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CON HEIDEGGER SOBRE NIETZSCHE

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<strong>CON</strong> <strong>HEIDEGGER</strong><br />

<strong>SOBRE</strong> <strong>NIETZSCHE</strong><br />

Mario Blacutt Mendoza<br />

1


Los derechos de autor de las versiones impresa y digital de esta<br />

obra están reservados y debidamente protegidos por Ley.<br />

Cualquier cita de una parte de este libro, deberá, necesariamente,<br />

incluir la fuente.<br />

2


EL HOMBRE SUPERIOR<br />

Mi declaración inicial<br />

Antes de que advenga el ente que quiere ejercer la Voluntad<br />

de Poder, es preciso que sea El Ser de la Voluntad que<br />

quiere ejercer La Voluntad de Poder. El Ser de la Voluntad<br />

es anterior a cualquier otro tipo de Ser.<br />

3


Nietzsche, hasta nosotros llega la airada voz de tu Zaratustra,<br />

dirigiéndose a los Hombres Superiores:<br />

“Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el<br />

mercado nadie cree en hombres superiores. Y si queréis hablar<br />

allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando “todos somos<br />

iguales”.<br />

Por lo visto, Nietzsche, tu hombre superior se considera superior<br />

con relación a los harapos de los más humildes<br />

No en comparación con los hombres libres del hambre<br />

Por otra parte, identificas muy bien a los ambiguos, aunque los<br />

confundes con los humildes; al respecto dices:<br />

Hoy, en efecto, las gentes pequeñas se han convertido en los<br />

señores: todas ellas predican resignación y modestia y cordura<br />

y laboriosidad y el largo etcétera de las pequeñas virtudes.<br />

Estas “gentes pequeñas” son los ambiguos, los que tienen la<br />

astucia como virtud y la doble moral como su práctica<br />

Predican resignación y laboriosidad, pero no como comportamiento<br />

propio sino como una imposición a los débiles<br />

Dicen lo que no hacen; no dicen lo que hacen<br />

4


¡Para mí no sufrís aún bastante! Pues sufrís por vosotros, no<br />

habéis sufrido aún por el hombre.<br />

Pero los humildes, los pobres, a los que tú desprecias tanto,<br />

sufren de pobreza y de hambre<br />

Los que producen no comen; los que comen no producen<br />

La pobreza y el hambre es el dueto fatídico convertido en el gran<br />

dolor colectivo, el más penoso de todos los dolores<br />

¿Qué clase de hombre superior es el que desea rodearse de<br />

mendigos para ser admirado por ellos?<br />

Eso es un despropósito absurdo<br />

No queráis nada por encima de<br />

vuestra capacidad: hay una falsedad<br />

perversa en quienes quieren<br />

por encima de su capacidad.<br />

¡Especialmente cuando quieren<br />

cosas grandes!<br />

Pues despiertan desconfianza contra las cosas grandes, esos<br />

refinados falsarios y comediantes<br />

5


¿Quiere decir esto que los débiles y enfermos no deben encarar<br />

la tarea de rebelarse?<br />

La plebe no sabe lo que es grande, ni lo que es pequeño; no<br />

distingue lo que es recto y honesto: ¡ella es inocentemente<br />

torcida, ella miente siempre!<br />

Pero hay algo que es francamente contradictorio<br />

En mi país, por ejemplo, hay “hombres superiores” que desprecian<br />

a los indígenas, a la “plebe@, por ser indígenas<br />

Los desprecian por ello, a pesar de que esos indígenas producen<br />

una buena parte de lo que los “superiores” comen<br />

Tendremos un encuentro para hablar sobre este asunto, cuando<br />

lleguemos al tema sobre la Alienación del Ser<br />

Mientras tanto, podemos constatar que el “hombre superior”, a<br />

diferencia de “la plebe” no es autosuficiente<br />

Es decir, su existir depende, precisamente, de su antípoda social:<br />

del que produce lo que el “superior” consume<br />

Así, llegamos a una extraña contradicción:<br />

¡El “hombre superior” necesita del mendigo para subsistir!<br />

¿Qué clase de hombre superior depende de su enemigo?<br />

6


Por el otro lado, el hombre que produce, en este caso, los indígenas<br />

y mestizos de mi país, son autosuficientes<br />

No necesitan de nadie para subsistir<br />

¿Se desprecia al que produce lo que comes?<br />

¿Se llama Superior al parásito?<br />

¡La diferencia está en que los hombres superiores son hombres<br />

valientes! ¡Hombres de corazón abierto<br />

Al preguntarme, te pregunto:<br />

¿En quién debería confiar tu Hombre Superior, dado que no<br />

quiere rivales, sólo mendigos?<br />

7


¡Guardaos también de los doctos! Os odian: ¡pues ellos son<br />

estériles! Tienen ojos fríos y secos, ante ellos todo pájaro yace<br />

desplumado.<br />

Así, tu Hombre Superior estará solo<br />

Le será difícil identificar en quién debe confiar<br />

Estará solo frente a los precipicios, sepulturas que él cava en su<br />

peregrinaje en pos de grandeza<br />

Confiará en el hombre que tiene valor<br />

¿Cómo se reconoce a un hombre que tiene valor? pues hay<br />

varias maneras de demostrar que se tiene valor<br />

Sin embargo, esa capacidad no está a la vista<br />

Tiene valor el que ve el abismo, pero con ojos de águila, el<br />

que aferra el abismo con garras de águila: ése tiene valor<br />

Si el hombre superior se aferra al abismo con garras de águila,<br />

entonces ¿Dónde está su ser diferenciado?<br />

Porque es necesario aceptar que todo el que está en peligro de<br />

caer al precipicio se aferra a lo que puede<br />

Lo hacen con manos, dedos, uñas y dientes<br />

8


Quienes meditan en la senda del Zen, dicen que el que está<br />

por caer al abismo mira la rama de la que se aferra<br />

Mira la rama, no sólo como su eslabón entre la vida y la muerte,<br />

sino que la contempla con embeleso<br />

¿No sería ese meditador un gran hombre superior?<br />

Tu Hombre Superior, parasita, vive parasitando<br />

Hará cualquier cosa, menos trabajar<br />

Tu hombre superior es un samurái extraño: mata para su amo<br />

o mata para robar; en lenguaje actual, es un mercenario<br />

Es el que vive gracias al filo de su katana<br />

Pero el “hombre superior” que existe en la actualidad, no va a<br />

las guerras: las hace, para que otros combatan por él<br />

¡No tienen ni derecho ni fuerza de exigir su egoísmo! ¡Es<br />

vuestro egoísmo, creadores! Ellos se jactan de no mentir, pero<br />

la incapacidad para la mentira no es ya, ni de lejos, amor<br />

a la verdad. ¡Estad en guardia! Quien no puede mentir no<br />

sabe qué es la verdad.<br />

Cada vez Me asombra más tu capacidad de asombrar<br />

Esa facultad tuya no parece tener fin<br />

9


¿La incapacidad para la mentira no es ya, amor a la verdad?<br />

¿Quién no puede mentir, no sabe qué es la verdad?<br />

Pero estas afirmaciones guardan una distancia prudente con la<br />

moralina del cura, para quién el hombre es “malvado”<br />

Han sentenciado que ha nacido con la maldad entre pecho y<br />

espalda y que debe llevar esa cruz por toda su vida<br />

“El hombre es malvado”, así me dijeron, para consolarme,<br />

los más sabios. ¡Ay, si eso fuero hoy verdad! Pues el mal es<br />

la mejor fuerza del hombre. Esto no está dicho, sin embargo,<br />

para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco a<br />

todo hocico. Estas son cosas delicadas y remotas: ¡hacia ellas<br />

no deben alargarse las pezuñas de las ovejas! ¡Y allí donde<br />

están los vicios de vuestros padres no debéis querer pasar<br />

por santos! ¿Qué es lo más dañoso que cualquier otro vicio?<br />

La compasión con los débiles<br />

En eso estamos de acuerdo; la compasión es una red de<br />

cangrejos que atrapa al hombre y lo vuelve más débil<br />

Yo no compadezco a los débiles, más bien quiero volverlos<br />

fuertes, así puedan defenderse de tu hombre superior<br />

Pero no en las condiciones actuales, dado que el hambriento<br />

debe enfrentar a dos enemigos a la vez: al hambre y al rival<br />

10


No hay un torneo de caballeros, sólo una batalla del degüello<br />

Mi percepción<br />

De este modo, Nietzsche, tengo una idea formada sobre tu<br />

hombre superior<br />

Describe a los miembros de la Cofradía del Parasitismo,<br />

representada por los que se autocalifican como “nobles”<br />

Cualquier cosa que eso signifique<br />

Para ellos no hay ni espada ni sable<br />

Sólo el cuchillo de cocina, el de los carniceros<br />

En la actualidad, ese “hombre superior” es empresario de las<br />

grandes corporaciones transnacionales<br />

En nuestra época no hay guerreros que escojan enemigos<br />

privados, como en los torneos de “caballeros”<br />

Más bien, hay sabandijas que crean guerras para beneficiarse<br />

de la venta de armas a los dos bandos<br />

11


No van a las guerras, envían jóvenes para morir “en defensa”<br />

de la tasa de ganancia del gran empresario<br />

O para dejar la vida en defensa del Político<br />

Ambos, máximos representantes de tu “Hombre Superior”<br />

Por otro lado, tu Zaratustra es un reproductor de generalidades<br />

y de singularidades por igual<br />

Por ello, nunca ha pensado que entre los extremos siempre hay<br />

un término medio, un Tercero Incluido<br />

Un espacio que la mente reconoce como una dimensión que<br />

anula los extremos<br />

12


LA INTERPRETACIÓN<br />

METAFÓRICA DE LA HISTORIA<br />

Respetado Nietzsche, coincido contigo, lo que es un privilegio<br />

para mí, en algo que crees de gran comedimiento<br />

En la percepción de que la historia debe ser interpretada metafóricamente,<br />

que no hay otro modo de convocarla<br />

Los esfuerzos de conocer la Verdad, como si ésta fuera purificada,<br />

descomprometida de todo interés humano, sería ajena<br />

a toda Voluntad de Poder. La Historia debe ser interpretada;<br />

si la Voluntad de Poder es voluntad de más poder, la<br />

interpretación permite el dominio sobre las cosas.<br />

Creo, al igual que tú, que la búsqueda de una Verdad objetiva,<br />

ajena a la interpretación, es para hombres sin alma<br />

En cuanto a mí se refiere, afirmo que la interpretación de la<br />

Historia está fijada en nuestro ADN histórico<br />

Que esa forma de ver la historia es parte de nuestro cuerpo<br />

colectivo y de las acciones que lo distinguen<br />

La verdad como “un ejército móvil de metáforas” nos urge<br />

al abandono de la idea de “representar la realidad” por medio<br />

del lenguaje y, con ello, la idea de descubrir un contexto<br />

único para todas las vidas humanas.<br />

13


Postulo que la Interpretación de la Historia es un conjunto de<br />

reflejos ético-estéticos de grupos diferenciados<br />

Conjunto similar al que usamos para interpretar las obras de<br />

arte, la literatura, la filosofía y la música<br />

Lo expreso mejor en el siguiente poema:<br />

¿De qué alejamientos está hecha mi conciencia?<br />

Busco el nexo de las figuras apartadas<br />

para encontrar la metáfora precisa en cada momento<br />

Trae, trae pensamiento<br />

la imagen urgente que postule mi Yo<br />

Vuela, vuela imaginación<br />

hacia la curva indómita<br />

y tráeme un pedazo de misterio<br />

que sea insondable a la razón<br />

para ser asequible a la intuición certera<br />

Mi razón aleja las cosas de mi conciencia<br />

Mi intuición las integra<br />

En el rincón más oscuro del alma<br />

un pozo de luz amasa la tiniebla<br />

14


En síntesis: me refiero a la interpretación metafórica, en el sentido<br />

horizontal de la palabra<br />

La capacidad artística del hombre, en su afán de configurar<br />

el mundo existente, lo hace tan irregular, tan inconsecuente,<br />

tan inconexo, tan encantador y tan eternamente nuevo, como<br />

lo es el mundo de los sueños.<br />

Pero, la interpretación metafórica también demanda algo extra:<br />

un lenguaje no racionalizado<br />

Un modo expresivo que nos permita el intento de proyectar<br />

nuestras percepciones<br />

15


EL LENGUAJE<br />

Fuiste un gran filólogo, por lo que no intentaré la aventura de<br />

evaluar tus conclusiones; quizá pueda complementarlas<br />

Dices que la naturaleza del lenguaje es esencialmente simbólica<br />

o metafórica, lo que me satisface eufóricamente<br />

Patino sobre la misma capa de hielo que cubre el agua ondulante<br />

de los conceptos<br />

Escucho tu alegato, lo hago con gran interés y aprecio:<br />

No existe una realidad-fundamento anterior al lenguaje que<br />

sirva de criterio de verdad para distinguir un lenguaje literal<br />

de otro imaginario. El hombre es un creador de ficciones,<br />

metáforas e interpretaciones. La realidad es una construcción<br />

poética, un simulacro, y nuestras interpretaciones son<br />

un arreglo del mundo de acuerdo con nuestros particulares<br />

intereses vitales. Somos animales de ficciones, y conocer es<br />

trabajar con la metáfora favorita de uno, porque, la construcción<br />

de metáforas es el instinto fundamental del hombre.<br />

Construimos nuestras narraciones a la vez que inventamos<br />

una vida.<br />

Cada invención metafórica de la vida, como dices, y la forma<br />

que ese invento toma, sería propia de cada cultura<br />

16


Sobre todo, acorde con la ideología que prima en el grupo<br />

La verdad proviene de la imaginación, en ningún caso de la<br />

esencia de las cosas. Las “verdades” son ilusiones necesarias,<br />

metáforas convenidas, útiles, que se han impuesto: la causalidad,<br />

voluntad libre, leyes naturales, espacio, tiempo… todas<br />

son ficciones reguladoras, creencias útiles, mas no verdaderas.<br />

Otro motivo de amable coincidencia<br />

Postulo que cada interpretación de la Historia es una expresión<br />

ponderada de alguna ideología grupal o individual<br />

De las cavernas de Platón provienen los conceptos que tenemos<br />

sobre la verdad y cualquier otra<br />

El cosmos no tiene idea de lo que es “la verdad” ni de lo que<br />

es arriba o abajo, ancho o angosto…<br />

El cosmos simplemente es como es; nos cupe a nosotros determinar<br />

si Marte está más cerca del sol que Júpiter<br />

De ahí, la deformación de la percepción lograda<br />

La interpretación metafórica de la historia no viene desde algún<br />

vergel de cadencias rítmicas<br />

17


Más bien lo hace desde inmensos conglomerados que hierven<br />

en el escenario en el que los sucesos se desenvuelven<br />

Deforman la percepción, al igual que lo hacen los sentidos;<br />

para atestiguarlo, recordemos la sombra de un ejemplo<br />

Tomemos al personaje pintoresco, “Tartarín de Tarascón” del<br />

novelista francés, Alphonse Daudet<br />

Sueña con África y con participar en un safari para cazar leones;<br />

todo ello con el séquito ritual con que orla su deseo<br />

De súbito, por algún desequilibrio en el cerebro, el deseo de ir<br />

al África se convierte en una realidad<br />

En una impresión “verdadera” asilada en alguna neurona dislocada,<br />

para la cual el deseo es sinónimo de verdad<br />

Desde ese momento ya no sueña con ir al África: él ya ha estado<br />

en el gran continente y ha cazado leones<br />

Por eso, cuanto relata a sus amigos los pormenores de su<br />

proeza, no dice la verdad, pero tampoco miente<br />

Tal sería la idea-núcleo de tu teoría acerca de la interpretación<br />

de la Historia; la mía también.<br />

El Símbolo<br />

18


El Símbolo es inigualable para connotar la interpretación metafórica<br />

de todo lo que se quiere expresar<br />

El Símbolo, tú lo sabes más que yo, es la representación del<br />

Todo o de las partes de un todo<br />

Pero que nada tiene que ver, en apariencia, con lo que representa;<br />

el símbolo es la forma paladina de lo oscuro<br />

Su significado es de dominio colectivo<br />

La paloma es el símbolo universal de paz ¿Por qué?<br />

Hay preguntas que no tienen ni merecen respuestas<br />

19


Sobre esta sucesión de sombras claroscuras, postulo que un<br />

río, por ejemplo, es el símbolo de sí mismo<br />

Ni los sentidos ni la razón pueden captar el río en toda su riqueza<br />

singular ni en toda su integralidad<br />

No pueden captarla, por ejemplo, en el movimiento de sus<br />

átomos y de sus partículas elementales<br />

De aquéllas que conforman la masa de sus aguas, ni en el movimiento<br />

de todas las ondas que diseña en su recorrido,<br />

Cada una siempre es diferente de las demás y de sí misma<br />

Ese movimiento es aprehendido parcialmente<br />

Por eso, cuando percibimos al río, nuestra percepción es, en<br />

este caso, la percepción de un símbolo del río<br />

No es el río “en sí”; y como es siempre cambiante, el río, siendo<br />

un Todo, es también parte de sí mismo<br />

Por otro lado, el Símbolo es el constitutivo patriarcal del Arte<br />

en todas sus manifestaciones<br />

Cuando nos referimos al poema, tal como lo describes, sabemos<br />

que las palabras son símbolos concatenados<br />

Cada concatenación es una metáfora<br />

20


Sin embargo, lo que distingue el lenguaje poético del cotidiano,<br />

es el tipo de lenguaje que usa<br />

El lenguaje poético es un lenguaje estilizado<br />

El lenguaje cotidiano es burdo y descuidado<br />

De esa diferencia provienen dos de los lemas de mi estandarte<br />

ético-estético:<br />

Quien escribe como habla, escribe mal<br />

Quien pretende hablar como escribe, habla con artificio<br />

Por todo lo que sostienes en este punto, asumo que tu opinión<br />

y la mía se complementan entre sí<br />

(Tengo conciencia de que cada vez soy más atrevido)<br />

La Vivencia<br />

Recibo con delicado, pero intenso placer, tu representación<br />

sobre el proceso de conocimiento.<br />

La invención, la influencia falsificadora de la “creación” poética,<br />

justifican el “mito”. Frente al mundo del “cambiante” y<br />

“evanescente” devenir, se establece, en interés de la comprensión<br />

y la satisfacción estética de la “fantasía”, un mundo<br />

del “ser”, en el que todo aparece verosímil y completo.<br />

21


Haciendo rima con tu concepto, postulo que el ser humano<br />

tiene una representación para modelar esa “fantasía”<br />

En mi filosofía, “La Voluntad de Ser”, la llamo: Vivencia.<br />

La Vivencia es la transmigración empírica de los símbolos que<br />

acuden a nuestra mente cuando percibimos algo<br />

La Vivencia es la polifonía hecha de metáforas por las que conocemos<br />

el mundo y la historia<br />

El Símbolo es propio de todo lo que se relaciona con el hombre;<br />

por ello, es el que causa nuestra Vivencia<br />

Conocemos lo objetivo y lo subjetivo por medio de las vivencias<br />

que nos traen los símbolos y las metáforas<br />

Mejor: los símbolos convertidos en metáforas.<br />

Lo que llamamos percepciones está condicionado por las interpretaciones;<br />

nunca hay un mero funcionamiento del aparato<br />

perceptivo humano, sino que éste opera a lo largo de<br />

un sistema de interpretaciones.<br />

Otra explosión conceptual que hace temblar de ira sacra a los<br />

eternos amapolos de la teoría del conocimiento<br />

22


En la percepción tradicional, se considera al Símbolo como la<br />

representación de algo diferente a lo que lo representa<br />

También es el elemento constitutivo de la Relación Interactiva<br />

de las partes con el Todo<br />

Esto es posible por la relatividad del Todo y de la Parte, donde<br />

el Todo es parte y la parte es el Todo<br />

Lo que es el Todo con respecto a sus partes, será también parte<br />

constitutiva de un Todo mayor<br />

El que, a su vez, será parte… y así sucesivamente<br />

Pero, lo que percibimos está siempre proceso de cambio<br />

El Todo no es susceptible de ser percibido por la mente, debido<br />

a la constante mutación de sus partes<br />

Por lo tanto, las percepciones de cada parte del Todo, son infinitas:<br />

así, Heráclito antecede a Kant en las antinomias<br />

Sólo queda la Vivencia de la parte que percibimos, tal como<br />

queda definida en nuestra conciencia.<br />

La Metáfora<br />

La construcción de metáforas es el instinto fundamental del<br />

hombre”, y por este impulso artístico, al que también se le<br />

23


llama simplemente “el impulso mítico”, es llevado, incluso<br />

en el dominio de la teoría del conocimiento, a falsas construcciones.<br />

El relato histórico no es idéntico al relato narrativo,<br />

pues mentir ha dejado de ser algo que pertenezca a la<br />

moralidad y se convierte en “desviación consciente de la<br />

realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”.<br />

Tomemos la definición corriente de la metáfora: “Figura retórica<br />

que consiste en identificar un término real con uno imaginario<br />

entre los cuales existe una relación de semejanza”. Dado<br />

que la metáfora está constituida por palabras, y siendo cada<br />

palabra un símbolo, llegamos a la conclusión de que el lenguaje<br />

es una sucesión de metáforas. La manera cómo metaforizamos<br />

la historia es una de las líneas que dividen a las culturas.<br />

Sin embargo, debo desplegar en el tapete una de mis mejores<br />

cartas: lo que consideramos una metáfora cognitiva desvía únicamente<br />

la percepción, no la realidad existente fuera de la conciencia.<br />

La realidad, cuando cambiada por el hombre, sólo se<br />

debe a la acción constructiva o destructiva ejercida por él directamente<br />

en lo objetivo-subjetivo.<br />

No hay sujeto-objeto, como agentes separados de la acción, ni<br />

la acción separada de aquello que la produce.<br />

La separación artificial que los filósofos han hecho entre un<br />

supuesto sujeto-activo-que-conoce, por una parte, y un objetopasivo-que-es-conocido,<br />

