After - Anna Todd
CAPÍTULO 74 Hardin sigue la dirección de mi mirada y abre unos ojos como platos al verla. Intenta cogerme de la mano, pero la retiro y echo a andar delante de él. —Hola, mam… —Pero ¡¿dónde diablos tienes la cabeza?! —me grita en cuanto nos tiene cerca. Quiero hacerme diminuta y desaparecer. —Yo… ¿Qué? No sé qué es lo que sabe, así que mejor me callo. Del enfado, su pelo rubio parece más brillante y enmarca con severidad su perfecto rostro furibundo. —¿Dónde tienes la cabeza, Theresa? Noah ha estado evitándome las últimas dos semanas. Al final, me he cruzado con la señora Porter mientras hacía la compra. Y ¿a que no adivinas lo que me ha contado? ¡Que habéis roto! ¿Por qué no me lo has dicho? ¡He tenido que enterarme del modo más humillante! —chilla. —No es para tanto, mamá. Sólo hemos roto —digo, y ahoga un grito. Hardin permanece detrás de mí, pero noto que me pone la mano en la cintura. —¿Cómo que no es para tanto? —prosigue mi madre—. ¿Cómo te atreves? Noah y tú lleváis años juntos. Él es lo mejor para ti, Tessa. ¡Tiene futuro y es de buena familia! —Hace una pausa para recobrar el aliento pero no la interrumpo porque sé que hay más. Endereza la espalda y dice lo más calmada que puede—: Por suerte, he hablado con él y ha accedido a darte otra oportunidad a pesar de tu comportamiento promiscuo. Siento un fogonazo de rabia. —¿Que cómo me atrevo? —replico—. No tengo por qué salir con él si no quiero. ¿Qué más da su familia? Lo importante es que no era feliz con él. ¿Cómo te atreves tú a hablar con él sobre nuestros asuntos? ¡Ya soy adulta! Le doy un empujón al pasar junto a ella para abrir la puerta. Hardin me sigue de cerca y mi madre entra detrás. —¡Ni te imaginas lo ridícula que estás diciendo esas cosas! Y apareces aquí con… este… este… ¡macarra! Pero ¿tú lo has visto, Tessa? ¿Así es como te rebelas contra mí? ¿Qué he hecho yo para que me odies? Hardin se queda junto a la cómoda apretando la mandíbula con las manos embutidas en los bolsillos. Si mi madre supiera que el padre de Hardin es el rector de la WCU y que tiene más dinero aún que la familia de Noah… Sin embargo, no pienso decírselo porque eso no tiene importancia. —¡No tiene nada que ver contigo! ¿Por qué todo tiene que girar siempre a tu www.lectulandia.com - Página 320
alrededor? Las lágrimas amenazan con caer a chorro de mis ojos, pero me niego a que me vea llorar. Odio cuando me enfado y lloro, me hace parecer débil, pero no puedo evitarlo. —Tienes razón, no tiene que ver conmigo —repone—. ¡Tiene que ver con tu futuro! Debes pensar en el futuro, no sólo en lo que sientes ahora. Sé que parece divertido y peligroso, ¡pero no tiene futuro! —añade señalando a Hardin—. No con este… este… ¡marginado! Antes de darme cuenta, me abalanzo sobre mi madre y Hardin tiene que sujetarme por los codos para apartarme de ella. —¡No hables así de él! —grito. Ella abre unos ojos como platos. Los tiene rojos. —¿Quién eres tú y dónde está mi hija? ¡Mi hija nunca me hablaría así! ¡Nunca pondría en peligro su futuro ni me faltaría al respeto! Empiezo a sentirme culpable, pero deseo estar con Hardin y tengo que combatir ese sentimiento para defender lo que quiero. —¡No estoy poniendo en peligro mi futuro! Mi futuro no es la cuestión. Sacaré todo matrículas y mañana empiezo las prácticas. Eres una egoísta, más que una egoísta, por venir aquí e intentar hacer que me sienta mal por ser feliz. Él me hace feliz, mamá, y si no puedes aceptarlo será mejor que te vayas. —¿Cómo dices? —bufa, pero la verdad es que estoy tan sorprendida como ella—. ¡Te arrepentirás de esto, Theresa! ¡Me da asco mirarte! La habitación empieza a darme vueltas. No estaba