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po me pregunto si realmente es así y si todos llegamos a ese<br />
consenso porque se ha dicho que hay un boom, pero tal vez, si<br />
miramos para atrás, había tantos libros de base autobiográfica<br />
como los hay ahora. Más allá de eso, se me ocurren ciertas tesis<br />
que seguramente ya han sido dichas, como esta cuestión del fin<br />
de las grandes verdades, de que el siglo XXI es un siglo<br />
astillado, que el siglo XX permitía pensar todo en términos más<br />
cohesionados. En cambio, en los años 90 todo fracasó, ganó<br />
el capitalismo y la posmodernidad. Tal vez ya no nos podemos<br />
pensar en términos tan macro y por eso prima la experiencia<br />
más cercana. Por otra parte, si ves cuáles son los libros más importantes<br />
de los últimos años, por lo menos para mi gusto, son<br />
relatos voluminosos a la vieja usanza. Pienso en nombres como<br />
Bolaño o Levrero. El escritor uruguayo para mí es un caso<br />
de transición; es un escritor clave para los narradores de mi<br />
generación. Bolaño también lo es, pero Levrero hizo escuela<br />
en esto de la primera persona que venimos hablando.<br />
–¿Cree que se va a agotar el interés por el género? Si<br />
consensuamos en que hay una oleada, te diría que sí, porque<br />
las olas suben y bajan, y después viene otra ola. Al mismo<br />
tiempo, siempre va a haber gente escribiendo libros muy<br />
cercanos a su vida. Yo al menos lo voy a seguir haciendo.<br />
–En su caso, ¿lo autorreferencial es una elección, o hay<br />
una imposibilidad con respecto a la ficción? Por un lado,<br />
me gusta considerarlo una elección porque disfruto de hacerlo.<br />
Si consideramos a la literatura como un espacio de cierta<br />
libertad, debería pensar que lo que hago es por elección<br />
pura. También te diría que, además de que me gusta hacerlo,<br />
me sirve. Me hace bien psicológicamente clausurar ciertas<br />
cosas que tal vez de otro modo me costaría mucho más. Al<br />
mismo tiempo, ya me metí bastante en ese mar y ahora me<br />
cuesta volver a la orilla y meterme en otro mar que sería el<br />
de la ficción. Además, todo lo que se me ocurre en ficción me<br />
suena demasiado falso.<br />
–¿Como lector le pasa lo mismo, o disfruta por igual de<br />
la ficción tradicional? Disfruto de otros géneros, pero los<br />
textos que más me gustan son los más autobiográficos. Es un<br />
poco triste porque suena egocéntrico decir que lo que a uno<br />
más le gusta leer son los textos que se parecen a lo que uno<br />
escribe, pero es así. Yo no sé si llegué a escribir esto porque<br />
mis lecturas iban por este lado, supongo que hay una especie<br />
de contaminación mutua. Leer textos en clave autobiográfica<br />
me resulta inspirador, me sirve para ver cómo otra persona<br />
estructura su propia vida. En general, como lector, me gustan<br />
los textos más fuertes, cuando una persona se mete a escarbar<br />
en lo peor de su vida: los traumas, las muertes, las enfermedades.<br />
Si me decís que un escritor que me gusta acaba de<br />
publicar una novela de ficción, seguro que la voy a leer, ahora<br />
si ese mismo escritor publica un libro en el que cuenta su<br />
divorcio o cómo le fue diagnosticado su cáncer, compro una<br />
copia anticipada y espero en la librería a que llegue el primer<br />
volumen. Hay algo de voyeurismo que explica el porqué del<br />
boom de la literatura autobiográfica. Nos interesa el chusmerío<br />
y la vida privada del otro.<br />
–En este sentido, ¿le interesa ver cómo escriben sus<br />
contemporáneos? Con los escritores de mi generación lo<br />
que me parece muy interesante es poder seguir la progresión<br />
de un trabajo en vivo y desde el principio, porque uno puede<br />
reconstruir cualquier tipo de trayectoria, pero no es lo mismo<br />
verla mientras está sucediendo. Incluso cuando leo a alguien<br />
de mi generación me pregunto cómo va a salir de ese libro.<br />