por la otra, ha hecho mucho mal a la<br />

24


teoría del conocimiento. De ahí que mi sable de esgrima conceptual<br />

no cruza aceros con la tuya, pes ambos postulamos que<br />

no existe tal separación. Pero no dejemos de complementar la<br />

idea: el sujeto, como parte del Todo relativo, interactúa con el<br />

objeto, que también es parte del mismo Todo. Un hombre es<br />

tan natural como puede serlo una piedra o un cocodrilo, pero,<br />

parafraseando a Marx (a quien detestas sin disimulo alguno)<br />

creo que estaremos de acuerdo en el hecho de que la Naturaleza<br />

se conoce a sí misma por medio del hombre. Esta afirmación<br />

nos trae un problema adicional: si hay diferentes interpretaciones<br />

de la historia del Ser y de la Naturaleza, ¿Cuál de ellas<br />

conoce la naturaleza? Tal vez la respuesta la da el propio Marx,<br />

al proponer que el Hombre será realizado como tal, cuando su<br />

naturaleza sea parte de la Naturaleza y la Naturaleza sea parte<br />

de la Naturaleza Humana. Desde entonces la interpretación<br />

metafórica de la naturaleza será menos diluida por la percepción.<br />

LA VOLUNTAD DE PODER<br />

Te convoco, maestro Heidegger, porque tu interpretación de<br />

algunas de las obras más importantes de Nietzsche es muy esclarecedora<br />

y útil. Empiezo de inmediato: ¿Qué debemos entender<br />

por Voluntad de poder?<br />

25


En sentido general, se considera Voluntad como un querer, un<br />

aspirar a algo. En esa misma dimensión, Poder sería el ejercicio<br />

de la fuerza. La mayoría entiende como Voluntad de poder un<br />

tender a la posibilidad de ejercer la fuerza, un tender a la posesión<br />

de poder. Pero esta voluntad de poder, en cuanto pulsión<br />

de tomar el poder es, al mismo tiempo, el puro afán de violencia.<br />

Este tipo de interpretaciones de la «voluntad de poder»,<br />

deforman el sentido de la expresión fundamental de la metafísica<br />

de Nietzsche; en efecto, cuando éste dice «voluntad de poder»,<br />

piensa algo diferente.<br />

¿La interpretación aproximada sería…?<br />

Nietzsche la define como «la esencia más íntima del ser» lo que<br />

significaría que la voluntad de poder sería el carácter fundamental<br />

del ente en cuanto tal. La voluntad de poder es nombrada,<br />

en la segunda parte de “Así habló Zaratustra”. En palabras<br />

del personaje:<br />

“Allí donde encontré algo viviente, allí encontré voluntad de<br />

poder; y hasta en la voluntad del que sirve encontré la voluntad<br />

de ser señor. De acuerdo con ello, la voluntad de poder<br />

es el carácter fundamental de la vida.<br />

Voluntad de poder<br />

y dominación<br />

26


Al parecer, Nietzsche considera que “vida” tendría como su<br />

esencia, la Voluntad de Poder<br />

Así es: pero querer es querer ser señor. Esta voluntad está incluso<br />

en la voluntad del que sirve, no en cuanto que aspire a<br />

liberarse del papel de siervo, sino en la medida en que es siervo<br />

y servidor y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el<br />

objeto de su trabajo, al que «ordena». Y en la medida en que el<br />

servidor, en cuanto tal, se hace imprescindible para el señor y<br />

de ese modo lo constriñe y lo hace depender de él (del siervo)<br />

el siervo domina sobre el señor. Ser servidor es también una<br />

especie de la voluntad de poder.<br />

En este punto debo poner énfasis en mi percepción sobre los<br />

estilos de dominación de Nietzsche. Tengo la íntima convicción<br />

de que deducir que el siervo “domina” a su señor, en razón<br />

de su voluntad de ordenar su trabajo, es cualitativamente<br />

diferente de la facultad de ordenar a las personas. Por otro lado,<br />

como veremos después, la existencia del feudal depende<br />

del siervo que trabaja para él, porque el siervo produce para la<br />

subsistencia de sí mismo y también para la subsistencia del feudal<br />

Querer no sería un querer-ser-señor si la voluntad no pasara de<br />

ser un desear y un aspirar, en lugar tener su base en el ordenar.<br />

Ordenar es ser señor de disponer sobre posibilidades, vías,<br />

modos y medios de producir efectos por medio de la acción.<br />

27


El siervo sólo puede ordenar su tarea rutinaria: arar el surco,<br />

sembrar la semilla y cosechar, todo eso, con la intención, impuesta<br />

a él, de entregar al “señor de la tierra” el producto de su<br />

trabajo.<br />

Ordenar es auto-superación. Sólo es necesario ordenar al que<br />

no se obedece a sí mismo.<br />

En este caso, el señor se obedecería a sí mismo, ordenando la<br />

expoliación del siervo. El feudal, sobre todo, ordena a personas,<br />

mientras que, según la tesis, el siervo sólo “ordena” actividades<br />

rutinarias. El sentido de ordenación, como una propiedad<br />

de la Voluntad de Poder, es muy asimétrico y no se sustenta<br />

en una lógica consecuente, pues en el caso del feudal, él<br />

ejerce su poder sobre el siervo, a quien le debe su existencia.<br />

¿Cómo se puede afirmar la superioridad de alguien que necesita<br />

de su inferior para subsistir? Ése es un misterio cubierto de<br />

telarañas seculares, develadas sólo por la “metaforidad” singular<br />

que los corifeos, pasados y presentes, del feudal emplean<br />

para pretender explicarlo.<br />

Voluntad y Poder<br />

Te escuchamos, Heidegger<br />

No obstante, la voluntad no es simplemente poder, y el poder<br />

no es simplemente voluntad. La esencia del poder es voluntad<br />

de poder y la esencia de la voluntad es voluntad de poder. Así,<br />

Nietzsche puede decir “poder” en lugar de “voluntad” y “voluntad”<br />

en lugar de “poder”. Pero esto no significa una equipa-<br />

28


ación de voluntad y poder; por el contrario, la expresión «voluntad<br />

de poder» debe nombrar precisamente la simplicidad<br />

inseparable de una esencia estructurada y única: la esencia del<br />

poder.<br />

Esa afirmación podría interpretarse en el siguiente sentido: la<br />

esencia del poder sería la pulsión de poner en ejecución la voluntad<br />

de imponerse sobre los siervos, mientras que la esencia<br />

de la voluntad sería la posesión de capacidad para realizar esos<br />

actos de dominación, es decir, la Voluntad de Poder.<br />

Por otra parte, el poder es poder, sólo y mientras siga siendo<br />

acrecentamiento de poder y se ordene a sí mismo más poder.<br />

Ya el mero detener el acrecentamiento de poder, el mantenerse<br />

en un nivel de poder, marca el comienzo de la impotencia.<br />

El sobre-potenciarse a sí mismo forma parte de la esencia del<br />

poder. De este modo, el poder está constantemente en camino<br />

«de» sí mismo, no sólo de un siguiente nivel de poder, sino del<br />

apoderamiento de su pura esencia.<br />

El significado de sobrepotenciarse es muy lógico, sería el esfuerzo<br />

de aumentar el poder para dominar a quienes domina.<br />

Pero el aumento de ese poder no sería necesario si es que no<br />

existiera un ritmo paralelo de acrecentamiento de ansias de<br />

libertad de los dominados, quienes aumentan su voluntad de<br />

resistir la dominación de los que tienen poder sobre ellos.<br />

29


Por lo tanto, si el grado de poder que tiene el que domina se<br />

mantiene en el mismo nivel, su capacidad de dominio será<br />

menor. Eso sí tiene lógica. Pero aún queda una pregunta al<br />

respecto: ¿El Poder y la Voluntad son uno sólo?<br />

La Síntesis<br />

El poder y la voluntad son lo mismo en el sentido de coopertenencia<br />

esencial a la unidad de una esencia. No son lo mismo<br />

en el sentido de unidad de dos esencias por lo demás separadas.<br />

No hay una voluntad por sí como no hay un poder por sí.<br />

Sólo la voluntad de voluntad es voluntad, o sea, voluntad de<br />

poder en el sentido de poder de poder.<br />

Podríamos decir entonces que, ambos, la voluntad y el poder,<br />

conforman una unidad conceptual, pero no una identidad, es<br />

decir, estructuran una síntesis en la que ambos coexisten y no<br />

pueden ser separados una del otro, porque ninguno de los dos<br />

tiene vida fuera de los límites de la síntesis de ambos.<br />

La “voluntad de poder” es la esencia del poder. Es esta esencia<br />

del poder, y no sólo un quantum de poder, lo que constituye la<br />

meta de la voluntad<br />

Diríamos que la esencia y el quantum de poder, de acuerdo<br />

con nuestra interpretación, es la síntesis que se convierte en la<br />

meta de la voluntad, independientemente del “aporte” propor-<br />

30


cional que cada uno de ellos hace a la voluntad de poder en su<br />

tour hacia la meta prevista.<br />

Todo lo que vive es voluntad de poder. “Tener y querer tener<br />

más, en una palabra, “Crecimiento”; eso es la vida misma” Toda<br />

mera conservación de la vida es ya declinación de la vida.<br />

La sabiduría popular diría: a camarón que se duerme se lo lleva<br />

la corriente.<br />

El Devenir<br />

El poder sólo puede darse poder a sí mismo por una sobrepotenciación<br />

en la medida en que ordena a la vez acrecentamiento<br />

y conservación. El “valor” es el punto de vista de las condiciones<br />

de conservación y acrecentamiento, respecto de formaciones<br />

complejas en el interior del devenir”<br />

En seguida veremos que hay dos personajes reales que representan,<br />

muy acertadamente, esta necesidad de acrecentamiento<br />

Si Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder, devenir<br />

no quiere decir el indeterminado fluir de un cambio indefinido<br />

de estados; tampoco quiere decir “desarrollo hacia una meta”.<br />

En la percepción de Nietzsche, devenir querría decir movilidad<br />

de la voluntad de poder<br />

Se entiende que esa movilidad de la voluntad de poder en<br />

cuanto carácter fundamental del ente, se refiere a una movili-<br />

31


dad de acrecentamiento del poder, excluyendo cualquier movilidad<br />

que tienda a su reducción.<br />

Fuerza<br />

Los valores “son siempre reducibles a aquella escala numérica<br />

y de medida de la fuerza”.<br />

“Fuerza” es entendida por Nietzsche en el sentido de poder, es<br />

decir, como voluntad de poder. El número es esencialmente<br />

una forma perspectivista. El valor es “esencialmente el punto<br />

de vista” del ser que ejerce la voluntad de poder.<br />

Tal como la percibo, la “fuerza” parecería ser una dimensión<br />

que tiene grados de cuantificación, mientras que la voluntad de<br />

poder se refiere a la forma cualitativa que esa voluntad de poder<br />

toma cuando el ente la ejerce.<br />

Con frecuencia designa como valores no sólo a las condiciones<br />

de las formaciones de dominio, sino a las formaciones mismas.<br />

En efecto, ellas crean las vías y las instituciones, y por lo tanto<br />

las condiciones bajo las cuales el mundo, que es esencialmente<br />

“caos” y nunca “organismo”, se ordena como voluntad de poder.<br />

De este modo se vuelve comprensible la formulación, de<br />

que la “ciencia” (el conocimiento, la verdad) y el “arte”, son<br />

“valores”.<br />

En otras palabras, la voluntad de poder que un individuo ejerce<br />

sobre otro es insignificante en comparación a la que ejerce por<br />

32


medio de las instituciones y la interpretación del desarrollo,<br />

cambio y sustitución de cada una de ellas. Así, el sistema democrático<br />

sería un valor por medio del cual, los que tienen<br />

desarrollada su fuerza dentro del sistema, ejercen su voluntad<br />

de poder.<br />

Querer<br />

“ ... Querer es lo mismo que querer-devenir-más fuerte, querer-crecer<br />

-y también querer los medios para ello”. La voluntad<br />

de poder, es la voluntad que quiere valores. Por eso es que de<br />

ella sale toda posición de valores y toda estimación del valor: el<br />

«principio de la posición de valores”.<br />

Querer sería la fuerza que empuja a ser para ser más-que-elotro,<br />

especialmente en un mundo en el cual el capitalismo hace<br />

que el competidor trate de lograr más poder de mercado, disminuyendo<br />

el que gozan los otros competidores.<br />

La auto-conciencia de la voluntad de poder consiste en pensar<br />

en términos de valor, donde el término “conciencia” no significa<br />

ya un representar indiferente, sino el contar consigo mismo,<br />

lo que ejerce y da poder.<br />

Aquí habría una gran diferencia con la definición marxista, la<br />

que considera que la “conciencia es la capacidad que tiene el<br />

ser humano de reflejar el mundo objetivo”. El marxista percibe<br />

la conciencia como un espejo de calidad veneciana, en el acto<br />

33


de reflejar, algo que la participación de la subjetividad en el<br />

acto de conocer, ha desmentido.<br />

La voluntad de poder se devela como la subjetividad que se<br />

distingue por pensar en términos de valor. Toda confrontación<br />

metafísica es un decidir sobre el orden jerárquico de los valores.<br />

Ese orden jerárquico de los valores, son impuestos a la sociedad<br />

por los grupos que dominan por su “voluntad de poder”.<br />

Gracias por la primera parte del soliloquio, Heidegger. Ahora<br />

ingresaremos al análisis de tres personajes que ejercen o han<br />

ejercido en la historia, su Voluntad de Poner. En Primer término,<br />

el señor feudal. Para ello, acudiremos a un diálogo virtual<br />

que sostuve con Hegel sobre el tema. En primer término,<br />

citaremos las palabras de Nietzsche con el objeto de compararlas<br />

con la visión de Hegel y exponer la idea que el filósofo de la<br />

Razón Absoluta tenía del “señor”, es decir, del que pertenece a<br />

la llamada “nobleza” y que es vencedor en alguna batalla.<br />

EL SEÑOR<br />

Y LA VOLUNTAD DE PODER<br />

Gracias, otra vez, por la reiteración de tu amable presencia,<br />

Martin Heidegger.<br />

34


Pero querer, es querer ser señor. Esta voluntad está incluso en<br />

la voluntad del que sirve en la medida en que es siervo y servidor<br />

y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el objeto de<br />

su trabajo, al que “ordena”. Y en la medida en que el servidor<br />

se hace imprescindible para el señor y de ese modo lo constriñe<br />

y lo hace depender de él (del siervo) el siervo domina sobre<br />

el señor. Ser servidor es también una especie de la voluntad de<br />

poder. Querer no sería nunca un querer-ser-señor si la voluntad<br />

no pasara de ser un desear y un aspirar, en lugar de ser<br />

desde su base y exclusivamente: ordenar.<br />

La Alienación<br />

en Hegel<br />

Hegel afirma que hay esclavos y “señores”, porque en las batallas<br />

heroicas los primeros prefirieron rendirse en vez de morir<br />

libres. ¿Cuáles batallas, Hegel? ¿Aquéllas en que los pobres<br />

mueren defendiendo los intereses de los ricos?<br />

En las batallas se pierde o se gana, no hay términos medios<br />

para los hombres que son heroicos y dignos de ser libres<br />

Los pobres son los que luchan las batallas de los señores, no<br />

porque hayan perdido ellos mismos alguna batalla. Pero sigamos<br />

¿Qué hacen los vencedores, una vez que la batalla ha sido<br />

ganada por ellos, como buenos señores, Hegel?<br />

35


Se apropian de lo que les pertenece legítimamente como corresponde<br />

a todos los vencedores<br />

¿Y qué sería Hegel, lo que “legítimamente” les correspondería<br />

en su calidad de vencederos de una batalla “heroica”?<br />

Lo que encuentren a su disposición: las posesiones de los vencidos,<br />

sus familias y ellos mismos, como esclavos; eso es lo que<br />

ganan<br />

Eso suena como un acto de pillaje vandálico bajo la forma de<br />

heroísmo. El vencedor tiene derecho a ser ladrón; ésa sería la<br />

verdadera esencia del heroísmo de los “grandes señores”. Por<br />

otra parte, dices que el vencedor es la Conciencia, el “Ser para<br />

sí”, algo que sólo el Señorío feudal tendría. Con ello nos proporcionas<br />

conceptos que necesitan ser definidas. ¿Qué son el<br />

“Ser en sí” y el “Ser para sí”, según tu visión del “señor”, Hegel?<br />

El que vence tiene derecho a todo, pero la nueva condición es<br />

dada al Ser por medio del trabajo; no de otra manera, os lo<br />

aseguro, sin duda alguna.<br />

¿Hemos oído bien? ¿Hegel: dijiste que la condición del “Ser<br />

para sí” es dada sólo por el trabajo?<br />

Lo confirmo y lo reconfirmo: sólo el trabajo es el que transforma<br />

el Ser en sí en el Ser para sí<br />

36


También dijiste que los únicos que trabajan son los siervos<br />

¿Serían por eso, los únicos Seres para sí?<br />

No; porque el siervo ha enajenado su trabajo y el producto<br />

creado, al no morir por su libertad<br />

En otra de tus obras, tan conocidas, dijiste que el siervo cede el<br />

producto de su trabajo<br />

Así es, rechaza el producto de su trabajo por me-dio de la abstinencia<br />

y la mortificación<br />

¿Es decir, el siervo, al igual que los monjes, ayuna voluntariamente<br />

y, además, se mortifica por placer? Avallar tu afirmación<br />

es llevar la apología del parasitismo a dimensiones pocas veces<br />

igualadas. Por otra parte, te contradices, pues el siervo se basta<br />

a sí mismo para garantizar su existencia, en realidad no necesita<br />

de nadie para existir: produce lo que le permite vivir, es autosuficiente,<br />

lo que el feudal no es. El rango de Señor es un eufemismo<br />

para identificar a los parásitos de todos los tiempos<br />

Para eso están las guerras: adueñarse de siervos que lo mantengan,<br />

trabajando para él.<br />

De lo cual deducimos que el Señor en un ladrón, un saqueador,<br />

un extorsionista y un verdugo con impunidad.<br />

La Alienación<br />

37


en Nietzsche<br />

Respetado Nietzsche, se te considera como uno de los filósofos<br />

modernos que más ha destacado la alienación humana; sin<br />

embargo, tu concepto de alienación no es el de la sociedad<br />

como un todo, más bien se refiere al individuo. ¿Cómo concibes,<br />

Nietzsche, a los grupos humanos y su relación con el individuo?<br />

El Individuo está dominado a la masa y su deber es liberarse<br />

de esa Alienación<br />

¿Sólo de las masas; sólo de la sociedad?<br />

También de la religión; sobre todo, del cristianismo. Por eso es<br />

que hay que dividir la sociedad en dos grupos: la plebe, que se<br />

une en grupos, y el aristócrata que se supera por sí mismo<br />

¿Por qué esa inquina contra la plebe, Nietzsche?<br />

Porque la rebelión de la plebe comienza cuando el resentimiento<br />

se vuelve un valor en sí. “El esclavo no puede crear<br />

valores desde sí mismo”, necesita que alguien le diga cuáles<br />

valores debe adoptar<br />

Pero, según tu teoría, el resentimiento del expoliado por el parásito,<br />

en pos de su voluntad de poder, ¿no sería un valor fundamental<br />

del ser humano en toda época y espacio?<br />

38


No; el desprecio con que el hombre superior mira a la plebe,<br />

no se iguala al odio con que la plebe lo mira a él. El hombre<br />

del resentimiento” no es ni franco, ni ingenuo, ni honesto consigo<br />

mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos, los<br />

caminos tortuosos y las puertas falsas<br />

El Planteamiento<br />

de un Supuesto<br />

Asumamos una situación hipotética: Nietzsche es un siervo<br />

expoliado por el parasitismo feudal ¿Vería con buenos ojos a<br />

quienes le expoliarían?<br />

Al respecto, citemos lo que dice:<br />

“El hombre noble, reacciona de forma inmediata, por instinto,<br />

por eso es que no envenena como el esclavo; yo reaccionaría<br />

de ese modo. Fíjate en Mirabeau, quien no tenía memoria para<br />

los insultos ni para las villanías. Por eso es que no podía perdonar,<br />

olvidaba; en cambio el esclavo, la plebe, ni olvida ni<br />

perdona. Un hombre como Mirabeau de un golpe se sacude<br />

gusanos que<br />

en otros, en cambio, anidan siempre”<br />

Dice que la plebe ansía ser inteligente, mientras que el Ser superior<br />

considera que la Razón es para la plebe. La actitud del<br />

siervo con relación a sus expoliadores, ¿Sería racional?<br />

39


Claro que sí. Los vocablos “infeliz” y “digno de lástima” señalan<br />

al hombre vulgar, como esclavo y animal de carga. Los bien<br />

nacidos son hombres íntegros, de fuerza y siempre activos, lo<br />

que la plebe no es. En la plebe, la felicidad no radica en la acción,<br />

como en el hombre superior, sino en la quietud, en la<br />

paz.<br />

Sin embargo, las guerras campesinas desde el siglo XVII y los<br />

alzamientos de los trabajadores, no son reflejos de la pasividad<br />

que les atribuyes<br />

El hombre del resentimiento no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />

honesto consigo mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos,<br />

los caminos tortuosos y las puertas falsas. El hombre<br />

noble honra a su ene-migo; es digno de respeto, por ser superior;<br />

si no lo fuera, no será enemigo. En cambio, la plebe considera<br />

que el enemigo es el “malo” y se autocalifica como el<br />

hombre “bueno”<br />

En realidad, la historia, tal como la interpretamos, a sugerencia<br />

tuya, Nietzsche, muestra que todo grupo humano identifica<br />

como malos al enemigo y como buenos a los miembros del<br />

propio grupo. Es decir, esa identificación no es privativa de lo<br />

que llamas la plebe. Las guerras entres ingleses y franceses,<br />

entre alemanes y americanos… muestran que los respectivos<br />

estandartes son los de los buenos y los otros, de los malos, no<br />

importa el motivo de la guerra o de las batallas.<br />

40


Las aves<br />

rapaces<br />

Nada hay de extraño si los corderos guardan rencor a las aves<br />

rapaces, por lo débiles. Las aves rapaces dicen: “no estamos<br />

enojados con los corderos; nada hay más sabroso que un corderito”<br />

Exigir de la fortaleza que no sea un querer dominar es<br />

tan absurdo, como exigir que la debilidad sea fuerza<br />

Sobre el particular, ese imperativo aceptar el hecho de que el<br />

ser humano, por instinto, guarda una sana repugnancia por las<br />

aves rapaces; entre ellas, el parásito que se hace nombrar “noble”<br />

y los políticos de todas las estofas.<br />

Un quantum de fuerza es un quantum de pulsión, de voluntad<br />

de actividad que el ser superior tiene. Yo sé que mis obras son<br />

conocidas como escuela de recelo, de desprecio, temeridad<br />

Usar ese quantum de fuerza para dominar a los débiles es un<br />

sinsentido propio del hombre superior. La fuerza de un verdadero<br />

guerrero va dirigida a otros como él, de lo contrario, el<br />

quantum de fuerza es solamente un quantum de verdugo.<br />

“Hablo de la moral inmoral… hablo desde fuera de la moral,<br />

lo hago desde más allá del bien y del mal”<br />

Ésa es la verdadera punción de fortaleza que encierra tu visión,<br />

Nietzsche y el motivo de nuestra admiración por ti, pues al de-<br />

41


nunciar la moral hipócrita tradicional, lo haces, calificándola<br />

como la “moralina”, propia de los filisteos e hipócritas, por eso<br />

dices que hablas de la moral inmoral<br />

“Me inventé a los hombres libres y les puse el nombre de<br />

“humanos, demasiado humanos”. Quise que me hicieran<br />

compañía como valerosos camaradas y fantasmas con los que<br />

se charla<br />

Por lo que hemos encontrado en nuestra interpretación metafórica<br />

de la historia, los “valerosos cama-radas” a los que mencionas,<br />

serían los feudales, los dictadores y los políticos<br />

¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento y la Voluntad<br />

de Poder; el Poder mismo del hombre. ¿Qué es lo malo?<br />

Todo lo que procede de la debilidad; todo lo que procede<br />

de la compasión y de la piedad. “¿Qué es la felicidad? El sentimiento<br />

de que el Poder crece; de saber que una resistencia<br />

queda superada”<br />

Hay una lógica interna en tu percepción de lo malo y de lo<br />

bueno que es imposible negar, incluyendo la imagen que tiene<br />

de los débiles. Es conocido tu lema fundamental en las relaciones<br />

humanas; la cito:<br />

Los débiles y los malogrados deben perecer: artículo primero<br />

de nuestro amor a los hombres” ¿Qué es lo más dañoso que<br />

cualquier otro vicio? La compasión con los débiles que es el<br />

animal doméstico, el animal de rebaño, el animal enfermo<br />

42


En un capítulo posterior de esta obra, plantearé mi interpretación<br />

de los entes débiles y de lo que, con ellos, considero como<br />

“bueno” y como “malo”.<br />

El hombre superior tiene una conciencia nueva para verdades<br />

que hasta ahora han permanecido mudas. Se debe guardar para<br />

sí el respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad incondicional<br />

a sí mismo.<br />

Nuevamente nos preguntamos si el Hombre Superior al que te<br />

refieres, Nietzsche, es el individuo parecido al que proclama el<br />

existencialismo, es decir, el in-dividuo aislado o, te refieres al<br />

grupo de “hombres superiores” que han unido, en una sola,<br />

sus respectivas voluntades del poder. ¿Qué opinas, respetado<br />

Heidegger?<br />

Nietzsche llama “veneno doctrinal” a la declaración de igualdad<br />

e idénticos derechos para todos; con el resentimiento de<br />

las masas, esa moral ha forjado su arma contra nosotros, contra<br />

los aristócratas. De allí nace la idea del Superhombre: a la pregunta<br />

¿Cómo se supera al hombre?, Zaratustra responde: Vosotros<br />

habéis despreciado, hombres superiores, esto me hace<br />

tener esperanzas. Os honro, porque no habéis aprendido las<br />

pequeñas corduras. Superad a los hombres hermanos míos, a<br />

estas gentes pequeñas: ¡son el peligro del superhombre!<br />

43


Al parecer, Nietzsche llama aristócratas a quienes identifica<br />

como hombres superiores y ejercen la voluntad de poder como<br />

una fuerza dominadora contra los débiles. Me pregunto si todos<br />

los parásitos que se autonombran “nobles” y todos los dictadores<br />

de la historia, están, necesariamente, en esa categoría.<br />

Por otra parte, me gustaría indagar sobre la opinión que tiene<br />

de los hombres de talento, los grandes científicos, los hombres<br />

que producen obras de arte… en general, los hombres de gran<br />

talento.<br />

Alienación: Resumen<br />

El siervo, su trabajo y la tierra hacen el Ser para sí del feudal y,<br />

al mismo tiempo, el siervo teme que el feudal muera.<br />

En cambio, el feudal, que no trabaja, no garantiza su propia<br />

existencia, no sería un Ser para sí, no sería nada. Eso es Alienación:<br />

al renunciar, por la fuerza, al producto de su trabajo y<br />

de su propio Ser, el siervo se aliena a su explotador. Así, el<br />

siervo no es una persona para el feudal; él y la tierra, son sólo<br />

instrumentos de producción; nada más. Ahora viene la gran<br />

pregunta: ¿Por qué el siervo no se rebela? ¿Por qué aguanta<br />

esa alienación tan absurda? La respuesta es única: por miedo:<br />

se supone que el feudal y el rey son representantes de Dios en<br />

la Tierra, intocables. En términos de la Voluntad de Poder de<br />

Nietzsche, porque están sujetos a los valores impuestos por la<br />

voluntad de poder del feudal, de la llamada nobleza y del rey.<br />

Si nos atenemos a la percepción de Hegel y palpamos su lógica,<br />

nos damos cuenta de que el feudal no sería un ser libre, en<br />

44


cambio, el siervo sí sería. El siervo haría que el feudal fuera<br />

para sí, negándose a sí mismo, según dice Hegel, porque habría<br />

perdido la “batalla para ser libre”. El siervo enajenaría voluntariamente<br />

el producto de su trabajo y la condición de su propio<br />

ser, en beneficio del feudal y la monarquía. En ese proceso es<br />

que radica la Alienación del siervo al feudal, al rey y a todos los<br />

que viven de él. Lo mismo sucede con la alienación del trabajo<br />

al capitalista y al político. Nuevamente se produce la gran contradicción:<br />

el que produce no es libre; el que no produce, sí lo<br />

es.<br />

El Capitalista<br />

Citemos a Nietzsche, en uno de sus comentarios:<br />

El acrecentamiento de poder es, en sí mismo y al mismo tiempo,<br />

también conservación del poder. El poder sólo puede darse<br />

poder a sí mismo en la medida en que ordene a la vez acrecentamiento<br />

y conservación. Ello implica que el poder mismo<br />

y sólo él ponga las condiciones del acrecentamiento y la conservación.<br />

Esto significa que la Voluntad de Poder tiene grados de más y<br />

de menos. El “acrecentamiento del poder” no es sino el incremento<br />

del grado de poder, medido con algo. El capitalista actual,<br />

cuya tarea es maximizar el beneficio de la empresa, sería<br />

el representante genuino de la percepción del acrecentamiento<br />

del poder para ser poseedor de poder. Por eso es que señala-<br />

45


mos que el que tiene el poder para ejercer su voluntad de poder,<br />

tal como lo pone Nietzsche, es un mercachifle o un político.<br />

Veamos el caso del mercachifle, cuya única razón de existir<br />

es una de las más extrañas.<br />

¿Para qué trabaja un zapatero<br />

Para ganar dinero<br />

¿Para qué quiere dinero?<br />

Para mejorar la calidad de vida de su familia.<br />

Si le hacemos la misma pregunta a un médico o a un científico,<br />

nos contestará de la misma manera.<br />

Pero si le preguntamos a un capitalista para que trabaja nos dirá<br />

que lo hace para ganar más dinero<br />

¿Y para qué querría más dinero?<br />

Para hacer más dinero y luego más y más<br />

El acrecentamiento de poder es el aumento de su patrimonio,<br />

en un principio de correa sin fin. Acrecienta su poder constantemente,<br />

lo hace impelido por la competencia; si deja de acrecentar<br />

su poder será expulsado del mercado.<br />

Ahora acudamos a las cavilaciones de un político, las que fueron<br />

escritas en una obra anterior.<br />

El Político<br />

46


La Política es el arte de lograr el Poder, de conservarlo y de<br />

extenderlo; todo lo que se diga y haga para lograr estos propósitos,<br />

será bien recibido; todo lo que se oponga a la consecución<br />

de los objetivos trazados debe ser combatido. Por<br />

eso es que la Política es el arte de lo posible y es por eso que<br />

exige una moral que proviene de la ética pragmática, la que<br />

acepta como justificativo todo lo que permite que el grupo al<br />

que pertenecemos se perpetúe y rechaza lo que se oponga al<br />

logro del objetivo. Nosotros, los políticos, somos una especie<br />

dentro de la especie humana y como tales, consideramos<br />

nuestra sobrevivencia como la aspiración más alta a la que<br />

supeditamos todas las demás. Pero el Poder por el simple<br />

Poder no tiene sentido: es vacío y huero. El Poder alcanza<br />

su razón de ser cuando es gozado por el que lo detenta; no<br />

se ha hecho para cualquier mortal: ha sido hecho para una<br />

clase especial de hombres, para nosotros, los políticos, los<br />

únicos que sabemos apreciarlo. Del mismo modo que es<br />

una estupidez de alto grado servir un vino de marca a quien<br />

no sabrá degustarlo, también sería una bestialidad confiar el<br />

Poder a quien no sabe usarlo ni catarlo ni retozar en él sin<br />

rubor. Los hombres han hecho los dioses omnipotentes<br />

como una proyección de sus ansias de poder, como una objetivación<br />

ideal de sus propios deseos de alcanzar la capacidad<br />

de hacer todo lo quieren y así solazarse en grado supremo<br />

¿Han visto ustedes cómo reciben las masas la voceada<br />

omnipotencia de los dioses? La reciben con veneración.<br />

Es que la masa venera el Poder, como quien reverencia algo<br />

47


distante y per-verso. Por eso lo quieren encarnado en la lejanía,<br />

más allá de sus horizontes, más allá de sus lontananzas,<br />

más allá de donde ellos jamás podrán llegar: esto es, en<br />

la cúpula del Estado. El pueblo quiere el Poder como los<br />

sapos quieren la luna; lo quieren por encima, no al lado;<br />

arriba, donde estamos los hombres que forcejean con él y lo<br />

vencen...”<br />

Por lo visto, el Hombre Superior de Nietzsche, el que ejerce su<br />

Voluntad de Poder es, por un lado, el feudal parásito; por el<br />

otro, el capitalista, avaro, ocupado sólo en tener más y más ganancias.<br />

A los dos personajes, añadimos al Político, ambicioso,<br />

as-tuto, dual. Todos, corruptos. En suma: los tres son la antítesis<br />

de los guerreros nietzscheanos. En la práctica, diremos que<br />

Dionisos siempre está ebrio. Apolo languidece, abrumado por la<br />

Razón. El Superhombre es un mercachifle cobijado en las<br />

Transnacionales; un adorador del dólar, un hipócrita cuyos rivales<br />

no son los de un guerrero, sino los que se parecen a él: avaros,<br />

miedosos, astutos… despreciables, al igual que el Político,<br />

otro de los “hombres superiores”. La Voluntad de Poder ahora<br />

está en manos de un negro y el Presidente de mi país es un indígena,<br />

algo que te debe causar pesar en el mismo nivel que trae<br />

alegría para nosotros. Ya podemos resumir lo siguiente.<br />

Hegel y Nietzsche<br />

Si Hegel es el teórico de los “Señores de la tierra”, feudales<br />

marrulleros que nada tienen de hombres superiores, Nietzsche<br />

48


se convierte en el filósofo de los mercachifles, los que sólo<br />

tienen respeto al dinero y a la tasa de ganancia. También sería<br />

el aval filosófico del más astuto de los seres: el Político. No hay<br />

“valor guerrero” en ninguno de ellos, pues están hechos para<br />

medrar y hacer que otros peleen por ellos. Pero hay algo: a<br />

Hegel lo redime el haber revivido a Heráclito, aunque su<br />

especial dialéctica parte de la Razón pura, no de la verdadera<br />

interacción RazónIntuición. A Nietzsche, por su valor genuino<br />

demostrado en su audaz denuncia de la Moralina. Con eso me<br />

basta.<br />

EL NIHILISMO<br />

articulo.mercadolibre.com.mx<br />

Bienvenido seas, Martin Heidegger, a un nuevo soliloquio para<br />

hacernos conocer algunos de tus puntos de vista sobre los temas<br />

fundamentales en el pensamiento de Federico Nietzsche.<br />

Para comenzar con nuestro intercambio verbal virtual, nos gustaría<br />

saber tu opinión acerca de uno de los lemas de mayor<br />

importancia en el escudo de armas nietzscheano. ¿Qué es el<br />

Nihilismo en Nietzsche?<br />

49


Las Relaciones<br />

de Dominio como Moral<br />

Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder, las<br />

ideas son pensadas como valores y las unidades más altas, como<br />

valores supremos. En esta interpretación, toda la filosofía<br />

se convierte en metafísica de los valores.<br />

Seguramente, la metafísica de los valores es observada como<br />

un proceso que se realiza en el transcurrir de la historia, no<br />

solamente en un punto dado de la historia. Nos imaginamos<br />

que conlleva también la tarea de establecer el nacimiento y el<br />

desarrollo de los sistemas de valores<br />

Nietzsche percibe lo deseable como «valores supremos”. Toda<br />

metafísica es un “sistema de estimaciones de valor, una moral,<br />

entendida como doctrina de las relaciones de dominio bajo las<br />

que se origina el fenómeno "vida".<br />

¿Qué es lo que determina, el cambio de los valores vigentes, Y<br />

la esencia de los valores que habrán de reemplazarlos?<br />

La voluntad de poder es el principio único de la posición de<br />

valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse como<br />

el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse en<br />

referencia a si acrecienta o disminuye o inhibe la voluntad de<br />

po-der. En cuanto carácter fundamental, la voluntad de poder<br />

condiciona todo ente en su ser. Esta condición suprema del<br />

ente es el valor determinante.<br />

50


“La voluntad de poder en cuanto principio único de la posición<br />

de valores”, debe partir de alguien, de un ente o grupo de<br />

entes concretos, pero si cada ente obedece a su propia voluntad<br />

de poder, exigirá también imponérsela a las otras voluntades<br />

de poder concretas y la implantación de un nuevo valor<br />

será muy complicada. No olvidemos que la pluralidad de poderes<br />

de voluntad no es reducible a una sola.<br />

La batalla, al estilo de Hegel, determinará cuál voluntad de poder<br />

será el que se imponga. Nos encontraremos en una perpetua<br />

situación de lucha a muerte no sólo entre los que dominan<br />

y los dominados, sino entre los pares mismos que pertenecen<br />

al grupo de los dominadores. Esto es, habrá una voluntad de<br />

poder colectiva que coincida con cada una de las voluntades de<br />

poder de los entes que tienen el poder de implantar valores.<br />

La Transvaloración<br />

de los valores vigentes<br />

La metafísica de la voluntad de poder se vuelve una posición<br />

de valor, una nueva posición de valor. Su novedad consiste en<br />

una “transvaloración de los valores validos hasta el momento”.<br />

Esta transvaloración constituye la esencia acabada del nihilismo.<br />

El nihilismo, según el concepto de Nietzsche, no es una<br />

doctrina y una opinión, más bien establece que es la desvalorización<br />

de los valores vigentes.<br />

51


De acuerdo; pero esa desvalorización de los valores vigentes y<br />

su reemplazo por las nuevas tiene que surgir de alguien o de<br />

algunos. ¿Cómo se pondrían de acuerdo los entes que participan<br />

en el grupo dispuesto a reemplazar los valores vigentes por<br />

nuevos? ¿Acudirán al voto democrático? Esto sería contradictorio,<br />

pues uno de los valores que seguramente será reemplazado<br />

por otro nuevo, será el sistema democrático. ¿Los participantes<br />

en el concilio de voluntades de poder, se eliminarán en<br />

una lucha de todos contra todos hasta que se establezca la presencia<br />

de una sola voluntad de poder, en la tarea de imponer<br />

los nuevos valores? No parece probable; al contrario, seguramente<br />

se con-formarán grupos de voluntades de poder que<br />

tendrán que luchar contra otros grupos de voluntades de poder,<br />

en el más puro sentido de lucha entre grupos, no de individuos.<br />

De lo que deducimos que la voluntad de poder que<br />

imponga nuevos valores debe ser una suma de voluntades de<br />

poder, lo que contraría la opinión que Nietzsche tiene de los<br />

grupos sociales a los que consideran que matan al individuo.<br />

El proceso de desvalorización de los valores supremos válidos<br />

hasta el momento no es un suceso histórico entre muchos<br />

otros, sino el acontecimiento fundamental de la historia occidental,<br />

historia sostenida y guiada por la metafísica. En la medida<br />

en que la metafísica ha recibido mediante el cristianismo<br />

un peculiar sello teológico, la desvalorización de los valores<br />

vigentes hasta el momento tiene que expresarse también de<br />

modo teológico con la sentencia: «Dios ha muerto».<br />

52


La metáfora “Dios ha muerto”<br />

Hemos establecido que hablamos en metáforas y que la interpretación<br />

de la historia es metafórica. La metáfora “Dios ha<br />

muerto” surgiría de la necesidad de crear otros valores completamente<br />

nuevos y opuestos a los que confluyen como simples<br />

“moralinas”. Pero, sucede que, para los creyentes, entre ellos,<br />

muchos de sus “hombres superiores” Dios no ha muerto. De<br />

este modo, la declaratoria se convierte en una hipótesis parecida<br />

a la siguiente: ¿Qué pasaría si Dios muriera? La respuesta<br />

que trae el Nihilismo es una metáfora que pretende dar respuesta<br />

a otra: la muerte hipotética de Dios<br />

En lugar de la autoridad de Dios y de la Iglesia aparece la autoridad<br />

de la conciencia, el dominio de la razón, el dios del progreso<br />

histórico, el instinto social. Que se desvaloricen los valores<br />

supremos válidos hasta el momento quiere decir: esos ideales<br />

pierden su fuerza de configurar historia.<br />

Sobre este aspecto es preciso adelantar algo que vendrá en un<br />

subsiguiente comentario: los “valores supremos válidos hasta el<br />

momento”, han sido formulados e impuestos por la voluntad<br />

de poder de los “hombres superiores”.<br />

Pero, la desvalorización de los valores supremos válidos hasta<br />

el momento conduce en primer lugar a que el mundo aparezca<br />

como carente de valor. Los valores vigentes se desvalorizan,<br />

53


pero el ente en su totalidad permanece, aunque exige nuevos<br />

valores. Surge un estado intermedio por el que atraviesa la actual<br />

historia del mundo, por la presencia de un nuevo mundo<br />

de valores.<br />

En realidad, si los antiguos valores nunca han sido practicados<br />

sino en apariencia, Nietzsche debería tomarlos como nuevos,<br />

con la diferencia de que esos valores nuevos, sin la presencia<br />

de la compasión y otros que valorizan al débil, serían verdaderamente<br />

ejercidos y establecerían una práctica de vida nueva y<br />

franca, basada en ellos.<br />

El nihilismo es la desvalorización de los valores válidos hasta el<br />

momento en una total inversión de todos los valores. Nihilismo<br />

quiere decir, entonces: los valores vigentes hasta el momento ya<br />

no valen. La transvaloración tiene que ser incondicionada y<br />

poner a todo ente en una unidad originaria.<br />

Mi sentido de consistencia me urge a ratificar mi percepción:<br />

los valores vigentes nunca han sido puestos en práctica por<br />

quienes los han impuesto a los demás, esto es, por los “hombres<br />

superiores que detentarían la voluntad de poder, pero, en<br />

la medida en que esos valores son producto de su voluntad de<br />

poder, ejercen esta voluntad para incumplirlos con impunidad<br />

reiterada.<br />

Para que el contenido de los nuevos valores no fracase, la inversión<br />

incondicionada debe ser implementada por modos de<br />

54


pensar y experimentar completamente diferentes a los vigentes,<br />

aunque el nihilismo no es una historia ni tampoco el rasgo<br />

esencial de la historia occidental, es la legalidad de tal suceder,<br />

su “lógica”.<br />

Para ello, no necesita cambiar los valores; los que existen actualmente,<br />

tales como honestidad, compromiso, honor y todo<br />

ese ramillete de buenas costumbres, está prácticamente intocado.<br />

Excepto una minoría muy reducida, nadie los ha usado<br />

verdaderamente, mucho menos los hombres superiores que<br />

ejercen la voluntad de poder y creadora de esos valoresfantasma<br />

La causa del nihilismo es la moral, la instauración de ideales<br />

supra naturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen<br />

validez «en sí». La posición de los valores supremos pone al<br />

mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización, que comienza<br />

