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<strong>CON</strong> <strong>HEIDEGGER</strong><br />
<strong>SOBRE</strong> <strong>NIETZSCHE</strong><br />
Mario Blacutt Mendoza<br />
1
Los derechos de autor de las versiones impresa y digital de esta<br />
obra están reservados y debidamente protegidos por Ley.<br />
Cualquier cita de una parte de este libro, deberá, necesariamente,<br />
incluir la fuente.<br />
2
EL HOMBRE SUPERIOR<br />
Mi declaración inicial<br />
Antes de que advenga el ente que quiere ejercer la Voluntad<br />
de Poder, es preciso que sea El Ser de la Voluntad que<br />
quiere ejercer La Voluntad de Poder. El Ser de la Voluntad<br />
es anterior a cualquier otro tipo de Ser.<br />
3
Nietzsche, hasta nosotros llega la airada voz de tu Zaratustra,<br />
dirigiéndose a los Hombres Superiores:<br />
“Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el<br />
mercado nadie cree en hombres superiores. Y si queréis hablar<br />
allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando “todos somos<br />
iguales”.<br />
Por lo visto, Nietzsche, tu hombre superior se considera superior<br />
con relación a los harapos de los más humildes<br />
No en comparación con los hombres libres del hambre<br />
Por otra parte, identificas muy bien a los ambiguos, aunque los<br />
confundes con los humildes; al respecto dices:<br />
Hoy, en efecto, las gentes pequeñas se han convertido en los<br />
señores: todas ellas predican resignación y modestia y cordura<br />
y laboriosidad y el largo etcétera de las pequeñas virtudes.<br />
Estas “gentes pequeñas” son los ambiguos, los que tienen la<br />
astucia como virtud y la doble moral como su práctica<br />
Predican resignación y laboriosidad, pero no como comportamiento<br />
propio sino como una imposición a los débiles<br />
Dicen lo que no hacen; no dicen lo que hacen<br />
4
¡Para mí no sufrís aún bastante! Pues sufrís por vosotros, no<br />
habéis sufrido aún por el hombre.<br />
Pero los humildes, los pobres, a los que tú desprecias tanto,<br />
sufren de pobreza y de hambre<br />
Los que producen no comen; los que comen no producen<br />
La pobreza y el hambre es el dueto fatídico convertido en el gran<br />
dolor colectivo, el más penoso de todos los dolores<br />
¿Qué clase de hombre superior es el que desea rodearse de<br />
mendigos para ser admirado por ellos?<br />
Eso es un despropósito absurdo<br />
No queráis nada por encima de<br />
vuestra capacidad: hay una falsedad<br />
perversa en quienes quieren<br />
por encima de su capacidad.<br />
¡Especialmente cuando quieren<br />
cosas grandes!<br />
Pues despiertan desconfianza contra las cosas grandes, esos<br />
refinados falsarios y comediantes<br />
5
¿Quiere decir esto que los débiles y enfermos no deben encarar<br />
la tarea de rebelarse?<br />
La plebe no sabe lo que es grande, ni lo que es pequeño; no<br />
distingue lo que es recto y honesto: ¡ella es inocentemente<br />
torcida, ella miente siempre!<br />
Pero hay algo que es francamente contradictorio<br />
En mi país, por ejemplo, hay “hombres superiores” que desprecian<br />
a los indígenas, a la “plebe@, por ser indígenas<br />
Los desprecian por ello, a pesar de que esos indígenas producen<br />
una buena parte de lo que los “superiores” comen<br />
Tendremos un encuentro para hablar sobre este asunto, cuando<br />
lleguemos al tema sobre la Alienación del Ser<br />
Mientras tanto, podemos constatar que el “hombre superior”, a<br />
diferencia de “la plebe” no es autosuficiente<br />
Es decir, su existir depende, precisamente, de su antípoda social:<br />
del que produce lo que el “superior” consume<br />
Así, llegamos a una extraña contradicción:<br />
¡El “hombre superior” necesita del mendigo para subsistir!<br />
¿Qué clase de hombre superior depende de su enemigo?<br />
6
Por el otro lado, el hombre que produce, en este caso, los indígenas<br />
y mestizos de mi país, son autosuficientes<br />
No necesitan de nadie para subsistir<br />
¿Se desprecia al que produce lo que comes?<br />
¿Se llama Superior al parásito?<br />
¡La diferencia está en que los hombres superiores son hombres<br />
valientes! ¡Hombres de corazón abierto<br />
Al preguntarme, te pregunto:<br />
¿En quién debería confiar tu Hombre Superior, dado que no<br />
quiere rivales, sólo mendigos?<br />
7
¡Guardaos también de los doctos! Os odian: ¡pues ellos son<br />
estériles! Tienen ojos fríos y secos, ante ellos todo pájaro yace<br />
desplumado.<br />
Así, tu Hombre Superior estará solo<br />
Le será difícil identificar en quién debe confiar<br />
Estará solo frente a los precipicios, sepulturas que él cava en su<br />
peregrinaje en pos de grandeza<br />
Confiará en el hombre que tiene valor<br />
¿Cómo se reconoce a un hombre que tiene valor? pues hay<br />
varias maneras de demostrar que se tiene valor<br />
Sin embargo, esa capacidad no está a la vista<br />
Tiene valor el que ve el abismo, pero con ojos de águila, el<br />
que aferra el abismo con garras de águila: ése tiene valor<br />
Si el hombre superior se aferra al abismo con garras de águila,<br />
entonces ¿Dónde está su ser diferenciado?<br />
Porque es necesario aceptar que todo el que está en peligro de<br />
caer al precipicio se aferra a lo que puede<br />
Lo hacen con manos, dedos, uñas y dientes<br />
8
Quienes meditan en la senda del Zen, dicen que el que está<br />
por caer al abismo mira la rama de la que se aferra<br />
Mira la rama, no sólo como su eslabón entre la vida y la muerte,<br />
sino que la contempla con embeleso<br />
¿No sería ese meditador un gran hombre superior?<br />
Tu Hombre Superior, parasita, vive parasitando<br />
Hará cualquier cosa, menos trabajar<br />
Tu hombre superior es un samurái extraño: mata para su amo<br />
o mata para robar; en lenguaje actual, es un mercenario<br />
Es el que vive gracias al filo de su katana<br />
Pero el “hombre superior” que existe en la actualidad, no va a<br />
las guerras: las hace, para que otros combatan por él<br />
¡No tienen ni derecho ni fuerza de exigir su egoísmo! ¡Es<br />
vuestro egoísmo, creadores! Ellos se jactan de no mentir, pero<br />
la incapacidad para la mentira no es ya, ni de lejos, amor<br />
a la verdad. ¡Estad en guardia! Quien no puede mentir no<br />
sabe qué es la verdad.<br />
Cada vez Me asombra más tu capacidad de asombrar<br />
Esa facultad tuya no parece tener fin<br />
9
¿La incapacidad para la mentira no es ya, amor a la verdad?<br />
¿Quién no puede mentir, no sabe qué es la verdad?<br />
Pero estas afirmaciones guardan una distancia prudente con la<br />
moralina del cura, para quién el hombre es “malvado”<br />
Han sentenciado que ha nacido con la maldad entre pecho y<br />
espalda y que debe llevar esa cruz por toda su vida<br />
“El hombre es malvado”, así me dijeron, para consolarme,<br />
los más sabios. ¡Ay, si eso fuero hoy verdad! Pues el mal es<br />
la mejor fuerza del hombre. Esto no está dicho, sin embargo,<br />
para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco a<br />
todo hocico. Estas son cosas delicadas y remotas: ¡hacia ellas<br />
no deben alargarse las pezuñas de las ovejas! ¡Y allí donde<br />
están los vicios de vuestros padres no debéis querer pasar<br />
por santos! ¿Qué es lo más dañoso que cualquier otro vicio?<br />
La compasión con los débiles<br />
En eso estamos de acuerdo; la compasión es una red de<br />
cangrejos que atrapa al hombre y lo vuelve más débil<br />
Yo no compadezco a los débiles, más bien quiero volverlos<br />
fuertes, así puedan defenderse de tu hombre superior<br />
Pero no en las condiciones actuales, dado que el hambriento<br />
debe enfrentar a dos enemigos a la vez: al hambre y al rival<br />
10
No hay un torneo de caballeros, sólo una batalla del degüello<br />
Mi percepción<br />
De este modo, Nietzsche, tengo una idea formada sobre tu<br />
hombre superior<br />
Describe a los miembros de la Cofradía del Parasitismo,<br />
representada por los que se autocalifican como “nobles”<br />
Cualquier cosa que eso signifique<br />
Para ellos no hay ni espada ni sable<br />
Sólo el cuchillo de cocina, el de los carniceros<br />
En la actualidad, ese “hombre superior” es empresario de las<br />
grandes corporaciones transnacionales<br />
En nuestra época no hay guerreros que escojan enemigos<br />
privados, como en los torneos de “caballeros”<br />
Más bien, hay sabandijas que crean guerras para beneficiarse<br />
de la venta de armas a los dos bandos<br />
11
No van a las guerras, envían jóvenes para morir “en defensa”<br />
de la tasa de ganancia del gran empresario<br />
O para dejar la vida en defensa del Político<br />
Ambos, máximos representantes de tu “Hombre Superior”<br />
Por otro lado, tu Zaratustra es un reproductor de generalidades<br />
y de singularidades por igual<br />
Por ello, nunca ha pensado que entre los extremos siempre hay<br />
un término medio, un Tercero Incluido<br />
Un espacio que la mente reconoce como una dimensión que<br />
anula los extremos<br />
12
LA INTERPRETACIÓN<br />
METAFÓRICA DE LA HISTORIA<br />
Respetado Nietzsche, coincido contigo, lo que es un privilegio<br />
para mí, en algo que crees de gran comedimiento<br />
En la percepción de que la historia debe ser interpretada metafóricamente,<br />
que no hay otro modo de convocarla<br />
Los esfuerzos de conocer la Verdad, como si ésta fuera purificada,<br />
descomprometida de todo interés humano, sería ajena<br />
a toda Voluntad de Poder. La Historia debe ser interpretada;<br />
si la Voluntad de Poder es voluntad de más poder, la<br />
interpretación permite el dominio sobre las cosas.<br />
Creo, al igual que tú, que la búsqueda de una Verdad objetiva,<br />
ajena a la interpretación, es para hombres sin alma<br />
En cuanto a mí se refiere, afirmo que la interpretación de la<br />
Historia está fijada en nuestro ADN histórico<br />
Que esa forma de ver la historia es parte de nuestro cuerpo<br />
colectivo y de las acciones que lo distinguen<br />
La verdad como “un ejército móvil de metáforas” nos urge<br />
al abandono de la idea de “representar la realidad” por medio<br />
del lenguaje y, con ello, la idea de descubrir un contexto<br />
único para todas las vidas humanas.<br />
13
Postulo que la Interpretación de la Historia es un conjunto de<br />
reflejos ético-estéticos de grupos diferenciados<br />
Conjunto similar al que usamos para interpretar las obras de<br />
arte, la literatura, la filosofía y la música<br />
Lo expreso mejor en el siguiente poema:<br />
¿De qué alejamientos está hecha mi conciencia?<br />
Busco el nexo de las figuras apartadas<br />
para encontrar la metáfora precisa en cada momento<br />
Trae, trae pensamiento<br />
la imagen urgente que postule mi Yo<br />
Vuela, vuela imaginación<br />
hacia la curva indómita<br />
y tráeme un pedazo de misterio<br />
que sea insondable a la razón<br />
para ser asequible a la intuición certera<br />
Mi razón aleja las cosas de mi conciencia<br />
Mi intuición las integra<br />
En el rincón más oscuro del alma<br />
un pozo de luz amasa la tiniebla<br />
14
En síntesis: me refiero a la interpretación metafórica, en el sentido<br />
horizontal de la palabra<br />
La capacidad artística del hombre, en su afán de configurar<br />
el mundo existente, lo hace tan irregular, tan inconsecuente,<br />
tan inconexo, tan encantador y tan eternamente nuevo, como<br />
lo es el mundo de los sueños.<br />
Pero, la interpretación metafórica también demanda algo extra:<br />
un lenguaje no racionalizado<br />
Un modo expresivo que nos permita el intento de proyectar<br />
nuestras percepciones<br />
15
EL LENGUAJE<br />
Fuiste un gran filólogo, por lo que no intentaré la aventura de<br />
evaluar tus conclusiones; quizá pueda complementarlas<br />
Dices que la naturaleza del lenguaje es esencialmente simbólica<br />
o metafórica, lo que me satisface eufóricamente<br />
Patino sobre la misma capa de hielo que cubre el agua ondulante<br />
de los conceptos<br />
Escucho tu alegato, lo hago con gran interés y aprecio:<br />
No existe una realidad-fundamento anterior al lenguaje que<br />
sirva de criterio de verdad para distinguir un lenguaje literal<br />
de otro imaginario. El hombre es un creador de ficciones,<br />
metáforas e interpretaciones. La realidad es una construcción<br />
poética, un simulacro, y nuestras interpretaciones son<br />
un arreglo del mundo de acuerdo con nuestros particulares<br />
intereses vitales. Somos animales de ficciones, y conocer es<br />
trabajar con la metáfora favorita de uno, porque, la construcción<br />
de metáforas es el instinto fundamental del hombre.<br />
Construimos nuestras narraciones a la vez que inventamos<br />
una vida.<br />
Cada invención metafórica de la vida, como dices, y la forma<br />
que ese invento toma, sería propia de cada cultura<br />
16
Sobre todo, acorde con la ideología que prima en el grupo<br />
La verdad proviene de la imaginación, en ningún caso de la<br />
esencia de las cosas. Las “verdades” son ilusiones necesarias,<br />
metáforas convenidas, útiles, que se han impuesto: la causalidad,<br />
voluntad libre, leyes naturales, espacio, tiempo… todas<br />
son ficciones reguladoras, creencias útiles, mas no verdaderas.<br />
Otro motivo de amable coincidencia<br />
Postulo que cada interpretación de la Historia es una expresión<br />
ponderada de alguna ideología grupal o individual<br />
De las cavernas de Platón provienen los conceptos que tenemos<br />
sobre la verdad y cualquier otra<br />
El cosmos no tiene idea de lo que es “la verdad” ni de lo que<br />
es arriba o abajo, ancho o angosto…<br />
El cosmos simplemente es como es; nos cupe a nosotros determinar<br />
si Marte está más cerca del sol que Júpiter<br />
De ahí, la deformación de la percepción lograda<br />
La interpretación metafórica de la historia no viene desde algún<br />
vergel de cadencias rítmicas<br />
17
Más bien lo hace desde inmensos conglomerados que hierven<br />
en el escenario en el que los sucesos se desenvuelven<br />
Deforman la percepción, al igual que lo hacen los sentidos;<br />
para atestiguarlo, recordemos la sombra de un ejemplo<br />
Tomemos al personaje pintoresco, “Tartarín de Tarascón” del<br />
novelista francés, Alphonse Daudet<br />
Sueña con África y con participar en un safari para cazar leones;<br />
todo ello con el séquito ritual con que orla su deseo<br />
De súbito, por algún desequilibrio en el cerebro, el deseo de ir<br />
al África se convierte en una realidad<br />
En una impresión “verdadera” asilada en alguna neurona dislocada,<br />
para la cual el deseo es sinónimo de verdad<br />
Desde ese momento ya no sueña con ir al África: él ya ha estado<br />
en el gran continente y ha cazado leones<br />
Por eso, cuanto relata a sus amigos los pormenores de su<br />
proeza, no dice la verdad, pero tampoco miente<br />
Tal sería la idea-núcleo de tu teoría acerca de la interpretación<br />
de la Historia; la mía también.<br />
El Símbolo<br />
18
El Símbolo es inigualable para connotar la interpretación metafórica<br />
de todo lo que se quiere expresar<br />
El Símbolo, tú lo sabes más que yo, es la representación del<br />
Todo o de las partes de un todo<br />
Pero que nada tiene que ver, en apariencia, con lo que representa;<br />
el símbolo es la forma paladina de lo oscuro<br />
Su significado es de dominio colectivo<br />
La paloma es el símbolo universal de paz ¿Por qué?<br />
Hay preguntas que no tienen ni merecen respuestas<br />
19
Sobre esta sucesión de sombras claroscuras, postulo que un<br />
río, por ejemplo, es el símbolo de sí mismo<br />
Ni los sentidos ni la razón pueden captar el río en toda su riqueza<br />
singular ni en toda su integralidad<br />
No pueden captarla, por ejemplo, en el movimiento de sus<br />
átomos y de sus partículas elementales<br />
De aquéllas que conforman la masa de sus aguas, ni en el movimiento<br />
de todas las ondas que diseña en su recorrido,<br />
Cada una siempre es diferente de las demás y de sí misma<br />
Ese movimiento es aprehendido parcialmente<br />
Por eso, cuando percibimos al río, nuestra percepción es, en<br />
este caso, la percepción de un símbolo del río<br />
No es el río “en sí”; y como es siempre cambiante, el río, siendo<br />
un Todo, es también parte de sí mismo<br />
Por otro lado, el Símbolo es el constitutivo patriarcal del Arte<br />
en todas sus manifestaciones<br />
Cuando nos referimos al poema, tal como lo describes, sabemos<br />
que las palabras son símbolos concatenados<br />
Cada concatenación es una metáfora<br />
20
Sin embargo, lo que distingue el lenguaje poético del cotidiano,<br />
es el tipo de lenguaje que usa<br />
El lenguaje poético es un lenguaje estilizado<br />
El lenguaje cotidiano es burdo y descuidado<br />
De esa diferencia provienen dos de los lemas de mi estandarte<br />
ético-estético:<br />
Quien escribe como habla, escribe mal<br />
Quien pretende hablar como escribe, habla con artificio<br />
Por todo lo que sostienes en este punto, asumo que tu opinión<br />
y la mía se complementan entre sí<br />
(Tengo conciencia de que cada vez soy más atrevido)<br />
La Vivencia<br />
Recibo con delicado, pero intenso placer, tu representación<br />
sobre el proceso de conocimiento.<br />
La invención, la influencia falsificadora de la “creación” poética,<br />
justifican el “mito”. Frente al mundo del “cambiante” y<br />
“evanescente” devenir, se establece, en interés de la comprensión<br />
y la satisfacción estética de la “fantasía”, un mundo<br />
del “ser”, en el que todo aparece verosímil y completo.<br />
21
Haciendo rima con tu concepto, postulo que el ser humano<br />
tiene una representación para modelar esa “fantasía”<br />
En mi filosofía, “La Voluntad de Ser”, la llamo: Vivencia.<br />
La Vivencia es la transmigración empírica de los símbolos que<br />
acuden a nuestra mente cuando percibimos algo<br />
La Vivencia es la polifonía hecha de metáforas por las que conocemos<br />
el mundo y la historia<br />
El Símbolo es propio de todo lo que se relaciona con el hombre;<br />
por ello, es el que causa nuestra Vivencia<br />
Conocemos lo objetivo y lo subjetivo por medio de las vivencias<br />
que nos traen los símbolos y las metáforas<br />
Mejor: los símbolos convertidos en metáforas.<br />
Lo que llamamos percepciones está condicionado por las interpretaciones;<br />
nunca hay un mero funcionamiento del aparato<br />
perceptivo humano, sino que éste opera a lo largo de<br />
un sistema de interpretaciones.<br />
Otra explosión conceptual que hace temblar de ira sacra a los<br />
eternos amapolos de la teoría del conocimiento<br />
22
En la percepción tradicional, se considera al Símbolo como la<br />
representación de algo diferente a lo que lo representa<br />
También es el elemento constitutivo de la Relación Interactiva<br />
de las partes con el Todo<br />
Esto es posible por la relatividad del Todo y de la Parte, donde<br />
el Todo es parte y la parte es el Todo<br />
Lo que es el Todo con respecto a sus partes, será también parte<br />
constitutiva de un Todo mayor<br />
El que, a su vez, será parte… y así sucesivamente<br />
Pero, lo que percibimos está siempre proceso de cambio<br />
El Todo no es susceptible de ser percibido por la mente, debido<br />
a la constante mutación de sus partes<br />
Por lo tanto, las percepciones de cada parte del Todo, son infinitas:<br />
así, Heráclito antecede a Kant en las antinomias<br />
Sólo queda la Vivencia de la parte que percibimos, tal como<br />
queda definida en nuestra conciencia.<br />
La Metáfora<br />
La construcción de metáforas es el instinto fundamental del<br />
hombre”, y por este impulso artístico, al que también se le<br />
23
llama simplemente “el impulso mítico”, es llevado, incluso<br />
en el dominio de la teoría del conocimiento, a falsas construcciones.<br />
El relato histórico no es idéntico al relato narrativo,<br />
pues mentir ha dejado de ser algo que pertenezca a la<br />
moralidad y se convierte en “desviación consciente de la<br />
realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”.<br />
Tomemos la definición corriente de la metáfora: “Figura retórica<br />
que consiste en identificar un término real con uno imaginario<br />
entre los cuales existe una relación de semejanza”. Dado<br />
que la metáfora está constituida por palabras, y siendo cada<br />
palabra un símbolo, llegamos a la conclusión de que el lenguaje<br />
es una sucesión de metáforas. La manera cómo metaforizamos<br />
la historia es una de las líneas que dividen a las culturas.<br />
Sin embargo, debo desplegar en el tapete una de mis mejores<br />
cartas: lo que consideramos una metáfora cognitiva desvía únicamente<br />
la percepción, no la realidad existente fuera de la conciencia.<br />
La realidad, cuando cambiada por el hombre, sólo se<br />
debe a la acción constructiva o destructiva ejercida por él directamente<br />
en lo objetivo-subjetivo.<br />
No hay sujeto-objeto, como agentes separados de la acción, ni<br />
la acción separada de aquello que la produce.<br />
La separación artificial que los filósofos han hecho entre un<br />
supuesto sujeto-activo-que-conoce, por una parte, y un objetopasivo-que-es-conocido,<br />
por la otra, ha hecho mucho mal a la<br />
24
teoría del conocimiento. De ahí que mi sable de esgrima conceptual<br />
no cruza aceros con la tuya, pes ambos postulamos que<br />
no existe tal separación. Pero no dejemos de complementar la<br />
idea: el sujeto, como parte del Todo relativo, interactúa con el<br />
objeto, que también es parte del mismo Todo. Un hombre es<br />
tan natural como puede serlo una piedra o un cocodrilo, pero,<br />
parafraseando a Marx (a quien detestas sin disimulo alguno)<br />
creo que estaremos de acuerdo en el hecho de que la Naturaleza<br />
se conoce a sí misma por medio del hombre. Esta afirmación<br />
nos trae un problema adicional: si hay diferentes interpretaciones<br />
de la historia del Ser y de la Naturaleza, ¿Cuál de ellas<br />
conoce la naturaleza? Tal vez la respuesta la da el propio Marx,<br />
al proponer que el Hombre será realizado como tal, cuando su<br />
naturaleza sea parte de la Naturaleza y la Naturaleza sea parte<br />
de la Naturaleza Humana. Desde entonces la interpretación<br />
metafórica de la naturaleza será menos diluida por la percepción.<br />
LA VOLUNTAD DE PODER<br />
Te convoco, maestro Heidegger, porque tu interpretación de<br />
algunas de las obras más importantes de Nietzsche es muy esclarecedora<br />
y útil. Empiezo de inmediato: ¿Qué debemos entender<br />
por Voluntad de poder?<br />
25
En sentido general, se considera Voluntad como un querer, un<br />
aspirar a algo. En esa misma dimensión, Poder sería el ejercicio<br />
de la fuerza. La mayoría entiende como Voluntad de poder un<br />
tender a la posibilidad de ejercer la fuerza, un tender a la posesión<br />
de poder. Pero esta voluntad de poder, en cuanto pulsión<br />
de tomar el poder es, al mismo tiempo, el puro afán de violencia.<br />
Este tipo de interpretaciones de la «voluntad de poder»,<br />
deforman el sentido de la expresión fundamental de la metafísica<br />
de Nietzsche; en efecto, cuando éste dice «voluntad de poder»,<br />
piensa algo diferente.<br />
¿La interpretación aproximada sería…?<br />
Nietzsche la define como «la esencia más íntima del ser» lo que<br />
significaría que la voluntad de poder sería el carácter fundamental<br />
del ente en cuanto tal. La voluntad de poder es nombrada,<br />
en la segunda parte de “Así habló Zaratustra”. En palabras<br />
del personaje:<br />
“Allí donde encontré algo viviente, allí encontré voluntad de<br />
poder; y hasta en la voluntad del que sirve encontré la voluntad<br />
de ser señor. De acuerdo con ello, la voluntad de poder<br />
es el carácter fundamental de la vida.<br />
Voluntad de poder<br />
y dominación<br />
26
Al parecer, Nietzsche considera que “vida” tendría como su<br />
esencia, la Voluntad de Poder<br />
Así es: pero querer es querer ser señor. Esta voluntad está incluso<br />
en la voluntad del que sirve, no en cuanto que aspire a<br />
liberarse del papel de siervo, sino en la medida en que es siervo<br />
y servidor y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el<br />
objeto de su trabajo, al que «ordena». Y en la medida en que el<br />
servidor, en cuanto tal, se hace imprescindible para el señor y<br />
de ese modo lo constriñe y lo hace depender de él (del siervo)<br />
el siervo domina sobre el señor. Ser servidor es también una<br />
especie de la voluntad de poder.<br />
En este punto debo poner énfasis en mi percepción sobre los<br />
estilos de dominación de Nietzsche. Tengo la íntima convicción<br />
de que deducir que el siervo “domina” a su señor, en razón<br />
de su voluntad de ordenar su trabajo, es cualitativamente<br />
diferente de la facultad de ordenar a las personas. Por otro lado,<br />
como veremos después, la existencia del feudal depende<br />
del siervo que trabaja para él, porque el siervo produce para la<br />
subsistencia de sí mismo y también para la subsistencia del feudal<br />
Querer no sería un querer-ser-señor si la voluntad no pasara de<br />
ser un desear y un aspirar, en lugar tener su base en el ordenar.<br />
Ordenar es ser señor de disponer sobre posibilidades, vías,<br />
modos y medios de producir efectos por medio de la acción.<br />
27
El siervo sólo puede ordenar su tarea rutinaria: arar el surco,<br />
sembrar la semilla y cosechar, todo eso, con la intención, impuesta<br />
a él, de entregar al “señor de la tierra” el producto de su<br />
trabajo.<br />
Ordenar es auto-superación. Sólo es necesario ordenar al que<br />
no se obedece a sí mismo.<br />
En este caso, el señor se obedecería a sí mismo, ordenando la<br />
expoliación del siervo. El feudal, sobre todo, ordena a personas,<br />
mientras que, según la tesis, el siervo sólo “ordena” actividades<br />
rutinarias. El sentido de ordenación, como una propiedad<br />
de la Voluntad de Poder, es muy asimétrico y no se sustenta<br />
en una lógica consecuente, pues en el caso del feudal, él<br />
ejerce su poder sobre el siervo, a quien le debe su existencia.<br />
¿Cómo se puede afirmar la superioridad de alguien que necesita<br />
de su inferior para subsistir? Ése es un misterio cubierto de<br />
telarañas seculares, develadas sólo por la “metaforidad” singular<br />
que los corifeos, pasados y presentes, del feudal emplean<br />
para pretender explicarlo.<br />
Voluntad y Poder<br />
Te escuchamos, Heidegger<br />
No obstante, la voluntad no es simplemente poder, y el poder<br />
no es simplemente voluntad. La esencia del poder es voluntad<br />
de poder y la esencia de la voluntad es voluntad de poder. Así,<br />
Nietzsche puede decir “poder” en lugar de “voluntad” y “voluntad”<br />
en lugar de “poder”. Pero esto no significa una equipa-<br />
28
ación de voluntad y poder; por el contrario, la expresión «voluntad<br />
de poder» debe nombrar precisamente la simplicidad<br />
inseparable de una esencia estructurada y única: la esencia del<br />
poder.<br />
Esa afirmación podría interpretarse en el siguiente sentido: la<br />
esencia del poder sería la pulsión de poner en ejecución la voluntad<br />
de imponerse sobre los siervos, mientras que la esencia<br />
de la voluntad sería la posesión de capacidad para realizar esos<br />
actos de dominación, es decir, la Voluntad de Poder.<br />
Por otra parte, el poder es poder, sólo y mientras siga siendo<br />
acrecentamiento de poder y se ordene a sí mismo más poder.<br />
Ya el mero detener el acrecentamiento de poder, el mantenerse<br />
en un nivel de poder, marca el comienzo de la impotencia.<br />
El sobre-potenciarse a sí mismo forma parte de la esencia del<br />
poder. De este modo, el poder está constantemente en camino<br />
«de» sí mismo, no sólo de un siguiente nivel de poder, sino del<br />
apoderamiento de su pura esencia.<br />
El significado de sobrepotenciarse es muy lógico, sería el esfuerzo<br />
de aumentar el poder para dominar a quienes domina.<br />
Pero el aumento de ese poder no sería necesario si es que no<br />
existiera un ritmo paralelo de acrecentamiento de ansias de<br />
libertad de los dominados, quienes aumentan su voluntad de<br />
resistir la dominación de los que tienen poder sobre ellos.<br />
29
Por lo tanto, si el grado de poder que tiene el que domina se<br />
mantiene en el mismo nivel, su capacidad de dominio será<br />
menor. Eso sí tiene lógica. Pero aún queda una pregunta al<br />
respecto: ¿El Poder y la Voluntad son uno sólo?<br />
La Síntesis<br />
El poder y la voluntad son lo mismo en el sentido de coopertenencia<br />
esencial a la unidad de una esencia. No son lo mismo<br />
en el sentido de unidad de dos esencias por lo demás separadas.<br />
No hay una voluntad por sí como no hay un poder por sí.<br />
Sólo la voluntad de voluntad es voluntad, o sea, voluntad de<br />
poder en el sentido de poder de poder.<br />
Podríamos decir entonces que, ambos, la voluntad y el poder,<br />
conforman una unidad conceptual, pero no una identidad, es<br />
decir, estructuran una síntesis en la que ambos coexisten y no<br />
pueden ser separados una del otro, porque ninguno de los dos<br />
tiene vida fuera de los límites de la síntesis de ambos.<br />
La “voluntad de poder” es la esencia del poder. Es esta esencia<br />
del poder, y no sólo un quantum de poder, lo que constituye la<br />
meta de la voluntad<br />
Diríamos que la esencia y el quantum de poder, de acuerdo<br />
con nuestra interpretación, es la síntesis que se convierte en la<br />
meta de la voluntad, independientemente del “aporte” propor-<br />
30
cional que cada uno de ellos hace a la voluntad de poder en su<br />
tour hacia la meta prevista.<br />
Todo lo que vive es voluntad de poder. “Tener y querer tener<br />
más, en una palabra, “Crecimiento”; eso es la vida misma” Toda<br />
mera conservación de la vida es ya declinación de la vida.<br />
La sabiduría popular diría: a camarón que se duerme se lo lleva<br />
la corriente.<br />
El Devenir<br />
El poder sólo puede darse poder a sí mismo por una sobrepotenciación<br />
en la medida en que ordena a la vez acrecentamiento<br />
y conservación. El “valor” es el punto de vista de las condiciones<br />
