After - Anna Todd
—Gracias. Estas cosas tenemos que hablarlas, no hace falta que explotes como un polvorín. —Le retuerzo el mechón de la nuca entre los dedos. —Lo sé —dice con una media sonrisa—. ¿Podemos hablar de que no vuelvas a hablar con él? —Esta noche, no —contesto con un suspiro. Tendré que llegar a un acuerdo con él, pero no pienso dejar de hablar con una persona a la que conozco de toda la vida cuando estoy en mi derecho de hacerlo. —Fíjate, aquí estamos, resolviendo nuestros problemas —dice, y suelta una risotada que resuena entre las cuatro paredes de la habitación. —Espero que nuestros vecinos no echen de menos sus veladas tranquilas. —Bueno, habríamos hecho ruido de un modo u otro. —Su sonrisa despliega todo el poder de sus hoyuelos, pero decido ignorar su comentario de pervertido—. De verdad que no era mi intención fastidiar la noche —repite. —Lo sé, y no has estropeado nada: sólo son las ocho. —Sonrío. —Pero yo quería quitarte el vestido —dice, y su mirada cambia de nuevo. —Siempre puedo volver a ponérmelo —replico tratando de sonar sexi. Sin mediar palabra, se levanta y me carga al hombro. Grito e intento liberarme a patadas. —Pero ¿qué estás haciendo? —Voy a por ese vestido —ríe mientras hace un amago de dirigirse al cesto de la ropa sucia. www.lectulandia.com - Página 392
CAPÍTULO 88 —Qué pena que nos hayamos perdido la parte en la que te quito el vestido —me susurra Hardin al oído mientras me lleva de vuelta a la cama. En cuanto me quito su camiseta, me derriba sobre el colchón y se pone el preservativo a mayor velocidad de la que creía que fuera posible. —Mmm… —es lo único que consigo decir mientras entra y sale de mí. Es la primera vez que, cuando hacemos el amor, no siento nada de dolor, sólo placer. —Dios, nena… Qué gusto me das —gime empujando con las caderas contra las mías. Es una sensación indescriptible. Su cuerpo fibroso encaja perfectamente entre mis piernas, y es una delicia notar su piel ardiente contra la mía. Me planteo responderle, soltarle una guarrada como las que él me dice a mí, pero estoy perdida en él y en el placer que me atraviesa mientras continúa con su dulce asalto. Me aferro a su espalda y le clavo las uñas. Pone los ojos en blanco. Me encanta verlo de este modo, fuera de sí, tan salvaje. Me levanta el muslo y se lo engancha a la cintura para que nuestros cuerpos estén más juntos. Sólo de verlo estoy a punto de… Estiro los pies y se me tensa la pierna que tengo en su cintura mientras gimo su nombre una y otra vez. —Eso es, nena… Córrete para mí, que yo te vea… Joder… Que vea lo bien que te hago sentir —dice a trompicones, y noto cómo palpita en mi interior. Aunque termina unos segundos antes que yo, sus movimientos perfectos continúan hasta que me deja incapaz de moverme y felizmente agotada. A continuación se deja caer encima de mí. Yacemos en silencio, disfrutando de la sensación de estar tan cerca el uno del otro, y al cabo de unos minutos ya está roncando. El tiempo aquí pasa volando. Es lo que tiene ser libre por primera vez en la vida. Sigue siendo un poco raro tener mi propia casa, con mi propia ducha, y prepararme mi café en mi cocina. No obstante, compartir todo eso con Hardin hace que sea mucho mejor. Decido ponerme el vestido azul marino de batista perforada y los tacones blancos. Empiezo a caminar mejor con ellos pero, por si acaso, sigo llevando mis fieles y cómodas Toms en el bolso. Me rizo el pelo y me lo recojo con horquillas, e incluso me aplico un poco de lápiz de ojos. Me está gustando lo de tener mi propia casa. www.lectulandia.com - Página 393
- Page 342 and 343: qué la gente le da tanto bombo al
- Page 344 and 345: desván. No me estás dando argumen
- Page 346 and 347: en Vance, ya hemos comprado la cort
- Page 348 and 349: No puedo disimular la sonrisa que s
- Page 350 and 351: tono de voz suave. Hardin abre unos
- Page 352 and 353: CAPÍTULO 81 Hardin se marcha despu
- Page 354 and 355: debería ponerse Hardin y que me ll
- Page 356 and 357: —¿Por qué me has presentado com
- Page 358 and 359: CAPÍTULO 82 Cuando llegamos a la r
- Page 360 and 361: —¿Por qué no? —No lo sé. No
- Page 362 and 363: —Vale, pues paga tú la tele por
- Page 364 and 365: CAPÍTULO 83 Hardin ve a Jace al mi
- Page 366 and 367: Al final no puedo soportarlo más.
