Clip Diciembre Web

mañana. Conocimos otra forma de
hacer teatro, otros espacios. En el
Centro Cultural San Martín había 4
o 5 talleres en simultáneo y todos
funcionando.
¿Había vacantes a la hora de la
inscripción?
El que hicimos no fue la primera
opción ya que no había vacantes.
Terminamos en un taller los sábados
a la tarde con Juan Carlos Teicher.
Fascinado, increíble realmente.
Con otra mirada, otro entrenamiento,
otras técnicas, diferentes
métodos, esto te aportó para
encarar el próximo proyecto.
Cuando en el 2005 hice “Sonríase”
una selección de textos de Cerani.
Una temporada de verano, era la
primera vez que cobré por hacer
teatro, conocí como trabaja una
cooperativa de teatro.
Justo se cumplían 10 años de que
venía haciendo teatro. Nunca había
cobrado, empecé de muy chico
y no lo veía como un trabajo, al día
de hoy no lo veo como trabajo, lo
disfruto mucho. Estábamos cerca
de estrenar Jimmy o Inés nos comentaron
el porcentaje que íbamos
a tener. Hermoso el trabajo,
conocí un autor chivilcoyano, a Cerani
no lo conocí, pero sí, sus textos.
Conocí a gente muy talentosa
en ese elenco, uno de ellos, Carlitos
Girotti, presidente hoy en día del
Teatro. Luego volví a trabajar ese
año en la Agrupación. Roberto
siempre me invitaba a participar de
los cierres de los talleres. Ahí hice
“La Posada del terror”, una obra
que había hecho 10 años antes.
¿Ahí trabajaste con Sofía Zaccardi?
Con Sofía Zaccardi somos primos,
mi mamá es su madrina, Sofí quedó
fascinada con el teatro cuando
fue a verme la primera vez. Luego
con ella trabajé en “Frankenstein”
con dirección de Daniel.
¿Y como sigue el lazo con Daniel?
En ese momento, en La Cueva, me
convocan para “Eclipse” y me venía
a ensayar los fines de semana, así
todo el año.
Y en la semana estudiaba el CBS.
Cuanta pasión por hacer teatro,
12
estar estudiando en Baires y
venirte todos los fines de semana
a ensayar. ¿Acá se fusiona el compromiso
con la pasión?
Dentro de lo que es mi trabajo dentro
del teatro, el compromiso y la
pasión me definen mucho.
El hecho de hacer teatro me apasiona.
Al año de estar en Buenos
Aires, me convoca Daniel para hacer
“Hola Panza” de Héctor Pressa,
la empezamos hacer en el 2007 y
recorrimos el gran Buenos Aires
con un grupo de teatro que él tenía
allá.
Daniel ha hecho varias versiones
de esta obra
A los 2 años la repone en Chivilcoy,
obviamente que le digo que sí y las
chicas eran de acá y se acoplaron
muy bien. La presentamos en las
vacaciones del 2009. Hicimos funciones
en las escuelas, se había a-
probado la nueva ley de educación
sexual y la obra habla de la gestación
de un bebe y su nacimiento. Es
una obra que tiene todo, es muy
tierna. Luego vino un parate. En el
2010 Mario Fortunato, quiso armar
algo para hacer en la sala del IUNA,
pero no se pudo concretar.
Luego Yamil Fontana me convoca
para hacer en una sala de la calle
Corrientes, gran emblema del teatro
porteño, una obra que había
hecho en Chivilcoy. Al poco tiempo
de terminar la obra me recibí.
¿Y cómo te sedujo la medicina?
Mis padres siempre fueron claros
en que había que estudiar. Siempre
pensé en profundizar en teatro pero
también quiero conocer otra cosa.
Soy muy curioso. La ciencia me
gusta mucho. A eso se le suma que,
siendo bebé, he tenido muchos
problemas de salud, muchas internaciones,
muchas cirugías. Como
un llamado medio inconsciente,
decidí estudiar medicina. Una decisión
muy acertada porque es increíble
lo que representa el trabajo de
médico para mi
Hay que tener mucha sensibilidad
para ser médico, y ¿cómo pudiste
fusionar las dos pasiones?
Me hice payamédico, -esto es muy
reciente- con Beatriz Rodríguez.
Conocí un mundo increíble.
¿Y cómo es ponerlo en práctica?
Es hermoso, estoy acostumbrado a
ver al paciente desde el lugar del
médico.
También he estado en lugar de paciente,
pero es muy distinto como
se lo ve al paciente que también es
produciente desde el lugar del pa-