10.05.2018 Views

A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-Perry Smith me dijo que quería cambiar dos cosas de su primera confesión. Dijo que<br />

todo lo demás era cierto y exacto. Las dos cosas eran que él había matado a la señora Clutter y<br />

a Nancy Clutter; él, y no Hickock. Me dijo que Hickock... me dijo que no quería morir<br />

dejando que su madre creyera que había matado a alguno de los miembros de la familia<br />

Clutter. Y añadió que los Hickock eran buena gente. Entonces, ¿por qué no declararlo así?<br />

Al oír esto, la señora Hickock lloró. Durante todo el proceso había permanecido sentada<br />

junto a su marido, silenciosa, retorciendo un pañuelo arrugado. Siempre que podía, miraba a<br />

su hijo, le hacía señas con la cabeza, y simulaba una sonrisa que, aunque forzada y débil,<br />

atestiguaba su lealtad. Pero el autodominio de la mujer había llegado a sus límites y empezó a<br />

llorar. Algunos espectadores la miraron y en seguida apartaron la vista embarazados. Los<br />

demás parecían no darse cuenta del lamento que era como un contrapunto al recuento de<br />

Dewey. Hasta su esposo, quizá porque le parecía poco masculino darse por aludido, se<br />

mantenía ajeno. Al final, una periodista, la única presente, sacó de la sala a la señora Hickock<br />

y la condujo a la intimidad del tocador de señoras.<br />

Superada la angustia, la señora Hickock expresó su deseo de desahogarse.<br />

-No tengo muchas personas con quienes poder hablar -le dijo a su acompañante-. No<br />

quiero decir que la gente no haya sido bondadosa, los vecinos y así. Y los desconocidos<br />

también, desconocidos que me han escrito diciéndome que comprenden lo duro que ha de ser<br />

y lo mucho que lo sienten. Nadie nos ha dicho una palabra malévola ni a Walter ni a mí. Ni<br />

siquiera aquí donde hubiera sido de esperar. Todos han hecho sólo lo posible por mostrarse<br />

cordiales. La camarera del lugar donde vamos a comer pone helado en el postre sin cobrarlo.<br />

Yo le dije que no lo hiciera, porque no podía comerlo. Antes podía comer de todo, cualquier<br />

cosa. Pero nos lo pone en el plato. Por ser amable. Sheila, que así se llama, dice que no ha<br />

sido culpa nuestra lo ocurrido. Pero a mí me parece que la gente me mira y piensa: «Bueno,<br />

alguna culpa tendrá, por el modo como educó a Dick.» Quizá sí, quizá hice algo mal. Sólo<br />

que no puedo saber qué. Nosotros somos gente sencilla, campesinos nada más, que vamos<br />

tirando como cualquier otro. Tuvimos épocas felices, en casa. Yo le enseñé a Dick a bailar el<br />

foxtrot. Bailar me gustaba con locura, cuando era joven, bailar era toda mi vida. Y había un<br />

muchacho, caramba, que bailaba como los ángeles... ganamos una copa de plata bailando el<br />

vals. Durante mucho tiempo pensamos fugarnos y dedicarnos al teatro. A las variedades. Pero<br />

no era más que un sueño. Un sueño de críos. Se fue del pueblo y yo me casé con Walter y<br />

Walter Hickock no sabía ni mover los pies. Solía decirme que si quería bailar podía haberme<br />

casado con un trompo. Nadie volvió a bailar conmigo hasta que le enseñé a bailar a Dick y no<br />

es que lo hiciera muy bien pero era encantador. Dick era un niño con un carácter maravilloso.<br />

La señora Hickock se quitó las gafas que llevaba, limpió los cristales empañados y<br />

volvió a colocarlas en su simpática cara regordeta.<br />

-Dick es algo más de lo que dicen en la sala. Esos abogados charlando sobre lo perverso<br />

que es, sin nada bueno. Yo no encuentro excusas para lo que hizo, por la parte que tuvo en<br />

ello. No me olvido de esa familia; rezo por ella todas las noches. Pero también rezo por Dick.<br />

Y por ese chico, Perry. No hice bien odiándole; ahora sólo siento compasión por él. Y,<br />

¿sabe?, creo que la señora Clutter le tendría compasión, también. Siendo la clase de mujer que<br />

dicen que era.<br />

La vista se había aplazado. El ruido del público al marcharse resonaba tras la puerta del<br />

tocador. La señora Hickock dijo que tenía que volver con su marido.<br />

-Está muriéndose. Creo que ya no le importa nada.<br />

182

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!