A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este. A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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-Béisbol, rugby. Pertenecía a todos los equipos. Al terminar el bachillerato, podría haber ido a la universidad gracias a una beca que me ofrecieron para jugar a rugby. Yo quería ser ingeniero pero, incluso con una beca, eso cuesta mucho. No sé, me pareció más seguro buscar empleo. Antes de cumplir veintiún años, Hickock había trabajado como peón de ferrocarril, como conductor de ambulancia, pintor de coches y mecánico en un garaje. También se había casado con una muchacha de dieciséis años. -Carol. Su padre era pastor. Me la tenía jurada. Me decía que yo no servía para nada. Puso todas las trabas posibles. Pero yo estaba loco por Carol. Todavía lo estoy. Es una verdadera princesa. Sólo que... sabe, tuvimos tres hijos. Chicos. Y éramos demasiado jóvenes para tener tres hijos. Quizá si no nos hubiéramos entrampado tanto... Si yo hubiese podido ganar algo más. Lo intenté. Intentó jugar, empezó a falsificar cheques y tanteó luego otras formas de robo. En 1958, convicto y confeso de robo con escalo ante un tribunal del condado de Johnson, fue sentenciado a cinco años en la Penitenciaría del Estado de Kansas. Para entonces, Carol se había marchado y él había tomado por esposa a otra muchacha de dieciséis años. -Pérfida como el diablo. Ella y toda su familia. Se divorció mientras yo estaba dentro. No es que me queje. El pasado agosto, cuando salí de la jaula, me pareció que tenía muchas posibilidades de empezar de nuevo. Encontré trabajo en Olathe, vivía con mi familia y las noches las pasaba en casita. Todo iba de primera... -Hasta el veinte de noviembre -dijo Nye y Hickock pareció no comprender...-. Día en que dejó de ir todo de primera y empezaste a pasar papel mojado. ¿Por qué? Hickock suspiró y dijo: -Eso daría para escribir un libro. -Luego mientras fumaba un cigarrillo ofrecido por Nye y encendido por el cortés Church, dijo-: Perry, mi compañero Perry Smith, obtuvo la libertad bajo palabra en primavera. Después, cuando yo salí me escribió una carta. Con matasellos de Idaho. Me escribió recordándome lo que solíamos planear juntos. Ir a México. La idea era largarnos a Acapulco, un sitio de allí, comprar una barca de pesca y ganarnos la vida llevando turistas a pescar a alta mar. -Y esa barca -dijo Nye-. ¿Cómo pensabais pagarla? -A eso voy -dijo Hickock-. ¿Sabe? Perry me escribió diciendo que tenía una hermana en Fort Scott. Y que ella tenía mucho dinero suyo. Algunos miles de dólares. Dinero que su padre le debía por la venta de una propiedad, allá en Alaska. Me dijo que pensaba venir a Kansas a recoger la pasta. -Y vosotros la usarías para comprar la barca. -Exacto. -Pero no salió bien. -Lo que pasó fue que Perry apareció un mes después. Yo fui a esperarlo a la estación del autobús, en Kansas City. -¿Cuándo? -preguntó Church-. ¿Qué día de la semana? -Un jueves. -Catorce de noviembre. Los ojos de Hickock relampaguearon de sorpresa. Era evidente que se preguntaba por qué Church estaba tan seguro de la fecha. Era demasiado pronto para despertar sospechas así que el detective se apresuró a preguntar: -¿A qué hora saliste para Fort Scott? 140

