VE-41 ABRIL 2018
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Número <strong>41</strong> - Abril <strong>2018</strong>
© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías<br />
o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus<br />
respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)<br />
Fotografía portada: Levitation lesson – Tetiana Chaiko (Ucrania)<br />
https://500px.com/chaiko<br />
Diseño y edición: Rafa Sastre<br />
Colaboraciones: revistave@hotmail.com<br />
Descarga este número de la revista (formato PDF – 3.4 MB):<br />
http://www.mediafire.com/file/1r6lozhrsz0alfv/<strong>VE</strong>-<strong>41</strong>+<strong>ABRIL</strong>+<strong>2018</strong>.pdf
Índice<br />
En abril, libros mil (Rafa Sastre) Pág. 1<br />
La usurpadora (Inma Sastre) Pág. 3<br />
Instrucciones para autogolpearse... (Malín Simón) Pág. 5<br />
Tarde de otoño (Luis Molina) Pág. 7<br />
Tesoros (Rafa Sastre) Pág. 9<br />
En un rincón del olvido (Aurora Rapún) Pág. 11<br />
Conjunción (Vicente Montemayor) Pág. 13<br />
Involución (Esther Moreno) Pág. 15<br />
Final apócrifo de K (Enrique Mochón) Pág. 17<br />
Marzo y abril (Conxa Gausí) Pág. 19<br />
El primero (Manuel Serrano) Pág. 21<br />
Secretas fantasías (Lu Hoyos) Pág. 23<br />
Cosas que tardan (Aldana Giménez) Pág. 25<br />
Café amargo (Marta Navarro) Pág. 27<br />
Depresión (Carmen Fabiá) Pág. 29<br />
El privilegio de la juventud (M.Grazia Scelfo) Pág. 31<br />
Desayuno sin diamantes (Pilar Alejos) Pág. 33<br />
Parásitos (Jorge Zarco) Pág. 35<br />
Rosa Rosae (Belén Mateos) Pág. 37<br />
Ese amargo aleteo (Manoli Vicente) Pág. 39<br />
En tránsito (Vivian Rodríguez) Pág. <strong>41</strong><br />
Tiempo del amor (Mirta Calabrese) Pág. 43<br />
Olor a escuela (Cristina Cifuentes) Pág. 45<br />
Con flores a María (Susana Gisbert) Pág. 47<br />
II Concurso La Radio en Colectivo/Valencia Escribe Pág. 50
Nuestros libros Pág. 52<br />
Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 54<br />
Palabras en la basura Pág. 55<br />
Valencia Escribe en las redes Pág. 56<br />
La foto de Miguel Pág. 58
En abril, libros mil<br />
El pasado 24 de marzo, en medio de otro pequeño caos made in<br />
<strong>VE</strong>, presentamos Cuentos de las Estaciones en el Pub «El Musical». La<br />
concurrida fiesta sirvió también para el reencuentro de muchos<br />
amigos. Provenientes de lugares distantes, no podemos dejar de<br />
agradecer el honor que nos dispensaron Cristina Cifuentes Bayo,<br />
Malén Carrillo y Vicente Carreño, con su presencia y la de sus<br />
respectivos acompañantes.<br />
Pronto, el 4 de mayo a las 18:00 horas, volveremos a vestir al<br />
nuevo vástago de gala, para introducirlo oficialmente durante la<br />
quincuagésimo tercera edición de la Fira del Llibre de València.<br />
Esperamos que quienes no pudisteis asistir el 24M lo hagáis ese día y<br />
que mucha gente repita, porque innecesario es comentar que siempre,<br />
y bajo cualquier circunstancia, os queremos a nuestro lado.<br />
Entre esas dos fechas, el viernes 13 de abril <strong>2018</strong>, un humilde<br />
servidor presentará, junto a dos amigos y cicerones de lujo (Lu<br />
Hoyos y Mauro Guillén) su tercer libro de microrrelatos y cuentos, El<br />
ciego es el rey. Será en Cruz del Sur – Shambala, a las 19:30.<br />
Consideraos todos invitados a conocer mi nueva publicación, de la<br />
mano de la editorial ACEN y la librería Bibliocafé.<br />
Abril es tiempo de libros y en Valencia Escribe lo sabemos y lo<br />
celebramos.<br />
Rafa Sastre<br />
1
Sin título – Chiara Boschi (Italia)<br />
https://www.flickr.com/photos/114922647@N03/<br />
2
La usurpadora<br />
«¡Dios mío! ¿Qué hace este hombre en mi cama?»<br />
―Cariño, yo llevaré a Andrea al colegio. Pasa luego por casa de<br />
mi madre y le llevas el saco de dormir a Diego.<br />
«¿Andrea? ¿Diego? ¿Su madre? ¿De qué demonios me habla?»<br />
―Por cierto, acuérdate de pasar por la agencia de viajes a<br />
recoger los billetes del avión.<br />
«¿Billetes? ¿Viaje? ¿Qué se ha creído éste? ¿Que me voy de viaje<br />
con él?»<br />
Patricia se levantó sin decir nada. Se vistió, desayunó y dejó que<br />
su supuesto marido le diera un beso en la frente.<br />
Cuando se disponía a salir, se miró al espejo. No lo podía creer.<br />
¿Dónde estaba Patricia? ¿Quién era aquella que había osado usurpar<br />
su cuerpo y su vida?<br />
Relato ganador del mes de febrero<br />
II Concurso de Microrrelatos «La Radio en Colectivo / Valencia Escribe»<br />
Inmaculada Sastre Carpena (L’Eliana, València)<br />
3
Foto de Gijsbert van der Wal (Holanda)<br />
https://www.flickr.com/photos/gijsvanderwal/with/25759269937/<br />
4
Instrucciones para autogolpearse<br />
con la guía didáctica<br />
1) Abrir por página 25.<br />
2) Leer atentamente el enunciado.<br />
3) Comprobar si se ha comprendido (para ello repetirlo<br />
interiormente tres veces): «Se trata de que los alumnos estimulen<br />
su creatividad, coloreando los dibujos siguiendo los impulsos de<br />
las emociones que les susciten los objetos e imágenes<br />
representados, asociando color-emoción, con el objetivo de<br />
romper barreras realistas trilladas»<br />
4) Después de supervisar la ejecución de los dibujos, golpearse con<br />
una de las esquinas del lomo de este manual (ver aclaraciones<br />
posteriores) SI se ha tenido una respuesta similar a la de estos<br />
ejemplos clarificadores:<br />
a) Se recrimina al niño por haber pintado las nubes de algún color<br />
que no sea el azul.<br />
b) Pero, ¿qué es esto? ¿unas montañas moradas? ¿en qué estabas<br />
pensando?<br />
c) ¡Nos achicharraríamos con este sol tan rojo!<br />
d) ¡No sé qué hacer contigo! ¿Serás daltónica?<br />
Sirvan estos ejemplos de muestra de un entendimiento insuficiente,<br />
