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La ineficiencia de la desigualdad

Dando continuidad al énfasis que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha puesto en la igualdad desde 2010, y en concordancia con el propósito de no dejar a nadie atrás expresado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en este documento se analizan mecanismos mediante los cuales la desigualdad reduce la eficiencia dinámica de las economías de América Latina y el Caribe. Se analizan y miden los efectos de la desigualdad de acceso a la salud y a la educación en la productividad y los ingresos, así como las consecuencias de la desigualdad de oportunidades causada por la discriminación por razón de género o condición étnico-racial. También se examina cómo estas desigualdades se reflejan en el territorio, la infraestructura y la dinámica urbana, generando costos no solo en términos de productividad, sino también de ineficiencia energética y deterioro del medio ambiente, lo que compromete las posibilidades de desarrollo de las generaciones presentes y futuras. Las restricciones impuestas por la desigualdad a la innovación y la creatividad son más intensas porque se internalizan en la cultura de los agentes, dando lugar a una cultura del privilegio en la que los muchos bienes públicos y derechos no son impersonales y parte importante de la población no accede a ellos. Esto debilita la confianza en las interacciones sociales y en las instituciones democráticas.

Dando continuidad al énfasis que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha puesto en la igualdad desde 2010, y en concordancia con el propósito de no dejar a nadie atrás expresado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en este documento se analizan mecanismos mediante los cuales la desigualdad reduce la eficiencia dinámica de las economías de América Latina y el Caribe. Se analizan y miden los efectos de la desigualdad de acceso a la salud y a la educación en la productividad y los ingresos, así como las consecuencias de la desigualdad de oportunidades causada por la discriminación por razón de género o condición étnico-racial. También se examina cómo estas desigualdades se reflejan en el territorio, la infraestructura y la dinámica urbana, generando costos no solo en términos de productividad, sino también de ineficiencia energética y deterioro del medio ambiente, lo que compromete las posibilidades de desarrollo de las generaciones presentes y futuras. Las restricciones impuestas por la desigualdad a la innovación y la creatividad son más intensas porque se internalizan en la cultura de los agentes, dando lugar a una cultura del privilegio en la que los muchos bienes públicos y derechos no son impersonales y parte importante de la población no accede a ellos. Esto debilita la confianza en las interacciones sociales y en las instituciones democráticas.

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<strong>La</strong> <strong>ineficiencia</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>sigualdad<br />

Capítulo IV<br />

que se incorporarían al mercado <strong>la</strong>boral más mujeres, sino también a que estas mujeres, así como <strong>la</strong>s que<br />

ya participan en el mercado, recibirían <strong>la</strong> misma remuneración que los hombres <strong>de</strong> iguales características.<br />

En este escenario, los ingresos <strong>de</strong> los hogares <strong>de</strong> América <strong>La</strong>tina serían consi<strong>de</strong>rablemente superiores, con<br />

incrementos que irían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un 10% en el Perú hasta más <strong>de</strong> un 30% en Nicaragua.<br />

Gráfico IV.13<br />

América <strong>La</strong>tina (18 países): cambios en el ingreso promedio <strong>de</strong> los hogares en tres escenarios<br />

<strong>de</strong> cierre <strong>de</strong> brechas <strong>de</strong> género (<strong>de</strong> participación, <strong>de</strong> ingresos y ambas), alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 2012<br />

(En porcentajes)<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

Cierre <strong>de</strong> <strong>la</strong> brecha<br />

<strong>de</strong> participación<br />

Cierre <strong>de</strong> <strong>la</strong> brecha <strong>de</strong> ingresos<br />

