Bermudez, Dario - MER-KA-BA El acceso a la cuarta dimensión
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
20 Mer-ka-ba<br />
principios espirituales que han construido y fundado pueblos<br />
prósperos (en el mejor sentido del término), sino también para<br />
otros dos fines:<br />
- <strong>El</strong> primero de ellos es comprender que esos sistemas de<br />
vida no son el pasado de <strong>la</strong> humanidad, sino su futuro.<br />
Fueron ade<strong>la</strong>ntos de una forma de organizar <strong>la</strong> vida coti<br />
diana que nos espera en otros p<strong>la</strong>nos de evolución.<br />
- <strong>El</strong> segundo es ver cómo, después del hundimiento de nues<br />
tra conciencia de amor en <strong>la</strong> Atlántida, distintas culturas<br />
conservaron el secreto de <strong>la</strong> comunicación con dimensio<br />
nes superiores para enriquecer enormemente <strong>la</strong> vida de<br />
todo su pueblo.<br />
Los Patriarcas nos enseñaron todo lo que precisamos para vivir<br />
una vida feliz, es decir, una existencia basada en el espíritu. Su<br />
presencia en nuestro p<strong>la</strong>neta fue posible porque Dios le dio a <strong>la</strong><br />
Tierra <strong>la</strong> bendición de tener seres con gran curiosidad, lo cual<br />
incentivó que siete escue<strong>la</strong>s cósmicas de conocimiento espiritual<br />
se establecieran en nuestro mundo a dar su enseñanza al ser<br />
humano.<br />
La enseñanza de estos Maestros estaba basada en hacernos comprender<br />
que nosotros somos Dios, entendido desde el punto de<br />
vista del Amor. Tenemos en nuestro corazón una chispa divina<br />
que se prende cuando recordamos el hecho fundamental de que<br />
nuestro Padre y nosotros poseemos <strong>la</strong> misma identidad. Por eso<br />
Yogananda, el gran yoghi hindú, exc<strong>la</strong>maba: "Mi Padre y yo somos<br />
uno". Tal es el amor que Dios tiene hacia nosotros.<br />
En ese momento de gran avance tecnológico y espiritual, nuestra<br />
respuesta fue que ya éramos Dios y que eso nos permitía