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Entrevista
siete
RUT NIEVES
Arquitecta
de emociones
La autora española explica cómo su libro Cree en ti (Planeta) puede
ayudarnos a cambiar, a ser mejores personas y a relacionarnos mejor
con nuestro entorno
POR Antonela de Alva
–Muchos autores hablan de las “creencias” y de lo que
ellas significan. ¿Por qué consideró necesario escribir
este libro? Durante muchos años busqué la felicidad fuera
de mí, especialmente en el hombre. Sufrí mucho porque me
sentía sola y vacía, creyendo que la culpa de mi sufrimiento la
tenían los demás. Como yo no era consciente de mi valor, no
sabía amarme a mí misma. Buscaba afuera el amor, el cariño,
la seguridad y el reconocimiento, tratando de agradarle a
todo el mundo y de hacer felices a los demás. Eso me generaba
una gran dependencia emocional, tristeza, rabia y frustración.
La vida no era lo que yo esperaba, no entendía nada.
Con 30 años entré en depresión, y poco después un ginecólogo
me dijo que corría alto riesgo de contraer un cáncer. Ahí
empecé a despertar y comprendí que algo tenía que cambiar.
Y aunque no sabía cómo, tomé la firme decisión de que mi
vida iba a cambiar. Empecé a buscar respuestas, pedí ayuda
©Pablo Llácer
a un psicólogo, que poco a poco me ayudó a empezar a quererme
y a creer en mí. Y cuando me sentí lo suficientemente
segura, dejé mi trabajo como arquitecta en Madrid y me fui
a vivir mis sueños. Dejé de esperar a que algo cambiara, y
empecé a cambiar yo.
–¿Cómo fue el proceso? Me fui a vivir a los bosques de
la Selva Negra, y al año y pico de estar allí, conecté conmigo
misma. Leyendo mi primer libro de coaching, Trabajo
y felicidad, de Ricardo Gómez, descubrí que era posible
dedicarme a lo que me apasiona y vivir de ello. Es así que
investigo acerca del poder de nuestra mente y de nuestras
emociones, y cómo usar todo ese poder que se nos ha dado
para vivir la vida que anhelamos, escribo libros y hago seminarios
para compartir todo ese aprendizaje.
–¿Cómo surgió Cree en ti? Cuando todas esas respuestas
llegaron, mi vida cambió por completo. Estaba tan feliz,
agradecida, emocionada y fascinada, que decidí escribir un
libro que reuniera toda aquella información que a mí me
había cambiado la vida, un libro que contara todo lo que me
hubiera gustado que me explicaran en el colegio.
–Muchas personas creen que el camino de autoconocimiento
es mágico, pero no todo es color de rosas.
¿Qué recomienda hacer para atravesar ese trayecto?
Siempre recomiendo que sean pacientes consigo mismos,
que celebren cada pequeño logro como si fuera un gran
logro, y que se permitan disfrutar de cada momento de ese
camino, porque cada momento es único. Cuanto más confíen
y más fluyan, más van a disfrutar del camino. Cuando una
casa lleva años abandonada y sin limpiarse, necesita que se
le dedique mucho tiempo y mucho cariño para que vuelva
a estar bonita, luminosa y acogedora. Aprender a pensar y a
gestionar nuestras emociones de forma sana requiere mucho
cariño, paciencia y dedicación. Con el tiempo todo empieza a
ser mucho más sencillo.
–¿Cómo llegó a creer en usted misma? Estando mucho
conmigo y dedicándome todo el tiempo que necesitaba para
conocerme. No podemos creer en alguien a quien no conocemos.
Lo primero que tuve que hacer fue dejar de huir de mí
y empezar a escucharme para poder elegir solo los pensamientos
que eran sanos. Y sobre todo empezar a escuchar a
mi corazón, qué necesitaba darme y qué límites necesitaba
establecer para poder disfrutar plenamente de mi vida. Cada
relación es una oportunidad para aprender a amarnos y para
conocernos mejor.
–¿Cómo distinguir el miedo que nos preserva del miedo
que nos impide avanzar? Una cosa es el miedo físico a perder
la vida, y otra cosa son los miedos emocionales: a perder
a alguien, a sentirte traicionado, a que te engañen, a que se
rían de ti, a no ser capaz, a no lograrlo. Cuando se trata de un
miedo físico, tu cuerpo reacciona automáticamente para luchar
o para huir. Todos los demás miedos son emocionales. Una
buena pregunta para distinguirlos sería: ¿Eso que te da miedo
pone en peligro tu vida o tu felicidad? El miedo emocional se
genera en la mente cuando vivimos una experiencia dolorosa
durante la infancia y no tenemos capacidad para gestionarla. Y
aunque luego crezcamos y desarrollemos nuestras capacidades
para relacionarnos y vivir, en la mente subconsciente el tiempo
no existe, y conserva los miedos intactos aunque tú ahora tengas
la capacidad que no tenías de niño.
–¿Por qué es tan necesario que cada uno crea en sí
mismo? Si una persona quiere disfrutar plenamente de su
vida y de sus relaciones, necesita creer en sí misma, porque
si no cree en sí misma, será dependiente emocional de otros.
Y por experiencia sé que la dependencia emocional genera
mucho sufrimiento, frustración y tristeza.
–¿Hay un lugar al que llegar? No creo que haya que llegar
a ningún sitio. Creo que estamos aquí para aprender a amar y
para disfrutar. Y el único momento en que podemos hacerlo
es ahora. La vida siempre sucede en el ahora, en el presente,
en este momento.
–¿Qué son los sueños para usted? Para mí los sueños
de cada persona están muy relacionados con su propósito
de vida. Creo que cada persona viene aquí a aprender algo
relacionado con el aprendizaje del amor y con una misión
de vida. Los sueños están alineados con nuestra misión, son
aquellos que nos ponen en marcha y que nos mueven hacia
lo que hemos venido a hacer. Dicen que hay dos grandes motores
que mueven a las personas: el sufrimiento y el placer.
En mi opinión, el sufrimiento nos ayuda a despertar y a salir
del sueño, y los sueños son los que nos estimulan para que
empecemos a movernos hacia nuestra misión de vida.
–¿Qué podemos hacer para no enojarnos ni juntar
rencor ante todo lo que vemos cuando empezamos a
creer en nosotros mismos? El primer paso es abandonar el
victimismo, dejar de culpar a los demás de lo que te sucede y
asumir tu responsabilidad. A menudo no somos conscientes
del daño que nos hacemos a nosotros mismos o a los demás
hasta que viene alguien y nos hace de espejo. Para poder
establecer relaciones sanas es muy importante aprender a
respetarnos, a tratarnos con cariño y a establecer límites, a
decir que no cuando lo necesitamos. A partir de ahí podemos
empezar a respetar a los demás, a desarrollar la empatía y
a ser comprensivos con ellos. También es imprescindible
que dejemos de juzgar a los demás y a nosotros mismos, y
empezar a mirarnos, a expresarnos y a relacionarnos desde el
corazón.
–¿Qué necesitamos aprender? Creo que lo que necesitamos
es aprender a amarnos, a reconocernos, a respetarnos,
a perdonarnos y a valorarnos. En esencia somos puro amor,
somos inmensamente valiosos, lo que pasa es que se nos ha
olvidado, y lo único que tenemos que hacer es despertar y recordarlo.
Dejar de vivir con la cabeza y empezar a vivir desde
nuestra verdadera esencia. Cuanto antes aprendes a vivir desde
el corazón y desde el amor, antes empiezas a disfrutar
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