de conservación y acrecentamiento, respecto de formaciones<br />
complejas en el interior del devenir”<br />
En seguida veremos que hay dos personajes reales que representan,<br />
muy acertadamente, esta necesidad de acrecentamiento<br />
Si Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder, devenir<br />
no quiere decir el indeterminado fluir de un cambio indefinido<br />
de estados; tampoco quiere decir “desarrollo hacia una meta”.<br />
En la percepción de Nietzsche, devenir querría decir movilidad<br />
de la voluntad de poder<br />
Se entiende que esa movilidad de la voluntad de poder en<br />
cuanto carácter fundamental del ente, se refiere a una movili-<br />
31
dad de acrecentamiento del poder, excluyendo cualquier movilidad<br />
que tienda a su reducción.<br />
Fuerza<br />
Los valores “son siempre reducibles a aquella escala numérica<br />
y de medida de la fuerza”.<br />
“Fuerza” es entendida por Nietzsche en el sentido de poder, es<br />
decir, como voluntad de poder. El número es esencialmente<br />
una forma perspectivista. El valor es “esencialmente el punto<br />
de vista” del ser que ejerce la voluntad de poder.<br />
Tal como la percibo, la “fuerza” parecería ser una dimensión<br />
que tiene grados de cuantificación, mientras que la voluntad de<br />
poder se refiere a la forma cualitativa que esa voluntad de poder<br />
toma cuando el ente la ejerce.<br />
Con frecuencia designa como valores no sólo a las condiciones<br />
de las formaciones de dominio, sino a las formaciones mismas.<br />
En efecto, ellas crean las vías y las instituciones, y por lo tanto<br />
las condiciones bajo las cuales el mundo, que es esencialmente<br />
“caos” y nunca “organismo”, se ordena como voluntad de poder.<br />
De este modo se vuelve comprensible la formulación, de<br />
que la “ciencia” (el conocimiento, la verdad) y el “arte”, son<br />
“valores”.<br />
En otras palabras, la voluntad de poder que un individuo ejerce<br />
sobre otro es insignificante en comparación a la que ejerce por<br />
32
medio de las instituciones y la interpretación del desarrollo,<br />
cambio y sustitución de cada una de ellas. Así, el sistema democrático<br />
sería un valor por medio del cual, los que tienen<br />
desarrollada su fuerza dentro del sistema, ejercen su voluntad<br />
de poder.<br />
Querer<br />
“ ... Querer es lo mismo que querer-devenir-más fuerte, querer-crecer<br />
-y también querer los medios para ello”. La voluntad<br />
de poder, es la voluntad que quiere valores. Por eso es que de<br />
ella sale toda posición de valores y toda estimación del valor: el<br />
«principio de la posición de valores”.<br />
Querer sería la fuerza que empuja a ser para ser más-que-elotro,<br />
especialmente en un mundo en el cual el capitalismo hace<br />
que el competidor trate de lograr más poder de mercado, disminuyendo<br />
el que gozan los otros competidores.<br />
La auto-conciencia de la voluntad de poder consiste en pensar<br />
en términos de valor, donde el término “conciencia” no significa<br />
ya un representar indiferente, sino el contar consigo mismo,<br />
lo que ejerce y da poder.<br />
Aquí habría una gran diferencia con la definición marxista, la<br />
que considera que la “conciencia es la capacidad que tiene el<br />
ser humano de reflejar el mundo objetivo”. El marxista percibe<br />
la conciencia como un espejo de calidad veneciana, en el acto<br />
33
de reflejar, algo que la participación de la subjetividad en el<br />
acto de conocer, ha desmentido.<br />
La voluntad de poder se devela como la subjetividad que se<br />
distingue por pensar en términos de valor. Toda confrontación<br />
metafísica es un decidir sobre el orden jerárquico de los valores.<br />
Ese orden jerárquico de los valores, son impuestos a la sociedad<br />
por los grupos que dominan por su “voluntad de poder”.<br />
Gracias por la primera parte del soliloquio, Heidegger. Ahora<br />
ingresaremos al análisis de tres personajes que ejercen o han<br />
ejercido en la historia, su Voluntad de Poner. En Primer término,<br />
el señor feudal. Para ello, acudiremos a un diálogo virtual<br />
que sostuve con Hegel sobre el tema. En primer término,<br />
citaremos las palabras de Nietzsche con el objeto de compararlas<br />
con la visión de Hegel y exponer la idea que el filósofo de la<br />
Razón Absoluta tenía del “señor”, es decir, del que pertenece a<br />
la llamada “nobleza” y que es vencedor en alguna batalla.<br />
EL SEÑOR<br />
Y LA VOLUNTAD DE PODER<br />
Gracias, otra vez, por la reiteración de tu amable presencia,<br />
Martin Heidegger.<br />
34
Pero querer, es querer ser señor. Esta voluntad está incluso en<br />
la voluntad del que sirve en la medida en que es siervo y servidor<br />
y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el objeto de<br />
su trabajo, al que “ordena”. Y en la medida en que el servidor<br />
se hace imprescindible para el señor y de ese modo lo constriñe<br />
y lo hace depender de él (del siervo) el siervo domina sobre<br />
el señor. Ser servidor es también una especie de la voluntad de<br />
poder. Querer no sería nunca un querer-ser-señor si la voluntad<br />
no pasara de ser un desear y un aspirar, en lugar de ser<br />
desde su base y exclusivamente: ordenar.<br />
La Alienación<br />
en Hegel<br />
Hegel afirma que hay esclavos y “señores”, porque en las batallas<br />
heroicas los primeros prefirieron rendirse en vez de morir<br />
libres. ¿Cuáles batallas, Hegel? ¿Aquéllas en que los pobres<br />
mueren defendiendo los intereses de los ricos?<br />
En las batallas se pierde o se gana, no hay términos medios<br />
para los hombres que son heroicos y dignos de ser libres<br />
Los pobres son los que luchan las batallas de los señores, no<br />
porque hayan perdido ellos mismos alguna batalla. Pero sigamos<br />
¿Qué hacen los vencedores, una vez que la batalla ha sido<br />
ganada por ellos, como buenos señores, Hegel?<br />
35
Se apropian de lo que les pertenece legítimamente como corresponde<br />
a todos los vencedores<br />
¿Y qué sería Hegel, lo que “legítimamente” les correspondería<br />
en su calidad de vencederos de una batalla “heroica”?<br />
Lo que encuentren a su disposición: las posesiones de los vencidos,<br />
sus familias y ellos mismos, como esclavos; eso es lo que<br />
ganan<br />
Eso suena como un acto de pillaje vandálico bajo la forma de<br />
heroísmo. El vencedor tiene derecho a ser ladrón; ésa sería la<br />
verdadera esencia del heroísmo de los “grandes señores”. Por<br />
otra parte, dices que el vencedor es la Conciencia, el “Ser para<br />
sí”, algo que sólo el Señorío feudal tendría. Con ello nos proporcionas<br />
conceptos que necesitan ser definidas. ¿Qué son el<br />
“Ser en sí” y el “Ser para sí”, según tu visión del “señor”, Hegel?<br />
El que vence tiene derecho a todo, pero la nueva condición es<br />
dada al Ser por medio del trabajo; no de otra manera, os lo<br />
aseguro, sin duda alguna.<br />
¿Hemos oído bien? ¿Hegel: dijiste que la condición del “Ser<br />
para sí” es dada sólo por el trabajo?<br />
Lo confirmo y lo reconfirmo: sólo el trabajo es el que transforma<br />
el Ser en sí en el Ser para sí<br />
36
También dijiste que los únicos que trabajan son los siervos<br />
¿Serían por eso, los únicos Seres para sí?<br />
No; porque el siervo ha enajenado su trabajo y el producto<br />
creado, al no morir por su libertad<br />
En otra de tus obras, tan conocidas, dijiste que el siervo cede el<br />
producto de su trabajo<br />
Así es, rechaza el producto de su trabajo por me-dio de la abstinencia<br />
y la mortificación<br />
¿Es decir, el siervo, al igual que los monjes, ayuna voluntariamente<br />
y, además, se mortifica por placer? Avallar tu afirmación<br />
es llevar la apología del parasitismo a dimensiones pocas veces<br />
igualadas. Por otra parte, te contradices, pues el siervo se basta<br />
a sí mismo para garantizar su existencia, en realidad no necesita<br />
de nadie para existir: produce lo que le permite vivir, es autosuficiente,<br />
lo que el feudal no es. El rango de Señor es un eufemismo<br />
para identificar a los parásitos de todos los tiempos<br />
Para eso están las guerras: adueñarse de siervos que lo mantengan,<br />
trabajando para él.<br />
De lo cual deducimos que el Señor en un ladrón, un saqueador,<br />
un extorsionista y un verdugo con impunidad.<br />
La Alienación<br />
37
en Nietzsche<br />
Respetado Nietzsche, se te considera como uno de los filósofos<br />
modernos que más ha destacado la alienación humana; sin<br />
embargo, tu concepto de alienación no es el de la sociedad<br />
como un todo, más bien se refiere al individuo. ¿Cómo concibes,<br />
Nietzsche, a los grupos humanos y su relación con el individuo?<br />
El Individuo está dominado a la masa y su deber es liberarse<br />
de esa Alienación<br />
¿Sólo de las masas; sólo de la sociedad?<br />
También de la religión; sobre todo, del cristianismo. Por eso es<br />
que hay que dividir la sociedad en dos grupos: la plebe, que se<br />
une en grupos, y el aristócrata que se supera por sí mismo<br />
¿Por qué esa inquina contra la plebe, Nietzsche?<br />
Porque la rebelión de la plebe comienza cuando el resentimiento<br />
se vuelve un valor en sí. “El esclavo no puede crear<br />
valores desde sí mismo”, necesita que alguien le diga cuáles<br />
valores debe adoptar<br />
Pero, según tu teoría, el resentimiento del expoliado por el parásito,<br />
en pos de su voluntad de poder, ¿no sería un valor fundamental<br />
del ser humano en toda época y espacio?<br />
38
No; el desprecio con que el hombre superior mira a la plebe,<br />
no se iguala al odio con que la plebe lo mira a él. El hombre<br />
del resentimiento” no es ni franco, ni ingenuo, ni honesto consigo<br />
mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos, los<br />
caminos tortuosos y las puertas falsas<br />
El Planteamiento<br />
de un Supuesto<br />
Asumamos una situación hipotética: Nietzsche es un siervo<br />
expoliado por el parasitismo feudal ¿Vería con buenos ojos a<br />
quienes le expoliarían?<br />
Al respecto, citemos lo que dice:<br />
“El hombre noble, reacciona de forma inmediata, por instinto,<br />
por eso es que no envenena como el esclavo; yo reaccionaría<br />
de ese modo. Fíjate en Mirabeau, quien no tenía memoria para<br />
los insultos ni para las villanías. Por eso es que no podía perdonar,<br />
olvidaba; en cambio el esclavo, la plebe, ni olvida ni<br />
perdona. Un hombre como Mirabeau de un golpe se sacude<br />
gusanos que<br />
en otros, en cambio, anidan siempre”<br />
Dice que la plebe ansía ser inteligente, mientras que el Ser superior<br />
considera que la Razón es para la plebe. La actitud del<br />
siervo con relación a sus expoliadores, ¿Sería racional?<br />
39
Claro que sí. Los vocablos “infeliz” y “digno de lástima” señalan<br />
al hombre vulgar, como esclavo y animal de carga. Los bien<br />
nacidos son hombres íntegros, de fuerza y siempre activos, lo<br />
que la plebe no es. En la plebe, la felicidad no radica en la acción,<br />
como en el hombre superior, sino en la quietud, en la<br />
paz.<br />
Sin embargo, las guerras campesinas desde el siglo XVII y los<br />
alzamientos de los trabajadores, no son reflejos de la pasividad<br />
que les atribuyes<br />
El hombre del resentimiento no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />
honesto consigo mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos,<br />
los caminos tortuosos y las puertas falsas. El hombre<br />
noble honra a su ene-migo; es digno de respeto, por ser superior;<br />
si no lo fuera, no será enemigo. En cambio, la plebe considera<br />
que el enemigo es el “malo” y se autocalifica como el<br />
hombre “bueno”<br />
En realidad, la historia, tal como la interpretamos, a sugerencia<br />
tuya, Nietzsche, muestra que todo grupo humano identifica<br />
como malos al enemigo y como buenos a los miembros del<br />
propio grupo. Es decir, esa identificación no es privativa de lo<br />
que llamas la plebe. Las guerras entres ingleses y franceses,<br />
entre alemanes y americanos… muestran que los respectivos<br />
estandartes son los de los buenos y los otros, de los malos, no<br />
importa el motivo de la guerra o de las batallas.<br />
40
Las aves<br />
rapaces<br />
Nada hay de extraño si los corderos guardan rencor a las aves<br />
rapaces, por lo débiles. Las aves rapaces dicen: “no estamos<br />
enojados con los corderos; nada hay más sabroso que un corderito”<br />
Exigir de la fortaleza que no sea un querer dominar es<br />
tan absurdo, como exigir que la debilidad sea fuerza<br />
Sobre el particular, ese imperativo aceptar el hecho de que el<br />
ser humano, por instinto, guarda una sana repugnancia por las<br />
aves rapaces; entre ellas, el parásito que se hace nombrar “noble”<br />
y los políticos de todas las estofas.<br />
Un quantum de fuerza es un quantum de pulsión, de voluntad<br />
de actividad que el ser superior tiene. Yo sé que mis obras son<br />
conocidas como escuela de recelo, de desprecio, temeridad<br />
Usar ese quantum de fuerza para dominar a los débiles es un<br />
sinsentido propio del hombre superior. La fuerza de un verdadero<br />
guerrero va dirigida a otros como él, de lo contrario, el<br />
quantum de fuerza es solamente un quantum de verdugo.<br />
“Hablo de la moral inmoral… hablo desde fuera de la moral,<br />
lo hago desde más allá del bien y del mal”<br />
Ésa es la verdadera punción de fortaleza que encierra tu visión,<br />
Nietzsche y el motivo de nuestra admiración por ti, pues al de-<br />
41
nunciar la moral hipócrita tradicional, lo haces, calificándola<br />
como la “moralina”, propia de los filisteos e hipócritas, por eso<br />
dices que hablas de la moral inmoral<br />
“Me inventé a los hombres libres y les puse el nombre de<br />
“humanos, demasiado humanos”. Quise que me hicieran<br />
compañía como valerosos camaradas y fantasmas con los que<br />
se charla<br />
Por lo que hemos encontrado en nuestra interpretación metafórica<br />
de la historia, los “valerosos cama-radas” a los que mencionas,<br />
serían los feudales, los dictadores y los políticos<br />
¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento y la Voluntad<br />
de Poder; el Poder mismo del hombre. ¿Qué es lo malo?<br />
Todo lo que procede de la debilidad; todo lo que procede<br />
de la compasión y de la piedad. “¿Qué es la felicidad? El sentimiento<br />
de que el Poder crece; de saber que una resistencia<br />
queda superada”<br />
Hay una lógica interna en tu percepción de lo malo y de lo<br />
bueno que es imposible negar, incluyendo la imagen que tiene<br />
de los débiles. Es conocido tu lema fundamental en las relaciones<br />
humanas; la cito:<br />
Los débiles y los malogrados deben perecer: artículo primero<br />
de nuestro amor a los hombres” ¿Qué es lo más dañoso que<br />
cualquier otro vicio? La compasión con los débiles que es el<br />
animal doméstico, el animal de rebaño, el animal enfermo<br />
42
En un capítulo posterior de esta obra, plantearé mi interpretación<br />
de los entes débiles y de lo que, con ellos, considero como<br />
“bueno” y como “malo”.<br />
El hombre superior tiene una conciencia nueva para verdades<br />
que hasta ahora han permanecido mudas. Se debe guardar para<br />
sí el respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad incondicional<br />
a sí mismo.<br />
Nuevamente nos preguntamos si el Hombre Superior al que te<br />
refieres, Nietzsche, es el individuo parecido al que proclama el<br />
existencialismo, es decir, el in-dividuo aislado o, te refieres al<br />
grupo de “hombres superiores” que han unido, en una sola,<br />
sus respectivas voluntades del poder. ¿Qué opinas, respetado<br />
Heidegger?<br />
Nietzsche llama “veneno doctrinal” a la declaración de igualdad<br />
e idénticos derechos para todos; con el resentimiento de<br />
las masas, esa moral ha forjado su arma contra nosotros, contra<br />
los aristócratas. De allí nace la idea del Superhombre: a la pregunta<br />
¿Cómo se supera al hombre?, Zaratustra responde: Vosotros<br />
habéis despreciado, hombres superiores, esto me hace<br />
tener esperanzas. Os honro, porque no habéis aprendido las<br />
pequeñas corduras. Superad a los hombres hermanos míos, a<br />
estas gentes pequeñas: ¡son el peligro del superhombre!<br />
43
Al parecer, Nietzsche llama aristócratas a quienes identifica<br />
como hombres superiores y ejercen la voluntad de poder como<br />
una fuerza dominadora contra los débiles. Me pregunto si todos<br />
los parásitos que se autonombran “nobles” y todos los dictadores<br />
de la historia, están, necesariamente, en esa categoría.<br />
Por otra parte, me gustaría indagar sobre la opinión que tiene<br />
de los hombres de talento, los grandes científicos, los hombres<br />
que producen obras de arte… en general, los hombres de gran<br />
talento.<br />
Alienación: Resumen<br />
El siervo, su trabajo y la tierra hacen el Ser para sí del feudal y,<br />
al mismo tiempo, el siervo teme que el feudal muera.<br />
En cambio, el feudal, que no trabaja, no garantiza su propia<br />
existencia, no sería un Ser para sí, no sería nada. Eso es Alienación:<br />
al renunciar, por la fuerza, al producto de su trabajo y<br />
de su propio Ser, el siervo se aliena a su explotador. Así, el<br />
siervo no es una persona para el feudal; él y la tierra, son sólo<br />
instrumentos de producción; nada más. Ahora viene la gran<br />
pregunta: ¿Por qué el siervo no se rebela? ¿Por qué aguanta<br />
esa alienación tan absurda? La respuesta es única: por miedo:<br />
se supone que el feudal y el rey son representantes de Dios en<br />
la Tierra, intocables. En términos de la Voluntad de Poder de<br />
Nietzsche, porque están sujetos a los valores impuestos por la<br />
voluntad de poder del feudal, de la llamada nobleza y del rey.<br />
Si nos atenemos a la percepción de Hegel y palpamos su lógica,<br />
nos damos cuenta de que el feudal no sería un ser libre, en<br />
44
cambio, el siervo sí sería. El siervo haría que el feudal fuera<br />
para sí, negándose a sí mismo, según dice Hegel, porque habría<br />
perdido la “batalla para ser libre”. El siervo enajenaría voluntariamente<br />
el producto de su trabajo y la condición de su propio<br />
ser, en beneficio del feudal y la monarquía. En ese proceso es<br />
que radica la Alienación del siervo al feudal, al rey y a todos los<br />
que viven de él. Lo mismo sucede con la alienación del trabajo<br />
al capitalista y al político. Nuevamente se produce la gran contradicción:<br />
el que produce no es libre; el que no produce, sí lo<br />
es.<br />
El Capitalista<br />
Citemos a Nietzsche, en uno de sus comentarios:<br />
El acrecentamiento de poder es, en sí mismo y al mismo tiempo,<br />
también conservación del poder. El poder sólo puede darse<br />
poder a sí mismo en la medida en que ordene a la vez acrecentamiento<br />
y conservación. Ello implica que el poder mismo<br />
y sólo él ponga las condiciones del acrecentamiento y la conservación.<br />
Esto significa que la Voluntad de Poder tiene grados de más y<br />
de menos. El “acrecentamiento del poder” no es sino el incremento<br />
del grado de poder, medido con algo. El capitalista actual,<br />
cuya tarea es maximizar el beneficio de la empresa, sería<br />
el representante genuino de la percepción del acrecentamiento<br />
del poder para ser poseedor de poder. Por eso es que señala-<br />
45
mos que el que tiene el poder para ejercer su voluntad de poder,<br />
tal como lo pone Nietzsche, es un mercachifle o un político.<br />
Veamos el caso del mercachifle, cuya única razón de existir<br />
es una de las más extrañas.<br />
¿Para qué trabaja un zapatero<br />
Para ganar dinero<br />
¿Para qué quiere dinero?<br />
Para mejorar la calidad de vida de su familia.<br />
Si le hacemos la misma pregunta a un médico o a un científico,<br />
nos contestará de la misma manera.<br />
Pero si le preguntamos a un capitalista para que trabaja nos dirá<br />
que lo hace para ganar más dinero<br />
¿Y para qué querría más dinero?<br />
Para hacer más dinero y luego más y más<br />
El acrecentamiento de poder es el aumento de su patrimonio,<br />
en un principio de correa sin fin. Acrecienta su poder constantemente,<br />
lo hace impelido por la competencia; si deja de acrecentar<br />
su poder será expulsado del mercado.<br />
Ahora acudamos a las cavilaciones de un político, las que fueron<br />
escritas en una obra anterior.<br />
El Político<br />
46
La Política es el arte de lograr el Poder, de conservarlo y de<br />
extenderlo; todo lo que se diga y haga para lograr estos propósitos,<br />
será bien recibido; todo lo que se oponga a la consecución<br />
de los objetivos trazados debe ser combatido. Por<br />
eso es que la Política es el arte de lo posible y es por eso que<br />
exige una moral que proviene de la ética pragmática, la que<br />
acepta como justificativo todo lo que permite que el grupo al<br />
que pertenecemos se perpetúe y rechaza lo que se oponga al<br />
logro del objetivo. Nosotros, los políticos, somos una especie<br />
dentro de la especie humana y como tales, consideramos<br />
nuestra sobrevivencia como la aspiración más alta a la que<br />
supeditamos todas las demás. Pero el Poder por el simple<br />
Poder no tiene sentido: es vacío y huero. El Poder alcanza<br />
su razón de ser cuando es gozado por el que lo detenta; no<br />
se ha hecho para cualquier mortal: ha sido hecho para una<br />
clase especial de hombres, para nosotros, los políticos, los<br />
únicos que sabemos apreciarlo. Del mismo modo que es<br />
una estupidez de alto grado servir un vino de marca a quien<br />
no sabrá degustarlo, también sería una bestialidad confiar el<br />
Poder a quien no sabe usarlo ni catarlo ni retozar en él sin<br />
rubor. Los hombres han hecho los dioses omnipotentes<br />
como una proyección de sus ansias de poder, como una objetivación<br />
ideal de sus propios deseos de alcanzar la capacidad<br />
de hacer todo lo quieren y así solazarse en grado supremo<br />
¿Han visto ustedes cómo reciben las masas la voceada<br />
omnipotencia de los dioses? La reciben con veneración.<br />
Es que la masa venera el Poder, como quien reverencia algo<br />
47
distante y per-verso. Por eso lo quieren encarnado en la lejanía,<br />
más allá de sus horizontes, más allá de sus lontananzas,<br />
más allá de donde ellos jamás podrán llegar: esto es, en<br />
la cúpula del Estado. El pueblo quiere el Poder como los<br />
sapos quieren la luna; lo quieren por encima, no al lado;<br />
arriba, donde estamos los hombres que forcejean con él y lo<br />
vencen...”<br />
Por lo visto, el Hombre Superior de Nietzsche, el que ejerce su<br />
Voluntad de Poder es, por un lado, el feudal parásito; por el<br />
otro, el capitalista, avaro, ocupado sólo en tener más y más ganancias.<br />
A los dos personajes, añadimos al Político, ambicioso,<br />
as-tuto, dual. Todos, corruptos. En suma: los tres son la antítesis<br />
de los guerreros nietzscheanos. En la práctica, diremos que<br />
Dionisos siempre está ebrio. Apolo languidece, abrumado por la<br />
Razón. El Superhombre es un mercachifle cobijado en las<br />
Transnacionales; un adorador del dólar, un hipócrita cuyos rivales<br />
no son los de un guerrero, sino los que se parecen a él: avaros,<br />
miedosos, astutos… despreciables, al igual que el Político,<br />
otro de los “hombres superiores”. La Voluntad de Poder ahora<br />
está en manos de un negro y el Presidente de mi país es un indígena,<br />
algo que te debe causar pesar en el mismo nivel que trae<br />
alegría para nosotros. Ya podemos resumir lo siguiente.<br />
Hegel y Nietzsche<br />
Si Hegel es el teórico de los “Señores de la tierra”, feudales<br />
marrulleros que nada tienen de hombres superiores, Nietzsche<br />
48
se convierte en el filósofo de los mercachifles, los que sólo<br />
tienen respeto al dinero y a la tasa de ganancia. También sería<br />
el aval filosófico del más astuto de los seres: el Político. No hay<br />
“valor guerrero” en ninguno de ellos, pues están hechos para<br />
medrar y hacer que otros peleen por ellos. Pero hay algo: a<br />
Hegel lo redime el haber revivido a Heráclito, aunque su<br />
especial dialéctica parte de la Razón pura, no de la verdadera<br />
interacción RazónIntuición. A Nietzsche, por su valor genuino<br />
demostrado en su audaz denuncia de la Moralina. Con eso me<br />
basta.<br />
EL NIHILISMO<br />
articulo.mercadolibre.com.mx<br />
Bienvenido seas, Martin Heidegger, a un nuevo soliloquio para<br />
hacernos conocer algunos de tus puntos de vista sobre los temas<br />
fundamentales en el pensamiento de Federico Nietzsche.<br />
Para comenzar con nuestro intercambio verbal virtual, nos gustaría<br />
saber tu opinión acerca de uno de los lemas de mayor<br />
importancia en el escudo de armas nietzscheano. ¿Qué es el<br />
Nihilismo en Nietzsche?<br />
49
Las Relaciones<br />
de Dominio como Moral<br />
Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder, las<br />
ideas son pensadas como valores y las unidades más altas, como<br />
valores supremos. En esta interpretación, toda la filosofía<br />
se convierte en metafísica de los valores.<br />
Seguramente, la metafísica de los valores es observada como<br />
un proceso que se realiza en el transcurrir de la historia, no<br />
solamente en un punto dado de la historia. Nos imaginamos<br />
que conlleva también la tarea de establecer el nacimiento y el<br />
desarrollo de los sistemas de valores<br />
Nietzsche percibe lo deseable como «valores supremos”. Toda<br />
metafísica es un “sistema de estimaciones de valor, una moral,<br />
entendida como doctrina de las relaciones de dominio bajo las<br />
que se origina el fenómeno "vida".<br />
¿Qué es lo que determina, el cambio de los valores vigentes, Y<br />
la esencia de los valores que habrán de reemplazarlos?<br />
La voluntad de poder es el principio único de la posición de<br />
valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse como<br />
el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse en<br />
referencia a si acrecienta o disminuye o inhibe la voluntad de<br />
po-der. En cuanto carácter fundamental, la voluntad de poder<br />
condiciona todo ente en su ser. Esta condición suprema del<br />
ente es el valor determinante.<br />
50
“La voluntad de poder en cuanto principio único de la posición<br />
de valores”, debe partir de alguien, de un ente o grupo de<br />
entes concretos, pero si cada ente obedece a su propia voluntad<br />
de poder, exigirá también imponérsela a las otras voluntades<br />
de poder concretas y la implantación de un nuevo valor<br />
será muy complicada. No olvidemos que la pluralidad de poderes<br />
de voluntad no es reducible a una sola.<br />
La batalla, al estilo de Hegel, determinará cuál voluntad de poder<br />
será el que se imponga. Nos encontraremos en una perpetua<br />
situación de lucha a muerte no sólo entre los que dominan<br />
y los dominados, sino entre los pares mismos que pertenecen<br />
al grupo de los dominadores. Esto es, habrá una voluntad de<br />
poder colectiva que coincida con cada una de las voluntades de<br />
poder de los entes que tienen el poder de implantar valores.<br />
La Transvaloración<br />
de los valores vigentes<br />
La metafísica de la voluntad de poder se vuelve una posición<br />
de valor, una nueva posición de valor. Su novedad consiste en<br />
una “transvaloración de los valores validos hasta el momento”.<br />
Esta transvaloración constituye la esencia acabada del nihilismo.<br />
El nihilismo, según el concepto de Nietzsche, no es una<br />
doctrina y una opinión, más bien establece que es la desvalorización<br />
de los valores vigentes.<br />
51
De acuerdo; pero esa desvalorización de los valores vigentes y<br />
su reemplazo por las nuevas tiene que surgir de alguien o de<br />
algunos. ¿Cómo se pondrían de acuerdo los entes que participan<br />
en el grupo dispuesto a reemplazar los valores vigentes por<br />
nuevos? ¿Acudirán al voto democrático? Esto sería contradictorio,<br />
pues uno de los valores que seguramente será reemplazado<br />
por otro nuevo, será el sistema democrático. ¿Los participantes<br />
en el concilio de voluntades de poder, se eliminarán en<br />
una lucha de todos contra todos hasta que se establezca la presencia<br />
de una sola voluntad de poder, en la tarea de imponer<br />
los nuevos valores? No parece probable; al contrario, seguramente<br />
se con-formarán grupos de voluntades de poder que<br />
tendrán que luchar contra otros grupos de voluntades de poder,<br />
en el más puro sentido de lucha entre grupos, no de individuos.<br />
De lo que deducimos que la voluntad de poder que<br />
imponga nuevos valores debe ser una suma de voluntades de<br />
poder, lo que contraría la opinión que Nietzsche tiene de los<br />
grupos sociales a los que consideran que matan al individuo.<br />
El proceso de desvalorización de los valores supremos válidos<br />
hasta el momento no es un suceso histórico entre muchos<br />
otros, sino el acontecimiento fundamental de la historia occidental,<br />
historia sostenida y guiada por la metafísica. En la medida<br />
en que la metafísica ha recibido mediante el cristianismo<br />
un peculiar sello teológico, la desvalorización de los valores<br />
vigentes hasta el momento tiene que expresarse también de<br />
modo teológico con la sentencia: «Dios ha muerto».<br />
52
La metáfora “Dios ha muerto”<br />
Hemos establecido que hablamos en metáforas y que la interpretación<br />
de la historia es metafórica. La metáfora “Dios ha<br />
muerto” surgiría de la necesidad de crear otros valores completamente<br />
nuevos y opuestos a los que confluyen como simples<br />
“moralinas”. Pero, sucede que, para los creyentes, entre ellos,<br />
muchos de sus “hombres superiores” Dios no ha muerto. De<br />
este modo, la declaratoria se convierte en una hipótesis parecida<br />
a la siguiente: ¿Qué pasaría si Dios muriera? La respuesta<br />
que trae el Nihilismo es una metáfora que pretende dar respuesta<br />
a otra: la muerte hipotética de Dios<br />
