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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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cama con el estómago vacío; me parecía que ya se sentirían bastante mal. Pero cuando le llevé<br />

la cena a Smith en una bandeja, me dijo que no tenía hambre. Estaba mirando por la ventana<br />

de la celda de mujeres. De espaldas a mí. Esa ventana tiene la misma vista que la ventana de<br />

mi cocina: árboles, la plaza y los techos de las casas. Le dije: "Pruebe la sopa por lo menos, es<br />

de verdura, no de lata. La he hecho yo. El pastel también." Al cabo de una hora, volví a<br />

buscar la bandeja y no había probado bocado. Seguía en la ventana. Como si no se hubiera<br />

movido. Nevaba y recuerdo que le dije que era la primera nevada del año y que hasta entonces<br />

habíamos tenido un largo y maravilloso otoño. Y ahora había llegado la nieve. Le pregunté<br />

luego si había algún plato que le gustase en especial; si me lo decía, se lo haría al día<br />

siguiente.<br />

-Se dio la vuelta y me miró. Receloso, como si estuviera burlándome de él. Después<br />

dijo algo de una película... ¡hablaba tan bajo! Como en un susurro. Quería saber si yo había<br />

visto una película. No me acuerdo cómo se llamaba y de todos modos no la había visto: no me<br />

gusta mucho el cine. Dijo que la película pasaba en tiempos de la Biblia y que había una<br />

escena en que tiraban a un hombre por un balcón y caía sobre una multitud de hombres y<br />

mujeres que lo hacían pedazos. Y dijo que había pensado en eso cuando vio la gente en la<br />

plaza. En el hombre destrozado. Y la idea de que quizá fuera aquello lo que iban a hacerle.<br />

Me dijo que le había entrado tanto pánico, que todavía le dolía el estómago. Por eso no podía<br />

comer. Claro está que se equivocaba y yo se lo dije. Que nadie iba a hacerle daño, por mucho<br />

que llevara en la conciencia; las gentes de por acá, no son así.<br />

-Hablamos un poco. Era muy tímido pero al cabo de un rato dijo: "Lo que me gusta<br />

mucho es el arroz a la española." Así que le prometí que lo haría y sonrió un poco y yo me<br />

dije que, bueno, no era lo peor que yo había visto. Aquella noche, después de acostarme, se lo<br />

dije también a mi marido. Pero Wendle soltó un bufido. Wendle fue uno de los primeros que<br />

entró en la casa cuando descubrieron el crimen. Dijo que le hubiese gustado que yo hubiera<br />

estado allí, en casa de los Clutter cuando encontraron los cuerpos. Entonces hubiera podido<br />

juzgar por mí misma lo amable que era el señor Smith. El y su amigo Hickock. Dijo que eran<br />

capaces de sacarme el corazón sin parpadear. No se podía negar, no, habiendo cuatro muertos.<br />

Y me quedé despierta pensando si a ellos dos les resultaría molesta... la idea de aquellas<br />

cuatro tumbas.<br />

Pasó un mes y otro con nevadas casi a diario. La nieve blanqueó el paisaje color trigo,<br />

se acumuló en las calles de la ciudad, las silenció.<br />

Las ramas más altas de un olmo cargado de nieve rozaban la ventana de la celda de<br />

mujeres. En el árbol vivían ardillas y después de haberse pasado semanas tentándolas con los<br />

restos de su desayuno, Perry logró atraer a una ellas que pasó de la rama al alféizar de la<br />

ventana y de allí al otro lado de los barrotes. Era una ardilla macho de pelaje rojizo. Le puso<br />

por nombre Red 1 y Red pronto se instaló en la celda, satisfecho al parecer de compartir la<br />

cautividad de su amigo. Perry le enseñó varios trucos: a jugar con una pelota de papel, a pedir,<br />

a treparse en su hombro. Todo eso le ayudaba a pasar el tiempo, pero al preso le quedaban aún<br />

muchas horas libres. No le permitían leer periódicos, y las revistas que la señora Meier le<br />

prestaba lo aburrían: números atrasados de Good housekeeping y de McCall. Pero encontró<br />

cosas que hacer: limarse las uñas con un pedacito de papel de lija, pulirlas hasta darle un<br />

brillo rosa y sedoso, peinarse y volver a peinarse el pelo perfumado y empapado en loción,<br />

1 Rojo. (N. del T.)<br />

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