por parte del docente, de los objetivos de la actividad. En este caso:<br />
1) Asir la guía de un extremo.<br />
2) Golpearse con la esquina del lomo repetidas veces en la parte<br />
superior de la cabeza.<br />
5
3) Comprobar la recuperación de los contenidos, dibujando un<br />
paisaje en el que NO aparezcan casitas con chimenea y su<br />
humo inmóvil, o dos montañas con sol naciente entre ellas, o<br />
un camino que llegue recto a la casita, como si tuviera que salir<br />
del extremo del folio a la superficie.<br />
Si se supera:<br />
— Ir a la página 64 y recortar el diploma de aprovechamiento,<br />
coloreándolo al libre albedrío.<br />
Si no le es posible realizar la recuperación con el ejercicio<br />
demandado, buscar las webs (direcciones en página 65 de este<br />
manual) del Museo del Prado, Louvre, L’Ermitage, MOMA…. y<br />
darse un paseo virtual por las reconocidas obras pictóricas que allí<br />
habitan.<br />
Malín Simón (València)<br />
http://zumopalabra.blogspot.com.es/<br />
6
Tarde de otoño<br />
Eyes – Bandarai (Reino Unida) https://bandarai.deviantart.com/<br />
Casi no lo dejó llegar cuando se plantó frente a él, mirándolo fijo<br />
con su mirada llameante, el pelo erizado.<br />
—¿Acaso crees que no lo sé?— le espetó furibunda. Él solo<br />
miraba el piso.<br />
La observó y permaneció en silencio, como aceptando su culpabilidad,<br />
mientras ella le mostraba los dientes con tremenda furia. Por<br />
un momento los imaginó sobre su yugular.<br />
Cómo explicar que Nancy pasó a su lado. Solo lo miró, el<br />
acompasado menear de sus caderas lo enloqueció; no dudó en<br />
seguirla, aun sabiendo lo celosa que era su compañera. No sopesó los<br />
riesgos, era más fuerte que sus convicciones, ella tenía un algo que le<br />
impedía reaccionar.<br />
La tarde caía como las hojas de este otoño frío y tardío,<br />
cubriendo el sendero con un manto de hojarasca crujiente al caminar<br />
7
que el viento arremolinaba y amontonaba en las entradas. Todo era<br />
surrealista menos el andar de ella.<br />
La acompañó solícito hasta su hogar, al despedirse ella arrimó<br />
su boca a la de él, confundiendo su aliento en una promesa silenciosa.<br />
Muy feliz emprendió el regreso, sabiendo lo que le esperaba. Ya no<br />
importaba…<br />
Brenda no se parecía en nada a Nancy, era agresiva además de<br />
tosca. El aroma de esta lo enloquecía, no podía apartarla de su mente,<br />
divagaba entre sueños eróticos mientras Brenda estaba a punto de<br />
arrojarse sobre él. Eso lo sacó de su abstracción.<br />
Sin duda se sentía codiciado, ambas hembras se lo disputaban.<br />
Siempre fue un conquistador, su melena al viento libre cual paloma lo<br />
hacía irresistible, el lo sabía.<br />
Esa noche debía buscar un lugar donde el frío no fuera intenso,<br />
ya que Brenda no lo dejaría quedarse, pero igual era feliz ya que no<br />
era la primera vez que ocurría.<br />
Lentamente fue retrocediendo hacia la salida mientras el<br />
malhumor de Brenda estaba a punto de estallar, sus hijos observaban<br />
la escena desde prudente distancia, solo alguno intentó un leve llanto<br />
que una mirada de su madre interrumpió.<br />
Sabiendo que ella no dejaría solos a sus hijos, ganó la calle para<br />
deambular como cada noche, ya encontraría sitio donde pasar la<br />
noche al fin y al cabo aun siendo un Casanova sólo era un perro…<br />
La luna de setiembre lo acompañaba en un cielo tachonado de<br />
estrellas.<br />
Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />
http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />
8
Tesoros<br />
Treasure map – theceri (Noruega) https://theceri.deviantart.com/<br />
No necesitan<br />
ser localizados<br />
con mapas<br />
o desenterrados<br />
con palas<br />
Normalmente<br />
los mayores<br />
los más valiosos<br />
tesoros<br />
están a nuestro lado<br />
convivimos con ellos<br />
Disfrutémoslos<br />
antes de que<br />
se apaguen<br />
todas las luces<br />
Rafa Sastre (València)<br />
http://rafasastre.blogspot.com<br />
9
Dicha completa - Jonathan Wolstenholme (Reino Unido)<br />
http://vacioesformaformaesvacio.blogspot.com.es/2013/02/jonathanwolstenholme-ilustracion.html<br />
10
En un rincón del olvido<br />
—Biblioteca, ¿dígame?<br />
—Buenos días, ¿me puede consultar si tiene un libro, por favor?<br />
—Claro… Sí, en el catálogo aparece que lo tenemos disponible.<br />
Un segundo, que voy a la estantería a asegurarme de que está. No<br />
cuelgue. ¿Hola? Lo siento mucho, pero el libro que me pide no está<br />
donde debería… Voy a buscarlo mejor, por si está en un lugar que no<br />
le corresponde. Dígame sus datos y lo llamo después… ¿Oiga, oiga?<br />
Han colgado.<br />
Cada vez me deprime más hacer esta llamada. Hace dos años<br />
que decidí esconderme para que me encontraran. Me pareció una idea<br />
divertida: detectarán mi ausencia y enloquecerán buscándome por la<br />
biblioteca. Qué pretencioso, qué vanidoso, qué equivocado estaba. He<br />
llamado a distintas horas en diferentes días, siempre dicen que me van<br />
buscar, pero aquí estoy, escondido, olvidado, carcomiéndome<br />
mientras los Planetas y los Nadales vuelan de la estantería de<br />
novedades a manos de ávidos lectores que buscan el último premio, el<br />
más nuevo, el más famoso.<br />
Aurora Rapún Mombiela (València)<br />
11
Marionette – Psycho Shadow (Moldavia) https://500px.com/psychoshadow<br />
12
Conjunción<br />
Al dar vuelta en una esquina Alberto notó que su sombra no lo<br />
seguía: no se proyectaba sobre la pared, como era lo lógico según la<br />
dirección de la luz. Preocupado, el joven regresó a la esquina y<br />
entonces percibió que su sombra había tomado la dirección contraria.<br />
Eso es algo totalmente absurdo —pensó Alberto—, y haciendo gala<br />
