Richard Cohen - Comprender y sanar la homosexualidad
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todas <strong>la</strong>s veces que echamos de menos estar juntos cuando estaba creciendo. Por favor, simplemente<br />
abrázame mientras lloro”. De este modo me liberé de tantos años de dolor y decepción. Fue un momento<br />
maravilloso para los dos. Por fin, nos estábamos uniendo como padre y como hijo.<br />
8. UN HERIDO QUE SANA<br />
Sabía que de algún modo nuestro camino nos llevaba a ayudar a otros a curarse de <strong>la</strong><br />
<strong>homosexualidad</strong>. Tomé <strong>la</strong> decisión de que primero debía ayudar a los que formaban <strong>la</strong> comunidad<br />
homosexual sin intentar persuadir a nadie par que pensara como yo. Durante tres años fui voluntario y<br />
trabajé con personas que tenían el sida. Fue un privilegio y un honor el estar con aquel<strong>la</strong>s mujeres y<br />
hombres. Me sentí humil<strong>la</strong>do y agradecido por cada re<strong>la</strong>ción y cada experiencia. Podía ver su belleza y su<br />
crudo deseo sencil<strong>la</strong>mente de ser amados.<br />
Por entonces, volví a <strong>la</strong> universidad para obtener un posgrado en Psicología de orientación. Al<br />
tiempo, trabajé como camarero en un restaurante y como educador en sida para <strong>la</strong> Cruz Roja americana. Jae<br />
Sook trabajó como maestra de preesco<strong>la</strong>r. Así podía tener con el<strong>la</strong> a Jarish y a Jessica durante el día.<br />
Continuamos con nuestro proceso de sanación con otras parejas que habían acudido a los seminarios en <strong>la</strong><br />
comunidad cristiana wesleyana. Nos dábamos apoyo unos a otros. Aquel tiempo fue una bendición. A pesar<br />
de que cada día tenía tantos momentos buenos y tantos malos, nos teníamos a nosotros. Y eso era mucho.<br />
Después de mi graduación, con <strong>la</strong> guía de Dios, creé <strong>la</strong> Fundación Internacional para <strong>la</strong> Curación. Mi<br />
idea era <strong>la</strong> de establecer centros de curación por todo el mundo para ayudar a hombres, mujeres y niños a<br />
experimentar su valor como hijos de Dios. Ahora que continuamos en el mismo camino, mi idea sigue siendo<br />
<strong>la</strong> misma de entonces.<br />
He trabajado para <strong>la</strong> Cruz Roja americana como educador en VIH/sida, durante tres años. También he<br />
trabajado para los Servicios Comunitarios Católicos en el tratamiento de abusos infantiles y en los<br />
programas de reconciliación familiar. Además desarrollé <strong>la</strong> práctica privada, ayudando a hombres y mujeres a<br />
salir de <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong>.<br />
Comencé a dar conferencias sobre el proceso de transición desde <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong> hacia <strong>la</strong><br />
heterosexualidad. Pensé que, por mi afecto hacia <strong>la</strong> comunidad homosexual, ellos comprenderían que yo no<br />
era su enemigo, sino que tan sólo estaba presentando otra posibilidad para aquéllos que deseaban cambiar.<br />
Fui ingenuo. Tanto en casa como en <strong>la</strong> oficina, recibimos amenazas de muerte. La gente rompía<br />
continuamente el rótulo con mi nombre que estaba en <strong>la</strong> puerta de mi trabajo. En casa recibimos obscenas<br />
l<strong>la</strong>madas telefónicas llenas de airadas y venenosas pa<strong>la</strong>bras amenazantes y acusadoras. La oficina para <strong>la</strong><br />
defensa de los gays y lesbianas del Ayuntamiento de Seattle requirió a <strong>la</strong> Cruz Roja americana para que me<br />
despidieran como educador en VIH/sida. Tenían como argumento que yo era un homófono y que me dedicaba<br />
a difundir el odio. Muchos dentro de <strong>la</strong> comunidad homosexual se han sentido amenazados por mi trabajo.<br />
Comprendo sus temores y su dolor.<br />
Durante los últimos doce años he viajado intensamente por los Estados Unidos dando char<strong>la</strong>s sobre<br />
<strong>la</strong> curación de <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong> en campus de universidades, en iglesias, en instituciones de salud mental,<br />
congresos terapéuticos, en <strong>la</strong> televisión y en <strong>la</strong> radio. He dirigido seminarios de curación por los Estados<br />
Unidos y por Europa acerca de temas tales como curación interior infantil, re<strong>la</strong>ciones matrimoniales, técnicas<br />
para padres, técnicas de comunicación, resolución de conflictos, adicciones, abusos sexuales y manejo de <strong>la</strong><br />
ira. En los seis años siguientes de práctica de asesoramiento trabajé casi en exclusiva con parejas e<br />
individuos que tenían que afrontar todo tipo de problemas como conflictos de pareja, desórdenes obsesivocompulsivos,<br />
problemas de ira, abusos sexuales y adicciones. Durante los últimos seis años mi ejercicio<br />
profesional ha tomado otro rumbo. Me dedico a asesorar principalmente a hombres y a adolescentes que<br />
abandonan <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong>. Sigo dirigiendo seminarios de curación tanto de <strong>la</strong> <strong>homosexualidad</strong> como de<br />
<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones matrimoniales.<br />
Sigo desarrollándome para llegar a ser el hombre que Dios quiere que sea. Seguimos creciendo como<br />
familia. Respecto a mi madre, logré un significativo avance hacia el<strong>la</strong> con <strong>la</strong> ayuda de <strong>la</strong> doctora Martha<br />
Welch y su práctica de abrazos. Le pedí a mi madre que nos visitase y me ayudase a revolver algunos viejos<br />
asuntos que tenía con el<strong>la</strong>. Durante cinco días nos abrazamos mientras yo expresaba años de dolor, ira y<br />
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