos, rehabilitadores, etc., no se molestan<br />

ni en leer y, consecuentemente, proceden a valorar<br />

ellos mismos los hallazgos de la radiografía. No deja<br />

de ser llamativo que los radiólogos hayamos<br />

aprendido a informar con exactitud las roturas<br />

meniscales, debido a que su diagnóstico vino ligado<br />

a la aparición de la RM, mientras que no sabemos<br />

describir con precisión las fracturas óseas y sus<br />

complicaciones, aunque son lesiones mucho más<br />

importantes para el paciente.<br />

Es probable que se trate de patología escasamente<br />

estimulante desde el punto de vista diagnóstico. A<br />

menudo, además, la consideramos fácil y repetitiva<br />

y, por ello, no digna de justificar nuestro esfuerzo.<br />

Esto, a lo largo de los años, nos ha llevado a ignorarla:<br />

casi nadie estudia actualmente cómo se mide una<br />

escoliosis o cómo se clasifica. Sin embargo, de vez en<br />

cuando nos vemos sometidos a situaciones<br />

incómodas, como puede ser la visita de un clínico no<br />

habituado a tratar con estos temas (por ejemplo, un<br />

pediatra) quien, alargando su mano, nos entrega una<br />

placa de 30 x 90 y nos pregunta: «¿Me podríais<br />

informar sobre esto…?». La mayor parte de nosotros<br />

no sabemos qué decir, tampoco sabemos dónde leer<br />

algo acerca de esto, jamás nos hemos preocupado de<br />

comprar libros en donde se expliquen estos temas y<br />

donde vengan los métodos de medición.<br />

¿Y qué decir de la patología maxilar y dental? En<br />

una época en la que las ortodoncias se han<br />

generalizado, donde los implantes dentales son<br />

rutina, donde el número de ortopantomografías ha<br />

crecido exponencialmente y donde los equipos de<br />

TC vienen con sofisticados programas dentales (que<br />

muchas veces no adquirimos, para no vernos en el<br />

apuro de no saber qué hacer con ellos), nosotros<br />

seguimos sabiendo poco o nada de todo esto y las<br />

más de las veces no informamos de esta radiología<br />

porque según solemos decir: «es cosa de dentistas».<br />

La situación en los servicios de radiología de los<br />

hospitales generales respecto a la radiología<br />

ortopédica y dental, aunque reconociendo que hay<br />

honrosas excepciones, es en esencia la siguiente:<br />

1. Nadie nos la enseña cuando somos residentes<br />

y, por consiguiente, tampoco la enseñamos<br />

cuando somos staff.<br />

2. No la estudiamos por nuestra cuenta, porque<br />

no aporta prestigio profesional.<br />

3. Desconocemos en qué libros o revistas<br />

podemos encontrar una información útil para<br />

poder conocerla con rigor.<br />

4. Si tenemos que aprender cosas nuevas


2 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

preferimos que estén relacionadas con la alta<br />

tecnología.<br />

5. Si algún colega se interesa por estos temas es<br />

rápidamente catalogado como «raro».<br />

6. La actitud más generalizada es la inhibición<br />

profesional. No la informamos o lo hacemos<br />

mediante estereotipos descriptivos y<br />

vaguedades.<br />

7. Los traumatólogos, los rehabilitadores, los<br />

cirujanos maxilofaciales y los dentistas han<br />

prescindido en general del radiólogo.<br />

8. Los pacientes cuya patología es sutil a menudo<br />

no son diagnosticados, o lo son erróneamente,<br />

hasta que su enfermedad ha avanzado, en<br />

cuyo momento el traumatólogo acaba<br />

consultando la placa con el radiólogo, el cual<br />

suele exclamar: «¡Pero si ya era evidente hace<br />

seis meses!».<br />

LOS DATOS<br />

a proporción entre las diferentes exploraciones<br />

Lradiológicas realizadas puede variar<br />

considerablemente en relación con el tipo de hospital<br />

(hospital general, materno-infantil, traumatológico,<br />

mutua de accidentes, etc.). Por este motivo es difícil<br />

dar unas cifras globales de lo que representa<br />

estadísticamente la radiología simple<br />

musculoesquelética en relación al total de la actividad<br />

radiológica. Las cifras también varían<br />

considerablemente dependiendo del país del que se<br />

trate, de su nivel de equipamiento y, por tanto, del<br />

peso relativo que tenga cada una de las técnicas<br />

sobre el número global de estudios. No obstante, es<br />

de todos conocido que la radiología simple<br />

representa la mayor proporción de exploraciones<br />

realizadas y son la forma de imagen médica más<br />

utilizada en todo el mundo 1 , alcanzando<br />

aproximadamente entre un 70-75% del total de las<br />

exploraciones realizadas 2 . Además, todos tenemos<br />

la impresión subjetiva de que las radiografías simples<br />

del sistema musculoesquelético son las<br />

exploraciones más comunes en todos los servicios<br />

de radiología.<br />

A modo de ejemplo, en nuestro hospital, que es<br />

un centro general que dispone de todas las técnicas<br />

radiológicas, la radiología simple en el año 2003 ha<br />

representado el 73% del total de los estudios. La<br />

radiología simple musculoesquelética fue el 63% del<br />

total de los estudios simples y el 46% del total de<br />

exploraciones realizadas. Simplificando, e incluso<br />

teniendo en cuenta las variaciones entre los distintos<br />

tipos de centros, que pueden ser importantes, estas<br />

cifras apuntan a que la radiología simple<br />

musculoesquelética representa casi la mitad de las<br />

exploraciones de un servicio de radiología de un<br />

hospital general y, por tanto, terminan siendo las<br />

exploraciones radiológicas más realizadas.<br />

Solo este dato debería obligarnos a los radiólogos<br />

a<br />

replantearnos<br />

nuestra forma de abordar esta parcela de<br />

nuestra especialidad.<br />

LAS PREGUNTAS<br />

nte todo esto, los radiólogos deberíamos<br />

A plantearnos con honestidad intelectual las<br />

siguientes cuestiones:<br />

— ¿Se puede ser un buen servicio de radiología<br />

si se deja de informar o se realizan informes<br />

deficientes en la mitad de las exploraciones<br />

que se realizan?<br />

— ¿Se puede ser un buen radiólogo sin ser capaz<br />

de informar con seriedad y rigor en tan elevado<br />

número de exploraciones?<br />

— ¿Cuántas de las dificultades que los radiólogos<br />

tenemos para ser universalmente aceptados<br />

como médicos consultores pueden ser<br />

achacables al abandono de esta parcela?<br />

— ¿Cuántas plazas nuevas de radiólogos serían<br />

necesarias para poder informar seriamente en<br />

el 100% de las exploraciones?<br />

OTRO ASPECTO ESENCIAL<br />

l radiólogo no realiza personalmente la mayor<br />

E parte de las exploraciones. Por tanto, su razón<br />

de ser no es la obtención directa de la imagen.<br />

Nuestra profesión tiene como objetivo diagnosticar<br />

las enfermedades. Lo hacemos mediante el análisis<br />

sistemático de la imagen, identificando los<br />

hallazgos relevantes, que nos permiten la<br />

elaboración de una conclusión o impresión<br />

diagnóstica que se plasma en la realización de un<br />

informe radiológico, que es nuestro producto final 3 .<br />

<strong>Una</strong> exploración radiológica sin informe no debe<br />

ser considerada una exploración completa. Esta es<br />

la base sobre la que se sustenta nuestra especialidad<br />

y el radiólogo, al actuar de esa manera, se convierte<br />

en un médico consultor y sus conocimientos aportan<br />

un valor añadido al proceso sanitario 4 .<br />

Esto significa que, aunque la patología pueda ser<br />

evidente, como por ejemplo una fractura con<br />

desplazamiento de la diáfisis femoral, es nuestro<br />

deber informarla de la misma manera que lo<br />

hacemos cuando lo que vemos es una fractura,<br />

igualmente evidente, en la pelvis de un paciente<br />

traumatizado al que se le ha realizado una TC. Si no<br />

lo hacemos, estaremos haciendo dejación de nuestra<br />

responsabilidad de radiólogo.<br />

Por otra parte, un informe es un documento de<br />

valor médico-legal y por él podemos ser requeridos<br />

en procesos judiciales 3 . Un informe erróneo o<br />

sencillamente inexacto o vago puede ser causa de<br />

condena en procesos en donde se dirimen<br />

responsabilidades profesionales por mala <strong>práctica</strong> 5 .<br />

En resumen, es evidente que la esencia de<br />

nuestra especialidad es informar con rigor la


NECESIDAD DE INFORMAR EL 100% DE LOS ESTUDIOS 3<br />

totalidad de las exploraciones radiológicas.<br />

LAS SOLUCIONES<br />

1. Ante cualquier problema la primera premisa<br />

para solucionarlo es reconocer su existencia.<br />

El nuestro no es ni más ni menos que éste: una<br />

especialidad no puede conseguir un<br />

reconocimiento generalizado si realiza de<br />

forma deficiente casi la mitad de su actividad.<br />

2. Tener la intención de modificar una situación<br />

que, debemos reconocerlo, nos es cómoda,<br />

para tratar de cubrir un aspecto esencial que<br />

hemos descuidado.<br />

3. Pasar a informar esta radiología con un nivel<br />

de calidad similar al del resto de nuestra<br />

actividad.<br />

4. Resulta imprescindible, si queremos abordar<br />

este problema, dotar a los radiólogos de la<br />

herramienta que permita el aprendizaje y<br />

ponga a su alcance los fundamentos esenciales


4 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

del diagnóstico ortopédico y dental.<br />

ESTA MONOGRAFÍA<br />

a Comisión Científica de la SERAM ha pensado que<br />

Llas monografías que edita no solo deben cubrir<br />

aspectos de vanguardia de la especialidad y, aún a<br />

sabiendas de que este tema podía no ser igual de<br />

atractivo que otros dedicados a temas de más<br />

actualidad científica, debía proporcionar a los<br />

radiólogos un libro que resumiera y actualizara los<br />

aspectos fundamentales de esta parte de nuestra<br />

profesión.<br />

Este libro debería reunir las siguientes<br />

características:<br />

1. Agrupar las patologías que con más frecuencia<br />

son indicación de exploraciones radiológicas.<br />

2. Actualizar los conocimientos necesarios para<br />

poder informar con rigor de estas<br />

exploraciones.<br />

3. Familiarizar al radiólogo con el lenguaje<br />

habitual de los ortopedas, traumatólogos,<br />

cirujanos máxilo-faciales, dentistas, etcétera.<br />

4. Tratar de hacer un manual práctico, huyendo<br />

de las grandes disquisiciones teóricas de las<br />

patologías.<br />

5. Resumir y describir las mediciones que<br />

frecuentemente son requeridas en este tipo de<br />

radiología.<br />

6. Agrupar la mayor parte de los nombres propios<br />

comúnmente utilizados en la patología<br />

traumática.<br />

7. Realizar un libro que sirva para estudiar, pero<br />

sobre todo que esté en las salas de informes<br />

de los servicios de radiología como<br />

instrumento esencial para el trabajo del día a<br />

día.<br />

Confiamos en que con este libro hayamos<br />

ayudado a dar un paso sustancial en el objetivo de<br />

que no existan exploraciones radiológicas sin su<br />

correspondiente informe y que éste tenga un elevado<br />

nivel de calidad.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

1. RadiologyInfo. Oak Brook: RSNA; 2004. Radiography<br />

(X.ray) – Bone. Accesible en:<br />

http://www.radiologyinfo.org/content/bone_radiography<br />

.htm.<br />

2. Llopis E. El PACS y los radiólogos. El diagnóstico en<br />

soporte digital: ventajas e inconvenientes. Radiología<br />

2002; 44 Supl:S113.<br />

3. Tardáguila F, Martí-Bonmatí L, Bonmatí J. El informe<br />

radiológico: filosofía general (I). Radiología 2004;<br />

46:195-198.<br />

4. Martí-Bonmatí L, Tardáguila F, Bonmatí J. El informe<br />

radiológico: estilo y contenido (II). Radiología 2004;<br />

46:199-202.<br />

5. Berlin L. Pitfalls of the vague radiology report. AJR 2000;<br />

174:1511-1518.


2<br />

Lo que el radiólogo debe<br />

valorar en las fracturas<br />

Antonio Rivas García<br />

INTRODUCCIÓN<br />

a radiología convencional sigue siendo la primera<br />

Lexploración a realizar en el diagnóstico por la<br />

imagen del sistema musculoesquelético. De ahí que<br />

la radiografía simple resulte imprescindible en los<br />

traumatismos, que constituyen la patología<br />

osteoarticular más frecuente 1 .<br />

Tanto los ortopedas como los cirujanos<br />

ortopédicos son buenos lectores de radiografías,<br />

aunque no por ello el radiólogo debe dejar de<br />

valorarlas. Debe realizar un informe completo,<br />

utilizando una terminología adecuada, común y<br />

comprensible para los demás especialistas. También<br />

debe valorar la necesidad de otras proyecciones<br />

radiológicas y de otras exploraciones, como la TC,<br />

RM, ultrasonidos (US) o gammagrafía ósea 2 .<br />

La realización del informe radiológico en un<br />

traumatismo debe tener como principales objetivos:<br />

1. Detección, descripción y orientación<br />

diagnóstica de la lesión.<br />

2. Resultado del tratamiento.<br />

3. Aspectos evolutivos.<br />

4. Detección de complicaciones.<br />

5. Curación del proceso.<br />

Para una correcta valoración radiológica son<br />

requisitos imprescindibles el conocimiento de la edad<br />

y antecedentes patológicos del paciente, la<br />

localización de la lesión, las características de la<br />

sintomatología clínica y el tiempo de evolución.<br />

Los aspectos técnicos a considerar en la<br />

evaluación de fracturas<br />

se basan en el conocimiento de la anatomía<br />

radiológica, la selección de las proyecciones más<br />

adecuadas según la localización y tipo de lesión y,<br />

finalmente, en la consideración de una serie de<br />

parámetros técnicos 2-4 , que obedecen a la «regla de<br />

los doses»:<br />

— Dos proyecciones (generalmente a 90º una de<br />

la otra).<br />

— Inclusión de las dos articulaciones adyacentes<br />

a la fractura (proximal y distal).<br />

— Exploración de los dos miembros (imágenes<br />

comparativas, especialmente en traumatismos<br />

de extremidades durante la edad de<br />

desarrollo).<br />

— Dos exploraciones sucesivas, con intervalo de<br />

días, en caso de dudas en la primera imagen<br />

y persistencia de la clínica.<br />

ANATOMÍA ÓSEA<br />

egún la anatomía radiológica, los huesos se<br />

Sclasifican en 5 :<br />

— Largos: aquellos cuyo eje longitudinal es mayor<br />

que el transversal. A su vez se dividen en tres<br />

zonas, llamadas epífisis (extremos), metáfisis<br />

(zona de crecimiento) y diáfisis (caña). Son los<br />

grandes huesos de las extremidades, los<br />

metacarpianos y metatarsianos.<br />

— Cortos: aquellos que tienen forma cuboide,<br />

como los del carpo y tarso.<br />

— Planos: los formados por dos planos de hueso<br />

compacto separados por zona de hueso<br />

esponjoso, por ejemplo la calota craneal.<br />

— Irregulares: aquellos con forma compleja,<br />

como las vértebras.<br />

— Sesamoideos: huesos que se sitúan dentro de<br />

tendones, que se deslizan a lo largo de huesos<br />

largos, que no tienen periostio y que están<br />

recubiertos por cartílago en una superficie. El<br />

ejemplo más típico es la rótula.<br />

— Accesorios o supernumerarios: son centros<br />

óseos separados de un núcleo primario al que<br />

se acaban uniendo o no. Generalmente son<br />

bilaterales.<br />

También según la anatomía radiológica, un mismo<br />

hueso consta de:


6 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

— Córtex o hueso cortical: dibuja la periferia del<br />

hueso, está formado por tejido compacto y<br />

denso y es el responsable de la mayor parte<br />

de la imagen radiográfica.<br />

— Medular o esponjoso: formado por trabéculas<br />

entre las que se sitúa la médula ósea.<br />

— Periostio: formado por dos capas, interna y<br />

externa La capa externa no siempre está<br />

presente y consiste en un tejido fibroso<br />

especializado que posee vasos, linfáticos y<br />

nervios. El endostio es un fina lámina interna.<br />

Ambas capas tienen propiedades osteogénicas,<br />

importantes para el crecimiento y para curar<br />

las fracturas. En condiciones normales no se<br />

visualizan radiológicamente<br />

DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS<br />

FRACTURAS<br />

ractura es la rotura completa o incompleta del<br />

Fhueso o del cartílago causada por una fuerza<br />

externa, ya sea directa o indirecta 3, 5, 6 . Los<br />

mecanismos de producción de estas lesiones se<br />

repiten tanto en lo que respecta a las fuerzas<br />

actuantes como al tipo de lesión originada, por ello<br />

es muy útil conocerlos y clasificarlos 2 . Estos<br />

mecanismos están influidos por factores externos,<br />

como la edad. Así, por ejemplo, en la infancia la zona<br />

más débil y sensible a la rotura es el cartílago de<br />

crecimiento, en la adolescencia y juventud las áreas<br />

débiles son las uniones del hueso con tendones o<br />

ligamentos y en la edad adulta es el hueso trabecular<br />

la estructura con más riesgo de fractura.<br />

Existen muchas clasificaciones de las fracturas,<br />

aunque <strong>práctica</strong>mente ninguna está aceptada<br />

universalmente. Por lo tanto, al informar una imagen<br />

de fractura, se debe realizar una descripción<br />

morfológica, detallando aquellos signos que puedan<br />

influir en el pronóstico y tratamiento 4 . Procuraremos<br />

utilizar un lenguaje sencillo, práctico y que sea<br />

conocido y aceptado en nuestro entorno 6 .<br />

TERMINOLOGÍA<br />

Y CLASIFICACIÓN RADIOGRÁFICA<br />

na fractura puede ser completa o incompleta<br />

Usegún afecte o no a todo el espesor del hueso.<br />

Fisura es toda aquella fractura incompleta sin<br />

desplazamiento de fragmentos 3 .<br />

Fractura cerrada es aquella en la que la piel que<br />

la recubre está intacta. Fractura abierta es aquella<br />

que se asocia a una herida cutánea que la comunica<br />

con el exterior, con alto riesgo de infección.<br />

Para describir radiográficamente una fractura<br />

valoraremos una serie de características, agrupadas<br />

según distintos conceptos 1, 4-7 . Estos grupos no son<br />

en absoluto excluyentes, sino complementarios, lo<br />

que contribuye a una mejor descripción de estas<br />

lesiones.<br />

a b c d<br />

Figura 2.1. a) fractura transversa; b) oblicua; c)<br />

espiroidea; d) longitudinal; e) diferentes tipos de<br />

fractura conminuta.<br />

Clasificación según fuerza incidente (Fig.<br />

2.1)<br />

Cada uno de estos tipos de fractura representa<br />

una progresión del grado de complejidad, con mayor<br />

posibilidad de complicaciones.<br />

— Fractura transversa: cuando la fuerza es<br />

perpendicular al hueso.<br />

— Fractura oblicua: si la fuerza es oblicua al eje<br />

óseo.<br />

— Fractura espiroidea: cuando estamos ante<br />

fuerzas rotacionales. Son lesiones extensas en<br />

cuanto a longitud y característicamente<br />

muestran una imagen en «S» alargada (Fig. 2.2).<br />

— Fractura longitudinal: causada por fuerzas<br />

paralelas al eje mayor del hueso. Generalmente<br />

se asocia a otros trazos de fractura. Como<br />

fractura aislada es infrecuente y difícil de<br />

diagnosticar, necesitándose exploraciones más<br />

complejas como la RM.<br />

— Fractura conminuta: provocada por diferentes<br />

tipos de fuerzas en combinación. Se<br />

diagnostica cuando una fractura muestra más<br />

de dos fragmentos. Son ejemplos<br />

característicos la fractura «en mariposa» con<br />

un fragmento cortical triangular aislado, la<br />

fractura «segmentaria» con un fragmento<br />

diafisario aislado de los otros dos (Fig. 2.3),<br />

las fracturas en «T» o en «Y» en los extremos<br />

de algunos huesos o la fractura vertebral en<br />

«estallido».<br />

e


LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 7<br />

Fracturas según<br />

localización<br />

— Citar el hueso concreto que<br />

ha sido afectado.<br />

— Describir la localización de<br />

la zona afectada del hueso.<br />

— Hueso largo: en este caso<br />

determinar si están<br />

lesionadas la epífisis,<br />

metáfisis o diáfisis.<br />

— Fractura diafisaria: si la<br />

fractura es diafisaria,<br />

localizarla en el tercio<br />

proximal, medio o distal.<br />

Clasificación según la<br />

disposición de los<br />

extremos óseos o de los<br />

fragmentos (Fig. 2.4)<br />

— Teniendo en cuenta que<br />

«aposición» es el término<br />

que indica la relación entre<br />

Figura 2.2. Imagen en «S» alargada,<br />

característica del componente<br />

rotacional de las fracturas<br />

Figura 2.3. Aspecto de una fractura<br />

conminuta «segmentaria», con un<br />

fragmento intercalado entre los<br />

a b c d<br />

e f g h i j k<br />

Figura 2.4. a) aposición completa de fragmentos; b) aposición parcial; c) acabalgamiento en «bayoneta»; d)<br />

rotación; e) avulsión; f) distracción; g) angulación; h) componente articular; i) depresión; j) impactación; k)


8 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 2.5. Fractura con<br />

acabalgamiento de<br />

fragmentos en<br />

«bayoneta» y con el<br />

c o r r e s p o n d i e n t e<br />

acortamiento de la<br />

extremidad.<br />

los extremos de la fractura, se habla de aposición<br />

completa cuando muestran un contacto completo,<br />

conservándose la morfología previa a la fractura<br />

(posición anatómica). Se describe como una fractura<br />

simple.<br />

— La aposición parcial implica un contacto mayor<br />

o menor entre los fragmentos, que se puede<br />

completar calculándolo en tanto por ciento o<br />

en particiones (tercio, mitad, etcétera).<br />

— Distracción, que consiste en la separación de<br />

los fragmentos por la misma fractura, por<br />

fuerzas de tracción muscular, por interposición<br />

de partes blandas, por pérdida de sustancia<br />

ósea o por reabsorción de los extremos. Ante<br />

esto existe el peligro de no unión,<br />

especialmente si la distancia de separación es<br />

superior a 1 cm (Fig. 2.2). Por convenio, ante<br />

cualquier tipo de desplazamiento, se describe<br />

la situación del fragmento distal respecto al<br />

proximal.<br />

— Acabalgamiento es la ausencia de contacto de<br />

los extremos óseos con desplazamiento de<br />

uno sobre otro y el consiguiente acortamiento.<br />

Si este acortamiento se produce sin<br />

angulación, se habla de deformidad en<br />

«bayoneta» (Fig. 2.5).<br />

Figura 2.6. Fractura subcapital de fémur con<br />

impactación de fragmentos, que dificulta su<br />

visualización y produce una zona de falsa esclerosis<br />

en el foco.<br />

— Angulación es la pérdida de alineación<br />

del eje óseo y se describe según la<br />

dirección que toma el fragmento distal<br />

respecto al proximal. De forma genérica se<br />

habla de desviación medial o lateral (sinónimo:<br />

varo-valgo) en el plano coronal y desviación<br />

anterior o posterior (sinónimo: antecurvatumrecurvatum)<br />

en el plano sagital.<br />

— La impactación es un término que implica que<br />

un fragmento óseo se ha introducido en el<br />

otro. Si bien puede ser ventajosa en cuanto a<br />

consolidación, también puede conllevar<br />

problemas de angulación y<br />

acortamiento. Un signo radiográfico que sugiere<br />

impactación es el aumento de densidad a lo<br />

largo de la línea de fractura, lo cual puede<br />

confundirse con fractura consolidada si no se<br />

conoce el tiempo de evolución 7 (Fig. 2.6).<br />

— La depresión es el hundimiento de una<br />

superficie o de un volumen óseo sobre sí<br />

mismo, siendo un ejemplo típico la fractura<br />

del calcáneo.<br />

— La compresión implica el hundimiento de un<br />

hueso al quedar atrapado entre otros dos,<br />

como por ejemplo en la fractura del cuerpo<br />

vertebral.<br />

— Componente articular: es muy importante<br />

detectar la extensión articular de una fractura<br />

pues ello puede implicar un gran número de<br />

complicaciones. Para minimizarlas se debe<br />

buscar la restitución íntegra del hueso<br />

subcondral y evitar la angulación del eje óseo,<br />

por ejemplo en varo-valgo, siendo siempre<br />

preferible una pequeña deformidad en valgo.


LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 9<br />

Figura 2.7. Fractura por avulsión de la inserción del<br />

tendón de Aquiles.<br />

La relación de todas las estructuras óseas que<br />

definen una articulación se conoce como congruencia<br />

articular. La alteración de esta congruencia se puede<br />

manifestar como fractura del hueso subcondral,<br />

luxación, subluxación o diástasis. La luxación es la<br />

pérdida completa de continuidad entre los dos<br />

extremos óseos. Subluxación es la pérdida parcial<br />

de alineación entre las dos caras articulares. La<br />

diástasis afecta a articulaciones fijas o semimóviles<br />

y consiste en la separación de los dos extremos<br />

óseos, conservándose la alineación. El término<br />

anquilosis indica fusión de ambos extremos<br />

articulares por puentes óseos o de las partes blandas<br />

adyacentes; puede ser una complicación tardía de<br />

un traumatismo articular o de una inmovilización<br />

inadecuada. La incongruencia articular justifica la<br />

realización de exploraciones complejas, como la TC<br />

o la RM, para el estudio de las partes blandas<br />

articulares (cartílago, fibrocartílago, tendones,<br />

ligamentos, cápsula sinovial y músculos) o para<br />

mejorar la visualización de las lesiones óseas con<br />

vistas al tratamiento.<br />

— Rotación es el componente más difícil de<br />

valorar en la radiografía de una fractura aguda,<br />

pues se trata de definir en dos planos una<br />

alteración tridimensional. Podemos apreciar<br />

signos indirectos, como la imagen en «S» o la<br />

incongruencia anatómica, entre el extremo<br />

proximal y distal de una fractura. Ante la duda<br />

o la posibilidad de este tipo de fractura, nos<br />

podrán ayudar otras exploraciones, como la<br />

TC con reconstrucción multiplanar.<br />

— La avulsión se refiere a aquella fractura<br />

producida en la unión de una estructura<br />

muscular, capsuloligamentosa o tendinosa al<br />

Figura 2.8. Fractura de fatiga en un<br />

metatarsiano, sin desplazamiento<br />

de fragmentos, diagnosticada en<br />

Figura 2.9. Fractura patológica de<br />

fémur en un paciente previamente<br />

asintomático, tras un<br />

sobreesfuerzo. Obsérvese el signo<br />

del «fragmento caído» en un quiste<br />

Figura 2.10. Fractura en «rodete» o<br />

torus.


10 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

hueso, con arrancamiento de parte del mismo (Fig.<br />

2.7). Son lesiones típicas de la infancia y de la<br />

adolescencia, debido a su mayor debilidad<br />

anatómica en ese período.<br />

— Las fracturas singulares son grupos de<br />

fracturas con características especiales, ya sean<br />

en el aspecto clínico o radiográfico. Cabe citar<br />

las siguientes:<br />

• Fracturas de las superficies articulares:<br />

término introducido tras la detección de<br />

estas lesiones por RM. Se dividen en<br />

fracturas subcondrales, osteocondrales y<br />

condrales 8 . Entre las primeras está la<br />

contusión ósea o bone bruise, que<br />

representa el sangrado y edema de una<br />

fractura trabecular 1 .<br />

• Fracturas de estrés, fatiga o sobrecarga:<br />

producidas en un hueso normal por fuerzas<br />

tolerables pero repetidas<br />

sobre una misma zona. Se localizan en<br />

cortical o medular y pueden tardar una o<br />

varias semanas en apreciarse<br />

radiográficamente (Fig. 2.8). Aparecen como<br />

una fina línea radiotransparente, de trazado<br />

transverso y sin desplazamiento de<br />

fragmentos. Pueden ocultarse tras la<br />

esclerosis del callo reparativo, lo que lleva a<br />

confusión con otras lesiones osteoblásticas 9 .<br />

Afectan especialmente zonas de carga, como<br />

metatarsianos, tibia, peroné, fémur, pubis o<br />

pars interarticularis del arco vertebral<br />

(espondilolisis).<br />

• Fracturas por insuficiencia: producidas por<br />

fuerzas normales en un hueso de carga con<br />

masa o elasticidad disminuida. Pueden ser<br />

completas o solo trabeculares o fisuras<br />

corticales. Se localizan en cuello de fémur,<br />

vértebras, sacro y ramas isquiopubianas.<br />

Muestran dificultades de diagnóstico al<br />

inicio, pues no existe historia de<br />

traumatismo y la primera imagen puede ser<br />

normal. En estos casos se plantea el<br />

diagnóstico diferencial con infecciones,<br />

tumores y seudotumores.<br />

• Fractura patológica: aquella que se produce<br />

en un hueso ya debilitado por una lesión<br />

focal subyacente, congénita o adquirida<br />

(tumor, seudotumor, infección, etc.). La<br />

mayoría de las lesiones subyacentes son<br />

benignas y la fractura es su primera<br />

manifestación clínica. Un ejemplo típico es<br />

la fractura patológica del quiste óseo<br />

esencial durante la adolescencia (Fig. 2.9).<br />

En ocasiones, una mala definición de los<br />

extremos de una fractura convencional y<br />

ciertas localizaciones anatómicas (por<br />

ejemplo el cuello femoral) se combinan y<br />

producen imágenes muy difíciles de<br />

diferenciar de una fractura patológica,<br />

llevando incluso a la realización de una<br />

biopsia 10 .<br />

• Fracturas en la infancia: constituidas por la<br />

fractura en tallo verde, la fractura por<br />

incurvación o abombamiento (bowing), la<br />

fractura en rodete o torus (Fig. 2.10) y las<br />

epifisiolisis. Estas últimas son las fracturas<br />

a través del débil<br />

cartílago de crecimiento o placa fisaria. Se<br />

dividen en grados según su gravedad, desde<br />

I a V (clasificación de Salter y Harris). Las<br />

localizaciones más frecuentes son el radio y<br />

la tibia distales. La fractura en «tallo verde»<br />

está producida por fuerzas de angulación,<br />

con una fractura transversa incompleta en<br />

una mitad del hueso y una fractura completa<br />

en la otra. La fractura torus o en «rodete»<br />

consiste en una impactación circular de la<br />

cortical causada por compresión. La fractura<br />

por incurvación o bowing es causada por la<br />

interacción de compresión y angulación<br />

sobre un hueso largo, que queda deformado<br />

en toda su longitud.<br />

— Fracturas estables-inestables: se produce<br />

inestabilidad cuando como consecuencia de<br />

un traumatismo se pierde la capacidad de<br />

huesos y ligamentos para mantener la posición<br />

anatómica, soportar la carga habitual y<br />

proteger estructuras vitales, como ocurre en<br />

las fracturas de columna o pelvis. Es un tema<br />

en discusión permanente, por ser un<br />

diagnóstico difícil de establecer<br />

radiológicamente y de correlacionar con la<br />

clínica.<br />

También puede aplicarse el concepto de<br />

estabilidad a aquellas fracturas que no tienden<br />

Figura 2.11.<br />

O s t e o s í n t e s i s<br />

intramedular de<br />

una fractura de<br />

fémur con un callo<br />

perióstico.


LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 11<br />

a desplazarse una vez conseguida la reducción. Por<br />

imagen se consideran estables todas aquellas<br />

fracturas de trazo transversal, aquellas cuya<br />

oblicuidad es inferior a 45º o las que tienen un trazo<br />

espiroideo 3 . La estabilidad también depende del<br />

estado de las partes blandas. En las fracturas<br />

conminutas, los fragmentos desprendidos no se<br />

tienen en cuenta para evaluar la estabilidad 3 .<br />

TRATAMIENTO<br />

DE LAS FRACTURAS<br />

l objetivo del tratamiento de las fracturas es<br />

Econseguir la curación y la recuperación funcional<br />

lo más rápido posible 7 . Para ello no se precisa una<br />

colocación perfecta de fragmentos, pudiéndose<br />

aceptar una mínima deformidad que no tenga<br />

repercusiones estéticas ni funcionales 3 . <strong>Una</strong><br />

fractura puede tratarse correctamente de diferentes<br />

formas. Las fracturas no precisan un tratamiento<br />

inmediato si no existe riesgo de complicaciones.<br />

Así pues, el tratamiento se puede planificar y<br />

adecuar a cada caso 11 .<br />

El primer paso es la reducción, que consiste en<br />

aquellas maniobras utilizadas para recomponer la<br />

anatomía previa a la lesión. La reducción es cerrada<br />

cuando se manipula el foco sin abrirlo. Si esto no es<br />

posible o la reducción no ha sido satisfactoria o<br />

estable, se recurre a la reducción abierta del foco.<br />

Con ella se intenta una aposición completa y una<br />

curación primaria, a la vez que se tratan las lesiones<br />

de partes blandas y se suele proceder a fijar la<br />

fractura con algún tipo de osteosíntesis.<br />

<strong>Una</strong> vez reducida la fractura se precisa mantener<br />

estable esta reducción, mediante la inmovilización,<br />

que puede realizarse con sistemas cerrados de<br />

contención o con sistemas de fijación, que a su vez<br />

puede se externa o interna.<br />

Los elementos de contención son el yeso, las<br />

ortesis de materiales sintéticos moldeables y,<br />

ocasionalmente, las tracciones. La fijación consiste<br />

en todo aquel método que sujeta los fragmentos<br />

fracturarios una vez reducidos. Para ello se utilizan<br />

los implantes, generalmente de aleaciones de metal<br />

(acero inoxidable, vitalio, aleaciones de titanio), que<br />

toman diferentes formas para diferentes fracturas<br />

(agujas, clavos, tornillos, barras, placas atornilladas,<br />

placas anguladas, clavo-placas, obenques o tirantes,<br />

cerclajes, grapas, anillos, etcétera) 4, 7 .<br />

La fijación externa es aquella que es visible por<br />

fuera de la piel (osteotaxis). Utiliza barras o anillos<br />

y normalmente no precisa grandes incisiones en piel<br />

o tejidos para sus elementos de sujeción al hueso<br />

(agujas transfixiantes percutáneas). Se utiliza<br />

especialmente en el manejo de fracturas abiertas,<br />

pérdidas de sustancia, dismetrías<br />

o deformidades.<br />

La fijación interna es aquella que no se ve desde<br />

el exterior (osteosíntesis) y puede colocarse de<br />

forma abierta por fuera del hueso o introducirse de<br />

forma cerrada por su interior a distancia del foco<br />

de fractura, constituyendo la fijación endomedular<br />

o intramedular (Fig. 2.11). La fijación endomedular<br />

a su vez puede ser de tipo enclavado (se utilizan<br />

clavos con fresado) y enclavijado (se utilizan clavos<br />

sin fresado). Estos tipos de clavo también permiten<br />

el «bloqueo», colocando tornillos superiores e<br />

inferiores (encerrojado) que evitan el movimiento<br />

axial y rotacional<br />

de la fractura. Estas técnicas de fijación interna son<br />

las más utilizadas actualmente en el tratamiento<br />

de las fracturas, pues reducen el tiempo de<br />

consolidación y las complicaciones<br />

correspondientes.<br />

Si el tratamiento de la fractura no resulta en una<br />

buena reducción (por ejemplo cuando existe gran<br />

conminución), si se ha perdido tejido o si aparecen<br />

complicaciones como la isquemia, se utilizan los<br />

métodos de sustitución, como los injertos y las<br />

artroplastias.<br />

Los injertos óseos se clasifican según su origen,<br />

estructura o función 4 . Los más utilizados son los<br />

autólogos (autoinjerto, del mismo individuo) y los<br />

heterólogos (aloinjerto, de la misma especie, aunque<br />

con diferente carga genética), que precisan estrictas<br />

condiciones de preparación controladas por un banco<br />

de huesos. El autoinjerto es el injerto ideal, pues no<br />

desencadena reacción inmunitaria, provoca<br />

osteoinducción máxima y evita contagio de<br />

enfermedades infecciosas; tiene como inconvenientes<br />

la morbilidad que provoca una segunda intervención<br />

quirúrgica y la limitada cantidad de que se puede<br />

disponer. Los aloinjertos, a pesar de ser tejido<br />

muerto, tienen la capacidad de inducir la<br />

osteogénesis. Los injertos también se pueden dividir<br />

en no vascularizados (subdivididos en injerto de<br />

cortical e injerto de esponjosa o chips) y<br />

vascularizados (incluyen un pedículo vascular y/o un<br />

fragmento de músculo o partes blandas). <strong>Una</strong><br />

variante de estos últimos es el «transporte óseo»,<br />

con liberación y traslado de un fragmento mediante<br />

osteotomía y tracción sin lesionar las partes blandas.<br />

La elección de injerto entre cortical o trabecular<br />

depende de que se requiera más estabilidad o más<br />

osteogénesis respectivamente 7 .<br />

Artroplastia es toda aquella técnica quirúrgica que<br />

restaura o reforma las superficies articulares<br />

mediante injerto óseo o prótesis de materiales<br />

sintéticos, como metal, cerámica y plásticos. Las<br />

prótesis articulares pueden ser totales o parciales<br />

(prótesis total o hemiartroplastia).<br />

Solamente en aquellos casos con gran atrición de<br />

tejidos o graves lesiones de troncos neurovasculares<br />

no es viable un tratamiento de recuperación,<br />

procediéndose a la resección o amputación del hueso<br />

y extremidad.<br />

ASPECTOS GENERALES


12 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

DE LA EVOLUCIÓN<br />

DE LAS FRACTURAS<br />

Figura 2.12.<br />

C o n t i n u i d a d<br />

cortical y<br />

t r a b e c u l a r<br />

medular en la fase<br />

de callo medular.<br />

a curación de las fracturas es un proceso complejo<br />

Lque finaliza con la regeneración del tejido óseo,<br />

sin proceso de cicatrización. La curación o formación<br />

del callo óseo depende principalmente de factores<br />

locales: localización (problemas en tibia distal, cuello<br />

de fémur, cúbito y radio), magnitud de la necrosis<br />

de tejidos (dificultades en las lesiones de alta<br />

energía, en la conminución y en las fracturas<br />

abiertas), movilidad y desplazamiento del foco,<br />

alteraciones de la vascularización, infección (en<br />

fracturas abiertas) y estado previo del hueso. En<br />

menor grado, también pueden influir factores<br />

generales tales como la edad, el estado del paciente<br />

y ciertos medicamentos, como antiinflamatorios no<br />

esteroideos, corticoides y antimitóticos 3 .<br />

La reparación de una fractura puede ser por unión<br />

primaria, secundaria o membranosa. La unión<br />

primaria es la fusión directa entre fragmento y<br />

fragmento mediante resorción y aposición de nuevo<br />

hueso cortical directamente; no tiene fase perióstica<br />

y es excepcional en la <strong>práctica</strong> clínica. La más<br />

habitual es la fusión secundaria, mediante la<br />

formación de un callo óseo, proceso en el que<br />

intervienen tejido fibroso, cartilaginoso y óseo<br />

(osificación endocondral). La osificación membranosa<br />

ocurre cuando las superficies óseas no están en<br />

contacto y se produce proliferación de tejido de<br />

granulación que es capaz de osificar, en este caso la<br />

reacción perióstica es escasa o inexistente.<br />

La evolución del callo óseo implica una serie de<br />

fases histológicas, que tienen su correspondiente<br />

traducción en las imágenes radiográficas 7 :<br />

— Fase inflamatoria: en el foco de lesión<br />

encontramos hematoma óseo y de los tejidos<br />

blandos con hueso dañado y necrosado. Todo<br />

ello induce una respuesta inflamatoria aguda,<br />

y además, transcurridas las primeras 18-20<br />

horas, la capa profunda del periostio<br />

preservado junto a su capa endóstica<br />

proliferan para iniciar el proceso reparativo.<br />

Todo ello no tiene traducción radiográfica,<br />

aunque a partir del décimo día los rebordes<br />

óseos bien definidos se van reabsorbiendo,<br />

permitiendo una mejor visualización de la<br />

fractura. También los fragmentos óseos<br />

vascularizados muestran osteopenia por<br />

desuso.<br />

— Fase reparativa (callo perióstico): el hematoma<br />

se va organizando por su periferia, con gran<br />

proliferación de células de la capa perióstica<br />

profunda y endóstica, precursoras de los<br />

osteoblastos (osteoprogenitoras). Estas células<br />

rodean cada fragmento óseo y crecen hacia el<br />

otro fragmento. Un proceso similar se produce<br />

en la médula ósea. Los osteoblastos van<br />

formando osteoide, que se depositan en el<br />

hueso subyacente. Se produce la resorción del<br />

hueso necrótico y la invasión del centro del<br />

hematoma por estructuras vasculares<br />

periósticas y fibroblastos, que van<br />

transformándolo en tejido de granulación.<br />

Posteriormente, los fibroblastos sufren<br />

metaplasia y se transforman en condroblastos,<br />

que a su vez pueden llegar a constituir el<br />

hueso, según el grado de vascularización de<br />

la zona. Todo este proceso forma un hueso<br />

primario sin orden ni orientación precisos<br />

(callo primitivo primario) y, por tanto,<br />

Figura 2.13.<br />

Imagen de<br />

seudoartrosis,<br />

caracterizada por<br />

los márgenes<br />

esclerosos y<br />

redondeados así<br />

como por la<br />

m o v i l i d a d<br />

apreciada por<br />

escopia.


LO QUE EL RADIÓLOGO DEBE VALORAR EN LAS FRACTURAS 13<br />

Figura 2.14.<br />

A c o r t a m i e n t o<br />

cubital y desviación<br />

interna de la<br />

muñeca se-cundaria<br />

a una epifisiolisis<br />

grado V de Salter-<br />

Harris.<br />

insuficiente para soportar fuerzas o cargas, aunque<br />

suficiente para inmovilizar la fractura per se (unión<br />

clínica) y establecer puentes para el callo definitivo.<br />

Radiológicamente, se traduce como un aumento de<br />

densidad progresivo alrededor de la fractura (callo<br />

perióstico), con calcificación y osificación progresiva,<br />

que acaba en puentes periósticos continuos entre<br />

los fragmentos (Fig. 2.11), que se van reforzando y<br />

confundiendo con el hueso corticomedular. Esta fase<br />

de curación no ocurre en áreas sin periostio, como<br />

el cuello femoral, la vértebra o la rótula. Es más<br />

evidente en aquellas fracturas con cierto movimiento<br />

en el foco.<br />

— Fase de remodelación (callo medular): el callo<br />

primitivo va desapareciendo lentamente y el<br />

hueso se va remodelando con hueso maduro<br />

compacto, hasta alcanzar su aspecto normal.<br />

Este proceso puede durar meses o años. El<br />

hueso inmaduro del callo perióstico y<br />

endóstico forma un collarete alrededor de la<br />

fractura, que se va alargando y engrosando,<br />

sustituyéndose el hueso inmaduro por hueso<br />

adulto denso, formándose tiras de hueso<br />

medular y cortical siguiendo las líneas de<br />

fuerza. Radiológicamente, estamos ante los<br />

signos de consolidación completa, con<br />

continuidad de corticales y paso de trabéculas<br />

en la zona medular (Fig. 2.12). El proceso<br />

finaliza con la reabsorción completa del callo<br />

perióstico y la restitución de la continuidad de<br />

la medular ósea (callo medular).<br />

A veces quedan dentro del callo definitivo tanto<br />

zonas esclerosas como zonas líticas focales,<br />

indicativas de áreas de no unión ósea (retraso de<br />

Figura 2.15.<br />

A s p e c t o<br />

seudotumoral de<br />

una fractura de<br />

m e s e t a<br />

completamente<br />

consolidada, con<br />

seudoinsuflación,<br />

o s t e o p e n i a<br />

postraumática y<br />

r e f u e r z o<br />

trabecular.<br />

consolidación, fibrosis, sustitución grasa), lo que<br />

puede llevar a la duda de si la lesión está o no<br />

consolidada. La exploración con otras proyecciones<br />

o con TC nos ayudará a confirmar la existencia de<br />

áreas con puentes óseos completos que, de forma<br />

empírica, deberán superar el 50% del anillo óseo<br />

afectado por la fractura para asegurar la progresión<br />

hacia la definitiva fusión.<br />

Figura 2.16. Imagen de gas en tejidos blandos<br />

apreciada en una fractura de rama isquiopubiana<br />

asociada a osteolisis.


14 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

El hueso esponjoso (sin cortical o sin periostio)<br />

forma poco callo y la unión ocurre por puente<br />

osteoblástico (creeping substitution), precisando para<br />

ello un estrecho contacto entre fragmentos.<br />

Todos estos estadios evolutivos tienen una<br />

duración variable, que depende de múltiples factores,<br />

entre ellos: edad, localización, trayecto, grado de<br />

trauma local, aposición y vascularización de los<br />

fragmentos, inmovilización, componente articular<br />

(las fibrolisinas del líquido articular dificultan la<br />

formación del coágulo), infección (fractura abierta),<br />

estado nutricional, enfermedades de base, etc. Como<br />

regla general, podemos decir que el callo definitivo,<br />

que indica curación de una fractura, se establece entre<br />

las ocho y dieciséis semanas 12 .<br />

COMPLICACIONES<br />

DE LAS FRACTURAS<br />

as complicaciones relacionadas con los<br />

Ltraumatismos pueden ser generales (extrínsecas)<br />

y locales (intrínsecas) 3, 4, 13 . Entre las primeras, que<br />

no son objeto de esta presentación, destacan el<br />

shock traumático, las lesiones viscerales y de<br />

grandes vasos, la coagulopatía intravascular<br />

diseminada (CID), el síndrome del distress<br />

respiratorio del adulto (SDRA), la embolia grasa, el<br />

tromboembolismo pulmonar, la gangrena gaseosa,<br />

la contractura de Volkman y los trastornos<br />

psicógenos.<br />

Las complicaciones locales o intrínsecas son<br />

aquellas relacionadas directamente con la fractura,<br />

en cualquier fase de su evolución 7 :<br />

— Retraso de consolidación: es un trastorno de<br />

poca gravedad, pues se llega a conseguir la<br />

consolidación de la fractura si se sigue<br />

manteniendo un correcto tratamiento durante<br />

el tiempo suficiente, tan solo que éste es<br />

superior a la media.<br />

— No unión: cuando apreciamos signos que<br />

indican que el proceso de curación ha<br />

finalizado sin que haya ocurrido la fusión<br />

ósea. Clínicamente se asocia a dolor y como<br />

signos radiográficos destacan la separación<br />

o reabsorción de los extremos óseos, la<br />

esclerosis de los mismos, la persistencia de<br />

una excelente definición de los rebordes<br />

fracturarios (redondos y suaves) y la<br />

deformidad progresiva del hueso afectado<br />

(Fig. 2.13). La confirmación radiográfica<br />

puede ser difícil, recurriéndose entonces a la<br />

escopia (para ver la movilidad del foco), a<br />

proyecciones múltiples en ángulos diferentes<br />

e incluso a la TC con reconstrucción<br />

multiplanar. La no unión puede ser de dos<br />

tipos: unión fibrosa (unión estable pero débil<br />

debido al tejido no osificado que une los<br />

fragmentos) y seudoartrosis (aparición de una<br />

seudoarticulación con líquido y movilidad<br />

anormal). Puede ser atrófica o hipertrófica<br />

según se forme o no hueso reactivo en los<br />

extremos. La forma hipertrófica puede llegar<br />

a consolidar solo con inmovilización, mientras


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 15<br />

que la forma atrófica necesita cirugía con<br />

estabilización eficaz y aporte de injerto óseo.<br />

— Mala unión: también llamada callo vicioso, es<br />

la fusión completa pero de forma anómala (con<br />

angulación, rotación, acortamiento o<br />

incongruencia articular).<br />

— Callo hipertrófico: excesiva formación de callo<br />

perióstico que puede dar problemas de<br />

compresión o dificultar la movilidad de las<br />

partes blandas y articulaciones adyacentes.<br />

— Necrosis aséptica u osteonecrosis: secundaria<br />

a isquemia por lesión vascular. Aunque la<br />

isquemia es ya evidente en las primeras horas,<br />

los síntomas clínicos y radiológicos pueden<br />

tardar semanas o meses en aparecer,<br />

habitualmente cuando el hueso ya sufre<br />

colapso. Es una complicación frecuente en<br />

fracturas epifisarias o en aquellas con pocos<br />

vasos medulares y periósticos (cabeza femoral,<br />

escafoides carpiano, semilunar, astrágalo,<br />

cabeza humeral, tibia distal).<br />

— Infección: frecuente en las fracturas abiertas.<br />

El germen causal más común es el<br />

«estafilococo aureus». La respuesta<br />

inflamatoria local altera la formación de las<br />

células del callo, posteriormente se reduce la<br />

vascularización y aparece fibrosis con<br />

fragmentos óseos avasculares (secuestros).<br />

— Acortamiento: se debe a pérdida de sustancia<br />

ósea, a un acabalgamiento de fragmentos o a<br />

alteraciones del crecimiento fisario. Es<br />

especialmente grave cuando afecta a la<br />

extremidad inferior y sobrepasa los 2 cm de<br />

longitud (Fig. 2.14).<br />

— Complicaciones articulares: ya se ha<br />

comentado la incongruencia articular, la lesión<br />

del cartílago articular y la rigidez por<br />

adherencias intra o extra-articulares. El<br />

proceso puede finalizar en enfermedad<br />

articular degenerativa (artrosis postraumática).<br />

— Otras complicaciones locales: entre ellas cabe<br />

citar la osteolisis<br />

postraumática, las roturas<br />

musculotendinosas asociadas a fracturas, la<br />

miositis osificante, los hematomas crónicos no<br />

reabsorbidos y el quiste leptomeníngeo (fractura<br />

que crece progresivamente, se da en el cráneo<br />

y se debe a desgarros de la duramadre, a través<br />

de la cual protruye la aracnoides, que queda<br />

atrapada en la zona de fractura, aumentando el<br />

tamaño de esta).<br />

— Complicaciones asociadas: destacan las<br />

complicaciones cutáneas, las vasculares y las de<br />

nervios periféricos.<br />

• La algodistrofia o atrofia de Sudeck, proceso<br />

relacionado con el traumatismo de origen<br />

incierto y que causa dolor, hiperestesia,<br />

inestabilidad vasomotora, atrofia de partes<br />

blandas, rigidez articular y osteoporosis.<br />

• El síndrome compartimental, que consiste<br />

en el aumento de presión en un<br />

compartimento aponeurótico secundario al<br />

edema y hemorragia causados por una<br />

fractura.<br />

• La obstrucción arterial, producida por un<br />

desgarro de la íntima asociada a coágulo y/o<br />

vasoespasmo.<br />

• La aparición de seudoaneurismas, muchos<br />

relacionados con tratamientos quirúrgicos.<br />

• Finalmente, dentro de la yatrogenia, cabe<br />

citar aquellas relacionadas con los implantes:<br />

roturas, aflojamientos, proceso inflamatorio<br />

reactivo al implante (granulomatosis<br />

agresiva) y osteomielitis.<br />

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LAS<br />

FRACTURAS<br />

unque el diagnóstico por imagen de las fracturas<br />

Aestá claro en la inmensa mayoría de lesiones, en<br />

alguna ocasión, bien sea por su poca sintomatología<br />

clínica, por una imagen radiográfica atípica o por lo<br />

inespecífico de las imágenes de algunas técnicas,<br />

como la RM, se nos plantea un problema de<br />

diagnóstico diferencial, que incluye tumores e<br />

infecciones (Fig. 2.15). Estamos ante las llamadas<br />

seudofracturas, alteraciones cuyas imágenes simulan<br />

fracturas y de las que podemos citar múltiples<br />

ejemplos:<br />

— Artefactos o defectos de técnica: superposición<br />

de yesos u otros materiales de contención,<br />

líneas entre diferentes tejidos de partes<br />

blandas, mala técnica o centraje inadecuado.<br />

— Detalles anatómicos: canales vasculares,<br />

superposición de dos o más corticales en huesos<br />

irregulares, platillo de crecimiento.<br />

— Variantes anatómicas: huesos accesorios<br />

persistentes, huesos supernumerarios.<br />

— Imágenes postratamiento quirúrgico<br />

(osteotomías) o secuelas de traumatismos<br />

curados (osteopenia, esclerosis reactiva,<br />

trabéculas de refuerzo, insuflación, etcétera).<br />

— Tumores y seudotumores: osteoma osteoide,<br />

osteítis subaguda o crónica, osteosarcoma,<br />

enfermedad de Paget, etc. Pueden precisarse<br />

exploraciones complejas e incluso biopsia,<br />

especialmente en aquellos casos sin<br />

t r a u m a t i s m o<br />

previo y con imágenes de agresividad<br />

radiológica que indican tumor maligno o<br />

infección (por ejemplo, en las fracturas de<br />

estrés con sospecha de osteítis subaguda u<br />

osteosarcoma). Ya hemos citado la confusión<br />

diagnóstica de ciertas fracturas<br />

convencionales con fracturas patológicas.<br />

Otro proceso de difícil diagnóstico consiste en la<br />

reabsorción isquémica de los extremos óseos en


16 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

fracturas de clavícula distal o ramas isquiopubianas,<br />

simulando una osteolisis tumoral 14 . En estos casos<br />

la visualización de gas en el foco en la radiografía o<br />

TC favorece el diagnóstico de fractura y evita la<br />

biopsia (Fig. 2.16). Otras situaciones problemáticas<br />

se plantean en casos de osteocondrosis de la infancia<br />

y de la adolescencia.<br />

Agradecimiento: al señor Xavi Vidal por su ayuda<br />

en los grafismos.<br />

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3<br />

Las fracturas con nombre<br />

propio<br />

José Martel Villagrán y Ángel Bueno Horcajadas<br />

INTRODUCCIÓN<br />

radicionalmente, los radiólogos hemos<br />

Tabandonado la elaboración de informes de los<br />

estudios radiológicos simples solicitados por<br />

traumatólogos o por otros especialistas cuando el<br />

objeto de los mismos era descartar o confirmar la<br />

presencia de una fractura.<br />

Esta postura tiene un origen multifactorial aunque,<br />

sin duda, el hecho de desconocer la historia clínica<br />

y, sobre todo, la exploración del paciente, así como<br />

la experiencia negativa que ha supuesto para muchos<br />

de nosotros informar como normal una radiografía<br />

con un hueso roto 1 ha contribuido a que hayamos<br />

ido dejando de lado no solo la realización de<br />

informes de estos estudios sino también la mera<br />

visualización de las imágenes.<br />

Este alejamiento de la patología traumática<br />

visualizada en la radiología simple ha provocado el<br />

olvido por parte del radiólogo de la semiología<br />

radiológica de las fracturas y de las diversas<br />

clasificaciones 2 que pretenden orientar sobre el<br />

pronóstico y las decisiones terapéuticas, y también<br />

el desconocimiento de los numerosos epónimos<br />

utilizados para nombrar ciertas fracturas frecuentes<br />

(por ejemplo, la fractura de Colles) o con<br />

determinadas peculiaridades (como la fractura de<br />

Galeazzi). La razón por la que un epónimo «triunfa»<br />

y persiste en el tiempo es un auténtica incógnita y,<br />

como otras muchas cosas, está relacionado con<br />

modas o con el muy superior desarrollo científico del<br />

mundo anglosajón.<br />

En general, podemos considerar que un epónimo 3<br />

es el nombre propio de una(s) persona(s) que<br />

fue(fueron) la(s) primera(s) en describir una<br />

estructura anatómica, un sistema de clasificación,<br />

una enfermedad, una fractura, una técnica<br />

operatoria, un instrumento, etcétera. Algunos<br />

autores, no exentos de sentido del humor, sugieren<br />

que cuando nos encontramos ante un epónimo<br />

podemos estar seguros de que la persona en<br />

cuestión no fue el primero en describir la<br />

enfermedad, el signo, etc., o que no lo comprendió<br />

bien o que lo interpretó mal o incluso todas las<br />

posibilidades a la vez.<br />

En nuestra opinión, el empleo de nombre propios<br />

debería evitarse, ya que su uso tiende a provocar<br />

confusión. Un claro ejemplo es, volviéndola a citar, la<br />

fractura de Colles ya que bajo esta denominación se<br />

incluyen muchas fracturas de radio distal que no se<br />

ajustan a la definición inicial que Abraham Colles<br />

realizó a principios del siglo XIX 4 . Debemos además<br />

recordar que muchas de estas descripciones fueron<br />

realizadas antes del descubrimiento de los rayos X.<br />

Otro inconveniente es que, en muchas ocasiones,<br />

estos nombres no tienen una aceptación universal.<br />

Por seguir utilizando el mismo ejemplo, los<br />

francófonos desconocen qué es una fractura de<br />

Colles, ya que ellos la denominan fractura de<br />

Pouteau.<br />

Esta impresión queda bien reflejada en el trabajo<br />

realizado por Kishore y cols. con un grupo de<br />

médicos (traumatólogos y residentes). Solo un 12%<br />

de los participantes fueron capaces de relacionar<br />

correctamente los epónimos con las fracturas que<br />

les mostraron. Un 63% reconocían que no los<br />

utilizaban en la <strong>práctica</strong> clínica habitual y un 80%<br />

sugerían que los epónimos no deberían utilizarse<br />

nunca.<br />

Hay otras fracturas que, sin disponer de un<br />

nombre propio que las denomine, sí que son<br />

reconocidas por ciertas características relacionadas<br />

bien con el mecanismo de producción (fractura del<br />

ahorcado), bien con la profesión en las que son más<br />

frecuentes (fractura del guardabosque), o con su<br />

morfología (fractura en tallo verde).<br />

En resumen, es preferible que cuando leamos una<br />

placa utilicemos los estándares anatómicos y la<br />

terminología radiológica, pero debemos estar<br />

familiarizados con los nombres propios y los<br />

términos coloquiales que los traumatólogos utilizan<br />

en la <strong>práctica</strong> diaria para denominar diversos tipos<br />

de fractura.