ya con el hecho de que se muestren como inalcanzables.<br />

Por eso, la «forma preliminar» del nihilismo auténtico es<br />

el pesimismo, como fuerza<br />

En este caso, lo único que se debe hacer para inventariar a los<br />

hombres superiores, es realizar un congreso de filósofos existencialistas,<br />

quienes son insuperables en el terreno del pesimismo<br />

y de la náusea de vivir.<br />

El pesimismo que sólo ve la declinación proviene, en cambio,<br />

de la «debilidad», busca en todas partes lo aciago, está al acecho<br />

de las posibilidades de fracaso y cree ver así el modo en<br />

55


que sucederá todo. Un nihilista es el hombre que observa al<br />

mundo tal Como es, juzga que no debería ser, y del mundo<br />

que debería ser, que no existe»<br />

Cualquier existencialista de rango medio supera, con mucho, la<br />

intención de mostrar cómo debería ser el mundo, pues su<br />

perspectiva es más contundente: el mundo y el ser humano<br />

deben desaparecer. Es imposible pedir más voluntad de poder<br />

al respecto<br />

Allí donde la voluntad de poder es el principio que se ha adoptado<br />

para la posición de valores, el nihilismo se convierte en el<br />

“ideal del supremo poderío del espíritu” En la medida en que<br />

se niega todo ente existente en sí y se afirma la voluntad de poder<br />

como origen y medida del crear, “el nihilismo podría ser<br />

un modo divino de pensar” Se está pensando en la divinidad<br />

del dios Dionisos.<br />

Los existencialistas, representantes verdaderos de la Gran Orden<br />

de la Depresión, esencia fundamental del hombre superior,<br />

piensan en la divinidad del vacío, de la nada, de la angustia,<br />

del miedo, de la rutina… ¿Cuán más “superior” deberá ser<br />

un hombre para que sea digno de voluntad de poder, al estilo<br />

nietzscheano? Esa es una pregunta que algún día deberá tener<br />

su respuesta.<br />

Gracias Martin Heidegger por tu invalorable aporte a la interpretación<br />

de este capítulo sobre el Nihilismo de Nietzsche.<br />

56


Ahora debo dedicar las próximas páginas a exponer una síntesis<br />

brevísima de nuestra interpretación de la historia. Lo haré<br />

para mostrar que la historia del hombre se rige por la Ley del<br />

más fuerte y que el darwinismo social es el fundamento de la<br />

convivencia humana. Ambos son expresiones de la Voluntad<br />

de Poder desde las épocas en que aparecieron las tribus. La<br />

Voluntad de Poder es inherente a la esencia de la historia del<br />

hombre, no es posible negarlo.<br />

16Tarticulo.mercadolibre.com.mx16T<br />

LA LEY DEL SAQUEO<br />

Marx postuló que la Historia estaba regida por leyes y concibió<br />

la lucha de clases como el nervio motor del desarrollo<br />

histórico. Por su parte Ludwig von Mises afirmó que no hay<br />

leyes históricas, puesto que los hechos serían únicos y no se<br />

repetirían en ningún tiempo ni espacio. Esa idea viene directa-<br />

57


mente de los principios existencialistas de los Caballeros de la<br />

Gran Orden de la Depresión Institucio-nalizada. Pero, en la<br />

peregrinación por las fases de la Historia encuentro una Ley,<br />

infinitamente repetida, a la que denomino: “La Ley del<br />

Saqueo”, la única que existe en la Historia del ser humano. Es<br />

de la vigencia constante de esa Ley que hablaré en las<br />

siguientes páginas de esta obra<br />

Los más fuertes saquean<br />

a los más débiles<br />

Encontramos que la Historia Formal idealiza la brutalidad<br />

humana o la atribuye solamente a un grupo, en desmedro de<br />

los “otros”. Lo que recibimos de esa historia no es sino una<br />

deformación de los hechos debido a las preferencias y los<br />

afectos y desafectos de los sonajeros que los relatan. En<br />

cambio, la Historia, como el relato de las formas que adquiere<br />

la Ley del Saqueo, no hace distinciones sobre la bestialidad<br />

humana ni clasifica a los individuos o a los grupos como<br />

“nosotros los buenos y ellos, los malos”. La Ley del saqueo es<br />

inherente a todos y cada uno de los seres humanos, aunque en<br />

la mayoría se expresa con un salvajismo propio de la bestia<br />

racional. Hay algo más que debemos anotar: la Ley del Saqueo<br />

en la Civilización de Occidente ha sido moldeada por el gene<br />

del miedo y la violencia que los anunnakis nos han inoculado<br />

al acelerar el proceso evolutivo del hombre desde el último<br />

homínido (El asunto de los anunnakis está contemplado en<br />

otra de mis obras y será dada a conocer a su debido tiempo)<br />

58


Entre todos, el Gran Astuto es el que tiene un grado de astucia<br />

mayor a la de las masas, recuas humanas, a las que manipula,<br />

dado que las masas son siempre manipulables.<br />

Las manipula para sacralizar la hipocresía y elevarla a la<br />

máxima de las virtudes. Los actos modelados y/o ejecutados<br />

por el Gran Astuto siempre se ha expresado en la forma de la<br />

bestia-lidad humana, en su máximo grado. No hay forma de<br />

ocultarlo, somos, y sabemos que somos, fetos cons-cientes<br />

condenados a cargar sobre la conciencia, la joroba turgente que<br />

el sentido de culpabilidad, emergente del miedo y de nuestro<br />

verdadero Ser Astuto, ha esculpido en el fondo del<br />

subconsciente individual y colectivo. Esta breve introducción<br />

me lleva a la necesidad de estructurar un Teorema<br />

El Teorema del Miedo<br />

El miedo, como el campo magnético en el cosmos, se expande<br />

permanentemente por la mente humana<br />

El Corolario del Miedo<br />

La Ley del Saqueo es el miedo a ser saqueado<br />

El precepto del Miedo<br />

Haz a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, antes que<br />

los demás te lo hagan<br />

Cualquier repaso de la historia nos muestra que los enunciados<br />

propuestos son válidos<br />

59


Un ejemplo<br />

La tan comentada democracia de la Grecia Antigua, por ejemplo,<br />

es sólo un resultado de la capacidad de mercadotecnia de<br />

sus historiadores. En la realidad, al igual que todos los grupos<br />

humanos del mundo, la historia de Grecia es la historia del<br />

robo y del saqueo, ambos idealizados por los constructores de<br />

imágenes. Espartanos y Atenieses, por igual, eran asesinos de<br />

nacimiento y de vocación. Como los criminales de todos los<br />

tiempos, preferían arriesgar la vida en una guerra, robar el botín<br />

y traer esclavos para que produjeran lo que ellos debían<br />

comer; cada uno de estos “guerreros” pensaba que trabajar<br />

honradamente para ganarse la vida, era una muestra de vulgaridad<br />

al extremo, en cambio, el robo y el saqueo de los demás,<br />

les parecía digno.<br />

Aristóteles; defensor de la moral y de las buenas costumbres,<br />

se dio cuenta de que el saqueo traía, entre oro y joyas, algo de<br />

mayor valor aún: el saqueo institucionalizado traía esclavos.<br />

Tanto Esparta como Atenas, si estaban escasos de esclavos<br />

eran nada. Los esclavos producían lo que los hombres superiores,<br />

poseedores de la voluntad de poder comían. Pues bien, al<br />

darse cuenta de la riqueza que los esclavos significaban para<br />

Antenas, decidió legalizar la esclavitud, incluyéndolo en las cosas<br />

y procesos que no dependerían de los seres humanos sino,<br />

de la naturaleza. El gran filósofo de la Ética a Nicómaco, el<br />

ilustre, el inmortal Aristóteles, afirmó, sin rubores molestosos,<br />

que el esclavo lo era por naturaleza. Ni el mismo Hegel, cono-<br />

60


cido por su aversión a la masa y a todo lo que significara democracia,<br />

se atrevió a ir tan lejos. El fundador de la Lógica, sí,<br />

lo hizo con una gran naturalidad. Con ello, los saqueadores y<br />

traficantes de esclavos ya tenían el “aval moral” que les permitía<br />

usar el látigo “legalmente”.<br />

Cuando leemos estos párrafos, quedamos confundidos al enterarnos<br />

que Nietzsche no conociera que los hombres superiores,<br />

los que detentan la voluntad de poder, ya habían existido<br />

desde la aparición de los grupos humanos, divididos por el<br />

miedo.<br />

EL ETERNO RETORNO<br />

DE LO MISMO<br />

¿Cuál es tu opinión, respetado Heidegger, de eterno retorno<br />

de lo mismo, tal como lo plantea Nietzsche?<br />

Nietzsche comprende todo “sentido” como “fin” y “meta”, pero,<br />

fin y meta como valores. De acuerdo con ello, puede decir:<br />

“La absoluta carencia de valor, de sentido, la carencia de meta<br />

en sí, es el principal artículo de fe” del nihilista”<br />

Sin embargo, una vez que los nuevos valores impuestos por la<br />

cofradía de los hombres superiores estén en vigencia, seguramente<br />

tendrá algo que ver con la identificación de metas<br />

61


La carencia de valor y de meta tampoco puede significar ya un<br />

defecto, el mero vacío y la mera ausencia. La palabra metafísica<br />

es: el eterno retorno de lo mismo… el ente que tiene el carácter<br />

fundamental de la voluntad de poder sólo puede ser, en su totalidad,<br />

eterno retorno de lo mismo.<br />

El significado de “Eterno retorno de los mismo” se presenta un<br />

tanto oscuro al entendimiento<br />

El poder no conoce metas “en sí” a las que podría llegar para<br />

permanecer en ellas, lo importante es la sobre potenciación.<br />

Por ello, para el ente como voluntad de poder no hay ninguna<br />

meta fuera de sí hacia la cual progresar saliendo de sí mismo.<br />

En el Camino<br />

está en la Meta<br />

Hay una percepción del zen taoísta que podría explicar adecuadamente<br />

el concepto: “El camino está en la meta”, en este<br />

caso, la “meta que está en el camino” es la continua repetición<br />

de lo mismo, por lo que nada externo a esa meta-camino existiría<br />

fuera de ella.<br />

La voluntad de poder, en cuanto sobre potenciación de sí<br />

misma, retorna esencialmente a sí misma y da así al ente en su<br />

totalidad, es decir al “devenir”, el peculiar carácter de movilidad.<br />

Ahora bien, el ejercicio del poder eterno y carente de<br />

meta de la voluntad de poder es, no obstante, al mismo tiempo<br />

62


necesariamente finito en cuanto a sus situaciones y formas,<br />

pues si fuera infinito en este respecto, en concordancia con su<br />

esencia como acrecentamiento, tendría que «crecer infinitamente».<br />

Si el ejercicio del poder y carente de meta de la voluntad de<br />

poder es finito, habría una contraposición en denominar como<br />

“Eterno retorno de lo mismo” a lo que, anticipadamente ya<br />

exige un fin, por lo que será preciso preguntar: ¿en qué momento<br />

se conocerá el último ciclo de ida y vuelta de la voluntad<br />

de ser, es decir, el último retorno?<br />

La «Voluntad de poder» tiene una visión muy particular acerca<br />

de lo que es el ente en cuanto tal, es decir, en su constitución.<br />

El «Eterno retorno de lo mismo» postula cómo es el ente de<br />

esa constitución en su totalidad. Ser y devenir se contraponen<br />

sólo aparentemente, porque el carácter de devenir de la voluntad<br />

de poder es, en su más íntima esencia, eterno retorno de lo<br />

mismo.<br />

Pero la idea de “retorno” sugiere un acto de aleja-miento previo<br />

del escenario al que tendrá que retornar y volver a ser lo<br />

mismo. Con el fin de dar forma a la metáfora, debo citar una<br />

obra que tiene como tema El Eterno Retorno, de Borges. En<br />

beneficio de la brevedad, iré al punto principal.<br />

El Eterno Retorno y Borges<br />

63


En “La Biblioteca de Babel”, Borges expone su idea de lo infinito,<br />

la cual yo cito de inmediato.<br />

En el zaguán hay un espejo<br />

que fielmente duplica las apariencias<br />

Este espejo representa una de las ideas que más ha obsesionado<br />

la metafísica borgeana: la Teoría Cíclica del Universo, más<br />

conocida como la Teoría del Eterno Retorno. La doctrina tiene<br />

orígenes registrados en papiros y pergaminos.<br />

Los hindúes, grandes iniciadores de misteriosas inquietudes<br />

intuitivas, tuvieron mucho que ver con el asunto antes de entregárselo<br />

a los budistas, primos carnales en el espíritu. Allí<br />

nacen los Kalpas, etapas que el mundo naciente debe recorrer<br />

hasta llegar a su propio poniente. El nacimiento del mundo se<br />

debe a la compresión ideal y su destrucción a la conflagración;<br />

algo más: el número de Kalpas es infinito tal como el número<br />

de ciclos retornantes también lo es. Heráclito también cedió a<br />

la fascinación de la gran rueda cósmica, que naciendo del fuego<br />

vuelve con empecinamiento, otra vez al fuego. Al hablarnos de<br />

los espejos que reproducen infinita-mente el original, nos dice,<br />

metafóricamente que la Ley del saqueo vuelve en periodos que<br />

conforman el infinito. Otra vez el libro de las jerarquías llegará<br />

a nuestras manos; otra vez veremos nuestra propia muerte por<br />

hambre en medio de la gran abundancia. Hay más sobre la<br />

teoría del Eterno Retorno.<br />

64


Sus expositores y defensores asumen implícitamente su simetría.<br />

El retorno de los átomos se realizaría siempre en conjuntos<br />

homogéneos y simétricos para volver a ser lo que se fue.<br />

Este es un asunto que debe ser aclarado. Para ello recurro a<br />

uno de mis relatos “Una noche de Estilos” (de mi libro “Cuando<br />

el Illimani se fue”, 1986)<br />

En uno de los relatos, el personaje borgeano, al describir la<br />

ciudad de La Paz, desde su preceptiva literaria declara que:<br />

“La ciudad de La Paz sería la expresión concreta de la entelequia<br />

y que por ello “estaría en el deber de autorreciclarse”. No<br />

faltará el escéptico que plantee el siguiente problema: si un todo<br />

puede reciclarse para retornar a una posición atómica inicial,<br />

esto no quiere necesariamente decir que todas y cada una<br />

de las partes que conforman ese todo habrán de reciclarse al<br />

mismo tiempo, aunque la teoría de las variaciones de los átomos,<br />

al decir que una de las partes se vuelve a reproducir, da<br />

por sentado que todos y cada uno se registran simétrica y simultáneamente.<br />

Este supuesto es demasiado heroico, puesto<br />

que da por sentado que una persona al reciclarse, se recicla<br />

integralmente de una sola vez. El cerebro se recicla al mismo<br />

tiempo infinitesimal en que se recicla el resto del cuerpo. Esto<br />

anularía la posibilidad de que el Partenón se reciclara en partes,<br />

cada una atraída por un tiempo diferente. La película “La<br />

Mosca”, es un buen ejemplo. Trata de un ser que al reciclarse<br />

en una máquina transportadora resulta con su propio cuerpo y<br />

con la cabeza de la mosca, que había estado en el recinto reci-<br />

65


clador. El reciclaje no se había llevado a cabo de un modo simétrico.<br />

Aquí una ficción atestigua la asimetría de la otra ficción.”<br />

“Después de estas inquisiciones, diríamos que los reciclajes son<br />

siempre simétricos, suceden todos al mismo tiempo y, por lo<br />

tanto, es preciso abjurar de la creencia de desequilibrios cósmicos<br />

en la construcción del retorno de lo mismo.”<br />

Este pasaje nos plantea problemas de gran contenido: ¿Cuál<br />

será el “estado inicial” que se reciclará en el infinito? Es decir<br />

¿el escenario original al que se deberá retornar todo el tiempo?<br />

¿Será el que existía un segundo después de la explosión del<br />

huevo cósmico? ¿El que había un billón de años antes? ¿A<br />

partir de qué instante se iniciará el proceso de repetición? Esta<br />

es una pregunta por demás retórica, puesto que todo el mundo<br />

sabría la respuesta: a partir del momento en el que se produce<br />

el Big Bang. El relato con el personaje borgeano nos lleva a la<br />

necesidad de revisar más de cerca la tesis platónica de los siete<br />

planetas<br />

“Equilibradas sus diversas velocidades, regresarán al punto<br />

inicial de partida”<br />

“A medida que esas velocidades se equilibran, gran parte de los<br />

arreglos atómicos han recobrado ya su posición original”. En<br />

este sentido, hay una brecha entre los planetas que han vuelto<br />

ya a la originalidad y aquéllos que aún no han completado el<br />

66


ciclo. Pongamos un ejemplo de lo que sucedería en nuestro<br />

planeta: es posible imaginar que Aristóteles ya ha sido reciclado<br />

en un tiempo similar al de Marx. Los tendremos juntos para<br />

asistir a un diálogo de magnitud ártica. Del mismo modo se<br />

podría concebir la coexistencia de la Segunda Guerra Mundial<br />

con la batalla de las Termópilas, Hitler pidiendo asistencia técnica<br />

a Leónidas. El rayo láser pelearía con el garrote y los Fantoms<br />

tendrían batalla con los dinosaurios… Eliminada esa posibilidad,<br />

recogemos la opción de que los re-arreglos se alcanzan<br />

al mismo tiempo en la centésima de segundo que dura el equilibrio<br />

de las velocidades de los planetas. Imaginemos que eso<br />

se producirá mañana: a las 10.00 a.m. hora de Greenwich. Las<br />

velocidades se equilibran; todos desaparecemos para volver al<br />

inicio del “año perfecto”. Ahora imaginemos lo que sucederá<br />

con las capas terrestres, los océanos, los mares que han cambiado<br />

de lugar desde entonces. Las cordilleras, que se han desplazado<br />

y las islas que han aparecido.<br />

Algo más, la Tierra tendría que volver al lugar cósmico que le<br />

correspondió al iniciarse el año perfecto y con ella, todas las<br />

estrellas, galaxias, metagalaxias, agujeros negros… todo absolutamente<br />

todo, deberá retornar al punto de partida del último<br />

Retorno… En “Los Cuatro Ciclos” anuncia que cuatro son las<br />

historias y luego las enumera: la Iliada, Ulises, Jason, y el Vellosino;<br />

y un sacrificio: Odín sacrificando a Odín (...) y Cristo es<br />

crucificado por los romanos. Cuatro son las historias; durante<br />

el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.<br />

En “His end and his beginning” se refiere a alguien que<br />

67


murió y que en el cielo no hace sino repetir algo ya hecho. En<br />

“Los Teólogos”:<br />

…esto ha ocurrido y volverá a ocurrir, dijo Euforbo. No encendéis<br />

una pira, encendéis un laberinto de fuego. Si aquí se unieran<br />

todas las hogueras que he sido, no cabrían en la Tierra y<br />

quedarían ciegos los ángeles. Esto lo dije muchas veces<br />

Resumamos: El punto principal de la tesis del Eterno Retorno<br />

es transmitir al lector la impresión de que todo cambia para<br />

que nada cambie. De inmediato va una versión poética del encuentro<br />

intuitivo que tengo sobre el eterno retorno a nivel<br />

cósmico.<br />

La Carabela<br />

“Un soplo rojo sopla la carabela, que de infinito en infinito se<br />

bambolea… el espacio ondula en vaivenes sin ritmo, al recibir<br />

uno a uno los corpúsculos… explota un corpúsculo de fuego<br />

denso y las esquirlas forman un nuevo universo… el tiempo<br />

torna a nacer sin haber nunca muerto… las esquirlas primeras<br />

se van ¡se van tan lejos!... las sombras de luz surcan los vírgenes<br />

vacíos, extendiendo el TiempoEspacio más y más allá de la<br />

nada… la tormentosa cabellera ondea a todos lados, sin encontrar<br />

frontera en ninguno de ellos… pero el gran impulso ya frena,<br />

llamado por la motita primera. Fue nada más que un puntito<br />

de aceite: saltó, explotó, se extendió, un universo formó y<br />

volvió para caer otra vez en el enorme caldero. Infinitos soplos<br />

68


ojos soplan las infinitas carabelas que de infinito en infinito<br />

bambolean, bambolean”<br />

16Twww.sdpamerica.com16T<br />

EL SUPERHOMBRE<br />

Acudimos nuevamente en tu auxilio, Heidegger para que nos<br />

des la interpretación que tienes acerca de uno de los temas que<br />

más polémica ha causado de los que Nietzsche ha escogido<br />

para sorprendernos<br />

69


El hombre que, estando en medio del ente, se comporta respecto<br />

del ente que es voluntad de poder y, en su totalidad,<br />

eterno retorno de lo mismo, se llama superhombre. El “súper”<br />

en la palabra “superhombre” contiene una negación y significa<br />

salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido hasta el momento.<br />

