10.05.2018 Views

A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Nye cerró su cuaderno, se metió la pluma en el bolsillo y también las dos manos porque<br />

le temblaban de emoción.<br />

-Y en ese viaje de fin de semana, ¿adonde fueron?<br />

-A Fort Scott -contestó Hickock, aludiendo a la ciudad de Kansas de glorioso pasado<br />

militar-. Según tengo entendido, Perry tiene una hermana que vive en Fort Scott y al parecer<br />

ella le guardaba cierta suma de dinero. Mil quinientos dólares fue la suma mencionada. Por<br />

esa razón se había venido hasta Kansas, por el dinero que su hermana le guardaba. Y Dick le<br />

llevó en coche hasta allí a recogerlo. Pasaron sólo una noche fuera. El domingo ya estaban en<br />

casa un poco antes del mediodía. A tiempo para comer.<br />

-Ya -dijo Nye-. Una noche de viaje. Eso quiere decir que se fueron de aquí el sábado.<br />

¿El sábado catorce de noviembre?<br />

El anciano asintió:<br />

-¿Y de regreso el domingo, quince de noviembre?<br />

-El domingo a mediodía.<br />

Nye calculó matemáticamente con sumo cuidado y la conclusión a que llegó no era<br />

desalentadora: en aquellas veinte o veinticuatro horas, los sospechosos podían haber hecho un<br />

viaje de ida y vuelta de cerca de mil doscientos kilómetros y en su transcurso haber asesinado<br />

a cuatro personas.<br />

-Dígame, señor Hickock -prosiguió Nye-. El domingo, cuando su hijo volvió, ¿volvió<br />

sólo? ¿O venía Perry con él?<br />

-No. Venía solo. Dijo que había dejado a Perry en el Hotel Olathe.<br />

Nye, cuya voz normal es marcadamente nasal e intimidadora por naturaleza, se<br />

esforzaba en adoptar un timbre más suave, que desarmara, que pareciera casual.<br />

-¿Y recuerda usted... hubo algo en sus maneras que le sorprendiera a usted como<br />

desacostumbrado? ¿Diferente?<br />

-¿En quién?<br />

-En su hijo.<br />

-¿Cuándo?<br />

-Cuando regresó de Fort Scott.<br />

Hickock se quedó rumiando. Luego dijo:<br />

-Tenía el aspecto de siempre. Tan pronto como llegó, nos sentamos a comer, estaba muy<br />

hambriento. Empezó a llenarse el plato antes de que yo acabara de bendecir la mesa. Se lo<br />

hice notar diciéndole: «Dick, vas tan aprisa como tu brazo puede, ¿es que no piensas dejar<br />

nada para los demás?» Desde luego, ha sido siempre un comilón. Pepinillos. Sería capaz de<br />

comerse un barril de pepinillos.<br />

-Y después de comer, ¿qué hizo?<br />

-Caerse dormido -respondió Hickock y pareció sorprendido de su propia respuesta-.<br />

Caerse dormido. Y eso sí que no era lo normal. Estábamos viendo un partido de basket. En la<br />

tele. Yo, Dick y nuestro hijo David. Casi en seguida, Dick roncaba como una sierra circular y<br />

yo le dije a su hermano: «Señor, nunca creí que viviría para ver a Dick dormido en un partido<br />

de basket.» De veras que dormía. Se pasó todo el rato durmiendo. Sólo se desveló un poco<br />

para comer algo de cena <strong>fría</strong> y se fue directo a la cama.<br />

La señora Hickock enhebró otra aguja de zurcir. Su marido se mecía en la mecedora y<br />

daba chupadas a la pipa apagada. Los duchos ojos del detective examinaron la estancia<br />

humilde y limpísima. En un rincón, una escopeta seguía apoyada contra la pared. Ya la había<br />

visto antes. Se levantó y fue a cogerla diciendo:<br />

109

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!