En lugar de la autoridad de Dios y de la Iglesia aparece la autoridad<br />
de la conciencia, el dominio de la razón, el dios del progreso<br />
histórico, el instinto social. Que se desvaloricen los valores<br />
supremos válidos hasta el momento quiere decir: esos ideales<br />
pierden su fuerza de configurar historia.<br />
Sobre este aspecto es preciso adelantar algo que vendrá en un<br />
subsiguiente comentario: los “valores supremos válidos hasta el<br />
momento”, han sido formulados e impuestos por la voluntad<br />
de poder de los “hombres superiores”.<br />
Pero, la desvalorización de los valores supremos válidos hasta<br />
el momento conduce en primer lugar a que el mundo aparezca<br />
como carente de valor. Los valores vigentes se desvalorizan,<br />
53
pero el ente en su totalidad permanece, aunque exige nuevos<br />
valores. Surge un estado intermedio por el que atraviesa la actual<br />
historia del mundo, por la presencia de un nuevo mundo<br />
de valores.<br />
En realidad, si los antiguos valores nunca han sido practicados<br />
sino en apariencia, Nietzsche debería tomarlos como nuevos,<br />
con la diferencia de que esos valores nuevos, sin la presencia<br />
de la compasión y otros que valorizan al débil, serían verdaderamente<br />
ejercidos y establecerían una práctica de vida nueva y<br />
franca, basada en ellos.<br />
El nihilismo es la desvalorización de los valores válidos hasta el<br />
momento en una total inversión de todos los valores. Nihilismo<br />
quiere decir, entonces: los valores vigentes hasta el momento ya<br />
no valen. La transvaloración tiene que ser incondicionada y<br />
poner a todo ente en una unidad originaria.<br />
Mi sentido de consistencia me urge a ratificar mi percepción:<br />
los valores vigentes nunca han sido puestos en práctica por<br />
quienes los han impuesto a los demás, esto es, por los “hombres<br />
superiores que detentarían la voluntad de poder, pero, en<br />
la medida en que esos valores son producto de su voluntad de<br />
poder, ejercen esta voluntad para incumplirlos con impunidad<br />
reiterada.<br />
Para que el contenido de los nuevos valores no fracase, la inversión<br />
incondicionada debe ser implementada por modos de<br />
54
pensar y experimentar completamente diferentes a los vigentes,<br />
aunque el nihilismo no es una historia ni tampoco el rasgo<br />
esencial de la historia occidental, es la legalidad de tal suceder,<br />
su “lógica”.<br />
Para ello, no necesita cambiar los valores; los que existen actualmente,<br />
tales como honestidad, compromiso, honor y todo<br />
ese ramillete de buenas costumbres, está prácticamente intocado.<br />
Excepto una minoría muy reducida, nadie los ha usado<br />
verdaderamente, mucho menos los hombres superiores que<br />
ejercen la voluntad de poder y creadora de esos valoresfantasma<br />
La causa del nihilismo es la moral, la instauración de ideales<br />
supra naturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen<br />
validez «en sí». La posición de los valores supremos pone al<br />
mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización, que comienza<br />
ya con el hecho de que se muestren como inalcanzables.<br />
Por eso, la «forma preliminar» del nihilismo auténtico es<br />
el pesimismo, como fuerza<br />
En este caso, lo único que se debe hacer para inventariar a los<br />
hombres superiores, es realizar un congreso de filósofos existencialistas,<br />
quienes son insuperables en el terreno del pesimismo<br />
y de la náusea de vivir.<br />
El pesimismo que sólo ve la declinación proviene, en cambio,<br />
de la «debilidad», busca en todas partes lo aciago, está al acecho<br />
de las posibilidades de fracaso y cree ver así el modo en<br />
55
que sucederá todo. Un nihilista es el hombre que observa al<br />
mundo tal Como es, juzga que no debería ser, y del mundo<br />
que debería ser, que no existe»<br />
Cualquier existencialista de rango medio supera, con mucho, la<br />
intención de mostrar cómo debería ser el mundo, pues su<br />
perspectiva es más contundente: el mundo y el ser humano<br />
deben desaparecer. Es imposible pedir más voluntad de poder<br />
al respecto<br />
Allí donde la voluntad de poder es el principio que se ha adoptado<br />
para la posición de valores, el nihilismo se convierte en el<br />
“ideal del supremo poderío del espíritu” En la medida en que<br />
se niega todo ente existente en sí y se afirma la voluntad de poder<br />
como origen y medida del crear, “el nihilismo podría ser<br />
un modo divino de pensar” Se está pensando en la divinidad<br />
del dios Dionisos.<br />
Los existencialistas, representantes verdaderos de la Gran Orden<br />
de la Depresión, esencia fundamental del hombre superior,<br />
piensan en la divinidad del vacío, de la nada, de la angustia,<br />
del miedo, de la rutina… ¿Cuán más “superior” deberá ser<br />
un hombre para que sea digno de voluntad de poder, al estilo<br />
nietzscheano? Esa es una pregunta que algún día deberá tener<br />
su respuesta.<br />
Gracias Martin Heidegger por tu invalorable aporte a la interpretación<br />
de este capítulo sobre el Nihilismo de Nietzsche.<br />
56
Ahora debo dedicar las próximas páginas a exponer una síntesis<br />
brevísima de nuestra interpretación de la historia. Lo haré<br />
para mostrar que la historia del hombre se rige por la Ley del<br />
más fuerte y que el darwinismo social es el fundamento de la<br />
convivencia humana. Ambos son expresiones de la Voluntad<br />
de Poder desde las épocas en que aparecieron las tribus. La<br />
Voluntad de Poder es inherente a la esencia de la historia del<br />
hombre, no es posible negarlo.<br />
16Tarticulo.mercadolibre.com.mx16T<br />
LA LEY DEL SAQUEO<br />
Marx postuló que la Historia estaba regida por leyes y concibió<br />
la lucha de clases como el nervio motor del desarrollo<br />
histórico. Por su parte Ludwig von Mises afirmó que no hay<br />
leyes históricas, puesto que los hechos serían únicos y no se<br />
repetirían en ningún tiempo ni espacio. Esa idea viene directa-<br />
57
mente de los principios existencialistas de los Caballeros de la<br />
Gran Orden de la Depresión Institucio-nalizada. Pero, en la<br />
peregrinación por las fases de la Historia encuentro una Ley,<br />
infinitamente repetida, a la que denomino: “La Ley del<br />
Saqueo”, la única que existe en la Historia del ser humano. Es<br />
de la vigencia constante de esa Ley que hablaré en las<br />
siguientes páginas de esta obra<br />
Los más fuertes saquean<br />
a los más débiles<br />
Encontramos que la Historia Formal idealiza la brutalidad<br />
humana o la atribuye solamente a un grupo, en desmedro de<br />
los “otros”. Lo que recibimos de esa historia no es sino una<br />
deformación de los hechos debido a las preferencias y los<br />
afectos y desafectos de los sonajeros que los relatan. En<br />
cambio, la Historia, como el relato de las formas que adquiere<br />
la Ley del Saqueo, no hace distinciones sobre la bestialidad<br />
humana ni clasifica a los individuos o a los grupos como<br />
“nosotros los buenos y ellos, los malos”. La Ley del saqueo es<br />
inherente a todos y cada uno de los seres humanos, aunque en<br />
la mayoría se expresa con un salvajismo propio de la bestia<br />
racional. Hay algo más que debemos anotar: la Ley del Saqueo<br />
en la Civilización de Occidente ha sido moldeada por el gene<br />
del miedo y la violencia que los anunnakis nos han inoculado<br />
al acelerar el proceso evolutivo del hombre desde el último<br />
homínido (El asunto de los anunnakis está contemplado en<br />
otra de mis obras y será dada a conocer a su debido tiempo)<br />
58
Entre todos, el Gran Astuto es el que tiene un grado de astucia<br />
mayor a la de las masas, recuas humanas, a las que manipula,<br />
dado que las masas son siempre manipulables.<br />
Las manipula para sacralizar la hipocresía y elevarla a la<br />
máxima de las virtudes. Los actos modelados y/o ejecutados<br />
por el Gran Astuto siempre se ha expresado en la forma de la<br />
bestia-lidad humana, en su máximo grado. No hay forma de<br />
ocultarlo, somos, y sabemos que somos, fetos cons-cientes<br />
condenados a cargar sobre la conciencia, la joroba turgente que<br />
el sentido de culpabilidad, emergente del miedo y de nuestro<br />
verdadero Ser Astuto, ha esculpido en el fondo del<br />
subconsciente individual y colectivo. Esta breve introducción<br />
me lleva a la necesidad de estructurar un Teorema<br />
El Teorema del Miedo<br />
El miedo, como el campo magnético en el cosmos, se expande<br />
permanentemente por la mente humana<br />
El Corolario del Miedo<br />
La Ley del Saqueo es el miedo a ser saqueado<br />
El precepto del Miedo<br />
Haz a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, antes que<br />
los demás te lo hagan<br />
Cualquier repaso de la historia nos muestra que los enunciados<br />
propuestos son válidos<br />
59
Un ejemplo<br />
La tan comentada democracia de la Grecia Antigua, por ejemplo,<br />
es sólo un resultado de la capacidad de mercadotecnia de<br />
sus historiadores. En la realidad, al igual que todos los grupos<br />
humanos del mundo, la historia de Grecia es la historia del<br />
robo y del saqueo, ambos idealizados por los constructores de<br />
imágenes. Espartanos y Atenieses, por igual, eran asesinos de<br />
nacimiento y de vocación. Como los criminales de todos los<br />
tiempos, preferían arriesgar la vida en una guerra, robar el botín<br />
y traer esclavos para que produjeran lo que ellos debían<br />
comer; cada uno de estos “guerreros” pensaba que trabajar<br />
honradamente para ganarse la vida, era una muestra de vulgaridad<br />
al extremo, en cambio, el robo y el saqueo de los demás,<br />
les parecía digno.<br />
Aristóteles; defensor de la moral y de las buenas costumbres,<br />
se dio cuenta de que el saqueo traía, entre oro y joyas, algo de<br />
mayor valor aún: el saqueo institucionalizado traía esclavos.<br />
Tanto Esparta como Atenas, si estaban escasos de esclavos<br />
eran nada. Los esclavos producían lo que los hombres superiores,<br />
poseedores de la voluntad de poder comían. Pues bien, al<br />
darse cuenta de la riqueza que los esclavos significaban para<br />
Antenas, decidió legalizar la esclavitud, incluyéndolo en las cosas<br />
y procesos que no dependerían de los seres humanos sino,<br />
de la naturaleza. El gran filósofo de la Ética a Nicómaco, el<br />
ilustre, el inmortal Aristóteles, afirmó, sin rubores molestosos,<br />
que el esclavo lo era por naturaleza. Ni el mismo Hegel, cono-<br />
60
cido por su aversión a la masa y a todo lo que significara democracia,<br />
se atrevió a ir tan lejos. El fundador de la Lógica, sí,<br />
lo hizo con una gran naturalidad. Con ello, los saqueadores y<br />
traficantes de esclavos ya tenían el “aval moral” que les permitía<br />
usar el látigo “legalmente”.<br />
Cuando leemos estos párrafos, quedamos confundidos al enterarnos<br />
que Nietzsche no conociera que los hombres superiores,<br />
los que detentan la voluntad de poder, ya habían existido<br />
desde la aparición de los grupos humanos, divididos por el<br />
miedo.<br />
EL ETERNO RETORNO<br />
DE LO MISMO<br />
¿Cuál es tu opinión, respetado Heidegger, de eterno retorno<br />
de lo mismo, tal como lo plantea Nietzsche?<br />
Nietzsche comprende todo “sentido” como “fin” y “meta”, pero,<br />
fin y meta como valores. De acuerdo con ello, puede decir:<br />
“La absoluta carencia de valor, de sentido, la carencia de meta<br />
en sí, es el principal artículo de fe” del nihilista”<br />
Sin embargo, una vez que los nuevos valores impuestos por la<br />
cofradía de los hombres superiores estén en vigencia, seguramente<br />
tendrá algo que ver con la identificación de metas<br />
61
La carencia de valor y de meta tampoco puede significar ya un<br />
defecto, el mero vacío y la mera ausencia. La palabra metafísica<br />
es: el eterno retorno de lo mismo… el ente que tiene el carácter<br />
fundamental de la voluntad de poder sólo puede ser, en su totalidad,<br />
eterno retorno de lo mismo.<br />
El significado de “Eterno retorno de los mismo” se presenta un<br />
tanto oscuro al entendimiento<br />
El poder no conoce metas “en sí” a las que podría llegar para<br />
permanecer en ellas, lo importante es la sobre potenciación.<br />
Por ello, para el ente como voluntad de poder no hay ninguna<br />
meta fuera de sí hacia la cual progresar saliendo de sí mismo.<br />
En el Camino<br />
está en la Meta<br />
Hay una percepción del zen taoísta que podría explicar adecuadamente<br />
el concepto: “El camino está en la meta”, en este<br />
caso, la “meta que está en el camino” es la continua repetición<br />
de lo mismo, por lo que nada externo a esa meta-camino existiría<br />
fuera de ella.<br />
La voluntad de poder, en cuanto sobre potenciación de sí<br />
misma, retorna esencialmente a sí misma y da así al ente en su<br />
totalidad, es decir al “devenir”, el peculiar carácter de movilidad.<br />
Ahora bien, el ejercicio del poder eterno y carente de<br />
meta de la voluntad de poder es, no obstante, al mismo tiempo<br />
62
necesariamente finito en cuanto a sus situaciones y formas,<br />
pues si fuera infinito en este respecto, en concordancia con su<br />
esencia como acrecentamiento, tendría que «crecer infinitamente».<br />
Si el ejercicio del poder y carente de meta de la voluntad de<br />
poder es finito, habría una contraposición en denominar como<br />
“Eterno retorno de lo mismo” a lo que, anticipadamente ya<br />
exige un fin, por lo que será preciso preguntar: ¿en qué momento<br />
se conocerá el último ciclo de ida y vuelta de la voluntad<br />
de ser, es decir, el último retorno?<br />
La «Voluntad de poder» tiene una visión muy particular acerca<br />
de lo que es el ente en cuanto tal, es decir, en su constitución.<br />
El «Eterno retorno de lo mismo» postula cómo es el ente de<br />
esa constitución en su totalidad. Ser y devenir se contraponen<br />
sólo aparentemente, porque el carácter de devenir de la voluntad<br />
de poder es, en su más íntima esencia, eterno retorno de lo<br />
mismo.<br />
Pero la idea de “retorno” sugiere un acto de aleja-miento previo<br />
del escenario al que tendrá que retornar y volver a ser lo<br />
mismo. Con el fin de dar forma a la metáfora, debo citar una<br />
obra que tiene como tema El Eterno Retorno, de Borges. En<br />
beneficio de la brevedad, iré al punto principal.<br />
El Eterno Retorno y Borges<br />
63
En “La Biblioteca de Babel”, Borges expone su idea de lo infinito,<br />
la cual yo cito de inmediato.<br />
En el zaguán hay un espejo<br />
que fielmente duplica las apariencias<br />
Este espejo representa una de las ideas que más ha obsesionado<br />
la metafísica borgeana: la Teoría Cíclica del Universo, más<br />
conocida como la Teoría del Eterno Retorno. La doctrina tiene<br />
orígenes registrados en papiros y pergaminos.<br />
Los hindúes, grandes iniciadores de misteriosas inquietudes<br />
intuitivas, tuvieron mucho que ver con el asunto antes de entregárselo<br />
a los budistas, primos carnales en el espíritu. Allí<br />
nacen los Kalpas, etapas que el mundo naciente debe recorrer<br />
hasta llegar a su propio poniente. El nacimiento del mundo se<br />
debe a la compresión ideal y su destrucción a la conflagración;<br />
algo más: el número de Kalpas es infinito tal como el número<br />
de ciclos retornantes también lo es. Heráclito también cedió a<br />
la fascinación de la gran rueda cósmica, que naciendo del fuego<br />
vuelve con empecinamiento, otra vez al fuego. Al hablarnos de<br />
los espejos que reproducen infinita-mente el original, nos dice,<br />
metafóricamente que la Ley del saqueo vuelve en periodos que<br />
conforman el infinito. Otra vez el libro de las jerarquías llegará<br />
a nuestras manos; otra vez veremos nuestra propia muerte por<br />
hambre en medio de la gran abundancia. Hay más sobre la<br />
teoría del Eterno Retorno.<br />
64
Sus expositores y defensores asumen implícitamente su simetría.<br />
El retorno de los átomos se realizaría siempre en conjuntos<br />
homogéneos y simétricos para volver a ser lo que se fue.<br />
Este es un asunto que debe ser aclarado. Para ello recurro a<br />
uno de mis relatos “Una noche de Estilos” (de mi libro “Cuando<br />
el Illimani se fue”, 1986)<br />
En uno de los relatos, el personaje borgeano, al describir la<br />
ciudad de La Paz, desde su preceptiva literaria declara que:<br />
“La ciudad de La Paz sería la expresión concreta de la entelequia<br />
y que por ello “estaría en el deber de autorreciclarse”. No<br />
faltará el escéptico que plantee el siguiente problema: si un todo<br />
puede reciclarse para retornar a una posición atómica inicial,<br />
esto no quiere necesariamente decir que todas y cada una<br />
de las partes que conforman ese todo habrán de reciclarse al<br />
mismo tiempo, aunque la teoría de las variaciones de los átomos,<br />
al decir que una de las partes se vuelve a reproducir, da<br />
por sentado que todos y cada uno se registran simétrica y simultáneamente.<br />
Este supuesto es demasiado heroico, puesto<br />
que da por sentado que una persona al reciclarse, se recicla<br />
integralmente de una sola vez. El cerebro se recicla al mismo<br />
tiempo infinitesimal en que se recicla el resto del cuerpo. Esto<br />
anularía la posibilidad de que el Partenón se reciclara en partes,<br />
cada una atraída por un tiempo diferente. La película “La<br />
Mosca”, es un buen ejemplo. Trata de un ser que al reciclarse<br />
en una máquina transportadora resulta con su propio cuerpo y<br />
con la cabeza de la mosca, que había estado en el recinto reci-<br />
65
clador. El reciclaje no se había llevado a cabo de un modo simétrico.<br />
Aquí una ficción atestigua la asimetría de la otra ficción.”<br />
“Después de estas inquisiciones, diríamos que los reciclajes son<br />
siempre simétricos, suceden todos al mismo tiempo y, por lo<br />
tanto, es preciso abjurar de la creencia de desequilibrios cósmicos<br />
en la construcción del retorno de lo mismo.”<br />
Este pasaje nos plantea problemas de gran contenido: ¿Cuál<br />
será el “estado inicial” que se reciclará en el infinito? Es decir<br />
¿el escenario original al que se deberá retornar todo el tiempo?<br />
¿Será el que existía un segundo después de la explosión del<br />
huevo cósmico? ¿El que había un billón de años antes? ¿A<br />
partir de qué instante se iniciará el proceso de repetición? Esta<br />
es una pregunta por demás retórica, puesto que todo el mundo<br />
sabría la respuesta: a partir del momento en el que se produce<br />
el Big Bang. El relato con el personaje borgeano nos lleva a la<br />
necesidad de revisar más de cerca la tesis platónica de los siete<br />
planetas<br />
“Equilibradas sus diversas velocidades, regresarán al punto<br />
inicial de partida”<br />
“A medida que esas velocidades se equilibran, gran parte de los<br />
arreglos atómicos han recobrado ya su posición original”. En<br />
este sentido, hay una brecha entre los planetas que han vuelto<br />
ya a la originalidad y aquéllos que aún no han completado el<br />
66
ciclo. Pongamos un ejemplo de lo que sucedería en nuestro<br />
planeta: es posible imaginar que Aristóteles ya ha sido reciclado<br />
en un tiempo similar al de Marx. Los tendremos juntos para<br />
asistir a un diálogo de magnitud ártica. Del mismo modo se<br />
podría concebir la coexistencia de la Segunda Guerra Mundial<br />
con la batalla de las Termópilas, Hitler pidiendo asistencia técnica<br />
a Leónidas. El rayo láser pelearía con el garrote y los Fantoms<br />
tendrían batalla con los dinosaurios… Eliminada esa posibilidad,<br />
recogemos la opción de que los re-arreglos se alcanzan<br />
al mismo tiempo en la centésima de segundo que dura el equilibrio<br />
de las velocidades de los planetas. Imaginemos que eso<br />
se producirá mañana: a las 10.00 a.m. hora de Greenwich. Las<br />
velocidades se equilibran; todos desaparecemos para volver al<br />
inicio del “año perfecto”. Ahora imaginemos lo que sucederá<br />
con las capas terrestres, los océanos, los mares que han cambiado<br />
de lugar desde entonces. Las cordilleras, que se han desplazado<br />
y las islas que han aparecido.<br />
Algo más, la Tierra tendría que volver al lugar cósmico que le<br />
correspondió al iniciarse el año perfecto y con ella, todas las<br />
estrellas, galaxias, metagalaxias, agujeros negros… todo absolutamente<br />
todo, deberá retornar al punto de partida del último<br />
Retorno… En “Los Cuatro Ciclos” anuncia que cuatro son las<br />
historias y luego las enumera: la Iliada, Ulises, Jason, y el Vellosino;<br />
y un sacrificio: Odín sacrificando a Odín (...) y Cristo es<br />
crucificado por los romanos. Cuatro son las historias; durante<br />
el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.<br />
En “His end and his beginning” se refiere a alguien que<br />
67
murió y que en el cielo no hace sino repetir algo ya hecho. En<br />
“Los Teólogos”:<br />
…esto ha ocurrido y volverá a ocurrir, dijo Euforbo. No encendéis<br />
una pira, encendéis un laberinto de fuego. Si aquí se unieran<br />
todas las hogueras que he sido, no cabrían en la Tierra y<br />
quedarían ciegos los ángeles. Esto lo dije muchas veces<br />
Resumamos: El punto principal de la tesis del Eterno Retorno<br />
es transmitir al lector la impresión de que todo cambia para<br />
que nada cambie. De inmediato va una versión poética del encuentro<br />
intuitivo que tengo sobre el eterno retorno a nivel<br />
cósmico.<br />
La Carabela<br />
“Un soplo rojo sopla la carabela, que de infinito en infinito se<br />
bambolea… el espacio ondula en vaivenes sin ritmo, al recibir<br />
uno a uno los corpúsculos… explota un corpúsculo de fuego<br />
denso y las esquirlas forman un nuevo universo… el tiempo<br />
torna a nacer sin haber nunca muerto… las esquirlas primeras<br />
se van ¡se van tan lejos!... las sombras de luz surcan los vírgenes<br />
vacíos, extendiendo el TiempoEspacio más y más allá de la<br />
nada… la tormentosa cabellera ondea a todos lados, sin encontrar<br />
frontera en ninguno de ellos… pero el gran impulso ya frena,<br />
llamado por la motita primera. Fue nada más que un puntito<br />
de aceite: saltó, explotó, se extendió, un universo formó y<br />
volvió para caer otra vez en el enorme caldero. Infinitos soplos<br />
68
ojos soplan las infinitas carabelas que de infinito en infinito<br />
bambolean, bambolean”<br />
16Twww.sdpamerica.com16T<br />
EL SUPERHOMBRE<br />
Acudimos nuevamente en tu auxilio, Heidegger para que nos<br />
des la interpretación que tienes acerca de uno de los temas que<br />
más polémica ha causado de los que Nietzsche ha escogido<br />
para sorprendernos<br />
69
El hombre que, estando en medio del ente, se comporta respecto<br />
del ente que es voluntad de poder y, en su totalidad,<br />
eterno retorno de lo mismo, se llama superhombre. El “súper”<br />
en la palabra “superhombre” contiene una negación y significa<br />
salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido hasta el momento.<br />
El superhombre reemplazaría al hombre, tal como lo conocemos<br />
ahora incluyendo, sobre todo, sus valores<br />
El concepto general alude ante todo a esta esencia nihilísticohistórica<br />
de la humanidad que se piensa a sí misma de modo<br />
nuevo. El superhombre es la negación incondicionada de la<br />
esencia que el hombre ha tenido hasta el momento.<br />
La negación del hombre actual, significaría su reemplazo por<br />
otro de mayor potencialidad para ejercer la voluntad de poder<br />
Pensar, comprendido metafísicamente, es el representar que<br />
percibe aquello por lo que el ente es en cada caso ente. Por<br />
eso, en la interpretación nihilista de la metafísica y de su historia,<br />
el pensamiento, es decir la razón, aparece como el fundamento<br />
y la medida conductora de la instauración de valores.<br />
Pero la negación nihilista de la razón no descarta el pensar,<br />
sino que lo recupera al servicio de la animalidad<br />
70
Todos los instintos, el de supervivencia, el de procreación y la<br />
sensibilidad de los sentidos son los andamios que sustentan la<br />
animalidad del hombre<br />
La Animalidad<br />
La animalidad no es considerada ya como la mera sensibilidad<br />
y como lo inferior en el hombre. La animalidad es el cuerpo<br />
viviente, pleno de impulsos. Sólo la animalidad determina al<br />
hombre como siendo verdaderamente. La razón sólo es viviente<br />
en cuanto vive corporalmente… el que está despierto, el que<br />
sabe, dice: soy totalmente cuerpo, y nada más; y alma es sólo<br />
una palabra para algo en el cuerpo.<br />
En cierto sentido, la tesis nos diría que la racionalidad del<br />
hombre se transforma en la animalidad que es la voluntad de<br />
ser en cuanto se cobija en un cuerpo<br />
La metafísica occidental no determina al hombre como ser<br />
racional en todas las épocas… sólo a partir de la época moderna<br />
la razón conquista su pleno rango metafísico… sólo respecto<br />
de este rango puede medirse lo que acontece con este retrotraer<br />
la razón a la animalidad.<br />
Es decir, la animalidad del hombre siempre ha existido, pero la<br />
razón como distintivo principal del hombre, anunciada en la<br />
época moderna, revela esa animalidad. Este sería un movimiento<br />
dialéctico al estilo de Engels: en el alba misma de la<br />
humanidad, el hombre es principalmente, animalidad; en una<br />
71
segunda etapa es, principalmente racional; en la síntesis histórica,<br />
cuando la razón alcanza su máximo poder, el hombre vuelve<br />
a la animalidad, pero lo hace en una fase muy superior de<br />
progreso y experiencia que la forma original de esa animalidad<br />
En este proceso, el acto de representar se convierte en el tribunal<br />
que decide sobre la entidad del ente, para sentenciar que<br />
en el futuro sólo habrá de valer como ente, lo que en el representar<br />
sea puesto por éste ante sí mismo.<br />
En concordancia con lo dicho, en ese proceso, la voluntad de<br />
ser se conoce a sí misma en cuanto huésped del cuerpo. Ninguna<br />
representación será valorable si no es la del ente que representa<br />
y que al representar se representa sólo a sí mismo,<br />
esto es, en cuanto a voluntad de poder y en cuanto al eterno<br />
retorno de lo mismo.<br />
En el comienzo de la época moderna, la entidad del ente se<br />
transforma. La esencia de este comienzo histórico se basa en<br />
esta transformación. La subjetividad, la sustancialidad, se determina<br />
ahora como el representar que se representa. Ahora<br />
bien, el hombre, en cuanto ser racional, es el representar que<br />
representa. Por lo tanto, el hombre se convierte en el ente<br />
eminente, es decir en “sujeto”<br />
Sujeto que representa a su propia subjetividad, tal como antes,<br />
representaba su propia sustancialidad.<br />
72
El Objetivismo<br />
La esencia del subjetivismo es objetivismo, en la medida en<br />
que para el sujeto todo se vuelve objeto. Toda objetividad es<br />
“subjetiva”, porque es instaurado como objeto que se sostiene<br />
en sí mismo. “Entidad es subjetividad” y “entidad es objetividad”,<br />
dicen lo mismo.<br />
En mi percepción, yo preferiría más bien el concepto de que la<br />
objetividad subjetivizada vuelve al mundo real, objetivamente<br />
subjetivizada<br />
La voluntad de poder no es nada vital ni nada espiritual, sino<br />
que lo vital (lo viviente) y lo espiritual, en cuanto entes, están<br />
determinados en el sentido de la voluntad de poder. La voluntad<br />
racional, hasta el momento al servicio del representar,<br />
transforma su esencia en voluntad que se ordena a sí misma.<br />
En este caso, la voluntad del ente cotidiano sería la que determina<br />
la acción, antes de enviar al cerebro la orden de ejecutarla.<br />
En el Superhombre, la orden sería ejecutar la acción de poder.<br />
“La acabada subjetividad de la voluntad de poder es el origen<br />
metafísico de la necesidad esencial del «superhombre”. El<br />
crear es comprendido metafísicamente en el sentido de un representar<br />
pro-ductor. De acuerdo con esta doctrina, el ente es<br />
lo creado por el creador. El derrumbamiento de la pre-<br />
73
eminencia de la razón representante contiene la esencia metafísica<br />
de ese acontecimiento, al que Nietzsche llama la muerte<br />
del Dios cristiano-moral.<br />
Lo que expresaría la noción de que el Superhombre no necesita<br />
a nada ni a nadie para representar su propia subjetividad y<br />
ordenar el acrecentamiento de la voluntad de poder. Él representa<br />
e impone los valores, como una tarea (¿un privilegio?)<br />
que ya no precisa de un ente trascendental.<br />
La Meta<br />
De este modo, puesta en su punto más alto, la voluntad de poder,<br />
en cuánto subjetividad acabada, es el Superhombre. “¡No<br />
la humanidad, sino el superhombre es la meta!”… el “superhombre”<br />
no es un ideal suprasensible; tampoco es una persona<br />
que surgirá en algún momento y aparecerá en algún lugar; es el<br />
puro ejercicio de poder de la voluntad de poder. El pensamiento<br />
del “superhombre” no surge, por lo tanto, de una<br />
“arrogancia” del “señor Nietzsche”.<br />
¿Quién impone la idea de superhombre a la humanidad y, sobre<br />
todo, quién le hacer ver que ese nuevo estatus de existencia<br />
es deseable y mejor que el actual? ¿En qué momento se realiza<br />
este cambio hacia un ente nuevo? Seguramente, cuando Zaratustra<br />
anuncia que “Dios ha muerto”<br />
El superhombre vive en cuanto la nueva humanidad ansía al<br />
ente como voluntad de poder. Así Zaratustra, que enseña el<br />
74
superhombre, cierra la primera parte de su enseñanza con las<br />
palabras: “Muertos están todos los dioses: ahora nosotros queremos<br />
que viva el superhombre”; ¡que ésta sea una vez, en el<br />
gran mediodía, nuestra voluntad última!”.<br />
El retorno a sí mismo sería el retorno siempre re editado de la<br />
voluntad de poder, refugiada en el Superhombre, quien sería<br />
feliz siendo como es sin querer ser otra cosa.<br />