El superhombre reemplazaría al hombre, tal como lo conocemos<br />

ahora incluyendo, sobre todo, sus valores<br />

El concepto general alude ante todo a esta esencia nihilísticohistórica<br />

de la humanidad que se piensa a sí misma de modo<br />

nuevo. El superhombre es la negación incondicionada de la<br />

esencia que el hombre ha tenido hasta el momento.<br />

La negación del hombre actual, significaría su reemplazo por<br />

otro de mayor potencialidad para ejercer la voluntad de poder<br />

Pensar, comprendido metafísicamente, es el representar que<br />

percibe aquello por lo que el ente es en cada caso ente. Por<br />

eso, en la interpretación nihilista de la metafísica y de su historia,<br />

el pensamiento, es decir la razón, aparece como el fundamento<br />

y la medida conductora de la instauración de valores.<br />

Pero la negación nihilista de la razón no descarta el pensar,<br />

sino que lo recupera al servicio de la animalidad<br />

70


Todos los instintos, el de supervivencia, el de procreación y la<br />

sensibilidad de los sentidos son los andamios que sustentan la<br />

animalidad del hombre<br />

La Animalidad<br />

La animalidad no es considerada ya como la mera sensibilidad<br />

y como lo inferior en el hombre. La animalidad es el cuerpo<br />

viviente, pleno de impulsos. Sólo la animalidad determina al<br />

hombre como siendo verdaderamente. La razón sólo es viviente<br />

en cuanto vive corporalmente… el que está despierto, el que<br />

sabe, dice: soy totalmente cuerpo, y nada más; y alma es sólo<br />

una palabra para algo en el cuerpo.<br />

En cierto sentido, la tesis nos diría que la racionalidad del<br />

hombre se transforma en la animalidad que es la voluntad de<br />

ser en cuanto se cobija en un cuerpo<br />

La metafísica occidental no determina al hombre como ser<br />

racional en todas las épocas… sólo a partir de la época moderna<br />

la razón conquista su pleno rango metafísico… sólo respecto<br />

de este rango puede medirse lo que acontece con este retrotraer<br />

la razón a la animalidad.<br />

Es decir, la animalidad del hombre siempre ha existido, pero la<br />

razón como distintivo principal del hombre, anunciada en la<br />

época moderna, revela esa animalidad. Este sería un movimiento<br />

dialéctico al estilo de Engels: en el alba misma de la<br />

humanidad, el hombre es principalmente, animalidad; en una<br />

71


segunda etapa es, principalmente racional; en la síntesis histórica,<br />

cuando la razón alcanza su máximo poder, el hombre vuelve<br />

a la animalidad, pero lo hace en una fase muy superior de<br />

progreso y experiencia que la forma original de esa animalidad<br />

En este proceso, el acto de representar se convierte en el tribunal<br />

que decide sobre la entidad del ente, para sentenciar que<br />

en el futuro sólo habrá de valer como ente, lo que en el representar<br />

sea puesto por éste ante sí mismo.<br />

En concordancia con lo dicho, en ese proceso, la voluntad de<br />

ser se conoce a sí misma en cuanto huésped del cuerpo. Ninguna<br />

representación será valorable si no es la del ente que representa<br />

y que al representar se representa sólo a sí mismo,<br />

esto es, en cuanto a voluntad de poder y en cuanto al eterno<br />

retorno de lo mismo.<br />

En el comienzo de la época moderna, la entidad del ente se<br />

transforma. La esencia de este comienzo histórico se basa en<br />

esta transformación. La subjetividad, la sustancialidad, se determina<br />

ahora como el representar que se representa. Ahora<br />

bien, el hombre, en cuanto ser racional, es el representar que<br />

representa. Por lo tanto, el hombre se convierte en el ente<br />

eminente, es decir en “sujeto”<br />

Sujeto que representa a su propia subjetividad, tal como antes,<br />

representaba su propia sustancialidad.<br />

72


El Objetivismo<br />

La esencia del subjetivismo es objetivismo, en la medida en<br />

que para el sujeto todo se vuelve objeto. Toda objetividad es<br />

“subjetiva”, porque es instaurado como objeto que se sostiene<br />

en sí mismo. “Entidad es subjetividad” y “entidad es objetividad”,<br />

dicen lo mismo.<br />

En mi percepción, yo preferiría más bien el concepto de que la<br />

objetividad subjetivizada vuelve al mundo real, objetivamente<br />

subjetivizada<br />

La voluntad de poder no es nada vital ni nada espiritual, sino<br />

que lo vital (lo viviente) y lo espiritual, en cuanto entes, están<br />

determinados en el sentido de la voluntad de poder. La voluntad<br />

racional, hasta el momento al servicio del representar,<br />

transforma su esencia en voluntad que se ordena a sí misma.<br />

En este caso, la voluntad del ente cotidiano sería la que determina<br />

la acción, antes de enviar al cerebro la orden de ejecutarla.<br />

En el Superhombre, la orden sería ejecutar la acción de poder.<br />

“La acabada subjetividad de la voluntad de poder es el origen<br />

metafísico de la necesidad esencial del «superhombre”. El<br />

crear es comprendido metafísicamente en el sentido de un representar<br />

pro-ductor. De acuerdo con esta doctrina, el ente es<br />

lo creado por el creador. El derrumbamiento de la pre-<br />

73


eminencia de la razón representante contiene la esencia metafísica<br />

de ese acontecimiento, al que Nietzsche llama la muerte<br />

del Dios cristiano-moral.<br />

Lo que expresaría la noción de que el Superhombre no necesita<br />

a nada ni a nadie para representar su propia subjetividad y<br />

ordenar el acrecentamiento de la voluntad de poder. Él representa<br />

e impone los valores, como una tarea (¿un privilegio?)<br />

que ya no precisa de un ente trascendental.<br />

La Meta<br />

De este modo, puesta en su punto más alto, la voluntad de poder,<br />

en cuánto subjetividad acabada, es el Superhombre. “¡No<br />

la humanidad, sino el superhombre es la meta!”… el “superhombre”<br />

no es un ideal suprasensible; tampoco es una persona<br />

que surgirá en algún momento y aparecerá en algún lugar; es el<br />

puro ejercicio de poder de la voluntad de poder. El pensamiento<br />

del “superhombre” no surge, por lo tanto, de una<br />

“arrogancia” del “señor Nietzsche”.<br />

¿Quién impone la idea de superhombre a la humanidad y, sobre<br />

todo, quién le hacer ver que ese nuevo estatus de existencia<br />

es deseable y mejor que el actual? ¿En qué momento se realiza<br />

este cambio hacia un ente nuevo? Seguramente, cuando Zaratustra<br />

anuncia que “Dios ha muerto”<br />

El superhombre vive en cuanto la nueva humanidad ansía al<br />

ente como voluntad de poder. Así Zaratustra, que enseña el<br />

74


superhombre, cierra la primera parte de su enseñanza con las<br />

palabras: “Muertos están todos los dioses: ahora nosotros queremos<br />

que viva el superhombre”; ¡que ésta sea una vez, en el<br />

gran mediodía, nuestra voluntad última!”.<br />

El retorno a sí mismo sería el retorno siempre re editado de la<br />

voluntad de poder, refugiada en el Superhombre, quien sería<br />

feliz siendo como es sin querer ser otra cosa.<br />

En el momento de la claridad más luminosa, cuando el ente en<br />

su totalidad se muestra como eterno retorno de lo mismo, la<br />

voluntad tiene que querer el superhombre; pues sólo con la<br />

vista puesta en el superhombre puede soportarse el pensamiento<br />

del eterno retorno de lo mismo. La voluntad que aquí quiere<br />

no es un desear y un apetecer, sino la voluntad de poder.<br />

Pero la voluntad de poder ejerce su dominio, por lo tanto, es<br />

también un imperativo de ejercer ese dominio. El superhombre<br />

no carece de pulsiones que deben ser satisfechas, de lo<br />

contrario, no sería el superhombre, sobre todo, si tenemos que<br />

su esencia es una vuelta a la animalidad, la que siempre ansía.<br />

«La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial en<br />

un hombre logrado y completo: el espléndido “animal” tiene<br />

que estar previamente dado.<br />

Me pregunto si la consistencia animal-moral del superhombre<br />

exige experiencias de dominio que van más allá de la simple<br />

75


arbitrariedad y de la imposición de valores nuevos y eternamente<br />

re editados<br />

El hombre no se vuelve “señor” mediante cualquier violencia,<br />

siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en señor<br />

quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden del<br />

poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia como grandes<br />

pasiones. Los pequeños gozos se mantienen extraños a las<br />

grandes pasiones. Lo que decide no son los meros sentidos,<br />

sino el carácter del poder en el que están integrados.<br />

Una de las más grandes pasiones del guerrero, es la batalla en<br />

campo abierto. Si bien el “ser del ente” es la voluntad de poder,<br />

no podemos negar que existen varios entes con sus respectivas<br />

voluntades de poder, las que, cobijadas en las subjetividades<br />

del superhombre, demandarán el ejercicio de ese poder,<br />

en acciones que no siempre coincidirán con las voluntades de<br />

poder de otros entes-superhombres<br />

“Humanización”, pensada de modo nihilista, quiere decir: hacer<br />

que el hombre se vuelva hombre mediante la inversión de<br />

la preeminencia de la razón en preeminencia del cuerpo. Por<br />

ello, la humanización del superhombre, es la “deshumanización”.<br />

Mediante esta deshumanización el ente se muestra, desnudo,<br />

como el ejercicio del poder y la lucha de las formaciones<br />

de dominio de la voluntad de poder<br />

La lucha entre Superhombres<br />

76


Esas luchas se realizan por los entes en forma de superhombres,<br />

con el objeto de imponer sus valores por medio de la voluntad<br />

de poder. La pregunta vuelve en pos de una respuesta:<br />

¿Quiénes luchan en las batallas por la imposición de valores<br />

acorde con las respectivas formas que cada superhombre cobija<br />

como voluntad de ser?<br />

Por todo lo analizado, las batallas se realizarán entre grupos de<br />

superhombres contra grupos de superhombres, todos, con la<br />

intención de dominar a los no superhombres o al grupo de<br />

superhombres vencidos<br />

Sólo cuando la subjetividad incondicionada de la voluntad de<br />

poder se ha convertido en la verdad del ente en su totalidad, es<br />

metafísicamente necesaria la institución de un adiestramiento<br />

racial, pero no la mera formación de razas que crecen por sí<br />

mismas, sino la noción de raza que se sabe como tal. Así como<br />

la voluntad de poder no es pensada de modo biológico sino<br />

ontológico, tampoco la noción nietzscheana de “raza” tiene<br />

sentido biológico, sino metafísico.<br />

Ahora estamos en el campo del Nosotros, lo que implica que<br />

no habrá una sola raza que se conozca como tal, habrá varias<br />

de ellas y entre ellas, se erguirán contradicciones entre la interacción<br />

de las voluntades de poder de algunas de esas razas, y la<br />

interacción de las voluntades de poder de otra u otras, lo que<br />

sugiere que la paz no será una condición de existencia del superhombre<br />

77


El rango y la ley de un pueblo y de los grupos de pueblos se<br />

determinan de acuerdo con el grado y el modo de la fuerza<br />

imperativa desde la que se ponen al servicio de la realización<br />

del dominio incondicionado del hombre sobre sí mismo.<br />

Sin embargo, la voluntad de poder impone la exigencia de que<br />

el superhombre se domine a sí mismo y también a los demás,<br />

especialmente a los que se considera “inferiores”<br />

Con ese nuevo tipo de hombre se concreta “la emergencia de<br />

una doctrina que criba a los hombres... que a los débiles los<br />

impulsa a tomar resoluciones, y también a los fuertes”<br />

En la segunda parte de esta obra desarrollaré algunos conceptos<br />

propios de mi propia percepción filosófica, a la que he denominado<br />

La Voluntad de Ser cuyos aspectos filosóficos, ideológicos<br />

y doctrinales tienen un fin común: lograr que los débiles<br />

y los enfermos se fortifiquen para hacer frente a quienes los<br />

expolian hoy y, en el futuro, a quienes pretendan imponer su<br />

voluntad de poder, sobre la voluntad de Ser.<br />

78


LA JUSTICIA<br />

Gracias, Heidegger, por participar en nuestro encuentro con el<br />

último de los temas planteados en la tarea de realizar indagaciones<br />

sobre lo esencial del pensamiento de Nietzsche. Ahora<br />

nos toca indagar sobre la Justicia.<br />

¿Qué tienes para decirnos acerca de ese tema, Heidegger?<br />

En la visión de Nietzsche, la justicia mira hacia esa humanidad<br />

que debe ser seleccionada para formar el tipo que posea la<br />

propiedad esencial de instaurar el dominio incondicionado<br />

sobre la tierra. La justicia es el adjudicar, en una construcción<br />

previa, las condiciones que aseguran un preservar y un conseguir.<br />

¿Cuáles serían los pilares principales en el que esa justicia base<br />

sus fundamentos y su razón de ser?<br />

La justificación consiste en lo único que satisface la esencia<br />

como “supremo representante de la voluntad de poder”. Las<br />

cinco expresiones fundamentales que hemos analizado: “voluntad<br />

de poder”, “nihilismo”, “eterno retorno de lo mismo”, “superhombre”<br />

y “justicia” corresponden a la esencia de la metafísica<br />

articulada en cinco momentos. Pero la esencia de esa unidad,<br />

dentro de la metafísica y para ella misma, permanece encubierta.<br />

En tu estudio sobre los puntos fundamentales de la<br />

79


percepción de Nietzsche, sobre los cuales formulamos nuestras<br />

indagaciones, pones de relieve la lógica que une todos esos<br />

conceptos, de manera tal, que la esencia de esa unidad, sería,<br />

en mi percepción, la interacción de los cinco momentos. No<br />

habría necesidad de alguna ontología o alguna óntica para la<br />

determinación de esa esencia, más bien, ése sería un campo<br />

que entraría en la jurisdicción de la interacción de esos momentos<br />

entre sí. Tal vez habría un nuevo campo de estudio en<br />

la filosofía para identificar ese momento, al cual podríamos<br />

denominar “Iterrelacionalogía”<br />

El pensamiento de Nietzsche se mantiene en el movimiento<br />

interno de la verdad en la medida en que, abarca con la mirada<br />

la totalidad y percibe la consonancia de todas. Las preguntas al<br />

respecto serían: ¿en qué tiene su fundamento la unidad esencial<br />

de la metafísica? ¿Dónde tiene su origen la esencia de la<br />

metafísica? Recordemos que la metafísica de Nietzsche es caracterizada<br />

como la metafísica de la voluntad de poder<br />

A una voluntad de poder que es absoluta y que se conserva por<br />

el acrecentamiento que exige, a su vez, el eterno retorno de lo<br />

mismo, le corresponderá un tipo de justicia que no sea otra<br />

que la fijación constante de esa voluntad de poder<br />

El qué y el cómo<br />

de la Justicia<br />

80


En el pensamiento de Nietzsche queda oculto qué y cómo la<br />

“justicia” es el rasgo esencial de la verdad, por lo tanto, no es<br />

lícito elevar la expresión fundamental “justicia” al rango de título<br />

principal de su metafísica. Metafísica es la verdad del ente<br />

en cuanto tal en su totalidad. La metafísica de la subjetividad<br />

incondicionada y acabada piensa, sin decirlo, la esencia de sí<br />

misma, o sea la esencia de la verdad, como justicia.<br />

Es de suponer que cuando te refieres a la justicia como esencia<br />

de la verdad, hablas de la verdad impuesta por la voluntad de<br />

poder.<br />

Queda aún la pregunta acerca de qué pueblos y qué humanidad<br />

estarán sometidos de modo definitivo y anticipador a la ley<br />

de la pertenencia de la incipiente historia del dominio de la<br />

tierra. Ya no es, en cambio, una pregunta sino que está decidido<br />

cuando dice: “Se acerca la época en la que se emprenderá<br />

la lucha por el dominio de la tierra, se la emprenderá en nombre<br />

de doctrinas filosóficas fundamentales”<br />

Podríamos adelantar que los pueblos escogidos serán sobre<br />

todo, los que han llegado a cierto grado de desarrollo material<br />

y tecnológico que les permita hallar el tiempo necesario para<br />

establecer cuáles, en cada grupo humano, serán los rasgos distintivos<br />

de su voluntad de poder<br />

El fin de la Filosofía<br />

81


También cabe suponer que la filosofía como doctrina y como<br />

figura de la cultura desaparecerá porque, en la medida en que<br />

ha sido auténtica, ya ha nombrado la realidad de lo real, es decir<br />

el ser desde el cual todo ente es llamado a ser lo que es y<br />

cómo es<br />

Ésa sí es una suposición heroica, demasiado heroica, pues la<br />

filosofía no ha concluido su tarea sobre las indagaciones acerca<br />

de la naturaleza, el hombre, la historia y el pensamiento. Cualquier<br />

suposición en sentido contrario sería una gran arbitrariedad.<br />

Las «doctrinas filosóficas fundamentales» aluden a la esencia de<br />

la metafísica que llega a su acabamiento y sustenta la historia<br />

occidental, bajo la forma europeo-moderna y la destina a la<br />

“dominación del mundo”.<br />

De ahí la necesidad imperiosa, el cumplimiento imperativo, de<br />

hacer que nuestros débiles devengan fuertes para que las batallas<br />

del futuro se realicen entre voluntades de contextura diferente,<br />

pero de igual intensidad. En ese postulado se basa La<br />

Voluntad de Ser.<br />

Por último cabe añadir que lo que se expresa en el pensamiento<br />

puede imputarse historiográficamente a la esencia nacional<br />

del pensador, pero no puede hacerse pasar jamás por una peculiaridad<br />

nacional. El pensamiento de Descartes, la metafísica<br />

de Leibniz, la filosofía de Hume, son, en cada caso, europeos,<br />

82


y por ello planetarios. Del mismo modo, la metafísica de<br />

Nietzsche no es jamás, en su núcleo, una filosofía específicamente<br />

alemana; al contrario, es una metafísica europeoplanetaria.<br />

No; hay una filosofía, la única, que puede ser considerada como<br />

planetaria: la Voluntad de Ser.<br />

Muchas gracias Martin Heidegger por tus valiosos aportes a la<br />

estructuración de esta obra, sin los cuales nuestra tarea habría<br />

sido mucho más difícil y mucho más extensa.<br />

De todo lo dicho es posible establecer que en Nietzsche hay<br />

cinco paradigmas muy importantes<br />

1<br />

EL HOMBRE SUPERIOR<br />

Nietzsche, hasta nosotros llega la airada voz de tu Zaratustra,<br />

dirigiéndose a los “Hombres Superiores”:<br />

“Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el<br />

mercado nadie cree en hombres superiores. Y si queréis hablar<br />

allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando “todos somos<br />

iguales”.<br />

83


Por lo visto, tu hombre superior se considera superior con<br />

relación a los harapos de los más humildes<br />

No en comparación con los hombres libres del hambre<br />

Por otra parte, identificas muy bien a los ambiguos, aunque los<br />

confundes con los humildes; al respecto dices:<br />

Hoy las gentes pequeñas se han convertido en los señores:<br />

predican resignación y modestia y cordura y laboriosidad y el<br />

largo etcétera de las pequeñas virtudes.<br />

Estas “gentes pequeñas” son los ambiguos, los que tienen la<br />

astucia como noble virtud y la doble moral como su práctica<br />

cotidiana<br />

Predican resignación y laboriosidad, pero no como<br />

comportamiento propio sino como una imposición a los<br />

harapos, a los débiles<br />

Dicen lo que no hacen; no dicen lo que hacen<br />

¡Para mí no sufrís aún bastante! Pues sufrís por vosotros, no<br />

habéis sufrido aún por el hombre.<br />

Pero los humildes, los pobres, a los que tú desprecias tanto,<br />

sufren de pobreza, de hambre y de exclusión; sufren por el<br />

84


hombre<br />

En la lógica disposición que la ley del más fuerte establece, los<br />

que producen no comen; los que comen no producen<br />

La pobreza y el hambre es el dueto fatídico convertido en el gran<br />

dolor colectivo, el más penoso de todos los dolores<br />

¿Qué clase de hombre superior es el que desea rodearse de<br />

mendigos para ser admirado por ellos? Ése es un despropósito<br />

absurdo<br />

No queráis nada por encima de vuestra capacidad: hay una<br />

falsedad perversa en quienes quieren por encima de su capacidad.<br />

¡Especialmente cuando quieren cosas grandes!<br />

Pues despiertan desconfianza contra las cosas grandes, esos<br />

refinados falsarios y comediantes<br />

¿Quiere decir esto que los débiles y enfermos no deben encarar<br />

la tarea de rebelarse, de tratar de subir escalones empinados?<br />

La plebe no sabe lo que es grande, ni lo que es pequeño; no<br />

distingue entre lo que es recto y honesto: ¡ella es inocentemente<br />

torcida, ella miente siempre!<br />

Pero hay algo que es francamente contradictorio<br />

85


En mi país, por ejemplo, hay “hombres superiores” que desprecian<br />

a los indígenas, a la “plebe, por ser indígenas<br />

Los desprecian por ello, a pesar de que esos indígenas producen<br />

lo que los hombres “superiores” comen a dos carrillos<br />

Tendremos un encuentro para hablar sobre este asunto, cuando<br />

lleguemos al tema sobre la Alienación del Ser<br />

Pero no hay que ser gran expedicionario de la sociología para<br />

constatar que el “hombre superior”, a diferencia de “la plebe”,<br />

no es autosuficiente; es decir, su existir depende, precisamente,<br />

de su antípoda social: del que produce lo que el “superior” le<br />

arrebata con zarpas de hierro agarfiado: ¡El “hombre superior”<br />

necesita del inferior para subsistir! Si no fuera por el hombre<br />

excluido, el hombre superior sería un fósil más en el panteón<br />

Por el otro lado, el hombre que produce, es autosuficiente, no<br />

necesitan de nadie para subsistir, viven plenos en su pobreza<br />

¿Se desprecia al que produce lo que comes?<br />

¿Se llama Superior al parásito?<br />

¡La diferencia está en que los hombres superiores son hombres<br />

valientes! ¡Hombres de corazón abierto!<br />

Al preguntarme, te pregunto:<br />

86


¿Con quién debería medir fuerzas tu Hombre Superior, dado<br />

que no quiere rivales, sólo mendigos, sólo hombres derrotados<br />

por el hambre?<br />

¡Guardaos también de los doctos! Os odian: ¡pues ellos son<br />

estériles! Tienen ojos fríos y secos, ante ellos todo pájaro yace<br />

desplumado.<br />

Pero los indígenas de mi país cambiaron de norte a sur, cuando<br />

llegaron al poder; cuando lo hicieron, se sintieron Hombres<br />

Superiores,<br />

Se sintieron tan “superiores” que decidieron que una nación<br />

no era suficiente para que cumplieran sus objetivos<br />

De este modo, dividieron mi país en 36 “naciones”<br />

Ninguno de ellas guarda un lugar para los estratos medios o de<br />

ingresos altos en el país; solamente para los incisos indígenas<br />

Los escritorios públicos fueron ocupados por indígenas que<br />

jamás habían conocido como se gobierna un país; ni siquiera<br />

una alcantarilla<br />

La ineficiencia se hizo muy grande y se sumó a la corrupción y<br />

al racismo al tratar con desdén a los estratos medios<br />

87


Su servilismo atávico no les permite el desdén para los que tienen<br />

cuentas en los bancos; por eso es no llegan a ser “hombres<br />

superiores”<br />

En su delirio han encontrado un ritmo al que se mueven, extasiados,<br />

en dos dimensiones anquilosadas: el indigenismo y el<br />

marxismo<br />

El hombre-masa está en el gobierno, comiendo a cuatro carrillos<br />

y dibujando la caricatura más espantosa de nuestro país<br />

Ninguno de ellos, masa o líder, tiene noción acerca de lo que<br />

es el individuo, ni la conciencia de la propia individualidad<br />

Sé, estimado Nietzsche, que consideras al grupo humano como<br />

el cerrojo histórico que no permite la libertad del individuo<br />

Por su parte, el indigenismo y el marxismo crean plebes en<br />

forma de hordas en las que no hay instituciones<br />

Sólo existe la relación horda-líder<br />

Cuando salen a las calles exigen hablar con el Presidente, pues,<br />

en su calidad de plebe, sólo reconocen al líder<br />

Como espectador de todo este proceso, comprendí que para<br />

ser Hombre Superior hay una condición necesaria y suficiente<br />

88


En primer término, el ente que conforma las masas adquiere<br />

consciencia de lo que es el individuo dentro del grupo<br />

Que logre reflejos luminosos de su propia individualidad<br />

Una individualidad dentro del grupo, un Yo en el Nosotros<br />

Eso es algo que nuestra plebe no tiene<br />

Quienes ahora gobiernan en mi país, y las masas humanas que<br />

los respaldan, a pesar de tener “el poder”, siguen siendo plebe<br />

De esta manera, tu “hombre superior” es cualquier ser humano<br />

que detenta el poder de decidir qué podrán y no podrán<br />

hacer los demás<br />

Tu “hombre superior”, para ser tal, necesita La Voluntad de<br />

Poder de un Señor, uno de tus grandes paradigmas<br />

Pero, quienes están en el poder siempre están solos; a todo<br />

“hombre superior” le es difícil identificar en quién debe confiar<br />

El presidente del gobierno indígena de Bolivia no confía en los<br />

médicos bolivianos, ni siquiera para una constipación nasal o<br />

de la garganta<br />

Más bien confía en el gobierno cubano para que le realicen<br />

algún examen físico y otorgarle el certificado socialista de buena<br />

salud<br />

89


Los que detentan el poder están frente a los precipicios y sepulturas<br />

que cavan en pos del derecho de tener la panza llena<br />

Al preguntarme, te pregunto:<br />

¿En quién debería confiar tu Hombre Superior, dado que no<br />

quiere rivales, sólo mendigos?<br />

Confiará en el hombre que tiene valor<br />

¿Cómo se reconoce a un hombre que tiene valor?<br />

Hay varias maneras de demostrar que se tiene valor; pero esa<br />

capacidad no está a la vista<br />

Tiene valor el que ve el abismo, pero con ojos de águila, el<br />

que aferra el abismo con garras de águila: ése tiene valor<br />

Si el hombre superior se aferra al abismo con garras de águila,<br />

entonces ¿Dónde está su ser diferenciado?<br />

Porque es necesario aceptar que todo el que está en peligro de<br />

caer al precipicio se aferra a lo que puede<br />

Lo hace con manos, uñas y dientes<br />

¡Qué diferencia con los que meditan en la senda del Zen!<br />

90


Los que afirman que el que está por caer al abismo mira la rama<br />

de la que se aferra<br />

Mira la rama, no sólo como su eslabón entre la vida y la muerte,<br />

sino que la contempla con embeleso, porque es una rama<br />

bella<br />

¿No sería ese meditador un gran hombre superior?<br />

¡No tienen ni derecho ni fuerza de exigir su egoísmo! ¡Es<br />

vuestro egoísmo, creadores! Ellos se jactan de no mentir, pero<br />

la incapacidad para la mentira no es ya, ni de lejos, amor<br />

a la verdad. ¡Estad en guardia! Quien no puede mentir no<br />

sabe qué es la verdad.<br />

Cada vez me asombra más tu capacidad de asombrar<br />

Esa facultad tuya no parece tener fin; tu lógica es irrebatible<br />

Si alguien no puede mentir es porque no conoce la verdad; la<br />

mentira exige que se conozca acerca de lo que se miente<br />

La mentira es un acto consciente para deformar la realidad;<br />

por eso, alguien puede estar equivocado en algo sin mentir<br />

“El hombre es malvado”, así me dijeron, para consolarme,<br />

los más sabios. ¡Ay, si eso fuero hoy verdad! Pues el mal es<br />

la mejor fuerza del hombre. Esto no está dicho, sin embar-<br />

91


go, para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco a<br />

todo hocico. Estas son cosas delicadas y remotas: ¡hacia ellas<br />

no deben alargarse las pezuñas de las ovejas! ¡Y allí donde<br />

están los vicios de vuestros padres no debéis querer pasar<br />

por santos! ¿Qué es lo más dañoso que cualquier otro vicio?<br />

La compasión con los débiles<br />

En eso estamos de acuerdo; la compasión es una red que atrapa<br />

al hombre y lo vuelve más débil de lo que ya es<br />

Yo no compadezco a los débiles, más bien quiero volverlos<br />

fuertes, así puedan defenderse de tu hombre superior<br />

Pero ya no en las condiciones actuales, sino en el encuentro de<br />

voluntades de igual a igual<br />

De este modo, Nietzsche, tengo una idea formada sobre tu<br />

hombre superior, tal como existe ahora<br />

Es uno de los miembros de la Cofradía del Parasitismo,<br />

representada por los que se autocalifican “nobles”<br />

Cualquier cosa que eso signifique; para ellos no hay ni espada<br />

ni sable; sólo el cuchillo de cocina, el de los carniceros.<br />

92


En el presente, ese “hombre superior” es empresario de las<br />

grandes corporaciones transnacionales<br />

No existen guerreros que escojan enemigos privados<br />

Más bien, hay sabandijas que crean guerras para beneficiarse<br />

de la venta de armas a los dos lados combatientes<br />

No van a las guerras; envían jóvenes para morir “en defensa”<br />

de la tasa de ganancia del gran empresario transnacional<br />

O para dejar la vida en defensa del Político, los máximos<br />

representantes actuales de tu “Hombre Superior”<br />

Pero tu Zaratustra es un reproductor de generalidades y de<br />

singularidades<br />

Por ello, nunca ha pensado que entre los extremos siempre hay<br />

un término medio, un Tercero Incluido<br />

Un espacio que la mente reconoce como una dimensión que<br />

exime la de los extremos. Vayamos a otro de tus paradigmas,<br />

muy ligado al anterior.<br />

93


LA VOLUNTAD DE PODER<br />

Te convoco, maestro Heidegger, porque tu interpretación de<br />

algunas de las obras más importantes de Nietzsche es muy útil<br />

Empiezo de inmediato: ¿Qué debemos entender por Voluntad<br />

de poder?<br />

En sentido general, se considera Voluntad como un querer,<br />

un un aspirar a algo. En esa misma dimensión, Poder sería el<br />

ejercicio de la fuerza. La mayoría entiende como Voluntad de<br />

poder un tender a la posibilidad de ejercer la fuerza, un tender<br />

a la posesión de poder. Pero esta voluntad de poder, en<br />

cuanto pulsión de tomar el poder es, al mismo tiempo, el puro<br />

afán de violencia. Este tipo de interpretaciones de la «voluntad<br />

de poder», deforman el sentido de la expresión fundamental<br />

de la meta-física de Nietzsche; en efecto, cuando éste<br />

dice «voluntad de poder», piensa algo diferente.<br />

¿La interpretación aproximada sería…?<br />

Nietzsche la define como «la esencia más íntima del ser» lo<br />

que significaría que la voluntad de poder sería el carácter<br />

fundamental del ente en cuanto tal. La voluntad de poder es<br />

nombrada, en la segunda parte de “Así habló Zaratustra”.<br />

En palabras del personaje:<br />

94


“Allí donde encontré algo viviente, allí encontré voluntad de<br />

poder; y hasta en la voluntad del que sirve encontré la voluntad<br />

de ser señor. De acuerdo con ello, la voluntad de poder<br />

es el carácter fundamental de la vida.<br />

Voluntad de Poder y dominación<br />

En éste, como en todos los casos, el “feudal”, será la representación<br />

de todos los parásitos que viven a costa de los demás<br />

Al parecer, Nietzsche, tal como lo muestra Zaratustra considera<br />

que la “vida” tendría la Voluntad de Poder como su esencia<br />

Querer es querer ser señor. Esta voluntad está incluso en la<br />

voluntad del que sirve, no en cuanto que aspire a liberarse<br />

del papel de siervo, sino en la medida en que es siervo y servidor<br />

y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el objeto<br />

de su trabajo, al que «ordena». Y en la medida en que el<br />

servidor, en cuanto tal, se hace imprescindible para el señor<br />

y de ese modo lo constriñe y lo hace depender de él (del<br />

siervo) el siervo domina sobre el señor. Ser servidor es también<br />

una especie de la voluntad de poder.<br />

En este punto debo poner énfasis en mi percepción sobre los<br />

estilos de dominación de Nietzsche.<br />

Yo opino que mostrar al siervo como alguien que “domina” a<br />

su señor, en razón de su voluntad de ordenar su trabajo”, es<br />

cualitativamente diferente de la facultad de ordenar a las per-<br />

95


sonas. Por otro lado, como veremos después, la existencia del<br />

feudal (el parásito actual) depende del siervo que trabaja para<br />

él, porque el siervo produce para la subsistencia de sí mismo y<br />

también para la subsistencia del feudal<br />

Querer no sería nunca un querer-ser-señor si la voluntad no<br />

pasara de ser un desear y un aspirar, en lugar tener su base<br />

en el “ordenar”. Ordenar es ser señor de disponer sobre<br />

posibilidades, vías, modos y medios de producir efectos por<br />

medio de la acción.<br />

El siervo sólo puede ordenar su tarea rutinaria: arar el surco,<br />

sembrar la semilla y cosechar; todo eso, con la intención, impuesta<br />

a él, de entregar al “señor de la tierra” el producto de su<br />

trabajo.<br />

Ordenar es auto-superación. Sólo es necesario ordenar al que<br />

no se obedece a sí mismo.<br />

En este caso, el señor se obedecería a sí mismo, ordenando la<br />

expoliación del siervo. El feudal, sobre todo, ordena a personas,<br />

mientras que, según la tesis, el siervo sólo “ordena” actividades<br />

rutinarias<br />

El sentido de ordenación, como una propiedad de la Voluntad<br />

de Poder, es muy asimétrico y no se sustenta en una lógica<br />

consecuente<br />

96


Pues en el caso del feudal, él ejerce su poder sobre el siervo, a<br />

quien le debe su existencia<br />

¿Cómo se puede afirmar la superioridad de alguien que necesita<br />

de su inferior para subsistir?<br />

Ése es un misterio cubierto de telarañas seculares, develadas<br />

sólo por la “metaforidad” singular de los corifeos<br />

Corifeos presentes del feudal-empresario, que martillean silogismos<br />

forjados en yunques rojos de ambición, servilismo y<br />

astucia<br />

Voluntad y Poder<br />

Modificas el concepto al cambiar una preposición por una conjunción:<br />

Voluntad y Poder, en vez de Voluntad de Poder<br />

No obstante, la voluntad no es simplemente poder, y el poder<br />

no es simplemente voluntad. La esencia del poder es voluntad<br />

de poder y la esencia de la voluntad es voluntad de poder.<br />

Así, Nietzsche puede decir “poder” en lugar de “voluntad” y<br />

“voluntad” en lugar de “poder”. Pero esto no significa una<br />

equiparación de voluntad y poder; por el contrario, la expresión<br />

«voluntad de poder» debe nombrar precisamente la simplicidad<br />

inseparable de una esencia estructurada y única: la<br />

esencia del poder.<br />

97


La relación sería como la que existe entre el día y la noche;<br />

ambas, causa y efecto uno del otro<br />

Esa afirmación también podría interpretarse en el siguiente<br />

sentido: la esencia del poder sería la pulsión de poner en ejecución<br />

la voluntad de imponerse sobre los siervos, mientras<br />

que la esencia de la voluntad sería la posesión de capacidad<br />

para realizar esos actos de dominación, es decir, la Voluntad de<br />

Poder.<br />

Por otra parte, el poder es poder sólo cuando siga siendo<br />

acrecentamiento de poder y se ordene a sí mismo más poder.<br />

Ya el mero detener el acrecentamiento de poder, el<br />

mantenerse en un nivel de poder, marca el comienzo de la<br />

impotencia. El sobre-potenciarse a sí mismo forma parte de<br />

la esencia del poder. De este modo, el poder está constantemente<br />

en camino «de» sí mismo, no sólo de un siguiente<br />

nivel de poder, sino del apoderamiento de su pura esencia.<br />

El significado de sobrepotenciarse es muy lógico: el esfuerzo de<br />

aumentar el poder para aumentar el dominio a los dominados<br />

Pero el aumento de ese poder no sería necesario si no existiera<br />

un deseo creciente de ansias de libertad de los dominados<br />

Ellos aumentan su voluntad de resistir la dominación de los<br />

que tienen, además de Voluntad de Poder, el poder sobre ellos<br />

98


Así, si el grado de poder que tiene el que domina se mantiene<br />

en el mismo nivel, su capacidad de dominio será menor<br />

Eso sí tiene lógica; pero aún queda una pregunta al respecto:<br />

¿El Poder y la Voluntad son uno sólo?<br />

La Síntesis<br />

El poder y la voluntad son lo mismo en el sentido de copertenencia<br />

esencial a la unidad de una esencia. No son lo<br />

mismo en el sentido de unidad de dos esencias por lo demás<br />

separadas. No hay una voluntad por sí como no hay un poder<br />

por sí. Sólo la voluntad de voluntad es voluntad, o sea, voluntad<br />

de poder en el sentido de poder de poder.<br />

Podríamos decir entonces que, ambos, la voluntad y el poder,<br />

conforman una unidad conceptual, pero no una identidad<br />

Es decir, estructuran una síntesis en la que ambos coexisten y<br />

no pueden ser separados una del otro, porque ninguno de los<br />

dos tiene vida fuera de los límites de la síntesis de ambos.<br />

La “voluntad de poder” es la esencia del poder. Es esta esencia<br />

del poder, y no sólo un quantum de poder, lo que constituye<br />

la meta de la voluntad<br />

Diríamos que la esencia y el quantum de poder, de acuerdo<br />

con nuestra interpretación, es la síntesis que se convierte en la<br />

meta de la voluntad, independientemente del “aporte” propor-<br />

99


cional que cada uno de ellos hace a la voluntad de poder en su<br />

tour hacia la meta prevista.<br />

Todo lo que vive es voluntad de poder. “Tener y querer tener<br />

más, en una palabra, “Crecimiento”<br />

Eso es la vida misma” Toda mera conservación de la vida es<br />

ya declinación de la vida.<br />

En ese sentido, el sistema capitalista sería el orden natural en el<br />

que se desenvolvería la Voluntad de Poder<br />

En el sistema capitalista, la competencia hace de la voluntad de<br />

poder el nervio motor para dominar a los rivales<br />

En ese caso, el hombre superior no baja la vista hacia los mendigos<br />

para recibir su adhesión<br />

Más bien la dirige al frente, allí donde se encuentra el rival verdadero,<br />

el competidor en el mercado, al que debe enfrentar<br />

El empresario ejerce su voluntad de poder para minimizar las<br />

consecuencias del ejercicio de la voluntad de poder del otro<br />

Ambos libran un torneo en el que la creatividad reemplaza a<br />

las lanzas y la innovación toma el lugar de los escudos<br />

La fuerza de los caballos ha cedido a la fuerza de las máquinas,<br />

como al poder del conocimiento y al deseo de querer más<br />

100


El escenario donde se despliega la energía del empresario es el<br />

patio donde se llevan a cabo los torneos entre señores<br />

Pero estos caballeros no obran por cuenta propia<br />

Al estilo de la relación caballero-doncella, representan a sus<br />

accionistas luchando por el “honor” de la empresa<br />

Pero no puede desplegar su Voluntad de Poder a discreción<br />

Su ética personal no puede enfrentar los intereses de la empresa,<br />

pues todo él pertenece a los accionistas<br />

Su ética le impone el deber de hacer todo lo que debe hacer en<br />

pro de los intereses de sus accionistas<br />

La Voluntad de Poder no está en el Empresario, está en el conjunto<br />

de accionistas, dueños de la empresa<br />

De ahí que el Hombre Superior, es el conjunto de Hombres<br />

Superiores<br />

Por otro lado, lo que sucede en las relaciones políticas es un<br />

fiel reflejo de lo que acontece en las relaciones empresariales<br />

En un sistema democrático, el mandamás no es el presidente,<br />

pues no puede hacer todo lo que su voluntad de poder ansía<br />

101


Su Voluntad de Poder está mediatizada por las voluntades que<br />

se congregan en el parlamento y en las instituciones<br />

Sólo un dictador, con apoyo de la fuerza, puede ejercer su Voluntad<br />

de Poder sobre aquéllos a quienes ha dominado<br />

De esta manera, el verdadero Hombre Superior sería el que<br />

ejerce su Voluntad de Poder por el uso de la fuerza, en una<br />

sociedad determinada<br />

Comparto con Nietzsche el repudio a la plebe, pero debo<br />

comparar cada una de las razones por las que lo hacemos<br />

¿Por qué esa inquina contra la plebe, Nietzsche?<br />

Porque la rebelión de la plebe comienza cuando el resentimiento<br />

se vuelve un valor en sí. “El esclavo no puede crear<br />

valores desde sí mismo”, necesita que alguien le diga cuáles<br />

valores debe adoptar<br />

Pero, según tu teoría, el resentimiento del expoliado por el parásito,<br />

en pos de su voluntad de poder, ¿no sería un valor fundamental<br />

del ser humano en toda época y espacio?<br />

No; el desprecio con que el hombre superior mira a la plebe,<br />

no se iguala al odio con que la plebe lo mira a él.<br />

El hombre del resentimiento” no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />

honesto consigo mismo.<br />

102


Su alma mira de reojo; ama los escondrijos, los caminos tortuosos<br />

y las puertas falsas.<br />

Por supuesto que, cuando te refieres al “hombre del resentimiento”<br />

usas el singular para identificar a todos los seres que<br />

forman la plebe<br />

Por mi parte, detesto a la plebe, al hombre-masa, porque estructura<br />

una horda que le permite cobijarse en el anonimato<br />

para obrar como lo hace<br />

No tiene conciencia de que son individuos con deberes y derechos<br />

El marxismo ha identificado muy bien a este tipo de muchedumbre:<br />

“las masas” conjunto de individuos manipulables carentes<br />

de autoconciencia<br />

El actual neoliberalismo, también quiere “individuos” ajenos a<br />

los grupos organizados, pues el individuo aislado es manipulable<br />

Los conjuntos organizados, como el Nuestro Nosotros, no es<br />

manipulable<br />

El Planteamiento de un Supuesto<br />

103


Asumamos una situación hipotética: Nietzsche es un siervo<br />

expoliado por el parasitismo feudal ¿Vería con buenos ojos a<br />

quienes le expoliarían?<br />

Al respecto, citemos lo que dice:<br />

“El hombre noble, reacciona de forma inmediata, por instinto,<br />

por eso es que no envenena como el esclavo; yo reaccionaría<br />

de ese modo. Fíjate en Mirabeau, quien no tenía memoria<br />

para los insultos ni para las villanías. Por eso es que<br />

no podía perdonar, más bien olvidaba; en cambio el esclavo,<br />

la plebe, ni olvida ni perdona. Un hombre como Mirabeau,<br />

de un golpe se sacude gusanos que, en otros, en cambio,<br />

anidan siempre”<br />

De acuerdo con lo que afirma, Nietzsche podría ser pobre,<br />

pero nunca pertenecer “a la plebe”, en el sentido que la define<br />

La actitud del siervo con relación a sus expoliadores, ¿Sería<br />

racional?<br />

Leamos lo que dice al respecto:<br />

Claro que sí. Los vocablos “infeliz” y “digno de lástima” señalan<br />

al hombre vulgar, como esclavo y animal de carga. Los<br />

bien nacidos son hombres íntegros, de fuerza y siempre activos,<br />

lo que la plebe no es.<br />

104


En la plebe, la felicidad no radica en la acción, como en el<br />

hombre superior, sino en la quietud, en la paz.<br />

Sin embargo, las guerras campesinas desde el siglo XVII y los<br />

alzamientos de los trabajadores, no son reflejos de la pasividad<br />

que les atribuye<br />

El hombre del resentimiento no es ni franco, ni ingenuo, ni<br />

honesto consigo mismo. Su alma mira de reojo; ama los escondrijos,<br />

los caminos tortuosos y las puertas falsas. El<br />

hombre noble honra a su enemigo; es digno de respeto, por<br />

ser superior; si no lo fuera, no será enemigo. En cambio, la<br />

plebe considera que el enemigo es el “malo” y se autocalifica<br />

como el hombre “bueno”<br />

En realidad, la historia, tal como la interpretamos, a sugerencia<br />

tuya, Nietzsche, muestra que todo grupo humano identifica<br />

como malos al enemigo y como buenos a los miembros del<br />

propio grupo. Es decir, esa identificación no es privativa de lo<br />

que llamas la plebe.<br />

Las guerras entres ingleses y franceses, entre alemanes y americanos…<br />

muestran que los respectivos estandartes son los de los<br />

buenos y los otros, de los malos, no importa el motivo de la<br />

guerra o de las batallas.<br />

Las aves rapaces<br />

105


Nada hay de extraño si los corderos guardan rencor a las<br />

aves rapaces, por lo débiles. Las aves rapaces dicen: “no estamos<br />

enojados con los corderos; nada hay más sabroso que<br />

un corderito” Exigir de la fortaleza que no sea un querer<br />

dominar es tan absurdo, como exigir que la debilidad sea<br />

fuerza<br />

Sobre el particular, es imperativo aceptar el hecho de que el ser<br />

humano, por instinto, guarda una sana repugnancia por las aves<br />

rapaces<br />

Entre las que identifica al parásito que se hace nombrar “noble”<br />

y a los políticos de todas las estofas.<br />

Un quantum de fuerza es un quantum de pulsión, de voluntad<br />

de actividad que el ser superior tiene. Yo sé que mis<br />

obras son conocidas como escuela de recelo, de desprecio,<br />

temeridad<br />

Usar ese quantum de fuerza para dominar a los débiles es un<br />

sinsentido propio de tu hombre superior. La fuerza de un verdadero<br />

guerrero iría dirigida a otros como él, de lo contrario, el<br />

quantum de fuerza sería solamente un quantum de verdugo.<br />

“Hablo de la moral inmoral… hablo desde fuera de la moral,<br />

lo hago desde más allá del bien y del mal”<br />

Ésa es la verdadera punción de fortaleza que encierra tu visión,<br />

Nietzsche y el motivo de nuestra admiración por ti, pues al de-<br />

106


nunciar la moral hipócrita tradicional, lo haces, calificándola<br />

como la “moralina”, propia de los filisteos e hipócritas, por eso<br />

dices que hablas de la moral inmoral<br />

“Me inventé a los hombres libres y les puse el nombre de<br />

“humanos, demasiado humanos”. Quise que me hicieran<br />

compañía como valerosos camaradas y fantasmas con los<br />

que se charla<br />

Por lo que hemos descubierto en nuestra interpretación metafórica<br />

de la historia, los “valerosos camaradas” a los que mencionas,<br />

serían los feudales (en el sentido que le dimos) los dictadores<br />

y los políticos<br />

¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento y la<br />

Voluntad de Poder; el Poder mismo del hombre. ¿Qué es<br />

lo malo? Todo lo que procede de la debilidad; todo lo que<br />

procede de la compasión y de la piedad. “¿Qué es la felicidad?<br />

El sentimiento de que el Poder crece; de saber que<br />

una resistencia queda superada”<br />

Hay una lógica interna en tu percepción de lo malo y de lo<br />

bueno que es imposible negar, incluyendo la imagen que tiene<br />

de los débiles. Es conocido tu lema fundamental en las relaciones<br />

humanas; la cito:<br />

Los débiles y los malogrados deben perecer: artículo primero<br />

de nuestro amor a los hombres” ¿Qué es lo más dañoso<br />

107


que cualquier otro vicio? La compasión con los débiles, que<br />

es el animal doméstico, el animal de rebaño, el animal enfermo<br />

En un capítulo posterior de esta obra, plantearé mi interpretación<br />

de los débiles y de lo que, con ellos, considero como<br />

“bueno” y como “malo”.<br />

El hombre superior tiene una conciencia nueva para verdades<br />

que hasta ahora han permanecido mudas. Se debe guardar<br />

para sí el respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad<br />

incondicional a sí mismo.<br />

Nuevamente nos preguntamos si el Hombre Superior al que te<br />

refieres, Nietzsche, es el individuo proclamado por el existencialismo,<br />

es decir, el individuo aislado; o, te refieres al grupo de<br />

“hombres superiores” que han unido, en una sola, sus respectivas<br />

voluntades del poder.<br />

¿Qué opinas, respetado Heidegger?<br />

Nietzsche llama “veneno doctrinal” a la declaración de<br />

igualdad e idénticos derechos para todos; con el resentimiento<br />

de las masas, esa moral ha forjado su arma contra<br />

nosotros, contra los aristócratas. De allí nace la idea del Superhombre:<br />

a la pregunta ¿Cómo se supera al hombre?, Zaratustra<br />

responde: Vosotros habéis despreciado, hombres<br />

superiores, esto me hace tener esperanzas. Os honro, por-<br />

108


que no habéis aprendido las pequeñas corduras. Superad a<br />

los hombres hermanos míos, a estas gentes pequeñas: ¡son<br />

el peligro del superhombre!<br />

Al parecer, Nietzsche llama aristócratas a quienes identifica<br />

como hombres superiores y ejercen la voluntad de poder como<br />

una fuerza dominadora contra los débiles<br />

Me pregunto si todos los parásitos que se autonombran “nobles”<br />

y todos los dictadores de la historia, están, necesariamente,<br />

en esa categoría<br />

Por otra parte, me gustaría indagar sobre la opinión que tiene<br />

de los hom-bres de talento, de los grandes científicos, de los<br />

hombres que producen obras de arte… en general, de los<br />

hombres de gran talento.<br />

Si observamos las cualidades de estos seres y las compararíamos<br />

con la de los parásitos, veremos que la Voluntad de Poder<br />

tiene grados de más y de menos; pero, en todos los casos, el<br />

“acrecentamiento del poder” no es sino el incremento del grado<br />

de poder, medido con algo.<br />

Veamos el caso del capitalista (no del empresario, pues éste es<br />

un asalariado del capitalista)<br />

¿Para qué trabaja un zapatero?<br />

Para ganar dinero<br />

109


¿Para qué quiere dinero?<br />

Para mejorar la calidad de vida de su familia.<br />

Si le hacemos la misma pregunta a un médico o a un ingeniero,<br />

nos contestará de la misma manera<br />

Pero si la pregunta es dirigida, con buen ánimo al capitalista,<br />

nos responderá que lo hace para ganar más dinero<br />

¿Y para qué querría más dinero?<br />

Para hacer más dinero y luego más y más<br />

El acrecentamiento de poder es el aumento de su patrimonio,<br />

en un principio de correa sin fin, que pretende adquirir más<br />

longitud<br />

Siempre acrecienta su poder, lo hace impelido por la competencia;<br />

si deja de acrecentarlo será expulsado del mercado<br />

Ahora acudamos a las cavilaciones de un político, las que fueron<br />

escritas en una de mis obras anteriores<br />

El Político<br />

La Política es el arte de lograr el Poder, de conservarlo y de<br />

extenderlo; todo lo que se diga y haga para lograr estos propósitos,<br />

será bien recibido; todo lo que se oponga a la consecución<br />

de los objetivos trazados debe ser combatido. Por eso es<br />

110


que la Política es el arte de lo posible y es por eso que exige<br />

una moral que proviene de la ética pragmática, la que acepta<br />

como justificativo todo lo que permite que el grupo al que pertenecemos<br />

se perpetúe y rechaza lo que se oponga al logro del<br />

objetivo. Nosotros, los políticos, somos una especie dentro de<br />

la especie humana y como tales, consideramos nuestra sobrevivencia<br />

como la aspiración más alta a la que supeditamos todas<br />

las demás. Pero el Poder por el simple Poder no tiene sentido:<br />

es vacío y huero. El Poder alcanza su razón de ser cuando es<br />

gozado por el que lo detenta; no se ha hecho para cualquier<br />

mortal: ha sido hecho para una clase especial de hombres, para<br />

nosotros, los políticos, los únicos que sabemos apreciarlo. Del<br />

mismo modo que es una estupidez de alto grado servir un vino<br />

de marca a quien no sabrá degustarlo, también es una bestialidad<br />

confiar el Poder a quien no sabe usarlo, ni catarlo, ni retozar<br />

en él sin rubor. Los hombres han hecho los dioses omnipotentes<br />

como una proyección de sus ansias de poder, como una<br />

objetivación ideal de sus propios deseos de alcanzar la capacidad<br />

de hacer todo lo quieren y así solazarse en grado supremo<br />

¿Han visto ustedes cómo reciben las masas la voceada omnipotencia<br />

de los dioses? La reciben con veneración. Es que la masa<br />

venera el Poder, como quien reverencia algo distante y perverso.<br />

Por eso lo quieren encarnado en la lejanía, más allá de<br />

sus horizontes, más allá de sus lontananzas, más allá de donde<br />

ellos jamás podrán llegar: esto es, en la cúpula del Estado. El<br />

pueblo quiere el Poder como los sapos quieren la luna; lo<br />

quieren por encima, no al lado; arriba, donde estamos los<br />

hombres que forcejean con él y lo vencen...”<br />

111


Por lo visto, el Hombre Superior de Nietzsche, el que ejerce su<br />

Voluntad de Poder es, por un lado, el feudal parásito<br />

Por el otro, el capitalista avaro, ocupado sólo en tener más y<br />

más ganancias; añadimos al Político, ambicioso, astuto, dual<br />

Todos, corruptos.<br />

En suma: los tres son la antítesis de los guerreros nietzscheanos<br />

actuales<br />

En la práctica, diremos que Dionisos siempre está ebrio. Apolo<br />

languidece, abrumado por la Razón.<br />

El Superhombre es un mercachifle cobijado en las Transnacionales;<br />

un adorador del dólar, un hipócrita cuyos rivales son de la<br />

misma laya<br />

Nada tienen que ver con los rivales del guerrero genuino, pues<br />

son avaros, miedosos, astutos… despreciables<br />

Lo mismo con el Político, otro de los “hombres superiores”.<br />

La Voluntad de Poder ahora está en manos de un negro y el Presidente<br />

de mi país es un indígena<br />

Algo que te debe causar pesar por todos lados<br />

112


Pero no está lejano el día en el que el Hombre Superior verdadero,<br />

aparezca en la historia<br />

El Hombre Superior será el individuo que se relacione con los<br />

individuos en el grupo que le servirá de campo de operaciones<br />

El que se haya desprendido para siempre del miedo existencial<br />

que lo oprime: el miedo al otro mundo después de muerto<br />

Obrará no por miedo al castigo ni por espera de recompensa,<br />

más bien porque estará en su ser obrar así y no de otro modo<br />

Ése es, respetado Nietzsche, el Hombre Superior que yo<br />

anticipo.<br />

EL SUPERHOMBRE<br />

Acudimos nuevamente a tu auxilio, Heidegger para que nos<br />

des la interpretación que tienes acerca de uno de los temas que<br />

más polémica ha causado de los que Nietzsche ha escogido<br />

para sorprendernos<br />

El hombre que, estando en medio del ente, se comporta<br />

respecto del ente que es voluntad de poder y, en su totalidad,<br />

eterno retorno de lo mismo, se llama superhombre. El<br />

“súper” en la palabra “superhombre” contiene una negación<br />

113


y significa salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido<br />

hasta el momento.<br />

El superhombre reemplazaría al hombre, tal como lo conocemos<br />

ahora incluyendo, sobre todo, sus valores<br />

El concepto general alude ante todo a esta esencia nihilístico-histórica<br />

de la humanidad que se piensa a sí misma de<br />

modo nuevo. El superhombre es la negación incondicionada<br />

de la esencia que el hombre ha tenido hasta el momento.<br />

La negación del hombre actual, significaría su reemplazo por<br />

otro de mayor potencialidad para poseer y ejercer la voluntad<br />

de poder<br />

Pensar, comprendido metafísicamente, es el representar que<br />

percibe aquello por lo que el ente es en cada caso ente. Por<br />

eso, en la interpretación nihilista de la metafísica y de su historia,<br />

el pensamiento, es decir la razón, aparece como el<br />

fundamento y la medida conductora de la instauración de<br />

valores. Pero la negación nihilista de la razón no descarta el<br />

pensar, sino que lo recupera al servicio de la animalidad<br />

Todos los instintos, el de supervivencia, el de procreación y la<br />

sensibilidad de los sentidos son los andamios que sustentan la<br />

animalidad del hombre<br />

La Animalidad<br />

114


La animalidad no es considerada ya como la mera sensibilidad<br />

y como lo inferior en el hombre. La animalidad es el<br />

cuerpo viviente, pleno de impulsos. Sólo la animalidad determina<br />

al hombre como siendo verdaderamente. La razón<br />

sólo es viviente en cuanto vive corporalmente… el que está<br />

despierto, dice: soy totalmente cuerpo, y nada más; y alma<br />

es sólo una palabra para algo en el cuerpo.<br />

En cierto sentido, la tesis nos diría que la racionalidad del<br />

hombre se transforma en la animalidad, que es la voluntad de<br />

poder en cuanto se cobija en un cuerpo<br />

La metafísica occidental no determina al hombre como ser<br />

racional en todas las épocas… sólo a partir de la época moderna<br />

la razón conquista su pleno rango metafísico… sólo<br />

respecto de este rango puede medirse lo que acontece con este<br />

retrotraer la razón a la animalidad.<br />

Lla animalidad del hombre siempre ha existido, pero la razón,<br />

como distintivo principal del hombre, revela esa animalidad<br />

Este sería un movimiento al estilo de Engels: en el alba misma<br />

de la humanidad, el hombre es principalmente, animalidad<br />

En una segunda etapa es, principalmente, racional<br />

115


En la síntesis histórica, cuando la razón alcanza su máximo poder,<br />

el hombre vuelve a la animalidad<br />

Pero lo hace en una fase muy superior de progreso y experiencia<br />

que la forma original de esa animalidad<br />

En este proceso, el acto de representar se convierte en el<br />

tribunal que decide sobre la entidad del ente, para sentenciar<br />

que en el futuro sólo habrá de valer como ente, lo que<br />

en el representar sea puesto por éste ante sí mismo.<br />

En concordancia con lo dicho, en ese proceso, la voluntad de<br />

poder se conoce a sí misma en cuanto huésped del cuerpo.<br />

Ninguna representación será valorable si no es la del ente que<br />

representa y que, al representar, se representa sólo a sí mismo,<br />

esto es, en cuanto a la voluntad de poder y en cuanto al eterno<br />

retorno de lo mismo.<br />

En el comienzo de la época moderna, la entidad del ente se<br />

transforma. La esencia de este comienzo histórico se basa en<br />

esta transformación. La subjetividad, la sustancialidad, se determina<br />

ahora como el representar que se representa. Ahora<br />

bien, el hombre, en cuanto ser racional, es el representar<br />

que representa. Por lo tanto, el hombre se convierte en el<br />

ente eminente, es decir en “sujeto”<br />

Sujeto que representa a su propia subjetividad, tal como antes,<br />

representaba su propia sustancialidad<br />

116


El Objetivismo<br />

La esencia del subjetivismo es objetivismo, en la medida en<br />

que para el sujeto todo se vuelve objeto. Toda objetividad es<br />

“subjetiva”, porque es instaurado como objeto que se sostiene<br />

en sí mismo. “Entidad es subjetividad” y “entidad es objetividad”,<br />

dicen lo mismo.<br />

Yo diría más bien que la objetividad percibida vuelve al mundo<br />

real, objetivamente subjetivizada<br />

La voluntad de poder no es nada vital ni nada espiritual,<br />

sino que lo vital (lo viviente) y lo espiritual, en cuanto entes,<br />

están determinados en el sentido de la voluntad de poder.<br />

La voluntad racional, hasta el momento al servicio del representar,<br />

transforma su esencia en voluntad que se ordena a sí<br />

misma.<br />

En este caso, la voluntad del ente cotidiano sería la que determina<br />

la acción, antes de enviar al cerebro la orden de ejecutarla<br />

En el Superhombre, la orden sería ejecutar la acción de poder.<br />

“La acabada subjetividad de la voluntad de poder es el origen<br />

metafísico de la necesidad esencial del «superhombre”.<br />

El crear es comprendido metafísicamente en el sentido de<br />

un representar productor. De acuerdo con esta doctrina, el<br />

ente es lo creado por el creador. El derrumbamiento de la<br />

pre-eminencia de la razón representante contiene la esencia<br />

117


metafísica de ese acontecimiento, al que Nietzsche llama la<br />

muerte del Dios cristiano-moral.<br />

Esa declaración, expresaría la noción de que el Superhombre<br />

no necesita a nada ni a nadie para representar su propia subjetividad<br />

Ni para ordenar el acrecentamiento de la voluntad de poder<br />

Él representa e impone los valores, como una tarea (¿un privilegio?)<br />

que ya no precisa de un ente trascendental.<br />

La Meta<br />

De este modo, puesta en su punto más alto, la voluntad de<br />

poder, en cuanto subjetividad acabada, es el Superhombre.<br />

“¡No la humanidad, sino el superhombre es la meta!… el<br />

“superhombre” no es un ideal suprasensible; tampoco es<br />

una persona que surgirá en algún momento y aparecerá en<br />

algún lugar; es el puro ejercicio de poder de la voluntad de<br />

poder. El pensamiento del “superhombre” no surge, por lo<br />

tanto, de una “arrogancia” del “señor Nietzsche”.<br />

¿Quién impone la idea de superhombre a la humanidad y, sobre<br />

todo, quién le hacer ver que ese nuevo estatus de existencia<br />

es deseable y mejor que el actual? ¿En qué momento se realiza<br />

este cambio hacia un ente nuevo? Seguramente, cuando Zaratustra<br />

anuncia que “Dios ha muerto”<br />

118


El superhombre vive en cuanto la nueva humanidad ansía al<br />

ente como voluntad de poder. Así Zaratustra, que enseña el<br />

superhombre, cierra la primera parte de su enseñanza con<br />

las palabras: “Muertos están todos los dioses: ahora nosotros<br />

queremos que viva el superhombre”; ¡que ésta sea una vez,<br />

en el gran mediodía, nuestra voluntad última!”.<br />

EL ETERNO RETORNO<br />

El retorno a sí mismo sería el retorno siempre reeditado de la<br />

voluntad de poder, refugiada en el Superhombre<br />

El que sería feliz siendo como es sin querer ser otra cosa.<br />

En el momento de la claridad más luminosa, cuando el ente<br />

en su totalidad se muestra como eterno retorno de lo mismo,<br />

la voluntad tiene que querer el superhombre; pues sólo<br />

con la vista puesta en el superhombre puede soportarse el<br />

pensamiento del eterno retorno de lo mismo. La voluntad<br />

que aquí quiere no es un desear y un apetecer, sino la voluntad<br />

de poder.<br />

Pero la voluntad de poder ejerce su dominio, por lo tanto, es<br />

también un imperativo de ejercer ese dominio. El superhombre<br />

no carece de pulsiones que deben ser satisfechas, de lo<br />

contrario, no sería el superhombre, sobre todo, si tenemos que<br />

su esencia es una vuelta a la animalidad, la que siempre ansía.<br />

119


«La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial<br />

en un hombre logrado y completo: el espléndido “animal”<br />

tiene que estar previamente dado.<br />

Me pregunto si la consistencia animal-moral del superhombre<br />

exige experiencias de dominio que van más allá de la simple<br />

arbitrariedad y de la imposición de valores nuevos y eternamente<br />

re editados<br />

El hombre no se vuelve “señor” mediante cualquier violencia,<br />

siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en<br />

señor quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden<br />

del poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia<br />

como grandes pasiones. Los pequeños gozos se mantienen<br />

extraños a las grandes pasiones. Lo que decide no son los<br />

meros sentidos, sino el carácter del poder en el que están integrados.<br />

Una de las más grandes pasiones del guerrero, es la batalla en<br />

campo abierto. Si bien el “ser del ente” es la voluntad de poder,<br />

no podemos negar que existen varios entes con sus respectivas<br />

voluntades de poder, las que, cobijadas en las subjetividades<br />

del superhombre, demandarán el ejercicio de ese poder,<br />

en acciones que no siempre coincidirán con las voluntades de<br />

poder de otros entes-superhombres<br />

“Humanización”, pensada de modo nihilista, quiere decir:<br />

hacer que el hombre se vuelva hombre mediante la inver-<br />

120


sión de la preeminencia de la razón en preeminencia del<br />

cuerpo. Por ello, la humanización del superhombre, es la<br />

“deshumanización”. Mediante esta deshumanización el ente<br />

se muestra, desnudo, como el ejercicio del poder y la lucha<br />

de las formaciones de dominio de la voluntad de poder.<br />

La lucha entre Superhombres<br />

Esas luchas se realizan por los entes en forma de superhombres,<br />

para imponer sus valores por medio de la voluntad de<br />

poder<br />

La pregunta vuelve en pos de una respuesta:<br />

¿Quiénes luchan en las batallas por la imposición de valores<br />

acorde con las respectivas formas que cada superhombre cobija<br />

como voluntad de poder? Por todo lo analizado, las batallas se<br />

realizarán entre grupos de superhombres contra grupos de superhombres,<br />

todos, con la intención de dominar a los no superhombres<br />

o al grupo de superhombres vencidos<br />

Sólo cuando la subjetividad incondicionada de la voluntad<br />

de poder se ha convertido en la verdad del ente en su totalidad,<br />

es metafísicamente necesaria la institución de un adiestramiento<br />

racial, pero no la mera formación de razas que<br />

crecen por sí mismas, sino la noción de raza que se sabe<br />

como tal. Así como la voluntad de poder no es pensada de<br />

modo biológico sino ontológico, tampoco la noción nietzscheana<br />

de “raza” tiene sentido biológico, sino metafísico.<br />

121


Ahora estamos en el campo del Nosotros, lo que implica que<br />

no habrá una sola raza que se conozca como tal. Habrá varias<br />

de ellas y entre ellas, se erguirán contradicciones entre la interacción<br />

de las voluntades de poder de algunas de esas razas, y la<br />

interacción de las voluntades de poder de otra u otras, lo que<br />

sugiere que la paz no será una condición de existencia del superhombre<br />

El rango y la ley de un pueblo y de los grupos de pueblos se<br />

determinan de acuerdo con el grado y el modo de la fuerza<br />

imperativa desde la que se ponen al servicio de la realización<br />

del dominio incondicionado del hombre sobre sí mismo.<br />

Sin embargo, la voluntad de poder impone la exigencia de que<br />

el superhombre se domine a sí mismo y también a los demás;<br />

especialmente a los que se considera “inferiores”<br />

Con ese nuevo tipo de hombre se concreta “la emergencia<br />

de una doctrina que criba a los hombres... que a los débiles<br />

los impulsa a tomar resoluciones, y también a los fuertes”<br />

Yo tengo algunos conceptos propios emergentes de mi propia<br />

percepción filosófica, a la que he denominado La Voluntad de<br />

Ser cuyos aspectos filosóficos, ideológicos y doctrinales tienen<br />

un fin común: lograr que los débiles y los enfermos se fortifiquen<br />

para hacer frente a quienes los expolian hoy y, en el futuro,<br />

a quienes pretendan imponer su voluntad de poder, sobre<br />

la voluntad de Ser.<br />

122


EL LENGUAJE<br />

Fuiste un gran filólogo, por lo que no intentaré la aventura de<br />

evaluar tus conclusiones; quizá pueda complementarlas<br />

Dices que la naturaleza del lenguaje es esencialmente simbólica<br />

o metafórica, lo que me satisface eufóricamente<br />

Patino sobre la misma capa de hielo que cubre el agua ondulante<br />

de los conceptos; escucho tu alegato, lo hago con gran<br />

interés:<br />

No existe una realidad-fundamento anterior al lenguaje que<br />

sirva de criterio de verdad para distinguir un lenguaje literal<br />

de otro imaginario. El hombre es un creador de ficciones,<br />

metáforas e interpretaciones. La realidad es una construcción<br />

poética, un simulacro, y nuestras interpretaciones son<br />

un arreglo del mundo de acuerdo con nuestros particulares<br />

intereses vitales. Somos animales de ficciones, y conocer es<br />

trabajar con la metáfora favorita de uno, porque, la construcción<br />

de metáforas es el instinto fundamental del hombre.<br />

Construimos nuestras narraciones a la vez que inventamos<br />

una vida.<br />

La invención metafórica de la vida, como dices, y la forma que<br />

ese invento toma, sería propia de los grupos humanos<br />

123


Lo sería, acorde con sus tradiciones y culturas; pero, sobre todo,<br />

acorde con la ideología que prima en el grupo<br />

La verdad proviene de la imaginación, en ningún caso de la<br />

esencia de las cosas. Las “verdades” son ilusiones necesarias,<br />

metáforas convenidas, útiles, que se han impuesto: la causalidad,<br />

voluntad libre, leyes naturales, espacio, tiempo… todas<br />

son ficciones reguladoras, creencias útiles, mas no verdaderas.<br />

Cada interpretación de la Historia es una expresión ponderada<br />

de alguna ideología grupal o individual<br />

De ahí, la deformación de la percepción lograda<br />

La interpretación metafórica de la historia no viene desde algún<br />

vergel de cadencias rítmicas<br />

Más bien lo hace desde inmensos conglomerados que hierven<br />

en pozos de fermento en el escenario en el que se desenvuelve<br />

Deforman así la percepción, al igual que lo hacen los sentidos<br />

Traigamos la sombra de un ejemplo<br />

Tomemos a un personaje pintoresco, Tartarín de Tarascón del<br />

novelista francés, Alphonse Daudet<br />

Sueña con África; estar en un safari para cazar leones<br />

124


Por algún desequilibrio en el cerebro, el deseo de ir al África se<br />

convierte en una realidad asilada en alguna neurona dislocada<br />

Así, ya no sueña con ir al África: él ya ha ido a cazar leones<br />

Cuanto relata a sus amigos los pormenores de su proeza, no<br />

dice la verdad, pero tampoco miente<br />

Tal sería la idea-núcleo de tu teoría acerca de la interpretación<br />

de la Historia; la mía también.<br />

El Símbolo<br />

El Símbolo es inigualable, para connotar la interpretación metafórica<br />

de todo lo que se quiere expresar<br />

El Símbolo, lo sabes más que yo, es la representación de algo<br />

con algo que nada tiene que ver con lo que representado<br />

Su significado es de dominio colectivo<br />

Pero voy más allá; un río, por ejemplo, es el símbolo de sí<br />

mismo<br />

Los sentidos y la razón no pueden captar el río en toda su riqueza<br />

singular ni en toda su integralidad<br />

No pueden captarla<br />

125


Por ejemplo, en el movimiento de los átomos y de las partículas<br />

elementales que conforman la masa de sus aguas<br />

Tampoco en el movimiento de todas y cada una de las ondas<br />

que diseña en su recorrido, las que siempre son diferentes<br />

Ese movimiento no puede ser aprehendido sino parcialmente<br />

Por eso, cuando percibimos al río, nuestra percepción es, en<br />

este caso, la percepción de un símbolo del río, no el río “en sí”<br />

Además, como es cambiante, el río, siendo un Todo, es también<br />

parte<br />

Por otro lado, el Símbolo es un constitutivo fundamental del<br />

Arte en todas sus manifestaciones<br />

Por todo lo que sostienes en este punto, asumo que tu opinión<br />

y la mía se complementan entre sí<br />

La Vivencia<br />

Recibo con delicado, pero intenso placer, tu representación<br />

sobre el proceso de conocimiento.<br />

La invención, la influencia falsificadora de la “creación” poética,<br />

justifican el “mito”. Frente al mundo del “cambiante” y<br />

“evanescente” devenir, se establece, en interés de la com-<br />

126


prensión y la satisfacción estética de la “fantasía”, un mundo<br />

del “ser”, en el que todo aparece verosímil y completo.<br />

Haciendo rima con tu concepto, postulo que el ser humano<br />

tiene una sensación-representación para modelar esa “fantasía”;<br />

la llamo: Vivencia.<br />

Tenemos la vivencia de los símbolos que nos representamos, y<br />

de las metáforas por las que conocemos el mundo y la historia<br />

El Símbolo es propio de todo lo que se relaciona con el hombre<br />

y es el que causa nuestra Vivencia<br />

Afirmo que conocemos lo objetivo y lo subjetivo vuelto objetivo,<br />

por medio de las vivencias de los símbolos y las metáforas<br />

Lo que llamamos percepciones está condicionado por las interpretaciones;<br />

nunca hay un mero funcionamiento del aparato<br />

perceptivo humano, sino que éste opera a lo largo de<br />

un sistema de interpretaciones.<br />

Otro gran acierto que me apresuro a tomarlo como un gran<br />

disparo conceptual. En la percepción tradicional, se considera<br />

al Símbolo como la representación de algo diferente a lo que lo<br />

representa. Pero eso no quita que también sea el elemento<br />

constitutivo de la metáfora, el medio por el que se concreta la<br />

expresión de la Relación Interactiva de las partes con el Todo.<br />

127


Esto es posible por la relatividad del Todo y de la Parte, donde<br />

el Todo es parte y la parte es el Todo.<br />

Lo que es el Todo con respecto a sus partes, será también parte<br />

constitutiva de un Todo mayor, el que, a su vez, será parte…<br />

y así sucesivamente; pero, como todo lo que percibimos está en<br />

constante proceso de cambio, las percepciones de cada parte<br />

del Todo, tienden a ser infinitas.<br />

El Todo no es susceptible de ser percibido por la mente, debido<br />

a la constante mutación de sus partes. Sólo queda la Vivencia<br />

de la parte que percibimos, tal como queda definida.<br />

La Metáfora<br />

La construcción de metáforas es el instinto fundamental del<br />

hombre”, y por este impulso artístico, al que también se le<br />

llama simplemente “el impulso mítico”, es llevado, incluso<br />

en el dominio de la teoría del conocimiento, a falsas construcciones.<br />

El relato histórico no es idéntico al relato narrativo,<br />

pues mentir ha dejado de ser algo que pertenezca a la<br />

moralidad y se convierte en “desviación consciente de la<br />

realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”.<br />

Tomemos la definición corriente de la metáfora:<br />

128


“Figura retórica que consiste en identificar un término real con<br />

uno imaginario entre los cuales existe una relación de semejanza”<br />

Dado que la metáfora está constituida por palabras, y siendo<br />

cada palabra un símbolo, llegamos a la conclusión de que el<br />

lenguaje es una sucesión de metáforas. La manera cómo metaforizamos<br />

la historia es una de las líneas que dividen a las culturas.<br />

Sin embargo, debo desplegar en el tapete una de mis<br />

mejores cartas: lo que consideramos una metáfora cognitiva<br />

desvía únicamente la percepción, no la realidad existente fuera<br />

de la conciencia. La realidad, cuando cambiada por el hombre,<br />

sólo se debe a la acción constructiva o destructiva ejercida por<br />

él directamente en lo objetivo-subjetivo.<br />

No hay sujeto-objeto, como agentes separados de la acción, ni<br />

la acción separada de aquello que la produce.<br />

La separación artificial que los filósofos han hecho entre un<br />

supuesto sujeto-activo-que-conoce, por una parte, y un objetopasivo-que-es-conocido,<br />

