After - Anna Todd
puestos las bragas y el sujetador. Entro en la cocina y alguien me pasa un vaso de plástico de alcohol puro. Me lo bebo. Si voy a enfrentarme a Hardin, necesito alcohol. Me abro paso entre la multitud que abarrota la sala de estar, hacia el sofá en el que su grupo suele sentarse. Entre cuerpos y espaldas, aparece el pelo rosa de Molly… Y me pongo mala en cuanto veo que no está sentada en el sofá, sino en el regazo de Hardin, que tiene la mano en su muslo mientras ella está recostada encima de él, riéndose con sus amigos como si fuera lo más normal del mundo. ¿Cómo me he metido en esto? Debería haberme mantenido bien lejos de él. Lo sabía y ahora lo tengo delante, restregándomelo por la cara. Debería irme. Éste no es mi sitio y no quiero volver a llorar delante de esta gente. Estoy harta de llorar por Hardin, y estoy harta de intentar convertirlo en lo que no es. Cada vez que pienso que he tocado fondo, hace algo que me lleva a pensar que no tenía ni idea del dolor que causan los sentimientos no correspondidos. Veo que Molly coge la mano de Hardin. Él la aparta pero sólo para ponérsela en la cadera y apretar para hacerle cosquillas. Ella se ríe. Intento obligarme a moverme, a retroceder, a echar a correr, a hacerme una bola… Lo que sea con tal de salir de aquí. Pero mis ojos no se apartan del chico del que me estaba pillando mientras él no le quita el ojo de encima a ella. —¡Tessa! —me llama alguien entonces. Hardin se vuelve y sus ojos verdes encuentran los míos. Los abre como platos. Molly mira en mi dirección y se pega más a Hardin, que abre los labios como si fuera a decir algo pero no dice nada. Zed aparece a mi lado y por fin consigo desviar la mirada de la de Hardin. Intento sonreír, pero tengo todas mis energías empleadas en no convertirme en un mar de lágrimas. —¿Te apetece beber algo? —me pregunta. Bajo la mirada. «¿Yo no llevaba un vaso de plástico en la mano?» El vaso está en el suelo. La cerveza se ha derramado en la moqueta. Doy un paso atrás. Normalmente lo limpiaría y pediría perdón, pero ahora mismo voy a fingir que no he sido yo. Aquí hay tanta gente que nadie lo notará. Tengo dos opciones: puedo salir corriendo de aquí con lágrimas en los ojos y dejar que Hardin sepa que me ha hecho daño, o puedo hacerme la valiente y actuar como si me importaran un pimiento él y el modo en que Molly sigue acurrucada en su regazo. Me decido por la segunda opción. —Me encantaría —digo con voz forzada. www.lectulandia.com - Página 250
CAPÍTULO 59 Acompaño a Zed a la cocina, mentalizándome de que voy a sobrevivir a esta fiesta. Quiero ir a donde está Hardin y maldecirlo, decirle que no vuelva a hablarme en la vida, darle una buena bofetada y arrancarle a Molly el pelo rosa de la cabeza. No obstante, es probable que se limite a reírse de mí en mi cara, así que decido beberme de un trago el vodka sour de cereza que me prepara Zed y pedirle otro. Hardin me ha fastidiado demasiadas noches, y me niego a ser la pava otra vez. Zed me prepara otro vodka sour pero, cuando vuelvo a entregarle la copa vacía a los pocos minutos, se ríe y levanta las manos. —Eh, baja el ritmo, muchacha, que ya llevas dos. —Es que están muy buenos. —Me río y relamo la última gota de cereza de mis labios. —Vale, pero éste te lo tienes que beber más despacio, ¿sí? Asiento, me prepara otro y dice: —Creo que vamos a jugar a otra ronda de Verdad o desafío. «Pero ¿qué le pasa a esta gente con el puñetero Verdad o desafío?» Pensaba que uno dejaba de jugar a estos estúpidos jueguecitos de marras al acabar el instituto. Vuelve a dolerme el pecho y no puedo dejar de pensar en la cantidad de cosas a las que Hardin y Molly se habrán atrevido ya esta noche. —¿Qué me he perdido en la última ronda? —pregunto con la sonrisa más coqueta