16 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

A continuación, presentamos una relación en<br />

orden alfabético de fracturas con nombre propio e<br />

imágenes procedentes del archivo de nuestro<br />

hospital. Esta relación ha resultado de una búsqueda<br />

exhaustiva tanto en revistas 3, 6 como en libros 7-10 y,<br />

cómo no, en internet. Se han eliminado aquellos<br />

epónimos muy raros y totalmente en desuso, por lo<br />

que no descartamos que alguien eche en falta algún<br />

nombre propio.<br />

Añadimos una tabla en la que se han clasificado<br />

estas fracturas por su localización anatómica (Tabla<br />

3.1).<br />

Siendo más frecuentes las fracturas de mano y/o<br />

muñeca y las fracturas de tobillo, es lógico que una<br />

gran proporción de los epónimos se relacionen con<br />

fracturas de estas localizaciones pero, aunque es<br />

cierto que los epónimos que hacen referencia a las<br />

fracturas de mano y muñeca presentan<br />

características típicas y, por tanto, son los más<br />

usados, no sucede lo mismo con las fracturas con<br />

nombre propio del tobillo que son más confusas,<br />

complicadas de diferenciar unas de otras y<br />

equívocas, por lo que se utilizan infrecuentemente.<br />

Así pues, de la relación de 40 fracturas que<br />

TABLA 3.1<br />

Localización anatómica de las fracturas con epónimo<br />

Esqueleto axial<br />

1. Chance<br />

2. Duverney<br />

3. Holdsworth<br />

4. Jefferson<br />

5. Lefort<br />

6. Malgaigne<br />

Extremidad superior<br />

1. Bankart<br />

2. Colles<br />

3. Essex-Lopresti<br />

4. Galeazzi<br />

5. Mason<br />

6. Monteggia<br />

7. Smith<br />

8. Skillern<br />

Mano y carpo<br />

1. Barton<br />

2. Bennett<br />

3. Busch<br />

4. Hutchinson<br />

5. Quervain<br />

6. Rolando<br />

Extremidad inferior<br />

1. Gosselin<br />

2. Maisonneuve<br />

3. Segond<br />

4. Stieda<br />

Tobillo y pie<br />

1. Bosworth<br />

2. Chopart<br />

3. Cotton<br />

4. Dupuytren<br />

5. Jones<br />

6. Le Fort<br />

7. Lisfranc<br />

8. Pott<br />

9. Shepherd<br />

10. Tillaux<br />

11. Wagstaffe<br />

mostramos, menos de la mitad están realmente en<br />

uso y solo unas cinco o seis se emplean en la <strong>práctica</strong><br />

clínica habitual.<br />

Por último, mencionamos algunas de las fracturas<br />

con nombre «especial» y la clasificación de Salter-<br />

Harris de las fracturas de la placa de crecimiento.<br />

FRACTURAS CON EPÓNIMO<br />

Figura 3.1. La fractura de Bankart se visualiza mejor<br />

con técnicas especiales, como esta TC artrografía en<br />

ankart: es, sin duda, uno de los epónimos más<br />

Butilizados. Es una fractura a nivel del aspecto<br />

anterior e inferior de la glenoides y se asocia con<br />

luxación anterior del húmero que es la causa que la<br />

origina. Es difícil de reconocer en la radiografía<br />

simple y muchas veces solo se detecta en la TC (Fig.<br />

3.1) o en la RM.<br />

Barton: esta fractura compromete a la superficie<br />

Figura 3.2. Fractura de Barton. La<br />

línea de fractura llega hasta la<br />

Figura 3.3. Fractura de Benett.<br />

Figura 3.4. Fractura-arrancamiento<br />

de Busch.


LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 17<br />

Figura 3.8. Fractura de<br />

De Quervain.<br />

Figura 3.5. La fractura de Chance requiere valoración<br />

adicional con RM. En este ejemplo se aprecia una<br />

afectación de cuerpo vertebral y elementos<br />

posteriores que requiere cirugía urgente.<br />

articular del radio (Fig. 3.2) y se acompaña de<br />

desplazamiento dorsal o ventral del fragmento óseo<br />

con respecto a los huesos del carpo. Se genera por<br />

un mecanismo de cizallamiento y suele requerir<br />

cirugía.<br />

Bennett: es una fractura-luxación que afecta a la<br />

base del primer metacarpiano. Como en esta zona<br />

se inserta el tendón del abductor largo del pulgar es<br />

casi imposible la reducción incruenta (Fig. 3.3).<br />

Bosworth: es una fractura del tobillo que afecta<br />

al peroné, quedando bloqueado el extremo distal del<br />

fragmento proximal por detrás de la tibia y<br />

Figura 3.6. Ejemplo de la<br />

Figura 3.7. Fractura de Cotton. Además de la fractura<br />

de los maleo-los peroneo y tibial, hay una fractura<br />

del aspecto posterior de la tibia. En este ejemplo<br />

Figura 3.9. Ejemplo de fractura de Dupuytren<br />

(gentileza de la Dra. Carmen Izquierdo, protagonista<br />

de la misma).<br />

asociándose a una luxación posterior del astrágalo.<br />

No suele emplearse este término en la <strong>práctica</strong> diaria.<br />

Busch: fractura-arrancamiento de un fragmento<br />

de la falange distal de los dedos y del tendón<br />

extensor que se inserta en esa zona (Fig. 3.4).<br />

También se denomina fractura del jugador de béisbol<br />

o del bateador, ya que es frecuente en estos<br />

deportistas.<br />

Chance: esta fractura también se conoce con el<br />

nombre de fractura del cinturón de seguridad, ya que<br />

su mecanismo es secundario a la hiperflexión de la<br />

cintura. Generalmente afecta a L1 o L2 y se<br />

caracteriza por un trazo de fractura horizontal que<br />

compromete al cuerpo vertebral y/o a los elementos<br />

posteriores. Cuando se produce esta circunstancia<br />

(afectación de ambas estructuras), la fractura es muy<br />

inestable y requiere cirugía (Fig. 3.5).<br />

Chopart: es una fractura-luxación que afecta a<br />

las articulaciones mediotarsianas (talonavicular y<br />

calcaneocuboidea).<br />

Colles: posiblemente es el epónimo más<br />

«famoso», pero también el peor utilizado ya que una<br />

fractura de Colles es aquella que afecta al radio distal


18 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 3.10.<br />

Fractura de<br />

Ga-leazzi.<br />

sin comprometer la articulación y que se acompaña<br />

de desplazamiento dorsal del fragmento distal y<br />

angulación volar (deformidad en tenedor). Puede o<br />

no asociarse a fractura de la apófisis estiloides<br />

cubital. La lesión se produce por apoyar la mano al<br />

caer. En Francia y en los Países Bajos por su<br />

influencia se emplea el epónimo Pouteau para definir<br />

a este tipo de fractura (Fig. 3.6).<br />

Cotton: es la llamada fractura trimaleolar del<br />

tobillo, ya que afecta a ambos maleolos y, además,<br />

se produce una fractura desplazada del margen<br />

posterior de la superficie articular de la tibia. Esta<br />

denominación es poco usada (Fig. 3.7).<br />

De Quervain: se utiliza este nombre para definir<br />

la fractura del escafoides que se asocia a una<br />

luxación del semilunar (Fig. 3.8).<br />

Dupuytren: fractura del peroné por encima del<br />

maléolo con rotura del ligamento tibiofibular y del<br />

ligamento deltoideo. Puede acompañarse de fractura<br />

del maleolo tibial y de un desplazamiento lateral del<br />

astrágalo (Fig. 3.9).<br />

Duverney: fractura de la pala ilíaca<br />

inmediatamente por debajo de la espina ilíaca<br />

anterior y superior sin otras fracturas asociadas.<br />

Essex-Lopresti: es una fractura, habitualmente<br />

con varios fragmentos y desplazada, de la cabeza<br />

del radio que se acompaña de luxación radioulnar<br />

distal.<br />

Galeazzi: es una fractura del radio, normalmente,<br />

diafisaria que se acompaña de una luxación de la<br />

articulación radioulnar distal (Fig. 3.10). En muchas<br />

ocasiones, esta luxación es reconocible únicamente<br />

en la exploración clínica, pero no en la radiografía.<br />

Gosselin: fractura en V del extremo inferior de la<br />

tibia con extensión intraarticular.<br />

Holdsworth: es una fractura inestable de la<br />

columna a nivel de la unión dorsolumbar secundaria<br />

a la afectación de cuerpo vertebral, apófisis<br />

articulares y ligamentos posteriores.<br />

Hutchinson: es la fractura oblicua de la apófisis<br />

estiloides radial (Fig. 3.11). También se llama fractura<br />

del chófer ya que, antiguamente, se producía al<br />

arrancar el coche con la manivela externa presente<br />

en los automóviles de principios del pasado siglo.<br />

Jefferson: es una fractura compleja del atlas y<br />

suele afectar tanto al arco anterior como al posterior<br />

y a las masas laterales (Fig. 3.12).<br />

Jones: es una fractura de la base del quinto<br />

metatarso distal a la tuberosidad (Fig. 3.13) y no<br />

debe confundirse con la fractura-avulsión de la base<br />

Figura 3.13. Fractura<br />

de Jones. Fractura de<br />

la base del quinto<br />

metatarso.<br />

Figura 3.11. Un ejemplo de la<br />

clásica fractura del chófer.<br />

Figura 3.12. Fractura de Jefferson. La<br />

fractura del atlas debe ser evaluada


LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 19<br />

Figura 3.14. Fractura de Lisfranc.<br />

En este ejemplo hay fractura de la<br />

base del primer metatarsiano y<br />

luxación de 2º a 4º metatarsiano.<br />

a<br />

b<br />

Figura 3.15. a y b) Fractura de<br />

Maisonneuve. Fractura del tercio<br />

proximal del peroné y del maleolo<br />

Figura 3.16. Fractura de Malgaigne.<br />

En este ejemplo se observa fractura<br />

de hemisacro y de ambas ramas<br />

pubianas derechas.<br />

Figura 3.17. La fractura de Mason<br />

puede manifestarse solo como<br />

deformidad de la cabeza radial.<br />

Figura 3.18. Proyección lateral de<br />

una fractura de Monteggia.<br />

Figura 3.19.<br />

Fractura de Pott.<br />

Fractura del<br />

peroné y<br />

s u b l u x a c i ó n<br />

astragalina por<br />

rotura del<br />

ligamento<br />

Figura 3.20. Fractura de Rolando.<br />

Figura 3.21. Fractura de Segond.<br />

Esta fractura se relaciona con la<br />

inserción del tendón del músculo<br />

tensor de la fascia lata.<br />

Figura 3.22. Fractura de<br />

Shepherd. Sutil fractura del<br />

aspecto posterior del astrágalo.


20 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 3.23. Fractura de Skillern.<br />

Esta asociación no es<br />

Figura 3.24. La fractura de Smith es<br />

una fractura de Colles inversa.<br />

Figura 3.25. Fractura de trayecto<br />

vertical de Tillaux.<br />

de dicho hueso que es proximal a la mencionada<br />

tuberosidad y relacionada con el tendón del músculo<br />

peroneo corto. También debe diferenciarse de la falta<br />

de fusión del núcleo de osificación.<br />

Le Fort (maxilar): existen tres tipos. El tipo I es<br />

una fractura horizontal bilateral del maxilar superior.<br />

La fractura tipo II tiene un trayecto más vertical y<br />

puede alcanzar el suelo de la órbita, la cavidad nasal<br />

o el paladar duro. En el tipo III se observa una<br />

separación completa del maxilar y uno o más huesos<br />

faciales del resto del esqueleto craneofacial.<br />

Le Fort (tobillo): es una fractura vertical del<br />

peroné con avulsión del ligamento tibioperoneo.<br />

Como curiosidad, no son la misma persona, este es<br />

tío del anterior y, además, yerno de Malgaigne.<br />

Lisfranc: se trata de una fractura asociada a<br />

luxación de los metatarsianos. Lo<br />

más frecuente es la fractura de la<br />

base del segundo metatarsiano<br />

(anatómicamente encajonado<br />

entre las cuñas medial y externa)<br />

y la luxación posterolateral de los<br />

cuatro o cinco metatarsianos.<br />

Como referencia interesante debe<br />

considerase que en condiciones<br />

normales el margen interno de la<br />

segunda cuña y el de la base del<br />

segundo metatarsiano deben<br />

estar alineados. Es más frecuente<br />

en la enfermedad neuropática<br />

(por ejemplo, la diabetes) que en<br />

la postraumática (Fig. 3.14).<br />

Maisonneuve: fractura<br />

espiroidea del tercio proximal del<br />

peroné con rotura de la<br />

sindesmosis tibioperonea distal y<br />

de la membrana interósea. Puede<br />

asociarse a fractura del maléolo<br />

medial o rotura del ligamento<br />

deltoideo (Fig. 3.15).<br />

Malgaigne: fractura de ambas ramas púbicas con<br />

luxación sacroilíaca o fractura del sacro. El fragmento<br />

lateral que contiene el acetábulo es inestable (Fig.<br />

3.16).<br />

Mason: es una fractura aislada de la cabeza del<br />

radio (Fig. 3.17).<br />

Monteggia: es una fractura proximal del cúbito<br />

con una luxación anterior de la cabeza radial (Fig.<br />

3.18).<br />

Pott: fractura bimaleolar, originalmente descrita<br />

como una subluxación del tobillo con una fractura<br />

del tercio distal del peroné y una rotura de los<br />

ligamentos mediales de la articulación (Fig. 3.19).<br />

Rolando: fractura conminuta de la base del primer<br />

metacarpiano y luxación articular (Fig. 3.20). Es<br />

Figura 3.26. La fractura del Figura 3.27. La fractura del<br />

ahorcado se relaciona boxeador es una de las fracturas<br />

generalmente con accidentes de más frecuentes, relacionada con el


LAS FRACTURAS CON NOMBRE PROPIO 21<br />

Tipo I<br />

Tipo II<br />

Tipo III<br />

Tipo IV<br />

Figura 3.28. La<br />

fractura en tallo verde<br />

se diagnostica<br />

muchas veces ya en<br />

fase de curación<br />

cuando se visualiza la<br />

esclerosis.<br />

similar a la fractura de Bennett.<br />

Segond: fractura-arrancamiento de la epífisis tibial<br />

proximal que suele asociarse a rotura del ligamento<br />

cruzado anterior (Fig. 3.21).<br />

Shepherd: fractura del aspecto posterior del<br />

astrágalo con desprendimiento de la porción externa<br />

(Fig. 3.22). Puede confundirse con una variante de<br />

la normalidad que es el os trigonum.<br />

Skillern: fractura del tercio inferior del radio y en<br />

tallo verde del cúbito (Fig. 3.23).<br />

Smith: es una fractura extraarticular del tercio<br />

distal del radio con desplazamiento volar (palmar)<br />

del fragmento distal, es decir, es una fractura de<br />

Colles pero inversa (Fig. 3.24).<br />

Stieda: fractura-avulsión del cóndilo interno del<br />

fémur a nivel del origen del ligamento tibial medial.<br />

Tillaux: fractura-avulsión de trayecto vertical del<br />

tubérculo tibial anterior a nivel de la fijación del<br />

ligamento tibioperoneo anterior. Es más típica de<br />

adolescentes mayores en los que ya se cerró la<br />

parte medial de la fisis tibial distal, pero permanece<br />

abierta la zona lateral. En ocasiones, puede verse<br />

en adultos (Fig. 3.25).<br />

Wagstaffe: fractura del tobillo con separación<br />

del maleolo interno.<br />

FRACTURAS CON DENOMINACIÓN<br />

Tipo V<br />

Figura 3.29. Ejemplos gráficos de la clasificación de<br />

ESPECIAL<br />

del ahorcado: se caracteriza por una<br />

Ffractura de los elementos posteriores de C2 y un<br />

desplazamiento anterior del cuerpo vertebral de C2<br />

respecto al de C3 (Fig. 3.26).<br />

Fractura del boxeador: tal como indica su nombre<br />

es consecuencia de golpear con el puño cerrado (Fig.<br />

3.27). Se produce una fractura del cuello del quinto<br />

metacarpo.<br />

Fractura del cavador: fractura de cualquiera de las<br />

apófisis espinosas de las últimas vértebras cervicales<br />

por tracción de los ligamentos interespinosos. Estos<br />

ejercen sobre las apófisis espinosas una fuerza<br />

considerable, al quedar eventualmente enterrada la<br />

pala al cavar; y tirar de ella en un gesto de lanzar su<br />

contenido por encima del hombro<br />

Fractura del guardabosque: es una fracturaluxación<br />

del aspecto ulnar de la base de la primera<br />

falange. Actualmente debería denominarse fractura<br />

del esquiador.<br />

Fractura en tallo verde: es una fractura incompleta<br />

que se observa en niños y que está relacionada con<br />

la plasticidad del hueso infantil y con la fortaleza del<br />

periostio (Fig. 3.28).<br />

Fractura del marchador o del recluta: consiste en


22 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

una fractura diafisaria, más frecuentemente en el<br />

segundo metatarsiano, por sobrecarga en el apoyo<br />

repetido del antepié en la marcha. A menudo los<br />

hallazgos radiológicos no son inicialmente evidentes.<br />

Pasada una semana puede verse una línea<br />

radiolucente y posteriormente se percibirá una<br />

reacción perióstica.<br />

CLASIFICACIÓN DE<br />

SALTER-HARRIS<br />

DE LAS FRACTURAS DE LA PLACA<br />

FISARIA (Fig. 3.29)<br />

curren en el 6 al 30% de las lesiones óseas en<br />

Oniños de menos de 16 años, con el pico de<br />

incidencia a los 12 años. Es más frecuente en la<br />

extremidad superior y en la tibia distal de la inferior,<br />

con peor pronóstico en esta última, con<br />

independencia del tipo:<br />

— Tipo I (6-8,5%): resultado de una fuerza de<br />

cizallamiento, con separación de la epífisis<br />

sobre la diáfisis a través de la zona de<br />

calcificación. El periostio está intacto y limita<br />

el desplazamiento, que se debe en principio a<br />

la hemorragia subperióstica. Es más frecuente<br />

en falanges y radio distal.<br />

— Tipo II (73-75%): resultado de un<br />

desplazamiento lateral con ruptura perióstica<br />

y desprendimiento del fragmento metafisario<br />

triangular (signo de la esquina), normalmente<br />

al lado contrario de la rotura perióstica. Se<br />

detecta más frecuentemente en radio distal<br />

(hasta el 50%), tibia distal, peroné y falanges.<br />

— Tipo III (6,5-8%): en este caso el fragmento es<br />

epifisario, con una línea vertical que lo separa<br />

del resto de la epífisis y con aumento también<br />

del espacio con la metáfisis. La clave<br />

diagnóstica puede estar en un ligero resalte<br />

del margen articular del fragmento epifisario,<br />

cuando es sutil. Aparece más frecuentemente<br />

en tibia y falange distal.<br />

— Tipo IV (10-12%): la fractura afecta la metáfisis,<br />

fisis y epífisis. Se encuentra más<br />

frecuentemente en el cóndilo humeral lateral<br />

y la tibia distal.<br />

— Tipo V (< 1%): se produce por fuerzas de<br />

compresión. Se aplasta una extensión variable<br />

de la placa de crecimiento, con unión<br />

subsiguiente de epífisis y la diáfisis. Es<br />

importante comparar con el lado contralateral<br />

para su diagnóstico, ya que este puede ser<br />

difícil, así como el seguimiento radiológico en<br />

6-12 meses. Se asocia a un acortamiento del<br />

hueso con deformidad angular y en cono de la<br />

epífisis en el seguimiento.<br />

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4<br />

Artrosis: aspectos<br />

relevantes<br />

Jaume Pomés Talló y Xavier Tomás Batlle<br />

EPIDEMIOLOGÍA<br />

a artrosis es la causa más común de patología<br />

Larticular. Su incidencia aumenta con la edad.<br />

Afecta con la misma frecuencia a hombres y mujeres,<br />

aunque en los hombres la afectación suele ser más<br />

temprana 1 .<br />

CLÍNICA<br />

olor que aumenta con la carga y con el inicio de<br />

Dla actividad y mejora con el reposo. La artrosis<br />

disminuye el rango de movilidad de las articulaciones<br />

y produce crepitación. En las fases evolucionadas<br />

existen alteraciones en la alineación. El derrame<br />

articular no es la manifestación principal, aunque<br />

puede ocurrir. No existen datos de laboratorio para<br />

la artrosis. Es importante conocer que la severidad<br />

de los cambios radiológicos no siempre se<br />

correlaciona con la de los signos clínicos.<br />

En los ensayos clínicos de artrosis, el parámetro<br />

clínico más empleado es el índice Womac (Western<br />

Ontario and McMaster University) 2 . Es un índice de<br />

artrosis que cuantifica dolor, rigidez y limitación de<br />

función, desarrollado para la artrosis de rodilla y<br />

cadera.<br />

MANIFESTACIONES<br />

DE LA RADIOLOGÍA CONVENCIONAL<br />

EN LA ARTROSIS DE LAS<br />

ARTICULACIONES SINOVIALES,<br />

CARACTERÍSTICAS COMUNES<br />

Densidad ósea normal<br />

Disminución de la interlínea articular<br />

Disminución del espacio articular distribuido de<br />

forma asimétrica en la articulación, predominando<br />

en la zona de carga, secundaria a pérdida de<br />

cartílago (Fig. 4.1).<br />

Esclerosis del hueso subcondral<br />

La pérdida de cartílago hace que el hueso<br />

subcondral esté sometido a mayores presiones<br />

durante los movimientos articulares, lo que produce<br />

como respuesta un engrosamiento trabecular y en<br />

consecuencia un aumento de densidad ósea (Fig.<br />

4.1).<br />

Osteofitos<br />

El engrosamiento trabecular es una expresión de<br />

la<br />

producción<br />

ósea. Cuando ésta se extiende hacia las<br />

zonas con menor<br />

presión, hacia los márgenes articulares,<br />

conforma la producción del osteofitos. Pero estos<br />

Figura 4.1. Rx cadera: discreta disminución<br />

asimétrica de la interlínea articular (flechas) y<br />

esclerosis subcondral.


24 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

osteocondromas sinoviales (Fig. 4.3).<br />

Alteración de la alineación articular<br />

TABLA 4.1<br />

Escala de afectación radiológica de la artrosis<br />

de Kellgren-Lawrence<br />

a<br />

0 No manifestaciones de artrosis<br />

1 Dudosa disminución de la interlínea articular, con posible osteofito<br />

2 Pequeño osteofito, con interlínea articular conservada<br />

3 Osteofito de moderado tamaño, marcada disminución del espacio<br />

articular, severa esclerosis, posible deformidad<br />

4 Grandes osteofitos, disminución del espacio articular, severa<br />

esclerosis del hueso subcondral y deformidad<br />

b<br />

Figura 4.2. a) Rx AP cadera izquierda: discreta<br />

disminución asimétrica de la interlínea articular,<br />

esclerosis subcondral y osteofitos marginales (flecha<br />

blanca). b) TC cadera izquierda: osteofito central en<br />

el fémur izquierdo que se extiende desde la región<br />

articular hacia la periferia (flechas negras).<br />

no solo crecen hacia la periferia<br />

de la articulación, sino que pueden verse en zonas<br />

donde<br />

debería<br />

existir cartílago; son los denominados<br />

osteofitos centrales (Fig. 4.2).<br />

a<br />

Quistes subcondrales<br />

La presencia de microfracturas trabeculares, junto<br />

con herniaciones de la sinovial en el hueso<br />

subcondral, forma espacios quísticos que son los<br />

responsables de la imagen radiológica 3 , pero no<br />

siempre comunican con la articulación.<br />

Calcificaciones<br />

Resultado de metaplasia sinovial u osteofitos<br />

fracturados o incluso de la fractura de fragmentos<br />

osteocondrales que determinan la presencia de<br />

b<br />

Figura 4.3. Rx perfil rodilla. a) Discretos cambios<br />

degenerativos en articulación femoropatelar y<br />

femorotibial, imágenes calcificadas compatibles con<br />

osteocondromas sinoviales (flechas). b) RM Sagital<br />

de rodilla secuencia eco de espín potenciada en T2.


ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 25<br />

COMÚNMENTE AFECTADAS.<br />

PECULIARIDADES<br />

Mano<br />

Articulaciones interfalángicas (IF): disminución<br />

asimétrica de la interlínea articular, esclerosis y<br />

osteofitosis (los osteofitos son los responsables de<br />

los nódulos clínicos distales, de Heberden y<br />

proximales, de Bouchard). Suelen presentar<br />

desalineación, flexión o desviación cubital o radial<br />

(Fig. 4.5).<br />

Articulaciones metacarpofalángicas (MCF): se<br />

afectan menos frecuentemente que las IF. Osteofitos<br />

y quistes subcondrales son la manifestación más<br />

Figura 4.4. Rx cadera: osteofito en cabeza del fémur.<br />

La alteración en la alineación determina el<br />

engrosamiento de la cortical en el cuello femoral,<br />

que presenta un grosor similar al de la cortical de<br />

fémur (flechas).<br />

La pérdida de cartílago y la proliferación ósea con<br />

osteofitos centrales y marginales determinan la<br />

desalineación de la articulación afecta, con alteración<br />

de las fuerzas mecánicas que propicia<br />

engrosamientos corticales (Fig. 4.4).<br />

Anquilosis<br />

Paso de trabécula ósea. Es rara sin antecedente<br />

traumático, pero puede verse en las articulaciones<br />

interfalángicas distales de los dedos.<br />

La radiología simple es el estándar para la<br />

progresión de la artrosis. La escala de Kellgren-<br />

Lawrence es la adoptada por<br />

la OMS (Tabla 4.1).<br />

ARTICULACIONES SINOVIALES<br />

Figura 4.6. Rx dorsovolar de ambas manos: cambios<br />

degenerativos de predominio en articulaciones MCF<br />

del segundo y tercer dedo. Esta distribución de la<br />

afectación debe alertar sobre la posibilidad de una<br />

Figura 4.5. Rx de articulaciones interfalángicas.<br />

Disminución asimétrica de la interlínea articular con<br />

desalineación.<br />

Figura 4.7. Rx de carpo: disminución asimétrica de<br />

la línea articular trapeciometacarpiana (flecha) y


26 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

frecuente. Se afectan más en varones 4 . Cuando los<br />

cambios degenerativos afectan a la segunda y tercera<br />

MCF hay que incluir en el diagnóstico diferencial la<br />

posibilidad de la hemocromatosis (Fig. 4.6).<br />

Carpo: la afectación más frecuente es la de la<br />

primera articulación carpo-metacarpiana (rizartrosis).<br />

Se presenta con esclerosis, disminución asimétrica<br />

de la interlínea articular y desviación radial del pulgar<br />

(Fig. 4.7).<br />

La siguiente afectación más frecuente en el carpo<br />

es la de la articulación entre el escafoides y el<br />

trapecio. Esta afectación se utiliza para el diagnóstico<br />

de condrocalcinosis, de la cual es típica, cuando no<br />

se afecta la articulación escafotrapezoidea 5 .<br />

Codo<br />

La artrosis de esta articulación <strong>práctica</strong>mente solo<br />

debe considerarse como secundaria a traumatismo<br />

previo.<br />

Hombro<br />

Articulación escapulohumeral: en esta articulación<br />

la artrosis es rara, por lo que debe considerarse el<br />

traumatismo previo como responsable,<br />

fundamentalmente cuando se asocia a luxación 6 . Sin<br />

antecedente traumático la posibilidad diagnóstica a<br />

considerar es la condrocalcinosis. El sistema de<br />

clasificación más empleado es el de Samilson-Prieto 7<br />

(Tabla 4.2).<br />

La rotura del manguito de los rotadores<br />

evoluciona hacia la elevación del húmero, con<br />

cambios escleróticos y deformidad del acromion.<br />

También secundariamente puede ocasionar<br />

alteraciones degenerativas en la articulación<br />

acromioclavicular.<br />

El osteofito en la porción inferior de la cabeza<br />

humeral puede simular la existencia de un<br />

osteocondroma (Fig. 4.8).<br />

El síndrome de atrapamiento del hombro muestra<br />

una apariencia radiológica diferente con esclerosis<br />

del troquínter y osteofito subacromial.<br />

TABLA 4.2<br />

Escala de afectación radiológica de la artrosis<br />

escapulohumeral de Samilson-Prieto<br />

0 Normal<br />

1 Osteofitos de menos de 3 mm en cabeza humeral<br />

2 Osteofitos de entre 3 mm y 7 mm en cabeza humeral o glenoides<br />

3 Osteofitos mayores de 7 mm en cabeza humeral o glenoides, con<br />

o sin incongruencia articular<br />

En la escala de Samilson-Prietol, a diferencia de la escala de Kellgren-Lawrence, se<br />

valora la presencia y tamaño de los osteofitos, sin tener en cuenta la interlínea articular.<br />

a<br />

b<br />

Figura 4.8. Rx de hombro: disminución de la interlínea<br />

articular<br />

y<br />

osteofito en la porción inferior de la cabeza humeral<br />

(flechas), que no debe confundirse con un<br />

Figura 4.9. TC pélvico. a) Los quistes subcondrales<br />

pueden ser de gran tamaño en la región del<br />

acetábulo y si se extienden lateralmente, pueden<br />

producir reacciones periósticas en el hueso ilíaco. b)


ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 27<br />

Articulación acromioclavicular: los osteofitos<br />

inferiores contribuyen a la disminución de la altura<br />

del espacio subacromial y son causa de síndrome de<br />

atrapamiento 8 .<br />

Cadera<br />

Es una articulación frecuentemente afectada. Aquí,<br />

la artrosis cursa con dolor y con restricción temprana<br />

de la movilidad. La proyección radiológica más<br />

sensible para la detección de la disminución de la<br />

interlínea articular de cadera es el «falso perfil»<br />

descrito por Lequesne y Ladero 9 . Los quistes<br />

subcondrales del acetábulo 10, 11 se denominan quistes<br />

de Egger. Son frecuentes y cuando se extienden<br />

lateralmente pueden producir reacciones periósticas<br />

en el hueso ilíaco (Fig. 4.9). Las alteraciones de la<br />

mecánica articular propician el desarrollo de<br />

engrosamiento cortical del cuello femoral<br />

(buttressing), que no se identifica en las artropatías<br />

inflamatorias,<br />

empleándose<br />

en el diagnóstico diferencial 12 . Los osteofitos<br />

de la cabeza femoral forman una corona en el cuello<br />

femoral que no debe confundirse con fractura.<br />

La cabeza femoral presenta una migración<br />

superior en un 80% de los pacientes, pero en un 20%<br />

la migración es central, similar a la producida en la<br />

artritis reumatoide, con la diferencia de que en esta<br />

última no existe esclerosis ni osteofitos 13 .<br />

El aplanamiento de la cabeza femoral puede<br />

sugerir la presencia de osteonecrosis. En esta<br />

enfermedad el cartílago articular es normal.<br />

Secundariamente, la deformidad causada por la<br />

osteonecrosis induce artrosis con pérdida de<br />

cartílago y la diferenciación no siempre es posible.<br />

TABLA 4.3<br />

Disminución de la interlínea articular femorotibial interna<br />

de Buckland-Wright<br />

Discreta<br />

Moderada<br />

Severa<br />

3 mm<br />

< 3 mm y >1,5 mm<br />

< 1,5 mm<br />

Valores de la interlínea articular considerados como artrosis de la articulación femorotibial<br />

interna. En pacientes con artrosis la disminución de la interlínea progresa a una<br />

media de 0,26 mm cada año.<br />

Cuando los quistes subcondrales son de gran<br />

tamaño debe incluirse en el diagnóstico diferencial<br />

la posibilidad de una sinovitis villonodular<br />

pigmentada.<br />

Existe una forma de artrosis de cadera que es<br />

rápidamente destructiva, en la que los cambios<br />

descritos en la cabeza femoral y acetábulo se<br />

desarrollan en pocos meses. Últimamente, se ha<br />

sugerido la fractura de la cabeza como la causa<br />

etiológica de esta entidad 14 . El diagnóstico diferencial<br />

debe hacerse con artropatías neuropáticas (Charcot).<br />

Rodilla<br />

Su afectación es frecuente y puede localizarse en<br />

la articulación femorotibial, en sus compartimentos<br />

interno o externo, y en la articulación femoropatelar,<br />

de manera separada o combinada. La exploración de<br />

la articulación femoropatelar es complicada; se<br />

recomienda la obtención de una radiografía<br />

tangencial en bipedestación con flexión de 40 a 60°.<br />

<strong>Una</strong> disminución de la interlínea por debajo de 5 mm<br />

se interpreta como artrosis 15 .<br />

La afectación femorotibial interna es la más<br />

frecuente y debe valorarse radiológicamente de<br />

manera individual, dado que la prótesis de un solo<br />

compartimento o la <strong>práctica</strong> de una osteotomía son<br />

alternativas terapéuticas posibles. Buckland-Wright 16<br />

ha clasificado la disminución de la interlínea articular<br />

(Tabla 4.3).<br />

Cuando los quistes subcondrales son la<br />

manifestación predominante, la posibilidad de una<br />

sinovitis villosonodular pigmentaria o de una<br />

condrocalcinosis debe ser considerada. Si el<br />

predominio de afectación es femoropatelar, la<br />

posibilidad de una condrocalcinosis debe ser tenida<br />

en cuenta.<br />

Tobillo<br />

Prácticamente solo debe considerarse la artrosis<br />

como secundaria a fractura o lesión de ligamentos.<br />

Las excrecencias en la cara dorsal del astrágalo son<br />

secundarias a tracción capsular y no están<br />

relacionadas con artrosis 17 .<br />

Pie<br />

La articulación más<br />

comúnmente afectada es la<br />

primera metatarsofalángica.<br />

a<br />

b<br />

Figura 4.10. a) TC columna<br />

lumbar en decúbito prono:<br />

quiste sinovial dependiente de<br />

la articulación interapofisaria.<br />

b) Tratamiento mediante<br />

punción percutánea del quiste.


28 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Articulaciones sacroilíacas<br />

La esclerosis subcondral y los osteofitos en el<br />

margen antero-inferior de la articulación, explorados<br />

mediante radiología simple, pueden ser interpretados<br />

erróneamente como metástasis blásticas. La TC<br />

evidencia de manera simple que la imagen es debida<br />

a un osteofito visto de frente en la radiografía<br />

convencional. No debe confundirse la esclerosis<br />

subcondral con una «osteítis condensante del hueso<br />

ilíaco». Los cambios de sacroileitis se acompañan de<br />

erosiones en la interlínea articular.<br />

Articulaciones interapofisarias<br />

a<br />

La afectación frecuente es de C5 a C7 y L4 a L5 y<br />

L5 a S1. Se comportan como las articulaciones<br />

sinoviales. Pueden producir quistes sinoviales que<br />

se proyectan a partes blandas (Fig. 4.10).<br />

Articulaciones uncovertebrales (LUSCHKA)<br />

b<br />

as articulaciones sinoviales se comportan como<br />

Llas del esqueleto apendicular, por ello solo<br />

describiremos sus particularidades.<br />

Figura 4.11. a) Rx lateral de columna cervical.<br />

Imágenes<br />

lineales<br />

proyectadas superiormente al platillo vertebral<br />

(flechas huecas). b) Rx AP de columna cervical.<br />

Artrosis en apófisis unciformes (flechas).<br />

MANIFESTACIONES DE LA<br />

RADIOLOGÍA CONVENCIONAL<br />

EN LA ARTROSIS DE LAS<br />

ARTICULACIONES SINOVIALES DEL<br />

ESQUELETO AXIAL<br />

Figura 4.12. Disminución de la altura del disco<br />

vertebral (a), implica una retrolistesis (b), debido al<br />

plano inclinado de las articulaciones interapofisarias.


ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 29<br />

platillo vertebral (Fig. 4.11).<br />

a<br />

b<br />

Figura 4.13. a) Rx de columna lumbar en extensión:<br />

fenómeno del vacío del disco vertebral L4-L5<br />

(flechas). b) Rx de columna lumbar en flexión:<br />

desaparición del vacío discal.<br />

Se encuentran solo entre los cuerpos vertebrales<br />

de C3 a C7. Los osteofitos son la manifestación<br />

principal. Empleando proyecciones oblicuas puede<br />

visualizarse la relación de los osteofitos con los<br />

agujeros de conjunción. En la proyección lateral<br />

pueden verse como líneas esclerosas con banda<br />

hipodensa central por encima del borde inferior del<br />

MANIFESTACIONES EN RADIOLOGÍA<br />

CONVENCIONAL DE LA ARTROSIS<br />

DE LAS ARTICULACIONES<br />

CARTILAGINOSAS<br />

DE LA COLUMNA<br />

a patología degenerativa del disco vertebral se<br />

Lpuede dividir en: osteocondrosis y espondilosis.<br />

La descripción general se puede aplicar a cada<br />

segmento de la columna, por lo que no presentamos<br />

una descripción detallada de cada articulación.<br />

Osteocondrosis<br />

Disminución de la altura del disco vertebral: es la<br />

responsable de la retrolistesis por la orientación de<br />

las articulaciones interapofisarias (Fig. 4.12).<br />

Fenómeno del vacío discal: acúmulo de nitrógeno<br />

proveniente del suero sanguíneo. Solo es posible su<br />

visualización cuando la presión del disco disminuye<br />

Grado I<br />

TABLA 4.4<br />

RM de la artrosis del cartílago articular de Recht<br />

Grado IIa<br />

Grado IIb<br />

Grado III<br />

Áreas inhomogéneas en la intensidad de señal del<br />

cartílago<br />

Defecto del cartílago que afecta a menos de la mitad del<br />

grosor del cartílago articular<br />

Defecto del cartílago que afecta a más de la mitad del<br />

grosor del cartílago articular pero sin afectar a todo el<br />

grosor<br />

Defecto del cartílago que deja expuesto el hueso<br />

Grados de afectación artrósica del cartílago articular mediante RM.<br />

Figura 4.14. Los osteofitos se originan algunos<br />

milímetros por debajo del platillo vertebral (flechas).<br />

Figura 4.15. RM sagital de rodilla, secuencia espín<br />

eco potenciada en T2: pérdida de cartílago articular<br />

con edema en epífisis tibial (flecha).


30 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

como ocurre en la deshidratación artrósica Este<br />

fenómeno es interesante dado que excluye la<br />

posibilidad de discitis (en presencia de infección del<br />

disco, la colección inflamatoria aumenta la presión<br />

y no permite que se libere el nitrógeno plasmático).<br />

Es de utilidad el emplear una radiografía en<br />

extensión (disminución de la presión) y otra en<br />

flexión (aumento de la presión); si aparece gas en la<br />

extensión, la posibilidad de infección queda<br />

<strong>práctica</strong>mente excluida (Fig. 4.13).<br />

Rotura de las fibras del annulus fibroso, con<br />

herniación del núcleo pulposo:<br />

— Posterior: constituye la hernia discal.<br />

— Central (Schmorl): herniación del núcleo<br />

pulposo en el platillo vertebral. Suele<br />

acompañarse de esclerosis ósea.<br />

— Anterior (vértebra en limbus).<br />

— Calcificación: aumenta con la edad y con la<br />

pérdida del espacio discal 18 .<br />

Espondilosis<br />

Se manifiesta en forma de osteofitos secundarios<br />

a la tracción de las fibras de Sharpey, que se originan<br />

milímetros por debajo del platillo vertebral. Estos<br />

milímetros son una herramienta de diagnóstico<br />

diferencial con los sindesmofitos (Fig. 4.14).<br />

RM DE LA ARTROSIS EN<br />

ARTICULACIONES SINOVIALES<br />

n la <strong>práctica</strong> clínica, la patología artrósica no suele<br />

Eser el motivo de indicación de una exploración de<br />

RM. La situación frecuente es que la artrosis es una<br />

patología que se encuentra presente en muchas<br />

exploraciones de resonancia.<br />

Para la valoración del grado de afectación de la<br />

artrosis se suelen emplear escalas como la de Noyes<br />

y Stabler. La más empleada es la modificada por<br />

Recht (Tabla 4.4). La correlación entre los hallazgos<br />

clínicos mediante la escala de Womac y la afectación<br />

detectada por RM es escasa, <strong>práctica</strong>mente se limita<br />

a las lesiones del cartílago 19 . La presencia de edema<br />

óseo subcondral, detectado por RM, es un factor de<br />

mal pronóstico 20 (Fig. 4.15).<br />

RM EN LA ENFERMEDAD DISCAL<br />

DEGENERATIVA<br />

DE LA COLUMNA<br />

Deshidratación discal<br />

Se produce por disminución del contenido de<br />

mucoproteínas del núcleo pulposo, aumento del<br />

componente fibroso y pérdida de contenido acuoso.<br />

Ello produce una disminución de señal en T2 con<br />

descenso de la altura del disco vertebral. Puede verse<br />

gas (nitrógeno) dentro del núcleo pulposo.<br />

Fisuras del annulus fibroso<br />

Los desgarros del anillo fibroso pueden ser<br />

a<br />

b<br />

Figura 4.16. a) RM de columna lumbar sagital,<br />

secuencia espín eco potenciada en T1: Modic TIPO<br />

II. Aumento de señal en las secuencias potenciadas<br />

en T1 (flecha). b) Señal discretamente hiperintensa<br />

en las secuencias potenciadas en T2 (flecha).<br />

Figura 4.17. RM columna lumbar sagital, secuencia<br />

espín eco potenciada en DP: hernia contenida. El<br />

material nuclear atraviesa el annulus y sobresale<br />

focalmente del margen vertebral (flecha).


ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 31<br />

radiales o concéntricos y parciales o globales. Se<br />

manifiestan como un aumento de señal en las<br />

secuencias potenciadas en T2. En el desgarro se<br />

forma tejido de granulación; por ello puede existir<br />

captación después de la administración de<br />

gadolinio 21 .<br />

Alteraciones del platillo vertebral<br />

Modic describió tres tipos de cambios de señal en<br />

la medular ósea del platillo vertebral, asociados a<br />

cambios degenerativos en el disco vertebral<br />

adyacente 22 .<br />

Modic Tipo I: disminución de intensidad de señal<br />

en T1 y aumento de señal en T2 (fisuración del<br />

platillo vertebral y reemplazamiento de la médula<br />

ósea normal por tejido fibroso vascularizado).<br />

Representa una respuesta reparativa aguda. Se<br />

produce captación de contraste después de la<br />

administración de gadolinio, la cual también puede<br />

visualizarse en la inestabilidad de columna 23 .<br />

Modic Tipo II: representa un proceso más crónico<br />

con conversión de la médula ósea roja en médula<br />

ósea grasa. Existe aumento de señal en las<br />

secuencias potenciadas en T1 con señal isointensa<br />

o discretamente hiperintensa en las secuencias<br />

potenciadas en T2 (Fig. 4.16), sin captación de<br />

contraste después de la administración de gadolinio.<br />

No siempre los cambios tipo I evolucionan a tipo<br />

II. Los cambios tipo II suelen ser estables en el<br />

tiempo.<br />

Modic Tipo III: disminución de intensidad de señal<br />

en las secuencias potenciadas en T1 y T2,<br />

correlacionándose con esclerosis ósea extensa.<br />

a<br />

b<br />

HERNIA DISCAL<br />

a presencia de anomalías discales es un hallazgo<br />

Lfrecuente incluso en pacientes asintomáticos (20%<br />

en menores de 60 años y 36% en mayores de 60<br />

años).<br />

Es necesario emplear una terminología uniforme 24 .<br />

La sociedad Norteamericana de Columna ha<br />

establecido la siguiente nomenclatura para las<br />

herniaciones discales 25 .<br />

c<br />

d<br />

Protrusión anular difusa<br />

Cuando un disco sobresale circunferencialmente<br />

de forma concéntrica sobrepasando el borde<br />

vertebral.<br />

Hernia contenida<br />

El material nuclear atraviesa el annulus y sobresale<br />

focalmente del margen vertebral (Fig. 4.17).<br />

e<br />

Figura 4.18. a) RM columna lumbar axial, secuencia<br />

espín eco potenciada en T1: hernia extruida (flecha<br />

blanca). b) Secuencia espín eco potenciada en T1<br />

después de la administración de gadolinio: la hernia<br />

capta periféricamente (flecha blanca). c-d) RM de<br />

columna lumbar sagital, secuencia espín eco<br />

potenciada en T1 con contraste: la hernia capta<br />

periféricamente (flecha blanca). e-f) RM de columna<br />

lumbar coronal, secuencia espín eco potenciada en<br />

T1 con contraste: captación periférica. El tipo de<br />

captación periférico sirve para el diagnóstico<br />

diferencial con tumores de la raíz nerviosa y otros<br />

tumores de partes blandas (flechas negras).<br />

f<br />

Hernia extruida<br />

El material discal atraviesa completamente el<br />

annulus externo hasta el espacio epidural<br />

Secuestro<br />

Cuando el material discal extruido se separa<br />

completamente del disco de origen, y puede incluso<br />

simular tumor 26 (Fig. 4.18).<br />

Cuando una hernia discal causa compresión del<br />

cordón medular pueden observarse áreas de<br />

aumento de intensidad de señal en las secuencias<br />

potenciadas en T2, representando edema en las fases


32 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

poca influencia en las decisiones terapéuticas 28 .<br />

ASPECTOS RELEVANTES<br />

EN EL INFORME RADIOLÓGICO<br />

Figura 4.19. La proyección oblicua anterior derecha<br />

visualiza los agujeros de conjunción derechos. Si<br />

cambiamos la posición del tubo de Rx con respecto<br />

al chasis, tendremos una imagen radiológica igual,<br />

visualizando los agujeros de conjunción derechos,<br />

pero realmente la radiografía será una oblicua<br />

uando el foco de interés clínico no radica en la<br />

Cartrosis, esta patología debe referenciarse en el<br />

informe de manera genérica. Por ejemplo, en una<br />

exploración seriada ósea para estudio de mieloma<br />

deben resaltarse los cambios degenerativos, pero sin<br />

entrar en el detalle.<br />

En los estudios de resonancia, cuando nos<br />

referimos al estudio de los discos vertebrales<br />

deberemos definir correctamente los términos<br />

(hernia contenida, extruida, etc.) y además detallar<br />

la localización (central, lateral, foraminal).<br />

Es necesario precisar el espacio discal al que nos<br />

estamos refiriendo. Esto puede presentar su<br />

dificultad cuando nos encontramos frente a<br />

anomalías de transición; en estos casos no siempre<br />

es fácil disponer de una proyección sagital completa<br />

de columna que permita contar desde la primera<br />

vértebra cervical. Cuando no es posible, hay que<br />

describir en el informe la anomalía, indicando cómo<br />

se interpreta y cuál es la vértebra de transición, y<br />

contar el espacio discal que se está informando con<br />

esa referencia.<br />

Importancia de la técnica radiológica<br />

a<br />

Figura 4.20. Proyección lateral de columna con<br />

escoliosis. Si el haz de Rx penetra desde el lado<br />

cóncavo de la curva (a), se proyectan mejor los<br />

espacios discales en la radiografía que si penetra por<br />

el lado convexo (b).<br />

agudas o mielomalacia en los casos de compresión<br />

crónica 27 . Un fragmento discal herniado puede<br />

calcificarse, siendo más frecuente en la columna<br />

cervical. Cuando se explora con TC, la imagen se<br />

comporta igual que un osteofito. En los controles<br />

evolutivos el fragmento de disco herniado tiende a<br />

disminuir de tamaño.<br />

<strong>Una</strong> hernia discal generalmente no capta<br />

contraste, aunque puede observarse captación<br />

periférica o bien captación central si el tejido de<br />

granulación infiltra el fragmento discal. Las raíces<br />

nerviosas comprimidas captan contraste. También<br />

puede verse captación del saco dural y las venas<br />

epidurales.<br />

En el dolor lumbar las técnicas de imagen<br />

aumentan la confianza en el diagnóstico, pero tienen<br />

b<br />

Consideraciones referentes a la técnica radiológica<br />

que es necesario conocer y que pueden tener<br />

influencia en el informe radiológico:<br />

Proyección: término radiológico empleado para<br />

d e f i n i r<br />

por dónde entra el haz de Rx en el cuerpo. Así, en<br />

la proyección posteroanterior el haz de rayos entra<br />

por la parte posterior del cuerpo.<br />

Posición: término que define la relación entre la<br />

placa radiográfica y la posición del cuerpo. Por<br />

ejemplo, oblicua anterior derecha: la porción anterior<br />

y derecha del cuerpo está en contacto con el chasis.<br />

Debemos conocer esta terminología para poder<br />

informar. Así, en una radiografía de columna<br />

etiquetada como oblicua anterior derecha, los<br />

agujeros de conjunción que se visualizan son los del<br />

lado izquierdo del paciente, pero en una oblicua<br />

posterior izquierda, los agujeros de conjunción que<br />

veremos también serán los del lado izquierdo (Fig.<br />

4.19).<br />

Otras consideraciones técnicas: debemos tener<br />

en cuenta que cuando informemos radiografías de<br />

columna con escoliosis, en la proyección lateral, el<br />

haz de Rx conseguirá una mejor visualización de los<br />

espacios discales si penetra por el lado cóncavo de<br />

la curva de la escoliosis, dado que el haz de Rx es<br />

divergente. En la proyección inversa los discos se<br />

identifican peor y es más difícil valorar la altura de


ARTROSIS: ASPECTOS RELEVANTES EN EL INFORME RADIOLÓGICO 33<br />

los cuerpos vertebrales (Fig. 4.20).<br />

Importancia de la bipedestación: deben efectuarse<br />

en bipedestación las radiografías de las articulaciones<br />

sinoviales que soportan carga, lo que permite valorar<br />

el grosor del cartílago articular y las alteraciones de<br />

la alineación. La columna también debe estudiarse<br />

en bipedestación para poder valorar desviaciones,<br />

inestabilidades y basculaciones pélvicas secundarias<br />

a disimetrías de las extremidades inferiores.<br />

Información evolutiva: un aspecto importante en<br />

los informes radiológicos es intentar valorar la<br />

evolución de la enfermedad. En el caso de la<br />

artrosis, donde se ha definido que la evolución<br />

natural de la enfermedad cursa con una disminución<br />

del grosor del cartílago articular, según autores, de<br />

0,26 a 0,1 mm por año 29, 30 , la posibilidad de dar<br />

información evolutiva ha de estar relacionada con<br />

una técnica radiológica reproducible en el tiempo 31 .<br />

La mayoría de trabajos están centrados en la<br />

articulación de la rodilla 32, 33 y en la cadera 34 . Resulta<br />

difícil obtener radiografías de control evolutivo con<br />

un intervalo de tiempo de un año y una sensibilidad<br />

capaz de detectar la evolución natural de la<br />

enfermedad (disminución de la interlínea articular<br />

entre 0,1 y 0,26 mm) no atribuible a la técnica<br />

radiológica. Los trabajos actuales forman parte de<br />

estudios controlados y todavía no tienen aplicación<br />

en la <strong>práctica</strong> clínica.<br />

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5<br />

Medidas en radiología<br />

ortopédica<br />

José Luis del Cura Rodríguez<br />

INTRODUCCIÓN<br />

as publicaciones radiológicas suelen prestar una<br />

Latención relativamente escasa a las mediciones en<br />

la definición de la patología y la normalidad.<br />

Posiblemente, la naturaleza fundamentalmente visual<br />

y deductiva del trabajo del radiólogo hace que<br />

parezca poco gratificante el basar un diagnóstico en<br />

un acto mecánico como la medición de distancias o<br />

ángulos.<br />

Esto contrasta con el entusiasmo por las<br />

mediciones que se observa en la literatura<br />

ortopédica. En efecto, un repaso a las publicaciones<br />

periódicas más importantes muestra que casi cada<br />

mes se propone alguna medida nueva o variaciones<br />

y revisiones de las ya existentes y que existen<br />

mediciones casi para cada lesión del sistema<br />

musculoesquelético.<br />

¿PARA QUÉ MEDIR?<br />

n la <strong>práctica</strong> diaria del ortopeda las mediciones de<br />

Edistancias y ángulos resultan vitales, ya que las<br />

relaciones entre los huesos y su morfología van a ser<br />

la clave no solo del diagnóstico de las lesiones, sino<br />

de su pronóstico, y van a influir decisivamente en el<br />

tratamiento, tanto si este es conservador como si es<br />

quirúrgico. Las mediciones radiográficas tienen<br />

diversas utilidades en la ortopedia y la traumatología:<br />

— Facilitar el diagnóstico de algunas lesiones.<br />

— Disponer de un parámetro objetivo para<br />

valorar la evolución en algunas enfermedades,<br />

sobre todo las crónicas.<br />

— Cuantificar el desplazamiento en las fracturas<br />

y valorar la deformación residual tras la<br />

reducción, factores que van a condicionar el<br />

tratamiento y el pronóstico en cuanto a la<br />

recuperación funcional.<br />

— Ayudar en la indicación de los tratamientos<br />

ortopédicos y en la planificación de la cirugía<br />

en los casos en que sea necesaria. Las medidas<br />

que definen la normalidad del hueso o<br />

articulación tratada son importantes, ya que<br />

establecen el resultado que la cirugía debe<br />

intentar conseguir.<br />

— Evaluar el resultado de un tratamiento. Es, por<br />

ejemplo, el caso de la colocación de prótesis,<br />

donde las mediciones permiten valorar si el<br />

resultado de la cirugía es satisfactorio o no.<br />

VARIABILIDAD<br />

E INEXACTITUD<br />

as medidas normales presentan con frecuencia<br />

Luna variación significativa en personas sin<br />

sintomatología, existiendo un grado de solapamiento<br />

que casi nunca permite separar con total certeza<br />

normalidad de patología. No deben, por tanto, los<br />

valores normales propuestos para las distintas<br />

mediciones ser considerados como criterios rígidos<br />

para definir la existencia de enfermedad o<br />

disfunción, dado que la capacidad de compensación<br />

del cuerpo humano puede permitir a muchas<br />

personas desviaciones de la ortodoxia ortopédica sin<br />

trastornos funcionales aparentes. Si estos trastornos<br />

existen, es cuando las medidas adquieren toda su<br />

relevancia y pueden permitir dilucidar cuál es la<br />

causa de dichos trastornos. Por otra parte, la<br />

asimetría en las mediciones, cuando es significativa,<br />

siempre tiene valor diagnóstico y señala la existencia<br />

de trastornos presentes o futuros.<br />

Un problema importante de las mediciones,<br />

especialmente en las radiografías, es que<br />

frecuentemente cambian al ser medidas por diversos<br />

observadores. Esta variabilidad puede deberse a<br />

múltiples causas, entre las cuales están los errores en<br />

la medición o en los propios aparatos de medida<br />

(reglas o goniómetros), la anchura de las líneas<br />

dibujadas o la variabilidad interpersonal en el trazado<br />

de las líneas o en la localización de los puntos de<br />

referencia, aspectos que pueden justificar parte de la<br />

variabilidad observada en las medidas de personas


36 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

normales 1 . Otra causa bien conocida de error en las<br />

mediciones, especialmente de ángulos, es un<br />

posicionamiento deficiente. Por ejemplo, el ángulo<br />

cervicodiafisario del fémur puede llegar a variar hasta<br />

en 45° según sea la rotación de la extremidad<br />

inferior 1, 2 . Por ello, es imprescindible una técnica<br />

radiológica impecable si se han de realizar medidas<br />

sobre las radiografías. Es necesario colocar al paciente<br />

de forma correcta, evitando rotar el miembro, centrar<br />

la exposición en la zona estudiada y dirigir el haz de<br />

manera que sea perpendicular al plano de la placa o<br />

del detector y que los ejes de los ángulos o las<br />

medidas sean perpendiculares al haz 1 .<br />

MEDICIONES EN ORTOPEDIA<br />

e ha señalado ya que el número de medidas<br />

Sexistentes en ortopedia es muy elevado,<br />

pudiéndose contar por centenares las descritas. La<br />

extensión de este capítulo no permite abarcar sino<br />

una pequeña parte de las existentes. Por ello se han<br />

seleccionado solamente aquellas que se realizan<br />

sobre radiografías en proyecciones estándar, no<br />

incluyendo las que necesitan aplicación de fuerzas o<br />

proyecciones especiales para su medida. Asimismo,<br />

se han considerado solamente las medidas que se<br />

pueden obtener con medios simples, es decir, una<br />

regla y un goniómetro. Tampoco se incluyen aquí las<br />

medidas relacionadas con temas tratados en los<br />

capítulos 6, 7 y 8 de esta monografía, en los que se<br />

pueden encontrar las medidas relacionadas con los<br />

trastornos de la alineación de la columna y los pies<br />

y con las dismetrías de los miembros inferiores. <strong>Una</strong><br />

información más extensa sobre mediciones no<br />

incluidas en este capítulo puede encontrarse en los<br />

atlas de medidas incluidos en la bibliografía 1, 3 . Por<br />

otra parte, se han incluido varias mediciones<br />

realizadas en las extremidades inferiores sobre cortes<br />

de TC, puesto que son de uso frecuente y<br />

actualmente han relegado casi totalmente a las<br />

antiguas técnicas de medición sobre radiografías.<br />

Existe una cierta disparidad en la forma de<br />

expresar la normalidad en las medidas que se<br />

exponen a continuación. Esto es un reflejo de la<br />

diversidad de formas de expresar sus resultados por<br />

parte de los autores de los estudios en que se basan<br />

las definiciones de normalidad para esas medidas.<br />

Así, en algunos casos se proporcionarán valores<br />

límites a partir de los cuales se considera que existe<br />

patología, en otros los rangos observados en<br />

personas normales y en algunos la media y la<br />

desviación estándar (DE) en los sujetos normales.<br />

Como es sabido, se considera que la variabilidad<br />

biológica de una variable cuantitativa en una<br />

población está comprendida entre dos DE por encima<br />

y por debajo de la media 4 .<br />

MEDICIONES EN EL HOMBRO<br />

A<br />

Figura 5.1. Ángulo de la cabeza humeral (A).<br />

Figura 5.2. Medición del espacio articular entre el<br />

punto más medial del borde de la cabeza humeral y<br />

el punto más próximo del reborde anterior de la


MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 37<br />

Ángulo de la cabeza humeral<br />

Se obtiene con el brazo en rotación externa. Se<br />

forma (Fig. 5.1) por la intersección de la línea que<br />

sigue el eje diafisario longitudinal del húmero con la<br />

línea trazada entre el vértice del troquíter y el borde<br />

inferior de la superficie articular de la cabeza (donde<br />

la cortical pasa de ser una banda a una línea). Este<br />

ángulo mide una media de 60° en hombres y 62° en<br />

mujeres. Por debajo de 40° se habla de húmero varo.<br />

Se altera por causas congénitas, estados carenciales,<br />

hipoparatiroidismo, fracturas de cabeza humeral y<br />

consolidación en varo de una fractura 1, 3 .<br />

Distancia acromioclavicular<br />

Distancia entre las dos caras de la articulación<br />

acromio-clavicular en la proyección anteroposterior<br />

(AP) del hombro. Suele medir unos 3 mm. El<br />

ensanchamiento de este espacio se asocia a las<br />

lesiones traumáticas de la articulación<br />

acromioclavicular. Así, una distancia por encima de<br />

7 mm indica la existencia de un esguince. La<br />

osteolisis de clavícula también puede causar el<br />

ensanchamiento de este espacio 3, 5 .<br />

Espacio articular glenohumeral<br />

Es la distancia entre el borde anterior de la<br />

glenoides y el borde medial de la cabeza del húmero<br />

en la radiografía AP de hombro con el brazo en<br />

rotación externa (Fig. 5.2). Su valor medio está entre<br />

4 y 5 mm. Un valor superior a 6 mm sugiere luxación<br />

de la cabeza del húmero 1, 3 .<br />

MEDICIONES EN EL CODO<br />

Ángulo de transporte del codo<br />

Es el ángulo creado, en la proyección AP del codo<br />

con el brazo en extensión completa y en supinación,<br />

AH<br />

AT<br />

AC<br />

Figura 5.3. Ángulos axiales del codo: ángulo de<br />

transporte de codo (AT), ángulo humeral (AH) y<br />

ángulo cubital (AC).<br />

entre el eje longitudinal del húmero y el del cúbito,<br />

Figura 5.4. Método de las perpendiculares para el<br />

cálculo de la varianza cubital. El valor de la varianza<br />

sería la distancia entre las dos líneas blancas y su


38 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

medido este último en su borde radial. El cúbito<br />

presenta una angulación en valgo fisiológica con el<br />

húmero (Fig. 5.3). Esta angulación es muy variable,<br />

oscilando entre los 154 y los 178°. Se altera en las<br />

fracturas supracondíleas de húmero y en las de<br />

cúbito y radio.<br />

Este ángulo puede descomponerse en dos: el<br />

ángulo humeral y el cubital, definidos entre una<br />

línea trazada tangencial a los puntos más distales<br />

de la tróclea y del cóndilo humerales y los ejes<br />

longitudinales de húmero y cúbito respectivamente<br />

(Fig. 5.3). El ángulo humeral mide entre 77 y 95°<br />

en varones y entre 72 y 91° en mujeres y se altera<br />

en las fracturas supracondíleas del húmero. El<br />

ángulo cubital oscila entre 74 y 99° en hombres y<br />

entre 72 y 93° en mujeres, alterándose en las<br />

fracturas de cúbito<br />

y radio 1, 3 .<br />

MEDICIONES EN LA MUÑECA<br />

Varianza cubital<br />

Es la medida de las diferencias aparentes en la<br />

longitud del cúbito y el radio a nivel de la muñeca.<br />

Para medirla se emplean radiografías dorsovolares<br />

de la muñeca, obtenidas en posición neutra, con el<br />

codo y el hombro a 90° y sin angulación. La varianza<br />

cubital se define como negativa si la superficie<br />

articular distal del cúbito está proximal a la del radio,<br />

como positiva si es distal, o como neutra si ambas<br />

están alineadas.<br />

Existen varios métodos para medir la varianza<br />

cubital. El más sencillo, ya que no requiere más que<br />

una simple regla, es el «método de las<br />

perpendiculares»: se traza el eje diafisario del radio y<br />

una línea perpendicular a este que pase por el extremo<br />

cubital de la superficie articular del radio. La varianza<br />

cubital será la distancia entre esta línea y la superficie<br />

articular cubital (Fig. 5.4). Si el cúbito se extiende distal<br />

a esta línea, la varianza será positiva y negativa en caso<br />

contrario.<br />

Los estudios realizados en sujetos normales han<br />

mostrado una amplia variabilidad de este parámetro<br />

en sujetos asintomáticos, así como variaciones entre<br />

grupos étnicos, ambos géneros y diferentes grupos<br />

de edad.<br />

La varianza cubital tiene importancia por su<br />

asociación con varias alteraciones de la muñeca. Así,<br />

la enfermedad de Kiembock y la inestabilidad<br />

carpiana aguda se asocian con más frecuencia con<br />

la varianza negativa, mientras que una varianza<br />

positiva predispone a sufrir impactación<br />

cubitocarpiana o pinzamiento radiocubital. La<br />

varianza cubital también es útil para predecir la<br />

recuperación funcional en la consolidación de las<br />

fracturas de muñeca. <strong>Una</strong> varianza positiva de más<br />

de 5 mm tras la curación de una fractura de Colles<br />

eleva significativamente la posibilidad de una<br />

deficiente recuperación funcional de la muñeca. En<br />

las fracturas de Galeazzi, una varianza positiva de<br />

Figura 5.5. Procedimientos para medir la altura<br />

carpiana. El índice de altura carpiana se halla<br />

dividiendo la altura carpiana (2) entre la longitud del<br />

tercer metacarpiano (1). El método alternativo<br />

consiste en dividir la altura carpiana entre la altura<br />

más de 10 mm implica la rotura de la membrana<br />

interósea y, como consecuencia, la inestabilidad de<br />

la articulación radiocubital distal 6 .<br />

Altura del carpo<br />

2<br />

1<br />

A<br />

Es una medida que ayuda a cuantificar el colapso<br />

del carpo. Se define como la distancia desde la base<br />

del tercer metacarpiano a la cortical subcondral del<br />

radio distal. Esta medida está influenciada por las<br />

diferencias de tamaño corporal por lo que es más<br />

apropiado calcular el cociente de la altura carpiana,<br />

el cual permite su comparación entre individuos. Este<br />

se calcula dividiendo la altura carpiana entre la<br />

longitud del tercer metacarpiano. Cuando la<br />

radiografía utilizada no incluye completamente el<br />

tercer metacarpiano, puede usarse un cociente<br />

alternativo que se halla dividiendo la altura carpiana<br />

entre la longitud del hueso grande medido desde la<br />

cortical adyacente a la unión de las bases del<br />

segundo y tercer metacarpiano a través del centro<br />

del hueso hasta la cortical proximal (Fig. 5.5). Estas


MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 39<br />

medidas se toman sobre<br />

una radiografía dorsovolar<br />

de muñeca en posición<br />

neutra. En la población<br />

general la media del<br />

cociente del carpo es de<br />

0,54 (DE ± 0,03) y la del<br />

cociente alternativo 1,57 (DE<br />

± 0,05) 6 .<br />

Estas medidas se ven<br />

alteradas en las entidades<br />

que producen colapso del<br />

carpo, como la artritis<br />

reumatoide, la enfermedad<br />

de Kiembock, las lesiones<br />

traumáticas o el colapso<br />

escafosemilunar avanzado.<br />

La pérdida de altura del<br />

carpo origina disminución<br />

de la presión e incapacidad<br />

para la extensión completa<br />

de las articulaciones<br />

metacarpofalángicas 1 .<br />

a<br />

b<br />

IP<br />

Inclinación radial<br />

Es la inclinación de la<br />

superficie articular distal del Figura 5.6. Ángulos de inclinación del<br />

radio en el plano coronal. Se carpo. a) Ángulo de inclinación radial<br />

mide también en la<br />

radiografía dorsovolar de la<br />

muñeca en posición neutra<br />

y se obtiene trazando una línea entre el extremo<br />

distal del estiloides radial y el borde cubital de la<br />

fosa semilunar del radio. La inclinación radial es el<br />

ángulo formado entre esta línea y la perpendicular<br />

al eje del radio (Fig. 5.6 a).<br />

Las medidas normales oscilan entre 16 y 28°.<br />

Aparece alterado en las fracturas de la metáfisis distal<br />

del radio (Colles, Smith) o en la deformidad de<br />

Madelung. Es extremadamente útil como indicador del<br />

resultado funcional tras la curación de una fractura del<br />

radio distal, estando los valores menores de 5°<br />

asociados a un mal resultado 1, 6 .<br />

DR<br />

Inclinación palmar<br />

Representa la inclinación de la superficie articular<br />

del radio en el plano sagital. Se calcula sobre una<br />

radiografía lateral de la muñeca en posición neutra,<br />

con el brazo separado del cuerpo y el codo<br />

flexionado 90°. Consiste en el ángulo formado entre<br />

una línea trazada tangente a los bordes dorsal y<br />

palmar del radio distal y la perpendicular al eje del<br />

radio (Fig. 5.6 b). En sujetos normales se han descrito<br />

medidas de 0 a 22°. Su valor es algo menor en los<br />

hombres.<br />

Al igual que el ángulo de inclinación radial, se<br />

altera en las fracturas distales del radio y suele<br />

LR<br />

Figura 5.7. Medición de la longitud radial (distancia<br />

LR) y del desplazamiento radial (distancia DR).


40 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

A<br />

CL<br />

B<br />

EL<br />

Figura 5.8. Radiografía de muñeca en un paciente<br />

con luxación escafosemilunar. Medición del índice<br />

de traslación del carpo (cociente B/A) y de la<br />

distancia escafolunar (distancia entre las puntas de<br />

usarse, como aquel, para valorar las deformidades<br />

asociadas a las fracturas del radio distal y en la<br />

planificación de la corrección quirúrgica de dichas<br />

deformidades. Su incremento va a causar un<br />

aumento en el peso soportado por la articulación<br />

cubitocarpiana. Debido a ello, más de la mitad de<br />

los pacientes con un incremento de la inclinación<br />

palmar mayor de 15° después de una fractura<br />

tendrán disminución de la fuerza y de la resistencia<br />

a la presión. <strong>Una</strong> inclinación mayor de 20-25°<br />

puede provocar un tipo de inestabilidad<br />

mediocarpiana denominado carpo adaptativo 6 .<br />

Longitud radial<br />

Es la distancia entre dos líneas perpendiculares<br />

al eje del radio, trazadas en la radiografía<br />

dorsovolar de la muñeca, una de las cuales pasa<br />

por la punta del estiloides radial y la otra por el<br />

punto más distal de la superficie articular del cúbito<br />

Figura 5.9. Ángulos para el diagnóstico de las<br />

inestabilidades de la muñeca: ángulo capitolunar (CL)<br />

(Fig. 5.7).<br />

Esta medida se usa para medir la deformidad o<br />

el acortamiento del radio distal causados por<br />

fracturas o alteraciones del desarrollo. Su<br />

disminución indica una probable mala evolución en<br />

la consolidación de las fracturas del radio distal.<br />

Su medida media es de 13,5 mm (DE ± 3,8 mm)<br />

aunque, dado que esta medida se ve afectada por<br />

la varianza cubital individual, se hace necesario<br />

para valorarla la comparación con la muñeca<br />

contralateral 1, 6 .<br />

Desplazamiento radial<br />

Se usa en las fracturas de radio distal para medir<br />

el desplazamiento de los fragmentos mediante la<br />

comparación con la medida de la muñeca<br />

contralateral. Se obtiene en una radiografía<br />

dorsovolar de muñeca en posición neutra. Se calcula<br />

midiendo la distancia más corta entre el eje del<br />

radio y el extremo distal de la estiloides radial (Fig.


MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 41<br />

perpendicular al eje longitudinal del cúbito entre este<br />

eje y el centro de la cabeza del hueso grande (el eje<br />

de rotación de carpo). El índice se obtiene al dividir<br />

esta distancia entre la longitud del tercer<br />

metacarpiano (Fig. 5.8).<br />

Este índice permite valorar la existencia de<br />

translación cubital del carpo, que es la desviación<br />

cubital del carpo producida por la rotura de los<br />

ligamentos radiocarpianos. El índice puede disminuir<br />

en la artritis reumatoide, en la enfermedad de<br />

Kienböck o como consecuencia de traumatismos.<br />

Cuando baja de 0,27 indica la existencia de<br />

translación cubital del carpo 6 .<br />

Distancia escafolunar<br />

Figura 5.10. Ángulo carpiano.<br />

5.7). La diferencia entre las medidas de las dos<br />

muñecas no debe ser mayor de 1 mm 6 .<br />

Índice de translación del carpo<br />

Se mide en la radiografía posteroanterior de la<br />

muñeca en posición neutra. Para hallarlo se mide la<br />

distancia carpocubital, que es la distancia<br />

Es la distancia existente entre escafoides y<br />

semilunar, medida en el extremo proximal de su<br />

articulación en la radiografía<br />

dorsovolar de muñeca (Fig. 5.8). En adultos<br />

n o r m a l e s<br />

mide entre 2 y 4 mm, pero en la luxación<br />

escafosemilunar<br />

puede<br />

superar los 5 mm. Este ensanchamiento puede<br />

ser<br />

más<br />

evidente si se realiza la radiografía con desviación<br />

cubital de la mano 3 .<br />

Ángulos escafolunar y capitolunar<br />

Se utilizan para la valoración de las<br />

inestabilidades carpianas. Se miden en las<br />

radiografías laterales de muñeca en posición neutra.<br />

Para medirlos se trazan tres ejes: el del semilunar<br />

(que es la perpendicular a la línea tangente a los<br />

polos anterior y posterior de la cara distal del<br />

semilunar), el del escafoides y el del hueso grande.<br />

El ángulo escafolunar es el formado por el eje del<br />

semilunar y el del escafoides, oscilando su valor<br />

normal entre 30 y 60°. El ángulo capitolunar es el<br />

formado entre los ejes del semilunar y del hueso<br />

a CE<br />

b E<br />

c<br />

HTE E T<br />

T<br />

I<br />

A<br />

B<br />

Figura 5.11. Mediciones para la valoración de la displasia de cadera del adulto en la radiografía AP de cadera.<br />

a) Ángulo de Wiberg (CE) y ángulo HTE (HTE) con los puntos T y E que delimitan la porción esclerótica del<br />

techo acetabular. b) Medición del índice acetabular. Se calcula dividiendo la distancia desde el punto T hasta<br />

la línea EI entre la distancia EI. c) Medición de la cobertura de la cabeza femoral. Se calcula dividiendo la


42 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

grande, y su valor normal es de menos de 30° (Fig.<br />

5.9).<br />

Estos ángulos se alteran en las inestabilidades<br />

carpianas, que están producidas por fracturas óseas<br />

o roturas ligamentosas en el carpo. Así, en la<br />

inestabilidad del segmento intercalado dorsal (ISID),<br />

que es la más frecuente, se produce una inclinación<br />

dorsal del semilunar, que se acompaña de una<br />

inclinación palmar del escafoides, por lo que el<br />

ángulo escafolunar mide más de 70° y el capitolunar<br />

más de 30°.<br />

En la inestabilidad del segmento intercalado<br />

ventral<br />

(ISIV),<br />

se produce una inclinación ventral del semilunar, a<br />

la que sigue con frecuencia una inclinación dorsal<br />

del hueso grande, midiendo el ángulo escafolunar<br />

menos de 30° y el capitolunar más<br />

de 30°.<br />

El ISID suele estar causado por la fractura del<br />

escafoides y la disociación ligamentosa<br />

escafosemilunar. Por su parte, el ISIV suele deberse<br />

a la rotura ligamentosa de la articulación<br />

piramidoganchosa 1, 6, 7 .<br />

Ángulo carpiano<br />

En la proyección dorsovolar de la muñeca, con la<br />

mano en posición neutra, el ángulo carpiano se<br />

define por la intersección de dos tangentes, una en<br />

contacto con el contorno proximal del escafoides y<br />

el semilunar y la segunda tangente al piramidal y el<br />

semilunar (Fig. 5.10).<br />

Los valores de este ángulo varían según edad y<br />

raza, aunque se considera que 130° es su valor<br />

normal. Su incremento por encima de los 139° se ha<br />

observado en el síndrome de Down, la artrogriposis<br />

y diversas displasias óseas con afectación epifisaria.<br />

Por otra parte, su disminución por debajo de los 124°<br />

se ha observado en la deformidad de Madelung y en<br />

los síndromes de Turner, Hurler y Morquio 1, 3 .<br />

MEDICIONES EN LA CADERA<br />

Ángulo centro-borde de Wiberg<br />

También conocido como ángulo C-E (de Center-<br />

End of the roof). Sirve para determinar la relación<br />

entre la cabeza femoral y el acetábulo: es un índice<br />

de la cobertura del acetábulo. Se mide en la<br />

radiografía AP de la cadera. Es el ángulo formado<br />

entre una línea trazada desde el centro de la cabeza<br />

femoral perpendicular al acetábulo y otra línea<br />

trazada entre el mismo centro de la cabeza femoral<br />

y el borde más externo del techo acetabular (Fig.<br />

5.11 a).<br />

Aunque es una medida desarrollada inicialmente<br />

para valorar la repercusión de la luxación congénita<br />

de cadera en adultos, puede usarse también en<br />

niños. El valor de este ángulo va aumentando con la<br />

edad. En adultos, medidas inferiores a 20° son<br />

diagnósticas de displasia de cadera y ángulos<br />

superiores a 45° se observan en la protusión<br />

acetabular 1, 8, 9 .<br />

Ángulo HTE<br />

Acrónimo de la expresión inglesa horizontal toit<br />

externe. Se emplea para evaluar la orientación del<br />

techo acetabular y la cobertura de la cabeza femoral<br />

ASAA<br />

AA<br />

ASAP<br />

Figura 5.12. Puntos de medición de los espacios<br />

articulares de la cadera superior (entre las dos<br />

flechas) y medial, que es la distancia, medida en el<br />

plano que pasa por los centros de las dos cabezas<br />

femorales (línea naranja), entre el plano del borde<br />

medial de la cabeza femoral (línea de puntos) y la<br />

línea acetabular (línea continua). En este mismo plano<br />

Figura 5.13. Plano de corte de TC a nivel de centro<br />

de las cabezas femorales. En la cadera derecha<br />

aparecen trazados los ángulos del sector acetabular<br />

anterior (ASAA) y posterior (ASAP). En la cadera


MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 43<br />

en la evaluación de la displasia de cadera en el<br />

adulto. Es el formado, en la radiografía AP de cadera,<br />

entre la horizontal y la línea trazada entre los dos<br />

extremos de la región de soporte de carga del techo<br />

acetabular (que se identifica por formar un arco más<br />

esclerótico). Los puntos extremos de esta región de<br />

carga son denominados puntos T y E (Fig. 5.11 a).<br />

Los valores superiores a 10° sugieren displasia<br />

acetabular 9 .<br />

LR<br />

AR<br />

Índice acetabular<br />

Es el cociente entre la anchura y la profundidad<br />

del acetábulo medido en la radiografía AP de pelvis.<br />

La anchura se mide entre los bordes acetabulares<br />

inferior y externo. La profundidad es la distancia más<br />

corta entre el extremo medial de la zona de carga<br />

del techo acetabular y la línea anterior (Fig. 5.11 b).<br />

Este índice se expresa como porcentaje y debe ser<br />

mayor de 38% en personas sanas, con un valor medio<br />

de 60%. Este índice está alterado en la displasia de<br />

cadera 9 .<br />

Porcentaje de cobertura de la cabeza<br />

femoral<br />

AMT<br />

LT<br />

TR<br />

Figura 5.15. Métodos de medición de la altura de la<br />

rótula en la radiografía lateral de rodilla. El índice de<br />

Insall-Salvati es el cociente LT/LR. Si no se aprecia<br />

bien la inserción del tendón rotuliano, puede usarse<br />

el índice de De Carvalho, que es el cociente TR/AR.<br />

LT: Longitud del tendón rotuliano. LR: Longitud de<br />

la rótula. TR: Distancia entre el margen articular de<br />

la rótula y la meseta tibial. AR: Longitud de la<br />

Para hallarlo se trazan tres líneas perpendiculares<br />

a la horizontal y tangentes respectivamente al punto<br />

más medial del espacio articular, al borde lateral de<br />

la cabeza femoral y al extremo lateral del acetábulo.<br />

El porcentaje de cobertura es el cociente entre la<br />

distancia de la línea que pasa por el extremo del<br />

acetábulo y la que pasa por el espacio articular,<br />

dividido entre la distancia entre esta última y la que<br />

pasa por el borde de la cabeza femoral (Fig. 5.11 c).<br />

El porcentaje de cobertura debe ser mayor o igual<br />

al 75%. Disminuye en la displasia de cadera del<br />

adulto 9 .<br />

Espacio articular de la cadera<br />

Figura 5.14. Medida del ángulo de la meseta tibial<br />

(AMT).<br />

Puede medirse entre el punto más alto de la<br />

cabeza femoral y el acetábulo adyacente (espacio<br />

articular superior) o entre la cabeza femoral y el<br />

acetábulo a nivel del plano axial que pasa por el<br />

centro de la cabeza femoral (espacio articular<br />

medial). Ambos se miden en la radiografía PA de la<br />

pelvis (Fig. 5.12).<br />

El espacio articular superior está reducido en la<br />

artrosis del adulto. Su valor normal es de 3 a 6 mm,<br />

con una media de 4 mm. El espacio articular medial<br />

está aumentado en la enfermedad de Legg-Calvé-<br />

Perthes y en la displasia de cadera, considerándose<br />

patológicos en niños valores superiores a los 11 mm<br />

o superiores en<br />

2 mm a los de la cadera opuesta. En adultos este


44 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

espacio puede medir hasta 14<br />

mm. Ambos espacios, el superior<br />

y el medial, también pueden estar<br />

anormalmente ensanchados en el<br />

derrame sinovial en la cadera,<br />

tanto en el niño como en el<br />

adulto. Diferencias de 1 mm entre<br />

el lado afecto y el contralateral en<br />

estos espacios sugieren la<br />

existencia de derrame 3, 8 .<br />

a<br />

b<br />

Distancia entre la línea<br />

acetabular<br />

y la línea ilioisquiática<br />

Es la distancia entre el borde<br />

acetabular medial y la línea<br />

ilioisquiática en la proyección AP<br />

de la pelvis, medida en el plano<br />

que pasa por el centro de las dos<br />

cabezas femorales (Fig. 5.12).<br />

Cuando el margen acetabular es<br />

medial a la línea ilioisquiática se<br />

le da un valor negativo.<br />

Esta medida es útil para<br />

diagnosticar la protusión<br />

acetabular en la artritis<br />

reumatoide y los traumatismos.<br />

Se consideran patológicos valores<br />

menores a –0,8 mm en niños,<br />

–2,7 mm en niñas,<br />

–3 mm en hombres y –6 mm en<br />

mujeres 3 .<br />

Ángulos de anteversión y<br />

de sector acetabular<br />

Son ángulos que se obtienen<br />

en TC y que permiten valorar la<br />

existencia de displasia acetabular y cuantificarla. Para<br />

trazar estos ángulos se obtiene un corte de TC sin<br />

angulación a través de los centros de las dos cabezas<br />

femorales. El ángulo de anteversión acetabular es el<br />

formado entre la línea que pasa por los bordes<br />

anterior y posterior del acetábulo, y la que pasa por<br />

el borde posterior del acetábulo y es perpendicular<br />

al plano que pasa por el centro de los dos acetábulos<br />

(Fig. 5.13). En hombres su valor medio es de 18,5°<br />

(DE ± 4,5°) y en mujeres de 21,5° (DE ± 5°).<br />

Los ángulos de sector acetabular son tres. El<br />

ángulo del sector acetabular anterior (ASAA) es el<br />

formado por la línea que pasa por el centro de la<br />

cabeza femoral y por el borde anterior del acetábulo<br />

y la línea que pasa por el centro de las dos cabezas<br />

femorales. Esta última línea define, con la línea que<br />

va desde el centro de la cabeza femoral hasta el<br />

borde posterior del acetábulo, el ángulo del sector<br />

acetabular posterior (ASAP) (Fig. 5.13). La suma de<br />

estos dos ángulos es el ángulo del sector acetabular<br />

c<br />

ANG. INCLIN. ROTULIANA: 8, 2°<br />

Figura 5.16. Medidas para evaluar las relaciones femororrotulianas. a)<br />

Corte de TC que pasa por el centro de la rótula y de los cóndilos<br />

femorales en un paciente con luxación recidivante de la rótula. Se han<br />

trazado el ángulo del surco (líneas discontinuas) y el ángulo de<br />

congruencia femororrotuliano (líneas continuas), que presenta signo<br />

positivo. b) Proyección axial de la rótula con flexión de la rodilla de 30°.<br />

Medida del ángulo de inclinación rotuliana entre la línea que une los<br />

extremos de la rótula (línea continua) y la horizontal (línea de puntos).<br />

c) Otra forma de calcular el ángulo de inclinación rotuliana mediante TC<br />

utilizando la línea tangente a la cara articular lateral de la rótula y la<br />

tangente a los cóndilos posteriores. d) Cortes de TC a nivel de los<br />

d<br />

9,8 mm<br />

TTSF = 9,8 mm<br />

AB<br />

Figura 5.17. Radiografía mediolateral de tobillo con<br />

el ángulo de Böhler (AB).


MEDIDAS EN RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA 45<br />

horizontal (ASAH). En hombres, el valor medio del<br />

ASAA<br />

es<br />

de 64 (DE ± 6), el del ASAP de 102 (DE ± 8) y el del<br />

ASAH de 167 (DE ± 11). En mujeres, estos valores<br />

son para el ASAA 63 (DE ± 6), para el ASAP 105 (DE<br />

± 8) y para el ASAH 169<br />

(DE ± 10).<br />

Los ángulos de sector acetabular están<br />

disminuidos en la<br />

displasia de cadera. En estos casos el hallazgo más<br />

común es la deficiencia en la cobertura anterior,<br />

con disminución del ASAA por debajo del rango de<br />

3, 9, 10,<br />

variabilidad (dos DE por debajo de la media)<br />

11, 12<br />

.<br />

MEDIDAS EN LA RODILLA<br />

Ángulo de la meseta tibial<br />

Mide la inclinación de la meseta tibial en la<br />

proyección lateral de la rodilla. Es el ángulo que<br />

forman la línea tangencial a la superficie articular<br />

tibial proximal y la perpendicular a la tangente a la<br />

cresta tibial (Fig. 5.14). La superficie articular de la<br />

tibia se encuentra inclinada hacia atrás formando un<br />

ángulo de 14° de media (DE ± 3,6°). Este ángulo es<br />

útil para determinar el grado de hundimiento de la<br />

meseta tibial en las fracturas 3 .<br />

Índices de la altura de la rótula<br />

En la radiografía lateral de la rodilla en flexión de<br />

30°, la altura relativa de la rótula puede valorarse<br />

mediante los métodos de Insall-Salvati y de De<br />

Carvalho que miden la relación entre el tendón<br />

rotuliano y la altura de la rótula. El primero consiste<br />

en dividir la longitud del tendón rotuliano, medida<br />

desde el borde inferior de la rótula hasta su<br />

inserción en la tibia, entre la longitud craneocaudal<br />

máxima de la rótula. Cuando la inserción en la tibia<br />

del tendón rotuliano no se identifica bien puede<br />

usarse el método de De Carvalho: se obtiene el<br />

cociente de la distancia desde el margen articular<br />

inferior de la rótula hasta la región anterior de la<br />

meseta tibial dividido por la longitud de la superficie<br />

articular de la rótula (Fig. 5.15).<br />

La medida normal del índice de Insall-Salvati es<br />

AMP<br />

AMT<br />

Figura 5.18. Radiografía AP con los ángulos axiales<br />

del tobillo: ángulo maleolar tibial (AMT) y ángulo<br />

maleolar peroneo (AMP).<br />

Figura 5.19. Ángulo de Meschan en el pie.


46 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

IH<br />

1, pudiendo oscilar entre 0,8 y 1,2. La media en<br />

personas normales del índice de De Carvalho es 0,89<br />

(DE ± 0,13). Las rodillas afectadas por dolor rotuliano<br />

presentan con más frecuencia una rótula alta, con<br />

valores altos de estos índices. La rotura del tendón<br />

rotuliano también provoca que ambos índices sean<br />

anormalmente altos 1, 3, 13, 14 .<br />

HV<br />

MP<br />

IM<br />

Figura 5.20. Radiografía de pie en un paciente con<br />

hallux valgus en la que se han trazado el primer<br />

ángulo intermetatarsiano (IM), el ángulo metatarsus<br />

primus varus (MP), el ángulo del hallux valgus (HV)<br />

y el ángulo interfalángico del hallux (IH).<br />

Ángulo de congruencia femororrotuliano<br />

Es una medida que evalúa la subluxación lateral<br />

de la rótula. Puede obtenerse tanto en la radiografía<br />

en proyección axial de la rótula como en TC o RM.<br />

La radiografía axial es obtenida con las rodillas en<br />

flexión de 30°. Para el estudio mediante TC o RM las<br />

rodillas deben estar flexionadas 15°, obteniéndose<br />

cortes que pasan por el centro de la rótula y el centro<br />

de los cóndilos. <strong>Una</strong> flexión mayor de 30° reduce el<br />

desplazamiento rotuliano, mientras que cuando la<br />

rodilla está en extensión la existencia de<br />

desplazamiento rotuliano puede ser fisiológica.<br />

El ángulo de congruencia se halla a partir del<br />

ángulo del surco, que se forma entre las líneas que<br />

unen los puntos más anteriores de cada cóndilo<br />

femoral y el punto más bajo del surco intercondíleo<br />

(Fig. 5.16 a). Este ángulo mide la profundidad del<br />

surco troclear y cuando es mayor de 145° puede<br />

asociarse a luxación recidivante de la rótula.<br />

El ángulo de congruencia es el formado por la<br />

b i s e c t r i z<br />

del ángulo del surco y la línea que desde el punto<br />

más bajo del surco pasa por el vértice posterior de<br />

la rótula (Fig. 5.16 a).<br />

Este ángulo recibe signo positivo si es lateral y<br />

negativo si es medial. Su valor normal es de –8° (DE<br />

± 6°). Los ángulos po-sitivos se asocian con<br />

1, 3,<br />

tendencia a la luxación recurrente de la rótula<br />

13, 15, 16<br />

.<br />

Ángulo de inclinación rotuliana<br />

Existen varios métodos para su cálculo, que<br />

implican valores diferentes de la normalidad. Aquí<br />

vamos a proponer dos. En el primero se mide el


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 47<br />

ángulo entre el plano horizontal y la línea trazada<br />

desde el extremo medial al lateral de la rótula (Fig.<br />

5.16 b). Los valores normales de este ángulo están<br />

entre 0 y 5°. Ángulos mayores de 10° son anormales<br />

e indican mala alineación de la rótula.<br />

Otra forma de calcularlo, utilizando la TC, es<br />

midiendo el ángulo formado por una línea tangente<br />

a la cara posterolateral de la rótula y por una línea<br />

paralela a la línea tangente a los extremos<br />

posteriores de ambos cóndilos (Fig. 5.16 c). Valores<br />

de este ángulo inferiores a 7° son considerados<br />

patológicos.<br />

Algunos métodos de medición del ángulo de<br />

inclinación rotuliana utilizan la línea que pasa por<br />

los extremos anteriores de los dos cóndilos en lugar<br />

del plano horizontal o la tangente a los cóndilos<br />

posteriores. Estos métodos son problemáticos, ya<br />

que los cóndilos con frecuencia son displásicos en<br />

los pacientes con mala alineación de la rótula, lo que<br />

hace a esa línea poco fiable como referencia 13, 15, 16 .<br />

Distancia tuberosidad tibial-surco femoral<br />

Se obtiene en TC o RM con flexión de las rodillas<br />

de 15°. Se obtiene mediante la superposición de dos<br />

cortes: uno que pasa por el centro de la rótula y el<br />

centro de los cóndilos, y otro que pasa por el vértice<br />

de la tuberosidad anterior de la tibia. La distancia<br />

tuberosidad tibial-surco femoral es la existente entre<br />

dos líneas trazadas en perpendicular a la línea que<br />

une los bordes posteriores de ambos cóndilos, una<br />

de estas pasa por la parte más profunda del surco<br />

intercondíleo y la otra por el punto más anterior de<br />

la tuberosidad tibial (Fig. 5.16 d).<br />

El valor medio normal de esta distancia es de 13<br />

mm, con un rango de 7 a 17. Aumenta en la artrosis<br />

femoropatelar, la luxación recidivante de la rótula y<br />

la inestabilidad rotuliana 1, 13 .<br />

MEDIDAS EN TOBILLO Y PIE<br />

Ángulo de Böhler<br />

Se mide en las radiografías de tobillo en<br />

proyección mediolateral y se obtiene en el calcáneo.<br />

Es el ángulo formado por la línea que pasa por el<br />

punto más alto de la carilla articular posterior y la<br />

tuberosidad posterior y la que pasa por los ápices<br />

de la carilla articular posterior y la apófisis anterior<br />

del calcáneo (Fig. 5.17).<br />

La media de este ángulo en personas sanas es de<br />

unos 30°, con un límite inferior de 18°. Este ángulo<br />

disminuye en las fracturas de calcáneo, pudiendo<br />

llegar a hacerse negativo. Es un buen índice del<br />

grado de gravedad de la fractura y del resultado de<br />

la reducción, y permite pronosticar la evolución de<br />

la lesión 1, 3 .<br />

Ángulos axiales del tobillo<br />

Se pueden observar en la radiografía AP del<br />

tobillo. Son dos ángulos formados a partir de la línea<br />

horizontal tangencial a la superficie articular del<br />

astrágalo. El ángulo maleolar tibial es el formado<br />

entre esta línea y la tangente a la superficie articular<br />

del maléolo medial, mientras que el ángulo maleolar<br />

peroneo es el que se forma<br />

con la línea tangente a la superficie articular del<br />

maléolo lateral (Fig. 5.18).<br />

El ángulo maleolar tibial mide 53° de media,<br />

habiéndose observado ángulos de 45 a 65° en<br />

personas normales. El ángulo maleolar<br />

peroneo, por su parte, mide 52° de media en<br />

personas normales, con un rango de 45 a 62° 1, 3 .<br />

Ángulo de Meschan<br />

En la radiografía dorsoplantar del pie, el ángulo<br />

está formado por la línea tangente a las cabezas de<br />

los dos primeros metatarsianos y la tangente a las<br />

cabezas del resto de los metatarsianos (Fig. 5.19).<br />

Su valor normal es de 140 a 142,5°. Si es menor, la<br />

estética y la biomecánica del pie se ven afectados 1,<br />

3<br />

.<br />

Ángulos del hallux valgus<br />

Son ángulos que permiten describir la localización<br />

y la severidad del hallux valgus y son importantes<br />

para la planificación preoperatorio. Son cuatro<br />

ángulos que se miden en la proyección dorsoplantar<br />

del pie (Fig. 5.20).<br />

El primer ángulo intermetatarsiano es el formado<br />

por los ejes mayores del primer y segundo<br />

metatarsiano. Es normal por debajo de 10°.<br />

El ángulo metatarsus primus varus está formado<br />

entre los ejes mayores del cuneiforme medial y del<br />

primer metatarsiano. Es normal por debajo de 25°.<br />

El ángulo del hallux valgus lo forman los ejes del<br />

primer metatarsiano y de su falange proximal, siendo<br />

normal cuando es menor de 15°.<br />

El ángulo interfalángico del hallux, lo forman los<br />

ejes de ambas falanges del primer dedo y es normal<br />

por debajo de 8° 3 .<br />

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6<br />

Radiología de los<br />

trastornos de la alineación<br />

Eva Llopis San Juan<br />

INTRODUCCIÓN<br />

a aparición de técnicas de imagen más avanzadas<br />

Lpara el estudio de la columna ha hecho que en los<br />

servicios de radiodiagnóstico la radiología<br />

convencional quede en ocasiones en segundo plano.<br />

Sin embargo, la radiología simple sigue siendo la<br />

técnica esencial para el estudio de la columna y,<br />

sobre todo, de sus deformidades. En beneficio de los<br />

enfermos con esta patología, conviene que utilicemos<br />

la exploración óptima para cada caso. El<br />

conocimiento de las diferentes proyecciones y de su<br />

utilidad, así como el uso de la misma<br />

terminología que ortopedas y<br />

rehabilitadores mejoraría la comunicación<br />

con ellos y aumentaría la calidad de<br />

nuestros informes. Por último, hemos de<br />

recordar que es nuestra responsabilidad<br />

formar a los técnicos para la realización<br />

de exploraciones de óptima calidad y<br />

conseguir limitar la dosis de radiación<br />

tanto como sea posible.<br />

La importancia de la correcta<br />

alineación de la columna es conocida<br />

desde Hipócrates, que ya en el siglo IV<br />

a.C. hablaba de ithiscoliosis en su libro<br />

«de las articulaciones». Este término<br />

describe que la columna es recta en el<br />

plano coronal pero no<br />

en el plano sagital, siendo lordótica en<br />

la columna cervical y lumbar, y cifótica<br />

en la columna dorsal y sacra. Galeno,<br />

dos siglos más tarde, observa que el<br />

movimiento y la bipedestación no serían<br />

posibles si la columna estuviera formada<br />

por un único hueso rígido.<br />

La prevalencia de la escoliosis se basa en los<br />

estudios de la escoliosis del adolescente, y oscila entre<br />

el 1 y el 3,6%. En el 80% de los casos la escoliosis es<br />

idiopática y aunque se han propuesto diferentes<br />

teorías fisiopatogénicas ninguna tiene una amplia<br />

aceptación. El objetivo de las técnicas quirúrgicas es<br />

recuperar el balance del cuerpo y fusionar para<br />

prevenir la progresión de la deformidad y, de forma<br />

secundaria, corregir la deformidad y aumentar la<br />

flexibilidad.<br />

El propósito de este capítulo es proporcionar una<br />

a b c<br />

Figura 6.1. Escoliosis toracolumbar, torácica<br />

derecha y lumbar izquierda estudiada en<br />

proyección PA. a) Radiografía inicial. La<br />

curva torácica mide 18°. b) Progresión en<br />

dos años de la curva. Aumento del ángulo<br />

de Cobb en la curva torácica a 49°. c)


48 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

<strong>guía</strong> técnica, así como un algoritmo diagnóstico para<br />

esta entidad.<br />

EXPLORACIÓN RADIOLÓGICA SIMPLE<br />

a exploración inicial ante la sospecha clínica de<br />

Ldeformidad en la columna es la radiografía de la<br />

columna completa, radiografía de 30 x 90 cm en<br />

bipedestación (Fig. 6.1). Esta radiografía nos<br />

TABLA 6.1<br />

Clasificación etiológica de la escoliosis<br />

Idiopática<br />

Infantil (0 a 3 años)<br />

Juvenil (3 a 10 años)<br />

Adolescente (10 años hasta la maduración esquelética completa)<br />

Adulto<br />

Neuromuscular<br />

Neuropática<br />

Motoneurona superior<br />

Parálisis cerebral<br />

Degeneración espinocerebelosa<br />

Tumor intramedular<br />

Siringomielia (adquirida)<br />

Otras<br />

Motoneurona inferior<br />

Poliomielitis y otras mielitis virales<br />

Atrofia espinomuscular<br />

Artrogriposis neuropática<br />

Síndrome de Riley-Day<br />

Traumatismo medular<br />

Otras<br />

Miopática<br />

Artrogriposis miopática<br />

Distrofia neuromuscular<br />

Hipotonía congénita<br />

Congénita<br />

Anomalía vertebral<br />

Defecto de formación<br />

Defecto de segmentación<br />

Neuropática<br />

Anomalía congénita de médula espinal<br />

Síndrome de la médula anclada<br />

Siringomielia (congénita)<br />

Diastematomielia<br />

Otras<br />

Disrafismo espinal<br />

Meningocele<br />

Mielomeningocele<br />

Del desarrollo<br />

Displasia esquelética<br />

Displasia diastrófica<br />

Displasia espondilometafisaria<br />

Mucopolisacaridosis<br />

Disostosis esqueléticas<br />

Neurofibromatosis<br />

Síndrome de Marfan<br />

Síndrome de Ehlers-Danlos<br />

Otras<br />

Miscelánea<br />

Posirradiación<br />

Posinfecciosa<br />

Postraumática<br />

Posquirúrgica<br />

Otras<br />

permite realizar el diagnóstico, descartar otras<br />

causas que produzcan escoliosis, clasificar y<br />

cuantificar la curva, realizar<br />

un seguimiento en el tiempo y valorar la respuesta<br />

al tratamiento 1-4 .<br />

La escoliosis estructurada se puede clasificar en<br />

función de la causa, la edad de presentación o el<br />

segmento afectado (Tabla<br />

6.1).<br />

El estudio radiológico presenta diversos aspectos<br />

que es necesario tener en cuenta a la hora de realizar<br />

una exploración. A continuación desarrollamos los<br />

diversos aspectos a considerar.<br />

1. Radiación<br />

El gran problema que presenta la radiología<br />

simple es la radiación a la que se somete al paciente,<br />

habitualmente durante la infancia y adolescencia,<br />

edad en la que se suele sospechar la deformidad. El<br />

número de radiografías necesarias para el<br />

seguimiento de estos pacientes oscila entre una<br />

única exploración y un control cada tres-seis meses<br />

hasta que la maduración esquelética se ha<br />

completado.<br />

Es sabido que la radiación acumulada tras<br />

múltiples exploraciones radiológicas aumenta el<br />

riesgo de cáncer relacionado con ella. Los efectos de<br />

la radiación sobre las gónadas no son acumulativos,<br />

pero incrementan el riesgo de mutación. Los efectos<br />

de la radiación sobre otros órganos son<br />

acumulativos. Los tejidos más sensibles son la<br />

mama, el tiroides y la médula ósea. La mama es<br />

especialmente sensible a la radiación. Se cree que el<br />

período de máxima sensibilidad se produce durante<br />

la formación del brote mamario antes de la<br />

menarquia, período que coincide con unos de los<br />

mayores picos de incidencia de la escoliosis 6, 7 .<br />

Por lo tanto, deberíamos esforzarnos en disminuir<br />

la radiación (Tabla 6.2), siguiendo el criterio ALARA<br />

(as low as reasonably achievable, es decir, dosis lo<br />

más bajas posibles). En conclusión, realizar<br />

únicamente las exploraciones necesarias, colimar, y,<br />

TABLA 6.2<br />

Premisas para disminuir la radiación<br />

1. Disminuir el número de controles radiológicos que se realizan.<br />

Indicar únicamente aquellos cuya información pueda cambiar<br />

el plan de tratamiento<br />

2. Disminuir el número de repeticiones por la mala calidad de las<br />

radiografías<br />

3. Colimar al máximo para incluir únicamente la columna, lo cual<br />

disminuye la radiación dispersa. En la proyección lateral, colimar<br />

para no radiar la mama<br />

4. No utilizar parrilla antidifusora<br />

5. Utilizar radiografías de exposición rápida<br />

6. Utilizar filtros<br />

7. Utilizar protección gonadal y de tiroides<br />

8. Proteger la mama utilizando la proyección PA<br />

9. Utilizar radiología digital<br />

10. Analizar la edad ósea mediante otros métodos que no sean la<br />

cresta ilíaca y el cartílago trirradiado, como son la mano<br />

izquierda y el incremento de altura


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 49<br />

especialmente, utilizar la proyección posteroanterior<br />

(PA), ya que disminuye la dosis en la mama hasta 20<br />

veces.<br />

2. Radiología simple mediante sistemas<br />

digitales<br />

Actualmente el método radiológico<br />

universalmente aceptado para el estudio de las<br />

deformidades es la radiografía de columna completa<br />

con un chasis de 30 x 90 cm. Sin embargo, se están<br />

desarrollando sistemas de radiología digital que<br />

conviene conocer. Disponemos de tres sistemas de<br />

radiología digital: la radiología computarizada (CR),<br />

la fluoroscopia pulsada y la radiología directa (DR) 8,<br />

9<br />

.<br />

— La radiología computarizada es el sistema más<br />

extendido. La ventaja es que utiliza un sistema<br />

similar al de los 30 x 90 cm convencionales y<br />

la distancia al tubo y el tamaño de chasis son<br />

los mismos, por lo que las medidas son<br />

superponibles a las de la radiología<br />

convencional. En la CR la placa convencional<br />

se sustituye por una placa de fósforo fotoestimulable<br />

que consta de un soporte de plástico<br />

y un material luminiscente radiosensible, que<br />

generalmente es el fluoruro de bario<br />

dopado con europium. Esta placa se<br />

denomina IP (imaging plate). Se<br />

colocan varios IP y posteriormente<br />

se solapan las imágenes mediante<br />

un sistema de posproceso.<br />

— La fluoroscopia pulsada realiza un barrido del<br />

paciente. La ventaja es que utiliza una dosis<br />

de radiación menor, pero las desventajas son<br />

la disminución de la calidad y la no utilización<br />

del mismo sistema que el convencional.<br />

— La radiología directa es la que utiliza paneles<br />

planos de detectores que reciben directamente<br />

la exposición radiográfica y convierten esta<br />

señal en una imagen radiográfica digital. Se<br />

realizan tres exposiciones a diferentes niveles<br />

y, posteriormente, mediante un sistema de<br />

posproceso se solapan las imágenes.<br />

Las ventajas son las inherentes a la radiología<br />

a<br />

Figura 6.2. a) La radiografía de columna completa se debe realizar en un chasis de 30 x 90 cm con el paciente<br />

en PA. b) Proyección anteroposterior con el paciente sentado en un paciente con escoliosis neuromuscular.<br />

Esta proyección se debe reservar para pacientes que no puedan deambular.