preparada para declararle la guerra a mi madre, al menos hoy no. Sabía que era cuestión de tiempo que se enterara, pero no me imaginaba que fuera a ser hoy. —Algo me olía mal desde la primera vez que lo vi en tu cuarto. ¡Pero no me imaginé que te abrirías tan rápido de piernas! Hardin se mete entre las dos. —Se está pasando —le advierte muy serio. Creo que Hardin es la única persona en el mundo capaz de hacer que mi madre huya para salvar el pellejo. —¡Tú no te metas en esto! —salta ella cruzándose de brazos otra vez—. Si sigues viéndolo dejaré de hablarte, y estoy segura de que no puedes permitirte pagar tú sola la universidad. ¡Sólo la residencia ya cuesta una fortuna! —aúlla. Estoy alucinada de que mi madre llegue a esos extremos. —¿Estás amenazándome con privarme de mi educación sólo porque no apruebas de quién estoy enamorada? —¿Enamorada? —se mofa—. Ay, Theresa, qué ingenua eres. No tienes ni idea de lo que es el amor. —Se echa a reír, aunque parece más bien una risotada enfermiza—. Y ¿te crees que él está enamorado de ti? —La quiero —la interrumpe Hardin. www.lectulandia.com - Página 321
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CAPÍTULO 74<br />
Hardin sigue la dirección de mi mirada y abre unos ojos como platos al verla. Intenta<br />
cogerme de la mano, pero la retiro y echo a andar delante de él.<br />
—Hola, mam…<br />
—Pero ¡¿dónde diablos tienes la cabeza?! —me grita en cuanto nos tiene cerca.<br />
Quiero hacerme diminuta y desaparecer.<br />
—Yo… ¿Qué?<br />
No sé qué es lo que sabe, así que mejor me callo. Del enfado, su pelo rubio parece<br />
más brillante y enmarca con severidad su perfecto rostro furibundo.<br />
—¿Dónde tienes la cabeza, Theresa? Noah ha estado evitándome las últimas dos<br />
semanas. Al final, me he cruzado con la señora Porter mientras hacía la compra. Y ¿a<br />
que no adivinas lo que me ha contado? ¡Que habéis roto! ¿Por qué no me lo has<br />
dicho? ¡He tenido que enterarme del modo más humillante! —chilla.<br />
—No es para tanto, mamá. Sólo hemos roto —digo, y ahoga un grito.<br />
Hardin permanece detrás de mí, pero noto que me pone la mano en la cintura.<br />
—¿Cómo que no es para tanto? —prosigue mi madre—. ¿Cómo te atreves? Noah<br />
y tú lleváis años juntos. Él es lo mejor para ti, Tessa. ¡Tiene futuro y es de buena<br />
familia! —Hace una pausa para recobrar el aliento pero no la interrumpo porque sé<br />
que hay más. Endereza la espalda y dice lo más calmada que puede—: Por suerte, he<br />
hablado con él y ha accedido a darte otra oportunidad a pesar de tu comportamiento<br />
promiscuo.<br />
Siento un fogonazo de rabia.<br />
—¿Que cómo me atrevo? —replico—. No tengo por qué salir con él si no quiero.<br />
¿Qué más da su familia? Lo importante es que no era feliz con él. ¿Cómo te atreves<br />
tú a hablar con él sobre nuestros asuntos? ¡Ya soy adulta!<br />
Le doy un empujón al pasar junto a ella para abrir la puerta. Hardin me sigue de<br />
cerca y mi madre entra detrás.<br />
—¡Ni te imaginas lo ridícula que estás diciendo esas cosas! Y apareces aquí<br />
con… este… este… ¡macarra! Pero ¿tú lo has visto, Tessa? ¿Así es como te rebelas<br />
contra mí? ¿Qué he hecho yo para que me odies?<br />
Hardin se queda junto a la cómoda apretando la mandíbula con las manos<br />
embutidas en los bolsillos. Si mi madre supiera que el padre de Hardin es el rector de<br />
la WCU y que tiene más dinero aún que la familia de Noah… Sin embargo, no pienso<br />
decírselo porque eso no tiene importancia.<br />
—¡No tiene nada que ver contigo! ¿Por qué todo tiene que girar siempre a tu<br />
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