After - Anna Todd
—No, no estoy enfadada, sólo… nerviosa, creo. Noto que algo ha cambiado entre nosotros y esperaba que todo siguiera siendo como durante el fin de semana. —A mí me parece que sigue igual. —Pues a mí no. —Vas a tener que explicármelo. —Estás otra vez distante, y ahora quieres que te deje en la fraternidad. Yo pensaba que estábamos bien. —¿Estás molesta porque tengo cosas que hacer? Ahora que lo dice, me doy cuenta de lo ridícula y obsesiva que parezco. «¿Por eso estoy preocupada? ¿Porque no va a pasar el día conmigo?» —Puede. —Me río de mi propia estupidez—. Es que no quiero verte tan distante. —No lo estoy… O, al menos, no lo hago a propósito. Siento haberte hecho sentir así. —Me pone la mano en el muslo—. Nada va a cambiar, Tessa. Sus palabras me tranquilizan, pero detrás de mi sonrisa sigue habiendo un poco de incertidumbre. —¿Te apetece venir conmigo? —dice al final. —No, estoy bien. Además, tengo que estudiar. —Vale. Tess, tienes que recordar que esto es nuevo para mí. No estoy acostumbrado a tener en cuenta a otra persona cuando hago planes. —Lo sé. —¿Puedo ir a verte a la residencia cuando haya terminado? O quizá podríamos salir a cenar o algo. Le acaricio la mejilla con la mano y luego lo peino con los dedos. —Estoy bien, de verdad, Hardin. Sólo avísame cuando hayas terminado y ya vemos qué hacemos. Cuando paro el coche, me da un beso rápido y se apea. —Te mando un mensaje —dice, y sube los escalones de la maldita fraternidad. www.lectulandia.com - Página 314
CAPÍTULO 73 El vacío que noto tras dejar a Hardin es muy raro, y me siento un poco patética. Después del corto trayecto hasta la residencia, me da la impresión de que llevo horas sin verlo. Steph no está en nuestra habitación, y me alegro. Necesito estudiar y prepararme para mañana, mi primer día en Vance. Tengo que decidir qué voy a ponerme, qué voy a llevarme y qué voy a decir. Saco la agenda y planifico la semana al minuto. Lo siguiente es la ropa. Para mi primer día en Vance, la falda negra nueva, blusa roja y tacón negro (no muy alto, sólo un poco más de lo que habría llevado hace dos meses). Es un atuendo muy profesional pero femenino a la vez. Me pregunto si a Hardin le gustará. Para no pensar en él, termino todos los trabajos que tengo que entregar esta semana y adelanto alguno más. Para cuando he acabado, el sol ha desaparecido del cielo y me muero de hambre, pero la cafetería ya ha cerrado. Hardin todavía no me ha escrito, así que imagino que no tiene pensado verme esta noche. Cojo el monedero y salgo a buscar algo de comer. Recuerdo haber visto un restaurante chino cerca de la pequeña biblioteca pero, cuando llego, ya está cerrado. Busco el restaurante más cercano y encuentro uno llamado Ice House. Voy para allá. Es pequeño y parece hecho de aluminio, pero tengo hambre y el estómago me ruge sólo de pensar en tener que buscar otro sitio en el que comer. Entro y veo que es más bien un bar en el que sirven comida y, aunque está bastante lleno, consigo encontrar una mesa al fondo. Procuro ignorar la forma en que me mira la gente, que se pregunta qué hago aquí sola. Siempre como sola. No soy de esas personas que necesitan ir con alguien a todas partes. Hago la compra sola, como sola y he ido sola al cine unas cuantas veces cuando Noah no ha podido acompañarme. Nunca me ha importado estar sola… hasta ahora, para ser sincera. Echo de menos a Hardin más de lo que debería, y me preocupa que no se haya molestado siquiera en escribirme. Pido y, mientras espero a que me sirvan, la camarera me trae una bebida rosa con una sombrilla. —Esto no lo he pedido yo —le digo, pero me lo deja en la mesa de todas formas. —Ha sido él. —Sonríe y ladea la cabeza en dirección a la barra. No sé por qué pienso que es de Hardin y estiro el cuello para mirar. Pero no. Zed me saluda con la mano y una sonrisa deslumbrante. Nate se acerca y se sienta a su lado en un taburete. Me sonríe también. —Ah, gracias. www.lectulandia.com - Página 315
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CAPÍTULO 73<br />
El vacío que noto tras dejar a Hardin es muy raro, y me siento un poco patética.<br />
Después del corto trayecto hasta la residencia, me da la impresión de que llevo horas<br />
sin verlo. Steph no está en nuestra habitación, y me alegro. Necesito estudiar y<br />
prepararme para mañana, mi primer día en Vance. Tengo que decidir qué voy a<br />
ponerme, qué voy a llevarme y qué voy a decir.<br />
Saco la agenda y planifico la semana al minuto. Lo siguiente es la ropa. Para mi<br />
primer día en Vance, la falda negra nueva, blusa roja y tacón negro (no muy alto, sólo<br />
un poco más de lo que habría llevado hace dos meses). Es un atuendo muy<br />
profesional pero femenino a la vez. Me pregunto si a Hardin le gustará.<br />
Para no pensar en él, termino todos los trabajos que tengo que entregar esta<br />
semana y adelanto alguno más. Para cuando he acabado, el sol ha desaparecido del<br />
cielo y me muero de hambre, pero la cafetería ya ha cerrado. Hardin todavía no me ha<br />
escrito, así que imagino que no tiene pensado verme esta noche.<br />
Cojo el monedero y salgo a buscar algo de comer. Recuerdo haber visto un<br />
restaurante chino cerca de la pequeña biblioteca pero, cuando llego, ya está cerrado.<br />
Busco el restaurante más cercano y encuentro uno llamado Ice House. Voy para allá.<br />
Es pequeño y parece hecho de aluminio, pero tengo hambre y el estómago me ruge<br />
sólo de pensar en tener que buscar otro sitio en el que comer. Entro y veo que es más<br />
bien un bar en el que sirven comida y, aunque está bastante lleno, consigo encontrar<br />
una mesa al fondo.<br />
Procuro ignorar la forma en que me mira la gente, que se pregunta qué hago aquí<br />
sola. Siempre como sola. No soy de esas personas que necesitan ir con alguien a<br />
todas partes. Hago la compra sola, como sola y he ido sola al cine unas cuantas veces<br />
cuando Noah no ha podido acompañarme. Nunca me ha importado estar sola… hasta<br />
ahora, para ser sincera. Echo de menos a Hardin más de lo que debería, y me<br />
preocupa que no se haya molestado siquiera en escribirme.<br />
Pido y, mientras espero a que me sirvan, la camarera me trae una bebida rosa con<br />
una sombrilla.<br />
—Esto no lo he pedido yo —le digo, pero me lo deja en la mesa de todas formas.<br />
—Ha sido él. —Sonríe y ladea la cabeza en dirección a la barra.<br />
No sé por qué pienso que es de Hardin y estiro el cuello para mirar. Pero no. Zed<br />
me saluda con la mano y una sonrisa deslumbrante. Nate se acerca y se sienta a su<br />
lado en un taburete. Me sonríe también.<br />
—Ah, gracias.<br />
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