50 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

digital: reducción de la radiación por un menor<br />

número de repeticiones y por una discreta<br />

disminución de la dosis por exposición y modificar<br />

el nivel y la ventana. Además al utilizar un soporte<br />

electrónico podemos visualizar, archivar y enviar las<br />

imágenes a distancia.<br />

El mayor problema es que se necesitan<br />

estudios a largo plazo que validen esta técnica,<br />

tanto en lo que respecta a la calidad de las<br />

radiografías como a las mediciones sobre ellas.<br />

LA PROYECCIÓN PA: TÉCNICA Y<br />

a<br />

VALORACIÓN<br />

Técnica<br />

a radiología de columna completa mediante un<br />

Lchasis de 30 x 90 cm se realiza en bipedestación,<br />

con el paciente descalzo (salvo en los casos en los<br />

cuales debe valorarse la corrección de la deformidad<br />

con un alza), en PA, sin rotación y con los pies y<br />

rodillas juntos (Fig. 6.2 a). La parte superior del<br />

chasis se centra sobre el conducto auditivo externo<br />

y el extremo inferior en la espina ilíaca<br />

anterosuperior. La distancia entre el tubo y el chasis<br />

b<br />

Figura 6.3. Terminología de la SRS para el estudio de la columna en un paciente con escoliosis torácica<br />

derecha y lumbar izquierda. 1: vértebra apical. 2: vértebras límite. 3: ángulo de Cobb. 4: curva mayor. 5:


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 51<br />

es de 1,80-2 m. Se coloca un filtro en la salida del<br />

tubo que tiene dos placas de aluminio y que<br />

disminuye de grosor de forma que la columna<br />

cervical tiene mayor filtración, la torácica menor y la<br />

lumbar no tiene filtro.<br />

Los pacientes que no toleren la bipedestación<br />

deben explorarse en sedestación (Fig. 6.2 b). La<br />

exploración en decúbito supino se reserva para el<br />

estudio de las deformidades congénitas con curvas<br />

complejas, para poder visualizar mejor las<br />

estructuras óseas, o para los pacientes que no<br />

toleren la bipedestación 1, 2 .<br />

Terminología y medición<br />

La radiografía PA en bipedestación permite<br />

visualizar las características de las curvas. Los<br />

términos que vamos a definir posteriormente<br />

son fundamentales para la<br />

comunicación con los ortopedas y son los que<br />

publica la SRS (Scoliosis Research Society) (Fig. 6.3) 1,<br />

2, 10-12<br />

.<br />

— Vértebra apical (1): es la vértebra más rotada<br />

y la más desviada del eje vertical. Esta es la<br />

vértebra que determina el patrón de la curva:<br />

cervical, torácica o lumbar; cada una de las<br />

curvas se nombra, siguiendo la distribución<br />

craneocaudal. Cuando esta vértebra se localiza<br />

en la unión entre dos áreas se denomina curva<br />

de transición, cervicotorácica o toracolumbar.<br />

La dirección de la curva, derecha o izquierda,<br />

se determina por la localización de la<br />

convexidad.<br />

— Vértebras límite (2): son cada una de las<br />

vértebras más craneal y caudal cuyo platillo<br />

superior o inferior se inclinan más hacia la<br />

concavidad. Es muy importante recordar que<br />

estas vértebras permanecerán como vértebras<br />

límite para todas las valoraciones radiológicas<br />

durante la totalidad del tratamiento del<br />

paciente.<br />

— Ángulo de Cobb (3): es el ángulo que forman<br />

las líneas paralelas al platillo superior de la<br />

vértebra límite superior y al platillo inferior de<br />

la vértebra límite inferior. Sin embargo, y por<br />

comodidad para la medición, se determina<br />

midiendo el complementario del ángulo<br />

formado por las perpendiculares a estas dos<br />

líneas. Generalmente existe más de una curva,<br />

cada una de ellas debe ser medida e<br />

informada. Las vértebras límite se comparten<br />

con las curvas adyacentes.<br />

Esta medida la describió Cobb en 1948 y es el<br />

método universalmente aceptado para<br />

cuantificar la desviación en el plano coronal.<br />

La SRS define la escoliosis como la desviación<br />

lateral de la columna que mide más de 11° en<br />

el plano coronal en la radiografía en<br />

bipedestación.<br />

Las decisiones clínicas se basan en diferencias<br />

entre 3 y 5°. Así, se considera que el<br />

incremento en más de 5° del ángulo de Cobb<br />

en radiografías seriadas indica progresión de<br />

la escoliosis. Cuando la curva es menor de 20°<br />

se recomienda en general observación, en<br />

curvas entre 20 y 40° habitualmente se<br />

recomiendan tratamientos ortopédicos con<br />

corsés, y en escoliosis severas, mayores de<br />

50°, se recomienda corrección quirúrgica.<br />

El gran problema que tiene este método de<br />

medida es que tiene una variabilidad<br />

importante intra e interobservador. La<br />

variabilidad intraobservador media es de<br />

aproximadamente 3,5°, y oscila entre 2,8 y<br />

7,2°. La variabilidad interobservador oscila<br />

entre 2,8 y 10°. Es esencial la correcta<br />

identificación de las vértebras límite desde el<br />

principio. Esta importante variabilidad hace<br />

que, tanto radiólogos como ortopedas,<br />

debamos ser cautos a la hora de interpretar<br />

como significativas las diferencias observadas.<br />

Probablemente, la generalización del uso de<br />

los métodos digitales proporcione una mayor<br />

estabilidad en las diferentes medidas y, tras<br />

un corto período de entrenamiento, puedan<br />

realizarse en el mismo tiempo o incluso<br />

menos 13-15 .<br />

— Curva mayor (4): es la curva cuyo ángulo de<br />

Cobb es mayor.<br />

— Curva menor (5): es cualquier otra curva cuyo<br />

ángulo de Cobb es menor que el de la curva<br />

mayor.<br />

— Línea sacra media (6): es la línea perpendicular<br />

a la tangente a los bordes superiores de ambos<br />

ilíacos y que pasa por el centro del borde<br />

superior del sacro.<br />

— Balance en la plano coronal: es la distancia en<br />

centímetros desde la línea sacra media hasta<br />

la apófisis espinosa de C7.<br />

— Vértebra estable: es la última vértebra lumbar<br />

que cruza por su mitad la línea sacra media.<br />

Esta vértebra es importante para los cirujanos,<br />

puesto que es uno de los marcadores del nivel<br />

de fusión.<br />

PROYECCIÓN LATERAL<br />

¿Es necesaria la proyección lateral?<br />

l plano lateral es fundamental para descartar<br />

E alteraciones asociadas, como cifoescoliosis o<br />

espondilolisis. Un objetivo fundamental en la cirugía<br />

de la escoliosis es la corrección en el plano lateral<br />

para conseguir un correcto balance sagital.<br />

Técnica<br />

La proyección lateral se realiza con el paciente


52 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

2<br />

Figura 6.4. Proyección lateral. a) Proyección lateral de columna completa.<br />

b) Proyección lateral con el paciente en sedestación.<br />

Figura 6.5. Terminología y medidas en la proyección lateral. 1: cifosis<br />

torácica. 2: lordosis lumbar. 3: plomada desde C7. 4: distancia en centímetros<br />

desde la esquina anterosuperior de S1y la plomada desde C7.<br />

a<br />

b<br />

Figura 6.6. a) Cifosis en el contexto<br />

de enfermedad de Scheuermann. b)<br />

Radiografía localizada donde se<br />

identifican los criterios de<br />

TABLA 6.3<br />

Criterios radiológicos de Sorensen de enfermedad<br />

de Scheuermann*<br />

1. Cifosis torácica mayor de 45°<br />

2. Irregularidades en los platillos vertebrales<br />

3. Hernias intraesponjosas<br />

4. Disminución del espacio intervertebral<br />

5 Acuñamiento vertebral mayor o igual a 5°<br />

* Afectando a más de tres niveles consecutivos.


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 53<br />

a<br />

b<br />

Figura 6.7. a) Dorso redondo, cifosis<br />

moderada que no presenta los criterios<br />

radiológicos de la enfermedad de<br />

Scheuermann. b) Estudio de flexibilidad<br />

en proyección de hiperextensión del<br />

Figura 6.8. Medición del ángulo<br />

de rotación según el método de<br />

Nash y Moe, la migración del<br />

pedículo hacia la convexidad de<br />

la curva determina el grado de<br />

en bipedestación con los brazos levantados entre<br />

60 y 90°, apoyados sobre un soporte tipo palo de<br />

gotero a la misma altura o discretamente inferior<br />

para no forzar la elevación de la escápula (Fig. 6.4).<br />

La distancia al tubo es de 1,80-2 m. Únicamente<br />

tiene un filtro de aluminio en la parte del tubo que<br />

va a irradiar la columna cervical 1, 2 .<br />

la T1, por la interposición de los hombros y<br />

de la escápula. En estos casos la medición se<br />

realiza por convenio desde el platillo superior<br />

d<br />

e<br />

T4 (Fig. 6.5). Debemos recordar que las<br />

mediciones sucesivas en los controles<br />

Terminología y medición<br />

La cifosis en la población tiene una gran<br />

variabilidad y aumenta con la edad, la SRS acepta<br />

medidas entre 33 y 55° como normales 12, 16, 17 .<br />

— Cifosis torácica: la medición de la cifosis<br />

torácica se realiza mediante una modificación<br />

del ángulo de Cobb.<br />

Por convenio las vértebras límite en la<br />

medición de la cifosis torácica son T1 y T12,<br />

midiéndose el ángulo por el método de Cobb<br />

modificado entre el platillo superior<br />

de T1 y el platillo inferior de T12. En<br />

ocasiones es difícil identificar adecuadamente<br />

Figura 6.9. Ángulo de Mehta, es la diferencia entre<br />

el ángulo formado entre el platillo superior de la<br />

vértebra apical con la línea costovertebral de la<br />

concavidad y el de la línea costovertebral de la


54 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

Figura 6.10. Escoliosis infantil resolutiva torácica derecha. a) Estudio en 1996. Ángulo de Cobb de la curva<br />

torácica de 35°. b) Estudio en 1997. Ángulo de Cobb de 32°. c) Estudio en 2002. Ángulo de Cobb de 0°.<br />

evolutivos siempre deben reali-zarse tomando<br />

como referencia las mismas vértebras<br />

límite.<br />

La transición toracolumbar se define como el<br />

ángulo de Cobb entre el platillo superior de<br />

T10 y el platillo inferior de L2.<br />

— Lordosis lumbar: la lordosis lumbar se define<br />

como el ángulo de Cobb medido entre el<br />

platillo superior de T12 y el superior de S1; el<br />

sacro se considera como la vértebra límite<br />

inferior.<br />

— Acuñamiento vertebral: el ángulo de<br />

acuñamiento vertebral se define como el<br />

ángulo formado entre los<br />

dos platillos vertebrales superior e inferior<br />

de una vértebra.<br />

— Inclinación sacra: el ángulo de inclinación sacra<br />

es el ángulo formado entre una línea vertical<br />

y una línea tangente al borde posterior del<br />

sacro.<br />

— Balance en el plano sagital: el eje vertical<br />

sagital se define como la distancia horizontal<br />

medida en centímetros entre la esquina<br />

anterosuperior de S1 y la línea definida por<br />

la plomada desde el centro del cuerpo de C7.<br />

Se considera que el balance es positivo<br />

cuando la plomada queda anterior al sacro y<br />

negativo cuando la plomada desde C7 queda<br />

posterior al sacro. Los adolescentes suelen<br />

tener un balance más negativo que los<br />

adultos.<br />

La patología por excelencia del plano sagital<br />

es la cifosis juvenil o enfermedad de<br />

Scheuermann (Tabla 6.3) (Fig. 6.6), que debe<br />

diferenciarse del dorso redondo. El dorso<br />

redondo es una cifosis moderada y flexible<br />

que no cumple los criterios radiológicos de la<br />

enfermedad de Scheuermann (Fig. 6.7) 16, 17 .<br />

ESTUDIO DE LA ROTACIÓN<br />

VERTEBRAL


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 55<br />

a escoliosis es una deformidad tridimensional. La<br />

Ldeformidad predominante es una curva lateral<br />

torácica con una rotación del eje vertebral y una<br />

lordosis sagital. Se inicia probablemente por una<br />

hipocifosis o hiperlordosis torácica que condiciona<br />

una rotación de los pedículos hacia la concavidad. El<br />

grado de rotación es difícil de determinar en la<br />

radiografía simple, pero tiene un valor pronóstico y<br />

condiciona el planteamiento quirúrgico. Existen<br />

muchos métodos para valorarlo. El método clásico<br />

es el de Nash y Moe que mide la distancia entre el<br />

pedículo de la convexidad y la parte lateral de la<br />

vértebra (Fig. 6.8). Los estudios mediante TC o RM<br />

proporcionan medidas más precisas, pero por el<br />

exceso de radiación o por su coste elevado no está<br />

justificado su uso 12, 18, 19 .<br />

Figura 6.11. Proyección bending lumbar derecho.<br />

a<br />

Figura 6.13. Fulcrum bending. Se utiliza para las<br />

b<br />

Figura 6.12. Exploración de flexibilidad, bendings. a) Bending lumbar, movilizando al máximo hacia la<br />

convexidad o el ápex de la curva, en este caso bending lumbar izquierdo. b) Contrabending lumbar. Su<br />

utilidad está limitada al estudio prequirúrgico, para ayudar a determinar niveles de fusión.


56 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a b c<br />

Figura 6.14. Radiografía<br />

comparativa de un estudio estático<br />

y de flexibilidad en el mismo<br />

paciente. a) Estudio de columna<br />

completa en bipedestación.<br />

Escoliosis torácica derecha y lumbar<br />

izquierda. b) Bending torácico<br />

ESCOLIOSIS INFANTIL. ÁNGULO DE<br />

MEHTA<br />

a escoliosis infantil es aquella deformidad que se<br />

Ldiagnostica en niños entre 0 y 3 años sin que<br />

presenten una malformación congénita asociada ni<br />

una alteración neuromuscular. Es una variedad<br />

infrecuente. Se divide en escoliosis progresiva y<br />

escoliosis resolutiva. En 1972 Mehta analizó las<br />

Figura 6.15. Proyección de corrección de la cifosis o<br />

hiperextensión.<br />

escoliosis infantiles y encontró algunas variaciones<br />

en las relaciones de la vértebra con la costilla que<br />

permitían diferenciar los enfermos que desarrollarían<br />

progresión de los que no, describiendo el ángulo que<br />

lleva su nombre. Es el ángulo formado entre el<br />

platillo superior de la vértebra apical y las costillas<br />

del lado convexo y cóncavo (Fig. 6.9). La escoliosis<br />

progresiva presenta una diferencia mayor de 20°, y<br />

el 85% de los pacientes que la padecen presentan un<br />

aumento de la deformidad a lo largo del tiempo. La<br />

escoliosis infantil resolutiva presenta una diferencia<br />

menor de 20° y la deformidad tiende a resolverse<br />

espontáneamente a lo largo del tiempo (Fig. 6.10).<br />

ESTUDIO DE FLEXIBILIDAD<br />

Objetivo<br />

l objetivo de los estudios de flexibilidad es saber<br />

E si una curva es flexible o no. Predice cuál será la<br />

máxima corrección que se puede obtener con el<br />

tratamiento, tanto ortopédico como quirúrgico.<br />

Determina el tipo de cirugía, la vía de abordaje y los<br />

niveles de fusión.<br />

<strong>Una</strong> curva flexible o no estructurada es una<br />

curva que se normaliza con el estudio de<br />

flexibilidad, es una curva compensadora. <strong>Una</strong> curva<br />

rígida o no estructurada es una curva que en<br />

el estudio de flexibilidad no demuestra movilidad<br />

o flexibilidad normal.


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 57<br />

apoyado sobre una gomaespuma en el punto de<br />

máxima concavidad y realizando la radiografía con<br />

rayo horizontal. Es una técnica sencilla y rápida y se<br />

correlaciona mejor con los resultados quirúrgicos<br />

(Figs. 6.13 y 6.14) 20, 21 .<br />

Estudios de flexibilidad en el plano<br />

sagital, corrección de la cifosis<br />

Figura 6.16. Valoración de la maduración esquelética<br />

según el método de Risser. La osificación del ilíaco<br />

se divide en cuatro partes. Cuando la osificación es<br />

completa es el grado 5.<br />

Los estudios de flexibilidad se realizan en las<br />

valoraciones diagnósticas iniciales y en las previas a<br />

un cambio de tratamiento.<br />

El estudio de flexibilidad que se debe utilizar en<br />

cada caso está determinado por el tipo de curva: los<br />

«bendings» o desviación lateral, para las escoliosis,<br />

los estudios de hiperextensión para la cifosis y los<br />

estudios en flexión para la lordosis.<br />

Estudios de flexibilidad en escoliosis:<br />

Bending-fulcrum bending<br />

Los estudios clásicos de flexibilidad de las<br />

desviaciones en el plano coronal son los «bendings».<br />

Son radiografías que se realizan con el enfermo en<br />

decúbito, fijando la pelvis y movilizando al máximo<br />

la columna torácica o lumbar hacia el ápex o la<br />

convexidad, de forma voluntaria (Figs. 6.11 y 6.12) 1,<br />

2<br />

.<br />

Las medidas son las mismas que en la proyección<br />

en bipedestación, utilizando el método de Cobb y<br />

tomando como referencia las mismas vértebras límite<br />

y la vértebra apical.<br />

La curva que no se normaliza con el estudio de<br />

bending es una curva estructurada y, por tanto, debe<br />

ser tratada. La curva que se normaliza con el estudio<br />

de «bending» es una curva no estructura y<br />

compensadora. Esta curva aparece en un intento del<br />

cuerpo para recuperar el balance coronal. Con el<br />

tiempo las curvas compensadoras pueden<br />

estructurarse.<br />

El «bending» torácico se correlaciona mal con el<br />

resultado que se puede obtener con las nuevas<br />

técnicas quirúrgicas. En un intento de reproducir<br />

mejor el resultado quirúrgico se han descrito nuevas<br />

proyecciones y técnicas. El «fulcrum bending» es una<br />

de ellas. El paciente se coloca en decúbito lateral<br />

El objetivo de los estudios de hiperextensión es<br />

ver la flexibilidad o estructuración de una cifosis y<br />

el grado de corrección de la deformidad.<br />

El paciente se coloca en decúbito supino con una<br />

gomaespuma en el punto de máxima cifosis y la<br />

radiografía se realiza con rayo horizontal. Se puede<br />

realizar en placas de 30 x 90 cm o bien de 35 x 43<br />

cm (Fig. 6.15) 1, 2, 16, 17 .<br />

Estudio de flexo-extensión<br />

La valoración radiológica de la flexión y extensión<br />

sigue siendo un tema controvertido, debido en parte<br />

a que muchas veces se realizan en diferentes<br />

posturas y no existe un estándar aceptado. Incluso,<br />

dependiendo de las escuelas, estas radiografías se<br />

realizan en bipedestación o en decúbito lateral. En<br />

general, salvo para estudios de espondilolistesis, las<br />

radiografías de flexo-extensión se suelen realizar en<br />

decúbito.<br />

El estudio de hiperflexión se realiza colocando al<br />

paciente en decúbito lateral, con las rodillas lo más<br />

próximas al tórax y la espalda flexionada al máximo.<br />

Estudios de tracción<br />

La mayor utilidad de estos estudios se da en los<br />

enfermos con enfermedad neuromuscular o parálisis,<br />

en un intento de disminuir el componente muscular<br />

de la deformidad. La radiografía se realiza con dos<br />

técnicos, traccionando al máximo desde la cabeza y<br />

desde los pies respectivamente. La utilidad de esta<br />

proyección es valorar cuál es la deformidad real y no<br />

la asociada a la debilidad muscular, así como la<br />

capacidad de corrección. También se puede realizar<br />

esta proyección suspendiendo al paciente de la cabeza<br />

en bipedestación 1, 2 .<br />

MADURACIÓN ESQUELÉTICA<br />

as curvas tienden a progresar durante el período<br />

Lde mayor crecimiento. Durante este período el<br />

seguimiento debe ser más estrecho. Los pacientes<br />

deben seguir siendo controlados al menos hasta la<br />

maduración esquelética completa. La tendencia de los<br />

ortopedas es hacer una valoración conjunta de los<br />

diferentes métodos de estudio de la maduración


58 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

esquelética, puesto que una gran parte de la decisión<br />

de finalizar un tratamiento depende de ellos.<br />

El método de Risser es el método clásico de<br />

medición de la maduración esquelética. Lo describió<br />

en 1958, cuando observó la coincidencia del<br />

crecimiento del platillo intervertebral con la<br />

progresión de la osificación de la apófisis del ilíaco<br />

(Fig. 6.16). Sin embargo, está demostrado que curvas<br />

grandes pueden progresar también cuando el ilíaco<br />

está completamente fusionado y únicamente el 60%<br />

de los niños han completado su crecimiento con un<br />

estadio de Risser 5 1-4 .<br />

La calcificación del cartílago trirradiado se ha<br />

correlacionado con una mayor precisión con el cese<br />

de crecimiento. El cierre del cartílago trirradiado se<br />

produce antes del pico de máximo crecimiento y<br />

previo al estadio de Risser 1.<br />

La edad ósea se determina con la radiografía de<br />

la mano izquierda, comparándola con los atlas<br />

estándar, como por ejemplo el de Greulich-Pyle o el<br />

TABLA 6.4<br />

Indicaciones de la RM en las escoliosis<br />

1. Curvas atípicas, torácicas izquierdas, cervicales, torácicas altas,<br />

cifosis torácica alta<br />

2. Alteración neurológica, especialmente cuando existe reflejo<br />

cutáneo abdominal positivo<br />

3. Cefalea, dolor de cuello o rigidez de nuca inexplicables<br />

4. Progresión rápida de la curva (> 1°/mes)<br />

5. Escoliosis congénita. Es la secundaria a malformaciones<br />

congénitas de las vértebras y estructuras que la soportan<br />

6. Escoliosis infantil. Es la que se diagnostica antes de los tres años<br />

7. Escoliosis juvenil. Es la que se desarrolla entre los tres años y<br />

la escoliosis del adolescente (> 10 años)<br />

a<br />

b<br />

de la población española de Miguel Hernández.<br />

Hoy en día se considera que el método más fiable<br />

es utilizar medidas consecutivas del pico de<br />

velocidad de crecimiento para saber la progresión<br />

de la maduración esquelética.<br />

CAUSAS ATÍPICAS<br />

DE ESCOLIOSIS<br />

xisten causas que condicionan una deformidad de<br />

E columna. En estos casos la causa se localiza<br />

invariablemente en la concavidad y, generalmente, en<br />

los elementos posteriores de la vértebra apical. La<br />

forma de la curva suele ser una curva en C, aunque<br />

también se puede asociar a un patrón típico de<br />

escoliosis idiopática. El grado de la curva es variable<br />

y muestra escasa corrección con los estudios de<br />

flexibilidad. Son comúnmente debidas a tumores,<br />

siendo los que más se asocian a deformidad el<br />

osteoma osteoide y el osteoblastoma.<br />

CLASIFICACIÓN<br />

DE LA ESCOLIOSIS<br />

nte un paciente con una alteración en el plano<br />

A coronal, una escoliosis, lo primero que debemos<br />

diferenciar es si estamos ante una estructurada o no<br />

estructurada. La escoliosis no estructurada es una<br />

alteración en la alineación en el plano coronal no<br />

tridimensional, flexible y que no se acompaña de<br />

rotación de los cuerpos vertebrales. El<br />

origen puede ser postural, histérico o<br />

secundario a procesos inflamatorios, a la<br />

irritación de una raíz neural o a una<br />

Figura 6.17. Estudio de RM de<br />

neuroeje de una escoliosis<br />

neuromuscular. a) Secuencia en<br />

plano coronal potenciada en T2 con<br />

reconstrucción MPR. b) Secuencia<br />

en plano sagital potenciada en T2<br />

Figura 6.18. Secuencia en plano sagital de<br />

una escoliosis congénita compleja con una<br />

gran cavidad de siringomielia.


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 59<br />

Figura 6.20. Diastomatomielia, anomalía tipo I de la<br />

división medular. TC con reconstrucción de superficie<br />

en la cual se confirma la naturaleza ósea del puente.<br />

Figura 6.19. Secuencia en plano sagital potenciada<br />

en T1 y T2 en la cual se identifica un descenso del<br />

filum terminale, termina en el espacio L3-L4, con<br />

engrosamiento del mismo y un lipoma. En el interior<br />

de la médula se aprecia una<br />

dismetría. La dismetría de a<br />

miembros inferiores debe ser<br />

superior a 2 cm para ser capaz de<br />

producir una escoliosis. Si la<br />

dismetría puede por sí misma<br />

ocasionar una escoliosis<br />

estructurada es un tema<br />

debatido, pero sí que es conocido<br />

que la presencia de una dismetría<br />

puede aumentar la magnitud de<br />

la curva y, por tanto, se debe<br />

informar de su existencia y<br />

posteriormente realizar los<br />

estudios de control con un alza<br />

para comprobar si disminuye al<br />

colocarla. El tamaño del alza debe<br />

medir lo mismo que la dismetría<br />

encontrada.<br />

La clasificación etiológica de la<br />

escoliosis estructurada (Tabla 6.1)<br />

tiene valor pronóstico, pero<br />

requiere en ocasiones<br />

información clínica. Diferentes<br />

etiologías de escoliosis pueden<br />

tener un patrón de curva similar.<br />

La escoliosis congénita es la<br />

que está producida por anomalías<br />

en el desarrollo de los cuerpos<br />

vertebrales.<br />

Los pacientes con<br />

enfermedades neuromusculares<br />

desarrollan deformidades<br />

precozmente que progresan incluso después de la<br />

maduración esquelética. En estos pacientes el<br />

desarrollo de una deformidad severa compromete<br />

su capacidad de deambular o sentarse aumentando<br />

el número de complicaciones.<br />

En el grupo de las escoliosis del desarrollo<br />

debemos hacer mención especialmente, por su alta<br />

incidencia, la neurofibromatosis. En ella, la escoliosis<br />

b<br />

Figura 6.21. Escoliosis congénita<br />

compleja con múltiples<br />

malformaciones. a) Radiografía PA<br />

de columna completa en 30 x 90<br />

cm. Permite visualizar la doble<br />

curva torácica derecha y lumbar<br />

izquierda. Sin embargo, es difícil<br />

definir las malformaciones<br />

presentes en la transición<br />

cervicotorácica. b) TC multicorte<br />

con reconstrucción de superficie


60 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

constituye la deformidad esquelética más frecuente.<br />

Tiene dos formas de presentación: un patrón<br />

indistinguible de la escoliosis idiopática del<br />

adolescente y un patrón distrófico, caracterizado por<br />

una curva corta y una marcada angulación.<br />

Existen otras muchas causas que pueden causar<br />

escoliosis, pero debemos recordar los traumatismos<br />

medulares, especialmente en niños, ya que el 96%<br />

de los enfermos menores de 10 años con lesión<br />

medular desarrollan escoliosis progresiva.<br />

La escoliosis idiopática es la más frecuente. Se<br />

define como la desviación lateral de la columna en<br />

un paciente sano sin lesión neurológica o muscular<br />

subyacente y sin alteraciones radiológicas. A su vez<br />

se clasifica dependiendo de la edad de presentación<br />

en escoliosis infantil (0 a 3 años), juvenil (3 a<br />

10 años) y<br />

escoliosis del adolescente (de 10 años hasta la<br />

maduración esquelética). Esta última es la de mayor<br />

prevalencia en la población general.<br />

RESONANCIA MAGNÉTICA (RM)<br />

Indicaciones de la RM<br />

l uso de la RM en la investigación preoperatoria<br />

E de niños con escoliosis es un tema controvertido.<br />

Muchos estudios han demostrado la asociación entre<br />

la patología del neuroeje y la presencia de<br />

desviaciones de columna. La columna y el neuroeje<br />

se forman durante el mismo período embrionario,<br />

por lo que existen muchas anomalías asociadas. La<br />

cirugía en un paciente con patología medular puede<br />

tener consecuencias dramáticas. También se ha<br />

demostrado que el uso rutinario de la RM no aporta<br />

información adicional en la mayoría de casos de la<br />

escoliosis idiopática, aumentado únicamente el<br />

gasto sanitario sin modificar el tratamiento 22-30 .<br />

Existe consenso en que, cuando están presentes<br />

las circunstancias descritas en la tabla 6.4, la<br />

investigación con RM es necesaria para descartar<br />

lesiones del neuroeje.<br />

En estos casos se debe investigar el neuroeje de<br />

forma completa, desde la médula cervical hasta el<br />

sacro. Las secuencias fundamentales son secuencias<br />

sagitales potenciadas en T1 y T2 siguiendo el eje de<br />

la médula, añadiendo secuencias en planos axiales<br />

cuando exista patología. Nosotros añadimos una<br />

secuencia en plano coronal, con reconstrucciones<br />

posteriores en multiplanar (MPR) para valorar la<br />

morfología de la curva, estudiar los discos y valorar<br />

si existe alguna malformación asociada (Fig. 6.17).<br />

No realizamos medición del ángulo de Cobb, puesto<br />

que es una exploración en decúbito supino y no se<br />

realiza seguimiento de las curvas con RM 31 .<br />

La morfología habitual de la médula en el<br />

contexto de una escoliosis muestra una desviación<br />

hacia la concavidad.<br />

Patologías más frecuentes<br />

Las anomalías más frecuentes que se deben<br />

valorar con la RM son:<br />

Malformación de Arnold-Chiari: es el descenso<br />

a b c<br />

Figura 6.22. Defectos de fusión asimétricos. a y b) TC multicorte con reconstrucciones de superficie vista<br />

anterior y posterior. Se visualiza el defecto de segmentación asimétrico, con barras de fusión unilaterales<br />

en la vertiente derecha torácica. La barra superior une la primera, segunda y tercera vértebras torácicas, y<br />

presenta anomalías costales asociadas ipsilaterales. La barra inferior une la cuarta y quinta. c) Secuencia de<br />

RM en plano coronal potenciada en T1 que permite ver el defecto de segmentación, pero no proporciona la


RADIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL 61<br />

Figura 6.23. Hemivértebra dorsal.<br />

Secuencia en plano sagital<br />

potenciada en T2 donde se<br />

visualiza la hemivértebra, los<br />

discos vertebrales adyacentes no<br />

fusionados y la deformidad en<br />

Figura 6.24. Secuencia en plano<br />

coronal potenciada en T1 de una<br />

hemivértebra segmentada o libre<br />

en L4 completamente separada<br />

de los cuerpos vertebrales<br />

adyacentes.<br />

Figura 6.25. Hemivértebra<br />

semisegmentada. El platillo<br />

superior de la hemivértebra está<br />

completamente fusionado al<br />

platillo inferior de L2. TC<br />

multicorte con reconstrucción MPR<br />

de las amígdalas cerebelosas por debajo del foramen<br />

magno. Las amígdalas tienden a ascender con la<br />

edad, con lo cual el criterio diagnóstico varía con ella.<br />

El criterio para diagnosticar una malformación de<br />

Arnold-Chiari durante la primera década es un<br />

descenso mayor de 6 mm de las amígdalas por<br />

debajo del foramen magno. A partir de la segunda<br />

década, el descenso deberá ser mayor de 5 mm 32, 33 .<br />

Siringohidromielia: se define como una cavidad<br />

dentro de la médula que se extiende a lo largo de<br />

más de dos cuerpos vertebrales. El término<br />

hidromielia se aplica cuando la dilatación es del canal<br />

central, reservando el de siringomielia cuando se<br />

extiende más lateralmente. Generalmente afecta<br />

tanto a la cavidad central como al parénquima, de<br />

ahí que se utilice el término siringohidromielia (Fig.<br />

6.18). Es importante conocer la existencia de una<br />

siringomielia antes de realizar la corrección<br />

quirúrgica de una escoliosis porque, en estos casos,<br />

una sobrecorrección se asocia con complicaciones<br />

neurológicas.<br />

Asimismo, en pacientes jóvenes con siringomielia<br />

y escoliosis, una corrección de la siringomielia puede<br />

estabilizar la progresión de la escoliosis e incluso<br />

hacerla regresar.<br />

El síndrome de la médula anclada: incluye un<br />

amplio complejo de alteraciones neurológicas y<br />

ortopédicas que se asocian a una posición baja y<br />

engrosamiento del filum terminale. Puede tener un<br />

lipoma asociado (Fig. 6.19).<br />

Anomalías en la división medular,<br />

diastomatomielia: son alteraciones infrecuentes en<br />

las cuales la médula se divide en su eje longitudinal<br />

para formar dos hemimédulas. El tipo I presenta dos<br />

hemimédulas con dos aracnoides y duras<br />

independientes separadas por un puente óseo o<br />

cartilaginoso. El tipo II presenta dos hemimédulas<br />

que están contenidas por una única vaina dural y<br />

separadas por una fina banda. La localización más<br />

frecuente es la lumbar.<br />

En los pacientes con escoliosis y malformación<br />

tipo I, el puente óseo o fibroso puede rotar y<br />

orientarse de forma anteroposterior e, incluso, cruzar<br />

oblicuo para insertarse en el pedículo o en la lámina<br />

contralateral creando dos hemimédulas asimétricas.<br />

En estos casos, generalmente la mayor es la<br />

posterior (Fig. 6.20). Es importante descartar que<br />

exista un puente fibroso entre la médula y la dura,<br />

que la literatura francesa denomina meningocele<br />

manque, de cara a una planificación quirúrgica.<br />

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC)<br />

Indicaciones y técnicas<br />

as radiografías son difíciles de interpretar cuando<br />

Lel paciente es pequeño, presenta malformaciones<br />

complejas y la deformidad no está en el mismo<br />

plano. En estos casos la TC puede ser de gran


62 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

utilidad. La visualización de la deformidad desde<br />

todos los planos y la obtención de una imagen<br />

tridimensional son muy útiles para los ortopedas.<br />

La TC multicorte permite obtener una imagen<br />

isotrópica en todos los planos del espacio. Las<br />

reconstrucciones más útiles son las reconstrucciones<br />

multiplanares, especialmente la curva MPR y las<br />

reconstrucciones de superficie.<br />

Sin embargo, debido a la importante irradiación<br />

que supone para estos pacientes, la TC debe<br />

limitarse al estudio de las malformaciones congénitas<br />

complejas. La TC con las reconstrucciones nos<br />

permite ver la malformación, definir sus relaciones<br />

con las vértebras adyacentes y las alteraciones<br />

asociadas, especialmente las costales.<br />

La clasificación de las malformaciones congénitas<br />

según el defecto embrionario se divide en dos grandes<br />

grupos: defectos de segmentación y defectos de<br />

formación. Algunas deformidades tienen combinación<br />

de ambos defectos y son difíciles de clasificar (Fig.<br />

6.21).<br />

Hay estudios que se plantean qué tipo de<br />

reconstrucción es más útil, dependiendo del tipo de<br />

la malformación, y concluyen que el 3D es mejor para<br />

los defectos de formación y el MPR para anomalías<br />

C1-C2 y defectos de segmentación. Los nuevos<br />

algoritmos de reconstrucción permiten ver ambos<br />

<strong>práctica</strong>mente a la vez 34-36 .<br />

Clasificación de las malformaciones<br />

congénitas vertebrales<br />

1, 2, 37-39<br />

Defectos de segmentación<br />

1. Defectos simétricos o circunferenciales. Son<br />

los que forman las vértebras en bloque y no<br />

condicionan por sí mismos curvas progresivas.<br />

2. Defectos asimétricos o excéntricos. Son barras<br />

sólidas que fusionan el hueso a través del<br />

disco o de los elementos laterales o<br />

posteriores, mientras el lado contralateral es<br />

normal y por lo tanto tiene un crecimiento<br />

normal que condiciona la progresión de la<br />

curva (Fig. 6.22).<br />

La presencia adicional de una hemivértebra<br />

contralateral a la barra de fusión constituye la<br />

deformidad más progresiva que existe. El


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 63<br />

diagnóstico debe realizarse precozmente, ya que con<br />

el crecimiento parte de la malformación permanece<br />

oculta en la complejidad de la deformidad.<br />

Defectos de formación<br />

Se producen cuando la naturaleza no proporciona<br />

todos los elementos necesarios para el normal<br />

desarrollo de la vértebra 1, 2,37-39 . Dependiendo del grado<br />

de defecto se clasifican en agenesias, hemivértebras<br />

o hendiduras.<br />

Las hendiduras o vértebras en mariposa no<br />

condicionan una deformidad progresiva, salvo que<br />

exista una asimetría marcada<br />

en el tamaño de las dos partes, y generalmente<br />

condicionan cifosis.<br />

La agenesia del tercio anterior de la vértebra se<br />

denomina hemivértebra dorsal y condiciona una<br />

cifosis (Fig. 6.23).<br />

La severidad de la deformidad está generalmente<br />

marcada por el grado de trastorno de la<br />

segmentación asociado que presenta, puesto que<br />

va a condicionar el potencial crecimiento del<br />

paciente. La hemivértebra segmentada está<br />

completamente separada de las vértebras<br />

adyacentes y es la que tiene mayor potencial de<br />

progresión. Los platillos de crecimiento están libres<br />

y crecen (Fig.6.24).<br />

La hemivértebra semisegmentada está fusionada<br />

a la vértebra vecina. La obliteración del platillo de<br />

crecimiento en uno de los lados hace que progrese<br />

menos, y no suele exceder de 40° (Fig. 6.25).<br />

Cuando no está separada de ninguno de los lados<br />

se denomina hemivértebra no segmentada. Al no<br />

tener espacio discal no tiene potencial de<br />

crecimiento y no provoca deformidad progresiva.<br />

CONCLUSIONES<br />

1. La exploración fundamental para el estudio de<br />

una deformidad es la radiografía de la columna<br />

completa en 30 x 90 cm.<br />

2. El estudio básico requiere dos proyecciones,<br />

la proyección PA y la proyección lateral. El<br />

estudio de flexibilidad se realiza cuando se<br />

diagnostica la deformidad y antes de un<br />

cambio de actitud terapéutica.<br />

3. Debemos intentar reducir al máximo la dosis<br />

por exploración y el número de repeticiones.<br />

4. Es fundamental conocer la terminología que<br />

utilizan los ortopedas para mejorar la<br />

comunicación.<br />

5. Para poder extender el uso de la radiología<br />

digital en el estudio de columnas completas se<br />

necesitan estudios multicéntricos en los que<br />

participen radiólogos y ortopedas.<br />

6. Cuando exista sospecha de lesión neurológica<br />

se debe realizar un estudio del neuroeje<br />

completo con RM.<br />

7. El uso de la TC multicorte se debe limitar al<br />

estudio de malformaciones congénitas<br />

complejas.<br />

8. Las reconstrucciones multiplanares y de<br />

superficie proporcionan una imagen<br />

tridimensional de la deformidad.<br />

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7<br />

Radiología de las<br />

dismetrías<br />

Fernando Gómez Toledo y Leonor López Morales<br />

INTRODUCCIÓN<br />

a dismetría o anisomelia (desigualdad entre<br />

Lmiembros pares) de los miembros inferiores (MMII)<br />

es una patología común que consiste en el<br />

acortamiento o, menos frecuentemente, el<br />

alargamiento de uno o más de los huesos del<br />

miembro. Esto produce cambios en la dinámica del<br />

aparato locomotor y la activación de mecanismos de<br />

compensación, fundamentalmente en forma de<br />

basculación de la cadera y escoliosis vertebral.<br />

Pequeñas asimetrías milimétricas son comunes, su<br />

origen es desconocido y no tienen significación<br />

clínica, siendo muy frecuente un leve acortamiento<br />

del miembro inferior derecho en relación al<br />

contralateral. Cuando la dismetría oscila entre 0,5-2<br />

cm, se compensa con una ligera inclinación pélvica,<br />

sin que ello provoque trastornos funcionales ni<br />

repercusión sobre la columna vertebral, careciendo<br />

entonces de significación patológica. Diferencias<br />

mayores van a dar lugar a cambios en la marcha<br />

difíciles de compensar con la angulación de la pelvis,<br />

provocando escoliosis vertebral, deformidad de las<br />

rodillas, tobillos, etc., que en general generarán<br />

cambios en torno a todo el eje corporal, requiriendo<br />

con frecuencia correcciones quirúrgicas.<br />

DIAGNÓSTICO<br />

ueden hacerse mediciones clínicas de los MMII<br />

Ptomando como referencia la espina ilíaca<br />

anterosuperior y el maléolo interno, pero es un<br />

método impreciso. Asimismo la exploración física<br />

podrá localizar el hueso corto (pruebas de Galeazzi,<br />

Ellis, etc.) y orientar el diagnóstico, pero será<br />

mediante pruebas de imagen como se confirmará y<br />

cuantificará esa dismetría. Esas mismas pruebas<br />

deberán ayudarnos a determinar la etiología, siendo<br />

también imprescindibles en el control evolutivo del<br />

tratamiento y en el diagnóstico de las frecuentes<br />

complicaciones que aparecen durante el mismo.<br />

La radiología convencional o computarizada,<br />

según se disponga o no de esta última, son los<br />

métodos más habituales en el manejo de pacientes<br />

con dismetría. Podremos utilizar los ultrasonidos, la<br />

TC y la RM, cuando la patología se asiente en la<br />

cadera, partes blandas o en los casos de mala<br />

alineación rotatoria para medir el grado de la<br />

rotación.<br />

Telerradiografía<br />

Consiste en la toma de placas radiográficas en un<br />

chasis<br />

de<br />

30 3 90 cm o 30 3 120 cm y con una distancia<br />

tubo-placa de 1,8-2 m. Puede hacerse una única<br />

toma que incluya ambos miembros en su totalidad<br />

o en dos, una de los fémures incluyendo caderas y<br />

rodilla, y otra de las tibias que incluya las rodillas y<br />

tobillos. Las tomas radiográficas pueden hacerse en<br />

decúbito o bien en bipedestación con apoyo<br />

simétrico de ambos pies en el suelo.<br />

En el caso de adquisiciones en decúbito supino,<br />

el paciente se coloca directamente sobre el chasis<br />

con las espinas ilíacas anterosuperiores (EIAS)<br />

equidistantes de la placa y haciendo coincidir el<br />

plano sagital medio del paciente con el eje<br />

longitudinal medio del chasis. En la medida de lo<br />

posible la distancia entre los tobillos debe ser igual<br />

a la existente entre las caderas, pudiendo utilizarse<br />

cintas de «velcro» o sacos de arena para mantener<br />

la posición.<br />

Si las adquisiciones se hacen en bipedestación<br />

deben observarse los mismos cuidados y evitar la<br />

carga asimétrica sobre uno de los miembros.<br />

En ambos casos hay que incluir las caderas por<br />

arriba y los tobillos por abajo, si la toma es única, y<br />

los huesos completos que quieran medirse en el caso<br />

de exposiciones diferenciadas de fémures y tibias.<br />

Para obtener unas placas homogéneas y de buena<br />

calidad se utilizarán pantallas de refuerzo graduadas,<br />

colocando la zona más rápida a nivel de las<br />

pelvis/caderas y la más lenta en los tobillos. El


64 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

centrado se hace en un punto equidistante entre las<br />

rodillas.<br />

El método es bueno ya que con una única<br />

radiografía y con una dosis de radiación moderada<br />

(entre 1,5-1,85 mSv de dosis de entrada en<br />

superficie en adolescentes y adultos) se obtienen las<br />

medidas de fémur y tibia y la longitud total de ambos<br />

MMII. Deben utilizarse rutinariamente protectores<br />

gonadales. A menudo, estos pacientes requieren<br />

mediciones periódicas para controlar la progresión<br />

de la dismetría o la evolución del tratamiento<br />

corrector, lo que provoca la acumulación de dosis de<br />

radiación.<br />

El método tiene la desventaja de producir una<br />

magnificación que puede ser significativa en las<br />

dismetrías severas y alcanzar el 15%, lo cual es muy<br />

difícil de corregir mediante fórmulas matemáticas al<br />

estar provocada por factores variables como son la<br />

divergencia del haz de rayos, cambios en el centrado,<br />

la longitud de los huesos y el grosor de las<br />

estructuras corporales posteriores que determina la<br />

distancia de los huesos a la película radiográfica.<br />

Para minimizar la distorsión pueden utilizarse reglas<br />

radio opacas adheridas directamente a las piernas<br />

del paciente. De esta manera, con una única<br />

exposición se consigue una medida bastante segura<br />

de la longitud relativa de los MMII.<br />

Escanografía (radiografía ortocinética)<br />

Es un barrido longitudinal completo de los MMII<br />

desde las caderas a los tobillos. Inicialmente 1, 2, 3 la<br />

técnica se desarrolló con un tubo móvil de rayos X<br />

que<br />

se<br />

desplazaba a lo<br />

largo de la mesa,<br />

que incluía el<br />

a<br />

chasis y sobre la<br />

que se colocaba<br />

el paciente. Más<br />

tarde se<br />

diseñaron<br />

sistemas en los<br />

que el tubo<br />

permanece fijo y<br />

es la mesa la que<br />

se desplaza<br />

(stepping). El<br />

movimiento de<br />

uno u otro debe<br />

ser homogéneo<br />

para que la<br />

exposición sea<br />

uniforme y si la<br />

d i s t a n c i a<br />

foco/placa es de<br />

2 m no existirá,<br />

<strong>práctica</strong>mente,<br />

magnificación. En<br />

caso de que la<br />

Figura 7.1. Ortorradiografía. Sobre una misma placa<br />

se efectúan tres exposiciones centradas en las<br />

caderas, rodillas y tobillos. b) Telemetría mediante<br />

TC. Permite la medición de la longitud de los MMII<br />

distancia sea menor, se necesitará diafragmar mucho<br />

el tubo hasta conseguir un haz de rayos muy<br />

estrecho, no mayor de 1,5 mm, y de una profundidad<br />

no menor de<br />

3 mm para que la colimación sea eficaz y evitar el<br />

efecto de penumbra que disminuye la definición. De<br />

esta manera se evita también la magnificación.<br />

Se usan también chasis largos con pantallas de<br />

sensibilidad decreciente en los que se realiza una<br />

exposición uniforme durante todo el barrido, o bien<br />

con pantallas de sensibilidad uniforme en los que se<br />

va disminuyendo la intensidad del haz conforme el<br />

tubo se desplaza hacia los tobillos.<br />

Las mediciones que se consiguen son precisas con<br />

dosis de radiación moderadas y el sistema es de uso<br />

fácil, rápido y de bajo coste.<br />

Ortorradiografías (exposición localizada)<br />

Sistema inicialmente ideado en 1946 por Anderson,<br />

Wait y Green 4 y que con ciertas modificaciones se<br />

sigue utilizando. Requiere un tubo radiográfico sobre<br />

una columna móvil, una mesa y un chasis largo. El<br />

chasis se coloca directamente sobre la mesa y el<br />

paciente sobre el mismo en la posición neutra ya<br />

citada. Desde una distancia de 1,80-2 m se hacen tres<br />

disparos centrados a nivel de caderas, rodillas y<br />

tobillos y colimando el haz de rayos X de tal forma<br />

que la primera exposición incluya la pelvis y la mitad<br />

superior del fémur y la segunda abarque hasta la<br />

mitad de la tibia. Se marca sobre el chasis el límite<br />

inferior del haz en el primer disparo que deberá<br />

hacerse coincidir con el límite superior del segundo,<br />

b


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 65<br />

repitiéndose lo mismo para la tercera exposición (Fig.<br />

7.1).<br />

La colimación y el centrado del haz de rayos hacen<br />

que este sea perpendicular a los extremos del fémur<br />

y la tibia, con lo que <strong>práctica</strong>mente desaparece la<br />

magnificación por divergencia, obteniéndose una<br />

medida real de los MMII. Ahora bien en los casos en<br />

que exista una discrepancia importante entre ambos<br />

el centrado no podrá hacerse simétrico y reaparecerá<br />

la magnificación, por divergencia del haz, en uno de<br />

ellos. Esto se corrige con el mismo método aplicado<br />

de forma individualizada a cada MMII, de tal manera<br />

que se harán un total de seis disparos radiográficos.<br />

Las ventajas del método residen en que requiere<br />

un equipamiento muy básico, con poco coste<br />

económico, resulta sencillo de realizar, permite una<br />

buena definición ósea y de tejidos adyacentes, y se<br />

consigue una medición real que únicamente podría<br />

verse alterada cuando existen contracturas en flexión<br />

de cadera y rodilla.<br />

Al tratarse de un estudio en decúbito supino no<br />

puede valorarse la altura de los pies ni la disparidad<br />

pélvica. Para ello habría que efectuar estudios<br />

especiales en proyección lateral y en bipedestación<br />

para los pies, y radiografías de toda la columna en<br />

bipedestación, con y sin alzas, para medir la<br />

oblicuidad pélvica y la escolisis.<br />

Por último, la dosis total de radiación que recibe<br />

el paciente oscila, según la edad, entre 0,50 y 1 mSv,<br />

viniendo a ser ligeramente inferior a la administrada<br />

en los estudios de telerradiografía.<br />

Tomografía computarizada (TC)<br />

Permite también, mediante una única y rápida<br />

exposición, visualizar los MMII y la pelvis y hacer las<br />

mediciones directamente en el monitor, con lo que<br />

se ahorra tiempo y se gana comodidad 5 . Asimismo<br />

las medidas que se obtienen son<br />

reales sin magnificación 6 (Fig. 7.1<br />

b).<br />

Es el método de elección para<br />

la valoración de la rotación del<br />

fémur y la tibia y también puede<br />

ser útil en la patología de<br />

acetábulo y cabeza y cuello de<br />

fémur, que pueden ser causantes<br />

de dismetría.<br />

A<br />

Como inconvenientes pueden<br />

considerarse el mayor coste<br />

económico, la administración de<br />

una dosis de radiación dos veces<br />

mayor y el que es un<br />

equipamiento que normalmente<br />

solo está disponible en servicios<br />

de radiología hospitalarios.<br />

Radiología computarizada<br />

(CR)<br />

Figura 7.2. CR. Los<br />

paneles de control<br />

remoto permiten<br />

hacer<br />

una<br />

c o m p o s i c i ó n<br />

completa de los MMII<br />

Introducida al<br />

comienzo de la<br />

década de los<br />

ochenta en<br />

radiología torácica<br />

y ósea, ha ido<br />

extendiendo sus<br />

aplicaciones. Los<br />

chasis utilizan<br />

placas de<br />

almacenamiento de<br />

fósforo y<br />

posteriormente<br />

convierten la<br />

imagen analógica<br />

en digital.<br />

Para el estudio<br />

de los MMII<br />

actualmente se<br />

dispone de paneles<br />

de control remoto<br />

que almacenan<br />

hasta cuatro chasis<br />

d<br />

e<br />

35 3 43 cm y<br />

admiten la<br />

posibilidad de<br />

impresionar una o<br />

varias placas con<br />

una única<br />

exposición a los<br />

rayos X. El procedimiento se inicia desde la consola<br />

A<br />

Figura 7.3. Secciones axiales, mediante RM, de la tibia proximal y distal<br />

y medida de su ángulo de rotación distal.<br />

B<br />

B


66 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

de programación y lectura donde se selecciona el tipo<br />

de estudio, el número de chasis que se van a utilizar<br />

y la orientación de los mismos. A continuación se<br />

identifican y se colocan en el portachasis con especial<br />

cuidado de no alterar la posición seleccionada. Tras<br />

la exposición, en las mismas condiciones que en un<br />

estudio convencional, los tres chasis se llevan al lector<br />

que en un breve período de tiempo nos presentará<br />

en el monitor una imagen reconstruida de los MMII.<br />

Los estudios se almacenan en el equipo y desde él<br />

pueden exportarse a las consolas de trabajo, sistemas<br />

de información radiológica (RIS) o sistemas de archivo<br />

digital (PACS).<br />

Las dosis de radiación utilizadas son<br />

aproximadamente un 10% mayores que para la<br />

telerradiografía convencional, y la compensación de<br />

la pelvis a los pies la hace directamente la máquina<br />

mediante sus algoritmos de balance para la<br />

reconstrucción de la imagen.<br />

<strong>Una</strong> de las ventajas del método es la calidad de la<br />

imagen, con la posibilidad de variar sus características,<br />

lo cual hace que disminuya el porcentaje de<br />

exploraciones rechazadas por defecto en la técnica<br />

de exposición, así como el resto de las ventajas<br />

inherentes al manejo de las imágenes digitales (Fig.<br />

7.2).<br />

Con la progresiva mejoría de los sistemas digitales<br />

y la futura implantación de los detectores digitales<br />

planos (flat pannels), es previsible que las dosis de<br />

radiación puedan disminuirse hasta el 50% en<br />

algunas exploraciones 7, 8 . Lo cual es especialmente<br />

relevante en las dismetrías, que requieren controles<br />

radiográficos frecuentes que dan lugar a dosis altas<br />

de radiación acumulada.<br />

Ecografía<br />

La utilización de los ultrasonidos en las dismetrías<br />

se limita <strong>práctica</strong>mente al estudio de las displasias<br />

del desarrollo de la cadera. Existen métodos que<br />

utilizan ultrasonidos para medir la longitud o el<br />

grado de rotación de los miembros pélvicos, pero la<br />

mayoría son laboriosos y poco seguros, por lo cual<br />

9, 10,<br />

no han desplazado a los métodos radiográficos<br />

11<br />

.<br />

Resonancia magnética (RM)<br />

Es el método de elección cuando se trata de<br />

buscar patología de partes blandas asociada a<br />

dismetría o deformidades angulares, como puede ser<br />

la ausencia de determinados ligamentos de la rodilla<br />

en el genu valgo.<br />

Junto a la TC es el mejor método para valorar los<br />

desplazamientos de la cabeza femoral y es<br />

especialmente sensible en la enfermedad de Legg-<br />

Perthes 12 , en la que puede apreciarse el área de infarto<br />

antes de que se produzca la fractura subcondral y de<br />

que aparezcan cambios radiográficos.<br />

Puede servir para la medición de MMII pero es un<br />

método caro, el tiempo de exploración es<br />

TABLA 7.1<br />

Causas de dismetría de MMII<br />

Acortamiento<br />

Anomalías congénitas<br />

Infecciosas<br />

Fémur corto congénito<br />

Osteomielitis de fémur o tibia<br />

Deficiencia femoral focal proximal o distal<br />

Artritis séptica<br />

Hipoplasia unilateral congénita idiomática<br />

Tuberculosis de cadera, rodilla o tobillo<br />

Deficiencia longitudinal de tibia o peroné<br />

Displasia de cadera<br />

Otras malformaciones (coxa vara, pie equinovaro)<br />

Traumáticas<br />

Paralíticas<br />

Fracturas a nivel de las fisis<br />

Poliomielitis<br />

Fracturas diafisarias mal consolidadas<br />

Parálisis cerebral<br />

Mielomeningocele<br />

Lesiones cerebrales o medulares<br />

Traumatismos de los nervios ciático, femoral o peroneo<br />

Displasias<br />

Otras<br />

D. Fibrosa (S. de Albright) Encondromatosis multiple (E.de Ollier) Epifisiolisis de la cabeza femoral. Enfermedad de Legg-Perthes<br />