de su lozanía física empezó a caminar hacia atrás. ¡Dio resultado! A<br />
medida que el hombre caminaba hacia atrás, su sombra marchaba<br />
hacia adelante, como si quisiera contradecirlo. Entusiasmado, el<br />
viandante caminó hacia su espalda, pero con tal ahínco que sobrepasó<br />
a su sombra, que se le perdió dando vuelta a la esquina. Entonces<br />
pensó un poco más, y empezó a caminar en el sentido opuesto, pero<br />
muy lentamente. Hombre y sombra se acercaban, hasta que al fin se<br />
dieron alcance. En ese instante Alberto desapareció.<br />
Vicente Montemayor (Monterrey, México)<br />
13
Ilustración de Hugleikur Dagsson (Islandia), aportada por la autora<br />
https://dagsson.com/<br />
14
Involución<br />
Nos saquean.<br />
Nos destruyen.<br />
Nos mienten sin parar.<br />
Meten presos a los artistas<br />
que con sus palabras<br />
quisieron evidenciar.<br />
Nos insultan.<br />
Nos ningunean.<br />
Nos agreden sin cesar<br />
empleando los medios de desinformación masiva<br />
para hacerlo aplicar.<br />
Nos arrebatan nuestros sueños.<br />
Nos desalojan de nuestro hogar.<br />
Nos dicen que todo va bien<br />
que pronto cambiará.<br />
Mientras tanto el paro aumenta<br />
y se da otro crimen<br />
del que nadie quiere hablar.<br />
El racismo<br />
la nueva doctrina,<br />
el dogma que enseñar.<br />
Las feministas unas exageradas<br />
y, de nuevo, otra asesinada más.<br />
Se reducen las pensiones<br />
y la juventud marcha lejos<br />
de una España que progresa<br />
y camina hacia atrás.<br />
Esther Moreno Morillas (València)<br />
http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/<br />
http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/<br />
https://feminismosmasturbatorios.wordpress.com/<br />
15
Sin título – Chris (Reino Unido) https://www.flickr.com/photos/chrisuk/<br />
16
Final apócrifo de K<br />
Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de<br />
K cuando el otro sacó una bolsa blanca de tela que, bajo la luz de la<br />
luna, a K le pareció de plata. También sus verdugos, hasta ese<br />
momento vulgares personajes, resplandecían ahora ante su mirada<br />
como criaturas celestiales. K hizo un gesto negativo con el brazo y el<br />
tipo, tras consultar con su compañero, volvió a guardar la bolsa bajo<br />
su túnica. Las manos en su garganta aumentaban la presión, aunque<br />
de un modo tan delicado que K incluso tuvo la agradable sensación<br />
de encontrarse sobre el asiento del barbero, en espera de ser<br />
embadurnado de espuma caliente. Para entonces había cerrado los<br />
ojos, cansado, y ni siquiera los abrió cuando oyó desenvainar el<br />
cuchillo. Por su propio bien había renunciado ya a cualquier intento<br />
de defensa y ocupaba ahora sus mermadas energías en hallar entre<br />
toda aquella inmoralidad, aquella brutal injusticia, al menos un<br />
rescoldo de dignidad. Pobre K.<br />
Enrique Mochón Romera (Puerto de Sagunto, València)<br />
17
Fotografía aportada por la autora<br />
18
Marzo y abril<br />
Demasiado silencio<br />
con presencias oscuras, incómodas,<br />
que invaden el sosiego.<br />
Vibra la emoción sin cuerpo.<br />
No eres nadie,<br />
y sales del recinto<br />
cargando tu renuncia,<br />
y en la última mirada<br />
has borrado el lenguaje<br />
de unos ojos<br />
donde habitaba la ternura.<br />
El tiempo en la distancia<br />
me obliga a recordarte<br />
en el sabor del primer beso<br />
que me dejó enganchada.<br />
Adicta de por vida.<br />
Y solo me consuela<br />
saber que sigues siendo<br />
con Marzos a tu espalda.<br />
Y aún así,<br />
tú y yo<br />
seguimos siendo primavera.<br />
Conxa Gausí Caballero (València)<br />
19
The death of death – Loyd Gant (EUA)<br />
https://thehouseofideas.deviantart.com/<br />
20
El primero<br />
No podía más. La decisión estaba tomada. Aquella mierda no<br />
volvería a joderle. No tendría nunca más la comida sin hacer y sus<br />
camisas sin planchar. En la cama había dejado de ser una amante<br />
para convertirse un frígido recipiente.<br />
Sacó la escopeta de caza de la cartuchera. La cargó con postas.<br />
Fue al recibidor y se sentó frente a la puerta. La esperó, como hacía<br />
cuando iba al jabalí.<br />
Un leve siseo aguzó sus sentidos. La cerradura gruñó con un<br />
quejido. Olió el perfume a lilas de la que había sido su mujer, su<br />
amante, su compañera.<br />
—¡Hija de puta! —le espetó en cuanto abrió la puerta.<br />
Las bolsas de la compra cayeron al suelo a la vez que el disparo<br />
de la escopeta le reventaba la cabeza.<br />
Fue el primero. Poco después irían otros, muchos más; maltratadores<br />
y asesinos de mujeres que primero se suicidaban y después las<br />
mataban.<br />
Manuel Serrano (València)<br />
21
Shades – Uwe Lammer (Alemania) https://500px.com/uwelammer<br />
22
Secretas fantasías<br />
Lavinia nunca había sido muy afortunada con los hombres.<br />
Después de dos fracasos matrimoniales, conoció al que parecía ser el<br />
amor definitivo de su vida, Alberto: se amaron, compartieron tiempo<br />
y aficiones, se rieron juntos, lloraron al mismo compás… Parecían la<br />
pareja perfecta. Vivieron años de dicha, hasta que un buen día él<br />
empezó a hablarle de sus más secretas fantasías. Deseaba verla con<br />
otro hombre. Ella al principio se lo tomó a broma, introducían a ese<br />
tercero en sus diálogos amorosos y creía que eso sería suficiente para<br />
él, pero Alberto seguía insistiendo y le pedía que lo hicieran realidad.<br />
Ella le dijo que le dejara tiempo, no quería compartir su intimidad<br />
con cualquiera, tenía que encontrar a la persona adecuada, alguien al<br />
que de verdad pudiera desear. Así que se esforzó en mirar a su<br />
alrededor y estuvo muy atenta a la búsqueda de un varón que pudiera<br />