por la otra, ha hecho mucho mal a la<br />

teoría del cono-cimiento. De ahí que mi sable de esgrima conceptual<br />

no cruza aceros con la tuya, pes ambos postulamos que<br />

no existe tal separación. Pero no dejemos de complementar la<br />

idea: el sujeto, como parte del Todo relativo, interactúa con el<br />

objeto, que también es parte del mismo Todo. Un hombre es<br />

tan natural como puede serlo una piedra o un cocodrilo, pero,<br />

parafraseando a Marx (a quien detestas sin disimulo alguno)<br />

129


creo que estaremos de acuerdo en el hecho de que la Naturaleza<br />

se conoce a sí misma por medio del hombre. Esta afirmación<br />

nos trae un problema adicional: si hay diferentes interpretaciones<br />

de la historia del Ser y de la Naturaleza, ¿Cuál de ellas<br />

conoce la naturaleza? Tal vez la respuesta la da el propio Marx,<br />

al proponer que el Hombre será realizado como tal, cuando su<br />

naturaleza sea parte de la Naturaleza y la Naturaleza sea parte<br />

de la Naturaleza Humana. Desde entonces la interpretación<br />

metafórica de la naturaleza será menos diluida por la percepción.<br />

Pero yo discrepo con Marx, dado mi postulado de que el<br />

ser humano es una parte de la naturaleza, la suya no puede ser<br />

diferente del todo que lo cobija. Por ello afirmo: la naturaleza<br />

del hombre tiene como fuente la naturaleza en general.<br />

El Devenir<br />

El poder sólo puede darse poder a sí mismo por una sobrepotenciación<br />

en la medida en que ordena, ambos a la vez<br />

acrecentamiento y conservación. El “valor” es el punto de<br />

vista de las condiciones de conservación y acrecentamiento,<br />

respecto de formaciones complejas en el interior del devenir”<br />

En seguida veremos que hay dos personajes reales que representan,<br />

muy acertadamente, esta necesidad de acrecentamiento<br />

Heidegger, asumo que tienes tu interpretación:<br />

130


Si Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder, devenir<br />

no quiere decir el indeterminado fluir de un cambio indefinido<br />

de estados; tampoco quiere decir “desarrollo hacia una<br />

meta”. En la percepción de Nietzsche, devenir quiere decir<br />

movilidad de la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental<br />

del ente.<br />

Entiendo que esa movilidad de la voluntad de poder en cuanto<br />

carácter fundamental del ente, se refiere a una movilidad de<br />

acrecentamiento del poder, excluyendo cualquier movilidad<br />

que tienda a su reducción.<br />

Fuerza<br />

Heidegger nos dice:<br />

Los valores “son siempre reducibles a aquella escala numérica<br />

y de medida de la fuerza”. “Fuerza” es entendida por<br />

Nietzsche en el sentido de poder, es decir, como voluntad<br />

de poder. El número es esencialmente una forma perspectivista.<br />

El valor es “esencialmente el punto de vista” del ser<br />

que ejerce la voluntad de poder.<br />

Tal como la percibo, la “fuerza” parece una dimensión que<br />

tiene grados de cuantificación, mientras que la voluntad de poder<br />

se refiere a la forma cualitativa que esa voluntad de poder<br />

toma cuando el ente la ejerce.<br />

Con frecuencia designa como valores no sólo a las condiciones<br />

de las formaciones de dominio, sino a las formacio-<br />

131


nes mismas. En efecto, ellas crean las vías y las instituciones,<br />

y por lo tanto las condiciones bajo las cuales el mundo, que<br />

es esencialmente “caos” y nunca “organismo”, se ordena<br />

como voluntad de poder. De este modo se vuelve comprensible<br />

la formulación, de que la “ciencia” (el conocimiento, la<br />

verdad) y el “arte”, son “valores”.<br />

En otras palabras, la voluntad de poder que un individuo ejerce<br />

sobre otro es insignificante en comparación a la que ejerce por<br />

medio de las instituciones y la interpretación del desarrollo,<br />

cambio y sustitución de cada una. Así, el sistema democrático<br />

sería un valor por medio del cual, los que tienen desarrollada<br />

su fuerza dentro del sistema, ejercen su voluntad de poder.<br />

De este modo se demuestra, una vez más, que la democracia<br />

no es sino el sistema de los más fuertes y la creencia de que los<br />

más débiles participan.<br />

Querer<br />

“... Querer es lo mismo que querer-devenir-más fuerte, querer-crecer<br />

-y también querer los medios para ello”. La voluntad<br />

de poder, es la voluntad que quiere valores. Por eso es<br />

que de ella sale toda posición de valores y toda estimación<br />

del valor: el «principio de la posición de valores”.<br />

Querer sería la fuerza que empuja a ser para ser más-que-elotro,<br />

especialmente en un mundo en el cual el capitalismo hace<br />

132


que el capitalista trate de lograr más poder de mercado, disminuyendo<br />

el que gozan los otros competidores.<br />

La auto-conciencia de la voluntad de poder consiste en pensar<br />

en términos de valor, donde el término “conciencia” no<br />

significa ya un representar indiferente, sino el contar consigo<br />

mismo, lo que ejerce y da poder.<br />

Aquí habría una gran diferencia con la definición marxista, la<br />

que considera que la “conciencia es la capacidad que tiene el<br />

ser humano de reflejar el mundo objetivo”.<br />

El marxista afirma que la conciencia es un espejo de calidad<br />

veneciana en el acto de reflejar,<br />

Pero, la participación de la subjetividad en el acto de percibir,<br />

ha desmentido en reiteradas ocasiones<br />

La voluntad de poder se devela como la subjetividad que se<br />

distingue por pensar en términos de valor. Toda confrontación<br />

metafísica es un decidir sobre el orden jerárquico de los<br />

valores.<br />

Ese orden de los valores, son impuestos a la sociedad por los<br />

grupos dominantes por su “voluntad de poder”.<br />

LA INTERPRETACIÓN<br />

METAFÓRICA DE LA HISTORIA<br />

133


Respetado Nietzsche, coincido contigo, lo que es un privilegio<br />

para mí, en algo que crees de gran comedimiento<br />

En la percepción de que la historia debe ser interpretada metafóricamente;<br />

que no hay otro modo de convocarla<br />

Los esfuerzos de conocer la Verdad, como si ésta fuera purificada,<br />

descomprometida de todo interés humano, es ajena a<br />

toda Voluntad de Poder. La Historia debe ser interpretada;<br />

si la Voluntad de Poder es voluntad de más poder, la interpretación<br />

permite el dominio sobre las cosas.<br />

Creo, al igual que tú, que la búsqueda de una Verdad objetiva,<br />

ajena a la interpretación, es para hombres sin alma<br />

En cuanto a mí se refiere, afirmo que la interpretación de la<br />

Historia está fijada en el ADN histórico de cada cultura<br />

Que esa forma de ver la historia es parte de nuestro cuerpo<br />

colectivo y de las acciones que lo distinguen<br />

La verdad como “un ejército móvil de metáforas” nos urge<br />

al abandono de la idea de “representar la realidad” por medio<br />

del lenguaje y, con ello, la idea de descubrir un contexto<br />

único para todas las vidas humanas.<br />

Por mi parte, postulo que la Interpretación de la Historia es un<br />

conjunto de reflejos ético-estéticos de grupos diferenciados<br />

134


Postulo que los Seres más capaces para interpretar metafóricamente<br />

la historia son los Poetas y los Artistas en general<br />

El siguiente es un ejemplo de interpretar metafóricamente la<br />

relación Razón-Intuición en el acto de conocer<br />

El Poema tiene facultades cognitivas que pretendemos ignorar,<br />

en beneficio de la razón pura<br />

¿De qué alejamientos está hecha mi conciencia?<br />

Busco el nexo de las figuras apartadas<br />

para encontrar la metáfora precisa en cada momento<br />

Trae, trae pensamiento<br />

la imagen urgente que postule mi Yo<br />

Vuela, vuela imaginación<br />

hacia la curva indómita<br />

y tráeme un pedazo de misterio<br />

Que sea insondable a la razón<br />

para ser asequible a la intuición certera<br />

Mi razón aleja las cosas de mi conciencia<br />

Mi intuición las integra<br />

135


En el rincón más oscuro del alma<br />

un pozo de luz amasa la tiniebla<br />

Tal la interpretación metafórica, en el sentido horizontal de la<br />

palabra; pero la interpretación metafórica demanda algo extra<br />

Demanda un lenguaje no racionalizado que nos permita el intento<br />

de expresar lo que nos representamos<br />

La capacidad artística del hombre, en su afán de configurar<br />

el mundo existente, lo hace tan irregular, tan inconsecuente,<br />

tan inconexo, tan encantador y tan eternamente nuevo, como<br />

lo es el mundo de los sueños<br />

Los tres personajes<br />

Ahora ingresaremos al análisis de tres personajes que ejercen o<br />

han ejercido en la historia, su Voluntad de Poner<br />

En Primer término, el señor feudal; para ello, acudiremos a un<br />

diálogo virtual que sostuve con Hegel sobre el tema<br />

Pero, antes, citaremos las palabras de Nietzsche con el objeto<br />

de compararlas con la visión de Hegel<br />

De esta manera exponemos la idea que el filósofo de la Razón<br />

Absoluta tenía del “señor”<br />

136


Es decir, del que pertenece a la llamada “nobleza” y que es<br />

vencedor en alguna batalla.<br />

Hegel y Nietzsche<br />

En la actualidad, si Hegel es ahora el teórico de los “Señores de<br />

la tierra”, feudales marrulleros que nada tienen de hombres<br />

superiores, Nietzsche, por su parte, se convierte en el filósofo<br />

de los mercachifles, los que sólo tienen respeto al dinero y a la<br />

tasa de ganancia.<br />

También sería el aval filosófico del más astuto de los seres: el<br />

Político<br />

No hay “valor guerrero” en ninguno de ellos, pues están<br />

hechos para medrar y hacer que otros peleen por ellos.<br />

Pero hay algo: a Hegel lo redime el haber revivido a Heráclito,<br />

aunque su especial dialéctica parte de la Razón pura<br />

No lo havr de la verdadera interacción que permite el<br />

verdadero conocimiento: la RazónIntuición.<br />

A Nietzsche, por su valor genuino, demostrado en su audaz<br />

denuncia de la Moralina; con eso me basta.<br />

EL NIHILISMO<br />

Bienvenido seas, Martin Heidegger, a un nuevo soliloquio para<br />

hacernos conocer algunos de tus puntos de vista sobre los te-<br />

137


mas fundamentales en el pensamiento de Federico Nietzsche.<br />

Para comenzar con nuestro intercambio verbal virtual, nos gustaría<br />

saber tu opinión acerca de uno de los lemas de mayor<br />

importancia en el escudo de armas nietzscheano. ¿Qué es el<br />

Nihilismo en Nietzsche?<br />

Las Relaciones de Dominio como Moral<br />

Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder,<br />

las ideas son pensadas como valores y las unidades más altas,<br />

como valores supremos. En esta interpretación, toda la<br />

filosofía se convierte en metafísica de los valores.<br />

Seguramente, la metafísica de los valores es observada como<br />

un proceso que se realiza en el transcurrir de la historia, no<br />

solamente en un punto dado de la historia. Nos imaginamos<br />

que conlleva también la tarea de establecer el nacimiento y el<br />

desarrollo de los sistemas de valores.<br />

Nietzsche percibe lo deseable como «valores supremos”.<br />

Toda metafísica es un “sistema de estimaciones de valor,<br />

una moral, entendida como doctrina de las relaciones de<br />

dominio bajo las que se origina el fenómeno "vida".<br />

¿Qué es lo que determina el cambio de los valores vigentes y la<br />

esencia de los valores que habrán de reemplazarlos?<br />

La voluntad de poder es el principio único de la posición de<br />

valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse<br />

138


como el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse<br />

en referencia a si acrecienta o disminuye o inhibe la<br />

voluntad de poder. En cuanto carácter fundamental, la voluntad<br />

de poder condiciona todo ente en su ser. Esta condición<br />

suprema del ente es el valor determinante.<br />

“La voluntad de poder en cuanto principio único de la posición<br />

de valores”, debe partir de alguien, de un ente o grupo de<br />

entes concretos; pero si cada ente obedece a su propia voluntad<br />

de poder, exigirá también imponérsela a las otras voluntades<br />

de poder concretas, con lo que la implantación de un nuevo<br />

valor será muy complicada. No olvidemos que la pluralidad<br />

de poderes de voluntad no es reducible a una sola.<br />

La batalla, al estilo de Hegel, determinará cuál voluntad de poder<br />

será la que se imponga. Nos encontraremos en una perpetua<br />

situación de lucha a muerte no sólo entre los que dominan<br />

y los dominados, sino entre los pares mismos que pertenecen<br />

al grupo de los dominadores. Esto es, habrá una voluntad de<br />

poder colectiva que coincida con cada una de las voluntades de<br />

poder de los entes que tienen el poder de implantar valores.<br />

La Transvaloración<br />

de los Valores Vigentes<br />

La metafísica de la voluntad de poder se vuelve una posición<br />

de valor, una nueva posición de valor. Su novedad consiste<br />

en una “transvaloración de los valores validos hasta el mo-<br />

139


mento”. Esta transvaloración constituye la esencia acabada<br />

del nihilismo. El nihilismo, según el concepto de Nietzsche,<br />

no es una doctrina y una opinión, más bien establece que es<br />

la desvalorización de los valores vigentes.<br />

Esa desvalorización de los valores vigentes y su reemplazo por<br />

las nuevas tiene que surgir de alguien o de algunos<br />

¿Cómo se pondrán de acuerdo los entes que participan en el<br />

grupo dispuesto a reemplazar los valores vigentes por nuevos?<br />

¿Acudirán al voto democrático?<br />

Esto sería contradictorio, pues la democracia será uno de los<br />

valores que seguramente será reemplazado por otro nuevo<br />

Los participantes en el concilio de voluntades de poder, ¿se<br />

eliminarán en una lucha de todos contra todos?<br />

¿Lo harán hasta que se establezca la presencia de una sola voluntad<br />

de poder, en la tarea de imponer los nuevos valores?<br />

No parece probable; al contrario, seguramente se conformarán<br />

grupos de voluntades de poder que tendrán que luchar contra<br />

otros grupos de voluntades de poder, en el más puro sentido<br />

de lucha entre grupos, no de individuos<br />

140


De lo que deducimos que la voluntad de poder que imponga<br />

nuevos valores debe ser una suma de voluntades de poder que<br />

quiere imponerlos<br />

Esto contraría la opinión que Nietzsche tiene de los grupos<br />

sociales a los que consideran que matan al individuo.<br />

El proceso de desvalorización de los valores supremos válidos<br />

hasta el momento no es un suceso histórico entre muchos<br />

otros, sino el acontecimiento fundamental de la historia<br />

occidental, historia sostenida y guiada por la metafísica. En<br />

la medida en que la metafísica ha recibido mediante el cristianismo<br />

un peculiar sello teológico, la desvalorización de los<br />

valores vigentes hasta el momento tiene que expresarse también<br />

de modo teológico con la sentencia: «Dios ha muerto».<br />

La metáfora hipotética: “Dios ha muerto”<br />

Hemos establecido que hablamos en metáforas y que la interpretación<br />

de la historia es metafórica.<br />

La metáfora “Dios ha muerto” surgiría de la necesidad de crear<br />

otros valores completamente nuevos, opuestos a los que confluyen<br />

como simples “moralinas”. Pero, sucede que, para los<br />

creyentes, entre ellos, muchos de sus “hombres superiores”,<br />

Dios no ha muerto<br />

De este modo, la declaratoria se convierte en una hipótesis<br />

parecida a la siguiente: ¿Qué pasaría si Dios muriera?<br />

141


La respuesta que trae el Nihilismo es una metáfora que pretende<br />

dar respuesta a otra: la muerte hipotética de Dios<br />

En lugar de la autoridad de Dios y de la Iglesia aparece la<br />

autoridad de la conciencia, el dominio de la razón, el dios<br />

del progreso histórico, el instinto social. Que se desvaloricen<br />

los valores supremos válidos hasta el momento quiere decir:<br />

esos ideales pierden su fuerza de configurar historia.<br />

Sobre este aspecto es preciso adelantar algo que vendrá en un<br />

subsiguiente comentario: los “valores supremos válidos hasta el<br />

momento”, han sido formulados e impuestos por la voluntad<br />

de poder de los “hombres superiores”.<br />

Pero, la desvalorización de los valores supremos válidos hasta<br />

el momento conduce en primer lugar a que el mundo<br />

aparezca como carente de valor. Los valores vigentes se desvalorizan,<br />

pero el ente en su totalidad permanece, aunque<br />

exige nuevos valores. Surge un estado intermedio por el que<br />

atraviesa la actual historia del mundo, por la presencia de un<br />

nuevo mundo de valores.<br />

En realidad, si los antiguos valores nunca han sido practicados<br />

sino en apariencia, Nietzsche, deberías tomarlos como nuevos,<br />

con la diferencia de que esos valores nuevos, sin la presencia<br />

de la compasión y otros que devalúan al débil, serían verdaderamente<br />

ejercidos y establecerían una práctica de vida nueva y<br />

franca, basada en ellos.<br />

142


El nihilismo es la desvalorización de los valores válidos hasta<br />

el momento en una total inversión de todos los valores.<br />

Nihilismo quiere decir, entonces: los valores vigentes hasta<br />

el momento ya no valen. La transvaloración tiene que ser incondicionada<br />

y poner a todo ente en una unidad originaria.<br />

Mi sentido de consistencia me urge a ratificar mi percepción:<br />

los valores vigentes nunca han sido puestos en práctica por<br />

quienes los han impuesto a los demás<br />

Esto es, por los hombres superiores que detentan la voluntad<br />

de poder; pero, en la medida en que esos valores son producto<br />

de su voluntad de poder, ejercen esa voluntad para incumplirlos<br />

con impunidad reiterada<br />

Para que el contenido de los nuevos valores no fracase, la<br />

inversión incondicionada debe ser implementada por modos<br />

de pensar y experimentar completamente diferentes a<br />

los vigentes, aunque el nihilismo no es una historia ni tampoco<br />

el rasgo esencial de la historia occidental, es la legalidad<br />

de tal suceder, su “lógica”.<br />

Para ello, no necesitarías cambiar los valores<br />

Los valores, tales como honestidad, honor y todo ese ramillete<br />

de buenas costumbres, están sin uso en la mayoría de los casos<br />

143


Excepto una minoría muy reducida, no se los ha usado verdaderamente;<br />

en todo caso, no lo usan los hombres superiores<br />

que ejercen la voluntad de poder que crea esos valoresfantasma<br />

La causa del nihilismo es la moral, la instauración de ideales<br />

supra-naturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen<br />

validez «en sí». La posición de los valores supremos pone<br />

al mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización,<br />

que comienza ya con el hecho de que se muestren como<br />

inalcanzables. Por eso, la «forma preliminar» del nihilismo<br />

auténtico es el pesimismo, como fuerza<br />

Lo único que se debe hacer para inventariar a los hombres superiores,<br />

es realizar un congreso de filósofos existencialistas;<br />

ellos son insuperables en el terreno del pesimismo y de la náusea<br />

El pesimismo, que sólo ve la declinación proviene, en cambio,<br />

de la «debilidad»; busca en todas partes lo aciago, está al<br />

acecho de las posibilidades de fracaso y cree ver así el modo<br />

en que sucederá todo. Pero un nihilista es el hombre que<br />

observa al mundo tal Como es; juzga lo que no debería ser<br />

Cualquier existencialista de rango medio supera, con mucho, la<br />

intención de mostrar cómo debería ser el mundo<br />

144


Pues su perspectiva es más contundente: el mundo y el ser<br />

humano deben desaparecer<br />

Es imposible pedir más voluntad de poder al respecto<br />

Allí donde la voluntad de poder es el principio que se ha<br />

adoptado para la posición de valores, el nihilismo se convierte<br />

en el “ideal del supremo poderío del espíritu” En la<br />

medida en que se niega todo ente existente en sí y se afirma<br />

la voluntad de poder como origen y medida del crear, “el<br />

nihilismo podría ser un modo divino de pensar” Se está<br />

pensando en la divinidad del dios Dionisos.<br />

Los existencialistas son representantes de la Gran Orden de la<br />

Depresión, esencia fundamental del hombre superior<br />

Ellos piensan en la divinidad del vacío, de la nada, de la angustia,<br />

del miedo, de la rutina…<br />

¿Cuán más “superior” deberá ser un hombre para que sea<br />

digno de voluntad de poder, al estilo nietzscheano?<br />

Esa pregunta algún día deberá tener su respuesta.<br />

Gracias Martin Heidegger por tu invalorable aporte a la interpretación<br />

del Nihilismo de Nietzsche.<br />

Ahora debo dedicar las próximas páginas a exponer una síntesis<br />

brevísima de mi propia interpretación de la historia.<br />

145


Trataré de mostrar que la historia del hombre se rige por la<br />

Ley del más fuerte y que el darwinismo social es el pilar de la<br />

convivencia humana<br />

Ambos son expresiones de la Voluntad de Poder desde las<br />

épocas en que aparecieron las tribus<br />

En este sentido, La Voluntad de Poder es inherente a la esencia<br />

de la historia del hombre, no es posible negarlo.<br />

La Ley<br />

del Saqueo<br />

Marx postuló que la Historia estaba regida por leyes y concibió<br />

la lucha de clases como el nervio motor del desarrollo histórico<br />

Por su parte, Ludwig von Mises afirmó que no hay leyes<br />

históricas, puesto que los hechos serían únicos y no se<br />

repetirían<br />

Esa idea viene directamente de los existencialistas Caballeros<br />

de la Gran Orden de la Depresión Filosofada<br />

Pero, en la peregrinación por las fases de la Historia encuentro<br />

una Ley, infinitamente repetida: “La Ley del Saqueo”<br />

La única que existe en la Historia del ser humano.<br />

146


Es de la vigencia constante de esa Ley que hablaré en las<br />

siguientes páginas de esta obra<br />

Sin embargo, va un pequeño resumen de su esencia<br />

Los más fuertes saquean a los más débiles<br />

La Historia Formal idealiza la brutalidad humana o la atribuye<br />

solamente a un grupo, en desmedro de los “otros”<br />

Lo que recibimos de esa historia no es sino una deformación<br />

de los hechos debido a las preferencias y los afectos y<br />

desafectos<br />

Sentimientos que pertenecen a los sonajeros que los relatan<br />

En cambio, la Historia, como el relato de las formas que<br />

adquiere la Ley del Saqueo, no hace distinciones sobre la<br />

bestialidad humana ni clasifica a los individuos o a los grupos<br />

como “nosotros los buenos y ellos, los malos”. La Ley del<br />

saqueo es inherente a todos y cada uno de los seres humanos,<br />

aunque en la mayoría se expresa con un salvajismo propio de<br />

la bestia racional. Entre todos, el Gran Astuto es el que tiene<br />

un grado de astucia mayor a la de las masas, recuas humanas, a<br />

las que manipula, dado que las masas son siempre<br />

manipulables. Las manipula para sacralizar la hipocresía y<br />

elevarla a la máxima de las virtudes. Los actos modelados y/o<br />

ejecutados por el Gran Astuto siempre se ha expresado en la<br />

147


forma de la bestia-lidad humana, en su máximo grado. No hay<br />

forma de ocultarlo, somos, y sabemos que somos, fetos<br />

conscientes condenados a cargar sobre la conciencia la joroba<br />

turgente que el sentido de culpabilidad, emergente del miedo y<br />

de nuestro verdadero Ser Astuto, ha esculpido en el fondo del<br />

subconsciente individual y colectivo.<br />

Esta introducción me lleva a la necesidad de estructurar un<br />

Teorema<br />

El Teorema del Miedo<br />

El miedo, como el campo magnético en el cosmos, se expande<br />

por la mente humana permanentemente<br />

El Corolario del Miedo<br />

La Ley del Saqueo se basa y se expresa en el miedo a ser<br />

saqueado<br />

El precepto del Miedo<br />

Haz a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, antes que<br />

los demás te lo hagan<br />

Cualquier repaso de la historia nos muestra que los enunciados<br />

propuestos son válidos<br />

Ejemplo<br />

La tan comentada democracia de la Grecia Antigua, es sólo un<br />

resultado de la capacidad de mercadotecnia de sus historiado-<br />

148


es. En la realidad, al igual que todos los grupos humanos del<br />

mundo, la historia de Grecia es la historia del robo y del saqueo,<br />

ambos idealizados por los constructores de imágenes.<br />

Espartanos y Atenieses, por igual, eran asesinos de nacimiento<br />

y de vocación. Como los criminales de todos los tiempos, preferían<br />

arriesgar la vida en una guerra, robar el botín y traer esclavos<br />

para que produjeran lo que ellos debían comer; cada<br />

uno de estos “guerreros” pensaba que trabajar honradamente<br />

para ganarse la vida, era una muestra de vulgaridad al extremo,<br />

en cambio, el robo y el saqueo de los demás, les parecía digno.<br />

Aristóteles; defensor de la moral y de las buenas costumbres,<br />

se dio cuenta de que el saqueo traía, entre oro y joyas, algo de<br />

mayor valor aún: el saqueo institucionalizado traía esclavos.<br />

Tanto Esparta como Atenas, si estaban escasos de esclavos<br />

eran nada. Los esclavos producían lo que los hombres superiores,<br />

poseedores de la voluntad de poder comían. Pues bien, al<br />

darse cuenta de la riqueza que los esclavos significaban para<br />

Antenas, decidió legalizar la esclavitud, incluyéndolo en las cosas<br />

y procesos que no dependerían de los seres humanos sino,<br />

de la naturaleza.<br />

El gran filósofo de la Ética a Nicómaco, el ilustre, el inmortal<br />

Aristóteles, afirmó, sin rubores molestosos, que el esclavo lo<br />

era por naturaleza. Ni el mismo Hegel, conocido por su aversión<br />

a la masa y a todo lo que significara democracia, se atrevió<br />

a ir tan lejos. El fundador de la Lógica, sí, lo hizo con una gran<br />

naturalidad. Con ello, los saqueadores y traficantes de esclavos<br />

ya tenían el “aval moral” que les permitía usar el látigo sin sen-<br />

149


tido de culpa. Cuando leemos estos párrafos, quedamos confundidos<br />

al enterarnos que Nietzsche no conociera que los<br />

hombres superiores, los que detentan la voluntad de poder, ya<br />

habían existido desde la aparición de los grupos humanos, divididos<br />

por el miedo.<br />

EL ETERNO RETORNO<br />

DE LO MISMO<br />

¿Cuál es tu opinión, respetado Heidegger, de eterno retorno<br />

de lo mismo, tal como lo plantea Nietzsche?<br />

Nietzsche comprende todo “sentido” como “fin” y “meta”,<br />

pero, fin y meta como valores. De acuerdo con ello, puede<br />

decir: “La absoluta carencia de valor, de sentido, la carencia<br />

