After - Anna Todd
—Jace. Sólo que no me ha contado qué exactamente. Sólo ha dicho que se veía venir. ¿A qué se refería? —A una mierda del año pasado. No es nada de lo que tengas que preocuparte, te lo prometo —dice y sonríe, pero sus ojos no. Será mejor que lo deje estar. Estoy contenta de que hayamos hablado del problema, por una vez, y que empecemos a llevar mejor lo de la comunicación. —¿Quedamos mañana cuando termines en Vance? No quiero que nos quiten el apartamento. —No tenemos muebles —le recuerdo. —Está amueblado. Pero podemos añadir cosas o quitarlas cuando ya estemos viviendo allí. —¿Cuánto cuesta? —pregunto, aunque sé que no quiero oír la respuesta. Debe de ser carísimo si viene amueblado. —No te preocupes de eso. Tú sólo piensa en el recibo de la tele por cable. — Sonríe y me besa en la frente—. ¿Qué me dices? ¿Te sigue gustando la idea? —Y la compra —añado, y él frunce el ceño—. Pero sí, me gusta la idea. —¿Vas a decírselo a tu madre? —No lo sé. En algún momento se lo tendré que contar, aunque ya sé cuál será su respuesta. Creo que primero debería dejar que se acostumbre a la idea de que estamos saliendo. Somos muy jóvenes y, si se entera de que ya nos vamos a ir a vivir juntos, acabará con una camisa de fuerza. Se me escapa una carcajada a pesar del dolor que siento en el pecho. Ojalá las cosas con mi madre no fueran tan complicadas y pudiera alegrarse por mí. No obstante, sé que eso no es posible. —Siento que estéis así. Sé que es culpa mía, pero soy demasiado egoísta para alejarme de ti. —No es culpa tuya. Es que mi madre es… como es —le digo, y lo beso en el pecho. —Tienes que dormir, nena. Mañana tienes que madrugar y ya es casi medianoche. —¿Medianoche? Creía que era mucho más tarde —digo separándome de él y acostándome en la cama. —Bueno, es que si no estuvieras tan prieta habría aguantado un poco más —me susurra al oído. —¡Buenas noches! —gruño muerta de la vergüenza. Se echa a reír y me besa en la nuca antes de apagar la luz. www.lectulandia.com - Página 380
CAPÍTULO 86 A la mañana siguiente, bien temprano, vago por la habitación de Hardin cogiendo lo que necesito para ir a darme una ducha. —Voy contigo —gruñe, pero me río. —No, no vienes conmigo. ¿Eres consciente de que sólo son las seis? ¿Qué ha sido de tu regla de las siete y media? —le digo medio en broma cogiendo mi bolsa de aseo. —Te acompaño. Me encanta su voz ronca por las mañanas. —¿Adónde? ¿Al cuarto de baño? —resoplo, y se arrastra fuera de la cama—. Soy una mujer hecha y derecha, puedo cruzar el pasillo yo sola. —Ya veo el caso que me haces. Pone los ojos en blanco pero sé que le ha hecho gracia. —Vale, papaíto, llévame al baño —protesto en tono de burla. No tengo intención de hacerle caso, pero decido seguirle la corriente por ahora. Hardin arquea las cejas y sonríe. —No vuelvas a llamarme así o volveré a meterte en la cama. Me guiña el ojo y me apresuro a salir de la habitación antes de caer en la tentación. Viene detrás de mí y se sienta en la taza del váter mientras me ducho. —Vas a tener que llevarte mi coche —dice, cosa que me sorprende lo indecible —. Ya buscaré yo a alguien que me lleve al campus y allí cogeré el tuyo para ir al apartamento. No pensé en nada de eso anoche, cosa que aún me sorprende más. Normalmente lo tengo todo planeado. —¿Vas a dejarme conducir tu coche? —La mandíbula me llega al suelo. —Sí. Aunque como le hagas un arañazo más te vale que no te encuentre —dice. Parte de mí sabe que lo dice medio en serio, pero me río y contesto: —¡Lo que me preocupa es que me destroces mi coche! Intenta abrir la cortina pero la cierro con fuerza y lo oigo reír. —Nena, piensa que a partir de mañana podrás ducharte todos los días en tu propio cuarto de baño —dice mientras me aclaro el champú de la cabeza. —No creo que sea consciente hasta que de verdad estemos viviendo allí. —Espera a verlo. Te va a encantar —asegura. —¿Le has contado a alguien que vas a alquilar un apartamento? —pregunto, www.lectulandia.com - Página 381
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—Jace. Sólo que no me ha contado qué exactamente. Sólo ha dicho que se veía<br />
venir. ¿A qué se refería?<br />
—A una mierda del año pasado. No es nada de lo que tengas que preocuparte, te<br />
lo prometo —dice y sonríe, pero sus ojos no.<br />
Será mejor que lo deje estar. Estoy contenta de que hayamos hablado del<br />
problema, por una vez, y que empecemos a llevar mejor lo de la comunicación.<br />
—¿Quedamos mañana cuando termines en Vance? No quiero que nos quiten el<br />
apartamento.<br />
—No tenemos muebles —le recuerdo.<br />
—Está amueblado. Pero podemos añadir cosas o quitarlas cuando ya estemos<br />
viviendo allí.<br />
—¿Cuánto cuesta? —pregunto, aunque sé que no quiero oír la respuesta. Debe de<br />
ser carísimo si viene amueblado.<br />
—No te preocupes de eso. Tú sólo piensa en el recibo de la tele por cable. —<br />
Sonríe y me besa en la frente—. ¿Qué me dices? ¿Te sigue gustando la idea?<br />
—Y la compra —añado, y él frunce el ceño—. Pero sí, me gusta la idea.<br />
—¿Vas a decírselo a tu madre?<br />
—No lo sé. En algún momento se lo tendré que contar, aunque ya sé cuál será su<br />
respuesta. Creo que primero debería dejar que se acostumbre a la idea de que estamos<br />
saliendo. Somos muy jóvenes y, si se entera de que ya nos vamos a ir a vivir juntos,<br />
acabará con una camisa de fuerza.<br />
Se me escapa una carcajada a pesar del dolor que siento en el pecho. Ojalá las<br />
cosas con mi madre no fueran tan complicadas y pudiera alegrarse por mí. No<br />
obstante, sé que eso no es posible.<br />
—Siento que estéis así. Sé que es culpa mía, pero soy demasiado egoísta para<br />
alejarme de ti.<br />
—No es culpa tuya. Es que mi madre es… como es —le digo, y lo beso en el<br />
pecho.<br />
—Tienes que dormir, nena. Mañana tienes que madrugar y ya es casi medianoche.<br />
—¿Medianoche? Creía que era mucho más tarde —digo separándome de él y<br />
acostándome en la cama.<br />
—Bueno, es que si no estuvieras tan prieta habría aguantado un poco más —me<br />
susurra al oído.<br />
—¡Buenas noches! —gruño muerta de la vergüenza.<br />
Se echa a reír y me besa en la nuca antes de apagar la luz.<br />
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