despertar sus afanes. No era fácil, una mujer cuando se enamora suele<br />
permanecer ciega a los encantos de los demás mortales. Lavinia se<br />
esforzó, imaginó, desechó a uno, descartó a otros… Cuando estaba a<br />
punto de tirar la toalla, apareció Ernesto en su horizonte vital, sintió<br />
un revoloteo en sus emociones y empezó a frecuentarlo y, poco a<br />
poco se fue prendando de él. Y sí, al poco tiempo surgió la intimidad<br />
entre ellos pero fue exclusiva y dejó a Alberto compuesto y sin trío y<br />
muerto de rabia por la pérdida de su gran amor.<br />
Lu Hoyos (València)<br />
23
Ilustración de Paul Fuentes (México), aportada por la autora<br />
http://www.paulfuentesdesign.com/<br />
24
Cosas que tardan<br />
De vez en cuando<br />
nos vemos de nuevo<br />
para recordar que no tenemos nada.<br />
Estos años apretados<br />
no se comparan<br />
con los minutos que extendimos hasta el alba.<br />
A veces, cansado,<br />
bajas a mis brazos<br />
para que bese cada poro de tu espalda.<br />
Un amor desafilado<br />
por el tiempo y el espacio,<br />
pero tus detalles siguen siendo mi espada.<br />
Un día en lo alto<br />
me verás a los ojos<br />
y me explicarás por qué algunas cosas tardan.<br />
Me he hecho un rato<br />
e iré a rehidratarte,<br />
para verte más hermoso mañana.<br />
Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)<br />
25
Come home soon – Tiffany https://www.flickr.com/photos/beautyschool/<br />
26
Café amargo<br />
Fue mi culpa. Lo reconozco. Quisiera poder decir que la luna<br />
llena me embrujó, que el brillo fugaz de una estrella me cegó o que<br />
quizás la belleza del amanecer me trastornó... No sé, cualquier<br />
cursilería que se les ocurra, pero no sería cierto. El error, como<br />
siempre, para qué negarlo, fue mío. Sé que no existen los cuentos de<br />
hadas, por supuesto, o que al menos ya nunca serán lo que solían,<br />
pero por alguna extraña razón lo olvido siempre en el momento más<br />
inoportuno y no puedo evitar, pese a mi catastrófico currículum<br />
sentimental, cierta dosis de romanticismo. Así que, ya ven, aquí<br />
estoy. Sola. Otra vez. Petrificada desde hace horas frente a la escueta<br />
despedida que, amablemente, en algún momento de la noche, mi<br />
príncipe azul dejó junto a la cafetera, antes de salir huyendo de mi<br />
lado, con nocturnidad y alevosía, como alma que lleva el diablo, al<br />
parecer. «Perdóname» dice la nota, emborronada ahora por una<br />
lágrima traidora que, sin permiso y por su cuenta, ha ido a posarse<br />
sobre ella. En fin. Luego lloraré un poquito más. Ahora lo primero es<br />
detener la hemorragia de este pobre corazón que lo está poniendo<br />
todo perdido. Aunque, insisto, fue mi culpa. Lo sé mejor que nadie.<br />
Nunca debí decir aquel «te quiero».<br />
Marta Navarro Calleja (València)<br />
https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/<br />
27
Depression – nailass (Letonia) https://nailass.deviantart.com/<br />
28
Depresión<br />
Siempre dices : ¡No pasa nada!<br />
cuando por dentro pasa de todo<br />
Nadie nota tus lágrimas,<br />
están en tu interior.<br />
Nadie nota tu tristeza,<br />
se oculta tras una sonrisa.<br />
Nadie nota tu dolor,<br />
ahogado en un vacío<br />
que te llena y resquebraja,<br />
que te quiebra y despedaza.<br />
Nadie mejor que tú conoce<br />
esa lánguida tristeza.<br />
Siempre alerta, siempre fuerte.<br />
Si lo muestras claramente<br />
crees que pierdes, crees que fallas.<br />
¡No te engañes! ¡No lo ocultes!<br />
Vives en continua fantasía,<br />
enmascaras la miseria<br />
de una adormecida mente.<br />
Sientes el dolor de ser,<br />
el temor de un futuro incierto.<br />
Sufres el miedo a vivir,<br />
te aterra el miedo a morir.<br />
Atrapado en tu interior<br />
dando forma a tu silencio,<br />
intentando hallar respuesta.<br />
Acorralado en tu propio laberinto<br />
la vida transcurre con hastío,<br />
tan solo queda el triste lamento<br />
que te aprieta y te atormenta<br />
sin razón aparente, sin tregua.<br />
¡Desolador silencio sin respuesta!<br />
Carmen Fabiá Mir (València)<br />
29
Sun – Rulan Grigoriev (Rusia) https://500px.com/ruslan117<br />
30
El privilegio de la juventud<br />
Carlos y Alicia, estudiantes del último año de bachillerato,<br />
organizan con sus compañeros el viaje de fin de carrera en el mes de<br />
mayo. Eligen Andalucía, no solo por sus peculiaridades culturales,<br />
sino también por lo divertido que puede ser para quienes están en la<br />
flor de la vida.<br />
Durante el viaje los chicos cantan, ríen, hacen chistes, y en<br />
Carlos y Alicia empieza a surgir algo que va más allá de la amistad.<br />
Comienzan a despertarse en ellos sentimientos de amor y pasión. Los<br />
dos pasan todo el tiempo juntos. Cuando se dan la mano es como si<br />
entre ellos circulase una carga eléctrica; se miran, se ríen sin motivo,<br />
se besan por las calles, en los autobuses. Y mucha gente les mira<br />
sonriendo, pensando que «amor y juventud» es un privilegio que hay<br />
que disfrutar. Están locamente enamorados, son muy felices.<br />
Embriagados por la agradable fragancia de las flores de azahar, que<br />
en esa época primaveral invade el ambiente urbano de Sevilla, les<br />
parece muy natural ir a la habitación de Alicia y hacer el amor. Es la<br />
primera vez para los dos, tienen miedo, tiemblan, el corazón les<br />
funciona veloz. Se pierden el uno en el otro, se anulan<br />
recíprocamente. Ya no existe nada, existen solo ellos. Ha sido<br />
maravilloso, inolvidable, desean estar toda la vida juntos, nunca se<br />
separarán.<br />
Vuelven a Madrid y la rutina del estudio les espera. Pero no<br />
pueden ni quieren separarse, se desean locamente y empiezan a<br />
contar mentiras a sus padres. Les dicen que necesitan estudiar juntos.<br />
