After - Anna Todd

22.05.2018 Views

ebato. —Ya lo sé, pero es… aburrido. —Arruga la nariz. Parece más satisfecha cuando me pongo las medias y accedo a llevar tacones altos. Sigo llevando el par de Toms en el bolso desde ayer, por si acaso. A medida que se acercan las seis y media, me doy cuenta de que estoy más nerviosa por el trayecto a su casa que por la cena en sí. Me incomodan las medias, y ando por la habitación unas cuantas veces para practicar antes de que Hardin se presente aquí. Steph me dedica una extraña sonrisa, y yo abro la puerta. —Madre mía, Tessa, estás…, eh…, estás muy guapa —masculla él, y yo sonrío. ¿Desde cuándo dice un «eh» en cada frase? Steph nos acompaña a la puerta, me guiña un ojo y exclama cual madre orgullosa: —¡Pasadlo bien! Hardin le enseña el dedo corazón y, cuando ella le devuelve el gesto, él le cierra la puerta en las narices. www.lectulandia.com - Página 184

CAPÍTULO 46 El trayecto a casa del padre de Hardin es agradable. La suave música de fondo no parece más que una distracción, y me fijo en que agarra el volante con demasiada fuerza. Durante el viaje tengo la sensación de que está de los nervios, pero sé que, si quisiera hablar sobre algo, no tendría problemas en exponerlo. Me bajo del coche y subo los escalones del camino de entrada. Con el sol todavía en lo alto del cielo, distingo unas viejas enredaderas que ascienden por los lados de la casa y las pequeñas flores blancas que las acompañan. De improviso, oigo cómo se abre y se cierra la puerta de Hardin, y el ruido de sus botas en el camino de entrada. Me vuelvo para ver que está a unos pocos pasos detrás de mí. —¿Qué estás haciendo? —le pregunto. —Es evidente: ir contigo. —Pone los ojos en blanco y da una larga zancada para colocarse a mi lado al final de la escalera. —¿En serio? Creía que no… —Ya. Vamos a entrar ya y a pasar la peor noche de nuestras vidas. Contrae las facciones y esboza la sonrisa más falsa que he visto en mi vida. Le doy un codazo y llamo al timbre. —Paso de timbres —me dice, y gira el pomo. Supongo que no importa porque es la casa de su padre, pero aun así me hace sentir algo incómoda. Cruzamos la puerta y entramos en el vestíbulo cuando su padre aparece. La sorpresa es evidente en su rostro, pero nos muestra su encantadora sonrisa y se acerca a abrazar a su hijo. Hardin, sin embargo, lo esquiva y pasa de largo. El bochorno se hace patente en las hermosas facciones del señor Scott, pero aparto la vista antes de que se dé cuenta de que he visto su expresión. —Muchas gracias por recibirnos, señor Scott —digo mientras nos adentramos en la casa. —Muchas gracias por venir, Tessa; Landon me ha hablado un poco sobre ti. Parece que te tiene mucho cariño. Y, por favor, llámame Ken. —Sonríe, y lo sigo hasta el salón. Landon está sentado en el sofá con el libro de literatura en el regazo cuando entro. Se le ilumina la cara y cierra el libro en cuanto me acerco y me siento a su lado. No sé adónde ha ido Hardin, pero aparecerá tarde o temprano. —¿Hardin y tú vais a darle otra oportunidad a vuestra amistad? —pregunta Landon con el ceño ligeramente fruncido. www.lectulandia.com - Página 185

CAPÍTULO 46<br />

El trayecto a casa del padre de Hardin es agradable. La suave música de fondo no<br />

parece más que una distracción, y me fijo en que agarra el volante con demasiada<br />

fuerza. Durante el viaje tengo la sensación de que está de los nervios, pero sé que, si<br />

quisiera hablar sobre algo, no tendría problemas en exponerlo.<br />

Me bajo del coche y subo los escalones del camino de entrada. Con el sol todavía<br />

en lo alto del cielo, distingo unas viejas enredaderas que ascienden por los lados de la<br />

casa y las pequeñas flores blancas que las acompañan. De improviso, oigo cómo se<br />

abre y se cierra la puerta de Hardin, y el ruido de sus botas en el camino de entrada.<br />

Me vuelvo para ver que está a unos pocos pasos detrás de mí.<br />

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto.<br />

—Es evidente: ir contigo. —Pone los ojos en blanco y da una larga zancada para<br />

colocarse a mi lado al final de la escalera.<br />

—¿En serio? Creía que no…<br />

—Ya. Vamos a entrar ya y a pasar la peor noche de nuestras vidas.<br />

Contrae las facciones y esboza la sonrisa más falsa que he visto en mi vida. Le<br />

doy un codazo y llamo al timbre.<br />

—Paso de timbres —me dice, y gira el pomo.<br />

Supongo que no importa porque es la casa de su padre, pero aun así me hace<br />

sentir algo incómoda.<br />

Cruzamos la puerta y entramos en el vestíbulo cuando su padre aparece. La<br />

sorpresa es evidente en su rostro, pero nos muestra su encantadora sonrisa y se acerca<br />

a abrazar a su hijo. Hardin, sin embargo, lo esquiva y pasa de largo. El bochorno se<br />

hace patente en las hermosas facciones del señor Scott, pero aparto la vista antes de<br />

que se dé cuenta de que he visto su expresión.<br />

—Muchas gracias por recibirnos, señor Scott —digo mientras nos<br />

adentramos en la casa.<br />

—Muchas gracias por venir, Tessa; Landon me ha hablado un poco sobre<br />

ti. Parece que te tiene mucho cariño. Y, por favor, llámame Ken. —Sonríe, y lo sigo<br />

hasta el salón.<br />

Landon está sentado en el sofá con el libro de literatura en el regazo cuando entro.<br />

Se le ilumina la cara y cierra el libro en cuanto me acerco y me siento a su lado. No<br />

sé adónde ha ido Hardin, pero aparecerá tarde o temprano.<br />

—¿Hardin y tú vais a darle otra oportunidad a vuestra amistad? —pregunta<br />

Landon con el ceño ligeramente fruncido.<br />

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