En el momento de la claridad más luminosa, cuando el ente en<br />
su totalidad se muestra como eterno retorno de lo mismo, la<br />
voluntad tiene que querer el superhombre; pues sólo con la<br />
vista puesta en el superhombre puede soportarse el pensamiento<br />
del eterno retorno de lo mismo. La voluntad que aquí quiere<br />
no es un desear y un apetecer, sino la voluntad de poder.<br />
Pero la voluntad de poder ejerce su dominio, por lo tanto, es<br />
también un imperativo de ejercer ese dominio. El superhombre<br />
no carece de pulsiones que deben ser satisfechas, de lo<br />
contrario, no sería el superhombre, sobre todo, si tenemos que<br />
su esencia es una vuelta a la animalidad, la que siempre ansía.<br />
«La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial en<br />
un hombre logrado y completo: el espléndido “animal” tiene<br />
que estar previamente dado.<br />
Me pregunto si la consistencia animal-moral del superhombre<br />
exige experiencias de dominio que van más allá de la simple<br />
75
arbitrariedad y de la imposición de valores nuevos y eternamente<br />
re editados<br />
El hombre no se vuelve “señor” mediante cualquier violencia,<br />
siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en señor<br />
quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden del<br />
poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia como grandes<br />
pasiones. Los pequeños gozos se mantienen extraños a las<br />
grandes pasiones. Lo que decide no son los meros sentidos,<br />
sino el carácter del poder en el que están integrados.<br />
Una de las más grandes pasiones del guerrero, es la batalla en<br />
campo abierto. Si bien el “ser del ente” es la voluntad de poder,<br />
no podemos negar que existen varios entes con sus respectivas<br />
voluntades de poder, las que, cobijadas en las subjetividades<br />
del superhombre, demandarán el ejercicio de ese poder,<br />
en acciones que no siempre coincidirán con las voluntades de<br />
poder de otros entes-superhombres<br />
“Humanización”, pensada de modo nihilista, quiere decir: hacer<br />
que el hombre se vuelva hombre mediante la inversión de<br />
la preeminencia de la razón en preeminencia del cuerpo. Por<br />
ello, la humanización del superhombre, es la “deshumanización”.<br />
Mediante esta deshumanización el ente se muestra, desnudo,<br />
como el ejercicio del poder y la lucha de las formaciones<br />
de dominio de la voluntad de poder<br />
La lucha entre Superhombres<br />
76
Esas luchas se realizan por los entes en forma de superhombres,<br />
con el objeto de imponer sus valores por medio de la voluntad<br />
de poder. La pregunta vuelve en pos de una respuesta:<br />
¿Quiénes luchan en las batallas por la imposición de valores<br />
acorde con las respectivas formas que cada superhombre cobija<br />
como voluntad de ser?<br />
Por todo lo analizado, las batallas se realizarán entre grupos de<br />
superhombres contra grupos de superhombres, todos, con la<br />
intención de dominar a los no superhombres o al grupo de<br />
superhombres vencidos<br />
Sólo cuando la subjetividad incondicionada de la voluntad de<br />
poder se ha convertido en la verdad del ente en su totalidad, es<br />
metafísicamente necesaria la institución de un adiestramiento<br />
racial, pero no la mera formación de razas que crecen por sí<br />
mismas, sino la noción de raza que se sabe como tal. Así como<br />
la voluntad de poder no es pensada de modo biológico sino<br />
ontológico, tampoco la noción nietzscheana de “raza” tiene<br />
sentido biológico, sino metafísico.<br />
Ahora estamos en el campo del Nosotros, lo que implica que<br />
no habrá una sola raza que se conozca como tal, habrá varias<br />
de ellas y entre ellas, se erguirán contradicciones entre la interacción<br />
de las voluntades de poder de algunas de esas razas, y la<br />
interacción de las voluntades de poder de otra u otras, lo que<br />
sugiere que la paz no será una condición de existencia del superhombre<br />
77
El rango y la ley de un pueblo y de los grupos de pueblos se<br />
determinan de acuerdo con el grado y el modo de la fuerza<br />
imperativa desde la que se ponen al servicio de la realización<br />
del dominio incondicionado del hombre sobre sí mismo.<br />
Sin embargo, la voluntad de poder impone la exigencia de que<br />
el superhombre se domine a sí mismo y también a los demás,<br />
especialmente a los que se considera “inferiores”<br />
Con ese nuevo tipo de hombre se concreta “la emergencia de<br />
una doctrina que criba a los hombres... que a los débiles los<br />
impulsa a tomar resoluciones, y también a los fuertes”<br />
En la segunda parte de esta obra desarrollaré algunos conceptos<br />
propios de mi propia percepción filosófica, a la que he denominado<br />
La Voluntad de Ser cuyos aspectos filosóficos, ideológicos<br />
y doctrinales tienen un fin común: lograr que los débiles<br />
y los enfermos se fortifiquen para hacer frente a quienes los<br />
expolian hoy y, en el futuro, a quienes pretendan imponer su<br />
voluntad de poder, sobre la voluntad de Ser.<br />
78
LA JUSTICIA<br />
Gracias, Heidegger, por participar en nuestro encuentro con el<br />
último de los temas planteados en la tarea de realizar indagaciones<br />
sobre lo esencial del pensamiento de Nietzsche. Ahora<br />
nos toca indagar sobre la Justicia.<br />
¿Qué tienes para decirnos acerca de ese tema, Heidegger?<br />
En la visión de Nietzsche, la justicia mira hacia esa humanidad<br />
que debe ser seleccionada para formar el tipo que posea la<br />
propiedad esencial de instaurar el dominio incondicionado<br />
sobre la tierra. La justicia es el adjudicar, en una construcción<br />
previa, las condiciones que aseguran un preservar y un conseguir.<br />
¿Cuáles serían los pilares principales en el que esa justicia base<br />
sus fundamentos y su razón de ser?<br />
La justificación consiste en lo único que satisface la esencia<br />
como “supremo representante de la voluntad de poder”. Las<br />
cinco expresiones fundamentales que hemos analizado: “voluntad<br />
de poder”, “nihilismo”, “eterno retorno de lo mismo”, “superhombre”<br />
y “justicia” corresponden a la esencia de la metafísica<br />
articulada en cinco momentos. Pero la esencia de esa unidad,<br />
dentro de la metafísica y para ella misma, permanece encubierta.<br />
En tu estudio sobre los puntos fundamentales de la<br />
79
percepción de Nietzsche, sobre los cuales formulamos nuestras<br />
indagaciones, pones de relieve la lógica que une todos esos<br />
conceptos, de manera tal, que la esencia de esa unidad, sería,<br />
en mi percepción, la interacción de los cinco momentos. No<br />
habría necesidad de alguna ontología o alguna óntica para la<br />
determinación de esa esencia, más bien, ése sería un campo<br />
que entraría en la jurisdicción de la interacción de esos momentos<br />
entre sí. Tal vez habría un nuevo campo de estudio en<br />
la filosofía para identificar ese momento, al cual podríamos<br />
denominar “Iterrelacionalogía”<br />
El pensamiento de Nietzsche se mantiene en el movimiento<br />
interno de la verdad en la medida en que, abarca con la mirada<br />
la totalidad y percibe la consonancia de todas. Las preguntas al<br />
respecto serían: ¿en qué tiene su fundamento la unidad esencial<br />
de la metafísica? ¿Dónde tiene su origen la esencia de la<br />
metafísica? Recordemos que la metafísica de Nietzsche es caracterizada<br />
como la metafísica de la voluntad de poder<br />
A una voluntad de poder que es absoluta y que se conserva por<br />
el acrecentamiento que exige, a su vez, el eterno retorno de lo<br />
mismo, le corresponderá un tipo de justicia que no sea otra<br />
que la fijación constante de esa voluntad de poder<br />
El qué y el cómo<br />
de la Justicia<br />
80
En el pensamiento de Nietzsche queda oculto qué y cómo la<br />
“justicia” es el rasgo esencial de la verdad, por lo tanto, no es<br />
lícito elevar la expresión fundamental “justicia” al rango de título<br />
principal de su metafísica. Metafísica es la verdad del ente<br />
en cuanto tal en su totalidad. La metafísica de la subjetividad<br />
incondicionada y acabada piensa, sin decirlo, la esencia de sí<br />
misma, o sea la esencia de la verdad, como justicia.<br />
Es de suponer que cuando te refieres a la justicia como esencia<br />
de la verdad, hablas de la verdad impuesta por la voluntad de<br />
poder.<br />
Queda aún la pregunta acerca de qué pueblos y qué humanidad<br />
estarán sometidos de modo definitivo y anticipador a la ley<br />
de la pertenencia de la incipiente historia del dominio de la<br />
tierra. Ya no es, en cambio, una pregunta sino que está decidido<br />
cuando dice: “Se acerca la época en la que se emprenderá<br />
la lucha por el dominio de la tierra, se la emprenderá en nombre<br />
de doctrinas filosóficas fundamentales”<br />
Podríamos adelantar que los pueblos escogidos serán sobre<br />
todo, los que han llegado a cierto grado de desarrollo material<br />
y tecnológico que les permita hallar el tiempo necesario para<br />
establecer cuáles, en cada grupo humano, serán los rasgos distintivos<br />
de su voluntad de poder<br />
El fin de la Filosofía<br />
81
También cabe suponer que la filosofía como doctrina y como<br />
figura de la cultura desaparecerá porque, en la medida en que<br />
ha sido auténtica, ya ha nombrado la realidad de lo real, es decir<br />
el ser desde el cual todo ente es llamado a ser lo que es y<br />
cómo es<br />
Ésa sí es una suposición heroica, demasiado heroica, pues la<br />
filosofía no ha concluido su tarea sobre las indagaciones acerca<br />
de la naturaleza, el hombre, la historia y el pensamiento. Cualquier<br />
suposición en sentido contrario sería una gran arbitrariedad.<br />
Las «doctrinas filosóficas fundamentales» aluden a la esencia de<br />
la metafísica que llega a su acabamiento y sustenta la historia<br />
occidental, bajo la forma europeo-moderna y la destina a la<br />
“dominación del mundo”.<br />
De ahí la necesidad imperiosa, el cumplimiento imperativo, de<br />
hacer que nuestros débiles devengan fuertes para que las batallas<br />
del futuro se realicen entre voluntades de contextura diferente,<br />
pero de igual intensidad. En ese postulado se basa La<br />
Voluntad de Ser.<br />
Por último cabe añadir que lo que se expresa en el pensamiento<br />
puede imputarse historiográficamente a la esencia nacional<br />
del pensador, pero no puede hacerse pasar jamás por una peculiaridad<br />
nacional. El pensamiento de Descartes, la metafísica<br />
de Leibniz, la filosofía de Hume, son, en cada caso, europeos,<br />
82
y por ello planetarios. Del mismo modo, la metafísica de<br />
Nietzsche no es jamás, en su núcleo, una filosofía específicamente<br />
alemana; al contrario, es una metafísica europeoplanetaria.<br />
No; hay una filosofía, la única, que puede ser considerada como<br />
planetaria: la Voluntad de Ser.<br />
Muchas gracias Martin Heidegger por tus valiosos aportes a la<br />
estructuración de esta obra, sin los cuales nuestra tarea habría<br />
sido mucho más difícil y mucho más extensa.<br />
De todo lo dicho es posible establecer que en Nietzsche hay<br />
cinco paradigmas muy importantes<br />
1<br />
EL HOMBRE SUPERIOR<br />
Nietzsche, hasta nosotros llega la airada voz de tu Zaratustra,<br />
dirigiéndose a los “Hombres Superiores”:<br />
“Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el<br />
mercado nadie cree en hombres superiores. Y si queréis hablar<br />
allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando “todos somos<br />
iguales”.<br />
83
Por lo visto, tu hombre superior se considera superior con<br />
relación a los harapos de los más humildes<br />
No en comparación con los hombres libres del hambre<br />
Por otra parte, identificas muy bien a los ambiguos, aunque los<br />
confundes con los humildes; al respecto dices:<br />
Hoy las gentes pequeñas se han convertido en los señores:<br />
predican resignación y modestia y cordura y laboriosidad y el<br />
largo etcétera de las pequeñas virtudes.<br />
Estas “gentes pequeñas” son los ambiguos, los que tienen la<br />
astucia como noble virtud y la doble moral como su práctica<br />
cotidiana<br />
Predican resignación y laboriosidad, pero no como<br />
comportamiento propio sino como una imposición a los<br />
harapos, a los débiles<br />
Dicen lo que no hacen; no dicen lo que hacen<br />
¡Para mí no sufrís aún bastante! Pues sufrís por vosotros, no<br />
habéis sufrido aún por el hombre.<br />
Pero los humildes, los pobres, a los que tú desprecias tanto,<br />
sufren de pobreza, de hambre y de exclusión; sufren por el<br />
84
hombre<br />
En la lógica disposición que la ley del más fuerte establece, los<br />
que producen no comen; los que comen no producen<br />
La pobreza y el hambre es el dueto fatídico convertido en el gran<br />
dolor colectivo, el más penoso de todos los dolores<br />
¿Qué clase de hombre superior es el que desea rodearse de<br />
mendigos para ser admirado por ellos? Ése es un despropósito<br />
absurdo<br />
No queráis nada por encima de vuestra capacidad: hay una<br />
falsedad perversa en quienes quieren por encima de su capacidad.<br />
¡Especialmente cuando quieren cosas grandes!<br />
Pues despiertan desconfianza contra las cosas grandes, esos<br />
refinados falsarios y comediantes<br />
¿Quiere decir esto que los débiles y enfermos no deben encarar<br />
la tarea de rebelarse, de tratar de subir escalones empinados?<br />
La plebe no sabe lo que es grande, ni lo que es pequeño; no<br />
distingue entre lo que es recto y honesto: ¡ella es inocentemente<br />
torcida, ella miente siempre!<br />
Pero hay algo que es francamente contradictorio<br />
85
En mi país, por ejemplo, hay “hombres superiores” que desprecian<br />
a los indígenas, a la “plebe, por ser indígenas<br />
Los desprecian por ello, a pesar de que esos indígenas producen<br />
lo que los hombres “superiores” comen a dos carrillos<br />
Tendremos un encuentro para hablar sobre este asunto, cuando<br />
lleguemos al tema sobre la Alienación del Ser<br />
Pero no hay que ser gran expedicionario de la sociología para<br />
constatar que el “hombre superior”, a diferencia de “la plebe”,<br />
no es autosuficiente; es decir, su existir depende, precisamente,<br />
de su antípoda social: del que produce lo que el “superior” le<br />
arrebata con zarpas de hierro agarfiado: ¡El “hombre superior”<br />
necesita del inferior para subsistir! Si no fuera por el hombre<br />
excluido, el hombre superior sería un fósil más en el panteón<br />
Por el otro lado, el hombre que produce, es autosuficiente, no<br />
necesitan de nadie para subsistir, viven plenos en su pobreza<br />
¿Se desprecia al que produce lo que comes?<br />
¿Se llama Superior al parásito?<br />
¡La diferencia está en que los hombres superiores son hombres<br />
valientes! ¡Hombres de corazón abierto!<br />
Al preguntarme, te pregunto:<br />
86
¿Con quién debería medir fuerzas tu Hombre Superior, dado<br />
que no quiere rivales, sólo mendigos, sólo hombres derrotados<br />
por el hambre?<br />
¡Guardaos también de los doctos! Os odian: ¡pues ellos son<br />
estériles! Tienen ojos fríos y secos, ante ellos todo pájaro yace<br />
desplumado.<br />
Pero los indígenas de mi país cambiaron de norte a sur, cuando<br />
llegaron al poder; cuando lo hicieron, se sintieron Hombres<br />
Superiores,<br />
Se sintieron tan “superiores” que decidieron que una nación<br />
no era suficiente para que cumplieran sus objetivos<br />
De este modo, dividieron mi país en 36 “naciones”<br />
Ninguno de ellas guarda un lugar para los estratos medios o de<br />
ingresos altos en el país; solamente para los incisos indígenas<br />
Los escritorios públicos fueron ocupados por indígenas que<br />
jamás habían conocido como se gobierna un país; ni siquiera<br />
una alcantarilla<br />
La ineficiencia se hizo muy grande y se sumó a la corrupción y<br />
al racismo al tratar con desdén a los estratos medios<br />
87
Su servilismo atávico no les permite el desdén para los que tienen<br />
cuentas en los bancos; por eso es no llegan a ser “hombres<br />
superiores”<br />
En su delirio han encontrado un ritmo al que se mueven, extasiados,<br />
en dos dimensiones anquilosadas: el indigenismo y el<br />
marxismo<br />
El hombre-masa está en el gobierno, comiendo a cuatro carrillos<br />
y dibujando la caricatura más espantosa de nuestro país<br />
Ninguno de ellos, masa o líder, tiene noción acerca de lo que<br />
es el individuo, ni la conciencia de la propia individualidad<br />
Sé, estimado Nietzsche, que consideras al grupo humano como<br />
el cerrojo histórico que no permite la libertad del individuo<br />
Por su parte, el indigenismo y el marxismo crean plebes en<br />
forma de hordas en las que no hay instituciones<br />
Sólo existe la relación horda-líder<br />
Cuando salen a las calles exigen hablar con el Presidente, pues,<br />
en su calidad de plebe, sólo reconocen al líder<br />
Como espectador de todo este proceso, comprendí que para<br />
ser Hombre Superior hay una condición necesaria y suficiente<br />
88
En primer término, el ente que conforma las masas adquiere<br />
consciencia de lo que es el individuo dentro del grupo<br />
Que logre reflejos luminosos de su propia individualidad<br />
Una individualidad dentro del grupo, un Yo en el Nosotros<br />
Eso es algo que nuestra plebe no tiene<br />
Quienes ahora gobiernan en mi país, y las masas humanas que<br />
los respaldan, a pesar de tener “el poder”, siguen siendo plebe<br />
De esta manera, tu “hombre superior” es cualquier ser humano<br />
que detenta el poder de decidir qué podrán y no podrán<br />
hacer los demás<br />
Tu “hombre superior”, para ser tal, necesita La Voluntad de<br />
Poder de un Señor, uno de tus grandes paradigmas<br />
Pero, quienes están en el poder siempre están solos; a todo<br />
“hombre superior” le es difícil identificar en quién debe confiar<br />
El presidente del gobierno indígena de Bolivia no confía en los<br />
médicos bolivianos, ni siquiera para una constipación nasal o<br />
de la garganta<br />
Más bien confía en el gobierno cubano para que le realicen<br />
algún examen físico y otorgarle el certificado socialista de buena<br />
salud<br />
89
Los que detentan el poder están frente a los precipicios y sepulturas<br />
que cavan en pos del derecho de tener la panza llena<br />
Al preguntarme, te pregunto:<br />
¿En quién debería confiar tu Hombre Superior, dado que no<br />
quiere rivales, sólo mendigos?<br />
Confiará en el hombre que tiene valor<br />
¿Cómo se reconoce a un hombre que tiene valor?<br />
Hay varias maneras de demostrar que se tiene valor; pero esa<br />
capacidad no está a la vista<br />
Tiene valor el que ve el abismo, pero con ojos de águila, el<br />
que aferra el abismo con garras de águila: ése tiene valor<br />
Si el hombre superior se aferra al abismo con garras de águila,<br />
entonces ¿Dónde está su ser diferenciado?<br />
Porque es necesario aceptar que todo el que está en peligro de<br />
caer al precipicio se aferra a lo que puede<br />
Lo hace con manos, uñas y dientes<br />
¡Qué diferencia con los que meditan en la senda del Zen!<br />
90
Los que afirman que el que está por caer al abismo mira la rama<br />
de la que se aferra<br />
Mira la rama, no sólo como su eslabón entre la vida y la muerte,<br />
sino que la contempla con embeleso, porque es una rama<br />
bella<br />
¿No sería ese meditador un gran hombre superior?<br />
¡No tienen ni derecho ni fuerza de exigir su egoísmo! ¡Es<br />
vuestro egoísmo, creadores! Ellos se jactan de no mentir, pero<br />
la incapacidad para la mentira no es ya, ni de lejos, amor<br />
a la verdad. ¡Estad en guardia! Quien no puede mentir no<br />
sabe qué es la verdad.<br />
Cada vez me asombra más tu capacidad de asombrar<br />
Esa facultad tuya no parece tener fin; tu lógica es irrebatible<br />
Si alguien no puede mentir es porque no conoce la verdad; la<br />
mentira exige que se conozca acerca de lo que se miente<br />
La mentira es un acto consciente para deformar la realidad;<br />
por eso, alguien puede estar equivocado en algo sin mentir<br />
“El hombre es malvado”, así me dijeron, para consolarme,<br />
los más sabios. ¡Ay, si eso fuero hoy verdad! Pues el mal es<br />
la mejor fuerza del hombre. Esto no está dicho, sin embar-<br />
91
go, para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco a<br />
todo hocico. Estas son cosas delicadas y remotas: ¡hacia ellas<br />
no deben alargarse las pezuñas de las ovejas! ¡Y allí donde<br />
están los vicios de vuestros padres no debéis querer pasar<br />
por santos! ¿Qué es lo más dañoso que cualquier otro vicio?<br />
La compasión con los débiles<br />
En eso estamos de acuerdo; la compasión es una red que atrapa<br />
al hombre y lo vuelve más débil de lo que ya es<br />
Yo no compadezco a los débiles, más bien quiero volverlos<br />
fuertes, así puedan defenderse de tu hombre superior<br />
Pero ya no en las condiciones actuales, sino en el encuentro de<br />
voluntades de igual a igual<br />
De este modo, Nietzsche, tengo una idea formada sobre tu<br />
hombre superior, tal como existe ahora<br />
Es uno de los miembros de la Cofradía del Parasitismo,<br />
representada por los que se autocalifican “nobles”<br />
Cualquier cosa que eso signifique; para ellos no hay ni espada<br />
ni sable; sólo el cuchillo de cocina, el de los carniceros.<br />
92
En el presente, ese “hombre superior” es empresario de las<br />
grandes corporaciones transnacionales<br />
No existen guerreros que escojan enemigos privados<br />
Más bien, hay sabandijas que crean guerras para beneficiarse<br />
de la venta de armas a los dos lados combatientes<br />
No van a las guerras; envían jóvenes para morir “en defensa”<br />
de la tasa de ganancia del gran empresario transnacional<br />
O para dejar la vida en defensa del Político, los máximos<br />
representantes actuales de tu “Hombre Superior”<br />
Pero tu Zaratustra es un reproductor de generalidades y de<br />
singularidades<br />
Por ello, nunca ha pensado que entre los extremos siempre hay<br />
un término medio, un Tercero Incluido<br />
Un espacio que la mente reconoce como una dimensión que<br />
exime la de los extremos. Vayamos a otro de tus paradigmas,<br />
muy ligado al anterior.<br />
93
LA VOLUNTAD DE PODER<br />
Te convoco, maestro Heidegger, porque tu interpretación de<br />
algunas de las obras más importantes de Nietzsche es muy útil<br />
Empiezo de inmediato: ¿Qué debemos entender por Voluntad<br />
de poder?<br />
En sentido general, se considera Voluntad como un querer,<br />
un un aspirar a algo. En esa misma dimensión, Poder sería el<br />
ejercicio de la fuerza. La mayoría entiende como Voluntad de<br />
poder un tender a la posibilidad de ejercer la fuerza, un tender<br />
a la posesión de poder. Pero esta voluntad de poder, en<br />
cuanto pulsión de tomar el poder es, al mismo tiempo, el puro<br />
afán de violencia. Este tipo de interpretaciones de la «voluntad<br />
de poder», deforman el sentido de la expresión fundamental<br />
de la meta-física de Nietzsche; en efecto, cuando éste<br />
dice «voluntad de poder», piensa algo diferente.<br />
¿La interpretación aproximada sería…?<br />
Nietzsche la define como «la esencia más íntima del ser» lo<br />
que significaría que la voluntad de poder sería el carácter<br />
fundamental del ente en cuanto tal. La voluntad de poder es<br />
nombrada, en la segunda parte de “Así habló Zaratustra”.<br />
En palabras del personaje:<br />
94
“Allí donde encontré algo viviente, allí encontré voluntad de<br />
poder; y hasta en la voluntad del que sirve encontré la voluntad<br />
de ser señor. De acuerdo con ello, la voluntad de poder<br />
es el carácter fundamental de la vida.<br />
Voluntad de Poder y dominación<br />
En éste, como en todos los casos, el “feudal”, será la representación<br />
de todos los parásitos que viven a costa de los demás<br />
Al parecer, Nietzsche, tal como lo muestra Zaratustra considera<br />
que la “vida” tendría la Voluntad de Poder como su esencia<br />
Querer es querer ser señor. Esta voluntad está incluso en la<br />
voluntad del que sirve, no en cuanto que aspire a liberarse<br />
del papel de siervo, sino en la medida en que es siervo y servidor<br />
y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el objeto<br />
de su trabajo, al que «ordena». Y en la medida en que el<br />
servidor, en cuanto tal, se hace imprescindible para el señor<br />
y de ese modo lo constriñe y lo hace depender de él (del<br />
siervo) el siervo domina sobre el señor. Ser servidor es también<br />
una especie de la voluntad de poder.<br />
En este punto debo poner énfasis en mi percepción sobre los<br />
estilos de dominación de Nietzsche.<br />
Yo opino que mostrar al siervo como alguien que “domina” a<br />
su señor, en razón de su voluntad de ordenar su trabajo”, es<br />
cualitativamente diferente de la facultad de ordenar a las per-<br />
95
sonas. Por otro lado, como veremos después, la existencia del<br />
feudal (el parásito actual) depende del siervo que trabaja para<br />
él, porque el siervo produce para la subsistencia de sí mismo y<br />
también para la subsistencia del feudal<br />
Querer no sería nunca un querer-ser-señor si la voluntad no<br />
pasara de ser un desear y un aspirar, en lugar tener su base<br />
en el “ordenar”. Ordenar es ser señor de disponer sobre<br />
posibilidades, vías, modos y medios de producir efectos por<br />
medio de la acción.<br />
El siervo sólo puede ordenar su tarea rutinaria: arar el surco,<br />
sembrar la semilla y cosechar; todo eso, con la intención, impuesta<br />
a él, de entregar al “señor de la tierra” el producto de su<br />
trabajo.<br />
Ordenar es auto-superación. Sólo es necesario ordenar al que<br />
no se obedece a sí mismo.<br />
En este caso, el señor se obedecería a sí mismo, ordenando la<br />
expoliación del siervo. El feudal, sobre todo, ordena a personas,<br />
mientras que, según la tesis, el siervo sólo “ordena” actividades<br />
rutinarias<br />
El sentido de ordenación, como una propiedad de la Voluntad<br />
de Poder, es muy asimétrico y no se sustenta en una lógica<br />
consecuente<br />
96
Pues en el caso del feudal, él ejerce su poder sobre el siervo, a<br />
quien le debe su existencia<br />
¿Cómo se puede afirmar la superioridad de alguien que necesita<br />
de su inferior para subsistir?<br />
Ése es un misterio cubierto de telarañas seculares, develadas<br />
sólo por la “metaforidad” singular de los corifeos<br />
Corifeos presentes del feudal-empresario, que martillean silogismos<br />
forjados en yunques rojos de ambición, servilismo y<br />
astucia<br />
Voluntad y Poder<br />
Modificas el concepto al cambiar una preposición por una conjunción:<br />
Voluntad y Poder, en vez de Voluntad de Poder<br />
No obstante, la voluntad no es simplemente poder, y el poder<br />
no es simplemente voluntad. La esencia del poder es voluntad<br />
de poder y la esencia de la voluntad es voluntad de poder.<br />
Así, Nietzsche puede decir “poder” en lugar de “voluntad” y<br />
“voluntad” en lugar de “poder”. Pero esto no significa una<br />
equiparación de voluntad y poder; por el contrario, la expresión<br />
«voluntad de poder» debe nombrar precisamente la simplicidad<br />
inseparable de una esencia estructurada y única: la<br />
esencia del poder.<br />
97
La relación sería como la que existe entre el día y la noche;<br />
ambas, causa y efecto uno del otro<br />
Esa afirmación también podría interpretarse en el siguiente<br />
sentido: la esencia del poder sería la pulsión de poner en ejecución<br />
la voluntad de imponerse sobre los siervos, mientras<br />
que la esencia de la voluntad sería la posesión de capacidad<br />
para realizar esos actos de dominación, es decir, la Voluntad de<br />
Poder.<br />
Por otra parte, el poder es poder sólo cuando siga siendo<br />
acrecentamiento de poder y se ordene a sí mismo más poder.<br />
Ya el mero detener el acrecentamiento de poder, el<br />
mantenerse en un nivel de poder, marca el comienzo de la<br />
impotencia. El sobre-potenciarse a sí mismo forma parte de<br />
la esencia del poder. De este modo, el poder está constantemente<br />
en camino «de» sí mismo, no sólo de un siguiente<br />
nivel de poder, sino del apoderamiento de su pura esencia.<br />
El significado de sobrepotenciarse es muy lógico: el esfuerzo de<br />
aumentar el poder para aumentar el dominio a los dominados<br />
Pero el aumento de ese poder no sería necesario si no existiera<br />
un deseo creciente de ansias de libertad de los dominados<br />
Ellos aumentan su voluntad de resistir la dominación de los<br />
que tienen, además de Voluntad de Poder, el poder sobre ellos<br />
98
Así, si el grado de poder que tiene el que domina se mantiene<br />
en el mismo nivel, su capacidad de dominio será menor<br />
Eso sí tiene lógica; pero aún queda una pregunta al respecto:<br />
¿El Poder y la Voluntad son uno sólo?<br />
La Síntesis<br />
El poder y la voluntad son lo mismo en el sentido de copertenencia<br />
esencial a la unidad de una esencia. No son lo<br />
mismo en el sentido de unidad de dos esencias por lo demás<br />
separadas. No hay una voluntad por sí como no hay un poder<br />
por sí. Sólo la voluntad de voluntad es voluntad, o sea, voluntad<br />
de poder en el sentido de poder de poder.<br />
Podríamos decir entonces que, ambos, la voluntad y el poder,<br />
conforman una unidad conceptual, pero no una identidad<br />
Es decir, estructuran una síntesis en la que ambos coexisten y<br />
no pueden ser separados una del otro, porque ninguno de los<br />
dos tiene vida fuera de los límites de la síntesis de ambos.<br />
La “voluntad de poder” es la esencia del poder. Es esta esencia<br />
del poder, y no sólo un quantum de poder, lo que constituye<br />
la meta de la voluntad<br />
Diríamos que la esencia y el quantum de poder, de acuerdo<br />
con nuestra interpretación, es la síntesis que se convierte en la<br />
meta de la voluntad, independientemente del “aporte” propor-<br />
99
cional que cada uno de ellos hace a la voluntad de poder en su<br />