Aprovechan para verse especialmente cuando no están sus padres.<br />
La madre de Alicia se ha dado cuenta de que algo pasa. Ha<br />
notado que su hija ya no es tan alegre como antes, y la sorprende<br />
llorando. Después de insistir mucho, Alicia le confiesa que está<br />
31
embarazada y que tiene miedo. Su madre casi se desmaya, es como se<br />
le hubieran dado un mazazo en el corazón. Muy turbada, se lo cuenta<br />
a su marido, que reacciona de la misma manera.<br />
Furiosos, quieren que su hija aborte, ellos se encargarán de todo.<br />
No hay otra solución. No puede arruinar su vida, tiene que terminar<br />
los estudios e ir a la Universidad. Con un bebé todo se irá al traste.<br />
Alicia les contesta que está preocupada, que tiene miedo, pero lo<br />
hará. Solo necesitará su ayuda, incluso moral. Ella quiere a Carlos y<br />
desea al niño. No sabía como decírselo.<br />
Sus palabras no les convencen, sus padres son intransigentes, y<br />
como es menor de edad, deciden por ella. Piden una cita con el<br />
médico.<br />
El día fijado la acompañan al hospital y la confían a la<br />
enfermera. La espera se hace demasiado larga y, preocupados,<br />
preguntan por su hija.<br />
La enfermera les sorprende diciéndole que no ha habido ningún<br />
aborto, que su hija no ha querido hacerlo. Ha decidido tener el bebé<br />
explicando sus razones con sensatez y se ha ido con su novio.<br />
María Grazia Scelfo (Roma, Italia)<br />
http://mgscelfo.blogspot.com.es/<br />
32
Desayuno sin diamantes<br />
Fotografía aportada por la autora<br />
El traje era un Chanel auténtico. Me impresionó su elegancia,<br />
con aquellos zapatos de tacón peep toes que tanto estilizaban sus<br />
piernas; su manicura sofisticada, el maquillaje perfecto y aquellos<br />
labios de un rojo provocador.<br />
Durante la noche apenas hablamos, emocionados por<br />
descubrirnos a la luz de las velas, envueltos entre sábanas de negro<br />
satén, brindando con Moët & Chandon y embriagados por el perfume<br />
de nuestra piel.<br />
El amanecer iluminó su rostro, sin maquillaje ni pestañas<br />
postizas, mostrándome su cuerpo desnudo, sin ropa ni complementos<br />
caros. Disipadas las burbujas del champán, pude reconocer aquella<br />
espalda. Toda una vida abrazándola…<br />
Pilar Alejos Martínez (Quart de Poblet, València)<br />
https://versosaflordepiel.blogspot.com.es/<br />
33
Cover – Serapion Nasosov (EUA) https://nasosov.deviantart.com/<br />
34
Parásitos<br />
Jota sintió arder su hígado… sabía que «algo» había germinado<br />
dentro de él mismo, estaba seguro de ello sin dudarlo. Lo atribuyó a<br />
la heroína que se había inyectado; pensó de inmediato que podían<br />
haberla mezclado con polvos de talco o, en el peor de los casos, con<br />
tierra… Pero el jaco sucio no se mueve como una nube de gusanos<br />
sacudidos por una descarga eléctrica o agua hirviendo. Los notó<br />
moverse y, peor aún, morder su hígado. Empezó a escupir sangre,<br />
una sangre espesa, casi negra como el alquitrán en esputos cada vez<br />
más viscosos, y empezó a sentir pánico.<br />
Temiendo morir, tecleó su móvil y llamó a Valeria, que se había<br />
inyectado el mismo jaco venenoso en su brazo lleno de infantiles<br />
tatuajes, su cara llena de pecas y su cabello rubio cortado sobre la<br />
nuca. Al no contestar, la dejó escrito en el Whassap:<br />
—¡Tía, te quiero, acuérdate de mí, besos! —temiendo que en su<br />
hígado también germinasen parásitos.<br />
Harto del dolor, harto de los sangrientos esputos, cogió un bote<br />
de lejía, lo mezcló con agua y le echó un pequeño sorbo, notando<br />
como el líquido le quemaba la boca y ardía la garganta, el estómago y<br />
el hígado, cuyo contenido se revolvió a velocidad inhumana al ser<br />
alcanzado por la venenosa mezcla.<br />
Notó que «algo» se revolvía violentamente en su costado y<br />
emergía de golpe a través de su tubo digestivo, vomitando de golpe<br />
todos los parásitos sobre el suelo de su lavabo. Cayó de golpe tras dar<br />
unos pocos pasos y respiró dificultosamente, con ansias y dolor por la<br />
lejía que había abrasado su interior. Le ardía la boca, el tubo digestivo<br />
y el estómago… pero no sentía ni el hígado ni los intestinos, algo<br />
ocurría…<br />
35
Había vomitado una flor rojo carmesí llena de pequeñas culebras<br />
con cuchillas en sus bocas; cientos de ellas, finas como cabellos…<br />
Jota creyó a los parásitos muertos y pensó quemarlos de inmediato,<br />
fue a buscar aguarrás y un mechero, volvió, los roció y prendió fuego.<br />
Vio como el fuego los abrasaba y, satisfecho, pensó que todo había<br />
terminado.<br />
Pero su hígado empezó a revolverse de nuevo y vomitó otra vez<br />
una horda de parásitos más grandes, que se revolvían como anguilas<br />
cual sucia nube de gusanos sobre carne putrefacta en descomposición.<br />
Jota volvió a repetir la operación del aguarrás y echó un chorro sobre<br />
los nuevos parásitos, pero estos saltaron y se arrojaron sobre su cara<br />
entre hedores insanos y allí mismo, entre gritos de dolor y desesperación,<br />
hasta los huesos su rostro devoraron, alimentándose de su<br />
cerebro. Dejando tras de sí un cráneo libre de malos presagios, sin<br />
pensamientos que pudieran perturbarlo.<br />
Jorge Zarco Rodríguez (València), 25.10.2015<br />
36
Rosa Rosae<br />
Fotografía aportada por la autora<br />
Atusó su cabello, lo enredó en una cinta malva y pellizcó sus<br />
mejillas. Subió la enagua hasta la cintura, ajustando la falda a la<br />
medida exacta de su talle. Acomodó los zapatos, desde el empeine<br />
hasta el talón, anudando el insulso cordón que los ataba.<br />
Desabrochó el último botón de la blusa, pensó que quizá<br />
necesitaría aire, un soplo de vida para sus pulmones. Después,<br />
