Clip Diciembre Web

cidad entre los canteros de las rosas.
-A los ocho meses descubrimos
que no escuchaba de ninguno de
los dos oídos. Fue un impacto para
nosotros, no lo creíamos. Vimos a
varios médicos locales, nos derivaron
a la Mutualidad Argentina de
Hipoacusia, en Capital Federal.
Luego de los estudios nos dieron el
diagnóstico, Hipoacusia bilateral
severa profunda, tenía afectado la
cóclea, por lo cual había que hacer
un implante coclear y con ello podría
tener una recuperación de la
sensación auditiva y un reconocimiento
de la palabra hablada dice
Ezequiel, papá de Ciro.
En el mundo y según la OMS, hay
más de 360 millones de personas
con problemas auditivos, desde leves
hasta profundos, de nacimiento
muchos provocados por accidentes
en otros casos, de ellos, 328
millones son adultos y 32 millones,
niños, más del 5% de la población
mundial.
La tecnología se ha perfeccionado
en las últimas décadas para dar una
mejor calidad de vida a los hipoacúsicos,
entre ellas está el implante
coclear, una de las técnicas más a-
vanzadas que existen.
Un implante coclear es un dispositivo
electrónico compuesto por
una estructura interna (receptorestimulador
y electrodos), que permite
la estimulación de las fibras
nerviosas auditivas tras su implantación
quirúrgica, y otra parte externa,
(micrófono y procesador)
que recoge, analiza y codifica los
sonidos.
Hay diferentes modelos según la u-
bicación de los electrodos, la forma
de tratar el sonido y el número de
canales utilizado, siendo multicanales
los utilizados en la actualidad.
El implante puede ser efectuado
a niños tanto como a adultos y
viene acompañado por un trabajo
de equipo entre fonoaudiólogos y
psicólogos que dan apoyo a los
chicos en el cambio. En Argentina
nacen cada año con sordera profunda
a severa, de 750 a 1500 bebés.
Hay una Ley, la nro. 25.415,
que obliga a la detección precoz de
esta discapacidad, pero muchas
veces depende que los centros
asistenciales tengan los equipos
necesarios para realizar el diagnóstico.
Entrar en la sala Celeste, del Jardín
de infantes Hormiguitas de Chivilcoy,
es como ingresar en el teatro
previo a la función, donde una escenografía
multicolor te recibe.
Descubres que es funcional, flexible,
que se puede modificar constantemente,
cargada de sentidos y
se aprecia que el ambiente pintado
de blanco y en la parte inferior, a un
metro del suelo, el color azul petróleo
al igual que puertas y ventanas
te involucra. Estas últimas, los clásicos
de mitad de siglo, finos y altos,
con vidrios lisos en su mitad superior
y biselados en su parte inferior.
Postigones de madera abiertos como
si fueran libros.
Las paredes están cubiertas por a-
fiches y carteleras, cuadros con horarios,
almanaques, calendarios de
festividades, varias estanterías con
revistas, juegos, materiales propios
de la organización de la biblioteca
del aula, un abecedario visible, figuras
de animales y las producciones
de cada uno de los niños. El afiche
más llamativo es donde están
las manos de cada alumnito marcadas
en color naranja, como están
marcadas las cuevas de los profundos
cañadones del Río Pinturas, en
el departamento de Lago Buenos
Aires, en el oeste de la Provincia de
Santa Cruz, pequeñitas y tan llenas
de vida.
Las mesas son bajas, de acuerdo a
la altura de esos pequeños que están
sentados en grupos de a seis,
una silla al lado de la otra, unos de
cuclillas, otros parados.
Los bracitos se mueven de un lado
a otro y las charlas entre ellos, a
veces entendibles y otras inentendibles
en ese idioma tan característicos
de los niños de 4 años, llena la
sala de ruidos a voces.
Ciro se mueve con experiencia por
el lugar, camina entre las mesas,
habla con un compañerito y vuelve
a su lugar y se sienta al lado de Julia
con la que entabla una conversación.
Las manos gesticulan en el
aire mientras ella escucha absorta
mirándolo a los ojos, concentrada
en las palabras de él, por momentos
asiente con la cabecita, hasta
que lo interrumpe, también gesticulando
mientras habla y lo toma
de la mano y salen los dos hacia
donde está la seño.
Después de un instante ambos
vuelven a su mesa para continuar
trabajando.
En general, se tiene la idea de que
el rendimiento en la escuela de los
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