D. epifisaria hemimélica (E. de Trevor) Radioterapia<br />

Neurofibromatosis<br />

Quemaduras graves<br />

Displasia epifisaria múltiple<br />

Inmovilización prolongada<br />

Alargamiento<br />

Anomalías congénitas<br />

Hiperplasia unilateral congénita<br />

Gigantismo localizado<br />

Traumáticas<br />

Fracturas metafisodiafisarias<br />

Posquirúrgicas tras osteotomías, toma de injertos, etc.<br />

Fístulas arteriovenosas<br />

Inflamatorias<br />

Osteomielitis metafiso o diafisaria<br />

Artritis reumatoide<br />

Hemartrosis de la rodilla<br />

Otras<br />

Malformaciones vasculares (hemangiomas, fístulas A-V)<br />

Neurofibromatosis


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 67<br />

huesos, etc., y siempre hay una intervención de las<br />

partes blandas musculotendinosas, bien secundaria<br />

a la patología ósea o bien puede estar en el propio<br />

origen de la dismetría (retracción de la cinta<br />

iliotibial con abducción y valgo, ausencia de<br />

ligamentos de la rodilla, etcétera).<br />

DISMETRÍAS<br />

as causas de dismetría son muy numerosas (Tabla<br />

L 7.1), aunque en muchas de ellas coincide el<br />

mecanismo que origina el cambio en la longitud del<br />

Figura 7.4.<br />

Telerradiografía para<br />

la medición de la<br />

longitud total de los<br />

MMII y la medida<br />

individualizada del<br />

fémur y la tibia.<br />

sensiblemente mayor y no está disponible en muchos<br />

servicios de radiología.<br />

También, de manera similar a la TC 13 (Fig. 7.3),<br />

la RM puede utilizarse para medidas de rotación del<br />

fémur y la tibia, pero el coste es mayor, los tiempos<br />

de exploración largos y en los niños puede<br />

necesitarse sedación<br />

CAUSAS DE LAS DISMETRÍAS DE MMII<br />

odemos clasificar las dismetrías en tres grandes<br />

Pgrupos:<br />

— Dismetrías por una diferencia de longitud real<br />

entre los huesos de uno y otro miembro.<br />

— Patología angular en la que la dismetría está<br />

provocada por una desviación del miembro en<br />

relación a su eje mecánico.<br />

— Patología rotacional en la que la desviación se<br />

produce en relación al eje longitudinal del<br />

hueso.<br />

En la mayoría de las ocasiones encontraremos<br />

que en la dismetría intervendrán más de uno de los<br />

factores citados, pudiendo encontrar un fémur<br />

corto con desviación en aducción, un genu varo o<br />

valgo con rotación adicional de alguno de los<br />

Figura 7.5. Determinación de la basculación pélvica.<br />

a) Ángulo bicrestal. b) Diferencia de altura ilíaca. c)<br />

Ángulo de inclinación pélvica.<br />

a<br />

b<br />

c


68 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 7.6. a) Ángulo acetabular entre la línea de<br />

Hilgenreiner y una tangente al techo acetabular. b)<br />

Cuadrantes de Ombredanne formados por las líneas<br />

Figura 7.7. Métodos de Von Rosen de valoración de<br />

la displasia de cadera. a) En la luxación la metáfisis<br />

femoral sobrepasa la línea tangente a las ramas<br />

púbicas. b) La línea de prolongación del eje<br />

longitudinal del fémur se localiza por fuera del<br />

acetábulo.<br />

a<br />

b<br />

a<br />

b<br />

hueso.<br />

Los huesos largos de los MMII crecen en longitud<br />

a partir de dos cartílagos de crecimiento localizados<br />

en sus porciones proximal y distal, entre la metáfisis<br />

y la epífisis. Muchas de las dismetrías tienen su<br />

origen en la lesión de este cartílago por estímulos<br />

que pueden acelerar o detener el crecimiento. En<br />

general, los fenómenos de tracción y el aumento de<br />

vascularización del cartílago (fístulas A-V, infecciones<br />

o fracturas adyacentes en fase de consolidación) van<br />

a estimular el crecimiento, mientras que<br />

traumatismos, infecciones, fenómenos de<br />

compresión, fracturas, etc., provocarán una fusión<br />

prematura de la fisis con retardo o detención del<br />

crecimiento 14 .<br />

La longitud total del miembro se mide sobre la<br />

imagen radiográfica tomando como referencias el<br />

borde superior de la cabeza femoral y el borde<br />

inferior de la tibia a nivel de la articulación con el<br />

tobillo. Para la medición diferenciada del fémur se<br />

tomará como límite inferior el borde más distal del<br />

cóndilo interno, mientras que la eminencia<br />

intercondílea nos servirá como punto de referencia<br />

superior en las mediciones de la tibia (Fig. 7.4).<br />

La dismetría provoca un balanceo pélvico que se<br />

cuantifica midiendo la altura pélvica, el ángulo<br />

bicrestal o el de inclinación pélvica (Fig. 7.5). Como<br />

estas y otras determinaciones requieren trazar líneas<br />

horizontales, puede ser muy útil colocar una<br />

cuadrícula opaca en el interior del chasis de<br />

telerradiografía. La mayoría de las TC y de los<br />

sistemas de radiología digital disponen de esta<br />

herramienta en la pantalla del monitor de<br />

visualización.<br />

La medida del disbalance de las caderas la<br />

haremos del mismo modo que la altura pélvica. Dicha<br />

medida la necesitan los ortopedas cuando tienen que<br />

poner calzas de nivelación en el calzado.<br />

Es importante que las imágenes radiográficas<br />

sean de buena calidad porque deben servirnos<br />

también para identificar el cartílago de crecimiento<br />

dañado o las lesiones características de algunas de<br />

las causas de las dismetrías (infecciones, displasias,<br />

etcétera).<br />

DEFORMIDADES<br />

ANGULARES<br />

xisten numerosas condiciones en las que se<br />

Eproducen cambios en el alineamiento de los ejes<br />

de los MMII con deformidades que, como en las<br />

dismetrías, alteran la marcha normal. En algunas de<br />

estas enfermedades puede asociarse un acortamiento<br />

real de la longitud de los MMII. También pueden<br />

presentarse contracturas con deformidad que ayuden<br />

a la aparición de una dismetría.<br />

La confirmación de una alteración anatómica y su<br />

cuantificación deben basarse en la exploración clínica<br />

y radiológica. Existen muchos métodos de medición<br />

anatómica sobre placas radiográficas 15 , pero<br />

enumeraremos solamente algunos de ellos,


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 69<br />

L<br />

S<br />

iL<br />

Ls<br />

Y<br />

Is<br />

1<br />

a<br />

b<br />

Figura 7.8. Líneas iliofemoral y de Shenton. Cualquier<br />

interrupción de las mismas sugiere alteración de la<br />

cadera.<br />

posiblemente los de uso más común y de mayor<br />

sencillez y valor diagnóstico, aunque siempre existen<br />

las preferencias personales a la hora de utilizar un<br />

método u otro.<br />

Figura 7.9. Ecografía en posición lateral y con flexión<br />

de la cadera de 90º. Secciones coronales. (S) superior<br />

(L) lateral. a) Se identifica el ilion (iL) y el labrum (Ls)<br />

en la porción anterosuperior de la cápsula. Cartílago<br />

trirradiado (Y) entre el techo óseo del acetábulo y el<br />

isquion (Is). b) Ángulo alfa entre la prolongación del<br />

ilion y la línea del techo acetabular. Su valor normal<br />

Valoración radiológica de la displasia de<br />

cadera<br />

El ángulo o índice acetabular se forma por la<br />

intersección de la línea de Hilgenreiner, que une los<br />

cartílagos en Y con otra tangencial al techo<br />

acetabular (Fig. 7.6 a). El valor normal oscila entre<br />

25 y 30º en recién nacidos y lactantes,<br />

considerándose que hay displasia acetabular cuando<br />

supera los 40º.<br />

Las líneas de Perkins son verticales que se trazan<br />

desde los márgenes laterales de los techos<br />

acetabulares. Se cruzan perpendicularmente con la<br />

línea de Hilgenreiner, dando lugar a los cuadrantes<br />

de Ombredanne (Fig. 7.6 b). En las caderas normales<br />

la porción medial de la metáfisis femoral quedará<br />

por dentro de la línea de Perkins e inferior a la de<br />

Hilgenreiner. Si existe subluxación se localizará<br />

lateral a la línea de Perkins y en las luxaciones<br />

quedará también lateral a la línea de Perkins, pero<br />

por encima de la de Hilgenreiner.<br />

Von Rosen describió otros dos métodos de<br />

diagnóstico de la luxación congénita de cadera. En<br />

el primero de ellos (Fig. 7.7 a), sobre una placa en<br />

posición neutra, se traza una horizontal por el límite<br />

a<br />

Figura 7.10. a) Ángulo cervicodiafisario entre el eje<br />

diafisario y el eje longitudinal del cuello del fémur.<br />

b) Relación cefalotrocantérica normal, en anteversión,<br />

coxa valga y coxa vara.<br />

b


70 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

superior de las ramas pubianas y si la cadera es<br />

normal la metáfisis femoral quedará por debajo. En<br />

la cadera patológica la metáfisis traspasará esa línea.<br />

En el segundo método de Von Rosen, sobre una<br />

placa en abducción máxima, se prolonga el eje<br />

longitudinal del fémur que debe cruzar el techo<br />

acetabular y formar un ángulo de 45º con la línea<br />

media, a la altura de la cuarta vértebra lumbar. En<br />

las displasias el eje pasa por fuera del acetábulo y<br />

cruza la línea media por encima de L4 (Fig. 7.7 b).<br />

La línea de Shenton (Fig. 7.8) es un arco continuo<br />

que dibuja el contorno medial del cuello femoral y<br />

el borde superior del agujero obturatriz. En la<br />

luxación de la cadera se interrumpe, formando un<br />

escalón cuando el fémur se eleva y desplaza<br />

lateralmente.<br />

reducibles.<br />

La exploración ecográfica debe incluir imágenes<br />

transversales, también con caderas en flexión,<br />

aunque en este caso es preferible colocar al paciente<br />

en posición oblicua. En estas condiciones la cabeza<br />

femoral quedará limitada anteriormente por la<br />

metáfisis femoral y posteriormente por el isquion.<br />

Entre ambos dibujarán una U que en las luxaciones<br />

cambiará a V por el desplazamiento posterolateral<br />

de la cabeza femoral. Asimismo, se efectúan<br />

maniobras de estrés posterior para tratar de forzar<br />

la laxitud capsular y la luxación.<br />

Valoración ecográfica de la displasia de<br />

cadera<br />

La exploración ecográfica de la displasia del<br />

desarrollo de la cadera 16, 17 se realiza,<br />

preferentemente, con el niño en posición lateral<br />

estricta y con las caderas en flexión neutra o,<br />

preferentemente, de 90º. Haciendo un barrido sagital<br />

se obtendrán cortes coronales en los que<br />

identificaremos la línea de la superficie lateral del<br />

ilíaco, la porción ósea medial del acetábulo con el<br />

cartílago trirradiado y, por debajo, el isquion. Lateral<br />

desde el ilion se encuentra la cápsula articular y, en<br />

contacto con su porción superomedial, el labrum. La<br />

cabeza femoral aparece hipoecoica, en el acetábulo<br />

y envuelta lateralmente por la cápsula (Fig. 7.9 a). Si<br />

prolongamos la línea del ilíaco, atravesará la cabeza<br />

femoral y podremos determinar su porcentaje de<br />

cobertura acetabular. Cuando la cobertura es mayor<br />

del 60% la interpretaremos como una cadera normal,<br />

si es menor del 25% hablaremos de luxación y entre<br />

ambos valores podremos hablar de inmadurez,<br />

displasia, caderas subluxadas, etc. Este margen entre<br />

la normalidad y la luxación lo definiremos mejor<br />

mediante maniobras de stress durante la exploración<br />

ecográfica y midiendo el ángulo alfa del techo<br />

acetabular (Fig. 7.9 b). Éste se forma entre la línea de<br />

prolongación del ilíaco y otra trazada a lo largo del<br />

techo acetabular. Su valor normal debe superar los<br />

60º y por debajo de 40º se corresponde con una<br />

luxación. En los valores cercanos a 60º se habla de<br />

inmadurez y en los cercanos a 40º de subluxación.<br />

En la misma posición lateral y con flexión de<br />

caderas, en aducción, haremos el estudio dinámico<br />

empujando las rodillas hacia atrás, lo que equivale<br />

a una maniobra de Barlow. En la luxación la cabeza<br />

se desplaza en sentido posterior y superior y<br />

podremos ver también la interposición medial del<br />

labrum. Por el contrario, el estrés anterior con<br />

abducción (Ortolani) comprobará si la cadera es o no<br />

reducible cuando la cabeza está luxada. De esta<br />

forma en las subluxaciones podremos decir si son o<br />

no luxables y en las luxaciones si son o no<br />

Figura 7.11. Eje mecánico del miembro inferior entre<br />

el centro de la cabeza femoral y el centro del tobillo.<br />

Sirve como referencia para valorar las desviaciones<br />

axiales.


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 71<br />

Valoración de la coxa vara/valga<br />

Otra de las causas de dismetría es la coxa vara,<br />

alguna vez congénita, pero más frecuentemente<br />

secundaria a luxación, necrosis avascular, artritis<br />

séptica, consolidación anormal de fracturas,<br />

epifisiolisis o distracción en el tratamiento de un<br />

miembro corto.<br />

El ángulo cervicodiafisario (Fig. 7.10 a) resulta de<br />

la intersección del eje longitudinal del cuello femoral<br />

con el eje diafisario. Hallarlo en los niños pequeños<br />

puede ser complicado por falta de osificación de la<br />

Figura 7.12. Método de Herrera para valorar la<br />

desviación del eje mecánico. El ángulo formado por<br />

las líneas articulares de la rodilla y el tobillo no debe<br />

ser mayor de 5º.<br />

TABLA 7.2<br />

Causas de genu varo<br />

Genu varo persistente<br />

Tibia vara (enfermedad de Blount)<br />

Cierre asimétrico de la porción medial de la fisis femoral distal o tibial<br />

proximal<br />

Displasias óseas o fibrosas<br />

Consolidación anormal de fracturas de fémur o tibia<br />

Deficiencia tibial congénita<br />

Tratamientos complicados, de distracción de los MMII<br />

Raquitismo<br />

Figura 7.13. Ángulo de valgo femorotibial. Se forma<br />

entre los ejes diafisarios del fémur y la tibia. Varía<br />

con la edad y en los adultos es de 7-8º.


72 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

la otra también por el punto más alto del trocánter<br />

mayor. La distancia entre estas líneas horizontales<br />

debe ser igual en los dos miembros. Con la coxa<br />

valga aumenta y disminuye en la anteversión y sobre<br />

todo en la coxa vara.<br />

En la epífisis femoral cefálica deslizante el cuello<br />

del fémur se desplaza hacia delante y arriba en<br />

relación a la cabeza, produciéndose una desviación<br />

en varo. Rara vez el desplazamiento es hacia abajo<br />

y adelante provocando una coxa valga 18, 19 . La<br />

condrolisis 20 del cartílago articular de la cadera suele<br />

presentarse como una complicación de la epífisis<br />

femoral cefálica deslizante, apareciendo con una<br />

deformidad en flexión. También hay flexoaducción<br />

Figura 7.14. Deformidad angular de la rodilla. El eje<br />

mecánico queda desplazado medialmente y aumenta<br />

el ángulo de las superficies articulares.<br />

cabeza femoral. Al nacer es de 150º, reduciéndose<br />

a 145º a los tres años, a 140º a los seis, a 135º a los<br />

10, hasta que pasa a 120º en los adultos. Disminuirá<br />

en el varo y aumentará en el valgo. La medida es<br />

buena siempre que las placas radiográficas estén<br />

tomadas en posición neutra, ya que el ángulo se<br />

modifica con la rotación medial o lateral de la cadera.<br />

La relación cefalotrocantérica (Fig. 7.10 b) se<br />

determina trazando el eje longitudinal del fémur, que<br />

no varía con la rotación, y luego dos perpendiculares<br />

al mismo, que pasa una por el límite más alto de la<br />

epífisis (requiere que exista núcleo de osificación) y<br />

Figura 7.15. Vértice de la deformidad angular en la<br />

unión de los ejes mecánicos del fémur y la tibia.


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 73<br />

Figura 7.16. Ángulo metafisodiafisario. Aumenta por<br />

encima de 11º en las deformidades en varo.<br />

de la cabeza femoral en la enfermedad de Legg-<br />

Perthes. En todas ellas la comprobación de la<br />

afectación y el desplazamiento de la cabeza femoral<br />

se basaba en la exploración clínica y sobre todo en<br />

placas radiográficas convencionales sobre las que se<br />

determinaba el grado de lesión, de desplazamiento<br />

y de cobertura acetabular de la cabeza femoral. En<br />

la actualidad se utilizan la TC y la RM.<br />

Valoración de las desviaciones axiales<br />

de los MMII<br />

El eje mecánico es la referencia sobre la que se<br />

valoran las desviaciones de las extremidades<br />

pélvicas. Corresponde a la línea que va desde el<br />

centro de la cabeza femoral hasta el centro de la<br />

TABLA 7.3<br />

Causas de genu valgo<br />

Genu valgo persistente<br />

Cierre asimétrico de la porción lateral de la fisis femoral distal o tibial<br />

proximal<br />

Displasias óseas o fibrosas<br />

Consolidación en valgo de fracturas de fémur o tibia<br />

Deficiencia longitudinal congénita del peroné<br />

Complicación en valgo de tratamientos de elongación de los MMII<br />

Retracción de la cintilla iliotibial<br />

Raquitismo<br />

articulación del tobillo. Forma un ángulo de 3º con<br />

la vertical y otro de 6º con el eje longitudinal o<br />

diafisario del fémur. A nivel de la rodilla pasa entre<br />

las espinas tibiales, aunque se da por lo general una<br />

desviación máxima de 10 mm en sentido medial o<br />

lateral (Fig. 7.11). En el genu varo este eje quedará<br />

desplazado medialmente y en el valgo lateralmente.<br />

Sobre este eje se puede cuantificar el grado de varo<br />

o valgo, trazando unas líneas tangenciales a las<br />

superficies articulares proximal y distal de la tibia.<br />

Estas líneas deben ser paralelas o formar entre sí un<br />

ángulo no mayor a 5º (Fig. 7.12). El ángulo<br />

aumentará con vértice medial en el varo y con vértice<br />

lateral en el valgo.<br />

El ángulo femorotibial se forma por la intersección<br />

de los ejes diafisarios del fémur y la tibia y es de<br />

unos 15º, en varo, en los recién nacidos. A los 18<br />

meses las rodillas se alinean y el ángulo pasa a ser<br />

de 0º. Entre los dos y tres años se invierte a 12º en<br />

valgo, para ir corrigiéndose hasta quedar en 8º en<br />

las mujeres adultas y en 7º en los varones (Fig. 7.13).<br />

Las causas del genu varo (Tabla 7.2) pueden ser<br />

múltiples y de origen femoral o tibial. El estudio<br />

radiológico nos aportará datos sobre las mismas. Lo<br />

más indicado son las radiografías de miembros<br />

completos en anteroposterior y lateral y en posición<br />

neutra. Esto nos permitirá hacer mediciones si se<br />

aprecia dismetría asociada.<br />

Pueden verse lesiones claramente displásicas o<br />

ensanchamiento del cartílago de crecimiento y<br />

lesiones epifisarias características del raquitismo.<br />

En la enfermedad de Blount la deformidad es<br />

tibial, inmediatamente por debajo de la rodilla, ya<br />

que es debida al retardo de crecimiento de la porción<br />

posteromedial de la fisis. Se suele acompañar de<br />

laxitud ligamentosa y de acortamiento en la longitud<br />

tibial. El cierre asimétrico de la porción medial de las<br />

fisis femoral distal y tibial proximal puede estar<br />

también originada por una fractura, una infección o,<br />

incluso, por un tumor adyacente.<br />

La intensidad de la deformidad se puede<br />

cuantificar midiendo la distancia entre el eje<br />

mecánico y la eminencia intercondílea<br />

(Fig. 7.14), o bien por el ángulo femorotibial o la<br />

inclinación de las líneas articulares. Un buen método<br />

es prolongar el eje mecánico del fémur, que va<br />

desde el centro de la cadera al centro de la rodilla,<br />

y el de la tibia, que coincide con su eje longitudinal<br />

desde el centro de la rodilla al centro del tobillo. El<br />

lugar donde se crucen coincidirá con el vértice de<br />

la deformidad y la intensidad de la misma la<br />

determinará el ángulo que formen entre ellos<br />

(Fig. 7.15).<br />

El ángulo metafisodiafisario se obtiene trazando<br />

una línea perpendicular al borde lateral de la diáfisis<br />

tibial a la altura de la fisis proximal. Luego se traza<br />

otra línea a lo largo del plano transverso de la<br />

metáfisis tibial proximal que se cruzará con la<br />

primera<br />

formando<br />

el ángulo. Por encima de 11º existe deformidad


74 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 7.17. Ángulo de anteversión femoral. Se forma<br />

entre el eje del cuello y la línea bicondílea posterior,<br />

siendo el valor medio en los adultos de unos 15º.<br />

Figura 7.18. Ángulo de rotación tibial entre la línea<br />

bimaleolar y la línea posterior de la epífisis tibial.<br />

Oscila entre 15 y 20º de rotación externa.<br />

en varo. El ángulo aumentará en relación directa con<br />

el grado de deformidad<br />

(Fig. 7.16).<br />

El genu valgo es fisiológico hasta los siete años,<br />

aunque se encuentre acentuado. A partir de los ocho<br />

ya se consideran patológicas las «rodillas que se<br />

chocan». Las causas también pueden ser múltiples<br />

(Tabla 7.3) y localizarse en el fémur o en la tibia.<br />

En el genu valgo persistente del desarrollo no hay<br />

patología ósea intrínseca por lo que las epífisis y los<br />

cartílagos de crecimiento serán normales.<br />

El cierre asimétrico de la fisis con deformidad en<br />

valgo está motivado por las mismas causas que<br />

provocaban el genu varo. La deficiencia congénita<br />

del peroné puede tener varios grados de severidad<br />

pero en todos ellos aparecen otras anomalías, entre<br />

las que se encuentran el genu valgo, la tibia corta,<br />

la deformidad equinovalgo del pie y tobillo y la<br />

ausencia de ligamentos cruzados de la rodilla que<br />

la convierten en inestable.<br />

En el estudio del valgo aplicaremos los métodos<br />

descritos para la valoración de la deformidad en<br />

varo, aunque en este caso se invertirán los ángulos<br />

y la inclinación de las líneas articulares.<br />

Pueden darse también deformidades en flexión o<br />

hiperextensión (genu recurvatum) de la rodilla, que<br />

Figura 7.19. Ángulo de rotación<br />

normal de la rodilla. Mide unos 5º y<br />

se forma entre el eje bicondíleo<br />

posterior y el eje de orientación


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 75<br />

se valoran, en sagital, con relación al eje mecánico<br />

que conecta las tres articulaciones, pasando por la<br />

porción anterior de la rodilla.<br />

El ángulo de flexión de la rodilla se forma entre<br />

los ejes diafisarios del fémur y la tibia en las<br />

radiografías laterales. Su valor medio es de 2,5º<br />

(desviación estándar ± 1,1º). Se considera que hay<br />

deformidad cuando su valor está más allá de dos<br />

desviaciones estándar por encima o por debajo del<br />

valor medio. Hay una displasia con angulación<br />

posteromedial congénita de la tibia y el peroné que<br />

se acompaña de acortamiento tibial, y otra con<br />

incurvación anterolateral denominada seudoartrosis<br />

congénita de la tibia, porque esta puede fracturarse<br />

a nivel de la incurvación y producirse un fallo de<br />

consolidación.<br />

PATOLOGÍA ROTACIONAL<br />

os huesos largos de los MMII tienen una<br />

Lalineación, en relación a su eje longitudinal, que<br />

varía con el desarrollo hasta la edad adulta en que<br />

se estabiliza. Se habla de ante o retroversión cuando<br />

el grado de rotación en relación al eje anatómico está<br />

dentro de los valores normales que corresponden a<br />

la edad del paciente. Si el grado de giro sobrepasa<br />

esos valores por encima de dos desviaciones<br />

estándar, se considera anormal y se la denomina<br />

torsión. Esta torsión provocará una marcha<br />

convergente si es medial y divergente cuando es<br />

lateral.<br />

La torsión puede limitarse al fémur, a la tibia o<br />

afectar a ambos y en este caso el giro puede ser en<br />

el mismo sentido (aditivas) o en sentidos inversos<br />

(compensatorias).<br />

La alineación de los MMII varía desde la primera<br />

fase de la gestación en que rota medialmente todo<br />

el miembro para, en una fase posterior, rotar<br />

lateralmente el fémur y medialmente la tibia. Al<br />

término de la gestación la anteversión femoral puede<br />

acercarse a los 50º, para disminuir al año hasta 32º<br />

y quedar entre 10 y 15º al final del desarrollo. La<br />

tibia, que al nacer está en anteversión, gira<br />

lateralmente a un ritmo aproximado de 1º por año<br />

hasta alcanzar una retroversión de 15-20º en los<br />

adultos 21 .<br />

Los cambios en ese proceso de rotación normal<br />

d u r a n t e<br />

la gestación darán lugar a las deformidades<br />

rotacionales,<br />

en<br />

las que influyen también factores hereditarios y<br />

hábitos posicionales.<br />

Las causas más comunes de marcha convergente<br />

son: el metatarso varo en los lactantes, que puede<br />

asociarse a una torsión medial de la tibia; en niños<br />

de tres años, el genu valgo junto a pies planos; y a<br />

partir de los cuatro años, la antetorsión femoral. En<br />

cuanto a la marcha divergente, en los lactantes<br />

suele deberse a contracturas, con rotación lateral<br />

de las caderas, que con el tiempo ceden<br />

espontáneamente. Más tarde suelen estar originadas<br />

por una torsión femoral lateral y, en niños más<br />

mayores, por una retrotorsión tibial.<br />

En el fémur la torsión es proximal en relación al<br />

eje transcondíleo, mientras que en la tibia es distal<br />

en relación a su epífisis proximal. Con menor<br />

frecuencia se produce torsión interna o externa de<br />

la rodilla, en la que una de las epífisis, femoral o<br />

tibial, acompaña a la otra en su rotación.<br />

La valoración de la torsión es fundamentalmente<br />

clínica mediante el ángulo de progresión del pie,<br />

cuyos valores normales oscilan<br />

entre –5º de rotación interna y +20º de<br />

externa y que<br />

no determina si la rotación es femoral o tibial. El<br />

ángulo de rotación de la cadera valora la torsión<br />

femoral, no debiendo sobrepasar los 60º de<br />

rotación interna o externa. Para determinar el grado<br />

de torsión tibial se emplea el ángulo muslo-pie que<br />

oscila entre 10 y 30º. Aumenta con la rotación<br />

externa y disminuye en la interna.<br />

En los lactantes y niños pequeños puede usarse la<br />

ecografía pero ya comentamos que es laboriosa y<br />

poco segura, por lo que la valoración será clínica y,<br />

cuando se considere el practicar cirugía correctora,<br />

utilizaremos la TC.<br />

La exploración con la TC requiere de un mínimo<br />

de cuatro cortes axiales a distintos niveles:<br />

— Eje del cuello femoral, desde el centro de la<br />

cabeza al centro de la diáfisis en la base del<br />

cuello. Normalmente es suficiente un único<br />

corte a nivel de la fosita digital, aunque puede<br />

ser necesario algún corte adicional o inclinar


76 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

el plano de corte para poder trazar el eje<br />

adecuadamente.<br />

— Corte que nos facilite el eje transcondíleo,<br />

aproximadamente al nivel en que la altura de<br />

la escotadura intercondílea suponga un tercio<br />

de la altura total de la sección femoral.<br />

— Corte en la tibia proximal algunos milímetros<br />

por encima de la tuberosidad anterior.<br />

— Corte en el tobillo por la base de los maleolos.<br />

La superposición de los dos primeros cortes nos<br />

dará el grado de anteversión, femoral formado por<br />

el eje del cuello femoral y el bicondíleo posterior (Fig.<br />

7.17). El valor medio en los adultos oscila alrededor<br />

de 15º y cuando supera los 45º se indica la corrección<br />

quirúrgica. Si se acompaña de retrotorsión tibial<br />

compensatoria, provoca una inestabilidad<br />

femoropatelar con clínica de dolor en la rodilla. La<br />

retrotorsión femoral es muy infrecuente y no se<br />

corrige con el crecimiento, pudiendo incluso<br />

aumentar.<br />

El ángulo formado por el eje posterior de la<br />

epífisis tibial y el eje bimaleolar nos da el grado de<br />

rotación tibial que oscila entre 15-20º de rotación<br />

externa (Fig. 7.18).<br />

El ángulo que forman el eje bicondíleo posterior<br />

y el de orientación posterior de la epífisis tibial mide<br />

aproximadamente 5º y corresponde a la rotación<br />

normal de la rodilla (Fig. 7.19).<br />

TRATAMIENTO<br />

as dismetrías menores de 1,5-2 cm generalmente<br />

Lno requieren tratamiento y entre 1,5-2,5 cm se<br />

suelen compensar mediante un alza en el zapato,<br />

tanto si la escoliosis asociada es orgánica como si<br />

es funcional. Esta compensación no se hace al 100%,<br />

si no que se mantiene una diferencia de 0,5 cm con<br />

objeto de evitar que se invierta el balanceo pélvico.<br />

En diferencias de hasta 3-4 cm el tratamiento<br />

recomendado debería ser la corrección mediante<br />

alzas ortopédicas en el zapato del miembro corto.<br />

Sin embargo, son muchos los pacientes, o sus<br />

familiares cuando se trata de niños, que optan por<br />

una corrección quirúrgica. Este tratamiento<br />

quirúrgico en los adultos<br />

queda limitado al acortamiento del miembro largo<br />

o al alargamiento del corto. En los niños en fase de<br />

crecimiento lo más aconsejable es una epifisiodesis<br />

del miembro largo, en el momento adecuado, para<br />

que se iguale la longitud de ambos al final del<br />

período de desarrollo. El momento de la<br />

intervención se determina con el gráfico de la línea<br />

recta de Moseley o el de Anderson-Green 22-25 .<br />

Por encima de 5 cm de dismetría se recomienda<br />

el alargamiento del miembro corto.<br />

En cuanto a las técnicas quirúrgicas que se<br />

utilizan, muy rara vez se hacen acortamientos del<br />

miembro largo y más frecuentemente se detiene el<br />

crecimiento fisario del miembro largo mediante<br />

epifisiodesis 26-29 . El tratamiento quirúrgico más<br />

común es el alargamiento del miembro corto<br />

mediante técnicas de distracción progresiva 30-33 a<br />

34, 35<br />

nivel de la fisis (condrodiastasis) o de la<br />

metáfisis (callotasis) 36 . Las deformidades angulares<br />

se tratan mediante hemicondrodiastasis con<br />

distractores que también permiten corregir los<br />

defectos de rotación.<br />

En los alargamientos cortos se presentan pocas<br />

complicaciones, pero estas son muy frecuentes<br />

14, 37, 38, 39,<br />

cuando la distracción sobrepasa los 5 cm<br />

40<br />

, por lo cual durante el tratamiento son necesarios<br />

controles radiográficos que permitan detectarlas,<br />

seguidos de nuevos controles tras su corrección.<br />

De esta manera muchos de estos pacientes<br />

acumulan dosis altas de radiación, lo que nos<br />

obliga a optimizar aquellas exploraciones que<br />

resulten necesarias y evitar las no imprescindibles.<br />

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8<br />

Trastornos de la<br />

alineación<br />

Amparo Vallcanera Calatayud y Jacinto Gómez Fernández-<br />

Montes<br />

INTRODUCCIÓN<br />

trastornos de la alineación de los pies en los<br />

Lniños pueden deberse a deformidades posturales<br />

intrauterinas, por compresión de una parte formada<br />

previamente con normalidad. Estas deformidades<br />

congénitas tendrán como rasgos comunes la escasez<br />

de alteraciones estructurales y la buena respuesta al<br />

tratamiento conservador, o incluso la corrección<br />

espontánea. En contraste, las deformidades<br />

congénitas estructurales se deben a malformaciones<br />

que se producen durante el período de la<br />

organogénesis (embriopatías teratológicas) y no se<br />

corrigen con la manipulación pasiva ni<br />

espontáneamente. En tercer lugar, hay deformidades<br />

adquiridas o funcionales, como el pie plano valgo<br />

flexible y el pie cavo neurológico, que se desarrollan<br />

por laxitud ligamentosa o trastorno neuromuscular<br />

sobre un pie normal al nacimiento.<br />

Nuestro objetivo es hacer una revisión <strong>práctica</strong> y<br />

resumida de la radiología de estos trastornos, a<br />

sabiendas de que muchos aspectos quedan sin ser<br />

descritos.<br />

Si valoramos y describimos un pie anormal,<br />

debemos hacerlo reconociendo las diferencias que<br />

presenta con un pie normal 1, 2 .<br />

ANATOMÍA Y MOVIMIENTOS DEL PIE<br />

natómicamente, el pie comprende: el retropié<br />

A(astrágalo y calcáneo), parte media del pie<br />

(escafoides, cuboides y las tres cuñas) y el antepié<br />

(metatarsianos y falanges).<br />

Las articulaciones importantes son: articulación<br />

del tobillo (tibioastragalina), articulación<br />

subastragalina (astragalocalcánea), articulación<br />

mediotarsiana (astragaloescafoidea y<br />

calcaneocuboidea) y la tarsometatarsiana<br />

(cuneometartasiana ).<br />

La articulación del tobillo se mueve en flexión<br />

plantar (equino) y en flexión dorsal (calcáneo). La<br />

articulación subastragalina es la responsable de los<br />

movimientos de supinación y pronación, usándose<br />

indistintamente los términos de supinación, inversión,<br />

varo o adductus y para el movimiento opuesto los de<br />

pronación, eversión, valgo o abductus (nosotros<br />

usaremos los términos de supinación y pronación).<br />

La articulación mediotarsiana sigue el movimiento de<br />

la articulación subastragalina. La tarsometatarsiana<br />

tiene poco movimiento.<br />

Las estructuras que soportan el pie son los<br />

tendones y los ligamentos.<br />

Figura 8.1. Niño de cinco años. Se observan los<br />

núcleos de osificación de las cuñas lateral, medial e<br />

intermedia, con tamaños proporcionales a los<br />

tiempos de aparición. Además, es visible de manera<br />

incipiente el núcleo de osificación del escafoides<br />

(flecha), que aparece de los tres a los cinco años.


78 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Los huesos del pie forman un arco longitudinal<br />

(entre calcáneo y el eje astrágalo-escafoides-cuñametatarsiano),<br />

que asegura una recuperación rápida<br />

del movimiento durante la locomoción, y un arco<br />

transversal (los metatarsianos centrales ocupan una<br />

posición más alta que el primero y el quinto) 3 .<br />

Al nacimiento, son visibles los centros de<br />

osificación del astrágalo, calcáneo, cuboides,<br />

metatarsianos y falanges. La cuña lateral aparece<br />

durante el primer año, la medial a los dos años y la<br />

intermedia a los tres años. El escafoides aparece<br />

entre los tres y cinco años, todo ello con variaciones<br />

individuales (Fig. 8.1).<br />

PROYECCIONES RADIOGRÁFICAS DEL<br />

PIE<br />

l estudio radiológico básico incluye las<br />

Eproyecciones anteroposterior (AP) y lateral (L) en<br />

bipedestación.<br />

En los lactantes o en aquellos niños incapaces<br />

de estar de pie, son necesarias técnicas simulando<br />

la bipedestación (la AP se realizará sentado con las<br />

rodillas juntas, mantenidas mediante una cinta, y<br />

las piernas paralelas y perpendiculares al plano de<br />

la película radiográfica, forzando el apoyo de los<br />

pies sobre el chasis radiográfico, pudiendo<br />

inmovilizarse el antepié mediante otra cinta; la L<br />

se obtendrá con presión plantar directa mediante<br />

una tabla) 4 .<br />

Las radiografías «forzadas» pueden ser en<br />

dorsiflexión, flexión plantar o forzando la eversión<br />

(según interés de cada caso), y nos ayudaremos de<br />

una tabla para su realización. Permiten valorar el<br />

grado de rigidez de una deformidad.<br />

VALORACIÓN RADIOGRÁFICA DEL PIE<br />

NORMAL<br />

n AP, el eje longitudinal del astrágalo apunta hacia<br />

Eel primer metatarsiano y el del calcáneo, hacia el<br />

quinto metatarsiano, formando una «V». Este ángulo<br />

astragalocalcáneo mide normalmente de 20 a 40º.<br />

Contribuye al mismo el valgo fisiológico<br />

del calcáneo respecto al astrágalo en el plano<br />

coronal, que es de 5 a 10º.<br />

En L, el ángulo astragalocalcáneo mide de 35 a<br />

50º. El eje del calcáneo y el de la tibia forman un<br />

ángulo menor de 90º (ya que la porción anterior del<br />

calcáneo es más alta que la posterior). Los ejes del<br />

astrágalo, escafoides, cuña medial y primer<br />

metatarsiano forman una línea recta (en ángulo con<br />

el eje del calcáneo, formando el arco longitudinal).<br />

Los metatarsianos centrales se verán superpuestos<br />

debido al arco tranversal.<br />

El escafoides se encuentra distal a la porción<br />

central de la cabeza del astrágalo, tanto en AP como<br />

en L (si no está osificado, se valorará indirectamente<br />

o con ecografía, como se verá más adelante). El eje<br />

longitudinal del astrágalo corta al eje vertical del<br />

escafoides en ángulo recto (Fig. 8.2 a y b).<br />

a<br />

b<br />

Figura 8.2. Pie normal. a) AP: el eje longitudinal del astrágalo<br />

apunta medialmente hacia el primer metatarsiano y el del<br />

calcáneo lateralmente hacia el quinto metatarsiano, formando<br />

un ángulo. Este ángulo astragalocalcáneo mide normalmente<br />

20-40º. b) L: el eje longitudinal del astrágalo, escafoides, cuña<br />

medial y primer metatarsiano forman una línea recta. El eje<br />

longitudinal del astrágalo corta al eje vertical del escafoides


TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 79<br />

ANÁLISIS DE LAS DEFORMIDADES<br />

DEL PIE<br />

l análisis radiológico es conveniente hacerlo por<br />

Eseparado.<br />

Deformidades del retropié<br />

Varo: es la supinación y desviación del calcáneo<br />

hacia la línea media del cuerpo, por lo que los ejes<br />

del astrágalo y calcáneo son más paralelos o están<br />

superpuestos, disminuyendo el ángulo<br />

astragalocalcáneo.<br />

Valgo: es la pronación y desviación del calcáneo<br />

hacia fuera de la línea media del cuerpo, perdiendo<br />

el astrágalo su sustentación y desviándose<br />

medialmente, por lo que su eje pasará medial a la<br />

base del primer metatarsiano, aumentando el<br />

ángulo astragalocalcáneo.<br />

Equino: es la flexión plantar del retropié, siendo<br />

el ángulo tibiocalcáneo mayor de 90º en L.<br />

Calcáneo (talo): es la dorsiflexión anormal del<br />

calcáneo, con disminución del ángulo tibiocalcáneo<br />

en L.<br />

Deformidades del antepié<br />

Adductus: es la desviación medial de los<br />

metatarsianos en el plano del pie, sin pronación ni<br />

supinación de la planta del pie. En L se verá la<br />

superposición normal de los metatarsianos centrales.<br />

Abductus: es la desviación lateral de los<br />

metatarsianos opuesta a la adducción.<br />

Varo (inversión o supinación): es la adducción y<br />

supinación del antepié (las plantas de los pies se<br />

miran entre sí y se desvían hacia la línea media). En<br />

AP, aumentará la<br />

superposición de las<br />

a<br />

bases de los<br />

metatarsianos, que<br />

además se desvían hacia<br />

la línea media. En L, el<br />

quinto metatarsiano<br />

estará más bajo y el<br />

primero más alto,<br />

a p a r e c i e n d o<br />

desdoblados como los<br />

escalones de una<br />

escalera.<br />

Valgo (eversión o<br />

pronación): es la<br />

abducción y pronación<br />

del antepié, opuesta al<br />

varo (las plantas de los<br />

pies miran hacia fuera y<br />

se alejan de la línea<br />

media). La L mostrará<br />

también desdoblados<br />

los metatarsianos, pero<br />

esta vez el quinto<br />

aparecerá más alto y el<br />

primero más bajo 5 .<br />

DEFORMIDADES CONGÉNITAS<br />

POSTURALES DEL PIE<br />

o son deformidades fijas (son flexibles),<br />

Nresponden al tratamiento conservador y tienen<br />

buen pronóstico. En muchas ocasiones, son<br />

reconocidas por el ortopeda y manejadas<br />

clínicamente, sin que precisen estudio radiológico.<br />

Pie calcáneo valgo<br />

Se caracteriza por la dorsiflexión y pronación del<br />

pie entero. Los tejidos blandos del dorso y aspecto<br />

lateral del pie están contracturados, está limitada la<br />

flexión plantar y la supinación. Si se realizan, las<br />

radiografías del pie son normales (Fig. 8.3 a y b).<br />

Metatarso adductus postural<br />

Solo afecta a la parte anterior del pie, que está<br />

adducida. La posición del retropié es neutra o<br />

ligeramente en valgo.<br />

Metatarso varo postural<br />

El antepié está adducido y supinado y el retropié,<br />

supinado. El grado de dorsiflexión del tobillo y el pie<br />

es normal.<br />

Figura 8.3. Recién nacido. a) Deformidad en calcaneovalgo. b) Marcada<br />

dorsiflexión del pie sin anormalidades radiológicas.<br />

b


80 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

c<br />

Figura 8.4. Pie equinovaro. a) Marcada adducción y supinación de las plantas de los pies, que están encaradas.<br />

b) AP: el astrágalo y el calcáneo aparecen superpuestos con pérdida del ángulo normal entre ellos. El eje del<br />

astrágalo apunta muy lateralmente a la base del primer metatarsiano. c) L: astrágalo y calcáneo paralelos y en<br />

Pie valgo postural<br />

Tanto el antepié como el retropié están pronados<br />

y abducidos. La dorsiflexión y la flexión plantar del<br />

tobillo son normales.<br />

Pie zambo postural<br />

El antepié está adducido y supinado y el retropié,<br />

supinado. Además, el tobillo presenta una flexión<br />

plantar (equino) 6 .<br />

DEFORMIDADES CONGÉNITAS<br />

ESTRUCTURALES DEL PIE<br />

on deformidades fijas. Suelen existir alteraciones<br />

Sóseas, ligamentosas y tendinosas. La valoración<br />

clínica por el ortopeda se completa con el estudio<br />

radiológico. El grado de rigidez es variable y puede<br />

ser determinado por el estudio con proyecciones<br />

forzadas, lo que puede influir en la elección del<br />

manejo, conservador o quirúrgico. Su evolución será<br />

controlada tanto clínicamente como con imagen.<br />

Figura 8.5. Astrágalo vertical. El astrágalo está<br />

dispuesto verticalmente, paralelo al eje de la tibia.<br />

Calcáneo en equino y antepié en dorsiflexión.<br />

En AP, el retropié presenta un astrágalo y un<br />

calcáneo casi superpuestos (disminución del ángulo<br />

astragalocalcáneo) y el escafoides estará desplazado<br />

medialmente. El eje del astrágalo pasará lateral al<br />

primer metatarsiano. El antepié está en varo<br />

Pie equinovaro congénito (pie zambo,<br />

«Clubfoot o palo de golf»)<br />

El tobillo está en equino (el pie está en flexión<br />

plantar), el retropié está supinado y la parte media<br />

del pie y el antepié están en varo. Existen<br />

deformidades óseas, desalineaciones articulares y<br />

cambios en los tejidos blandos (Fig. 8.4 a). El manejo<br />

de esta deformidad está influenciado por la<br />

variabilidad en su presentación, ya que existen<br />

diferentes grados de fijación.<br />

Se realizarán radiografías en carga AP y L (la L es<br />

difícil de obtener, y debe cuidarse que el tobillo<br />

quede en lateral, siendo menos importante como<br />

quede el antepié). Las radiografías forzadas nos<br />

ayudarán a valorar las deformidades fijas.<br />

Generalmente, realizamos la L, forzando la<br />

dorsiflexión y, en ocasiones, se complementa con<br />

una AP forzando la pronación.<br />

Figura 8.6. Pie en serpentín. Adducción del antepié,<br />

desplazamiento lateral de la parte media del pie y<br />

valgo del retropié. Uniendo el centro de la cabeza<br />

del astrágalo y la base del primer metatarsiano se


TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 81<br />

(adducido y supinado), con superposición de las<br />

bases de los metatarsianos (Fig. 8.4 b).<br />

En L, hay aumento del paralelismo entre el<br />

astrágalo y el calcáneo (disminución del ángulo<br />

astragalocalcáneo), y el calcáneo está en equino con<br />

aumento del ángulo tibiocalcáneo. El antepié<br />

supinado muestra los metatarsianos desdoblados en<br />

escalera, siendo el primer metatarsiano el más alto<br />

(Fig. 8.4 c) 7-12 .<br />

Astrágalo vertical congénito (pie plano<br />

congénito, pie en mecedora, congenital<br />

rocker-bottom)<br />

Es la luxación teratológica dorsolateral de la<br />

articulación astragalocalcaneoescafoidea. Puede ser<br />

una deformidad aislada primaria o estar en<br />

asociación con anomalías del sistema nervioso<br />

central y del sistema musculoesquelético. Existen<br />

cambios óseos, ligamentosos y anomalías<br />

musculotendinosas.<br />

Desde el punto de vista radiológico, la apariencia<br />

dependerá de la osificación de los centros de<br />

osificación del tarso. Como se ha dicho, al<br />

nacimiento se ven con claridad el astrágalo, calcáneo,<br />

cuboides y metatarsianos, pero el del escafoides<br />

aparece de los dos a los cinco años 13 .<br />

En AP, el angulo talocalcáneo está aumentado y<br />

el antepié está desviado lateralmente.<br />

La L es la proyección fundamental. La planta del<br />

pie tiene una forma convexa («mecedora»), con el<br />

antepié en dorsiflexión, el calcáneo en equino y el<br />

astrágalo verticalizado, apuntando al aspecto plantar<br />

del pie. El escafoides está luxado dorsalmemente (se<br />

articula sobre la superficie dorsal del cuello del<br />

astrágalo y no con la cabeza), lo que es imperativo<br />

para el diagnóstico. De forma directa, se puede<br />

valorar esta luxación dorsal del escafoides<br />

cartilaginoso mediante ecografía 14 . De forma<br />

indirecta, se valora dibujando el eje longitudinal del<br />

primer metatarsiano (con el que permanece alineado)<br />

y viendo su relación con la cabeza del astrágalo.<br />

En el astrágalo vertical congénito, el eje longitudinal<br />

del primer metatarsiano apuntará dorsalmente a la<br />

cabeza del astrágalo (en el pie normal cortará la<br />

cabeza del astrágalo) (Fig. 8.5).<br />

Pie en serpentín (metatarso varo<br />

congénito, pie en «Z», skewfoot)<br />

El pie en serpentín es la subluxación medial de<br />

las articulaciones tarsometatarsianas, con adducción<br />

y supinación de todos los metatarsianos, estando el<br />

retropié en valgo.<br />

La AP es la proyección demostrativa. El ángulo<br />

astragalocalcáneo está aumentado y el escafoides<br />

queda desplazado lateralmente en relación a la<br />

cabeza del astrágalo. Los metatarsianos están<br />

angulados medialmente (adducidos). Los ejes del<br />

astrágalo y primer metatarsiano son paralelos. <strong>Una</strong><br />

línea que una el centro de la cabeza del astrágalo y<br />

la base del primer metatarsiano completará la «Z»<br />

(Fig. 8.6).<br />

En L se observa un retropié en valgo, con aumento<br />

del ángulo astragalocalcáneo y un antepié en varo,<br />

con los metatarsianos en escalera, siendo el primero<br />

el más alto 15, 16 .<br />

Figura 8.7. Pie plano valgo. a) A: valgo del retropié, con aumento<br />

del ángulo astragalocalcáneo. El eje del astrágalo pasa muy<br />

medial al primer metatarsiano. b) L: hundimiento del arco<br />

plantar longitudinal a nivel de la articulación escafocuneana


82 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 8.8. Pie cavo. a) AP: varo del retropié con superposición del<br />

astrágalo y calcáneo (disminución del ángulo astragalocalcáneo) y<br />

varo del antepié. b) L: dorsiflexión del retropié y flexión plantar del<br />

antepié (equino del antepié), con aumento de la altura del arco<br />

DEFORMIDADES<br />

ADQUIRIDAS O FUNCIONALES DEL<br />

PIE<br />

Pie plano valgo flexible<br />

Pie plano es un nombre genérico usado para<br />

describir cualquier condición del pie en la cual el arco<br />

longitudinal sea anormalmente bajo. Incluye multitud<br />

de condiciones rígidas o flexibles, congénitas o<br />

adquiridas, aunque solo describiremos la más<br />

frecuente, que es el pie plano valgo flexible<br />

adquirido, por laxitud ligamentosa. Es indoloro<br />

(cuando duele y es rígido, hay que descartar coalición<br />

tarsiana).<br />

En el pie plano, la deformidad básica es la<br />

depresión del arco longitudinal. El hundimiento del<br />

arco se puede producir en cualquiera de las tres<br />

articulaciones que lo constituyen: la articulación<br />

astragalocalcánea, astragaloescafoidea o la<br />

escafoideacuneiforme.<br />

En AP, aumenta el ángulo astragalocalcáneo, ya<br />

que el calcáneo se desplaza lateral y dorsalmente<br />

(valgo del talón), mientras la cabeza del astrágalo se<br />

mueve medial y plantarmente. El escafoides se<br />

lateraliza con respecto a la cabeza del astrágalo. El<br />

antepié sigue al escafoides (Fig. 8.7 a)<br />

En L, se demostrará la falta de alineación de las<br />

articulaciones y el lugar anatómico del hundimiento<br />

del arco longitudinal, a nivel de la articulación<br />

astragaloescafoidea, escafoideacuneiforme o de<br />

ambas. Cuando la rotura se produce solo en la<br />

articulación astragaloescafoidea, el eje longitudinal<br />

del astrágalo apunta hacia la planta, pasando por el<br />

cuarto inferior del escafoides, permaneciendo en línea<br />

recta el eje del primer metatarsiano, la primera cuña<br />

y el escafoides 17, 18 . Consecuentemente, el ángulo<br />

entre el eje del astrágalo y el del escafoides es mayor<br />

de 90º (Fig. 8.7 b).<br />

Pie cavo<br />

Es una deformidad en equino del antepié sobre<br />

el retropié. Al principio, la deformidad es flexible,<br />

pero más adelante se hace fija. Es generalmente<br />

una manifestación de alguna enfermedad<br />

neuromuscular subyacente, aunque a veces es<br />

congénito o idiopático. Los metatarsianos están<br />

flexionados plantarmente y la parte anterior del<br />

calcáneo, anormalmente dorsiflexionada, de forma<br />

que el punto más alto del arco longitudinal es la<br />

primera cuña, cuyas superficies articulares<br />

convergen hacia la planta del pie (en el pie normal<br />

son paralelas). Dependiendo del tipo de pie cavo,


TRASTORNOS DE LA ALINEACIÓN DE LOS PIES EN PEDIATRÍA 83<br />

el retropié puede estar supinado (pie cavo varo, el<br />

más frecuente), en neutro (pie cavo simple) o en<br />

calcáneo (pie calcáneo cavo).<br />

En AP, el ángulo astragalocalcáneo está<br />

disminuido (en el pie cavo varo habitual) (Fig. 8.8 a).<br />

En L, el arco longitudinal es anormalmente alto,<br />

por<br />

la<br />

dorsiflexión del calcáneo y la flexión plantar del<br />

antepié<br />

8.8 b) 19-22 .<br />

RESUMEN Y<br />

CONCLUSIONES<br />

(Fig.