- Page 368 and 369: —Bueno, vale —cede él conduci
- Page 370 and 371: junto a mí. —Creo que Hardin deb
- Page 372 and 373: ayudarlo. Se levanta tambaleante y
- Page 374 and 375: —Vete —me dice dirigiéndose ha
- Page 376 and 377: CAPÍTULO 85 En lo que parece un in
- Page 378 and 379: azos para no caerme de la cama cuan
- Page 380 and 381: —Jace. Sólo que no me ha contado
- Page 382 and 383: aunque ya sé la respuesta. —No,
- Page 384 and 385: insoportable. El resto del día tra
- Page 386 and 387: —¡Hardin! ¡Déjame acabar! Iba
- Page 388 and 389: —Te he traído tus cosas de tu ha
- Page 390 and 391: —Te quiero —dice mientras meto
- Page 394 and 395: Hardin se niega a levantarse y sól
- Page 396 and 397: esa el hombro, sale de mí y me ayu
- Page 398 and 399: CAPÍTULO 89 Cuando me despierto, t
- Page 400 and 401: está de mi parte, y me siento mejo
- Page 402 and 403: noche? ¿Pelearte con alguien? No t
- Page 404 and 405: Incluso las pesadillas. O eso, o he
- Page 406 and 407: conozco, siento que soy yo la que t
- Page 408 and 409: CAPÍTULO 91 Llevamos por lo menos
- Page 410 and 411: —Por supuesto. Es tu madre, Tessa
- Page 412 and 413: correctamente—. El apartamento no
- Page 414 and 415: nada, y quiero decir nada, que pued
- Page 416 and 417: eso. A lo mejor soy la única perso
- Page 418 and 419: —Madre mía… ¿Qué es todo eso
- Page 420 and 421: CAPÍTULO 93 Por cambiar de tema, H
- Page 422 and 423: haya, por lo menos, unas doscientas
- Page 424 and 425: hasta le sonríe un poco, y Ken le
- Page 426 and 427: —Sí —es todo lo que contesta
- Page 428 and 429: fiesta. —Gracias por haber venido
- Page 430 and 431: casa, me sirve otra copa de champá
- Page 432 and 433: oda de su padre. —Vaya canción m
- Page 434 and 435: CAPÍTULO 95 —¡Cómo me gusta ll
- Page 436 and 437: Sé que no está nada bien, pero no
- Page 438 and 439: tenemos un problema! —le grito, y
- Page 440 and 441: CAPÍTULO 96 Los nervios me pueden
—Gracias. Estas cosas tenemos que hablarlas, no hace falta que explotes como un<br />
polvorín. —Le retuerzo el mechón de la nuca entre los dedos.<br />
—Lo sé —dice con una media sonrisa—. ¿Podemos hablar de que no vuelvas a<br />
hablar con él?<br />
—Esta noche, no —contesto con un suspiro.<br />
Tendré que llegar a un acuerdo con él, pero no pienso dejar de hablar con una<br />
persona a la que conozco de toda la vida cuando estoy en mi derecho de hacerlo.<br />
—Fíjate, aquí estamos, resolviendo nuestros problemas —dice, y suelta una<br />
risotada que resuena entre las cuatro paredes de la habitación.<br />
—Espero que nuestros vecinos no echen de menos sus veladas tranquilas.<br />
—Bueno, habríamos hecho ruido de un modo u otro. —Su sonrisa despliega todo<br />
el poder de sus hoyuelos, pero decido ignorar su comentario de pervertido—. De<br />
verdad que no era mi intención fastidiar la noche —repite.<br />
—Lo sé, y no has estropeado nada: sólo son las ocho. —Sonrío.<br />
—Pero yo quería quitarte el vestido —dice, y su mirada cambia de nuevo.<br />
—Siempre puedo volver a ponérmelo —replico tratando de sonar sexi.<br />
Sin mediar palabra, se levanta y me carga al hombro. Grito e intento liberarme a<br />
patadas.<br />
—Pero ¿qué estás haciendo?<br />
—Voy a por ese vestido —ríe mientras hace un amago de dirigirse al cesto de la<br />
ropa sucia.<br />
www.lectulandia.com - Página 392