de meta en sí, es el principal artículo de fe” del nihilista”<br />

Sin embargo, una vez que los nuevos valores impuestos por la<br />

cofradía de los hombres superiores estén en vigencia, seguramente<br />

tendrá algo que ver con la identificación de metas<br />

La carencia de valor y de meta tampoco puede significar ya<br />

un defecto, el mero vacío y la mera ausencia. La palabra metafísica<br />

es: el eterno retorno de lo mismo… el ente que tiene<br />

el carácter fundamental de la voluntad de poder sólo puede<br />

ser, en su totalidad, eterno retorno de lo mismo.<br />

El significado de “Eterno retorno de los mismo” se presenta un<br />

tanto oscuro al entendimiento<br />

150


El poder no conoce metas “en sí” a las que podría llegar para<br />

permanecer en ellas, lo importante es la sobrepotenciación.<br />

Por ello, para el ente como voluntad de poder no hay<br />

ninguna meta fuera de sí hacia la cual progresar saliendo de<br />

sí mismo.<br />

En el Camino está en la Meta<br />

Hay una percepción del zen taoísta que podría explicar adecuadamente<br />

el concepto: “El camino está en la meta”; en este<br />

caso, la “meta que está en el camino” es la continua repetición<br />

de lo mismo, por lo que nada externo a esa meta-camino existiría<br />

fuera de ella<br />

La voluntad de poder, en cuanto sobre-potenciación de sí<br />

misma, retorna esencialmente a sí misma y da así al ente en<br />

su totalidad, es decir al “devenir”, el peculiar carácter de<br />

movilidad. Ahora bien, el ejercicio del poder eterno y carente<br />

de meta de la voluntad de poder es, no obstante, al mismo<br />

tiempo necesariamente finito en cuanto a sus situaciones<br />

y formas, pues si fuera infinito en este respecto, en concordancia<br />

con su esencia como acrecentamiento, tendría que<br />

«crecer infinitamente».<br />

Si el ejercicio del poder y carente de meta de la voluntad de<br />

poder es finito, habría una contraposición en denominar como<br />

“Eterno retorno de lo mismo” a lo que, anticipadamente ya<br />

exige un fin, por lo que será preciso preguntar: ¿en qué mo-<br />

151


mento se conocerá el último ciclo de ida y vuelta de la voluntad<br />

de ser, es decir, el último retorno?<br />

La «Voluntad de poder» tiene una visión muy particular<br />

acerca de lo que es el ente en cuanto tal, es decir, en su<br />

constitución. El «Eterno retorno de lo mismo» postula cómo<br />

es el ente de esa constitución en su totalidad. Ser y devenir<br />

se contraponen sólo aparentemente, porque el carácter de<br />

devenir de la voluntad de poder es, en su más íntima esencia,<br />

eterno retorno de lo mismo.<br />

Pero la idea de “retorno” sugiere un acto de alejamiento previo<br />

del escenario al que tendrá que retornar y volver a ser lo mismo.<br />

Con el fin de dar forma a la metáfora, debo citar una obra<br />

que tiene como tema El Eterno Retorno, con referencia al<br />

planteamiento de Borges. En beneficio de la brevedad, iré al<br />

punto principal.<br />

El Eterno Retorno y Borges<br />

En “La Biblioteca de Babel”, Borges expone su idea de lo infinito,<br />

la cual yo cito de inmediato.<br />

En el zaguán hay un espejo<br />

que fielmente duplica las apariencias<br />

Este espejo representa una de las ideas que más ha obsesionado<br />

la metafísica borgeana: la Teoría Cíclica del Universo, más<br />

conocida como la Teoría del Eterno Retorno. La doctrina tiene<br />

orígenes registrados en papiros y pergaminos. Los hindúes,<br />

152


grandes iniciadores de misteriosas inquietudes intuitivas, tuvieron<br />

mucho que ver con el asunto antes de entregárselo a los<br />

budistas, primos carnales en el espíritu. Allí nacen los Kalpas,<br />

etapas que el mundo naciente debe recorrer hasta llegar a su<br />

propio poniente. El nacimiento del mundo se debe a la compresión<br />

ideal y su destrucción a la conflagración; algo más: el<br />

número de Kalpas es infinito tal como el número de ciclos retornantes<br />

también lo es. Heráclito también cedió a la fascinación<br />

de la gran rueda cósmica, que naciendo del fuego retorna,<br />

con obsesivo empecinamiento, otra vez al fuego.<br />

Volviendo a Borges, al hablarnos de los espejos que reproducen<br />

infinitamente el original, nos dice, metafóricamente que la<br />

Ley del saqueo vuelve en periodos que conforman el infinito.<br />

Otra vez el libro de las jerarquías llegará a nuestras manos; otra<br />

vez veremos nuestra propia muerte por hambre en medio de la<br />

gran abundancia<br />

Hay más sobre la teoría del Eterno Retorno<br />

Sus expositores y defensores asumen implícitamente su simetría.<br />

El retorno de los átomos se realizaría siempre en conjuntos<br />

homogéneos y simétricos para volver a ser lo que se fue. Este<br />

es un asunto que debe ser aclarado.<br />

Para ello recurro a uno de mis relatos “Una noche de Estilos”<br />

(de mi libro “Cuando el Illimani se fue”, 1986)<br />

153


En uno de los relatos, el borgeano, al describir la ciudad de la<br />

ciudad de La Paz, desde su preceptiva literaria declara que:<br />

“La ciudad de La Paz sería la expresión concreta de la entelequia<br />

y que por ello “estaría en el deber de autorreciclarse”.<br />

No faltará el escéptico que plantee el siguiente problema: si<br />

un todo puede reciclarse para retornar a una posición atómica<br />

inicial, esto no quiere necesariamente decir que todas y<br />

cada una de las partes que conforman ese todo habrán de<br />

reciclarse al mismo tiempo, aunque la teoría de las variaciones<br />

de los átomos, al decir que una de las partes se vuelve a<br />

reproducir, da por sentado que todos y cada uno se registran<br />

simétrica y simultáneamente. Este supuesto es demasiado<br />

heroico, puesto que da por sentado que una persona al reciclarse,<br />

se recicla integralmente de una sola vez. El cerebro se<br />

recicla al mismo tiempo infinitesimal en que se recicla el resto<br />

del cuerpo. Esto anularía la posibilidad de que el Partenón<br />

se reciclara en partes, cada una atraída por un tiempo<br />

diferente. La película “La Mosca”, es un buen ejemplo. Trata<br />

de un ser que al reciclarse en una máquina transportadora<br />

resulta con su propio cuerpo y con la cabeza de la mosca,<br />

que había estado en el recinto reciclador. El reciclaje no se<br />

había llevado a cabo de un modo simétrico. Aquí una ficción<br />

atestigua la asimetría de la otra ficción.”<br />

“Después de estas inquisiciones, diríamos que los reciclajes<br />

son siempre simétricos, suceden todos al mismo tiempo y,<br />

154


por lo tanto, es preciso abjurar de la creencia de desequilibrios<br />

cósmicos en la construcción del retorno de lo mismo.”<br />

Este pasaje nos plantea problemas de gran contenido: ¿Cuál<br />

será el “estado inicial” que se reciclará en el infinito? Es decir<br />

¿el escenario original al que se deberá retornar todo el<br />

tiempo? ¿Será el que existía un segundo después de la explosión<br />

del huevo cósmico? ¿El que había un billón de años<br />

antes? ¿A partir de qué instante se iniciará el proceso de repetición?”<br />

El relato con el personaje borgeano nos lleva a la necesidad de<br />

revisar más de cerca la tesis platónica de los siete planetas.<br />

“Equilibradas sus diversas velocidades, regresarán al punto inicial<br />

de partida”. A medida que esas velocidades se equilibran,<br />

gran parte de los arreglos atómicos han recobrado ya su posición<br />

original”. En este sentido, hay una brecha entre los planetas<br />

que han vuelto ya a la originalidad y aquéllos que aún no<br />

han completado el ciclo. Pongamos un ejemplo de lo que sucedería<br />

en nuestro planeta: es posible imaginar que Aristóteles<br />

ya ha sido reciclado en un tiempo similar al de Marx. Los tendremos<br />

juntos para asistir a un diálogo de magnitud ártica. Del<br />

mismo modo se podría concebir la coexistencia de la Segunda<br />

Guerra Mundial con la batalla de las Termópilas, Hitler pidiendo<br />

asistencia técnica a Leónidas. El rayo láser pelearía con<br />

el garrote y los Fantoms tendrían batalla con los dinosaurios…<br />

Eliminada esa posibilidad, recogemos la opción de que los re-<br />

155


arreglos se alcanzan al mismo tiempo en la millonésima de segundo<br />

que dura el equilibrio de las velocidades de los planetas.<br />

Imaginemos que eso se producirá mañana: a las 10.00 a.m,<br />

hora de Greenwich. Las velocidades se equilibran; todos desaparecemos<br />

para volver al inicio del “año perfecto”. Ahora imaginemos<br />

lo que sucederá con las capas terrestres, los océanos,<br />

los mares que han cambiado de lugar desde entonces. Las cordilleras,<br />

que se han desplazado y las islas que han aparecido.<br />

Algo más, la Tierra tendría que volver al lugar cósmico que le<br />

correspondió al iniciarse el año perfecto y con ella, todas las<br />

estrellas, galaxias, metagalaxias, agujeros negros… todo absolutamente<br />

todo, deberá retornar al punto de partida del último<br />

Retorno… En “Los Cuatro Ciclos” anuncia que cuatro son las<br />

historias y luego las enumera: la Iliada, Ulises, Jason, y el Vellosino;<br />

y un sacrificio: Odín sacrificando a Odín (...) y Cristo es<br />

crucificado por los romanos. Cuatro son las historias; durante<br />

el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.<br />

En “His end and his beginning” se refiere a alguien que<br />

murió y que en el cielo no hace sino repetir algo ya hecho. En<br />

“Los Teólogos”:<br />

…esto ha ocurrido y volverá a ocurrir, dijo Euforbo. No encendéis<br />

una pira, encendéis un laberinto de fuego. Si aquí se<br />

unieran todas las hogueras que he sido, no cabrían en la<br />

Tierra y quedarían ciegos los ángeles. Esto lo dije muchas<br />

veces<br />

156


De inmediato va una versión poética del encuentro intuitivo<br />

que tengo sobre el eterno retorno a nivel cósmico.<br />

La Carabela<br />

Un soplo rojo sopla la carabela<br />

que de infinito en infinito se bambolea<br />

El espacio ondula en vaivenes sin ritmo<br />

al recibir uno a uno los corpúsculos<br />

Explota una partícula de fuego denso<br />

y las esquirlas forman un nuevo universo<br />

El TiempoEspacio torna a nacer<br />

sin haber nunca muerto<br />

Las esquirlas primeras se van<br />

¡Se van tan lejos!<br />

Las sombras de luz surcan a través de la nada<br />

Extienden el TiempoEspacio que llena el vacío<br />

La tormentosa cabellera ondea a todos lados<br />

sin encontrar frontera en ninguno de ellos<br />

Pero el gran impulso ya frena<br />

llamado por la motita primera<br />

157


Fue nada más que un puntito de aceite<br />

que surgió del infinito caldero<br />

Saltó, explotó, se extendió, un universo formó<br />

y volvió para caer otra vez en el enorme caldero.<br />

Infinitos soplos rojos soplan las infinitas carabelas<br />

que de infinito en infinito<br />

bambolean, bambolean.<br />

LA JUSTICIA<br />

Gracias, Heidegger, por participar en nuestro encuentro con el<br />

último de los temas planteados en la tarea de realizar indagaciones<br />

sobre lo esencial del pensamiento de Nietzsche. El tema<br />

de este capítulo está referido a la Justicia. ¿Qué tienes para decirnos<br />

acerca tu interpretación de ese tema, Heidegger?<br />

En la visión de Nietzsche, la justicia mira hacia esa humanidad<br />

que debe ser seleccionada para formar el tipo que posea<br />

la propiedad esencial de instaurar el dominio incondicionado<br />

sobre la tierra. La justicia es el adjudicar, en una construcción<br />

previa, las condiciones que aseguran un preservar y<br />

un conseguir.<br />

¿Cuáles serían los pilares principales en el que esa justicia base<br />

sus fundamentos y su razón de ser?<br />

158


La justificación consiste en lo único que satisface la esencia<br />

como “supremo representante de la voluntad de poder”. Las<br />

cinco expresiones fundamentales que hemos analizado: “voluntad<br />

de poder”, “nihilismo”, “eterno retorno de lo mismo”,<br />

“superhombre” y “justicia” corresponden a la esencia<br />

de la metafísica articulada en cinco momentos. Pero la esencia<br />

de esa unidad, dentro de la metafísica y para ella misma,<br />

permanece encubierta.<br />

En tu estudio sobre los puntos fundamentales de la percepción<br />

de Nietzsche, sobre los cuales formulamos nuestras indagaciones,<br />

pones de relieve la lógica que une todos esos conceptos,<br />

de manera tal, que la esencia de esa unidad, sería, en mi percepción,<br />

la interacción de los cinco momentos. No habría necesidad<br />

de alguna ontología o alguna óntica para la determinación<br />

de esa esencia, más bien, ése sería un campo que entraría<br />

en la jurisdicción de la interacción de esos momentos entre sí.<br />

Tal vez habría un nuevo campo de estudio en la filosofía para<br />

identificar ese momento, al cual podríamos denominar “Interrelacionalogía”<br />

El pensamiento de Nietzsche se mantiene en el movimiento<br />

interno de la verdad en la medida en que, abarca con la mirada<br />

la totalidad y percibe la consonancia de todas. Las preguntas<br />

al respecto serían: ¿en qué tiene su fundamento la<br />

unidad esencial de la metafísica? ¿Dónde tiene su origen la<br />

159


esencia de la metafísica? Recordemos que la metafísica de<br />

Nietzsche es caracterizada como la metafísica de la voluntad<br />

de poder<br />

A una voluntad de poder, que es absoluta y que se conserva<br />

por el acrecentamiento que exige el eterno retorno de lo mismo,<br />

le corresponderá un tipo de justicia que no sea otra que la<br />

fijación constante de esa voluntad de poder.<br />

El qué y el cómo de la Justicia<br />

En el pensamiento de Nietzsche queda oculto qué y cómo la<br />

“justicia” es el rasgo esencial de la verdad, por lo tanto, no es<br />

lícito elevar la expresión fundamental “justicia” al rango de<br />

título principal de su metafísica. Metafísica es la verdad del<br />

ente en cuanto tal en su totalidad. La metafísica de la subjetividad<br />

incondicionada y acabada piensa, sin decirlo, la esencia<br />

de sí misma, o sea la esencia de la verdad, como justicia.<br />

Cuando te refieres a la justicia como esencia de la verdad, hablas<br />

de la verdad impuesta por la voluntad de poder.<br />

Queda aún la pregunta acerca de qué pueblos y qué humanidad<br />

estarán sometidos de modo definitivo y anticipador a<br />

la ley de la pertenencia de la incipiente historia del dominio<br />

de la tierra. Ya no es, en cambio, una pregunta, sino que está<br />

decidido cuando dice: “Se acerca la época en la que se<br />

160


emprenderá la lucha por el dominio de la tierra, se la emprenderá<br />

en nombre de doctrinas filosóficas…”<br />

Podríamos adelantar que los pueblos escogidos serán, sobre<br />

todo, los que han llegado a cierto grado de desarrollo material<br />

y tecnológico que les permita hallar el tiempo necesario para<br />

establecer cuáles, en cada grupo humano, serán los rasgos distintivos<br />

de su voluntad de poder<br />

El fin de La Filosofía<br />

¿Qué opinas sobre el fin de la filosofía, Heidegger?<br />

También cabe suponer que la filosofía como doctrina y como<br />

figura de la cultura desaparecerá porque, en la medida<br />

en que ha sido auténtica, ya ha nombrado la realidad de lo<br />

real, es decir el ser desde el cual todo ente es llamado a ser<br />

lo que es y cómo es. Las «doctrinas filosóficas fundamentales»<br />

aluden a la esencia de la metafísica que llega a su acabamiento<br />

y sustenta la historia occidental, bajo la forma europeo-moderna<br />

y la destina a la “dominación del mundo”.<br />

Ésa sí es una suposición heroica, demasiado heroica, pues la<br />

filosofía no ha concluido su tarea sobre las indagaciones acerca<br />

de la naturaleza, el hombre, la historia y el pensamiento. Cualquier<br />

suposición en sentido contrario sería una gran arbitrariedad.<br />

161


De ahí la necesidad imperiosa, el cumplimiento imperativo, de<br />

hacer que nuestros débiles devengan fuertes para que las batallas<br />

del futuro se realicen entre voluntades de contextura diferente,<br />

pero de igual intensidad. En ese postulado se basa La<br />

Voluntad de Ser.<br />

Por último, cabe añadir que lo que se expresa en el pensamiento<br />

puede imputarse historiográficamente a la esencia<br />

nacional del pensador, pero no puede hacerse pasar jamás<br />

por una peculiaridad nacional. El pensamiento de Descartes,<br />

la metafísica de Leibniz, la filosofía de Hume, son, en<br />

cada caso, europeos, y por ello planetarios. Del mismo modo,<br />

la metafísica de Nietzsche no es jamás, en su núcleo, una<br />

filosofía específicamente alemana; al contrario, es una metafísica<br />

europeo-planetaria.<br />

Por mi parte, propongo una filosofía, la única que puede ser<br />

considerada como planetaria: la Voluntad de Ser. Muchas gracias<br />

Martin Heidegger por tus valiosos aportes a la estructuración<br />

de esta obra, sin los cuales nuestra tarea habría sido mucho<br />

más difícil y mucho más extensa.<br />

162


El Hombre Superior, nos lleva a deducir que hay una brecha<br />

inseparable entre lo que él denomina Hombre Superior y la<br />

“plebe”. Cada uno de los hombres superiores posee la voluntad<br />

de poder y, con ella, el ansia de dominar a los demás. Para<br />

ello, cada ente superior tratará de imponer los valores de su<br />

voluntad de poder, incluyendo los de la Justicia.<br />

El Nihilismo expresa la necesidad de que los hombres superiores<br />

adopten nuevos valores, en el marco de la metáfora: “Dios<br />

ha muerto”<br />

El Eterno Retorno es el deseo febril de que cada hombre superior<br />

retorne a un punto de partida en sucesiones perpetuas. No<br />

queda claro cuál habrá de ser el escenario original en el que<br />

deberán acontecer los fenómenos repetidos, ni las posiciones<br />

cósmicas que deben reinar en el momento del retorno.<br />

Por último, el Lenguaje y la Justicia nos muestra que el Hombre<br />

Superior desea seres “inferiores” para dominarlos<br />

¡Cosa increíble! ansía ganar prestigio con la admiración que<br />

recibiría de los harapos<br />

Esta pretensión es la que más me sorprende, pues no concibo<br />

un “hombre superior” que reclame la admiración del mendigo<br />

En mi percepción particular, el hombre superior será superior<br />

en cuanto los demás hombres superiores lo avalen como tal.<br />

163


<strong>CON</strong>CLUSIÓN<br />

La percepción de Friedrich Nietzsche, cuyos aspectos sobresalientes<br />

analizamos con ayuda de Martin Heidegger, nos lleva a<br />

deducir que hay una brecha inseparable entre lo que él denomina<br />

Hombre Superior y la “plebe”. Cada uno de los hombres<br />

superiores posee la voluntad de poder y, con ella, el ansia de<br />

dominar a los demás. Para ello, cada ente superior tratará de<br />

imponer los valores que se originan en esa voluntad de poder,<br />

incluyendo los de la Justicia. El nihilismo expresa la necesidad<br />

de que los hombres superiores adopten nuevos valores, en el<br />

marco del postulado: “Dios ha muerto”. El Eterno Retorno<br />

expresa el deseo de que cada hombre superior pueda retornar<br />

a un punto de partida en sucesiones perpetuas. No queda claro<br />

cuál habrá de ser el escenario original en el que deberán acontecer<br />

los fenómenos repetidos. Por último, el Hombre Superior<br />

desea seres “inferiores” para dominarlos y, cosa increíble,<br />

ganar prestigio con la admiración que recibiría de los harapos.<br />

164


AFORISMOS<br />

COMPLEMENTARIOS<br />

(Nietzche-Blacutt)<br />

El Aforismo es un género literario que encierra, una reflexión,<br />

en su mayor parte referida a la ética o a la estética. Nietzsche lo<br />

ha usado con gran autoridad a lo largo de todas sus obras. Por<br />

mi parte, encuentro que el Aforismo es una expresión cuya<br />

brevedad otorga al contenido una densidad que supera a cualquier<br />

otra. En esta obra, he escogido los Aforismos más importantes<br />

de Nietzsche para tomarlos como punto de referencia,<br />

en una especie de contrapunto virtual y complementario con<br />

los míos. Cada aforismo tiene dos versiones: la primera, en<br />

todos los casos es la de Nietzsche (N). La segunda es mía, debajo<br />

de B. Invito al lector para que participe y compare los suyos<br />

con los que se inscriben en esta sección<br />

Abnegación<br />

N<br />

Esta voluptuosidad es de la misma esencia que la crueldad<br />

(Más allá de Bien y del Mal)<br />

B<br />

Los hombres afirmamos que la Abnegación es una virtud propia<br />

de la mujer; por eso la convertimos en virtud<br />

165


Abolengo<br />

N<br />

Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin<br />

(Así Habló Zaratustra)<br />

B<br />

El abolengo es el pedigree de los que viven de los muertos;<br />

habría que mostrarlos en exposiciones semestrales<br />

Aburrimiento<br />

N<br />

¡Qué gran asunto para un Poeta! El aburrimiento de Dios el<br />

último día de la creación (“Humano, demasiado Humano”)<br />

B<br />

Nada aburre más que el contacto con la mediocridad<br />

Academia<br />

N<br />

En todos los lugares donde no entra el aire de la plaza, crece,<br />

como un hongo, una corrupción inocente (Humano…)<br />

B<br />

La Academia es para los fósiles que nacieron fósiles<br />

Admiración<br />

N<br />

Hay una inocencia en la admiración: la del hombre que no<br />

166


contempla la posibilidad de que él también podría ser admirado<br />

algún día (Más allá del Bien y del Mal)<br />

B<br />

El hombre común va en busca de la admiración<br />

El genio no la toma en cuenta<br />

Afecto<br />

N<br />

El aspecto del mundo sólo es soportable cuando lo vemos a<br />

través del humo del fuego de pasiones agradables<br />

(Tratados Filosóficos)<br />

B<br />

Nuestros afectos y desafectos son los artífices de nuestras percepciones<br />

Aforismo<br />

N<br />

El Aforismo, la sentencia en la que el que yo soy maestro y el<br />

primero entre los alemanes son las formas de la “eternidad”;<br />

mi ambición es decir en diez frases lo que otro dice en un libro;<br />

lo que ningún otro dice en un libro<br />

(El Ocaso de los Ídolos)<br />

B<br />

El Aforismo es el punto de conocimiento intuitivo de densidad<br />

infinita que luego explotará en el Big Bang de una Teoría<br />

167


Agradecimiento<br />

N<br />

Un alma delicada se siente molesta al saber que hay que darle<br />

las gracias; un alma grosera, al saber que tiene que darlas (Humano,<br />

demasiado humano)<br />

B<br />

Para un hombre, recibir un testimonio de agradecimiento es<br />

como recibir un cumplido: incomoda. Sólo una mujer sabe<br />

recibir un cumplido.<br />

Albedrío<br />

N<br />

Lo que se llama “Libre Albedrío” es esencialmente la conciencia<br />

de la superioridad frente al que debe obedecer<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

B<br />

El llamado “Libre Albedrío” es la utopía inventada por los que<br />

dominan para hacer sumisos a los dominados<br />

Alcurnia<br />

N<br />

Triunfo de la cultura sobre el abolengo<br />

(Humano…)<br />

B<br />

Misteriosa pretensión de resucitar a los muertos para llevarlos a<br />

cuestas, en los recovecos de la vida<br />

168


Alegría<br />

N<br />

Hay que tomar las cosas con más alegría de la que merecen;<br />

sobre todo porque las hemos tomado en serio más largo tiempo<br />

que el que merecían (Aurora)<br />

B: Alegría, ex abrupto emocional en el Ser Astuto; una expresión<br />

espontánea del espíritu en el Ser de la Voluntad<br />

Alemán<br />

N<br />

Los alemanes creen que la fuerza se debe manifestar en la dureza<br />

y en la crueldad; no creen que pueda haber fuerza en la<br />

suavidad y en la dulzura (Tratados filosóficos)<br />

B<br />

Los alemanes responden al redoble de un tambor como un<br />

reflejo condicionado de Pavlov<br />

Alma<br />

N<br />

Permanecer echado sin moverse y pensar poco es el remedio<br />

costoso para todas las enfermedades del alma<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

El Alma es la versión poética de la conciencia<br />

169


Altruismo<br />

N<br />

El prójimo alaba el desinterés porque recoge sus efectos<br />

(El Eterno Retorno)<br />

B<br />

El Altruismo es una gran excepción en el modo de comportamiento;<br />

cuando el Ser de la Voluntad sea, el altruismo no sorprenderá<br />

a nadie, será el modo de vida normal<br />

Alumno<br />

N: Es indefectible: cada maestro no tiene más que un alumno,<br />

el que le será infiel, pues está predestinado a ser maestro también<br />

(Humano, demasiado humano)<br />

B<br />

El Alumno es el cuarto creciente de alguna nueva luna<br />

Ambición<br />

N<br />

Sólo las almas tensas saben lo que es arte y lo que es alegría<br />

(Filosofía General)<br />

B<br />

La ambición en el sabio es nervio motor que empuja; en el<br />

mediocre es un arma cargada que se entrega a un niño<br />

170


Ambiente<br />

N<br />

Nuestro estado de espíritu habitual depende del estado de espíritu<br />

en que sabemos mantener a los que nos rodean<br />

(Aurora)<br />

B<br />

Cuando me entero de que hablan cuando hablan, no me interesa<br />

acerca de lo que hablan<br />

Amigo<br />

N<br />

… como escribió el poeta en su puerta: el que entre aquí me<br />

hará un honor; el que no entre me proporcionará un placer<br />

(El Eterno Retorno)<br />

¿Eres esclavo? Entonces no puedes ser amigo de nadie ¿Eres<br />

tirano? entonces nadie puede ser amigo tuyo<br />

(Así Habló Zaratustra)<br />

¿Dónde hallaremos nosotros, solitarios entre los solitarios, a<br />

los compañeros del hombre? (Tratados Filosóficos)<br />

¿Habrá algún hombre que no se sienta herido mortalmente si<br />

supiera lo que sus más fieles amigos piensan de él en el fondo?<br />

(Humano, demasiado humano)<br />

171


B<br />

Mi estima por la gente crece exponencialmente con la distancia:<br />

más distante más la soporto; mucho más distante, mucho<br />

más la soporto<br />

Hay amigos con una gran capacidad de ubicuidad: desaparecen<br />

cuando los necesitamos y aparecen cuando nos necesitan<br />

Hay quienes cuentan el número de amigos que tienen; excepcionalmente,<br />

también hay los que cuentan con ellos<br />

El amigo es aquél que hace lo que dice y nos dice lo que hará<br />

Amor<br />

N<br />

“Amor” es el sentimiento de la propiedad o de aquello que<br />

nosotros queremos convertir en propiedad nuestra<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

Lo que se hace por amor se hace también más allá del Bien y<br />

del Mal (Más allá del Bien y del Mal)<br />

La Frase más púdica que he oído: “En el verdadero amor, el<br />

alma es la que envuelve al cuerpo”<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

La exigencia de ser amado es la mayor de las pretensiones<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