tour hacia la meta prevista.<br />
Todo lo que vive es voluntad de poder. “Tener y querer tener<br />
más, en una palabra, “Crecimiento”<br />
Eso es la vida misma” Toda mera conservación de la vida es<br />
ya declinación de la vida.<br />
En ese sentido, el sistema capitalista sería el orden natural en el<br />
que se desenvolvería la Voluntad de Poder<br />
En el sistema capitalista, la competencia hace de la voluntad de<br />
poder el nervio motor para dominar a los rivales<br />
En ese caso, el hombre superior no baja la vista hacia los mendigos<br />
para recibir su adhesión<br />
Más bien la dirige al frente, allí donde se encuentra el rival verdadero,<br />
el competidor en el mercado, al que debe enfrentar<br />
El empresario ejerce su voluntad de poder para minimizar las<br />
consecuencias del ejercicio de la voluntad de poder del otro<br />
Ambos libran un torneo en el que la creatividad reemplaza a<br />
las lanzas y la innovación toma el lugar de los escudos<br />
La fuerza de los caballos ha cedido a la fuerza de las máquinas,<br />
como al poder del conocimiento y al deseo de querer más<br />
100
El escenario donde se despliega la energía del empresario es el<br />
patio donde se llevan a cabo los torneos entre señores<br />
Pero estos caballeros no obran por cuenta propia<br />
Al estilo de la relación caballero-doncella, representan a sus<br />
accionistas luchando por el “honor” de la empresa<br />
Pero no puede desplegar su Voluntad de Poder a discreción<br />
Su ética personal no puede enfrentar los intereses de la empresa,<br />
pues todo él pertenece a los accionistas<br />
Su ética le impone el deber de hacer todo lo que debe hacer en<br />
pro de los intereses de sus accionistas<br />
La Voluntad de Poder no está en el Empresario, está en el conjunto<br />
de accionistas, dueños de la empresa<br />
De ahí que el Hombre Superior, es el conjunto de Hombres<br />
Superiores<br />
Por otro lado, lo que sucede en las relaciones políticas es un<br />
fiel reflejo de lo que acontece en las relaciones empresariales<br />
En un sistema democrático, el mandamás no es el presidente,<br />
pues no puede hacer todo lo que su voluntad de poder ansía<br />
101
Su Voluntad de Poder está mediatizada por las voluntades que<br />
se congregan en el parlamento y en las instituciones<br />
Sólo un dictador, con apoyo de la fuerza, puede ejercer su Voluntad<br />
de Poder sobre aquéllos a quienes ha dominado<br />
De esta manera, el verdadero Hombre Superior sería el que<br />
ejerce su Voluntad de Poder por el uso de la fuerza, en una<br />
sociedad determinada<br />
Comparto con Nietzsche el repudio a la plebe, pero debo<br />
comparar cada una de las razones por las que lo hacemos<br />
¿Por qué esa inquina contra la plebe, Nietzsche?<br />
Porque la rebelión de la plebe comienza cuando el resentimiento<br />
se vuelve un valor en sí. “El esclavo no puede crear<br />
valores desde sí mismo”, necesita que alguien le diga cuáles<br />
valores debe adoptar<br />
Pero, según tu teoría, el resentimiento del expoliado por el parásito,<br />
en pos de su voluntad de poder, ¿no sería un valor fundamental<br />
del ser humano en toda época y espacio?<br />
No; el desprecio con que el hombre superior mira a la plebe,<br />
no se iguala al odio con que la plebe lo mira a él.<br />
El hombre del resentimiento” no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />
honesto consigo mismo.<br />
102
Su alma mira de reojo; ama los escondrijos, los caminos tortuosos<br />
y las puertas falsas.<br />
Por supuesto que, cuando te refieres al “hombre del resentimiento”<br />
usas el singular para identificar a todos los seres que<br />
forman la plebe<br />
Por mi parte, detesto a la plebe, al hombre-masa, porque estructura<br />
una horda que le permite cobijarse en el anonimato<br />
para obrar como lo hace<br />
No tiene conciencia de que son individuos con deberes y derechos<br />
El marxismo ha identificado muy bien a este tipo de muchedumbre:<br />
“las masas” conjunto de individuos manipulables carentes<br />
de autoconciencia<br />
El actual neoliberalismo, también quiere “individuos” ajenos a<br />
los grupos organizados, pues el individuo aislado es manipulable<br />
Los conjuntos organizados, como el Nuestro Nosotros, no es<br />
manipulable<br />
El Planteamiento de un Supuesto<br />
103
Asumamos una situación hipotética: Nietzsche es un siervo<br />
expoliado por el parasitismo feudal ¿Vería con buenos ojos a<br />
quienes le expoliarían?<br />
Al respecto, citemos lo que dice:<br />
“El hombre noble, reacciona de forma inmediata, por instinto,<br />
por eso es que no envenena como el esclavo; yo reaccionaría<br />
de ese modo. Fíjate en Mirabeau, quien no tenía memoria<br />
para los insultos ni para las villanías. Por eso es que<br />
no podía perdonar, más bien olvidaba; en cambio el esclavo,<br />
la plebe, ni olvida ni perdona. Un hombre como Mirabeau,<br />
de un golpe se sacude gusanos que, en otros, en cambio,<br />
anidan siempre”<br />
De acuerdo con lo que afirma, Nietzsche podría ser pobre,<br />
pero nunca pertenecer “a la plebe”, en el sentido que la define<br />
La actitud del siervo con relación a sus expoliadores, ¿Sería<br />
racional?<br />
Leamos lo que dice al respecto:<br />
Claro que sí. Los vocablos “infeliz” y “digno de lástima” señalan<br />
al hombre vulgar, como esclavo y animal de carga. Los<br />
bien nacidos son hombres íntegros, de fuerza y siempre activos,<br />
lo que la plebe no es.<br />
104
En la plebe, la felicidad no radica en la acción, como en el<br />
hombre superior, sino en la quietud, en la paz.<br />
Sin embargo, las guerras campesinas desde el siglo XVII y los<br />
alzamientos de los trabajadores, no son reflejos de la pasividad<br />
que les atribuye<br />
El hombre del resentimiento no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />
honesto consigo mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos,<br />
los caminos tortuosos y las puertas falsas. El<br />
hombre noble honra a su enemigo; es digno de respeto, por<br />
ser superior; si no lo fuera, no será enemigo. En cambio, la<br />
plebe considera que el enemigo es el “malo” y se autocalifica<br />
como el hombre “bueno”<br />
En realidad, la historia, tal como la interpretamos, a sugerencia<br />
tuya, Nietzsche, muestra que todo grupo humano identifica<br />
como malos al enemigo y como buenos a los miembros del<br />
propio grupo. Es decir, esa identificación no es privativa de lo<br />
que llamas la plebe.<br />
Las guerras entres ingleses y franceses, entre alemanes y americanos…<br />
muestran que los respectivos estandartes son los de los<br />
buenos y los otros, de los malos, no importa el motivo de la<br />
guerra o de las batallas.<br />
Las aves rapaces<br />
105
Nada hay de extraño si los corderos guardan rencor a las<br />
aves rapaces, por lo débiles. Las aves rapaces dicen: “no estamos<br />
enojados con los corderos; nada hay más sabroso que<br />
un corderito” Exigir de la fortaleza que no sea un querer<br />
dominar es tan absurdo, como exigir que la debilidad sea<br />
fuerza<br />
Sobre el particular, es imperativo aceptar el hecho de que el ser<br />
humano, por instinto, guarda una sana repugnancia por las aves<br />
rapaces<br />
Entre las que identifica al parásito que se hace nombrar “noble”<br />
y a los políticos de todas las estofas.<br />
Un quantum de fuerza es un quantum de pulsión, de voluntad<br />
de actividad que el ser superior tiene. Yo sé que mis<br />
obras son conocidas como escuela de recelo, de desprecio,<br />
temeridad<br />
Usar ese quantum de fuerza para dominar a los débiles es un<br />
sinsentido propio de tu hombre superior. La fuerza de un verdadero<br />
guerrero iría dirigida a otros como él, de lo contrario, el<br />
quantum de fuerza sería solamente un quantum de verdugo.<br />
“Hablo de la moral inmoral… hablo desde fuera de la moral,<br />
lo hago desde más allá del bien y del mal”<br />
Ésa es la verdadera punción de fortaleza que encierra tu visión,<br />
Nietzsche y el motivo de nuestra admiración por ti, pues al de-<br />
106
nunciar la moral hipócrita tradicional, lo haces, calificándola<br />
como la “moralina”, propia de los filisteos e hipócritas, por eso<br />
dices que hablas de la moral inmoral<br />
“Me inventé a los hombres libres y les puse el nombre de<br />
“humanos, demasiado humanos”. Quise que me hicieran<br />
compañía como valerosos camaradas y fantasmas con los<br />
que se charla<br />
Por lo que hemos descubierto en nuestra interpretación metafórica<br />
de la historia, los “valerosos camaradas” a los que mencionas,<br />
serían los feudales (en el sentido que le dimos) los dictadores<br />
y los políticos<br />
¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento y la<br />
Voluntad de Poder; el Poder mismo del hombre. ¿Qué es<br />
lo malo? Todo lo que procede de la debilidad; todo lo que<br />
procede de la compasión y de la piedad. “¿Qué es la felicidad?<br />
El sentimiento de que el Poder crece; de saber que<br />
una resistencia queda superada”<br />
Hay una lógica interna en tu percepción de lo malo y de lo<br />
bueno que es imposible negar, incluyendo la imagen que tiene<br />
de los débiles. Es conocido tu lema fundamental en las relaciones<br />
humanas; la cito:<br />
Los débiles y los malogrados deben perecer: artículo primero<br />
de nuestro amor a los hombres” ¿Qué es lo más dañoso<br />
107
que cualquier otro vicio? La compasión con los débiles, que<br />
es el animal doméstico, el animal de rebaño, el animal enfermo<br />
En un capítulo posterior de esta obra, plantearé mi interpretación<br />
de los débiles y de lo que, con ellos, considero como<br />
“bueno” y como “malo”.<br />
El hombre superior tiene una conciencia nueva para verdades<br />
que hasta ahora han permanecido mudas. Se debe guardar<br />
para sí el respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad<br />
incondicional a sí mismo.<br />
Nuevamente nos preguntamos si el Hombre Superior al que te<br />
refieres, Nietzsche, es el individuo proclamado por el existencialismo,<br />
es decir, el individuo aislado; o, te refieres al grupo de<br />
“hombres superiores” que han unido, en una sola, sus respectivas<br />
voluntades del poder.<br />
¿Qué opinas, respetado Heidegger?<br />
Nietzsche llama “veneno doctrinal” a la declaración de<br />
igualdad e idénticos derechos para todos; con el resentimiento<br />
de las masas, esa moral ha forjado su arma contra<br />
nosotros, contra los aristócratas. De allí nace la idea del Superhombre:<br />
a la pregunta ¿Cómo se supera al hombre?, Zaratustra<br />
responde: Vosotros habéis despreciado, hombres<br />
superiores, esto me hace tener esperanzas. Os honro, por-<br />
108
que no habéis aprendido las pequeñas corduras. Superad a<br />
los hombres hermanos míos, a estas gentes pequeñas: ¡son<br />
el peligro del superhombre!<br />
Al parecer, Nietzsche llama aristócratas a quienes identifica<br />
como hombres superiores y ejercen la voluntad de poder como<br />
una fuerza dominadora contra los débiles<br />
Me pregunto si todos los parásitos que se autonombran “nobles”<br />
y todos los dictadores de la historia, están, necesariamente,<br />
en esa categoría<br />
Por otra parte, me gustaría indagar sobre la opinión que tiene<br />
de los hom-bres de talento, de los grandes científicos, de los<br />
hombres que producen obras de arte… en general, de los<br />
hombres de gran talento.<br />
Si observamos las cualidades de estos seres y las compararíamos<br />
con la de los parásitos, veremos que la Voluntad de Poder<br />
tiene grados de más y de menos; pero, en todos los casos, el<br />
“acrecentamiento del poder” no es sino el incremento del grado<br />
de poder, medido con algo.<br />
Veamos el caso del capitalista (no del empresario, pues éste es<br />
un asalariado del capitalista)<br />
¿Para qué trabaja un zapatero?<br />
Para ganar dinero<br />
109
¿Para qué quiere dinero?<br />
Para mejorar la calidad de vida de su familia.<br />
Si le hacemos la misma pregunta a un médico o a un ingeniero,<br />
nos contestará de la misma manera<br />
Pero si la pregunta es dirigida, con buen ánimo al capitalista,<br />
nos responderá que lo hace para ganar más dinero<br />
¿Y para qué querría más dinero?<br />
Para hacer más dinero y luego más y más<br />
El acrecentamiento de poder es el aumento de su patrimonio,<br />
en un principio de correa sin fin, que pretende adquirir más<br />
longitud<br />
Siempre acrecienta su poder, lo hace impelido por la competencia;<br />
si deja de acrecentarlo será expulsado del mercado<br />
Ahora acudamos a las cavilaciones de un político, las que fueron<br />
escritas en una de mis obras anteriores<br />
El Político<br />
La Política es el arte de lograr el Poder, de conservarlo y de<br />
extenderlo; todo lo que se diga y haga para lograr estos propósitos,<br />
será bien recibido; todo lo que se oponga a la consecución<br />
de los objetivos trazados debe ser combatido. Por eso es<br />
110
que la Política es el arte de lo posible y es por eso que exige<br />
una moral que proviene de la ética pragmática, la que acepta<br />
como justificativo todo lo que permite que el grupo al que pertenecemos<br />
se perpetúe y rechaza lo que se oponga al logro del<br />
objetivo. Nosotros, los políticos, somos una especie dentro de<br />
la especie humana y como tales, consideramos nuestra sobrevivencia<br />
como la aspiración más alta a la que supeditamos todas<br />
las demás. Pero el Poder por el simple Poder no tiene sentido:<br />
es vacío y huero. El Poder alcanza su razón de ser cuando es<br />
gozado por el que lo detenta; no se ha hecho para cualquier<br />
mortal: ha sido hecho para una clase especial de hombres, para<br />
nosotros, los políticos, los únicos que sabemos apreciarlo. Del<br />
mismo modo que es una estupidez de alto grado servir un vino<br />
de marca a quien no sabrá degustarlo, también es una bestialidad<br />
confiar el Poder a quien no sabe usarlo, ni catarlo, ni retozar<br />
en él sin rubor. Los hombres han hecho los dioses omnipotentes<br />
como una proyección de sus ansias de poder, como una<br />
objetivación ideal de sus propios deseos de alcanzar la capacidad<br />
de hacer todo lo quieren y así solazarse en grado supremo<br />
¿Han visto ustedes cómo reciben las masas la voceada omnipotencia<br />
de los dioses? La reciben con veneración. Es que la masa<br />
venera el Poder, como quien reverencia algo distante y perverso.<br />
Por eso lo quieren encarnado en la lejanía, más allá de<br />
sus horizontes, más allá de sus lontananzas, más allá de donde<br />
ellos jamás podrán llegar: esto es, en la cúpula del Estado. El<br />
pueblo quiere el Poder como los sapos quieren la luna; lo<br />
quieren por encima, no al lado; arriba, donde estamos los<br />
hombres que forcejean con él y lo vencen...”<br />
111
Por lo visto, el Hombre Superior de Nietzsche, el que ejerce su<br />
Voluntad de Poder es, por un lado, el feudal parásito<br />
Por el otro, el capitalista avaro, ocupado sólo en tener más y<br />
más ganancias; añadimos al Político, ambicioso, astuto, dual<br />
Todos, corruptos.<br />
En suma: los tres son la antítesis de los guerreros nietzscheanos<br />
actuales<br />
En la práctica, diremos que Dionisos siempre está ebrio. Apolo<br />
languidece, abrumado por la Razón.<br />
El Superhombre es un mercachifle cobijado en las Transnacionales;<br />
un adorador del dólar, un hipócrita cuyos rivales son de la<br />
misma laya<br />
Nada tienen que ver con los rivales del guerrero genuino, pues<br />
son avaros, miedosos, astutos… despreciables<br />
Lo mismo con el Político, otro de los “hombres superiores”.<br />
La Voluntad de Poder ahora está en manos de un negro y el Presidente<br />
de mi país es un indígena<br />
Algo que te debe causar pesar por todos lados<br />
112
Pero no está lejano el día en el que el Hombre Superior verdadero,<br />
aparezca en la historia<br />
El Hombre Superior será el individuo que se relacione con los<br />
individuos en el grupo que le servirá de campo de operaciones<br />
El que se haya desprendido para siempre del miedo existencial<br />
que lo oprime: el miedo al otro mundo después de muerto<br />
Obrará no por miedo al castigo ni por espera de recompensa,<br />
más bien porque estará en su ser obrar así y no de otro modo<br />
Ése es, respetado Nietzsche, el Hombre Superior que yo<br />
anticipo.<br />
EL SUPERHOMBRE<br />
Acudimos nuevamente a tu auxilio, Heidegger para que nos<br />
des la interpretación que tienes acerca de uno de los temas que<br />
más polémica ha causado de los que Nietzsche ha escogido<br />
para sorprendernos<br />
El hombre que, estando en medio del ente, se comporta<br />
respecto del ente que es voluntad de poder y, en su totalidad,<br />
eterno retorno de lo mismo, se llama superhombre. El<br />
“súper” en la palabra “superhombre” contiene una negación<br />
113
y significa salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido<br />
hasta el momento.<br />
El superhombre reemplazaría al hombre, tal como lo conocemos<br />
ahora incluyendo, sobre todo, sus valores<br />
El concepto general alude ante todo a esta esencia nihilístico-histórica<br />
de la humanidad que se piensa a sí misma de<br />
modo nuevo. El superhombre es la negación incondicionada<br />
de la esencia que el hombre ha tenido hasta el momento.<br />
La negación del hombre actual, significaría su reemplazo por<br />
otro de mayor potencialidad para poseer y ejercer la voluntad<br />
de poder<br />
Pensar, comprendido metafísicamente, es el representar que<br />
percibe aquello por lo que el ente es en cada caso ente. Por<br />
eso, en la interpretación nihilista de la metafísica y de su historia,<br />
el pensamiento, es decir la razón, aparece como el<br />
fundamento y la medida conductora de la instauración de<br />
valores. Pero la negación nihilista de la razón no descarta el<br />
pensar, sino que lo recupera al servicio de la animalidad<br />
Todos los instintos, el de supervivencia, el de procreación y la<br />
sensibilidad de los sentidos son los andamios que sustentan la<br />
animalidad del hombre<br />
La Animalidad<br />
114
La animalidad no es considerada ya como la mera sensibilidad<br />
y como lo inferior en el hombre. La animalidad es el<br />
cuerpo viviente, pleno de impulsos. Sólo la animalidad determina<br />
al hombre como siendo verdaderamente. La razón<br />
sólo es viviente en cuanto vive corporalmente… el que está<br />
despierto, dice: soy totalmente cuerpo, y nada más; y alma<br />
es sólo una palabra para algo en el cuerpo.<br />
En cierto sentido, la tesis nos diría que la racionalidad del<br />
hombre se transforma en la animalidad, que es la voluntad de<br />
poder en cuanto se cobija en un cuerpo<br />
La metafísica occidental no determina al hombre como ser<br />
racional en todas las épocas… sólo a partir de la época moderna<br />
la razón conquista su pleno rango metafísico… sólo<br />
respecto de este rango puede medirse lo que acontece con este<br />
retrotraer la razón a la animalidad.<br />
Lla animalidad del hombre siempre ha existido, pero la razón,<br />
como distintivo principal del hombre, revela esa animalidad<br />
Este sería un movimiento al estilo de Engels: en el alba misma<br />
de la humanidad, el hombre es principalmente, animalidad<br />
En una segunda etapa es, principalmente, racional<br />
115
En la síntesis histórica, cuando la razón alcanza su máximo poder,<br />
el hombre vuelve a la animalidad<br />
Pero lo hace en una fase muy superior de progreso y experiencia<br />
que la forma original de esa animalidad<br />
En este proceso, el acto de representar se convierte en el<br />
tribunal que decide sobre la entidad del ente, para sentenciar<br />
que en el futuro sólo habrá de valer como ente, lo que<br />
en el representar sea puesto por éste ante sí mismo.<br />
En concordancia con lo dicho, en ese proceso, la voluntad de<br />
poder se conoce a sí misma en cuanto huésped del cuerpo.<br />
Ninguna representación será valorable si no es la del ente que<br />
representa y que, al representar, se representa sólo a sí mismo,<br />
esto es, en cuanto a la voluntad de poder y en cuanto al eterno<br />
retorno de lo mismo.<br />
En el comienzo de la época moderna, la entidad del ente se<br />
transforma. La esencia de este comienzo histórico se basa en<br />
esta transformación. La subjetividad, la sustancialidad, se determina<br />
ahora como el representar que se representa. Ahora<br />
bien, el hombre, en cuanto ser racional, es el representar<br />
que representa. Por lo tanto, el hombre se convierte en el<br />
ente eminente, es decir en “sujeto”<br />
Sujeto que representa a su propia subjetividad, tal como antes,<br />
representaba su propia sustancialidad<br />
116
El Objetivismo<br />
La esencia del subjetivismo es objetivismo, en la medida en<br />
que para el sujeto todo se vuelve objeto. Toda objetividad es<br />
“subjetiva”, porque es instaurado como objeto que se sostiene<br />
en sí mismo. “Entidad es subjetividad” y “entidad es objetividad”,<br />
dicen lo mismo.<br />
Yo diría más bien que la objetividad percibida vuelve al mundo<br />
real, objetivamente subjetivizada<br />
La voluntad de poder no es nada vital ni nada espiritual,<br />
sino que lo vital (lo viviente) y lo espiritual, en cuanto entes,<br />
están determinados en el sentido de la voluntad de poder.<br />
La voluntad racional, hasta el momento al servicio del representar,<br />
transforma su esencia en voluntad que se ordena a sí<br />
misma.<br />
En este caso, la voluntad del ente cotidiano sería la que determina<br />
la acción, antes de enviar al cerebro la orden de ejecutarla<br />
En el Superhombre, la orden sería ejecutar la acción de poder.<br />
“La acabada subjetividad de la voluntad de poder es el origen<br />
metafísico de la necesidad esencial del «superhombre”.<br />
El crear es comprendido metafísicamente en el sentido de<br />
un representar productor. De acuerdo con esta doctrina, el<br />
ente es lo creado por el creador. El derrumbamiento de la<br />
pre-eminencia de la razón representante contiene la esencia<br />
117
metafísica de ese acontecimiento, al que Nietzsche llama la<br />
muerte del Dios cristiano-moral.<br />
Esa declaración, expresaría la noción de que el Superhombre<br />
no necesita a nada ni a nadie para representar su propia subjetividad<br />
Ni para ordenar el acrecentamiento de la voluntad de poder<br />
Él representa e impone los valores, como una tarea (¿un privilegio?)<br />
que ya no precisa de un ente trascendental.<br />
La Meta<br />
De este modo, puesta en su punto más alto, la voluntad de<br />
poder, en cuanto subjetividad acabada, es el Superhombre.<br />
“¡No la humanidad, sino el superhombre es la meta!… el<br />
“superhombre” no es un ideal suprasensible; tampoco es<br />
una persona que surgirá en algún momento y aparecerá en<br />
algún lugar; es el puro ejercicio de poder de la voluntad de<br />
poder. El pensamiento del “superhombre” no surge, por lo<br />
tanto, de una “arrogancia” del “señor Nietzsche”.<br />
¿Quién impone la idea de superhombre a la humanidad y, sobre<br />
todo, quién le hacer ver que ese nuevo estatus de existencia<br />
es deseable y mejor que el actual? ¿En qué momento se realiza<br />
este cambio hacia un ente nuevo? Seguramente, cuando Zaratustra<br />
anuncia que “Dios ha muerto”<br />
118
El superhombre vive en cuanto la nueva humanidad ansía al<br />
ente como voluntad de poder. Así Zaratustra, que enseña el<br />
superhombre, cierra la primera parte de su enseñanza con<br />
las palabras: “Muertos están todos los dioses: ahora nosotros<br />
queremos que viva el superhombre”; ¡que ésta sea una vez,<br />
en el gran mediodía, nuestra voluntad última!”.<br />
EL ETERNO RETORNO<br />
El retorno a sí mismo sería el retorno siempre reeditado de la<br />
voluntad de poder, refugiada en el Superhombre<br />
El que sería feliz siendo como es sin querer ser otra cosa.<br />
En el momento de la claridad más luminosa, cuando el ente<br />
en su totalidad se muestra como eterno retorno de lo mismo,<br />
la voluntad tiene que querer el superhombre; pues sólo<br />
con la vista puesta en el superhombre puede soportarse el<br />
pensamiento del eterno retorno de lo mismo. La voluntad<br />
que aquí quiere no es un desear y un apetecer, sino la voluntad<br />
de poder.<br />
Pero la voluntad de poder ejerce su dominio, por lo tanto, es<br />
también un imperativo de ejercer ese dominio. El superhombre<br />
no carece de pulsiones que deben ser satisfechas, de lo<br />
contrario, no sería el superhombre, sobre todo, si tenemos que<br />
su esencia es una vuelta a la animalidad, la que siempre ansía.<br />
119
«La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial<br />
en un hombre logrado y completo: el espléndido “animal”<br />
tiene que estar previamente dado.<br />
Me pregunto si la consistencia animal-moral del superhombre<br />
exige experiencias de dominio que van más allá de la simple<br />
arbitrariedad y de la imposición de valores nuevos y eternamente<br />
re editados<br />
El hombre no se vuelve “señor” mediante cualquier violencia,<br />
siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en<br />
señor quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden<br />
del poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia<br />
como grandes pasiones. Los pequeños gozos se mantienen<br />
extraños a las grandes pasiones. Lo que decide no son los<br />
meros sentidos, sino el carácter del poder en el que están integrados.<br />
Una de las más grandes pasiones del guerrero, es la batalla en<br />
campo abierto. Si bien el “ser del ente” es la voluntad de poder,<br />
no podemos negar que existen varios entes con sus respectivas<br />
voluntades de poder, las que, cobijadas en las subjetividades<br />
del superhombre, demandarán el ejercicio de ese poder,<br />
en acciones que no siempre coincidirán con las voluntades de<br />
poder de otros entes-superhombres<br />
“Humanización”, pensada de modo nihilista, quiere decir:<br />
hacer que el hombre se vuelva hombre mediante la inver-<br />
120
sión de la preeminencia de la razón en preeminencia del<br />
cuerpo. Por ello, la humanización del superhombre, es la<br />
“deshumanización”. Mediante esta deshumanización el ente<br />
se muestra, desnudo, como el ejercicio del poder y la lucha<br />
de las formaciones de dominio de la voluntad de poder.<br />
La lucha entre Superhombres<br />
Esas luchas se realizan por los entes en forma de superhombres,<br />
para imponer sus valores por medio de la voluntad de<br />
poder<br />
La pregunta vuelve en pos de una respuesta:<br />
¿Quiénes luchan en las batallas por la imposición de valores<br />
acorde con las respectivas formas que cada superhombre cobija<br />
como voluntad de poder? Por todo lo analizado, las batallas se<br />
realizarán entre grupos de superhombres contra grupos de superhombres,<br />
todos, con la intención de dominar a los no superhombres<br />
o al grupo de superhombres vencidos<br />
Sólo cuando la subjetividad incondicionada de la voluntad<br />
de poder se ha convertido en la verdad del ente en su totalidad,<br />
es metafísicamente necesaria la institución de un adiestramiento<br />
racial, pero no la mera formación de razas que<br />
crecen por sí mismas, sino la noción de raza que se sabe<br />
como tal. Así como la voluntad de poder no es pensada de<br />
modo biológico sino ontológico, tampoco la noción nietzscheana<br />
de “raza” tiene sentido biológico, sino metafísico.<br />
121
Ahora estamos en el campo del Nosotros, lo que implica que<br />
no habrá una sola raza que se conozca como tal. Habrá varias<br />
de ellas y entre ellas, se erguirán contradicciones entre la interacción<br />
de las voluntades de poder de algunas de esas razas, y la<br />
interacción de las voluntades de poder de otra u otras, lo que<br />
sugiere que la paz no será una condición de existencia del superhombre<br />
El rango y la ley de un pueblo y de los grupos de pueblos se<br />
determinan de acuerdo con el grado y el modo de la fuerza<br />
imperativa desde la que se ponen al servicio de la realización<br />
del dominio incondicionado del hombre sobre sí mismo.<br />
Sin embargo, la voluntad de poder impone la exigencia de que<br />
el superhombre se domine a sí mismo y también a los demás;<br />
especialmente a los que se considera “inferiores”<br />
Con ese nuevo tipo de hombre se concreta “la emergencia<br />
de una doctrina que criba a los hombres... que a los débiles<br />
los impulsa a tomar resoluciones, y también a los fuertes”<br />
Yo tengo algunos conceptos propios emergentes de mi propia<br />
percepción filosófica, a la que he denominado La Voluntad de<br />
Ser cuyos aspectos filosóficos, ideológicos y doctrinales tienen<br />
un fin común: lograr que los débiles y los enfermos se fortifiquen<br />
para hacer frente a quienes los expolian hoy y, en el futuro,<br />
a quienes pretendan imponer su voluntad de poder, sobre<br />
la voluntad de Ser.<br />
122
EL LENGUAJE<br />
Fuiste un gran filólogo, por lo que no intentaré la aventura de<br />
evaluar tus conclusiones; quizá pueda complementarlas<br />
Dices que la naturaleza del lenguaje es esencialmente simbólica<br />
o metafórica, lo que me satisface eufóricamente<br />
Patino sobre la misma capa de hielo que cubre el agua ondulante<br />
de los conceptos; escucho tu alegato, lo hago con gran<br />
interés:<br />
No existe una realidad-fundamento anterior al lenguaje que<br />
sirva de criterio de verdad para distinguir un lenguaje literal<br />
de otro imaginario. El hombre es un creador de ficciones,<br />
metáforas e interpretaciones. La realidad es una construcción<br />
poética, un simulacro, y nuestras interpretaciones son<br />
un arreglo del mundo de acuerdo con nuestros particulares<br />
intereses vitales. Somos animales de ficciones, y conocer es<br />
trabajar con la metáfora favorita de uno, porque, la construcción<br />
de metáforas es el instinto fundamental del hombre.<br />
Construimos nuestras narraciones a la vez que inventamos<br />
