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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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cepillarse los dientes tres y cuatro veces al día, afeitarse y ducharse, casi con la misma<br />

frecuencia. Y mantenía la celda, que contenía un retrete, una pila de ducha, un catre, una silla<br />

y una mesa, tan pulcra como su persona. Estaba orgulloso del cumplido que la señora Meier le<br />

dedicó.<br />

-¡Hay que ver! -había dicho señalando su catre-. ¡Hay que ver esa manta! Se podrían<br />

botar monedas.<br />

Pero era en la mesa donde pasaba la mayor parte de sus horas. Allí comía, era allí donde<br />

se sentaba a hacer croquis y bocetos de Red, a dibujar flores, el rostro de Jesús y rostros y<br />

torsos de mujeres imaginarias y allí también donde, en papel rayado barato, hacía anotaciones,<br />

a modo de diario, de los acontecimientos, día a día.<br />

Jueves, 7 de enero. Vino Dewey. Trajo un cartón de cigarrillos. También copias a máquina de<br />

la declaración para que las firmase. Me negué.<br />

La «Declaración», documento de setenta y ocho páginas que él había dictado al<br />

taquígrafo del tribunal del condado de Finney repetía lo que ya había admitido ante Alvin<br />

Dewey y Clarence Duntz. Dewey, hablando de su encuentro con Perry Smith aquel día,<br />

recordó que se había sorprendido mucho cuando Perry se negó a firmar la declaración.<br />

-No tenía importancia: yo podía servir de testigo en el proceso respecto a la confesión<br />

oral hecha por él a Duntz y a mí. Y, por supuesto, Hickock nos había dado una confesión<br />

firmada estando aún en Las Vegas, aquella en que acusaba a Smith de haber cometido los<br />

cuatro asesinatos. Sentía curiosidad y le pregunté a Perry por qué había cambiado de opinión.<br />

Y me respondió: "Todo lo que dice mi declaración es exacto, excepto dos detalles. Si me deja<br />

que los corrija, entonces la firmaré." No me era difícil imaginar los detalles a que se refería.<br />

Porque la única diferencia importante entre su declaración y la de Hickock era que Perry<br />

negaba haber dado muerte a los Clutter él solo. Hasta ahora había jurado que Hickock había<br />

matado a Nancy y a su madre.<br />

»Y no me equivocaba; eso era lo que pretendía hacer: admitir que Hickock había dicho<br />

la verdad y que él, Perry Smith, era quien había disparado contra todos los miembros de la<br />

familia. Dijo que había mentido porque con aquello "quería vengarme de Dick por ser un<br />

cobarde tan grande, como para vomitar hasta el estómago". Y la razón que lo había decidido a<br />

rectificar no era que, de pronto, sus sentimientos hacia Hickock habían mejorado. Según él, lo<br />

hacía por consideración a los padres de Hickock; sentía pena por la madre de Dick. Dijo: "Es<br />

una mujer muy buena, le consolará saber que Dick no apretó ni una vez el gatillo. Nada de lo<br />

ocurrido hubiera sucedido sin él; en realidad todo fue culpa suya. Pero el hecho es que yo fui<br />

el único que disparó." Pero yo no estaba convencido de que dijera la verdad. No lo suficiente<br />

como para dejar que cambiara su declaración. Como digo, no era necesaria la confesión<br />

formal de Smith para sostener la acusación; con o sin ella, teníamos bastante para colgarlos<br />

diez veces.<br />

Entre los elementos que contribuían a la confianza de Dewey se contaban la<br />

recuperación de la radio y de los prismáticos que los asesinos habían robado de casa de los<br />

Clutter y de los que se habían deshecho en México (donde, habiéndose desplazado en avión<br />

con ese propósito, el agente del KBI Harold Nye, les había seguido la pista hasta una casa de<br />

empeños). Además Smith, al dictar su declaración, había revelado el paradero de otras<br />

importantísimas pruebas.<br />

-Tomamos la autopista y nos dirigimos al este -había dicho describiendo lo que él y<br />

Dick hicieron después de huir del escenario del crimen-, íbamos a todo gas, Dick conducía.<br />

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