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Tema de tapa<br />
uno<br />
¿El don de la creatividad se hereda o se crea? ¿La condición de artista corre por la sangre y<br />
se transmite de generación en generación? ¿O será que sin ningún lazo genético puede caer<br />
como un rayo en algunos seres dotados para inventar un mundo allí donde antes había vacío?<br />
Y, después de que irrumpiera en un árbol genealógico sin artistas un primer gajo creativo,<br />
¿qué ocurrirá con las generaciones venideras? Como sea, en nuestro país hay varios linajes<br />
famosos, con los más diversos recorridos<br />
del<br />
Los<br />
clanes<br />
espectáculo<br />
argentino<br />
POR Alejandra Peñalva<br />
La familia de Tato Bores nada tenía que ver con los escenarios.<br />
Su padre era peletero, pero Mauricio Borensztein no mostraba<br />
interés ni en el estudio ni en el negocio familiar. El “cómico de<br />
la nación” nació el 27 de abril de 1927 y deseó convertirse en<br />
artista. Hizo teatro, radio y cine, pero fue en la televisión donde<br />
desplegó su genio para el humor político. Desde allí analizó<br />
buena parte de la historia política argentina y, a pesar de que los<br />
hechos, en general, no eran graciosos, Tato arrancó sonrisas y a<br />
veces esas carcajadas catárticas, como para exorcizar las angustias<br />
de un país que duele. De frac negro, peluca, anteojos de marco<br />
grueso y sosteniendo un habano, Tato hablaba por su teléfono<br />
negro, comía fideos y patinaba bajo una lluvia de papelitos de<br />
colores. Ya consagrado, sus hijos Alejandro y Sebastián lo<br />
convencieron para que les permitiera dirigirlo. Entraron sin<br />
privilegio y sueldo estándar, pero el genio corría por sus venas.<br />
Más tarde Alejandro decidió instalarse en Punta del Este y retomó<br />
la arquitectura. Sebastián se quedó y obtuvo éxitos (como<br />
El Garante) y también algún fracaso. Pero los hermanos se<br />
reencontraron y tuvieron un suceso con Tiempo final, que llegó<br />
a Antena 3 de España. Los años pasaron, Alejandro se abocó a<br />
escribir y, desde entonces, firma una columna en Clarín que es<br />
muy esperada por los lectores; además publicó libros. Sebastián<br />
cambió la pantalla chica por el cine. En 2011 estrenó Un cuento<br />
chino y ganó el Premio Goya, luego vino Kóblic. Además de los<br />
dos varones, Tato también tuvo a Marina. Es la menor, y aunque<br />
estudió actuación y se codeó con los espectáculos infantiles,<br />
decidió guardar a la actriz. Habían pasado apenas unos meses<br />
desde su casamiento con Oscar Martínez cuando supo que<br />
tenía cáncer de mama, pero la enfermedad la fortaleció. Publicó<br />
Enfermé para sanar y Así me cuido yo, y se abocó a trabajar<br />
como motivadora social de vida saludable y felicidad. Como diría<br />
Tato, “mis queridos chichipíos”, el legado no fue en vano.<br />
El caso de los Cibrián es a la inversa. Todo el árbol familiar<br />
creció en escena y en España. Los padres de José “Pepe”<br />
Cibrián eran actores itinerantes. Pepita y Benito tuvieron a<br />
su hijo en Buenos Aires en 1916, pero la vida en gira no se detuvo<br />
y Pepe acompañó a sus padres por distintos rincones del<br />
planeta. Cuando en 1936 estalló la Guerra Civil Española, la<br />
familia se mudó a Francia y luego a México. Allí el joven galán<br />
tuvo varios papeles en cine, pero no echó raíces. José formó su<br />
propia compañía y, tal como había aprendido, continuó de gira.<br />
Se casó en Guatemala en 1947 con Ana María Campoy, una<br />
joven actriz hija de actores españoles pero oriunda de Bogotá.<br />
Un año después tuvieron en La Habana a su primer hijo, lo llamaron<br />
José “Pepe” Cibrián Campoy. Con él se instalaron en<br />
Buenos Aires en 1950 y nunca más se fueron. José padre rodó<br />
16 películas (La Patota, Los árboles mueren de pie y La cigarra<br />
no es un bicho, entre otras), participó en más de cincuenta<br />
obras de teatro, hizo comedias televisivas (Cómo te quiero,<br />
Ana, junto a su esposa), fue director (Las Mariposas son libres,<br />
con Susana Giménez). En cuanto a la genial Ana María,<br />
solía decir que su lugar en el mundo era el mundo. Nacida en<br />
Bogotá, había crecido en España, y fue allí donde debutó a los<br />
4 años, subiendo sin permiso al escenario durante un entreacto<br />
porque había visto al público “demasiado quieto”. Más tarde<br />
volvió a América para triunfar en México, casarse en Guatemala,<br />
ser madre en Cuba y radicarse en Argentina, donde tuvo a<br />
su segundo hijo, Roberto. Arrolladora como era, se ganó un<br />
lugar como actriz y como maestra de actores. El joven Pepe<br />
recibió la vocación artística de sus padres, y desde los años<br />
70 es un pionero del teatro musical en Argentina. Asociado<br />
durante años al músico Ángel Mahler, estrenó Calígula, El<br />
jorobado de París y Drácula, entre muchísimos otros títulos.<br />
Roberto, por su parte, eligió la arquitectura y la industria<br />
tecnológica, en la que tuvo su mayor éxito. En 1997 creó el<br />
portal El Sitio, y tiempo después lo vendió por 44 millones de<br />
dólares, un auténtico batacazo que debe haber alegrado hasta a<br />
los tatarabuelos, cómicos de la legua que cruzaban España con<br />
sus tablones y barriles para improvisar un escenario.<br />
Palito Ortega inició una familia de artistas. Él, Ramón,<br />
fue el primer brote surgido en la localidad de Lules, cerca<br />
del Ingenio Mercedes, en Tucumán. Creció en una casa con<br />
carencias, en un pueblo con calles de tierra, sin luz eléctrica y<br />
en el que solo había dos baños. Por eso tuvo que trabajar desde<br />
chico, fue lustrabotas, vendió diarios y hasta limpió tumbas y<br />
pintó cruces en el cementerio. A los quince años su papá lo<br />
autorizó para viajar a Buenos Aires en busca de su destino y,<br />
aunque no fue un camino de rosas, cumplió su sueño. Detrás<br />
quedaron Tony Varano y Nery Nelson, sus primeros seudónimos<br />
artísticos, la marca con la que triunfaría surgió de su<br />
verdadero nombre. Ricardo Mejía, del sello RCA, buscó<br />
todas las combinaciones posibles en el nombre Ramón Bautista<br />
Ortega Saavedra, pero al ver su delgadez, le dijo “usted será<br />
‘Palito’ Ortega”. Así nació el ídolo del Club del Clan, el actor y<br />
director de películas y el gobernador de su provincia natal.<br />
El 27 de febrero de 1967 Palito se casó con Evangelina<br />
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