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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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Al de Oklahoma, el discurso de Green le había parecido «fanático y brutal».<br />

-Decía la verdad -contestó Parr-; la verdad puede ser brutal. Si me permites la frase.<br />

-Pero no tenía por qué pegar tan duro. Es injusto.<br />

-¿Qué es injusto?<br />

-El proceso entero. Esos chicos no tienen ninguna posibilidad.<br />

-Buena posibilidad le dieron a Nancy Clutter.<br />

-Perry Smith. Santo Dios. Ha tenido una vida tan perra...<br />

Parr dijo:<br />

-Más de un hombre puede contar historias tan lastimeras como las de ese hijo de perra.<br />

Yo incluido. Quizá yo beba demasiado, pero te juro que en mi vida maté a cuatro personas a<br />

<strong>sangre</strong> <strong>fría</strong>.<br />

-Ya, y lo de ahorcar al hijo de perra, ¿qué? También eso se hará con una puñetera<br />

<strong>sangre</strong> <strong>fría</strong>.<br />

El reverendo Post, oyendo la conversación, intervino:<br />

-Bueno -dijo haciendo circular una fotografía que representaba la imagen de Jesucristo<br />

pintada por Perry Smith-, un hombre capaz de pintar eso, no puede ser ciento por ciento<br />

perverso. Aun así es difícil decidir qué se debe hacer. La pena de muerte no es la respuesta;<br />

no le da al pecador tiempo de acudir a Dios. A veces me desespera.<br />

Era un individuo jovial, con dientes de oro, cabellos plateados y pico de viudo. Repitió<br />

con calor:<br />

-A veces me desespera. A veces creo que el viejo Doc Savage tuvo la mejor idea.<br />

El Doc Savage a que se refería era un héroe de novela muy popular entre los<br />

adolescentes de la generación pasada.<br />

-Si lo recordáis, Doc Savage era una especie de Supermán. Competente en todos los<br />

campos: medicina, ciencia, filosofía y arte. No había casi nada que el viejo Doc no conociera<br />

o no pudiera hacer. Uno de sus proyectos fue librar al mundo de criminales. Primero compró<br />

una enorme isla en el océano. Luego él y sus ayudantes (contaba con un ejército de ayudantes<br />

especializados) secuestraron a todos los criminales del mundo y los llevaron a la isla. Y Doc<br />

Savage les operó el cerebro. Les quitó la parte donde se forman las ideas perversas. Y cuando<br />

se recobraron, todos se habían convertido en ciudadanos honrados. No podían cometer<br />

crímenes porque aquella parte de su cerebro había desaparecido. Ahora pienso que quizá una<br />

operación quirúrgica fuera la verdadera solución de...<br />

Una campana, señal de que el jurado regresaba, le interrumpió. Las deliberaciones del<br />

jurado habían durado cuarenta minutos. Muchos espectadores, previendo una rápida decisión,<br />

no habían abandonado sus sitios. Sin embargo, hubo que ir a buscar al juez Tate a su finca, ya<br />

que había ido a dar de comer a sus caballos. Una toga negra endosada a toda prisa ondeaba<br />

alrededor de él a su llegada, pero con solemne calma y dignidad preguntó:<br />

-Señores del jurado, ¿han otorgado su veredicto?<br />

-Sí, Señoría -contestó el presidente.<br />

El alguacil del tribunal llevó al juez el veredicto sellado.<br />

Los silbidos de una locomotora, el estruendo del expreso de Santa Fe que se acercaba,<br />

penetraron en la sala. La voz de bajo de Tate se entremezcló con la estridencia de la<br />

locomotora al leer:<br />

-Cargo primero. Nosotros, miembros del jurado, declaramos al acusado Richard Eugene<br />

Hickock, culpable de asesinato en primer grado y lo condenamos a muerte.<br />

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