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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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El padre de Andrews era un próspero granjero. No tenía mucho dinero en el banco, pero<br />

poseía tierras por valor de doscientos mil dólares. El ansia de heredar aquella propiedad fue<br />

evidentemente el motivo que impulsó a Lowell a maquinar la destrucción de su familia.<br />

Porque el secreto Lowell Lee, que se escondía tras el tímido estudiante de biología que<br />

frecuentaba la iglesia, era que se creía un maestro del crimen con un corazón de hielo: soñaba<br />

con llevar camisa de seda como los gángsters y conducir llamativos coches deportivos, ser<br />

algo más que un simple estudiantillo con gafas, demasiado gordo y virginal y si bien no tenía<br />

nada contra ninguno de los miembros de su familia, por lo menos conscientemente,<br />

asesinarlos le parecía el modo más expeditivo, más sensato de llevar a cabo las fantasías que<br />

lo poseían. Como arma, se había decidido por el arsénico. Después de haber envenenado a las<br />

víctimas, pensaba acostarlas en sus camas y prender fuego a la casa con la esperanza de que la<br />

policía creyera que las muertes habían ocurrido por accidente. Sin embargo, un detalle le<br />

preocupaba: ¿y si la autopsia revelaba la presencia de arsénico? ¿Y si se descubría que el<br />

veneno lo había comprado él? A finales del verano, había elaborado otro plan. Se pasó tres<br />

meses perfeccionándolo. Por fin, una noche de noviembre en que el termómetro marcaba<br />

cero, se dispuso a actuar.<br />

Era la semana de Acción de Gracias, y Lowell Lee pasaba en casa esas cortas<br />

vacaciones universitarias, así como Jennie Marie, muchacha inteligente pero poco atractiva<br />

que estudiaba en la Universidad de Oklahoma. La noche del 28 de noviembre, a eso de las<br />

siete, Jennie Marie estaba con sus padres, viendo la televisión en la sala; Lowell Lee,<br />

encerrado en su cuarto, leía los últimos capítulos de Los hermanos Karamazov. Terminado lo<br />

cual, se afeitó, se puso el mejor traje que tenía y pasó a cargar un rifle semiautomático calibre<br />

22 y un revólver «luger» calibre 22. Se colocó el revólver en una pistolera, se echó el fusil al<br />

hombro y recorrió el corredor que lo separaba de la sala, sólo iluminada por la pantalla del<br />

aparato de televisión. Encendió la luz, apuntó con el rifle y disparó a su hermana entre los<br />

ojos, matándola instantáneamente.<br />

Le disparó tres veces a su madre y dos a su padre. La madre, con los ojos dilatados, se<br />

tambaleó hacia él, tratando de hablar, abrió y cerró la boca, pero Lowell Lee le dijo:<br />

-Cállate.<br />

Y para asegurarse de que le obedecía, le disparó tres tiros más. El señor Andrews, sin<br />

embargo, seguía con vida: sollozando, gimiendo, se arrastró por el suelo hacia la cocina; pero<br />

al llegar al umbral, el hijo desenfundó el revólver y le disparó todas las balas. A continuación<br />

volvió a cargar el arma y a vaciarla otra vez. En total, el padre recibió diecisiete balazos.<br />

Andrews dijo, según declaración que se le atribuye: «No sentí nada. Había llegado el<br />

momento, y yo hice lo que debía. Y eso fue todo.» Después de los disparos, abrió una ventana<br />

de su cuarto y sacó la tela metálica protectora. Luego anduvo por la casa abriendo cajones y<br />

desparramando su contenido: tenía la intención de atribuir el crimen a unos supuestos<br />

ladrones. A continuación, al volante del coche de su padre, recorrió sesenta kilómetros por<br />

carreteras resbaladizas de nieve hasta Lawrence, ciudad donde se encuentra la Universidad de<br />

Kansas. De camino, paró en un puente, desmontó las armas homicidas y se libró de ellas<br />

arrojando las piezas al río Kansas. Pero, naturalmente, el propósito del viaje era<br />

proporcionarse una coartada. Primero paró en su residencia del campus, habló con la directora<br />

y le dijo que había venido a recoger su máquina de escribir y que a causa del mal tiempo el<br />

viaje de Wolcott a Lawrence le había llevado dos horas. Saliendo de allí, entró en un cine, y<br />

contrariamente a su costumbre, charló un momento con un acomodador y con un vendedor de<br />

caramelos. A las once, cuando la película terminó, regresó a Wolcott. El perro que tenían, que<br />

no era de raza, aguardaba en el porche gimiendo de hambre. Lowell Lee entrando en la casa y<br />

pasando por encima del cadáver de su padre, le preparó un tazón de leche caliente y gachas.<br />

Luego, mientras el perro comía, telefoneó al despacho del sheriff, y dijo:<br />

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