After - Anna Todd
Con algunos rezagados deambulando alrededor, y sin saber qué hacer, miro el teléfono y veo que tengo varios mensajes, de Noah y de mi madre. Por supuesto, ha tenido que contárselo. Muy típico de él… Sin embargo, no puedo reprochárselo. Acabo de ponerle los cuernos. No tengo derecho a enfadarme. www.lectulandia.com - Página 62
CAPÍTULO 20 A una manzana de la casa de la fraternidad, las calles están oscuras y silenciosas. Las demás casas de fraternidades no son tan grandes como la de Hardin. Al cabo de una hora y media de caminar consultando el GPS de mi móvil como una posesa, por fin llego al campus. Totalmente sobria ya, pienso que, en vista de la hora que es, casi es mejor que ya no me acueste, de modo que entro en el 7-Eleven a por un café. Cuando la cafeína hace su efecto me doy cuenta de que hay muchas cosas que no entiendo de Hardin. Como por qué está en una fraternidad con un montón de niños de papá cuando él es un macarra, y por qué pasa de un extremo a otro tan rápidamente. Sin embargo, son sólo cavilaciones teóricas, ya que ni siquiera sé por qué pierdo el tiempo pensando en él, y después de lo de esta noche definitivamente no voy a seguir intentando hacerme amiga suya. No me puedo creer que lo haya besado. Ése ha sido, posiblemente, el peor error que podría haber cometido, y en el instante en que he bajado la guardia, me ha atacado con mayor crudeza que nunca. No soy tan ingenua como para pensar que no se lo va a contar a nadie, pero espero que la vergüenza de confesar a la gente que ha besado a la «virgen» haga que mantenga la boca cerrada. Si alguien me pregunta, lo negaré hasta la muerte. Tengo que pensar en una buena explicación que darles a Noah y a mi madre por mi comportamiento de anoche. No por lo del beso, obviamente, de eso no se van a enterar jamás, sino por estar en una fiesta. Otra vez. Pero también debo mantener una charla muy en serio con Noah acerca de lo de ir contándole a mi madre las cosas. Ahora soy una persona adulta, y no hace falta que sepa lo que hago en todo momento. Cuando llego a la puerta de mi habitación, me duelen las piernas y los pies, y suspiro de alivio cuando giro el pomo. No obstante, casi me da un ataque al corazón cuando veo que Hardin está sentado en mi cama. —¡Venga ya! —digo medio gritando cuando por fin recupero la compostura. —¿Dónde estabas? —pregunta tranquilamente—. He estado dando vueltas con el coche intentando encontrarte durante casi dos horas. «¿Qué?» —¿Cómo? ¿Por qué? Si iba a hacer eso, ¿por qué no se ha ofrecido a llevarme a casa antes? Y, lo que es más importante, ¿por qué no se lo he pedido yo en cuanto me he enterado de que no había bebido alcohol? —Es que no me parece buena idea que andes por ahí de noche, sola. www.lectulandia.com - Página 63
- Page 12 and 13: Sus tacones son extremadamente alto
- Page 14 and 15: CAPÍTULO 3 Una hora después, tras
- Page 16 and 17: y las chicas presentes. Todo el mun
- Page 18 and 19: encantador si él no fuese tan anti
- Page 20 and 21: CAPÍTULO 5 Siento un gran alivio c
- Page 22 and 23: CAPÍTULO 6 Más tarde, una vez que
- Page 24 and 25: CAPÍTULO 7 Hardin ya ha entrado en
- Page 26 and 27: CAPÍTULO 8 La chica se vuelve y me
- Page 28 and 29: CAPÍTULO 9 Por fin, después de pr
- Page 30 and 31: —Ya te he oído la primera vez.
