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After - Anna Todd

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Sus malévolos hoyuelos aparecen acompañando a su sonrisa.<br />

—Sí, pero mira dónde estás ahora.<br />

Reflexiono y le espeto:<br />

—Yo lo quiero, y él me quiere a mí.<br />

Y entonces veo cómo cambia la expresión en su rostro. Se tambalea hasta<br />

apoyarse en la silla.<br />

—No me digas eso —dice arrastrando las palabras, que salen más rápidas que<br />

antes.<br />

Casi había olvidado lo borracho que estaba.<br />

—Sólo dices esas cosas porque estás borracho; mañana volverás a odiarme.<br />

—No te odio. —Se inclina ligeramente hacia adelante.<br />

Ojalá no tuviera este efecto en mí. Ojalá pudiera largarme sin más. Pero, en lugar<br />

de hacerlo, me quedo y lo oigo decir:<br />

—Si eres capaz de mirarme a los ojos y decirme que quieres que te deje en paz y<br />

que no vuelva a hablarte nunca, lo haré. Te juro que desde hoy mismo no volveré a<br />

acercarme a ti. Sólo tienes que decirlo.<br />

Abro la boca para decirle justo eso: que no se acerque a mí; para decirle que no<br />

quiero volver a verlo.<br />

Pero entonces se vuelve hacia mí y se aproxima.<br />

—Dímelo, Tessa. Dime que no quieres volver a verme nunca.<br />

Me toca. Me acaricia los brazos y se me eriza todo el vello del cuerpo<br />

inmediatamente.<br />

—Dime que no quieres volver a sentir mi tacto —susurra, y desliza la mano hasta<br />

mi cuello. Su dedo índice recorre mi clavícula y asciende de nuevo por mi garganta.<br />

Oigo cómo mi respiración se acelera cuando acerca los labios a pocos centímetros de<br />

los míos—. Dime que no quieres que vuelva a besarte —dice, y percibo el olor del<br />

whisky y siento el calor de su aliento—. Dímelo, Theresa —repite, y yo gimo.<br />

—Hardin —susurro.<br />

—No puedes resistirte a mí, Tessa, del mismo modo que yo no puedo resistirme a<br />

ti. —Sus labios están tan cerca de los míos que casi se rozan—. Quédate conmigo<br />

esta noche —me dice, y hace que yo desee obedecerlo ciegamente.<br />

Un movimiento junto a la puerta llama entonces mi atención y me aparto de<br />

Hardin de golpe. Levanto la vista y veo el rostro confundido de Landon. Entonces da<br />

media vuelta y desaparece del umbral.<br />

Vuelvo a la realidad al instante.<br />

—Tengo que irme —digo, y Hardin maldice entre dientes.<br />

—Por favor, quédate. Quédate conmigo sólo esta noche, y si por la mañana<br />

decides que no quieres volver a verme… Por favor, quédate. Te lo estoy suplicando, y<br />

yo no suplico, Theresa.<br />

Me sorprendo a mí misma asintiendo antes de poder refrenarme.<br />

—Y ¿qué voy a decirle a Noah? Me está esperando, y yo tengo su coche.<br />

www.lectulandia.com - Página 123

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