acomodó su cuerpo para ese viaje tan prolongado y se puso a rezar.<br />
Una campana anunciaba la hora. Se enjugó el llanto y,<br />
resignada, siguió el paso del cortejo hasta perderla en la rosada y<br />
húmeda tierra. Todo un festín para los gusanos.<br />
Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)<br />
37
Love is blind – Canan (Turquía) https://canankk.deviantart.com/<br />
38
Ese amargo aleteo<br />
La sangre de tu beso deja un rastro<br />
de luz sobre mi cuerpo cuando pasas<br />
anclada de raíz sobre tu pecho<br />
me descubro a mí misma, fragmentada,<br />
siendo una y otra a un tiempo.<br />
Otra en tu boca, cuando muerdes, besas,<br />
una en la soledad de tu abandono.<br />
Porque duele el amor que tanto ama,<br />
carátula de sombra al ser de noche.<br />
Y es ahora,<br />
cuando arrecia la fría escarcha del silencio,<br />
que tus besos me vuelven de amapola<br />
eólico puñal que no me encuentra.<br />
Sabes que tienes el poder de transformarme<br />
en múltiples luciérnagas que alumbran<br />
el campo fértil de mi larga ausencia.<br />
Es de carne este amor, de sangre y luna,<br />
que repite hasta el límite el misterio<br />
de llenar el vacío y agotarse<br />
estirando en tu vuelo mi aleteo.<br />
Oceánico gemido que atraviesa<br />
la ausencia de tu mano en mi costado<br />
de árbol que se retuerce<br />
fecundando de dolor mis sentidos<br />
al caerme.<br />
Es terrible este amor, terco, silente,<br />
que divide mi cuerpo en dos mitades:<br />
sombra que te descubre, dolorida,<br />
luz que se vuelve fin cuando amanece.<br />
Manoli Vicente Fernández (Viana do Bolo, Ourense)<br />
http://www.lascosasqueescribo.wordpress.com<br />
www.pulsionesliterarias.blogspot.com.es<br />
39
One last look – Keith Lack (Reino Unido) https://500px.com/keithlack<br />
40
En tránsito<br />
Hace dos años que sus ojos dejaron de brillar. El día se<br />
transformó en niebla espesa, cuando su mirada comenzó a lucir<br />
opaca, gris, anónima.<br />
Dos años sin esperanza: su luz ya no ha vuelto a iluminarme.<br />
Los médicos dicen que puede haber momentos de lucidez, pero<br />
al verlo perdido en el jardín, otrora nuestro edén, presiento que no<br />
habrá retorno a nuestro hechizo.<br />
Él poblaba de amor y fantasía el paisaje cotidiano. Ahora,<br />
despertar o dormir, podría resultar lo mismo.<br />
Sin embargo, aquí estamos. No hay sueños que nos unan, ni<br />
rutina que nos separe. Algunos días muero en sus recuerdos, otros<br />
deambulo por ellos como un fantasma.<br />
Sigo sosteniendo su mano, poniéndole nombre a sus días y luz a<br />
la oscuridad, y aunque su reflejo amarillo advierta en el pavimento<br />
mojado el breve tiempo que tenemos de cruzar hacia la otra vereda,<br />
continuamos nuestro camino.<br />
Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)<br />
https://lapiazzadellaluna.blogspot.com.uy/<br />
<strong>41</strong>
Fotografía aportada por la autora<br />
42
Tiempo del amor<br />
La lentitud con que transcurren<br />
los veranos en la adolescencia,<br />
cuando todo es tan importante<br />
y no pasa casi nada..<br />
cuando no hay pereza para el cambio,<br />
cuando a la hora de la siesta no se duerme,<br />
solo se sueña..<br />
cuando todo parece tan difícil<br />
y es tan fácil<br />
cuando parece tan complicado<br />
y a la vez tan simple<br />
ese tiempo rebelde, discordante<br />
ese delicioso tiempo del primer amor.<br />
Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)<br />
http://deshojandoversos.blogspot.com.es/<br />
43
Fotografía aportada por la autora<br />
44
Olor a escuela<br />
Dicen que el olfato es, de los cinco sentidos, el que con más<br />
intensidad nos trae recuerdos. Será por eso que el de las manzanas<br />
asadas me lleva de inmediato a la infancia. A la escuela. A la estufa<br />
de carbón, en donde las hacíamos. Y con esa imagen vienen más en<br />
cascada: el rezo (y cantar el «Cara al sol») de la mañana, antes de<br />
meternos con las cuentas, o a marcar en el mapa (el de España, el del<br />
mundo) los ríos y cordilleras, las capitales, los cabos y los golfos. Al<br />
acabar el dictado podía tocarte ir a hacerle la compra a la maestra, o a<br />
la carbonera, a rellenar el capazo —también me llega ahora aquel<br />
olor, ya desaparecido—, y volver, cómo no, toda tiznada.<br />
Tiznada de negro carbón o blanca de tiza si te mandaban sacudir<br />
el borrador de la pizarra. Manchada de tierra por ir a plantar pinos, o<br />
de la yerba verde —y qué mal se iban esas— a la vuelta del Llano, el<br />
jueves Lardero, a donde habíamos ido con pan y longaniza, de la<br />
misma medida ésta que tu dedo corazón. La ropa sucia y las rodillas<br />
«esconchadas», de jugar en el patio: Burro, balón prisionero, la<br />
comba, la goma, las tabas, las chapas y las canicas. Juegos de chicas y<br />
de chicos, pocas veces mezclados, la maestra y el maestro atentos y<br />
vigilantes al cumplimiento de las normas. Había que hacer el<br />
Viacrucis en Semana Santa y llevar flores a María en mayo.<br />
Las niñas más pequeñas en un aula, las mayores (y las más<br />
listas, las que iban adelantando), en otra. Los chicos, ya lo hemos<br />
dicho, aparte. La lección, de carrerilla. Y, si no, castigada de rodillas<br />
al rincón, con los brazos en cruz, un libro —gordo— en cada mano.<br />
La letra, con sangre entra. O, con suerte, recitada, como las tablas de<br />
multiplicar y la lista de los reyes godos. El catecismo, de memoria, y<br />
bien sabido. Al acabar las clases, por la tarde, la labor o el repaso, con<br />
45
los últimos rescoldos de carbón en la estufa, no fueran a salirnos<br />
sabañones.<br />
Y aún así, qué bien cuando empezaba la escuela después del<br />
verano, las trenzas apretadas, cuadernos a estrenar (y libros casi<br />
