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Richard Cohen - Comprender y sanar la homosexualidad

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“Hace unos ocho años, me sentí atraída por una compañera de trabajo y aunque no sentía que<br />

mi matrimonio fuera yendo mal, algo dentro de mí buscaba <strong>la</strong> atención de el<strong>la</strong>. Después de que el<strong>la</strong><br />

rechazara mi aproximación sexual, me sentí muy deprimida, casi con ganas de suicidarme, y comencé<br />

a asistir a una terapia. A través de ese asesoramiento aprendí cosas acerca de <strong>la</strong> raíz de mi<br />

lesbianismo y adquirí más sentido de mi propia identidad.<br />

Fui capaz de hacerme responsable de lo mío y de no culparme por aquel<strong>la</strong>s cosas que no eran<br />

culpa mía. Recuperé memorias de los abusos sexuales cometidos por mi propia madre durante mi<br />

primera infancia. Fue devastador. Todavía me duele mucho y aún me complica <strong>la</strong> vida. Mi atracción<br />

hacia <strong>la</strong>s mujeres ha disminuido mucho, y puedo tranquilizarme cuando recurro a <strong>la</strong>s fantasías y a<br />

mis viejos modelos de comportamiento, pero sé que todavía tengo que curarme más. QUIERO<br />

SUPERAR MI MIEDO A TENER UNA APROXIMACIÓN EMOCIONAL CON OTRAS MUJERES. DEBIDO A<br />

ESE MIEDO NEGUÉ LA POSIBILIDAD DE AFECTO FEMENINO. La alternativa era o no tener ningún<br />

contacto o tener un orgasmo, sin que cupiera mucho entre <strong>la</strong>s dos posibilidades. Me encantaba que<br />

me abrazaran, pero a <strong>la</strong> vez me daba terror. Para mí <strong>la</strong> ambivalencia sigue siendo un problema.<br />

Mi mentora ha estado trabajando conmigo, intentando ayudarme, desde 1998. La conocí un<br />

año antes y no podía creer que estuviera hab<strong>la</strong>ndo en serio cuando surgió <strong>la</strong> propuesta. Para mí se<br />

trata de trabajo. En ocasiones me siento confundida sexualmente, tengo miedo, ambivalencia, me<br />

siento desanimada o frustrada, aunque sin perder <strong>la</strong> esperanza y, en ocasiones, incluso me siento<br />

querida. Cuando me abraza <strong>la</strong> puedo sentir en mis brazos, pero a menudo no siento sus brazos<br />

alrededor de mí. Me apetecen sus brazos, me siento realmente bien en esos momentos, y además<br />

comienzo a sentirme segura, aunque todavía vacile. No he f<strong>la</strong>queado. No quiero tener una experiencia<br />

lesbiana con el<strong>la</strong>, al menos <strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong>s ocasiones. Sin embargo, es cierto que en algunos<br />

momentos el deseo de implicarme sexualmente con el<strong>la</strong> es una fuerte tentación, aunque sé que el<strong>la</strong><br />

no lo desea. Me siento frustrada por ser incapaz de expresar mi amor hacia el<strong>la</strong> de un modo no<br />

sexual. Es como si no conociera ninguna otra manera para trasmitirle mi cariño. Me parece un poco<br />

una locura. Creo que Dios está utilizando esta re<strong>la</strong>ción para curar mi vida y ya puedo ver bastantes<br />

beneficios, ya que me siento capaz de abrazar a otra mujer que lo necesita sin sentirme avergonzada<br />

en mi interior”.<br />

A través de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con su mentora, Bonnie está APRENDIENDO A TENER INTIMIDAD SIN<br />

SEXUALIDAD. Es un proceso muy difícil para cualquiera que ha sufrido un abuso sexual o ha experimentado<br />

gran cantidad de actividad sexual durante su adolescencia o su edad adulta. Sin embargo, funciona si <strong>la</strong><br />

persona no ceja de trabajar sobre sus sentimientos. Lo sé porque yo mismo he estado ahí y vengo del otro<br />

<strong>la</strong>do.<br />

LA PERCEPCIÓN DEL ADULTO-NIÑO EN DIFERENTES MANERAS.<br />

Está c<strong>la</strong>ro que el mentor debe amar al adulto-niño por ser quien es, y el mentor puede ver esta<br />

re<strong>la</strong>ción de modo simbólico. Por ejemplo, si el mentor alguna vez ha abusado o descuidado a alguien, como<br />

un hijo, una hija, un hermano, una hermana o un amigo, puede imaginarse que está teniendo en sus brazos a<br />

esa persona y restaurando esa pasada re<strong>la</strong>ción fracasada. El mentor también puede imaginar que tiene en<br />

sus brazos a su propio niño interior y que le está dando lo que nunca recibió, dentro de un proceso de<br />

autopaternidad.<br />

Si algo de esto da <strong>la</strong> sensación de ser rebuscado, en realidad no lo es. En cada uno de nuestros<br />

“decorados de fondo” –y me estoy refiriendo a generaciones pasadas- hemos ofendido a multitud de<br />

personas. Por tanto, es un privilegio y una bendición el poder restituir y restaurar los innumerables entuertos<br />

y abusos que nuestros ancestros cometieron.<br />

El mentor debe EVITAR LA TENTACIÓN DE “ARREGLAR” AL ADULTO-NIÑO cuando éste está<br />

sufriendo. El mejor regalo que el mentor puede ofrecer es sencil<strong>la</strong>mente “ESTAR AHÍ” y aprender a ser un<br />

BUEN ESCUCHADOR. La mayor parte de nosotros no queremos consejos cuando estamos pasándolo mal.<br />

Sólo queremos un LUGAR SEGURO y un TESTIGO COMPRENSIVO que ESTÉ AHÍ mientras nosotros<br />

cabalgamos toda <strong>la</strong> gama de nuestras emociones. Se trata de SER EMPÁTICO Y COMPASIVO, SIN JUZGAR.<br />

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