una vida.<br />
La invención metafórica de la vida, como dices, y la forma que<br />
ese invento toma, sería propia de los grupos humanos<br />
123
Lo sería, acorde con sus tradiciones y culturas; pero, sobre todo,<br />
acorde con la ideología que prima en el grupo<br />
La verdad proviene de la imaginación, en ningún caso de la<br />
esencia de las cosas. Las “verdades” son ilusiones necesarias,<br />
metáforas convenidas, útiles, que se han impuesto: la causalidad,<br />
voluntad libre, leyes naturales, espacio, tiempo… todas<br />
son ficciones reguladoras, creencias útiles, mas no verdaderas.<br />
Cada interpretación de la Historia es una expresión ponderada<br />
de alguna ideología grupal o individual<br />
De ahí, la deformación de la percepción lograda<br />
La interpretación metafórica de la historia no viene desde algún<br />
vergel de cadencias rítmicas<br />
Más bien lo hace desde inmensos conglomerados que hierven<br />
en pozos de fermento en el escenario en el que se desenvuelve<br />
Deforman así la percepción, al igual que lo hacen los sentidos<br />
Traigamos la sombra de un ejemplo<br />
Tomemos a un personaje pintoresco, Tartarín de Tarascón del<br />
novelista francés, Alphonse Daudet<br />
Sueña con África; estar en un safari para cazar leones<br />
124
Por algún desequilibrio en el cerebro, el deseo de ir al África se<br />
convierte en una realidad asilada en alguna neurona dislocada<br />
Así, ya no sueña con ir al África: él ya ha ido a cazar leones<br />
Cuanto relata a sus amigos los pormenores de su proeza, no<br />
dice la verdad, pero tampoco miente<br />
Tal sería la idea-núcleo de tu teoría acerca de la interpretación<br />
de la Historia; la mía también.<br />
El Símbolo<br />
El Símbolo es inigualable, para connotar la interpretación metafórica<br />
de todo lo que se quiere expresar<br />
El Símbolo, lo sabes más que yo, es la representación de algo<br />
con algo que nada tiene que ver con lo que representado<br />
Su significado es de dominio colectivo<br />
Pero voy más allá; un río, por ejemplo, es el símbolo de sí<br />
mismo<br />
Los sentidos y la razón no pueden captar el río en toda su riqueza<br />
singular ni en toda su integralidad<br />
No pueden captarla<br />
125
Por ejemplo, en el movimiento de los átomos y de las partículas<br />
elementales que conforman la masa de sus aguas<br />
Tampoco en el movimiento de todas y cada una de las ondas<br />
que diseña en su recorrido, las que siempre son diferentes<br />
Ese movimiento no puede ser aprehendido sino parcialmente<br />
Por eso, cuando percibimos al río, nuestra percepción es, en<br />
este caso, la percepción de un símbolo del río, no el río “en sí”<br />
Además, como es cambiante, el río, siendo un Todo, es también<br />
parte<br />
Por otro lado, el Símbolo es un constitutivo fundamental del<br />
Arte en todas sus manifestaciones<br />
Por todo lo que sostienes en este punto, asumo que tu opinión<br />
y la mía se complementan entre sí<br />
La Vivencia<br />
Recibo con delicado, pero intenso placer, tu representación<br />
sobre el proceso de conocimiento.<br />
La invención, la influencia falsificadora de la “creación” poética,<br />
justifican el “mito”. Frente al mundo del “cambiante” y<br />
“evanescente” devenir, se establece, en interés de la com-<br />
126
prensión y la satisfacción estética de la “fantasía”, un mundo<br />
del “ser”, en el que todo aparece verosímil y completo.<br />
Haciendo rima con tu concepto, postulo que el ser humano<br />
tiene una sensación-representación para modelar esa “fantasía”;<br />
la llamo: Vivencia.<br />
Tenemos la vivencia de los símbolos que nos representamos, y<br />
de las metáforas por las que conocemos el mundo y la historia<br />
El Símbolo es propio de todo lo que se relaciona con el hombre<br />
y es el que causa nuestra Vivencia<br />
Afirmo que conocemos lo objetivo y lo subjetivo vuelto objetivo,<br />
por medio de las vivencias de los símbolos y las metáforas<br />
Lo que llamamos percepciones está condicionado por las interpretaciones;<br />
nunca hay un mero funcionamiento del aparato<br />
perceptivo humano, sino que éste opera a lo largo de<br />
un sistema de interpretaciones.<br />
Otro gran acierto que me apresuro a tomarlo como un gran<br />
disparo conceptual. En la percepción tradicional, se considera<br />
al Símbolo como la representación de algo diferente a lo que lo<br />
representa. Pero eso no quita que también sea el elemento<br />
constitutivo de la metáfora, el medio por el que se concreta la<br />
expresión de la Relación Interactiva de las partes con el Todo.<br />
127
Esto es posible por la relatividad del Todo y de la Parte, donde<br />
el Todo es parte y la parte es el Todo.<br />
Lo que es el Todo con respecto a sus partes, será también parte<br />
constitutiva de un Todo mayor, el que, a su vez, será parte…<br />
y así sucesivamente; pero, como todo lo que percibimos está en<br />
constante proceso de cambio, las percepciones de cada parte<br />
del Todo, tienden a ser infinitas.<br />
El Todo no es susceptible de ser percibido por la mente, debido<br />
a la constante mutación de sus partes. Sólo queda la Vivencia<br />
de la parte que percibimos, tal como queda definida.<br />
La Metáfora<br />
La construcción de metáforas es el instinto fundamental del<br />
hombre”, y por este impulso artístico, al que también se le<br />
llama simplemente “el impulso mítico”, es llevado, incluso<br />
en el dominio de la teoría del conocimiento, a falsas construcciones.<br />
El relato histórico no es idéntico al relato narrativo,<br />
pues mentir ha dejado de ser algo que pertenezca a la<br />
moralidad y se convierte en “desviación consciente de la<br />
realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”.<br />
Tomemos la definición corriente de la metáfora:<br />
128
“Figura retórica que consiste en identificar un término real con<br />
uno imaginario entre los cuales existe una relación de semejanza”<br />
Dado que la metáfora está constituida por palabras, y siendo<br />
cada palabra un símbolo, llegamos a la conclusión de que el<br />
lenguaje es una sucesión de metáforas. La manera cómo metaforizamos<br />
la historia es una de las líneas que dividen a las culturas.<br />
Sin embargo, debo desplegar en el tapete una de mis<br />
mejores cartas: lo que consideramos una metáfora cognitiva<br />
desvía únicamente la percepción, no la realidad existente fuera<br />
de la conciencia. La realidad, cuando cambiada por el hombre,<br />
sólo se debe a la acción constructiva o destructiva ejercida por<br />
él directamente en lo objetivo-subjetivo.<br />
No hay sujeto-objeto, como agentes separados de la acción, ni<br />
la acción separada de aquello que la produce.<br />
La separación artificial que los filósofos han hecho entre un<br />
supuesto sujeto-activo-que-conoce, por una parte, y un objetopasivo-que-es-conocido,<br />
por la otra, ha hecho mucho mal a la<br />
teoría del cono-cimiento. De ahí que mi sable de esgrima conceptual<br />
no cruza aceros con la tuya, pes ambos postulamos que<br />
no existe tal separación. Pero no dejemos de complementar la<br />
idea: el sujeto, como parte del Todo relativo, interactúa con el<br />
objeto, que también es parte del mismo Todo. Un hombre es<br />
tan natural como puede serlo una piedra o un cocodrilo, pero,<br />
parafraseando a Marx (a quien detestas sin disimulo alguno)<br />
129
creo que estaremos de acuerdo en el hecho de que la Naturaleza<br />
se conoce a sí misma por medio del hombre. Esta afirmación<br />
nos trae un problema adicional: si hay diferentes interpretaciones<br />
de la historia del Ser y de la Naturaleza, ¿Cuál de ellas<br />
conoce la naturaleza? Tal vez la respuesta la da el propio Marx,<br />
al proponer que el Hombre será realizado como tal, cuando su<br />
naturaleza sea parte de la Naturaleza y la Naturaleza sea parte<br />
de la Naturaleza Humana. Desde entonces la interpretación<br />
metafórica de la naturaleza será menos diluida por la percepción.<br />
Pero yo discrepo con Marx, dado mi postulado de que el<br />
ser humano es una parte de la naturaleza, la suya no puede ser<br />
diferente del todo que lo cobija. Por ello afirmo: la naturaleza<br />
del hombre tiene como fuente la naturaleza en general.<br />
El Devenir<br />
El poder sólo puede darse poder a sí mismo por una sobrepotenciación<br />
en la medida en que ordena, ambos a la vez<br />
acrecentamiento y conservación. El “valor” es el punto de<br />
vista de las condiciones de conservación y acrecentamiento,<br />
respecto de formaciones complejas en el interior del devenir”<br />
En seguida veremos que hay dos personajes reales que representan,<br />
muy acertadamente, esta necesidad de acrecentamiento<br />
Heidegger, asumo que tienes tu interpretación:<br />
130
Si Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder, devenir<br />
no quiere decir el indeterminado fluir de un cambio indefinido<br />
de estados; tampoco quiere decir “desarrollo hacia una<br />
meta”. En la percepción de Nietzsche, devenir quiere decir<br />
movilidad de la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental<br />
del ente.<br />
Entiendo que esa movilidad de la voluntad de poder en cuanto<br />
carácter fundamental del ente, se refiere a una movilidad de<br />
acrecentamiento del poder, excluyendo cualquier movilidad<br />
que tienda a su reducción.<br />
Fuerza<br />
Heidegger nos dice:<br />
Los valores “son siempre reducibles a aquella escala numérica<br />
y de medida de la fuerza”. “Fuerza” es entendida por<br />
Nietzsche en el sentido de poder, es decir, como voluntad<br />
de poder. El número es esencialmente una forma perspectivista.<br />
El valor es “esencialmente el punto de vista” del ser<br />
que ejerce la voluntad de poder.<br />
Tal como la percibo, la “fuerza” parece una dimensión que<br />
tiene grados de cuantificación, mientras que la voluntad de poder<br />
se refiere a la forma cualitativa que esa voluntad de poder<br />
toma cuando el ente la ejerce.<br />
Con frecuencia designa como valores no sólo a las condiciones<br />
de las formaciones de dominio, sino a las formacio-<br />
131
nes mismas. En efecto, ellas crean las vías y las instituciones,<br />
y por lo tanto las condiciones bajo las cuales el mundo, que<br />
es esencialmente “caos” y nunca “organismo”, se ordena<br />
como voluntad de poder. De este modo se vuelve comprensible<br />
la formulación, de que la “ciencia” (el conocimiento, la<br />
verdad) y el “arte”, son “valores”.<br />
En otras palabras, la voluntad de poder que un individuo ejerce<br />
sobre otro es insignificante en comparación a la que ejerce por<br />
medio de las instituciones y la interpretación del desarrollo,<br />
cambio y sustitución de cada una. Así, el sistema democrático<br />
sería un valor por medio del cual, los que tienen desarrollada<br />
su fuerza dentro del sistema, ejercen su voluntad de poder.<br />
De este modo se demuestra, una vez más, que la democracia<br />
no es sino el sistema de los más fuertes y la creencia de que los<br />
más débiles participan.<br />
Querer<br />
“... Querer es lo mismo que querer-devenir-más fuerte, querer-crecer<br />
-y también querer los medios para ello”. La voluntad<br />
de poder, es la voluntad que quiere valores. Por eso es<br />
que de ella sale toda posición de valores y toda estimación<br />
del valor: el «principio de la posición de valores”.<br />
Querer sería la fuerza que empuja a ser para ser más-que-elotro,<br />
especialmente en un mundo en el cual el capitalismo hace<br />
132
que el capitalista trate de lograr más poder de mercado, disminuyendo<br />
el que gozan los otros competidores.<br />
La auto-conciencia de la voluntad de poder consiste en pensar<br />
en términos de valor, donde el término “conciencia” no<br />
significa ya un representar indiferente, sino el contar consigo<br />
mismo, lo que ejerce y da poder.<br />
Aquí habría una gran diferencia con la definición marxista, la<br />
que considera que la “conciencia es la capacidad que tiene el<br />
ser humano de reflejar el mundo objetivo”.<br />
El marxista afirma que la conciencia es un espejo de calidad<br />
veneciana en el acto de reflejar,<br />
Pero, la participación de la subjetividad en el acto de percibir,<br />
ha desmentido en reiteradas ocasiones<br />
La voluntad de poder se devela como la subjetividad que se<br />
distingue por pensar en términos de valor. Toda confrontación<br />
metafísica es un decidir sobre el orden jerárquico de los<br />
valores.<br />
Ese orden de los valores, son impuestos a la sociedad por los<br />
grupos dominantes por su “voluntad de poder”.<br />
LA INTERPRETACIÓN<br />
METAFÓRICA DE LA HISTORIA<br />
133
Respetado Nietzsche, coincido contigo, lo que es un privilegio<br />
para mí, en algo que crees de gran comedimiento<br />
En la percepción de que la historia debe ser interpretada metafóricamente;<br />
que no hay otro modo de convocarla<br />
Los esfuerzos de conocer la Verdad, como si ésta fuera purificada,<br />
descomprometida de todo interés humano, es ajena a<br />
toda Voluntad de Poder. La Historia debe ser interpretada;<br />
si la Voluntad de Poder es voluntad de más poder, la interpretación<br />
permite el dominio sobre las cosas.<br />
Creo, al igual que tú, que la búsqueda de una Verdad objetiva,<br />
ajena a la interpretación, es para hombres sin alma<br />
En cuanto a mí se refiere, afirmo que la interpretación de la<br />
Historia está fijada en el ADN histórico de cada cultura<br />
Que esa forma de ver la historia es parte de nuestro cuerpo<br />
colectivo y de las acciones que lo distinguen<br />
La verdad como “un ejército móvil de metáforas” nos urge<br />
al abandono de la idea de “representar la realidad” por medio<br />
del lenguaje y, con ello, la idea de descubrir un contexto<br />
único para todas las vidas humanas.<br />
Por mi parte, postulo que la Interpretación de la Historia es un<br />
conjunto de reflejos ético-estéticos de grupos diferenciados<br />
134
Postulo que los Seres más capaces para interpretar metafóricamente<br />
la historia son los Poetas y los Artistas en general<br />
El siguiente es un ejemplo de interpretar metafóricamente la<br />
relación Razón-Intuición en el acto de conocer<br />
El Poema tiene facultades cognitivas que pretendemos ignorar,<br />
en beneficio de la razón pura<br />
¿De qué alejamientos está hecha mi conciencia?<br />
Busco el nexo de las figuras apartadas<br />
para encontrar la metáfora precisa en cada momento<br />
Trae, trae pensamiento<br />
la imagen urgente que postule mi Yo<br />
Vuela, vuela imaginación<br />
hacia la curva indómita<br />
y tráeme un pedazo de misterio<br />
Que sea insondable a la razón<br />
para ser asequible a la intuición certera<br />
Mi razón aleja las cosas de mi conciencia<br />
Mi intuición las integra<br />
135
En el rincón más oscuro del alma<br />
un pozo de luz amasa la tiniebla<br />
Tal la interpretación metafórica, en el sentido horizontal de la<br />
palabra; pero la interpretación metafórica demanda algo extra<br />
Demanda un lenguaje no racionalizado que nos permita el intento<br />
de expresar lo que nos representamos<br />
La capacidad artística del hombre, en su afán de configurar<br />
el mundo existente, lo hace tan irregular, tan inconsecuente,<br />
tan inconexo, tan encantador y tan eternamente nuevo, como<br />
lo es el mundo de los sueños<br />
Los tres personajes<br />
Ahora ingresaremos al análisis de tres personajes que ejercen o<br />
han ejercido en la historia, su Voluntad de Poner<br />
En Primer término, el señor feudal; para ello, acudiremos a un<br />
diálogo virtual que sostuve con Hegel sobre el tema<br />
Pero, antes, citaremos las palabras de Nietzsche con el objeto<br />
de compararlas con la visión de Hegel<br />
De esta manera exponemos la idea que el filósofo de la Razón<br />
Absoluta tenía del “señor”<br />
136
Es decir, del que pertenece a la llamada “nobleza” y que es<br />
vencedor en alguna batalla.<br />
Hegel y Nietzsche<br />
En la actualidad, si Hegel es ahora el teórico de los “Señores de<br />
la tierra”, feudales marrulleros que nada tienen de hombres<br />
superiores, Nietzsche, por su parte, se convierte en el filósofo<br />
de los mercachifles, los que sólo tienen respeto al dinero y a la<br />
tasa de ganancia.<br />
También sería el aval filosófico del más astuto de los seres: el<br />
Político<br />
No hay “valor guerrero” en ninguno de ellos, pues están<br />
hechos para medrar y hacer que otros peleen por ellos.<br />
Pero hay algo: a Hegel lo redime el haber revivido a Heráclito,<br />
aunque su especial dialéctica parte de la Razón pura<br />
No lo havr de la verdadera interacción que permite el<br />
verdadero conocimiento: la RazónIntuición.<br />
A Nietzsche, por su valor genuino, demostrado en su audaz<br />
denuncia de la Moralina; con eso me basta.<br />
EL NIHILISMO<br />
Bienvenido seas, Martin Heidegger, a un nuevo soliloquio para<br />
hacernos conocer algunos de tus puntos de vista sobre los te-<br />
137
mas fundamentales en el pensamiento de Federico Nietzsche.<br />
Para comenzar con nuestro intercambio verbal virtual, nos gustaría<br />
saber tu opinión acerca de uno de los lemas de mayor<br />
importancia en el escudo de armas nietzscheano. ¿Qué es el<br />
Nihilismo en Nietzsche?<br />
Las Relaciones de Dominio como Moral<br />
Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder,<br />
las ideas son pensadas como valores y las unidades más altas,<br />
como valores supremos. En esta interpretación, toda la<br />
filosofía se convierte en metafísica de los valores.<br />
Seguramente, la metafísica de los valores es observada como<br />
un proceso que se realiza en el transcurrir de la historia, no<br />
solamente en un punto dado de la historia. Nos imaginamos<br />
que conlleva también la tarea de establecer el nacimiento y el<br />
desarrollo de los sistemas de valores.<br />
Nietzsche percibe lo deseable como «valores supremos”.<br />
Toda metafísica es un “sistema de estimaciones de valor,<br />
una moral, entendida como doctrina de las relaciones de<br />
dominio bajo las que se origina el fenómeno "vida".<br />
¿Qué es lo que determina el cambio de los valores vigentes y la<br />
esencia de los valores que habrán de reemplazarlos?<br />
La voluntad de poder es el principio único de la posición de<br />
valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse<br />
138
como el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse<br />
en referencia a si acrecienta o disminuye o inhibe la<br />
voluntad de poder. En cuanto carácter fundamental, la voluntad<br />
de poder condiciona todo ente en su ser. Esta condición<br />
suprema del ente es el valor determinante.<br />
“La voluntad de poder en cuanto principio único de la posición<br />
de valores”, debe partir de alguien, de un ente o grupo de<br />
entes concretos; pero si cada ente obedece a su propia voluntad<br />
de poder, exigirá también imponérsela a las otras voluntades<br />
de poder concretas, con lo que la implantación de un nuevo<br />
valor será muy complicada. No olvidemos que la pluralidad<br />
de poderes de voluntad no es reducible a una sola.<br />
La batalla, al estilo de Hegel, determinará cuál voluntad de poder<br />
será la que se imponga. Nos encontraremos en una perpetua<br />
situación de lucha a muerte no sólo entre los que dominan<br />
y los dominados, sino entre los pares mismos que pertenecen<br />
al grupo de los dominadores. Esto es, habrá una voluntad de<br />
poder colectiva que coincida con cada una de las voluntades de<br />
poder de los entes que tienen el poder de implantar valores.<br />
La Transvaloración<br />
de los Valores Vigentes<br />
La metafísica de la voluntad de poder se vuelve una posición<br />
de valor, una nueva posición de valor. Su novedad consiste<br />
en una “transvaloración de los valores validos hasta el mo-<br />
139
mento”. Esta transvaloración constituye la esencia acabada<br />
del nihilismo. El nihilismo, según el concepto de Nietzsche,<br />
no es una doctrina y una opinión, más bien establece que es<br />
la desvalorización de los valores vigentes.<br />
Esa desvalorización de los valores vigentes y su reemplazo por<br />
las nuevas tiene que surgir de alguien o de algunos<br />
¿Cómo se pondrán de acuerdo los entes que participan en el<br />
grupo dispuesto a reemplazar los valores vigentes por nuevos?<br />
¿Acudirán al voto democrático?<br />
Esto sería contradictorio, pues la democracia será uno de los<br />
valores que seguramente será reemplazado por otro nuevo<br />
Los participantes en el concilio de voluntades de poder, ¿se<br />
eliminarán en una lucha de todos contra todos?<br />
¿Lo harán hasta que se establezca la presencia de una sola voluntad<br />
de poder, en la tarea de imponer los nuevos valores?<br />
No parece probable; al contrario, seguramente se conformarán<br />
grupos de voluntades de poder que tendrán que luchar contra<br />
otros grupos de voluntades de poder, en el más puro sentido<br />
de lucha entre grupos, no de individuos<br />
140
De lo que deducimos que la voluntad de poder que imponga<br />
nuevos valores debe ser una suma de voluntades de poder que<br />
quiere imponerlos<br />
Esto contraría la opinión que Nietzsche tiene de los grupos<br />
sociales a los que consideran que matan al individuo.<br />
El proceso de desvalorización de los valores supremos válidos<br />
hasta el momento no es un suceso histórico entre muchos<br />
otros, sino el acontecimiento fundamental de la historia<br />
occidental, historia sostenida y guiada por la metafísica. En<br />
la medida en que la metafísica ha recibido mediante el cristianismo<br />
un peculiar sello teológico, la desvalorización de los<br />
valores vigentes hasta el momento tiene que expresarse también<br />
de modo teológico con la sentencia: «Dios ha muerto».<br />
La metáfora hipotética: “Dios ha muerto”<br />
Hemos establecido que hablamos en metáforas y que la interpretación<br />
de la historia es metafórica.<br />
La metáfora “Dios ha muerto” surgiría de la necesidad de crear<br />
otros valores completamente nuevos, opuestos a los que confluyen<br />
como simples “moralinas”. Pero, sucede que, para los<br />
creyentes, entre ellos, muchos de sus “hombres superiores”,<br />
Dios no ha muerto<br />
De este modo, la declaratoria se convierte en una hipótesis<br />
parecida a la siguiente: ¿Qué pasaría si Dios muriera?<br />
141
La respuesta que trae el Nihilismo es una metáfora que pretende<br />
dar respuesta a otra: la muerte hipotética de Dios<br />
En lugar de la autoridad de Dios y de la Iglesia aparece la<br />
autoridad de la conciencia, el dominio de la razón, el dios<br />
del progreso histórico, el instinto social. Que se desvaloricen<br />
los valores supremos válidos hasta el momento quiere decir:<br />
esos ideales pierden su fuerza de configurar historia.<br />
Sobre este aspecto es preciso adelantar algo que vendrá en un<br />
subsiguiente comentario: los “valores supremos válidos hasta el<br />
momento”, han sido formulados e impuestos por la voluntad<br />
de poder de los “hombres superiores”.<br />
Pero, la desvalorización de los valores supremos válidos hasta<br />
el momento conduce en primer lugar a que el mundo<br />
aparezca como carente de valor. Los valores vigentes se desvalorizan,<br />
pero el ente en su totalidad permanece, aunque<br />
exige nuevos valores. Surge un estado intermedio por el que<br />
atraviesa la actual historia del mundo, por la presencia de un<br />
nuevo mundo de valores.<br />
En realidad, si los antiguos valores nunca han sido practicados<br />
sino en apariencia, Nietzsche, deberías tomarlos como nuevos,<br />
con la diferencia de que esos valores nuevos, sin la presencia<br />
de la compasión y otros que devalúan al débil, serían verdaderamente<br />
ejercidos y establecerían una práctica de vida nueva y<br />
franca, basada en ellos.<br />
142
El nihilismo es la desvalorización de los valores válidos hasta<br />
el momento en una total inversión de todos los valores.<br />
Nihilismo quiere decir, entonces: los valores vigentes hasta<br />
el momento ya no valen. La transvaloración tiene que ser incondicionada<br />
y poner a todo ente en una unidad originaria.<br />
Mi sentido de consistencia me urge a ratificar mi percepción:<br />
los valores vigentes nunca han sido puestos en práctica por<br />
quienes los han impuesto a los demás<br />
Esto es, por los hombres superiores que detentan la voluntad<br />
de poder; pero, en la medida en que esos valores son producto<br />
de su voluntad de poder, ejercen esa voluntad para incumplirlos<br />
con impunidad reiterada<br />
Para que el contenido de los nuevos valores no fracase, la<br />
inversión incondicionada debe ser implementada por modos<br />
de pensar y experimentar completamente diferentes a<br />
los vigentes, aunque el nihilismo no es una historia ni tampoco<br />
el rasgo esencial de la historia occidental, es la legalidad<br />
de tal suceder, su “lógica”.<br />
Para ello, no necesitarías cambiar los valores<br />
Los valores, tales como honestidad, honor y todo ese ramillete<br />
de buenas costumbres, están sin uso en la mayoría de los casos<br />
143
Excepto una minoría muy reducida, no se los ha usado verdaderamente;<br />
en todo caso, no lo usan los hombres superiores<br />
que ejercen la voluntad de poder que crea esos valoresfantasma<br />
La causa del nihilismo es la moral, la instauración de ideales<br />
supra-naturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen<br />
validez «en sí». La posición de los valores supremos pone<br />
al mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización,<br />
que comienza ya con el hecho de que se muestren como<br />
inalcanzables. Por eso, la «forma preliminar» del nihilismo<br />
auténtico es el pesimismo, como fuerza<br />
Lo único que se debe hacer para inventariar a los hombres superiores,<br />
es realizar un congreso de filósofos existencialistas;<br />
ellos son insuperables en el terreno del pesimismo y de la náusea<br />
El pesimismo, que sólo ve la declinación proviene, en cambio,<br />
de la «debilidad»; busca en todas partes lo aciago, está al<br />
acecho de las posibilidades de fracaso y cree ver así el modo<br />
en que sucederá todo. Pero un nihilista es el hombre que<br />
observa al mundo tal Como es; juzga lo que no debería ser<br />
Cualquier existencialista de rango medio supera, con mucho, la<br />
intención de mostrar cómo debería ser el mundo<br />
144
Pues su perspectiva es más contundente: el mundo y el ser<br />
humano deben desaparecer<br />
Es imposible pedir más voluntad de poder al respecto<br />
Allí donde la voluntad de poder es el principio que se ha<br />
adoptado para la posición de valores, el nihilismo se convierte<br />
en el “ideal del supremo poderío del espíritu” En la<br />
medida en que se niega todo ente existente en sí y se afirma<br />
la voluntad de poder como origen y medida del crear, “el<br />
nihilismo podría ser un modo divino de pensar” Se está<br />
pensando en la divinidad del dios Dionisos.<br />
Los existencialistas son representantes de la Gran Orden de la<br />
Depresión, esencia fundamental del hombre superior<br />
Ellos piensan en la divinidad del vacío, de la nada, de la angustia,<br />
del miedo, de la rutina…<br />
¿Cuán más “superior” deberá ser un hombre para que sea<br />
digno de voluntad de poder, al estilo nietzscheano?<br />
Esa pregunta algún día deberá tener su respuesta.<br />
Gracias Martin Heidegger por tu invalorable aporte a la interpretación<br />
del Nihilismo de Nietzsche.<br />
Ahora debo dedicar las próximas páginas a exponer una síntesis<br />
brevísima de mi propia interpretación de la historia.<br />
145
Trataré de mostrar que la historia del hombre se rige por la<br />
Ley del más fuerte y que el darwinismo social es el pilar de la<br />
convivencia humana<br />
Ambos son expresiones de la Voluntad de Poder desde las<br />
épocas en que aparecieron las tribus<br />
En este sentido, La Voluntad de Poder es inherente a la esencia<br />
de la historia del hombre, no es posible negarlo.<br />
La Ley<br />
del Saqueo<br />
Marx postuló que la Historia estaba regida por leyes y concibió<br />
la lucha de clases como el nervio motor del desarrollo histórico<br />
Por su parte, Ludwig von Mises afirmó que no hay leyes<br />
históricas, puesto que los hechos serían únicos y no se<br />
repetirían<br />
Esa idea viene directamente de los existencialistas Caballeros<br />
de la Gran Orden de la Depresión Filosofada<br />
Pero, en la peregrinación por las fases de la Historia encuentro<br />
una Ley, infinitamente repetida: “La Ley del Saqueo”<br />
La única que existe en la Historia del ser humano.<br />
146
Es de la vigencia constante de esa Ley que hablaré en las<br />
siguientes páginas de esta obra<br />
Sin embargo, va un pequeño resumen de su esencia<br />
Los más fuertes saquean a los más débiles<br />
La Historia Formal idealiza la brutalidad humana o la atribuye<br />
solamente a un grupo, en desmedro de los “otros”<br />
Lo que recibimos de esa historia no es sino una deformación<br />
de los hechos debido a las preferencias y los afectos y<br />
desafectos<br />
Sentimientos que pertenecen a los sonajeros que los relatan<br />
En cambio, la Historia, como el relato de las formas que<br />
adquiere la Ley del Saqueo, no hace distinciones sobre la<br />
bestialidad humana ni clasifica a los individuos o a los grupos<br />
como “nosotros los buenos y ellos, los malos”. La Ley del<br />
saqueo es inherente a todos y cada uno de los seres humanos,<br />
aunque en la mayoría se expresa con un salvajismo propio de<br />
la bestia racional. Entre todos, el Gran Astuto es el que tiene<br />
un grado de astucia mayor a la de las masas, recuas humanas, a<br />
las que manipula, dado que las masas son siempre<br />
manipulables. Las manipula para sacralizar la hipocresía y<br />
elevarla a la máxima de las virtudes. Los actos modelados y/o<br />
ejecutados por el Gran Astuto siempre se ha expresado en la<br />
147
forma de la bestia-lidad humana, en su máximo grado. No hay<br />