que soy capaz de componer. Es probable que parezca una loca, pero Zed me sonríe. Parece que funciona. —Sólo a un puñado de borrachos morreándose, lo de siempre —responde encogiéndose de hombros. El nudo que tengo en la garganta sube, pero me lo trago junto con la bebida. Suelto una risa falsa y sigo bebiendo sin parar mientras regresamos junto a los demás. Zed se sienta en el suelo, en diagonal con respecto al sitio que Hardin y Molly ocupan en el sofá. Me siento a su lado, más cerca de lo que me sentaría normalmente, pero ésa es la idea. Una parte de mí daba por sentado que ya se habría quitado a Molly de encima, pero no. Así que me acerco todavía más a Zed. Hardin entorna los ojos hasta que son dos rayitas oscuras pero hago como si no lo viera. Molly sigue en sus brazos como el pendón que es, y Steph me lanza una mirada comprensiva y luego se queda mirando a Hardin. El vodka empieza a hacer efecto para cuando le toca a Nate. —¿Verdad o desafío? —dice Steph. www.lectulandia.com - Página 251
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puestos las bragas y el sujetador. Entro en la cocina y alguien me pasa un vaso de<br />
plástico de alcohol puro. Me lo bebo. Si voy a enfrentarme a Hardin, necesito<br />
alcohol. Me abro paso entre la multitud que abarrota la sala de estar, hacia el sofá en<br />
el que su grupo suele sentarse. Entre cuerpos y espaldas, aparece el pelo rosa de<br />
Molly…<br />
Y me pongo mala en cuanto veo que no está sentada en el sofá, sino en el regazo<br />
de Hardin, que tiene la mano en su muslo mientras ella está recostada encima de él,<br />
riéndose con sus amigos como si fuera lo más normal del mundo.<br />
¿Cómo me he metido en esto? Debería haberme mantenido bien lejos de él. Lo<br />
sabía y ahora lo tengo delante, restregándomelo por la cara. Debería irme. Éste no es<br />
mi sitio y no quiero volver a llorar delante de esta gente. Estoy harta de llorar por<br />
Hardin, y estoy harta de intentar convertirlo en lo que no es. Cada vez que pienso que<br />
he tocado fondo, hace algo que me lleva a pensar que no tenía ni idea del dolor que<br />
causan los sentimientos no correspondidos. Veo que Molly coge la mano de Hardin.<br />
Él la aparta pero sólo para ponérsela en la cadera y apretar para hacerle cosquillas.<br />
Ella se ríe. Intento obligarme a moverme, a retroceder, a echar a correr, a hacerme<br />
una bola… Lo que sea con tal de salir de aquí. Pero mis ojos no se apartan del chico<br />
del que me estaba pillando mientras él no le quita el ojo de encima a ella.<br />
—¡Tessa! —me llama alguien entonces.<br />
Hardin se vuelve y sus ojos verdes encuentran los míos. Los abre como platos.<br />
Molly mira en mi dirección y se pega más a Hardin, que abre los labios como si fuera<br />
a decir algo pero no dice nada.<br />
Zed aparece a mi lado y por fin consigo desviar la mirada de la de Hardin. Intento<br />
sonreír, pero tengo todas mis energías empleadas en no convertirme en un mar de<br />
lágrimas.<br />
—¿Te apetece beber algo? —me pregunta.<br />
Bajo la mirada. «¿Yo no llevaba un vaso de plástico en la mano?»<br />
El vaso está en el suelo. La cerveza se ha derramado en la moqueta. Doy un paso<br />
atrás. Normalmente lo limpiaría y pediría perdón, pero ahora mismo voy a fingir que<br />
no he sido yo. Aquí hay tanta gente que nadie lo notará.<br />
Tengo dos opciones: puedo salir corriendo de aquí con lágrimas en los ojos y<br />
dejar que Hardin sepa que me ha hecho daño, o puedo hacerme la valiente y actuar<br />
como si me importaran un pimiento él y el modo en que Molly sigue acurrucada en<br />
su regazo.<br />
Me decido por la segunda opción.<br />
—Me encantaría —digo con voz forzada.<br />
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