EXTRACTO IEF_Guía Animador

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El indiferente se halla perdido en la superficie de la realidad. La dinámica de su dimensión religiosa está bloqueada, cegada. Vive en la despreocupación frente a lo religioso, adolece, sin nostalgias turbadoras, de insensibilidad ante ciertos valores, ante las experiencias de sentido y de totalidad. No se pronuncia ni a favor ni en contra de Dios. Sin afirmarlo explícitamente, le niega al problema religioso toda consistencia. Se trata de una actitud poco refleja y nada crítica, que por principio no ofrece posibilidades de ser abordada en un diálogo o en una interpelación personal. Lo que importa no es la salvación trascendente. Lo decisivo es la realidad inmediata, los objetivos profesionales, el arte, el poder, la felicidad, el éxito, el placer, el dinero, el consumo, el vivir sin horizonte trascendente… 3.2 Los procesos de maduración en la fe Como ya hemos dicho, la experiencia del amor de Dios en el encuentro con Jesucristo por la gracia del Espíritu, en la Iglesia, representa el corazón de la vida cristiana con un seguimiento coherente de Jesús, en el propio contexto sociocultural. Así la fe es don de Dios y decisión humana, gracia y libertad. Crea un vínculo vital con Jesucristo y se vive en la comunión eclesial. 46 La liturgia, la oración, la escucha de la Palabra de Dios, el rostro del prójimo que viene a mi encuentro y la vida de cada día son, con su diverso valor y consistencia, lugares privilegiados para acoger el amor que tiene en Dios su fuente, en Jesucristo su rostro y en el Espíritu su fuerza. En otras épocas algunos podrían justificar que eran creyentes porque habían nacido en un lugar determinado o quizá porque pertenecían a una familia cristiana. Hoy somos conscientes de que la fe ya no es un presupuesto obvio para la vida social. Es decir, no se nace cristiano, sino que nos hacemos cristianos, mejor aún, somos hechos cristianos por gracia, y hemos de mantenernos en ella de forma consciente y libre. La vida de toda persona es proceso, camino, peregrinación. En este sentido hablamos de procesos de fe, como caminos de maduración que recorremos a lo largo de la vida, a través de múltiples mediaciones. En estos procesos abrimos nuestra inteligencia, afecto y voluntad a la fe. La acción pastoral quiere ser una ayuda en estos procesos de maduración religiosa. Alienta y encauza el despertar religioso. Elabora y propone iniciativas para el primer anuncio. Provoca y acompaña la personalización de la fe. Itinerario de Educación en la Fe

Capítulo 3: La religiosidad en niños, adolescentes y jóvenes y sus posibles procesos evolutivos El proceso de la fe del que hablamos recorre diversas etapas. Proponemos iniciar nuestro Itinerio de Educación en la Fe (IEF) a los 9 años, pero sabemos de la importancia de la primera infancia para la educación en la fe. En ese período de la vida, la familia tiene un protagonismo especial y ha de asumir un papel determinante en la transmisión de la fe, que hemos de sostener con una acertada pastoral familiar. A Niños: de 9 a 12 años Este momento final de la infancia es un período de bastante estabilidad y serenidad en el que se va alcanzando un equilibrio entre pensamientos, sentimientos y comportamientos. Desemboca en la pubertad, etapa de cambios y desequilibrios físicos y psicológicos. A esta edad la inteligencia da un salto cualitativo. Pueden razonar y comprender más objetivamente la realidad. Su pensamiento es lógico, pero no abstracto todavía: aún necesitan razonar desde ejemplos concretos y todavía aceptan, sin cuestionarse demasiado, las ideas de los adultos; pero ya empiezan a distinguir entre lo que se les cuenta y lo que experimentan directamente. Al final de esta etapa irrumpirá el pensamiento crítico, sobre todo en las chicas. Se muestran aún egocéntricos. Su conducta todavía está bastante centrada en el Yo y sus intereses. Sienten la necesidad de triunfar, de sentirse queridos y de ser protagonistas. Por eso suelen mostrarse competitivos y celosos entre sí, sobre todo las chicas. Pero se va dando en ellos una progresiva descentralización, gracias al desarrollo cognitivo y al trato con los iguales, que les moldean poco a poco. Aprenden a relacionarse y descubren actitudes y valores (como ayudarse, no pelearse, perdonar…) a medida que los experimentan. 47 Descubren la moral, debido sobre todo a que empiezan a captar la relación causaefecto, es decir, que cada acto tiene sus consecuencias. Van siendo capaces de valorar una acción por la intención y no solo por la reacción de los mayores. Se consolida el sentimiento de culpa. Pero, por esa falta de razonamiento abstracto, su reflexión moral es bastante limitada: valoran mucho la justicia y la verdad, pero son muy rígidos. La norma es la norma y hay que cumplirla, siempre y para todos. Esto es fuente de muchos conflictos entre ellos y con los adultos. La autoimagen empieza a ser consciente a esta edad. Se van haciendo una idea de sus propios valores y se comparan con los demás y con modelos cercanos o de la sociedad. Esto les lleva a sentirse satisfechos o insatisfechos consigo mismos y a empezar a establecer su nivel de expectativas con respecto a su vida y su futuro. Quieren ser buenos. Desean agradar a los demás y que se les quiera. Empiezan a desenvolverse por sí mismos y así empieza a formarse su capacidad de libertad y

