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La morfología citadina se institucionalizó como modelo de urbanismo
español en las Reales Ordenanzas de 1573. En la imagen, la calle 5 de mayo,
frente a Santo Domingo. Foto: acervo del Archivo Histórico Municipal.
El siglo XX recibe una ciudad con un magnífico acervo edificado. Aquí la avenida
Juárez a la altura de la 13 sur, en la década de los 50. Foto: acervo del Archivo
Histórico Municipal.
cos, campanarios y sacristías, callejones y puentes, arcángeles
y patrones.
Puebla, donde los ángeles cantan y se queman Judas. La
de los barrios viejos y portalillos: Santiago, El Alto, Xonaca,
Xanenetla, El Parián; de añejas bibliotecas y archivos;
de monumentos coloniales; hoteles, zaguanes y mercados,
cerradas y callejones, ruinas y chimeneas, iglesias y
patios, el zócalo y las palomas; capillas centenarias, cúpulas
multicolores, arcadas y estructuradas bóvedas, mesones,
ventanas, fincas señoriales y elevadas torres, calles
empedradas y jardines parroquiales, y el Paseo Bravo. Altares
de Dolores, gastronomía magnífica, fuentes y talaveras.
La Puebla de la catedral, la capilla de la virgen del
Rosario y la Casa del Dean. Puebla, ciudad de portales de
piedra y extraordinarios frescos.
Monumento a Los fundadores de la ciudad, que en su primera época estuvo en la
Avenida Juárez. Foto: acervo del Archivo Histórico Municipal.
Formar parte del acervo histórico de la humanidad significa
un gran reconocimiento a la trayectoria de Puebla y de
sus habitantes, a su trabajo, voluntad, creatividad, genio y
amor. Esta distinción significa la reafirmación de la trascendencia
de todas las generaciones de poblanos –por nacimiento
o por adopción– que han contribuido a la formación
de la ciudad como una obra magna, cuyos valores están por
encima de los avatares y de los tiempos, y que, lacerada por
los embates de la naturaleza, al igual que México entero,
lejos de abatirse se reconstruye digna, interminablemente.
En tiempos difíciles, a 30 años de la inscripción de Puebla
en la Lista del Patrimonio Mundial, ciudadanos, gobierno,
empresarios, académicos, sumados a la voluntad de
la UNESCO, ratifiquemos nuestra vocación indeclinable
de preservar el patrimonio cultural y natural de Puebla
con los estados signatarios para su protección, así como
con la humanidad entera, copropietaria del corazón de
nuestra ciudad.
“Puebla no perderá su Declaratoria como Patrimonio Cultural
de la Humanidad a pesar de los inmuebles dañados y la
intervención a la que se someterán a causa del terremoto”,
afirmó el pasado 27 de septiembre de 2017, Nuria Sanz
Gallegos, directora de la UNESCO en México.▚
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Año 3 / Núm. 12 / invierno 2017