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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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infinita misericordia: leía acerca de un milagroso medicamento, oía hablar de una nueva<br />

terapéutica o, como acababa de ocurrir, decidía creer que todo se debía a un «nervio<br />

atenazado».<br />

-Los objetos pequeñitos le pertenecen a uno del todo -dijo cerrando el abanico-. No hay<br />

que dejarlos: siempre se pueden llevar; caben en una caja de zapatos.<br />

-¿Llevarlos adonde?<br />

-Pues adondequiera que vayas. Puede que un día tengas que pasar mucho tiempo fuera<br />

de tu casa.<br />

Algunos años atrás, la señora Clutter tuvo que ir a Wichita para un tratamiento de dos<br />

semanas y pasó allí dos meses. Por consejo de un médico que creyó que aquella experiencia la<br />

ayudaría a recuperar «la sensación de bastarse a sí misma y de ser útil», tomó un piso y buscó<br />

trabajo. La admitieron en la YWCA 1 en la sección de ficheros. Su esposo, completamente de<br />

acuerdo, la animó en la aventura; pero a ella le gustó mucho, tanto que le pareció poco<br />

cristiano y el sentimiento de culpabilidad que despertó en ella fue mayor que el valor<br />

terapéutico del experimento.<br />

-O quizá no regreses jamás a tu casa. Y... siempre es importante tener algo propio<br />

consigo. Estas cosas nos pertenecen, sin discusión.<br />

Llamaron al timbre. Era la madre de Jolene.<br />

La señora Clutter le dijo:<br />

-Adiós, hija -y apretó el abanico de papel en la mano de Jolene-. Sólo vale unos<br />

centavos... pero es bonito.<br />

Después, la señora Clutter quedó sola en la casa. Kenyon y Herb estaban en Garden<br />

City. Gerald van Vleet había terminado su trabajo. La bendita señora Helm, la asistenta<br />

doméstica a la que podía confiarle todo, no iba los sábados. Podía volverse a la cama, a<br />

aquella cama que tan raramente abandonaba, hasta el punto que la pobre señora Helm tenía<br />

que librar una batalla para cambiar las sábanas dos veces por semana.<br />

En el piso superior había cuatro dormitorios; el suyo estaba al extremo de un espacioso<br />

vestíbulo en el que no había más que una cuna, comprada para las visitas de su nieto. Si se<br />

traían literas y el vestíbulo se empleaba como dormitorio, la señora Clutter calculaba que la<br />

casa podía albergar a veinte invitados durante la festividad de la Acción de Gracias; los demás<br />

tendrían que acomodarse en el motel o en casa de algún vecino. Era tradición, cada año<br />

repetida, que el Día de Acción de Gracias los Clutter se reunieran en pleno en casa de uno de<br />

sus miembros, y como aquel año le tocaba a Herb hacer de anfitrión, no había más remedio<br />

que tenerlo todo dispuesto. Pero como esto coincidía con los preparativos de la boda de<br />

Beverly, la señora Clutter no estaba segura de lograr sobrevivir a ambos proyectos. Los dos<br />

exigían tomar muchas decisiones, algo que ella detestaba y que la vida le había enseñado a<br />

temer, porque cuando su marido salía de viaje, todos pretendían que ella tomara decisiones de<br />

emergencia sobre cosas de la finca que no podían esperar y eso le resultaba intolerable, una<br />

auténtica tortura. ¿Y si se equivocaba? ¿Y si hacía algo que luego le parecía mal a Herb? Lo<br />

mejor era encerrarse con llave en su cuarto y pretender no oír nada o sencillamente decir:<br />

-No puedo. No sé. Por favor.<br />

La habitación que tan raramente abandonaba era austera; si la cama estaba hecha, un<br />

extraño hubiera imaginado que no la ocupaba nadie. Una cama de roble, un escritorio de<br />

nogal, una mesita de noche. Nada más, salvo lámparas, la cortina de una ventana y una<br />

1 Asociación Cristiana de Jóvenes. (N. del T.)<br />

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