Cierre <strong>de</strong> ambas brechas<br />

-5<br />

Perú<br />

México<br />

Venezue<strong>la</strong><br />

(Rep. Bol. <strong>de</strong>)<br />

Rep. Dominicana<br />

Argentina<br />

Uruguay<br />

Guatema<strong>la</strong><br />

Chile<br />

Brasil<br />

Colombia<br />

Paraguay<br />

Panamá<br />

Costa Rica<br />

Bolivia<br />

(Est. Plur. <strong>de</strong>)<br />

Honduras<br />

El Salvador<br />

Ecuador<br />

Nicaragua<br />

Fuente: Comisión Económica para América <strong>La</strong>tina y el Caribe (CEPAL), sobre <strong>la</strong> base <strong>de</strong> encuestas <strong>de</strong> hogares <strong>de</strong> los respectivos países.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong>s consecuencias que produciría <strong>la</strong> incorporación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres al mercado <strong>de</strong> trabajo en términos<br />

<strong>de</strong>l pleno ejercicio <strong>de</strong> su autonomía, <strong>la</strong> socialización más allá <strong>de</strong>l hogar, <strong>la</strong> realización <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s y potencialida<strong>de</strong>s<br />

y el acceso a <strong>la</strong> protección social contributiva, el ejercicio ilustra los efectos <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong> los ingresos <strong>de</strong> los<br />

hogares, uno <strong>de</strong> los cuales sería <strong>la</strong> reducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> pobreza. Por otra parte, <strong>la</strong>s ganancias generadas por el aumento<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> participación <strong>la</strong>boral femenina serían potencialmente superiores si <strong>la</strong>s mujeres que se incorporaran al mercado<br />

<strong>de</strong> trabajo percibieran ingresos iguales a los <strong>de</strong> los hombres con el mismo nivel <strong>de</strong> calificación.<br />

Se <strong>de</strong>be tener en cuenta que en este análisis no se consi<strong>de</strong>ran los efectos <strong>de</strong> equilibrio general, que podrían<br />

modificar los resultados <strong>de</strong> forma significativa. Por ejemplo, es esperable que los ingresos <strong>la</strong>borales <strong>de</strong> los hombres<br />

reaccionen al aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> oferta <strong>la</strong>boral dirigida a <strong>la</strong>s mujeres. Asimismo, gran parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres que no<br />

forman parte <strong>de</strong>l mercado <strong>la</strong>boral realizan una proporción importante <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tareas no remuneradas que sostienen<br />

<strong>la</strong> reproducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo (cocinar, limpiar o cuidar <strong>de</strong> niños, personas mayores y enfermos, entre<br />

otras). Si <strong>la</strong>s mujeres trabajaran en <strong>la</strong> misma medida que los hombres, no podrían realizar estas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> forma<br />

sostenible, por lo que estas tareas <strong>de</strong>berían redistribuirse entre los sexos y entre el Estado y <strong>la</strong>s familias. En este<br />

sentido, <strong>la</strong>s horas trabajadas <strong>de</strong> los hombres también reaccionarían ante un aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s horas trabajadas <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s mujeres. A modo <strong>de</strong> ejemplo, en los países nórdicos, don<strong>de</strong> se han logrado los mayores avances en términos<br />

<strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> género en el mercado <strong>la</strong>boral, <strong>la</strong> tasa <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> los hombres es inferior a <strong>la</strong> observada en<br />

los países <strong>de</strong> América <strong>La</strong>tina (Amarante y Co<strong>la</strong>cce, 2016). Esto muestra que <strong>la</strong> participación más equitativa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

mujeres y los hombres en el mercado <strong>la</strong>boral requiere ajustes simultáneos para ambos sexos.<br />

<strong>La</strong>s <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s entre hombres y mujeres en re<strong>la</strong>ción con el tiempo <strong>de</strong>dicado al trabajo no remunerado<br />

están ampliamente documentadas en América <strong>La</strong>tina. En los últimos 25 años, <strong>la</strong> participación <strong>la</strong>boral femenina<br />

se incrementó significativamente: <strong>la</strong>s tasas <strong>de</strong> actividad pasaron <strong>de</strong> un 41% en 1990 a alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 53% en<br />

2015. Sin embargo, esta participación continúa siendo sensiblemente inferior a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los hombres y, entre <strong>la</strong>s<br />

mujeres ocupadas, <strong>la</strong>s horas <strong>de</strong> trabajo remuneradas son también menos que <strong>la</strong>s <strong>de</strong> los hombres. Al mismo<br />

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