18.04.2018 Views

La cartuja de Parma - Stendhal

HENRI BEYLE, STENDHAL (Grenoble, 1783 - París, 1842), fue uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XIX. Abandonó su casa natal a los dieciséis años y poco después se alistó en el ejército de Napoleón, con el que recorrió Alemania, Austria y Rusia. Su actividad literaria más influyente comenzó tras la caída del imperio napoleónico: en 1830 publicó Rojo y negro, y en 1839 La Cartuja de Parma. Entre sus obras también destacan sus escritos autobiográficos, Vida de Henry Brulard y Recuerdos de egotismo. Tras ser cónsul en Trieste y Civitavecchia, en 1841 regresó a París, donde murió un año más tarde.

HENRI BEYLE, STENDHAL (Grenoble, 1783 - París, 1842), fue uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XIX. Abandonó su casa natal a los dieciséis años y poco después se alistó en el ejército de Napoleón, con el que recorrió Alemania, Austria y Rusia. Su actividad literaria más influyente comenzó tras la caída del imperio napoleónico: en 1830 publicó Rojo y negro, y en 1839 La Cartuja de Parma. Entre sus obras también destacan sus escritos autobiográficos, Vida de Henry Brulard y Recuerdos de egotismo. Tras ser cónsul en Trieste y Civitavecchia, en 1841 regresó a París, donde murió un año más tarde.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

mi vida fui tan dichoso…! ¿No es divertido comprobar que la felicidad me esperaba en la cárcel?<br />

—Habría mucho que <strong>de</strong>cir sobre eso —le contestó Clelia con una expresión que se volvió <strong>de</strong> pronto<br />

muy seria y casi siniestra.<br />

—¡Cómo es eso! —exclamó Fabricio muy alarmado—. ¿Estaré expuesto a per<strong>de</strong>r ese lugar tan<br />

pequeñito que he logrado ocupar en su corazón y que constituye mi única alegría en el mundo?<br />

—Sí —le respondió Clelia—; tengo gran<strong>de</strong>s motivos para creer que carece <strong>de</strong> probidad conmigo,<br />

aunque en el mundo tenga fama <strong>de</strong> muy cumplido caballero; pero no quiero tratar hoy este tema.<br />

Esta <strong>de</strong>claración singular alteró mucho la conversación y, más <strong>de</strong> una vez, a los dos se les llenaron <strong>de</strong><br />

lágrimas los ojos.<br />

El fiscal Rassi seguía abrigando la aspiración <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> nombre; estaba <strong>de</strong>masiado harto <strong>de</strong>l que<br />

se había hecho y quería convertirse en el barón Riva. El con<strong>de</strong> Mosca, por su parte, procuraba, con toda<br />

la habilidad <strong>de</strong> que era capaz, fomentar en este juez venal la pasión <strong>de</strong> la baronía, <strong>de</strong> la misma manera<br />

que se esforzaba en afianzar al príncipe en su loca esperanza <strong>de</strong> convertirse en rey constitucional <strong>de</strong><br />

Lombardía. Eran los únicos medios que podía inventar para retardar la muerte <strong>de</strong> Fabricio.<br />

El príncipe <strong>de</strong>cía a Rassi:<br />

—Quince días <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación y quince <strong>de</strong> esperanza: sólo con este régimen pacientemente seguido<br />

llegaremos a vencer el carácter <strong>de</strong> esa mujer altiva; con estas alternativas <strong>de</strong> dulzura y dureza se consigue<br />

domar a los caballos más indómitos. Aplique con firmeza el cáustico.<br />

En consecuencia, cada quince días renacía en <strong>Parma</strong> un nuevo rumor anunciando la muerte <strong>de</strong><br />

Fabricio. Estos rumores sumían a la <strong>de</strong>sventurada duquesa en hondísima angustia. Fiel a la resolución <strong>de</strong><br />

no arrastrar al con<strong>de</strong> en su ruina, sólo le veía dos veces al mes; pero el castigo <strong>de</strong> su crueldad hacia<br />

aquel pobre hombre eran las continuas alternativas <strong>de</strong> sombría <strong>de</strong>sesperación en que pasaba la vida. En<br />

vano el con<strong>de</strong> Mosca, superando los terribles celos que le inspiraban las asiduida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Baldi,<br />

aquel mozo tan guapo, escribía a la duquesa cuando no podía verla y le daba cuenta <strong>de</strong> todos los informes<br />

que <strong>de</strong>bía al celo <strong>de</strong>l futuro barón Riva; para resistir a los terribles rumores que circulaban sin cesar<br />

sobre Fabricio, la duquesa habría necesitado pasar la vida con un hombre <strong>de</strong>l corazón y <strong>de</strong>l talento <strong>de</strong>l<br />

con<strong>de</strong> Mosca; la nulidad <strong>de</strong> Baldi la <strong>de</strong>jaba entregada a sus pensamientos y en una vida tristísima,<br />

mientras el con<strong>de</strong> no podía comunicarle sus motivos <strong>de</strong> esperanza.<br />

Mediante diversos pretextos ingeniosos, el ministro había conseguido hacer consentir al príncipe en<br />

que fueran <strong>de</strong>positados en un castillo amigo, situado en el corazón <strong>de</strong> Lombardía, en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong><br />

Sarono, los archivos <strong>de</strong> todas las intrigas, muy complicadas, por medio <strong>de</strong> las cuales Ranucio Ernesto IV<br />

alimentaba la archiloca esperanza <strong>de</strong> ser rey constitucional <strong>de</strong> este hermoso país.<br />

Más <strong>de</strong> veinte <strong>de</strong> aquellos documentos, muy comprometedores, eran <strong>de</strong> puño y letra <strong>de</strong>l príncipe o<br />

estaban firmados por él, y en el caso en que la vida <strong>de</strong> Fabricio se encontrara seriamente amenazada, el<br />

con<strong>de</strong> tenía el proyecto <strong>de</strong> anunciar a Su Alteza que estaba dispuesto a entregar aquellos documentos a<br />

una gran potencia que podía aniquilarle con una sola palabra.<br />

El con<strong>de</strong> Mosca se creía seguro <strong>de</strong>l futuro barón Riva, y sólo temía el veneno. <strong>La</strong> tentativa <strong>de</strong><br />

Barbone le había alarmado profundamente y hasta tal punto que se había <strong>de</strong>cidido a arriesgarse a una<br />

gestión insensata en apariencia. Una mañana pasó por la puerta <strong>de</strong> la ciuda<strong>de</strong>la e hizo llamar al general<br />

Fabio Conti, el cual bajó hasta el bastión que corona la puerta. Allí, paseando amigablemente con él, no<br />

vaciló en <strong>de</strong>cirle <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un pequeño preámbulo agridulce y muy correcto:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!