siempre heredados), plumier nuevo (o el del año pasado), la caja de<br />
pinturas Alpino y la goma Milán, verde o roja, y ese olor a lejía de la<br />
tarima recién fregada el primer día de clase. Ese olor a escuela y a<br />
aquella irrepetible, inolvidable niñez nuestra.<br />
Cristina Cifuentes Bayo (La Puebla de Alfindén, Zaragoza)<br />
http://www.irae.es/<br />
46
Con flores a María<br />
Imagen de autor desconocido, capturada en la red<br />
Venid y vamos todos<br />
con flores a María...<br />
Ya estaba aquí otra vez. Un año más, llegaba el dichoso mes de<br />
mayo. Como siempre, en cuanto la primavera nos regalaba los<br />
primeros rayos de sol, las monjas del colegio comenzaban con los<br />
ensayos de cánticos y poemas para el mes de la Virgen María. Y yo,<br />
otro año más, me sentía como un pez fuera del agua. Odiaba las<br />
flores, que me hacían estornudar, la Iglesia del pueblo, que me ponía<br />
47
los pelos de punta cada vez que entraba, y odiaba, sobre todas las<br />
cosas, el mes de María y el día de la madre. Porque yo era distinta.<br />
Yo no tenía madre, como mis compañeras. Lo más parecido que<br />
tenía era mi tía Conchita, una mujer tan rígida como los cuellos de las<br />
camisas que almidonaba con primor. Jamás le vi esbozar una sonrisa,<br />
como tampoco vi hacerlo a mi padre, un ser triste y taciturno que<br />
hacía todo lo que su hermana decía.<br />
Pero aquel año fue distinto. Cuando avanzábamos en procesión<br />
hacia la Iglesia del pueblo, una mujer se acercó a mí. Creía haberla<br />
visto otras veces de lejos, en las inmediaciones del colegio, pero jamás<br />
le había visto la cara. Cuando se acercó a mí, un escalofrío me<br />
recorrió entera. No hubiera hecho falta que me dijera que era mi<br />
madre. Sus ojos, iguales a los míos, y esa mancha de nacimiento en el<br />
dorso de la mano, hacían innecesaria cualquier explicación. Me<br />
tendió una margarita amarilla y una carta, y solo me rogó que la<br />
leyera. Y yo, desconcertada, guardé ambas en el bolsillo de mi abrigo<br />
y continué caminando junto a las otras niñas.<br />
Pasé el año entero dilucidando si leía la carta o la tiraba a la<br />
basura. Pero, cuando llegó la siguiente primavera, la curiosidad ya me<br />
había vencido. O tal vez algo más.<br />
Supe por esa carta que mi madre se casó recién cumplidos los<br />
diecisiete años con aquel a quien yo conocía como mi padre, un viudo<br />
reciente y de posición acomodada que le triplicaba la edad. Cuando<br />
fue hacia el altar, solo ella y su madre sabían que debajo de los<br />
pliegues de su vestido blanco se estaba gestando una nueva vida, fruto<br />
del desliz con un forastero que le prometió amor eterno y desapareció<br />
sin dejar señas. Mi abuela pensó que la mejor solución para aquello<br />
era acceder a los requerimientos del viudo y casar a la niña antes de<br />
que fuera tarde para tratar de endilgarle la criatura como propia. Pero<br />
mi abuela no contaba con la perspicacia de mi tía Conchita, que se<br />
percató de la superchería, y tomó las riendas de su destino. La<br />
48
cuidaron hasta que dio a luz a la niña y después la pusieron de patitas<br />
en la calle, con una maleta con sus cosas y un sobre con una discreta<br />
cantidad de dinero para que sobreviviera hasta que encontrara un<br />
empleo decente. Le dejaron muy claro que, si intentaba contactar con<br />
la niña, la denunciarían por adulterio y mandarían a la criatura a un<br />
hospicio.<br />
Y ahí estaba yo, trece años más tarde, leyendo la historia de mi<br />
vida de la pluma de una madre de la que, hasta entonces, solo sabía<br />
que se llamaba María y que me había abandonado al nacer. Así me lo<br />
contó mi tía Conchita cuando le pregunté. Fue la única ocasión en<br />
que hablamos de ello, porque en mi casa estaba prohibido hasta<br />
mentarla.<br />
Después de leer la carta, deshojé la margarita amarilla que aún<br />
conservaba. Y, en la primavera siguiente, me escapé de la fila de niñas<br />
que iban a la procesión y fui hasta la dirección que ponía en la misiva,<br />
muy cerca de allí.<br />
No hicieron falta palabras. Nos dimos el abrazo que llevábamos<br />
catorce años guardado. Ni siquiera el cuello almidonado de mi<br />
camisa de uniforme pudo impedirlo. En un impulso, le regalé las<br />
flores que llevaba para la procesión, y ella me dio una margarita<br />
amarilla como la que deshojé un día de primavera. Por la ventana<br />
podía oírse a mis compañeras<br />
Con flores a María<br />
que madre nuestra es<br />
Y, por vez primera, sonreí al oír su cántico.<br />
Susana Gisbert Grifo (València)<br />
http://conmitogaymistacones.com/<br />
49
II Concurso de microrrelatos<br />
La Radio En Colectivo/Valencia Escribe<br />
El programa La Radio En Colectivo, de Mislata Radio, con la<br />
colaboración de Valencia Escribe, y el fin de fomentar la creatividad<br />
literaria y difundir el género del microrrelato, convocan el II Concurso<br />
de Microrrelatos.<br />
La presentación a este certamen implica la aceptación de las siguientes<br />
bases:<br />
1. El concurso se desarrollará desde mayo de 2017 hasta mayo del<br />
<strong>2018</strong>. Cada mes se seleccionará un microrrelato ganador y entre todos<br />
los ganadores mensuales se escogerá el ganador del premio final. Se<br />
podrán enviar solo dos microrrelatos por persona al mes.<br />
Los participantes deberán tener los 14 años cumplidos.<br />
2. El microrrelato debe ser original e inédito (por inédito se entiende<br />
que no haya ganado ningún premio ni se haya difundido en ningún<br />
medio), escrito en castellano, y que no exceda las 150 palabras, título<br />
incluido. La temática será libre.<br />
3. Las obras se enviarán por correo electrónico, con el asunto «II<br />