84 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

os trastornos de alineación de los pies son muchos<br />

Ly a veces muy complejos, por lo que en este<br />

capítulo se ha pretendido presentar un esquema<br />

sencillo de los más frecuentes.<br />

Diferenciamos las deformidades congénitas<br />

posturales, congénitas estructurales y las adquiridas<br />

o funcionales.<br />

La técnica radiológica debe ser cuidadosa,<br />

requiriendo al menos las proyecciones AP y L en<br />

carga (o simulando la carga, según la edad y las<br />

características del paciente).<br />

La valoración radiográfica debe incluir el retropié,<br />

mediopié y antepié, así como los arcos longitudinal<br />

y transversal, tanto por separado como en su<br />

conjunto.<br />

Si los núcleos de osificación no han aparecido y<br />

es<br />

crucial<br />

conocer su situación, podemos utilizar la<br />

ecografía.<br />

Los hallazgos radiológicos fundamentales de los<br />

trastornos más importantes son:<br />

1. Pie equinovaro congénito: equino del retropié,<br />

disminución del ángulo talocalcáneo y varo del<br />

antepié.<br />

2. Astrágalo vertical congénito: verticalización del<br />

astrágalo, luxación astragaloescafoidea, equino<br />

del calcáneo y dorsiflexión del antepié.<br />

3. Pie en serpentín: retropié valgo, aumento del<br />

ángulo talocalcáneo y varo del antepié.<br />

4. Pie plano valgo: valgo del calcáneo, aumento<br />

del ángulo talocalcáneo y hundimiento del arco<br />

longitudinal.<br />

5. Pie cavo: dorsiflexión del calcáneo y flexión<br />

plantar del antepié.<br />

El estudio radiológico nos permitirá valorar el tipo<br />

y severidad de la deformidad, así como el grado de<br />

rigidez, lo que condiciona el tipo de tratamiento.<br />

Asimismo, permite evaluar los cambios obtenidos<br />

con el mismo.<br />

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9<br />

Complicaciones de las<br />

prótesis osteoarticulares<br />

Xavier Tomás Batlle y Jaume Pomés Talló<br />

INTRODUCCIÓN<br />

esde que en 1938 Wiles realizó una artroplastia<br />

Dde cadera basada en la simple fijación mecánica<br />

con unos componentes metálicos, la prótesis o la<br />

artroplastia total ha mostrado un perfeccionamiento<br />

progresivo que la ha convertido en una técnica de<br />

rutina en pacientes con artropatías severas e<br />

incapacitantes. Este dato, unido al envejecimiento<br />

global de la población, ha disparado la implantación<br />

de estas prótesis en todo el mundo. Se calcula que<br />

cada año se realizan unas 800.000 sustituciones<br />

protésicas de cadera (PC), aumentando a su vez el<br />

número de intervenciones primarias 1 .<br />

Este aumento en el número de intervenciones ha<br />

originado que el radiólogo se enfrente de forma<br />

habitual a valorar a un paciente con PC. En muchas<br />

ocasiones, el informe radiológico o bien es<br />

inexistente o se ciñe a un sucinto comentario, como<br />

«prótesis total de cadera izquierda», que obviamente<br />

no es de gran ayuda para el traumatólogo. En este<br />

capítulo vamos a tratar de identificar los puntos<br />

claves del diagnóstico por imagen en un paciente<br />

portador de una prótesis osteoarticular,<br />

fundamentalmente de cadera y rodilla, cuya<br />

valoración radiológica utiliza en muchas ocasiones<br />

criterios paralelos.<br />

PRÓTESIS DE CADERA. TIPOS DE<br />

PRÓTESIS.<br />

n la actualidad se diferencia a las PC en dos<br />

Egrandes grupos, las cementadas y las no<br />

cementadas, que presentan diferentes<br />

comportamientos radiológicos, por lo que se<br />

analizarán posteriormente de forma específica.<br />

Desde un punto de vista histórico, las primeras PC<br />

consistían en un componente acetabular de plástico,<br />

que posteriormente fue sustituido por un<br />

componente metálico y un cuerpo femoral metálico<br />

adherido al fémur mediante cemento de polimetilmetacrilato<br />

(PMMA), que popularizó Charnley 2 . Este<br />

tipo de PC cementada ha sido universalmente<br />

utilizada durante muchos años, debido a que este<br />

cemento asegura una fijación inmediata y<br />

homogénea. Los problemas que presenta esta técnica<br />

son: una tasa de aflojamiento elevada en el acetábulo,<br />

la rotura y la fragmentación del cemento, la aparición<br />

de osteolisis secundaria a reacción granulomatosa<br />

(«enfermedad del cemento») 3, 4 , el impedimento al<br />

paso de estructuras vasculares dificultando el<br />

crecimiento óseo y la dificultad de extraer el cemento<br />

si debe realizarse una reintervención. Se ha observado<br />

una tasa de fracasos cercana al 50% en los primeros<br />

10 años en pacientes menores de 50 años 5-8 . Por<br />

todo ello, otros materiales y técnicas «no<br />

cementadas» fueron apareciendo con el objetivo de<br />

obtener la PC más fisiológica posible. Judet y cols. 9<br />

desarrollaron PC que se implantaban directamente<br />

a presión al lecho óseo, fijadas mediante cubiertas<br />

protésicas rugosas de «porometal». También<br />

aparecieron las superficies porosas que permitían en<br />

su seno el crecimiento óseo y con ello aumentaban<br />

la fijación 10 . Sin embargo, aparecieron otros<br />

problemas con este tipo de PC, como la migración<br />

distal del componente femoral, el despegamiento de<br />

la superficie de recubrimiento poroso, la disminución<br />

del grosor cortical proximal y un problema común<br />

con las PC cementadas, la osteolisis periprotésica 11 .<br />

Para dar el último paso en la obtención de esta<br />

PC «fisiológica», se está aplicando el recubrimiento<br />

de las PC con hidroxiapatita, que fija la prótesis al<br />

hueso de forma íntima mediante ligazón molecular,<br />

por lo que no se aprecia ni siquiera banda<br />

radiolucente periprotésica. En la actualidad se<br />

recomiendan las PC no cementadas en pacientes<br />

jóvenes, y las PC cementadas en pacientes de mayor<br />

edad. <strong>Una</strong> vez realizada esta valoración de los<br />

diferentes tipos de PC, pasaremos a continuación a<br />

estudiar de forma más selectiva los hallazgos<br />

radiológicos que nos permitan detectar las


86 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

DE LAS PC CEMENTADAS<br />

Figura 9.1. Rx simple. Se objetiva el ángulo de<br />

inclinación acetabular (flecha), que debe situarse<br />

normalmente entre 40 y 50°.<br />

Figura 9.2. Rx simple. Se observa una importante<br />

rotación patológica del componente acetabular<br />

(flechas) que condiciona una luxación protésica.<br />

complicaciones citadas.<br />

VALORACIÓN RADIOLÓGICA DE LAS<br />

COMPLICACIONES<br />

alposición-luxación protésica: para valorar la<br />

Mcorrecta posición del componente protésico<br />

acetabular se utiliza el llamado «ángulo de<br />

inclinación acetabular». Este ángulo mide la<br />

inclinación del acetábulo respecto a la línea<br />

horizontal (Fig. 9.1), debiendo oscilar entre 40-50° 12 .<br />

El otro componente protésico, la cabeza femoral,<br />

debe situarse de forma fisiológica en el centro de la<br />

cavidad acetabular. La posición asimétrica de la<br />

cabeza femoral respecto al acetábulo (Fig. 9.2) puede<br />

ser secundaria a dislocación de la cabeza femoral o<br />

bien a un proceso primario de desgaste acetabular 13 ,<br />

cuya traducción radiológica son áreas de<br />

radiolucencia periacetabulares.<br />

Formación de hueso heterotópico: se observa<br />

radiológicamente entre dos y cuatro semanas<br />

poscirugía, y de forma más temprana mediante<br />

gammagrafía, apareciendo con mayor frecuencia en<br />

varones con artrosis, enfermedad hiperostosante<br />

difusa idiopática, espondilitis anquilopoyética o<br />

traumatismo quirúrgico importante 12 . Su aparición<br />

puede limitar la movilidad de la articulación.<br />

Aflojamiento: este fenómeno se detecta<br />

clínicamente por la aparición de dolor. Si se realiza<br />

una radiografía, normalmente existe una interfase<br />

radiotransparente entre el hueso y el cemento<br />

secundaria a la formación de una capa fibrosa, que<br />

no debe superar 1,5 mm de espesor y que es más<br />

evidente a nivel acetabular. Si esta banda supera un<br />

grosor de 2 mm o si existe fragmentación del<br />

cemento, se considera que existe subsidencia<br />

(cambios en la posición) y aflojamiento de la PC.<br />

Algunos autores diferencian entre la aparición de una<br />

banda radiolucente precoz, que es secundaria a mal<br />

estado del hueso o bien a una técnica quirúrgica<br />

inadecuada, y una radiolucencia tardía (más de 10<br />

años), que es secundaria a una respuesta anómala<br />

frente al PMMA 14 . La migración protésica o la<br />

existencia de una banda radiotransparente que crece<br />

progresivamente entre cemento y prótesis también<br />

son signos de aflojamiento. Es importante señalar<br />

que esta banda radiotransparente cemento-prótesis<br />

puede ser fisiológica inmediatamente después de la<br />

intervención quirúrgica, por ausencia de relleno<br />

completo por parte del cemento; es su aumento en<br />

los siguientes meses lo que debe hacernos pensar<br />

en aflojamiento.<br />

Osteolisis o enfermedad granulomatosa agresiva:<br />

algunos ortopedas han puesto de manifiesto la<br />

progresiva relevancia de la enfermedad<br />

granulomatosa agresiva (EGA) en detrimento del<br />

aflojamiento mecánico como causa primordial de<br />

aflojamiento aséptico de la PC. El patrón radiológico<br />

que adopta esta EGA consiste en un tipo de<br />

radiolucencia periprotésica más focal, a diferencia<br />

de la radiolucencia difusa periprotésica más propia<br />

del aflojamiento mecánico 15 . Se da con mayor<br />

intensidad a nivel periacetabular (Fig. 9.3). Algunos<br />

autores consideran que si la radiolucencia es mayor


COMPLICACIONES DE LAS PRÓTESIS OSTEOARTICULARES 87<br />

a<br />

b<br />

Figura 9.3. Rx simple. Extensas áreas radiolucentes<br />

irregulares (puntas de flecha) que afectan tanto al<br />

área femoral como al acetábulo, secundarias a<br />

enfermedad granulomatosa agresiva. Incluso se<br />

observa una fractura femoral (flecha).<br />

de 2 mm de circunferencia 16, 17 o bien rodea todo el<br />

acetábulo, se puede considerar el implante<br />

acetabular desinsertado 18 . Aunque en un principio<br />

se denominaba a este fenómeno «enfermedad del<br />

cemento», pensándose en una reacción de cuerpo<br />

extraño frente a las partículas del PMMA, la<br />

descripción de estos hallazgos incluso con mayor<br />

frecuencia en PC no cementadas 4, 19-21 ha introducido<br />

un concepto mas amplio, la EGA. La aparición de<br />

estas áreas radiolucentes focales obliga a un control<br />

radiográfico a los seis meses, para descartar una<br />

evolución rápida e incluso para realizar un<br />

diagnóstico diferencial con dos entidades que cursan<br />

con hallazgos radiológicos similares: la infección de<br />

la PC o la aparición de un tumor 22-25 .<br />

Infección: la tasa de infección protésica está<br />

alrededor del 2,3% de las PC en diversas series 26-28 .<br />

En el posoperatorio inmediato, la aparición de una<br />

«PC dolorosa» puede ser secundaria a hematoma,<br />

aflojamiento o infección. De todas formas, los<br />

traumatólogos son partidarios de considerar<br />

infectada toda PC dolorosa hasta que no se<br />

demuestre lo contrario. Se distingue una fase aguda<br />

de la infección (hasta tres meses poscirugía), una<br />

Figura 9.4. a) Rx simple basal. Prótesis de cadera<br />

izquierda en paciente con una fístula cutánea. b)<br />

Fistulografía que pone de manifiesto una clara<br />

comunicación entre la fístula cutánea y la prótesis<br />

(puntas de flecha). El contraste rodea claramente


88 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

fase subaguda (de tres meses a un año) y una fase<br />

crónica (entre uno y dos años), cuyo signo<br />

patognomónico es la aparición de una fístula. Estos<br />

estadios se refieren a una infección que se ha<br />

producido por contaminación directa en el momento<br />

de la intervención quirúrgica. Si esta infección se<br />

produce posteriormente mediante un mecanismo<br />

hematógeno, la infección (pese a que pueden haber<br />

transcurrido años desde la intervención) adopta una<br />

forma aguda 29 . Respecto a los hallazgos radiológicos,<br />

en un estudio de Tiges y cols. realizado en 20<br />

pacientes con PC infectadas, se observó que la mitad<br />

de estos pacientes tenían radiografías convencionales<br />

normales. En el resto de los pacientes se observó en<br />

cuatro casos una banda radiolucente periprotésica<br />

similar al aflojamiento, en otros dos casos osteolisis<br />

focal similar a la EGA y en otros dos casos<br />

periostitis 23 . La aparición precoz a pocos meses de<br />

la cirugía de radiolucencias focales, la evolución<br />

rápida en el tiempo de las mismas aun en períodos<br />

más tardíos o la existencia de fístulas cutáneas (Fig.<br />

9.4 a y b) son signos altamente sugestivos de<br />

infección protésica 26 . La punción-aspirativa mediante<br />

aguja fina (PAAF) del área protésica guiada por<br />

fluoroscopia ha obtenido un alto rendimiento<br />

diagnóstico 30, 31 y algunos autores recomiendan su<br />

<strong>práctica</strong> habitual si existe una VSG elevada 32 o ante<br />

una alta sospecha clinicorradiológica 30 . De todas<br />

formas, estos requisitos son muy discutibles, ante<br />

la evidencia de que es posible la infección protésica<br />

sin hallazgos radiológicos sospechosos 23 , como se<br />

ha comentado ya previamente. La artrografía<br />

fluoroscópica, que puede realizarse con la PAAF, se<br />

utiliza para opacificar colecciones intraarticulares y<br />

trayectos fistulosos.<br />

PRÓTESIS DE CADERA<br />

NO CEMENTADAS<br />

ste tipo de PC persigue mediante superficies<br />

Erugosas el crecimiento del tejido óseo<br />

integrándose en la PC. Este anclaje se aprecia a las<br />

cuatro-seis semanas 33 tras la cirugía y con mayor<br />

facilidad sobre el vástago femoral que sobre el<br />

acetabular 34 . El control radiológico de este proceso<br />

se basa, por un lado, en el análisis de la<br />

osteointegración (anclaje directo de la PC sobre el<br />

tejido óseo sin recubrimiento fibroso) y, por otro, en<br />

la valoración de la estabilidad protésica. El primer<br />

punto se objetiva mediante la aparición de puentes<br />

óseos entre la superficie endostal y la superficie<br />

protésica, con ausencia de la banda<br />

radiotransparente periprotésica.<br />

Aflojamiento: si la banda radiotransparente oscila<br />

entre 0 y<br />

2 mm debe realizarse un seguimiento, ya que si se<br />

estabiliza su progresión a los dos años, el tejido<br />

fibroso resultante puede permitir una evolución<br />

subóptima de la PC 35 . Por el contrario si esta banda<br />

radiolucente es mayor de 2 mm y afecta a más del<br />

50% de la PC, nos hallamos ante una ausencia de<br />

osteointegración, que abocará a una inestabilidad<br />

protésica (segundo punto expuesto previamente),<br />

incluso con migración progresiva del implante. Se<br />

apreciarán además otros signos secundarios como<br />

ensanchamiento del canal medular, líneas esclerosas<br />

reactivas periprotésicas e hipertrofia calcar (área<br />

situada a nivel del trocánter menor, cuyo diámetro<br />

medular se denomina istmo calcar). Debe<br />

distinguirse este proceso patológico de una<br />

radiolucencia «benigna», secundaria al<br />

adelgazamiento cortical en áreas de bajo estrés y<br />

que sirve de protección frente al aflojamiento en<br />

otras áreas más sensibles («áreas escudo»).<br />

Infección y EGA: la aparición de áreas<br />

radiolucentes bien definidas con festoneado endostal<br />

deben hacer pensar, de forma paralela a las PC<br />

cementadas, en la existencia de complicaciones<br />

como la infección o la EGA.<br />

Atrapamiento del psoas ilíaco: esta rara<br />

complicación se da con mayor frecuencia en PC no<br />

cementadas. Consiste en la pérdida del margen<br />

limitante anterior óseo del acetábulo protésico, que<br />

al ser demasiado grande sobrepasa dicho límite e<br />

irrita de forma crónica el tendón del iliopsoas. Es una<br />

de las posibles causas de dolor en la cadera<br />

protésica 36 . La existencia de un margen anterior<br />

acetabular protésico que rebasa en más de 1 cm su<br />

anclaje óseo y la existencia de bursitis del iliopsoas<br />

son los signos radiológicos más valorables de esta<br />

entidad 37 .<br />

Tumores: esta complicación es sumamente rara,<br />

pero por su gravedad debe ser considerada. Los<br />

implantes porosos, que aumentan la superficie de<br />

contacto entre el hueso nativo y los biomateriales<br />

sintéticos, pueden incrementar el riesgo de aparición<br />

de tumores, siendo los sarcomas osteogénicos los<br />

tumores malignos que clásicamente se asocian con<br />

mayor frecuencia 24, 25, 38 . Se ha descrito recientemente<br />

un caso de linfoma no Hodgkin óseo primario en la<br />

literatura médica 39 .<br />

ARTROPLASTIA DE RODILLA<br />

ste tipo de intervención protésica es la segunda<br />

Een frecuencia tras la PC. Existen tres tipos de<br />

prótesis de rodilla (PR): unicompartimentales, en las<br />

que solo una cara articular es sustituida;<br />

semiestabilizadas, que son la mayoría de PR, y<br />

algunas de las cuales preservan los ligamentos<br />

cruzados; y estabilizadas, que sacrifican dichos<br />

ligamentos. Las superficies protésicas pueden ser<br />

de metal o de polietileno. Para valorar la correcta<br />

colocación de la PR, se realiza una radiografía en<br />

proyección anteroposterior cuyo alineamiento<br />

femorotibial debe estar entre 7 y 9 grados de valgo.<br />

En la proyección lateral es importante señalar que<br />

es frecuente observar un área porótica subyacente<br />

al compartimento protésico femoral, que no debe


COMPLICACIONES DE LAS PRÓTESIS OSTEOARTICULARES 89<br />

a<br />

Figura 9.5. TC de prótesis de cadera izquierda. Se<br />

delimita una extensa banda radiotransparente entre<br />

la prótesis y el hueso (puntas de flecha) que permite<br />

confirmar el aflojamiento acetabular.<br />

confundirse con una radiolucencia patológica 12 .<br />

Aflojamiento de la PR: se da con menor frecuencia<br />

que en la PC, y generalmente en el compartimento<br />

tibial. Se observan los mismos signos radiológicos<br />

descritos en la PC.<br />

Desgaste protésico: las partículas protésicas<br />

pueden originar un depósito articular patológico<br />

b<br />

Figura 9.6. a) RM de prótesis de cadera izquierda.<br />

Secuencia SE T1 basal. Área isointensa que rodea al<br />

vástago femoral (puntas de flecha). b) Secuencia SE<br />

T1 con contraste paramagnético endovenoso. Se<br />

aprecia claramente una hipercaptación de<br />

predominio anular con paredes muy engrosadas<br />

(puntas de flecha). Se confirmó quirúrgicamente la<br />

que origina una línea hiperdensa visible por RX a<br />

nivel intraarticular. Se ha descrito un desgaste de<br />

tipo abrasivo secundario al implante protésico a<br />

nivel tibial, tanto en PR cementadas (35%) como en<br />

las no cementadas (25%) 40 .<br />

Infección: la prevalencia de infección en la PR es<br />

discretamente superior que en la PC, rondando el<br />

2,5% 41 . Ante todo paciente con dolor en la PR debe<br />

excluirse esta posibilidad, que es la causa más<br />

frecuente de fracaso protésico. Aunque en algunas<br />

ocasiones la antibioterapia oral es un tratamiento<br />

suficiente, si existe infección de planos profundos<br />

el desbridamiento quirúrgico es el tratamiento de<br />

elección. Si esta infección no cede, debe extraerse<br />

la PR y realizar un recambio generalmente en dos<br />

tiempos 42 o en un tiempo si el germen es sensible a<br />

los antibióticos empleados y en pacientes sanos 43 .<br />

Los hallazgos radiológicos son similares a los<br />

descritos en la PC, debiendo prestar atención a una<br />

radiolucencia periprotésica que aumenta<br />

rápidamente.<br />

Complicaciones rotulianas: son las más frecuentes<br />

en las PR. Pueden observarse fracturas de estrés,<br />

aflojamiento o luxación de la rótula 12 .<br />

PRÓTESIS DE OTRAS<br />

ARTICULACIONES MAYORES<br />

on menor frecuencia se realizan artroplastias de<br />

Chombro, codo o tobillo, que pueden presentar las<br />

mismas complicaciones (aflojamiento, infección…)<br />

que las descritas previamente, con unos parámetros<br />

radiológicos superponibles.<br />

PRÓTESIS DE ARTICULACIONES<br />

MENORES


90 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

stas prótesis utilizan la silicona, y se emplean en<br />

Eel recambio a nivel de las articulaciones de manos<br />

y pies, y su dificultad de valoración radiológica<br />

estriba en su radiotransparencia. <strong>Una</strong> complicación<br />

específica es la sinovitis por silicona, con aumento<br />

de partes blandas, defectos radiolucentes y<br />

erosiones subcondrales 12 .<br />

OTROS MÉTODOS<br />

DE DIAGNÓSTICO<br />

POR LA IMAGEN: TC Y RM<br />

TC: varios estudios han puesto de manifiesto la<br />

aplicación prequirúrgica de la TC, no solo para<br />

detectar lesiones focales, sino para realizar una<br />

precisa medición del tamaño de la prótesis más<br />

indicada para el paciente 44, 45 o bien del septo calcar<br />

medial, un punto importante de anclaje de la futura<br />

PC, evitando con todo ello futuras complicaciones 46 .<br />

En cuanto a complicaciones posquirúrgicas (Fig. 9.5),<br />

un estudio afirma que la TC de equipos de una o dos<br />

coronas no es capaz de demostrar el contacto directo<br />

entre hueso y endoprótesis para valorar el<br />

aflojamiento; sin embargo, apuntan la posibilidad de<br />

que una TC multidetector sí sea capaz de<br />

objetivarlo 47 .<br />

RM: puede obtenerse una exploración por RM de<br />

calidad en pacientes portadores de una PC utilizando<br />

secuencias eco de espín (SE) o Fast-SE con unas<br />

sencillas modificaciones de los parámetros de las<br />

secuencias 48 . También la utilización de aparatos RM<br />

de bajo campo (por ejemplo, entre 0,02 T y 0,5 T) y<br />

PC de titanio mejoran la obtención de imágenes 49 .<br />

Con ello pueden detectarse complicaciones como el<br />

aflojamiento, EGA o fibrosis 50 (Fig. 9.6 a y b).<br />

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10<br />

La densitometría ósea<br />

María José Alcaraz Mexía<br />

INTRODUCCIÓN<br />

a osteoporosis, según se ha definido en la<br />

L conferencia consenso de National Institutes of<br />

Health 1 , es una enfermedad esquelética caracterizada<br />

por una resistencia ósea disminuida, que predispone<br />

al riesgo de fractura.<br />

La resistencia ósea está relacionada con la<br />

densidad y la calidad del hueso.<br />

A su vez la densidad queda determinada por la<br />

cantidad máxima de masa ósea alcanzada en la<br />

juventud y la magnitud de las pérdidas tras cambios<br />

hormonales, como ocurren en la menopausia o en la<br />

vejez. La calidad, a su vez, depende de la<br />

arquitectura, del recambio óseo, de la acumulación<br />

de microlesiones y de la mineralización.<br />

En los países occidentales, con el incremento de<br />

las perspectivas de vida, la osteoporosis se ha<br />

convertido en uno de los problemas de salud más<br />

importantes, con altos índices de morbilidad e<br />

incluso, de mortalidad en las últimas décadas de la<br />

vida.<br />

En España, por ejemplo, la prevalencia de<br />

osteoporosis en columna lumbar o cuello femoral en<br />

mujeres mayores de 50 años es del 26,07% 2 . La<br />

prevalencia global en hombres es del 11,2%. La<br />

elevada presencia de esta patología y el hecho de<br />

que dispongamos de unos recursos limitados, obliga<br />

a establecer unos criterios para seleccionar a los<br />

pacientes que deben ser sometidos a exploraciones<br />

densitométricas y a tratamiento.<br />

La osteoporosis es una enfermedad multifactorial.<br />

Se pueden determinar una serie de factores de<br />

riesgo, que serán útiles para identificar a los<br />

individuos con mayor probabilidad de padecerla.<br />

Estos factores de riesgo individuales son tres veces<br />

más frecuentes en la mujer que en el hombre.<br />

La edad avanzada (más de 65 años), la fractura<br />

vertebral previa o la fractura por fragilidad después<br />

de los 40 años, el hábito delgado y la historia familiar<br />

(sobre todo la fractura de cadera materna) se<br />

consideran factores de riesgo especialmente<br />

importantes, ya que contribuyen a aumentar el riesgo<br />

de fractura independientemente de la densidad<br />

mineral ósea (DMO).<br />

Existen, además, factores de riesgo ambientales<br />

o de régimen de vida, como pueden ser la dieta baja<br />

en calcio o vitamina D, la dieta vegetariana, el<br />

tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol o de café,<br />

el sedentarismo, la inmovilización, una escasa<br />

exposición al sol y un bajo nivel socioeconómico.<br />

El problema clínico mayor de la osteoporosis<br />

continúa siendo las fracturas y sus complicaciones,<br />

en especial, las fracturas de cadera, las vertebrales<br />

y las de antebrazo.<br />

El diagnóstico precoz y las medidas preventivas<br />

son especialmente importantes, ya que las fracturas<br />

osteoporóticas ocurren generalmente cuando la<br />

pérdida de masa ósea es muy acusada, siendo muy<br />

limitadas las posibilidades terapéuticas de<br />

incrementarla 3 .<br />

Se han desarrollado diferentes métodos no<br />

invasivos para determinar la DMO. Entre ellos destaca<br />

por su mayor rendimiento diagnóstico la<br />

absorciometría de rayos X de doble energía (DXA),<br />

que permite hacer mediciones de cualquier región<br />

del esqueleto, especialmente del esqueleto axial. Este<br />

método se considera el gold standard por su<br />

precisión y reproducibilidad. Tanto es así que la OMS<br />

adaptó en 1994 la definición densitométrica de<br />

osteoporosis basándola en este tipo de medición 4 .<br />

INDICACIONES<br />

iferentes organismos, tanto nacionales como<br />

D internacionales, han elaborado múltiples tablas<br />

con las indicaciones para realizar estudios<br />

densitométricos 3-5 . En general, estas indicaciones<br />

vienen determinadas por la predisposición del<br />

paciente a recibir un tratamiento farmacológico en<br />

caso de que tenga osteoporosis y por la existencia


92 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

de factores de riesgo que nos hacen sospechar la<br />

presencia de osteoporosis y nos obligan a su<br />

confirmación mediante densitometría.<br />

Se considera necesario realizar densitometrías en:<br />

1. Deficiencia de estrógenos (menopausia precoz,<br />

ooforectomía bilateral).<br />

2. Enfermedades renales y endocrinopatías<br />

(hiperparatiroidismo, hipoparatiroidismo,<br />

hipertiroidismo, hipotiroidismo, Cushing,<br />

hipogonadismo, osteoporosis idiopática, déficit<br />

de GH, etcétera).<br />

3. Tratamientos con fármacos que afectan al<br />

metabolismo óseo (corticoides durante más de<br />

tres meses, anticoagulantes, anticonvulsivantes<br />

y drogas antineoplásicas).<br />

4. Evidencia radiológica de osteopenia,<br />

deformidad vertebral o aumento de la cifosis<br />

torácica.<br />

5. Pacientes con múltiples factores de riesgo.<br />

6. Valoración de la respuesta al tratamiento de la<br />

osteoporosis.<br />

El cribado densitométrico de la población<br />

posmenopáusica no ha demostrado una relación de<br />

coste-efectividad favorable, por lo que no es<br />

pertinente. Puede estar indicado en la mujer<br />

posmenopáusica que presente además uno o más<br />

factores de riesgo. Sin embargo, y teniendo en<br />

cuenta que un porcentaje significativo de mujeres<br />

posmenopáusicas sin ningún factor de riesgo clínico<br />

presenta osteoporosis, debemos considerar que no<br />

hay una justificación clara para negar la realización<br />

de densitometría a las mujeres posmenopáusicas<br />

que lo soliciten.<br />

La osteoporosis es infrecuente en la edad<br />

pediátrica, aunque existe un gran número de<br />

enfermedades que pueden producirla y que son<br />

indicación para la realización de<br />

densitometría, entre las cuales<br />

destacan: osteogénesis<br />

imperfecta, anorexia nerviosa,<br />

endocrinopatías, malabsorción,<br />

artritis reumatoide juvenil, fibrosis<br />

quística y formas adquiridas de<br />

osteopenia, como la secundaria a<br />

enfermedades neuromusculares 6 .<br />

Haz de<br />

rayos X<br />

puntual<br />

(pencil beam)<br />

Detector único<br />

de doble energía (DXA)<br />

La tecnología DXA con mesa estable está<br />

reconocida actualmente como el mejor método para<br />

medir la DMO, debido a su baja dosis de radiación,<br />

alta precisión, tiempo corto de exploración,<br />

sensibilidad diagnóstica para predecir fracturas,<br />

especificidad y calibración estable.<br />

La capacidad que esta técnica tiene para medir<br />

regiones del esqueleto axial con gran contenido<br />

trabecular hace que este método sea especialmente<br />

útil para detectar precozmente la pérdida de masa<br />

ósea que ocurre en la mujer tras los primeros años<br />

de la menopausia.<br />

El aparato está compuesto por una fuente de<br />

rayos X, que se encuentra enfrentada a un sistema<br />

detector, situándose el paciente entre ellos. El tubo<br />

de rayos X se caracteriza por emitir fotones con dos<br />

energías diferentes (Fig. 10.1). La medición de la<br />

atenuación del haz producida por los tejidos en cada<br />

una de estas dos energías permite determinar las<br />

densidades de los dos tipos de tejidos atravesados:<br />

hueso y partes blandas. El cálculo de la radiación<br />

absorbida por el tejido óseo y los tejidos blandos<br />

permite conocer con exactitud el contenido mineral<br />

de los huesos explorados. Aunque estas son las<br />

bases comunes de todos los equipos DXA, existen<br />

variaciones específicas que hacen que los resultados<br />

de la medición final de la masa ósea puedan ser<br />

diferentes en distintos aparatos, incluso del mismo<br />

fabricante.<br />

La dosis efectiva de radiación y el tiempo de<br />

estudio en mujeres posmenopáusicas con los equipos<br />

DXA axiales actuales son los siguientes: en columna<br />

2 µSv y 30 s, en fémur 0,6 µSv y 30 s, en antebrazo<br />

0,05 µSv y 30 s y en cuerpo entero 2,6 µSv y 3 min 7 .<br />

Por lo general, la dosis de radiación a la que se<br />

Haz de<br />

rayos X<br />

en abanico<br />

Detector múltiple<br />

FUNDAMENTOS<br />

TÉCNICOS<br />

Fuente de<br />

rayos X<br />

Fuente de<br />

rayos X<br />

n los últimos 25 años ha<br />

E habido un progreso en el<br />

desarrollo de tecnologías para<br />

medir la masa ósea en vivo, tanto<br />

en localización axial como<br />

periférica. Son las siguientes.<br />

Absorciometría de rayos X<br />

Figura 10.1. Desarrollo de la Tecnología DXA. Fuente de rayos X con<br />

emisión de fotones, que a través de un colimador puntual produce un<br />

haz de radiación en «lapicero», registrando su intensidad con un único<br />

detector. Desarrollo posterior a un colimador en hendidura que produce<br />

un haz de radiación en «abanico», que se registra en un sistema de<br />

múltiples detectores. Este último permite acortar mucho el tiempo de


LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 93<br />

a<br />

b<br />

menopausia. No está influenciado por el peso, la<br />

altura o el padecimiento de una enfermedad<br />

degenerativa 8 .<br />

Su desventaja es la alta dosis de radiación y el<br />

elevado coste de la exploración. Actualmente se han<br />

incorporado mejoras sustanciales en estos aparatos:<br />

mayor precisión, menor dosis de radiación (60 µSv),<br />

tiempos rápidos de adquisición de 30-40 segundos<br />

y posibilidad de reconstrucción tridimensional.<br />

Figura 10.2. Análisis biomecánico del fallo vertebral<br />

en la osteoporosis. Reducción de la densidad de<br />

hueso trabecular que consiste en la pérdida de<br />

trabéculas horizontales y disminución de área de las<br />

verticales. a, b) Espécimen y esquema de la<br />

distribución de las trabéculas verticales dominantes<br />

y su conexión a través de las trabéculas horizontales,<br />

que reducen su longitud libre. c, d) Basándonos en<br />

el principio de Euler, la resistencia a la compresión<br />

del hueso trabecular decrece un 25% cuando se<br />

reduce un 50% el área de sus trabéculas verticales o<br />

somete el paciente es muy baja y aún menor la dosis<br />

dispersa, por lo que la mayoría de los densitómetros<br />

no requiere medidas de protección para los técnicos.<br />

Sin embargo, cada caso deberá estudiarse<br />

individualmente para asegurar la protección de los<br />

trabajadores.<br />

Tomografía computarizada (TC)<br />

cuantitativa<br />

c<br />

d<br />

Este método, complementario de la técnica DXA,<br />

está ganando popularidad, ya que es el único capaz<br />

de medir selectivamente el hueso cortical trabecular<br />

y diferenciarlo del cortical, expresándolo de forma<br />

volumétrica en g/cm 3 . En la TC, la atenuación del haz<br />

de rayos X en cada pixel se expresa en unidades<br />

Hounsfield. En la densitometría, un fantoma de<br />

calibración permite transformar estas unidades en<br />

sus equivalentes en DMO.<br />

Esta técnica tiene de ventaja la posibilidad de<br />

medir el tamaño óseo, que es un factor relacionado<br />

directamente con la resistencia. Esto es<br />

especialmente importante en la valoración del<br />

tratamiento con drogas osteoformadoras, como la<br />

PTH. Además tiene una gran sensibilidad para<br />

detectar cambios del contenido mineral óseo en<br />

situaciones de pérdida ósea rápida, como la<br />

Resonancia magnética (RM) cuantitativa<br />

La resistencia ósea no solo depende de la DMO,<br />

sino también de la estructura trabecular (número y<br />

grosor de las trabéculas), de la geometría ósea y de<br />

las condiciones de carga (Fig. 10.2) 9 . La combinación<br />

de todos estos factores es responsable de las<br />

condiciones biomecánicas del hueso.<br />

Actualmente la TC multicorte de alta resolución y<br />

la RM de alto campo (RM microscopia) permiten,<br />

mediante la utilización de determinados algoritmos,<br />

caracterizar la estructura trabecular de forma similar<br />

a la histomorfometría ósea 10 . En relación con ello se<br />

han encontrado, en la RM de calcáneo y radio,<br />

diferencias significativas entre mujeres<br />

posmenopáusicas sin y con fracturas en la relación<br />

con el volumen óseo y tisular, número de trabéculas<br />

y su grado de separación 11-13 .<br />

El futuro en el diagnóstico de la osteoporosis<br />

probablemente se dirija hacia un mayor<br />

conocimiento de la arquitectura de las trabéculas,<br />

de su conexión y del mecanismo reparativo de las<br />

microfracturas por fatiga.<br />

Densitometría periférica mediante<br />

absorciometría fotónica dual de rayos X<br />

(AccuDXA), absorciometría radiográfica<br />

(RA) o ecografía<br />

La medición de la DMO en calcáneo, falange o<br />

antebrazo con equipos portátiles está ganando<br />

popularidad. Son técnicas sencillas, con baja o nula<br />

dosis de radiación, cuyo precio y mantenimiento están<br />

por debajo de los aparatos DXA axial de mesa estable.<br />

La utilización actual de estos equipos periféricos<br />

como método de cribado es costo-efectiva y permite<br />

estudiar amplios sectores de la población,<br />

restringiendo la realización de densitometrías<br />

centrales a aquellos pacientes que se encuentran en<br />

cifras patológicas de acuerdo con los valores de<br />

referencia descritos para cada equipo 14 .<br />

La Sociedad Española de Reumatología, mediante<br />

el proyecto EPISER (2001) 15 , ha elaborado las curvas<br />

de normalidad de DMO en falange medida con<br />

tecnología DXA (AccuDXA) para la población<br />

española, lo que permite calcular con mayor<br />

exactitud los umbrales bajo los cuales es necesario<br />

confirmar el diagnóstico de osteoporosis mediante


94 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

Figura 10.3. Estudio DXA de columna lumbar PA. a) Posicionamiento del paciente. b) El operador selecciona<br />

las vértebras L1, L2, L3, L4. Las crestas ilíacas se corresponden con el disco L4-L5. Posteriormente se realiza<br />

un promedio que se compara con el rango de referencia para mujeres.<br />

un equipo DXA axial 16, 17 . Los resultados obtenidos<br />

de este estudio pueden utilizarse tanto en tecnología<br />

AccuDXA como en RA.<br />

El uso de ultrasonidos en el contexto de las<br />

enfermedades metabólicas se basa en la interacción<br />

de las ondas del sonido con el tejido óseo. La<br />

velocidad de transmisión y la atenuación o pérdida<br />

de amplitud de las ondas de sonido están<br />

disminuidas en la osteoporosis.<br />

Actualmente se reconoce su utilidad en las<br />

estrategias de cribado para identificar a las mujeres<br />

con riesgo de fracturas, especialmente de cadera 18 ,<br />

Figura 10.4. Clasificación morfométrica de Génant de la morfología y<br />

grados de deformidad vertebral en la osteoporosis. Fractura<br />

que es necesario confirmar mediante un DXA axial.<br />

No se considera un método suficientemente preciso<br />

para realizar seguimientos.<br />

METODOLOGÍA DEL ESTUDIO DXA<br />

EN ESQUELETO AXIAL<br />

a elección de la zona a estudiar mediante<br />

L densitometría, dependerá de la edad del paciente<br />

y del motivo de la solicitud. Lo más recomendable<br />

es realizar la medición en fémur y columna lumbar<br />

en posteroanterior (PA).<br />

A partir de los 70 años el estudio<br />

se realizará solo en fémur, ya que los<br />

cambios degenerativos en columna<br />

lumbar disminuyen su precisión. En<br />

la edad pediátrica el lugar de elección<br />

es la columna lumbar. Para los<br />

seguimientos se recomienda la<br />

columna lumbar, ya que la medición<br />

en fémur proximal es menos precisa<br />

debido a la dificultad de un<br />

reposicionamiento idéntico 19-21 .<br />

La medición en antebrazo se<br />

utiliza como alternativa, cuando<br />

ninguna de las efectuadas en<br />

columna y/o cadera sean fiables, por<br />

ejemplo en los pacientes con<br />

escoliosis, marcada enfermedad<br />

degenerativa de columna o pelvis,<br />

prótesis de cadera, instrumentación<br />

espinal y obesidad. Se ha probado su


LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 95<br />

a<br />

b<br />

Figura 10.5. Estudio DXA de fémur. a) Posicionamiento del paciente. Piernas en rotación interna. b) El<br />

rectángulo perpendicular al eje del cuello define al cuello femoral. El triángulo de Ward está localizado en el<br />

área de menos densidad del cuello femoral. <strong>Una</strong> línea en la base del trocánter mayor, separa la región<br />

eficacia en el hiperparatiroidismo, en donde las<br />

mediciones reflejan mejor la pérdida de hueso<br />

cortical inducida por la hormona paratiroidea.<br />

1. El estudio de columna lumbar PA se realiza en<br />

L1, L2, L3 y L4 (Fig. 10.3). La DMO individual<br />

de cada vértebra desde L1 a L2 va<br />

progresivamente aumentando en dirección<br />

caudal y en L3 y L4 puede mantenerse o<br />

incluso disminuir ligeramente.<br />

Se debe tener un cuidado especial en no incluir<br />

fracturas dentro del campo de estudio, ya que<br />

tendría como consecuencia un falso aumento<br />

de la DMO total.<br />

La medición de la DMO en columna lateral (T4-<br />

L4) permite valorar solo el hueso trabecular del<br />

cuerpo vertebral, al igual que con el TC<br />

cuantitativo. No hay estudios que demuestren<br />

su ventaja para determinar el riesgo de fractura<br />

con respecto al estudio convencional PA de<br />

columna. Algunos densitómetros permiten,<br />

mediante un arco en C, realizar ambos<br />

estudios PA y lateral (L) sin movimiento del<br />

paciente, pudiendo analizar conjuntamente la<br />

DMO y la morfometría vertebral.<br />

La fractura vertebral es uno de los mayores<br />

factores de riesgo de aparición de nuevas<br />

fracturas. Con el fin de facilitar y mejorar su<br />

detección se ha desarrollado en densitometría<br />

un método cuantitativo morfométrico, rápido<br />

de realizar (10 s) y con poca radiación, basado<br />

en los análisis morfométricos vertebrales de<br />

Mc Closkey (1993), Eastell (1991) y Black<br />

(1999) 22 . Este método permite detectar la<br />

presencia de fractura, basándose en la relación<br />

entre la altura anterior, media y posterior del<br />

cuerpo vertebral.<br />

A su vez, Génant (1993) 23 ha descrito un<br />

método visual semicuantitativo, utilizable con<br />

RX simple, TC o RM (Fig. 10.4), que permite<br />

clasificar las deformidades vertebrales por<br />

osteoporosis, según el grado de reducción de<br />

la altura vertebral anterior, media o posterior<br />

en:<br />

Grado 0 (normal): reducción menor de un 20%<br />

Grado 1 (leve): reducción entre un 20-25%<br />

Grado 2 (moderado): entre un 25-40%<br />

Grado 3 (grave): más del 40%<br />

Las deformidades vertebrales más severas se<br />

asocian a una mayor cronicidad del dolor.<br />

2. El estudio de fémur se realiza en cuatro<br />

localizaciones (cuello femoral, trocánter mayor,<br />

triángulo de Ward y región intertrocantérea)<br />

(Fig. 10.5).<br />

Si la posición es incorrecta, lo cual se<br />

manifiesta por la visualización del trocánter<br />

menor (por insuficiente rotación interna), o si<br />

la medición del cuello incluye parte del isquion<br />

o del trocánter mayor, podríamos obtener un<br />

falso aumento de la DMO.<br />

3. El estudio de antebrazo se realiza en regiones<br />

con predominio trabecular, como es la<br />

metáfisis (medición ultradistal), y con<br />

predominio cortical, como es el tercio medio<br />

de la diáfisis. La disminución de la DMO en<br />

TABLA 10.1<br />

Criterios de la OMS (1994) para el diagnóstico<br />

de osteoporosis en la mujer posmenopáusica<br />

Diagnóstico<br />

Puntuación T<br />

Normal > –1<br />

Osteopenia < –1 y > – 2,5<br />

Osteoporosis<br />

< –2,5 (sin fracturas)<br />

Osteoporosis establecida < –2,5 (con fracturas)


96 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

antebrazo no se produce hasta los 50 años y es muy<br />

inferior a la de la columna y el fémur. Su pérdida se<br />

acelera entre los 50 y 65 años y posteriormente se<br />

estabiliza. En el hombre la disminución de la DMO<br />

en esta localización es muy pequeña.<br />

4. La medición en cuerpo entero me-diante DXA<br />

permite determinar la<br />

composición tisular corporal: grasa, tejido libre<br />

de grasa y contenido mineral. Esta información<br />

tiene interés para la evaluación de los estudios<br />

de nutrición, crecimiento y desarrollo del<br />

individuo, en la medicina deportiva y para<br />

controlar los resultados de un régimen o pauta<br />

terapéutica sobre la composición de los tejidos<br />

corporales. Para el diagnóstico de osteoporosis<br />

a<br />

DXA Results Summary<br />

Region Área BMC BMD T– PR Z– AM<br />

(cm 2 ) (g) (g/cm 2 ) Score (%) Score (%)<br />

Neck 4,53 2,55 0,564 –2,6 66 –1,2 81<br />

Troch 9,47 3,42 0,361 –3,4 51 –2,5 59<br />

Inter 17,14 9,78 0,571 –3,4 52 –2,7 58<br />

Total 31,13 15,76 0,506 –3,6 54 –2,6 62<br />

Total BMD CV 1,0%, ACF = 1.030, BCF = 1,006, TH = 5,856<br />

WHO Classification: osteoporosis<br />

Fracture Risk: High<br />

b<br />

Figura 10.6. Densitometría DXA en fémur con<br />

resultado de osteoporosis. a) DMO total = 0,506<br />

g/cm 2 , lo que corresponde a un valor T de –3,6 y Z<br />

de –2,6. Esto significa que el fémur de este paciente<br />

contiene el 54% de la masa ósea que le<br />

correspondería a un adulto joven y el 62% de la que<br />

le correspondería a una persona normal de su misma<br />

edad. b) El diagrama está formado por tres líneas<br />

paralelas. La línea central es la DMO media normal<br />

en relación con la edad y la línea superior e inferior<br />

corresponde a ± 1 Dt. El símbolo se corresponde con<br />

la DMO encontrada. La distancia a la línea central<br />

representa el valor Z. El valor T estaría representado<br />

esta medición no supera a las determinaciones<br />

regionales en fémur y columna lumbar.<br />

5. La medición en prótesis permite el seguimiento<br />

de los cambios óseos periprotésicos,<br />

detectando pérdidas óseas tempranas. Este<br />

diagnóstico precoz ofrece la posibilidad de<br />

instaurar un tratamiento preventivo, lo que<br />

prolongaría la estabilidad de la prótesis.<br />

En general, los estudios pueden artefactarse por<br />

la presencia de contraste intestinal o cálculos cuando<br />

se realiza la medición en la columna lumbar, la<br />

existencia de clips quirúrgicos sobre la zona<br />

explorada y por el movimiento incoercible del<br />

paciente.<br />

ANÁLISIS DE RESULTADOS<br />

as dos preguntas que se hace el clínico al solicitar<br />

L un examen de densitometría y que necesariamente<br />

hay que responder son:<br />

1. ¿La DMO es normal o patológica?<br />

La OMS 4 , al mejorar los métodos diagnósticos no<br />

invasivos de la masa ósea, definió un nuevo<br />

concepto de osteoporosis, según el cual para<br />

diagnosticar una osteoporosis había que realizar<br />

una densitometría. Además estableció los criterios<br />

diagnósticos sobre la base de esta medición,<br />

teniendo como referencia la puntuación T.<br />

Los resultados de las determinaciones de DMO se<br />

expresan en densidad de área (gr/cm 2 ), que se define<br />

como la masa ósea mineral por unidad de área.<br />

También se presentan en forma de comparación con<br />

respecto al valor medio alcanzado en adultos<br />

jóvenes, utilizando como unidades el número de<br />

desviaciones estándar (Dt) que lo separan del valor<br />

de referencia, número que se denomina puntuación<br />

T. Cuando la comparación se hace con el valor de<br />

población de referencia, de similar sexo y edad que<br />

el paciente, se denomina puntuación Z.<br />

Dichos criterios se establecieron a partir del<br />

estudio NHANES III (Third Nacional Health and<br />

Nutrition Examination Survey) 24 , realizado en una<br />

población concreta de mujeres posmenopáusicas de<br />

raza blanca en EE.UU., en el fémur y con un aparato<br />

Hologic DXA QDR-1000.<br />

Se consideran dos niveles de DMO con fines<br />

diagnósticos en relación con el riesgo de fracturas<br />

(Tabla 10.1):<br />

— El primer umbral (osteoporosis) define a la<br />

mayoría de los individuos que padecerán una<br />

fractura en el futuro: valor de la DMO 2,5 Dt o<br />

más por debajo de la media del adulto joven<br />

del mismo sexo (puntuación T < –2,5). Si<br />

además viene unida a una fractura vertebral<br />

por baja energía se considera una osteoporosis<br />

establecida.


LA DENSITOMETRÍA ÓSEA 97<br />

— El segundo umbral (osteopenia) define un valor<br />

considerado útil para prevenir la pérdida de la<br />

masa ósea: DMO entre 1 y 2,5 Dt por debajo<br />

de la media del adulto joven del mismo sexo<br />

(–2,5< puntuación T


98 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

hubieran tenido una fractura, aumenta. Esto ha<br />

ocasionado que los expertos en salud pública se<br />

opongan al cribado poblacional universal para<br />

identificar con esta técnica 36 a la población de riesgo.<br />

Las opciones farmacológicas para la prevención<br />

y tratamiento de la osteoporosis comercializadas en<br />

España y también aprobadas por la FDA en EE.UU.<br />

son: estrógenos, bifosfonatos (alendronato,<br />

etidronato y risedronato), raloxifeno, calcitonina y<br />

PTH.<br />

Los fármacos disponibles para el tratamiento de<br />

la osteoporosis tienen en general una eficacia de<br />

moderada a buena, desde la administración diaria<br />

de calcio y vitamina D (una terapia barata que ha<br />

demostrado reducir hasta un 50% la fractura de<br />

cadera y en un 20% las fracturas periféricas en<br />

varones y mujeres mayores de 65 años) hasta los<br />

bifosfonatos, algo más caros, especialmente los de<br />

última generación, que actúan como potentes<br />

inhibidores de la resorción ósea 26 .


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 99<br />

CONCLUSIÓN<br />

a medición de la DMO mediante DXA axial es<br />

L recomendable para hacer el diagnóstico de<br />

osteoporosis y monitorizar su tratamiento. Además<br />

contribuye junto a otros factores a la valoración<br />

global del riesgo de fractura.<br />

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100 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

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11<br />

Aspectos radiológicos<br />

relevantes en los estudios<br />

Juan Ángel Clavero Torrent<br />

INTRODUCCIÓN<br />

l tratamiento de la pérdida de dentición mediante<br />

Eimplantes dentales es una <strong>práctica</strong> actualmente<br />

muy difundida y va camino de convertirse en la<br />

actuación quirúrgica más frecuente en patología<br />

bucal. Los implantes dentales son cilindros metálicos<br />

que se introducen quirúrgicamente en el hueso y que<br />

sirven de soporte para la posterior colocación de una<br />

prótesis dental. Los métodos de diagnóstico por<br />

imagen resultan imprescindibles para la valoración<br />

prequirúrgica en implantología, pues es necesario<br />

conocer con exactitud la cantidad y la calidad de<br />

hueso disponible, así como identificar las diferentes<br />

estructuras anatómicas del maxilar y de la mandíbula<br />

que se deben preservar durante la cirugía. La<br />

radiología dental convencional (radiografía intrabucal,<br />

telerradiografía lateral de cráneo y<br />

ortopantomografía) resulta insuficiente en muchas<br />

ocasiones para este cometido, dado que demuestra<br />

solo dos dimensiones del espacio. Como<br />

consecuencia de ello se han desarrollado y utilizado<br />

otros métodos diagnósticos que permiten la<br />

valoración de los tres planos del espacio, de los<br />

cuales en el momento actual los programas dentales<br />

para TC, que denominaremos genéricamente TC<br />

dental, son la exploración de referencia 1-8 . Estos<br />

programas se basan en la obtención de múltiples<br />

reconstrucciones multiplanares ortorradiales y<br />

panorámicas del maxilar superior y de la mandíbula,<br />

a partir de la adquisición mediante TC de secciones<br />

axiales de alta resolución (Fig. 11.1). La TC dental<br />

no solo ha supuesto una nueva visión de estas<br />

estructuras, sino que ha creado una interacción, con<br />

anterioridad <strong>práctica</strong>mente inexistente, entre<br />

radiólogos por una parte y odontólogos,<br />

implantólogos y cirujanos maxilofaciales por la otra.<br />

En este capítulo valoraremos los aspectos<br />

radiológicos más importantes en el campo de la<br />

implantología y analizaremos las principales<br />

características de los programas dentales para TC y<br />

del resto de medios diagnósticos empleados.<br />

ASPECTOS CLÍNICOS<br />

DE LOS IMPLANTES DENTALES<br />

a pérdida dentaria provoca una serie de<br />

Lalteraciones anatómicas y estéticas, así como<br />

trastornos funcionales y psicológicos, de<br />

importancia variable según el grado de edentulismo<br />

y la localización de la misma. El tratamiento clásico<br />

mediante puentes y prótesis removibles no<br />

soluciona estos problemas de forma satisfactoria,<br />

por lo que la implantología oral surge de la<br />

Figura 11.1. Representación esquemática de los<br />

planos de estudio de una TC dental de la mandíbula.<br />

Además de las secciones axiales, obtenidas<br />

directamente de la TC, se producen reconstrucciones<br />

panorámicas, paralelas al eje principal de la arcada,<br />

y reconstrucciones ortorradiales, perpendiculares en<br />

cada punto al eje principal de la arcada.


