After - Anna Todd

22.05.2018 Views

—¿Por qué me has presentado como si fuera una amiga? No te cansas de repetirme que nos vayamos a vivir juntos… ¿y luego vas y les dices que somos amigos? ¿Qué intentas hacer?, ¿ocultarme? No seré el secreto de nadie. Si no soy lo bastante buena para que tus amigos sepan que estamos juntos, puede que no me apetezca seguir contigo. Doy media vuelta y me alejo para poner punto y final a mi pequeño discurso. —¡Tessa! Maldita sea… —dice, y me sigue por la tienda. Llego a los probadores y los miro de reojo. —Me meteré contigo —dice leyéndome el pensamiento. Y es capaz de hacerlo. Me vuelvo hacia la salida más cercana. —Llévame a casa —le ordeno. No digo nada más y voy por lo menos diez metros por delante de Hardin. Salimos del centro comercial y llegamos a su coche. Intenta abrirme la puerta pero se echa atrás cuando lo fulmino con la mirada. Si yo fuera él, guardaría las distancias. Miro por la ventanilla y pienso en todas las cosas terribles que podría decirle pero permanezco en silencio. Me avergüenza que sienta que no puede contarle a la gente que estamos juntos. Sé que no soy como sus amigos y que probablemente piensen que soy una perdedora, o que no soy popular, pero eso a él no debería importarle. Me pregunto si Zed ocultaría nuestra relación a sus amigos, y no puedo evitar pensar que no lo haría. Ahora que lo pienso, Hardin nunca se ha referido a mí como su novia. Debería haber esperado a que me confirmara que estamos saliendo antes de acostarme con él. —¿Se te ha pasado la pataleta? —me pregunta cuando nos metemos en la autopista. —¿La pataleta? ¿Me tomas el pelo? —Mis gritos llenan el pequeño coche. —No sé por qué le das tanta importancia a que haya dicho que eras mi amiga. Sabes que no era eso lo que quería decir. Sólo es que me han pillado por sorpresa — miente. Sé que miente por cómo desvía la mirada. —Si te avergüenzas de mí, creo que no quiero volver a verte —digo. Me clavo las uñas en la pierna para no echarme a llorar. —No me digas eso. —Se pasa las manos por el pelo y respira hondo—. Tessa, ¿por qué supones que me avergüenzo de ti? Eso es absurdo —ruge. —Que te diviertas esta noche en la fiesta. —Por favor, no voy a ir. Sólo lo he dicho para librarme de Jace. Sé que no es buena idea decir lo que voy a decir, pero tengo que demostrarle una cosa. —Si no te avergüenzas de mí, llévame a la fiesta. —Eso sí que no —masculla. —Lo que yo decía —salto. —No voy a llevarte porque, para empezar, Jace es un gilipollas. Además, no deberías ir a esa clase de sitios. www.lectulandia.com - Página 356

—¿Por qué no? Soy mayorcita. —Jace y sus amigos son demasiado para ti, Tessa. Joder, son demasiado hasta para mí. Unos porretas y unos desechos humanos. —Entonces ¿por qué eres amigo suyo? —Pongo los ojos en blanco. —Hay una gran diferencia entre ser cordial y ser amigos. —Vale, entonces ¿cómo es que Zed sale con ellos? —No lo sé. Jace no es la clase de tío al que uno puede decirle que no —explica. —Vamos, que le tienes miedo. Por eso no le has dicho nada cuando se ha puesto baboso conmigo —recalco. Jace debe de ser muy malo para que Hardin le tenga miedo. Me sorprende echándose a reír. —No le tengo miedo, pero no quiero provocarlo. Le gusta jugar y, si lo provoco contigo, lo convertirá en un juego. —Agarra el volante con tanta fuerza que los nudillos se le ponen blancos. —Entonces es una suerte que sólo seamos amigos —replico, y miro por la ventanilla las maravillosas vistas de la ciudad. No soy perfecta y sé que me estoy comportando como una cría, pero no puedo evitarlo. Sé que Jace es lo peor y entiendo por qué Hardin ha hecho lo que ha hecho, pero no por eso duele menos. www.lectulandia.com - Página 357

—¿Por qué no? Soy mayorcita.<br />

—Jace y sus amigos son demasiado para ti, Tessa. Joder, son demasiado hasta<br />

para mí. Unos porretas y unos desechos humanos.<br />

—Entonces ¿por qué eres amigo suyo? —Pongo los ojos en blanco.<br />

—Hay una gran diferencia entre ser cordial y ser amigos.<br />

—Vale, entonces ¿cómo es que Zed sale con ellos?<br />

—No lo sé. Jace no es la clase de tío al que uno puede decirle que no —explica.<br />

—Vamos, que le tienes miedo. Por eso no le has dicho nada cuando se ha puesto<br />

baboso conmigo —recalco.<br />

Jace debe de ser muy malo para que Hardin le tenga miedo.<br />

Me sorprende echándose a reír.<br />

—No le tengo miedo, pero no quiero provocarlo. Le gusta jugar y, si lo provoco<br />

contigo, lo convertirá en un juego. —Agarra el volante con tanta fuerza que los<br />

nudillos se le ponen blancos.<br />

—Entonces es una suerte que sólo seamos amigos —replico, y miro por la<br />

ventanilla las maravillosas vistas de la ciudad.<br />

No soy perfecta y sé que me estoy comportando como una cría, pero no puedo<br />

evitarlo. Sé que Jace es lo peor y entiendo por qué Hardin ha hecho lo que ha hecho,<br />

pero no por eso duele menos.<br />

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