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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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-¡Oh, no tiene por qué preocuparse, señora! -dijo el granjero-. En este momento esos<br />

dos nos tienen más miedo del que les podamos tener nosotros.<br />

Por una autopista de Arizona una caravana de dos coches cruza como un rayo el país de<br />

la salvia, el país de las mesas, los halcones, las serpientes de cascabel, las imponentes rocas<br />

rojas. Dewey conduce el coche que va delante, Perry Smith va sentado junto a él y Duntz en<br />

el asiento de atrás. Smith lleva las esposas puestas y las esposas van atadas a un cinturón de<br />

seguridad por una corta cadena, lo que limita tanto sus movimientos, que no puede fumar si<br />

no le ayudan. Cuando quiere un cigarrillo, Dewey ha de encenderlo y ponérselo entre los<br />

labios, tarea que el detective encuentra «repelente» por lo que tiene de íntima... cosa que hacía<br />

cuando cortejaba a su esposa.<br />

En conjunto, el prisionero ignora a sus guardianes y sus esporádicas tentativas de<br />

pincharlo, repitiendo partes de la confesión de Dick que duró una hora y fue grabada en<br />

magnetofón:<br />

-Dice que trató de detenerte, Perry. Pero que no pudo. Mantiene que tenía miedo de que<br />

lo mataras a él también.<br />

O bien:<br />

-Sí señor, Perry. Toda la culpa es tuya. Hickock dice que él no es capaz de matar ni las<br />

pulgas de un perro.<br />

Nada de esto, por lo menos exteriormente, le hace efecto a Perry. Sigue contemplando<br />

el paisaje, leyendo la publicidad de Burma-Shave, contando los esqueletos de los coyotes que<br />

adornan las cercas de los ranchos.<br />

Dewey, sin prever especial respuesta, dice:<br />

-Hickock nos ha dicho que eres un asesino nato. Dice que a ti matar no te causa efecto.<br />

Dice que una vez en Las Vegas te cargaste a un negro con una cadena de bicicleta. Que le<br />

diste hasta dejarlo muerto. Así, por diversión.<br />

Sorprendido, Dewey ve que el prisionero ahoga un grito. Se retuerce en su sitio hasta<br />

poder ver, a través de la ventanilla posterior, el segundo coche de la caravana y su interior:<br />

-¡El duro!<br />

Le vuelve la espalda otra vez y contempla la negra veta de la autopista que atraviesa el<br />

desierto:<br />

-¡Pensé que era un truco! No me lo creía. Que Dick se hubiera ido de la lengua. ¡El<br />

duro! ¡Oh, un auténtico hombre de hierro! No se atrevería a matarle las pulgas a un perro. Se<br />

limitaría a atropellarlo. -Escupe-. No he matado jamás a ningún negro.<br />

Duntz le da la razón. Ha estudiado los archivos de los homicidios no resueltos de Las<br />

Vegas y sabe que Smith es inocente de aquel delito en particular.<br />

-Yo no he matado jamás a ningún negro. Pero él lo creía. Lo he sabido siempre, que si<br />

nos pescaban, que si Dick de verdad cantaba, cantaba hasta la última cosa, sabía que diría lo<br />

del negro -escupe otra vez-. ¿Así que Dick me tenía miedo? ¡Qué divertido! Me divierte<br />

mucho saberlo. Lo que no sabe es que por poco lo mato a él.<br />

Dewey enciende dos cigarrillos, uno para el preso, otra para él.<br />

-Cuéntanoslo, Perry.<br />

Smith fuma con los ojos cerrados y empieza:<br />

-Lo estoy pensando. Quiero recordar exactamente cómo fue -guarda silencio un buen<br />

rato y luego añade-: Bueno, todo empezó con una carta que recibí cuando estaba en Buhl,<br />

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