forma de ocultarlo, somos, y sabemos que somos, fetos<br />
conscientes condenados a cargar sobre la conciencia la joroba<br />
turgente que el sentido de culpabilidad, emergente del miedo y<br />
de nuestro verdadero Ser Astuto, ha esculpido en el fondo del<br />
subconsciente individual y colectivo.<br />
Esta introducción me lleva a la necesidad de estructurar un<br />
Teorema<br />
El Teorema del Miedo<br />
El miedo, como el campo magnético en el cosmos, se expande<br />
por la mente humana permanentemente<br />
El Corolario del Miedo<br />
La Ley del Saqueo se basa y se expresa en el miedo a ser<br />
saqueado<br />
El precepto del Miedo<br />
Haz a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, antes que<br />
los demás te lo hagan<br />
Cualquier repaso de la historia nos muestra que los enunciados<br />
propuestos son válidos<br />
Ejemplo<br />
La tan comentada democracia de la Grecia Antigua, es sólo un<br />
resultado de la capacidad de mercadotecnia de sus historiado-<br />
148
es. En la realidad, al igual que todos los grupos humanos del<br />
mundo, la historia de Grecia es la historia del robo y del saqueo,<br />
ambos idealizados por los constructores de imágenes.<br />
Espartanos y Atenieses, por igual, eran asesinos de nacimiento<br />
y de vocación. Como los criminales de todos los tiempos, preferían<br />
arriesgar la vida en una guerra, robar el botín y traer esclavos<br />
para que produjeran lo que ellos debían comer; cada<br />
uno de estos “guerreros” pensaba que trabajar honradamente<br />
para ganarse la vida, era una muestra de vulgaridad al extremo,<br />
en cambio, el robo y el saqueo de los demás, les parecía digno.<br />
Aristóteles; defensor de la moral y de las buenas costumbres,<br />
se dio cuenta de que el saqueo traía, entre oro y joyas, algo de<br />
mayor valor aún: el saqueo institucionalizado traía esclavos.<br />
Tanto Esparta como Atenas, si estaban escasos de esclavos<br />
eran nada. Los esclavos producían lo que los hombres superiores,<br />
poseedores de la voluntad de poder comían. Pues bien, al<br />
darse cuenta de la riqueza que los esclavos significaban para<br />
Antenas, decidió legalizar la esclavitud, incluyéndolo en las cosas<br />
y procesos que no dependerían de los seres humanos sino,<br />
de la naturaleza.<br />
El gran filósofo de la Ética a Nicómaco, el ilustre, el inmortal<br />
Aristóteles, afirmó, sin rubores molestosos, que el esclavo lo<br />
era por naturaleza. Ni el mismo Hegel, conocido por su aversión<br />
a la masa y a todo lo que significara democracia, se atrevió<br />
a ir tan lejos. El fundador de la Lógica, sí, lo hizo con una gran<br />
naturalidad. Con ello, los saqueadores y traficantes de esclavos<br />
ya tenían el “aval moral” que les permitía usar el látigo sin sen-<br />
149
tido de culpa. Cuando leemos estos párrafos, quedamos confundidos<br />
al enterarnos que Nietzsche no conociera que los<br />
hombres superiores, los que detentan la voluntad de poder, ya<br />
habían existido desde la aparición de los grupos humanos, divididos<br />
por el miedo.<br />
EL ETERNO RETORNO<br />
DE LO MISMO<br />
¿Cuál es tu opinión, respetado Heidegger, de eterno retorno<br />
de lo mismo, tal como lo plantea Nietzsche?<br />
Nietzsche comprende todo “sentido” como “fin” y “meta”,<br />
pero, fin y meta como valores. De acuerdo con ello, puede<br />
decir: “La absoluta carencia de valor, de sentido, la carencia<br />
de meta en sí, es el principal artículo de fe” del nihilista”<br />
Sin embargo, una vez que los nuevos valores impuestos por la<br />
cofradía de los hombres superiores estén en vigencia, seguramente<br />
tendrá algo que ver con la identificación de metas<br />
La carencia de valor y de meta tampoco puede significar ya<br />
un defecto, el mero vacío y la mera ausencia. La palabra metafísica<br />
es: el eterno retorno de lo mismo… el ente que tiene<br />
el carácter fundamental de la voluntad de poder sólo puede<br />
ser, en su totalidad, eterno retorno de lo mismo.<br />
El significado de “Eterno retorno de los mismo” se presenta un<br />
tanto oscuro al entendimiento<br />
150
El poder no conoce metas “en sí” a las que podría llegar para<br />
permanecer en ellas, lo importante es la sobrepotenciación.<br />
Por ello, para el ente como voluntad de poder no hay<br />
ninguna meta fuera de sí hacia la cual progresar saliendo de<br />
sí mismo.<br />
En el Camino está en la Meta<br />
Hay una percepción del zen taoísta que podría explicar adecuadamente<br />
el concepto: “El camino está en la meta”; en este<br />
caso, la “meta que está en el camino” es la continua repetición<br />
de lo mismo, por lo que nada externo a esa meta-camino existiría<br />
fuera de ella<br />
La voluntad de poder, en cuanto sobre-potenciación de sí<br />
misma, retorna esencialmente a sí misma y da así al ente en<br />
su totalidad, es decir al “devenir”, el peculiar carácter de<br />
movilidad. Ahora bien, el ejercicio del poder eterno y carente<br />
de meta de la voluntad de poder es, no obstante, al mismo<br />
tiempo necesariamente finito en cuanto a sus situaciones<br />
y formas, pues si fuera infinito en este respecto, en concordancia<br />
con su esencia como acrecentamiento, tendría que<br />
«crecer infinitamente».<br />
Si el ejercicio del poder y carente de meta de la voluntad de<br />
poder es finito, habría una contraposición en denominar como<br />
“Eterno retorno de lo mismo” a lo que, anticipadamente ya<br />
exige un fin, por lo que será preciso preguntar: ¿en qué mo-<br />
151
mento se conocerá el último ciclo de ida y vuelta de la voluntad<br />
de ser, es decir, el último retorno?<br />
La «Voluntad de poder» tiene una visión muy particular<br />
acerca de lo que es el ente en cuanto tal, es decir, en su<br />
constitución. El «Eterno retorno de lo mismo» postula cómo<br />
es el ente de esa constitución en su totalidad. Ser y devenir<br />
se contraponen sólo aparentemente, porque el carácter de<br />
devenir de la voluntad de poder es, en su más íntima esencia,<br />
eterno retorno de lo mismo.<br />
Pero la idea de “retorno” sugiere un acto de alejamiento previo<br />
del escenario al que tendrá que retornar y volver a ser lo mismo.<br />
Con el fin de dar forma a la metáfora, debo citar una obra<br />
que tiene como tema El Eterno Retorno, con referencia al<br />
planteamiento de Borges. En beneficio de la brevedad, iré al<br />
punto principal.<br />
El Eterno Retorno y Borges<br />
En “La Biblioteca de Babel”, Borges expone su idea de lo infinito,<br />
la cual yo cito de inmediato.<br />
En el zaguán hay un espejo<br />
que fielmente duplica las apariencias<br />
Este espejo representa una de las ideas que más ha obsesionado<br />
la metafísica borgeana: la Teoría Cíclica del Universo, más<br />
conocida como la Teoría del Eterno Retorno. La doctrina tiene<br />
orígenes registrados en papiros y pergaminos. Los hindúes,<br />
152
grandes iniciadores de misteriosas inquietudes intuitivas, tuvieron<br />
mucho que ver con el asunto antes de entregárselo a los<br />
budistas, primos carnales en el espíritu. Allí nacen los Kalpas,<br />
etapas que el mundo naciente debe recorrer hasta llegar a su<br />
propio poniente. El nacimiento del mundo se debe a la compresión<br />
ideal y su destrucción a la conflagración; algo más: el<br />
número de Kalpas es infinito tal como el número de ciclos retornantes<br />
también lo es. Heráclito también cedió a la fascinación<br />
de la gran rueda cósmica, que naciendo del fuego retorna,<br />
con obsesivo empecinamiento, otra vez al fuego.<br />
Volviendo a Borges, al hablarnos de los espejos que reproducen<br />
infinitamente el original, nos dice, metafóricamente que la<br />
Ley del saqueo vuelve en periodos que conforman el infinito.<br />
Otra vez el libro de las jerarquías llegará a nuestras manos; otra<br />
vez veremos nuestra propia muerte por hambre en medio de la<br />
gran abundancia<br />
Hay más sobre la teoría del Eterno Retorno<br />
Sus expositores y defensores asumen implícitamente su simetría.<br />
El retorno de los átomos se realizaría siempre en conjuntos<br />
homogéneos y simétricos para volver a ser lo que se fue. Este<br />
es un asunto que debe ser aclarado.<br />
Para ello recurro a uno de mis relatos “Una noche de Estilos”<br />
(de mi libro “Cuando el Illimani se fue”, 1986)<br />
153
En uno de los relatos, el borgeano, al describir la ciudad de la<br />
ciudad de La Paz, desde su preceptiva literaria declara que:<br />
“La ciudad de La Paz sería la expresión concreta de la entelequia<br />
y que por ello “estaría en el deber de autorreciclarse”.<br />
No faltará el escéptico que plantee el siguiente problema: si<br />
un todo puede reciclarse para retornar a una posición atómica<br />
inicial, esto no quiere necesariamente decir que todas y<br />
cada una de las partes que conforman ese todo habrán de<br />
reciclarse al mismo tiempo, aunque la teoría de las variaciones<br />
de los átomos, al decir que una de las partes se vuelve a<br />
reproducir, da por sentado que todos y cada uno se registran<br />
simétrica y simultáneamente. Este supuesto es demasiado<br />
heroico, puesto que da por sentado que una persona al reciclarse,<br />
se recicla integralmente de una sola vez. El cerebro se<br />
recicla al mismo tiempo infinitesimal en que se recicla el resto<br />
del cuerpo. Esto anularía la posibilidad de que el Partenón<br />
se reciclara en partes, cada una atraída por un tiempo<br />
diferente. La película “La Mosca”, es un buen ejemplo. Trata<br />
de un ser que al reciclarse en una máquina transportadora<br />
resulta con su propio cuerpo y con la cabeza de la mosca,<br />
que había estado en el recinto reciclador. El reciclaje no se<br />
había llevado a cabo de un modo simétrico. Aquí una ficción<br />
atestigua la asimetría de la otra ficción.”<br />
“Después de estas inquisiciones, diríamos que los reciclajes<br />
son siempre simétricos, suceden todos al mismo tiempo y,<br />
154
por lo tanto, es preciso abjurar de la creencia de desequilibrios<br />
cósmicos en la construcción del retorno de lo mismo.”<br />
Este pasaje nos plantea problemas de gran contenido: ¿Cuál<br />
será el “estado inicial” que se reciclará en el infinito? Es decir<br />
¿el escenario original al que se deberá retornar todo el<br />
tiempo? ¿Será el que existía un segundo después de la explosión<br />
del huevo cósmico? ¿El que había un billón de años<br />
antes? ¿A partir de qué instante se iniciará el proceso de repetición?”<br />
El relato con el personaje borgeano nos lleva a la necesidad de<br />
revisar más de cerca la tesis platónica de los siete planetas.<br />
“Equilibradas sus diversas velocidades, regresarán al punto inicial<br />
de partida”. A medida que esas velocidades se equilibran,<br />
gran parte de los arreglos atómicos han recobrado ya su posición<br />
original”. En este sentido, hay una brecha entre los planetas<br />
que han vuelto ya a la originalidad y aquéllos que aún no<br />
han completado el ciclo. Pongamos un ejemplo de lo que sucedería<br />
en nuestro planeta: es posible imaginar que Aristóteles<br />
ya ha sido reciclado en un tiempo similar al de Marx. Los tendremos<br />
juntos para asistir a un diálogo de magnitud ártica. Del<br />
mismo modo se podría concebir la coexistencia de la Segunda<br />
Guerra Mundial con la batalla de las Termópilas, Hitler pidiendo<br />
asistencia técnica a Leónidas. El rayo láser pelearía con<br />
el garrote y los Fantoms tendrían batalla con los dinosaurios…<br />
Eliminada esa posibilidad, recogemos la opción de que los re-<br />
155
arreglos se alcanzan al mismo tiempo en la millonésima de segundo<br />
que dura el equilibrio de las velocidades de los planetas.<br />
Imaginemos que eso se producirá mañana: a las 10.00 a.m,<br />
hora de Greenwich. Las velocidades se equilibran; todos desaparecemos<br />
para volver al inicio del “año perfecto”. Ahora imaginemos<br />
lo que sucederá con las capas terrestres, los océanos,<br />
los mares que han cambiado de lugar desde entonces. Las cordilleras,<br />
que se han desplazado y las islas que han aparecido.<br />
Algo más, la Tierra tendría que volver al lugar cósmico que le<br />
correspondió al iniciarse el año perfecto y con ella, todas las<br />
estrellas, galaxias, metagalaxias, agujeros negros… todo absolutamente<br />
todo, deberá retornar al punto de partida del último<br />
Retorno… En “Los Cuatro Ciclos” anuncia que cuatro son las<br />
historias y luego las enumera: la Iliada, Ulises, Jason, y el Vellosino;<br />
y un sacrificio: Odín sacrificando a Odín (...) y Cristo es<br />
crucificado por los romanos. Cuatro son las historias; durante<br />
el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.<br />
En “His end and his beginning” se refiere a alguien que<br />
murió y que en el cielo no hace sino repetir algo ya hecho. En<br />
“Los Teólogos”:<br />
…esto ha ocurrido y volverá a ocurrir, dijo Euforbo. No encendéis<br />
una pira, encendéis un laberinto de fuego. Si aquí se<br />
unieran todas las hogueras que he sido, no cabrían en la<br />
Tierra y quedarían ciegos los ángeles. Esto lo dije muchas<br />
veces<br />
156
De inmediato va una versión poética del encuentro intuitivo<br />
que tengo sobre el eterno retorno a nivel cósmico.<br />
La Carabela<br />
Un soplo rojo sopla la carabela<br />
que de infinito en infinito se bambolea<br />
El espacio ondula en vaivenes sin ritmo<br />
al recibir uno a uno los corpúsculos<br />
Explota una partícula de fuego denso<br />
y las esquirlas forman un nuevo universo<br />
El TiempoEspacio torna a nacer<br />
sin haber nunca muerto<br />
Las esquirlas primeras se van<br />
¡Se van tan lejos!<br />
Las sombras de luz surcan a través de la nada<br />
Extienden el TiempoEspacio que llena el vacío<br />
La tormentosa cabellera ondea a todos lados<br />
sin encontrar frontera en ninguno de ellos<br />
Pero el gran impulso ya frena<br />
llamado por la motita primera<br />
157
Fue nada más que un puntito de aceite<br />
que surgió del infinito caldero<br />
Saltó, explotó, se extendió, un universo formó<br />
y volvió para caer otra vez en el enorme caldero.<br />
Infinitos soplos rojos soplan las infinitas carabelas<br />
que de infinito en infinito<br />
bambolean, bambolean.<br />
LA JUSTICIA<br />
Gracias, Heidegger, por participar en nuestro encuentro con el<br />
último de los temas planteados en la tarea de realizar indagaciones<br />
sobre lo esencial del pensamiento de Nietzsche. El tema<br />
de este capítulo está referido a la Justicia. ¿Qué tienes para decirnos<br />
acerca tu interpretación de ese tema, Heidegger?<br />
En la visión de Nietzsche, la justicia mira hacia esa humanidad<br />
que debe ser seleccionada para formar el tipo que posea<br />
la propiedad esencial de instaurar el dominio incondicionado<br />
sobre la tierra. La justicia es el adjudicar, en una construcción<br />
previa, las condiciones que aseguran un preservar y<br />
un conseguir.<br />
¿Cuáles serían los pilares principales en el que esa justicia base<br />
sus fundamentos y su razón de ser?<br />
158
La justificación consiste en lo único que satisface la esencia<br />
como “supremo representante de la voluntad de poder”. Las<br />
cinco expresiones fundamentales que hemos analizado: “voluntad<br />
de poder”, “nihilismo”, “eterno retorno de lo mismo”,<br />
“superhombre” y “justicia” corresponden a la esencia<br />
de la metafísica articulada en cinco momentos. Pero la esencia<br />
de esa unidad, dentro de la metafísica y para ella misma,<br />
permanece encubierta.<br />
En tu estudio sobre los puntos fundamentales de la percepción<br />
de Nietzsche, sobre los cuales formulamos nuestras indagaciones,<br />
pones de relieve la lógica que une todos esos conceptos,<br />
de manera tal, que la esencia de esa unidad, sería, en mi percepción,<br />
la interacción de los cinco momentos. No habría necesidad<br />
de alguna ontología o alguna óntica para la determinación<br />
de esa esencia, más bien, ése sería un campo que entraría<br />
en la jurisdicción de la interacción de esos momentos entre sí.<br />
Tal vez habría un nuevo campo de estudio en la filosofía para<br />
identificar ese momento, al cual podríamos denominar “Interrelacionalogía”<br />
El pensamiento de Nietzsche se mantiene en el movimiento<br />
interno de la verdad en la medida en que, abarca con la mirada<br />
la totalidad y percibe la consonancia de todas. Las preguntas<br />
al respecto serían: ¿en qué tiene su fundamento la<br />
unidad esencial de la metafísica? ¿Dónde tiene su origen la<br />
159
esencia de la metafísica? Recordemos que la metafísica de<br />
Nietzsche es caracterizada como la metafísica de la voluntad<br />
de poder<br />
A una voluntad de poder, que es absoluta y que se conserva<br />
por el acrecentamiento que exige el eterno retorno de lo mismo,<br />
le corresponderá un tipo de justicia que no sea otra que la<br />
fijación constante de esa voluntad de poder.<br />
El qué y el cómo de la Justicia<br />
En el pensamiento de Nietzsche queda oculto qué y cómo la<br />
“justicia” es el rasgo esencial de la verdad, por lo tanto, no es<br />
lícito elevar la expresión fundamental “justicia” al rango de<br />
título principal de su metafísica. Metafísica es la verdad del<br />
ente en cuanto tal en su totalidad. La metafísica de la subjetividad<br />
incondicionada y acabada piensa, sin decirlo, la esencia<br />
de sí misma, o sea la esencia de la verdad, como justicia.<br />
Cuando te refieres a la justicia como esencia de la verdad, hablas<br />
de la verdad impuesta por la voluntad de poder.<br />
Queda aún la pregunta acerca de qué pueblos y qué humanidad<br />
estarán sometidos de modo definitivo y anticipador a<br />
la ley de la pertenencia de la incipiente historia del dominio<br />
de la tierra. Ya no es, en cambio, una pregunta, sino que está<br />
decidido cuando dice: “Se acerca la época en la que se<br />
160
emprenderá la lucha por el dominio de la tierra, se la emprenderá<br />
en nombre de doctrinas filosóficas…”<br />
Podríamos adelantar que los pueblos escogidos serán, sobre<br />
todo, los que han llegado a cierto grado de desarrollo material<br />
y tecnológico que les permita hallar el tiempo necesario para<br />
establecer cuáles, en cada grupo humano, serán los rasgos distintivos<br />
de su voluntad de poder<br />
El fin de La Filosofía<br />
¿Qué opinas sobre el fin de la filosofía, Heidegger?<br />
También cabe suponer que la filosofía como doctrina y como<br />
figura de la cultura desaparecerá porque, en la medida<br />
en que ha sido auténtica, ya ha nombrado la realidad de lo<br />
real, es decir el ser desde el cual todo ente es llamado a ser<br />
lo que es y cómo es. Las «doctrinas filosóficas fundamentales»<br />
aluden a la esencia de la metafísica que llega a su acabamiento<br />
y sustenta la historia occidental, bajo la forma europeo-moderna<br />
y la destina a la “dominación del mundo”.<br />
Ésa sí es una suposición heroica, demasiado heroica, pues la<br />
filosofía no ha concluido su tarea sobre las indagaciones acerca<br />
de la naturaleza, el hombre, la historia y el pensamiento. Cualquier<br />
suposición en sentido contrario sería una gran arbitrariedad.<br />
161
De ahí la necesidad imperiosa, el cumplimiento imperativo, de<br />
hacer que nuestros débiles devengan fuertes para que las batallas<br />
del futuro se realicen entre voluntades de contextura diferente,<br />
pero de igual intensidad. En ese postulado se basa La<br />
Voluntad de Ser.<br />
Por último, cabe añadir que lo que se expresa en el pensamiento<br />
puede imputarse historiográficamente a la esencia<br />
nacional del pensador, pero no puede hacerse pasar jamás<br />
por una peculiaridad nacional. El pensamiento de Descartes,<br />
la metafísica de Leibniz, la filosofía de Hume, son, en<br />
cada caso, europeos, y por ello planetarios. Del mismo modo,<br />
la metafísica de Nietzsche no es jamás, en su núcleo, una<br />
filosofía específicamente alemana; al contrario, es una metafísica<br />
europeo-planetaria.<br />
Por mi parte, propongo una filosofía, la única que puede ser<br />
considerada como planetaria: la Voluntad de Ser. Muchas gracias<br />
Martin Heidegger por tus valiosos aportes a la estructuración<br />
de esta obra, sin los cuales nuestra tarea habría sido mucho<br />
más difícil y mucho más extensa.<br />
162
El Hombre Superior, nos lleva a deducir que hay una brecha<br />
inseparable entre lo que él denomina Hombre Superior y la<br />
“plebe”. Cada uno de los hombres superiores posee la voluntad<br />
de poder y, con ella, el ansia de dominar a los demás. Para<br />
ello, cada ente superior tratará de imponer los valores de su<br />
voluntad de poder, incluyendo los de la Justicia.<br />
El Nihilismo expresa la necesidad de que los hombres superiores<br />
adopten nuevos valores, en el marco de la metáfora: “Dios<br />
ha muerto”<br />
El Eterno Retorno es el deseo febril de que cada hombre superior<br />
retorne a un punto de partida en sucesiones perpetuas. No<br />
queda claro cuál habrá de ser el escenario original en el que<br />
deberán acontecer los fenómenos repetidos, ni las posiciones<br />
cósmicas que deben reinar en el momento del retorno.<br />
Por último, el Lenguaje y la Justicia nos muestra que el Hombre<br />
Superior desea seres “inferiores” para dominarlos<br />
¡Cosa increíble! ansía ganar prestigio con la admiración que<br />
recibiría de los harapos<br />
Esta pretensión es la que más me sorprende, pues no concibo<br />
un “hombre superior” que reclame la admiración del mendigo<br />
En mi percepción particular, el hombre superior será superior<br />
en cuanto los demás hombres superiores lo avalen como tal.<br />
163
<strong>CON</strong>CLUSIÓN<br />
La percepción de Friedrich Nietzsche, cuyos aspectos sobresalientes<br />
analizamos con ayuda de Martin Heidegger, nos lleva a<br />
deducir que hay una brecha inseparable entre lo que él denomina<br />
Hombre Superior y la “plebe”. Cada uno de los hombres<br />
superiores posee la voluntad de poder y, con ella, el ansia de<br />
dominar a los demás. Para ello, cada ente superior tratará de<br />
imponer los valores que se originan en esa voluntad de poder,<br />
incluyendo los de la Justicia. El nihilismo expresa la necesidad<br />
de que los hombres superiores adopten nuevos valores, en el<br />
marco del postulado: “Dios ha muerto”. El Eterno Retorno<br />
expresa el deseo de que cada hombre superior pueda retornar<br />
a un punto de partida en sucesiones perpetuas. No queda claro<br />
cuál habrá de ser el escenario original en el que deberán acontecer<br />
los fenómenos repetidos. Por último, el Hombre Superior<br />
desea seres “inferiores” para dominarlos y, cosa increíble,<br />
ganar prestigio con la admiración que recibiría de los harapos.<br />
164
AFORISMOS<br />
COMPLEMENTARIOS<br />
(Nietzche-Blacutt)<br />
El Aforismo es un género literario que encierra, una reflexión,<br />
en su mayor parte referida a la ética o a la estética. Nietzsche lo<br />
ha usado con gran autoridad a lo largo de todas sus obras. Por<br />
mi parte, encuentro que el Aforismo es una expresión cuya<br />
brevedad otorga al contenido una densidad que supera a cualquier<br />
otra. En esta obra, he escogido los Aforismos más importantes<br />
de Nietzsche para tomarlos como punto de referencia,<br />
en una especie de contrapunto virtual y complementario con<br />
los míos. Cada aforismo tiene dos versiones: la primera, en<br />
todos los casos es la de Nietzsche (N). La segunda es mía, debajo<br />
de B. Invito al lector para que participe y compare los suyos<br />
con los que se inscriben en esta sección<br />
Abnegación<br />
N<br />
Esta voluptuosidad es de la misma esencia que la crueldad<br />
(Más allá de Bien y del Mal)<br />
B<br />
Los hombres afirmamos que la Abnegación es una virtud propia<br />
de la mujer; por eso la convertimos en virtud<br />
165
Abolengo<br />
N<br />
Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin<br />
(Así Habló Zaratustra)<br />
B<br />
El abolengo es el pedigree de los que viven de los muertos;<br />
habría que mostrarlos en exposiciones semestrales<br />
Aburrimiento<br />
N<br />
¡Qué gran asunto para un Poeta! El aburrimiento de Dios el<br />
último día de la creación (“Humano, demasiado Humano”)<br />
B<br />
Nada aburre más que el contacto con la mediocridad<br />
Academia<br />
N<br />
En todos los lugares donde no entra el aire de la plaza, crece,<br />
como un hongo, una corrupción inocente (Humano…)<br />
B<br />
La Academia es para los fósiles que nacieron fósiles<br />
Admiración<br />
N<br />
Hay una inocencia en la admiración: la del hombre que no<br />
166
contempla la posibilidad de que él también podría ser admirado<br />
algún día (Más allá del Bien y del Mal)<br />
B<br />
El hombre común va en busca de la admiración<br />
El genio no la toma en cuenta<br />
Afecto<br />
N<br />
El aspecto del mundo sólo es soportable cuando lo vemos a<br />
través del humo del fuego de pasiones agradables<br />
(Tratados Filosóficos)<br />
B<br />
Nuestros afectos y desafectos son los artífices de nuestras percepciones<br />
Aforismo<br />
N<br />
El Aforismo, la sentencia en la que el que yo soy maestro y el<br />
primero entre los alemanes son las formas de la “eternidad”;<br />
mi ambición es decir en diez frases lo que otro dice en un libro;<br />
lo que ningún otro dice en un libro<br />
(El Ocaso de los Ídolos)<br />
B<br />
El Aforismo es el punto de conocimiento intuitivo de densidad<br />
infinita que luego explotará en el Big Bang de una Teoría<br />
167
Agradecimiento<br />
N<br />
Un alma delicada se siente molesta al saber que hay que darle<br />
las gracias; un alma grosera, al saber que tiene que darlas (Humano,<br />
demasiado humano)<br />
B<br />
Para un hombre, recibir un testimonio de agradecimiento es<br />
como recibir un cumplido: incomoda. Sólo una mujer sabe<br />
recibir un cumplido.<br />
Albedrío<br />
N<br />
Lo que se llama “Libre Albedrío” es esencialmente la conciencia<br />
de la superioridad frente al que debe obedecer<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
B<br />
El llamado “Libre Albedrío” es la utopía inventada por los que<br />
dominan para hacer sumisos a los dominados<br />
Alcurnia<br />
N<br />
Triunfo de la cultura sobre el abolengo<br />
(Humano…)<br />
B<br />
Misteriosa pretensión de resucitar a los muertos para llevarlos a<br />
cuestas, en los recovecos de la vida<br />
168
Alegría<br />
N<br />
Hay que tomar las cosas con más alegría de la que merecen;<br />
sobre todo porque las hemos tomado en serio más largo tiempo<br />
que el que merecían (Aurora)<br />
B: Alegría, ex abrupto emocional en el Ser Astuto; una expresión<br />
espontánea del espíritu en el Ser de la Voluntad<br />
Alemán<br />
N<br />
Los alemanes creen que la fuerza se debe manifestar en la dureza<br />
y en la crueldad; no creen que pueda haber fuerza en la<br />
suavidad y en la dulzura (Tratados filosóficos)<br />
B<br />
Los alemanes responden al redoble de un tambor como un<br />
reflejo condicionado de Pavlov<br />
Alma<br />
N<br />
Permanecer echado sin moverse y pensar poco es el remedio<br />
costoso para todas las enfermedades del alma<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
El Alma es la versión poética de la conciencia<br />
169
Altruismo<br />
N<br />
El prójimo alaba el desinterés porque recoge sus efectos<br />
(El Eterno Retorno)<br />
B<br />
El Altruismo es una gran excepción en el modo de comportamiento;<br />
cuando el Ser de la Voluntad sea, el altruismo no sorprenderá<br />
a nadie, será el modo de vida normal<br />
Alumno<br />
N: Es indefectible: cada maestro no tiene más que un alumno,<br />
el que le será infiel, pues está predestinado a ser maestro también<br />
(Humano, demasiado humano)<br />
B<br />
El Alumno es el cuarto creciente de alguna nueva luna<br />
Ambición<br />
N<br />
Sólo las almas tensas saben lo que es arte y lo que es alegría<br />
(Filosofía General)<br />
B<br />
La ambición en el sabio es nervio motor que empuja; en el<br />
mediocre es un arma cargada que se entrega a un niño<br />
170
Ambiente<br />
N<br />
Nuestro estado de espíritu habitual depende del estado de espíritu<br />
en que sabemos mantener a los que nos rodean<br />
(Aurora)<br />
B<br />
Cuando me entero de que hablan cuando hablan, no me interesa<br />
acerca de lo que hablan<br />
Amigo<br />
N<br />
… como escribió el poeta en su puerta: el que entre aquí me<br />
hará un honor; el que no entre me proporcionará un placer<br />
(El Eterno Retorno)<br />
¿Eres esclavo? Entonces no puedes ser amigo de nadie ¿Eres<br />
tirano? entonces nadie puede ser amigo tuyo<br />
(Así Habló Zaratustra)<br />
¿Dónde hallaremos nosotros, solitarios entre los solitarios, a<br />
los compañeros del hombre? (Tratados Filosóficos)<br />
¿Habrá algún hombre que no se sienta herido mortalmente si<br />
supiera lo que sus más fieles amigos piensan de él en el fondo?<br />
(Humano, demasiado humano)<br />
171
B<br />
Mi estima por la gente crece exponencialmente con la distancia:<br />
más distante más la soporto; mucho más distante, mucho<br />
más la soporto<br />
Hay amigos con una gran capacidad de ubicuidad: desaparecen<br />
cuando los necesitamos y aparecen cuando nos necesitan<br />
Hay quienes cuentan el número de amigos que tienen; excepcionalmente,<br />
también hay los que cuentan con ellos<br />
El amigo es aquél que hace lo que dice y nos dice lo que hará<br />
Amor<br />
N<br />
“Amor” es el sentimiento de la propiedad o de aquello que<br />
nosotros queremos convertir en propiedad nuestra<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
Lo que se hace por amor se hace también más allá del Bien y<br />
del Mal (Más allá del Bien y del Mal)<br />
La Frase más púdica que he oído: “En el verdadero amor, el<br />
alma es la que envuelve al cuerpo”<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
La exigencia de ser amado es la mayor de las pretensiones<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
172
Las mujeres llegan a ser, por medio del amor, lo que son en la<br />
mente del hombre que ama (“Humano, demasiado humano”)<br />
