___Abira San - Mensajes De Luz Espiritual
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humano. Muy lejanos quedaron mis sentimientos, al entregarme de lleno a la vida<br />
militar.<br />
No podríamos pensar, sólo teníamos que acatar órdenes. Nos fueron dadas las órdenes<br />
de saquear las ciudades enemigas y así lo hicimos, con todo el placer que nos<br />
entregaban los saqueos sin límite alguno a los que nos entregábamos durante nuestras<br />
incursiones.<br />
He sabido que el arte de la guerra está muy adelantado en su mundo humano, y<br />
pretendo acceder nuevamente con ustedes para demostrarles hasta dónde es posible que<br />
ese ser humano se entregue con todo su fervor a todas las labores de la guerra, de la<br />
acechanza de los enemigos y de la victoria.<br />
Nada hay como la victoria después de la batalla, lo he disfrutado con mi propio ser. Y<br />
nada hay como el saqueo que entrega la vida de tanta gente a los invictos a los<br />
vencedores, porque nuestras fueron sus riquezas y sus mujeres y sus placeres. Nuestras<br />
fueron, y así esperamos que sigan siendo, mientras dure la conciencia que nos ha sido<br />
dada, a mí y a todos mis compañeros que me acompañan, pues la guerra es, deben<br />
saberlo, por entre todas las acciones humanas la más alta la más preponderante.<br />
Y en la guerra se encuentran todas las satisfacciones. Y qué nos importa al final a<br />
quienes aquí nos encontramos, si solamente estamos en espera de una nueva<br />
oportunidad para armar nuevamente nuestras legiones nuestras columnas guerreras, y<br />
el sabor de la sangre en los labios en las manos. Y la vida de las víctimas en nuestras<br />
manos en calabozos que nosotros mismos construimos.<br />
Hablan de corazón, ¿qué es eso entre nosotros, qué puede ser?.<br />
No podemos más que hacer lo que siempre hemos hecho, no podemos más que<br />
avalanzarnos cual perros en jauría hacia todas nuestras victorias. La victoria siempre ha<br />
sido nuestra, viva nuestra victoria. Me ordenan que me calle.”<br />
Además sabremos aleccionarlos en contra de todos los excesos. Hasta el exceso de<br />
sentimiento de corazón puede ser dañino, hermanos, cuando por alguna razón un ser<br />
espiritual no transige con entregarse con disciplina hacia todas las labores serias de la<br />
vida.<br />
Sabemos por nuestra parte que tendremos que aleccionarlos también sobre los déficits<br />
las deficiencias en sus propios seres, así que continuaremos. Adelante, por favor :<br />
“He sido llamado para hacer notar que nunca en mi vida me he querido entregar a<br />
nada, hermanos. Oren por nosotros quienes no sabemos qué camino tomar, porque<br />
simplemente no hemos tomado ninguno a lo largo de nuestras vidas, las cuales<br />
permanecieron estáticas sin actividad ninguna durante muchas encarnaciones,<br />
solamente esperando que otros decidieran por nosotros, que otros eligieran los caminos<br />
para nuestras propias vidas.