After - Anna Todd

22.05.2018 Views

cama en lugar de con Noah. Entonces, la puerta se abre e interrumpe mis pensamientos. Miro hacia allí y veo a Hardin con los calzoncillos de cuadros y me río. Le están un poco grandes, y son mucho más largos que su bóxer habitual pero, de todos modos, le sientan genial. —Me gustan. —Sonrío y él me fulmina con la mirada, apaga la luz y enciende el televisor. Se mete en la cama y se tumba cerca de mí. —Bueno, ¿qué ibas a decirme? —me pregunta, y hago una mueca de fastidio. Esperaba que se le hubiese olvidado—. No te hagas la tímida ahora. Acabas de hacer que me corra en los calzoncillos —bromea, y me acerca hacia sí. Entierro la cabeza en la almohada y se echa a reír. Asomo la cabeza de nuevo y él me acomoda el pelo detrás de la oreja antes de darme un tierno beso en los labios. Es la primera vez que me besa así, y me parece un gesto más íntimo que cuando nos besamos con lengua. Apoya la cabeza en la almohada y cambia de canal. Quiero decirle que me abrace hasta que me quede dormida, pero tengo la sensación de que él no es de la clase de chicos que se acurrucan con su pareja. «Quiero ser buena persona por ti, Tess.» Sus palabras se reproducen en mi cabeza y me pregunto si lo decía de verdad o si era el alcohol el que hablaba. —¿Todavía estás borracho? —pregunto, y apoyo la cabeza en su pecho. Se pone rígido, pero no me aparta. —No, creo que nuestra competición de gritos en el patio me ha despejado —dice. Sostiene el mando a distancia con una mano mientras mantiene la otra suspendida en el aire sin saber muy bien qué hacer con ella. —Bueno, al menos, de nuestra discusión ha salido algo positivo. Gira la cabeza hacia mí. —Sí, supongo —dice, y por fin apoya la mano en mi espalda. Su abrazo me reconforta de una manera increíble. Me diga las cosas horribles que me diga mañana, no podrá arrebatarme este momento. Éste se ha convertido en mi nuevo lugar favorito, con mi cabeza apoyada en su pecho y su mano sobre mi espalda. —Creo que en realidad me gusta más el Hardin ebrio —digo bostezando. —¿En serio? —repone, y me mira de nuevo. —Puede —bromeo, y cierro los ojos. —Se te da fatal desviar la atención de las cosas. Y ahora, habla. —Estaba pensando en todas las chicas con las que has…, ya sabes, hecho cosas. Intento esconder el rostro en su pecho, pero él deja el mando sobre la cama y me levanta la barbilla para que lo mire. —¿Por qué estabas pensando en eso? —No lo sé…, porque no tengo ninguna experiencia, y tú tienes mucha. Steph incluida —contesto. www.lectulandia.com - Página 134

Cada vez que me los imagino juntos, me dan ganas de vomitar. —¿Estás celosa, Tess? —dice con voz socarrona. —No, claro que no —miento. —Entonces, no te importará que te dé detalles, ¿verdad? —¡No! ¡Por favor, no lo hagas! —le ruego, y él se ríe y me estrecha con su brazo un poco más. No dice nada más al respecto, y siento un alivio tremendo. No podría soportar oír los detalles de sus escarceos. Noto que empiezan a pesarme los párpados e intento centrarme en la televisión. Me siento tan a gusto aquí, entre sus brazos… —No te estarás durmiendo, ¿verdad? Aún es pronto —dice, pero sus palabras apenas logran espabilarme. —¿En serio? Tengo la sensación de que son, por lo menos, las dos de la mañana. He llegado aquí sobre las nueve. —Sí, son sólo las doce. —Eso no es pronto. —Bostezo de nuevo. —Para mí, sí. Además, quiero devolverte el favor. «¿Qué?… Ah.» La piel me arde al instante. —Te apetece que lo haga, ¿verdad? —ronronea, y yo trago saliva. Por supuesto que quiero. Lo miro e intento ocultar mi sonrisa ansiosa. Sin embargo, se da cuenta y, con un rápido pero delicado movimiento, hace que cambiemos de postura, de manera que queda suspendido encima de mí. Apoya el peso en un solo brazo y baja la otra mano. Levanto la pierna hasta su costado y, cuando flexiono la rodilla, él desliza la mano desde mi tobillo hasta la parte superior de mi muslo. —Eres tan suave… —dice, y repite el movimiento. Me da un apretón en el muslo y se me eriza el vello en cuestión de segundos. Hardin se inclina y me da un beso en un lado de la rodilla. El gesto hace que estire la pierna como por acto reflejo. Me la coge y se ríe mientras la envuelve con su brazo. «¿Qué va a hacer?» La anticipación me está matando. —Quiero saborearte, Tessa —dice con la vista fija en mi rostro para analizar mi reacción. Se me seca la boca al instante. «¿Por qué me pide besarme si sabe que puede hacerlo cuando quiera?» Separo los labios y lo espero. —No. Aquí abajo —me explica deslizando la mano entre mis piernas. Debe de estar sorprendido ante mi tremenda falta de experiencia, pero al menos intenta contener la sonrisa. Lo miro con el ceño fruncido y me toca con el dedo por encima de las bragas, lo que provoca que inspire súbitamente y contenga el aliento. Sus dedos acarician suavemente mi sexo por encima de la ropa mientras sigue mirándome a los ojos. www.lectulandia.com - Página 135

