After - Anna Todd

22.05.2018 Views

CAPÍTULO 40 Da igual lo mucho que me haya esforzado en evitarlo durante la semana, no sé muy bien cómo he acabado con él en su coche. No me mira mientras entro ni cuando me abrocho el cinturón. Vuelvo a estirarme el vestido en un intento por cubrirme los muslos. Permanecemos un momento en silencio, y entonces sale del aparcamiento. Lo único que lo salva es que no ha dejado que Molly venga con nosotros. Habría preferido caminar hasta casa que ver cómo le hace la pelota. —¿Y ese nuevo look? —pregunta por fin una vez que hemos salido a la autovía. —Pues…, bueno, supongo que Steph quería probar algo diferente conmigo — digo. Mantengo la vista fija en los edificios que van pasando al otro lado de la ventanilla. La música heavy que le gusta escuchar está sonando de fondo. —¿Es un poco excesivo, no crees? —pregunta, y yo cierro los puños sobre el regazo. Ya sé su plan de hoy: insultarme todo el camino de vuelta. —No hacía falta que me llevaras a la residencia, ¿sabes? —Apoyo la cabeza contra el cristal en un intento por crear todo el espacio posible entre nosotros. —No te pongas a la defensiva; lo único que estoy diciendo es que tu pequeño cambio de imagen es un poco extremo. —Pues me alegro de que no me importe lo que pienses, pero teniendo en cuenta lo poco que te gusta mi apariencia normal, me sorprende que no te parezca que estoy mejor así —le suelto, y cierro los ojos. Ya estoy agotada de estar con él, y está absorbiendo las pocas energías que me quedan. Lo oigo reírse entre dientes, y apaga la radio. —Yo nunca he dicho nada malo sobre tu aspecto. Sobre tu ropa, sí, pero sin duda preferiría verte con esas horrorosas faldas largas que con este vestido. Está intentando explicarse, pero su respuesta no tiene mucho sentido. Parece gustarle que Molly vaya vestida de este modo, aunque mucho más vulgar, así que, ¿por qué no yo? —¿Me has oído, Tessa? —pregunta al ver que no respondo, y siento que me toca el muslo. Rehúyo su contacto y abro los ojos. —Sí, te he oído. Pero no tengo nada que decir al respecto. Si no te gusta cómo voy vestida, no me mires. Lo bueno de hablar con Hardin es que, por una vez en toda mi vida, puedo decir todo lo que me venga a la mente sin tener que preocuparme por herir sus www.lectulandia.com - Página 160

sentimientos, ya que por lo visto no los tiene. —Ése es justamente el problema, ¿sabes? Que no puedo dejar de mirarte. — Cuando las palabras salen de su boca, considero abrir la puerta del coche y lanzarme a la autovía. —Venga, ¡por favor! —Me río. Sé que va a decirme cosas lo bastante bonitas, aunque ambiguas, para que luego sea aún más doloroso que las retire y me insulte. —¿Qué? Es la verdad. Me gusta tu ropa nueva, pero no necesitas tanto maquillaje. Las chicas normales llevan toneladas de maquillaje para estar tan guapas como tú sin él. «¿Qué?» Debe de haber olvidado que no nos hablamos, que intentó arruinar mi vida hace menos de una semana y que nos despreciamos el uno al otro. —No querrás que te dé las gracias, ¿no? —digo medio riéndome. Es tan complicado…; tan pronto está en plan enigmático y enfadado como al momento no puede dejar de mirarme. —¿Por qué no les has contado la verdad sobre Landon y yo? —pregunta cambiando de tema. —Porque, evidentemente, no querías que lo supieran. —Aun así, ¿por qué me guardas el secreto? —Porque no me corresponde a mí contarlo. Me mira con suspicacia y una ligera sonrisa en los labios. —No te habría culpado si lo hubieras hecho, teniendo en cuenta que yo sí le conté el tuyo a Noah. —Sí, bueno, yo no soy tú. —No, no lo eres —dice con voz mucho más suave. Y después permanece en silencio durante el resto del viaje, igual que yo. No tengo nada que decirle. Cuando llegamos al campus, deja el coche en el aparcamiento más alejado de mi habitación. Cómo no. Alcanzo el pomo de la puerta, y Hardin vuelve a tocarme el muslo. —¿No vas a darme las gracias? —Sonríe. Yo niego con la cabeza. —Gracias por traerme —digo con ironía—. Date prisa, Molly te está esperando —añado mientras me bajo. Espero que no me haya oído. No sé por qué le he dicho eso. —Sí… Debería, me divierto mucho con ella cuando está borracha —replica con una sonrisa burlona. Intentando ocultar el hecho de que me siento como si acabara de darme un puñetazo en el estómago, me inclino para mirarlo por la ventanilla del acompañante, y entonces él baja el cristal. —Sí, seguro que sí. De todas formas, Noah va a venir dentro de poco —miento, y www.lectulandia.com - Página 161