Capítulo 3: La religiosidad en niños, adolescentes y jóvenes<br />

y sus posibles procesos evolutivos<br />

El proceso de la fe del que hablamos recorre diversas etapas. Proponemos iniciar<br />

nuestro Itinerio de Educación en la Fe (<strong>IEF</strong>) a los 9 años, pero sabemos de la importancia<br />

de la primera infancia para la educación en la fe. En ese período de la vida,<br />

la familia tiene un protagonismo especial y ha de asumir un papel determinante en<br />

la transmisión de la fe, que hemos de sostener con una acertada pastoral familiar.<br />

A<br />

Niños: de 9 a 12 años<br />

Este momento final de la infancia es un período de bastante estabilidad y serenidad<br />

en el que se va alcanzando un equilibrio entre pensamientos, sentimientos y<br />

comportamientos. Desemboca en la pubertad, etapa de cambios y desequilibrios<br />

físicos y psicológicos.<br />

A esta edad la inteligencia da un salto cualitativo. Pueden razonar y comprender<br />

más objetivamente la realidad. Su pensamiento es lógico, pero no abstracto todavía:<br />

aún necesitan razonar desde ejemplos concretos y todavía aceptan, sin cuestionarse<br />

demasiado, las ideas de los adultos; pero ya empiezan a distinguir entre<br />

lo que se les cuenta y lo que experimentan directamente. Al final de esta etapa<br />

irrumpirá el pensamiento crítico, sobre todo en las chicas.<br />

Se muestran aún egocéntricos. Su conducta todavía está bastante centrada en el<br />

Yo y sus intereses. Sienten la necesidad de triunfar, de sentirse queridos y de ser<br />

protagonistas. Por eso suelen mostrarse competitivos y celosos entre sí, sobre todo<br />

las chicas. Pero se va dando en ellos una progresiva descentralización, gracias al<br />

desarrollo cognitivo y al trato con los iguales, que les moldean poco a poco. Aprenden<br />

a relacionarse y descubren actitudes y valores (como ayudarse, no pelearse,<br />

perdonar…) a medida que los experimentan.<br />

47<br />

Descubren la moral, debido sobre todo a que empiezan a captar la relación causaefecto,<br />

es decir, que cada acto tiene sus consecuencias. Van siendo capaces de<br />

valorar una acción por la intención y no solo por la reacción de los mayores. Se<br />

consolida el sentimiento de culpa. Pero, por esa falta de razonamiento abstracto,<br />

su reflexión moral es bastante limitada: valoran mucho la justicia y la verdad, pero<br />

son muy rígidos. La norma es la norma y hay que cumplirla, siempre y para todos.<br />

Esto es fuente de muchos conflictos entre ellos y con los adultos.<br />

La autoimagen empieza a ser consciente a esta edad. Se van haciendo una idea<br />

de sus propios valores y se comparan con los demás y con modelos cercanos o de<br />

la sociedad. Esto les lleva a sentirse satisfechos o insatisfechos consigo mismos y<br />

a empezar a establecer su nivel de expectativas con respecto a su vida y su futuro.<br />

Quieren ser buenos. Desean agradar a los demás y que se les quiera. Empiezan a<br />

desenvolverse por sí mismos y así empieza a formarse su capacidad de libertad y

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