- Page 32 and 33: CAPÍTULO 10 Cuando llego a la esca
- Page 34 and 35: CAPÍTULO 11 Al observar esos magn
- Page 36 and 37: CAPÍTULO 12 Al despertarme necesit
- Page 38 and 39: CAPÍTULO 13 El resto del fin de se
- Page 40 and 41: No funciona, o yo no tengo el tono
- Page 42 and 43: que los dos hemos estado muy ocupad
- Page 44 and 45: las chicas de mi edad. Tengo tenden
- Page 46 and 47: las paredes? Molly desaparece en cu
- Page 48 and 49: CAPÍTULO 16 —Desafío —respond
- Page 50 and 51: —¿Qué más da? Es sólo un jueg
- Page 52 and 53: CAPÍTULO 17 Hardin me mira. Es una
- Page 54 and 55: la pared de nuevo. Al cabo de unos
- Page 56 and 57: decir eso es tan socarrón que me d
- Page 58 and 59: —No voy a hacerte daño… Sólo
- Page 60 and 61: CAPÍTULO 19 No tengo ni idea de qu
- Page 64 and 65: Y, ante el hecho de que ya soy inca
- Page 66 and 67: asiente y sale de la habitación. N
- Page 68 and 69: Me habla del partido de fútbol ame
- Page 70 and 71: CAPÍTULO 22 Antes de dirigirme a m
- Page 72 and 73: ebía, yo me escondía allí, y nad
- Page 74 and 75: lengua danza con la suya y en cómo
- Page 76 and 77: conocimos, aunque me dé vergüenza
- Page 78 and 79: sólo era mezquino con ella porque
- Page 80 and 81: ¿Cómo puede pasar de gritarme a e
- Page 82 and 83: —En absoluto —replico—. Sient
- Page 84 and 85: CAPÍTULO 24 Intento estudiar al vo
- Page 86 and 87: Regreso a mi habitación y me encue
- Page 88 and 89: —Esa música es espantosa. Se ech
- Page 90 and 91: CAPÍTULO 25 Nos desviamos por una
- Page 92 and 93: Mojarme los pies no me parece tan m
- Page 94 and 95: En un alarde de valentía, nado has
- Page 96 and 97: —¿Estás ansiosa? —Sonríe y y
- Page 98 and 99: espiración vuelva a la normalidad.
- Page 100 and 101: CAPÍTULO 26 La mano de Hardin sigu
- Page 102 and 103: —Tranquilo. Nos vemos mañana —
- Page 104 and 105: CAPÍTULO 27 Para cuando Steph regr
- Page 106 and 107: de modo que he tenido la habitació
- Page 108 and 109: —Estás guapa —dice, y me da un
- Page 110 and 111: Dejo de besarlo y me aparto de su r
CAPÍTULO 20<br />
A una manzana de la casa de la fraternidad, las calles están oscuras y silenciosas. Las<br />
demás casas de fraternidades no son tan grandes como la de Hardin. Al cabo de una<br />
hora y media de caminar consultando el GPS de mi móvil como una posesa, por fin<br />
llego al campus. Totalmente sobria ya, pienso que, en vista de la hora que es, casi es<br />
mejor que ya no me acueste, de modo que entro en el 7-Eleven a por un café.<br />
Cuando la cafeína hace su efecto me doy cuenta de que hay muchas cosas que no<br />
entiendo de Hardin. Como por qué está en una fraternidad con un montón de niños de<br />
papá cuando él es un macarra, y por qué pasa de un extremo a otro tan rápidamente.<br />
Sin embargo, son sólo cavilaciones teóricas, ya que ni siquiera sé por qué pierdo el<br />
tiempo pensando en él, y después de lo de esta noche definitivamente no voy a seguir<br />
intentando hacerme amiga suya. No me puedo creer que lo haya besado. Ése ha sido,<br />
posiblemente, el peor error que podría haber cometido, y en el instante en que he<br />
bajado la guardia, me ha atacado con mayor crudeza que nunca. No soy tan ingenua<br />
como para pensar que no se lo va a contar a nadie, pero espero que la vergüenza de<br />
confesar a la gente que ha besado a la «virgen» haga que mantenga la boca cerrada.<br />
Si alguien me pregunta, lo negaré hasta la muerte.<br />
Tengo que pensar en una buena explicación que darles a Noah y a mi madre por<br />
mi comportamiento de anoche. No por lo del beso, obviamente, de eso no se van a<br />
enterar jamás, sino por estar en una fiesta. Otra vez. Pero también debo mantener una<br />
charla muy en serio con Noah acerca de lo de ir contándole a mi madre las cosas.<br />
Ahora soy una persona adulta, y no hace falta que sepa lo que hago en todo momento.<br />
Cuando llego a la puerta de mi habitación, me duelen las piernas y los pies, y<br />
suspiro de alivio cuando giro el pomo.<br />
No obstante, casi me da un ataque al corazón cuando veo que Hardin está sentado<br />
en mi cama.<br />
—¡Venga ya! —digo medio gritando cuando por fin recupero la compostura.<br />
—¿Dónde estabas? —pregunta tranquilamente—. He estado dando vueltas con el<br />
coche intentando encontrarte durante casi dos horas.<br />
«¿Qué?»<br />
—¿Cómo? ¿Por qué?<br />
Si iba a hacer eso, ¿por qué no se ha ofrecido a llevarme a casa antes? Y, lo que es<br />
más importante, ¿por qué no se lo he pedido yo en cuanto me he enterado de que no<br />
había bebido alcohol?<br />
—Es que no me parece buena idea que andes por ahí de noche, sola.<br />
www.lectulandia.com - Página 63