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nía de la fábrica B.T.B. (Bayá, Tiscornia,<br />
Biaus) donde se elaboraba hielo<br />
y manteca. “Ahí empecé de cadete<br />
en el año 1930. Iba en bicicleta<br />
por tierra, porque no había asfalto,<br />
cuatro veces por día al correo<br />
llevando correspondencia hasta el<br />
local que estaba en la plaza España.<br />
A las diez tenía que pasar por el<br />
banco, a las dos de la tarde traía la<br />
correspondencia y a las ocho cuando<br />
cerrábamos las oficinas, llevaba<br />
correspondencia otra vez al correo”.<br />
- ¿Qué te acordás del barrio donde<br />
naciste?<br />
- Recuerdo que había un boliche<br />
donde iba a jugar a las bochas, al<br />
sapo… Estaba la carnicería de Di<br />
Leo. En cuanto a amigos, estaban<br />
los Baroni, Lelutre, Denisio…<br />
Primero vivía frente a la cremería.<br />
Mi abuela había venido de España<br />
con seis hijos, sola y acá se casó con<br />
un hombre que me crió como si<br />
fuera su hijo.<br />
En esa época mi abuela me hacía<br />
para comer puchero y tallarines los<br />
días domingo.<br />
También tenía un vecino que era<br />
capo del corralón, porque antes se<br />
usaban carros, caballos para ir a<br />
buscar los tarros de crema, de 50<br />
litros, a la estación Sur, con trenes<br />
que venían de todas las provincias.<br />
Después nos mudamos a una casa<br />
de la avenida Suárez, donde pasaba<br />
el tren cerca y ahora hay un edificio<br />
enorme. Ahí viví hasta los 12<br />
años y luego a una casa más cerca<br />
del centro de la ciudad, hasta los 18<br />
años. Luego me fui a la pensión de<br />
Rubado.<br />
La niñez<br />
- ¿Cómo fue tu infancia?<br />
- Como cadete ganaba 5 pesos por<br />
mes, pero ganaba más con las propinas,<br />
porque alguien me encargaba<br />
una cosa y me daban monedas.<br />
Iba a buscar la nafta, el diario… Por<br />
ejemplo en Villafañe me daban caramelos;<br />
Vásquez, del diario La<br />
Razón, me daba un peso.<br />
- ¿A qué edad tuviste tu primera<br />
bicicleta?<br />
- Le compré una bicicleta a Bailleres,<br />
que era usada, la tuve mucho<br />
tiempo y la pagué en cuotas, hasta<br />
me hacía firmar un recibo.<br />
Creo que me costó siete pesos. En<br />
esa época era amigo de personas<br />
como Carlitos Magni, el de la panadería<br />
“El Cañón”. Cuando me fui a la<br />
pensión, me hice en el ambiente<br />
del Club Racing.<br />
- ¿Y tus años escolares?<br />
- Estudié en la Escuela Nº 2, cuando<br />
funcionaba frente al jardín de Cúculo<br />
y había hasta tercer grado. Los<br />
dos primeros años tuve a dos maestras<br />
y en tercero a un maestro,<br />
que le decían “Luis, el colorado”.<br />
Una vez nos tuvieron en el aula<br />
varias horas porque no podíamos<br />
sacar bien una cuenta.<br />
Luego hice el cuarto grado en la Escuela<br />
Nº 11 y como repetí me metieron<br />
a trabajar. Ya tenía 13 años y<br />
mi tío, que era capataz en la BTB<br />
me consiguió la ocupación de cadete.<br />
Luego, esa fábrica fue vendida<br />
a los ingleses, que instalaron un<br />
local en la calle Pellegrini donde<br />
me pusieron a vender crema y<br />
manteca. Ese fue mi primer trabajo<br />
formal.<br />
La adolescencia<br />
En aquella época, el uso de los pantalones<br />
largos configuraba un<br />
momento muy importante en la<br />
vida de los varones ya que era, casi,<br />
como llegar a la mayoría de edad.<br />
“Me acuerdo que iba al comercio<br />
Sportivo. En un principio me daba<br />
vergüenza usar pantalones largos,<br />
hoy hasta las chicas los usan. Creo<br />
que cuando los empecé a usar tenía<br />
15 o 16 años”.<br />
“En el año 40, la fábrica fue nuevamente<br />
vendida y yo me quedé sin<br />
trabajar, estuve así como cinco meses,<br />
entonces le pedí que me empleara<br />
Julio Cánepa, a quien conocía<br />
del Club Racing. ‘No te voy a<br />
mandar a cargar las bolsas’, me dijo<br />
y luego de un tiempo me llamaron<br />
para trabajar en la parte administrativa<br />
del molino, cuando se empezó<br />
a usar una nueva forma de<br />
contabilidad”.<br />
“Luego empecé a trabajar dentro<br />
de la empresa pero como viajante a<br />
Buenos Aires, me aumentaron el<br />
sueldo, era soltero en esa época.<br />
Así que armé las valijas y me fui a<br />
vivir a una pensión de la calle Alsina,<br />
la oficina estaba en la calle<br />
Avellaneda. Yo era el tesorero, recibía<br />
la plata de los viajantes, además<br />
entregaba boletas de depósito”.<br />
“Después me mandaron a 25 de<br />
Mayo, pero me bajaron el sueldo.<br />
Por esa época ya estaba de novio”.<br />
En mi adolescencia: “Me juntaba<br />
con otros mocosos y una vez me<br />
encontré un paquete de ‘43 Especial’<br />
y un día fui al boliche donde<br />
mi tío compraba los cigarrillos, que<br />
valían 20 o 30 centavos, venían<br />
diez cigarrillos. Entonces le dije al<br />
dueño ‘dice mi tío que le dé un paquete<br />
de estos’. Me lo dio porque<br />
sabían que mi tío lo pagaba, pero<br />
me los fumaba yo. Casi me mata<br />
cuando se dio cuenta de lo que le<br />
saqué. De todas maneras mi tío era<br />
buena gente y nunca se enojó mucho<br />
conmigo”.<br />
El deporte y las anécdotas<br />
- ¿En algún momento practicaste<br />
algún deporte?<br />
- Jugaba a la paleta, tendría 12<br />
años. Vine a Racing que tenía un<br />
frontón, donde ahora está la pileta<br />
y que era muy famoso. Venía toda<br />
la gente del campo a jugar. En ese<br />
tiempo se jugaba con una pelota<br />
de cuero, incluso se juntaban todos<br />
los lecheros que trabajaban en la<br />
cremería.<br />
Jugaba con Nicieza, Cassano, Juan<br />
Toscano, Oscar Perdoménico.<br />
A veces nos peleábamos en medio<br />
del juego, nos decíamos de todo. El<br />
que perdía pagaba el pollo y la cancha.<br />
Una vez estábamos en la cancha de<br />
pelota paleta en el club Racing y<br />
había que pasar una película de cine,<br />
que estaba a cargo de Juancito<br />
Pastorino. Para pasar las películas<br />
tenían que apagar todas las luces, a<br />
oscuras. Entonces, agarramos talco<br />
que se usaba para las manos de los<br />
jugadores de paleta y nos lo pusimos<br />
en la cara, cuando terminó la<br />
película y se prendieron las luces,<br />
estábamos todos blancos.<br />
Hubo una época en que vendía<br />
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