A veces unos lentes de más alta gradación pueden curar al<br />
enamorado (“Humano, demasiado humano)<br />
Amar al prójimo como a nosotros mismos, pero ser primero<br />
de los que “se aman a ellos mismos” con gran amor y con gran<br />
desprecio (“Así Habló Zaratustra”)<br />
B<br />
El amor hace de los pequeños defectos, pequeñas virtudes<br />
Un amor que no se expresa en hechos, es un agujero negro<br />
que no recibe nada y que irradia nada<br />
Amar es desear la felicidad del ser amado y ayudar a buscarla,<br />
aún a costa de la propia<br />
Amar es descubrir que ser es no ser si tú no eres<br />
Amar es ser amigo, compinche, compañero y amante del ser<br />
amado, todo en uno<br />
Nadie puede amar por mandamiento<br />
El amor propio es el más grande, leal y constante de todos los<br />
amores<br />
173
Antítesis<br />
N<br />
Es la puerta estrecha por donde el error se desliza de buen<br />
grado, hasta la verdad (“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
La Antítesis es la idea desafiante que se alza, para dar su razón<br />
de ser a la idea original<br />
Aristocracia<br />
N<br />
Ante el populacho, sin embargo, no queremos ser iguales<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
La única Aristocracia que yo reconozco, es la del talento; y más<br />
aún, la del genio<br />
Arte<br />
N<br />
Sólo las almas ambiciosas saben lo que es arte y alegría<br />
(“Filosofía General”)<br />
Él es el que hace posible la vida, gran seductor de la vida, el<br />
gran estimulante de la vida (“El Ocaso de los Ídolos”)<br />
Y en este peligro inminente de la Voluntad, avanza entonces,<br />
como un dios salvador que trae el bálsamo saludable; el solo<br />
tiene el poder de transmutar el hastío y lo que hay de terrible<br />
174
en la existencia, en imágenes que ayudan a soportar la vida (“El<br />
Origen de la Tragedia”)<br />
Más tarde comprendí que la liberación más fundamental del<br />
artista es haber visto su propio ideal (“Ecce Homo”)<br />
B<br />
El Arte es el encuentro intuitivo con un Estado Esencial del Ser<br />
y su expresión, forjada por la gravedad ético-estética del artista<br />
El Artista crea mundos que el científico nunca descubre, por lo<br />
que nunca podrá entenderlos ni describirlos<br />
El artista produce su obra sin pensar si gustará o no; una vez<br />
terminada, se alegra de que guste<br />
El artista crea el gusto que guste lo que produce<br />
Arrepentimiento<br />
N<br />
¡No debemos ser viles ante nuestros actos! No debemos ponerlos<br />
en jaque; el arrepentimiento es cosa inconveniente<br />
(“El Ocaso de los Ídolos”)<br />
B<br />
El Arrepentimiento es el castigo moral que el Ser de la Voluntad<br />
se impone a sí mismo por no haber obrado en consecuencia:<br />
por haber hecho o por no haber hecho<br />
175
Arrogancia<br />
N<br />
Se olvida la arrogancia cuando se está entre hombres de mérito<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
Estar sólo hace orgulloso (“Humano, demasiado humano”)<br />
Los jóvenes son arrogantes, pues frecuentan sus semejantes,<br />
todos los cuales, no siendo nada, quieren pasar por mucho<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
La llama, la alpaca y la vicuña, son los únicos animales a los<br />
que la arrogancia les sienta bien<br />
El arrogante no tiene la culpa de serlo, pues viene con la estupidez<br />
El arrogante lo es sólo con los humildes; con los superiores es<br />
humilde<br />
Ateísmo<br />
N<br />
El ateísmo es una consecuencia de la elevación del hombre<br />
(“Filosofía General”)<br />
B: El ateo que lucha contra la existencia de dios es un monje al<br />
revés<br />
176
Autor<br />
N<br />
Ya no quiero leer a los autores que han querido escribir un<br />
libro. Leeré sólo a los autores cuyas ideas formen inopinadamente<br />
un libro (“Humano, demasiado humano”)<br />
Aquél que lleva al papel lo que el “sufre” es un autor triste;<br />
pero se convierte en un autor serio cuando nos dice que ha<br />
sufrido y por qué ahora descansa en la alegría<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
Escribir es realizar un acto de exorcismo del espíritu<br />
¿Tengo algo que decir? Lo escribo<br />
El que escribe sobre lo que sufre, carece del pudor de la quinceañera<br />
que escribe un diario íntimo: ésta lo muestra sólo a su<br />
mejor amiga; el primero lo hace conocer en masa<br />
Autoridad<br />
N<br />
Donde hay el sentido de obediencia, el “tú debes” no tiene<br />
sentido alguno (“Filosofía General”)<br />
Así como somos, nos hacemos recalcitrantes ante un “tú debes”.<br />
Nuestra moral debe decir: “Yo quiero” (“Filosofía…”)<br />
La estimación de la autoridad aumenta en relación a la disminución<br />
de fuerzas creadoras (“Filosofía General”)<br />
177
B<br />
La verdadera Autoridad es una concesión social, no un privilegio<br />
que alguien cree que tiene<br />
El primer deber de la Autoridad es lograr que las cosas marchen<br />
bien sin que la gente se dé cuenta que hay autoridad<br />
La necesidad de la Autoridad es una muestra de que aún estamos<br />
en el árbol, pero que ya tenemos conciencia de ello<br />
Belleza<br />
N<br />
La Belleza tiene algo que decirnos, por eso guardamos silencio<br />
(“Ecce homo”)<br />
El silencio en el que caemos ante lo bello es un profundo esperar,<br />
un querer oír las más finas y lejanas tonalidades<br />
(“Ecce homo”)<br />
Toda belleza interior no es más que un símbolo algo superficial<br />
al lado de la multitud de las armonías profundas<br />
(“Ecce homo”)<br />
B<br />
Lo Bello, como síntesis ético-estética es propio del ser humano,<br />
no lo es de la Naturaleza<br />
Sólo una mujer puede tener el atributo de ser bella<br />
178
Contemplar a la mujer amada es contemplar la belleza<br />
Bien<br />
N<br />
Hacer el bien es poner una planta a la luz y verla mejor<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
¿Qué sería del Bien sin el Mal? Un cojo sin muleta<br />
Bondad<br />
N<br />
Esa forma de felicidad mezquina que se llama Bondad<br />
(“Ecce Homo”)<br />
¡Hay tal falta de generosidad en el hecho de desempeñar constantemente<br />
el papel de donante y dispensador de beneficios!<br />
(“Aurora”)<br />
La mentira es, si no la madre, por lo menos la nodriza de la<br />
Bondad (“Aurora”)<br />
B<br />
La Bondad es una contemplación autogratificante; la ayuda es<br />
la bondad en acción<br />
La Bondad sin acción no cuesta nada; es igual a los buenos<br />
consejos<br />
179
La Bondad activa para con los demás es una forma de ser<br />
bondadoso con uno mismo<br />
Broma<br />
N<br />
La broma y la burla nos sirven de alivio; nos prestan energías<br />
para nuestras actividades (“Filosofía General”)<br />
De cuando en cuando una tontería; ¡como si de pronto nos<br />
hastiase nuestra sabiduría! (“Filosofía General)<br />
B<br />
Una broma es una muestra de estima y de confianza que otorgamos<br />
a alguien; sólo hacemos bromas a los amigos<br />
Bueno<br />
N<br />
Un hombre que se creyera absolutamente bueno sería espiritualmente<br />
un idiota (“Filosofía General)<br />
B<br />
“Ser bueno” es la prueba de falta de carácter; no se puede ser<br />
siempre bueno y, sobre todo, bueno con todos<br />
Caída<br />
N<br />
Lo terrible no es la altura, sino la pendiente<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
180
B<br />
El que cae debe saber que los demás, aunque parezcan más<br />
grandes, siguen siendo lo que eran: aves de rapiña<br />
Calificación<br />
N<br />
Llamamos buena o mala a una cosa en relación con nosotros<br />
mismos, no con la cosa misma (“Filosofía General”)<br />
B<br />
Hay quienes creen que los demás son mejores de lo que parecen;<br />
hay quienes los consideran peores de lo que parecen;<br />
nunca acertamos en decidir cómo son; es que nunca son los<br />
mismos<br />
Calumnia<br />
N<br />
Las calumnias son enfermedades de los demás que estallan en<br />
nuestro propio cuerpo (“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
La Calumnia es la fuerza de los espíritus más depravados<br />
Callar<br />
N<br />
Es muy difícil vivir entre los hombres porque es muy difícil<br />
guardar silencio (“Así habló Zaratustra”)<br />
181
B<br />
Muy pocas veces me arrepentí por haber callado; muy pocas<br />
veces me felicité de haber hablado<br />
Canalla<br />
N<br />
La vida es un manantial de goces, pero donde la canalla bebe<br />
deja envenenada las fuentes (“Así habló Zaratustra”)<br />
No ha sido el odio, sino el asco lo que ha destrozado mi vida<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
¡Ay! Muchas veces sentí cansancio de espíritu citando, vi que<br />
también la canalla era ingeniosa (“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
Es en la turba enloquecida que el hombre muestra lo que<br />
realmente es: un ser de rebaño, cobarde y arbitrario<br />
La canalla actúa a luz abierta pero sus actos quedan clandestinos;<br />
no hay identificación plena, porque no hay individuos<br />
Cansancio<br />
N<br />
Un alarde en la sabiduría de la vida es saber intercalar a tiempo<br />
el sueño en todas sus formas (“Aurora”)<br />
182
¿Qué haremos para estimularnos cuando estemos fatigados y<br />
cansados de nosotros mismos? Dormir mucho en el sentido<br />
propio y figurado, así terminaremos por tener de nuevo nuestra<br />
mañana (“Aurora”)<br />
A veces siento que estoy tan cansado de todo, de mí, de todos,<br />
de nada<br />
B<br />
¡Hay tantos motivos de cansancio! ¿Veremos algún día que el<br />
ser humano se ha cansado de ser un simple bípedo con facultad<br />
del habla?<br />
Carácter<br />
N<br />
Antes de que alguien haya puesto su pie sobre nosotros no sabemos<br />
si tenemos dientes de serpiente<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
Nuestro carácter está determinado más por la ausencia de experiencias<br />
que por las que hemos vivido<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
El carácter de un hombre se muestra cuando dice “No” en el<br />
momento en que debe decirlo<br />
Hay quienes son capaces de decir “No” sólo a escondidas<br />
183
Carácter (Mal)<br />
N<br />
Hay hombres que no saben desfogar su pensamiento de otro<br />
modo que desfogando su bilis contra todo el mundo<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
Nunca conocí a un hombre que mostrara su mal carácter ante<br />
un superior, tal como lo muestra ante los humildes<br />
Caracteres<br />
N<br />
… el hombre no científico tiene por buena una opinión cuando<br />
le halaga (“Filosofía General”)<br />
B<br />
Todos tienen por buena una opinión que los halaga; excepto el<br />
hombre de talento y el genio<br />
Caras<br />
N<br />
Es dudoso que un viajero alrededor del mundo haya encontrado<br />
sitios más feos que el rostro humano<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
¡Cómo cambia el rostro cuando cambia el alma! De límpido, se<br />
vuelve astuto; de fresco, siniestro; de franco, se hace torvo<br />
184
Caridad<br />
N<br />
No me inspiran confianza los misericordiosos que son felices<br />
en su misericordia: carecen de pudor<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
Es preciso suprimir los mendigos, pues nos molestan cuando<br />
no les damos limosna y nos molestan también cuando se la<br />
damos (“Aurora”)<br />
B<br />
Abandonar a nuestros débiles y mendigos es abandonar a nuestros<br />
heridos en el campo de batalla; nunca lo haremos<br />
¡Levantemos a nuestros débiles y mendigos! ¿Por qué? ¡Porque<br />
son nuestros!” es la primera regla que estructura la Acción de<br />
la Voluntad<br />
Castigo<br />
N<br />
Te castigan por tus virtudes, sólo perdonan sinceramente tus<br />
errores (“Así habló Zaratustra”)<br />
El castigo impide, con el ejemplo, que otros incurran en la<br />
misma locura (“Humano, demasiado humano”)<br />
Todo malhechor castigado debe considerarse como un bienhechor<br />
de la humanidad (“Humano, demasiado humano”)<br />
185
B<br />
La liberación del culpable atenta en contra de la sociedad; la<br />
condena a un inocente la desmoraliza<br />
El castigo al delincuente no tiene la intención de que pague una<br />
culpa, más bien está orientado a defender a la sociedad<br />
Mientras no haya otra manera, el castigo es la forma para que<br />
las cláusulas de la convivencia humana se cumplan<br />
Celebridad<br />
N<br />
Pero, ¿Por qué evitas a ese gran hombre? Porque no querría<br />
juzgarlo injustamente; yo soy miope y desconfiado y él lleva<br />
indistintamente diamantes verdaderos y falsos (“Aurora”)<br />
B<br />
El hombre célebre contrae una deuda de honor con la sociedad,<br />
pues debe comportarse como la sociedad lo imagina<br />
Celos<br />
N<br />
¿No es mejor caer en manos de asesinos que en los ensueños<br />
de una mujer celosa? (“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
Los celos son la expresión del sentido de propiedad que una<br />
persona guarda con relación a otra<br />
186
Censura<br />
N<br />
Quienes nos censuran quieren hacernos entender en qué m<br />
medida se ocupan de nosotros; los entendemos mal tomando<br />
su censura en serio y defendiéndonos de ellas<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
Algunas personas excelentes administran sus censuras de manera<br />
tal que con ellas pretenden distinguirnos<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
Los hombres que quieren suprimir la alabanza y la censura<br />
quieren privarnos de lo maravilloso y esperan que el hombre<br />
espere sólo lo justo y lo recto (“Tratados filosóficos”)<br />
B<br />
No acepto en nadie, absolutamente en nadie ni en nada, la pretensión<br />
de censurar lo que debo ver, escuchar o leer<br />
La censura que se hace al derecho de comer todos los días es<br />
la peor de todas<br />
La censura que pone freno a la verborrea es la menos peor de<br />
todas<br />
Los censuradores obran por encargo y nadie los aprecia; aunque<br />
hay quienes gozan en la tarea de cancerberos<br />
187
Ciencia<br />
N<br />
El científico posee una candidez que raya en miopía: no tiene<br />
la menor idea de los peligros de su oficio; cree en el fondo de<br />
su corazón que su misión es amar la verdad, el bien y la belleza<br />
(“Filosofía General”)<br />
¡Amar la ciencia sin pensar en su utilidad! Pero quizá ella es un<br />
medio para hacer del hombre un artista en un sentido inusitado.<br />
Una serie de bellos experimentos es uno de los goces más<br />
teatrales (“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
La ciencia es la expresión más noble de la curiosidad del Ser<br />
por conocer el mundo<br />
Detesto, desde el fondo de mi ser, al “científico” que mira por<br />
el hombro al filósofo y al artista<br />
Pocos comportamientos son tan caricaturescos como cuando el<br />
científico pretende hablar como “científico”<br />
Cinismo<br />
N<br />
Es la única forma bajo la cual las almas bajas rozan la sinceridad<br />
(“Más allá del bien y del mal”)<br />
188
B<br />
El cinismo es la actitud más fácil que los astutos adoptan para<br />
defenderse en su enfrentamiento con los sabios<br />
Citas<br />
N<br />
Los escritores jóvenes no saben que las buenas expresiones y<br />
los buenos pensamientos no se expresan bien más allá que entre<br />
sus semejantes (“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
Los mediocres citan a los grandes hombres en un intento lamentable<br />
de mostrar una sabiduría que no tienen<br />
Al citar a un personaje de valía, como una pretendida muestra<br />
de erudición, el hombre mediocre cree que se iguala a él<br />
Civilización<br />
N<br />
Los grandes momentos de la cultura fueron siempre momentos<br />
de corrupción; al contrario, las épocas de mayor disciplina y<br />
domesticación del animal “hombre” son tiempos de intolerancia<br />
para los caracteres más espirituales y audaces (“La Voluntad<br />
de Dominio”)<br />
La Civilización quiere algo distinto de lo que quiere la Cultura;<br />
quizá lo contrario (“La Voluntad de Dominio”)<br />
189
B<br />
La Cultura es la fotografía de las costumbres, tradiciones y escala<br />
de valores de un grupo social; la Civilización es la versión<br />
cinematográfica de sus cambios en movimiento<br />
Una persona culta es la que conoce y entiende lo que conoce;<br />
una persona civilizada es la que se comporta como si fuera culta<br />
Clásicos<br />
N<br />
La lectura de los clásicos es un procedimiento monstruoso, se<br />
hace para jóvenes que de ningún modo están preparados para<br />
ella por maestros cuya palabra pone una capa de polvo sobre<br />
cualquier buen autor (“Humano, demasiado humano”)<br />
Lo opuesto al pesimismo de lo clásico es lo romántico, en el<br />
que la debilidad, el cansancio y la decadencia de las razas se<br />
formula en ideas y en valoraciones (“Ecce homo”)<br />
B<br />
Llamamos “clásico” a lo que nos da las pautas fundamentales<br />
del arte, la música, la literatura y la filosofía<br />
Los clásicos son un punto de partida, no de llegada; una llanura<br />
que dejamos atrás sin olvidarla; no un horizonte<br />
Codicia<br />
190
N<br />
Sin temor y sin codicia, ¿Qué sería del hombre?<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
La Codicia es el pretender algo sin tener los méritos para lograrlo,<br />
por eso es inmoral<br />
Cólera<br />
N<br />
No se mata con la cólera sino con la risa<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
La Cólera es un estado temporal de locura<br />
Comentarios<br />
N<br />
El desilusionado habla: “yo esperaba ecos y no encontré sino<br />
elogios” (“Más allá del bien y del mal”)<br />
B<br />
El comentario depende de los afectos y desafectos de quien<br />
comenta, no de la calidad de la obra que debe comentar<br />
Comerciante<br />
N: Forma una nueva clase de hombres que tienen la misma<br />
importancia que los esclavos en la antigüedad (“Tratados …”)<br />
191
B<br />
El Comerciante percibe el mundo como un inmenso bazar del<br />
cual quiere sacar lo que más pueda, dando lo menos posible en<br />
cambio<br />
Comparación<br />
N<br />
Cada cosa se puede medir por medio de otra, pero fuera de las<br />
cosas no existe medida alguna; por eso, en sí, cada cosa es infinitamente<br />
grande y también infinitamente pequeña al mismo<br />
tiempo (“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
Cuando comparamos dos cosas, una con otra, lo que nos pertenece<br />
y lo que no, somos casi tan parciales como cuando<br />
comparamos una idea nuestra y una ajena<br />
Compasión<br />
N<br />
Compadecer equivale a despreciar (“Aurora”)<br />
La compasión es un sentimiento que contiene goce y que proporciona<br />
el gusto de la superioridad en pequeñas dosis (“Aurora”)<br />
Si las limosnas no se diesen más que por compasión, y habrían<br />
muerto de hambre todos los mendigos<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
192
B<br />
La Compasión está llena de moralina; la Acción de Voluntad<br />
lleva en sí la verdadera intención de ayuda<br />
La Compasión sirve para ganar indulgencias el apoyo mutuo es<br />
el que muestra la esencia de nuestro cariño por el prójimo<br />
Una persona compasiva es una persona que siempre reserva<br />
para sí la compasión mayor<br />
Comprensión<br />
N<br />
Lo que hacemos nunca es comprendido: sólo alabado o censurado<br />
(“El Eterno Retorno”)<br />
B<br />
En las relaciones humanas, comprendemos cuando nos identificamos<br />
con quien nos cuenta sus desventuras. Entendemos la<br />
Ley de la Gravedad, comprendemos el problema de un amigo<br />
Concepto<br />
N<br />
Los conceptos más útiles son los que han quedado, por falsos<br />
que sean sus orígenes (“Filosofía General”)<br />
Los que están al acecho de los juicios que se emiten sobre él<br />
siempre se sentirán molestos, pues ya somos injustamente juzgados<br />
por quienes están más cerca nuestro (“Humano…”)<br />
193
Los juicios de los indiferentes hacen mucho daño, porque tienen<br />
cierto tono de imparcialidad, casi de impersonalidad<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
El concepto es la materia prima del pensamiento<br />
Conciencia<br />
N<br />
Cuando se quiere educar a la conciencia, ella nos abraza mordiéndonos<br />
(“Más allá del bien y del mal”)<br />
Mientras se trata de la propia conservación, la conciencia del<br />
Yo es innecesaria (“Tratados Filosóficos”)<br />
En el hombre hay tantas conciencias como seres contiene su<br />
cuerpo (“Tratados Filosóficos”)<br />
B<br />
La Conciencia sufre cuando nosotros gozamos<br />
Más que el reflejo de la realidad, la Conciencia es el reflejo de<br />
nuestras debilidades<br />
Cuando escucho que alguien dice: “voy a obrar de acuerdo con<br />
los dictados de mi conciencia” sabemos que va a obrar de<br />
acuerdo con sus intereses<br />
Auto Confesión<br />
194
N<br />
El sentimiento más penoso que hay es el descubrimiento de<br />
que siempre lo toman a uno por Algo superior a lo que es<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
Auto-confesarse es ponerse a disposición del más severo de los<br />
jueces<br />
Confianza<br />
N<br />
Sin la gran seguridad en “la creencia” sin la predisposición a la<br />
creencia ni los hombres ni los animales serían capaces de vivir<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
Nuestra confianza en los demás delata por qué quisiéramos<br />
creer en nosotros mismos. Nuestra necesidad de un amigo es<br />
lo que nos delata (“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
Confiamos en quienes creemos que debemos confiar; no necesariamente<br />
en quienes debemos confiar<br />
Aparte de mi esposa y de mis hijos, prefiero confiar en algo<br />
que en alguien<br />
Los malos nos superan: no confían en nadie, nosotros sí<br />
195
Conocimiento<br />
N<br />
Nosotros, los que buscamos el conocimiento, no nos conocemos<br />
a nosotros mismos, y hay una buena razón para ello: nunca<br />
nos hemos buscado, ¿Cómo pues habríamos de encontrarnos?<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
Cada uno es el más extraño a sí mismo<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
El conocimiento mata la acción; es preciso para ésta el espejismo<br />
de la acción (“El origen de la Tragedia”)<br />
B<br />
Los hombres de bien temen conocerse a sí mismos; se espantan<br />
ante lo que el velo descorrido habrá de revelar<br />
Los hombres de mal nunca se han preocupado por conocerse<br />
Buscamos el Conocimiento para aplicarlo a algo práctico; pero<br />
también lo buscamos para satisfacer nuestra sed de saber, nada<br />
más. El primero es necesario, para la supervivencia del hombre,<br />
el segundo lo es para saber si vale la pena sobrevivir<br />
Consejos<br />
N<br />
Todos los demás saben mejor que yo lo que debo hacer y lo<br />
que no debo hacer; ¡Pobre de mí! No sé darme consejos a mí<br />
196
mismo (“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
Los consejos se devalúan cada vez más, pues todos estamos<br />
dispuestos a darlos más que a cumplirlos<br />
Consuelo<br />
N<br />
De todas las formas de consuelo la más eficaz es la afirmación<br />
de que para ese caso no hay consuelo; el que recibe la noticia<br />
encuentra en ello una gran distinción y yergue la cabeza (“Aurora”)<br />
“El tiempo todo lo cura”; el tiempo no cura nada<br />
(“Tratados Filosóficos”)<br />
Mirando a un desesperado, cada cual recobra su aliento<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
Somos increíblemente fuertes con el dolor ajeno<br />
El consuelo no frena un dolor de muelas, pero imbuye esperanza<br />
Esperamos consuelo de los seres que amamos y que nos aman;<br />
es el único caso en el que se toma el dolor de otro como propio<br />
197
Contemplación<br />
N<br />
El silencio con el que contemplamos lo bello es un profundo<br />
esperar, un querer oír las más finas y lejanas tonalidades (“Ecce<br />
homo”)<br />
La belleza tiene algo que decirnos, por eso guardamos silencio<br />
y no pensamos en lo que en otra ocasión pensaríamos (“Ecce<br />
homo”)<br />
B<br />
He aquí una gran contradicción: si admiramos un cuadro de<br />
una mujer desnuda y sentimos una erección, nuestro acto de<br />
contemplar no será desinteresado ¿A quién culpar?<br />
Contemplo la belleza con mayor fruición cuando un ser querido<br />
está a mi lado, contemplándola también<br />
Contradicción<br />
N<br />
¡Es tan exquisito y acusa tal distinción tener antípodas!<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
B<br />
La mayor parte de la gente lleva la contra como un arma defensiva<br />
para pretender esconder su ignorancia<br />
198
Convencimiento<br />
N<br />
Hay personas a quienes se les convence con gestos sublimes,<br />
pero que ante las razones se muestran desconfiadas<br />
(“Filosofía General”)<br />
B<br />
Al amigo se lo convence con los sentimientos; al enemigo, acudiendo<br />
a sus intereses<br />
Conversación<br />
N<br />
No se debe hablar sino cuando ya no hay derecho a callar y no<br />
se debe hablar más que de aquello que se ha dominado (“Humano,<br />
demasiado humano”)<br />
Los hombres no saben mantener una conversación, ponen<br />
demasiada atención a lo que quieren decir y a lo que van a contestar<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
Cuando dos amigos se vuelven a encontrar después de una<br />
larga separación sucede muchas veces que afectan tener interés<br />
por cosas que ya le son indiferentes<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
No todas las palabras convienen a todas las bocas<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
199
B<br />
En las lides de la conversación convencional o de cotidianidad,<br />
debo confesar que soy completamente inútil<br />
Si todos hablaran sólo cuando tienen algo importante que decir,<br />
en el mundo reinaría un silencio de tumba<br />
La palabra se ha depreciado, casi nadie se preocupa por mejorar<br />
su modo expresivo<br />
Cuando tenemos que escuchar a un enfermo de incontinencia<br />
verbal nos sucede lo mismo que les sucedía a los espartanos en<br />
circunstancias similares: no nos acordamos del comienzo, lo<br />
del medio fue muy complicado y el final, ininteligible<br />
Coraje<br />
N<br />
No sólo se ataca por hacer daño a uno, por vencerle; a veces<br />
por el mero deseo de adquirir conciencia de la propia fuerza<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
La desesperación cambia el miedo en coraje; que lo sepan bien<br />
todos los dictadores<br />
Correspondencia<br />
N: La carta es una visita que no se hace anunciar; el cartero es<br />
el intermediario de estas sorpresas descorteses (“Humano…”)<br />
200
Cada ocho días deberíamos dedicar una hora para recibir la<br />
correspondencia y tomar un baño después<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
Cuando recibimos una carta, sabemos que alguien pensó en<br />
nosotros<br />
En una carta las palabras hablan y la voz no se escucha<br />
Costumbre<br />
N<br />
Toda costumbre hace nuestra mano más ingeniosa y nuestro<br />
genio más torpe (“El Eterno Retorno”)<br />
Siempre que el hombre pueda ejercer una coacción sobre sus<br />
semejantes lo hace para propagar sus costumbres<br />
(“Humano, demasiado humano”)<br />
B<br />
El “hoy” es el puente por el que cruzamos desde las costumbres<br />
de ayer hacia la innovación del mañana<br />
Acostumbrarse a las costumbres puede convertirse en una enfermedad<br />
Creación<br />
N<br />
El querer libera, pues querer es crear (“Así habló Zaratustra”)<br />
201
Crear: éste es el alivio al dolor y lo que hace fácil la vida<br />
(“Así habló Zaratustra”)<br />
Para que exista un creador hace falta muchas crisis de dolor y<br />
muchas transformaciones (“Así habló Zaratustra”)<br />
B<br />
No se crea porque se quiere crear; el hombre crea porque tiene<br />
el talento para hacerlo<br />
Desde el llano hasta la cumbre; desde el valle hasta el abismo,<br />
la creación recorre toda la geografía del talento<br />
Crimen<br />
N<br />
El criminal no está, la mayor parte de las veces, a la altura de su<br />
acto: lo empequeñece y lo calumnia<br />
(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
Los abogados de un criminal, rara vez son lo suficientemente<br />
artistas para utilizar, en provecho del culpable, la belleza terrible<br />
de su acto (“Más allá del Bien y del Mal”)<br />
B<br />
No todos los crímenes contra la Ley son crímenes contra la<br />
Justicia<br />
La muerte colectiva por hambre es el crimen más infame<br />
202
203
ÍNDICE<br />
PRÓLOGO… 3<br />
EL HOMBRE SUPERIOR… 5<br />
LA INTERPRETACIÓN METAFÓRICA DE LA HISTO-<br />
RIA… 10<br />
Los Incoloros… 11<br />
El Lenguaje… 12<br />
El Símbolo… 13<br />
La Vivencia… 14<br />
La Metáfora… 15<br />
LA VOLUNTAD DE PODER… 17<br />
Voluntad de poder y dominación… 18<br />
Voluntad y Poder… 20<br />
La Síntesis… 21<br />
El Devenir… 22<br />
Fuerza… 23<br />
Querer… 24<br />
El Señor y la Voluntad de poder… 25<br />
La Alienación en Hegel… 25<br />
La Alienación en Nietzsche… 28<br />
El Planteamiento de un Supuesto… 29<br />
Las aves rapaces… 30<br />
Alienación: Resumen… 33<br />
204
El Capitalista… 34<br />
El Político… 35<br />
Hegel y Nietzsche… 37<br />
EL NIHILISMO… 39<br />
Las Relaciones de Dominio como Moral… 39<br />
La Transvaloración de los valores vigentes… 40<br />
La metáfora hipotética: “Dios ha muerto”… 41<br />
LA LEY DEL SAQUEO… 47<br />
Los más fuertes saquean a los más débiles… 47<br />
El Teorema del Miedo, El Corolario del Miedo… 48<br />
El precepto del Miedo… 48<br />
Algunos ejemplos en la Historia: Esparta y Atenas… 49<br />
La Democracia Ateniense… 50<br />
La legalización de la esclavitud como “Ley Natural”… 51<br />
Roma… 52<br />
La Astucia de Marte… 52<br />
La Fundación… 53<br />
La Primera Guerra Púnica… 54<br />
Aníbal, los elefantes y la Segunda Guerra Púnica… 55<br />
EL ETERNO RETORNO DE LO MISMO… 57<br />
El camino está en la meta… 57<br />
El Eterno Retorno y Borges… 59<br />
La Carabela… 63<br />
EL SUPERHOMBRE 64<br />
205
La Animalidad… 65<br />
El Objetivismo… 66<br />
La Meta… 67<br />
La lucha entre Superhombres… 70<br />
LA JUSTICIA… 72<br />
El qué y el cómo De la Justicia… 74<br />
El fin de La Filosofía… 75<br />
Conclusión… 76<br />
AFORISMOS COMPLEMENTARIOS… 77<br />
206