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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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Jolene insistió en que probaran la tarta inmediatamente, porque era una tontería esperar<br />

a que se enfriase.<br />

-Anda, por favor, comamos un trocito cada una. Y usted también -añadió dirigiéndose a<br />

la señora Clutter, que acababa de entrar en la cocina.<br />

La señora Clutter sonrió o intentó sonreír. Le dio las gracias pero tenía mucho dolor de<br />

cabeza y nada de apetito. En cuanto a Nancy, no tenía tiempo: Roxie Lee Smith y su solo de<br />

trompeta la estaban esperando y luego había de hacer los encargos de su madre, uno para la<br />

fiesta de presentación de regalos de boda que las jóvenes de Garden City organizaban para<br />

Beverly y otro para la próxima festividad del Día de Acción de Gracias.<br />

-No te preocupes, querida, y márchate. Yo le haré compañía a Jolene mientras espera a<br />

que su mamá venga a buscarla -dijo la señora Clutter, y luego, dirigiéndose a la niña, añadió<br />

con su invencible timidez-: Si a Jolene no le molesta hacerme compañía a mí.<br />

De joven, llegó a ganar un premio de elocución pero los años, al parecer, habían<br />

reducido su voz a un solo tono, el de la excusa, y su personalidad, a una serie de gestos<br />

confusos y evasivos que traducían su temor a ofender y desagradar.<br />

-Supongo que te harás cargo -continuó diciendo cuando su hija se hubo marchado-.<br />

Espero que no pensarás que Nancy ha sido poco cortés contigo.<br />

-Eso sí que no, por Dios. Me dejaría matar por ella. Bueno, lo mismo que todos. No hay<br />

nadie como ella. ¿Sabe usted lo que dice la señora Stringer? -prosiguió Jolene, aludiendo a la<br />

profesora de economía doméstica-. Pues un día en clase dijo: «Nancy Clutter siempre tiene<br />

prisa pero siempre tiene tiempo. Y ésta es la definición de una verdadera señora».<br />

-Sí -replicó la señora Clutter-. Todos mis hijos son muy capaces. A mí no me necesitan<br />

para nada.<br />

Era la primera vez que Jolene se quedaba a solas con la «rara» madre de Nancy, pero a<br />

pesar de todo lo que había oído, se encontraba a gusto con ella porque la señora Clutter,<br />

aunque siempre nerviosa, tenía esa facultad de no poner nerviosos a los demás, propia, en<br />

general, de las personas indefensas que nada tienen de agresivas, de manera que incluso una<br />

criatura tan infantil como Jolene se sentía llena de protectora compasión hacia quien, como la<br />

señora Clutter, llevaba siempre el corazón en la mano, tenía cara de misionero y aire<br />

desvalido, sencillo y etéreo. ¡Y pensar que era la madre de Nancy! Que fuera tía suya, pase,<br />

una tía solterona que estaba de visita y era un poquillo rara pero «simpática».<br />

-No, no me necesitan para nada -repitió, sirviéndose una taza de café.<br />

Aunque todos los otros miembros de la familia boicoteaban esta bebida a imitación de<br />

su esposo, ella bebía un par de tazas todas las mañanas y con frecuencia era lo único que<br />

tomaba en todo el día. Pesaba cuarenta kilos. Los anillos, la sortija de boda y otro con un<br />

brillante modesto hasta la humildad, bailaban en sus dedos huesudos.<br />

Jolene cortó un pedazo de tarta.<br />

-¡Qué rica! -exclamó engulléndola voraz-. Voy a hacer una cada uno de los siete días de<br />

la semana.<br />

-Claro, tienes tantos hermanitos, y los niños siempre comen buenos pedazos de tarta. Ni<br />

mi marido ni Kenyon se cansan de comer tarta, pero la cocinera sí, acaba por arrugar la nariz.<br />

Y a ti te ocurrirá lo mismo. No, no, ¿por qué dije semejante cosa?<br />

La señora Clutter, que llevaba gafas sin montura, se las sacó y se apretó los ojos.<br />

-Perdóname, hija. Estoy segura de que nunca sabrás lo que es sentirse cansada. Estoy<br />

segura de que tú serás siempre muy feliz...<br />

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