100 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 11.2. Representación gráfica de los<br />

componentes de un implante. Los implantes se<br />

componen de una fijación implantológica ( F) o<br />

implante propiamente dicho, porción que queda bajo<br />

la encía; de un pilar trasepitelial o pilar de prótesis<br />

(P), porción que emerge en la boca; y de una corona<br />

o prótesis (C) que recubre al pilar y es visible en la<br />

boca. Obsérvese como la situación del canal<br />

mandibular (CM) debe ser localizada para evitar la<br />

directa, estructural y funcional entre el hueso vivo<br />

y la superficie de un implante sometido a carga<br />

funcional 9 . Estos implantes tienen varios<br />

componentes (Fig. 11.2). La secuencia clásica para<br />

su colocación consiste en una cirugía en dos fases.<br />

En una primera intervención, la fijación, que es un<br />

cilindro habitualmente de titanio, se coloca en el<br />

interior del hueso mediante una osteotomía (Fig.<br />

11.3). Existen fijaciones de diferentes tamaños en<br />

altura y anchura, siendo preferible utilizar la mayor<br />

superficie de osteointegración posible en cada caso.<br />

Tras un tiempo variable (tres-seis meses),<br />

denominado período de osteointegración, se efectúa<br />

un segundo tiempo quirúrgico en el que se conecta<br />

la fijación a un pilar de prótesis, que sobresale de<br />

la encía contactando con el medio bucal y que<br />

permitirá montar sobre el mismo la prótesis<br />

definitiva. Ésta puede corresponder a una sola<br />

corona, en caso de implante único, o bien a una<br />

prótesis. Los implantes se pueden colocar también<br />

en una sola etapa quirúrgica, en la que<br />

se coloca la fijación y a la vez el componente de<br />

conexión o pilar. Al cabo de un período de entre<br />

dos y cuatro meses se colocará<br />

la prótesis. En casos concretos es posible que en<br />

un mismo día se realice el procedimiento quirúrgico<br />

y la colocación de la prótesis.<br />

Un completo estudio clínico y radiológico es<br />

necesario para la planificación del tratamiento con<br />

implantes. Es necesario descartar patología<br />

existente y es de vital importancia conocer la<br />

cantidad (altura, anchura, longitud) del hueso<br />

disponible en las zonas de posible recepción de<br />

estos implantes, así como su calidad (densidad<br />

ósea). Resulta imprescindible una precisa<br />

localización de las estructuras anatómicas, como<br />

el canal mandibular, cuya lesión ocasionará<br />

parestesias en la cara, o los senos maxilares, cuya<br />

afectación favorecerá la infección y provocará un<br />

peor pronóstico para el implante. Pese a que no<br />

Figura 11.3. Colocación de tres implantes endoóseos<br />

en maxilar superior derecho en paciente con<br />

edentulismo parcial. Se observa la cresta alveolar<br />

expuesta tras la realización de un colgajo con<br />

despegamiento mucoperióstico (cortesía del doctor<br />

E. Fernández Ledesma. Barcelona).<br />

necesidad de mejorar las opciones terapéuticas. La<br />

inmensa mayoría de los implantes actuales son del<br />

tipo endoóseo, basados en el fenómeno de la<br />

osteointegración, que se define como la conexión<br />

Figura 11.4. Ortopantomografía en paciente con<br />

edentulismo parcial, portador de diversas<br />

restauraciones dentales. Se observa engrosamiento<br />

mucoso en el seno maxilar derecho. Las arcadas<br />

dentales se dividen en cuadrantes que se enumeran<br />

en orden creciente y en sentido horario de superior<br />

derecho a inferior derecho. AM: Agujero mentoniano.<br />

C: Cóndilo mandibular. CM: Canal mandibular. H:


ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 101<br />

Figura 11.5. Sección axial mediante TC a nivel de la<br />

cresta alveolar de la mandíbula en un paciente con<br />

dentición completa. Numeración de las piezas<br />

dentarias siguiendo la clasificación internacional. Las<br />

decenas indican el cuadrante y las unidades, en<br />

sentido creciente de mesial (anterior) a distal, la<br />

situación del diente en el cuadrante. Obsérvense<br />

existe un claro consenso con respecto a las<br />

Figura 11.7. Reconstrucciones panorámicas de la<br />

mandíbula mediante TC dental en un caso de<br />

edentulismo parcial. La imagen superior<br />

corresponde a una reconstrucción panorámica<br />

central en proceso alveolar, demostrándose ambos<br />

canales mandibulares (CM). La inferior se sitúa por<br />

bucal con respecto a la superior y demuestra<br />

dentadura). A continuación, en la mayoría de los<br />

casos, se requerirá una valoración mas detallada<br />

del hueso disponible mediante técnicas seccionales,<br />

de las que la TC dental es la de mayor rendimiento<br />

diagnóstico.<br />

Figura 11.6. Anatomía dental. Detalle de una<br />

ortopantomografía digital. Los dientes se componen<br />

de una corona (C), de una porción radicular (R) y de<br />

una zona de transición entre ambas o zona cervical<br />

(ZC). Están formados por dentina (D), que en la<br />

corona está recubierta por esmalte (E) y en la raíz<br />

por cemento, indistinguible radiológicamente de la<br />

dentina. El paquete vasculonervioso del diente<br />

penetra por el agujero apical (AA), extendiéndose<br />

por el conducto radicular (CR) hasta la cámara pulpar<br />

(CP). Las raíces dentales están sujetas al hueso<br />

exploraciones radiológicas a efectuar, podríamos<br />

concretar que una secuencia lógica sería la<br />

realización de un estudio inicial mediante<br />

ortopantomografía, que complementará los datos<br />

obtenidos en la exploración clínica, y la obtención<br />

de un encerado diagnóstico (molde de la<br />

DENTICIÓN<br />

omo se ha explicado en el capítulo anterior, las<br />

Carcadas dentarias se dividen en cuatro cuadrantes<br />

numerados de forma creciente, en sentido horario,<br />

desde el hemimaxilar superior derecho hasta la<br />

hemimandíbula derecha (Fig. 11.4). La nomenclatura<br />

internacional, utilizada en Europa, atribuye a cada<br />

diente un número de dos cifras (Fig. 11.5). La<br />

anatomía dental y sobre todo el espacio periodontal<br />

se visualizan muy bien mediante radiología<br />

convencional (Fig. 11.6).<br />

ANATOMÍA DE LA MANDÍBULA<br />

S u anatomía radiológica normal10, 11 viene ilustrada<br />

en las figuras 11.4, 11.7 y 11.8. La mandíbula está<br />

formada por un cuerpo y dos ramas verticales. A la<br />

superficie interna del cuerpo se le denomina lingual,<br />

mientras que a la superficie externa se le denomina<br />

bucal. La parte superior del cuerpo o proceso alveolar<br />

alberga las raíces dentales y está ligada<br />

funcionalmente a los dientes. Su superficie se<br />

denomina cresta alveolar, que se sitúa a la altura de<br />

la zona cervical dental. La parte inferior del cuerpo<br />

es la base de la mandíbula y en ella se sitúa el<br />

conducto dentario inferior o canal mandibular,<br />

estructura que contiene en su interior estructuras<br />

vasculares y el nervio alveolar inferior, rama de la<br />

división mandibular del nervio trigémino. Este


102 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

Figura 11.8. Reconstrucciones<br />

ortorradiales de hemimandíbula<br />

izquierda mediante TC dental en un<br />

caso de edentulismo parcial. Las<br />

reconstrucciones demuestran de<br />

distal a mesial (superior izquierda a<br />

inferior derecha) la anatomía<br />

mandibular. A: Agujero mandibular.<br />

AM: Agujero mentoniano. B: Cortical<br />

bucal. CI: Canal incisivo. CL: Canal<br />

lingual. CM: Canal mandibular. G:<br />

Figura 11.9. Reconstrucciones<br />

ortorradiales y panorámicas de<br />

maxilar superior mediante TC dental.<br />

Edentulismo parcial con ausencia de<br />

primer y tercer molares derechos y de<br />

los tres molares izquierdos. Las<br />

reconstrucciones ortorradiales<br />

corresponden al hemimaxilar derecho<br />

o primer cuadrante, desde la región<br />

de apófisis pterigoides (superior<br />

izquierda) hasta la línea media<br />

(inferior derecha). Las dos<br />

reconstrucciones panorámicas<br />

(inferior) reflejan todo el maxilar<br />

superior. La situada a la izquierda se<br />

trata de una reconstrucción hacia<br />

palatino, mostrando el canal<br />

nasopalatino, mientras que la de la<br />

derecha es central en proceso<br />

paquete vasculonervioso penetra en la mandíbula a<br />

través del agujero mandibular y abandona la misma<br />

a través del agujero mentoniano, situado en la<br />

superficie bucal de la mandíbula, habitualmente<br />

entre las raíces del primer y segundo premolar. El<br />

nervio alveolar inferior se divide en dos ramas, los<br />

nervios incisivo y mentoniano. El primero de ellos se<br />

continúa anteriormente por el interior de la<br />

mandíbula en el canal incisivo, junto a la arteria<br />

homónima. El nervio mentoniano sale al exterior por<br />

el agujero mentoniano. Antes de salir puede mostrar<br />

un bucle o incurvación anterior, mesial con respecto<br />

al agujero mentoniano. La última estructura a<br />

considerar es el agujero lingual situado en línea<br />

media, de contenido arterial. La TC dental visualiza<br />

el canal mandibular en un 98% de los casos, el<br />

agujero mentoniano en un 100%, el canal incisivo en<br />

un 93% y el canal lingual en un 82% 12 . Se ha<br />

demostrado asimismo la existencia de canales<br />

vasculares linguales accesorios, situados<br />

lateralmente, la mayoría en la región premolar 13 . La<br />

ortopantomografía permite en menor grado la<br />

visualización del canal mandibular y sobre todo la<br />

correcta localización en cuanto a la altura del mismo<br />

con respecto a la cresta alveolar 14 , siendo muy<br />

inferior en la detección del canal incisivo y del<br />

agujero lingual 12, 13 .<br />

ANATOMÍA DEL MAXILAR SUPERIOR<br />

S u anatomía radiológica normal10, 11 se ilustra en<br />

las figuras 11.4 y 11.9. En el maxilar superior se<br />

distingue un cuerpo, en situación central, y cuatro<br />

apófisis: frontal, zigomática, alveolar y palatina. El<br />

proceso o apófisis alveolar se sitúa por debajo del<br />

cuerpo del maxilar y de las fosas nasales. A su cara<br />

externa se le llama vestibular y a la interna se le<br />

denomina palatina, aunque también se les puede<br />

denominar bucal y lingual respectivamente, como en<br />

el caso de la mandíbula. Los senos maxilares se<br />

ubican en el interior del cuerpo del maxilar y su zona<br />

inferior o receso maxilar protuye generalmente en


ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 103<br />

a<br />

b<br />

c<br />

alveolar, donde éste no pueda ser asiento de<br />

implantes. Esta área, situada entre la zona<br />

tuberositaria del maxilar, las apófisis pterigoides del<br />

esfenoides y la apófisis piramidal del palatino, puede<br />

utilizarse como anclaje cortical de los denominados<br />

implantes pterigoideos 15 . Los senos maxilares, las<br />

fosas nasales y el canal nasopalatino son estructuras<br />

bien visualizadas por la mayoría de los métodos<br />

diagnósticos empleados en implantología. No<br />

obstante, la TC dental permite una mejor valoración<br />

de la altura existente desde la cresta alveolar hasta<br />

el seno maxilar o fosa nasal y de la situación<br />

bucolingual del receso maxilar y sobre todo del canal<br />

nasopalatino 6 . También permite un mejor<br />

reconocimiento de la patología sinusal, sobre todo<br />

si ésta es secundaria a lesión inflamatoria<br />

periodontal 16 .<br />

Figura 11.10. Clasificación de las atrofias óseas<br />

según Cadwood y Howell 17 . a) Esquema que<br />

representa las diferentes clases de atrofia. La clase<br />

1 corresponde al maxilar o mandíbula dentados. La<br />

clase 2 ocurre inmediatamente después de la<br />

extracción. En la clase 3 la cresta alveolar permanece<br />

más o menos redondeada, existiendo una altura y<br />

anchura óseas adecuada. En la clase 4 existe<br />

deformidad en filo de navaja, con pérdida de anchura<br />

y conservación de la altura. En la clase 5 la<br />

morfología es plana, deficitaria tanto en altura como<br />

en anchura. La clase 6 presenta una depresión en el<br />

proceso alveolar, con pérdida también de hueso<br />

el proceso alveolar, situándose entre las raíces<br />

molares y premolares. En la línea media, el canal<br />

nasopalatino se extiende desde las fosas nasales<br />

hasta el agujero incisivo en la boca, conteniendo la<br />

arteria septal y el nervio nasopalatino. En la zona<br />

posterior, el nervio palatino mayor penetra en la<br />

cavidad bucal a través del agujero palatino mayor o<br />

anterior. La valoración de la zona<br />

llamada de sutura pterigomaxilar<br />

es de importancia, sobre todo en<br />

los casos con atrofia del proceso<br />

Figura 11.11. Reconstrucciones<br />

panorámica y ortorradiales mediante<br />

TC dental en un paciente sometido<br />

a una técnica de elevación del seno<br />

maxilar. Se observa el injerto óseo<br />

visible como un material<br />

heterogéneo denso (flechas) que<br />

aumenta la altura disponible para la<br />

colocación de implantes en un<br />

paciente con atrofia del proceso<br />

alveolar en altura. El injerto es<br />

situado a ese nivel a través de una<br />

ventana ósea efectuada en la pared<br />

anterior del seno maxilar y tras<br />

VOLUMEN Y MORFOLOGÍA ÓSEA.<br />

ATROFIA<br />

DEL PROCESO ALVEOLAR<br />

a pérdida de dientes produce de forma irreversible<br />

Luna reabsorción ósea con atrofia del proceso<br />

alveolar en ambos sentidos, vertical y horizontal. Se<br />

han descrito varias clasificaciones anatómicas de la<br />

pérdida de volumen óseo, siendo la más utilizada la<br />

de Cawood y Howell 17 (Fig. 11.10). Tras el<br />

edentulismo comienza la reabsorción ósea,<br />

inicialmente en anchura y posteriormente en altura,<br />

salvo para las zonas posteriores del maxilar superior,<br />

donde la atrofia es predominantemente en altura<br />

desde un principio. El grado de reabsorción ósea es<br />

muy importante, porque va a condicionar el tamaño<br />

del implante tanto en anchura como en altura. Si la<br />

atrofia es significativa puede resultar imposible<br />

anclar un implante en el proceso alveolar,<br />

requiriendo la <strong>práctica</strong> de alguna técnica especial.<br />

Principalmente existen dos opciones: las técnicas de<br />

aumento del hueso disponible 18, 19 y el anclaje del


104 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.12. Ortopantomografía en un paciente con<br />

edentulismo parcial, portador de implantes<br />

osteointegrados en los procesos alveolares en ambas<br />

zonas pterigoideas (flechas blancas) y a nivel malar<br />

derecho (flecha negra). Los implantes pterigoideos<br />

permiten un anclaje en el hueso denso existente<br />

entre tuberosidad maxilar, apófisis pterigoides del<br />

hueso esfenoides y apófisis piramidal del palatino<br />

en pacientes que, como en este caso, presentan<br />

atrofia ósea del maxilar posterior. Se observa un<br />

implante zigomático derecho anclado en hueso malar<br />

con el mismo cometido. Para la colocación de este<br />

último es preciso crear quirúrgicamente un paso a<br />

través del seno maxilar, previo rechazo de su<br />

membrana. Obsérvese como alguno de los implantes<br />

en cresta alveolar muestra la corona o la prótesis ya<br />

implante fuera del proceso alveolar 15, 20 . Entre las<br />

primeras cabe destacar la expansión de corticales,<br />

las técnicas de regeneración ósea guiada, la elevación<br />

del suelo del seno maxilar (Fig. 11.11) y los injertos<br />

óseos. Los anclajes fuera del proceso alveolar pueden<br />

efectuarse en maxilar superior a nivel de la región<br />

pterigomaxilar o en el hueso malar (Fig. 11.12). <strong>Una</strong><br />

tercera posibilidad en la mandíbula sería la<br />

transposición del nervio dentario 21 .<br />

CALIDAD ÓSEA<br />

n hueso denso proporciona una mayor superficie<br />

Ude unión entre implante y hueso y una mayor<br />

estabilidad del mismo, con lo que la osteointegración<br />

es mayor y más rápida. La calidad ósea condicionará<br />

la técnica quirúrgica y la secuencia posterior de carga<br />

sobre el implante. El edentulismo favorece la pérdida<br />

de densidad ósea. Se han descritos múltiples<br />

TABLA 11.1<br />

Ejemplo de protocolo estándar para un estudio<br />

de TC dental<br />

Técnica<br />

Helicoidal<br />

Grosor de corte 1mm<br />

Movimiento de mesa 1 mm (mand.) ;1 ó 1,5 mm (máx. sup.)<br />

Campo de trabajo 120 mm.<br />

Tiempo de corte 1 seg.<br />

Matriz 512<br />

Corriente del tubo 30-90 mA<br />

Tensión del tubo 120 kV<br />

Ventana<br />

2000 UH 400 UH (ventana ósea)<br />

Filtro<br />

Alta resolución<br />

Figura 11.13. Clasificación de la calidad ósea de<br />

Lekholm y Zarb 22 . Mediante un esquema (a) y cuatro<br />

reconstrucciones ortorradiales de diferentes<br />

pacientes obtenidas por TC dental (b) observamos<br />

los tipos de calidad ósea. La calidad 1 es más propia<br />

de zonas anteriores mandibulares edéntulas. La<br />

calidad 2 es más frecuente en zonas laterales de<br />

mandíbula. La calidad tipo 3 se visualiza<br />

habitualmente en maxilar superior, mientras que la<br />

clasificaciones que de forma subjetiva valoran la<br />

calidad ósea del hueso en el que se va a implantar 22,<br />

23<br />

. <strong>Una</strong> de las más empleadas y más simple es la<br />

descrita por Lekholm y Zarb 22 , basada en el aspecto<br />

morfológico del hueso y de su calidad (Fig. 11.13).<br />

La calidad 1 correspondería a un hueso<br />

<strong>práctica</strong>mente en su totalidad compuesto por tejido<br />

compacto. La calidad 2 correspondería a un hueso<br />

con una capa espesa compacta rodeando a un hueso<br />

trabecular denso. La calidad 3 correspondería a una<br />

fina capa cortical que rodea un núcleo de hueso<br />

trabecular más o menos densa. La calidad 4 reflejaría<br />

una fina capa cortical rodeando un hueso trabecular<br />

de baja densidad. Los implantes situados en huesos<br />

de calidad 4 requieren un mayor tiempo de<br />

cicatrización y presentan un mayor índice de<br />

fracasos.<br />

La valoración del coeficiente de atenuación óseo<br />

mediante TC dental puede otorgar una mayor<br />

objetividad a la valoración de la calidad ósea,<br />

habiéndose citado un coeficiente de atenuación de<br />

más de 600 UH como ideal para la colocación de<br />

implantes 3 . Recientemente Norton y Gamble 24<br />

postulan una clasificación cuantitativa, valorando la<br />

atenuación del hueso que rodeará el futuro implante<br />

y comparándola con la clasificación morfológica de<br />

Lekholm y Zarb 22 . Encuentran que a la calidad 1 le<br />

corresponderían más de 850 UH, a las calidades 2 y<br />

3, entre 500-850 UH y a la calidad 4, entre 0-500.<br />

Sin duda alguna el futuro de la valoración de la<br />

calidad ósea preimplante será la aplicación a nivel<br />

dental de la evaluación cuantitativa mediante TC de<br />

la densidad ósea por unidad de volumen 25 .


ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 105<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.14. Centrado de los estudios dentales. Un<br />

centrado fácil para el técnico y adecuado para la toma<br />

de medidas será paralelo a la base de la mandíbula<br />

(a) y a la línea del paladar duro en el maxilar superior<br />

(b).<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.15. Sección axial de referencia (a) y<br />

reconstrucciones panorámica central y ortorradiales<br />

en el segundo cuadrante (b) de un paciente edéntulo<br />

parcial con tres raíces retenidas (flechas) y enfermedad<br />

inflamatoria crónica en senos maxilares. En la sección<br />

axial de referencia se observan demarcadas todas las reconstrucciones. A partir de la línea trazada por el<br />

operador (punta de flecha), se obtienen dos reconstrucciones panorámicas hacia la superficie y dos hacia<br />

lingual, así como múltiples reconstrucciones ortorradiales. En este programa todas las reconstrucciones<br />

están separadas por 2 mm. Existen una serie de marcadores (derecha, izquierda, bucal, lingual) y todas las<br />

reconstrucciones ortorradiales aparecen numeradas para poderlas correlacionar adecuadamente en los otros<br />

planos del espacio. Obsérvese como la raíz retenida en segundo cuadrante (flechas blancas) aparece en los<br />

tres planos del espacio sobre la numeración 51. Las raíces retenidas (flechas) aparecen como imágenes de<br />

PROGRAMAS DENTALES PARA TC<br />

D esarrollados por Schwarz y cols.26, 27 , los<br />

programas dentales permiten, a partir de la<br />

adquisición axial mediante TC, la visualización del<br />

maxilar superior y de la mandíbula en tres planos<br />

del espacio: axial, panorámico (paralelo al eje<br />

principal de la arcada) y ortorradial (perpendicular<br />

en cada punto al eje principal de la arcada) (Fig.<br />

11.1). La mayoría de estos programas permite<br />

además reconstrucciones 3D.<br />

Protocolo de estudio: en la tabla 11.1 se refleja un<br />

ejemplo de protocolo aconsejado para estudio dental.<br />

Es preferible el estudio mediante técnica helicoidal,<br />

ya que el tiempo de adquisición es menor, con lo que<br />

se disminuyen notablemente los artefactos de<br />

movimiento, que pueden alterar las reconstrucciones.<br />

Los estudios dentales se pueden efectuar con técnica<br />

de baja dosis de radiación 5, 28, 29 , pues analizamos<br />

estructuras óseas. Esta reducción se puede efectuar<br />

principalmente disminuyendo la corriente del tubo,<br />

trabajando con un pitch mayor de 1 y limitando al<br />

máximo la extensión de la exploración. Las dos<br />

primeras posibilidades son más factibles en maxilar<br />

superior que en mandíbula, ya que a este nivel el<br />

límite lo establecen las finas estructuras<br />

vasculonerviosas que deben ser visualizadas.<br />

Los estudios de maxilar superior y de mandíbula


106 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.16. Enfermedad inflamatoria. a) Enfermedad<br />

inflamatoria periodontal con formación de fístula a<br />

seno maxilar izquierdo. La enfermedad inflamatoria<br />

periodontal (cabezas de flechas) se aprecia como una<br />

radiolucencia lateral a las raíces del primer molar izquierdo, con extensión a la región apical. Representa la<br />

pérdida del ligamento periodontal y la destrucción ósea adyacente, que tiene su origen en un proceso<br />

infeccioso gingival (gingivitis). Existe fistulización a seno maxilar (flechas blancas) con cambios inflamatorios<br />

sinusales. Tanto este tipo de infección como la periapical en su progreso pueden erosionar las corticales del<br />

proceso alveolar ocasionando trayectos fistulosos. Obsérvese una raíz retenida del segundo premolar izquierdo<br />

también con enfermedad inflamatoria periodontal (flecha negra) y el cordal izquierdo incluido (asterisco). b)<br />

Enfermedad inflamatoria periapical en primer premolar derecho (flechas). Se observa radiolucencia periapical<br />

por pérdida ósea secundaria al proceso infeccioso. Este tipo de enfermedad inflamatoria tiene su origen en<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.17. Quistes odontogénicos. a) Quiste radicular en primer molar inferior derecho. Observamos una<br />

formación radiolucente bien definida, de situación periapical al 46 (flechas). Este tipo de quiste odontogénico<br />

es el más frecuente y deriva de un granuloma periapical no tratado. La semiología radiológica de ambos<br />

procesos es similar y se cita un tamaño superior a 1,5 cm como sugestivo de quiste. La TC dental permite<br />

una correcta valoración de la extensión lesional, observando en este caso en las reconstrucciones ortorradiales<br />

como la lesión contacta con el canal mandibular (CM). b) Quiste folicular en cordal inferior derecho incluido.<br />

Se observa una lesión radiolucente bien definida ( flechas) de situación pericoronaria al 48 incluido (asterisco).<br />

se efectúan por separado. Se coloca al paciente en<br />

decúbito supino con la columna cervical<br />

discretamente hiperextendida y la cabeza bien<br />

centrada. En primer lugar, se efectúa un topograma<br />

de perfil para verificar el centrado y delimitar la<br />

extensión de la exploración. Como la mayoría de<br />

estos programas sufren distorsiones si se inclina el<br />

gantry 30 , este debe permanecer a 0° y por lo tanto<br />

es el posicionamiento del paciente el que definirá la<br />

orientación de las secciones axiales. Esta colocación<br />

debe ser la correcta porque si no las mediciones<br />

efectuadas pierden exactitud 31, 32 . Lo ideal es el<br />

centraje paralelo a la cresta alveolar 13, 33 . En muchas<br />

ocasiones, debido al edentulismo, por la<br />

irregularidad de la cresta alveolar o por la<br />

superposición de imágenes de los dos lados, este<br />

centraje resulta muy difícil, por lo que<br />

recomendamos el centraje paralelo al paladar duro<br />

en el maxilar superior y al borde inferior en la


ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 107<br />

Figura 11.18. Secciones ortorradiales en una<br />

mandíbula edéntula a nivel de región de agujero<br />

mentoniano (AM), observándose mediciones de altura<br />

desde la cresta alveolar hasta el canal mandibular<br />

(CM), de anchura entre las corticales bucal y lingual,<br />

de angulación del proceso alveolar con respecto a la<br />

vertical y del coeficiente de atenuación del hueso<br />

trabecular. Se observa también en las<br />

reconstrucciones superiores la simulación de un<br />

mandíbula 5, 31 (Fig. 11.14). Cuanta mayor angulación<br />

exista entre nuestro centraje y estas referencias<br />

anatómicas, mayor distorsión con la realidad existirá<br />

en las mediciones efectuadas, sobre todo en zonas<br />

distales 31, 32 . Posteriormente, demarcaremos la<br />

extensión de la exploración, que en la mandíbula<br />

debe abarcar todo el hueso desde la cortical basilar<br />

hasta la cresta alveolar y en el maxilar, desde la<br />

cresta alveolar al tercio inferior de los senos<br />

maxilares, ampliable cuando exista patología sinusal<br />

asociada. Con el protocolo citado obtenemos unas<br />

40 secciones axiales por arcada, dependiendo del<br />

grado de atrofia.<br />

Reconstrucciones: después de la exploración, las<br />

secciones axiales son enviadas a una estación de<br />

trabajo para realizar las reconstrucciones. Se escoge<br />

una sección axial situada a nivel de las raíces<br />

dentales, en la que se delimite perfectamente todo<br />

el contorno del proceso alveolar, trazándose una<br />

línea mediante el marcado de varios puntos con el<br />

cursor de la consola. Esta línea debe estar centrada<br />

en la arcada ósea y ser paralela a la misma (Fig.<br />

11.15). El<br />

programa creará múltiples reconstrucciones<br />

ortorradiales, en la mayoría de programas cada 1 ó<br />

2 mm, que serán todas ellas perpendiculares a la<br />

curva efectuada y, por lo tanto, al proceso alveolar.<br />

Además, se producirán un número variable, según<br />

el programa, de reconstrucciones panorámicas,<br />

paralelas a la línea realizada, en dirección bucal y<br />

lingual. Estas reconstrucciones también suelen estar<br />

espaciadas entre 1 y 2 mm. Por último, la mayoría<br />

de los programas realizan también reconstrucciones<br />

3D en diferentes planos, siendo el más interesante<br />

el oclusal, ya que permite valorar las características<br />

morfológicas de la cresta alveolar. Cada imagen<br />

ortorradial, panorámica y axial puede ser<br />

correlacionada espacialmente con las otras, mediante<br />

una serie de marcadores y numeración existentes en<br />

los márgenes de las imágenes (Fig. 11.15). Las<br />

secciones más importantes van a ser las<br />

ortorradiales, ya que van a permitir efectuar las<br />

mediciones de altura y anchura (bucolingual). Las<br />

reconstrucciones panorámicas se utilizarán más<br />

como referencia, para localizar las secciones<br />

ortorradiales.<br />

Informe radiológico: se debe realizar un informe<br />

completo y comprensible dirigido al implantólogo.<br />

Se debe describir el grado de edentulismo, si es<br />

total o parcial, y a qué piezas afecta.<br />

Posteriormente, se describirá el estado general del<br />

proceso alveolar, el grado de atrofia, así como la<br />

a<br />

b<br />

Figura 11.19. Férula con dientes radioopacos (a) y<br />

su visualización mediante TC dental (b). Se trata<br />

de un maxilar superior con edentulismo total y<br />

atrofia de grado 4.


108 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

existencia de anomalías en el mismo 2, 5, 16, 33-35 . Entre<br />

las anomalías más frecuentes nos encontramos<br />

raíces retenidas (Fig. 11.15 y 11.16 a), piezas<br />

i n c l u i d a s<br />

(Fig. 11.16 y 11.17 b), enfermedad inflamatoria<br />

periapical o periodontal (Fig. 11.16), quistes (Fig.<br />

11.17), cavidades posextracción y cambios<br />

postraumáticos o posquirúrgicos (Fig. 11.11).<br />

También se hará referencia a la posible patología<br />

sinusal o de fosas nasales. Resulta de utilidad que<br />

facilitemos la localización de las estructuras<br />

anatómicas más importantes. A continuación se<br />

realizarán mediciones de altura, anchura y<br />

angulación del proceso alveolar en las zonas<br />

edéntulas (Fig. 11.18). Por regla general, se<br />

consideran requerimientos mínimos una distancia<br />

del implante a la cortical adyacente de 1 mm y a las<br />

piezas o implantes de vecindad de 1,5 mm. A nivel<br />

mesial (anterior) del maxilar superior las mediciones<br />

se efectúan desde la cresta alveolar hasta el suelo<br />

de las fosas nasales, preservando el canal<br />

nasopalatino. A nivel distal se efectuarán desde la<br />

cresta alveolar hasta el suelo de los senos maxilares.<br />

En la zona mesial de la mandíbula se efectuarán<br />

desde la cresta alveolar hasta la cortical basilar. Si se<br />

localiza el agujero lingual, el límite inferior de la altura<br />

estará por encima del mismo. Lo mismo ocurre con<br />

el canal incisivo. Distalmente, el agujero mentoniano<br />

y el canal mandibular serán los límites inferiores de<br />

la altura disponible. En cuanto a la anchura (distancia<br />

buco-lingual), tomaremos la mínima disponible, que<br />

es la que limitará el tamaño del implante y que casi<br />

siempre se sitúa a nivel de la cresta alveolar. La<br />

angulación será la del proceso alveolar con respecto<br />

a la vertical. En caso de edentulismo parcial,<br />

realizaremos las mediciones, dejando una distancia<br />

entre las piezas existentes y la zona donde<br />

Figura 11.20. Radiografía periapical en la que<br />

observamos dos implantes en la zona molar de tercer<br />

cuadrante. Ausencia de radiolucencias periimplante<br />

y correcto recubrimiento óseo en altura del mismo,<br />

que indican una correcta osteointegración.<br />

Figura 11.21. Detalle de una radiografía panorámica<br />

con factor de magnificación conocido a nivel de una<br />

zona molar edéntula de tercer cuadrante. Se<br />

superpone una plantilla con diferentes tamaños de<br />

implantes a igual magnificación, para valorar cuál es<br />

la medida que mejor se adapta.<br />

efectuamos la medición de unos 4-6 mm, con objeto<br />

de dejar espacio a la futura corona que se colocará<br />

sobre la fijación. En edentulismos totales la distancia<br />

entre mediciones intentará respetar el tamaño teórico<br />

de las piezas dentales, o bien se efectuarán a una<br />

distancia de 1 cm. Además, nuestro informe debe ir<br />

acompañado de una valoración de la calidad ósea.<br />

Debido a que existen algunos datos que el<br />

radiólogo puede desconocer, sobre todo de tipo<br />

protésico, es necesario que la exploración sea<br />

entregada al odontólogo en placas radiográficas a<br />

tamaño real, escala 1:1, para facilitar su<br />

manipulación. Se debe adecuar, por tanto, el formato<br />

de impresión para preservar este tamaño real. Existe<br />

una escala milimetrada en el margen de las<br />

diferentes reconstrucciones para confirmar este<br />

extremo.<br />

Existen programas dentales que permiten la<br />

entrega de la exploración, una vez procesada, en un<br />

CD o por correo electrónico al implantólogo, el cual<br />

puede manipularla en su PC mediante una aplicación<br />

de dicho programa. Por regla general, estos<br />

programas tienen más funciones, como la posibilidad<br />

de simulación de implantes (Fig. 11.18), mediciones<br />

de la densidad periimplante, valoración de fuerzas<br />

oclusales, etc. Algunas incluso permiten el diseño<br />

de una férula quirúrgica, cuyo modelo físico se<br />

realizará mediante técnicas de estereolitografía a<br />

partir del diseño efectuado en el programa dental 36 .<br />

Férulas: la realización de férulas de una base<br />

acrílica a partir del encerado diagnóstico (molde<br />

tomado por impresión de la boca del paciente)<br />

permiten reflejar en la TC dental, mediante<br />

marcadores radioopacos, la zona exacta y la<br />

inclinación deseada para los implantes. Estas férulas<br />

se fijan en la mucosa o en los dientes remanentes<br />

previamente a la exploración. Como marcadores<br />

radioopacos se recomienda el empleo de gutapercha<br />

o bien sulfato de bario en solución del 15-30%,


ASPECTOS RADIOLÓGICOS RELEVANTES EN LOS ESTUDIOS PARA IMPLANTES DENTALES 109<br />

Figura 11.22. Secciones obtenidas mediante<br />

tomografía espiroidea en zona incisal de maxilar<br />

superior.<br />

existiendo dientes radioopacos comercializados para<br />

su utilización como férulas para TC (Fig. 11.19). Estas<br />

férulas se utilizan después en la cirugía, colocándolas<br />

sobre la boca del paciente, transportando a la misma<br />

toda la información, tanto clínica, del encerado<br />

diagnóstico, como de la TC dental 37 .<br />

OTRAS TÉCNICAS<br />

DE DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN<br />

IMPLANTOLOGÍA<br />

amos a valorar a continuación las distintas<br />

Vtécnicas de diagnóstico por imagen que pueden<br />

utilizarse en implantología, tomando como referencia<br />

comparativa la TC dental, que es la técnica que<br />

1-4, 7, 8,<br />

demuestra un mayor rendimiento diagnóstico<br />

14, 33<br />

.<br />

Radiología intrabucal: es el examen radiológico<br />

efectuado mediante películas situadas en el interior<br />

de la boca del paciente. Es la técnica más<br />

comúnmente empleada en odontología y<br />

generalmente efectuada en la consulta del<br />

odontólogo. Da muy buen detalle y es de elección<br />

en patología dental y periodontal. En implantología<br />

su uso prequirúrgico es bastante escaso, dado que<br />

demuestra una zona muy limitada, pudiendo<br />

utilizarse para la colocación de implantes unitarios,<br />

siempre y cuando no se sospeche atrofias o<br />

defectos del proceso alveolar, ya que no valora la<br />

anchura buco-lingual del mismo. Tampoco debe<br />

utilizarse como único método cuando nos situemos<br />

en proximidad de determinadas estructuras<br />

anatómicas, como el canal mandibular, que son mal<br />

demostradas 38 . Debe emplearse la técnica periapical<br />

de cono largo o de paralelismo, en la que la placa<br />

radiológica es paralela al eje mayor del diente y<br />

perpendicular al rayo. Es muy utilizada para descartar<br />

lesiones dentales o del periodonto de las piezas<br />

cercanas a la zona del implante.<br />

Es muy importante en la fase quirúrgica como<br />

valoración peroperatoria y sobre todo posteriormente<br />

como comprobación del grado de osteointegración<br />

(Fig. 11.20) 39 . La valoración de la osteointegración<br />

de un implante es principalmente clínica,<br />

pero la radiología puede aportar información. Así, la<br />

radiolucencia periimplante y la pérdida de hueso en<br />

altura de más de un tercio de la longitud del implante<br />

o más de 2 mm en cinco años se han postulado<br />

como signos de fracaso en la osteointegración.<br />

Ortopantomografía o radiografía panorámica<br />

juega un papel esencial en la evaluación inicial de<br />

las dimensiones óseas y para descartar patología<br />

asociada. Se trata de una técnica que permite en una<br />

sola imagen la visualización de la totalidad del<br />

sistema dentomaxilar y de las estructuras vecinas,<br />

como las cavidades sinusales maxilares (Fig. 11.4).<br />

Permite también la visualización del canal<br />

mandibular y de los agujeros mentonianos, aunque<br />

con menos frecuencia y precisión en cuanto a su<br />

distancia hasta la cresta alveolar que las técnicas<br />

tomográficas 7, 8 . Se basa en el empleo de un haz de<br />

rayos estrecho y rotatorio y una película en<br />

movimiento (zonografía curva), delimitándose un<br />

plano o área nítida bien definida que coincide con<br />

las arcadas maxilar y mandibular. La magnificación,<br />

siempre presente, resulta un problema importante<br />

para efectuar mediciones. Esta es más acusada en<br />

el plano horizontal que en el vertical. Debemos<br />

conocer si nuestro equipo tiene un factor de<br />

magnificación vertical conocido, puesto que hoy en<br />

día existen aparatos dotados del mismo<br />

(habitualmente entre el 25-30%), lo que permitirá<br />

realizar mediciones de la altura ósea disponible. Para<br />

esto resulta muy útil el uso de plantillas<br />

transparentes de los tamaños de los implantes<br />

magnificados en la misma proporción que la<br />

radiografía panorámica (Fig. 11.21). No obstante,<br />

hay que ser muy escrupuloso en la colocación del<br />

paciente, pues pequeños desplazamientos o también<br />

alteraciones morfológicas del maxilar o mandíbula<br />

pueden variar significativamente estas<br />

magnificaciones 7, 39 . En ocasiones para evitar este<br />

problema el paciente acude a realizarse la<br />

ortopantomografía con una férula portadora de<br />

marcadores metálicos de dimensiones conocidas.<br />

Además de estos problemas descritos, la<br />

ortopantomografía no valora la anchura buco-lingual<br />

del proceso alveolar ni las irregularidades de la cresta<br />

alveolar. Resulta asimismo insuficiente en la<br />

valoración de la calidad ósea 40 . Se trata pues de una<br />

técnica ideal para la valoración radiológica inicial y<br />

que algunos implantólogos utilizan y preconizan<br />

como único método de diagnóstico por imagen en<br />

aquellos casos en los que clínicamente y mediante<br />

esta técnica se demuestra una altura suficiente 41, 42 .<br />

Telerradiografía lateral del cráneo: es también una<br />

exploración muy utilizada en el campo de la<br />

estomatología, sobre todo en la ortodoncia. En<br />

implantología puede demostrar la relación oclusal


110 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

entre el maxilar y la mandíbula y valorar la altura y<br />

la anchura óseas en la zona incisal. Suele presentar<br />

magnificación, que dependerá de la técnica utilizada.<br />

En zonas posteriores no resulta útil, ya que no puede<br />

determinar la anchura y, por otra parte, la valoración<br />

de la altura está muy limitada por la superposición<br />

ósea.<br />

Tomografía convencional. Técnicas multimodales:<br />

las tomografías lineal y espiroidea fueron durante<br />

un tiempo la única posibilidad de exploración<br />

seccional en implantología. El principal problema que<br />

plantean es el hecho de una magnificación variable<br />

y que las imágenes son borrosas por su propia<br />

naturaleza, lo que incide en una menor visualización<br />

de las estructuras anatómicas en comparación a la<br />

TC dental 43 . Además, resulta difícil poder establecer<br />

con exactitud la localización de las secciones<br />

efectuadas. Este último problema se ha subsanado<br />

con la aparición, a partir de finales de la década de<br />

los ochenta, de equipos multimodales, capaces de<br />

efectuar más de una de las técnicas descritas 44 . Estos<br />

equipos realizan una radiografía panorámica que se<br />

utiliza como referencia, sobre la cual se pueden<br />

programar, mediante un ordenador, la localización<br />

y el espesor de las tomografías, que se efectúan por<br />

técnica espiroidea y de forma automática (Fig. 11.22).<br />

Estos aparatos tienen una magnificación constante y<br />

se ha preconizado su utilización cuando se planifique<br />

la colocación de implantes en una zona reducida, ya<br />

que su dosis de radiación en ese caso es menor que<br />

la producida por la TC dental. No obstante, tiene<br />

como inconvenientes, además de la propia<br />

borrosidad de la imagen ya comentada, el que resulta<br />

imposible valorar correctamente la orientación<br />

transversal del corte, con lo que pueden darse<br />

errores en la valoración de la anchura ósea. El<br />

espesor de corte aconsejado es de 4 mm. Para<br />

estudios globales es una exploración muy<br />

prolongada y pesada para el paciente, con dosis de<br />

radiación superiores a la TC dental. La tomografía<br />

convencional es una técnica recomendada en parte<br />

de la literatura implantológica en casos de<br />

edentulismo parcial localizado en un sector, por su<br />

menor radiación que la TC dental 45 , pero también<br />

por su menor coste y mayor disponibilidad en los<br />

centros implantológicos 5 .<br />

TC de haz cónico: se trata de equipos<br />

recientemente diseñados para su utilización<br />

exclusiva en el campo dentomaxilofacial. También<br />

denominados tomografía volumétrica de haz cónico,<br />

se basan en la utilización de un haz cónico, en lugar<br />

del tradicional haz en abanico de la TC, y de un área<br />

detectora formada por un intensificador de imagen<br />

y un sistema detector de estado sólido (Ccd ). En<br />

una sola rotación del foco y de la placa detectora<br />

alrededor del paciente, se obtiene la información<br />

suficiente para producir reconstrucciones<br />

multiplanares en los mismos planos del espacio que<br />

las producidas por los programas dentales para TC.<br />

En las publicaciones iniciales sobre estos equipos<br />

existen resultados dispares en cuanto a la calidad<br />

de las imágenes y a la dosis de radiación que<br />

producen 28, 46, 47 . Probablemente debamos esperar a<br />

estudios más extensos para valorar su futuro papel<br />

diagnóstico en implantología.<br />

RM: aunque no es de uso común en<br />

implantología, se han obtenido resultados<br />

satisfactorios en osteometría de mandíbula utilizando<br />

reconstrucciones multiplanares obtenidas mediante<br />

programas dentales a partir de las secciones axiales<br />

adquiridas por RM 48 . Esta técnica permite visualizar<br />

de forma directa los componentes del canal<br />

mandibular, lo que puede ayudar en su<br />

reconocimiento en los casos de pérdida de densidad<br />

ósea.<br />

CONCLUSIÓN<br />

a implantología dental en el tratamiento del<br />

Le d e n t u l i s m o


RADIOLOGÍA DE LAS DISMETRÍAS DE MMII 111<br />

es una técnica en rápido crecimiento. Para una<br />

c o r r e c t a<br />

colocación de los implantes resulta necesario una<br />

precisa valoración radiológica prequirúrgica que<br />

permita saber exactamente las dimensiones óseas<br />

disponibles y la localización de las diferentes<br />

estructuras anatómicas. La TC dental parece, en el<br />

momento actual, la técnica más adecuada y ha<br />

supuesto una nueva forma de visualización del<br />

maxilar superior y de la mandíbula, provocando<br />

también una nueva interrelación entre radiólogos y<br />

cirujanos bucales. El valor de estos estudios es muy<br />

superior si se acompaña de una correcta<br />

planificación y valoración por parte del radiólogo.<br />

En el presente capítulo se ha pretendido ofrecer<br />

los aspectos radiológicos más relevantes en<br />

implantología dental y la aportación de los diferentes<br />

métodos de diagnóstico por imagen, con especial<br />

énfasis en la TC dental.<br />

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112 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

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12<br />

Ortopantomografía<br />

y radiología dental<br />

Joaquín Galant Herrero y M.ª Fermina Lorente Fernández<br />

ORTOPANTOMOGRAFÍA<br />

a región mandibulomaxilar tiene una anatomía<br />

Lpeculiar por la disposición de sus estructuras en<br />

un plano curvo, de forma que resulta difícil su<br />

representación en una sola radiografía. Las<br />

radiografías panorámicas permiten desplegar las<br />

ramas mandibulares y las arcadas dentarias sin<br />

grandes distorsiones.<br />

EL EQUIPO<br />

ortopantomógrafos constan de un tubo de<br />

Lrayos X que gira alrededor de la cabeza del<br />

paciente que permanece fija. La película, contenida<br />

en un chasis, también se desplaza en torno al<br />

paciente. El haz de rayos X es colimado por un<br />

diafragma con forma de hendidura. El chasis que<br />

contiene la placa pasa por detrás de un colimador<br />

secundario que suprime la radiación dispersada por<br />

el paciente.<br />

CONDICIONANTES<br />

DE LA IMAGEN<br />

n las radiografías panorámicas el foco de la<br />

Eproyección en las dimensiones horizontal y<br />

vertical no es el mismo. Esto es debido a que la<br />

magnificación viene definida por la relación entre<br />

las distancias foco-objeto y foco-película. Como en<br />

la dimensión horizontal el foco real lo constituye el<br />

centro de rotación del haz en movimiento y este se<br />

encuentra mucho más cerca del objeto que el tubo<br />

de rayos X, la magnificación en el eje horizontal<br />

resulta considerable 1 . Este hecho debe ser tenido<br />

en cuenta, especialmente al intentar realizar<br />

mediciones en este eje. En la dimensión vertical, sin<br />

embargo, la fuente de rayos constituye el foco real 1 .<br />

Las mandíbulas no son objetos perfectamente<br />

circulares y por ello los equipos introducen<br />

correcciones para la obtención de imágenes con<br />

buena definición. Éstas se basan en la modificación<br />

de la velocidad relativa de giro del tubo respecto a<br />

la placa y en el desplazamiento del centro de<br />

rotación<br />

REALIZACIÓN<br />

DE UN ESTUDIO CORRECTO<br />

ara minimizar las distorsiones es necesario<br />

P posicionar de forma adecuada la cabeza del<br />

paciente. Además de la referencia de una pieza sobre<br />

la que reposa el mentón, los equipos utilizan un<br />

mordedor en el que los incisivos del paciente se<br />

sitúan sobre unas ranuras. Este dispositivo permite<br />

evitar también la superposición de los dientes. Los<br />

modernos ortopantomógrafos disponen de un triple<br />

haz de luz que facilita el posicionamiento.<br />

Si la radiografía panorámica se ha realizado en la<br />

posición correcta, el plano de oclusión se encuentra<br />

ligeramente curvado y las ramas ascendentes se<br />

muestran casi paralelas y con el mismo grosor (Fig.<br />

12.1).<br />

Desviaciones de la posición adecuada condicionan<br />

diferentes tipos de deformidades en las imágenes<br />

obtenidas. Así, cuando la radiografía se obtiene<br />

Figura 12.1. Esquema de ortopantomografía<br />

realizada con técnica correcta.


112 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

estando la cabeza del paciente girada hacia un lado,<br />

la rama mandibular ascendente de ese lado se<br />

muestra ensanchada. Si la cabeza del paciente se<br />

encuentra inclinada hacia atrás, las ramas<br />

ascendentes divergen y el plano de oclusión tiene<br />

invertida la curva 2 .<br />

DOSIS DE RADIACIÓN<br />

a técnica empleada depende del equipo y del<br />

Lpaciente. De forma indicativa la exposición puede<br />

ser la siguiente: 70-78 Kv, 8 mA y 12 s de tiempo<br />

de disparo.<br />

Según la revisión de White, las dosis efectivas<br />

(medida de las dosis de radiación expresadas en<br />

unidades de absorción de energía) para la radiografía<br />

intraoral son de 1-8,3 µSv y entre 3,85 y<br />

30 µSv dependiendo de los autores 3 . Estas dosis de<br />

radiación son relativamente bajas (como referencia,<br />

una radiografía de tórax ocasiona una dosis de 20<br />

µSv).<br />

ANATOMÍA PANORÁMICA<br />

Y DEL DIENTE NORMAL<br />

as radiografías panorámicas muestran numerosas<br />

Lmarcas anatómicas que deben ser conocidas (Fig.<br />

12.2 a y b). De igual forma, es necesario conocer<br />

los componentes del diente y sus tejidos de sostén<br />

(Fig. 12.3 a). El esmalte se muestra como una banda<br />

de gran densidad, cubriendo la porción coronaria<br />

del diente. La dentina tiene menor densidad que el<br />

esmalte. Constituye la mayor parte de los tejidos<br />

del diente. El cemento recubre la superficie de la<br />

raíz. Su densidad es tan solo algo menor que la de<br />

la dentina, por lo que normalmente no puede<br />

diferenciarse de ésta. La cámara pulpar y los<br />

conductos radiculares se identifican como espacios<br />

radiolúcidos en situación central. La cortical alveolar<br />

es la pared del alvéolo dentario o el estuche óseo<br />

que contiene el diente. Entre la cortical y la raíz del<br />

diente se encuentra el ligamento periodontal que<br />

aparece como una fina línea radiolúcida 4 .<br />

Resulta de gran importancia el reconocimiento<br />

de las imágenes<br />

artefactuales producidas por la superposición<br />

de estructuras que están situadas<br />

contralateralmente. La superposición<br />

de tejidos blandos y espacios aéreos es también<br />

causa de artefactos 2 .<br />

Dentistas y cirujanos maxilofaciales se refieren<br />

a las piezas dentarias, siguiendo una enumeración<br />

establecida con la que el radiólogo debe estar<br />

familiarizado. La que se emplea de forma<br />

generalizada en el ámbito europeo divide las<br />

regiones maxilares en cuatro cuadrantes, los dos<br />

superiores pertenecientes al maxilar superior y los<br />

dos inferiores a la mandíbula. Se empiezan a<br />

numerar las piezas comenzando por la línea media<br />

(cada cuadrante contiene ocho piezas). El cuadrante<br />

superior derecho del paciente contiene las piezas<br />

11 a 18, el superior izquierdo las piezas 21 a 28,<br />

el inferior izquierdo las 31 a 38 y el inferior derecho<br />

de la 41 a la 48 (Fig. 12.3 b).<br />

CARIES Y ENFERMEDAD<br />

PERIODONTAL<br />

Caries<br />

La caries dental y la patología que deriva de ella<br />

constituye una fuente importante de estudios. Los<br />

exámenes radiológicos pueden detectar un<br />

porcentaje significativo de caries ocultas a la<br />

exploración física, por lo que, con mucha<br />

frecuencia, resultan un complemento indispensable.<br />

Las radiografías panorámicas no muestran la<br />

resolución que se obtiene con las radiografías<br />

intraorales y, por tanto, no pueden sustituir a éstas<br />

en la detección de la caries dental, pero permiten<br />

valorar las arcadas dentarias en toda su amplitud<br />

con dosis de radiación reducidas e indicar así qué<br />

a<br />

b<br />

Figura 12.2. a y b) Anatomía de radiografía panorámica. 1) Cóndilo mandibular. 2) Apófisis coronoides. 3)<br />

Agujero mentoniano. 4) Canal del nervio dentario. 5) Ángulo mandibular. 6) Apófisis maxilar del hueso malar.<br />

7) Seno maxilar. 8) Paladar duro derecho. 9) Imagen «fantasma» que ocasiona el paladar duro contralateral.<br />

10) Hueso hioides. 11) Cavidad nasal. 12) Suelo de la órbita. 13) Pared inferior del seno maxilar. 14) Eminencia


ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 113<br />

a<br />

b<br />

Figura 12.3. a) Esquema de la anatomía del diente. b) Enumeración y nomenclatura de dientes. 11) Incisivo<br />

medial. 12) Incisivo lateral.<br />

13) Canino. 14) Primer premolar. 15) Segundo premolar. 16) Primer molar. 17) Segundo molar. 18) Tercer<br />

