After - Anna Todd
—No había manera de que lo dijera. No sé por qué. Ken no recuerda haberlo oído decir que los quería ni una sola vez, a ninguno de los dos. Es muy triste, no sólo para él, sino también para Hardin. Se seca los ojos. Para ser alguien que se niega a decirle a nadie que lo quiere, incluso a sus padres, se dio mucha prisa en usar esas palabras en mi contra de un modo odioso. —Es… es un chico difícil de entender —es todo lo que se me ocurre decir. —Sí, sí que lo es. Pero, Tessa, espero que sigas visitándonos aunque las cosas no funcionen entre vosotros. —Por supuesto. Quizá porque nota mi tristeza, Karen cambia de tema y hablamos del invernadero mientras esperamos a que termine de hacerse la comida y retocamos la mesa. Entonces, de pronto, en mitad de una frase deja de hablar y sonríe de oreja a oreja. Me vuelvo y veo a Landon, que entra en la cocina seguido de una chica preciosa con el pelo rizado. Sabía que iba a ser un bombón, pero es mucho más bonita de lo que podría haberme imaginado. —Hola, tú debes de ser Tessa —dice en cuanto él abre la boca para presentarnos. De inmediato se acerca y me abraza, y me cae bien al instante. —Dakota, he oído hablar mucho de ti. ¡Qué alegría conocerte al fin! —le digo, y me sonríe. Landon no le quita ojo de encima. Dakota le da un fuerte abrazo a Karen y se sienta junto a la encimera. —Nos hemos encontrado a Ken por el camino, estaba echando gasolina. Llegará en cualquier momento —le dice Landon a su madre. —Perfecto. Tessa y yo ya hemos puesto la mesa. Landon va junto a Dakota, le rodea la cintura con el brazo y la conduce a la mesa. Mi sitio está enfrente del suyo. Miro el plato vacío que hay a mi lado. Karen ha insistido en ponerlo por una «cuestión de simetría», pero me pone un poco triste verlo. En otra vida, Hardin estaría sentado junto a mí, cogiéndome la mano igual que Landon se la coge a Dakota, y podría contar con él sin miedo al rechazo. Empiezo a desear haber invitado a Zed, aunque sé que habría sido una situación muy rara… Tener que cenar con dos parejas de tortolitos puede ser mucho peor. Entonces entra Ken y me salva de mis pensamientos. Le da a Karen un beso en la mejilla antes de sentarse. —Qué buena pinta tiene la cena, cariño —dice colocándose la servilleta en el regazo—. Dakota, cada vez que te veo estás más bonita. —Le sonríe y luego me mira a mí—. Y Tessa, enhorabuena por las prácticas en Vance. Christian me ha llamado y me lo ha contado. Le causaste una inmejorable primera impresión. —Gracias de nuevo por haberlo llamado. Es una oportunidad increíble. Sonrío y nos quedamos en silencio mientras saboreamos el pollo asado de Karen, que es una delicia. www.lectulandia.com - Página 276
—¡Perdón por llegar tarde! El tenedor se me cae de la mano y aterriza en el plato. —¡Hardin! ¡No sabía que ibas a venir! —dice Karen con toda la amabilidad del mundo, y me mira. Aparto la vista. Ya se me está acelerando el pulso. —Sí. Tessa, ¿no te acuerdas que lo hablamos la semana pasada? —Me lanza su sonrisa amenazadora y toma asiento a mi lado. «Pero ¿qué mosca le ha picado? ¿Por qué no puede dejarme en paz?» Sé que en parte es culpa mía porque sabe que me saca de quicio, pero disfruta jugando al gato y al ratón. Todo el mundo me mira, así que asiento y cojo el tenedor. Landon parece preocupado, y Dakota, confundida. —Tú debes de ser Delilah —le dice Hardin. —Dakota —lo corrige ella con amabilidad. —Eso, Dakota. Lo mismo da —musita, y le doy un puntapié por debajo de la mesa. Landon le lanza una mirada asesina pero Hardin no parece notarlo. Ken y Karen hablan de lo suyo, igual que Dakota y Landon. Yo me concentro en la comida que tengo en el plato y pienso en cómo salir de ésta. —Bueno, ¿qué tal tu noche? —me pregunta Hardin haciéndose el inocente. Sabe que no voy a montar una escena y está intentando picarme. —Muy bien —respondo en voz baja. —¿No vas a preguntarme por la mía? —Sonríe con suficiencia. —No —mascullo llevándome otro bocado a la boca. —Tessa, ¿es tu coche ese que he visto fuera? —me pregunta Ken. Asiento. —¡Sí! ¡Por fin tengo coche! —digo con una dosis extra de entusiasmo para ver si todo el mundo se apunta y no tengo que seguir hablando sólo con Hardin. Él enarca una ceja en mi dirección. —¿Desde cuándo? —Desde el otro día —respondo. «Ya sabes, el día en que me dijiste que te iba la emoción de la persecución y todo eso.» —Ah. ¿De dónde lo has sacado? —De un concesionario de coches de segunda mano —digo, y veo que tanto Karen como Dakota intentan disimular una sonrisa. Es mi oportunidad para dejar de ser el centro de atención—. Dakota, Landon me ha dicho que estabas pensando en ir a estudiar ballet a una escuela de Nueva York, ¿es verdad? Nos cuenta sus planes de trasladarse a la gran ciudad, y Landon parece alegrarse mucho por ella a pesar de lo lejos que van a estar. Cuando termina, él mira el móvil y dice: —Bueno, vamos a tener que irnos. La hoguera no espera a nadie. —¿Por qué? —pregunta Karen—. Bueno, ¡pero al menos llevaos el postre! www.lectulandia.com - Página 277
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El tenedor se me cae de la mano y aterriza en el plato.<br />
—¡Hardin! ¡No sabía que ibas a venir! —dice Karen con toda la amabilidad del<br />
mundo, y me mira. Aparto la vista. Ya se me está acelerando el pulso.<br />
—Sí. Tessa, ¿no te acuerdas que lo hablamos la semana pasada? —Me lanza su<br />
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«Pero ¿qué mosca le ha picado? ¿Por qué no puede dejarme en paz?»<br />
Sé que en parte es culpa mía porque sabe que me saca de quicio, pero disfruta<br />
jugando al gato y al ratón. Todo el mundo me mira, así que asiento y cojo el tenedor.<br />
Landon parece preocupado, y Dakota, confundida.<br />
—Tú debes de ser Delilah —le dice Hardin.<br />
—Dakota —lo corrige ella con amabilidad.<br />
—Eso, Dakota. Lo mismo da —musita, y le doy un puntapié por debajo de la<br />
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Landon le lanza una mirada asesina pero Hardin no parece notarlo. Ken y Karen<br />
hablan de lo suyo, igual que Dakota y Landon. Yo me concentro en la comida que<br />
tengo en el plato y pienso en cómo salir de ésta.<br />
—Bueno, ¿qué tal tu noche? —me pregunta Hardin haciéndose el inocente. Sabe<br />
que no voy a montar una escena y está intentando picarme.<br />
—Muy bien —respondo en voz baja.<br />
—¿No vas a preguntarme por la mía? —Sonríe con suficiencia.<br />
—No —mascullo llevándome otro bocado a la boca.<br />
—Tessa, ¿es tu coche ese que he visto fuera? —me pregunta Ken.<br />
Asiento.<br />
—¡Sí! ¡Por fin tengo coche! —digo con una dosis extra de entusiasmo para ver si<br />
todo el mundo se apunta y no tengo que seguir hablando sólo con Hardin.<br />
Él enarca una ceja en mi dirección.<br />
—¿Desde cuándo?<br />
—Desde el otro día —respondo.<br />
«Ya sabes, el día en que me dijiste que te iba la emoción de la persecución y todo<br />
eso.»<br />
—Ah. ¿De dónde lo has sacado?<br />
—De un concesionario de coches de segunda mano —digo, y veo que tanto<br />
Karen como Dakota intentan disimular una sonrisa. Es mi oportunidad para dejar de<br />
ser el centro de atención—. Dakota, Landon me ha dicho que estabas pensando en ir a<br />
estudiar ballet a una escuela de Nueva York, ¿es verdad?<br />
Nos cuenta sus planes de trasladarse a la gran ciudad, y Landon parece alegrarse<br />
mucho por ella a pesar de lo lejos que van a estar.<br />
Cuando termina, él mira el móvil y dice:<br />
—Bueno, vamos a tener que irnos. La hoguera no espera a nadie.<br />
—¿Por qué? —pregunta Karen—. Bueno, ¡pero al menos llevaos el postre!<br />
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