After - Anna Todd

22.05.2018 Views

lengua danza con la suya y en cómo mis manos se deslizan sobre sus anchos hombros. Me agarra de la parte trasera de los muslos y me levanta. Mis piernas, como por instinto, rodean su cintura, y me quedo fascinada al comprobar que mi cuerpo, de alguna manera, sabe cómo responder a sus movimientos. Hundo los dedos en su pelo y tiro suavemente de él mientras Hardin retrocede hacia mi cama sin separar los labios de los míos. La vocecita responsable que oigo en mi cabeza me recuerda que esto no está bien, pero la hago callar. No pienso parar esta vez. Tiro de su pelo con más fuerza, hasta que gime. El sonido me hace gemir a mí también, y ambos gemidos se mezclan de una manera deliciosa. Es el sonido más sensual que he oído jamás, y estoy dispuesta a hacer lo que haga falta con tal de oírlo de nuevo. Se sienta en mi cama y me coloca sobre su regazo. Sus largos dedos se clavan en mi piel, y el dolor que siento es maravilloso. Mi cuerpo empieza a mecerse suavemente hacia adelante y hacia atrás sobre su regazo, y él me agarra entonces con más fuerza. —Joder —exhala en mi boca, y cuando lo hace experimento algo que jamás había sentido al notarlo duro contra mí. «¿Hasta dónde voy a dejar que llegue esto?», me pregunto, pero lo cierto es que no tengo la respuesta. Sus manos alcanzan el dobladillo de mi blusa y tira de ella, levantándomela. No puedo creer que esté dejando que haga esto, pero no quiero detenerlo. Interrumpe nuestro beso acalorado para quitarme la blusa por encima de la cabeza. Me mira a los ojos, y después desciende la vista hacia mi pecho mientras se muerde el labio inferior. —Eres muy sexi, Tess. Nunca me ha atraído la idea de decir cochinadas pero, por alguna razón, esas palabras proviniendo de la boca de Hardin se convierten en la cosa más sensual que he oído en mi vida. Jamás compro ropa interior especial porque nadie, literalmente nadie, me ha visto nunca con ella, pero en estos momentos desearía llevar algo que no fuera mi sencillo sujetador negro. «Aunque probablemente ya haya visto todos los tipos de sujetadores que existen», me recuerda la vocecita de mi cabeza. Trato de apartar esos pensamientos de mi mente, me agito con fuerza sobre su regazo y él me envuelve la espalda con los brazos y acerca mi cuerpo al suyo, hasta que nuestros torsos se tocan… Entonces oigo el pomo de la puerta. Despierto al instante del trance en el que me encontraba, salto del regazo de Hardin y agarro mi blusa. Steph entra por la puerta y se detiene de golpe al vernos a mí y a Hardin. Cuando asimila la escena que tiene delante, su boca forma una «O» enorme. Sé que tengo las mejillas coloradas, no por la vergüenza, sino por las cosas que me hace sentir. —¿Qué coño me he perdido? —espeta mirándonos a los dos con una enorme sonrisa. Juraría que sus ojos prácticamente aplauden de alegría. —No mucho —dice Hardin, y se pone de pie. www.lectulandia.com - Página 74

Se dirige a la puerta y no se vuelve cuando sale de la habitación, dejándome a mí jadeando y a Steph riéndose. —En serio, ¿qué coño ha pasado aquí? —me pregunta, y entonces se cubre el rostro bromeando como si estuviera horrorizada. Sin embargo, está demasiado emocionada por el cotilleo, y vuelve a asomar inmediatamente—. Hardin y tú… ¿Hardin y tú os estáis acostando? Me vuelvo y finjo ordenar las cosas de mi escritorio. —¡No! ¡Qué va! No nos estamos acostando —le digo. «¿Nos estamos acostando?» No, sólo nos hemos besado… dos veces. Y él me ha quitado la blusa, y yo estaba básicamente montándolo, pero no nos estamos acostando, en el sentido estricto de la palabra—. Tengo novio, ¿recuerdas? Se acerca y me mira a la cara. —¿Y qué? Eso no significa que no puedas montártelo con Hardin… ¡Pero es que no me lo puedo creer! Creía que os odiabais. Bueno, Hardin odia a todo el mundo, pero suponía que a ti te odiaba más que al resto —dice, y se echa a reír—. ¿Cuándo…? ¿Cómo ha empezado esto? Me siento en su cama y me atuso el pelo. —No lo sé. Bueno, el sábado, cuando te fuiste de la fiesta, acabé en su cuarto porque un pervertido intentó aprovecharse de mí, y entonces lo besé. Decidimos no volver a hablar de ello, pero hoy se ha presentado aquí y ha empezado a joderme, pero no de esa manera. —Señalo a la cama, y mi gesto hace que su sonrisita se intensifique—. Ha empezado a tirar mis cosas por ahí. Yo lo he empujado y no sé cómo hemos acabado en la cama. Suena fatal cuando lo cuento. Esto no es propio de mí, como diría mi madre. Me llevo las manos a la cara. ¿Cómo he podido hacerle esto a Noah… otra vez? —Vaya, qué morbo —dice Steph, y yo pongo los ojos en blanco. —Qué va, es horrible, y está mal. Quiero a Noah, y Hardin es un capullo. No quiero ser una conquista más que añadir a su lista. —Podrías aprender mucho de él… en lo que a sexo se refiere. Me quedo boquiabierta. «¿Lo dice en serio? ¿Sería capaz ella de hacer algo así? Un momento…, ¿lo ha hecho? ¿Hardin y ella…?» —Ni hablar. No quiero aprender nada de Hardin. Ni de nadie que no sea Noah — contesto. No me imagino a Noah y a mí enrollándonos de esa manera. En mi mente se repiten las palabras de Hardin: «Eres muy sexi, Tess». Noah jamás diría algo así. Y nadie me ha dicho nunca que fuese sexi. Noto que me pongo colorada mientras lo pienso. —¿Tú lo has hecho? —pregunto con un poco de vergüenza. —¿Con Hardin? No. —Y, por algún motivo, es un alivio oírlo. Pero entonces continúa—: Bueno…, no me he acostado con él, pero tuvimos algo cuando nos www.lectulandia.com - Página 75

