After - Anna Todd

22.05.2018 Views

—¡Por supuesto! —Echa la cabeza atrás. —Mamá… —Te lo advierto, Theresa: si sigues viéndolo tendrás que cargar con las consecuencias. Me marcho, pero espero que me llames cuando se te hayan aclarado las ideas. Sale de mi habitación hecha una furia y me asomo por la puerta para verla avanzar por el pasillo. El eco de sus tacones se oye en toda la residencia. —Lo siento —digo volviéndome hacia Hardin. —No tienes por qué disculparte. —Me coge la cara entre las manos—. Estoy orgulloso de que le hayas plantado cara. Me da un beso en la punta de la nariz. Miro alrededor y me pregunto cómo hemos acabado así. Apoyo la cabeza en el pecho de Hardin y él me masajea los músculos tensos del cuello. —Es increíble. No puedo creer que se haya puesto así y que haya amenazado con dejar de ayudarme a pagar la universidad. Ella no lo paga todo, tengo una beca parcial y varios préstamos de estudios. Sólo aporta el veinte por ciento, y la mayor parte de ese dinero es para costear la residencia. ¿Y si deja de pagarlo? Tendré que buscar un empleo además de hacer las prácticas —sollozo. Su mano se traslada a mi cabeza y la atrae hacia sí para que pueda llorar en su pecho. —Ya, ya… No pasa nada. Encontraremos una solución. Puedes venirte a vivir conmigo —dice. Me echo a reír y me enjugo las lágrimas, pero él sigue hablando. —Lo digo en serio. O podríamos buscarnos un apartamento fuera del campus. Tengo dinero. Alzo la vista para verlo bien. —No lo dirás en serio… —Muy en serio. —No podemos irnos a vivir juntos. —Me río mientras sorbo por la nariz. —¿Por qué no? —Porque sólo nos conocemos de hace dos meses y nos hemos pasado casi todo ese tiempo discutiendo —le recuerdo. —¿Y? Este fin de semana no hemos reñido ni una vez. Me sonríe y me río a carcajadas. —Estás loco. No voy a irme a vivir contigo —replico, y Hardin me abraza de nuevo. —Piénsalo. Además, quiero dejar la fraternidad. No sé si lo has notado, pero no encajo —dice, y él también se echa a reír. Es verdad. Su pequeño grupo de amigos y él son los únicos allí que no llevan polos y pantalones de pinzas. —Sólo me uní a la fraternidad para cabrear a mi padre, pero no ha funcionado www.lectulandia.com - Página 322

todo lo bien que esperaba. —Si no te gusta la fraternidad, puedes irte a vivir tú solo a un apartamento — digo. Ni de broma voy a irme a vivir con él tan pronto. —Sí, pero eso no sería tan divertido. —Sonríe y me mira levantando las cejas. —Seguiríamos divirtiéndonos. Su sonrisa picarona crece. Me coge el trasero con las dos manos y lo pellizca. —¡Hardin! —lo riño en broma. La puerta se abre entonces y el corazón se me sale por la boca. Recuerdo la furia de mi madre y me aterra que vuelva a por la segunda ronda. Así que es un gran alivio cuando veo a Steph y a Tristan. —Parece que nos hemos perdido una buena. Tu madre acaba de sacarme el dedo en el aparcamiento —dice Steph, y no puedo evitar que me haga gracia. www.lectulandia.com - Página 323

—¡Por supuesto! —Echa la cabeza atrás.<br />

—Mamá…<br />

—Te lo advierto, Theresa: si sigues viéndolo tendrás que cargar con las<br />

consecuencias. Me marcho, pero espero que me llames cuando se te hayan aclarado<br />

las ideas.<br />

Sale de mi habitación hecha una furia y me asomo por la puerta para verla<br />

avanzar por el pasillo. El eco de sus tacones se oye en toda la residencia.<br />

—Lo siento —digo volviéndome hacia Hardin.<br />

—No tienes por qué disculparte. —Me coge la cara entre las manos—. Estoy<br />

orgulloso de que le hayas plantado cara.<br />

Me da un beso en la punta de la nariz. Miro alrededor y me pregunto cómo hemos<br />

acabado así. Apoyo la cabeza en el pecho de Hardin y él me masajea los músculos<br />

tensos del cuello.<br />

—Es increíble. No puedo creer que se haya puesto así y que haya amenazado con<br />

dejar de ayudarme a pagar la universidad. Ella no lo paga todo, tengo una beca<br />

parcial y varios préstamos de estudios. Sólo aporta el veinte por ciento, y la mayor<br />

parte de ese dinero es para costear la residencia. ¿Y si deja de pagarlo? Tendré que<br />

buscar un empleo además de hacer las prácticas —sollozo.<br />

Su mano se traslada a mi cabeza y la atrae hacia sí para que pueda llorar en su<br />

pecho.<br />

—Ya, ya… No pasa nada. Encontraremos una solución. Puedes venirte a vivir<br />

conmigo —dice.<br />

Me echo a reír y me enjugo las lágrimas, pero él sigue hablando.<br />

—Lo digo en serio. O podríamos buscarnos un apartamento fuera del campus.<br />

Tengo dinero.<br />

Alzo la vista para verlo bien.<br />

—No lo dirás en serio…<br />

—Muy en serio.<br />

—No podemos irnos a vivir juntos. —Me río mientras sorbo por la nariz.<br />

—¿Por qué no?<br />

—Porque sólo nos conocemos de hace dos meses y nos hemos pasado casi todo<br />

ese tiempo discutiendo —le recuerdo.<br />

—¿Y? Este fin de semana no hemos reñido ni una vez.<br />

Me sonríe y me río a carcajadas.<br />

—Estás loco. No voy a irme a vivir contigo —replico, y Hardin me abraza de<br />

nuevo.<br />

—Piénsalo. Además, quiero dejar la fraternidad. No sé si lo has notado, pero no<br />

encajo —dice, y él también se echa a reír.<br />

Es verdad. Su pequeño grupo de amigos y él son los únicos allí que no llevan<br />

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—Sólo me uní a la fraternidad para cabrear a mi padre, pero no ha funcionado<br />

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