23.05.2018 Views

Richard Cohen - Comprender y sanar la homosexualidad

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando tenía diecinueve años decidí que no quería seguir con aquel estilo de vida. Empecé a buscar<br />

respuestas. No quería ser homosexual. No quería tener re<strong>la</strong>ciones sexuales con hombres. Algo me faltaba.<br />

Sencil<strong>la</strong>mente no era adecuado para mí. Escribí a muchas organizaciones diferentes. Entré en contacto con<br />

sacerdotes, grupos religiosos y psicológicos. Muchos me contestaron con sus respuestas: acéptate como<br />

eres o acepta a Cristo y te curarás. No era <strong>la</strong> respuesta que estaba buscando. Entonces leí en una revista un<br />

artículo acerca de <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong>. Abordaba <strong>la</strong> posibilidad de <strong>la</strong>s causas genéticas y de cómo muchas<br />

personas vivían felizmente ese tipo de vida. Al final del artículo se reflejaba <strong>la</strong> controversia entre<br />

profesionales de <strong>la</strong> psicología que ayudaban a personas a descubrir por qué tenían atracciones<br />

homosexuales y como afrontar esas causas para poder satisfacer <strong>la</strong>s necesidades que subyacían a esas<br />

inclinaciones. Rápidamente escribí a uno de esos psicólogos. Me respondió enseguida y poco después<br />

comenzaba <strong>la</strong>s sesiones de terapia con él. Me enseñó muchas herramientas cognitivas muy valiosas, que<br />

incluían cómo hacer amigos, cómo ganar autoestima y otras del estilo. Su teoría era que adquiriendo<br />

amistades no eróticas con otros hombres <strong>la</strong>s atracciones homosexuales bajarían de intensidad. Comencé a<br />

sentirme mejor conmigo mismo. Salí con otros varones y me obsesioné con estar con hombres el máximo<br />

tiempo posible. Les ido<strong>la</strong>traba. Buscaba a los más guapos para hacerme su amigo. Los quería para mí.<br />

Buscaba en ellos mi masculinidad.<br />

Durante unos años me sentía más feliz. Entonces, cuando tenía veintidós años, me mudé a otra<br />

ciudad al acabar <strong>la</strong> universidad. De repente me encontraba solo de nuevo. Sin amigos, sin acceso a <strong>la</strong><br />

masculinidad, y sin nadie que se fijara en mi. De nuevo comencé a repetir mi conducta sexual. El vivir en una<br />

gran ciudad no ayudaba demasiado. ¡Tantos baños públicos, tantos parques y bares! Empecé a traer<br />

hombres a casa, pensando que si el sexo no era anónimo quizá no resultara tan doloroso emocionalmente.<br />

Seguía provocándome un gran dolor en el alma. Pensé que podría seguir con esa vida y a pesar de ello<br />

casarme con una mujer. Quizá podría casarme con una mujer bisexual. De esta forma yo no tendría que dejar<br />

mi conducta y al tiempo podría llevar una vida envidiable: una mujer, unos hijos, un hermoso hogar. Una vida<br />

y una doble vida. Algo dentro de mi conciencia me decía: “No. Eso no es lo que quiero”. Dejé de ir a <strong>la</strong>s<br />

sesiones de terapia.<br />

De nuevo comencé a buscar ayuda. Intentaba evitar los contactos sexuales, sabiendo que me<br />

resultaban muy dolorosos. Pero no siempre lo conseguía. Me integré en un grupo religioso que afirmaba<br />

curar <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong>. “Disciplina, oración y autodominio” era su lema. Comencé a darme cuenta de que<br />

en realidad dentro del grupo muchos no se habían curado de su <strong>homosexualidad</strong>. Sencil<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> habían<br />

suprimido y rezaban para que no reapareciera. Aquello no resultó para mí: me sentía muy presionado y con<br />

miedo a hab<strong>la</strong>r sobre mis atracciones y mi conducta. Seguí teniendo contactos homosexuales.<br />

Mi dolor más profundo y mi más negra sombra –<strong>la</strong> actividad homosexual- se convirtió en mi mayor impulso y<br />

aliado a <strong>la</strong> hora de buscar más ayuda. Pensé que si me integraba en un grupo terapéutico, podría avanzar<br />

mucho más. Encontré un grupo formado por personas que luchaban por pasar de <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong> a <strong>la</strong><br />

heterosexualidad. Como seguía con mis encuentros homosexuales, comencé también una terapia individual<br />

con <strong>Richard</strong>. La corriente de mi vida comenzó a cambiar. En aquel momento comencé a cambiar de vivir en<br />

mi mente a vivir con mi corazón. Fue uno de los momentos más importantes de mi vida.<br />

Inicié un p<strong>la</strong>n intensivo de curación. Acudía a dos grupos de sanación, frecuentaba <strong>la</strong> terapia y<br />

empecé a buscar ayuda de otras personas que se encontraban en distintos tipos de recuperación. Muchas de<br />

<strong>la</strong>s técnicas que comencé a usar eran nuevas para mí y me resultaron mucho más eficaces que nada que<br />

hubiera experimentado antes. Nunca había intentado el procesamiento espiritual, el psicodrama, el tacto no<br />

erótico con otros hombres y <strong>la</strong> concentración en <strong>la</strong>s emociones. Comencé a conocer al niño que hay dentro<br />

de mí, que se sentía muy herido y anhe<strong>la</strong>ba sentirse amado por mí y por los demás. Pasé muchas noches y<br />

muchos días, horas y sesiones llorando, enfadándome y aprendiendo a “engendrarme” y a quererme a mí<br />

mismo. Para mí fue crucial el investigar lo que yacía bajo mis atracciones y sentimientos homosexuales.<br />

Descubrí muchos asuntos que habían hecho que yo nunca llegase a identificarme con mi propio género:<br />

heridas re<strong>la</strong>cionadas con mi cuerpo, temor a <strong>la</strong> muerte, abuso sexual, un padre abdicado, una madre y una<br />

hermana necesitada afectivamente y muchos otros puntos.<br />

Una vez que comencé un programa firme de trabajo bioenergético, de abrazos no eróticos con otros<br />

varones y de despertar emocional, cesaron mis actos homosexuales. Durante algún tiempo pensé que era<br />

43

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!