Se dirige a la puerta y no se vuelve cuando sale de la habitación, dejándome a mí<br />

jadeando y a Steph riéndose.<br />

—En serio, ¿qué coño ha pasado aquí? —me pregunta, y entonces se cubre el<br />

rostro bromeando como si estuviera horrorizada. Sin embargo, está demasiado<br />

emocionada por el cotilleo, y vuelve a asomar inmediatamente—. Hardin y tú…<br />

¿Hardin y tú os estáis acostando?<br />

Me vuelvo y finjo ordenar las cosas de mi escritorio.<br />

—¡No! ¡Qué va! No nos estamos acostando —le digo. «¿Nos estamos<br />

acostando?» No, sólo nos hemos besado… dos veces. Y él me ha quitado la blusa, y<br />

yo estaba básicamente montándolo, pero no nos estamos acostando, en el sentido<br />

estricto de la palabra—. Tengo novio, ¿recuerdas?<br />

Se acerca y me mira a la cara.<br />

—¿Y qué? Eso no significa que no puedas montártelo con Hardin… ¡Pero es que<br />

no me lo puedo creer! Creía que os odiabais. Bueno, Hardin odia a todo el mundo,<br />

pero suponía que a ti te odiaba más que al resto —dice, y se echa a reír—.<br />

¿Cuándo…? ¿Cómo ha empezado esto?<br />

Me siento en su cama y me atuso el pelo.<br />

—No lo sé. Bueno, el sábado, cuando te fuiste de la fiesta, acabé en su cuarto<br />

porque un pervertido intentó aprovecharse de mí, y entonces lo besé. Decidimos no<br />

volver a hablar de ello, pero hoy se ha presentado aquí y ha empezado a joderme,<br />

pero no de esa manera. —Señalo a la cama, y mi gesto hace que su sonrisita se<br />

intensifique—. Ha empezado a tirar mis cosas por ahí. Yo lo he empujado y no sé<br />

cómo hemos acabado en la cama.<br />

Suena fatal cuando lo cuento. Esto no es propio de mí, como diría mi madre. Me<br />

llevo las manos a la cara. ¿Cómo he podido hacerle esto a Noah… otra vez?<br />

—Vaya, qué morbo —dice Steph, y yo pongo los ojos en blanco.<br />

—Qué va, es horrible, y está mal. Quiero a Noah, y Hardin es un capullo. No<br />

quiero ser una conquista más que añadir a su lista.<br />

—Podrías aprender mucho de él… en lo que a sexo se refiere.<br />

Me quedo boquiabierta.<br />

«¿Lo dice en serio? ¿Sería capaz ella de hacer algo así? Un momento…, ¿lo ha<br />

hecho? ¿Hardin y ella…?»<br />

—Ni hablar. No quiero aprender nada de Hardin. Ni de nadie que no sea Noah —<br />

contesto.<br />

No me imagino a Noah y a mí enrollándonos de esa manera. En mi mente se<br />

repiten las palabras de Hardin: «Eres muy sexi, Tess». Noah jamás diría algo así. Y<br />

nadie me ha dicho nunca que fuese sexi. Noto que me pongo colorada mientras lo<br />

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—¿Tú lo has hecho? —pregunto con un poco de vergüenza.<br />

—¿Con Hardin? No. —Y, por algún motivo, es un alivio oírlo. Pero entonces<br />

continúa—: Bueno…, no me he acostado con él, pero tuvimos algo cuando nos<br />

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