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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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digitales y órdenes de detención de Hickock y Smith. Fueron puestos avisos en las fichas de<br />

ambos individuos y también en las de los automóviles. A las 10.30, el agente que informa se<br />

puso en contacto con el sargento Abe Feroah, División Investigadora, Departamento de<br />

Policía, Reno, Nevada. El sargento Feroah y el agente que informa estuvieron revisando los<br />

ficheros de la policía. Ni el nombre de Hickock ni el de Smith figuraban en los archivos<br />

criminales. La verificación de las papeletas de las casas de empeños, no dio como resultado<br />

información alguna sobre la radio que se buscaba. Se ha puesto una señal permanente en esos<br />

archivos para el caso de que la radio sea empeñada en Reno. El detective encargado de<br />

recorrer las casas de empeños ha mostrado las fotografías de Smith y Hickock a todos los<br />

prestamistas de la ciudad y ha hecho verificaciones en todas las casas de préstamos, buscando<br />

la radio. Los prestamistas han identificado a Smith como una fisonomía familiar, pero no han<br />

podido suministrar ulteriores datos.”<br />

Eso por la mañana. Por la tarde Nye partió en busca de Tex John Smith. Pero, en el<br />

primer lugar, Correos, el empleado de la ventanilla de entregas le dijo que no siguiera<br />

buscando, por lo menos en Nevada, porque el «individuo en cuestión» se había marchado el<br />

pasado agosto y vivía ahora en Circle City, Alaska. Allí, por lo menos, era donde le enviaba la<br />

correspondencia.<br />

-¡Caramba! No sabe lo que me pide -dijo el empleado en respuesta a la petición de Nye<br />

de que le describiera al mayor de los Smith-. Es un tipo que ni sacado de un libro. Se hace<br />

llamar él mismo el Lobo Solitario. Gran parte de su correo viene dirigido así. No recibe<br />

muchas cartas, no. Pero sí montones de catálogos y folletos de propaganda. Le sorprendería<br />

ver la cantidad de personas que piden que les envíen esa clase de cosas. Para recibir<br />

correspondencia, será. ¿Edad? Yo diría que tendrá unos setenta. Se viste a la moda Far West:<br />

botas de cow-boy y un sombrero enorme. Me contó que en otro tiempo anduvo metido en el<br />

rodeo. He charlado no poco con él. En los últimos años ha estado viniendo aquí casi todos los<br />

días. De vez en cuando desaparecía, no venía en un mes y luego decía que había estado<br />

buscando oro. Un día, el pasado agosto, se me presentó aquí un joven. Andaba buscando a su<br />

padre Tex John Smith y me preguntó si yo sabría dónde podría encontrarlo. No se parecía<br />

mucho a su padre. El Lobo tiene los labios muy delgados, irlandeses. Y aquel muchacho<br />

parecía indio puro, pelo negro, brillante como las botas, con los ojos igual. Pero al día<br />

siguiente, va y viene el Lobo y lo confirma: me dijo que su hijo había acabado el servicio<br />

militar y que se iban los dos a Alaska. El viejo es un entusiasta de Alaska. Hasta creo que una<br />

vez fue dueño allí de un hotel o algo así, o un albergue de caza. Me dijo que pensaba ir a<br />

pasarse allí unos dos años. No, no le he vuelto a ver, ni a él ni a su hijo.<br />

La familia Johnson acababa de llegar e instalarse en el barrio aquel de San Francisco, un<br />

barrio moderno de clase media, de ingresos medios, allí en lo alto de las colinas del norte de<br />

la ciudad. En la tarde del 18 de diciembre, la joven señora Johnson esperaba invitados: tres<br />

señoras de la vecindad irían a tomar café con pastelillos y quizás a jugar una partida a cartas.<br />

La anfitriona estaba nerviosa, era la primera vez que recibía en su nuevo hogar. Mientras<br />

esperaba oír el timbre de un momento a otro, dio una vuelta por la casa deteniéndose a coger<br />

un hilo que pendía o a modificar la posición de alguna de las poinsetias del ramo de Navidad.<br />

La casa, como las otras de aquella calle en la ladera de la colina, era un convencional chalet,<br />

suburbano, agradable y corriente. A la señora Johnson le encantaba. Estaba encantada con el<br />

artesonado de sacoya, el alfombrado de pared a pared, las ventanas como de película a ambos<br />

lados de la casa, la vista que ofrecía la ventana posterior: las colinas, el valle, el cielo y el<br />

océano. Y se sentía orgullosa del pequeño jardín del fondo. Su marido, agente de seguros por<br />

profesión, carpintero por vocación, había construido una cerca de estacas blancas y dentro de<br />

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