After - Anna Todd

22.05.2018 Views

Mojarme los pies no me parece tan mala idea. De modo que me quito los zapatos y me remango los vaqueros lo suficiente como para sumergir los pies en el agua. Hardin tenía razón, el agua está caliente y limpia. Meneo los dedos y no puedo evitar sonreír. —Está buena, ¿verdad? —pregunta, y asiento—. Venga, métete. Niego con la cabeza y él me salpica. Me echo hacia atrás y lo miro con el ceño fruncido. —Si te metes en el agua, contestaré a una de tus impertinentes preguntas. A la que quieras, pero sólo a una —me advierte. La curiosidad me supera, e inclino la cabeza, pensando. Son tantos los misterios que lo rodean… y ahora tengo la oportunidad de resolver uno de ellos. —La oferta expira dentro de un minuto —dice, y desaparece debajo del agua. Observo su largo cuerpo nadando debajo del agua clara. Parece divertido, y la oferta de Hardin es difícil de rechazar. Sabe cómo usar mi curiosidad en mi contra. —Tessa —dice cuando asoma la cabeza de nuevo por la superficie—. Deja de cavilar tanto y salta. —No tengo nada que ponerme. Si me meto con ropa, tendré que volver empapada —protesto. Casi quiero meterme en el agua. Vale, sé que quiero hacerlo. —Ponte mi camiseta —ofrece, para mi sorpresa, de modo que espero un segundo a que me diga que era una broma, pero no lo hace—. Venga, ponte mi camiseta. Será lo bastante larga como para que te cubra, y puedes dejarte las bragas y el sujetador puestos, si quieres —dice con una sonrisa. Acepto su consejo y dejo de pensar. —Está bien, pero date la vuelta y no me mires mientras me cambio. ¡En serio! — Me esfuerzo todo lo posible por intentar intimidarlo, pero él se echa a reír. Se da la vuelta y mira en la dirección opuesta, de modo que me quito la blusa por la cabeza y cojo su camiseta lo más rápido que puedo. Me la pongo y veo que tenía razón. Me llega hasta la mitad del muslo. La verdad es que huele de maravilla, a una mezcla de colonia y un olor que sólo podría describir como el de Hardin. —Joder, date prisa o me doy la vuelta —dice, y me dan ganas de tirarle un palo a la cabeza. Me desabrocho los pantalones y me los quito. Doblo cuidadosamente mi ropa y la coloco al lado de mis zapatos, sobre la hierba. Hardin se vuelve y yo tiro hacia abajo del dobladillo de su camiseta todo lo posible. Sus ojos se abren más de lo normal y veo cómo recorre mi cuerpo con la mirada. Atrapa su labio inferior entre los dientes y observo que sus mejillas se sonrojan. Debe de tener frío, porque no me puedo creer que reaccione así por mí. —Esto…, métete ya en el agua, ¿vale? —dice en un tono más grave de lo habitual. Yo asiento y me acerco lentamente a la orilla. www.lectulandia.com - Página 92

—¡Tírate! —¡Ya voy! ¡Ya voy! —grito, nerviosa, y él se echa a reír. —Coge un poco de carrerilla. —Vale. Retrocedo ligeramente y empiezo a correr. Me siento estúpida pero no voy a permitir que mi tendencia a cavilar en exceso me arruine el momento. Cuando doy la última zancada, miro el agua y me detengo justo en el borde. —¡Venga! ¡Ibas bien! —Inclina la cabeza hacia atrás, riendo, y está adorable. «¿Hardin, adorable?» —¡No puedo hacerlo! —exclamo. No sé qué me lo impide; el agua es lo bastante profunda como para saltar, pero no demasiado. Donde está Hardin, le cubre sólo hasta el pecho, es decir, que a mí me llegaría hasta la barbilla. —¿Te da miedo? —pregunta en tono tranquilo pero serio. —No…, no lo sé. Supongo —admito, y él se acerca caminando hacia mí. —Siéntate en el borde y yo te ayudaré a entrar. Me siento y junto las piernas con fuerza para que no me vea las bragas. Al percatarse de ello, sonríe mientras alarga los brazos hacia mí. Me agarra de las caderas y, una vez más, estallo en llamas. «¿Por qué mi cuerpo tiene que responder de este modo con él?» Estoy intentando que seamos amigos, así que debo pasar por alto este ardor. Desplaza las manos hasta mi cintura y me pregunta: —¿Estás preparada? En cuanto asiento, me levanta y me sumerge en un agua cálida y agradable que alivia el calor de mi piel. Hardin me suelta demasiado pronto, y me quedo de pie en el agua. Estamos cerca de la orilla, así que sólo me cubre hasta el pecho. —No te quedes ahí parada —dice burlándose de mí. Paso por alto sus mofas, pero empiezo a caminar un poco. La camiseta flota y se me sube. Lanzo un grito y tiro de ella hacia abajo. Una vez colocada de nuevo, parece que se queda en el sitio. —Podrías quitártela y ya está —dice con una sonrisa malévola, y lo salpico—. ¿Me has salpicado? —Se ríe. Yo asiento y lo salpico de nuevo. Sacude su cabeza mojada y se lanza a por mí por debajo del agua. Sus largos brazos se enroscan alrededor de mi cintura y tiran de mí. Me llevo la mano a la cara para taparme la nariz. Todavía no he conseguido bucear sin hacerlo. Cuando emergemos, Hardin se parte de risa, y yo no puedo evitar reírme con él. He de admitir que me estoy divirtiendo, y mucho, de verdad, no la típica diversión de estar sentada viendo una película. —No sé qué me hace más gracia, si el hecho de que te lo estés pasando bien o que tengas que taparte la nariz —dice entre risas. www.lectulandia.com - Página 93

