Quid74_Web

del fascismo. El fin no justifica los medios, y Victoria, que siempre ha luchado por los derechos
de las mujeres, se proclama en contra del voto femenino porque lo ve como una herramienta
funcional al gobierno. A Eva no llega a conocerla, pero que le presta atención, le
presta, al menos para rebatirla.
Su antiperonismo, en principio, le cuesta una pintada en la entrada de Villa Ocampo que la señala
como “oligarca contrera”. Victoria tiene su carácter y el gesto no le hace mella; pero dos años
después, en 1953, termina presa. Ante el estallido de dos bombas en la Plaza de Mayo, el gobierno
la acusa de ser la ideóloga y termina encerrada por 26 días en la cárcel del Buen Pastor en
San Telmo. Sobre esta experiencia escribe: “Ya estoy fuera de la zona de falsa libertad; ya estoy
al menos en una verdad. (…) Estos temidos cerrojos, estas paredes elocuentes, esta vigilancia
desenmascarada, esta privación de todo lo que quiero (…) la padezco por fin materialmente”.
Mientras se organiza desde el extranjero un Comité Internacional para la Liberación de los
Intelectuales Argentinos, Victoria convive con asesinas y ladronas: les cuenta historias, les
actúa y hasta hace traer comida desde su casa para todas; pero también, junto a ellas, escucha
gritos desgarrados y conoce de primera mano mujeres torturadas con picana. El 2 de junio la
presión internacional surte efecto y queda libre. “Es inmoral”, parece que dijo al enterarse de
que Mistral le había tenido que rogar a Perón por telegrama.
“Vitoya”, como le decía la poeta chilena, durante toda esa época fue vigilada. De todos modos,
resultaron años de mucha actividad. En 1950 recibió el premio de honor de la Sociedad
Argentina de Escritores y, además del libro sobre Keyserling y sus artículos en Sur, publicó en
1951 Lawrence de Arabia y en 1954 Virginia Woolf en su diario. El derrocamiento de Perón
en 1955 fue apoyado y vivido como el fin de una dictadura.
Poco a poco la revista empieza a ser cuestionada en el ámbito de las letras. La década del
sesenta trajo aires de cambio, no comprendidos por una publicación fundada a la luz de un país
ya inexistente y de las vanguardias de los 30. Victoria se mantuvo en la dirección, pero dio paso a
una nueva camada, mientras ella hacía balances en su vida. Publicó en 1959 Habla el Algarrobo,
en 1961 Tagore en las barrancas de San Isidro, en 1964 Juan Sebastián Bach y La bella y sus
enamorados, y empezó con la escritura de su autobiografía (editada después de su muerte).
Tan famosa como controversial, en 1971 tomó las riendas de Sur para compilar una edición sobre
la mujer, dedicada a Woolf y a una antepasada indígena. “Después de cuatrocientos años, el
tiempo que nos separa de aquella guaraní ya legendaria, la mujer está tomando el lugar que le corresponde
en el mundo”, explica. En el volumen participan desde Indira Gandhi hasta Alicia
Moreau De Justo, con autoras de distintas profesiones y nacionalidades. Los temas son diversos,
pero lo más llamativo es la encuesta que incluye al final. Tanto mujeres reconocidas como
ignotas dan su punto de vista sobre educación, maternidad, trabajo, soltería, divorcio, preconceptos
sexuales y prejuicios sociales. El aborto está incluido, y Victoria aboga por la despenalización.
Ya enferma, en 1977 se convierte en la primera mujer miembro de la Academia Argentina de
Letras. Incansable, su labor continúa hasta su muerte en 1979. Ironía del destino, eso no estaba
en los astros: la mujer que alzó la voz frente a una clase y una época muere el 27 de enero a
sus 88 años de un cáncer de boca.
Bibliografía:
Keyserling, Hermann, Meditaciones
sudamericanas, Madrid, Espasa-
Calpe, 1933.
Ocampo, Victoria, Autobiografía.
Tomo 1. El archipiélago, Buenos
Aires, Ediciones Sur, 1979.
Ocampo, Victoria, Autobiografía.
Tomo 6. Sur y cía., Buenos Aires,
Ediciones Sur, 1984.
Ocampo, Victoria, Testimonios,
Quinta serie, Buenos Aires,
Ediciones Sur, 1957.
Ocampo, Victoria, “Al margen de
Gide”, Revista Sur, año V, número
10, julio de 1935.
Ocampo, Victoria, “La mujer y su
expresión”, Revista Sur, año V,
número 11, agosto de 1935.
Ocampo, Victoria, La viajera y sus
sombras, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2010.
Ocampo, Victoria, “La trastienda
de la historia”, Revista Sur,
números 327, 327, 328, enerojunio
1971.
Sarlo, Beatriz, La máquina
cultural, Buenos Aires, Seix
Barral, 1998.
Vázquez, María Esther, Victoria
Ocampo, Buenos Aires, Planeta,
1991.
Delante de su biblioteca.
106