172


Las mujeres llegan a ser, por medio del amor, lo que son en la<br />

mente del hombre que ama (“Humano, demasiado humano”)<br />

A veces unos lentes de más alta gradación pueden curar al<br />

enamorado (“Humano, demasiado humano)<br />

Amar al prójimo como a nosotros mismos, pero ser primero<br />

de los que “se aman a ellos mismos” con gran amor y con gran<br />

desprecio (“Así Habló Zaratustra”)<br />

B<br />

El amor hace de los pequeños defectos, pequeñas virtudes<br />

Un amor que no se expresa en hechos, es un agujero negro<br />

que no recibe nada y que irradia nada<br />

Amar es desear la felicidad del ser amado y ayudar a buscarla,<br />

aún a costa de la propia<br />

Amar es descubrir que ser es no ser si tú no eres<br />

Amar es ser amigo, compinche, compañero y amante del ser<br />

amado, todo en uno<br />

Nadie puede amar por mandamiento<br />

El amor propio es el más grande, leal y constante de todos los<br />

amores<br />

173


Antítesis<br />

N<br />

Es la puerta estrecha por donde el error se desliza de buen<br />

grado, hasta la verdad (“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

La Antítesis es la idea desafiante que se alza, para dar su razón<br />

de ser a la idea original<br />

Aristocracia<br />

N<br />

Ante el populacho, sin embargo, no queremos ser iguales<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

La única Aristocracia que yo reconozco, es la del talento; y más<br />

aún, la del genio<br />

Arte<br />

N<br />

Sólo las almas ambiciosas saben lo que es arte y alegría<br />

(“Filosofía General”)<br />

Él es el que hace posible la vida, gran seductor de la vida, el<br />

gran estimulante de la vida (“El Ocaso de los Ídolos”)<br />

Y en este peligro inminente de la Voluntad, avanza entonces,<br />

como un dios salvador que trae el bálsamo saludable; el solo<br />

tiene el poder de transmutar el hastío y lo que hay de terrible<br />

174


en la existencia, en imágenes que ayudan a soportar la vida (“El<br />

Origen de la Tragedia”)<br />

Más tarde comprendí que la liberación más fundamental del<br />

artista es haber visto su propio ideal (“Ecce Homo”)<br />

B<br />

El Arte es el encuentro intuitivo con un Estado Esencial del Ser<br />

y su expresión, forjada por la gravedad ético-estética del artista<br />

El Artista crea mundos que el científico nunca descubre, por lo<br />

que nunca podrá entenderlos ni describirlos<br />

El artista produce su obra sin pensar si gustará o no; una vez<br />

terminada, se alegra de que guste<br />

El artista crea el gusto que guste lo que produce<br />

Arrepentimiento<br />

N<br />

¡No debemos ser viles ante nuestros actos! No debemos ponerlos<br />

en jaque; el arrepentimiento es cosa inconveniente<br />

(“El Ocaso de los Ídolos”)<br />

B<br />

El Arrepentimiento es el castigo moral que el Ser de la Voluntad<br />

se impone a sí mismo por no haber obrado en consecuencia:<br />

por haber hecho o por no haber hecho<br />

175


Arrogancia<br />

N<br />

Se olvida la arrogancia cuando se está entre hombres de mérito<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

Estar sólo hace orgulloso (“Humano, demasiado humano”)<br />

Los jóvenes son arrogantes, pues frecuentan sus semejantes,<br />

todos los cuales, no siendo nada, quieren pasar por mucho<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

La llama, la alpaca y la vicuña, son los únicos animales a los<br />

que la arrogancia les sienta bien<br />

El arrogante no tiene la culpa de serlo, pues viene con la estupidez<br />

El arrogante lo es sólo con los humildes; con los superiores es<br />

humilde<br />

Ateísmo<br />

N<br />

El ateísmo es una consecuencia de la elevación del hombre<br />

(“Filosofía General”)<br />

B: El ateo que lucha contra la existencia de dios es un monje al<br />

revés<br />

176


Autor<br />

N<br />

Ya no quiero leer a los autores que han querido escribir un<br />

libro. Leeré sólo a los autores cuyas ideas formen inopinadamente<br />

un libro (“Humano, demasiado humano”)<br />

Aquél que lleva al papel lo que el “sufre” es un autor triste;<br />

pero se convierte en un autor serio cuando nos dice que ha<br />

sufrido y por qué ahora descansa en la alegría<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

Escribir es realizar un acto de exorcismo del espíritu<br />

¿Tengo algo que decir? Lo escribo<br />

El que escribe sobre lo que sufre, carece del pudor de la quinceañera<br />

que escribe un diario íntimo: ésta lo muestra sólo a su<br />

mejor amiga; el primero lo hace conocer en masa<br />

Autoridad<br />

N<br />

Donde hay el sentido de obediencia, el “tú debes” no tiene<br />

sentido alguno (“Filosofía General”)<br />

Así como somos, nos hacemos recalcitrantes ante un “tú debes”.<br />

Nuestra moral debe decir: “Yo quiero” (“Filosofía…”)<br />

La estimación de la autoridad aumenta en relación a la disminución<br />

de fuerzas creadoras (“Filosofía General”)<br />

177


B<br />

La verdadera Autoridad es una concesión social, no un privilegio<br />

que alguien cree que tiene<br />

El primer deber de la Autoridad es lograr que las cosas marchen<br />

bien sin que la gente se dé cuenta que hay autoridad<br />

La necesidad de la Autoridad es una muestra de que aún estamos<br />

en el árbol, pero que ya tenemos conciencia de ello<br />

Belleza<br />

N<br />

La Belleza tiene algo que decirnos, por eso guardamos silencio<br />

(“Ecce homo”)<br />

El silencio en el que caemos ante lo bello es un profundo esperar,<br />

un querer oír las más finas y lejanas tonalidades<br />

(“Ecce homo”)<br />

Toda belleza interior no es más que un símbolo algo superficial<br />

al lado de la multitud de las armonías profundas<br />

(“Ecce homo”)<br />

B<br />

Lo Bello, como síntesis ético-estética es propio del ser humano,<br />

no lo es de la Naturaleza<br />

Sólo una mujer puede tener el atributo de ser bella<br />

178


Contemplar a la mujer amada es contemplar la belleza<br />

Bien<br />

N<br />

Hacer el bien es poner una planta a la luz y verla mejor<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

¿Qué sería del Bien sin el Mal? Un cojo sin muleta<br />

Bondad<br />

N<br />

Esa forma de felicidad mezquina que se llama Bondad<br />

(“Ecce Homo”)<br />

¡Hay tal falta de generosidad en el hecho de desempeñar constantemente<br />

el papel de donante y dispensador de beneficios!<br />

(“Aurora”)<br />

La mentira es, si no la madre, por lo menos la nodriza de la<br />

Bondad (“Aurora”)<br />

B<br />

La Bondad es una contemplación autogratificante; la ayuda es<br />

la bondad en acción<br />

La Bondad sin acción no cuesta nada; es igual a los buenos<br />

consejos<br />

179


La Bondad activa para con los demás es una forma de ser<br />

bondadoso con uno mismo<br />

Broma<br />

N<br />

La broma y la burla nos sirven de alivio; nos prestan energías<br />

para nuestras actividades (“Filosofía General”)<br />

De cuando en cuando una tontería; ¡como si de pronto nos<br />

hastiase nuestra sabiduría! (“Filosofía General)<br />

B<br />

Una broma es una muestra de estima y de confianza que otorgamos<br />

a alguien; sólo hacemos bromas a los amigos<br />

Bueno<br />

N<br />

Un hombre que se creyera absolutamente bueno sería espiritualmente<br />

un idiota (“Filosofía General)<br />

B<br />

“Ser bueno” es la prueba de falta de carácter; no se puede ser<br />

siempre bueno y, sobre todo, bueno con todos<br />

Caída<br />

N<br />

Lo terrible no es la altura, sino la pendiente<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

180


B<br />

El que cae debe saber que los demás, aunque parezcan más<br />

grandes, siguen siendo lo que eran: aves de rapiña<br />

Calificación<br />

N<br />

Llamamos buena o mala a una cosa en relación con nosotros<br />

mismos, no con la cosa misma (“Filosofía General”)<br />

B<br />

Hay quienes creen que los demás son mejores de lo que parecen;<br />

hay quienes los consideran peores de lo que parecen;<br />

nunca acertamos en decidir cómo son; es que nunca son los<br />

mismos<br />

Calumnia<br />

N<br />

Las calumnias son enfermedades de los demás que estallan en<br />

nuestro propio cuerpo (“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

La Calumnia es la fuerza de los espíritus más depravados<br />

Callar<br />

N<br />

Es muy difícil vivir entre los hombres porque es muy difícil<br />

guardar silencio (“Así habló Zaratustra”)<br />

181


B<br />

Muy pocas veces me arrepentí por haber callado; muy pocas<br />

veces me felicité de haber hablado<br />

Canalla<br />

N<br />

La vida es un manantial de goces, pero donde la canalla bebe<br />

deja envenenada las fuentes (“Así habló Zaratustra”)<br />

No ha sido el odio, sino el asco lo que ha destrozado mi vida<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

¡Ay! Muchas veces sentí cansancio de espíritu citando, vi que<br />

también la canalla era ingeniosa (“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

Es en la turba enloquecida que el hombre muestra lo que<br />

realmente es: un ser de rebaño, cobarde y arbitrario<br />

La canalla actúa a luz abierta pero sus actos quedan clandestinos;<br />

no hay identificación plena, porque no hay individuos<br />

Cansancio<br />

N<br />

Un alarde en la sabiduría de la vida es saber intercalar a tiempo<br />

el sueño en todas sus formas (“Aurora”)<br />

182


¿Qué haremos para estimularnos cuando estemos fatigados y<br />

cansados de nosotros mismos? Dormir mucho en el sentido<br />

propio y figurado, así terminaremos por tener de nuevo nuestra<br />

mañana (“Aurora”)<br />

A veces siento que estoy tan cansado de todo, de mí, de todos,<br />

de nada<br />

B<br />

¡Hay tantos motivos de cansancio! ¿Veremos algún día que el<br />

ser humano se ha cansado de ser un simple bípedo con facultad<br />

del habla?<br />

Carácter<br />

N<br />

Antes de que alguien haya puesto su pie sobre nosotros no sabemos<br />

si tenemos dientes de serpiente<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

Nuestro carácter está determinado más por la ausencia de experiencias<br />

que por las que hemos vivido<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

El carácter de un hombre se muestra cuando dice “No” en el<br />

momento en que debe decirlo<br />

Hay quienes son capaces de decir “No” sólo a escondidas<br />

183


Carácter (Mal)<br />

N<br />

Hay hombres que no saben desfogar su pensamiento de otro<br />

modo que desfogando su bilis contra todo el mundo<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

Nunca conocí a un hombre que mostrara su mal carácter ante<br />

un superior, tal como lo muestra ante los humildes<br />

Caracteres<br />

N<br />

… el hombre no científico tiene por buena una opinión cuando<br />

le halaga (“Filosofía General”)<br />

B<br />

Todos tienen por buena una opinión que los halaga; excepto el<br />

hombre de talento y el genio<br />

Caras<br />

N<br />

Es dudoso que un viajero alrededor del mundo haya encontrado<br />

sitios más feos que el rostro humano<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

¡Cómo cambia el rostro cuando cambia el alma! De límpido, se<br />

vuelve astuto; de fresco, siniestro; de franco, se hace torvo<br />

184


Caridad<br />

N<br />

No me inspiran confianza los misericordiosos que son felices<br />

en su misericordia: carecen de pudor<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

Es preciso suprimir los mendigos, pues nos molestan cuando<br />

no les damos limosna y nos molestan también cuando se la<br />

damos (“Aurora”)<br />

B<br />

Abandonar a nuestros débiles y mendigos es abandonar a nuestros<br />

heridos en el campo de batalla; nunca lo haremos<br />

¡Levantemos a nuestros débiles y mendigos! ¿Por qué? ¡Porque<br />

son nuestros!” es la primera regla que estructura la Acción de<br />

la Voluntad<br />

Castigo<br />

N<br />

Te castigan por tus virtudes, sólo perdonan sinceramente tus<br />

errores (“Así habló Zaratustra”)<br />

El castigo impide, con el ejemplo, que otros incurran en la<br />

misma locura (“Humano, demasiado humano”)<br />

Todo malhechor castigado debe considerarse como un bienhechor<br />

de la humanidad (“Humano, demasiado humano”)<br />

185


B<br />

La liberación del culpable atenta en contra de la sociedad; la<br />

condena a un inocente la desmoraliza<br />

El castigo al delincuente no tiene la intención de que pague una<br />

culpa, más bien está orientado a defender a la sociedad<br />

Mientras no haya otra manera, el castigo es la forma para que<br />

las cláusulas de la convivencia humana se cumplan<br />

Celebridad<br />

N<br />

Pero, ¿Por qué evitas a ese gran hombre? Porque no querría<br />

juzgarlo injustamente; yo soy miope y desconfiado y él lleva<br />

indistintamente diamantes verdaderos y falsos (“Aurora”)<br />

B<br />

El hombre célebre contrae una deuda de honor con la sociedad,<br />

pues debe comportarse como la sociedad lo imagina<br />

Celos<br />

N<br />

¿No es mejor caer en manos de asesinos que en los ensueños<br />

de una mujer celosa? (“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

Los celos son la expresión del sentido de propiedad que una<br />

persona guarda con relación a otra<br />

186


Censura<br />

N<br />

Quienes nos censuran quieren hacernos entender en qué m<br />

medida se ocupan de nosotros; los entendemos mal tomando<br />

su censura en serio y defendiéndonos de ellas<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

Algunas personas excelentes administran sus censuras de manera<br />

tal que con ellas pretenden distinguirnos<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

Los hombres que quieren suprimir la alabanza y la censura<br />

quieren privarnos de lo maravilloso y esperan que el hombre<br />

espere sólo lo justo y lo recto (“Tratados filosóficos”)<br />

B<br />

No acepto en nadie, absolutamente en nadie ni en nada, la pretensión<br />

de censurar lo que debo ver, escuchar o leer<br />

La censura que se hace al derecho de comer todos los días es<br />

la peor de todas<br />

La censura que pone freno a la verborrea es la menos peor de<br />

todas<br />

Los censuradores obran por encargo y nadie los aprecia; aunque<br />

hay quienes gozan en la tarea de cancerberos<br />

187


Ciencia<br />

N<br />

El científico posee una candidez que raya en miopía: no tiene<br />

la menor idea de los peligros de su oficio; cree en el fondo de<br />

su corazón que su misión es amar la verdad, el bien y la belleza<br />

(“Filosofía General”)<br />

¡Amar la ciencia sin pensar en su utilidad! Pero quizá ella es un<br />

medio para hacer del hombre un artista en un sentido inusitado.<br />

Una serie de bellos experimentos es uno de los goces más<br />

teatrales (“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

La ciencia es la expresión más noble de la curiosidad del Ser<br />

por conocer el mundo<br />

Detesto, desde el fondo de mi ser, al “científico” que mira por<br />

el hombro al filósofo y al artista<br />

Pocos comportamientos son tan caricaturescos como cuando el<br />

científico pretende hablar como “científico”<br />

Cinismo<br />

N<br />

Es la única forma bajo la cual las almas bajas rozan la sinceridad<br />

(“Más allá del bien y del mal”)<br />

188


B<br />

El cinismo es la actitud más fácil que los astutos adoptan para<br />

defenderse en su enfrentamiento con los sabios<br />

Citas<br />

N<br />

Los escritores jóvenes no saben que las buenas expresiones y<br />

los buenos pensamientos no se expresan bien más allá que entre<br />

sus semejantes (“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

Los mediocres citan a los grandes hombres en un intento lamentable<br />

de mostrar una sabiduría que no tienen<br />

Al citar a un personaje de valía, como una pretendida muestra<br />

de erudición, el hombre mediocre cree que se iguala a él<br />

Civilización<br />

N<br />

Los grandes momentos de la cultura fueron siempre momentos<br />

de corrupción; al contrario, las épocas de mayor disciplina y<br />

domesticación del animal “hombre” son tiempos de intolerancia<br />

para los caracteres más espirituales y audaces (“La Voluntad<br />

de Dominio”)<br />

La Civilización quiere algo distinto de lo que quiere la Cultura;<br />

quizá lo contrario (“La Voluntad de Dominio”)<br />

189


B<br />

La Cultura es la fotografía de las costumbres, tradiciones y escala<br />

de valores de un grupo social; la Civilización es la versión<br />

cinematográfica de sus cambios en movimiento<br />

Una persona culta es la que conoce y entiende lo que conoce;<br />

una persona civilizada es la que se comporta como si fuera culta<br />

Clásicos<br />

N<br />

La lectura de los clásicos es un procedimiento monstruoso, se<br />

hace para jóvenes que de ningún modo están preparados para<br />

ella por maestros cuya palabra pone una capa de polvo sobre<br />

cualquier buen autor (“Humano, demasiado humano”)<br />

Lo opuesto al pesimismo de lo clásico es lo romántico, en el<br />

que la debilidad, el cansancio y la decadencia de las razas se<br />

formula en ideas y en valoraciones (“Ecce homo”)<br />

B<br />

Llamamos “clásico” a lo que nos da las pautas fundamentales<br />

del arte, la música, la literatura y la filosofía<br />

Los clásicos son un punto de partida, no de llegada; una llanura<br />

que dejamos atrás sin olvidarla; no un horizonte<br />

Codicia<br />

190


N<br />

Sin temor y sin codicia, ¿Qué sería del hombre?<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

La Codicia es el pretender algo sin tener los méritos para lograrlo,<br />

por eso es inmoral<br />

Cólera<br />

N<br />

No se mata con la cólera sino con la risa<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

La Cólera es un estado temporal de locura<br />

Comentarios<br />

N<br />

El desilusionado habla: “yo esperaba ecos y no encontré sino<br />

elogios” (“Más allá del bien y del mal”)<br />

B<br />

El comentario depende de los afectos y desafectos de quien<br />

comenta, no de la calidad de la obra que debe comentar<br />

Comerciante<br />

N: Forma una nueva clase de hombres que tienen la misma<br />

importancia que los esclavos en la antigüedad (“Tratados …”)<br />

191


B<br />

El Comerciante percibe el mundo como un inmenso bazar del<br />

cual quiere sacar lo que más pueda, dando lo menos posible en<br />

cambio<br />

Comparación<br />

N<br />

Cada cosa se puede medir por medio de otra, pero fuera de las<br />

cosas no existe medida alguna; por eso, en sí, cada cosa es infinitamente<br />

grande y también infinitamente pequeña al mismo<br />

tiempo (“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

Cuando comparamos dos cosas, una con otra, lo que nos pertenece<br />

y lo que no, somos casi tan parciales como cuando<br />

comparamos una idea nuestra y una ajena<br />

Compasión<br />

N<br />

Compadecer equivale a despreciar (“Aurora”)<br />

La compasión es un sentimiento que contiene goce y que proporciona<br />

el gusto de la superioridad en pequeñas dosis (“Aurora”)<br />

Si las limosnas no se diesen más que por compasión, y habrían<br />

muerto de hambre todos los mendigos<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

192


B<br />

La Compasión está llena de moralina; la Acción de Voluntad<br />

lleva en sí la verdadera intención de ayuda<br />

La Compasión sirve para ganar indulgencias el apoyo mutuo es<br />

el que muestra la esencia de nuestro cariño por el prójimo<br />

Una persona compasiva es una persona que siempre reserva<br />

para sí la compasión mayor<br />

Comprensión<br />

N<br />

Lo que hacemos nunca es comprendido: sólo alabado o censurado<br />

(“El Eterno Retorno”)<br />

B<br />

En las relaciones humanas, comprendemos cuando nos identificamos<br />

con quien nos cuenta sus desventuras. Entendemos la<br />

Ley de la Gravedad, comprendemos el problema de un amigo<br />

Concepto<br />

N<br />

Los conceptos más útiles son los que han quedado, por falsos<br />

que sean sus orígenes (“Filosofía General”)<br />

Los que están al acecho de los juicios que se emiten sobre él<br />

siempre se sentirán molestos, pues ya somos injustamente juzgados<br />

por quienes están más cerca nuestro (“Humano…”)<br />

193


Los juicios de los indiferentes hacen mucho daño, porque tienen<br />

cierto tono de imparcialidad, casi de impersonalidad<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

El concepto es la materia prima del pensamiento<br />

Conciencia<br />

N<br />

Cuando se quiere educar a la conciencia, ella nos abraza mordiéndonos<br />

(“Más allá del bien y del mal”)<br />

Mientras se trata de la propia conservación, la conciencia del<br />

Yo es innecesaria (“Tratados Filosóficos”)<br />

En el hombre hay tantas conciencias como seres contiene su<br />

cuerpo (“Tratados Filosóficos”)<br />

B<br />

La Conciencia sufre cuando nosotros gozamos<br />

Más que el reflejo de la realidad, la Conciencia es el reflejo de<br />

nuestras debilidades<br />

Cuando escucho que alguien dice: “voy a obrar de acuerdo con<br />

los dictados de mi conciencia” sabemos que va a obrar de<br />

acuerdo con sus intereses<br />

Auto Confesión<br />

194


N<br />

El sentimiento más penoso que hay es el descubrimiento de<br />

que siempre lo toman a uno por Algo superior a lo que es<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

Auto-confesarse es ponerse a disposición del más severo de los<br />

jueces<br />

Confianza<br />

N<br />

Sin la gran seguridad en “la creencia” sin la predisposición a la<br />

creencia ni los hombres ni los animales serían capaces de vivir<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

Nuestra confianza en los demás delata por qué quisiéramos<br />

creer en nosotros mismos. Nuestra necesidad de un amigo es<br />

lo que nos delata (“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

Confiamos en quienes creemos que debemos confiar; no necesariamente<br />

en quienes debemos confiar<br />

Aparte de mi esposa y de mis hijos, prefiero confiar en algo<br />

que en alguien<br />

Los malos nos superan: no confían en nadie, nosotros sí<br />

195


Conocimiento<br />

N<br />

Nosotros, los que buscamos el conocimiento, no nos conocemos<br />

a nosotros mismos, y hay una buena razón para ello: nunca<br />

nos hemos buscado, ¿Cómo pues habríamos de encontrarnos?<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

Cada uno es el más extraño a sí mismo<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

El conocimiento mata la acción; es preciso para ésta el espejismo<br />

de la acción (“El origen de la Tragedia”)<br />

B<br />

Los hombres de bien temen conocerse a sí mismos; se espantan<br />

ante lo que el velo descorrido habrá de revelar<br />

Los hombres de mal nunca se han preocupado por conocerse<br />

Buscamos el Conocimiento para aplicarlo a algo práctico; pero<br />

también lo buscamos para satisfacer nuestra sed de saber, nada<br />

más. El primero es necesario, para la supervivencia del hombre,<br />

el segundo lo es para saber si vale la pena sobrevivir<br />

Consejos<br />

N<br />

Todos los demás saben mejor que yo lo que debo hacer y lo<br />

que no debo hacer; ¡Pobre de mí! No sé darme consejos a mí<br />

196


mismo (“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

Los consejos se devalúan cada vez más, pues todos estamos<br />

dispuestos a darlos más que a cumplirlos<br />

Consuelo<br />

N<br />

De todas las formas de consuelo la más eficaz es la afirmación<br />

de que para ese caso no hay consuelo; el que recibe la noticia<br />

encuentra en ello una gran distinción y yergue la cabeza (“Aurora”)<br />

“El tiempo todo lo cura”; el tiempo no cura nada<br />

(“Tratados Filosóficos”)<br />

Mirando a un desesperado, cada cual recobra su aliento<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

Somos increíblemente fuertes con el dolor ajeno<br />

El consuelo no frena un dolor de muelas, pero imbuye esperanza<br />

Esperamos consuelo de los seres que amamos y que nos aman;<br />

es el único caso en el que se toma el dolor de otro como propio<br />

197


Contemplación<br />

N<br />

El silencio con el que contemplamos lo bello es un profundo<br />

esperar, un querer oír las más finas y lejanas tonalidades (“Ecce<br />

homo”)<br />

La belleza tiene algo que decirnos, por eso guardamos silencio<br />

y no pensamos en lo que en otra ocasión pensaríamos (“Ecce<br />

homo”)<br />

B<br />

He aquí una gran contradicción: si admiramos un cuadro de<br />

una mujer desnuda y sentimos una erección, nuestro acto de<br />

contemplar no será desinteresado ¿A quién culpar?<br />

Contemplo la belleza con mayor fruición cuando un ser querido<br />

está a mi lado, contemplándola también<br />

Contradicción<br />

N<br />

¡Es tan exquisito y acusa tal distinción tener antípodas!<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

B<br />

La mayor parte de la gente lleva la contra como un arma defensiva<br />

para pretender esconder su ignorancia<br />

198


Convencimiento<br />

N<br />

Hay personas a quienes se les convence con gestos sublimes,<br />

pero que ante las razones se muestran desconfiadas<br />

(“Filosofía General”)<br />

B<br />

Al amigo se lo convence con los sentimientos; al enemigo, acudiendo<br />

a sus intereses<br />

Conversación<br />

N<br />

No se debe hablar sino cuando ya no hay derecho a callar y no<br />

se debe hablar más que de aquello que se ha dominado (“Humano,<br />

demasiado humano”)<br />

Los hombres no saben mantener una conversación, ponen<br />

demasiada atención a lo que quieren decir y a lo que van a contestar<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

Cuando dos amigos se vuelven a encontrar después de una<br />

larga separación sucede muchas veces que afectan tener interés<br />

por cosas que ya le son indiferentes<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

No todas las palabras convienen a todas las bocas<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

199


B<br />

En las lides de la conversación convencional o de cotidianidad,<br />

debo confesar que soy completamente inútil<br />

Si todos hablaran sólo cuando tienen algo importante que decir,<br />

en el mundo reinaría un silencio de tumba<br />

La palabra se ha depreciado, casi nadie se preocupa por mejorar<br />

su modo expresivo<br />

Cuando tenemos que escuchar a un enfermo de incontinencia<br />

verbal nos sucede lo mismo que les sucedía a los espartanos en<br />

circunstancias similares: no nos acordamos del comienzo, lo<br />

del medio fue muy complicado y el final, ininteligible<br />

Coraje<br />

N<br />

No sólo se ataca por hacer daño a uno, por vencerle; a veces<br />

por el mero deseo de adquirir conciencia de la propia fuerza<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

La desesperación cambia el miedo en coraje; que lo sepan bien<br />

todos los dictadores<br />

Correspondencia<br />

N: La carta es una visita que no se hace anunciar; el cartero es<br />

el intermediario de estas sorpresas descorteses (“Humano…”)<br />

200


Cada ocho días deberíamos dedicar una hora para recibir la<br />

correspondencia y tomar un baño después<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

Cuando recibimos una carta, sabemos que alguien pensó en<br />

nosotros<br />

En una carta las palabras hablan y la voz no se escucha<br />

Costumbre<br />

N<br />

Toda costumbre hace nuestra mano más ingeniosa y nuestro<br />

genio más torpe (“El Eterno Retorno”)<br />

Siempre que el hombre pueda ejercer una coacción sobre sus<br />

semejantes lo hace para propagar sus costumbres<br />

(“Humano, demasiado humano”)<br />

B<br />

El “hoy” es el puente por el que cruzamos desde las costumbres<br />

de ayer hacia la innovación del mañana<br />

Acostumbrarse a las costumbres puede convertirse en una enfermedad<br />

Creación<br />

N<br />

El querer libera, pues querer es crear (“Así habló Zaratustra”)<br />

201


Crear: éste es el alivio al dolor y lo que hace fácil la vida<br />

(“Así habló Zaratustra”)<br />

Para que exista un creador hace falta muchas crisis de dolor y<br />

muchas transformaciones (“Así habló Zaratustra”)<br />

B<br />

No se crea porque se quiere crear; el hombre crea porque tiene<br />

el talento para hacerlo<br />

Desde el llano hasta la cumbre; desde el valle hasta el abismo,<br />

la creación recorre toda la geografía del talento<br />

Crimen<br />

N<br />

El criminal no está, la mayor parte de las veces, a la altura de su<br />

acto: lo empequeñece y lo calumnia<br />

(“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

Los abogados de un criminal, rara vez son lo suficientemente<br />

artistas para utilizar, en provecho del culpable, la belleza terrible<br />

de su acto (“Más allá del Bien y del Mal”)<br />

B<br />

No todos los crímenes contra la Ley son crímenes contra la<br />

Justicia<br />

La muerte colectiva por hambre es el crimen más infame<br />

202


203


ÍNDICE<br />

PRÓLOGO… 3<br />

EL HOMBRE SUPERIOR… 5<br />

LA INTERPRETACIÓN METAFÓRICA DE LA HISTO-<br />

RIA… 10<br />

Los Incoloros… 11<br />

El Lenguaje… 12<br />

El Símbolo… 13<br />

La Vivencia… 14<br />

La Metáfora… 15<br />

LA VOLUNTAD DE PODER… 17<br />

Voluntad de poder y dominación… 18<br />

Voluntad y Poder… 20<br />

La Síntesis… 21<br />

El Devenir… 22<br />

Fuerza… 23<br />

Querer… 24<br />

El Señor y la Voluntad de poder… 25<br />

La Alienación en Hegel… 25<br />

La Alienación en Nietzsche… 28<br />

El Planteamiento de un Supuesto… 29<br />

Las aves rapaces… 30<br />

Alienación: Resumen… 33<br />

204


El Capitalista… 34<br />

El Político… 35<br />

Hegel y Nietzsche… 37<br />

EL NIHILISMO… 39<br />

Las Relaciones de Dominio como Moral… 39<br />

La Transvaloración de los valores vigentes… 40<br />

La metáfora hipotética: “Dios ha muerto”… 41<br />

LA LEY DEL SAQUEO… 47<br />

Los más fuertes saquean a los más débiles… 47<br />

El Teorema del Miedo, El Corolario del Miedo… 48<br />

El precepto del Miedo… 48<br />

Algunos ejemplos en la Historia: Esparta y Atenas… 49<br />

La Democracia Ateniense… 50<br />

La legalización de la esclavitud como “Ley Natural”… 51<br />

Roma… 52<br />

La Astucia de Marte… 52<br />

La Fundación… 53<br />

La Primera Guerra Púnica… 54<br />

Aníbal, los elefantes y la Segunda Guerra Púnica… 55<br />

EL ETERNO RETORNO DE LO MISMO… 57<br />

El camino está en la meta… 57<br />

El Eterno Retorno y Borges… 59<br />

La Carabela… 63<br />

EL SUPERHOMBRE 64<br />

205


La Animalidad… 65<br />

El Objetivismo… 66<br />

La Meta… 67<br />

La lucha entre Superhombres… 70<br />

LA JUSTICIA… 72<br />

El qué y el cómo De la Justicia… 74<br />

El fin de La Filosofía… 75<br />

Conclusión… 76<br />

AFORISMOS COMPLEMENTARIOS… 77<br />

206

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