Concurso de Microrrelatos La Radio en Colectivo», a la siguiente<br />
dirección: valenciaescribe@hotmail.com<br />
El texto, que debe llevar título, debe incluirse en el cuerpo del mensaje<br />
(no como un documento adjunto) y al final deben constar los datos<br />
personales (nombre y apellidos, dirección postal, localidad y un<br />
teléfono de contacto).<br />
Se podrán firmar las obras con pseudónimo sin menoscabo de la<br />
inclusión de los datos personales para el conocimiento de éstos por la<br />
organización del concurso.<br />
50
Los microrrelatos se pueden presentar a cada convocatoria mensual<br />
desde el día 1 desde las 00.00h hasta el día 28, 30 o 31 (según el mes)<br />
a las 23.59h, en GTM+1.<br />
4. Los textos ganadores mensuales se publicarán en las páginas de<br />
Facebook: La Radio en Colectivo, y Valencia Escribe. Por este motivo<br />
La Radio En Colectivo se reserva el derecho de reproducción y<br />
difusión de todos los microrrelatos enviados, incluso los no seleccionados.<br />
5. El jurado que seleccionará los microrrelatos finalistas de cada<br />
convocatoria mensual estará formado por el equipo de La Radio En<br />
Colectivo y de Valencia Escribe, pudiendo incluir en sucesivas convocatorias<br />
a nuevos miembros del jurado.<br />
El veredicto de cada mes se hará público el último jueves (no festivo)<br />
del mes siguiente a cada convocatoria mensual en las página de<br />
Facebook La RADIO en colectivo y Valencia Escribe y se leerá en el<br />
programa de radio.<br />
El veredicto final se hará público el último jueves de mayo de <strong>2018</strong><br />
en las mencionadas páginas de Facebook y en la emisión de esa<br />
semana del programa de radio.<br />
Los autores ganadores y finalistas deberán estar dispuestos a darse a<br />
conocer públicamente.<br />
6. Los finalistas de cada mes optarán a un diploma y, además, está<br />
prevista una sorpresa final para el ganador.<br />
7. El jurado puede declarar desierto el premio mensual así como el<br />
final si considera que ninguna de las obras presentadas tienen<br />
suficiente calidad para ser publicadas.<br />
8. La Radio En Colectivo y se reserva la posibilidad de modificar las<br />
bases del concurso por causas justificadas.<br />
51
Nuestros libros<br />
En Amazon, tanto en papel como en ebook,<br />
a unos precios de auténtico escándalo<br />
52
53
Números anteriores de Valencia Escribe<br />
Número 33 (Mayo 2017)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/58321161/ve-33-mayo<br />
Número 34 (Junio 2017)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/58598263/ve-34-junio<br />
Número 35 (Octubre 2017)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59450052/ve-35-octubre<br />
Número 36 (Noviembre 2017)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59501837/ve-36-noviembre-2017<br />
Número 37 (Diciembre 2017)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59579031/ve-37-diciembre-2017<br />
Número 38 (Enero <strong>2018</strong>)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59669075/ve-38-enero-<strong>2018</strong><br />
Número 39 (Febrero <strong>2018</strong>)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59811171/ve-39-febrero-<strong>2018</strong><br />
Número 40 (Marzo <strong>2018</strong>)<br />
https://www.yumpu.com/es/document/view/59875642/ve-40-marzo-<strong>2018</strong><br />
NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista<br />
54
Palabras en la basura<br />
Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»<br />
http://neorrabioso.blogspot.com.es/<br />
55
Valencia Escribe en las redes<br />
Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia<br />
Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de<br />
concursos literarios que os podrían interesar<br />
https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020<br />
Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o<br />
mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que<br />
también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs<br />
https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/<br />
Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que<br />
para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe<br />
Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las<br />
reglas…<br />
https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/<br />
¿Queréis compartir o ser informados sobre los eventos culturales<br />
más interesantes a celebrar en Valencia y alrededores? Exposiciones,<br />
conferencias, presentaciones de libros, talleres, teatro, conciertos…<br />
todo eso y más en Agenda Cultural <strong>VE</strong><br />
https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe-<br />
1806573156332152/<br />
Valencia Escribe (y mucho) es un grupo creado para compartir<br />
vuestros poemas, microrrelatos y entradas de cualesquiera blogs<br />
literarios mantenidos por los amigos que integran esta familia que<br />
cada vez se hace más y más y más grande.<br />
https://www.facebook.com/groups/393565884345726/<br />
56
¿Te gusta leer? ¿Te apetecería comentar con nosotros tus<br />
lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,<br />
decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir<br />
noticias o artículos sobre literatura? Únete al grupo de Facebook<br />
Club de Lectura Valencia Escribe<br />
https://www.facebook.com/groups/432549686885240/<br />
Si eres aficionado al cine, también tenemos nuestro propio club.<br />
Inserta reseñas, aconseja películas o series, comparte artículos, fotos,<br />
opiniones y debátelas en el grupo de Facebook Cine Club <strong>VE</strong><br />
https://www.facebook.com/cineclubve<br />
57
La foto de Miguel<br />
Miguel García Rodríguez (València)<br />
58