Cada vez que me los imagino juntos, me dan ganas de vomitar.<br />

—¿Estás celosa, Tess? —dice con voz socarrona.<br />

—No, claro que no —miento.<br />

—Entonces, no te importará que te dé detalles, ¿verdad?<br />

—¡No! ¡Por favor, no lo hagas! —le ruego, y él se ríe y me estrecha con su brazo<br />

un poco más.<br />

No dice nada más al respecto, y siento un alivio tremendo. No podría soportar oír<br />

los detalles de sus escarceos. Noto que empiezan a pesarme los párpados e intento<br />

centrarme en la televisión. Me siento tan a gusto aquí, entre sus brazos…<br />

—No te estarás durmiendo, ¿verdad? Aún es pronto —dice, pero sus palabras<br />

apenas logran espabilarme.<br />

—¿En serio?<br />

Tengo la sensación de que son, por lo menos, las dos de la mañana. He llegado<br />

aquí sobre las nueve.<br />

—Sí, son sólo las doce.<br />

—Eso no es pronto. —Bostezo de nuevo.<br />

—Para mí, sí. Además, quiero devolverte el favor.<br />

«¿Qué?… Ah.»<br />

La piel me arde al instante.<br />

—Te apetece que lo haga, ¿verdad? —ronronea, y yo trago saliva.<br />

Por supuesto que quiero. Lo miro e intento ocultar mi sonrisa ansiosa. Sin<br />

embargo, se da cuenta y, con un rápido pero delicado movimiento, hace que<br />

cambiemos de postura, de manera que queda suspendido encima de mí. Apoya el<br />

peso en un solo brazo y baja la otra mano. Levanto la pierna hasta su costado y,<br />

cuando flexiono la rodilla, él desliza la mano desde mi tobillo hasta la parte superior<br />

de mi muslo.<br />

—Eres tan suave… —dice, y repite el movimiento.<br />

Me da un apretón en el muslo y se me eriza el vello en cuestión de segundos.<br />

Hardin se inclina y me da un beso en un lado de la rodilla. El gesto hace que estire la<br />

pierna como por acto reflejo. Me la coge y se ríe mientras la envuelve con su brazo.<br />

«¿Qué va a hacer?» La anticipación me está matando.<br />

—Quiero saborearte, Tessa —dice con la vista fija en mi rostro para analizar mi<br />

reacción.<br />

Se me seca la boca al instante. «¿Por qué me pide besarme si sabe que puede<br />

hacerlo cuando quiera?» Separo los labios y lo espero.<br />

—No. Aquí abajo —me explica deslizando la mano entre mis piernas.<br />

Debe de estar sorprendido ante mi tremenda falta de experiencia, pero al menos<br />

intenta contener la sonrisa. Lo miro con el ceño fruncido y me toca con el dedo por<br />

encima de las bragas, lo que provoca que inspire súbitamente y contenga el aliento.<br />

Sus dedos acarician suavemente mi sexo por encima de la ropa mientras sigue<br />

mirándome a los ojos.<br />

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