–¿Tiene pensado cómo salir de este libro, que de algún<br />
modo cerró una etapa? Estoy trabajando en un libro sobre<br />
Levrero, pero es otra cosa muy distinta a lo que hago. Con<br />
respecto a la línea en la que vengo escribiendo, siendo un poco<br />
crudo, a veces sé cuáles son los libros que voy a escribir, pero<br />
todavía esas cosas no pasaron. Por ejemplo, sé que, si alguna<br />
vez me separo, si me voy de mi trabajo actual o si mi madre<br />
muriera, voy a escribir un libro. Es terrible pensar así, pero de<br />
algún modo ya tengo ese chip en mi cabeza. Todos estos libros<br />
que te menciono son bastante a futuro, en términos más cercanos<br />
quizás tenga que probar la ficción o relajarme y ver qué va<br />
pasando. Pero es algo que me pregunto constantemente porque<br />
a mí me gusta tanto escribir que necesito hacerlo todos los<br />
días. Además, si no escribo estoy de mal humor. La escritura,<br />
con todo el momento tortuoso que tiene atravesarla, a mí me<br />
sirve para descargar, yo me purgo escribiendo. Aunque esté en<br />
una playa paradisíaca, tengo la escritura en la cabeza.<br />
–Las tres historias de Un reino demasiado breve no terminan<br />
bien. ¿Cree que el amor es difícil de ser narrado?<br />
En términos narrativos supongo que es más fácil de narrar el<br />
desamor. En El invierno con mi generación digo que no cuento<br />
mi infancia porque mi infancia fue feliz, y no se puede contar<br />
la felicidad. Si bien hay muchos libros que narran la felicidad,<br />
a mí me resulta más tentador leer la infelicidad. Es muy difícil<br />
narrar la felicidad sin caer en lo cursi, es muy difícil escribir<br />
lo que termina bien. Por otra parte yo tiendo al réquiem y a la<br />
elegía. Me gusta la puñalada, lo lacrimógeno, lo oscuro, porque<br />
me gusta la nostalgia, la melancolía, el invierno y los libros dramáticos.<br />
Después puedo hacer chistes y tener una vida “feliz”,<br />
pero a la hora de leer tengo estas preferencias.<br />
–En la vida de Julián, si bien aparecen los libros, no<br />
son lo más importante. En la suya, ¿qué lugar ocupan?<br />
Ahora tengo una hija y eso cambió mi escala de valores. Pero<br />
si pienso que si no escribo estoy de mal humor, que gran<br />
parte del día pienso en libros, que cuando entro en Internet<br />
lo primero que busco tiene que ver con los libros, te diría<br />
que sí porque casi todo mi mundo está sujeto a esa especie<br />
de microcosmos. Los libros son casi lo único en lo que estoy<br />
inmerso, fuera de lo que es la vida coyuntural. De hecho, en<br />
los últimos años casi no miro fútbol, que era algo que hacía<br />
bastante. No tengo otros placeres, como la gastronomía que<br />
ahora está tan de moda. Para mí comer es llenarme, no perdamos<br />
tiempo en esta pavada.<br />
–Decía que cuando no escribe se pone de mal humor,<br />
¿le pasa lo mismo cuando no lee? Durante mucho tiempo<br />
sentía culpa si no leía. Ahora no me pasa eso, pero sí siento<br />
un malestar horrible cuando no encuentro un libro que me<br />
llegue. Me encanta encontrar esos libros que te pegan en<br />
serio, que cuando los leés pensás que en ningún lugar vas a<br />
estar mejor que ahí, adentro de esas páginas.<br />
–¿Se pone objetivos de lectura, como hace por ejemplo<br />
Martín Kohan? A veces pienso en hacerme listas con todo<br />
lo que leí en un año, pero nunca lo hice porque creo que<br />
hacer eso es generarme un compromiso. Además, si lo pensamos<br />
seriamente, nos ponemos metas para todo, si con la lectura<br />
y la escritura hacemos lo mismo, estamos transformando<br />
en una obligación uno de los pocos placeres improductivos<br />
que tenemos en la vida. Pero al mismo tiempo es una tentación.<br />
Yo, por ejemplo, siento que tengo que leer más ensayo<br />
y más poesía, pero al final nunca lo hago. Esa deuda siempre<br />
está ahí, por eso sé que la relación con la lectura no es una<br />
relación de puro placer<br />
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