Clip Diciembre Web

fideera al hermano, y puso a Julio
Alberto de jefe y me invitan a trabajar
como inspector para cobrar a
clientes fijos en ciudades como
Arrecifes, Baradero, La Plata…
Posteriormente, la fideera la vendieron
a la fábrica “Volcán” y ahí trabajé
hasta que me jubilé.
Ganaba 300 pesos por mes en esa
época, como empleado de comercio.
Un día cuando estaba en los
últimos meses antes de jubilarme,
fui al molino Martelletti para pedir
trabajo de viajante y hablé con don
Alfonso García, quien me citó para
la semana siguiente. Fui, pero me
dijeron que, al estar jubilado, no
me podían dar trabajo.
Unos días después, caminando con
mi señora por la plaza, encontramos
a Alfonso García y me dice:
“Fernández, mañana andá al molino
que quiero hablar con vos”. Fui y
estaban en una reunión de directorio
y don Alfonso dice: “Señores,
desde mañana este señor va a ser
colaborador nuestro”.
Antes, ningún molino tenía viajante.
Ni Martelletti, ni Cánepa ni García
Brisky. En Cánepa trabajaba el
“negro” Tibessio y por Martelletti,
Losigno o don Alfonso iban a vender
a las panaderías. Vendían alrededor
de 1.500 bolsas por mes.
Aún no estaba jubilado de “Volcán”
y cuando les dije que me retiraba,
me dicen “justo ahora cuando más
te necesitamos”, entonces yo les
respondí que me quedaba por el
tiempo que quieran, no les había
dicho que ya me habían tomado en
Martelletti. A los 15 días me dicen
que lo mío estaba cubierto y si
quería podía irme.
Y así fue como a los 60 años empecé
a trabajar en Martelletti, ya jubilado.
Estuve como un mes en negro, así
que me hicieron un contrato por
tres años. Trabajé en esa empresa
20 años, hasta que tuve 80 años.
- Algo lindo y algo no tan lindo
que te haya pasado en la vida…
- No me puedo quejar mucho, para
mi todo fue lindo. La muerte de mi
abuela, que era como mi mamá me
afectó mucho. Siempre trabajé,
tuve buenos amigos, sólo estuve
Alfonso
Salvatore con el
entrevistado.
cinco meses desempleado, pero
después no paré hasta los 80 años,
incluso ahora a los 100 años no sé
si no me animo a seguir manejando
el auto. La otra vez me dieron
permiso para conducir por otros
tres años más.
Se equivocaron, en lugar de poner
que mi año de nacimiento fue
1917, pusieron 1947.
- ¿A lo largo de 100 años, te quedó
algo pendiente qué realizar?
- Nada.
- ¿Cómo es un día normal en la
vida de el “negro” Fernández”?
- Me sacaron el auto, todavía estoy
convaleciente de una operación de
divertículos por la que estuve internado
en el Hospital. Dependemos
de otras personas porque mi señora
ya no puede cocinar, antes íbamos
los dos a comprar en el auto.
- ¿Qué te costó compartir?
- Nada, siempre tuve muchos amigos
y nunca tuve problemas con
ninguno.
- ¿Luego de cumplir 100 años, qué
es lo que te preocupa del paso del
tiempo?
- Comparar cómo se vive ahora y
cómo se vivía hace 30 o 40 años.
Antes yo era todo amistad, ahora
no puedo hacer esas cosas.
También quiero que mis hijos sigan
por un buen camino.
- ¿Te queda algo pendiente de
cómo es tu personalidad?
- Siempre me he portado bien y me
han tratado así, no tengo enemigos
de ninguna especie. Me veo al
espejo y me veo tan lindo como
antes.
- ¿Con qué ojos mirás la vida?
- Con los que tengo.
- ¿Si vieras a tus padres y a tu
abuela, qué le dirías?
- Que los quiero mucho, los abrazaría
y lloraría con ellos.
- ¿Si pudieses hablar con la vida,
cara a cara, qué le dirías?
- Que estoy satisfecho de todo lo
que hice.
Conforme con todo lo que tengo,
con la familia que he conseguido.
- ¿Qué mensajes podrías dar para
tu familia, para tus amigos, para
la vida?
- Que sigan el camino correcto de
la vida, que no haya egoísmo, que
no haya peleas entre nosotros como
ocurre hoy en el país por culpa
de cuatro tipos que están en el
gobierno y que nos arruinan la vida
a todos.
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