-Por la tarde. Tuvimos que hacerle algunos arreglos a mi coche y luego nos tomamos un chili en el Café West Side. Sería a eso de las tres. -A eso de las tres. ¿Os esperaba la hermana de Perry Smith? -No. Porque, ¿sabe?, Perry había perdido la dirección. Y ella no tenía teléfono. -¿Y entonces, se puede saber cómo pensabais dar con ella? -Preguntando en correos. -¿Lo hicisteis? -Perry fue a preguntar. Le dijeron que se había mudado a otra parte. Creían que a Oregón. Pero no había dejado la nueva dirección. -Vaya chasco os debisteis llevar. Después de haber contado con un montón de dinero así. Hickock asintió: -Porque... bueno, porque habíamos resuelto largarnos a México. Si no, jamás hubiera firmado aquellos cheques. Pero tenía la esperanza de que... Oiga, voy a decirle la verdad. Pensaba que una vez en México, en cuanto empezase a ganar dinero, podría pagarlos. Los cheques. Nye intervino: -Un minuto, Dick. Nye es un hombre bajo, impulsivo, que tiene dificultad para moderar su agresividad, su tendencia a expresarse en un lenguaje cortante y franco. -Me gustaría saber algo más del viaje a Fort Scott -dijo conteniéndose-. Al no encontrar allí la hermana de Smith, ¿qué hicisteis? -Dar una vuelta. Tomar una cerveza. Volvernos. -¿Quieres decir que volvisteis a casa? -No. A Kansas City. Paramos en el drive-in Zesto. Comimos unas hamburguesas. Y fuimos al Cherry Row. Ni Church ni Nye sabían qué era Cherry Row. -¡No me tomen el pelo! -dijo Hickock-. Todos los «polis» de Kansas han estado allí. Al insistir en que ellos no lo conocían, les explicó que era una zona del parque donde uno encuentra «sobre todo prostitutas». Y añadió, «también con aficionadas. Enfermeras. Secretarias. A veces he tenido suerte». -Y esa noche, ¿hubo suerte? -Muy mala. Terminamos con un par de tomates. -¿Que se llamaban? -Mildred. La otra, la de Perry, Joan, me parece. -Descríbelas. -Quizá fueran hermanas. Las dos rubias. Gordas. No lo tengo muy claro. ¿Sabe? Compramos una botella de Orange Blossom, es decir, vodka y zumo de naranja, y yo estaba como una cuba. Les hicimos beber un poco a las chicas y luego las llevamos a Fun Haven. ¿Supongo que ustedes no habrán oído hablar nunca de Fun Haven? No, no habían oído hablar. Hickock sonrió y se encogió de hombros. -Está en Blue Ridge Road. A unos doce kilómetros al sur de Kansas City. Es una combinación de cabaret y motel. Pagas diez dólares y te dan la llave de una cabaña. 141

-Por la tarde. Tuvimos que hacerle algunos arreglos a mi coche y luego nos tomamos un<br />

chili en el Café West Side. Sería a eso de las tres.<br />

-A eso de las tres. ¿Os esperaba la hermana de Perry Smith?<br />

-No. Porque, ¿sabe?, Perry había perdido la dirección. Y ella no tenía teléfono.<br />

-¿Y entonces, se puede saber cómo pensabais dar con ella?<br />

-Preguntando en correos.<br />

-¿Lo hicisteis?<br />

-Perry fue a preguntar. Le dijeron que se había mudado a otra parte. Creían que a<br />

Oregón. Pero no había dejado la nueva dirección.<br />

-Vaya chasco os debisteis llevar. Después de haber contado con un montón de dinero<br />

así.<br />

Hickock asintió:<br />

-Porque... bueno, porque habíamos resuelto largarnos a México. Si no, jamás hubiera<br />

firmado aquellos cheques. Pero tenía la esperanza de que... Oiga, voy a decirle la verdad.<br />

Pensaba que una vez en México, en cuanto empezase a ganar dinero, podría pagarlos. Los<br />

cheques.<br />

Nye intervino:<br />

-Un minuto, Dick.<br />

Nye es un hombre bajo, impulsivo, que tiene dificultad para moderar su agresividad, su<br />

tendencia a expresarse en un lenguaje cortante y franco.<br />

-Me gustaría saber algo más del viaje a Fort Scott -dijo conteniéndose-. Al no encontrar<br />

allí la hermana de Smith, ¿qué hicisteis?<br />

-Dar una vuelta. Tomar una cerveza. Volvernos.<br />

-¿Quieres decir que volvisteis a casa?<br />

-No. A Kansas City. Paramos en el drive-in Zesto. Comimos unas hamburguesas. Y<br />

fuimos al Cherry Row.<br />

Ni Church ni Nye sabían qué era Cherry Row.<br />

-¡No me tomen el pelo! -dijo Hickock-. Todos los «polis» de Kansas han estado allí.<br />

Al insistir en que ellos no lo conocían, les explicó que era una zona del parque donde<br />

uno encuentra «sobre todo prostitutas». Y añadió, «también con aficionadas. Enfermeras.<br />

Secretarias. A veces he tenido suerte».<br />

-Y esa noche, ¿hubo suerte?<br />

-Muy mala. Terminamos con un par de tomates.<br />

-¿Que se llamaban?<br />

-Mildred. La otra, la de Perry, Joan, me parece.<br />

-Descríbelas.<br />

-Quizá fueran hermanas. Las dos rubias. Gordas. No lo tengo muy claro. ¿Sabe?<br />

Compramos una botella de Orange Blossom, es decir, vodka y zumo de naranja, y yo estaba<br />

como una cuba. Les hicimos beber un poco a las chicas y luego las llevamos a Fun Haven.<br />

¿Supongo que ustedes no habrán oído hablar nunca de Fun Haven?<br />

No, no habían oído hablar.<br />

Hickock sonrió y se encogió de hombros.<br />

-Está en Blue Ridge Road. A unos doce kilómetros al sur de Kansas City. Es una<br />

combinación de cabaret y motel. Pagas diez dólares y te dan la llave de una cabaña.<br />

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