After - Anna Todd
veo cómo entrecierra los ojos. —¿Ah, sí? —Juguetea con las uñas de sus dedos, un hábito nervioso, supongo. —Sí. Nos vemos. —Sonrío y me alejo. Oigo cómo se baja del coche y cierra la puerta. —¡Espera! —llama, y me doy la vuelta—. Esto…, da igual, es que pensaba que, eh…, que se te había caído algo, pero no. —Se sonroja. Es evidente que está mintiendo, y quiero saber lo que iba a decir, pero tengo que alejarme de él, así que eso es lo que me limito a hacer. —Adiós, Hardin. —Esas palabras significan mucho más de lo que aparentan. No miro atrás para ver si viene detrás de mí, porque sé que eso no va a pasar. Me quito los tacones antes incluso de llegar al edificio y ando descalza el resto del camino por el campus. En cuanto entro en la habitación vuelvo a ponerme el pijama y llamo a Noah. Responde al segundo tono. —Hola —digo con una voz demasiado chillona. «Es Noah, ¿por qué estoy tan nerviosa entonces?» —Hola, Tessa, ¿qué tal te ha ido el día? —pregunta con suavidad. No parece el mismo Noah distante del resto de la semana. Suspiro de alivio. —Bien, aunque esta noche mi plan es quedarme en casa. Y ¿tú qué haces? — Omito a propósito la cena con Steph y los demás, incluido Hardin. Sé que no me va a beneficiar en mi campaña titulada «Por favor, perdóname». —Acabo de salir del entrenamiento. Estoy pensando en estudiar esta noche porque mañana voy a ayudar a los nuevos vecinos a cortar un árbol. Siempre está ayudando a los demás. Es demasiado bueno para mí. —Yo también voy a estudiar esta noche. —Ojalá pudiéramos estudiar juntos —dice, y sonrío mientras arranco las diminutas bolitas de pelusa de mis calcetines polares. —¿De verdad? —Sí, claro, Tessa. Sigo queriéndote, y te echo de menos. Pero tengo que saber que nada de esto volverá a suceder. Estoy dispuesto a dejarlo atrás, pero tienes que prometerme que te mantendrás alejada de él —dice. No le hace falta decir su nombre. —Por supuesto que sí, lo juro. ¡Te quiero! —Una parte de mí sabe que estoy tan desesperada por que Noah me perdone porque no quiero quedarme sola e ir detrás de Hardin, pero no le hago caso. Después de intercambiar unos cuantos más «te quiero» con Noah, accede a acompañarme a la hoguera el próximo fin de semana y colgamos el teléfono. Busco en internet el concesionario de coches más cercano al campus, y por suerte parece haber una gran cantidad de distribuidores dispuestos a desplumar a estudiantes universitarios. Tras anotar las direcciones de unos cuantos, rebusco en la bolsa de Steph hasta que encuentro las toallitas para desmaquillarme. Tardo una eternidad, y www.lectulandia.com - Página 162
este odioso proceso hace que no quiera volver a maquillarme nunca más, por muy guapa que estuviera. www.lectulandia.com - Página 163
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este odioso proceso hace que no quiera volver a maquillarme nunca más, por muy<br />
guapa que estuviera.<br />
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