Mojarme los pies no me parece tan mala idea. De modo que me quito los zapatos<br />

y me remango los vaqueros lo suficiente como para sumergir los pies en el agua.<br />

Hardin tenía razón, el agua está caliente y limpia. Meneo los dedos y no puedo evitar<br />

sonreír.<br />

—Está buena, ¿verdad? —pregunta, y asiento—. Venga, métete.<br />

Niego con la cabeza y él me salpica. Me echo hacia atrás y lo miro con el ceño<br />

fruncido.<br />

—Si te metes en el agua, contestaré a una de tus impertinentes preguntas. A la que<br />

quieras, pero sólo a una —me advierte.<br />

La curiosidad me supera, e inclino la cabeza, pensando. Son tantos los misterios<br />

que lo rodean… y ahora tengo la oportunidad de resolver uno de ellos.<br />

—La oferta expira dentro de un minuto —dice, y desaparece debajo del agua.<br />

Observo su largo cuerpo nadando debajo del agua clara. Parece divertido, y la<br />

oferta de Hardin es difícil de rechazar. Sabe cómo usar mi curiosidad en mi contra.<br />

—Tessa —dice cuando asoma la cabeza de nuevo por la superficie—. Deja de<br />

cavilar tanto y salta.<br />

—No tengo nada que ponerme. Si me meto con ropa, tendré que volver empapada<br />

—protesto.<br />

Casi quiero meterme en el agua. Vale, sé que quiero hacerlo.<br />

—Ponte mi camiseta —ofrece, para mi sorpresa, de modo que espero un segundo<br />

a que me diga que era una broma, pero no lo hace—. Venga, ponte mi camiseta. Será<br />

lo bastante larga como para que te cubra, y puedes dejarte las bragas y el sujetador<br />

puestos, si quieres —dice con una sonrisa.<br />

Acepto su consejo y dejo de pensar.<br />

—Está bien, pero date la vuelta y no me mires mientras me cambio. ¡En serio! —<br />

Me esfuerzo todo lo posible por intentar intimidarlo, pero él se echa a reír.<br />

Se da la vuelta y mira en la dirección opuesta, de modo que me quito la blusa por<br />

la cabeza y cojo su camiseta lo más rápido que puedo. Me la pongo y veo que tenía<br />

razón. Me llega hasta la mitad del muslo. La verdad es que huele de maravilla, a una<br />

mezcla de colonia y un olor que sólo podría describir como el de Hardin.<br />

—Joder, date prisa o me doy la vuelta —dice, y me dan ganas de tirarle un palo a<br />

la cabeza.<br />

Me desabrocho los pantalones y me los quito. Doblo cuidadosamente mi ropa y la<br />

coloco al lado de mis zapatos, sobre la hierba. Hardin se vuelve y yo tiro hacia abajo<br />

del dobladillo de su camiseta todo lo posible.<br />

Sus ojos se abren más de lo normal y veo cómo recorre mi cuerpo con la mirada.<br />

Atrapa su labio inferior entre los dientes y observo que sus mejillas se sonrojan. Debe<br />

de tener frío, porque no me puedo creer que reaccione así por mí.<br />

—Esto…, métete ya en el agua, ¿vale? —dice en un tono más grave de lo<br />

habitual.<br />

Yo asiento y me acerco lentamente a la orilla.<br />

www.lectulandia.com - Página 92

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!