Figura 12.4. Quiste radicular. Lesión lítica en la raíz<br />

del 37. Se aprecia una imagen radiolúcida en la zona<br />

proximal del cuello de dicha pieza dental, que<br />

corresponde a una caries con invasión de la cámara<br />

pulpar. Existe pérdida ósea alveolar con descenso de<br />

la línea amelo-cementaria por enfermedad<br />

periodontal. El tercer molar superior derecho (18) no<br />

está erupcionado, los restantes terceros molares<br />

zonas merecen un estudio especial 4 .<br />

Debido a que las caries producen destrucción del<br />

d i e n t e ,<br />

éstas se identifican como zonas lucentes en las<br />

r a d i o g r a f í a s .<br />

Según su localización en el diente pueden ser<br />

p r o x i m a l e s<br />

(mesiales), distales, oclusales, vestibulares (faciales)<br />

o linguales 5 (Fig. 12.4).<br />

Si una caries evoluciona, puede ocasionar<br />

inflamación pulpar y puede extenderse hasta el<br />

tejido periapical. La inflamación puede progresar a<br />

necrosis pulpar y al desarrollo de un absceso en el<br />

ligamento periodontal. La respuesta de los tejidos<br />

periapicales a la inflamación puede producirse en<br />

forma de absceso (absceso crónico apical), de<br />

granuloma o de quiste radicular (Fig. 12.4). La<br />

apariencia más característica del absceso crónico<br />

apical es la de una lesión lítica con márgenes peor<br />

definidos que los del granuloma periapical y suele<br />

además ser más sintomático. Los quistes<br />

periapicales dejados a su evolución pueden alcanzar<br />

gran tamaño. La otra forma de respuesta del hueso<br />

a la inflamación es la osteítis condensante. Se<br />

desarrolla en pacientes jóvenes y es asintomática.<br />

La apariencia radiológica es la de lesión lítica con<br />

reborde esclerótico grueso 5 .<br />

Enfermedad periodontal<br />

La enfermedad periodontal afecta a los tejidos<br />

de<br />

sostén<br />

del diente: la encía, el ligamento periodontal, el<br />

hueso alveolar y el cemento. En estadios leves y<br />

moderados es incluso más frecuente que la caries<br />

en los adultos. Está ocasionada por la inflamación<br />

crónica de la encía debida a un proceso infeccioso<br />

que destruye el tejido conectivo y causa


114 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

reabsorción del hueso<br />

alveolar produciendo pérdida de la inserción<br />

p e r i o d o n t a l ,<br />

pudiendo conducir finalmente a la pérdida<br />

espontánea<br />

del<br />

diente 5, 6 .<br />

En las radiografías la pérdida ósea se manifiesta<br />

c o m o<br />

un aumento del espacio periodontal y un descenso<br />

de<br />

la<br />

cresta del hueso alveolar, que se sitúa por debajo<br />

del plano de la línea amelocementaria (línea de la<br />

TABLA 12.1<br />

Lesiones líticas más frecuentes de los maxilares<br />

Localización respecto al diente<br />

1. Periapicales Quiste radicular<br />

Quiste traumático<br />

Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

2. Pericoronarias Quiste folicular<br />

Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

Tumor de Pindborg<br />

3. Interradiculares Quiste residual<br />

Quiste periodontal lateral<br />

Quiste del canal incisivo<br />

Quiste globulomaxilar<br />

Quiste primordial<br />

Actuación sobre el diente<br />

1. Reabsorción de raíces Ameloblastoma<br />

Queratoquiste<br />

Quiste folicular<br />

2. Divergencia radicular Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

Quiste glóbulo-maxilar<br />

Quiste nasopalatino<br />

3. Desplazamiento de raíces Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

Quiste folicular<br />

Uni o multilocularidad<br />

dentina) 6 (Figs. 12.4, 12.6 y 12.12).<br />

PATOLOGÍA CONGÉNITA<br />

as anomalías del desarrollo dentario pueden<br />

Lconsistir en alteraciones del número, de la<br />

morfología o de la estructura de los tejidos dentales.<br />

En su mayoría son defectos locales, aunque en raros<br />

casos se asocian a trastornos hereditarios que se<br />

acompañan de otras anomalías de los maxilares, e<br />

incluso sistémicas. Las más frecuentes son la<br />

ausencia congénita de dientes (hipodontia),<br />

especialmente la del tercer molar, la de los<br />

premolares o la de los incisivos superiores. La<br />

anodoncia parcial o completa se suele asociar a<br />

displasia ectodérmica. Pueden existir dientes<br />

supernumerarios o hiperdontia, siendo el más<br />

frecuente el mesiodens, un diente accesorio que se<br />

forma en la línea media del maxilar superior. De igual<br />

forma, también es frecuente la existencia de dientes<br />

no erupcionados 4 .<br />

LESIONES ÓSEAS<br />

DE LOS MAXILARES<br />

xiste una gran variedad de lesiones que pueden<br />

Eafectar al macizo facial y que pueden dividirse,<br />

según su origen, en odontogénicas (las derivadas de<br />

1. Uniloculadas Quiste radicular<br />

Quiste primordial<br />

Quiste folicular<br />

Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

2. Multiloculadas Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

Quiste folicular<br />

Mixoma<br />

Situación<br />

1. Específicas Cavidad idiopática de Staffne (ángulo<br />

mandibular)<br />

Quiste glóbulo-maxilar (cisura incisiva)<br />

Quiste nasopalatino (cisura palatina)<br />

2. Predominantes Ángulo mandibular<br />

Queratoquiste<br />

Ameloblastoma<br />

Quiste folicular<br />

Zona anterior<br />

Quistes traumáticos<br />

Hemangioma<br />

Tumor de células gigantes<br />

Figura 12.5. Quiste folicular. Lesión lítica de<br />

contornos bien definidos, polilobulada, de<br />

localización pericoronaria, con tercer molar incluido


ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 115<br />

estructuras dentales) y no odontogénicas (las propias<br />

de los huesos con sus peculiaridades en los<br />

maxilares). Las características radiológicas de mayor<br />

utilidad en el diagnóstico de las lesiones más<br />

frecuentes de los maxilares han sido resumidas en<br />

Figura 12.6. Quiste residual. Lesión lítica en la zona<br />

donde se realizó extracción de pieza dental no vital<br />

por caries, con formación de quiste periapical<br />

radicular. Se observan prótesis dentales metálicas y<br />

endodoncias (cámara pulpar ocupada por material<br />

radiopaco). Existe importante pérdida ósea alveolar<br />

Figura 12.7. Queratoquiste odontogénico. Lesión<br />

multiloculada y expansiva de gran tamaño que afecta<br />

a rama horizontal y vertical de hemimandíbula<br />

izquierda y que presenta 38 incluido y provoca<br />

a<br />

Figura 12.8. Queratoquiste<br />

odontogénico. a) Imagen lítica, de<br />

contornos bien definidos,<br />

expansiva, con adelgazamiento de<br />

la cortical y de localización<br />

periapical que provoca reabsorción<br />

b<br />

la tabla 12.1.<br />

Las tumoraciones que ocasionan apariencia lítica<br />

en las radiografías son mucho más frecuentes que<br />

las blásticas 7 . Queremos presentar a continuación la<br />

forma de enfrentarnos ante una lesión lítica de un<br />

modo práctico, evitando listados interminables de<br />

lesiones de muy distinta prevalencia. Las tres<br />

preguntas que debemos responder son:<br />

1. ¿Dónde se localiza la lesión con respecto al<br />

diente? Las lesiones centradas en la raíz del<br />

diente son denominadas periapicales, siendo<br />

la más frecuente el quiste radicular (Fig. 12.4).<br />

La evolución de estos quistes se ve siempre<br />

precedido por la degeneración de la pulpa del<br />

diente que se origina secundariamente al<br />

desarrollo de caries. Debido a la degeneración<br />

pulpar, necesariamente se trata de dientes no<br />

vitales 5 .<br />

Las lesiones que tienen su origen alrededor de<br />

una corona no erupcionada se denominan<br />

pericoronarias. La lesión lítica pericoronaria<br />

más frecuente es el quiste dentígero (quiste<br />

folicular) que se trata de una cavidad<br />

epitelizada que se desarrolla a partir del<br />

epitelio del esmalte 7 (Fig. 12.5). Debe tenerse<br />

en cuenta que para considerar al quiste<br />

dentígero, la distancia entre su pared y la<br />

corona debe ser mayor de<br />

3 mm, que es la distancia que puede medir un<br />

espacio folicular normal 8 .<br />

Los quistes residuales son las lesiones más<br />

frecuentes de localización interradicular. Se<br />

sitúan entre las raíces de una zona edéntula,<br />

tratándose de quistes que permanecen en los<br />

maxilares una vez extraído el diente que lo<br />

ocasionó (Fig. 12.6). En su mayoría se trata en<br />

realidad de quistes periapicales o radiculares 5 .<br />

Tanto el queratoquiste odontogénico como el<br />

ameloblastoma pueden tener su origen en<br />

cualquiera de las localizaciones indicadas (Fig.<br />

12.7).<br />

2. ¿Cómo actúa sobre los<br />

dientes vecinos? Las<br />

tumoraciones pueden<br />

producir divergencia<br />

radicular (separación<br />

de las raíces),<br />

desplazamiento de las<br />

raíces (Figs. 12.7 y<br />

12.8), reabsorción de<br />

las raíces o rizolisis<br />

(Fig. 12.8 a y b) o<br />

pueden incluso no<br />

ocasionar alteración<br />

aparente de las<br />

mismas. La rizolisis es<br />

un indicador de<br />

agresividad de la<br />

lesión 7 .<br />

Tanto el quiste folicular como


116 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

a<br />

b<br />

Figura 12.9.<br />

Q u e r a t o q u i s t e<br />

odontogénico. a)<br />

Extensa lesión lítica<br />

multiloculada con<br />

afectación de rama<br />

horizontal, ángulo y<br />

rama vertical de la<br />

mandíbula derecha.<br />

Provoca ligera<br />

reabsorción de<br />

todas las raíces<br />

incluidas y<br />

d i v e r g e n c i a<br />

radicular del 42 y<br />

43. Este paciente<br />

presentaba además<br />

nevus basocelulares<br />

m ú l t i p l e s ,<br />

a n o m a l í a s<br />

esqueléticas y<br />

c a l c i f i c a c i o n e s<br />

Figura 12.10. Ameloblastoma. Lesión lítica<br />

multiloculada de gran tamaño, expansiva, con<br />

adelgazamiento de la cortical y localizada en rama<br />

vertical, ángulo y rama horizontal mandibular<br />

derecha, con marcada rizolisis del 46 y 47.<br />

Figura 12.11. Quiste nasopalatino. Imagen<br />

radiolúcida en línea media, redondeada, localizada<br />

en la cisura palatina.<br />

Figura 12.12. Quiste óseo traumático. Lesión lítica,<br />

extensa, desde el 21 al 27, de localización periapical.<br />

Todas las piezas dentales eran vitales y no se<br />

demostró caries en las mismas, existiendo<br />

antecedente traumático. El estudio patológico tras<br />

la cirugía indicó quiste óseo traumático. Se observa<br />

el radicular no suelen alterar las raíces vecinas, aunque<br />

cuando éstos alcanzan gran tamaño pueden causar<br />

ligeros desplazamientos o reabsorciones de las<br />

mismas. Por el contrario, el queratoquiste<br />

odontogénico y el<br />

ameloblastoma tienden a afectar a las raíces<br />

vecinas, presentando el primero mayor tendencia<br />

al desplazamiento y a la divergencia radicular<br />

(Figs. 12.7 y 12.9 a) y el ameloblastoma mayor<br />

tendencia a la rizolisis (Fig. 12.10), siendo estos<br />

parámetros de gran utilidad para el diagnóstico<br />

diferencial 9 .<br />

3. ¿Cuáles son las características de la lesión?<br />

Deben considerarse las características propias<br />

de toda lesión ósea, resultando de especial<br />

importancia los márgenes de la lesión, su<br />

apariencia uni o multiloculada, si existe<br />

componente blástico, la rotura de la cortical o<br />

la reacción perióstica.<br />

El queratoquiste odontogénico y el amelolastoma<br />

son dos de las lesiones que con más frecuencia<br />

muestran apariencia multilocular 10 (Figs. 12.7, 12.9,<br />

y 12.10). Tienen tendencia a ser expansivas y a<br />

ocasionar adelgazamiento y rotura de la cortical.<br />

Aunque existe una forma de presentación unilocular,<br />

las formas multiloculares con patrón en panal de


ORTOPANTOMOGRAFÍA Y RADIOLOGÍA DENTAL 117<br />

Figura 12.13. Cementoma. Lesión blástica en la raíz<br />

del primer molar inferior izquierdo (36), presenta<br />

contornos bien definidos y no respeta el ligamento<br />

periodontal (no existe línea de separación entre la<br />

lesión y la raíz de la pieza dental).<br />

abeja (quistes de pequeño tamaño) y en burbujas de<br />

jabón (quistes mayores de 2 cm) constituyen las<br />

formas características del ameloblastoma 10, 11 .<br />

El ameloblastoma puede derivar de cualquier<br />

fuente de epitelio odontógeno. Aproximadamente el<br />

20% se asocia a una corona de diente no<br />

erupcionado, con frecuencia el tercer molar, y<br />

muestra gran tendencia a la recidiva 5 .<br />

El queratoquiste odontogénico es el gran imitador<br />

y puede presentarse en cualquier localización. Se<br />

encuentra tapizado por epitelio escamoso<br />

queratinizado. Cuando son múltiples se asocia al<br />

síndrome de nevus basocelular o síndrome de Gorlin,<br />

caracterizado por quistes mandibulares, carcinomas<br />

basocelulares, anomalías esqueléticas (costillas<br />

bífidas, cifoescoliosis, fusiones vertebrales, cuarto y<br />

quinto metacarpiano corto, etc.) y calcificaciones<br />

ectópicas 12 (Fig. 12.9 b).<br />

La mayoría de las lesiones líticas no<br />

odontogénicas tienen su origen en quistes, muchos<br />

de ellos del desarrollo, que son denominados quistes<br />

cisurales. Los quistes del conducto incisivo (quistes<br />

nasopalatinos) son los más frecuentes de este tipo<br />

y surgen a partir de los remanentes epiteliales de<br />

este conducto, mostrando una situación<br />

característica en línea media, entre los incisivos<br />

superiores (Fig. 12.11). Los quistes globulomaxilares<br />

son otro tipo de quistes del desarrollo, con<br />

localización característica entre el incisivo lateral y<br />

el canino superior (zona correspondiente a la cisura<br />

incisiva), y que de forma típica provocan separación,<br />

divergencia radicular, del incisivo superior y del<br />

canino.<br />

Los quistes traumáticos tienen un contenido<br />

fundamentalmente hemorrágico (Fig. 12.12). A pesar<br />

del nombre de estas lesiones, el origen traumático de<br />

las mismas no está completamente establecido. Su<br />

localización más frecuente es la región premolar de la<br />

mandíbula 1 .<br />

El quiste de Stafne es en realidad una seudolesión<br />

probablemente provocada por depresión ósea por la<br />

glándula submaxilar, a veces puede existir parte de<br />

ella en el interior de la cavidad. Su apariencia es lítica,<br />

con bordes esclerosos, y está situada en el ángulo de<br />

la mandíbula, por debajo del nervio lingual 11 .<br />

Las lesiones de apariencia blástica son menos<br />

frecuentes. Las matrices que pueden calcificarse en<br />

el interior de los maxilares incluyen el tejido óseo,<br />

el cemento, la dentina y el esmalte, por lo que<br />

cualquier lesión capaz de formar estos tejidos puede<br />

mostrar apariencia blástica. En algunos casos las<br />

lesiones son líticas en estadios precoces y con el<br />

tiempo se van mineralizando.<br />

Las lesiones blásticas con halo radiotrasparente<br />

bien definido, al igual que las asociadas a coronas<br />

de diente no erupcionado, suelen ser benignas y de<br />

muy probable origen odontogénico 4 .<br />

Al analizar las lesiones con componente blástico<br />

también debe valorarse su relación con el diente. Las<br />

de situación periapical son las más frecuentes y en<br />

general tienen un origen odontogénico, siendo el<br />

cementoma, también llamado cementoblastoma<br />

benigno o verdadero cementoma, uno de los más<br />

frecuentes. Está formado por proliferación de<br />

cementoblastos y tiene una localización preferente<br />

en la raíz del primer molar inferior. Su apariencia<br />

depende del estadio, desde lítica al inicio hasta una<br />

masa esclerosa en estadios tardíos. <strong>Una</strong> de sus<br />

características para diferenciarlo de otras lesiones<br />

blásticas periapicales es que no respeta el ligamento<br />

periodontal, no existe separación entre la raíz y el<br />

cementoma 13 (Fig. 12.13).<br />

De las pericoronarias la más frecuente es el<br />

odontoma, que está formado por la mayoría de los<br />

tejidos dentales, esmalte, dentina, cemento y pulpa,<br />

y se asocia frecuentemente con dientes no<br />

erupcionados. Existen dos tipos de odontomas: el<br />

odontoma compuesto y el complejo. En los<br />

odontomas compuestos, los epitelios dentales que


118 LA RADIOLOGÍA QUE DEJAMOS DE LADO<br />

lo forman se disponen de forma ordenada dando<br />

una apariencia de pequeños dientes y se localizan<br />

con mayor frecuencia en la zona incisivo-canina.<br />

Los odontomas complejos presentan los tejidos de<br />

forma desordenada sin mostrar apariencia de piezas<br />

dentales, su localización suele ser posterior y su<br />

aspecto es de una masa blástica, de contornos bien<br />

definidos, normalmente alrededor de una corona<br />

de un diente retenido. Los odontomas compuestos<br />

son mucho más frecuentes que los complejos 11 .<br />

PATOLOGÍA TRAUMÁTICA<br />

l estudio de imagen inicial ante un traumatismo<br />

Edel maxilar inferior suele ser la ortopantomografía,<br />

siendo suficiente para su diagnóstico y manejo<br />

terapéutico con esta exploración y la valoración<br />

clínica. Las fracturas del tercio medio del macizo<br />

facial, las orbitarias, las panfaciales o las de cóndilo,<br />

sospechosas de ser subsidiarias de tratamiento<br />

quirúrgico abierto, deben además ser estudiadas<br />

mediante TC. Hay que indicar que en ocasiones la<br />

ortopantomografía muestra apariencia normal en<br />

fracturas de mandíbula parasinfisarias que presentan<br />

orientación oblicua o que afectan solo a la tabla<br />

lingual. También está indicado el estudio mediante<br />

radiografías panorámicas en el seguimiento de los<br />

pacientes con osteosíntesis por fracturas.<br />

TRATAMIENTOS ORTODÓNCICOS<br />

a ortodoncia es la especialidad odontológica que<br />

L trata de la corrección de las malposiciones<br />

dentarias. La cirugía ortognática es una parte de<br />

la cirugía oral y maxilofacial que, junto con el<br />

tratamiento ortodóncico, trata las deformidades<br />

dentoesqueléticas. En ambos casos es<br />

imprescindible realizar estudios de<br />

ortopantomografía y telerradiografía lateral de<br />

cráneo para el estudio, la planificación y la<br />

predicción cefalométricos. El estudio panorámico<br />

valora el número de dientes, la ausencia de éstos<br />

y la existencia de dientes supernumerarios, caninos<br />

o cordales incluidos, que puedan interferir en el<br />

tratamiento ortodóncico.<br />

En el estudio lateral de cráneo se valora la<br />

posición del maxilar y de la mandíbula con respecto<br />

al cráneo y la relación entre el maxilar y la<br />

mandíbula. Para que el estudio sea correcto debe<br />

ser estrictamente lateral: deben estar superpuestos<br />

los dos anillos del CAE. La radiografía debe además<br />

estar suficientemente penetrada para valorar<br />

puntos de referencia, como la silla turca, CAE,<br />

nasion o mentón, y poder ver todas las partes<br />

blandas que configuran el perfil de la cara, frente,<br />

nariz, mentón y partes blandas submentonianas 14 .<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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imaging. Del Balso AM (ed.). Philadelphia: WB Saunders,<br />

1990; 313-373.<br />

2. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. Panoramic films,<br />

screens and processing. En: Principles and practice of<br />

panoramic radiology. Langland OE, Langlais RP, Morris<br />

CR (eds.). Philadelphia: WB Saunders Company, 1982;<br />

64-83.<br />

3. White SC. Assessment of radiation risk from dental<br />

radiography. Dento Maxillo Facial Radiology, 1992;<br />

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4. Stafne EC, Gibilisco JA. Diagnóstico radiológico en<br />

odontología 5.ª ed. Buenos Aires: Editorial Médica<br />

Panamericana, 1987.<br />

5. Eversole LR. Patología bucal. Buenos Aires: Editorial<br />

Médica Panamericana. 1983.<br />

6. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. <strong>Dental</strong> caries and<br />

pulpal and periodontal disease. En: Principles and<br />

practice of panoramic radiology. Langland OE, Langlais<br />

RP y Morris CR (eds.). Philadelphia: WB Saunders<br />

Company, 1982; 205-253.<br />

7. Del Balso AM. An approach to the diagnostic imaging<br />

of jaw lesions, dental implants and the<br />

temporomandibular joint. Radiol Clin North Am, 1998;<br />

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8. Langland OE, Langlais RP, Morris CR. Pericoronal<br />

radiolucencies. En: Principles and practice of panoramic<br />

radiology. Langland OE, Langlais RP y Morris CR (eds.).<br />

Philadelphia: WB Saunders Company, 1982; 254-265.<br />

9. Weber AL. Imaging of cysts and odontogenic tumors of<br />

the jaw. Radiol Clin North Am, 1993; 31:101-120.<br />

10. Scholl RJ, Kellett HM, Neumann DP y cols. Cyst and<br />

cystic lesions of the mandible. Clinical and radiologichistophatologic<br />

review. Radiographics, 1999; 19:1107-<br />

1124.<br />

11. Weber AL. The mandible. En: Head and neck imaging.<br />

2.ª ed. Som PM (ed.). St Louis: Ed Mosby, 1991; 379-<br />

405.<br />

12. Gorlin RJ, Goltz RW. Multiple nevoid basal-cell<br />

epithelioma, jaw cysts and bifid rib. A syndrome. New<br />

England Journal Med, 1960; 262:908-912.<br />

13. Yonetsu K, Nakamura T. CT of Calcifying Jaw Bone<br />

Diseases. AJR, 2001; 177: 937-943.<br />

14. Viazis AD. Atlas de Ortodoncia. Principios y aplicaciones<br />

clínicas. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana,<br />

1995.


Preguntas de<br />

autoevaluación<br />

para formación<br />

En las páginas siguientes aparecen unas preguntas tipo test sobre aspectos<br />

relacionados con los temas tratados en los diferentes capítulos. Estas preguntas<br />

tienen como objetivo servir para autoevaluación a todos los que lo deseen. Las<br />

respuestas correctas aparecerán en la web de la SERAM www.seram.es a partir del<br />

1 de abril de 2005.<br />

Para los radiólogos socios de la SERAM este test puede ser utilizado para la<br />

obtención de CRÉDITOS DE FORMACIÓN CONTINUADA.<br />

Las condiciones para su obtención son las siguientes:<br />

• El número de créditos obtenidos en caso de evaluación positiva será de 8.<br />

• Se trata de créditos no presenciales (Categoría 2).<br />

• Los cuestionarios de autoevaluación se encontrarán disponibles en la web de la<br />

SERAM desde el 1 de enero al 31 de marzo de 2005. En la propia página se<br />

encontrarán las instrucciones para su<br />

cumplimentación, así como para la obtención del correspondiente certificado<br />

de acreditación.<br />

• Los créditos se obtendrán si se alcanzan más del 75% de respuestas correctas.<br />

La comisión científica de la SERAM recuerda a sus socios que la obtención de estos<br />

créditos carece de reconocimiento oficial, representando tan sólo el testimonio del<br />

esfuerzo individual en la formación continuada, que realizan los radiólogos de forma<br />

voluntaria.


Preguntas de la<br />

monografía<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 2*<br />

2.1. ¿Cuál de los siguientes términos NO es sinónimo de fractura conminuta?<br />

a) En «mariposa».<br />

b) En «Y».<br />

c) «Segmentaria».<br />

d) En «aposición parcial».<br />

e) «Estallido».<br />

2.2. ¿Cuál de los siguientes términos NO define una característica radiográfica de una fractura?<br />

a) Impactación.<br />

b) Sustitución.<br />

c) Abombamiento.<br />

d) Acabalgamiento.<br />

e) Recurvatum.<br />

2.3. ¿Cuál de las siguientes COMPLICACIONES de las fracturas tiene mejor pronóstico en cuanto a evolución?<br />

a) Fractura abierta.<br />

b) Retraso de consolidación.<br />

c) No unión fibrosa.<br />

d) Angulación mayor de 10º.<br />

e) Fractura con distracción.<br />

2.4. Cite una localización típica en la que una fractura convencional se puede confundir con una fractura<br />

patológica:<br />

a) Cuello femoral.<br />

b) Escafoides carpiano.<br />

c) Diáfisis de húmero.<br />

d) Calota craneal.<br />

e) Rótula.<br />

2.5. El signo radiológico más importante para afirmar que estamos ante un callo medular es:<br />

a) Hipodensidad de la medular.<br />

b) Reacción perióstica compacta en todo el anillo óseo.<br />

c) Mala definición de los bordes de la fractura.<br />

d) Continuidad de la cortical.<br />

e) Desaparición de la reacción perióstica.


122 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 3*<br />

3.1. ¿Cuál de estas afirmaciones es verdadera?<br />

a) El epónimo mejor conocido y mejor usado es el de fractura de Colles<br />

b) Es más fácil describir una fractura por su nombre propio<br />

c) Los epónimos son cada vez más usados.<br />

d) Es preferible realizar descripciones anatómicas y radiológicas de las fracturas.<br />

e) La mayoría de los epónimos hacen referencia a las fracturas de fémur.<br />

3.2. La fractura de Salter-Harris más frecuente es la:<br />

a) Tipo I<br />

b) Tipo III y IV por igual<br />

c) Tipo II<br />

d) Tipo IV<br />

e) Tipo V<br />

3.3. ¿Cuál de los siguientes epónimos no corresponde a una fractura de tobillo?<br />

a) Jones<br />

b) Tillaux<br />

c) Cotton<br />

d) Dupuytren<br />

e) Wagstaffe<br />

3.4. ¿Qué epónimo corresponde a la fractura de Colles inversa?<br />

a) Mason<br />

b) Pouteau<br />

c) Rolando<br />

d) Smith<br />

e) Barton<br />

3.5. ¿Cuál de estas fracturas es más frecuente antes del cierre de las metáfisis?<br />

a) Fractura del boxeador<br />

b) Skillern<br />

c) Essex-Lopresti<br />

d) Colles<br />

e) Busch<br />

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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 123<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 4*<br />

4.1. En una radiografía oblicua anterior derecha de columna cervical se visualizan:<br />

a) Los agujeros de conjunción derechos e izquierdos.<br />

b) Los mismos agujeros de conjunción que en la proyección oblicua posterior izquierda.<br />

c) Los agujeros de conjunción derechos.<br />

d) No se visualizan los agujeros de conjunción.<br />

e) Los agujeros de conjunción solo se identifican en proyección transoral.<br />

4.2. El objetivo a conseguir para poder realizar un control radiológico evolutivo de la artrosis es:<br />

a) La obtención de una imagen radiológica reproducible en el tiempo con una precisión submilimétrica.<br />

b) Incluir todas las articulaciones simétricas en el control evolutivo.<br />

c) Realizar un control radiológico mensual de las articulaciones artrósicas.<br />

d) Realizar las exploraciones en bipedestación.<br />

e) Realizar los controles evolutivos con ayuda de escopia.<br />

4.3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?<br />

a) La artrosis no tiene parámetros de laboratorio característicos.<br />

b) Existe una buena correlación entre la clínica y la imagen radiológica.<br />

c) El codo no es una articulación frecuentemente afectada por la artrosis, salvo que exista traumatismo<br />

previo.<br />

d) No está demostrada la eficacia de ningún tratamiento médico para la artrosis.<br />

e) La artrosis afecta por igual a hombres y mujeres.<br />

4.4. Señale la afirmación verdadera en la artrosis de columna:<br />

a) Explorando mediante RM con gadolinio, la alteración de la señal en el hueso medular adyacente al<br />

platillo tibial jamás capta contraste en la patología artrósica.<br />

b) Las lesiones tipo Modic II generalmente evolucionan rápidamente a Modic tipo III.<br />

c) El fenómeno del vacío discal puede ser empleado como signo radiológico para excluir discitis.<br />

d) Los quistes de las articulaciones interapofisarias solo crecen externamente al canal raquídeo.<br />

e) <strong>Una</strong> hernia discal nunca calcifica.<br />

4.5. Señale la afirmación verdadera<br />

a) La artrosis de la articulación uncovertebral de C1-C2 puede producir una compresión del nervio<br />

raquídeo de C1.<br />

b) La disminución de la altura del disco vertebral es una causa de retrolistesis.<br />

c) La patología degenerativa de las articulaciones interapofisarias de la columna se conoce con el nombre<br />

de espondilosis.<br />

d) La hernia discal siempre se manifiesta con clínica dolorosa y contractura.<br />

e) La proyección mejor para estudiar radiológicamente la artrosis de rodilla es el «falso perfil» de<br />

Lequesne.<br />

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124 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 5*<br />

5.1. La varianza cubital negativa se observa con más frecuencia en:<br />

a) Impactación cubitocarpiana.<br />

b) Fractura de Colles.<br />

c) Pinzamiento radiocubital.<br />

d) Enfermedad de Kiembock.<br />

e) Artrosis de la primera articulación metacarpofalángica.<br />

5.2. ¿Cuál de estas entidades no está entre las causas de alteración del ángulo de inclinación radial?:<br />

a) Enfermedad de Kiembock.<br />

b) Fractura de Colles.<br />

c) Deformidad de Madelung.<br />

d) Fractura de Smith.<br />

e) Consolidación incorrecta de una fractura del radio distal.<br />

5.3. El ángulo de congruencia femororrotuliano positivo se asocia con:<br />

a) Artrosis femoropatelar.<br />

b) Luxación recidivante de la rótula.<br />

c) Fracturas de meseta tibial.<br />

d) Displasia de cadera del adulto.<br />

e) Luxación de cadera.<br />

5.4. El ángulo de Böhler permite evaluar:<br />

a) Las fracturas supracondíleas de húmero.<br />

b) Las fracturas de calcáneo.<br />

c) La displasia de cadera en el adulto.<br />

d) El hallux valgus.<br />

e) Las alteraciones del arco plantar (pie plano, pie cavo).<br />

5.5. El ángulo C-E de Wiberg está disminuido por debajo de 20° en:<br />

a) Protusión acetabular.<br />

b) Derrame sinovial.<br />

c) Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes.<br />

d) Artritis reumatoide.<br />

e) Displasia acetabular.<br />

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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 125<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 6*<br />

6.1. ¿Cuál de las siguientes acciones debe ser evitada por aumentar la irradiación en el estudio radiológico<br />

de una deformidad de columna?<br />

a) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección lateral.<br />

b) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección anteroposterior.<br />

c) Obtener radiografías de 30 x 90 cm en proyección posteroanterior.<br />

d) Colimar al máximo.<br />

e) Utilizar el pico de velocidad de crecimiento como medida de la maduración esquelética.<br />

6.2. Ante una escoliosis toracolumbar, siendo torácica izquierda y lumbar derecha, ¿qué exploración no<br />

estaría indicada?<br />

a) Estudio de RM.<br />

b) Bending torácico derecho<br />

c) Fulcrum bending torácico izquierdo.<br />

d) Bending lumbar derecho.<br />

e) Contrabending lumbar izquierdo.<br />

6.3. El ángulo de Cobb es la medida más utilizada para el diagnóstico y control de una escoliosis, ¿cuál de<br />

las siguientes afirmaciones es falsa?<br />

a) Es el ángulo formado por las líneas trazadas paralelas al platillo superior de las vértebras límites.<br />

b) Se considera patológico a partir de 11°.<br />

c) Las vértebras límites se pueden variar conforme se modifica la curva a lo largo del tiempo o con el<br />

tratamiento.<br />

d) El ángulo de Cobb define la curva mayor y la menor.<br />

e) Diferencias en el ángulo de Cobb mayores de 5° se consideran significativas, pero hay que ser cautos<br />

por la variabilidad intra e interobservador de las mismas.<br />

6.4. ¿Cuál de las siguientes es una indicación para la realización de una RM de neuroeje?<br />

a) Escoliosis diagnosticada a los 12 años.<br />

b) Escoliosis torácica derecha y lumbar izquierda.<br />

c) Progresión de la curva de 10° en seis meses.<br />

d) Ángulo de Cobb de una curva torácica mayor de 40°.<br />

e) Cifosis dorsal baja.<br />

6.5. De las siguientes malformaciones, ¿cuál es la que presenta más riesgo de ser progresiva?<br />

a) Defecto de segmentación unilateral.<br />

b) Defecto de segmentación simétrico.<br />

c) Hemivértebra no segmentada.<br />

d) Barra unilateral y hemivértebra contralateral.<br />

e) Hemivértebra segmentada.<br />

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126 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 7*<br />

7.1. ¿Cuál de los siguientes métodos utiliza la dosis de radiación menor en la medición de los MMII?<br />

a) Telerradiografía.<br />

b) TC.<br />

c) Ortorradiografía.<br />

d) Radiografía computarizada.<br />

e) Radiografía por detectores digitales planos.<br />

7.2. ¿Cuál es el método de elección en el estudio de la displasia del desarrollo de la cadera durante los tres<br />

primeros meses de vida?<br />

a) RM.<br />

b) TC.<br />

c) Ecografía<br />

d) Radiología convencional.<br />

e) Radiología convencional en abducción.<br />

7.3. ¿Cuál es el valor normal del ángulo alfa acetabular?<br />

a) > 25º.<br />

b) 40º.<br />

e) >60º.<br />

7.4. ¿Hasta qué edad se considera fisiológico el genu valgo?<br />

a) Nunca.<br />

b) Hasta los dos años.<br />

c) Hasta los cuatro años.<br />

d) Hasta los siete años.<br />

e) Hasta el final del período de crecimiento.<br />

7.5. ¿En cuál de las siguientes situaciones aparecen más complicaciones durante los tratamientos de<br />

elongación ósea?<br />

a) En las condrodiastasis.<br />

b) Durante el período de distracción.<br />

c) Cuando la distracción es diafisaria.<br />

d) Si la distracción es > 3cm.<br />

e) En los alargamientos mayores de 5 cm.<br />

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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 127<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 8*<br />

8.1. ¿A qué tratamiento responden las deformidades posturales de los pies?<br />

a) Se corrigen con manipulaciones.<br />

b) Precisan yesos.<br />

c) Necesitan cirugía.<br />

d) Se resuelven espontáneamente.<br />

e) Se resuelven espontáneamente o con manipulaciones.<br />

8.2. ¿Qué núcleo de osificación del pie aparece más tarde?<br />

a) Cuña medial.<br />

b) Escafoides.<br />

c) Astrágalo.<br />

d) Falanges distales.<br />

e) Calcáneo.<br />

8.3. El pie zambo se caracteriza por presentar:<br />

a) Equino del retropié.<br />

b) Supinación del antepié.<br />

c) Supinación del retropié.<br />

d) Adductus del antepié.<br />

e) Todo lo anterior.<br />

8.4. En el astrágalo vertical congénito, ¿qué relación guarda el escafoides con el astrágalo?<br />

a) Centrado con la cabeza.<br />

b) Desplazado medialmente.<br />

c) Desplazado lateralmente.<br />

d) Luxado dorsalmente.<br />

e) Luxado plantarmente.<br />

8.5. En el pie plano valgo, el hundimiento del arco longitudinal se produce en:<br />

a) Articulación astragalocalcánea.<br />

b) Articulación astragaloescafoidea.<br />

c) Articulación escafocuneana.<br />

d) Cualquiera de ellas.<br />

e) Necesariamente en todas ellas.<br />

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128 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 9*<br />

9.1. De las siguientes afirmaciones sobre las prótesis de caderas cementadas es FALSA:<br />

a) El PMMA se ha utilizado con mucha frecuencia como cemento.<br />

b) El aflojamiento se da con poca frecuencia en el acetábulo.<br />

c) El cemento dificulta el paso de estructuras vasculares a nivel periprotésico.<br />

d) La tasa de fracasos es cercana al 50% a los 10 años en pacientes de menos de 50 años.<br />

e) La enfermedad granulomatosa agresiva se da con menor frecuencia que en las prótesis no cementadas.<br />

9.2. El ángulo de inclinación acetabular es normal entre:<br />

a) 10-20°.<br />

b) 20-30°.<br />

c) 30-40°.<br />

d) 40-50°.<br />

e) 50-60°.<br />

9.3. En el aflojamiento protésico es FALSO:<br />

a) Se caracteriza clínicamente por la aparición de dolor.<br />

b) Presenta una banda radiolucente periprotésica mayor de 2 mm que aumenta progresivamente con el<br />

paso del tiempo.<br />

c) Puede mostrar fragmentación del cemento.<br />

d) En fases avanzadas llega a originar luxación de la prótesis.<br />

e) En el posoperatorio inmediato se manifiesta como una banda radiolucente.<br />

9.4. En la infección protésica:<br />

a) La tasa de infección global de la prótesis de cadera se sitúa entre 2-3%.<br />

b) Puede existir con frecuencia una RX normal.<br />

c) Uno de sus signos radiológicos es la osteolisis focal.<br />

d) La aparición de una fístula cutánea es un signo de alarma.<br />

e) Todas las anteriores.<br />

9.5. En la RM de la prótesis de cadera es FALSO:<br />

a) Las secuencias eco de gradiente son sumamente útiles para detectar aflojamiento.<br />

b) Se utilizan con frecuencia secuencias eco de espín.<br />

c) Los aparatos de bajo campo presentan menos artefactos.<br />

d) Es posible detectar la enfermedad granulomatosa agresiva.<br />

e) Es una técnica que se utilizará cada vez con mayor frecuencia.<br />

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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 129<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 10*<br />

10.1. ¿De qué factores depende el aumento de la fragilidad ósea en la osteoporosis?<br />

a) Exclusivamente de la DMO.<br />

b) De la DMO y de la estructura trabecular.<br />

c) De la estructura trabecular y de la carga.<br />

d) De ningún factor en especial.<br />

e) Depende de la DMO, de la estructura trabecular, de la geometría ósea y de las condiciones de carga.<br />

10.2. ¿Cuál es la tecnología preferente para medir la DMO?<br />

a) El ultrasonido.<br />

b) La RM.<br />

c) La TC.<br />

d) El AccuDXA de falange.<br />

e) El DXA axial.<br />

10.3. ¿El tratamiento se basa únicamente en los resultados de las mediciones de DMO?<br />

a) Sí.<br />

b) No, se basa en la edad y en la DMO.<br />

c) Es independiente de la DMO y se basa en la existencia de dos o tres factores de riesgo.<br />

d) Se basa en la DMO y en los marcadores bioquímicos de remodelamiento óseo.<br />

e) No, se basa en la historia clínica, edad, factores de riesgo, DMO y marcadores bioquímicos.<br />

10.4. ¿Está indicado el cribado poblacional con densitometría axial en la época perimenopáusica?<br />

a) Sí, inmediatamente después de la menopausia.<br />

b) Está indicado por encima de los 40 años independientemente de la menopausia.<br />

c) Solo en aquellas mujeres con menopausia sintomática.<br />

d) Está indicada en la menopausia precoz antes del tratamiento con estrógenos.<br />

e) No, ya que no hay evidencia científica de que el cribado poblacional durante la menopausia sea<br />

costo-efectivo.<br />

10.5. Según la clasificación de la OMS, ¿qué valor de DMO del adulto define la osteoporosis en relación con<br />

el riesgo de fracturas?<br />

a) Z < –2,5.<br />

b) T < –1 y > –2,5.<br />

c) T = 2.<br />

d) T y Z < –1.<br />

e) T < –2,5.<br />

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130 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 11*<br />

11.1. ¿Cuál de estas afirmaciones es falsa con respecto a la implantología oral?<br />

a) Se basa en el fenómeno de la osteointegración.<br />

b) Los métodos de diagnóstico por imagen resultan imprescindibles para la valoración prequirúrgica.<br />

c) La mayoría de los implantes son de titanio.<br />

d) La fijación es la parte del implante que se coloca en el interior del hueso.<br />

e) La radiología intrabucal es la técnica de elección para la valoración prequirúrgica.<br />

11.2. ¿Cuál de estas técnicas permite valorar mejor la anchura buco-lingual del proceso alveolar?<br />

a) Ortopantomografía.<br />

b) Teleradiografía de perfil.<br />

c) TC dental.<br />

d) Radiografía intrabucal.<br />

e) Tomografía lineal.<br />

11.3. Según la nomenclatura internacional empleada en nuestro país, si nos referimos a la pieza 43 estamos<br />

hablando del:<br />

a) Primer molar de hemimaxilar superior derecho.<br />

b) Canino de hemimandíbula derecha.<br />

c) Primer premolar de hemimandíbula izquierda.<br />

d) Incisivo lateral de hemimaxilar superior izquierdo.<br />

e) Canino de hemimaxilar superior izquierdo.<br />

11.4. ¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?<br />

a) El agujero mentoniano se sitúa en la superficie lingual del proceso alveolar de la mandíbula.<br />

b) El canal mandibular contiene en su interior el nervio palatino.<br />

c) La visualización del canal mandibular mediante TC dental se produce en el 60% de los casos.<br />

d) El nervio incisivo es una rama del nervio alveolar inferior.<br />

e) El canal nasopalatino contiene únicamente estructuras vasculares.<br />

11.5. ¿Cuál de estas aseveraciones es falsa con respecto a la TC dental?<br />

a) Las reconstrucciones panorámicas son las más indicadas para efectuar mediciones de altura y anchura<br />

disponibles.<br />

b) Permite valorar la presencia de patología en el proceso alveolar y estructuras adyacentes.<br />

c) Se pueden aplicar técnicas de baja radiación disminuyendo la corriente del tubo.<br />

d) Permiten visualizar de forma adecuada las estructuras anatómicas de riesgo.<br />

e) Algunos programas permiten el diseño de una férula quirúrgica mediante técnicas de estereolitografía.<br />

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PREGUNTAS DE LA MONOGRAFÍA 131<br />

PREGUNTAS DEL CAPÍTULO 12*<br />

12.1. ¿Cuáles de las siguientes lesiones de los maxilares no se relaciona con una pieza dental no erupcionada<br />

en su interior?<br />

a) Ameloblastoma.<br />

b) Quiste dentígero o folicular.<br />

c) Odontoma.<br />

d) Quiste radicular.<br />

e) Queratoquiste odontogénico.<br />

12.2. De los siguientes enunciados señale el incorrecto:<br />

a) De las lesiones periapicales la más frecuente es el quiste radicular, por definición, relacionado con<br />

pieza dental vital.<br />

b) De las lesiones pericoronarias, la más frecuente es el quiste dentígero o folicular, relacionado siempre<br />

con pieza dental no erupcionada.<br />

c) El queratoquiste odontogénico se puede localizar entre las raíces (interradicular), alrededor de la<br />

corona (pericoronario) o periapical.<br />

d) El odontoma está formado por los tejidos dentales maduros dispuestos de forma ordenada con<br />

apariencia de piezas dentales (odontomas compuestos) o de forma desordenada (odontomas<br />

complejos).<br />

e) La displasia cemental periapical respeta el ligamento periodontal.<br />

12.3. De las siguientes lesiones señale cuál de ellas no tiene una localización específica:<br />

a) Cavidad idiopática de Staffne.<br />

b) Quiste glóbulo-maxilar<br />

c) Quiste del canal incisivo.<br />

d) Queratoquiste odontogénico.<br />

e) Torus mandibular.<br />

12.4. Señale el enunciado incorrecto:<br />

a) En los tratamientos ortodóncicos es necesario el estudio cefalométrico con telerradiografía lateral<br />

de cráneo y ortopantomografía.<br />

b) Ante la sospecha de fractura de mandíbula el estudio inicial suele ser la ortopantomografía.<br />

c) La ausencia del tercer molar es la anomalía del desarrollo dental más frecuente.<br />

d) La ortopantomografía está indicada en niños menores de un año con retraso de la dentición.<br />

e) Es importante para la realización de la ortopantomografía posicionar de forma adecuada al paciente<br />

y evitar la radiación del cristalino.<br />

12.5. Señale el enunciado incorrecto:<br />

a) El quiste folicular muestra gran tendencia a la reabsorción y desplazamiento de las raíces.<br />

b) El queratoquiste odontogénico puede provocar divergencia y desplazamiento de las raíces.<br />

c) El quiste folicular en raras ocasiones puede malignizar.<br />

d) La enfermedad periodontal provoca aumento del espacio periodontal y descenso de la cresta ósea<br />

alveolar.<br />

e) La anodoncia parcial o completa se suele asociar a displasia ectodérmica.<br />

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Índice analítico<br />

A<br />

Anatomía<br />

radiológica, 5<br />

accesorios o supernumerarios, 5<br />

periostio, 5<br />

sesamoideos, 5<br />

y movimientos del pie, 77<br />

ángulo astragalocalcáneo, 78<br />

deformidades, 78<br />

del antepié, 79<br />

abductus, 79<br />

adductus, 79<br />

valgo (eversión o pronación), 79<br />

varo (inversión o supinación), 79<br />

del pie, 79<br />

astrágalo vertical congénito (pie plano congénito,<br />

pie en mecedora, congenital rocker-bottom), 80<br />

metatarso<br />

adductus postural, 79<br />

varo postural, 79<br />

pie<br />

calcáneo valgo, 79<br />

cavo, 81<br />

en serpentín (metatarso varo congénito, pie en<br />

«Z», skewfoot), 80<br />

equinovaro congénito (pie zambo, «Clubfoot o<br />

palo de golf»), 79<br />

plano valgo flexible, 81<br />

valgo postural, 79<br />

zambo postural, 79<br />

del retropié, 78<br />

calcáneo (talo), 78<br />

equino, 78<br />

valgo, 78<br />

varo, 78<br />

Anodoncia, 113<br />

C<br />

Caries, 112<br />

absceso crónico apical, 112<br />

granuloma, 112<br />

osteítis condensante, 112<br />

quiste radicular, 112<br />

D<br />

Dismetrías, 66<br />

coxa<br />

valga, 69<br />

vara, 68<br />

ángulo cervicodiafisario, 68<br />

relación cefalotrocantérica, 69<br />

displasia de cadera, 67<br />

ángulo o índice acetabular, 67<br />

cuadrantes de Ombredanne, 67<br />

línea/s de<br />

Hilgenreiner, 67<br />

Shenton, 68<br />

Perkins, 67<br />

E<br />

Eje mecánico, 70<br />

ángulo<br />

de flexión de la rodilla, 71<br />

femorotibial, 70<br />

metafisodiafisario, 70<br />

enfermedad de Blount, 70<br />

genu, 70<br />

recurvatum, 71<br />

valgo, 70<br />

varo, 70<br />

Enfermedad periodontal, 112<br />

Escala, 29<br />

de Kellgren-Lawrence, 24<br />

de Noyes y Stabler, 29<br />

Recht, 29<br />

Escanografía, 64<br />

Escoliosis, 47<br />

acuñamiento vertebral:, 51<br />

ALARA, 48<br />

ángulo de Mehta, 53<br />

Bending-fulcrum bending, 54<br />

bending, 55<br />

fulcrum bending, 55<br />

cifosis torácica, 51<br />

diastomatomielia, 58<br />

enfermedad de Scheuermann, 51<br />

fluoroscopia pulsada, 48<br />

hemivértebra, 60<br />

hendiduras o vértebras en mariposa, 60


134 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

inclinación sacra, 51<br />

lordosis lumbar, 51<br />

malformación de Arnold-Chiari, 58<br />

radiología<br />

computarizada (CR), 48<br />

IP (imaging plate), 49<br />

directa (DR), 48<br />

síndrome de la médula anclada, 58<br />

siringohidromielia, 58<br />

SRS (Scoliosis Research Society), 50<br />

ángulo de Cobb, 51<br />

vértebra, 50<br />

apical, 50<br />

estable, 51<br />

límite, 50<br />

Espondilosis, 29<br />

F<br />

Fracturas, 5, 6, 15<br />

abierta, 6<br />

acabalgamiento, 7<br />

angulación, 7<br />

anquilosis, 8<br />

aposición, 6<br />

completa, 6<br />

parcial, 6<br />

avulsión, 8<br />

Bankart, 16<br />

Barton, 16<br />

Bennett, 16<br />

Bosworth, 16<br />

Busch, 16<br />

cerrada, 6<br />

Chance, 16, 17<br />

Chopart, 16<br />

Colles, 16<br />

Colles inversa, 20<br />

Colles-Pouteau, 17<br />

complicaciones, 12<br />

acortamiento, 12<br />

algodistrofia o atrofia de Sudeck, 13<br />

callo hipertrófico, 12<br />

CID, 12<br />

complicaciones articulares, 12<br />

enfermedad articular degenerativa (artrosis postraumática),<br />

12<br />

rigidez, 12<br />

contractura de Volkman, 12<br />

granulomatosis agresiva, 13<br />

hematomas crónicos, 13<br />

infección, 12<br />

mala unión, 12<br />

callo vicioso, 12<br />

miositis osificante, 13<br />

necrosis aséptica u osteonecrosis, 12<br />

no unión, 12<br />

obstrucción arterial, 13<br />

osteolisis postraumática, 13<br />

osteomielitis, 13<br />

quiste leptomeníngeo, 13<br />

retraso de consolidación, 12<br />

SDRA, 12<br />

seudoaneurismas, 13<br />

síndrome compartimental, 13<br />

compresión, 8<br />

condrales, 8<br />

conminuta, 6<br />

Cotton, 17<br />

de estrés, fatiga o sobrecarga, 8<br />

de Jefferson, 18<br />

De Quervain, 17<br />

del ahorcado, 20<br />

del boxeador, 20<br />

del cavador, 20<br />

del chófer, 17<br />

del guardabosque, 20<br />

del esquiador, 20<br />

del marchador o del recluta, 20<br />

depresión, 8<br />

diástasis, 8<br />

distracción, 6<br />

Dupuytren, 17<br />

Duverney, 17<br />

en tallo verde, 9, 10, 15, 18, 20, 21<br />

epifisiolisis, 9<br />

espiroidea, 6<br />

Essex-Lopresti, 17<br />

evolución, 11<br />

callo óseo, 11<br />

hematoma óseo, 11<br />

medular, 11<br />

perióstico, 11<br />

puentes óseos, 11<br />

retraso de consolidación, 11<br />

osificación membranosa, 11<br />

Galeazzi, 17, 18<br />

Gosselin, 17<br />

Holdsworth, 17<br />

Hutchinson, 17<br />

impactación, 7<br />

Jefferson, 17<br />

Jones, 17<br />

Le Fort, 18<br />

maxilar, 18<br />

tobillo, 18<br />

Lisfranc, 18, 19<br />

enfermedad neuropática, 18<br />

longitudinal, 6<br />

Maisonneuve, 18, 19<br />

Malgaigne, 18, 19<br />

Mason, 18, 19<br />

Monteggia, 18, 19<br />

oblicua, 6<br />

osteocondrales, 8<br />

parámetros técnicos, 5<br />

patológica, 9<br />

por incurvación, 10<br />

por incurvación o abombamiento, 9<br />

por insuficiencia, 9<br />

Pott, 18, 19<br />

reabsorción isquémica, 14<br />

Rolando, 18, 19<br />

rotación, 8<br />

Salter-Harris, 20, 21<br />

clasificación de, 21<br />

placa fisaria, 20<br />

Segond, 18, 19<br />

seudofracturas, 13<br />

artefactos, 13<br />

tumores y seudotumores, 14<br />

Shepherd, 18, 19<br />

Skillern, 18, 20<br />

Smith, 18, 20<br />

Stieda, 18<br />

subcondrales, 8<br />

contusión ósea, 8<br />

Tillaux, 20<br />

torus, 10<br />

transversa, 6<br />

tratamiento, 10


ÍNDICE ANALÍTICO 135<br />

H<br />

artroplastia, 11<br />

contención, 10<br />

fijación, 10<br />

externa, 10<br />

interna, 10<br />

injertos óseos, 10<br />

inmovilización, 10<br />

reducción, 10<br />

Wagstaffe, 20<br />

Hernia, 30<br />

contenida, 30<br />

extruida, 30<br />

Hiperdontia, 113<br />

mesiodens, 113<br />

Hipodontia, 113<br />

I<br />

Implantes dentales, 99<br />

anatomía dental, 100<br />

arcadas dentarias, 100<br />

atrofia, 102<br />

proceso alveolar, 102<br />

axial panorámico, 104<br />

calidad ósea, 103<br />

canal mandibular, 100<br />

clasificaciones, 102, 103<br />

Cawood y Howell, 102<br />

Lekholm y Zarb, 103<br />

edentulismo, 103<br />

enfermedad inflamatoria periapical, 105<br />

férulas, 107<br />

fijación, 99<br />

mandíbula, 101<br />

agujero<br />

lingual, 101<br />

mandibular, 101<br />

mentoniano, 101<br />

base de la, 101<br />

bucal, 101<br />

canal incisivo, 101<br />

conducto dentario inferior o canal mandibular, 101<br />

cresta alveolar, 101<br />

lingual, 101<br />

nervio/s<br />

alveolar inferior, 101<br />

incisivo y mentoniano, 101<br />

proceso alveolar, 101<br />

maxilar superior, 101<br />

agujero palatino mayor, 102<br />

canal nasopalatino, 102<br />

cara, 102<br />

palatina, 102<br />

vestibular, 102<br />

proceso alveolar, 102<br />

senos maxilares, 102<br />

sutura pterigomaxilar, 102<br />

ortopantomografía, 108<br />

factor de magnificación, 108<br />

radiografía panorámica, 108<br />

ortorradial, 104<br />

osteointegración, 99<br />

piezas incluidas, 105<br />

prótesis, 100<br />

pilar de, 100<br />

radiología intrabucal, 107<br />

raíces retenidas, 105<br />

L<br />

senos maxilares, 100<br />

TC<br />

de haz cónico, 109<br />

dental, 99<br />

telerradiografía lateral del cráneo, 108<br />

oclusal, 108<br />

tomografías, 108<br />

espiroidea, 108<br />

implantológica, 109<br />

lineal, 108<br />

Lesiones, 113<br />

amelolastoma, 115<br />

cementoma, 116<br />

cementoblastoma benigno, 116<br />

no odontogénicas, 113<br />

odontogénicas, 113<br />

odontoma, 116<br />

complejos, 116<br />

compuestos, 116<br />

periapicales, 114<br />

quiste radicular, 114<br />

pericoronarias, 114<br />

quiste dentígero (quiste folicular), 114<br />

queratoquiste odontogénico, 114, 115<br />

ameloblastoma, 114<br />

síndrome de nevus basocelular o síndrome de Gorlin,<br />

115<br />

quiste/s<br />

cisurales, 115<br />

de Stafne, 115<br />

globulomaxilares, 115<br />

nasopalatinos, 115<br />

residuales, 114<br />

interradicular, 114<br />

traumáticos, 115<br />

rizolisis, 114<br />

M<br />

Malposición-luxación protésica, 85<br />

Mediciones, 35<br />

en el codo, 37<br />

ángulo de transporte del codo, 37<br />

cubital, 37<br />

humeral, 37<br />

en el hombro, 36<br />

ángulo de la cabeza humeral, 36<br />

distancia acromioclavicular, 36<br />

espacio articular glenohumeral, 36<br />

en la cadera, 41<br />

ángulo/s<br />

centro-borde de Wiberg, 41<br />

C-E, 41<br />

de anteversión y de sector acetabular, 42<br />

del sector acetabular<br />

anterior (ASAA), 42<br />

horizontal (ASAH), 42<br />

posterior (ASAP), 42<br />

HTE, 41<br />

distancia entre la línea acetabular y la línea<br />

ilioisquiática, 42<br />

espacio articular de la cadera, 42<br />

índice acetabular, 41<br />

porcentaje de cobertura de la cabeza femoral, 41<br />

en la muñeca, 37<br />

altura del carpo, 38<br />

ángulo/s


136 RADIOLOGÍA ORTOPÉDICA Y RADIOLOGÍA DENTAL: UNA GUÍA PRÁCTICA<br />

carpiano, 40<br />

síndrome de<br />

Down, 40<br />

Hurler, 40<br />

Morquio, 40<br />

Turner, 40<br />

escafolunar y capitolunar, 40<br />

inestabilidad del segmento intercalado<br />

dorsal (ISID), 40<br />

ventral (ISIV), 40<br />

desplazamiento radial, 39<br />

distancia escafolunar, 39<br />

inclinación<br />

palmar, 38<br />

radial, 38<br />

deformidad de Madelung, 38<br />

índice de translación del carpo, 39<br />

enfermedad de Kienböck, 39<br />

longitud radial, 38<br />

varianza cubital, 37<br />

en la rodilla, 43<br />

ángulo de<br />

congruencia femororrotuliano, 43<br />

inclinación rotuliana, 44<br />

la meseta tibial, 43<br />

distancia tuberosidad tibial-surco femoral, 44<br />

índices de la altura de la rótula, 43<br />

métodos de<br />

De Carvalho, 43<br />

Insall-Salvati, 43<br />

en tobillo y pie, 44<br />

ángulo/s<br />

axiales del tobillo, 45<br />

maleolar peroneo, 45<br />

maleolar tibial, 45<br />

de Böhler, 44<br />

del hallux valgus, 45<br />

del hallux valgus, 45<br />

interfalángico del hallux, 45<br />

intermetatarsiano, 45<br />

metatarsus primus varus, 45<br />

de Meschan, 45<br />

radiográficas, 35<br />

variabilidad, 35<br />

Modic, 30<br />

O<br />

Ortodoncia, 117<br />

Ortopantomógrafos, 111<br />

Ortorradiografías, 64<br />

Osteocondrosis, 28<br />

fenómeno del vacío discal, 28<br />

Osteolisis o enfermedad granulomatosa agresiva, 86<br />

Osteoporosis, 91<br />

absorciometría de rayos X de doble energía (DXA), 91,<br />

92<br />

dosis efectiva, 92<br />

tiempo de estudio, 92<br />

bifosfonatos, 97<br />

calcio, 97<br />

calcitonina, 97<br />

P<br />

densidad mineral ósea (DMO), 91<br />

error de precisión, 96<br />

NHANES III, 95<br />

primer umbral, 95<br />

puntuación, 95, 96<br />

T, 95, 96<br />

Z, 95, 96<br />

segundo umbral, 95<br />

densitometría periférica, 93<br />

(AccuDXA), 93<br />

curvas de normalidad de DMO, 93<br />

estrógenos, 97<br />

exploraciones densitométricas, 91<br />

factores de riesgo, 91<br />

fractura/s, 91, 94<br />

vertebral, 94<br />

indicaciones, 91<br />

estudios densitométricos, 91<br />

endocrinopatías, 91<br />

Cushing, 91<br />

hiperparatiroidismo, 91<br />

hipertiroidismo, 91<br />

hipogonadismo, 91<br />

hipoparatiroidismo, 91<br />

hipotiroidismo, 91<br />

enfermedades renales, 91<br />

menopausia, 91<br />

ooforectomía, 91<br />

prevalencia de, 91<br />

PTH, 97<br />

raloxifeno, 97<br />

resistencia ósea, 91<br />

resonancia magnética (RM) cuantitativa, 92<br />

estructura trabecular, 92<br />

vitamina D, 97<br />

Patología rotacional, 72<br />

ángulo de rotación de la cadera, 73<br />

ante o retroversión, 72<br />

marcha, 73<br />

convergente, 73<br />

divergente, 73<br />

Protrusión anular difusa, 30<br />

R<br />

Radiografías panorámicas, 111, 112<br />

cámara pulpar, 112<br />

cemento, 112<br />

conductos radiculares, 112<br />

dentina, 112<br />

esmalte, 112<br />

ligamento periodontal, 112<br />

S<br />

Samilson-Prieto, 26<br />

Secuestro, 31


CORAZÓN: LO QUE EL CARDIÓLOGO DEBE CONOCER 137<br />

T<br />

Telerradiografía, 63<br />

Traumatismos, 5

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