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nuestro pals el fen6meno de desempleo masivo, la marginalidad social, la
inseguridad econ6mica, y con ello, el deterioro generalizado de los niveles de
vida de la mayorla de la poblacfon. Tambi~n como expresi6n de estas crisis,
hizo su aparicibn con gran fmpetu un amplio sector informal. La idiosincracia
del salvadoreho, su vocaci6n al trabajo, su espfritu emprendedor y su
creatividad dieron paso a formas nuevas de organizaci6n la mayor parte de
ellas de dimensi6n familiar, que con muchas dificultades han ido
progresivamente conformando un sector que actualmente eE el soporte decisivo
en la econonia del pals.
No abundaremos ach en las caracterfsticas intrinsecas del sector informal,
ellas son ampliamente conocidas por ustedes, porque son comunes en todos
nuestros paises. Sin embargo, si quisiera puntualizar que en nuestro medio el
pequeho y microempresario ha debido quiz~s tropezar con muchas y mayores
dificultades que en otros palses y ello, por la especifidad de nuestra crisis
y en general de las complejas causas que le han dado origen.
Si en otros paises el sector informal se ha convertido en una alternativa
para resolver el grave problema del desempleo, que se origina en la crisis de
produccibn que afecta a la mediana y gran empresa, en el caso de El Salvador
el papel del peque~io v microempresario en este campo ha servido ademAs para
dar cabida a los grandes contingentes de desplazados de las zonas de
conflicto, y tambi~n para poner su contribuci6n, tal vez indirectamente en la
reconstrucci6n de la obra fisica destrulda por la violencia y a solventar y
enfrentar los problemas adicionales del terremoto del 10 de octubre del ai'o
pasado.
Tambi~n en nuestro caso y hoy que nuestro pals se encamina por la via
democrAtica a construfr una sociedad que se beneficie mAs de los frutos del
progreso material, el papel del pequerio y microempresario han venido a
ratificar los postulados fundamentales, de que es a travs de las libertades
econ6micas y el respeto a los principios de la libre iniciativa, que se puede
consolidar una verdadera y aut6ntica democracia.
El reconocimiento del importaw!e papel, que en El Salvador, y en nuestros
hermanos parses desempeia el pequeio y microempresario, no debiera llevarnos
sin embargo a la conclusi6n de que su empeno y responsabilidad hist6rica estAn
garantizadus.
Precisamente por la especificidad de la crisis a la que me referfa
anteriornente, agravada por lo limitado de nuestros recursos materiales,
nuestro pequeto y microempresario enfrenta en lo individual y como sector, los
problemas derivad,s de un pals en que las prioridades ecnn6micas han pasado a
un segundo plano iira dar paso a la atenci6n del conflicto armado y los
objectivos del -rogreso social a un pr::p6sito de supervivencia.
Estas limitaci6nes introducen un elemento distintivo en lo que se refiere
en nuestro medio a la consolidaci6n y desarrollo de la pequefra y
microempresa. Sin embargo, precisamente por esas limitaciones es que en
nuestro pals el sent ido de solidaridad y de re',paldo a este sector ha venido
cobrando mayor interds en otros segmentos de nuestra sociedad, el cual ojalh
se consolide en un esfuerzo nacional en el que los sectores productivos, la
clase laboral, el gobierno y todas las demois fuerzas vivas del pals, pongan al
servicio del pequerio y microempresario su apoyo incondicional para su pleno
desarrollo.