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After - Anna Todd

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—De todos modos, deberías llevar sujetador cuando vagas por los pasillos de una<br />

fraternidad, Theresa. —Acerca la boca a mi oreja en el mismo instante en que sus<br />

dedos encuentran mis pechos. Acaricia los pezones con los pulgares y éstos se ponen<br />

duros al instante. Coge aire y yo me quedo helada, aunque el corazón me late a toda<br />

velocidad—. Uno nunca sabe con qué clase de pervertido puede encontrarse —me<br />

susurra al oído.<br />

Sus pulgares dibujan círculos en mis pezones y luego los pellizca un poco. Dejo<br />

caer la cabeza contra su pecho y no puedo controlar mis gemidos mientras sus dedos<br />

continúan el asalto.<br />

—Apuesto a que podría hacer que te corrieras sólo con esto —dice aplicando más<br />

presión.<br />

No tenía ni idea de que esto pudiera ser tan… agradable. Asiento, y Hardin se ríe<br />

con la boca pegada a mi oreja.<br />

—¿Eso quieres? ¿Quieres que haga que te corras? —pregunta, y asiento de nuevo<br />

con la cabeza.<br />

¿Para qué me lo pregunta? Mis rodillas temblorosas y mis gemidos hablan por sí<br />

solos.<br />

—Buena chica. Vamos a… —empieza a decir.<br />

Pero entonces suena la alarma de mi móvil y vuelvo al mundo real.<br />

—¡Mierda! Tenemos que salir dentro de diez minutos y tú ni siquiera te has<br />

vestido. ¡Y yo ni siquiera me he vestido!<br />

Me aparto, pero él menea la cabeza y me atrae de nuevo hacia sí, esta vez<br />

bajándome los pantalones y las bragas. Coge mi móvil y lo apaga.<br />

—Sólo necesito dos minutos. Me quedan ocho para vestirme.<br />

Me coge en brazos y me lleva hasta la cama. Me sienta en ella, se arrodilla<br />

delante de mí y tira de mis tobillos hasta que me tiene justo en el borde.<br />

—Abre las piernas —susurra, y obedezco.<br />

No lo tenía previsto en el horario de la mañana, pero no se me ocurre mejor forma<br />

de empezar el día. Sus dedos largos recorren mis muslos. Luego hunde la cabeza<br />

entre ellos y me lame arriba y abajo, frunce los labios y succiona. Joder, es ese<br />

puntito otra vez. Echo las caderas hacia adelante y casi me caigo al suelo. Vuelve a<br />

sentarme en el borde, sin soltarme. Con la otra mano, me mete un dedo. Va mucho<br />

más deprisa que antes. No sé si me gusta más lo que me hace la mano o la boca, pero<br />

la combinación de ambas es alucinante. En unos segundos siento ese ardor en lo más<br />

profundo de mi vientre. Mete y saca el dedo más deprisa.<br />

—Voy a intentar meterte dos, ¿vale? —me dice.<br />

Asiento con un gemido. La sensación es extraña y un tanto incómoda, como la<br />

primera vez que me metió un dedo, pero cuando su boca vuelve y empieza a<br />

succionar de nuevo me olvido del leve dolor. Gimoteo cuando Hardin retira la boca<br />

otra vez.<br />

—Joder, estás muy prieta, nena. —Me bastan sus palabras para rematarme—.<br />

www.lectulandia.com - Página 242

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