TU SALUD Alimentación 78 ● <strong>Iberia</strong> <strong>Magazine</strong> E l sabor dulce se asocia a sensaciones agradables y placenteras, y las causantes de esta impresión son las endorfinas, llamadas opioides endógenos porque sus efectos son similares a los del opio, que producen bienestar. Para entender por qué nuestro organismo demanda productos azucarados, los nutricionistas dicen que los estímulos producidos por los alimentos causan en nuestro cerebro la liberación de unas sustancias llamadas neurotransmisores, que son compuestos químicos que transmiten la información de una neurona a otra. Uno de ellos es la serotonina, que entre otras funciones fisiológicas regula los estados de ánimo e interviene en el control del apetito. Así, los niveles bajos de serotonina dan lugar a estados de ánimo igualmente bajos, pero también a la necesidad de comer especialmente hidratos de carbono con mucha azúcar: chocolate, pasteles, tartas, galletas... Estos dulces producen un aumento de la concentración de serotonina en los espacios entre nuestras neuronas que da lugar, a su vez, a la producción y liberación de otras sustancias, como las endorfinas. El estrés, el calor demasiado elevado, una dieta no adecuada, la cafeína, las bebidas alcohólicas y la edad son factores que provocan la reducción de los niveles de serotonina, lo que explica por qué muchas personas sienten un deseo incontrolable por los alimentos más dulces y pasan el día picando. Este hecho, según los expertos, va unido a problemas de ansiedad y depresión. Para estas situaciones no existe un tratamiento fuera de la farmacología, para intentar frenar nuestros impulsos por comer. Si queremos atajar el problema, tomar alimentos con capacidad para aumentar la síntesis de serotonina (carnes rojas, pescados, leche y sus derivados, huevos, nueces, almendras y plátanos) ciertos medicamentos serán, por lo tanto, nuestro único aliado. Glucosa sin exceso Si bien los profesionales de la salud desaconsejan tomar dulce en exceso, hacerlo de manera equilibrada es, incluso, necesario ya que la glucosa es un alimento fundamental para el cerebro, según dicen los expertos. El mejor momento para tomar dulce es a primera hora de la mañana ya que así aportamos al
La secuencia se repite muy a menudo: terminamos de comer y aunque estemos satisfecho sentimos que podríamos ir por algo dulce. Es más, lo necesitamos. Aunque hayamos comido media pizza o pasado tres horas comiendo un asado, un dulce resulta una buena idea. ¿ POR QUÉ EL CUERPO NOS PIDE DULCE?