sentimientos, ya que por lo visto no los tiene.<br />

—Ése es justamente el problema, ¿sabes? Que no puedo dejar de mirarte. —<br />

Cuando las palabras salen de su boca, considero abrir la puerta del coche y lanzarme<br />

a la autovía.<br />

—Venga, ¡por favor! —Me río.<br />

Sé que va a decirme cosas lo bastante bonitas, aunque ambiguas, para que luego<br />

sea aún más doloroso que las retire y me insulte.<br />

—¿Qué? Es la verdad. Me gusta tu ropa nueva, pero no necesitas tanto<br />

maquillaje. Las chicas normales llevan toneladas de maquillaje para estar tan guapas<br />

como tú sin él.<br />

«¿Qué?» Debe de haber olvidado que no nos hablamos, que intentó arruinar mi<br />

vida hace menos de una semana y que nos despreciamos el uno al otro.<br />

—No querrás que te dé las gracias, ¿no? —digo medio riéndome.<br />

Es tan complicado…; tan pronto está en plan enigmático y enfadado como al<br />

momento no puede dejar de mirarme.<br />

—¿Por qué no les has contado la verdad sobre Landon y yo? —pregunta<br />

cambiando de tema.<br />

—Porque, evidentemente, no querías que lo supieran.<br />

—Aun así, ¿por qué me guardas el secreto?<br />

—Porque no me corresponde a mí contarlo.<br />

Me mira con suspicacia y una ligera sonrisa en los labios.<br />

—No te habría culpado si lo hubieras hecho, teniendo en cuenta que yo sí le conté<br />

el tuyo a Noah.<br />

—Sí, bueno, yo no soy tú.<br />

—No, no lo eres —dice con voz mucho más suave.<br />

Y después permanece en silencio durante el resto del viaje, igual que yo. No<br />

tengo nada que decirle.<br />

Cuando llegamos al campus, deja el coche en el aparcamiento más alejado de mi<br />

habitación. Cómo no.<br />

Alcanzo el pomo de la puerta, y Hardin vuelve a tocarme el muslo.<br />

—¿No vas a darme las gracias? —Sonríe.<br />

Yo niego con la cabeza.<br />

—Gracias por traerme —digo con ironía—. Date prisa, Molly te está esperando<br />

—añado mientras me bajo. Espero que no me haya oído. No sé por qué le he dicho<br />

eso.<br />

—Sí… Debería, me divierto mucho con ella cuando está borracha —replica con<br />

una sonrisa burlona.<br />

Intentando ocultar el hecho de que me siento como si acabara de darme un<br />

puñetazo en el estómago, me inclino para mirarlo por la ventanilla del acompañante,<br />

y entonces él baja el cristal.<br />

—Sí, seguro que sí. De todas formas, Noah va a venir dentro de poco —miento, y<br />

www.lectulandia.com - Página 161

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!